Las violaciones a los derechos humanos del Pueblo Yukpa son

Transcripción

Las violaciones a los derechos humanos del Pueblo Yukpa son
Las violaciones a los derechos humanos del Pueblo Yukpa son estructurales e históricas:
Caso Sabino Romero Izarra*
Se precisa por estudios científicos que un grupo de indígenas de habla Caribe, los que luego se
conocen con el nombre Yukpa, llegaron 500 años antes de Cristóbal Colón al piedemonte y las
estribaciones montañosas de la Sierra de Perijá, provenientes de un largo proceso de
desplazamiento de más de mil años desde el Amazonía, al sur del río Orinoco 1.
Este pueblo que hoy conocemos con el nombre Yukpa ha sido víctima del colonialismo desde
hace aproximadamente 300 años (1722-2013). El pensamiento colonial de ayer y hoy motiva aún
su exterminio y el despojo de la tierra de los indios Caribe Macuayes2 como se les nombraban
para 1700 en los tiempos de la fundación de La Villa del Rosario por el Cavo Principal Don Juan
de Chourio en 1722 con varias familias provenientes de las Islas Canarias y españolas, asentadas
en Maracaibo. En este grupo vino con sus padres la joven de 22 años Catalina Martínez de
Miranda Padrón nacida en Icod de los Vinos (Tenerife, Islas Canaria) quien luego fue la
tatarabuela materna del General Rafael Urdaneta, prócer del Zulia3. Un siglo más tarde en 1890
se funda Machiques, cuando es nombrada Parroquia Eclesiástica, luego que el general de la
Federación Venancio Pulgar incendia la Villa del Rosario en 1872 y unas familias de hacendados
se mudan de sus fundos al sur oeste de la Villa4.
Para despojarlos de sus tierras y de su manera distinta de ser, los Caribes más rebeldes son
sometidos al exterminio o al exilio de la Misión en la Costa Oriental del Lago del Estado Zulia5 o
reducidos a pueblos misionales construidos por los Padres Capuchino de Navarra que tomaron
posesión de la Provincia de Maracaibo en 1694 y 1750 donde se inicia el largo proceso de
aculturación evangelizador-católico apoyado en su último eslabón evolutivo histórico en la Ley
de Misiones de 1915 y la fundación de la Misión Los Ángeles del Tukuko en 1945; y más
recientemente, con la penetración de sectas protestantes creadas y financiadas desde los Estados
Unidos. Con los religiosos se introduce a través de un proceso largo de inculturación la triada
ideológica cristiana de dominación, a saber: el Pecado, la Culpa y la Condena. Y es este el hilo
conductor que soporta las tormentosas relaciones espirituales del indio Caribe Yukpa, no sólo
con los Padres Capuchinos y la sociedad criolla nacional, sino con su verdugo exterminador el
blanco ganadero descendiente de familias canarias y españolas traídos por Don Juan de Chourio
a La Villa del Rosario.
1
Tarble, K. 1985. El nuevo modelo de expansión Caribe para le época prehispánica. Antropológica, 63-64: 45-82.
Caracas.
2
Alcácer, A. 1962. “El indio Motilón y su historia”. Ediciones Paz y Bien. Seminario Capuchino: 15. Bogotá.
3
Romero, Nerio. 2012. “Las Abuelas Perijaneras del General Rafael Urdaneta”. 25 en Boletín de la Academia de
Historia del Estado Zulia: 25. Enero-Junio. Nº 48. Maracaibo.
4
Matos Romero, A. 1956. Perijá: Fundación e Historia. Talleres de la Tipografía Mathus: 7-28. Caracas.
5
De Armellada, C. 1966. “La Región de Perijá” 312-352 en Boletín Histórico. Nº 12 Sep. Caracas.
Pero la expresión colonial de dominación de Estado se da a través de la destrucción histórica de
su ser social Caribe y su organización; al romperse hoy su autonomía con la imposición de los
Consejos Comunales, el activismo político partidista, los créditos, los Caciques Mayores
mestizos que viven en Machiques y los cargos ministeriales subordinados a las decisiones de
Estado y no de las comunidades: al no ser dirigentes voceros de sus comunidades, sino
funcionarios públicos esquiroles apegados a tareas gubernamentales impuestas y al temor de
perder sus pagos del quince y último.
El pueblo Yukpa es Caribe, como el pueblo de Guaicaipuro, es un pueblo de selva, su hábitat son
las montañas de la Sierra de Perijá, su piedemonte y las tierras llanas más allá del piedemonte. Es
un grupo aguerrido defensor de lo suyo. Su fuerza está concentrada, más que en el colectivo, en
la persona, en el individuo, en la familia y en las alianzas que circunstancialmente construye con
otros.
Los Yukpa habitan hoy en las cuencas altas, medias, de norte a sur, de los ríos Apón, Negro,
Yaza y Tukuko de la Sierra de Perijá y en su piedemonte. Antes de la llegada de los Misioneros
Capuchinos y la creación de la Misión del Tukuko los Yukpa no tenían Caciques o jefe únicos,
se organizaban por jefe de familias. Vivían en pequeñas viviendas de palma unifamiliares
dispersas y lejanas una de otras. Entre las montañas o el bosque del piedemonte, luego se les
impuso vivir en comunidades a través de los Padres Capuchinos y las hermanas Laura y Sata
Ana.
Con la llegada de estos últimos Misioneros Capuchinos, fueron agrupándose en comunidades
dirigidas por un Yuapu o Cacique, y un grupo de ellas, en Centros Pilotos con un Cacique
Mayor. Ahora se le impone conformarse en Consejos Comunales asociados a Comunas creadas
por y para facilitarle al Estado gobierno una manera más sencilla de relacionarse con ellos y las
comunidades; pero cada comunidad tiene su propio Cacique de base, que viene perdiendo poder
por imposición del Estado gobierno de los llamados Consejos Comunales. No obstante, cada
centro Piloto es independiente del otro. O cada comunidad es independiente de las otras. Cada
familia es independiente de la otra y en cierta manera hasta de su propio Cacique cuando es
necesario; cada individuo goza de una gran libertad de expresar sus ideas, de acción y
movilización, Y en esta dispersión, y no unión, está a la vez su salvación, pues no le permite al
Estado, a los Gobierno de turno o a los ganaderos dominarlos del todo, o exterminarlos. En ese
dilema se debate la existencia y la resistencia indígena del pueblo Yukpa, una manera particular
de ser Caribe.
El Estado venezolano desde la dictadura del General Juan Vicente Gómez hasta la fecha ha
permitido el despojo violento de sus tierras y por tanto la destrucción de su cultura. El 18 de
agosto de 1920 (Gaceta Oficial Nº 14.142) por orden del dictador General Juan Vicente Gómez,
o mejor dicho por el Presidente Provisional de los Estados Unidos de Venezuela, Victorino
Márquez Bustillo, se le entregan 4.000 hectáreas a los hermanos José Trinidad y Joviniano
García de todas las tierras planas de los Yukpa Macoita (antiguos Macuayes), ubicados hoy en el
extremo norte del territorio, para fundar la hacienda El Capitán6; luego, en los gobiernos
llamados democráticos, de los partidos Acción Democrática y Copey, así como en la dictadura
del General Marcos Pérez Jiménez, se les permitió a empresarios de Maracaibo y Machiques
conformar en sus tierras de montañas haciendas de café, caña de azúcar y otros rublos agrícolas y
crías de ganado bovino, sin importarles el despojo de su tierra originales, su empobrecimiento y
hasta su muerte física o cultural7. De esta manera el pueblo Caribe Yukpa pasó de ser un pueblo
autosuficiente, eco sistémico y autónomo, a un pueblo pobre, dependiente del Estado y el
mercado. Hoy se debate, como bien lo afirma el antropólogo Ángel Acuña en “la frontera de la
tradición y el cambio”8, y sólo cuenta para reencontrarse, con su original inteligencia rebelde y
su discursivo proceder de negociación intercultural.
Desde los años 20 del siglo pasado, el pueblo Yukpa comienza a vivir los encontronazos a sangre
y fuego con criollos invasores de su territorio. Fueron los violentos hacendados y parceleros de
Machiques, siempre con el apoyo militar y financiero del Estado venezolano, quienes se hicieron
ricos, poderosos y respetados a costillas de la pobreza y la exclusión del pueblo Yukpa, que se
vio obligado a refugiarse en las altas montañas de Perijá para no ser exterminado del todo, así lo
testifica la prensa regional, la Revista Venezuela Misionera y la antropología contemporánea
desde Booy, T9 en 1918 hasta Alarcón, J10. Con afiladas hachas manipuladas por negros
palenqueros traídos de Colombia para tumbar selvas, se montaron las haciendas operadas por
costeños colombianos y del Norte de Santander. El territorio Yukpa sufrió su segunda gran
reducción con colonos y Capuchinos. Todos los bosques de sus tierras planas al igual que la de
los Barí fueron sustituidos por pastos y vacas, y miles de kilómetros alambres de púas y portones
de haciendas, luego, por último se sumaron los parceleros indígenas Wayuu a ordeñarles y
cuidarles las vacas a los ganaderos invasores. Muy pocas familias pobres de Machiques trabajan
es estas haciendas, pues muchos sueñan ser algún día ganaderos, por esta razón casi todas las
familias pobres de Machiques tienen una parcelita en antiguo territorio Yukpa.
Pero los atancha o viejos Yukpa y sus descendientes nunca se dieron por vencidos, nunca se
sintieron derrotados y se quedaron a vivir en la última frontera que le marcaba los alambres de
púas y las armas de fuego; deambulando se les veía entre los camellones de tierras que
comunicaban y dividían una hacienda de otra, al este de su territorio. Allí permanecieron
olvidados por los Gobiernos o atendidos epilépticamente por una política integracionista
etnocida ejercida por los Padres Capuchinos y las Monjas de las congregaciones Laura o Santa
Ana, o por los Gobiernos de turno a través de la Comisión Indigenista del Ministerio de Justicia,
6
Portillo, Lusbi. “Los Yukpa Macoita/Hda. El Capitán. Historia de un despojo” en Mar de Leva, Maracaibo,
septiembre 2001. Documento Especial
7
Creole. 1945. “Los indios Macoa”. Revista El Farol.
8
Acuña, Á. 1998. YU’PAS. En la frontera de la tradición y el cambio. Abya Yala. Quito.
9
Booy T. 1918. “The People of the Mist: An Accoount of Exploration in Venezuela” 183-224. The Musseum
Journal. Vol 9. Nº 3-4. Philadelphia.
10
Alarcón J. 2012. La invasión no ha concluido. Dinámicas histórica-antropológicas de agresión y usurpación de los
indígenas. Universidad del Zulia Maestría en Antropología. Licenciatura en Antropología. Maracaibo.
más tarde de Educación, o el Instituto Nacional de Tierra, en los últimos años antes de llegar la
“revolución”. Hoy están a la deriva pues de muy poco le sirve el Ministerio del Poder Popular
para los Pueblos Indígenas. Si no hubiese sido por sus sostenidos desplazamientos por cuenta
propia a las distintas ciudades del país a vender con sus familias artesanía o haber resistido en las
montañas y poco a poco bajado a recuperar su territorio invadido se hubiesen diezmado
drásticamente. El mejor ejemplo de esta resistencia se dio en la cuenca del río Yaza, y sus
máximos exponentes fueron Sabino Romero Izarra y su gente.
Hoy son los desplazados de la guerra colombiana o los llamados refugiados quienes vienen
ocupando sus pueblos grandes o Centros Pilotos, y su economía, así como los pequeños pueblos
de alta montaña en las cuencas altas de sus ríos; crece por lo tanto el número de hijos de hombres
colombianos y de Wayuu, muy pocos de hombres indígenas Barí y criollos venezolanos. Se
acentúa el mestizaje llegado con la recolecta del café, es por esta razón que casi todos sus
Caciques Mayores son mestizos, de padres colombianos.
Ante el crecimiento poblacional y el agotamiento de los suelos de bosques de las altas montañas
o de sus inclinados pequeños valles11 se vieron obligados a buscar de nuevo su territorio original
invadido, a recuperar lentamente espacios de haciendas o parcelas, no había una semana que la
Comisión Indigenista, o la Oficina de Asuntos Indígenas del Instituto Agrario Nacional (IAN), o
efectivos del Comando 36 de la Guardia Nacional de Machiques o del Fuerte Macoa los intentara
desalojar por las buenas, unos, o por las malas, otros, a un grupo de familias Yukpa que había
rescatado un potrero o la hacienda toda. Esta situación se agudizó con la llegada del Presidente
Chávez al Gobierno y la promulgación de la nueva constitución en 1999, que ordena al Gobierno
reconocer, demarcar y entregar sus tierras ancestrales y tradicionales a los pueblos indígenas en
el Artículo 119:
“El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización
social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su
hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son
necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo Nacional,
con la participación de los pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad
colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e
intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y en la ley”.
Así mismo se fija la fecha para iniciarse dicho proceso en la Disposiciones Transitorias
Decimosegunda:
11
Ruddle, K. 1977. El sistema de autosubsistencia de los indígenas Yukpa. Caracas: Universidad Católica Andrés
Bello. Ruddle, K. 1983. Los Yukpa. En Los aborígenes de Venezuela, vol., II. Etnología contemporánea, pp. 33124. Walter Coppens (ed). Primera edición. Caracas: Fundación La Salle de Ciencias Naturales, Instituto Caribe de
Antropología y Sociología.
“La demarcación del hábitat indígena, a que se refiere el artículo 119 de esta Constitución, se
realizará dentro del lapso de dos años contados a partir de la fecha de entrada en vigencia de esta
Constitución”.
Debido a los constantes anuncios y arenques mediáticos presidenciales sobre los derechos
constitucionales de los pueblos indígenas a tener territorio y ser demarcadas sus tierras, se arrecia
el proceso de autodemarcación del hábitat y tierras indígenas por parte de los dirigentes Yukpa a
lo largo y ancho de su territorio limítrofe con las haciendas, y con ello, la respuesta violenta de
los ganaderos, acompañada por la criminalización mediática y acciones encubiertas o muy
cuidadosas por parte de algunos funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de
Machiques y su Grupo Anti Extorsión y Secuestro (GAES), del Ejército acantonado en el Fuerte
Macoa, la Policía de Machiques, la Alcaldía del municipio Machiques de Perijá y la Fiscalía 20
del Ministerio Público. El Gobierno mantuvo una actitud pasiva cómplice de dejar hacer y dejar
pasar en estos lejanos parajes fronterizos con Colombia.
Sin miedo alguno, se inicia por doquier por parte de los dirigentes del pueblo Yukpa, el rescate
de las tierras originales de su territorio invadido por parceleros y hacendados, y sin pedir permiso
alguno, pues era su derecho constitucional, se acelera de nuevo la recuperación de parte de sus
tierras ocupadas tomando como límite Este todas las haciendas y parcelas ubicadas dentro o más
allá de la carretera que va desde la Cuesta del Padre hasta el río Santa Rosa para los Yukpa de los
sectores Yaza y Tukuko; y para el extremo norte, Sector de los ríos Tinacoa, Apón y Negro la
inclusión de unas diez haciendas invasoras, entre ellas El Mango, San Salvador, Cuivas, Los
Morros de Perijá, El Capitán, El Rincón. Comenzó el rescate del territorio ancestral en las
comunidades Sirapta y Guaicaipuro, la primera ubicada en el extremo norte del territorio, en el
río Apón, en el año 2000, con la ocupación de una parte de la hacienda El Capitán y la fundación
de la comunidad o sector Karnapa dirigido por el líder Efraín Romero; pero también en el
extremo sur, en las inmediaciones del río Tukuko y Yaza con la ocupación de las haciendas
Ceilán y la Gran China dirigida por Pipo Herrera y Arístides Maikishi con la fundación de la
comunidad Yukpa-Wayuu Guaicaipuro y Kurubal.
La lucha por el territorio reaparece por todas partes a lo largo del piedemonte de la Sierra de
Perijá. Los Yukpa de la comunidad Kampa, bajo la dirección de Francisco Romero y del maestro
Antonio Romero, padre de Ever Romero, bajan con su gente de la montaña de las cabeceras del
río Yaza y ocupan la hacienda Paja Chiquita y fundan la comunidad Río Yaza al lado de la
comunidad Kasmera y la hacienda Medellín, los de la comunidad Palmarejo, a la cabeza su
Cacique es Sabino Romero Izarra, toman por primer vez toda la hacienda Tizina y fundan la
comunidad Chaktapa. Alirio González, que con un grupo de familias son sacados de las
inmediaciones del Hospital General del Sur de Maracaibo, toma la pequeña hacienda Nevada y
funda la comunidad Guamo donde vivía Olegario Romero Romero, pero más al norte en esa
época 2004-2005 en río Negro se ocupa la hacienda el Higuerón por gente de la comunidad
Yuchubirí dirigida por Trino Romero y los de la comunidad Koropo, dirigida por Segundo
Romero, ocuparon parte de la hacienda Puerto Libre, rescatada posteriormente por sicarios
pagados por ganaderos, igual suerte corrió Sabino Romero Izarra en la ocupación de la hacienda
Tizina. Se ocupa con éxito la hacienda Maracay en el 2001, la hacienda la Lucha por parte de
Ciro Landino en esa misma zona del río Negro, y posteriormente, al comienzo de 2008, Edilso
Landino y Noelio Romero ocupan la última parte de la hacienda Medellín y fundan las
comunidades Jararamü y Mara Kunaka.
Para marzo de 2008 Sabino retoma la hacienda Tizina y muere su anciano padre José Manuel
Romero de una golpiza que le propician los hombres armados que acompañaron a Alejandro
Chávez Vargas, presunto propietario de la hacienda Kusare, vecino y sobrino del dueño de la
hacienda Tizina. Chávez Vargas, armado violentamente, entra a la comunidad Chaktapa, antigua
hacienda Tizina, para matar a Sabino por considerar que le había robado unas reses. A los días
muere el padre de Sabino, y acompañado de los Yukpa de la comunidad Guamo dirigidos por
Olegario Romero Romero ocupan la hacienda Kusare y posteriormente Amalia Pérez y su tío
materno Felix Ramos Romero ocupan la otra hacienda vecina Brasil de Tirzo Vargas.
En agosto de 2011 un grupo de dirigentes indígenas encabezado por Jesús Peñaranda Yaspe
toman la hacienda El Rincón, que fue recuperada el 20 de agosto de 2011 por los
sicarios/policías/guardaespaldas ganaderos a tiro limpio donde resultaron heridos los Yukpa:
Rodrina Romero, 60 años, Abraham Romero, 60 años, Luz Marina Romero y Juan Carlos
Montiel,
28
años.
(http://www.panorama.com.ve/21-08-2011/avances/enfrentamientomachiques.html).
En la misma zona del Yaza, en octubre de 2011, se retoman las tierras que ocupaba la hacienda
denominada también Medellín por un grupo de hombres liderados por Sabino. En este
encontronazo resultaron varios hacendados heridos y dos mujeres Yukpa, son ellas: Zenaida
Romero, hija de Sabino y Leticia Romero.
En esta lucha, ante la capacidad de fuego del sicariato/ganadero murieron ocho Yukpa, a saber
desde el año 2011. El 23 de junio de 2012, son asesinados: Alexander Fernández Fernández, hijo
de Carmen Fernández Romero, cacica de la comunidad Yukpa de Kuse, su hermano José Luis y
el cuñado de este último Leonel Romero. Así como seis meses antes, su primo Darío Segundo
García Fernández fue asesinado a manos de un parcelero Wayuu llamado Jesús Fernando
González Arrieta, detenido por el CICPC y liberado posteriormente por intermediación en la
Fiscalía 20 de Machiques y por el exconsultor jurídico de GADEMA, el abogado ganadero
Alfonso Chacín (señalado hoy de estar involucrado en el financiamiento y preparación del
asesinato de Sabino). En estos asesinatos, dos hermanos resultaron también heridos, uno de
mucha gravedad: Gaby Alberto Fernández Fernández, el 20 de diciembre de 2011. También dos
meses antes, el 14 de abril de 2012 mataron a un kilómetro de distancia con armas de guerra a
Wilfrido Romero, esposo de una hija de Sabino, y a Lorenzo Romero Ramos, primo materno de
Amalia Pérez.}
Pero la primera víctima de la violencia ganadera fue el anciano Yukpa José Manuel Romero
padre de Sabino quien murió el martes 22 de julio de 2008 a la una de la tarde en la emergencia
del Hospital General del Sur desde que el pasado día lunes 7 del mismo mes y año fue golpeado
por el hacendado Alejandro Chávez Vargas y el administrador de su hacienda Kusare de nombre
Richard.
El Estado permitió todos estos atropellos contra estos dirigentes indígenas pese a las constantes
denuncias formuladas desde el 2006-2013 en los medios de comunicación, la fiscalía del
Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, en las Naciones Unidas en donde el Relator de los
Derechos de Pueblos Indígenas, James Anaya, en dos oportunidades, manifestó por escrito su
preocupación por la situación de Sabino Romero Izarra y la comunidad Chaktapa ante la
Cancillería de Venezuela en Caracas. También se visitó, para exponer esta violenta situación
violadora de los derechos humanos del pueblo Yukpa, la Organización de los Estados
Americanos y la Unión Europea. En estos organismos de derechos humanos asistió Zenaida
Romero Martínez a denunciar al Gobierno y al Estado Venezolano, y anunciar el posible
asesinato también de su padre.
Este proceso de exterminio pasó, repetimos, por una sostenida campaña mediática de
satanización por parte de los ganaderos y por pronunciamientos de altos funcionarios
ministeriales del propio Gobierno. Estos son los ganaderos financiadores de sicarios que a la vez
son sus guardaespaldas y policías de Machiques, o de Alcaldes. Esto es conocido por el pueblo
de Machiques, es vox populi.
Y es ahora, a partir del asesinato del Cacique Sabino Romero Izarra, cuando el Estado
venezolano ha estado preocupado por el ejercicio y el cumplimiento de la justicia en torno a la
muerte de Sabino, y pagar algunas bienhechurías de haciendas invasoras del territorio originario
del pueblo Yukpa. Esperó 9 años (2004-2013) para aceptar la propuesta de pago de
bienhechurías formulada por los líderes indígenas como una salida posible para ampliar su
espacio territorial y mejorar su calidad de vida, pasando esta decisión por llevar a un juicio
ordinario, a espalda de la justicia especial indígena, y a la Cárcel a Sabino Romero Izarra y a
Alexander Fernández Fernández por diecisiete meses. Violando así la Constitución, las leyes
internas, así como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas y el Convenio de la OIT.
Actualmente nos encontramos en un proceso judicial penal con el propósito de enjuiciar a los
autores materiales e intelectuales del vil y cobarde asesinato del Cacique Sabino Romero Izarra,
acaecidos en la noche del día 3 de marzo del presente año.
La constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su preámbulo hace mención de la
participación protagónica de los indígenas en la construcción y defensa de la patria de la
siguiente manera: “El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la
protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar, y el heroísmo y
sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre
y soberana”. Asimismo el encabezamiento del párrafo II del preámbulo Constitucional de 1999
señala: “Con el fin supremo de Refundar la república para establecer una sociedad democrática,
participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un estado de justicia…” En el mismo
párrafo más adelante dice: “asegure el derecho a la vida… a la justicia social y a la igualdad sin
discriminación ni subordinación alguna… la garantía universal e indivisible de los derechos
humanos…”
De igual forma en el titulo primero acerca de los principios fundamentales de la Constitución
vigente en el artículo 2 afirma: “Venezuela se constituye en un estado democrático y social de
derecho y de justicia, que propugnan como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de
su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y en general, la preminencia de los derechos humanos, la ética…”
En el capítulo VIII, ocho artículos contienen lo referente a los derechos de los pueblos indígenas
que el constituyente de 1999 consideró esenciales para el supremo reconocimiento de la
existencia de los pueblos indígenas, ahora bien, no basta consagrar teórica y normativamente
tales derechos, sino, que necesario es garantizarlos, para que verdaderamente representen la
eficacia y validez efectiva de las aspiraciones centenariamente truncadas de los pueblos
indígenas.
Condenar ejemplarizantemente a los asesinos de Sabino Romero significa la más grande
reivindicación que el Estado y el Gobierno Bolivariano podrían hacer frente a tantos desaciertos
e incumplimientos a los postulados normativos de rango constitucional supra indicados.
Tienen las instituciones del Estado como garantes de los derechos humanos, de la vida y la
justicia la oportunidad histórica de desmontar los poderes facticos que a través de siglos se han
consolidado por su primacía económica como es el caso de los integrantes de la ASOCIACION
“GANADEROS DE MACHIQUES” (GADEMA), autores intelectuales y financistas del crimen
al aguerrido e incómodo para sus intereses el Cacique Sabino Romero, así como la influencia que
ejercen sobre la policía municipal de Machiques, el CICPC, el Ejercito, la Guardia Nacional
Bolivariana, los jueces y fiscales del mencionado municipio, he ahí la razón por la que
saludamos como positiva la radicación del juicio en la ciudad capital de Caracas para que se
lleve en forma objetiva e imparcial y con las garantías del debido proceso y el derecho a la
defensa a los asesinos que no tuvieron compasión ni misericordia al momento de desplegar la
brutal casería humana para cumplir la encomienda macabra ordenada por los poderosos y
tenebrosos ganaderos de Machiques de Perijá en el estado Zulia.
Hoy acudimos a esta Asamblea Internacional convocada por la Asociación Americana de Juristas
en esta pintoresca ciudad de Santiago del Estero, en esta República de Argentina que
desgraciadamente lleva en sus entrañas las huellas dolorosas del crimen organizado de carácter
político que dejó miles y miles de muertos y desaparecidos en la oprobiosa y cruel dictadura
militar instaurada en los años 80, venimos a denunciar lo antes narrado y a solicitar solidaridad y
pronunciamiento internacional para con la causa de los pueblos indígenas de Venezuela, muy
especialmente la grave situación de exterminio de los líderes de la resistencia indígena del
pueblo Yukpa en la Sierra de Perijá del municipio Machiques del estado Zulia.
*Ponencia presentada por el abogado Douglas Querales en XVI Conferencia Continental
Asamblea Internacional de la Asociación Americana de Juristas “LA INTEGRACIÓN
REGIONAL: SUS DESAFÍOS JURÍDICOS”. Ciudad de Santiago del Estero, República de
Argentina, 25 al 27 de septiembre de 2013.

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