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OPERACIONES
ASISTENCIA
EN CASO DE DESASTRES
Por Grace V. Jean
Las fuerzas navales consideran que hay una mayor demanda de grandes buques anfibios.
C
ada vez son más las
naciones que pretenden
mejorar sus capacidades para responder ante
terremotos, huracanes y
tsunamis.
En particular las naciones que
cuentan con armadas, dependen de
sus buques anfibios que pueden
transportar cientos, e incluso miles de
tropas y una gran variedad de aeronaves, vehículos de combate, equipos
de ingenieros y lanchas de desembarco. Dichos buques están equipados
con instalaciones médicas y pueden
trasladar a la costa personal militar y
pertrechos, ya sea por aire o mar para
brindar asistencia y ayuda.
En todo el mundo hay un
renacimiento de la capacidad para la
guerra anfibia, sostuvo Robert Work,
analista naval del Centro para Estimaciones Estratégicas y Presupuestarias.
Durante años, los buques
anfibios han estado ligados a las imágenes de los infantes y soldados desembarcando en las playas durante la
Segunda Guerra Mundial. Si bien
dicho legado es innegable, ha habido
una evolución en el empleo de estas
embarcaciones y tropas en los conflictos actuales.
Son muchos los países que
ya no consideran a los buques anfibios como un mero elemento para
los asaltos a las playas, tal como
sucedió durante la II Guerra Mundial,
señaló el Capitán de Navío Rodney
Clark, comandante del 7º Escuadrón
Anfibio de la Armada Norteamericana. Ven al USS Iwo Jima ingresando
al puerto de Nueva Orleáns después
del Huracán Katrina y convirtiéndose
en sede para las operaciones de
asistencia.
Es cierto, vamos a la guerra.
Estamos en condiciones de hacerlo.
Sin embargo, nuestro verdadero valor
se encuentra en la prevención de la
guerra, sostuvo el Capitán de Navío
Neil Parrott, comandante del USS
Bonhomme Richard, un buque de
asalto anfibio de la clase LHD
(Landing Helicopter Dock = Buques
dique para traslado de helicópteros).
La capacidad para insertarnos en el
mundo y demostrar que estamos allí
para brindar la ayuda necesaria, ya
sea llevando pañales para chicos o
suministrando municiones para los
infantes, forma parte de nuestra
misión.
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La creciente visibilidad de
dichos buques de guerra, en los últimos años durante las operaciones de
asistencia, ha impulsado el valor de
las flotas de infantes.
Los buques anfibios norteamericanos tuvieron un papel clave en
la asistencia a las víctimas del tsunami que tuvo lugar en Indonesia en el
año 2004, a las del Huracán Katrina
en Nueva Orleáns y del terremoto en
Paquistán, del ciclón en Bangladesh
en el 2007 y del terremoto en Perú a
principios del 2008. En el mes de mayo, partió rumbo a Burma un grupo de
buques anfibios para brindar asistencia después del ciclón que tuvo lugar
ahí, pero la junta militar gobernante no
permitió la colaboración.
Durante la Guerra Fría, se
redujo el énfasis en las operaciones
anfibias, ya que numerosas naciones
marítimas se concentraron en la guerra anti-submarina. Los buques se
construían para detectar y eliminar las
amenazas submarinas, tales como
minas y buques que navegan debajo
de la superficie. Sin embargo, desde
la caída de la Cortina de Hierro, los
integrantes de la OTAN han vuelto a
enfatizar la proyección del poder en
sus unidades navales.
En Europa, las armadas están
incrementando sus flotas de buques
anfibios. En España e Italia se están
construyendo buques de asalto anfibio, clase LHD. En el Pacífico, los
japoneses, surcoreanos y australianos
también están construyendo buques
tipo LHD.
Los buques anfibios siguen
siendo el medio más eficiente para el
desembarco de las fuerzas y lo segui-
rán siendo durante algún tiempo,
señaló un coronel retirado de la Infantería de Marina.
Las naciones también están
buscando oportunidades para entrenarse en todo el espectro de operaciones, desde los tradicionales desembarcos en las playas, hasta las misiones
de asistencia en casos de desastres.
No es una forma de arte trivial
ya que se requiere práctica y disciplina para su ejecución, señaló el Vicealmirante Samuel Locklear, comandante de la III Flota de la Armada Norteamericana, con base en San Diego.
Locklear se encuentra a cargo del
ejercicio naval bienal, denominado
Rim of the Pacific (Borde del Pacífico), el mayor juego de guerra de su
tipo del mundo.
A bordo del USS Bonhomme
Richard, una coalición de infantes y
marineros norteamericanos, australianos e indonesios están participando
en el ejercicio multinacional.
El comandante de la Fuerza
de Tarea Anfibia Australiana, Capitán
de Navío Peter Laver, informó que su
armada está construyendo dos buques de asalto anfibio similares a los
de la clase LHD. Si se lo compara con
los actuales buques, este nuevo integrante de la flota es mucho más grande y cuenta con una cubierta de vuelo,
un dique y amplios espacios para la
estiba de vehículos.
El Capitán de Navío John
Funk, segundo comandante del Bonhomme Richard, sostuvo que los buques de guerra más pequeños no pueden realizar dichas tareas. No tienen
el espacio suficiente para brindar asis-
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tencia hospitalaria u odontológica o el
apoyo logístico que podemos suministrar desde las grandes cubiertas de los
buques anfibios.
Los australianos esperan que
su primer buque de asalto anfibio esté
listo para el año 2013 y el segundo
para el año 2016.
El nuevo equipo que vamos a
adquirir nos va a permitir aprovechar
al máximo estos buques, y brindar
más servicios a un mayor número de
personas en toda la zona australiana,
sostuvo Laver.
Como parte de la preparación,
los marineros y soldados australianos
embarcados en el Bonhomme Richard durante el RimPac están interactuando con sus pares norteamericanos para aprender como se realizan las
operaciones anfibias desde el buque.
Este ejercicio nos da la oportunidad de adquirir experiencia y una
variedad de capacidades de modo
que cuando se construyan nuestros
buques estaremos listos para operar,
señaló Laver.
El ejercicio Rim of the Pacific
se realiza cada dos años desde 1971
y desde entonces la cantidad de países participantes ha crecido en forma
constante. El ejercicio que tuvo lugar
en julio incluyó más de 20.000 marineros, infantes y soldados provenientes
de 10 países.
Todo lo hacemos con la idea
de coalición. Cuanto más nos conectemos con los países que probablemente se conviertan en nuestros
socios, mayor será la eficiencia cuando operemos juntos, sostuvo Clark.
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Las futuras operaciones anfibias multinacionales no sólo incluirán
ayuda en caso de desastres y asistencia humanitaria sino también operaciones de evacuación de no combatientes, similares a las que tuvieron lugar
el año pasado en el Líbano cuando
Hezbollah atacó Israel. Los buques
anfibios norteamericanos y franceses
fueron claves para evacuar a los civiles que se encontraban en el lugar.
En el ejercicio RimPac, el
Bonhomme Richard está trabajando
en combinación con el buque de asalto anfibio australiano, HMAS Tobruk,
y sosteniendo a las tropas de los ejércitos australiano y canadiense. En el
buque también se encontraban embarcados infantes de marina de Indonesia para recibir adiestramiento. Todos los miembros de la unidad de
combate terrestre de la fuerza de tareas, ya sean de Indonesia o Canadá,
tuvieron la oportunidad de volar en los
helicópteros de la Armada Norteamericana y luego descolgarse rápidamente por medio de cuerdas (fast rope). Se pusieron a prueba los límites
de la interoperabilidad de las embarcaciones de superficie, buques y helicópteros.
En el ejercicio, el embajador
norteamericano de un país ficticio
sufre amenazas y, por lo tanto, le solicita a los militares que evacuen a los
civiles.
Una coalición de tropas, incluyendo una compañía del Ejército
Canadiense, una sección de la Infantería de Marina de Indonesia y una
sección y batallón de logística de combate de la Infantería de Marina Norteamericana aseguraron la playa y el
complejo de la embajada. Alrededor
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de 40 participantes del simulacro pertenecientes a la Base de Infantería de
Marina en Hawai interactuó con ellos.
Algunos representaron el papel de ciudadanos norteamericanos que se preparaban para evacuar la zona, en tanto
otros actuaron como civiles beligerantes de la nación ficticia, causando inconvenientes fuera de la embajada.
Los soldados canadienses
que garantizaban la seguridad en la
playa y en la embajada se enfrentaron
con los que causaban los disturbios.
Aunque la unidad tiene experiencia en
las operaciones de evacuación de civiles, el ejercicio anfibio es positivo para
las tropas, muchos de los cuales jamás han prestado servicios a bordo de
un buque, según informó el suboficial
mayor Greg Davis, perteneciente a la
Compañía Alfa, del 1º Batallón de la
Infantería Liviana Canadiense, Princess Patricia.
Las fuerzas canadienses no
tienen una rama naval, pero los oficiales están analizando la posibilidad de
agregar una fuerza anfibia.
La operación de evacuación
de civiles es la misión culminante para
la fuerza anfibia multinacional. Para
ello, las tropas participaron en tres incursiones, de acuerdo a lo informado
por el Teniente Coronel Robert Rice,
oficial de operaciones de la Fuerza de
Tarea Aire/Tierra.
La primera incursión insertó
un equipo de reconocimiento en tierra
para verificar la presencia de un sistema de misiles crucero para defensa
costera, que fue destruido mediante al
ataque aéreo de un F/A-18. La segunda misión, una incursión con helicópteros, eliminó y capturó sospechosos
que fabricaban dispositivos explosivos
improvisados en el extremo norte de la
isla.
La tercera, una incursión
mecanizada en un sitio denominado
Pyramid Rock, en la Base de Infantería de Marina en Hawai, sirvió para
exponer una conexión directa entre
los insurgentes y el país ficticio, motivo por el cual se solicitó evacuar la
embajada.
Al amanecer de un día ventoso, cinco vehículos de asalto anfibio
se acercaron a las aguas costeras
del Pacífico. Desembarcaron en la
playa y se acercaron lentamente a un
campamento donde se realizaba una
reunión entre los insurgentes y los oficiales del país ficticio. Los vehículos
de los infantes de marina norteamericana e indonés se acercaron y rodearon el campamento. Las tropas descendieron de los vehículos y buscaron
refugio. Se hicieron algunos disparos
en la distancia y los insurgentes respondieron.
Era la primera vez que Indonesia enviaba tropas a este ejercicio
naval. Al adiestrarse juntas, las fuerzas norteamericanas y de dicho país
formaron una estrecha relación de trabajo, de acuerdo a lo informado por el
Capitán de Navío Didiet Wijaya, de la
base de infantería de marina en Jakarta. En la incursión, estuvo a cargo
de 35 infantes de marina de la 1º
Brigada, de la Fuerza de Infantería de
Indonesia.
Su par norteamericano, el Capitán de Navío Robert Kleinpaste, de
la Compañía B, 3º Batallón de Asalto
Anfibio, acordó con lo mencionado por
el Capitán Wijaya.
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Al trabajar con fuerzas extranjeras, se logra comprender de qué
manera actúan otros países. Dos F/A18 sobrevolaron la zona. Con su ayuda, las tropas en tierra destruyeron los
equipos de los insurgentes y capturaron a su líder.
El enemigo puede no ser real,
pero consideramos estas operaciones
como si lo fueran ya que asignamos
infantes de marina y soldados para
que operen en lanchas de desembarco y helicópteros y desembarquen en
la costa, sostuvo Rice.
Debido a que numerosas unidades estaban ocupadas con las guerras en Irak y Afganistán, no había infantes de marina suficientes para participar en el ejercicio RimPac, de acuerdo a lo informado por Locklear, y por
ello se redujo el alcance de cada
misión.
En particular en el Pacífico, es
importante que el equipo anfibio de la
Armada e Infantería de Marina Norteamericanos mantenga una fuerte posición de modo de promover la participación de los socios de la coalición en
la guerra anfibia.
Aunque actualmente se enfatiza principalmente las operaciones en
Medio Oriente, los oficiales también
piensan en el futuro.
En su momento, fijaremos las
condiciones donde el enemigo se deba trasladar y nos adaptaremos a otro
medio ambiente, donde los buques
anfibios pueden ser la opción adecuada, señaló el Coronel Robert Coates,
director de capacitación y ejercicios de
la 1º Fuerza Naval Expedicionaria
Norteamericana.
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Cuando finalicen las operaciones en Irak y Afganistán, los infantes
de marina retomarán sus misiones para tiempos de paz a bordo de los buques anfibios, agregó Work.
Nunca vamos a volver a tener
otro Tarawa, sostuvo refiriéndose al desembarco de los infantes de marina en
el atolón del Pacífico durante la II Guerra Mundial. De todas maneras, estimo
que se presentarán muchos escenarios
en los cuales los infantes deberán estar
listos para combatir inmediatamente
después del desembarco.
Por ejemplo, es probable que
las fuerzas norteamericanas deban
tomar un puerto, agregó. En ese caso
las fuerzas no deberían desembarcar
cerca de las defensas, tal como sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, sino lejos del enemigo y maniobrar hacia ellos... Ese será el futuro de
los asaltos anfibios. El hecho de disponer de la capacidad para desembarcar dos brigadas expedicionarias y
tomar la zona para que otras fuerzas
puedan ingresar al país es una buena
manera de asegurar dicha capacidad.
Al mismo tiempo, los altos
jefes navales consideran que se
puede ayudar para evitar este tipo de
conflictos, realizando un mayor número de operaciones de asistencia humanitaria y de ayuda en caso de
desastres.
Podemos patear puertas pero
en realidad es mejor construirlas o
abrirlas y abrir los ojos de la gente,
sostuvo Funk del USS Bonhomme
Richard.
Parrott, el comandante del
buque acuerda con lo mencionado por
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Funk. Uno comenta que se van a distribuir pañales entre los chicos internados en los orfanatos, o que se va a
rescatar a las personas cuyos hogares han sido destruidos e incluso los
ingenieros más estrictos se ofrecen
para ayudar. No hay escasez de
voluntarios.
* * *
De "NATIONAL DEFENSE",
OCT/2008

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