RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA HABANA
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RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA HABANA
RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA HABANA VIEJA: UNA APROXIMACIÓN DESDE EL ENFOQUE DE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD Autor: Orestes Fidel Sardiñas Gómez Geógrafo, Investigador Auxiliar. Máster en Ciencias en Gestión Ambiental Instituto de Geografía Tropical [email protected] Raúl A. Rangel Cura, Economista, Investigador Agregado, Máster en Economía. Instituto de Geografía Tropical, [email protected] RESUMEN El centro histórico de la capital cubana, es la zona de la Habana Vieja, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982. Este hecho impulsó un proceso de restauración que ha trascendido los marcos de la conservación patrimonial, para convertirse en un ejemplo de desarrollo local sostenible. Este artículo reflexiona sobre el modelo de autogestión aplicado en ese proceso, cuyo éxito en gran medida ha radicado en una concepción y posterior ejecución desde un enfoque de construcción social de tecnología. Incursiona en aspectos teóricos y conceptuales imprescindibles para una aproximación a este caso en particular, y describe de modo general el modelo de autogestión implementado, precisando criterios del por qué constituye un exponente, a nivel local, de una tecnología socialmente construida. Valora asimismo la importancia de la utilización de ese enfoque en el contexto cubano actual. Palabras clave: autogestión, restauración, Habana Vieja, construcción social de tecnología RESTORATION OF THE HISTORIC CENTER OF OLD HAVANA: AN APPROACH FROM THE VIEWPOINT OF SCIENCE, TECHNOLOGY AND SOCIETY ABSTRACT The historic center of the Cuban capital, is the area of Old Havana, declared World Heritage Site by UNESCO in 1982. This prompted a restoration process that has transcended the heritage conservation frameworks, to become an example of sustainable local development. This article reflects on the selfmanagement model applied in this process, whose success has largely settled on a design and subsequent implementation from the perspective of social construction of technology. He works in theoretical and conceptual aspects essential for an approach to this particular case, and describes in general the self-management model implemented, specifying criteria for what constitutes an exponent, locally, a socially constructed technology. Also appreciates the importance of using this approach in the current Cuban context. Keywords: self-management, restoration, Habana Vieja, social construction of technology INTRODUCCIÓN El estudio de una tecnología no puede abordarse como una esfera aislada de lo social. Ambas partes están estrechamente vinculadas en la actualidad, y no asumir una perspectiva socio-tecnológica en esos estudios conduce a errores deterministas y reduccionistas. Está claro que lo “socialmente puro” no existe, como tampoco lo puramente tecnológico. Lo técnico es socialmente construido, y lo social es construido tecnológicamente. En estos estudios sociales de tecnología actuales, pueden apreciarse según Thomas (2008) tres abordajes: los sistemas tecnológicos, el de actor-red, y el constructivismo social de la tecnología (CTS o SCOT). La construcción social de tecnología no es más que un marco teórico que pretende abordar, describir y explicar las relaciones socio-técnicas desde la metáfora del “tejido social sin costuras”, es decir asumir que la tecnología se imbrica con lo social, lo económico y lo político, y que el desarrollo de artefactos, no es solo un logro técnico, sino que tiene inmersas consideraciones sociales, económicas y políticas. De esta manera, se intenta demostrar el carácter social de la tecnología y el carácter tecnológico de la sociedad, generando un nivel de análisis complejo, en contra de visiones lineales que no contribuyen al correcto análisis del fenómeno. El proceso de restauración del Centro Histórico de la Habana Vieja se ha basado en un modelo de autogestión, que ha resultado exitoso dentro del contexto patrimonial cubano. Las claves de su éxito han radicado en el enfoque participativo y comunitario que las autoridades responsables han sabido imprimir a la restauración, infiriéndole un matiz social a los aspectos tecnológicos de la propia restauración. En este artículo se asume como objetivo principal “reflexionar acerca del modelo de autogestión para la restauración del centro histórico de la Habana Vieja implantado en 1993, desde la perspectiva de la construcción social de tecnología”. MATERIALES Y MÉTODOS Se utilizó como método fundamental la revisión bibliográfica, a partir de una abundante y actualizada bibliografía disponible. Se procedió en primer término abarcando los aspectos teóricos y conceptuales imprescindibles para el abordaje realizado, se contextualizó a nivel nacional e internacional la experiencia tratada, describiendo de modo general el modelo de autogestión implementado para la restauración del centro histórico de la Habana Vieja, y precisando algunos criterios sobre cómo este modelo constituye un exponente, a nivel local, desde una construcción social de tecnología. Finalmente se brindan una serie de conclusiones y recomendaciones en torno al tema. ASPECTOS TEÓRICOS RELACIONADOS CON LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN Algunos de los rasgos de la sociedad moderna actual basada en el paradigma de desarrollo occidental, lo constituyen la exclusión social; la polarización en la toma de decisiones de tipo económico, político, y social; y la banalización de la vida en función de hábitos y prácticas de vida ya prescritas a modo de recetas universales que supuestamente desembocan en la felicidad de cualquier individuo que las siga ciegamente. Muchos serían los factores que pudieran comentarse como desencadenantes de éstos y muchos otros males que aquejan a la actual civilización, sin embargo, la actual enajenación del ser humano de su medio inmediato, vista desde una perspectiva de construcción social de tecnología (CTS), arrojaría nuevos elementos que en definitiva, confirmarían la hipótesis de que a pesar del alto desarrollo tecnológico alcanzado hasta el momento, éste no ha sido capaz de beneficiar a todos por igual, dado que dicho desarrollo, ha tenido un marcado carácter individual o privado como tendencia, de ahí que en ello esté implícito una definición sesgada o estrecha de tecnología, que según puntualizan ivestigaciones, se conoce como una visión artefactual de la misma. En este sentido, los enfoques de CTS abogan porque las tecnologías tengan cada vez más un carácter social e incluyente, no técnico-económico y excluyente como ha sido hasta el momento. Autores como Thomas (2008), se refieren a estas contradicciones bajo el término tensión determinista, donde se da una confrontación entre un determinismo tecnológico y un determinismo social. Según este autor, ésta confrontación “sólo puede ser superada si se abandona la representación analíticaestructural de “tecnología” y “sociedad” como dos entidades equivalentes, dos esferas de existencia independiente. Pero, evidentemente, no es suficiente con abandonar una perspectiva para resolver un problema. La superación sólo se consigue si es posible adoptar una nueva representación que evite los inconvenientes de la anterior.” En este sentido, Nuñez (2009) apunta que “al discutir sobre ciencia, tecnología y sociedad, esta última ha de ser colocada como elemento primordial y ordenador respecto a los múltiples temas en juego”. Por tanto, desde un punto de vista teórico-metodológico, aplicar el enfoque de la construcción social de tecnología implica, en primer lugar, la determinación de los grupos sociales relevantes, que no son más que una categoría de actores. Ellos son los que constituyen los artefactos, en su sentido más amplio, son los portadores del proceso social de desarrollo tecnológico. En segundo término, después de identificados los grupos sociales relevantes, aparece el abordaje analítico-descriptivo desde la perspectiva de esos propios grupos. Es una de-construcción, donde la “flexibilidad interpretativa” propone tantos artefactos como visiones haya. Mediante esta interpretación, el funcionamiento de ese artefacto visto desde un sentido amplio, solo resulta exitoso si es aceptado por los grupos socialmente relevantes. Con posterioridad se establece el marco tecnológico, entendido en términos de poder, es decir a partir de la capacidad de transformar la agencia de otros para satisfacer sus propios fines. Este marco tecnológico regula entonces la actuación de los grupos sociales relevantes. Se pasa entonces como unidad de análisis al ensamble socio-técnico, que supera al artefacto con sentido amplio y el marco tecnológico, para extender sus límites a una escala social más abarcadora. Este ensamble puede adoptar tres configuraciones: Cuando ningún marco tecnológico dominante orienta las acciones. Cuando un marco tecnológico es dominante. Cuando varios marcos tecnológicos son importantes. Otras dos definiciones de trascendental importancia a tener en cuenta en los enfoques de CTS, son las de ciencia e innovación. En el primer caso, no existe en la literatura un consenso único en cuanto a lo que se entiende por ciencia, lo que según Núñez (2009) se debe a que la ciencia constituye un fenómeno complejo cuyas expresiones históricas han variado considerablemente. Aún así, este autor refiere que existen diferentes visiones de la ciencia, entre las que podemos citar la que la define como un sistema de conocimientos que modifica nuestra visión del mundo real y enriquece nuestra imaginación y nuestra cultura; o la que la conceptualiza como un proceso de investigación que permite obtener nuevos conocimientos, los que a su vez ofrecen mayores posibilidades de manipulación de los fenómenos. Al respecto, del modo en que actúa la ciencia en la sociedad, el mismo autor señala que: La ciencia avanza mediante la construcción de consensos comunitarios. La naturaleza, la realidad, nos proporcionan respuestas, hechos, a las preguntas que le formulamos por medio de experimentos y observaciones. (…) En la medida en que la ciencia es una empresa colectiva, la construcción de consensos, gracias al debate, la polémica y las controversias, se convierte en un asunto de suma importancia (Núñez, 2009.) También resulta importante tener en cuenta que en la construcción social de tecnología, no tiene necesariamente que basarse en el conocimiento científico y en la innovación que se genere en centros de investigación o universidades; de hecho, dentro el entramado socio-tecno-cognitivo propio de dicho proceso, intervienen elementos como la educación popular, las prácticas sociales que se generan desde la cotidianeidad, las normas de convivencia, los saberes empíricos, las costumbres de una comunidad en particular, y otras situaciones. Al respecto, una reflexión interesante es ofrecida por Núñez (2009), quien comenta que: Desde otras visiones filosóficas, la ciencia se concibe como una tradición entre otras. Nada hay en ella que la haga superior a otras tradiciones espirituales. (…) Las teorías no son ni verdaderas ni falsas (…) apenas son instrumentos convencionales para controlar y manipular la realidad. No existe el método científico, ni la ciencia dispone de ningún recurso especial para conocer. Se cuenta con muchas otras experiencias cognoscitivas y espirituales que dicen más del mundo y de nosotros mismos que la ciencia. La innovación no se refiere solamente a determinado equipamiento técnico. También está presente en cuestiones de tipo organizativo, de liderazgo, financieras y comerciales y del talento y habilidad del capital humano. En cualquiera de los casos, la innovación supone la acción sistemática e intencionada de introducir novedad o cambio en lo que se hace y para lo que se hace. El proyecto en elaboración de Ley de Innovación en la República de Cuba, se conceptualiza a la innovación como la aplicación de una novedad o mejora útil a los procesos productivos y actividades sociales, que conducen a cambios tecnológicos, organizativos, de distribución y gestiones útiles, en las entidades, sectores, esferas, comunidades y localidades donde se introduce. Se reconocen como innovaciones a: Invenciones reconocidas y aplicadas Resultados de los proyectos de investigación, desarrollo tecnológico e innovación al aplicarse Transferencias de tecnologías cuando se asimilen, adapten y pongan en explotación Mejoras tecnológicas, organizativas y de gestión que logren su aplicación, en entidades productivas y comunidades Otras ideas y métodos de realización práctica que contribuyan a la agregación de valor a los productos y procesos, y al desarrollo del nivel de vida de la sociedad, como consecuencia de la aplicación de conocimientos y habilidades que conduzcan a cambios perdurables y garanticen ventajas competitivas, incrementos de eficiencia, elevación del nivel de vida y mejoramiento continuo de las organizaciones productivas y científicas, así como de las agrupaciones humanas (Editorial Academia, 2009). Arocena y Sutz (2003) reconocen un grupo de tendencias actuales, vinculadas al conocimiento, la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, las cuales ejercen una considerable influencia en la sociedad: Entre ellas pueden citarse las siguientes: Crecimiento continuo de la importancia del conocimiento: El consumo de conocimientos en la actualidad es altamente intensivo, dados los requerimientos y retos que el mundo de hoy enfrenta, tales como la búsqueda de nuevas fuentes de energía, la utilización de tecnologías de punta, los nuevos materiales a emplear, las tecnologías de la información, la ampliación del consumo en países emergentes, los cambios en el orden climático que se avecinan, por citar algunos. El conocimiento ha adquirido una relevancia tal en las sociedades, que muchos denominan a la sociedad contemporánea como sociedad del conocimiento, aunque esa definición es discutible, pues no es pareja para todas las sociedades, y se expresa con mayor fuerza en los países capitalistas desarrollados. Gran aceleración de los procesos de innovación: Continuamente, aparecen nuevos productos, máquinas, diseños, procedimientos de producción y control de la calidad, cambios en la estrategia corporativa, en la estructura organizativa, en los conceptos o estrategias de marketing, también están en los estéticos o de diseño, así como la introducción de técnicas de gestión avanzadas. En ello juega un gran papel la competencia establecida en función de generar ganancias, por lo que esa aceleración tampoco funciona para todos de manera igualitaria. Polarización del sistema de conocimientos: en materia de ciencia, tecnología e innovación se experimenta una gran concentración en los países más ricos. En consecuencia, la estructura del sistema internacional de conocimiento es sumamente desigual. Por tanto la orientación de la ciencia, la tecnología y la innovación está pautada por ese pequeño grupo de países, manteniendo al resto del mundo en una condición precaria y de fragilidad, y que muchas veces no responde a sus propias necesidades. Notable acercamiento de la investigación científica y la innovación: Cada vez más disminuye la brecha entre la investigación científica y su aplicación práctica. EL CONTEXTO CUBANO ACTUAL Y EL PAPEL DEL CONOCIMIENTO, LA TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN La realidad cubana de hoy resulta compleja y difícil de abordar desde una óptica restrictiva y parcializada. Pero a la vez, está muy necesitada de ser analizada y repensada, puede que desde diferentes ángulos pero bajo un indispensable enfoque sistémico, porque a fin de cuentas, todos los componentes de la sociedad se encuentran interrelacionados y se condicionan unos a otros. Todo ello se inserta en un contexto mundial caracterizado, entre otros aspectos, por los siguientes: Se ha venido produciendo un incremento del calentamiento global y de los efectos asociados al cambio climático, así como una agudización de problemas ambientales tales como la contaminación del aire, suelos y aguas. Las alteraciones que tales fenómenos provocan en los volúmenes de precipitaciones, la salinidad de los océanos, el aumento del nivel medio del mar, la frecuente ocurrencia de eventos extremos, afectaciones a la salud, pérdidas económicas y de bienestar social, impactan de modo negativo a todos los países y pueden conducir a desastres. Esto resulta especialmente perjudicial para las capas mas desposeídas de la población, y por ende mas vulnerables. En la medida que crece la urbanización a nivel mundial, tambien se agudizan los conflictos en las ciudades, debido al aumento de la presión poblacional sobre la infraestructura de servicios, los recursos naturales y el fondo habitacional. Las ciudades son los grandes centros de poder, económicos y de generación de riqueza y conocimiento, y ello depende a su vez su correcto funcionamiento y estabilidad. Hay que tomar en cuenta además, que la población mundial experimenta un proceso de envejecimiento que aunque no resulta parejo entre países, al menos si resulta franco en los países desarrollados y en otros que como Cuba implementan programas o presentan características específicas que los acercan a los patrones de estos países. Este momento de la transición demográfica que a nuestro juicio se impulsará por la cada vez más rápida introducción de adelantos científico-técnicos en la esfera de la salud, repercutirá inevitablemente sobre el potencial de recursos laborales y su utilización, y planteará una elevación de la productividad y la eficiencia indispensables, para sostener a la población. Actualmente, no hay evento ni proceso en el mundo donde no aparezca con fuerza el concepto de globalización. Esta etapa de la economía mundial, caracterizada por relaciones cada vez más estrechas entre empresas multinacionales y entre distintos países, basadas en el alto desarrollo alcanzado en el transporte, las comunicaciones y el procesamiento y transmisión de información, tiene tendencias acompañantes que se presentan en todos los campos de la actividad humana. Nuestro mundo actual además de estar en franco proceso de globalización, también resulta ser unipolar, donde se perfilan con mucha fuerza los conceptos de bloques regionales por sobre la noción de países individuales, y donde el Estado, o bien ha visto debilitarse su papel, o al menos verá re-estructurarse sus funciones convirtiéndose en una institución diferente a la perspectiva. La globalización es un proceso amplio, complejo y variado, que influye en todas y cada una de las esferas de la vida, ya sea natural, económica o social, y aporta rasgos y condiciona elementos que distan mucho de estar totalmente establecidos pues como proceso resulta extraordinariamente abierto e independiente, sin que haya madurado. La globalización no debe verse en ningún modo como un proceso negativo. Abocados a ella, en aquellos países en desarrollo sólo resta incorporar todo lo que de valioso pueda ofrecer, y desechar lo negativo, o incluso, lo que quizas en otros contextos pueda ser positivo y no funcionar en otros del mismo modo. De manera amplia, la globalización puede beneficiar a los países a partir de la propia integración de las economías y la trasmisión de tecnologías y conocimientos, mediante la creación de empleos sobre todo. Induce por demás a la descentralización, y esto puede resultar muy positivo para las sociedades más cerradas.Tambien de algún modo, tiende a borrar las diferencias entre lo urbano y lo rural, moviendo sus límites, en la medida que se producen adelantos en las comunicaciones y el transporte a altas velocidades. Las zonas rurales cobran cada vez mas aspecto de pequeños centros urbanos, mientras que las grandes ciudades se van descompactando, adquiere peso como actividad económica, la agricultura urbana, y el sector informal considerable en ciudades de países menos desarrollados, termina por transformar la vivienda, los servicios y la mano de obra, incluso las modalidades de producción y consumo. No obstante algunas tendencias neo-liberales en la economía que acompañan a la globalización en muchos casos y que colocan al mercado por sobre cualquier otra consideracion, pueden lprovocar efectos negativos para el desarrollo. Aquellas países enclavados en una periferia lejana y ajena a los grandes centros monetarios y de poder económico, han visto incremento en su mayoría el deterioro ambiental, y más aún en sus zonas marginales de asentamiento espontáneo. Esta situación se ha agudizado como producto de un desarrollo económico insostenible adoptado por parte de un número considerable de gobiernos, alentados por las supuestas ventajas del mercado por sobre otras consideraciones. Los asentamientos espontáneos, obligados a crecer por migraciones sucesivas del campo a la ciudad o por el déficit de vivienda o su alto costo, radican en terrenos periféricamente urbanos, difíciles de cubrir con equipamiento y servicios, causando involuntariamente deterioro ambiental, presentando hacinamiento de personas y viviendas precarias, encharcamiento de aguas pluviales y albañales, desechos y tiraderos de basura, provocando una situación crítica y peligrosa para sus habitantes y el resto mismo de la ciudad. Las consecuencias en la tendencia neoliberal ha engendrado en la distribución de la riqueza, más calamidades en la población, que no han hecho más que agudizar este fenómeno, que cubre diversa aristas desde lo social hasta lo económico. En resumen, el crecimiento económico que a nivel macro ha posibilitado el neoliberalismo en algunos ejemplos, no siempre ha venido acompanado de un crecimiento en la esfera social, y esa contradicción se ve reflejada en las ciudades a partir de una segregación social del espacio Por otro lado la desigual distribución de la riqueza y el abandono de políticas y programas de corte social en muchos países, ha generando una gran masa marginada, para la cual la globalización ha traído pocos beneficios, y que encuentra en la violencia y la delincuencia una respuesta y muchas veces una alternativa para sobrevivir. La escasez de empleo conduce, en la esfera social, al mantenimiento de subpoblaciones en un estado de vulnerabilidad económica, que termina por encontrar estategias de supervivencia no siempre positivas. Otros rasgos como la inestabilidad política y los conflictos armados en numerosas regiones del mundo también provocan que grandes volúmenes de poblaciones afectadas se enfrenten a la muerte, epidemias, hambrunas y falta de oportunidades. Esos conflictos muchas veces tienen como escenarios a las ciudades, donde la infraestructura creada puede verse seriamente dañada, tanto la productiva como la de servicios y viviendas, encontrando dificultades para su posterior recuperación y dejándolas en condición vulnerable. Asimismo, el fenómeno de la aparición de nuevas enfermedades y otras emergentes, como SIDA y tuberculosis, complican un escenario mundial de por sí ya plagado de tensiones. La falta de recursos, de educación, de condiciones higiénico-sanitarias y de habitabilidad, de solidaridad incluso, unidas en gran parte al desinterés de algunas clases gobernantes, propicia una condición vulnerable al saneamiento, que impacta con fuerza a los estratos sociales más empobrecidos. La escasez y agotamiento de recursos vitales como el agua y los combustibles fósiles, marcan expectativas a las que también deberán enfrentarse las naciones, como delimitaciones que albergan sociedades. El avance hacia modelos racionales, ajenos al despilfarro y el consumo desmedido presentes sobre todo en países del primer mundo a partir de patrones culturales fuertemente establecidos, se erige en una necesidad insoslayable aún para naciones menos favorecidas, donde estilos de vida adoptados y menores niveles culturales y de desarrollo cientifico-técnico, dificultan establecer una mentalidad tendiente al ahorro y la conservación de los recursos naturales. Por su parte la actual crisis alimentaria, caracterizada por los altos precios, también argumenta a favor de lograr formas de producción y abastos seguros y propios, que limiten la dependencia de las urbes hacia los grandes centros de producción primarios (Sardiñas, 2009). En ese contexto mundial, nuestro país lucha por encontrar un modelo económico y social propio, que garantice las conquistas sociales logradas, y a la vez le permita insertarse plenamente en actuales contextos de naciones. En la realidad cubana actual, se tiene que desde el punto de vista demográfico, Cuba enfrenta la contradicción de encontrarse en un punto de su transcisión demográfica similar a la de los países desarrollados, pero contando con un nivel de desarrollo, sobre todo en lo económico, muy lejano de éstos. El envejecimiento progresivo de su población, la reducción de su fecundidad y la fuerte emigración, son los principales retos demográficos que apuntan al futuro de la población cubana, pero que escapan del marco puramente demográfico para adquirir una connotación mayor, a nivel de sociedad, al plantear conflictos tales como la baja productividad del trabajo, la poca disponibilidad de fuerza laboral, el aumento de los gastos por concepto de la seguridad social y el reordenamiento de los servicios sociales, por solo citar algunas de las complejas tareas que ya comienzan a avizorarse. Desde una óptica propiamente social, también se advierten en los últimos tiempos una pérdida de valores que concierne en primer lugar a la juventud, y que ha estado muy relacionada con la difícil situación económica por la que ha estado atravesando Cuba a partir de los años 90 del pasado siglo. Fenómenos que degradan el ámbito de la sociedad y resquebrajan su concepción de valores han cobrado fuerza e imponen una revisión urgente y drástica de sus causas y consecuencias, pues ponen en peligro la sostenibilidad del proyecto social cubano. La recuperación del valor del trabajo y el aumento del control son sin dudas algunas de las fórmulas que tendrán que ser adoptadas, de manera más bien perentoria. Ambientalmente, el país enfrenta situaciones problemática con la degradación y contaminación de los suelos, la contaminación del aire y los cuerpos de agua, el desabastecimiento de ese vital recurso, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, y el deterioro del fondo habitacional y de las redes en los asentamientos. En esta importante esfera, la aplicación social de la ciencia, la tecnología y la innovación se revelan como aspectos consustanciales para lograr un entorno más seguro y tributar a un modelo de desarrollo sostenible Incide también, la situación económica actual que aparece signada por la poca disponibilidad de recursos financieros, el mantenimiento del bloqueo económico por parte de Estados Unidos a la Isla, un deficiente abasto alimentario, los altos precios de los productos, la doble circulación monetaria, los bajos salarios y productividad del trabajo, además de una excesiva centralización que entorpece la gestión y no libera las potencialidades de las fuerzas productivas, a partir del mantenimiento de viejos esquemas económico que muy poco tiene ya que aportar y urge ser renovado, como se encaminan las nuevas estrategias orientadas a partir de la Conferencia nacional del Partido Comunista de Cuba en el 2012. En lo referente a esto último, la construcción de una sociedad socialista después del triunfo revolucionario de 1959 a partir de un sistema capitalista dependiente y subdesarrollado, determinó que la evolución del nuevo estado en formación pasara por sucesivas etapas marcadas por una mayor o menor centralización, pero donde siempre han estado presentes claras tendencias descentralizadoras, y que son una muestra de una alternativa a la privatización. “Ese proceso de descentralización no debe ser visto como un proceso únicamente administrativo y gubernamental. [...] quien dice descentralización dice transferencia de responsabilidades hacia las estructuras territorializadas. El debate con respecto al tipo de responsabilidades […] debe insertarse en el marco de las nuevas condiciones planteadas por la mundialización. La mundialización no es solamente exógena, […] es también endógena. Es necesario preguntarnos cómo queremos vivir localmente la mundialización, o mejor dicho, cuáles son los espacios políticos de nivel local que podrían permitir a los actores efectuar un cierto control sobre las fuerzas del mercado, que liberadas de las trabas políticas, estructuran la economía y, consiguientemente, la sociedad”. Y en este sentido, la participación no debe quedarse al margen del desarrollo, donde participar significa asistir, discutir, elegir, ejecutar, tomar o sumarse a; teniendo como un rasgo esencial el que la gente participe en la toma de decisiones, en la construcción creadora de las soluciones a las propuestas alternativas a los problemas planteados y a la evaluación posterior sobre los resultados obtenidos. La participación es un poder alcanzado por la comunidad. “La descentralización propicia transferencia de poder desde los órganos reguladores hacia el resto de los institutos sociales y de estos a sus dependencias. Incluye aspectos institucionales, funcionales y normativos que afectan la vida de las instituciones y organizaciones sociales y a las bases en particular. Propicia mayor agilidad en la toma y cumplimiento de las decisiones, flexibiliza el funcionamiento de los centros productivos y de servicios, al tiempo que provoca un enriquecimiento de los sujetos participantes y de la propia actividad social al favorecer el sentirse y tomar parte”. REFLEXIONES SOBRE EL MODELO DE AUTOGESTIÓN APLICADO A PARTIR DE 1993 PARA LA RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE CIUDAD DE LA HABANA El proceso de restauración del centro histórico se desarrolla en un espacio que ocupa unos 2,14 km2 de la extensión superficial del municipio Habana Vieja, ocupando el 50% de su superficie total. Es una zona altamente representativa, pues engloba a las áreas más residenciales y densamente pobladas de La Habana Vieja. Tanto es así que en el centro histórico conviven unos 66.742 habitantes, lo cual representa el 70,4 % del total de población municipal estimado para el año 2004. Se alcanza asimismo una densidad poblacional de 31.187 habitantes por km2, cifra solamente superada por los valores registrados en el municipio Centro Habana y bien distante del calculado para el propio municipio Habana Vieja. Del total de viviendas del centro histórico, el 45,3 % no reúne las condiciones de habitabilidad requeridas, y justamente en ellas se aloja el 41,5 % del total de su población. La arquitectura doméstica representa el 81,5 % de las edificaciones, seguida por valiosos exponentes de la arquitectura civil pública, religiosa, y reductos del sistema defensivo de la ciudad. Su alto valor patrimonial lo demuestra la protección por parte de las instituciones culturales, de un 88 por ciento de los inmuebles, clasificados en algunos de los Grados de Protección establecidos. En general, 516 inmuebles ostentan los Grados I y II. Del total de edificaciones, el mayor volumen corresponde a la primera mitad del siglo XX, un 56,4 % del total. Este valor se corresponde con la fuerte actividad constructiva que acompañó a la naciente república cubana, sobre todo en las primeras décadas de ese siglo. Al fuerte deterioro del medio edificado, se unen adversas condiciones medioambientales. La ubicación en el entorno de la Bahía de La Habana de varias industrias generadoras de contaminantes, la descarga de residuos y la propia actividad del puerto, han provocado una alta contaminación de sus aguas. La falta de un tratamiento integrado en el paisaje portuario limita la utilización adecuada de las potencialidades ambientales, sociales y culturales de este importante sitio. La contaminación atmosférica está presente debido también a las deficiencias operacionales de las instalaciones industriales. Además, afectan el medio ambiente el transporte automotor, las deficiencias en la recogida de los desechos sólidos, el deterioro de las edificaciones y el déficit de áreas verdes, entre otras causas. El proceso de restauración del centro histórico de Ciudad de La Habana ha pasado por varias etapas, desde que en 1938 se fundara con carácter autónomo la Oficina del Historiador, a partir de la iniciativa del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring y con la responsabilidad de fomentar la cultura habanera, nacional, sus vínculos internacionales y promover la conservación del valioso legado monumental que la capital del país atesora. Al respecto pueden establecerse varios hitos de importancia en la labor restauradora, vista además de un modo integral y no solamente desde el punto de vista de conservación del patrimonio. Por ejemplo: El 7 de octubre de 1963, la Resolución No 2069 “ Ordenanza de Construcciones del municipio de la Habana, en su Artículo 4, establecía para el territorio de habana Vieja, la categoría de Zona de Excepcional Valor Histórico y Artístico” En 1979 se declara Monumento Nacional a “La Habana Vieja y su Sistema de Fortificaciones”, a partir de la Ley No 3 de 1977 sobre Monumentos Históricos y su reglamento establecido mediante el Decreto No 55 del 29 de noviembre de 1979. El Comité Intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y la Cultura (UNESCO), proclamó en diciembre de 1982 su carácter de “Patrimonio de la Humanidad”, lo cual impone el establecimiento de disposiciones especiales para la preservación y protección de la zona y asegurar su desarrollo en forma planificada. Mediante Acuerdo No 1494 del Consejo de Ministros del 18 de julio de 1983 fue aprobado el “Plan de Acción para la Conservación del Centro Histórico de la Habana Vieja y su Sistema de Fortificaciones”. Finalmente, en cumplimiento del Acuerdo No 1701 del Consejo de Ministros del 22 de marzo de 1984, “Lineamientos Generales del Plan Director de la Ciudad de La Habana”, se elabora el Reglamento Urbanístico Director, con el objetivo de reunir en una misma disposición normativa, todos los elementos inherentes al desarrollo urbano, como regulaciones urbanísticas específicas, restricciones ala construcción, reconstrucción, ampliación y conservación de viviendas por esfuerzo propio, disposiciones generales del Plan de Acción mencionado, y las premisas del Plan Director de la Ciudad para este territorio en específico. Pero es a partir de 1993, con la puesta en vigor del Decreto Ley del Consejo de Estado Número 143, sobre la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana, que el proceso de restauración adquiere un dinamismo y una proyección social no antes experimentados, producto de la implementación de un modelo de autogestión inédito en el contexto conservacionista cubano. Este modelo cuenta dentro de su Plan de Desarrollo Integral para el Centro Histórico, con una serie de principios rectores asociadas al proceso de restauración: Protección del patrimonio a través de un plan integral, conciliando la conservación con los valores culturales y el desarrollo socioeconómico La conservación del carácter residencial, esto es, la permanencia de la población residente según parámetros de habitabilidad, densidad y calidad de vida adecuadas. Dotar al territorio de una infraestructura técnica y de servicios acorde con las necesidades contemporáneas Lograr un desarrollo autofinanciado y el impulso de una economía local sostenible Este modelo parte de las facultades que le son conferidas a la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana, ahora como una institución adscripta al Consejo de Estado de la República de Cuba. Dentro de esas facultades, cabe mencionar las siguientes: 1. Preservar la memoria material y espiritual de la capital de la República como expresión de la historia nacional, divulgándola y honrándola por todos los medios de difusión natural y técnico-científicos y por su acción continua sobre estos bienes de la nación. 2. Formular y ejecutar los planes de restauración de la zona priorizada y velar por la conservación y restauración de los valores históricos en el resto de la Ciudad de La Habana. 3. Instrumentar los métodos de apoyo financiero al trabajo de restauración. 4. Fiscalizar las actividades que con relación a los bienes que integran la zona priorizada para la conservación, lleven a cabo las entidades enclavadas en ésta. 5. Fomentar fuentes propias de financiamiento destinadas a la restauración y preservación de la zona priorizada para la conservación, al mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes, al sostenimiento de las funciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y a los ingresos del país. 6. Concertar contratos con entidades nacionales y extranjeras, organismos internacionales, organización no gubernamentales y otras personas naturales o jurídicas debidamente acreditadas, a los fines planteados en este Decreto-Ley. 7. Abrir y operar cuentas bancarias en moneda nacional y en divisas. 8. Conceder o denegar autorizaciones para obras y usos de los espacios urbanos en la zona priorizada para la conservación. 9. Exportar e importar, comprar, vender y realizar otras operaciones mercantiles. 10. Formalizar convenios con los organismos y entidades situadas en la zona priorizada para la conservación con el fin de garantizar el uso adecuado de sus valores patrimoniales. 11. Dirigir la Empresa de Restauración de Monumentos y otras entidades que se le asignen. 12. Recibir y utilizar donaciones con destino a la restauración y a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. También se establece que las entidades enclavadas en la zona priorizada para la conservación no subordinadas a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y sus dependencias, que perciban ingresos en divisas, contribuyan a su restauración y preservación con un por ciento de sus ingresos, los cuales entregarán a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. También contribuirán a estos fines en igual forma las que perciban ingresos en moneda nacional. En ambos casos el por ciento será fijado por el Comité Estatal de Finanzas. Logros del modelo de autogestión Desde el punto de vista territorial, se ha seguido la estrategia de priorizar los principales espacios públicos y sus ejes de interconexión, favoreciendo una concentración de las inversiones y la reanimación de zonas urbanas compactas. Ejemplo de ello son la restauración de lugares patrimoniales como la Plaza de la Catedral, la Plaza de Armas, la Plaza Vieja y la Plaza de San Francisco, además de que se avanza en la recuperación de un área de unas 40 manzanas, que se extienden desde la Avenida del Puerto hasta la calle Cuba y desde la calle Empedrado hasta Sol y del antiguo Ministerio de Educación, hoy Universidad San Gerónimo. Se ha trabajado además, en el borde costero desde el castillo de la Punta hasta la Iglesia de Paula y extendiéndose al sur, hacia el barrio de San Isidro, donde se desarrolla un importante Programa de Rehabilitación Integral, que ha permitido la construcción o reparación de más de un centenar de viviendas de carácter social y el mejoramiento de las condiciones de vida de unas 800 personas. En ese mismo barrio se han edificado obras sociales como la Escuela Primaria Mariano Martí, una sala Polivalente y un Centro Cultural, entre otras instalaciones. Se avanza además en la recuperación del Prado, tanto el espacio público como los edificios contiguos, así como del Malecón tradicional, extendiendo las acciones un poco más de lo que originalmente se pretendió, por constituir áreas de una alta significación simbólica y funcional. Paralelamente, se han creado las bases para el desarrollo de ciertos focos al interior del territorio, tales como la Plaza del Cristo, las Plazuelas de Belén, Santa Teresa y el Ángel, en zonas que aún no han sido intervenidas. Se ha desarrollado una verdadera transformación del espacio al imprimirle una fuerte trascendencia social, que no solo atañe a los inmuebles, sino además al fortalecimiento y ampliación de programas sociales como los referidos a la salud pública, por ejemplo los consultorios médicos de la familia , la clínica infantil, el Hogar Materno, el Centro Geriátrico, aulas-museos, asilo de ancianos, biblioteca pública; y toda una gama de instituciones cuya finalidad es servir a la comunidad del centro histórico. En ese sentido, el impacto social que ha propiciado el proceso de restauración constituye todo un referente dentro de la realidad cubana. Indiscutiblemente que una línea fundamental de acción ha sido detener el progresivo deterioro técnico de las construcciones, y dentro de ésta la solución paulatina de la problemática habitacional. Para ellos existen una serie de planes, como por ejemplo el Plan de Rehabilitación Integral del Barrio de San Isidro, el cual comprende una serie de subprogramas que atienden la reparación, rehabilitación y mantenimiento de las viviendas existentes, la creación y recuperación de servicios locales, mejoramiento de la infraestructura técnica, reactivación de la economía local y el rescate y fortalecimiento de tradiciones populares. Otras líneas de acción constituyen la creación de nuevos fondos de viviendas, fundamentalmente en nuevas urbanizaciones periféricas como en Alamar y Capdevila, y más recientemente hacia el mismo interior del centro histórico, lo cual ha implicado una mayor exigencia desde el punto de vista de la calidad resultante. Esto último ha obligado a buscar soluciones, como la Comunidad Provisoria de la Calle Muralla, que posibilita el tránsito de las familias vinculadas al plan de rehabilitación del conjunto monumental Plaza Vieja. Otra solución ha sido la adaptación de locales existentes disponibles. También se ha trabajado en la reanimación de conjuntos de viviendas por concepto de obras inducidas, lo cual persigue mejorar la imagen urbana a partir de intervenciones menores como la impermeabilización de cubiertas, control de filtraciones, reparación de instalaciones hidro-sanitarias y recuperación de fachadas. Reflexiones en torno al modelo de autogestión El modelo de autogestión aplicado a todas luces ha resultado exitoso. La base de su éxito radica precisamente en el hecho de haber sido asumido como una construcción social de tecnología. Convergen en él conocimiento, creatividad individual y organizacional y cabe referirse a su capacidad endógena, pues ha sido generado internamente, y tributa en primer término al desarrollo local sostenible. Al respecto, hay que entender que su traducción en desarrollo local parte de que se asume su propio desarrollo, y no solo como consumidor de una visión de desarrollo generado a escala nacional, y porque en ese proceso de restauración convergen la gestión del conocimiento, la concertación y articulación interinstitucional, la participación ciudadana, y la transferencia y apropiación de tecnologías, como agentes del cambio experimentado. Bajo este modelo se agilizó el proceso de toma de decisiones, se permitió el establecimiento de relaciones económicas de diversos tipos, y el cobro de impuestos a empresas productivas enclavadas en el territorio. El nacimiento de Habaguanex como entidad encargada de la explotación turística, convirtió a esa empresa en la principal fuente generadora de recursos financieros, que luego serían revertidos en el propio territorio. Bajo estas nuevas condiciones, se pasa a una nueva etapa dentro de la restauración del centro histórico, sin precedentes hasta lo entonces experimentado. De esta manera, el proceso restaurador apunta a que el centro histórico no sea solamente un sitio de alto valor arquitectónico y urbanístico, sino además un sitio de gran potencial cultural, económico y social, con la convicción de que una rehabilitación exitosa debe ser autofinanciable y socialmente participativa. La transformación acaecida no puede desvincularse de una importante actividad económica: la turística. A partir de la recuperación de antiguos hoteles, la creación de hostales y de servicios extrahoteleros de diverso orden, se ha constituido en la cara más visible de la economía del centro histórico, junto con la actividad comercial, y ha conformado un perfil que junto a la actividad artesanal, califica al centro histórico de la ciudad. Este factor económico, es el elemento clave que articula las necesidades de cada uno de los actores de dicho espacio, con las capacidades económico-financieras que se van creando en la medida que se desarrolla el proceso de restauración. Un indudable impacto social del proceso de restauración, es que ha partir de su propia labor, se ha creado una nueva conciencia sobre los valores de la ciudad, sus potencialidades y la factibilidad de su recuperación. Ese modelo, puede entenderse desde la perspectiva de Ciencia, Tecnología y Sociedad + Innovación, como un sistema de innovación local. Es así pues representa un conjunto constituido por organizaciones e instituciones, normas, disposiciones y reglas, y por las interacciones entre los diferentes actores colectivos (Núñez, 2010). Revista Cubana de Geografía - Instituto de Geografía Tropical En tal sentido, cabe referirse a las organizaciones e instituciones lideradas por la Oficina del Historiador de la Ciudad, y que poseen en lo particular cada una su campo específico de actuación. Esta Oficina, consta de seis componentes coincidentes con su nivel de actuación: Direcciones especializadas, Medios de Comunicación, Sistema Empresarial, Plan Maestro de Revitalización, Dirección de Cooperación Internacional y Dirección de Patrimonio Cultural. Como sistema de innovación local, juega un importante papel el ya citado Decreto Ley 143 del Consejo de Estado sobre la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, pues sienta las pautas normativas que regulan su funcionamiento de una manera particular para este caso. En cuanto a las interacciones que se producen entre los diferentes actores colectivos presentes, se tiene que en el escenario de análisis, y como parte del proceso de restauración, pueden definirse como actores relevantes (los portadores del proceso) a los siguientes: La ya citada Oficina del Historiador de la Ciudad y sus dependencias, que constituyen el eje articulador del proceso de restauración y el proyecto de desarrollo socioeconómico local que le es inherente; La población residente, vista como comunidad, en tanto se desarrolla sobre un territorio determinado, y se identifica como una unidad social a partir de compartir valores aun cuando presenta diferentes grupos poblacionales, con intereses y por tanto acciones comunes, inmersos en una serie de relaciones funcionales tanto externas como internas (Oliveras, 1999). El Gobierno Local, que funge como mediador y modulador de los intereses sociales y económicos de la comunidad que representa para su inserción dentro del proceso de restauración del centro histórico. Es un rasgo esencial, presente en todos y cada uno de los logros alcanzados, la existencia de concertación, que va más allá de la mera participación de los actores para incidir en la toma de decisiones. En ese diálogo se repiensa el proyecto en que todos los actores están comprometidos, y a partir de él también se generan nuevos conocimientos a ser aplicados, y por tanto, resultan ser innovadores. Desde un punto de vista económico, esta experiencia resulta inédita en el contexto socioeconómico cubano por el rasgo descentralizador que le caracteriza, lo que se materializa en una gestión oportuna y eficiente en el espacio en que opera. Cabe resaltar el carácter sostenible del modelo que ha seguido la restauración del centro histórico. Sostenible en tanto ha trabajado en recursos propios, potenciándolos y colocándolos en función de los objetivos del proceso restaurador, visto éste último como algo participativo e integrador, que tiende no solamente a la conservación, sino a proyectar sus valores a las generaciones futuras, como único modo de preservar el patrimonio de una ciudad que crece y se desarrolla en difíciles circunstancias. No obstante lo logrado ha quedado como una experiencia válida pero exclusiva. En este sentido, los proyectos de restauración de los centros históricos de Camaguey, Trinidad, Santiago de Cuba y últimamente Cienfuegos, ciudades cubanas que también atesoran altos valores patrimoniales, no cuentan con un modelo similar para la gestión de la restauración que sobre todas las cosas, ha demostrado su viabilidad (Palet, Sardiñas, y García, 2008). El proceso analizado no ha propiciado, además, la transmisión de la innovación más allá del propio marco del centro histórico de la Habana Vieja. Al decir de Medina y Espinosa (1994) esa transmisión permite que una innovación se convierta en un fenómeno económico-social, y en tal sentido, la experiencia exitosa que ha significado el modelo adoptado, no se ha extendido a otros centros históricos de ciudades cubanas como Cienfuegos y Camagüey, reconocidas también por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. CONCLUSIONES: El modelo de autogestión implantado resulta, desde el enfoque de construcción social de tecnología, en un ejemplo de cómo la tecnología va más allá de su sentido artefactual puro, para convertirse en una práctica social, que integra aspectos técnicos con los de carácter organizativo, los económicos y los culturales del territorio. Ese modelo puede concebirse como un sistema de innovación que ha logrado sostenerse en el tiempo, en un contexto donde no existen referentes similares, a partir de que representa un conjunto integrado por instituciones, organizaciones, un cuerpo legal que la sustenta, y una serie de interrelaciones entre los distintos actores involucrados en el modelo. Dentro del modelo aplicado en el centro histórico, el factor económico resulta un elemento relevante para su éxito y sostenibilidad como proyecto, por la manera en que éste articula las necesidades de cada uno de los actores involucrados. El proceso de restauración y el modelo que lo sustenta, rebasan los marcos conservacionistas, para convertirse en un proyecto exitoso de desarrollo social y económico a escala local. Este proyecto de desarrollo local, posee un carácter endógeno en tanto se basa en las potencialidades y particularidades presentes en la localidad. RECOMENDACIONES: Se recomienda generalizar la aplicación del modelo de autogestión aplicado en el proceso de restauración del centro histórico de la Habana Vieja a otros centros históricos del país de altos valores patrimoniales, como los casos de Trinidad, Cienfuegos y Camaguey. Bibliografía - Arocena y Sutz (2003): Subdesarrollo e innovación. Navegando contra el viento. Cambridge, University Press, Madrid. - Campo, Juan Carlos (2005): Descentralización y desarrollo local en Cuba. Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, CIPS. - Editorial Academia (2009): Tabloide del Curso Conocimiento e Innovación para el Desarrollo, Universidad para Todos, La Habana, pp. 7-8. - Medina y Espinosa (1994): La innovación en las organizaciones modernas. En: www.azc.uam.mx - Núñez, Jorge (2009): La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Lo que la educación científica no debiera olvidar. Editorial Félix Varela, La Habana, 245 p. - Núñez, Jorge (2010): Reflexiones sobre Conocimiento, CTI y Desarrollo. Presentación para curso de Problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología, Cátedra CTS+I, Centro de Altos Estudios Turísticos, La Habana. - Palet, M; Sardiñas, O; y García, M (2008): La restauración como actor principal de la revalorización del espacio local. La Habana Vieja, patrimonio vivo. Ediciones Uninorte, Barranquilla, pp. 54-83. - Thomas, Hernán (2008): Estructuras cerradas vs. procesos dinámicos: trayectorias y estilos de innovación y cambio tecnológico, 23p.