Los fondos internacionales vuelven a comprar suelo para construir

Transcripción

Los fondos internacionales vuelven a comprar suelo para construir
ECONOMÍA
MERCADO INMOBILIARIO »
Los fondos internacionales vuelven a comprar suelo para
construir casas
Castelake, Lone Star o Pimco centran las primeras operaciones en Madrid y Barcelona
LLUÍS PELLICER
Archivado en:
Urbanismo
Barcelona
Precio suelo
26 JUN 2015 - 22:37 CEST
Socimi
Mercado inmobiliario
Inversión inmobiliaria
Fondos inversión
Desarrollo urbano
Vivienda
Mercados financieros
Finanzas
Solar en la calle María de Molina (Madrid). / CARLOS ROSILLO
El proceso de recuperación del mercado
de la vivienda ha llegado al final de la
cadena. El suelo, que hasta hace poco
tenía incluso un valor negativo, está ya
en el punto de mira de los inversores
internacionales. Fondos extranjeros
como Castelake, Lone Star, Pimco o
Chenavari han comprado terrenos para
construir nuevas promociones de
viviendas atraídos por unos retornos de
dos dígitos. Estos instrumentos buscan
solares en grandes ciudades y sus áreas
metropolitanas, en especial Madrid y
Barcelona, y con capacidad para más de
50 casas. La mayoría lo hace de la mano
de una promotora inmobiliaria.
El estallido de la burbuja inmobiliaria hizo del suelo uno de los principales activos tóxicos de España.
Las compañías del sector se habían convertido en grandes bancos de solares, también rústicos, cuyo
valor cayó en picado con la parálisis del mercado. La mayoría incluso llegó a tener un valor negativo,
puesto que nadie quería comprarlos y encima tenían un coste de mantenimiento. A medida que los
promotores iban quebrando o viéndose incapaces de afrontar sus deudas, esos activos pasaron a los
balances de la banca acreedora.
Hoy el suelo vuelve a tener demanda. Ante la todavía tímida recuperación
del mercado residencial, los fondos extranjeros pujan por terrenos para
construir promociones de vivienda. “Hay una enorme competencia en el mercado para comprar
activos, así que para diversificar inversiones, obtener retornos de dos dígitos y no pasar por procesos
de subasta, muchos fondos han entrado en la promoción de vivienda”, explica el consejero delegado
de Irea, Mikel Echavarren. No sirve cualquier terreno: deben ser finalistas —listos para ser edificados
— y ubicados en grandes ciudades, en especial Madrid, Barcelona y sus áreas metropolitanas.
Al negocio han llegado Pimco, que se asoció con Lar para comprar el número 3 de la calle Juan Bravo
de Madrid; Castlelake, que se hizo con varios terrenos de una cartera de la Sareb en la capital;
Chenavari, que se alió con Vía Célere para un proyecto en Barcelona, y Kennedy Wilson, que también
se dedicará a la promoción de la mano de Renta Corporación, aunque a través de la rehabilitación.
“Hemos visto cómo los fondos primero compraban inmuebles en alquiler y carteras de crédito; luego
cómo entraban en Socimi [Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria], y ahora ya
están en operaciones de suelo”, constata José Antonio Gómez-Pintado, presidente Vía Célere y la
patronal Asprima.
El fondo norteamericano Lone Star está siendo el más activo en estas operaciones. Tras adquirir
Neinor, la filial inmobiliaria de Kutxabank, se propone ser la mayor firma del sector de España
mediante la compra de terrenos. De momento ya ha adquirido suelos por 200 millones y tiene otros
1.000 millones más para invertir. “Hemos apostado por construir una gran promotora y ahora
necesitamos la materia prima, que es el suelo”, explica el consejero delegado de Neinor, Juan
Velayos.
La llegada al negocio de estos instrumentos requiere de financiación bancaria para levantar la
promoción. “Los fondos aportan capital para adquirir el suelo, pero necesitan de la experiencia de un
promotor. Suelen optar por buenas localizaciones, por lo que los márgenes pueden estar entre el 15%
y el 20%, afirma Jorge Almagro, responsable de inversión residencial de JLL. El promotor también
aporta financiación para el suelo, mientras que para levantar la promoción se recurre a un crédito
bancario o a un préstamo participativo del propio fondo.
© EDICIONES EL PAÍS S.L.

Documentos relacionados