Hola Leer artículo - Justina Bustos | Actress

Transcripción

Hola Leer artículo - Justina Bustos | Actress
Joven, talentosa y bellísima, seis
años atrás, después de una estadía
de dos meses en Nueva York,
Justina descubrió que la actuación
era su pasión y decidió empezar a
estudiar teatro. En 2016 se la
verá en tres películas: Madly, Migas
de pan y Una noche de amor.
La revelación de 2015 inaugura el verano
JUSTINA BUSTOS
“SOY LA NOVEDAD, me empiezan a
reconocer, PERO NO ME LA CREO”
Después de un año consagratorio, la joven promesa del
cine y la televisión se confiesa con ¡Hola! Argentina
por primera vez. En Punta Piedras, habla de sus grandes
pasiones y de su vida junto a su novio, Mariano Bustillo
M
ientras camina por la orilla, en Punta Piedras,
todas las miradas se vuelven hacia ella, que
todavía no se acostumbra a que la reconozcan. A los 26, Justina Bustos está disfrutando de “una
muy buena cosecha”, como ella misma dice. Sin dudas, 2015 fue un año consagratorio en su vida: tuvo
su primer protagónico en cine con Vóley, interpretó
a Mónica Sorwick –novia de Alejandro Puccio– en
el unitario Historia de un clan, Gael García Bernal
la eligió para encabezar un corto dirigido por él y,
Cecilia Roth le propuso compartir rol en la película
uruguaya Migas de pan, donde encarna al personaje
de la reconocida actriz durante su juventud.
Después de meses cambiando de set y de personaje, por fin llegó el descanso. Hace dos semanas la actriz cordobesa disfruta de una estadía
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soñada en “El Antojo”, el refugio esteño de Any
Costaguta, abuela materna de su novio, Mariano
Bustillo (30), y ex mujer del periodista Bernardo Neustadt. Allí, frente al mar, recibió a ¡Hola!
Argentina para una charla íntima y sincera. “Este
fue un año de grandes oportunidades. Viví una
seguidilla de proyectos increíbles”, confiesa.
–¿Te acostumbraste al reconocimiento?
–[Risas]. Todavía no caigo. Pensá que antes de
hacer Vóley no había dado ni una sola entrevista...
Es algo que todavía me pone tensa, así que cada vez
que termino una producción termino agotada.
–¿Recordás el momento en que decidiste convertirte en actriz?
–Sí. La primera vez que soñé con la idea fue a
los 6 años, durante unas vacaciones en familia en
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“Me gusta verme linda,
pero no soy fanática
de la moda.
No me siento una persona
fashion ni una it girl…
¡Soy muy simple!”
un Club Med de Brasil. Entre otras
actividades, hacía teatro y me tocó interpretar a Olivia Newton-John en un
show de Grease. Quedé fascinada con
el vestuario, el maquillaje, el escenario, y algo quedó latente dentro de
mí. Después, a los 20, me instalé dos
meses en Nueva York con una amiga.
Allí trabajaba como recepcionista en
un restaurante en el Lower East Side
y, durante la estadía conocí a un grupo
de argentinas que estaba estudiando
canto y teatro, entre ellas, Sonia Zavaleta [hija de María Emilia Fernández
Rousse, una de la Trillizas de Oro], que
acrecentaron ese sentimiento. Pero el
clic lo hice un día antes de volverme,
mientras miraba una obra de teatro.
En medio del show decidí que quería ser actriz. Cuando volví a Buenos
Aires, donde vivía sola desde los 17,
dejé mis estudios de Historia del Arte
[cursó dos años] y me inscribí en la escuela de Augusto Fernández. Tiempo
después conocí a Mónica Bruni, con
quien me formé durante cinco años.
Y hace tres que tomo clases con Nora
Moseinco. Es algo que nunca voy a dejar de hacer, lo necesito.
–Aunque tuviste participaciones en
tiras como Violetta y Somos familia, tu
nombre empezó a estar en boca de todos por ser la “revelación” del cine nacional. ¿Cómo viviste ese cimbronazo?
–No sé bien qué fue. Como trabajé con el Chino Darín, Inés Efron,
Martín Piroyansky y Vera Spinetta,
que son gente muy conocida y experimentada, supongo que fui la novedad y eso llamó la atención. Jamás
me la creería. Durante mucho tiempo mi vida era estudiar teatro, baile
y canto. Sólo me importaba formarme. Ahora encontré un equilibrio
sano entre el trabajo y el estudio.
–Casualmente, volviste a trabajar con
el Chino Darín en Historia de un clan,
donde hicieron escenas jugadísimas...
–Si bien la situación era incómoda,
rozaba lo gracioso. El Chino hacía las
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Además de ser amante de
la danza –estudia ballet y
biomecánica–, los sábados
“Justi” juega al fútbol con sus
amigas cordobesas y también
porteñas, a quienes conoció en
el Este durante sus veranos de
adolescente. “Vengo a Punta
desde que tengo memoria,
para mí este es mi lugar de
vacaciones”, confiesa.
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“Mariano me atrapó desde el primer minuto. Tiene una energía muy para arriba
pero a la vez es supertranquilo, le gusta el arte, le encanta la gastronomía...”
escenas vestido con ropa interior femenina
superchiquita, cero glamour. Y ayudaba que
seamos amigos. Yo le pido consejos porque
me gusta cómo maneja su carrera. Además,
es muy buen compañero, supertrabajador,
respetuoso y está pendiente de todo.
–¿Y cómo conociste a Gael García Bernal?
–Me contactó alguien de su productora por Facebook. Me pareció raro, pero
después me llamaron de manera más formal, a través de mi representante. Fui al
casting y estaba Gael, que era el director.
Me puse nerviosa, pero como es muy humilde, me acomodé enseguida. Pasó una
semana hasta que me respondieron que
había quedado otra persona. Me frustré
un poco, pero cuando estaba superándolo, me contactaron para decirme que
Gael quería ir a tomar el té conmigo esa
misma tarde. Quedé en shock. Era raro
todo pero fui, no quería perder la oportunidad. Hablamos mucho acerca del corto
pero nunca me confirmó si había quedado. Volví a hacer el casting y recién ocho
horas después me llamaron para decirme
que iba a ser la protagonista. Esa misma
noche, me agarró una fiebre que duró
tres días. Estaba feliz pero pasé muchos
nervios. La película se llama Madly: son
seis directores y cada uno cuenta su historia con el común denominador del amor.
–Y para cerrar el año, protagonizaste
una película junto a Cecilia Roth.
–Sí, fue una locura. Un día Cecilia llegó
al set de Historia de un clan, me apartó y
me contó que estaba preparando una película, Migas de pan, donde también iban
a personificarla de joven y creía que el papel era ideal para mí. Que ella me dijera
que me veía en ese personaje significó un
montón para mí. Hasta entonces, había
compartido pocas escenas con ella, así
que lo sentí como un voto de confianza.
Tuve que hacer escenas pesadas y fuertes,
porque se trata de la vida de una mujer
que fue torturada durante la época de la
dictadura en Uruguay. Fue muy impresionante. Rodamos dos semanas en Montevideo y otras dos al norte de España, en
La Coruña. Es una historia inspirada en la
vida de las amigas de la directora uruguaya Manane Rodríguez, quien se exilió en
España. Para Cecilia también fue muy importante y, aunque no nos cruzamos en el
set, nos mensajeamos permanentemente.
–Tenés una belleza innegable. ¿Alguna
vez padeciste ser linda?
–Siempre fui yo: este cuerpo, esta cara.
Nunca lo pensé de esa forma. Sí tenía un
prejuicio con dedicarme al cine. No quería
que me catalogaran como la novia tierna y
fresca. Pero me di cuenta de que la única
que podía decidir eso era yo. Y por suerte,
nunca me pasó que me encasillen. De hecho, durante la última película me pidieron
que me cortara el pelo y estuvo genial.
RAÍCES CORDOBESAS
En 1999, Unquillo, una ciudad ubicada
a casi cuarenta kilómetros de la capital,
se convirtió en el “refugio” de la familia
Bustos. “Cuando tenía 10 años, mis papás
se enamoraron de una casa en el campo,
entre las sierras y un arroyo. Y entonces, dejamos el ruido por la calma total”, cuenta.
–¿Cómo fue tu adolescencia ahí?
–Un placer, en contacto permanente
con la naturaleza. No tenía vecinos, lo más
cercano a casa era un gallinero. No dejé
de ver a mis amigas porque seguía yendo
al mismo colegio de antes… Pero siempre
me encantó la paz del lugar. Papá juega
al polo como hobbie, así que también tenemos una cancha y es común que haya
Justina y Mariano durante
una pausa en la producción,
Atento, él acompaña y
alienta a su novia detrás de
las cámaras.
Llegó a Uruguay antes de
Navidad para compartir
con Mariano, su novio
desde hace dos años, unos
días en “El Antojo”,
la propiedad que
pertenece a Any
Costaguta, abuela de
su amor. Durante veinte
años, Any fue la mujer
del periodista Bernardo
Neustadt y en ese período
aquella propiedad
ubicada en un lugar
paradisíaco de Punta
Piedras se convirtió en un
lugar de encuentro para
el jet set. Hoy, es una casa
familiar donde todas las
generaciones disfrutan
del verano.
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“Juego al fútbol:
soy goleadora y doy las
charlas técnicas. Me
comparan con Mascherano”
“Vivo con Mariano hace un
año. Me gustaría casarme,
pero dejo que las cosas
buenas lleguen solas”
mucha gente y organicemos cabalgatas
multitudinarias. Disfruto mucho mi casa
cordobesa, que se llama “La Montarina”.
Hay un pan muy rico en Unquillo, también. Además, muchos pintores, escultores… Es que es un lugar inspirador.
–¿Sos una chica de campo?
–Me encanta, todos los fines de semana vamos con Mariano a su campo en
Cañuelas y me gusta porque lo necesito.
Pero también me encanta la ciudad. Me
llevo bien con el caos y el ruido y me
muevo siempre en colectivo.
–Y de tu familia, ¿alguien está vinculado con el mundo del espectáculo?
–Nadie. Papá es médico y dirige el
Instituto Privado de Alergia y Asma Dr.
Bustos­, fundado por su padre. Mamá
ahora también trabaja ahí. Tengo una tía
que fue bailarina y profesora de ballet. Y
heredé su pasión por el baile: de chica estudié clásico y también freedance. Ahora
retomé las clases de ballet y biomecánica.
–¿Tenés otros hobbies?
–Sí, juego al fútbol con un grupo de
amigas cordobesas y porteñas. El equipo se llama Pasión de Sábado y cada
una tiene un apodo relacionado con la
cumbia o el cuarteto, así que el mío es
La Mona. Juego de delantera pero hago
pases y doy las charlas técnicas. Me comparan con Mascherano. [Se ríe].
–¿Cuál es tu vinculo con la moda?
–Me gusta sentirme linda, pero no soy
fanática de la moda. Soy observadora
pero no me siento una persona fashion
ni una it girl. Soy muy simple.
había visto aquella vez. Había cortado y
estaba muy bien, lista para algo nuevo.
Mariano me gustó enseguida y nos quedamos hablando toda la noche.
–¿Sos enamoradiza?
–Tuve un noviazgo muy largo antes
de Mariano y salí con varios chicos. Me
gusta que me cuiden y me mimen, pero
también me llevo bien con la soledad.
–¿Qué encontraste en Mariano de
especial?
–Me sorprendió su personalidad.
Tiene una energía muy para arriba,
no para de hacer cosas. Pero a la vez,
es supertranquilo, le gusta el arte, le
encanta la gastronomía... Él trabaja en
una oficina pero también le encanta lo
artístico. Además, es muy estético: él decoró nuestra casa. Supongo que lo lleva
en la sangre: es bisnieto del arquitecto
Alejandro Bustillo [el creador del imponente hotel Llao Llao, entre otros].
–¿Y cuál es tu función en la casa?
–Me ocupo de las tareas más básicas,
como hacer las compras. Pero como no
sé cocinar y a Mariano lo relaja, él se
encarga de la comida. ¡Lo van a raptar
después de esta entrevista! [Risas].
–¿Cuándo se mudaron juntos?
–A fines de 2014. Antes habíamos tenido un impasse, en junio, y yo me fui con
amigas a Ibiza pero él me fue a buscar.
–Un valiente…
–¡Sí! Pero no es que se arriesgó, antes
me avisó. Después de eso, volvimos, lógico. Y como a mí se me había terminado el
contrato del departamento que alquilaba
me propuso que me fuese a vivir con él.
Los dos somos muy relajados. No lo tomé
como un gran paso porque hacía mucho
tiempo que vivía sola. Para mí, tener un
compañero en casa es mucho mejor. Más
si estoy enamorada de él. [Risas].
–¿Te gustaría casarte?
–Trato de que todo vaya con un ritmo
natural. Este momento no se va a repetir, entonces dejo que las cosas buenas
lleguen solas.
LAS VUELTAS DE LA VIDA…
–Hace dos años que estás de novia
con Mariano. ¿Cómo se conocieron?
–[Risas]. ¡En la calle! Yo estaba yendo a
comer con mamá y él estaba sentado en
un bar con amigos. Nos miramos mucho,
pero para mí quedó ahí. Yo saludé a un
chico que estaba sentado en otra mesa,
cerca de la de Mariano, y resultó que
se conocían. Cuando me fui, se acercó
a preguntarle mi nombre. Después me
agregó en Facebook, pero como yo había
vuelto con mi ex novio pasaron dos años
hasta que volvimos a cruzarnos. Fue en
el cumpleaños del novio de una amiga...
Yo nunca imaginé que era el chico que
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Texto: Paula Galloni
Fotos: Tadeo Jones
Asistente de fotografía: Matías Salgado
Maquillaje y peinado: Joaquín López Patterson
Agradecimientos: Trosman, Candiotti y Luz Arias
“Soy muy ansiosa, autoexigente y a veces muy sensible. No lloro pero hay cosas que me
duelen y no deberían. Mi ventaja es que soy insistente, hasta que no cumplo lo que me
propongo, no paro”, confiesa. Después de pasar dos semanas en Uruguay, la actriz partió
al Sur para recibir 2016 junto a su novio.
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