Quiero que vean una vaca - Fundació Catalana de l`Esplai

Transcripción

Quiero que vean una vaca - Fundació Catalana de l`Esplai
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SÁBADO
26 DE JUNIO DEL 2010
SOCIEDAD
El estío de los pequeños
Padres en paro
se quedan con los
niños en vez de
llevarlos a ‘casals’
Los ‘esplais’ de
verano que ‘suplen’ al
colegio notan más la
crisis que las colonias
EDWIN WINKELS
BARCELONA
E
l pasado mayo hubo en España 4.066.202 personas
en paro. Son 1,7 millones
más que en mayo del 2008.
En muchas familias al menos uno
de los dos progenitores, la madre o
el padre, se ha quedado sin trabajo.
O, peor aún, la única persona que encabeza una familia monoparental. Y
eso ha tenido un efecto considerable
en los casals de verano, solución habitual para poder seguir conciliando trabajo y familia en julio, a la espera de las vacaciones: no solo por
razones económicas, sino también
por circunstancias prácticas se han
inscrito este año menos niños en los
esplais, colegios y clubs que organizan los casals.
Las organizaciones del sector calculan entre un 5% y 10% el retroceso
con respecto al año pasado, cuando
ya hubo un descenso de entre el 15%
y el 25%. La merma es mayor en los
casals que en las colonias, a las que
muchos padres no quieren renunciar. De ahí que hayan aumentado
también las becas que se han solicitado para poder pagar parte.
«Los casals han pinchado este año
un poco», dice Albert Riu, responsable de Vacaciones y Ocio de la Fundació Pere Tarrés. «Como muchos
padres o madres se han quedado sin
trabajo, ellos mismos pueden y prefieren cuidar de los niños. Así, de
paso, ahorran dinero». También ha
constatado otra tendencia: «Se han
apuntado menos niños para una jor-
nada entera, comida incluida, y más
solo para la mañana».
El mismo efecto se ha producido
en la Fundació Catalana de l’Esplai,
según confirman. Aun así, en números globales la Fundació cree poder
inscribir el mismo número de niños
en sus actividades que en el 2009. Para su directora, Montse Ginés, precisamente hay que intentar no renunciar a colonias y casals en estos
tiempos de crisis, ya que «la participación de niños y jóvenes que viven
en contextos de riesgo social es una
de las acciones preventivas fundamentales».
MÁS BECAS / Es por eso que las organizaciones dedicadas a casals y colonias se han esforzado en aumentar el número de becas. En la Fundació Catalana de l’Esplai esperan
poder ayudar con esta subvención a
unas 1.000 familias. Administraciones y empresas han contribuido a la
campaña Un estiu per tothom. Según
Ginés, este año han pedido ayudas
«muchas familias que no lo habían
hecho nunca, pero la gravedad de
las crisis económica les obliga».
La Fundació Pere Tarrés ha recibido 900 solicitudes de becas (un 8%
más) entre las 12.700 inscripciones.
De momento, a través del programa
Proinfancia de la Caixa se ha podido atender a la mitad de estas solicitudes, que se engloban dentro de la
campaña Cap infant sense colónies. Y la
Secretaria de Joventut de la Generalitat, que cada año organiza la campaña de colonias L’estiu es téu, ya subvenciona un 23% de todos los participantes, por pertenecer a familias
numerosas, acogedoras y, por primera vez este año, monoparentales.
Aun así, el número de preinscripciones ha bajado de 16.267 el año pasado a 14.628 este verano. H
UNA FAMILIA BECADA
JOSEP GARCIA
33La familia Martínez Pérez, delante de las instalaciones de la Fundació Catalana de l’Esplai en Sant Cosme.
«Quiero que vean una vaca»
Pese al difícil momento económico, Tina y Martín no renuncian a que sus
hijos vayan de colonias H Reciben ayudas que cubren la mitad del coste
ALBA G. LAGUNA
BARCELONA
Este será el segundo verano que Josefina e Isabel María vayan de campamento, y el primero para su hermano pequeño Martín, de tres
años. Ellas pasarán del 26 al 29 de
julio en el pantano de Sau, previo
paso de dos semanas por el casal del
barrio, en Sant Cosme, en El Prat de
Llobregat. Veinte días que les harán más llevadero el calor. El benjamín, por su parte, se tendrá que
conformar con el esplai. «Si no fuera por esto, no harían nada en todo
el verano», explica su madre.
Si pueden ir es gracias a las becas que ofrece la Fundació Catalana de l’Esplai, que convierten los
115 euros que cuestan esos cuatro
días de estancia en 57. Puede pare-
cer poco dinero, pero para sus padres, Tina Pérez y Martín Martínez,
supone un esfuerzo mayúsculo. Como a tantas otras familias, la crisis
les ha puesto las cosas especialmente difíciles. Ella dejó de trabajar hace cinco años, y él, pese a trabajar de
pintor industrial, nunca sabe si cobrará la mensualidad entera. «El verano pasado la extra me llegó en octubre, y este no sé si habrá».
Más independientes
Ir de colonias permite a los niños salir del barrio, ser más independientes y aprender a relacionarse con
gente nueva. Algo especialmente
importante en el caso de Martín, autista, aunque no se podrá conocer
el grado exacto hasta dentro de un
tiempo. De momento, sus padres
comentan orgullosos los progresos que ha hecho desde que va al colegio. Están dispuestos a sacrificar
cualquier «capricho» –es un decir:
Tina hace años que no se compra
ropa nueva– por sus hijos. «Quiero
que vean una vaca, y que sepan de
dónde sale un tomate». Y las niñas,
encantadas. Todo es hablar de qué
piensan meter en la maleta, o asignarse, muy convencidas, la litera
de abajo. «Es que siempre me caigo», aclara Josefina.
Sus padres podrán pagar las colonias hasta el año que viene. «Devolvemos una cantidad cada mes
según nuestras posibilidades, pero es que, si no fuese así, muchos
niños no podrían venir aunque tuvieran beca », explica Tina. H

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