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en la piel del paisaje
lucía loren
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Vicerretorado de Extensión Universitaria
Secretariado de Actividades Culturales
EXPOSICIÓN
CATÁLOGO
COMISARIO
Mª Isabel Moreno Montoro
TEXTOS
Manuel Parras Rosa
Francisco Guerrero
Lucía Loren
M. I. Moreno
COORDINACIÓN TÉCNICA
Manuel Correa Vilches
Juan Carlos Cárdenas López
TRANSPORTE
Jacinto Damas Cobo
MONTAJE
Equipo de Mantenimiento de la Universidad de
Jaén
Lucía Loren
DISEÑO
Juanma Valentín
MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN
Gráficas La Paz de Torredonjimeno, S. L.
ISBN: 978-84-8439-449-5
Depósito Legal: J-278-2009
FOTOGRAFÍA
Juanma Valentín
Lucía Loren
SEGUROS
Mapfre
Impreso en papel reciclado
en la piel del paisaje
lucía loren
sala de exposiciones Zabaleta
del 25 de marzo al 17 de abril
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Presentación
“La piel del paisaje”, se muestra como una colección de dibujos y fotografías
en las que la sutileza y la armonía de las formas y los colores nos mueven a
disfrutar estéticamente de la obra de forma placentera. Es por esto que al principio no nos damos cuenta del drama que encierra, pues lentamente se nos va
introduciendo en la gravedad del problema que trata: la desertización del suelo,
y la consiguiente pérdida del paisaje, pleno de vegetación y animales.
Los aguafuertes impresos en papel japón, tan delicados como la piel, nos recuerdan nuestra fragilidad y la del medio que nos rodea. El ser humano ha realizado acciones que han maltratado diversos territorios a lo largo de la historia,
pero en los últimos tiempos ciertas actividades se desarrollan de forma tan
intensa que “la piel” de nuestro planeta no tiene tiempo de recuperarse.
Entre los meses de marzo y abril de 2009, Lucía Loren, en una colaboración
con el Aula Verde de la Universidad de Jaén, desarrolla una intervención en la
Sala Zabaleta del Campus las Lagunillas. Una vez acabada, hemos encontrado en el centro de la sala una escultura cuyo título es “Cubierta vegetal”, y que
alude a la protección que los elementos naturales proporcionan; alrededor de
esta instalación, la idea a defender: regeneración y prevención. Sus fotografías nos muestran alguna de las actuaciones que ella ha hecho en espacios
naturales para invitar a esta reflexión, cosiendo con la lana de los animales,
imprescindibles para el sustento del medio, las grietas que se nos abren en el
suelo por nuestra intervención irreflexiva. Junto a las fotografías de sus accio-
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nes artísticas en el medio, los dibujos completan la imagen de la superficie de
la tierra agrietada; los grabados representan un bosque que murió porque fue
talado.
Este proyecto plástico tiene un mensaje de esperanza; si somos capaces de
sentir la armonía visual de la obra de Lucía Loren, estamos a tiempo de aprehender la alarma que suena entre sus imágenes. El Aula Verde de la Universidad de Jaén se está encargando, como nuestra conciencia, de ir preparando
dispositivos que nos hagan más respetuosos con el medio: el reciclaje o la
concienciación para el ahorro de energía compartiendo coche son algunos de
ellos. Pero nuestra Aula Verde es también un espacio vivo de discusión, que
nos trae encuentros a través de jornadas o de proyectos como “En la piel del
paisaje”.
Las manifestaciones artísticas se han utilizado históricamente para adoctrinar
a la población, nosotros preferimos utilizarlas para despertar la conciencia y
poner en el ambiente el tema de debate, para que las posiciones críticas sean
aportadas por cada persona en su enfrentamiento particular ante el problema.
Gracias a Lucía por tan poética forma de llamarnos la atención y enhorabuena
a nuestra Aula Verde por tan feliz encuentro.
Manuel Parras Rosa
Rector de la Universidad de Jaén
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El verde del paisaje de Jaén: una visión educativa
El célebre ecólogo Fernando González Bernáldez, decía en su libro Ecología y
Paisaje (1981), que el paisaje es información que el hombre recibe de su entorno ecológico y que además del aprovechamiento visual que obtenemos de él,
no debemos olvidar el papel que éste juega en nuestra educación. Si el paisaje
es la manifestación visible de todo un sistema ecológico subyacente, es lógico
poder inferir, a partir de señales o características fácilmente observables (los
denominados indicadores del paisaje, como formas o aspectos del terreno),
particularidades o propiedades más escondidas, latentes u ocultas del sistema
(Bernáldez, 1988).
Bajo estas premisas de la Ecología del Paisaje, el Secretariado de Actividades
Culturales en el marco del Aula Verde nos presenta la exposición “En la Piel del
Paisaje” de Lucía Loren, una obra directamente ligada al paisaje de Jaén con
la intención de que sirva, a todos los miembros de la comunidad universitaria y
visitantes a la misma, para apreciar el paisaje, disfrutarlo en modo de una obra
de arte y aprender de su interpretación. Como decía el anteriormente mencionado profesor Bernáldez (1988), existen dos acepciones del paisaje, una más
científica como paisaje-ecosistema, y otra más afín a las visiones artísticas o
literarias como paisaje-percepción. Esa es la intención de esta exposición, que
los receptores de la misma, ustedes, sean finalmente capaces de unir ambas
acepciones, disfrutando por una parte del arte y por la otra que finalmente sean
capaces de interpretar y obtener la información que el paisaje pueda brindar-
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nos. El papel artístico del paisaje queda obviamente en
manos de Lucía, por lo que nos centraremos aquí, a
través de un breve análisis de este recurso en la provincia de Jaén, en los otros aspectos.
La primera referencia para definir el paisaje giennense
debe partir de la percepción humana de nuestro entorno. Para ello, si tratásemos de buscar un indicador
rápido del mismo y que por cierto ya ha sido utilizado
en la difusión sobre las excelencias de nuestra provincia, elegiríamos un color y obviamente ese sería el
verde. Verde de los espacios naturales de la provincia
giennense (Parques Naturales de Sierra Mágina; Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, Despeñaperros y
Sierra de Andujar) que ocupan una superficie en torno
a 312.000 hectáreas, representando el 23 % de la superficie provincial, siendo por ello la provincia española
con mayor superficie protegida. Y verde al añadir la superficie ocupada por el cultivo por excelencia de esta
provincia, el olivar, con unas 600.000 hectáreas, que
representan el 44,5 % de la superficie provincial. Según
estos cálculos entre ambos espacios, a veces aislados
y separados uno del otro y otras tan cercanos (Foto 1),
tenemos que el 67,5 % de la superficie de la provincia
de Jaén está ocupada por el “verde”, una verdadera
delicia, ¿no creen?
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¿Pero es el verde sinónimo de calidad ambiental? La
respuesta depende de que “verde” estemos hablando.
Si nos centramos en las comarcas de montaña, donde
se enclavan nuestros espacios naturales protegidos y
las actividades humanas vienen principalmente reflejadas, a lo sumo, por una explotación racional del bosque
y por una ganadería de tipo extensivo, podríamos decir
que obviamente si, ese verde es sinónimo de calidad en
sus diferentes consideraciones: (i) calidad paisajística;
(ii) calidad de las aguas superficiales y subterráneas
(iii), diversidad biológica; (iv) calidad atmosférica, y así
un largo etcétera. Sin embargo, si hablamos del verde
agrícola o verde olivar, la respuesta no es tan contundente, ni fácil.
El olivar es el principal recurso económico de la sociedad giennense, asociándose a lo que se ha dado en denominar como “cultura del olivar” o “cultura del aceite”,
habiendo sido igualmente utilizado como un sinónimo
de calidad ambiental (figura 2- dibujo “El olivar, un bosque humanizado de Pablo Guerrero).
Sin embargo, la realidad no es tan afable. La agricultura
constituye, en general, una de las actividades producti-
Foto 1. Olivar y montaña, dos verdes, uno humanizado y otro
natural, para un paisaje
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vas que mayor impacto genera en el cambio del paisaje, habiendo sido sin embargo sometida a un escaso grado de restricciones ambientales (Vitousek et al., 1997). La mayor parte de las
transformaciones del territorio (alteración del hábitat y destrucción de ecosistemas); alteraciones de los ciclos biogeoquímicos
del carbono, del nitrógeno y del agua; extinciones de especies,
etc., están relacionados directa o indirectamente con el grado
de intensificación de las prácticas agrícolas (Carreira y GarcíaRuiz, 2005). De este modo, en la mayoría de nuestros territorios
agrícolas es difícil poder suponer o hablar de calidad ambiental
(García-Fuentes et al., 2005; Guerrero et al., 2005).
¿En que aspectos se manifiesta este deterioro o pérdida de
calidad ambiental? Las manifestaciones son múltiples y consecuencia fundamentalmente de una visión reduccionista, que
ignora que la agricultura opera como un sistema “ecológico”,
con elementos biológicos. Vamos brevemente a ver estas manifestaciones en tres elementos, quizás en los que mayor impacto
puedan causarnos como espectadores de ese paisaje agrícola.
La primera manifestación de la pérdida de calidad ambiental la
tenemos en el incremento de los procesos erosivos. Los efectos del olivar sobre la erosión en Jaén y Andalucía en general,
son más que manifiestos. Las prácticas agrícolas inadecuadas,
y aquí no me refiero únicamente al olivar, generan en nuestro
paisaje aceleraciones en los procesos de pérdida de suelo y por
ende una pérdida de capital de nutrientes. Un segundo efec-
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to radica en la pérdida de diversidad o de grupos funcionales,
conjunto de especies que juegan un papel determinado en un
ecosistema. Es importante recordar aquí que la diversidad actúa como un mecanismo de tipo homeostático que permite la
sostenibilidad de los ecosistemas. Sin embargo, los agrosistemas bajo cultivo intensivo son un ejemplo paradigmático de ecosistemas no sostenibles, con baja diversidad, cadenas tróficas
muy simplificadas y un uso muy poco eficiente de los recursos
(Guerrero et al., 2002; Carreira y García-Ruiz, 2005). Finalmente, estos procesos operan tanto a escala local como a escala del
paisaje, de modo que en éste, en el paisaje, encontramos la tercera manifestación del impacto del olivar en nuestra provincia.
Aunque verde, el paisaje de Jaén, motivado por un proceso de
intensificación, ha ido con el tiempo perdiendo calidad. Es bien
sabido que por importantes que sean los recursos de un paisaje,
casi nunca se han practicado gestiones directamente enfocadas
al mantenimiento o promoción del mismo. De este modo el tradicional paisaje agrario de verdes mosaicos ha ido sustituyéndose
por un único verde olivar, de modo que esta estructura simplista
y monótona del paisaje no permite la existencia de conectividad
entre ecosistemas (limitación de los flujos de materia y energía
entre los mismos), provocando una reducción de la sostenibilidad de los ecosistemas agrarios.
Foto 2. El olivar, un bosque humanizado. Pablo Guerrero
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¿Es factible la recuperación del verde olivar? La respuesta debe ser afirmativa,
hay esperanza, pero obviamente hay que actuar decididamente para buscar
soluciones de gestión que optimicen el uso y respeto de los valores del territorio. La diferencia fundamental entre nuestros agrosistemas actuales y los
tradicionales radica en la heterogeneidad del paisaje, consecuencia de la combinación de elementos propios del ecosistema original y de otros elementos
introducidos por el hombre. Esta configuración espacial, que constituía una
característica estructural del paisaje agrario, permitía la existencia de un ecosistema más sostenible, palabra o elemento clave en la conservación actual
de los paisajes agrarios. Estos nuevos enfoques deben ir encaminados hacia
sistemas de producción integrada y especialmente hacia sistemas de producción ecológica del olivar con prácticas de manejo que imiten o restituyan los
mecanismos naturales. Estas actuaciones, junto a otras, como el mantenimiento de islas de diversidad (en forma de humedales o a partir de la utilización de
recursos del propio sistema productivo olivarero como las balsas de regadío),
nos ayudarán a hacer de ese verde olivar un poco más verde, en el sentido de
la conservación de los ecosistemas naturales. Con ello se pretende igualmente
motivar al espectador, al viajero que atraviesa la provincia de Jaén, de modo
que al recorrer nuestras tierras se vaya encontrando diversos espacios geográficos en los que pueda localizar una amplia diversidad de elementos, de temas,
de objetos, que le permitan finalmente disfrutar de una naturaleza, en donde el
hombre y su eterna necesidad de presencia hayan sido minimizados.
Francisco Guerrero
Coordinador del Aula de Medioambiente - Aula Verde de la Universidad de Jaén
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Referencias
Bernáldez, F. (1981). Ecología y Paisaje. Ed. Blume. Madrid.
Bernáldez, F. (1988). El paisaje natural. En: Martínez Rodríguez, J.R. (Coord.). Elementos
Básicos para Educación Ambiental. Ayuntamiento de Madrid, Madrid. pp: 97-112.
Carreira, J.A. y R. García-Ruiz (2005). Principios ecológicos para la sostenibilidad de agroecosistemas, y del olivar en particular: presentación de un marco conceptual general. En:
J.L. Anta; J. Palacios y F. Guerrero (eds.). La cultura del olivo: ecología, economía y
sociedad. Universidad de Jaén. Jaén. pp: 329-362.
García-Fuentes, A.; M-L. Lendínez y C. Salazar (2005). Pérdida de diversidad vegetal en los
olivares del Alto valle del Guadalquivir: alternativas agroecológicas. En: J.L. Anta; J.
Palacios y F. Guerrero (eds.). La cultura del olivo: ecología, economía y sociedad.
Universidad de Jaén. Jaén. pp: 399-430.
Guerrero, F.; F. Ortega; G. Parra; E. Cano; A. Cano; R. García y J.A. Carreira (2002). Efectos
ecológicos de la intensificación del cultivo del olivar en la comarca del Alto Guadalquivir: repercusiones sobre la diversidad. En: J.L. Anta y J. Palacios (eds.). La cultura
del aceite en Andalucía. La tradición frente a la modernidad. Fundación Machado.
Sevilla. pp: 53-63.
Guerrero, F.; G. Parra; F. Jiménez-Gómez; M.C. Castro; R. Jiménez-Melero; A. Galotti y F.
Ortega (2005). Los ecosistemas acuáticos en el contexto de los agrosistemas: la comarca del Alto Guadalquivir. En: J.L. Anta; J. Palacios y F. Guerrero (eds.). La cultura
del olivo: ecología, economía y sociedad. Universidad de Jaén. Jaén. pp: 377-398.
Vitousek, P.M.; J.D. Aber; R.W. Howart; G.E. Likens; P.A. Matson; D.W. Schindler; W.H. Schlesinger y D.G. Tilman (1997). Human alteration of the global nitrogen cycle: sources
and consequences. Ecological Applications, 7: 737-750.
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en la piel del paisaje
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EL PAISAJE DE LA MEMORIA
Un fragmento de arbolado se diluye en el espacio que ocupa una línea del horizonte. Parte de este bosque, situado en la periferia de Madrid, fue talado hace unos
años. La memoria de este lugar se reconstruye a través de un entramado de palabras y frases que se repiten obsesivamente en varias capas de papel japonés, estampadas y cosidas entre ellas, persiguiendo con su ritmo un dibujo del recuerdo.
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“paisaje de la memoria”, 2000
aguafuerte sobre papel japonés
intervención 1200 X 27 cm
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“en la última piel”, 2008
grafito sobre papel de acetato
intervención 400 X105 cm
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LA ÚLTIMA PIEL
Esta intervención, iniciada en el Palacio de los Niños de Don Gome, en Andújar,
propone interferir en la mirada del espectador a través de la colocación de unos
dibujos sobre los ventanales que rodean el patio. Estos bocetos proyectan la huella
de un paisaje erosionado y lleno de grietas que se integra por su transparencia con
el entorno. En este proyecto participaron los alumnos del curso “Educación Artística, ocio y turismo cultural en un mundo globalizado. El contexto contemporáneo”
con el objetivo de experimentar el proceso de creación de un proyecto artístico y ver
la transformación paulatina del espacio de los ventanales del Palacio cubriéndose
con el dibujo realizado.
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“cubierta vegetal”, 2008
ramas, tierra y dibujo
intervención 300 cm de diámetro aprox
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CUBIERTA VEGETAL
La intervención específica que se llevó a cabo durante una semana en la Sala de
Exposiciones “Zabaleta” de la Universidad de Jaén, reflexiona sobre la última piel
del paisaje, el deterioro de su cubierta vegetal y los procesos erosivos que están
llevando a una progresiva desertización de los suelos. La acción de construir un
espacio con ramas procedentes de árboles derribados por un temporal, reivindica
la transformación de esta piel erosionada del territorio a través de la regeneración
de su cubierta vegetal.
Varios grupos de alumnos de la Universidad e Institutos visitaron la sala de exposiciones durante el proceso de creación de la obra.
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MUDAR LA PIEL
Esta serie de dibujos sugiere una metamorfosis del paisaje, una muda de su
propia piel a través de un cambio reversible. Imágenes desarrolladas a partir
de estructuras de crecimiento orgánico, grietas que se convierten en raíces o
raíces que evolucionan en grietas, y que nos muestran la delicada línea que
separa y confunde un proceso de transformación tan peligroso para la piel que
nos sujeta a la vida.
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“mudar la piel”, 2009
serie de cinco dibujo de grafito
cada uno 70 x 70 cm
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“coser la cima” 3/3, 2009
impresión fine art sobre dibond
serie ocho fotografías 40 X 30 cm
una fotografía 105 X 71 cm
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COSER LA CIMA
La cima o cumbre de una montaña se ha considerado en muchas culturas
cómo un lugar de comunicación entre el cielo y la tierra, un espacio favorable
para el conocimiento. Esta intervención trata de representar esta idea a través
de la figura geométrica de un triángulo cosido en el suelo con lana de oveja.
La acción de coser el paisaje es una propuesta de conquista “horizontal”, reparadora de las grietas ocasionadas por las inclemencias del tiempo en estos
lugares. Conceptos tan opuestos cómo erosión-fertilidad o desgaste-reparación nos muestran los vínculos tan estrechos que se producen entre el mundo
animal y el vegetal.
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LUCIA LOREN (Madrid, 1973)
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid (1997).
Varias becas y premios me han permitido participar en proyectos de investigación artística: Beca Erasmus, “Accademia di Belle Arti”, Bologna, Italia (1997),
Beca Convenios Internacionales, “Facultad de Artes”. Tucumán, Argentina
(1999), Beca Ministerio Asuntos Exteriores, “Accademia di Belle Arti”, Bologna,
Italia, (2000), Premio Artes Plásticas, Consejería Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid (2003).
Las relaciones de intercambio del ser humano con el entorno que lo rodea y
el paisaje que se conforma, son el tema principal de reflexión de mi trabajo en
estos últimos años. Esta vinculación con el paisaje ha inspirado las intervenciones específicas que he realizado en diversos entornos naturales: “Reserva
Biológica Horcomolle” Tucumán (Argentina), “I poetti fanno la cittá” Bolonia
(Italia), ”Oltre il Giardino” San Mauro Pascoli (Italia), “Parque de Esculturas
Lomos de Oro” Villoslada de Cameros, La Rioja, “Arte en la Tierra” Santa Lucia
de Ocón, La Rioja, “El Bosque Hueco” Puebla de La Sierra, Madrid, “Naturalmente Artificial” Museo Arte Contemporáneo Esteban Vicente, Segovia, “Un
camino entre el Arte y el Medio Rural” Valdemanco, Mancomunidad Servicios
Culturales, Madrid.
En todas estas intervenciones, utilizo los elementos del paisaje para realizar
pequeñas variaciones que reflexionan sobre el propio concepto de paisaje cul-
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tural. En muchas ocasiones, el proceso de trabajo se convierte en un espacio
abierto a la participación de la población que habita el lugar, generando un
intercambio de experiencias y conocimientos entre el proceso artístico y la población rural.
He participado en numerosas exposiciones colectivas, entre ellas: Centro Cultural Montehermoso (Vitoria), Museo Arte Contemporáneo Esteban Vicente
(Segovia), Círculo de Bellas Artes (Madrid), Centro Riojano de Logroño (La
Rioja), Museo Provincial Bellas Artes de Tucumán (Argentina), Palacio de la
Mosquera (Arenas de San Pedro, Ávila), Mirador (Berzosa de Lozoya, Madrid)…
www.lucialoren.com
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Un círculo sin fin. El trabajo en progreso.
Tenemos una idea de lo que es una exposición en su formato habitual: se
planifica, se monta, se inaugura, queda a disposición de los que quieran ir a
visitarla, se clausura y se desmonta. Más o menos, con ligeras variantes, esto
es lo que viene a suceder.
A pesar del indiscutible interés que tiene este modelo de transferencia de la actividad artística, no podemos negar que en una proporción de los casos (habría
que estudiar qué proporción y según qué casos) la relación del espectador con
la exhibición es bastante fría.
Lo más interesante de este modelo en el que el visitante se encuentra a merced de su propia circunstancia, es que la perspectiva del artista se expresa
pero no contamina con explicaciones que limitan la percepción estética con
otra índole de razonamientos.
La exhibición de un trabajo en progreso podría tener las mismas premisas,
pues la presencia de la artista no tiene que contaminar necesariamente al
espectador, a menos que sea su intención expresa esa contaminación. No
obstante, cuando se presenta el montaje del proyecto para poder ser visitado,
la interacción entre obra, artista y público está presente en el plan, de modo
que no solo se acepta la demanda de explicaciones sino que puede que esté
preparada.
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Desde una postura personal, no hay preferencia por la una o por la otra, lo
apropiado es que se den las dos formas, y algunas otras más: performances,
videoproyecciones, etc. Ya estará quedando claro que los nuevos (algunos no
ya tan nuevos) medios y formatos de las expresiones artísticas no están viniendo a sustituir sino a enriquecer.
El formato habitual sea quizá lo más cómodo y seguro, desde el principio tenemos más garantía de sus resultados y todo es más estable, salvo la venta de
obra cuando en la exhibición hay perspectivas comerciales. Apostar por intervenciones vivas, que obedecen a un proyecto pero que dependen de agentes
externos crea más inquietud. No sabemos cómo funcionará la reacción del público, no sabemos si ocurrirá algo que haga fracasar la propuesta del artista, o
cualquier otro susto inesperado más propicio en una exposición de un proyecto
que no se inauguró acabado.
Teniendo en cuenta un público en potencia (no el que ya está acostumbrado
sino el que no se acerca nunca a una exposición) que no tiene hábito de establecer relación con la expresión artística, es importante fomentar los proyectos de trabajo en progreso, donde el espectador comprende. Al principio no
nos parece tan importante comprender la temática del proyecto, que también,
como el que comience a comprender el proceso de comunicación, aprendizaje
y crecimiento personal por la estética.
En la piel del paisaje, ha sido un trabajo en progreso, anunciado para ser visitado desde el mismo comienzo en el que Lucía Loren empezó a disponer la
colocación del aguafuerte Paisaje de la memoria, y acabó con la instalación de
la escultura Cubierta vegetal. Las personas que por un rato permanecieron con
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ella, algunas durante todos los días, formaron parte del trabajo, pues el resultado final no es el más importante sino una parte más junto al desarrollo de todo
el proyecto en el que no se entiende su producción si no es con las personas
que entran, salen, preguntan, miran, piden permiso para dibujar también, para
poner una rama u opinar sobre el tema.
Por todo ello, el documento, este libro que lo registra, se presenta al final,
porque todo es parte de la obra, el día de la clausura es también el de la presentación, es un círculo que no acaba.
M. Isabel Moreno Montoro
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ÍNDICE
Presentación.................................................................................5
El verde del paisaje de Jaén: Una visión educativa .....................7
El paisaje de la memoria ..............................................................16
La última piel ................................................................................26
Cubierta vegetal ...........................................................................36
Mudar la piel .................................................................................48
Coser la cima................................................................................62
Biografía .......................................................................................70
Un círculo sin fin. el trabajo en progreso ......................................73

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