RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA HABANA

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RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA HABANA
RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA HABANA
VIEJA: UNA APROXIMACIÓN DESDE EL ENFOQUE DE
CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD
Autor:
Orestes Fidel Sardiñas Gómez
Geógrafo, Investigador Auxiliar. Máster en Ciencias en Gestión Ambiental
Instituto de Geografía Tropical
[email protected]
Raúl A. Rangel Cura,
Economista, Investigador Agregado, Máster en Economía.
Instituto de Geografía Tropical,
[email protected]
RESUMEN
El centro histórico de la capital cubana, es la zona de la Habana Vieja, fue declarado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982. Este hecho impulsó un proceso
de restauración que ha trascendido los marcos de la conservación patrimonial, para
convertirse en un ejemplo de desarrollo local sostenible. Este artículo reflexiona sobre
el modelo de autogestión aplicado en ese proceso, cuyo éxito en gran medida ha
radicado en una concepción y posterior ejecución desde un enfoque de construcción
social de tecnología. Incursiona en aspectos teóricos y conceptuales imprescindibles
para una aproximación a este caso en particular, y describe de modo general el
modelo de autogestión implementado, precisando criterios del por qué constituye un
exponente, a nivel local, de una tecnología socialmente construida. Valora asimismo la
importancia de la utilización de ese enfoque en el contexto cubano actual.
Palabras clave: autogestión, restauración, Habana Vieja, construcción social de
tecnología
RESTORATION OF THE HISTORIC CENTER OF OLD HAVANA:
AN APPROACH FROM THE VIEWPOINT OF SCIENCE,
TECHNOLOGY AND SOCIETY
ABSTRACT
The historic center of the Cuban capital, is the area of Old Havana, declared
World Heritage Site by UNESCO in 1982. This prompted a restoration process
that has transcended the heritage conservation frameworks, to become an
example of sustainable local development. This article reflects on the selfmanagement model applied in this process, whose success has largely settled
on a design and subsequent implementation from the perspective of social
construction of technology. He works in theoretical and conceptual aspects
essential for an approach to this particular case, and describes in general the
self-management model implemented, specifying criteria for what constitutes an
exponent, locally, a socially constructed technology. Also appreciates the
importance of using this approach in the current Cuban context.
Keywords: self-management, restoration, Habana Vieja, social construction of
technology
INTRODUCCIÓN
El estudio de una tecnología no puede abordarse como una esfera aislada de lo social.
Ambas partes están estrechamente vinculadas en la actualidad, y no asumir una
perspectiva socio-tecnológica en esos estudios conduce a errores deterministas y
reduccionistas. Está claro que lo “socialmente puro” no existe, como tampoco lo
puramente tecnológico. Lo técnico es socialmente construido, y lo social es construido
tecnológicamente.
En estos estudios sociales de tecnología actuales, pueden apreciarse según Thomas
(2008) tres abordajes: los sistemas tecnológicos, el de actor-red, y el constructivismo
social de la tecnología (CTS o SCOT).
La construcción social de tecnología no es más que un marco teórico que pretende
abordar, describir y explicar las relaciones socio-técnicas desde la metáfora del “tejido
social sin costuras”, es decir asumir que la tecnología se imbrica con lo social, lo
económico y lo político, y que el desarrollo de artefactos, no es solo un logro técnico,
sino que tiene inmersas consideraciones sociales, económicas y políticas. De esta
manera, se intenta demostrar el carácter social de la tecnología y el carácter
tecnológico de la sociedad, generando un nivel de análisis complejo, en contra de
visiones lineales que no contribuyen al correcto análisis del fenómeno.
El proceso de restauración del Centro Histórico de la Habana Vieja se ha basado en
un modelo de autogestión, que ha resultado exitoso dentro del contexto patrimonial
cubano. Las claves de su éxito han radicado en el enfoque participativo y comunitario
que las autoridades responsables han sabido imprimir a la restauración, infiriéndole un
matiz social a los aspectos tecnológicos de la propia restauración.
En este artículo se asume como objetivo principal “reflexionar acerca del modelo de
autogestión para la restauración del centro histórico de la Habana Vieja implantado en
1993, desde la perspectiva de la construcción social de tecnología”.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se utilizó como método fundamental la revisión bibliográfica, a partir de una abundante
y actualizada bibliografía disponible. Se procedió en primer término abarcando los
aspectos teóricos y conceptuales imprescindibles para el abordaje realizado, se
contextualizó a nivel nacional e internacional la experiencia tratada, describiendo de
modo general el modelo de autogestión implementado para la restauración del centro
histórico de la Habana Vieja, y precisando algunos criterios sobre cómo este modelo
constituye un exponente, a nivel local, desde una construcción social de tecnología.
Finalmente se brindan una serie de conclusiones y recomendaciones en torno al tema.
ASPECTOS TEÓRICOS RELACIONADOS CON LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE
TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN
Algunos de los rasgos de la sociedad moderna actual basada en el paradigma de
desarrollo occidental, lo constituyen la exclusión social; la polarización en la toma de
decisiones de tipo económico, político, y social; y la banalización de la vida en función
de hábitos y prácticas de vida ya prescritas a modo de recetas universales que
supuestamente desembocan en la felicidad de cualquier individuo que las siga
ciegamente.
Muchos serían los factores que pudieran comentarse como desencadenantes de éstos
y muchos otros males que aquejan a la actual civilización, sin embargo, la actual
enajenación del ser humano de su medio inmediato, vista desde una perspectiva de
construcción social de tecnología (CTS), arrojaría nuevos elementos que en definitiva,
confirmarían la hipótesis de que a pesar del alto desarrollo tecnológico alcanzado
hasta el momento, éste no ha sido capaz de beneficiar a todos por igual, dado que
dicho desarrollo, ha tenido un marcado carácter individual o privado como tendencia,
de ahí que en ello esté implícito una definición sesgada o estrecha de tecnología, que
según puntualizan ivestigaciones, se conoce como una visión artefactual de la misma.
En este sentido, los enfoques de CTS abogan porque las tecnologías tengan cada vez
más un carácter social e incluyente, no técnico-económico y excluyente como ha sido
hasta el momento. Autores como Thomas (2008), se refieren a estas contradicciones
bajo el término tensión determinista, donde se da una confrontación entre un
determinismo tecnológico y un determinismo social. Según este autor, ésta
confrontación “sólo puede ser superada si se abandona la representación analíticaestructural de “tecnología” y “sociedad” como dos entidades equivalentes, dos esferas
de existencia independiente. Pero, evidentemente, no es suficiente con abandonar una
perspectiva para resolver un problema. La superación sólo se consigue si es posible
adoptar una nueva representación que evite los inconvenientes de la anterior.”
En este sentido, Nuñez (2009) apunta que “al discutir sobre ciencia, tecnología y
sociedad, esta última ha de ser colocada como elemento primordial y ordenador
respecto a los múltiples temas en juego”.
Por tanto, desde un punto de vista teórico-metodológico, aplicar el enfoque de la
construcción social de tecnología implica, en primer lugar, la determinación de los
grupos sociales relevantes, que no son más que una categoría de actores. Ellos son
los que constituyen los artefactos, en su sentido más amplio, son los portadores del
proceso social de desarrollo tecnológico.
En segundo término, después de identificados los grupos sociales relevantes, aparece
el abordaje analítico-descriptivo desde la perspectiva de esos propios grupos. Es una
de-construcción, donde la “flexibilidad interpretativa” propone tantos artefactos como
visiones haya. Mediante esta interpretación, el funcionamiento de ese artefacto visto
desde un sentido amplio, solo resulta exitoso si es aceptado por los grupos
socialmente relevantes.
Con posterioridad se establece el marco tecnológico, entendido en términos de poder,
es decir a partir de la capacidad de transformar la agencia de otros para satisfacer sus
propios fines. Este marco tecnológico regula entonces la actuación de los grupos
sociales relevantes.
Se pasa entonces como unidad de análisis al ensamble socio-técnico, que supera al
artefacto con sentido amplio y el marco tecnológico, para extender sus límites a una
escala social más abarcadora. Este ensamble puede adoptar tres configuraciones:
Cuando ningún marco tecnológico dominante orienta las acciones.
Cuando un marco tecnológico es dominante.
Cuando varios marcos tecnológicos son importantes.
Otras dos definiciones de trascendental importancia a tener en cuenta en los enfoques
de CTS, son las de ciencia e innovación.
En el primer caso, no existe en la literatura un consenso único en cuanto a lo que se
entiende por ciencia, lo que según Núñez (2009) se debe a que la ciencia constituye
un fenómeno complejo cuyas expresiones históricas han variado considerablemente.
Aún así, este autor refiere que existen diferentes visiones de la ciencia, entre las que
podemos citar la que la define como un sistema de conocimientos que modifica
nuestra visión del mundo real y enriquece nuestra imaginación y nuestra cultura; o la
que la conceptualiza como un proceso de investigación que permite obtener nuevos
conocimientos, los que a su vez ofrecen mayores posibilidades de manipulación de los
fenómenos.
Al respecto, del modo en que actúa la ciencia en la sociedad, el mismo autor señala
que:
La ciencia avanza mediante la construcción de consensos comunitarios. La naturaleza,
la realidad, nos proporcionan respuestas, hechos, a las preguntas que le formulamos
por medio de experimentos y observaciones. (…) En la medida en que la ciencia es
una empresa colectiva, la construcción de consensos, gracias al debate, la polémica y
las controversias, se convierte en un asunto de suma importancia (Núñez, 2009.)
También resulta importante tener en cuenta que en la construcción social de
tecnología, no tiene necesariamente que basarse en el conocimiento científico y en la
innovación que se genere en centros de investigación o universidades; de hecho,
dentro el entramado socio-tecno-cognitivo propio de dicho proceso, intervienen
elementos como la educación popular, las prácticas sociales que se generan desde la
cotidianeidad, las normas de convivencia, los saberes empíricos, las costumbres de
una comunidad en particular, y otras situaciones.
Al respecto, una reflexión interesante es ofrecida por Núñez (2009), quien comenta
que:
Desde otras visiones filosóficas, la ciencia se concibe como una tradición entre otras.
Nada hay en ella que la haga superior a otras tradiciones espirituales. (…) Las teorías
no son ni verdaderas ni falsas (…) apenas son instrumentos convencionales para
controlar y manipular la realidad. No existe el método científico, ni la ciencia dispone
de ningún recurso especial para conocer. Se cuenta con muchas otras experiencias
cognoscitivas y espirituales que dicen más del mundo y de nosotros mismos que la
ciencia.
La innovación no se refiere solamente a determinado equipamiento técnico. También
está presente en cuestiones de tipo organizativo, de liderazgo, financieras y
comerciales y del talento y habilidad del capital humano. En cualquiera de los casos, la
innovación supone la acción sistemática e intencionada de introducir novedad o
cambio en lo que se hace y para lo que se hace.
El proyecto en elaboración de Ley de Innovación en la República de Cuba, se
conceptualiza a la innovación como la aplicación de una novedad o mejora útil a los
procesos productivos y actividades sociales, que conducen a cambios tecnológicos,
organizativos, de distribución y gestiones útiles, en las entidades, sectores, esferas,
comunidades y localidades donde se introduce.
Se reconocen como innovaciones a:
Invenciones reconocidas y aplicadas
Resultados de los proyectos de investigación, desarrollo tecnológico e
innovación al aplicarse
Transferencias de tecnologías cuando se asimilen, adapten y pongan en
explotación
Mejoras tecnológicas, organizativas y de gestión que logren su aplicación, en
entidades productivas y comunidades
Otras ideas y métodos de realización práctica que contribuyan a la agregación
de valor a los productos y procesos, y al desarrollo del nivel de vida de la
sociedad, como consecuencia de la aplicación de conocimientos y habilidades
que conduzcan a cambios perdurables y garanticen ventajas competitivas,
incrementos de eficiencia, elevación del nivel de vida y mejoramiento continuo
de las organizaciones productivas y científicas, así como de las agrupaciones
humanas (Editorial Academia, 2009).
Arocena y Sutz (2003) reconocen un grupo de tendencias actuales, vinculadas al
conocimiento, la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, las
cuales ejercen una considerable influencia en la sociedad: Entre ellas pueden citarse
las siguientes:
Crecimiento continuo de la importancia del conocimiento: El consumo de
conocimientos en la actualidad es altamente intensivo, dados los requerimientos y
retos que el mundo de hoy enfrenta, tales como la búsqueda de nuevas fuentes de
energía, la utilización de tecnologías de punta, los nuevos materiales a emplear,
las tecnologías de la información, la ampliación del consumo en países
emergentes, los cambios en el orden climático que se avecinan, por citar algunos.
El conocimiento ha adquirido una relevancia tal en las sociedades, que muchos
denominan a la sociedad contemporánea como sociedad del conocimiento,
aunque esa definición es discutible, pues no es pareja para todas las sociedades, y
se expresa con mayor fuerza en los países capitalistas desarrollados.
Gran aceleración de los procesos de innovación: Continuamente, aparecen nuevos
productos, máquinas, diseños, procedimientos de producción y control de la
calidad, cambios en la estrategia corporativa, en la estructura organizativa, en los
conceptos o estrategias de marketing, también están en los estéticos o de diseño,
así como la introducción de técnicas de gestión avanzadas. En ello juega un gran
papel la competencia establecida en función de generar ganancias, por lo que esa
aceleración tampoco funciona para todos de manera igualitaria.
Polarización del sistema de conocimientos: en materia de ciencia, tecnología e
innovación se experimenta una gran concentración en los países más ricos. En
consecuencia, la estructura del sistema internacional de conocimiento es
sumamente desigual. Por tanto la orientación de la ciencia, la tecnología y la
innovación está pautada por ese pequeño grupo de países, manteniendo al resto
del mundo en una condición precaria y de fragilidad, y que muchas veces no
responde a sus propias necesidades.
Notable acercamiento de la investigación científica y la innovación: Cada vez más
disminuye la brecha entre la investigación científica y su aplicación práctica.
EL CONTEXTO CUBANO ACTUAL Y EL PAPEL DEL CONOCIMIENTO, LA
TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN
La realidad cubana de hoy resulta compleja y difícil de abordar desde una
óptica restrictiva y parcializada. Pero a la vez, está muy necesitada de ser
analizada y repensada, puede que desde diferentes ángulos pero bajo un
indispensable enfoque sistémico, porque a fin de cuentas, todos los
componentes de la sociedad se encuentran interrelacionados y se condicionan
unos a otros.
Todo ello se inserta en un contexto mundial caracterizado, entre otros
aspectos, por los siguientes:
Se ha venido produciendo un incremento del calentamiento global y de los
efectos asociados al cambio climático, así como una agudización de
problemas ambientales tales como la contaminación del aire, suelos y aguas.
Las alteraciones que tales fenómenos provocan en los volúmenes de
precipitaciones, la salinidad de los océanos, el aumento del nivel medio del
mar, la frecuente ocurrencia de eventos extremos, afectaciones a la salud,
pérdidas económicas y de bienestar social, impactan de modo negativo a todos
los países y pueden conducir a desastres. Esto resulta especialmente
perjudicial para las capas mas desposeídas de la población, y por ende mas
vulnerables.
En la medida que crece la urbanización a nivel mundial, tambien se agudizan
los conflictos en las ciudades, debido al aumento de la presión poblacional
sobre la infraestructura de servicios, los recursos naturales y el fondo
habitacional. Las ciudades son los grandes centros de poder, económicos y de
generación de riqueza y conocimiento, y ello depende a su vez su correcto
funcionamiento y estabilidad.
Hay que tomar en cuenta además, que la población mundial experimenta un
proceso de envejecimiento que aunque no resulta parejo entre países, al
menos si resulta franco en los países desarrollados y en otros que como Cuba
implementan programas o presentan características específicas que los
acercan a los patrones de estos países. Este momento de la transición
demográfica que a nuestro juicio se impulsará por la cada vez más rápida
introducción de adelantos científico-técnicos en la esfera de la salud,
repercutirá inevitablemente sobre el potencial de recursos laborales y su
utilización, y planteará una elevación de la productividad y la eficiencia
indispensables, para sostener a la población.
Actualmente, no hay evento ni proceso en el mundo donde no aparezca con
fuerza el concepto de globalización. Esta etapa de la economía mundial,
caracterizada por relaciones cada vez más estrechas entre empresas
multinacionales y entre distintos países, basadas en el alto desarrollo
alcanzado en el transporte, las comunicaciones y el procesamiento y
transmisión de información, tiene tendencias acompañantes que se presentan
en todos los campos de la actividad humana. Nuestro mundo actual además de
estar en franco proceso de globalización, también resulta ser unipolar, donde
se perfilan con mucha fuerza los conceptos de bloques regionales por sobre la
noción de países individuales, y donde el Estado, o bien ha visto debilitarse su
papel, o al menos verá re-estructurarse sus funciones convirtiéndose en una
institución diferente a la
perspectiva. La globalización es un proceso amplio, complejo y variado, que
influye en todas y cada una de las esferas de la vida, ya sea natural,
económica o social, y aporta rasgos y condiciona elementos que distan mucho
de
estar
totalmente
establecidos
pues
como
proceso
resulta
extraordinariamente abierto e independiente, sin que haya madurado.
La globalización no debe verse en ningún modo como un proceso negativo.
Abocados a ella, en aquellos países en desarrollo sólo resta incorporar todo lo
que de valioso pueda ofrecer, y desechar lo negativo, o incluso, lo que quizas
en otros contextos pueda ser positivo y no funcionar en otros del mismo modo.
De manera amplia, la globalización puede beneficiar a los países a partir de la
propia integración de las economías y la trasmisión de tecnologías y
conocimientos, mediante la creación de empleos sobre todo. Induce por demás
a la descentralización, y esto puede resultar muy positivo para las sociedades
más cerradas.Tambien de algún modo, tiende a borrar las diferencias entre lo
urbano y lo rural, moviendo sus límites, en la medida que se producen
adelantos en las comunicaciones y el transporte a altas velocidades. Las zonas
rurales cobran cada vez mas aspecto de pequeños centros urbanos, mientras
que las grandes ciudades se van descompactando, adquiere peso como
actividad económica, la agricultura urbana, y el sector informal considerable en
ciudades de países menos desarrollados, termina por transformar la vivienda,
los servicios y la mano de obra, incluso las modalidades de producción y
consumo.
No obstante algunas tendencias neo-liberales en la economía que acompañan
a la globalización en muchos casos y que colocan al mercado por sobre
cualquier otra consideracion, pueden lprovocar efectos negativos para el
desarrollo. Aquellas países enclavados en una periferia lejana y ajena a los
grandes centros monetarios y de poder económico, han visto incremento en su
mayoría el deterioro ambiental, y más aún en sus zonas marginales de
asentamiento espontáneo. Esta situación se ha agudizado como producto de
un desarrollo económico insostenible adoptado por parte de un número
considerable de gobiernos, alentados por las supuestas ventajas del mercado
por sobre otras consideraciones. Los asentamientos espontáneos, obligados a
crecer por migraciones sucesivas del campo a la ciudad o por el déficit de
vivienda o su alto costo, radican en terrenos periféricamente urbanos, difíciles
de cubrir con equipamiento y servicios, causando involuntariamente deterioro
ambiental, presentando hacinamiento de personas y viviendas precarias,
encharcamiento de aguas pluviales y albañales, desechos y tiraderos de
basura, provocando una situación crítica y peligrosa para sus habitantes y el
resto mismo de la ciudad. Las consecuencias en la tendencia neoliberal ha
engendrado en la distribución de la riqueza, más calamidades en la población,
que no han hecho más que agudizar este fenómeno, que cubre diversa aristas
desde lo social hasta lo económico. En resumen, el crecimiento económico
que a nivel macro ha posibilitado el neoliberalismo en algunos ejemplos, no
siempre ha venido acompanado de un crecimiento en la esfera social, y esa
contradicción se ve reflejada en las ciudades a partir de una segregación
social del espacio
Por otro lado la desigual distribución de la riqueza y el abandono de políticas y
programas de corte social en muchos países, ha generando una gran masa
marginada, para la cual la globalización ha traído pocos beneficios, y que
encuentra en la violencia y la delincuencia una respuesta y muchas veces una
alternativa para sobrevivir. La escasez de empleo conduce, en la esfera social,
al mantenimiento de subpoblaciones en un estado de vulnerabilidad
económica, que termina por encontrar estategias de supervivencia no siempre
positivas.
Otros rasgos como la inestabilidad política y los conflictos armados en
numerosas regiones del mundo también provocan que grandes volúmenes de
poblaciones afectadas se enfrenten a la muerte, epidemias, hambrunas y falta
de oportunidades. Esos conflictos muchas veces tienen como escenarios a las
ciudades, donde la infraestructura creada puede verse seriamente dañada,
tanto la productiva como la de servicios y viviendas, encontrando dificultades
para su posterior recuperación y dejándolas en condición vulnerable. Asimismo,
el fenómeno de la aparición de nuevas enfermedades y otras emergentes,
como SIDA y tuberculosis, complican un escenario mundial de por sí ya
plagado de tensiones. La falta de recursos, de educación, de condiciones
higiénico-sanitarias y de habitabilidad, de solidaridad incluso, unidas en gran
parte al desinterés de algunas clases gobernantes, propicia una condición
vulnerable al saneamiento, que impacta con fuerza a los estratos sociales más
empobrecidos.
La escasez y agotamiento de recursos vitales como el agua y los combustibles
fósiles, marcan expectativas a las que también deberán enfrentarse las
naciones, como delimitaciones que albergan sociedades. El avance hacia
modelos racionales, ajenos al despilfarro y el consumo desmedido presentes
sobre todo en países del primer mundo a partir de patrones culturales
fuertemente establecidos, se erige en una necesidad insoslayable aún para
naciones menos favorecidas, donde estilos de vida adoptados y menores
niveles culturales y de desarrollo cientifico-técnico, dificultan establecer una
mentalidad tendiente al ahorro y la conservación de los recursos naturales. Por
su parte la actual crisis alimentaria, caracterizada por los altos precios, también
argumenta a favor de lograr formas de producción y abastos seguros y
propios, que limiten la dependencia de las urbes hacia los grandes centros de
producción primarios (Sardiñas, 2009).
En ese contexto mundial, nuestro país lucha por encontrar un modelo
económico y social propio, que garantice las conquistas sociales logradas, y a
la vez le permita insertarse plenamente en actuales contextos de naciones.
En la realidad cubana actual, se tiene que desde el punto de vista
demográfico, Cuba enfrenta la contradicción de encontrarse en un punto de su
transcisión demográfica similar a la de los países desarrollados, pero contando
con un nivel de desarrollo, sobre todo en lo económico, muy lejano de éstos. El
envejecimiento progresivo de su población, la reducción de su fecundidad y la
fuerte emigración, son los principales retos demográficos que apuntan al futuro
de la población cubana, pero que escapan del marco puramente demográfico
para adquirir una connotación mayor, a nivel de sociedad, al plantear conflictos
tales como la baja productividad del trabajo, la poca disponibilidad de fuerza
laboral, el aumento de los gastos por concepto de la seguridad social y el
reordenamiento de los servicios sociales, por solo citar algunas de las
complejas tareas que ya comienzan a avizorarse.
Desde una óptica propiamente social, también se advierten en los últimos
tiempos una pérdida de valores que concierne en primer lugar a la juventud, y
que ha estado muy relacionada con la difícil situación económica por la que ha
estado atravesando Cuba a partir de los años 90 del pasado siglo. Fenómenos
que degradan el ámbito de la sociedad y resquebrajan su concepción de
valores han cobrado fuerza e imponen una revisión urgente y drástica de sus
causas y consecuencias, pues ponen en peligro la sostenibilidad del proyecto
social cubano. La recuperación del valor del trabajo y el aumento del control
son sin dudas algunas de las fórmulas que tendrán que ser adoptadas, de
manera más bien perentoria.
Ambientalmente, el país enfrenta situaciones problemática con la degradación
y contaminación de los suelos, la contaminación del aire y los cuerpos de agua,
el desabastecimiento de ese vital recurso, la deforestación, la pérdida de
biodiversidad, y el deterioro del fondo habitacional y de las redes en los
asentamientos. En esta importante esfera, la aplicación social de la ciencia, la
tecnología y la innovación se revelan como aspectos consustanciales para
lograr un entorno más seguro y tributar a un modelo de desarrollo sostenible
Incide también, la situación económica actual que aparece signada por la poca
disponibilidad de recursos financieros, el mantenimiento del bloqueo económico
por parte de Estados Unidos a la Isla, un deficiente abasto alimentario, los altos
precios de los productos, la doble circulación monetaria, los bajos salarios y
productividad del trabajo, además de una excesiva centralización que
entorpece la gestión y no libera las potencialidades de las fuerzas productivas,
a partir del mantenimiento de viejos esquemas económico que muy poco tiene
ya que aportar y urge ser renovado, como se encaminan las nuevas
estrategias orientadas a partir de la Conferencia nacional del Partido
Comunista de Cuba en el 2012.
En lo referente a esto último, la construcción de una sociedad socialista
después del triunfo revolucionario de 1959 a partir de un sistema capitalista
dependiente y subdesarrollado, determinó que la evolución del nuevo estado
en formación pasara por sucesivas etapas marcadas por una mayor o menor
centralización, pero donde siempre han estado presentes claras tendencias
descentralizadoras, y que son una muestra de una alternativa a la privatización.
“Ese proceso de descentralización no debe ser visto como un proceso
únicamente administrativo y gubernamental. [...] quien dice
descentralización dice transferencia de responsabilidades hacia las
estructuras territorializadas. El debate con respecto al tipo de
responsabilidades […] debe insertarse en el marco de las nuevas
condiciones planteadas por la mundialización. La mundialización no es
solamente exógena, […] es también endógena. Es necesario
preguntarnos cómo queremos vivir localmente la mundialización, o mejor
dicho, cuáles son los espacios políticos de nivel local que podrían
permitir a los actores efectuar un cierto control sobre las fuerzas del
mercado, que liberadas de las trabas políticas, estructuran la economía
y, consiguientemente, la sociedad”.
Y en este sentido, la participación no debe quedarse al margen del desarrollo,
donde participar significa asistir, discutir, elegir, ejecutar, tomar o sumarse a;
teniendo como un rasgo esencial el que la gente participe en la toma de
decisiones, en la construcción creadora de las soluciones a las propuestas
alternativas a los problemas planteados y a la evaluación posterior sobre los
resultados obtenidos. La participación es un poder alcanzado por la comunidad.
“La descentralización propicia transferencia de poder desde los órganos
reguladores hacia el resto de los institutos sociales y de estos a sus
dependencias. Incluye aspectos institucionales, funcionales y normativos
que afectan la vida de las instituciones y organizaciones sociales y a las
bases en particular. Propicia mayor agilidad en la toma y cumplimiento
de las decisiones, flexibiliza el funcionamiento de los centros productivos
y de servicios, al tiempo que provoca un enriquecimiento de los sujetos
participantes y de la propia actividad social al favorecer el sentirse y
tomar parte”.
REFLEXIONES SOBRE EL MODELO DE AUTOGESTIÓN APLICADO A PARTIR DE
1993 PARA LA RESTAURACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE CIUDAD DE LA
HABANA
El proceso de restauración del centro histórico se desarrolla en un espacio que ocupa
unos 2,14 km2 de la extensión superficial del municipio Habana Vieja, ocupando el
50% de su superficie total. Es una zona altamente representativa, pues engloba a las
áreas más residenciales y densamente pobladas de La Habana Vieja. Tanto es así
que en el centro histórico conviven unos 66.742 habitantes, lo cual representa el 70,4
% del total de población municipal estimado para el año 2004. Se alcanza asimismo
una densidad poblacional de 31.187 habitantes por km2, cifra solamente superada por
los valores registrados en el municipio Centro Habana y bien distante del calculado
para el propio municipio Habana Vieja.
Del total de viviendas del centro histórico, el 45,3 % no reúne las condiciones de
habitabilidad requeridas, y justamente en ellas se aloja el 41,5 % del total de su
población. La arquitectura doméstica representa el 81,5 % de las edificaciones,
seguida por valiosos exponentes de la arquitectura civil pública, religiosa, y reductos
del sistema defensivo de la ciudad. Su alto valor patrimonial lo demuestra la
protección por parte de las instituciones culturales, de un 88 por ciento de los
inmuebles, clasificados en algunos de los Grados de Protección establecidos. En
general, 516 inmuebles ostentan los Grados I y II. Del total de edificaciones, el mayor
volumen corresponde a la primera mitad del siglo XX, un 56,4 % del total. Este valor se
corresponde con la fuerte actividad constructiva que acompañó a la naciente república
cubana, sobre todo en las primeras décadas de ese siglo.
Al fuerte deterioro del medio edificado, se unen adversas condiciones
medioambientales. La ubicación en el entorno de la Bahía de La Habana de varias
industrias generadoras de contaminantes, la descarga de residuos y la propia actividad
del puerto, han provocado una alta contaminación de sus aguas. La falta de un
tratamiento integrado en el paisaje portuario limita la utilización adecuada de las
potencialidades ambientales, sociales y culturales de este importante sitio. La
contaminación atmosférica está presente debido también a las deficiencias
operacionales de las instalaciones industriales. Además, afectan el medio ambiente el
transporte automotor, las deficiencias en la recogida de los desechos sólidos, el
deterioro de las edificaciones y el déficit de áreas verdes, entre otras causas.
El proceso de restauración del centro histórico de Ciudad de La Habana ha pasado por
varias etapas, desde que en 1938 se fundara con carácter autónomo la Oficina del
Historiador, a partir de la iniciativa del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring y con la
responsabilidad de fomentar la cultura habanera, nacional, sus vínculos
internacionales y promover la conservación del valioso legado monumental que la
capital del país atesora.
Al respecto pueden establecerse varios hitos de importancia en la labor restauradora,
vista además de un modo integral y no solamente desde el punto de vista de
conservación del patrimonio. Por ejemplo:
El 7 de octubre de 1963, la Resolución No 2069 “ Ordenanza de Construcciones
del municipio de la Habana, en su Artículo 4, establecía para el territorio de habana
Vieja, la categoría de Zona de Excepcional Valor Histórico y Artístico”
En 1979 se declara Monumento Nacional a “La Habana Vieja y su Sistema de
Fortificaciones”, a partir de la Ley No 3 de 1977 sobre Monumentos Históricos y su
reglamento establecido mediante el Decreto No 55 del 29 de noviembre de 1979.
El Comité Intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, La Ciencia y la Cultura (UNESCO), proclamó en diciembre de 1982 su
carácter de “Patrimonio de la Humanidad”, lo cual impone el establecimiento de
disposiciones especiales para la preservación y protección de la zona y asegurar
su desarrollo en forma planificada.
Mediante Acuerdo No 1494 del Consejo de Ministros del 18 de julio de 1983 fue
aprobado el “Plan de Acción para la Conservación del Centro Histórico de la
Habana Vieja y su Sistema de Fortificaciones”.
Finalmente, en cumplimiento del Acuerdo No 1701 del Consejo de Ministros del 22
de marzo de 1984, “Lineamientos Generales del Plan Director de la Ciudad de La
Habana”, se elabora el Reglamento Urbanístico Director, con el objetivo de reunir
en una misma disposición normativa, todos los elementos inherentes al desarrollo
urbano, como regulaciones urbanísticas específicas, restricciones ala construcción,
reconstrucción, ampliación y conservación de viviendas por esfuerzo propio,
disposiciones generales del Plan de Acción mencionado, y las premisas del Plan
Director de la Ciudad para este territorio en específico.
Pero es a partir de 1993, con la puesta en vigor del Decreto Ley del Consejo de
Estado Número 143, sobre la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana, que el
proceso de restauración adquiere un dinamismo y una proyección social no antes
experimentados, producto de la implementación de un modelo de autogestión inédito
en el contexto conservacionista cubano.
Este modelo cuenta dentro de su Plan de Desarrollo Integral para el Centro Histórico,
con una serie de principios rectores asociadas al proceso de restauración:
Protección del patrimonio a través de un plan integral, conciliando la
conservación con los valores culturales y el desarrollo socioeconómico
La conservación del carácter residencial, esto es, la permanencia de la
población residente según parámetros de habitabilidad, densidad y calidad de
vida adecuadas.
Dotar al territorio de una infraestructura técnica y de servicios acorde con las
necesidades contemporáneas
Lograr un desarrollo autofinanciado y el impulso de una economía local
sostenible
Este modelo parte de las facultades que le son conferidas a la Oficina del Historiador
de Ciudad de La Habana, ahora como una institución adscripta al Consejo de Estado
de la República de Cuba. Dentro de esas facultades, cabe mencionar las siguientes:
1.
Preservar la memoria material y espiritual de la capital de la República como
expresión de la historia nacional, divulgándola y honrándola por todos los medios
de difusión natural y técnico-científicos y por su acción continua sobre estos
bienes de la nación.
2. Formular y ejecutar los planes de restauración de la zona priorizada y velar por la
conservación y restauración de los valores históricos en el resto de la Ciudad de
La Habana.
3. Instrumentar los métodos de apoyo financiero al trabajo de restauración.
4. Fiscalizar las actividades que con relación a los bienes que integran la zona
priorizada para la conservación, lleven a cabo las entidades enclavadas en ésta.
5. Fomentar fuentes propias de financiamiento destinadas a la restauración y
preservación de la zona priorizada para la conservación, al mejoramiento de las
condiciones de vida de sus habitantes, al sostenimiento de las funciones de la
Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y a los ingresos del país.
6. Concertar contratos con entidades nacionales y extranjeras, organismos
internacionales, organización no gubernamentales y otras personas naturales o
jurídicas debidamente acreditadas, a los fines planteados en este Decreto-Ley.
7. Abrir y operar cuentas bancarias en moneda nacional y en divisas.
8. Conceder o denegar autorizaciones para obras y usos de los espacios urbanos en
la zona priorizada para la conservación.
9. Exportar e importar, comprar, vender y realizar otras operaciones mercantiles.
10. Formalizar convenios con los organismos y entidades situadas en la zona
priorizada para la conservación con el fin de garantizar el uso adecuado de sus
valores patrimoniales.
11. Dirigir la Empresa de Restauración de Monumentos y otras entidades que se le
asignen.
12. Recibir y utilizar donaciones con destino a la restauración y a la Oficina del
Historiador de la Ciudad de La Habana.
También se establece que las entidades enclavadas en la zona priorizada para la
conservación no subordinadas a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana
y sus dependencias, que perciban ingresos en divisas, contribuyan a su restauración
y preservación con un por ciento de sus ingresos, los cuales entregarán a la Oficina
del Historiador de la Ciudad de La Habana. También contribuirán a estos fines en igual
forma las que perciban ingresos en moneda nacional. En ambos casos el por ciento
será fijado por el Comité Estatal de Finanzas.
Logros del modelo de autogestión
Desde el punto de vista territorial, se ha seguido la estrategia de priorizar los
principales espacios públicos y sus ejes de interconexión, favoreciendo una
concentración de las inversiones y la reanimación de zonas urbanas compactas.
Ejemplo de ello son la restauración de lugares patrimoniales como la Plaza de la
Catedral, la Plaza de Armas, la Plaza Vieja y la Plaza de San Francisco, además de
que se avanza en la recuperación de un área de unas 40 manzanas, que se extienden
desde la Avenida del Puerto hasta la calle Cuba y desde la calle Empedrado hasta Sol
y del antiguo Ministerio de Educación, hoy Universidad San Gerónimo.
Se ha trabajado además, en el borde costero desde el castillo de la Punta hasta la
Iglesia de Paula y extendiéndose al sur, hacia el barrio de San Isidro, donde se
desarrolla un importante Programa de Rehabilitación Integral, que ha permitido la
construcción o reparación de más de un centenar de viviendas de carácter social y el
mejoramiento de las condiciones de vida de unas 800 personas. En ese mismo barrio
se han edificado obras sociales como la Escuela Primaria Mariano Martí, una sala
Polivalente y un Centro Cultural, entre otras instalaciones. Se avanza además en la
recuperación del Prado, tanto el espacio público como los edificios contiguos, así
como del Malecón tradicional, extendiendo las acciones un poco más de lo que
originalmente se pretendió, por constituir áreas de una alta significación simbólica y
funcional.
Paralelamente, se han creado las bases para el desarrollo de ciertos focos al interior
del territorio, tales como la Plaza del Cristo, las Plazuelas de Belén, Santa Teresa y el
Ángel, en zonas que aún no han sido intervenidas.
Se ha desarrollado una verdadera transformación del espacio al imprimirle una fuerte
trascendencia social, que no solo atañe a los inmuebles, sino además al
fortalecimiento y ampliación de programas sociales como los referidos a la salud
pública, por ejemplo los consultorios médicos de la familia , la clínica infantil, el Hogar
Materno, el Centro Geriátrico, aulas-museos, asilo de ancianos, biblioteca pública; y
toda una gama de instituciones cuya finalidad es servir a la comunidad del centro
histórico. En ese sentido, el impacto social que ha propiciado el proceso de
restauración constituye todo un referente dentro de la realidad cubana.
Indiscutiblemente que una línea fundamental de acción ha sido detener el progresivo
deterioro técnico de las construcciones, y dentro de ésta la solución paulatina de la
problemática habitacional. Para ellos existen una serie de planes, como por ejemplo el
Plan de Rehabilitación Integral del Barrio de San Isidro, el cual comprende una serie
de subprogramas que atienden la reparación, rehabilitación y mantenimiento de las
viviendas existentes, la creación y recuperación de servicios locales, mejoramiento de
la infraestructura técnica, reactivación de la economía local y el rescate y
fortalecimiento de tradiciones populares.
Otras líneas de acción constituyen la creación de nuevos fondos de viviendas,
fundamentalmente en nuevas urbanizaciones periféricas como en Alamar y Capdevila,
y más recientemente hacia el mismo interior del centro histórico, lo cual ha implicado
una mayor exigencia desde el punto de vista de la calidad resultante. Esto último ha
obligado a buscar soluciones, como la Comunidad Provisoria de la Calle Muralla, que
posibilita el tránsito de las familias vinculadas al plan de rehabilitación del conjunto
monumental Plaza Vieja. Otra solución ha sido la adaptación de locales existentes
disponibles.
También se ha trabajado en la reanimación de conjuntos de viviendas por concepto de
obras inducidas, lo cual persigue mejorar la imagen urbana a partir de intervenciones
menores como la impermeabilización de cubiertas, control de filtraciones, reparación
de instalaciones hidro-sanitarias y recuperación de fachadas.
Reflexiones en torno al modelo de autogestión
El modelo de autogestión aplicado a todas luces ha resultado exitoso. La base de su
éxito radica precisamente en el hecho de haber sido asumido como una construcción
social de tecnología. Convergen en él conocimiento, creatividad individual y
organizacional y cabe referirse a su capacidad endógena, pues ha sido generado
internamente, y tributa en primer término al desarrollo local sostenible.
Al respecto, hay que entender que su traducción en desarrollo local parte de que se
asume su propio desarrollo, y no solo como consumidor de una visión de desarrollo
generado a escala nacional, y porque en ese proceso de restauración convergen la
gestión del conocimiento, la concertación y articulación interinstitucional, la
participación ciudadana, y la transferencia y apropiación de tecnologías, como agentes
del cambio experimentado.
Bajo este modelo se agilizó el proceso de toma de decisiones, se permitió el
establecimiento de relaciones económicas de diversos tipos, y el cobro de impuestos a
empresas productivas enclavadas en el territorio. El nacimiento de Habaguanex como
entidad encargada de la explotación turística, convirtió a esa empresa en la principal
fuente generadora de recursos financieros, que luego serían revertidos en el propio
territorio. Bajo estas nuevas condiciones, se pasa a una nueva etapa dentro de la
restauración del centro histórico, sin precedentes hasta lo entonces experimentado.
De esta manera, el proceso restaurador apunta a que el centro histórico no sea
solamente un sitio de alto valor arquitectónico y urbanístico, sino además un sitio de
gran potencial cultural, económico y social, con la convicción de que una rehabilitación
exitosa debe ser autofinanciable y socialmente participativa.
La transformación acaecida no puede desvincularse de una importante actividad
económica: la turística. A partir de la recuperación de antiguos hoteles, la creación de
hostales y de servicios extrahoteleros de diverso orden, se ha constituido en la cara
más visible de la economía del centro histórico, junto con la actividad comercial, y ha
conformado un perfil que junto a la actividad artesanal, califica al centro histórico de la
ciudad. Este factor económico, es el elemento clave que articula las necesidades de
cada uno de los actores de dicho espacio, con las capacidades económico-financieras
que se van creando en la medida que se desarrolla el proceso de restauración.
Un indudable impacto social del proceso de restauración, es que ha partir de su propia
labor, se ha creado una nueva conciencia sobre los valores de la ciudad, sus
potencialidades y la factibilidad de su recuperación.
Ese modelo, puede entenderse desde la perspectiva de Ciencia, Tecnología y
Sociedad + Innovación, como un sistema de innovación local. Es así pues representa
un conjunto constituido por organizaciones e instituciones, normas, disposiciones y
reglas, y por las interacciones entre los diferentes actores colectivos (Núñez, 2010).
Revista Cubana de Geografía - Instituto de Geografía Tropical
En tal sentido, cabe referirse a las organizaciones e instituciones lideradas por la
Oficina del Historiador de la Ciudad, y que poseen en lo particular cada una su campo
específico de actuación. Esta Oficina, consta de seis componentes coincidentes con
su nivel de actuación: Direcciones especializadas, Medios de Comunicación, Sistema
Empresarial, Plan Maestro de Revitalización, Dirección de Cooperación Internacional y
Dirección de Patrimonio Cultural.
Como sistema de innovación local, juega un importante papel el ya citado Decreto Ley
143 del Consejo de Estado sobre la Oficina del Historiador de la Ciudad de La
Habana, pues sienta las pautas normativas que regulan su funcionamiento de una
manera particular para este caso.
En cuanto a las interacciones que se producen entre los diferentes actores colectivos
presentes, se tiene que en el escenario de análisis, y como parte del proceso de
restauración, pueden definirse como actores relevantes (los portadores del proceso) a
los siguientes:
La ya citada Oficina del Historiador de la Ciudad y sus dependencias, que
constituyen el eje articulador del proceso de restauración y el proyecto de
desarrollo socioeconómico local que le es inherente;
La población residente, vista como comunidad, en tanto se desarrolla sobre un
territorio determinado, y se identifica como una unidad social a partir de compartir
valores aun cuando presenta diferentes grupos poblacionales, con intereses y por
tanto acciones comunes, inmersos en una serie de relaciones funcionales tanto
externas como internas (Oliveras, 1999).
El Gobierno Local, que funge como mediador y modulador de los intereses
sociales y económicos de la comunidad que representa para su inserción dentro
del proceso de restauración del centro histórico.
Es un rasgo esencial, presente en todos y cada uno de los logros alcanzados, la
existencia de concertación, que va más allá de la mera participación de los actores
para incidir en la toma de decisiones. En ese diálogo se repiensa el proyecto en que
todos los actores están comprometidos, y a partir de él también se generan nuevos
conocimientos a ser aplicados, y por tanto, resultan ser innovadores.
Desde un punto de vista económico, esta experiencia resulta inédita en el contexto
socioeconómico cubano por el rasgo descentralizador que le caracteriza, lo que se
materializa en una gestión oportuna y eficiente en el espacio en que opera.
Cabe resaltar el carácter sostenible del modelo que ha seguido la restauración del
centro histórico. Sostenible en tanto ha trabajado en recursos propios, potenciándolos
y colocándolos en función de los objetivos del proceso restaurador, visto éste último
como algo participativo e integrador, que tiende no solamente a la conservación, sino a
proyectar sus valores a las generaciones futuras, como único modo de preservar el
patrimonio de una ciudad que crece y se desarrolla en difíciles circunstancias.
No obstante lo logrado ha quedado como una experiencia válida pero exclusiva. En
este sentido, los proyectos de restauración de los centros históricos de Camaguey,
Trinidad, Santiago de Cuba y últimamente Cienfuegos, ciudades cubanas que también
atesoran altos valores patrimoniales, no cuentan con un modelo similar para la gestión
de la restauración que sobre todas las cosas, ha demostrado su viabilidad (Palet,
Sardiñas, y García, 2008).
El proceso analizado no ha propiciado, además, la transmisión de la innovación más
allá del propio marco del centro histórico de la Habana Vieja. Al decir de Medina y
Espinosa (1994) esa transmisión permite que una innovación se convierta en un
fenómeno económico-social, y en tal sentido, la experiencia exitosa que ha significado
el modelo adoptado, no se ha extendido a otros centros históricos de ciudades
cubanas como Cienfuegos y Camagüey, reconocidas también por la UNESCO como
Patrimonio Mundial de la Humanidad.
CONCLUSIONES:
El modelo de autogestión implantado resulta, desde el enfoque de construcción
social de tecnología, en un ejemplo de cómo la tecnología va más allá de su
sentido artefactual puro, para convertirse en una práctica social, que integra
aspectos técnicos con los de carácter organizativo, los económicos y los culturales
del territorio.
Ese modelo puede concebirse como un sistema de innovación que ha logrado
sostenerse en el tiempo, en un contexto donde no existen referentes similares, a
partir de que representa un conjunto integrado por instituciones, organizaciones,
un cuerpo legal que la sustenta, y una serie de interrelaciones entre los distintos
actores involucrados en el modelo.
Dentro del modelo aplicado en el centro histórico, el factor económico resulta un
elemento relevante para su éxito y sostenibilidad como proyecto, por la manera en
que éste articula las necesidades de cada uno de los actores involucrados.
El proceso de restauración y el modelo que lo sustenta, rebasan los marcos
conservacionistas, para convertirse en un proyecto exitoso de desarrollo social y
económico a escala local.
Este proyecto de desarrollo local, posee un carácter endógeno en tanto se basa en
las potencialidades y particularidades presentes en la localidad.
RECOMENDACIONES:
Se recomienda generalizar la aplicación del modelo de autogestión aplicado en el
proceso de restauración del centro histórico de la Habana Vieja a otros centros
históricos del país de altos valores patrimoniales, como los casos de Trinidad,
Cienfuegos y Camaguey.
Bibliografía
- Arocena y Sutz (2003): Subdesarrollo e innovación. Navegando contra el viento.
Cambridge, University Press, Madrid.
- Campo, Juan Carlos (2005): Descentralización y desarrollo local en Cuba. Centro de
Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, CIPS.
- Editorial Academia (2009): Tabloide del Curso Conocimiento e Innovación para el
Desarrollo, Universidad para Todos, La Habana, pp. 7-8.
- Medina y Espinosa (1994): La innovación en las organizaciones modernas. En:
www.azc.uam.mx
- Núñez, Jorge (2009): La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Lo que la
educación científica no debiera olvidar. Editorial Félix Varela, La Habana, 245 p.
- Núñez, Jorge (2010): Reflexiones sobre Conocimiento, CTI y Desarrollo.
Presentación para curso de Problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología,
Cátedra CTS+I, Centro de Altos Estudios Turísticos, La Habana.
- Palet, M; Sardiñas, O; y García, M (2008): La restauración como actor principal de la
revalorización del espacio local. La Habana Vieja, patrimonio vivo. Ediciones Uninorte,
Barranquilla, pp. 54-83.
- Thomas, Hernán (2008): Estructuras cerradas vs. procesos dinámicos: trayectorias y
estilos de innovación y cambio tecnológico, 23p.

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