Disciplina Positiva - York Region Children`s Aid Society

Transcripción

Disciplina Positiva - York Region Children`s Aid Society
Disciplina
Positiva
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Peel Children’s Aid
8 Nelson Street West, Suite 204
Brampton, ON L6X 4J2
Teléfono: 905-796-2121
Fax: 905-796-2293
o
101 Queensway West
Mississauga, ON L5B 2P7
Teléfono: 905-275-7444
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Por ejemplo, si un niño comienza a correr hacia la
calle, el padre o la madre puede cargarlo y llevarlo
para la casa o el patio donde él puede jugar seguro.
Si un niño golpea a otro, el padre o la madre puede
ponerse entre ellos y cargar al que está lastimado.
Cuando sea posible, los padres pueden dejar que sus
niños experimenten las consecuencias naturales de
sus actos. Si un niño llega tarde a cenar, se le puede
dar la opción de recalentar su cena otra vez o de
comerla
fría. Si un niño en edad preescolar no quiere ponerse
sus mitones, cuando salga se le enfriarán las manos y
tendrá que regresar a buscar los mitones.
Los padres pueden pedir que el niño compense por lo
que ha hecho o solucione el problema que su
comportamiento ha causado. Haber coloreado la
pared puede traer como consecuencia que el niño
deba ayudar a limpiar su “obra de arte”. Haber
golpeado a otro niño y hacerlo hecho llorar puede
traer como consecuencia que el niño deba traer un
juguete y deba compartirlo con el otro niño para
hacerlo sentir mejor.
También es importante que los padres estén
conscientes de sus propios sentimientos. Los padres
que están estresados a causa de otros problemas
tienen más probabilidad de enfadarse con sus niños y
de pegarles.
Conclusión
Debido al hecho que los niños son vulnerables, nuestra
sociedad hace esfuerzos especiales para protegerlos contra
daños. Si bien es cierto que los padres pueden utilizar
castigos físicos para enseñar y orientar a sus niños, el
riesgo de daños – emocionales, de desarrollo y físicos – es
significativo y hay otras alternativas más seguras cuya
efectividad ha quedado demostrada. ‘Peel Children’s Aid’
tiene una posición clara sobre este asunto.
No endosamos ni apoyamos el castigo físico de los niños, y
animamos a los padres a buscar técnicas alternativas para
orientar a sus niños a convertirse en adultos responsables.
Disciplina Positiva
INTRODUCCIÓN
Aunque se encuentren separados por la
geografía, las creencias religiosas y las
tradiciones, los padres de todas las
culturas tienen mucho en común.
Ellos comparten, entre otras
cosas, el deseo universal de
velar por la seguridad de sus
niños y de ayudarlos a crecer
para que se conviertan en
unos miembros de la sociedad
sanos y colaboradores.
En Ontario, esas aspiraciones
para nuestros niños han sido
consagradas en la Ley de los
Servicios para el Niño y la
Familia, la cual fomenta todo
aquello que sirva para velar por los
intereses del niño y que ordena que se
los proteja. Teniendo esta Ley como guía,
‘Peel Children’s Aid’ también aboga por los niños
en la comunidad de Peel y ha tratado de obtener espuestas
a preguntas relacionadas con el objetivo de fijar metas
de seguridad y disciplina para los niños.
Una pregunta importante que muchos padres se hacen,
es si el uso de disciplina física con los niños –
a veces llamado castigo corporal – es una
estrategia eficaz o conveniente para
orientar los niños a convertirse en
adultos responsables.
Basado en consultas realizadas
dentro de la comunidad y en
las evidencias presentadas
por investigadores y
expertos en la materia,
‘Peel Children’s Aid’ no
recomienda ni apoya el
uso del castigo físico en los
niños como una técnica de
disciplina. Creemos que el
mismo contribuye para una
aceptación de la violencia en
nuestra sociedad e que representa
un factor de riesgo para muchos
problemas que los niños pueden llegar a
tener a largo-plazo.
La Historia de la
Disciplina Física
El uso del castigo físico
como herramienta para
disciplinar a los niños y
controlar su comportamiento tiene una larga historia
en nuestra cultura. Algunos
de sus defensores intentan
justificar su uso actualmente,
basándose solamente en este
hecho. No obstante, el uso de la
disciplina física en los niños a través
de gran parte de nuestra historia, puede
compararse con la manera similar en la cual
se ha aceptado el uso del castigo físico para disciplinar
a las esposas, criados y esclavos. Las leyes que permitían
estas formas de castigo han sido derogadas y solamente los
niños pueden todavía ser disciplinados de esta manera.
Hay quienes apoyan el uso de castigos físicos, tales como
zurras, basándose en fundamentos religiosos. Su
interpretación de ciertas escrituras, particularmente
aquellas que aparecen en el libro de los proverbios del
Antiguo Testamento, les hace pensar que estos castigos son
un requisito religioso, ordenado por Dios. Otros líderes
religiosos interpretan de un modo distinto los mismos
versículos de la Biblia y pueden señalar otros versículos
que recomiendan encarecidamente que se trate a los niños
con delicadeza.
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Algunos consejos adicionales de los educadores de padres
para ayudar a los padres a disciplinar sin usar el castigo
corporal:
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Investigación
En los últimos años ha habido un cambio entre los padres
canadienses en general, con respecto al uso menos
frecuente de la disciplina física. Ésta tendencia se debe
en parte al resultado de la investigación sobre la materia,
que ha demostrado que las zurras y acciones similares
pueden convertirse en factores de riesgo que pudieren
ocasionar problemas a más largo plazo.
Por ejemplo, la ‘U.S. Children, Youth
and Families Education Research
Network’ (Organización
Americana de Investigación para
la Educación de los Niños, de la
Juventud y de la Familia)
descubrió que el 70% de los
casos en los cuales los niños
fueron maltratados, empezó
con una zurra.
Proporcionarles la
oportunidad de
experimentar las
consecuencias lógicas
de sus acciones – algo
que esté ligado al mal
comportamiento
también es eficaz. Por
ejemplo, si el niño monta
su bicicleta sin usar el casco
se le puede guardar la
bicicleta por el resto del día. Si
el niño colorea la pared se le pueden
guardar los crayones y también se le puede mandar a
ayudar a limpiar la pared. (Parke, 1969).
Explicarle a un niño porqué su comportamiento no
es aceptable y cuáles tipos de comportamientos serían
más apropiados, ayuda al niño a entender y mejora
la obediencia en general (Parke, 1969).
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Muchos padres tienen expectativas que no son
realistas con relación a sus niños pequeños.
A veces esperan que un niño de edad preescolar
pueda, por ejemplo, limpiar su cuarto sin ayuda.
También pueden sentirse enfadados o irritados
cuando al niño se le olvida una regla o una
instrucción que se le ha dado. Puede resultar de
gran ayuda aprender sobre el desarrollo infantil y
entender que los niños necesitan repetición constante
para aprender.
Los padres pueden crear un ambiente dentro de casa
que haga que el buen comportamiento sea más fácil
para el niño. Poner objetos frágiles fuera del alcance
de un niño pequeño es un paso simple que puede
ayudar. Ayudar a los niños a que duerman
suficientes horas y a que coman cuando tengan
hambre reduce las rabietas y el comportamiento poco
colaborador. Si un niño tiene dificultades en alistarse
para la escuela en la mañana, tal vez sea mejor
preparar todo la noche anterior y así eliminar las
luchas matinales.
Habitualmente, decir que “sí” es mejor que decir
que “no”. Este método es más eficaz - especialmente
con los niños pequeños – decirles “puedes correr
afuera” en vez de decirles “no corras en la sala de
estar”. Los padres pueden mostrarle al niño cómo
acariciar al perrito suavemente, en lugar de decirle
“no seas tan brusco”.
Siempre que sea posible, los padres pueden ofrecerle
opciones a los niños.
Con niños en edad de aprender a andar y con niños
pequeños, los padres pueden transmitir su mensaje
de una forma más clara, interviniendo físicamente.
Aprendiendo a Educar
sin usar Disciplina
Cuando los padres han estado utilizando castigos físicos
para controlar a sus niños, el aprender nuevos enfoques
puede constituir un desafío para ellos. Los trabajadores
de “Peel Children’s Aid” pueden aconsejar las familias
cuando tienen preocupaciones, pueden referirlas a
programas que existen en la comunidad o que están
vinculados con la agencia, o pueden ofrecerles técnicas
e ideas.
La investigación (Dix 1991) enfatiza la importancia de
que exista una relación cálida y amorosa entre padres y
niños, como base para el uso de toda la disciplina.
Identificar y apoyar el comportamiento positivo de los
niños también es importante, y parte de esto consiste en
que los padres sirvan de modelo mostrando ellos mismos
un comportamiento apropiado (Kohlberg, 1964).
A través de la investigación, también se han evaluado
estrategias relacionadas con el comportamiento
inadecuado. Las estrategias que más a menudo han
demostrado ser eficaces incluyen:
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La técnica del “tiempo aparte”, cuando se saca al
niño de la habitación y por lo tanto se le priva de
atención y de tener interacción con sus padres y con
otras personas por un período de tiempo apropiado
para la edad, es una técnica muy estudiada. En
algunos casos, puede sentarse al niño en una silla o
hacer que se quede en otro lugar definido. Estudios
realizados han comprobado que esto mejora
considerablemente la docilidad con la que los niños
se amoldan a las expectativas de los padres (Scarboro,
Forehand, 1975).
La técnica del “tiempo aparte” es menos eficaz si los
padres reprenden verbalmente al niño al mismo
tiempo (Roberts, Powers, 1990).
La técnica del “tiempo aparte” puede no cambiar el
comportamiento inmediatamente, pero se considera
tremendamente eficaz como estrategia a largo plazo
(Wilson, Lyman, 1982).
Se ha demostrado que cuando se trata de niños
mayores, retirarles ciertos privilegios o restringirles
su participación en actividades que les gustan,
pueden ser técnicas muy eficaces para modificar el
comportamiento. Algunos ejemplos pueden ser:
nada de televisión o de juegos de computadora por
una noche; no poder salir para jugar con los amigos
por un período de tiempo, etc. (Davies, McMahon,
Flessati, Tiedemann, 1984).
Un estudio realizado en 1995 por la Universidad
McMaster en Hamilton, demostró que los adultos que
habían sido azotados cuando eran niños tenían más
probabilidades de sufrir depresión, adicción y otros
problemas de salud mental. Los adultos que habían sido
abusados cuando eran niños no fueron incluidos en el
análisis estadístico.
Una investigación realizada por un cierto número de
personas (incluyendo a Straus, 1997 y Baumrind &
Ownes, 2001) sugiere que los niños que son azotados
tienen más probabilidades de comportarse de una manera
agresiva con los otros niños de su edad. Otros estudios
(Universidad de New Hampshire, 1991), comprobaron
que los niños que habían sido azotados, al ser observados
cuatro años más tarde, tenían más tendencia a golpear a
otros, desafiar a sus padres, ignorar las reglas y a ser poco
colaboradores, y Durrant
(1994) comprobó que los
castigos físicos están
correlacionados con
delincuencia,
violencia y
crimen más
tarde en la
vida.
En 1986,
Power y
Chapieski
comprobaron
que los niños
de uno a dos
años y medio de
edad que fueron
golpeados mostraron menos progreso
en el desarrollo de sus
habilidades durante los
siete meses siguientes, que los
niños que no fueron golpeados. Una investigación
reciente (1998) hecha por Strauss, probó que los niños
golpeados, en promedio, obtienen puntuaciones más bajas
en las pruebas para medir su C.I (coeficiente intelectual).
Su teoría es que los padres que deciden no golpear a sus
niños dedican más tiempo para hablarles y para discutir
con ellos las formas de buen comportamiento, y este
hecho conlleva a la obtención de puntuaciones más altas
en las mediciones de C.I. Sin embargo, también es posible
que las hormonas del stress producidas cuando los niños
están asustados o heridos debido a los golpes que han
recibido, disminuyan su capacidad de aprendizaje.
Algunos estudios probaron que los efectos negativos
ocasionados por el castigo físico a los niños disminuyen
cuando los padres emplean también otras técnicas de
enseñanza. Sin embargo, ningún estudio ha probado que
el golpear a los niños tenga ventajas en general, cuando se
compara este método con otros métodos empleados por
padres que no utilizan castigos físicos.
Además, cuando se golpea a los niños o cuando se
utilizan castigos similares, ellos pueden recibir
mensajes no intencionados. Los niños pueden
llegar a creer que es aceptable golpear a la
gente que se ama y que el empleo de la
fuerza es una manera admisible de
alcanzar sus metas. Ellos pueden
comenzar a concentrarse más en la
manera de evitar castigos – por ejemplo,
que nos los agarren – que en las razones
verdaderas por las cuales el mal
comportamiento no es deseable. Esto
hace que ellos tengan más dificultad para
aprender a auto dominarse.
Aspectos Legales
Suecia fue, en 1979, el primer país que declaró ilegal el
castigo físico de niños. La ley vino acompañada de una
campaña educativa muy intensa para ayudar a los padres
a entender los efectos dañinos de las zurras y a enseñarles
nuevas maneras de criar a sus hijos. Desde entonces,
otros diez países también han aprobado leyes que
consideran que las zurras son ilegales.
Ninguno de estos países prescribe penas criminales para
las zurras u otros castigos.
En el año 2000, fue presentado un recurso de apelación
ante la Corte Suprema de Canadá, para revocar el
Artículo 43 del Código Penal, que permite que los padres
hagan uso de “fuerza razonable” para disciplinar a sus
niños.
Actualmente, este artículo está redactado así:
“Está justificado el uso de la fuerza por
todo maestro(a) de escuela, padre/
madre o persona haciendo las
veces del padre o de la madre
para corregir a un alumno o
niño que esté bajo sus
cuidados, conforme sea el
caso, si la fuerza no
excede lo que se considera
razonable, dadas las
circunstancias”.
Este artículo ha sido
utilizado con éxito para
defender a los padres que
han golpeado a sus niños con
correas, cinturones y palos
causando contusiones, verdugones
y otras lesiones.
que golpear o dar una palmada en el área de la cabeza,
de la cara o del cuello es una acción grave y es motivo
de gran preocupación, sin importar cuánta fuerza fue
utilizada, debido al potencial que existe de causar daño
físico. Además, si el niño queda con una marca o lesión
visible o interna, no importa cuán superficial sea la
misma, dicha situación debe ser denunciada.
iii)
Frecuencia
La preocupación por el bienestar del niño aumenta
cuando se observa un patrón de uso de disciplina física
frecuente y continua, debido a que se incrementa la
posibilidad de causar al niño lesiones y problemas
psicológicos a largo plazo.
iv)
Edad
La posibilidad de que el uso de disciplina física
pueda causar lesiones a los niños pequeños,
es particularmente alta. Bebés, niños
pequeños, o niños de edad preescolar son
especialmente vulnerables. Existen
pruebas medicas claras que demuestran
que, por ejemplo, sacudir, arrastrar o
lanzar un bebé al aire puede ocasionar
una lesión interna grave e incluso la
muerte.
v)
Contexto
Si existen otros factores de riesgo o
indicadores de malos tratos, entonces el
riesgo de que el castigo físico ocasione
lesiones es mayor, y la situación reviste
mayor gravedad.
La Disciplina
Física y los Niños
en Centros de
Protección de Menores
Cuando los niños comienzan a vivir con una una familia
de acogida o en un centro de protección de menores,
“Children’s Aid Society” asume el papel de los padres de
esos niños. Nosotros somos responsables de ocuparnos
de que a los niños a nuestro cargo se les enseñe cómo
comportarse adecuadamente, pero cuando se trata de
castigo físico tomamos una postura coherente.
Los padres de acogida y el personal del centro de
proteccion de menores no tienen permiso de pegarle a
los niños o de usar otros castigos corporales con los niños
que están a su cargo.
Creemos que todos los profesionales que trabajan con los
niños y las familias tienen la responsabilidad de discutir el
tema de la disciplina con los padres que
utilizan castigos físicos, con
la finalidad de
motivarlos a utilizar
los servicios
disponibles que
pudieran ayudarlos
a aprender cómo
usar métodos más
eficaces de
disciplina infantil.
Consideramos que
la práctica de
métodos
inadecuados en la
crianza de los niños
es un problema de
toda la comunidad y la
sociedad de ayuda para los niños no debe ser la única
responsable de solventar dicho problema.
Este Artículo, al igual que todos los artículos del Código
Penal, tiene como propósito establecer los lineamientos
para el enjuiciamiento de crímenes que han sido
cometidos. No tiene que ver con los riesgos que se corren
o con lo que más le conviene al niño. La Ley de los
Servicios para el Niño y la Familia reemplaza al Código
Penal, y a otras leyes, porque su intención es la de
proteger a los niños, incluyendo aquellos que corren el
riesgo de sufrir daños o lesiones.
Para determinar si el uso de la disciplina física es
altamente inadecuado, un(a) asistente social toma en
consideración varios componentes de la situación.
Cuando los padres utilizan disciplina física altamente
inadecuada, hay razones suficientes para sospechar que el
niño necesita protección y que debe crearse un plan de
intervención.
Z
Los factores que hay que tener en cuenta para determinar
dicha intervención, incluyen:
Cuando el Artículo 43 fue desafiado, el Juez McCombs,
observó que las pruebas de expertos de ambos lados –
aquellos que apoyaban el castigo corporal de los niños y
los que se oponían al mismo –
coincidían en varios puntos
comunes:
Z
Z
Z
i)
Método
Ningún padre, madre o persona que cuida de un niño
debe golpearlo con una arma en ninguna parte de su
cuerpo. Las correas, varas, cables, cepillos, cucharas de
madera u otros utensilios, son ejemplos de lo que se
considera “armas”. El riesgo de herir gravemente a un
niño aumenta de forma significativa cuando se usan estos
objetos, porque es más difícil que los padres sepan con
cuánta fuerza le están pegando al niño. De manera
similar, es motivo de gran preocupación cuando
un adulto da puñetazos, patadas, bofetadas
fuertes y repetidas a un niño, o cuando sacude a
un bebé.
ii) Gravedad
La gravedad de la situación puede ser
determinada por la fuerza que fue usada por la
persona a cargo del niño, cuando lo golpeó y
por y la parte del cuerpo del niño que fue
golpeada. La disciplina física puede ser
considerada grave y altamente inadecuada en
algunas situaciones, incluso cuando la fuerza
aplicada haya sido mínima. Por ejemplo, se considera
Z
Z
Z
Z
El castigo
corporal a niños
menores de dos
años de edad
es injusto y
perjudicial.
El castigo
corporal a los
adolescentes
no sirve de
nada y es
potencialmente
perjudicial.
El uso de objetos tales
como correas, reglas, etc., es
potencialmente peligroso y no debe ser tolerado.
Una palmada o un golpe en la cabeza es peligroso
y no debe ocurrir jamás.
No hay evidencia de que el azote sea más beneficioso
que el uso de otros métodos de disciplina.
Ningún experto recomienda o propugna el empleo
del azote en lugar de otras formas de disciplina.
El método del “tiempo aparte” es aprobado
universalmente como una alternativa eficaz.
Azotar – definido como la administración de una o
dos palmadas de intensidad suave a moderada, con
la mano abierta en las nalgas o en las extremidades,
que no ocasiona daño físico – no es considerado
abuso de un niño.
‘Peel Children’s Aid’ no tiene ningún mandato o
responsabilidad legal de intervenir en una familia donde
los niños son castigados de vez en cuando con un azote,
según la definición antes mencionada.
En vista de las responsabilidades que ‘Peel Children’s Aid’
tiene, nuestro mandato es intervenir en situaciones de
empleo de disciplina en las cuales se ha utilizado la fuerza
excesiva, los niños han sido golpeados con objetos, o han
sufrido lesiones, por ejemplo.
Sin embargo, animamos a
las familias a que
aprendan a usar
formas alternativas de
disciplina que no
impliquen azotar a
los niños, ya que hay
considerable
evidencia acerca de
los riesgos que se
corren al emplear
este tipo de castigo.
La mayoría de los padres
reconoce este hecho. En un
estudio realizado en 1966 (Graciano, Hamblen, Platte), se
demostró que el 85% de los padres que azotaron a sus
niños dijeron que preferían no hacerlo, si podían
encontrar una buena alternativa. La disciplina no es
sinónimo de castigo.
Intervención de ‘CAS’
La palabra disciplina deriva de la palabra discípulo, que
significa aquél que sigue o aprende de, y esto incluye
todas las cosas que los padres hacen para enseñar o para
orientar a sus niños. Un padre o una madre que
proporciona un buen ejemplo está disciplinando a sus
niños, tal como es el padre o la madre que le ofrece
opciones al niño y le permite experimentar las
consecuencias de su comportamiento.
Una manera de examinar el castigo es viéndolo como una
estructura continua (‘continuum’). En un extremo
estarían los padres que no utilizan para nada el castigo
físico en la crianza de sus niños; en el otro extremo
estarían los padres que maltratan físicamente a sus niños y
les causan lesiones serias en nombre de la disciplina.
Situaciones que no justifican la intervención de ‘CAS’:
1.
2.
3.
Cuando no se utiliza disciplina alguna.
Cuando se utilizan métodos de disciplina
tales como, quitarle ciertos privilegios al
niño, “tiempo aparte”, no dejarle salir y
otros métodos que no implican hacerle
daño al niño.
Cuando se usa con poca frecuencia
disciplina física que no sea excesiva, tal
como darle al niño uno o dos manotazos en
las nalgas, con la mano abierta, cuando el
niño está vestido. El objetivo de este tipo de
disciplina es servir como símbolo de
desaprobación, y no se usa para hacerle daño,
causarle dolor o dejar lesiones en el niño.
Situaciones que justifican la intervención de ‘CAS’:
1. Cuando la disciplina es excesiva o
inadecuada
2. Cuando la disciplina utilizada es
inadecuada y ocasiona lesiones al niño.
Un ejemplo de disciplina física que no se considera
excesiva, podría ser una situación en la que un niño
pequeño comienza a cruzar una calle de mucho tráfico
y el padre o la madre lo hala hacia atrás y dale unas
nalgadas. Esto es una reacción común en muchos padres,
y la intervención de CAS no sería apropiada. Sin embargo,
a los padres les puede interesar saber que las
investigaciones han comprobado que es MÁS probable
que los niños pequeños y los niños en edad preescolar
que reciben un azote por correr hacia la calle lo vuelvan
a hacer, comparados con los niños pequeños que en lugar
de ser azotados fueron llevados a un lugar seguro y a los
cuales se les enseñó como jugar evitando el peligro
(McCord, 1996; Embry, 1997).
La preocupación aumenta, cuando los padres
traspasan el nivel en el cual usan la
disciplina física de manera esporádica y
moderada. El uso frecuente de ciertos
métodos de disciplina (p.ej. azotes,
palmadas, sacudir por el brazo, etc.)
puede ser que no cause daño físico,
pero los profesionales del bienestar
del niño lo consideran inadecuado.
La investigación (Straus, 1996;
McCord, 1996) demuestra que
mientras más se golpea a los niños,
es más probable que cuando lleguen
a ser adultos se enfaden más fácilmente,
golpeen a sus cónyuges y tengan conflictos en sus relaciones. Los padres que
pegan a los niños con más frecuencia,
corren un riesgo mayor de llegar a utilizar
otras formas de castigo corporal más perjudiciales (tales como usar una correa u otro objeto) y de
hacer comentarios verbales ofensivos (McCord, 1996).
McCord también descubrió que, los padres que
frecuentemente pegan a los niños tienden a aumentar la
intensidad del castigo, en vez de cambiar de estrategia,
cuando el comportamiento del niño no mejora. Otro
estudio (Wilson Lyman, 1982) descubrió que las otras
estrategias, tales como el método del “tiempo aparte”, la
reafirmación positiva, o quitarle ciertos privilegios, son
menos eficaces cuando los padres también le pegan a los
niños.

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