Cómo vencer la timidez: Tu voz interior y tu confianza en ti mismo

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Cómo vencer la timidez: Tu voz interior y tu confianza en ti mismo
Cómo vencer la timidez: Tu voz interior y
tu confianza en ti mismo
Seguramente tú también te hablas a ti mismo y te has hablado a ti mismo
en el pasado… y seguirás haciéndolo en el futuro. Mucha gente le llama
“pensar” aunque pensar es mucho más que hablar con uno mismo. Hay
gente que imagina que habla con otras personas, tienen conversaciones
imaginarias con personas ausentes y hay gente que habla consigo mismo,
se describen lo que perciben y piensan, se dicen las cosas que tienen que
hacer para recordarlas, se dicen cosas que ya saben y cosas que podrían
ser ciertas o no ser ciertas… se dicen todo tipo de cosas de todo tipos de
maneras, incluso hay gente que puede hablarse a sí mismo en verso y
gente que se canta a sí mismo una canción o un pedacito de canción una
y otra vez (y dicen que la canción se les metió en la cabeza o que la tienen
pegada).
También hay personas que se dicen a sí mismos lo que quieren decirle a
alguien más y se preparan y repiten una y otra vez para decirlo y luego
no dicen nada o dicen otra cosa que no tiene nada que ver con lo que
habían preparado.
Hablar con uno mismo es un fenómeno humano muy común y a la vez
muy variado.
¿Qué relación hay entre la confianza que tienes en ti
mismo y cómo te hablas?
Piénsalo de manera más general: ¿existe alguna relación entre la
confianza que le tienes a alguien y la manera en que le hablas?
Piénsalo: seguramente hay personas a quienes les tienes confianza y hay
personas a quienes no les tienes confianza y estoy seguro que al pensar
en alguien a quien le tienes confianza y recordar como hablas con esa
persona o esas personas y luego pensar en alguien a quien no le tienes
confianza y también recordar como hablas con esa persona o esas
personas puedes darte cuenta de las diferencias que hay en las maneras
de hablar con unos y otros. Algunas diferencias son más obvias, algunas
probablemente ni siquiera las haces de manera deliberada o consciente.
En general, la manera en la que hablas con alguien refleja la
confianza que le tienes.
Pero ahí no termina todo: el cerebro trabaja por asociación. Así como
sonreír de manera honesta afecta tu humor (o sea que puedes sentirte
bien porque sonríes y no sólo sonreír porque te sientes bien) la manera
en que hablas con alguien puede fácilmente afectar a la confianza que le
tienes. Por eso cuando alguien no te inspira confianza rara vez le hablas
como si confiaras en esa persona.
Esto no significa que sonreír mejora obligatoriamente tu humor o que
cambiar tu manera de hablar con alguien cambia obligatoriamente la
confianza que sientes hacia esa persona, sin embargo, como vas a notar,
sí existe una poderosa y profunda relación entre la manera en la que te
hablas a ti mismo, la confianza que tienes conscientemente en tu
inconsciente y la confianza que sientes al actuar en tu vida cotidiana.
Lo interesante aquí es que puedes cambiar algo tan sencillo como la
manera en que hablas contigo mismo y obtener resultados que influyan
en toda tu vida. Obtener un máximo de resultados con un mínimo de
cambio.
Así que veamos cómo tú también puedes aprender a actuar con mayor
confianza en ti mismo con simplemente cambiar la manera en la que te
hablas.
Todo empieza por poner atención o mejor dicho dirigir tu atención.
Mucha gente habla consigo misma. Curiosamente, poca gente pone
atención a la manera con la que se habla a sí misma. Hay personas que
se hablan a sí mismas peor de lo que se permitirían hablarle a cualquier
otra persona y luego no entienden por qué les cuesta trabajo motivarse.
Hay personas que tienen una voz interior aburrida… y su experiencia por
lo general tiende a ser igual, así como su personalidad. También hay
personas que saben usar su voz interior para motivarse.
Se dicen “bueno, solo un poco” de una manera que hace que no pueden
resistir.
También hay quienes usan la voz de otras personas para hablar consigo
mismos. Incluso hay quienes tienen discusiones con otras personas en su
cabeza… y la otra persona responde.
Existen muchas maneras de usar tu voz interior. Algunas de ellas son
bastante inútiles y hasta contraproducentes. Algunas de las maneras en
las que una persona puede hablarse pueden provocarle duda, nervios,
ansiedad… y algunas personas se hablan precisamente de esas maneras
cuando quieren conocer a alguien o hablar con alguien o decir algo a un
grupo de personas… y luego dicen que son tímidos.
Curiosamente, cuando cambian la manera de hablarse, dejan de ser
tímidos, como un cliente mío que era muy bueno en temas de electrónica
y programación que se hablaba de manera diferente a la hora de hacer
su trabajo: la manera en la que se hablaba para su trabajo lo hacía sentir
lleno de energía y curiosidad mientras que la manera en la que se hablaba
para ir a conocer una chica lo llenaba de duda y lo desmotivaba.
Al cambiar su manera de hablar consigo mismo, literalmente cambió su
realidad con las mujeres.
Uno puede leer algo y aunque no es necesario usar tu voz interior para
entender lo que lees, mucha gente usa su voz interior al leer y uno puede
cambiar la voz con la que lees este documento, por ejemplo, ahora.
¿Cierto?
El problema no es tanto que sea difícil hablar con uno mismo de manera
diferente sino que mucha gente adquiere el hábito de hablarse de una
manera particular, por ejemplo a la hora de interactuar con otras
personas, a la hora de pedir algo, a la hora de señalar algo, por ejemplo.
Una vez que se hace un hábito, y sobre todo cuando la persona no pone
atención a la manera en la que se habla y a como la manera de hablarse
le hace sentir entonces se da el fenómeno que mucha gente llama timidez.
Por supuesto, existen muchas formas de timidez y está claro que la
mencionada es sólo una de las formas y no pretendo que resuene con
todos los que leen este texto pero es posible, si normalmente no pones
atención a tus maneras de hablarte y tus respuestas a ellas, que incluso
si no es tu “tipo de timidez” esta información te va a ser útil, como seguro
te vas dando cuenta al leer.
No sé si entiendes el verdadero valor de las posibilidades que te ofrece
saber esta información pero al menos puedes saber que te da una nueva
manera de aprender a cambiar tu mente, tu actitud, tus emociones, tu
estado mental… y te permite tomar las riendas de tu inconsciente ahora
que puedes cambiar a este nivel de manera más fácil. Y lo mejor de todo,
mientras más lo practicas, más fácil se hace.
El truco es empezar por poner atención a cómo te hablas en
situaciones en las que te sientes cómodo. Lo que vas a hacer no es
simplemente substituir una por otra sino inspirarte en las situaciones
cómodas para crear una nueva voz que substituya la de la timidez.
El truco aquí es crear una nueva voz inspirándote de aquellas que sirven
para ponerte en el estado mental que buscas o uno similar. Puedes
combinar incluso voces de estados que se acerquen para crear una nueva
voz que las combine. No existe una voz ideal ni una manera
específica de hacerlo sino más bien la idea es que busques las
voces que te son más útiles, las maneras de hablar contigo mismo
que te harán sentirte más cómodo y actuar con mayor confianza
en ti mismo.
En el fondo, como ya te dije, este ejercicio se trata de aprender a dirigir
tu atención de manera deliberada para obtener resultados específicos sin
embargo cada persona es diferente y por ello es que tienes que buscar
por ti mismo qué es lo que funciona en tu caso: cada quién reacciona de
manera diferente a maneras de hablar similares, dependiendo de su
cultura, de su experiencia personal e incluso de sus limitaciones físicas,
etc.
Por ejemplo, una persona con problemas de escucha no se va a molestar
si hablas más fuerte, quizá hasta te lo agradezca, pero una persona que
escucha bien se puede molestar si le hablas con un volumen demasiado
alto.
Así que el objetivo es simple: buscar qué maneras de hablar contigo
mismo funcionan mejor para las situaciones en las que eras tímido, de
manera que puedas explorar nuevos estados mentales y emocionales que
te sean más útiles que el de la “timidez”.
Aquí hay algo que es muy importante notar: existen
varias clases de confianza en ti mismo y no todas
funcionan igual ni sirven igual.
Existe la confianza que tienes de estar seguro que sabes algo… y ese tipo
de confianza es lo que a veces convierte a personas perfectamente
normales en personas pretenciosas que creen que saben cuando en
realidad ignoran. Me refiero al tipo de confianza que cree que entiendes
algo a la perfección y que no hay nada nuevo que puedas aprender sobre
ello y te cierra a creer que lo que sabes es más correcto que la realidad.
Parecerá raro pero es algo más común de lo que muchos creen. Si alguna
vez te has encontrado con una persona testaruda, sabes a qué me refiero.
Cuando alguien está confiado de que su método funciona y de que su
explicación es correcta incluso si no lo es, por lo general termina
poniéndose en ridículo e incomodando a los demás en el proceso.
Por otro lado existe la confianza de saber que puedes aprender y
adaptarte, la confianza de que, como ser humano, tienes la capacidad
para reorganizar tu experiencia de maneras que te permitan entender y
enfrentarte al mundo de nuevas maneras más eficientes. La confianza de
saber que si algo no resulta al primer intento puedes intentarlo de nuevo
o buscar un mejor manera de hacerlo… la confianza de probar, intentar,
equivocarse, aprender y evolucionar.
Hay un tipo de confianza que hace creer que no puedes equivocarte
mientras que la otra te da la fuerza para equivocarte, aprender de tus
errores y crecer.
Por ejemplo imagínate un niño que no sabe caminar y va a aprender a
hacerlo. Cuando uno va a aprender a caminar, uno aún no sabe cómo se
siente caminar. No sabe qué sensaciones vienen después de cuales, no
conoce la secuencia ni sabe cómo saber si lo está haciendo correctamente,
excepto por los resultados finales. Aún no puede darse cuenta de que se
va a caer para reaccionar a tiempo para evitar la caída. Si tuviera miedo
a fallar y no tuviera confianza en sí mismo, nunca lo intentaría y nunca lo
aprendería. Por otro lado, si tuviera seguridad de que sabe cómo hacerlo
antes de haberlo intentado lo más probable es que se equivoque y que
intente caminar de manera incorrecta. Cuántas veces no hacemos un plan
y la realidad resulta incompatible con él… o cuántas veces no hemos
tenido una teoría o una creencia que luego descubrimos que era falsa.
Como diría un gurú amigo mío: El aprendizaje no tiene miedo a
equivocarse porque sabe que no sabe y que a través de los errores se
realiza. Los aviones no se inventaron al primer intento.
Finalmente, si el niño se permite intentarlo, equivocarse, volver a
intentarlo y corregir sus acciones utilizando la retroalimentación de la
experiencia pasada así como la referencia de la acción que quiere realizar
(lo que en ingeniería se llama un mecanismo de control), muy
rápidamente aprende una acción muy compleja que implica balancear el
cuerpo en movimiento y coordinar el movimiento de varias partes del
cuerpo al mismo tiempo… hasta el punto en que la mayoría de los adultos
puede caminar, habiendo pasado antes por un proceso de aprendizaje
como el que se describe, y eventualmente no necesitamos ni siquiera
poner atención conscientemente al acto para poder realizarlo.
Así podemos mantenernos en un proceso de evolución constante,
aprendiendo y mejorando, pero sólo si trascendemos el miedo que
muchas personas tienen a equivocarse y aprendemos a aprovechar
nuestros errores en lugar de temerles.
-Rogelio Consejo ([email protected])
Creador del sistema “Cómo Vencer la Timidez en 30 Días” disponible en:
http://vencerlatimidez.com

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