Visitar al encarcelado

Transcripción

Visitar al encarcelado
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Librar al Captivo/Visitar el Encarcelado
“Estuve encarcelado y me vinieron a visitar.”
Mateo 25:36
A nosotros la cárcel puede parecer un lugar
remoto, no conectado con nuestras vidas reales,
hasta que oímos que el hijo o la hija de alguien
conocido o un miembro de la familia están
encarcelados. No importa donde vivimos o cuanto ganamos, probablemente
conocemos a alguien con un familiar en la cárcel. Es entonces cuando la cárcel llega
a ser más real.
Si tenemos un familiar encarcelado, visítelo lo más que pueda. La persona
condenada por un crimen todavía necesita apoyo y amor desde el hogar, y la
recepción de correo o visitas, cuando posibles, son claves para ese apoyo.
Podríamos apoyar un ministerio carcelario en nuestra área con donaciones de
nuestro tiempo, dinero y/o útiles necesarios. Podría ofrecer una suscripción a la
biblioteca de la cárcel u organizar una campaña de libros para ella. Ofrezca apoyo a
programas de retiros hechos en las cárceles.
Si hablo otro idioma, podría averiguar programas de visitación para inmigrantes
encarcelados y visitar aquella gente aislada de sus familias y pies.
DESCUBRIENDO LA PERSONA HUMANA
La Hermana Helen Prejean, quien ministra a encarcelados tanto como a sus
víctimas, ha dicho, “Personas son más que lo peor que hayan hecho en sus vidas.”
Los Obispos Norteamericanos publicaron una proclamación: Responsabilidad,
Rehabilitación y Restauración: Un Perspectivo Católico sobre el Crimen y la Justicia
Criminal, escribiendo, “Un acercamiento Catolice empieza con la reconocimiento de
la dignidad de la persona humana aplicado tanto al víctima como al delincuente.”
Estudiando esta materia podría animarme a ser más informado sobre asuntos
carcelarios en mi zona, nacionalmente o internacionalmente. Puedo responder a la
llamada del Papa Francisco a apoyar la “abominación de la pena de muerte.”

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