Lectura 21 de Mateo
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Lectura 21 de Mateo
Lectura 28 de Mateo PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA VIÑA San Mateo 20:1-16 V.C. 20:1 “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña”. . La semana pasada nosotros aprendimos sobre un joven que se acercó a Jesús. Él era rico, poderoso y religioso. Él quería tener la vida eterna; Sin embargo, no quiso seguir a Jesús porque tenía muchas posesiones, pues amaba más sus riquezas que la vida eterna. Viéndolo Jesús les dijo a sus discípulos: “es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”. Estas palabras de Jesús fueron un shock para los discípulos. Ellos se asombraron y dijeron: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” Jesús les dijo que para Dios todo es posible. Entonces, Pedro le dijo a Jesús: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido, ¿qué, pues, tendremos?” Pedro había dejado su familia y su oficio para seguir a Jesús. De verdad fue muy precioso que Pedro dejara todo lo que tenía y siguiera a Jesús. Pero, él tenía sentido de pérdida, es decir que pensaba que tenía que recibir alguna recompensa de Dios por su sacrificio. A veces nosotros también pensamos como Pedro. Pensamos que debemos recibir alguna recompensa del Señor porque dejamos todo y lo estamos siguiendo. Dios nos va a recompensar por nuestro sacrificio, pero la meta de nuestra vida de fe no debe ser esperar en recibir algo del Señor, sino a nuestro Señor Jesús mismo. En la vida cristiana, el que trabaja para recibir recompensa, la pierde; y el que olvida la recompensa, la encuentra. Jesús le dijo a Pedro que si cualquiera que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos o tierra, por su nombre, recibirá cien veces más, y heredaría la vida eterna. Pero a la vez Jesús le advirtió: “muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros”. La palabra de hoy está relacionada con esta historia. Esta palabra también termina con “los primeros serán postreros, y los postreros, primeros”. A través de este mensaje nosotros podemos aprender ¿quién es Dios?, y ¿con qué actitud debemos trabajar? Oro que Dios abra nuestros corazones para recibir esta palabra con humildad. Amén. Leamos el v1. “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña”. Cuando nosotros pensamos en el reino de los cielos, nos imaginamos en un palacio brillante, un jardín hermoso donde los leones y los conejos juegan juntos, y muchas matas de frutas que podemos comer con libertad. Sin embargo, cuando Jesús explicó sobre el reino de los cielos, él hablaba del reino celestial. La palabra 1 de hoy también comienza con el versículo que dice que el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. El reino de los cielos es donde Dios está. Este versículo nos enseña quién es nuestro Dios. Primero, Dios es diligente. En esta parábola, el padre de familia es Dios, los obreros son los siervos del evangelio, y la viña es el campo de misión. El padre de familia tenía una viña hermosa, viña era fértil y grande. El señor de la viña era muy rico. Normalmente las personas de esta posición no trabajan con diligencia. Ellos tienen muchos siervos y les encargan el trabajo a los siervos. Los dueños llegan a su trabajo tarde y se van temprano. El señor de la viña de esta parábola también podía llegar a su viña a las 11 de la mañana y volver a su casa almorzar e ir otra vez a la viña a las 5 de la tarde para pagarles a los obreros, pero él era diferente: Él era un hombre muy diligente. Aunque él podía haber enviado a sus siervos para contratar a los obreros, él mismo se levantó temprano en la mañana y fue a la plaza para contratar a los obreros. Nosotros podemos saber que nuestro Dios es muy diligente. Él trabaja mucho para su obra de salvación; no duerme, ni descansa. Él cuida a sus ovejas las 24 horas del día y trabaja con sus siervos los 365 días del año. Porque nuestro Dios es diligente, sus hijos y sus siervos también tienen que ser diligentes. Dios quiere que sus siervos sean fieles, es decir personas responsable que cumplen con sus tareas. Nosotros debemos ser diligentes para servir a Dios y buscarlo. Como el señor de la viña que salió temprano en la mañana para contratar a los obreros, nosotros debemos levantarnos temprano en la mañana para encontrarnos con nuestro Señor. Los grandes siervos de Dios siempre han encontrado a Dios temprano en la mañana. Oro que nosotros seamos diligentes para servir a Dios. Segundo, Dios busca a sus siervos. El mismo señor de la viña fue a buscar a sus obreros. Igualmente nuestro Dios busca a sus siervos. El busca a sus siervos primero, no sus siervos a Él. En muchas partes de la Biblia podemos encontrar a Dios buscando a los obreros para su obra de salvación. Dios buscó a Abraham cuando él tenía 75 años y lo llamó para que fuera bendición. Luego Dios buscó a Isaac, y a Jacob. Cuando Moisés estaba pastoreando a sus ovejas en el desierto durante 40 años, Dios lo llamó diciendo: “Moisés, Moisés”. También aunque Samuel era pequeño y no conocía a Jehová Dios, él lo llamó tres veces. Cuando el pueblo de Israel se alejó de Dios y andaba en corrupción, Dios llamó a Isaías diciéndole: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Cuando Jesús vino a esta tierra, él llamó a los trabajadores del reino de los cielos. “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. Además Jesús llamó a Pablo también en el camino para ir a Damasco. Los pecadores primero tenían que pedirle a Dios que los usara, pero los humanos no buscaron a Dios primero a causa de su orgullo e ignorancia espiritual. Al contrario, Dios buscó a los pecadores primero, y los salvó y les dio trabajo. Nosotros tampoco buscamos a Dios primero, sino que Dios nos buscó 2 primero a través de nuestros pastores. Dios está tan lleno de gracia de manera que nos buscó primero. Tercero, Dios nos da la misión. Miren el v2. “Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña”. El señor de la viña contrató a los obreros por un denario al día, y los envió a su viña. Los obreros tuvieron la oportunidad de trabajar. Ellos sobrevivían por el trabajo del día, por eso si no conseguía para trabajar en el día, pasaban ese día muy triste. En nuestro país el problema de desempleo es muy grave, muchos jóvenes no tienen empleo aunque son profesionales y por no tener trabajo, tampoco se pueden casar. No tener trabajo una condición muy triste. A veces algunos se quejan diciendo que tienen mucho trabajo. Ellos quieren descansar e irse de vacaciones, pero si uno no tiene trabajo, puede saber que tener empleo es una gran bendición. Había un hermano desempleado, después de dejar su trabajo, durante el primer mes él se sentía muy bien, pero pasando 3 meses, 6 meses, y un año, él no podía soportar su condición de desempleado, por eso visitó a su pastor, y le dijo: “Pastor, por favor, consígueme un trabajo”. Cuando uno no tiene trabajo, pierde las ganas de vivir y tiene sentimiento de vacío. Lleva su vida buscando el placer carnal y se hace un hombre inútil. Por eso los desempleados envejecen rápido: su cara se arruga y sus cabellos se hacen blancos rápidamente. Los que tienen trabajo son felices, sobretodo los que encontraron un trabajo valioso en su vida son benditos. Muchos jóvenes pierden su vida gastando el tiempo en los deseos de la carne, porque no han encontrado el trabajo verdadero donde puedan invertir su vida. Algunos trabajan, pero no encuentran el sentido de trabajar, ellos no han encontrado el trabajo verdadero. Nosotros éramos como los desempleados que no sabíamos qué teníamos que hacer en nuestras vidas. Pero Dios tuvo gran misericordia de nosotros, y nos buscó y nos dio la misión donde podemos invertir nuestra vida completamente. Nuestra misión es salvar a las almas perdidas, enseñar la Biblia a los jóvenes universitarios y guiarlos a nuestro Señor Jesucristo. No existe la renuncia ni la jubilación en este trabajo, es decir que debemos trabajar hasta morir. Si nosotros queremos, podemos trabajar las 24 horas del día. Eso es una gran bendición de Dios. También nuestro campo de misión, la universidad, es muy hermoso. Todos los años ingresan nuevas ovejas, que son los futuros líderes del país. Es difícil ayudar a los jóvenes universitarios; sin embargo, ellos tienen mucha posibilidad de ser grandes siervos de Dios. Le agradezco a Dios por darnos este trabajo de predicar el evangelio a los jóvenes universitarios. Amén. Cuatro, Dios está lleno de gracia. Miren vs. 3-6. El señor de la viña fue a la plaza y llamó a los obreros cerca de la hora tercera, sexta, novena y undécima. La hora tercera son las nueve de la mañana, la sexta es el mediodía, la novena son las tres de la tarde, y la undécima son las cinco de la tarde. Cuando él fue a la plaza cerca 3 de la cinco de la tarde, todavía había algunos desocupados. Cuando él les pregunto por qué estaban allí desocupados, ellos respondieron que nadie los había contratado. Normalmente los dueños de la viña contratan a los fuertes, fieles, y expertos; pero los débiles, los enfermos y los flojos no pueden encontrar trabajo. Los que salieron tarde a la plaza son flojos, ellos son inútiles para la viña. Sin embargo, el señor de la viña les ofreció trabajo. Aunque ellos iban a trabajar solamente 1 hora, él los llamó para trabajar en su viña. Nosotros podemos saber que él llamó a los obreros no solamente para ganar dinero, sino también para darles trabajo y oportunidad para que vivieran felices. En otras palabras, él llamó a los obreros por su gracia. Algunos piensan que Dios los llamó porque eran buenos, otros piensan que Dios los llamó para sacar algún beneficio de ellos. Pero es una gran equivocación. Dios nos llamó por amor a nosotros. Él podía llamar a otros, pero nos amó y nos llamó a nosotros. Nosotros fuimos llamados para llevar muchos frutos en nuestra vida y vivir felices. Nosotros no merecemos trabajar en la viña del señor, pero por su gracia podemos trabajar por él. El apóstol Pablo dijo: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles, sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es” (1Co.1:26-29). Nosotros no podemos jactarnos ante Dios porque él nos llamó por su gracia. La viña de Dios está abierta para que todo el mundo pueda entrar. Pero no está abierta para siempre, a las 6 de la tarde se cierra, luego viene la liquidación. Miren el v8. “Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros”. El señor de la viña comenzó a pagar desde los postreros hasta los primeros. El mayordomo de la viña les pagó un denario a los que llegaron cerca de la hora undécima. Ellos trabajaron solamente 1 hora, por eso podía pagarles 1/10 de denario. Pero el señor de la familia sabía que un denario no era mucho para ellos. Él sabía que no podían sustentar a su familia con menos de un denario. Él tuvo misericordia de ellos, por eso les pagó un denario, aunque trabajaron 1 hora nada más. Un denario es la vida eterna. Nosotros recibimos la vida eterna por la gracia de nuestro Dios. Dios le da vida eterna a todos los que creyeron en Jesús. Miren el v10. “Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario”. Los primeros esperaban recibir más que un denario porque habían trabajado más que los que llegaron tarde. Ellos llegaron a la viña temprano en la mañana y soportaron la carga y el calor del día, entonces, pensaban que iban a recibir más de 3 denarios. Sin embargo, el mayordomo les pagó un denario. Nos parece que es injusto: a los que trabajaron más tienen que pagarles más, y a los que trabajaron menos tienen que pagarles menos. Entonces, los obreros van a trabajar más para recibir más 4 pago y así pueden tener mayor producción. Los primeros murmuraban contra el padre de familia diciendo, “Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día”. Nos parece que su reclamo es justo, pero ante los ojos de Dios ellos estaban mal. Primero, ellos no entendían la gracia que les había dado el señor de la viña. El señor de la viña les llamó por su gracia y les pagó por su gracia. Los primeros no entendían esta gracia de Dios y tenían orgullo de que habían trabajado más. Ellos pensaban que tenían que recibir más pago por haber trabajado más que los otros. A veces nosotros también podemos sentirnos como ellos. Podemos pensar que debemos recibir mayor reconocimiento en la iglesia por el tiempo que hemos trabajado y nos hemos esforzado. Pensamos que la iglesia tiene que tratarnos con más privilegio por nuestro trabajo, pero debemos saber que estamos trabajando por la gracia de Dios. El apóstol Pablo sufrió mucho para predicar el evangelio. Él trabajaba más que los otros apóstoles; sin embargo él dijo que era más pequeño que todos los otros apóstoles, él confesó que trabajaba por la gracia de Dios. Si nosotros conocemos la gracia de Dios, no vamos a tener queja. Sólo nos quejamos y nos comparamos con otros cuando no conocemos la gracia de Dios. Segundo, ellos no sabían que trabajar en la viña del señor era una gran bendición. Ellos pensaban que sería mejor llegar tarde disfrutando la vida, si van a recibir el mismo pago. Ellos no sabían que disfrutaban mejor trabajando en la viña. Ellos tenían la seguridad del pago e iban a trabajar con tranquilidad. Pero los que pasaron tiempo en la plaza sufrieron angustiados y preocupados porque no tenían trabajo. Trabajar en la viña es una gran bendición, por eso uno no puede quejarse. Algunos se quejan diciendo que llegaron a UBF muy temprano. Ellos dicen que no tuvieron mucho tiempo para pecar porque vinieron muy temprano a la iglesia. Dicen que no tienen muchas cosas para escribir sogam. En cambio les parece que los que llegaron tarde después de pecar mucho tienen más gracia de Dios. Les parece que su testimonio es más dramático. Por eso algunos quieren ir al mundo otra vez para pecar más y luego volver a la iglesia. Yo era uno de ellos, pero los que llegaron primero a la viña del Señor no gastaron su vida pecando contra Dios. Ellos están llevando una vida de dar frutos desde su juventud. Por lo tanto, ellos tienen que agradecerle más a Dios. Algunos quieren trabajar mucho para Dios, pero no tienen mucha fuerza para servirle porque fueron llamados muy tarde. Algunos terminan su vida pecando contra Dios, en cambio otros encontraron a Dios desde su juventud y dieron muchos frutos para él. El líder de la comunión Moravian, el conde Zinzendorf nació en una familia cristiana y creció en un ambiente espiritual desde su niñez. Cuando él era niño, él escribió en su diario: “Yo tengo sólo un deseo, el cual es Jesús”. Cuando él tenía 9 años, leyó un libro sobre la misión en la India y tomó la decisión de vivir para predicar el evangelio de Jesús. Cuando tenía 10 años formó un grupo cristiano “grano de mostaza”, y 5 ayudaba a otros amigos espiritualmente y oraba para la misión mundial. Cuando él estaba estudiando derecho en la universidad, un día vio el dibujo de la cruz de Jesús en un museo. En ese momento, él escuchó la voz de Jesús que le decía: “Yo morí por ti, y ¿qué hiciste tú por mí?” Ante esta pregunta de Jesús, él tomó la decisión de vivir para el Señor. Luego él trabajó mucho para la misión mundial. El pudo llevar muchos frutos en su vida para el Señor porque conocía al Señor desde su adolescencia. Tercero, ellos no podían aceptar la soberanía de Dios. Miren el v13. “El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?” El padre de familia cumplió su compromiso con los obreros. Miren vs 14,15 “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?” El señor de la viña tenía derecho de hacer lo que quería con lo suyo, él usó su derecho para una buena obra. Las obras de Dios son buenas, su soberanía es buena. Si nosotros aceptamos esta buena soberanía de Dios, podemos darle gracias a Dios en todo. Quejarse contra Dios es menospreciar la soberanía de Dios. Leamos el v16. “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”. Aunque alguien haya venido a la iglesia primero, si tiene queja en su corazón, él va a ser postrero. Aunque otro llegue postrero, pero lleva su vida con agradecimiento, él va a ser primero. Nosotros debemos recordar la gracia de Dios y tener buena relación con él. Oro que Dios nos ayude para que seamos siervos diligentes, fieles y humildes en su viña. Amén. 6