Untitled - Secretaría de Investigación y Estudios Avanzados

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CAPÍTULO I Una historia que contar: mujer y trabajo en México
VIOLENCIA LABORAL, UNA REALIDAD INCÓMODA
Estudios de caso desde una
perspectiva de género
3
Leonor Guadalupe Delgadillo Gúzman, Aída Mercado Maya
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA
DEL
ESTADO
DE
MÉXICO
M. en C. Eduardo Gasca Pliego
Rector
Dr. en D. Hiram Raúl Piña Libien
Abogado General
M. en A.S.S. Felipe González Solano
Secretario de Docencia
Lic. en Com. Juan Portilla Estrada
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Universitaria
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Secretario de Investigación y Estudios
Avanzados
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Contralor
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Secretario de Rectoría
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Cronista
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Secretaria de Difusión Cultural
Conducta
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M. en Educ. Soc. Florina Irene Pérez García
Secretaria de Extensión y Vinculación
Directora de Difusión y Promoción de la
Dr. en C. Jaime Nicolás Jaramillo Paniagua Investigación y los Estudios Avanzados
Secretario de Administración
Dr. en Ing. Roberto Franco Plata
Secretario de Planeación y Desarrollo
Institucional
4
Leonor Guadalupe Delgadillo Gúzman, Aída Mercado Maya
1a. edición 2010
D.R. © Universidad Autónoma del Estado de México
Instituto Literario núm. 100 ote.
C.P. 50000, Toluca, México
http://www.uaemex.mx
ISBN: 978-607-422-091-9
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
Edición: Dirección de Difusión y Promoción de la
Investigación y los Estudios Avanzados
El contenido de esta publicación
es responsabilidad de los autores.
Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin
contar previamente con la autorización por escrito del editor en términos de la Ley
Federal del Derecho de Autor y en su caso de los tratados internacionales aplicables.
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CAPÍTULO I Una historia que contar: mujer y trabajo en México
ÍNDICE
PÁGINA
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I. UNA HISTORIA QUE CONTAR, MUJER Y
TRABAJO EN MÉXICO
Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Aída Mercado Maya
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CAPÍTULO II. PANORÁMICA DE LA VIOLENCIA LABORAL
Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Aída Mercado Maya
Sergio Luis García Iturriaga
Teresa Ponce Dávalos
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CAPÍTULO III. VIOLENCIA LABORAL, UNA PROPUESTA DE ABORDAJE
Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Aída Mercado Maya
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CAPÍTULO IV. VIOLENCIA LABORAL, UN ESTUDIO DE CASO DE
ACOSO SEXUAL
Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Aída Mercado Maya
Sergio Luis García Iturriaga
Franciso José Argüello Zepeda
CAPÍTULO V. CASOS FEMENINOS DE VIOLENCIA LABORAL
Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Aída Mercado Maya
Teresa Ponce Dávalos
Sergio Luis García Iturriaga
Francisco José Argüello Zepeda
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93
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Leonor Guadalupe Delgadillo Gúzman, Aída Mercado Maya
CAPÍTULO VI. VIOLENCIA LABORAL SOBRE EL GÉNERO MASCULINO.
ESTUDIOS DE CASO
Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Aída Mercado Maya
Teresa Ponce Dávalos
Sergio Luis García Iturriaga
Franciso José Argüello Zepeda
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BIBLIOGRAFÍA
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SÍNTESIS CURRICULAR DE LOS AUTORES
163
8
Introducción
INTRODUCCIÓN
Este libro es el resultado de la línea de investigación Violencia, poder y
conflicto, con perspectiva de género, desarrollada en el Cuerpo Académico
Comportamiento, sustentabilidad y ciudadanía. Es un estudio de más de dos
años realizado a partir del problema de la violencia laboral, también llamada
violencia organizacional, auspiciado por la Universidad Autónoma del Estado
de México.
Al hablar de la violencia se hace alusión a un acto humano que se distingue
por el daño que produce y por el riesgo de peligrosidad en el que se puede
introducir al receptor de la violencia, como inestabilidad en su identidad, lo que
desencadena potenciales quiebras psíquicas con pronóstico reservado. Saber
acerca de las posibles consecuencias que presenta la violencia laboral posibilita
un proceso de identificación de ésta, más rápido y preciso, y en consecuencia
se estimula la creación de mecanismos que la combatan.
De acuerdo con Galtung (1998), existe una tolerancia social de la violencia
directa que está asociada con la violencia cultural y estructural. Aquella clase
de violencia directa se utiliza por algunos como un mecanismo para resolver
conflictos que deben ser resueltos. Esa violencia directa forma parte de un orden
social naturalizado en el pensamiento y acción de los individuos, miembros de
la sociedad, que queda establecido por un conjunto de creencias, contenidos
ideológicos, discursos y prácticas que colocan en desventaja al receptor de ella.
Este orden social naturalizado es reforzado por el papel de las instituciones
sociales, de las que destacan la familia, la escuela, la Iglesia y el Estado,
que subrayan constantemente la obediencia heterónoma como una virtud y
desdeñan la obediencia autónoma, calificándola como un vicio. En palabras de
Fromm (1990: 12):
...para prevenir una confusión entre términos, debemos establecer un
importante distingo. La obediencia a una persona, institución o poder
(obediencia heterónoma) es sometimiento, implica la abdicación de mi
autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajenos en lugar del
mío. La obediencia a mi propia razón o convicción (obediencia autónoma)
no es un acto de sumisión sino de afirmación. Mi convicción y mi juicio,
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si son auténticamente míos, forman parte de mí. Si los sigo, más bien
que obedecer al juicio de otros, estoy siendo yo mismo; por ende, la
palabra obedecer sólo puede aplicarse en un sentido metafórico y con un
significado que es fundamentalmente distinto del que tiene en el caso de
la “obediencia heterónoma”.
Obediencia heterónoma, entonces, cosa más alejada de la capacidad
reflexiva. Justamente por este tipo de enseñanzas el individuo entra en conflicto
y su desconcierto ante una autoridad heterónoma es tal que le consume
tiempo y energía psíquica para lograr de algún modo darle coherencia a tal
acto destructivo. En sí, la obediencia heterónoma es una construcción social
arbitraria montada en la dimensión de un deber ser cuestionable. Cuestionable
desde el momento que para hacerse obedecer recurre a la imposición y no
a la persuasión. Una imposición que se ejerce disfrazada de mandato moral,
y, por lo tanto, supuestamente deseable y además legitimada por diferentes
instituciones, en las que se encuentran las organizaciones públicas o privadas.
Considerando estas primeras reflexiones, el objetivo de esta obra fue analizar
el proceso de significación de la violencia laboral desde el empleado.
La violencia es todo acto intencional que se vale del daño hacia el otro,que
busca o no en algún momento someter al otro, sus formas de expresión explícita
pueden ser: violencia física, violencia económica, violencia sexual y violencia
psicológica. De todas ellas, la última es la más compleja, porque nos introduce
al universo simbólico, ya que adquiere diferentes expresiones: la coerción
(intimidación), el control, la desvalorización y la indiferencia (Echeburúa y de
Corral, 1998; Torres, 2001; Jacobson y Gottman, 2001). Los hallazgos mostraron
que la violencia puede expresarse de manera combinada. Igualmente se logró
distinguir dos diferentes caracteres de la violencia, la franca y la disfrazada,
susceptibles de subdividirse en física, económica, sexual y psicológica.
La tesis que se plantea fue que la forma de violencia más frecuente es la
psicológica, también llamada, por Hirigoyen (1999), violencia moral, lo que
quizá se pueda explicar por el progreso que se observa en la regulación sobre
la vigilancia social que existe en torno a lo que está permitido en el marco de las
relaciones sociales (Elias, 2001). Un tipo de violencia que por sus características
resulta ser la más difícil de evidenciar, porque se perpetra bajo el disfraz de las
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Introducción
consignas sociales establecidas dentro de una organización pública o privada,
al mismo tiempo resulta, dados sus efectos, una de las más dañinas, porque
puede inducir al receptor del acto violento en agudos cuadros de desajuste
psicológico, es decir, enfermedad, además de estar en riesgo de perder o, en
su defecto, perder el empleo, como porque al emisor de la violencia difícilmente
se le puede probar responsabilidad como agresor. Este tipo de violencia se
produce en el límite de la evidencia, porque su manifestación es simbólica, está
ligada en su producción a la cultura, a los modelos prescritos y a los límites
de acción social proscritos y es susceptible también de combinarse con otras
formas de violencia como la física, la económica y la sexual.
En México el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI,
2006) reporta en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en
los Hogares “Panorama de la violencia contra las mujeres” (ENDIREMH) que, de
las 10 268 036 mujeres de 15 y más años ocupadas como empleadas, obreras
o jornaleras del país, 30.1% indica haber padecido en los 12 meses previos a
la entrevista algún tipo de violencia laboral, cifra que revela la dimensión de
este problema, que causa perjuicios a las afectadas y a la economía regional, al
disminuir su productividad. En algunos estados, la violencia hacia las mujeres
en sus centros de trabajo es alta; los casos más graves se ubican en Jalisco,
Chihuahua, Puebla y Querétaro, con cifras entre 36.1 y 37.6%. Por el contrario,
en 19 estados la violencia laboral muestra valores menores al nacional.1
La relevancia de este estudio radica en su abordaje; se tomó como base
teórica el modelo fenomenológico de Schütz, Berger y Luckmann, apoyado en
la perspectiva de género para trabajar la violencia como un fenómeno que toca
la subjetividad del empleado y lo desestabiliza como receptor de actos violentos,
entre cuyos efectos se pueden advertir, de acuerdo con Berger y Luckmann
(1978), pérdida de la dirección, de la estabilidad y del control con respecto
a su conocimiento social laboral, produciéndole estados de confusión, que
pueden llegar a la manifestación de angustia, depresión, un estado constante
de tensión y paulatinamente el desarrollo de un concepto erróneo de sí mismo.
Los datos referidos desde el INEGI (2006) han sido tomados tal y como se presentan
en la fuente original, con la intención de evitar alteraciones que den lugar a equívocos
interpretativos.
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Estos elementos en su conjunto no se dan de forma automática, están
supeditados a un proceso subjetivo que a su vez está sujeto al marco objetivo
de las acciones de aquellos otros con los que está interactuando el receptor
de la violencia; algunos de estos elementos son predominantemente sociales;
otros, predominantemente psicológicos. Así, se tiene el caso del conocimiento
intersubjetivo y del diálogo con otras personas significantes como elementos
fundamentalmente sociológicos, porque se dan en el marco de la interacción,
de la acción recíproca entre dos o más individuos, en este caso, entre el emisor
y el receptor de la violencia, y la acción recíproca con personas cercanas al
receptor (Schütz, 1993).
La sociología fenomenológica se ve potenciada en su profundidad de análisis
con la perspectiva de género, un enfoque que cuestiona la desigualdad social
entre hombres y mujeres (Castro, 2004), individuos para quienes la estructura
social y la cultura han establecido comportamientos permitidos y prohibidos,
así como pautas de relación intergenéricas que marcan diferencias sociales
visibles entre ambos. Esta perspectiva de análisis señala la subordinación de
las mujeres frente a los varones (Barbieri, 2005), y en ella se apoya este trabajo.
En términos metodológicos se trabajó epistemológicamente desde lo
cualitativo, con fuentes primarias de información: 12 estudios de caso, seis
mujeres y seis varones, llamados, por Stake (1994), estudios de caso colectivos,
que se caracterizan por llevar al investigador a un mejor entendimiento, quizás a
una mejor teorización sobre el fenómeno que aborda, en tanto que busca probar
la pertinencia de sus supuestos. Se trabajó como fuente de evidencia la entrevista
abierta a profundidad, con el fin de reconstruir con el mayor detalle posible las
circunstancias que antecedieron y sucedieron a la aparición de la violencia.
Se optó por la entrevista abierta a profundidad porque permite el acceso
a los significados de los participantes, sobre las experiencias y el entorno al
momento de haber vivido la violencia laboral (Miller y Glassner, 1998). Las
categorías de análisis fueron las tipificaciones y los significantes considerados
cronológicamente desde la aparición de los actos violentos referidos por cada
participante hasta su condición actual.2
2
Categoría: entendida como una conceptualización realizada a partir de los elementos
de análisis considerados con base en el modelo teórico que se ocupa, en este caso
12
Introducción
El procedimiento consideró: determinación de las personas entrevistadas,
consentimiento informado, preservando la confidencialidad de los datos y el
anonimato de los participantes (Fontana y Frey, 1994), entrevistas, formato
de registro (grabación), trascripción textual de las entrevistas, análisis de los
datos, relacionando los casos de acuerdo con el modelo teórico considerado
(Yin, 1994).
La estrategia para contactar a los participantes fue la técnica bola de nieve,
que consiste en conocer a algunos informantes y lograr que ellos presenten
a otros (Taylor y Bogdan, 1992). Con cada uno se estableció una agenda de
trabajo previa.
Los criterios de selección fueron: empleados que identificaron vivir o haber
vivido violencia laboral, con un mínimo de permanencia en el trabajo de un año,
ya sea que trabajaran en el sector público o privado, mayores de 18 años, con
estudios mínimos de primaria, hombres o mujeres, con o sin hijos, solteros,
casados o en unión libre. Es necesario apuntar que no se pretende con este
número de casos representar a todos los empleados que sufren violencia
laboral, en todo caso, de acuerdo con los elementos sociales que algunos
otros empleados compartan con los participantes, existe la posibilidad de que
puedan aplicarse los hallazgos encontrados.
La obra está compuesta por seis capítulos, el primero versa sobre la “Historia
de la mujer mexicana en el trabajo”, se exponen las diferentes ocupaciones
remuneradas realizadas por ella como género desde la época precolombina
hasta el siglo XX.
En el siguiente capítulo “Panorámica de la violencia laboral” se muestran
las estadísticas a nivel mundial de los últimos años, la legislación existente
de algunos países para contrarrestarla y los diferentes conceptos que se
han propuesto para nombrarla. Cada uno de estos tres elementos plantea
la sociología comprensiva (Buendía, Colás y Hernández, 1998). Las tipificaciones
son los ordenamientos internalizados por el individuo sobre el mundo que le rodea,
ordenamientos que contienen el significado de las situaciones, los objetos y las
personas que le rodean. Los significantes son las personas importantes con las que el
individuo socializa o ha socializado y de las que ha incorporado a su psique una serie
de tipificaciones, con base en las interacciones que en su momento ha tenido con ellas
(Berger y Luckmann, 1978).
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la complejidad del problema, que asoma la violencia estructural y cultural
que favorece la violencia al interior de las organizaciones. Para disminuirla
desde las áreas de Recursos Humanos se propone que se dé la formación e
información necesarias al respecto desde el ingreso a todos y cada uno de los
colaboradores independientemente de su nivel jerárquico, de su antigüedad,
o de su pertenencia sindical o condición contractual, durante su permanencia
laboral y hasta la salida del empleado.
El tercer capítulo, “Violencia laboral, una propuesta de abordaje”, da cuenta
de las características de la violencia organizacional a nivel microsocial; cuáles
son sus características comunes; de qué manera se manifiesta; cuáles formas
de violencia se asocian y por qué resulta tan difícil detectarla. Se propone
precisar por qué es necesario considerar dicha propuesta teórica, en tanto que
brinda elementos sólidos para comprender por qué es compleja la detección
de la violencia interpersonal en las organizaciones, de ahí que concretamente
las coordenadas de abordaje propuestas aquí están contenidas en la sociopsicología fenomenológica.
Los siguientes tres capítulos presentan tres estudios de investigación
empírica sobre la violencia laboral. El primero versa sobre violencia sexual
hacia el género femenino; el segundo reporta los hallazgos sobre la violencia
organizacional en seis estudios de casos femeninos, y el tercero muestra los
hallazgos sobre esta misma violencia en seis estudios de caso masculinos.
El cuarto capítulo, “Violencia laboral, un estudio de caso de acoso sexual”,
muestra la ruta de acción emprendida por una mujer receptora de violencia
organizacional, específicamente violencia sexual, mejor conocida como acoso
sexual. El estudio se centra en la significación que sobre el fenómeno produce la
participante de estudio, de tal modo que se pueden rastrear las discontinuidades
de sentido, la ruptura o rupturas posibles de la interpretación de la violencia
organizacional que se ha vivenciado. Se partió de la hipótesis de que el ser
humano como sujeto reflexivo es capaz de significar la violencia con base en
su conocimiento social y en sus significantes, desde esta dinámica y desde
el receptor de la violencia, se posibilita la producción de sentidos distintos,
que lo insertan en un proceso de tensión, con elementos múltiples, conflicto,
confusión, alteración psíquica y social, cuyo desenlace se logra una vez que el
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Introducción
receptor tiene claridad y en consecuencia de manera progresiva toma decisiones
sobre su condición, más allá de lo que el emisor (agresor) decida o no hacer.
La técnica de recopilación de la información fue la entrevista a profundidad,
en la que se indagaron: trayectoria laboral, eventos violentos en el ámbito
laboral, trayectoria académica, estructura familiar, dinámica familiar y vida
cotidiana actual. Los resultados, en general, mostraron que la mujer, como
género, y en este caso al ser receptora, no necesariamente cuenta con el
conocimiento social suficiente para identificar desde el inicio que vive acoso
sexual. En un segundo momento, se produce un proceso de descubrimiento a
través de los actos del otro, de la revisión constante de las situaciones de acoso,
como eventos atípicos en las relaciones de trabajo, intersubjetividad. En un
tercer momento se toma la iniciativa de llevar a cabo ciertas líneas de acción
para afrontar la violencia, y en un cuarto momento se está sujeto a los procesos
de las instituciones convocadas para participar en el desahogo del caso.
Los resultados revelaron también la contradicción existente entre el discurso
y la actuación de las instituciones responsables de resolver este tipo de violencia.
Se advierte el peso de ordenamientos sociales tradicionales como el género
y la jerarquía. Así como las ventajas derivadas de las relaciones sociales del
emisor de la violencia para mantener impunes sus actos.
El quinto capítulo, “Casos femeninos de violencia laboral”, presenta los
hallazgos de la violencia organizacional reportada por seis participantes. Muestra
las características sociales de las participantes; en este apartado, la violencia
sugiere ser una invariante estructural en las organizaciones, pues se produce en
general más allá de las características sociales de las participantes; se presenta la
ruta laboral que cada una ha llevado en su vida, se trata de mujeres en su mayoría
con una vida económicamente productiva continua; después se muestran los
tipos de violencia reportados por cada participante, en este sentido, la violencia
psicológica se da en todos los casos, y su producción es potencializada por la
combinación de uno o dos de los otros tipos de violencia.
En el cuarto apartado se exponen las respuestas afectivas frente al agresor
una vez que las receptoras intuyen o en su caso identifican que están siendo
objeto de agresiones; se trata de un conjunto de emociones que van ocasionando
estragos psicológicos y sociales, laborales, familiares y personales. En el quinto
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apartado se presentan las formas que toman las líneas de acción que deciden
emprender estas mujeres, el margen de estas formas va desde quedarse calladas
hasta denunciar al interior de la organización lo que están viviendo; en realidad
se trata de una situación de crisis que tiene sus antecedentes en las respuestas
afectivas vividas previas a sus decisiones de acción.
En el sexto apartado se describen las respuestas mediatas de las
participantes, posteriores a la denuncia, a la situación de crisis. Después se
presentan los recursos sociales propios y ajenos que les permitían inhibir la
recurrencia de la violencia. En el siguiente apartado se expone el menú de
respuestas institucionales frente a la denuncia, es decir, se indican las distintas
líneas de acción institucional frente a la manifestación de prácticas violentas.
Finalmente, se describen las líneas de acción por parte del agresor frente a la
resistencia del agredido.
El sexto y último capítulo, “Violencia laboral sobre el género masculino,
estudios de caso”, expone los hallazgos encontrados sobre violencia laboral
en seis participantes varones. Se observó que los varones tienen una escasa
red social en la que se apoyan para transitar los eventos violentos que viven
en su trabajo. Aparentemente los efectos de esta experiencia sobre su salud se
acotan la menor de las veces a cuadros depresivos y de ansiedad, y la mayor de
las veces a estrés; ellos describen de forma escueta los efectos de la violencia
vivida, lo que contrasta con las mujeres, quienes detallan su experiencia de
tal forma que identifican las diferentes emociones desagradables por las que
pasan. El tipo de violencia con mayor recurrencia para los hombres, al igual
que para las mujeres, fue la violencia psicológica. En cuanto a la violencia física,
se trata de una violencia que es vivida con menor frecuencia en los varones que
en las mujeres. La violencia económica se registra con la misma frecuencia en
ambos géneros.
Con respecto a la violencia sexual, también se presenta en los varones, ya
que produce reacciones desagradables similares en ambos géneros cuando
se es víctima de ella: incomodidad y rechazo. Sin embargo, para el caso de
los varones, el hecho de rechazar el acoso sexual de las mujeres coloca su
reputación masculina heterosexual en tela de juicio, lo que alienta que los
varones que atestiguan este tipo de violencia se conviertan en cómplices activos
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Introducción
o pasivos. Si son activos, participan de manera directa para perpetrar el abuso;
si son cómplices pasivos, participan con el silencio y con la no obstrucción del
acoso, en otras palabras, lo toleran.
Como una contribución a la discusión del problema de la violencia laboral
presentamos dos esquemas gráficos, uno sobre el inicio de la violencia, y el
segundo sobre las formas de expresión de la violencia, que fueron desarrollados
en el transcurso de la investigación. Estos esquemas permiten develar la
sutileza y la complejidad del fenómeno, para finalmente colocarlo en un plano
más aprehensible y, por lo tanto, de más fácil comprensión y evidencia.
Confiamos que el desarrollo de esta investigación estimule el debate en
torno a los avances en materia de violencia organizacional o también llamada
violencia laboral; de igual modo, dirigimos esta obra a los funcionarios públicos
para que incluyan en su agenda de trabajo una discusión permanente sobre los
dispositivos de asistencia a las víctimas que cobra, evidentemente también hemos
pensado en los inversionistas y ejecutivos de tomas de decisión, en quienes
finalmente descansa la gran responsabilidad de constituir organizaciones no
violentas, justas y dignas, pensadas como espacios sociales de crecimiento y
ganancia múltiple y diversificada para todos los involucrados en ellas. En suma,
este trabajo se realizó con profundo respeto y fidelidad a nuestra convicción de
aportar ideas y presentar propuestas que nos lleven a escenarios mejores de
vida común.
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CAPÍTULO I Una historia que contar: mujer y trabajo en México
CAPÍTULO I
UNA HISTORIA QUE CONTAR:
MUJER Y TRABAJO EN MÉXICO
LEONOR GUADALUPE DELGADILLO GUZMÁN
AÍDA MERCADO MAYA
INTRODUCCIÓN
Este capítulo sintetiza la historia de la mujer en México, en torno a un ámbito
fundamental: el trabajo,1 desde la época precolombina hasta el siglo XX;
se trata de una tarea no exenta de dificultades, y que en consecuencia no
pretende establecer discusiones acabadas; en su lugar se busca presentar
las características comunes y distintivas del trabajo de la mujer en distintos
periodos históricos, toda vez que se cuiden aspectos teórico-metodológicos
fundamentales es posible presentar un escrito que revele lo que se busca, las
similitudes y diferencias en torno a una actividad humana específica ubicada en
diferentes periodos: México precolombino (siglo XV), México colonial (siglos XVI,
XVII y XVIII), México independiente (siglo XIX), y México moderno (siglo XX).
Supuestos de los que partimos:
• Creemos que la ejecución y distribución del trabajo vienen dispuestas a
partir del grupo, conforme se establecen los mecanismos de permanencia
de éste, al definirse y afinarse en el transcurso del tiempo las asignaciones
Entendido como todo proceso de transformación que deviene en un bien o servicio
que cubre una necesidad individual o colectiva, que puede o no estar inscrito en una
racionalidad económica, es decir, que puede tratarse de una actividad remunerada.
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