Los mapas imposibles: La NASA cartografía la Antártida 500 años

Transcripción

Los mapas imposibles: La NASA cartografía la Antártida 500 años
Los MAPAS
IMPOSIBLES
La NASA cartografía la Antártida 500
años después de que lo hiciera Piri Reis
© NASA
Francisco R. Mayoral
En el legendario Museo Topkapi de Estambul
reposa, cuidadosamente dibujado sobre una
suave piel de gamuza, uno de los mayores
misterios pendiente de explicación: unos mapas
de 1513, copiados de otros muchos más antiguos,
en los que se reproducen la costa y topografía
interior de la Antártida tal y como eran antes de la
glaciación. Celebramos el 500 aniversario de Los
Mapas de Piri Reis.
¿Quién
volvaba
hace más de
10.000 años?
Piri Reis copió
sofisticados
mapas del
siglo IV a.C.
4
www.eloctavosabio.com
E
l historiador portugués Antonio
Galvāo, muerto en 1557, hizo una
descripción de un misterioso mapa
del mundo que el delfín de Portugal,
Dom Pedro, habría conseguido en
Venecia en el año 1428: «[…] de allí se trajo un
mapa, en el que se describían todas las partes
del mundo y de la tierra. En él se llamaba al
Estrecho de Magallanes, la cola del dragón; al
Cabo de Buena Esperanza, la cabeza de África;
y así con otros lugares; con ese mapa el tercer
hijo del Rey, Dom Enrique, tuvo una gran ayuda
e impulso en sus Descubrimientos».
Génesis de un valioso misterio
En consecuencia, es inequívoco que en 1428 ya
existía un mapa que evidenciaba que tanto el
cabo de Buena Esperanza como el Estrecho de
Magallanes habían sido cartografiados previamente… ¡Casi un siglo antes de que Fernando
de Magallanes lo descubriera para nosotros!
El propio Galvāo despeja cualquier duda cuando afirma: «Francis de Sousa Tavares me dijo
que en el año 1528 Don Fernando, el hijo y heredero del Rey, le mostró un mapa que había
encontrado en el estudio de la Alcobaza, que
había sido realizado 120 años antes, y que mostraba toda la navegación de las Indias Orientales con el cabo de Boa Esperanza tal como lo
han descrito nuestros mapas posteriores; según ello parecía que en tiempos antiguos había tanto o más descubierto que ahora».
Este antiguo mapamuni tuvo una incalculable
importancia para el comercio portugués, ya
que revelaba las rutas oceánicas hacia las islas
de las Especias, Asia y China doblando el cabo
¿Cómo es posible que
mapas de los siglos XVI
al XVIII detallen con
precisión milimétrica
la Antártida, que no
fue descubierta hasta
1818?
de Buena Esperanza y atravesando el Estrecho
de Magallanes. Durante décadas el mapa se
guardó en Lisboa. No obstante, el secreto se
filtró y aquel mapa fue a parar a otras manos, a
pesar de que había pena de muerte por robarlo. Cristóbal Colón poseía una copia en 1492.
Lamentablemente el mapa de 1428 se ha perdido, pero mucha de la información que con-
¿Cómo explicar que el
perfil del continente se
dibuje sin hielo, cuando
desde hace 30 milones
de años sus costas
están congeladas?
El mapa describe
exactamente la
longitud, algo que los
europeos no fueron
capaces de hacer hasta
el siglo XVIII
Francisco R. Mayoral
De ascendencia griega
y cristiana, y sobrino
del pirata Kemal Reis,
Piri llegó a ser almirante
(Reis, Re’es en turco
= almirante) de la flota
otomana en el Mar Rojo
y en el Golfo Pérsico.
Fue en la ciudad de
Gallípoli, en 1513, cuando comenzó la confección de los mapas. En
los márgenes de sus
cartas anotó que había
utilizado una colección
de 20 viejos planos y
8 mapamundis que ya
existían en la época de
Alejandro el Magno.
>
tenía se ha
conser vado,
particularmente en la sección
que representa a
Sudamérica.
En 1501 los piratas otomanos capturaron un
barco en el que navegaba un marinero que había
viajado a América con Colón. El infeliz tenía consigo la
copia del mapa de Colón, con
algunas notas del propio Cristóbal y que solo podían proceder
5
LA CONEXIÓN
EGIPCIA
>
del mapa original, puesto que Colón nunca navegó al sur del Ecuador.
Piri Reis consigue las claves
Maurice Chatelain.
A esta pregunta
conducen las
conclusiones del
científico espacial
Maurice Chatelain. El
que fuera responsable
de comunicaciones de
la NASA y colaborador
en el diseño del
programa Apolo,
aseguraba que estos
mapas representaban
una proyección
plana de la superficie
esférica de la Tierra
tal y como podría ser
vista por un astronauta
situado sobre Egipto.
Curiosamente, una
foto de satélite sobre
la vertical de El Cairo,
a una altura de 4.300
Km, muestra la misma
deformación de las
costas que podemos
apreciar con detalle y
precisión en el mapa
de Piri Reis. Por si fuera
poco, los cartógrafos
que han meditado sobre
la extraña proyección
empleada, encontraron
un parecido con la que
utiliza un moderno
submarino nuclear
que hace mediciones
del mundo mientras
se aleja de un punto
de referencia. En este
caso, el centro está en
Egipto...
Valorando en su justa medida el documento
capturado, en 1513 el almirante turco Piri Reis
lo incorporó a la hermosa colección de cartas
que lleva su nombre, y que está compuesta
por 210 mapas parciales con el título genérico
de «Libro de los Mares».
Los mapas se encontraron en el palacio Topkapi y están datados en los años 1513 y 1528. Fueron trazados sobre pieles de gacela de 85x60
cm, en las que aún se aprecian los exquisitos
colores con que fueron dibujados. También
contienen leyendas de las ilustraciones, los
ríos están marcados con líneas gruesas y las
aguas poco profundas con puntos rojos. Incluso hay detallados dibujos de la fauna y habitantes de las diferentes zonas.
Entre los mapas realizados por Piri Reis, el fechado en 1513 contiene Gran Bretaña, la Península Ibérica, África Occidental, parte de Norteamérica y Sudamérica (incluido Amazonas y
Golfo de Venezuela), y la costa de la Antártida
hasta una zona por debajo de África. El mapa
está fragmentado, pero todo hace suponer que
debió recoger también el resto de Europa, Asia
e incluso Australia.
El mapa datado en 1528 abarca Groenlandia, la
península de Labrador, Terranova, parte de Canadá y toda la costa oriental de Norteamérica
hasta Florida.
En las anotaciones que dejó Piri Reis dice que
confeccionó sus cartas usando 20 viejos planos y 8 mapamundis procedentes de la época
de Alejandro Magno y que en ellos aparecía la
totalidad del mundo habitado. Es así como unos
mapas del S. XVI nos trasladan de golpe a la
existencia de otros mucho más antiguos.
Desconcierto entre los expertos
El hallazgo de estos mapas se remonta al 9 de
noviembre de 1929, cuando el palacio Topkapi
Helena R. Olmo
>
fue trasformado en museo de antigüedades y
su director, B. Halil Eldem, encontró dos fragmentos de un mapa trazado por el marino Piri
Reis, navegante del siglo XVI. Desde entonces,
muchos han sido los estudiosos de estos mapas que han pretendido y pretenden desentrañar el misterio que encierran. Los que más
lejos han llegado en sus investigaciones son
Arlington H. Mallery, I. Walters, Daniel Lineham,
Charles H. Hapgood y Sarton.
En la década de los años cuarenta del siglo
pasado, una serie de museos y bibliotecas adquirieron copias de estos fragmentos a escala
ampliada. En la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington, se guarda una de
ellas, que en 1953 fue ofrecida a la Oficina Hidrográfica de la Marina de los Estados Unidos
por un oficial de la Marina turca. El cartógrafo
norteamericano Arlington H. Mallery, especializado en cartas antiguas, se interesó por estos
mapas del siglo XVI y solicitó la colaboración
de su colega Walters, del Instituto Hidrográfico
de la Armada de los EE. UU, para estudiarlos a
fondo, después de descubrir detalles sorprendentes en la técnica de su trazado.
Tras una paciente investigación, Mallery y Walters hallaron la pauta de
la proyección cartográfica con que
los mapas habían sido pintados.
Partiendo de esa pauta, los pasaron a la proyección moderna
de Mercator y descubrieron
algo sorprendente que los
dejó estupefactos.
Un hallazgo insólito
Los antiguos mapas del siglo XVI
mostraban la totalidad de nuestro
planeta con el mayor detalle y asombrosa exactitud, incluyendo las costas de toda la
Antártida que no fue descubierta hasta 1820.
Además de las costas, reflejaban un gran número de cordilleras y accidentes topográficos
posteriormente conocidos y otros, incluso, situados en regiones aún inexploradas de la
Norteamérica septentrional y de la Antártida
que se hallan… sepultados bajo una capa de
hielo de más de tres kilómetros de espesor.
7
¿LA ESCALA DEL MAPA TIENE
MÁS DE 2.000 AÑOS?
En casi todas las fuentes
que abordan el tema de
los mapas de Piri Reis,
antes o después, aparece George Sarton,
profesor de la Universidad de Harvard. Es un
personaje esquivo y no
hemos dado con la fuente original de su trabajo, no obstante, trasladamos las conclusiones
del supuesto estudio que realizó sobre la escala
del mapa de Piri Reis. Al parecer, el cartógrafo
tomó como baremo para sus cálculos la medida
de longitud del estadio y la escala de la medición de la circunferencia de la Tierra que llevó
a cabo el sabio griego Eratóstenes de Cirene
(siglo III-II a.C.), director de la mítica Biblioteca de Alejandría. Lo que nunca se menciona es
que en la Antigüedad no había una sola medida para el estadio y existe una calurosa discusión sobre el valor que empleó Eratóstenes, que
podía variar entre los 140 y los 215 metros. Es
válido que Eratóstenes obtuvo un buen
resultado en sus cálculos, incluso
asombroso, si consideramos
que la medida de su estadio
equivale a 157,2 metros,
como algunos estudiosos
han deducido a partir de
valores dados por Plinio.
Pero no vamos a dejar
a Sarton a medias, que
habría extraído la conclusión de que las distancias
entre los diferentes puntos
del mapa eran exactas. De
manera que Piri Reis, como Eratóstenes, había sobrestimado el perímetro del globo en un 4,5%. Al eliminar esa diferencia en las escalas de los mapas
del almirante turco, la exactitud con la realidad
es asombrosa. Claro que, al parecer, Stanton
había interpretado las mediciones de Eratóstenes estimando que el estadio tenía en realidad
186 metros.
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No menos sorprendente era la exactitud de
las proporciones y distancias entre el Antiguo
y el Nuevo Mundo, así como la localización de
las islas Canarias y de las Azores. Por si fuese
poco, ambos investigadores observaron también que Piri Reis no utilizó las coordenadas
habituales en su tiempo y tuvo en cuenta la esfericidad de la Tierra al trazar su mapa.
Para poder estudiar más a fondo y con el máximo
detalle los mapas, decidieron fabricar una especie de rejilla que les permitiera leer las dimensiones del documento y poder trasferirlas a escala
a un moderno globo terráqueo. Cuál no sería su
sorpresa al descubrir que no solo los contornos
de la costa americana, sino también los de la
Antártida, correspondían con toda exactitud a
los que hoy conocemos gracias a la ciencia moderna. En el mapamundi de Piri Reis, el extremo
sudamericano de la Tierra del Fuego se prolonga en una estrecha franja a modo de apéndice
que casi enlaza con la Antártida, donde vuelve a
ensancharse. Milímetro a milímetro se comparó
el viejo mapa con los perfiles de tierra submarina
obtenidos por los más modernos medios cientí-
ficos: fotografía aérea, tomas bajo el agua con
cámaras de rayos infrarrojos, sondas acústicas
enviadas desde buques... Con todos estos datos
en la mano, se dedujo que unos 11.000 años antes, al final de la Era Glacial, existió dicho puente
continental entre Sudamérica y la Antártida, y alguien lo cartografió con todo detalle.
Las sorpresas continuaron. Por pura casualidad, Walters hizo otro descubrimiento insólito.
Examinando modernos informes de reconocimiento aéreo del norte de Canadá y de las islas
árticas reparó que se habían descubierto cordilleras desconocidas antes de 1952, pero que
se hallaban en su totalidad en los mapas de Piri
Reis, en los lugares correctos y con el tamaño y
la orientación rigurosamente exactos.
El misterio se confirma pero no se explica
Mallery y Walters comunicaron los hallazgos de
su investigación al reverendo Daniel Lineham,
S. I., director del “Weston Observatory” en Boston y jefe del departamento de sismología de
© NASA
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¿CIVILIZACIÓN
ANTEDILUVIANA?
Charles H. Hapgood
Cuando el veterano de
la cartografía, Charles
H. Hapgood, se dedicó
al estudio de los mapas
de Piri Reis, recibió una
carta del comandante
Harold Z. Ohlmeyer de
las Fuerzas Aéreas de
los EE. UU, encargadas
de cartografiar la
Antártida, en la que se
decía lo siguiente:
«Las líneas costeras
tuvieron que ser
cartografiadas antes
de que el continente
quedara cubierto
por el hielo. En esa
región la capa de hielo
alcanza cerca de una
milla de espesor. No
tenemos la menor idea
de cómo esos datos
pudieron señalarse
en el mapa solo con
los conocimientos
geográficos de 1513».
Hapgood se forjó una
idea al respecto y
consideró seriamente
esta hipótesis: «Las
pruebas ofrecidas
por los antiguos
mapas sugieren la
existencia en épocas
remotas –antes del
nacimiento de cualquier
cultura conocida– de
una civilización de
tipo relativamente
avanzado. [...] mantenía
relaciones comerciales
con el resto del mundo,
o bien era, en cierto
sentido, una cultura
universal… Hemos de
tener en cuenta que
el mapa no solo nos
muestra una Antártida
sin hielos, puesto que
América, Europa y
Groenlandia también
aparecen sin hielo,
señalando al mismo
tiempo que el nivel
de las aguas de los
océanos y mares es
menor al que existe en
la actualidad, por lo
que es fácil deducir que
la última glaciación se
produjo después del
diluvio universal, […],
por lo que se infiere que
los mapas utilizados
por Piri Reis fueron
realizados antes del
mencionado diluvio».
© NASA
La NASA nos descubre qué
hay bajo el manto helado de
la Antártida. ¿Cómo es posible que Piri Reis lo supiera
hace 500 años?
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las exploraciones emprendidas en la Antártida
por la Marina de los EE. UU, formando parte del
«Año Geofísico Internacional».
Posteriormente, el padre Lineham afirmó, en
un coloquio de la serie «The Georgetown University Forum», que todas y cada una de las
descripciones topográficas, que más tarde fueron investigadas por la Task Force 43, existen
y coinciden plenamente con las que aparecen
recogidas en los mapas de Piri Reis, y que corresponderían a los perfiles de las costas y topografía de 7.000 a 10.000 años atrás.
Las características de los mapas de Piri Reis
obligan a presuponer la existencia de expertos
topográficos y cartográficos provistos de instrumentos muy precisos y conocimientos muy
LOS MAPAS ANACRÓNICOS
Existen otros mapas
menos famosos donde
aparece Groenlandia
también sin hielos,
como el de Ptolomeo
(siglo II) y el de Zeno
(1380). La misma imagen presenta el mapa
de Yehudi Ibn Ben
Zara (1487) con una
Groenlandia surcada
de ríos, valles y montañas, que no pudieron
ser confirmados hasta
el año 1947, mediante
los sondeos de una
expedición francesa
capitaneada por Paul
Emile Victor. El mapa
Caneiro, del siglo XV,
donde aparece la costa Oriental de África
con toda precisión. El
mapa de Andreu Benincasa, con todo tipo
de detalles de la costa
Norte de Europa. El
mapa de Jorge Reinel
(1510) con excelentes
representaciones del
Océano Indico y parte
de Australia. El mapa
Orenteus Finaeus,
(1531) donde aparecen
ríos y montañas en la
Antártida. El de otro
turco, Hadji Ahmed
(1559), que representa
el continente americano al completo y un
istmo que desapareció
hace 10.000 años. Y
el famoso Mercator
(1569). La existencia de todos estos
mapas evidencia de
forma abrumadora
unos conocimientos
incuestionables. Piri
Reis perteneció a ese
grupo escogido de
recopiladores de un
saber lejano y oculto
que hoy se nos antoja
de leyenda y fantasía,
pero donde se pueden
atisbar señales de una
historia que nada tiene
que ver con la que nos
han contado.
El agujero de ozono sobre la
Antártida puede llegar a ocasionar
el deshielo que le devolvería el
aspecto de los mapas de Piri Reis.
avanzados que les permitiesen saber que la
Tierra es un globo que gira en el Espacio. Estos supuestos seres deberían haber dispuesto
de naves marineras y de aparatos voladores
de alguna índole, ya que algunas cordilleras y
accidentes del interior solo podrían haber sido
captados y observados desde el aire, a gran
altura y situado aproximadamente sobre la vertical de El Cairo (hay quien precisa que sobre la
gran pirámide de Keops).
Admitiendo la hipótesis de la vertical egipcia
para el trazado de los mapas, ello podría explicar
la distorsión óptica que presentan en su escala a medida que las distancias se alejan de ese
punto. Ello provoca una aparente contracción
del Atlántico que podría haber llevado a Colón
al error de estimar en menos jornadas el tiempo
planificado para su travesía.
En resumen, todos los investigadores que han
estudiado los mapas llegaron a la misma conclusión asombrosa: que los mapas de Piri Reis
solo pudieron ser confeccionados basándose
en fotografías aéreas tomadas a una extraordinaria altura, desde una especie de satélite
como los utilizados en la actualidad. Pero si eso
atentaba
contra la razón a mediados
del siglo pasado,
¿cómo aceptar que fueran realizados en los
tiempos de Alejandro Magno? y, si fue así,
¿con qué información se contó en el siglo IV
a.C. para poder confeccionar unos mapas tan
perfectos sin la existencia de una tecnología
desarrollada a finales del siglo XX?
Al final, de momento, solo nos queda la gran
pregunta: ¿Llegaremos a saber con exactitud
cuáles fueron las fuentes de que se sirvió Piri
Reis y quiénes fueron sus sabios y primitivos
autores? ¢
¿Quién pudo volar
hace más de 10.000
años sobre el eje de
la Gran Pirámide de
Keops para cartografiar nuestro planeta?
© NASA
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