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Celebración de la 12 de noviembre de 2011 Parroquia de María Medianera · Valencia CONFIRMACIÓN Canto y Procesión de Entrada Monición de Entrada ¿Podéis sentirlo? ¿Podéis notarlo? Está en el aire. Revolotea a nuestro alrededor. Entra y sale por cada uno de los poros de nuestra piel. Es el Espíritu Santo, protagonista especial en esta noche. Hoy, quizá un poco más que otras veces, bajo la misma Luz que es su Luz, ¡Enmanuel! (que significa Dios con nosotros). Bajo la misma Cruz, que es su Cruz, ¡Enmanuel! (Dios con nosotros). Con una sola Voz, que quiere ser su Voz, ¡Enmanuel! (Dios con nosotros). En el horizonte una gran luz viaja en la historia y con el tiempo vence tinieblas haciéndose Memoria. Iluminando nuestra vida claro nos revela que no se vive si no se busca a la Verdad. Y aquí... bajo la misma Luz, bajo su misma Cruz, cantamos a una Voz: E’ l’Enmanuel, l’Enmanuel, l’Enmanuel. E’ l’Enmanuel, l’Enmanuel. El gran don que Dios nos hace es Cristo, su Hijo; en Él hoy somos renovados y en Él somos salvados. Es Dios y Hombre verdadero. Es el Pan de Vida, que a cada hombre, a cada hermano repartiré. Ritos Iniciales Saludo del Presidente a la Asamblea Saludo de la Comunidad Acto Penitencial Gloria Gloria a Dios en el cielo, Gloria a Dios en el cielo, Gloria a Dios en el cielo, y en la Tierra al hombre Paz, y en la Tierra al hombre Paz. Gloria a Dios en el cielo … (Se recita el Gloria mientras se repite esta frase de fondo) Oración Colecta Liturgia de la Palabra Monición Iniciamos la segunda parte de nuestra celebración: la escucha de la Palabra de Dios, destinada a resonar en nuestros corazones y hacerse presente en nuestras vidas. Las Lecturas hoy nos llevarán a través del tiempo y de la historia. La de cada uno de nosotros. No sólo escuchemos. Dejémonos interpelar por sus Palabras. Primera lectura del libro del Eclesiastés (3, 1-8. 11a) Para todo hay un tiempo y un momento bajo el sol. Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para plantar y un tiempo para recoger lo plantado; un tiempo para matar y un tiempo para curar; un tiempo para demoler y un tiempo para edificar. Existe tiempo para llorar y tiempo para reír, tiempo para el lamento y tiempo para el baile; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse. Hay un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y otro tiempo para tirar; un tiempo para rasgar y otro para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar. Existe un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz. Dios ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo. Palabra de Dios. Canto Interleccional Como el Padre me amó, Yo os he amado. Permaneced en mi amor, permaneced en mi amor. Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis, compartiréis con alegría el don de la fraternidad. Segunda lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 3-8) Después de su pasión se presentó a ellos, dándoles muchas pruebas evidentes de que estaba vivo: se apareció durante cuarenta días y les habló de las cosas del reimo de Dios. Una vez que estaba comiendo con ellos les mandó que no saliesen de Jerusalén, sino que aguardasen la promesa del Padre, de la que os hablé; porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días. Los que estaban con Él le preguntaron: “Señor, ¿vas a restablecer ya el reino de Israel?”. Les respondió: “ No os toca a vosotros saber los tiempos y las circunstancias que el Padre ha fijado con su autoridad; pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros para que seáis mis testigos en Jerusalén, en tida Judea, en Samaría y hasta los confines de la Tierra”. Palabra de Dios. Presentación de los Confirmandos Después del Evangelio el Sr. Arzobispo y los presbíteros que le acompañan se sientan en sus respectivas sedes, Entonces el responsable de la preparación de los confirmandos, los presenta al Obispo. Al llamarlos a cada uno por su nombre, se ponen de pie, se acercan y responden AQUÍ ESTOY. Aleluya Aleluya, Aleluya, Aleluya. Aleluya, Aleluya, Aleluya. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. Palabra del Señor. RITO DE LA CONFIRMACIÓN Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5, 13-16) Hoy renace la vida, el mundo es una fiesta. Jesús es la respuesta, sol de mis sueños. Benditos los pequeños, que Dios ha levantado. Sed bienaventurados, Dios es amor. Paola, Lydia, Alejandro, Catia, Kateherine Estefanía, Mariela, Carlos, Katerine, Estefanía, Inma, Marta, Gabriela... Hace años estos jóvenes fueron bautizados con la promesa de que serían educados en la fe, y de que un día recibirían por la Confirmación la plenitud del Espíritu Santo. Ese fue el compromiso de sus padres y padrinos en el Bautismo. A mí, hoy, como responsable del itinerario de educación en la fe que hemos recorrido juntos en estos dos últimos años, me corresponde la satisfacción de presentarlos ante esta comunidad presidida por nuestro Arzobispo, sucesor de aquellos Apóstoles que hace casi dos mil años recibieron el don del Espíritu Santo, precisamente, además, en la víspera de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana. A mí me toca decirlo, pero Él, Jesucristo, los conoce mejor que nadie y lo sabe: estos jóvenes son aptos para la recepción del sacramento de la confirmación. Son tierra fértil. Son grano de mostaza. Son sarmientos que quieren dar fruto, y hacerlo en abundancia. Homilía Monición para la Imposición de manos Renovación de las Promesas bautismales Ahora, antes de recibir el don del Espíritu Santo, conviene que renovéis ante mi, pastor de la Iglesia, y ante los fieles aquí reunidos, testigos de vuestro compromiso, la fe que vuestros padres y padrinos, en unión de toda la Iglesia, profesaron el día de vuestro bautismo. — ¿Estáis dispuestos a luchar contra el pecado que se manifiesta entre otras cosas en el egoísmo y la falta de solidaridad, en el consumismo y en el desenfrenado deseo de poseer, en el engaño, en la comodidad y el poco compromiso con los más necesitados? Sí, estoy dispuesto. — ¿Estáis dispuestos a perdonar cuando os traten injustamente, a amar incluso a los que no os quieren, a cumplir con vuestra responsabilidad en actitud de servicio y entrega incondicional a los demás? Sí, estoy dispuesto. — ¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y la tierra? Sí, creo. — ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, que murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos, y está sentado a la derecha del Padre? Sí, creo. — ¿Creéis en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que hoy os será comunicado de un modo singular por el sacramento de la Confirmación, como fue dado a los apóstoles el día de Pentecostés? Sí, creo. — ¿Creéis en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos, y en la vida eterna? Sí, creo. — Y de acuerdo con el Evangelio de Jesucristo ¿confiaréis siempre en Dios en todas las circunstancias de la vida? Sí, confiaré. — ¿Trataréis a todos los hombres como hermanos vuestros, e imitaréis en todo a Jesucristo? Sí, lo haré. — ¿Trabajaréis por la salvación de todos los hombres? Sí, trabajaré. Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro. R/. Amén. La imposición de las manos es un signo tradicional en la Biblia, asociado siempre a la transmisión de un poder, de la fuerza de Dios, invocando su protección. Ahora el Sr. Arzobispo, repitiendo el mismo gesto que usaban los Apóstoles, va a imponer sus manos sobre los confirmandos pidiendo al Espíritu Santo que los consagre como piedras vivas de la Iglesia, como templos vivos de Jesucristo. Unámonos a su plegaria y oremos en silencio al Señor. Los jóvenes se colocan de rodillas frente al presbiterio y, tras una invocación general, el Sr. Arzobispo y concelebrantes irán imponiendo sobre cada uno de ellos las manos. Monición para la Crismación Hemos llegado al momento culminante de la celebración. El Sr. Arzobispo les impondrá la mano y los marcará con la cruz gloriosa de Cristo para significar que son propiedad del Señor. Los ungirá con óleo perfumado. Ser crismado es lo mismo que ser Cristo, ser Mesías, ser ungido. Y ser Mesías y Cristo comporta la misma misión que el Señor: dar testimonio de la verdad y ser, por el buen olor de las buenas obras, fermento de santidad en el mundo. Los jóvenes, por orden y acompañados de sus padrinos, se acercan uno a uno al presbiterio. El padrino pronuncia el nombre del confirmando, y el Sr. Arzobispo unge su frente con el Santo Crisma. Oración de los Fieles Cantos durante la Crismación El Espíritu de Dios está en este lugar. El Espíritu de Dios se mueve en este lugar. Está aquí para consolar, está aquí para liberar, está aquí para guiar, El Espíritu de Dios está aquí. (Bis) Muévete en mi, muévete en mi. Toma mi mente y mi corazón, llena mi vida de tu amor, Muévete en mi, Dios Espíritu, muévete en mí. (Bis). El Espíritu de Dios está … El Señor os dará su Espíritu Santo. Ya no temáis, abrid el corazón, derramará todo su amor. Él transformará hoy vuestra vida, os dará la fuerza para amar, no perdáis vuestra esperanza, El os salvará. Él transformará todas las penas, como a hijos os acogerá. Abrid vuestros corazones a la libertad. Señor, estamos aquí porque libremente queremos seguirte. Ayúdanos para que este día no sea un punto y final, sino un paso más en el camino que responda a lo que Tú quieres de cada uno de nosotros. Oremos al Señor. Señor, no son nuestros, sino tuyos. Ilumínanos para seguir acompañando y ayudando a nuestros hijos en este camino que hoy es algo más suyo. Haznos capaces de ver y aceptar tu voluntad. Oremos al Señor. Señor, sabemos que este camino no siempre será fácil. Te pedimos que cuando lleguen las crisis y las dudas, que llegarán, Tú estés siempre presente a nuestro lado y nos prestes tu ayuda y apoyo para escogerte a Tí. Oremos al Señor. Por todos los cristianos, especialmente los jóvenes, que no pierdan la esperanza, ni desistan de su voluntad de seguir a Jesucristo con fidelidad, siendo testigos de su amor en el mundo. Oremos al Señor. Por todos los que han hecho posible este momento. Por aquéllos que a lo largo de nuestra vida nos han educado, cuidado y acompañado. Por nuestro Arzobispo, Carlos, por toda la Iglesia y por esta comunidad parroquial en particular. Que podamos responder con gratitud y servicio a todo lo que hemos recibido. Oremos al Señor. Por los que tienen en sus manos los hilos de la vida social, económica, política; por los que tienen mayores responsabilidades en el funcionamiento de la sociedad. Que Dios inspire sus corazones y acciones, Oremos al Señor. Por todos aquellos que viven la vida sin alegría ni esperanza, por los que están marcados por el dolor y la oscuridad. Por todos aquellos que necesitan de Tí, aún cuando no sean capaces de reconocerlo. Ayúdanos a ser espejo de tu amor para que, a través nuestro, puedas acercarlos a Tí. Oremos al Señor. Por todos los hombres y mujeres del mundo, por los jóvenes y los ancianos, por los que están cerca y los que están lejos. Por todos los aquí reunidos. Danos un corazón digno de tu amor. Oremos al Señor. Ofertorio Padre Nuestro Ofrenda de los confirmandos Señor, te ofrecemos estas cruces traídas de Tierra Santa. Llevarlas sobre nuestro pecho simbolizará nuestro compromiso contigo y nos recordará tus palabras para cargar con nuestra cruz y seguirte. Ofrenda de los padres Señor, hoy queremos sentar a tu mesa también a los que no están, a los que esta sociedad aparta y oculta, numera y olvida. Por eso, te hacemos esta modesta ofrenda para que Cáritas pueda seguir trabajando en paliar tanta injusticia y sufrimiento. Ofrenda de la comunidad Señor, como tantas veces, te ofrecemos Pan y Vino para que Tú los renueves y transformes en alimento de nuestra Salvación. El Señor Dios nos amó, como nadie amó jamás. Él nos guía como estrellas cuando no existe la luz. Él nos da todo su amor, mientras la fracción del pan. Es el pan de la amistad, el pan de Dios. Eres Padrenuestro y en el cielo estás, y aquí en la Tierra dejaste, tu amor en ella. Que sea tu Reino y tu voluntad, que hagan un mundo sencillo con la Verdad. Que reine la paz, que sea tu nombre santificado, que tu Sangre y Cuerpo sean nuestro alimento. Muéstranos la Luz, que nunca caigamos en las tinieblas que nuestras manos se unan en tu Camino. (Mudas mientras se reza la oración) Es mi Cuerpo, tomad y comed. Esta es mi Sangre, tomad y bebed. Pues Yo soy la Vida, Yo soy el Amor, Oh, Señor, condúcenos hasta tu Amor. Santo Santo, Santo es el Señor Santo Santo, es nuestro Dios. Lleno están el cielo y la tierra, de tu gloria, Señor, Llenos están, Llenos de Tí. Bendito el que viene en nombre de Dios. Bendito el que viene en nombre de Dios. Canto de Paz Pon tu mano en la mano de aquél que está a tu lado. Pon tu mano en la mano de aquél que te guiará. Mira dentro de ti y comprenderás Que hay mucho que llenar Porque tu mano es la mano de él que te ayudará. Él está junto a ti si crees necesitarlo Él está para hablar y escuchar, para llamarlo. Como el agua del mar, como libertad, como tu imaginación. Él está y es tan grande que no cabe en tu corazón. Cantos para la Comunión Piensas lo solo que estás, que nada puedes hacer, que nada te sale bien. Nada llama tu atención, no has encontrado el color, no hay nada a tu alrededor. ¡Qué equivocado que estás! Pues sí que hay algo más aunque no lo puedes ver. En un niño al compartir, en un viajero al soñar, en cada paso que das. Siente su llamada, no hay nada que temer. Y grita bien fuerte que tú sí crees en Él. Si te ha elegido a ti prueba a conquistar el mundo: eleva tu voz, canta tu canción y di con valor: LLAMADO, LLAMADO, LLAMADO. Y, ahora, escúchale bien porque Jesús nos mostró dónde hay felicidad. También nos quiso enseñar que lo importante, al final, es la forma de actuar. Una sonrisa o, quizás, ayudarme a no llorar, o probar a perdonar. Que un “gracias” puedas decir, también dar sin recibir. ¡Pues lo importante es amar! Un estilo de vida a seguir y ya no estarás perdido. Escucha a Jesús, síguele, será tu mejor amigo. Acción de Gracias No creó Dios la vida para que fueras a esconderla en tu corazón. Si la vida existe es para derrocharla a manos llenas, a manos llenas. No creó Dios la vida para que fueras a guardarla en una habitación. Existe para que exista yo mismo, si la hago brotar en Ti. Porque el amor está en deshacer mi vida para los demás fundiéndola en el mar. Pues sé que es así: para entregarlo todo he de negarme a mí y así ganar la vida que Él tiene para mí. Dejar mi oscuridad, seguir tu Luz, ¡vivir!, resucitar en Ti. No se humilló Dios a nacer en el más grande suburbio, sólo porque sí. Si se acercó a mí fue para hacerme uno con El, uno con El. No se dejó clavar Jesús en dos trozos de madera, a causa de nada. El entró en mi ser para darme la vida, que yo te daré, que yo te daré. Quiero que día a día penséis más en Mi. Quiero que nadie olvide lo que Yo os dije. Nunca olvidaré lo que con vosotros viví. Os quiero y por eso os digo que Yo … YO SOY, YO SOY, LA VIDA Y LA VERDAD. Y EL QUE CREA EN MÍ, NUNCA MORIRÁ. Quiero que en el amor nunca exista el final. Quiero que busquéis siempre el camino de la verdad. Sé que no es fácil pensar siempre en los demás. Os quiero y por eso os digo que Yo … Quiero que entre vosotros siempre esté la paz. Quiero que al más odiado vosotros lo acojáis. Quiero que améis al mundo como Yo lo amé. Os quiero y por eso os digo que Yo … Señor, queremos darte gracias por habernos hecho sentir necesidad de Tí, de dar este paso, por habernos llamado y reunido, por haber estado con nosotros durante todo el camino que comenzó con nuestro Bautismo. Gracias, Padre bueno, por permitirnos ver y vivir este momento en el que nuestros hijos, a quienes trajimos a Tí hace años, han crecido y tomado la decisión libre y el compromiso firme de amarte y seguirte. Gracias, Señor, por crear la Historia, entrar en la Historia, y formar parte de nuestra historia cada día, cada segundo, en cada oportunidad de volver a Tí y recomenzar. Gracias al Espíritu Santo que hoy ha bajado sobre estos jóvenes, pero también sobre cada uno de los aquí reunidos, para llenarnos de tu fuerza y de tu amor. Ritos finales Saludo del Párroco El Sr. Arzobispo bendice a quienes van a portar las cruces como símbolo de su misión en la Iglesia, y se las impone a cada uno de los confirmandos con una fórmula de envío: ¡Ve, y se testigo de Jesucristo! Sois la semilla que ha de crecer, sois estrella que ha de brillar, sois levadura, sois grano de sal, antorcha que debe alumbrar. Sois la mañana que vuelve a nacer, sois espiga que empieza a granar, sois aguijón y caricia a la vez, testigos que voy a enviar. ID AMIGOS POR EL MUNDO, ANUNCIANDO EL AMOR, MENSAJEROS DE LA VIDA, DE LA PAZ Y EL PERDÓN. SED AMIGOS LOS TESTIGOS, DE MI RESURRECCIÓN, ID LLEVANDO MI PRESENCIA, CON VOSOTROS ESTOY. Sois una llama que ha de encender, resplandores de fe y caridad, sois los pastores que han de guiar al mundo por sendas de paz. Sois los amigos que quise escoger, sois palabra que intento gritar, sois reino nuevo que empieza a engendrar justicia, amor y verdad. Despedida y bendión final Canto de Salida Tantas cosas en la vida nos ofrecen plenitud, y no son más que mentiras que desgastan la inquietud. Tú has llenado mi existencia al quererme de verdad. Yo quisiera, Madre buena, amarte más. En silencio escuchabas la palabra de Jesús, y la hacías pan de vida meditando en tu interior. La semilla que ha caído ya germina y está en flor. Con el corazón en fiesta cantaré. Ave María (4 veces) Desde que yo era un niño has estado junto a mí, y guiado de tu mano, aprendí a decir sí. Al calor de la esperanza nunca se enfrió mi fe y en la noche más oscura fuiste luz. No me dejes, Madre mía, ven conmigo al caminar. Quiero compartir mi vida y crear fraternidad. Muchas cosas en nosotros son el fruto de tu amor. La plegaria más sencilla cantaré. Saludo de la Comunidad Entrega de las Cruces Esta noche nuestra comunidad de María Medianera se siente tocada por el Espíritu, a través de estos jóvenes que van a recibir el sacramento de la Confirmación. El Consejo Parroquial, en nombre de toda la comunidad, os da la bienvenida gozosa a todos. Esta noche estamos invitados a escuchar, rezar, cantar, … a compartir el pan, repartiendo vida y esperanza a los demás, Estamos invitados a vivir intensamente esta celebración y a dejarnos tocar por el Espíritu, todos y cada uno de nosotros. Esta noche vosotros, jóvenes confirmandos, con vuestro compromiso nos pintáis una sonrisa de esperanza, y nos recordáis que, a pesar de las dificultades, otro mundo es posible. Y esta celebración cuenta con un participante especial, nuestro Arzobispo. D. Carlos, reciba nuestra bienvenida sincera y cariñosa. Viene usted a una comunidad sencilla, que intenta ser en su día a día como su advocación de María Medianera, atenta a la realidad de su entorno, de su barrio, comprometida con sus personas, una comunidad que se siente evangelizadora y que celebra su fe. Muchas gracias por acompañarnos en este día.