¿Cuál es el "pecado imperdonable"?

Transcripción

¿Cuál es el "pecado imperdonable"?
IGLESIA DE DIOS
Departamento de Correspondencia
Estimado lector:
Este material (folletos, cartas, libros y revistas) es una recopilación del
material publicado por la Iglesia de Dios Universal bajo la dirección de Herbert
W. Armstrong (1892 – 1986).
Para garantizar el contenido auténtico de esta información hemos agregado
este CERTIFICADO DE AUTENTICIDAD. Con ello, usted cuenta con la
seguridad de que este material es una reproducción fiel del original.
Puede imprimirlo y distribuirlo libremente siempre y cuando el contenido
del mismo no sea alterado.
Para obtener copia de otro material así como actualizaciones, por favor
visite nuestra BIBLIOTECA ELECTRONICA en:
http://www.tcogmexico.org/literatura
Para recibir notificación de nuevo material, o para cualquier pregunta o
aclaración, por favor escriba a la siguiente dirección de correo electrónico:
[email protected]
O llene nuestro Formulario de solicitud en:
http://www.tcogmexico.org/feedback.htm
Atentamente,
Iglesia de Dios
Departamento de Correspondencia
http://www.tcogmexico.org
Publicación ID: 2009CEPI
¿Cuál es el
“pecado imperdonable”?
Si un cristiano comete pecado, ¿sigue siendo cristiano? ¿O sería esto un
"pecado imperdonable"? ¿Sería prueba de que nunca fue cristiano en
realidad? Muchos se preocupan porque no entienden cuál es el pecado
que jamás se perdona.
Por Herbert W. Armstrong
H
ace algún tiempo fue
asesinado un conocido
clérigo de cierta denominación cristiana. ¿El motivo?
Se decía que había cometido
adulterio. En esa ocasión
muchos dijeron:
“¡Ese individuo no tenia nada
de cristiano! Un cristiano
verdadero seria incapaz de
cometer adulterio''.
No conocí a esa persona.
Simplemente me enteré del
incidente por la prensa. No
me corresponde juzgar si era
cristiano o no... ni siquiera
puedo juzgar si cometió o no
el adulterio del que se le
acusaba.
Mas como caso hipotético,
cabe
preguntarnos
qué
sucedería si un cristiano
cometiera adulterio. ¿Seria
prueba de que nunca fue
cristiano? O supongamos
que si fue un cristiano convertido de verdad, que
llevaba con sinceridad una
vida cristiana y que sí
cometió adulterio. Aun así,
¿podría seguir siendo un
cristiano convertido? ¿O
sería el adulterio, en tales
circunstancias, un “pecado
imperdonable”? ¿Perdonaría
Dios
a
este
pecador
arrepentido? Estas preguntas
si las podemos responder.
Preocupación de muchos
Muchas personas, preocupadas, han acudido a mí
diciendo:
''Creo que he cometido el
pecado imperdonable''.
Suelo responder que probablemente no, pero insisten:
“Es que yo acepté, en mi
mente,
cometer
aquel
pecado. Hubo una tentación,
claro está, y traté de resistirla
con la mente, pero cuanto
más resistía, más quería
cometerlo... hasta que sucumbí y consentí en el
pecado. Lo hice a sabiendas.
¿No equivale esto a pecar
deliberadamente? ¿No es el
pecado imperdonable?”
COMPRENDAMOS lo que es
pecar deliberada o voluntariamente y cuál es el llamado
"pecado imperdonable''.
Muchos engañados
Jesús habló de cierto
pecado, llamado comúnmente el "pecado imperdonable'',
el
cual
''NO...
será
perdonado, ni en este siglo ni
en el venidero'' (Mateo 12:3132).
¿Es
este
un
pecado
cometido solamente por los
cristianos convertidos, o lo
cometen también personas
no cristianas?
¿Son imperdonables todos
los pecados cometidos por
un cristiano convertido? ¿O
puede el cristiano pecar,
recibir el perdón y seguir
siendo cristiano?
Primero,
tenemos
que
ENTENDER
con
toda
claridad algo que muy pocos
entienden: tenemos que
comprender qué es un
cristiano a los ojos de Dios y
según la Biblia. Expongamos,
pues, MUY CLARAMENTE
algunos factores que tal vez
usted, lector, nunca había
captado.
Lo que la Biblia enseña no
concuerda exactamente con
la definición del diccionario ni
con
los
conceptos
generalmente abrigados por
el mundo llamado cristiano.
El
Diccionario
Larousse
define al cristiano como
aquel ''que está bautizado y
1
profesa la religión de Cristo".
Mas la Biblia replica: "Tú
crees que Dios es uno; bien
haces.
También
los
demonios creen, y tiemblan"
(Santiago 2:19).
Hoy muchos que profesan
ser cristianos pretenden
mostrar a los "pecadores"
cómo ''salvarse" o “hacerse
cristianos", citando Hechos
16:31 que dice: ''Cree en el
Señor Jesucristo, y serás
salvo". Pero nótese bien que
este pasaje NO dice: “Cree...
y YA ERES salvo''. Dice
''serás” (tiempo futuro). Sin
duda, es necesario creer en
Jesucristo, pero eso, por si
solo, NO BASTA para
“salvarnos”,
como
lo
demuestran may claramente
otros pasajes de la Biblia.
Los creyentes intentaban
matar a Jesús
En Juan 7:31 leemos que
"muchos de la multitud
creyeron en él". Pero, ¿eran
éstos
cristianos'?
La
respuesta comienza en Juan
8:30: "Hablando él estas
cosas, muchos creyeron en
él. Dijo entonces Jesús a los
judíos que habían creído en
él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos''. Mas en realidad ¡no
le creyeron! Creyeron EN ÉL,
o sea que era un gran
maestro,
como
hombre.
Creyeron en la PERSONA,
tal como millones creen hoy.
Pero no le CREYERON A
ÉL. NO creyeron lo que Él
dijo:
su
mensaje,
su
evangelio. A los mismos que
habían creído en Él, Jesús
dijo: “...procuráis matarme,
porque MI PALABRA no halla
2
cabida en vosotros... ahora
procuráis matarme a mí,
hombre que os he hablado la
verdad, la cual he oído de
Dios... Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no
me creéis?" (Juan 8:37-46).
Creyeron ''en el Señor Jesucristo", tal como amonestan
tantas publicaciones que
pretenden
predicar
la
“salvación”. Empero, trataron
de MATAR al mismo Salvador en quien ''creyeron". Y
no le creyeron a Él. NO
creyeron lo que Él decía.
Hay una DIFERENCIA entre
creer en Cristo y CREERLE
A CRISTO. Reconozcamos,
pues, estas dos VERDADES:
1) La primera es difícil de
aceptar, pero es CIERTA.
Millones se creen cristianos
cuando ni siquiera han sido
convertidos.
Están
engañados y han aceptado
una conversión falsa.
2) MUCHOS que parecerían
no ser cristianos, a juzgar por
los conceptos más difundidos
en
el
mundo
llamado
"cristiano'', sí son en realidad
verdaderos
cristianos
convertidos A LOS OJOS DE
Dios.
¿Qué es un "cristiano"?
¿Qué es, entonces, la
verdadera CONVERSIÓN?
¿QUÉ constituye un cristiano
verdadero a los ojos de
Dios?
El día que se fundó la Iglesia
de Dios en tiempos del
Nuevo
Testamento,
el
apóstol Pedro explicó en
pocas
palabras
CÓMo
hacerse cristiano. Hay tres
pasos esenciales. Nosotros,
los humanos, tenemos que
cumplir los dos primeros,
mas esto no nos "salva'' ni
nos hace cristianos. Simplemente son dos condiciones
que debemos cumplir. Luego,
el tercer paso lo da Dios.
Los tres pasos son: 1)
arrepentirse, 2) bautizarse
(este es el acto externo por el
cual manifestamos la FE en
Cristo como nuestro Salvador: Hechos 8:36-37), y 3)
recibiremos el DON del
ESPÍRITU SANTO (Hechos
2:38).
Ahora veamos otro pasaje de
las Escrituras: "Mas vosotros
no vivís según la carne, sino
según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno No
tiene el Espíritu de Cristo,
NO ES DE ÉL (Romanos
8:9).
Lo que caracteriza a un
cristiano
(según
la
DEFINICIÓN BIBLICA) ¡es
que el Espíritu Santo de Dios
mora en él! En el versículo
10 el Espíritu de Dios que
mora EN nosotros equivale a
CRISTO en nosotros: "Pero
si Cristo está en vosotros..."
El versículo 11 muestra cómo
esto nos "salva”, es decir,
nos otorga el don de la vida
eterna, que es la "salvación"
complete: "Y si el Espíritu de
aquel que levantó de los
muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de
los muertos a Cristo Jesús
vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su
Espíritu
que
mora
en
vosotros''.
Este pasaje nos dice que la
SALVACIÓN final equivale a
RECIBIR VIDA ETERNA en
el
momento
de
la
resurrección y por medio de
ella.
Habla
de
la
INMORTALIDAD como un
DON de Dios, diciendo:
"...vivificará también [como
vivificó a Cristo por la
resurrección]
vuestros
cuerpos mortales POR su
ESPÍRITU que mora en
vosotros''. Observemos que
el tiempo es futuro.
Nótese muy bien. Se trata de
que el Espíritu Santo de Dios
more en nosotros en el
momento de la resurrección,
o más específicamente, al
finalizar esta vida mortal. Si
el Espíritu Santo de Dios se
encuentra
morando
en
nosotros en ese momento, o
sea a la segunda venida de
Cristo (o en el momento de
morir, si esto acontece
primero), ENTONCES nuestro cuerpo mortal resucitará,
o se TRASFORMARÁ, para
llegar a ser cuerpo INmortal.
En otras palabras, recibirá
vida ETERNA.
Una persona es de Cristo
(CRISTIANA)
siempre
y
cuando more EN ELLA el
Espíritu Santo de Dios. En
cambio (Romanos 8:9, citado
arriba), “si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de
él". Es decir, No es cristiano.
El cristiano, pues, de acuerdo
con lo que Dios dice, es
aquel que tiene el ESPÍRITU
SANTO DE Dios morando en
él.
ANTES de producirse tal
cambio, la persona No ES
DE ÉL. No es cristiana. Y si
el
Espíritu
Santo
la
abandona, o sea deja de
morar en ella, entonces ésta
deja
de
ser
cristiana.
Solamente será cristiana
mientras more en ella el
Espíritu de Dios.
Millones
profesan
el
cristianismo, pero si no mora
en ellos el Espíritu Santo de
Dios, que Él da como DON
GRATUITO, entonces NO
son cristianos.
Millones están registrados en
la lista de miembros de
alguna iglesia "cristiana" y,
sin embargo, no son de
Cristo. No son verdaderos
CRISTIANOS. Millones de
personas viven bajo este
engaño.
ENTENDAMOS
ESTO:
Solamente es cristiano a los
ojos de Dios aquel en quien
el Espíritu Santo está
morando. No lo es antes de
tener el Espíritu, ni lo es
después de que el Espíritu
ha dejado de morar en él.
Hay que dar “fruto”
Ahora bien, tenemos que
COMPRENDER
que
el
Espíritu
de
Dios
no
permanece latente dentro del
ser humano. No podemos
reprimirlo ni encerrarlo allí.
Los
pasajes
citados
anteriormente dicen que el
Espíritu "mora" en nosotros, y
muchos otros dicen que
"Cristo mora'' en nosotros (no
en persona sino en espíritu).
Cristo es un ser vivo y activo.
No es inerte ni inmóvil.
En Juan 7:37-39 Jesús se
refirió al Espíritu Santo como
"ríos de agua viva" que
fluyen de El a nosotros y
luego fluyen de nosotros
cuando cumplimos la ley de
Dios. El Espíritu de Dios es
su AMOR: El AMOR de
Dios...
derramado
en
nuestros corazones POR el
Espíritu Santo" (Romanos
5:5). La LEY de Dios es una
ley ESPIRITUAL (Romanos
7:14), y para cumplirla
necesitamos aquel AMOR
espiritual que solamente Dios
nos puede dar, pues AMOR
es el cumplimiento de la ley (
Romanos 13:8, 10). Nuestro
propio amor humano (carnal)
no puede cumplir la ley
espiritual de Dios como es
debido. Y recordemos que
Dios otorga su Espíritu
UNICAMENTE a los que le
OBEDECEN (Hechos 5:32).
Un río fluye por su cauce, y
de igual manera el "cauce"
por donde fluye el ''agua
viva'' del Espíritu que sale de
nosotros, es la ley de Dios.
En otras palabras, el Espíritu
de Dios fluye de nosotros
cuando cumplimos su ley.
En el capitulo 15 del
Evangelio de Juan, Jesús lo
explica muy claramente. Nos
compara con las ramas de
una vid. Así como la savia
fluye de la vid a las ramas y
produce FRUTO, de igual
manera el Espíritu de Dios
fluye del Cristo viviente a
nosotros y produce las
"OBRAS" de justicia, es
decir, el cumplimiento de la
ley de Dios. Pero esta clase
de "obras" no son ''obras''
nuestras, pues lo que
PRODUCE este fruto de
justicia es el Espíritu o el
AMOR
DE
Dios,
que
proviene de Dios, por su
GRACIA. Es algo gratuito. No
SE TRATA DE NUTESTRA
PROPIA JUSTICIA. No se
trata de NUESTRAS ''obras''.
Es la justicia de Dios que El
nos da gratuitamente, o sea
por gracia, mediante su
Espíritu.
Esta justicia dada por Dios.
¿es necesaria para la
salvación?
Veamos la explicación dada
por Jesús en el capitulo 15
del Evangelio de Juan:
“Yo soy la vid verdadera, y mi
3
Padre es el labrador [es
decir, el dueño y cultivador
del viñedo]. Todo pámpano
[o rama] que en mi no lleva
fruto, lo quitará" (versículos
1-2). Más adelante agrega:
''El que permanece en mi, y
yo en él [Cristo permanece, o
mora, en nosotros por medio
del Espíritu Santo], éste lleva
mucho fruto... El que en mí
no permanece, será echado
fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los
echan en el fuego, y arden''
(versículos 5-6).
Lo anterior nos dice que en la
vida cristiana TENEMOS que
producir frutos de la justicia
divina. ¿Qué es ''justicia"'?
Dios
dice:
''Todos
tus
mandamientos son justicia''
(Salmos 119:1 72). Esto no
significa que Dios nos cortará
o echará fuera inmediatamente, el primer día,
semana o mes que dejemos
pasar sin producir algún fruto
positivo. Empero, en algún
momento de la vida hay un
limite donde el Espíritu de
Dios dejará de "morar en
nosotros" si no estamos
CRECIENDO espiritualmente. Y si nos dejamos caer en
tal estado, nos sucederá
como al pámpano seco:
Terminaremos en el "fuego
de la Gehenna".
No dudemos: Es cosa
PELIGROSA que el cristiano
verdaderamente convertido
caiga en la tibieza y la
negligencia y venga a ser un
cristiano ''pasivo''. Quizá la
mayoría suframos momentos
de
cierto
estancamiento
espiritual temporal, pero tan
pronto como nos demos
cuenta de tal situación,
debemos
arrepentirnos
inmediatamente y buscar a
4
Dios de todo corazón para
andar con El espiritualmente
de manera más activa y
estrecha.
Dos actitudes opuestas
Nótese ahora esta VERDAD
ESENCIAL. En la vida hay
dos
comportamientos
contrarios, dos CAMINOS
OPUESTOS:
1) El camino de la naturaleza
humana. Este es el modo
egocéntrico de vivir, regido
por la vanidad, la codicia y la
envidia. Es el camino del
obtener, quitar, acumular: el
camino de la competencia y
la rivalidad. Es el CAMINO
de Satanás, el camino del
pecado.
2) El camino de la naturaleza
divina, que se implanta en
nosotros con el Espíritu
Santo. Es un camino de vida
centrado
en
Dios,
de
humildad, de exaltación a
Dios y de sumisión a El. Es el
camino del interés sincero
por el bienestar del prójimo,
el camino del dar, compartir,
servir y ayudar. Este es el
camino de la justicia: el
CAMINO DE Dios.
De igual manera, hay DOS
ACTITUDES
básicas,
opuestas la una de la otra.
Cada individuo tiene su
mente natural sintonizada
con la onda de Satanás
(Efesios 2:2). Esta capta las
actitudes de Satanás, las
cuales se manifiestan como
egoísmo, crítica, envidia,
desdicha,
etc.
Satanás
trasmite a la humanidad
aquella inclinación de la
mente y el corazón hacia el
camino del pecado, como
explicamos en el párrafo 1)
arriba. Hablando de esta
mente natural, Dios afirma:
"Los designios de la carne
son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley
de Dios..." (Romanos 8:7).
La ACTITUD contraria es la
del cristiano arrepentido:
aquella actitud propia de la
naturaleza divina que nos es
implantada por el Espíritu
Santo. Ella nos lleva por el
camino descrito en el párrafo
2) arriba. Es la mente
espiritual, la mente de
Cristo... ¡en nosotros!
Recuérdese que nosotros
tenemos que cumplir DOS
CONDICIONES
indispensables para que Dios
nos otorgue el DON de SU
Espíritu SANTO. Ninguna de
estas condiciones nos da la
salvación ni nos hace
merecedores de ella. Pero
Dios no nos DARÁ SU
precioso DON hasta que
depongamos
nuestra
rebeldía hostil. Estas dos
condiciones, citadas anteriormente,
son
el
arrepentimiento y la fe.
¿Qué es el arrepentimiento?
Esto nos trae al meollo del
asunto.
¿Qué es arrepentimiento?
El arrepentimiento es un
cambio mental, un cambio de
ACTITUD. Significa deponer
la actitud carnal de hostilidad
contra Dios y rebeldía contra
su ley, y asumir la actitud
contraria de amor, sumisión,
obediencia y adoración de
Dios, así como dependencia
y confianza en El. Es un "giro
de 180 grados" en nuestra
mente y nuestras intenciones
para seguir el camino de la
justicia de Dios.
Arrepentirse significa verse
tal como uno es... como lo ve
Dios: un ser enteramente
carnal y humano, egoísta,
hostil, depravado, vil y
pecador, ¡indigno de respirar
el aire que Dios le regale!
Significa LAMENTAR no
solamente lo que uno ha
hecho sino LO QUE UNO
ES, hasta el punto de ABORRECERSE a si mismo y de
venir ante Dios emocionalmente quebrantado para
implorar
la
misericordia
divina, rogandole a Dios que
otorgue su perdón y su
redención. Arrepentimiento
es anhelar que El nos haga
justos.
ARREPENTIRSE es tener un
cambio total de ACTITUD y
CORAZÓN. Es mantener una
actitud de contrición, ¡porque
sólo en una mente así podrá
obrar el Espíritu de Dios!
Tener FE significa aceptar al
Jesucristo viviente como
nuestro Salvador personal y
confiar en El plenamente
convencidos de que su
SACRIFICIO, la vida que dio
por NOSOTROS, basta para
expiar la pena de nuestras
trasgresiones. Es depender
de El enteramente para que
nos LIBRE de caer en
pecado y nos DÉ justicia y
vida eterna.
Cuando recibimos el Espíritu
Santo de Dios, recibimos la
vida misma de Dios. Pero
esto en sí no nos hace
receptores de la vida eterna.
Aún no somos inmortales.
Venimos a ser HEREDEROS
de Dios, y coherederos con
Cristo.
Somos
hijos
ENGENDRADOS de Dios,
pero aún nos falta NACER
del
Espíritu.
Somos
herederos, mas no hemos
entrado a recibir ni poseer la
herencia. Seguimos siendo
carne y hueso mortales. Aún
no hemos sido trasformados
en espíritu.
Pero mientras more en nosotros el Espíritu Santo de
Dios (activamente como
explicamos
arriba),
seguiremos siendo herederos
de Dios y más tarde recibiremos y compartiremos con
Cristo ¡TODO lo que nuestro
Padre celestial posee!
Una nueva naturaleza
Esto nos trae a un hecho
importantísimo.
El Espíritu Santo de Dios
dentro de nosotros es la
presencia de una NATURALEZA NUEVA y DIFERENTE. Ahora participamos
de la NATURALEZA DIVINA
(II Pedro 1:4). Esta es una
naturaleza que no sólo desea
ser buena sino que también
anhela hacer justicia.
Comprendamos
esto
claramente. Al recibir la
NATURALEZA DIVINA de
Dios NO eliminamos la
antigua naturaleza humana
con sus impulsos y tentaciones.
La
naturaleza
humana en nosotros no
quedará ABOLIDA totalmente hasta que resucitemos
trasformados en ESPIRITU.
Sólo desaparecerá cuando
dejemos de ser material para
convertirnos en espíritu.
Guerra entre dos
naturalezas
Nótese lo que el apóstol
Pablo enseñó a los gentiles
conversos que vivían en
Galacia: " Digo, pues: Andad
en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la
carne. Porque el deseo de la
carne es contra el Espíritu, y
el del Espíritu es contra la
carne: y éstos se oponen
entre si, para que no hagáis
lo que quisiereis'' (Gálatas
5:16-17).
En Romanos 8:14 está
escrito: “Porque todos los
que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios''.
¡ENTENDÁMOSLO!
Cuando una persona recibe
el Espíritu de Dios, éste le
abre
la
MENTE
para
comprender cosas espirituales, para que tenga CONOCIMIENTO espiritual. Le permite entender COMO debe
vivir... cuál es el camino de la
LEY de Dios. Abre la MENTE
para que la persona pueda
captar la Palabra de Dios... y
Jesús dijo que debemos vivir
“de toda palabra de Dios".
El Santo Espíritu de Dios no
nos posee. Jamás nos fuerza
ni obliga. Pero sí esclarece la
mente y nos ORIENTA por el
camino correcto. Luego a
nosotros nos corresponde
tomar la decisión y ejercer
VOLUNTAD para seguir ese
camino.
En la Biblia de Jerusalén
vemos más claramente lo
que Pablo estaba explicando
en su carta a los cristianos
de Galacia:
“Si vivís según el Espíritu, no
daréis satisfacción a las
apetencias de la carne''. La
idea es que si por falta de
vigilancia nos descuidamos y
dejamos de ''andar en el
Espíritu" o de “vivir según el
Espíritu” podemos quedar
desapercibidos en un momento y ceder al IMPULSO
de la naturaleza humana que
aún permanece en nosotros,
5
dando satisfacción a las
apetencias de la carne. ¡Esto
es cometer PECADO!
En otras palabras, si un
cristiano anda según el
Espíritu, MIENTRAS ANDE
ASÍ, no pecará. Mas Pablo
continúa diciendo: ''Porque el
deseo de la carne es contra
el Espíritu, y el del Espíritu es
contra la carne; y éstos se
OPONEN entre sí, para que
no hagáis lo que quisiereis''
(Gálatas 5:16-17).
Lo que QUISIÉRAMOS, lo
que realmente DESEAMOS
una vez que hemos recibido
la mente espiritual es hacer
el BIEN, lo correcto. Es
seguir el CAMINO de la ley
de Dios, dejándonos GUIAR
por su Espíritu. Pero, ¿es
fácil?
¿Pecó el apóstol Pablo?
Esto nos lleva directamente a
la LUCHA que el apóstol
Pablo tuvo que librar para ser
obediente.
Luego de explicar que el
CAMINO de la JUSTICIA de
Dios es el CAMINO de su
ley. Pablo escribió bajo
inspiración: ''¿Qué diremos,
pues? ¿La ley es pecado?"
Al inspirar al Apóstol para
que hiciera tal pregunta, Dios
sabía que hoy millares de
religiosos
''cristianos"
afirmarían que la ley de Dios
es mala, que es NEGATIVA,
que es un YUGO, que no es
buena para nosotros, que
Cristo la "clavó en la cruz",
que la ''terrible ley" ha sido
abolida. De allí la respuesta
inspirada:
En
ninguna
manera”.
Leamos
de
nuevo
la
pregunta y su respuesta:
''¿Qué diremos, pues? ¿La
6
ley es pecado'? En ninguna
manera" (Romanos 7:7). Y
en seguida: "Pero yo no
conocí el pecado sino por la
ley".
En otras palabras, la ley
DEFINE el pecado. La
definición de pecado es: "El
pecado es infracción de la
ley'' (I Juan 3:4). Dios no le
da la facultad al HOMBRE
para decidir qué es pecado...
pero si lo obliga a decidir si
pecará o no. Si no fuera por
la ley de Dios, el hombre ni
siquiera sabría qué es
pecado.
Prosigamos en Romanos 7:7.
12, 14: “Porque tampoco
conociera la codicia, si la ley
no dijera: No codiciarás... De
manera que la ley a la verdad
es SANTA, y el mandamiento
SANTO, JUSTO y BUENO...
Porque sabemos que la ley
es ESPIRITUAL .
Ciertamente, la ley es
ESPIRITUAL: una ley de los
principios de vida ESPIRITUALES, del CAMINO DE
VIDA SANTO, BUENO y
ESRIRITUAL.
Mas
Dios
advierte que la mente
CARNAL la aborrece, es
hostil, no se sujeta a ella
(Romanos 8:7). Si hemos de
creer la Palabra inspirada de
Dios, la conclusión lógica es
que un enorme sector del
clero llamado "cristiano ¡es
de
mente
CARNAL!
Trágico... ¡pero cierto!
Ahora nótese que NO ES
FÁCIL seguir ese camino de
Dios. ¡Exige una lucha! ¿Por
qué? ¡Porque la naturaleza
humana nos arrastra en la
dirección contraria!
Pablo afirma: "Yo soy carnal,
vendido al pecado. Porque lo
que hago. no lo entiendo;
pues no hago lo que quiero,
sino lo que aborrezco, eso
hago'' (Romanos 7:14-15).
El Apóstol no está describiendo aquí su comportamiento en el pasado. No
habla de lo que le ocurría
antes de convertirse. Está
empleando el TIEMPO PRESENTE Y nos está narrando
la lucha contra el pecado que
aun él, siendo apóstol,
experimenta.
En el versículo 18 prosigue:
“Y yo sé que en mí, esto es,
en mi carne, no more el
bien''. Es decir, que en la
naturaleza humana no more
el bien.
Hoy la psiquiatría acoge el
concepto errado de que la
naturaleza
humana
es
esencialmente buena. Dios
Todopoderoso dice que NO
es buena sino mala. La
VANIDAD propia de la naturaleza humana desea que
se le considere buena.
Desea ser buena, mas no
está dispuesta a obrar bien.
Por lo tanto, es engañosa y
falaz. Se engaña a sí misma.
Dios dice que ''engañoso es
el corazón más que todas las
cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá?'' (Jeremías 17:9).
¿Quién puede conocerlo... o
ENTENDERLO? ¡Ciertamente no serán los sicólogos ni
los siquiatras de hoy!
Pablo afirma, pues, que en
él, en su cama o naturaleza
humana, no mora el bien. El
UNICO bien que puede
haber
en
nosotros
es
CRISTO dentro de nosotros,
por medio de su Espíritu
Santo.
¿Cuál era la otra ley?
El Apóstol prosigue: ''El querer el bien está en mi, pero
no el hacerlo... me deleito en
la ley de Dios'' (Romanos
7:18, 22).
Pablo había cambiado su
modo de pensar. Se había
ARREPENTIDO. Se había
convertido, recibió el Espíritu
Santo de Dios y ahora tenia
una MENTE ESPIRITUAL.
Ahora la ley de Dios estaba
en su mente y había venido a
ser ''la ley de su mente". El
Apóstol se deleitaba en ella y
afirmaba que era una ley
espiritual: santa, justa y
buena. Con su mente
espiritual y convertida, Pablo
anhelaba HACER el bien.
Por eso dijo: "Según el
hombre interior, me deleito
en la ley de Dios; pero veo
otra ley en mis miembros,
que se REBELA contra la ley
de mi mente. y que me lleva
cautivo a la ley del pecado
que está en mis miembros''
(versículos 22-23).
¿Cuál era esta ''otra ley en
sus miembros'"? También la
llama la ''ley del pecado que
está en mis miembros". Se
trata simplemente de la
NATURALEZA HUMANA que
persistía en él y que se
rebelaba contra la LEY de
Dios, la cual había llegado a
ser la "ley de su mente''.
Pablo describe. pues, su
experiencia DESPUÉS de la
conversión,
precisamente
cuando estaba ''morando en''
él el Santo Espíritu de Dios.
La otra ley, o sea su
naturaleza
humana,
lo
llevaba''cautivo" ¡como un
esclavo!
¡Pablo obró mal!
Como se explica en Gálatas
5:16-17,
la
naturaleza
humana, o sea ''la carne''.
tenía apetencias contrarias al
Espíritu de Dios en Pablo.
Estos son impulsos contrarios a la ley de Dios en la
mente, “para que no hagáis
lo que quisiereis",
como escribió en el versícu10 17.
Así le sucedió a Pedro. así le
sucedió a Pablo. Y así nos
sucede a NOSOTROS; es
que el Espíritu de Dios mora
en nosotros.
Pablo dijo: "...el mal que no
quiero, eso hago'' (Romanos
7:19).
¿Qué
nos
está
diciendo aquí el Apóstol?
Que nos el IMYULSO de la
naturaleza humana, rebelándose contra su mente
espiritual convertida, ¡lo hizo
pecar!
¡No lo decimos nosotros sino
la BIBLIA! ¡Quitemos el
engaño de nuestros ojos y
ENTENDAMOS LA VERDAD
tal como Dios la inspiró!
Ahora bien, la experiencia de
Pablo no termina mal sino
bien. Expliquémoslo.
Cuando hubo descrito su problema, con razón exclamó:
"¡Miserable de mí! ¿QUIÉN
me librará de este cuerpo de
muerte?" (Versículo 24). Y la
respuesta es: ¡Dios LO
HARÁ!
La feliz solución
Ahora
llegamos
al
maravilloso capitulo 8 del
libro de los Romanos, el
capitulo que trata del Espíritu
Santo.
¡Este nos trae la feliz
solución! Y es la solución
para NOSOTROS también.
Porque también nosotros
tenemos que luchar contra
los impulsos de la naturaleza
humana.
Pablo reconoció que a veces
si PECABA... aun después
de convertido. Afirmó: "El mal
que no quiero, eso HAGO". Y
lo hacia conscientemente, a
sabiendas.
Su
mente
consintió en el pecado, por
un momento. Cedió a
sabiendas. Tan es así, que lo
escribió para que nosotros lo
leyéramos.
Empero,
él
no
pecó
INTENCIONALMENTE.
El
mal que HIZO era "el mal que
no quiero" (Romanos 7:19).
SU ACTITUD, SU INTENCIÓN, era obrar BIEN Y de
acuerdo con la ley de Dios.
En los versículos 21-22 de
Romanos 7 explicó: "Así que,
queriendo yo hacer el bien,
hallo esta ley: que el MAL
está en mi. Porque según el
hombre interior, me deleito
en la LEY de Dios"
Pablo
NO
DESEÓ,
voluntariamente, hacer mal
en la vida sino todo lo
contrario. SU ANHELO, SU
ACTITUD, era obedecer la
ley de Dios. Pero cuando el
impulso de la naturaleza
humana, en un incidente
aislado, lo venció, aun
sabiendo lo que estaba
haciendo, su mente consintió
y cedió por el momento.
¡Mas ESE NO ERA EL
PECADO IMPERDONABLE!
No
era
un
pecado
INTENCIONAL.
¡Y
NO
condenó a Pablo! El cristiano
que
tenga
análoga
experiencia hoy y que se
arrepienta
sinceramente
tampoco será condenado.
Pablo prosigue: NINGUNA
CONDENACIÓN hay para
los que están en Cristo
Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu. Porque
7
la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha librado
de la ley del pecado y de la
muerte''.
Muchos tergiversan los
escritos de Pablo
Aclaremos esto. Muchos sostienen que aquella última
frase da por abolida la ley de
Dios. Creen que “la ley del
pecado y de la muerte" se
refiere a los 10 mandamientos. Pero la verdad es
TODO LO CONTRARIO.
Según el apóstol Pedro, algunas de las epístolas de Pablo
son difíciles de comprender,
"las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como
también las otras Escrituras,
para su propia perdición" (II
Pedro 3:16).
Entonces, ¿CUÁL es la "ley
del pecado y de la muerte''
de la cual Pablo ya se ha
liberado? No se trata de los
10 mandamientos sino de
aquella "otra ley" citada en el
versículo 23 de Romanos 7
La ley "en mis miembros'',
que es el IMPULSO DE LA
NATURALEZA
HUMANA,
que lleva al pecado. En ese
mismo versículo 23 Pablo
explica: “...me lleva cautivo a
la ley de pecado que está en
mis miembros". Esta es la
''ley" que "está en mis
miembros''. Es la ''ley" que se
rebela y lucha contra la "ley
de la mente" o ley de Dios. El
Apóstol dice muy claramente:
"Me deleito en la ley de
Dios".
La "ley de su mente" era el
Espíritu Santo cumpliendo la
ley de Dios: la de los 10
mandamientos. La "ley en
sus miembros'' que lo llevaba
cautivo y que él llamó
8
también la "ley del pecado'',
era aquella “ley del pecado y
de la muerte'' citada en
Romanos 8:2. Así, el Espíritu
Santo de Dios en su mente lo
LIBRÓ de la ley de pecado y
muerte "en sus miembros''.
Es decir, lo libró de la
NATURALEZA HUMANA que
lo tenía cautivo.
Nótese que Pablo había
dicho (último versículo del
capitulo 7): “Así que, yo
mismo con la mente sirvo a
la ley de Dios, mas con la
carne [naturaleza humana] a
la ley del pecado''.
Algunas de las epístolas de
Pablo si parecen difíciles.
Todo lo que está diciendo, en
palabras muy sencillas, es
que
la
NATURALEZA
HUMANA lo tenía cautivo,
esclavizado en el pecado, y
que él, por su propia cuenta,
no podía vencer ni resistir.
Pero el Espíritu Santo de
Dios lo LIBRÓ de ser esclavo
del pecado, le dio el PODER
para vencer y resistir el
pecado. El Espíritu le dio la
fuerza del AMOR DIVINO
que proviene de Dios... el
amor que CUMPLE la ley de
Dios.
En el capitulo 8 Pablo explica
cómo la ACTITUD del
individuo
natural
no
convertido, o sea la mente
carnal, es HOSTIL y rehúsa
obedecer a Dios a su ley
(versículo 7). Pero si el
Espíritu Santo mora en
nosotros,
entonces
no
andamos "según la carne"
sino “según el Espíritu”
(versículo 9). Cuando el
Espíritu Santo mora en una
persona, esto significa que la
persona tiene una ACTITUD
de sumisión a la ley de
Dios... una actitud que
ANHELA SEGUIR el camino
de la ley divina, que es el
CAMINO del amor, del dar,
compartir, servir y ayudar.
Las enseñanzas falsas
Los habitantes del mundo
occidental están bajo una
verdadera avalancha de
enseñanzas
FALSAS
respecto de este tema.
Hay quienes dicen: "Es
IMPOSIBLE que nosotros
llevemos una vida justa, pero
Cristo la vivió EN LUGAR
NUESTRO. Por lo tanto,
baste creer para que a los
ojos de Dios la justicia de
Cristo cuente como nuestra".
Según esta afirmación, no
tenemos que vivir rectamente. Tal concepto es
TOLERANTE
CON
EL
PECADO,
pues
permite
seguir
PECANDO
deliberadamente mientras se
pretende que Dios nos
CONSIDERE justos, mágicamente
trasfiriendo
la
justicia de Jesús a nosotros.
Esos son los "hombres
impíos, que convierten en
libertinaje la gracia de
nuestro Dios", según la
advertencia de Judas.
Otros afirman que, siendo
IMPOSIBLE para nosotros
guardar la ley de Dios, Jesús
la abolió. Si esto fuera cierto,
estaríamos en LIBERTAD
para seguir pecando.
También hay enseñanzas
falsas que hablan de “una
segunda obra de gracia" y un
segundo
bautismo
del
Espíritu Santo (como incorrectamente lo expresan).
También las hay respecto de
la ''justificación, santificación
y perfección cristiana".
Necesitaríamos un folleto
entero, o más de uno, para
corregir tales errores y
aclarar la VERDAD. Si usted
desea una EXPLICACIÓN
BIBLICA de lo que es el
bautismo con el Espíritu
Santo, no deje de solicitar
nuestro
folleto
gratuito
titulado Todo acerca del
bautismo.
Algunos hablan de ser
''salvos'' ya. Ciertamente,
algunos pasajes del Nuevo
Testamento, traducidos al
español, podrían dar a
entender que la salvación es
un hecho CUMPLIDO tan
pronto como el individuo
profesa a Cristo.
¿Somos salvos o seremos
salvos?
La palabra "salvación" significa preservar a un individuo
de
las
consecuencias
espirituales del pecado y
preservarlo de la muerte, el
fracaso u otro mal. En otras
palabras, la salvación incluye
dos aspectos: 1) Salvar al
hombre de la PENA DE
MUERTE que ha incurrido al
pecar, y 2) Conservarle la
vida; y como la vida humana
no es eterna, la ÚNICA
MANERA de preservarla es
mediante el DON divino de la
vida eterna por una resurrección o por la conversión
de
mortalidad
en
inmortalidad.
Expliquemos esto un poco
más. Podemos salvar a un
hombre de ahogarse o de
caerse de un precipicio,
PROTEGIÉNDOLO así de
una calamidad, de lesiones
personales o aun de la
muerte. También podemos
salvar objetos que de otra
manera se dañarían o se per-
derían, en el sentido de
conservarlos para que sigan
existiendo
(como
los
alimentos, por ejemplo).
La Biblia habla de la
salvación en tres aspectos, o
bien como un proceso en tres
etapas.
Jesús ya nos ha salvado
(pasado) de la pena de
muerte por su sangre al
pagar la pena capital en lugar
nuestro: “nos salvó... por su
misericordia... para que justificados por su gracia,
viniésemos
a
ser
herederos..." (Tito 3:5,7).
Este pasaje explica cómo
Dios nos ha salvado de la
pena incurrida por nosotros
por
nuestros
pecados
pasados. O sea nos ha
JUSTIFICADO dándonos su
Espíritu Santo y haciéndonos
así
SUS
HEREDEROS.
Nótese que en el versículo 7
se habla de la JUSTIFICACIÓN
de
pecados
pasados y de venir a ser
HEREDEROS... pero no de
que hayamos RECIBIDO la
herencia ya.
Luego, en II Corintios 2:15 se
habla de “los que se salvan"
(presente). Para aclarar más
este
pasaje,
leámoslo
completo: "Porque para Dios
somos grato olor de Cristo en
los que se salvan, y en los
que se pierden". Nosotros los
cristianos somos como un
suave perfume o fragancia
para ciertas personas. Si lo
fuéramos para quienes ya
están salvos (pasado), lo
seriamos también para los
que
ya
han
perecido
(pasado). Ahora bien, los que
han perecido no sienten
ningún olor. El pasaje se
refiere a seres vivientes. "Los
que se pierden" son aquellos
que están en proceso de
perderse, y "los que se
salvan" son los que están en
proceso de salvarse, los que
se hallan en camino a la
salvación final.
Hay muchos pasajes en las
Sagradas Escrituras que
hablan de la salvación futura,
de los que ''serán'' (futuro)
salvos. La mayoría de los
pasajes que se refieren al
momento de la salvación
indican que se trata del
momento en que Cristo
regrese (ver como ejemplo
Apocalipsis 12:10).
En la salvación espiritual, la
sangre de Cristo (su muerte)
pagó por nosotros la pena en
que hemos incurrido y nos
SALVA de la muerte (muerte
segunda), es decir, IMPIDE
que tengamos que pagar una
pena, siempre y cuando nos
ARREPINTAMOS
y
aceptemos
a
Jesucristo
como
nuestro
Salvador
personal, creyendo con fe
(ver Romanos 5:8-10).
Empero, el don de Dios de
vida eterna nos llega por la
VIDA de Cristo (versículo
10), por su resurrección y
VIDA... no por su muerte.
Con su muerte pagó EN
LUGAR NUESTRO la pena
de
nuestros
pecados
pasados. Esos pecados nos
habían apartado de Dios,
interrumpiendo el contacto
con El. Cuando la persona
acepta el sacrificio de Cristo
con arrepentimiento y fe, deja
de estar apartada de Dios.
Se reconcilia con El y aquel
contacto se establece de
manera que Dios puede
otorgar su Espíritu Santo por
la VIDA de su Hijo. Y cuando
Cristo venga y seamos
resucitados,
podrá
9
OTORGARNOS
la
vida
eterna.
Esto
conserva
nuestra vida para toda la
eternidad.
Por eso la palabra de Dios
dice: "Mas el que persevere
hasta el fin, éste será salvo''
(Mateo 24:13 y otros pasajes).
Dios ya nos ha salvado DE la
pena de MUERTE, o sea del
castigo eterno por nuestros
pecados pasados, cuando
nos arrepentimos y tenemos
fe en Cristo... ¡mientras no
volvamos pecar! Mas pecaremos. Ahora bien, como ya
hemos explicado, si la
persona
cae
y
peca
nuevamente, será perdonada
de nuevo siempre y cuando
se arrepienta. Si... y ¡de
nuevo, y de nuevo, y de
nuevo!...
mientras
su
ACTITUD de corazón sea
sumisa a Dios y mientras
conserve la fe en Cristo y
siga morando en ella el
Espíritu Santo.
Tenemos, pues: 1) "justificación", que es perdón por los
pecados
del
pasado
(Romanos 3:24-25), porque
Jesús pagó la pena por
nosotros y así nos justificó o
absolvió.
Luego,
2)
''santificación''
(griego
hagiasmos), que significa
separación, separar o apartar
para uso o propósito santo.
Es un proceso continuo, una
vez
que
hemos
sido
apartados, y conduce a la
salvación final, que es el
cambio de mortalidad a
inmortalidad,
del
estado
material al espiritual, de ser
humano a ser divino. Así,
"Dios [nos ha] escogido...
para salvación, mediante la
santificación por el Espíritu...''
(II Tesalonicenses 2:13) y:
''Elegidos... en santificación
10
del
Espíritu,
PARA
obedecer..." (I Pedro 1:2). Y
por último, 3) la SALVACIÓN
por la resurrección... es decir,
la VIDA ETERNA.
El meollo de la verdad
Entonces Pablo llega a
meollo de esta VERDAD, en
lo que respecta a la VIDA
cristiana. Lo encontramos en
el versículo 14 del capitulo 8
de Romanos:
"Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de
Dios".
En consecuencia, el Espíritu
de Dios que mora en
nosotros es el propio AMOR
divino que puede cumplir la
ley de Dios. Así, lo que Dios
ha otorgado gratuitamente
(por gracia) ¡puede hacernos
justos!, o sea ¡puede poner la
JUSTICIA DE Dios dentro de
nosotros!
Nótese lo que hemos dicho:
El Espíritu de Dios en
nosotros PUEDE. ¡PUEDE
poner la justicia de Dios en
nosotros!
Pero aquí viene el punto
esencial: El Espíritu de Dios
en nosotros no nos obligará a
llevar una vida justa. El
Espíritu Santo no nos
POSEE, como lo haría un demonio si se le permitiera
entrar. Seguimos teniendo
libre albedrío.
Dios nos ha dado los
MEDIOS
ESPIRITUALES
para seguir su camino. Su
Espíritu ABRIRÁ NUESTRA
MENTE A LA COMPRENSIÓN
ESPIRITUAL.
El
CAMINO de Dios es vivir por
cada palabra de Dios, es
decir, VIVIR según todas las
enseñanzas de la Biblia. La
mente carnal no entiende las
cosas espirituales de Dios. El
Espíritu Santo nos imparte
una MENTE ESPIRITUAL
que si es capaz de
comprender el conocimiento
espiritual que adquirimos
mediante el estudio de la
Biblia.
En otras palabras, NOS
MUESTRA EL CAMINO.
Pero
a
nosotros
nos
corresponde decidir y ejercer
voluntad para seguir ese
camino. "porque no son los
oidores de la ley los justos
ante Dios, sino los hacedores
de la ley serán justificados"
(Romanos 2:13). Tenemos
que decidir si andaremos o
no por ese camino... si nos
dejaremos guiar por el
Espíritu de Dios, o bien por
los
IMPULSOS
de
la
naturaleza humana.
Segunda parte
Por Herbert W Armstrong
UN HIJO de Dios recién
engendrado es un bebé
espiritual en Cristo. El bebé
físico, humano, se cae varias
veces
cuando
está
aprendiendo a caminar, pero
no se desalienta ni se da por
vencido.
Los
bebés
espirituales también se caen,
quizá muchas veces, en
incidentes
de
pecados,
mientras
aprenden
a
CAMINAR con Cristo por el
camino de Dios.
Mas no por ello se han de
desviar de ese camino. Si
están ''andando con Cristo",
El está allí (en Espíritu) para
levantarlos y ayudarles a
andar mejor.
Ahora, pues, ENTENDAMOS. Dios nos da los medios
espirituales para seguir su
camino. El Espíritu Santo nos
imparte
poder
para
ENTENDER cuál es el
camino de Dios revelado en
la Biblia. Así nos guía, pero
nunca nos empuja, nos
obliga ni nos fuerza. El
Espíritu de Dios nos da el
AMOR espiritual, que es el
AMOR DE Dios, el único que
puede cumplir su ley. El
Espíritu nos imparte la FE DE
CRISTO para que podamos
obedecer su ley. ¡Nos da
poder espiritual!
Estos son grandes medios
espirituales, ¡una gran ayuda!
Mas aún así, al INDIVIDUO
le corresponde decidir qué
hará con esta ayuda. Jesús
dijo que ese camino no es
fácil. La naturaleza humana,
el mundo y las fuerzas
invisibles de Satanás siguen
impulsándonos
en
la
dirección contraria. Si, ¡esos
si EMPUJAN! El Espíritu de
Dios que mora en nosotros
no nos empuja. Tenemos
que ejercer VOLUNTAD Y
DETERMINACIÓN
para
seguir el Espíritu de Dios que
nos lleva a ver y comprender
el camino divino. Tenemos
los medios espirituales para
seguir ese camino. No
obstante, la otra ley, la ley de
la naturaleza humana, ley
"del pecado y de la muerte"
(Romanos 8:2), nos hala e
IMPULSA en la dirección de
la carne.
Nosotros,
pues,
somos
BEBÉS espirituales. Por eso
nos caemos varias veces,
mas al caer estamos en el
CAMINO DE CRISTO Y
caminando con El. Mientras
mantengamos los ojos fijos
en el objetivo correcto,
mientras conservemos la
ACTITUD
espiritual
y
mientras
ANHELEMOS
seguir por el camino de Dios,
esforzándonos por hacerlo
con
decisión
firme,
¡SEGUIREMOS POR ESE
CAMINO!
¡No estaremos condenados!
El
EGO
del
cristiano
convertido sigue allí. Empero,
como dijo Pablo, ¡es preciso
CRUCIFICARLO! El hombre
crucificado puede seguir con
vida, pero clavado en el
madero de manera que no
pueda bajarse aunque lo
desee. El cristiano tiene que
clavar (por así decirlo) su
antigua naturaleza humana
para que no pueda tornarse
activa e inducirlo a caer.
Por eso Pablo dijo a los
gálatas: "Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya
no vivo yo, mas vive Cristo
en mí'' (Gálatas 2:20).
¡Se requiere esfuerzo!
Nótese lo que Dios dice
acerca de la vida cristiana.
No es fácil vencer el pecado.
No podemos vencer en todos
los encuentros... en cada
incidente.
Jesús dijo: ESFORZAOS a
entrar
por
la
puerta
angosta..." (Lucas 13:24).
Esto implica una lucha
desesperada, pues una puerta angosta es difícil de
atravesar. Jesús añadió:
"Porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que
lleva a la perdición, y muchos
son los que entran por ella:
porque estrecha es la puerta,
y angosto el camino que lleva
a la vida, y pocos son los que
la hallan" ( Mateo 7:13-14).
Pablo habló a los colosenses
de su lucha por vencer en los
siguientes
términos:
"También trabajo, luchando
según la potencia de él, la
cual actúa poderosamente en
mí" (Colosenses 1:29).
Pablo sabía que el cristiano
ha de librar una feroz
BATALLA contra su propia
naturaleza humana, contra el
mundo y contra los poderes
de Satanás. Por eso dijo:
"Aún no habéis resistido
hasta la sangre, combatiendo
contra el pecado" (Hebreos
12:4).
Pablo mostró también que
debemos llevar una fuerte
ARMADURA
ESPIRITUAL
para librar la batalla: "Por lo
demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en
el poder de su fuerza.
Vestios de toda la armadura
de Dios, para que podáis
estar firmes contra las
asechanzas
del
diablo.
Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino
contra principados, contra
potestades,
contra
los
gobernadores de las tinieblas
de este siglo, contra huestes
espirituales
de
maldad
[espíritus malos] en las
regiones celestes'' (Efesios
6:10-12).
La ayuda especial que
necesitamos
Ahora bien, eso no es todo.
Cada vez que tropezamos y
nos caemos, en un incidente
de pecado, significa que no
hemos
aprovechado
plenamente
los
medios
espirituales que Dios nos ha
dado. Habríamos podido
evitarlo, y TENEMOS que
aprender a evitar estos
tropiezos en el camino.
Tenemos que vencer esas
11
fuerzas:
la
naturaleza
humana, el mundo y el
diablo, que nos han hecho
caer.
¿Cuál es la solución?
La dio el apóstol Pablo.
Luego de describir estos
tropiezos, exclamó: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará
de este cuerpo de muerte?”
Y él mismo respondió: ¡Dios
lo hará!
Cada vez que sentimos la
tentación de caer, tenemos
que clamar a Dios, rogando
que nos dé AYUDA ESPECIAL... ¡PODER ADICIONAL!
Pero si esperamos hasta que
la tentación llegue, quizá en
ese
momento
estemos
demasiado
débiles
para
pedirle a Cristo que nos
mantenga en pie. Jesús
sentó un ejemplo para
nosotros,
y
¡El
jamás
tropezó! Es el único que
jamás cayó. ¿Por qué?
Porque se mantuvo constantemente tan cerca de Dios en
sus ORACIONES continuas y
mantuvo la mente tan
firmemente en Dios conservando una unión estrechísima con El, que cuando
la tentación vino ¡no le faltó
la fuerza espiritual necesaria
para hacerla a un lado ¡inmediatamente!
Jesús nunca albergó la tentación. Fue tentado en todo,
como
nos
sucede
a
nosotros... y no una sino
¡muchas veces! Satanás se
empeñó más en tentarlo a El
que a cualquier otro ser
humano. ¿Cómo logró Jesús
quitar las tentaciones de su
mente? Pudo hacerlo porque
había puesto en su mente el
poder espiritual del Espíritu
de Dios.
Cada uno de nosotros puede
12
y debe tener esta misma
COMUNIÓN con Dios, y
también con el Cristo viviente
(I Juan 1:3,7) para poder
triunfar.
Cuando viene la tentación y
nos acosa y no estamos
llenos del poder de Dios,
¡aún podemos clamar a El
pidiendo su ayuda en ese
mismo instante!
Jesucristo es nuestro sumo
sacerdote (léase Hebreos
4:16). ¡Acudamos al trono de
gracia con valor y confianza
sabiendo que El nos dará
esa AYUDA en momentos de
necesidad!
¿Acaso pecan los
verdaderos cristianos?
Ahora nos acercamos a la
respuesta final. Supongamos
que aquel destacado clérigo
que mencionamos en el primer articulo de esta serie era
en verdad un hombre convertido y que si cometió el
pecado de adulterio. ¿Seguiría siendo cristiano? Si Dios
lo estaba utilizando, ¿podría
seguirlo utilizando después
de un pecado de adulterio, si
no hubiese sido asesinado?
Hablando de este caso hipotético con un individuo que es
hijo engendrado de Dios, su
reacción enfática y espontánea fue que tal persona no
pudo ser un verdadero
hombre convertido a Dios,
puesto que cometió adulterio.
Pienso que la mayoría de las
personas estarían de acuerdo... ¡Mas estarían equivocadas!
¡También los ministros
pueden pecar!
Es importante que entenda-
mos esto.
Hemos dicho que un clérigo
destacado, obrando bajo la
tentación, podría resbalar y
pecar. También Jesucristo
fue tentado, quizá más que
cualquier otro ser humano,
pero nunca permitió que la
tentación hallara albergue en
El y ésta jamás concibió ni
dio a luz el pecado.
Debemos recordar que ¡aun
los ministros de Jesucristo
son seres humanos como
nosotros! Muchas personas
piensan que un ministro es
un individuo santo y sobrehumano, de justicia a toda
prueba, y que ciertamente no
es
como
los
demás
mortales. Parecen creer que
el ministro es un ser diferente, que algo lo sitúa
automáticamente al margen
del pecado. Esto puede
convertirse en una especie
de adoración, pues convierte
al ministro en un "dios ajeno"
delante del Dios Todopoderoso. ¡Eso puede convertirse
en idolatría!
El ministro tiene la misma
naturaleza
humana
que
tienen los demás... y que
también tenia el apóstol
Pablo. Ningún ministro hoy
es más justo que Pablo... ¡y
la batalla suya contra el
pecado fue titánica!
Si nosotros luchamos contra
espíritus de maldad en las
regiones celestes, o sea
Satanás y demonios de alto
rango
y
gran
poder,
entonces, ¡cuánto más se
esforzará Satanás por vencer
a los ministros del Cristo
viviente!
Los ministros de Dios probablemente tengan que luchar
aun más encarecidamente
contra el pecado. ¡Ellos
necesitan nuestras oraciones!
Como dijimos al principio, a
nosotros no nos corresponde
juzgar al clérigo mencionado,
si era sincero o no, o si
verdaderamente
estaba
convertido.
No sabemos si llegó a
cometer el acto de adulterio
del que se le acusaba. Pero
una cosa queremos dejar
muy en claro:
Si
fuese
un
individuo
convertido, con el Espíritu de
Dios morando en él, con la
ACTITUD
general
y
permanente de deleitarse en
la ley de Dios y obedecerla
como Pablo, y si efectivamente hubiese cedido al
pecado de adulterio bajo una
tentación que quizá usted y
yo
no
comprendemos,
entonces, si se arrepintió de
ello sinceramente, ¡Dios le
habría perdonado tan pronto
como él hubiese recapacitado!
Sin duda, seria posible que
tal individuo siguiera siendo
un cristiano verdadero. Jesús
murió precisamente para
PERDONAR y BORRAR los
pecados de los cuales NOS
ARREPENTIMOS.
Ahora bien, es evidente que
¡ningún cristiano debe pecar!
Y nadie enseña con más
firmeza que los directores de
La Pura Verdad y del Mundo
de Mañana que los cristianos
TIENEN QUE GUARDAR
LOS MANDAMIENTOS DE
Dios. Nadie podrá decir que
aceptamos
el
pecado.
¡JAMÁS!
inspirado por El dijo: "Este es
el mensaje que hemos oído
de él, y os anunciamos..." (I
Juan 1:5). ¡Es el mensaje
inspirado que nos viene
directamente de Cristo!
''Si decimos que tenemos
comunión con él, y andamos
en tinieblas, mentimos, y no
practicamos
la
verdad"
(versículo 6). Al hablar en la
primera persona del plural, el
Apóstol se está refiriendo a
los cristianos verdaderos. En
el versículo 19 del capitulo 2
habla de los no cristianos:
"Salieron de nosotros, pero
no eran de nosotros". El
lenguaje es muy claro.
Si profesamos el cristianismo, si decimos que tenemos comunión "con el Padre,
y con su Hijo Jesucristo" (I
Juan 1:3) y al mismo tiempo
vivimos en tinieblas andando
por el camino del PECADO,
entonces somos mentirosos.
Aquí el Apóstol no se está
refiriendo a quienes, cediendo a la tentación, cometen un
acto pecaminoso y luego se
arrepienten. Está hablando
directamente de los seguidores de los falsos profetas,
quienes enseñan que la ley
de Dios ha sido abolida. Si
alguien se dice cristiano
porque CREE EN CRISTO O
porque lo adore y sin
embargo NO GUARDA SUS
MANDAMIENTOS, entonces
está andando en ''tinieblas",
entonces no tiene comunión
con Cristo, y si dice ser
cristiano, ¡es un MENTIROSO! ( I Juan 2:4).
Ahora comprendamos
La diferencia entre un acto
y una actitud
El apóstol Juan estuvo con
Jesús tres años y medio, e
Juan no está hablando aquí
de un acto pecaminoso
seguido del arrepentimiento,
sino de una actitud y una
vida de pecado constante.
Tenemos
que
adoptar
constantemente el CAMINO
DE VIDA, que es "andar en la
luz", es decir, en el CAMINO
de la obediencia a los
mandamientos
de
Dios.
Entonces
si
"tenemos
comunión unos con otros, y
la sangre de Jesucristo su
Hijo nos limpia de todo
pecado'' (I Juan 1:7). La
palabra "limpia” aquí viene
del griego katharizo, que está
en tiempo presente e indica
una acción que se repite en
la actualidad. No dice que la
sangre de Cristo "nos limpió
en el momento de nuestra
conversión". Dice que nos
limpia AHORA, después de
nuestra conversión.
Los siguientes versículos
aclaran el significado de esto.
Nótese el versículo 8: "Si
[nosotros, los cristianos]
decimos que no tenemos
pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad
no está en nosotros".
Nótese aquí también el
tiempo de los verbos. Juan
no dice: "Si decimos que no
teníamos pecado" antes de
ser perdonados y convertidos. No está hablando de
los pecados del pasado,
cometidos antes de nuestro
arrepentimiento y conversión.
Esos pecados Dios los
perdonó en el pasado y ya no
los recuerda. Aquí el Apóstol
habla del presente: "Si
decimos [ahora] que no
tenemos pecado [ahora] ".
El versículo 9 prosigue: "Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad".
13
Aquí se está hablando de los
pecados que el cristiano
puede cometer después de
su
conversión.
Si
confesamos
y
nos
ARREPENTIMOS, entonces
Jesús,
nuestro
sumo
sacerdote quien está vivo en
el cielo, nos PERDONARÁ y
nos LIMPlARÁ de toda
injusticia.
¿Qué es "justicia"? Salmos
119:172 dice que es guardar
TODOS los mandamientos
de
Dios.
Injusticia
es
quebrantar uno o más de los
mandamientos divinos. Si
nosotros, que ya somos
cristianos, confesamos y nos
ARREPENTIMOS
de
cualquier
pecado
que,
infelizmente,
hayamos
cometido
(aunque
ciertamente ¡NO DEBEMOS
PECAR!), el Cristo viviente
no sólo nos perdonará sino
que nos LIMPlARÁ para que
no lo volvamos a cometer.
El siguiente versículo dice:
"Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él
mentiroso, y su palabra no
está en nosotros" (versículo
10) En otras palabras. Los
CRISTIANOS no debemos
afirmar
que
COMO
CRISTIANOS no pecamos.
"Hijitos míos, estas cosas os
escribo para que no pequéis"
(I Juan 2:1). Esto es: "Escribo
a vosotros CRISTIANOS
para que no pequéis". Luego
continúa: "Y si alguno
hubiere pecado, abogado
tenemos [nosotros, los cristianos] para con el Padre, a
Jesucristo el justo. Y él es la
propiciación por nuestros
pecados" (versículos 12). En
los mismos versículos vemos
que no está hablando del
perdón
de
pecados
14
cometidos por la gente “en el
mundo" cuando ésta se
arrepiente y acaba de convertirse porque dice: "No
solamente por los [pecados]
nuestros, sino también por
los de todo el mundo.
En otras palabras, Jesucristo
es la propiciación NO SÓLO
POR los pecados del mundo
entero, de los inconversos,
sino
también
de
los
NUESTROS... y al decir
"nuestros” se refiere a los
cristianos convertidos.
En el siguiente versículo
Juan muestra cómo nosotros
los cristianos sabemos que lo
conocemos:
“SI
GUARDAMOS SUS MANDAMIENTOS”. Esto es, si los
mandamientos son nuestro
camino de vida, nuestra
actitud, nuestro deseo e
intención. Quizá tropecemos
y nos caigamos de vez en
cuando en ese camino.
Somos ''bebés en Cristo", y
los bebés suelen caerse
mientras aprenden a andar.
Y nuestro ''andar” es seguir
el CAMINO de la obediencia
a los mandamientos de Dios.
En el versículo 4 el apóstol
habla de los falsos cristianos:
"El que dice: Yo le conozco, y
no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso,
y la verdad no está en él”.
Estos son los que no profesan guardar los mandamientos de Dios pero dicen
estar "salvos por la gracia".
La conclusión final
Ahora podemos explicar
claramente
cuál
es
el
"pecado imperdonable", ¡aquel que jamás se perdonará
ni en este mundo ni en el
siguiente!
SALVACIÓN
significa
NACER dentro del reino de
Dios, siendo transformado de
HUMANO mortal, hecho de
carne y hueso, en ser
INMORTAL compuesto de
espíritu, con vida inherente.
Significa nacer como hijo
inmortal de Dios Padre, que
es el Padre de la familia
divina. Tal cambio sucederá
cuando Cristo regrese. Esta
salvación depende de que el
Espíritu Santo de Dios more
en el individuo al FINAL del
camino, al final de la vida o,
como lo describió Pablo, al
final de la carrera.
El PECADO es la trasgresión
de la LEY de Dios. Nosotros
tenemos por naturaleza una
mente carnal, hostil a la ley
divina,
que
se
siente
ofendida por la autoridad.
¡Todos hemos pecado!
Cuando
nos
ARREPENTIMOS del pecado
y
de
pecar,
cuando
CAMBIAMOS la mente y
nuestra actitud hacia el
pecado y CREEMOS en
Jesucristo como quien nos
salve no sólo de los pecados
pasados sino de los que
cometemos ahora, Dios nos
da su Espíritu Santo como lo
ha PROMETIDO. Este DON
de Dios, que es la presencia
de su propia vida inmortal en
nosotros, obra un cambio en
nuestra MENTE. El individuo
adquiere una mentalidad
espiritual. Llega a tener la
ACTITUD de desear el
camino de la ley de Dios, de
amar a Dios, de acatar su
autoridad y de ANHELAR la
justicia divina. Deja de
concentrarse en sí mismo y
comienza a concentrarse en
Dios.
Así, empieza a andar por ese
camino hasta el final de su
vida, el CAMINO de los
mandamientos de Dios, el
cual es un CAMINO DE
VIDA. Al final del mismo se
halla la VIDA ETERNA, que
es la meta de nuestra vida y
que el individuo desea ahora
por encima de todo.
El Espíritu de Dios que mora
en el cristiano es el AMOR
divino que cumple la ley
espiritual de Dios. Por medio
de su Espíritu, Dios le ha
dado a la persona, por
gracia,
los
MEDIOS
espirituales que necesita
para andar por ese camino:
el camino de vencer y de
CRECER en carácter, en el
conocimiento de Cristo y en
su modo de vivir. El Espíritu
de Dios mora en la persona
activamente. Fluye a ella
proveniente de Dios y luego
sale, fluyendo de ella, en
AMOR a Dios y AMOR al
prójimo.
Ahora bien, al andar por este
camino de vida el individuo
es un BEBÉ EN CRISTO.
Está apenas aprendiendo a
caminar, en el sentido
espiritual, lo mismo que un
bebé humano debe aprender
a caminar físicamente. Tiene
que esforzarse por no caer, y
sin embargo, es inevitable
que resbale algunas veces
mientras aprende.
Si por tener hábitos muy
arraigados, por ceder ante la
tentación y los impulsos
carnales
(su
naturaleza
humana) o por cualquier otra
causa experimenta un INCIDENTE de pecado del cual
se
ARREPIENTE
sinceramente
después
mientras su mente interior
engendrada por el Espíritu
conserva la actitud de
ANHELAR el camino de
Dios, entonces tiene un
abogado ante el Padre:
Jesucristo, nuestro sumo
sacerdote,
quien
PERDONARÁ ese pecado.
¡Este no es un pecado
imperdonable!
Aunque en ese incidente, y
por tentación o por descuidar
la oración y el estudio de la
Biblia, el individuo cede a
sabiendas consintiendo en el
acto temporalmente, aunque
esté
actuando
voluntariamente, no se trata de un
PECADO DELIBERADO.
El factor determinante es
éste: Mientras el Espíritu de
Dios siga morando en el
individuo, éste estará en
contacto con Dios y tendrá
una ACTITUD correcta; y
mientras el Espíritu de Dios
more
en
él,
estará
PROSIGUIENDO
EL
CAMINO HACIA LA VIDA
ETERNA. Puede ocurrir que
tropiece de vez en cuando y
que caiga. Pero en lo que
respecta a su ACTITUD
general, sigue adelante en
este CAMINO a la VIDA.
Hemos demostrado que Dios
perdonará tal incidente de
pecado cometido por un
cristiano engendrado por el
Espíritu.
Alguno preguntará: "¿Lo perdonaría Dios si vuelve a
pecar?"
Mientras
su
intención, su actitud, su
anhelo y su esfuerzo se
dirijan a CAMINAR CON Dios
por el CAMINO de El, Dios
perdonará. Jesús dijo que
debíamos perdonar no una
vez, ni dos, ni siete, sino 70
VECES siete. ¿Acaso Dios
nos exige perdonar más que
él mismo?
El pecado intencional
Al recibir el Espíritu Santo
por la gracia de Dios, este
Espíritu morando en la
persona
constituye
una
salvación tentativa y condicional. Pero si la persona
cambia de nuevo su mente,
cambia su META en la vida y
quita sus ojos totalmente del
reino de Dios fijándolos
DELIBERADAMENTE en el
CAMINO del mundo y el
pecado,
si
cambia
nuevamente su MODO de
vida volviendo al CAMINO
CARNAL del mundo y
dejando el camino por donde
andaba
con
CRISTO,
entonces ha puesto en su
mente el deseo y la decisión
de PECAR deliberadamente,
intencionalmente
y
con
premeditación.
Si decide que ya no desea
seguir el CAMINO DE Dios,
si cambia su ACTITUD
deliberada
e
intencionalmente, deseando
y ESCOGIENDO el mundo y
sus caminos, si escoge una
vida de rebelión y si llega a
despreciar y descuidar la ley
de Dios, entonces este individuo ¡ha despreciado o está
en peligro de despreciar el
Espíritu Santo que su Dios
misericordioso le había dado
por gracia!
Ciertamente, tal individuo corre
grave
peligro
de
BLASFEMAR CONTRA EL
ESPÍRITU SANTO.
Esto no es simplemente
tropezar en el camino de
Dios, que es el camino de su
ley cumplida por el Espíritu
Santo y el camino que lleva a
la vida eterna. Este no es un
incidente de pecado. Una
persona puede resbalar por
15
un INCIDENTE de pecado,
aun
repetidas
veces,
mientras ANDA por el
CAMINO de Dios, y aún
conservar el Espíritu de Dios.
Siempre
se
arrepentirá
porque su ACTITUD es
ANHELAR más que cualquier
cosa en la vida la META que
este CAMINO le ofrece: la
VIDA ETERNA que se
alcanza
después
de
VENCER
Y
CRECER
espiritualmente. Quizá el
camino sea áspero y penoso,
plagado de tentaciones y
peligros
espirituales.
Ciertamente
sufrirá
persecución.
Mas
su
propósito VOLUNTARIO, SU
ACTITUD Y el OBJETIVO de
su vida es acatar a Dios,
DEPENDER de El, OBEDECERLE vivir para El y entrar
en el reino de Dios.
Lo
que
muchos
no
comprenden es la diferencia
entre un incidente de pecado
(que puede repetirse pero
que va seguido siempre del
arrepentimiento)
y
la
ACTITUD general o el
PROPÓSITO deseado y
deliberado.
El que cambie su ACTITUD
general,
dejando
el
acatamiento sumiso a Dios y
adoptando una hostilidad
rebelde; el que cambie la
META de su vida y, dejando
de desear la JUSTTCIA de
Dios y la VIDA ETERNA,
resuelva que quiere una vida
EGOCÉNTRICA Y desea
seguir los caminos del
MUNDO, se sitúa en una
categoría totalmente distinta
de aquella otra persona cuya
META es el reino de Dios,
pero que cae en un incidente
de pecado... o en varios.
16
Dos vías al pecado
imperdonable
Seamos
aun
más
específicos. Queremos que
cada lector COMPRENDA Y
quizá sean muy pocos los
que
realmente
hayan
entendido este asunto.
Hay por lo menos DOS
maneras como el cristiano
engendrado por el Espíritu
puede PERDER este don de
Dios:
1) Por decisión voluntaria.
Esta puede surgir de un
razonamiento torcido, de un
deseo errado que lleva, por
raciocinio, a una decisión
final y permanente acerca de
su propio CAMINO DE VIDA;
o bien por dar entrada al
resentimiento contra Dios o
contra alguna persona que
nos haya hecho mal. Quizá el
individuo permita que el
resentimiento lo amargue
hasta cambiar todo el curso
de su vida y llevarlo a
abandonar a Dios.
Es sumamente importante
guardarse del resentimiento.
Se trata de un VENENO
espiritual, veneno espiritual
mortal. Si usted, lector,
empieza alguna vez a sentir
resentimiento por alguna
injusticia,
debe
ORAR,
rogándole a Dios que le quite
este
sentimiento
RÁPIDAMENTE. No hay que
albergar resentimientos... No
permitamos jamás que éstos
se vayan acumulando dentro
de nosotros. Si lo hacemos,
quedaremos tan "enviciados"
como lo está el narcómano
con la heroína. ¡Así de grave
es el peligro!
Dios nos advierte: "Seguid la
paz con todos, y la santidad,
sin la cual nadie verá al
Señor. Mirad bien, no sea
que alguno deje de alcanzar
la gracia de Dios; que
brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe, y por
ella
muchos
sean
contaminados"
(Hebreos
12:14-15). La amargura que
usted siente quizá no haga
mal al otro... ¡pero lo puede
destruir a USTED!
2) El cristiano convertido
puede perder la presencia
del Espíritu divino por
NEGLIGENCIA
CONTINUADA:
por
descuidar
la
oración,
descuidar el estudio de la
Biblia
o
descuidar
la
comunión espiritual con el
pueblo de Dios, o bien
manteniendo una amistad
demasiado estrecha con
inconversos y dejando que la
participación con ellos, sus
placeres, sus pasatiempos y
diversiones materiales, lo
lleven a DESCUIDAR las
cosas espirituales. No hay
que entender mal. Las
distracciones con moderación
pueden
ser
convenientes, y no se puede
evitar todo contacto con los
inconversos, pero no permitamos jamás que esto
DOMINE nuestro interés y
nuestro corazón.
Dios dijo a los colosenses
por medio de Pablo: “Buscad
las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la
diestra de Dios” (Colosenses
3:1). Esto es, en lugar de
buscar
programas
de
televisión
o
cosas
materialistas,
busquemos
activamente
más
conocimiento de Cristo y más
de aquel ENTENDIMIENTO
que proviene de Dios y que
está en la Biblia. Hagamos
de esto nuestro INTERÉS
PRINCIPAL. No permitamos
jamás
que
otras
distracciones o diversiones
compitan con esto como
objeto de nuestro interés
primordial.
El pasaje citado arriba continúa: "Poned la mira en las
cosas de arriba, no en las de
la tierra" (versículo 2).
Hagamos de las cosas
espirituales nuestro punto de
interés
dominante
y
absorbente...
hasta
que
amemos
recibir
nuevos
conocimientos espirituales y
dediquemos a ello nuestro
corazón y nuestros afectos.
Descubrir nuevas verdades
espirituales en la Biblia es lo
más emocionante que puede
haber en la vida. No es algo
aburrido, insípido, seco ni
carente de interés. ¡Es algo
emocionante, fascinante... y
al mismo tiempo provechoso
y edificante!
NO al camino del mundo
Recordemos que se trata de
un CAMINO DE VIDA. No es
el camino que lleva el
mundo, sino una actitud
totalmente distinta. Jesús dijo
que debemos vivir por cada
palabra de Dios, es decir,
¡por toda la Biblia! El mundo
vive de una manera diferente
y viaja por otro camino. Por
lo tanto, quien se deje
interesar y absorber por este
último y comience a andar
por él, ya no estará siguiendo
al Cristo viviente por el
camino espiritual ni tendrá
morando en él la VIDA de
Dios: su Espíritu.
Recuérdese lo que dijo
Jesús: "Mas el que persevere
hasta el fin, éste será salvo"
(Mateo 24:13). El estaba
hablando del fin de este
camino por donde nos guía el
Espíritu y por donde tiene
que andar todo cristiano. Es
el camino de la VIDA, y
hemos de seguirlo hasta el
fin de nuestra existencia.
No podemos seguir dos
caminos distintos que lleven
en direcciones contrarias.
Una
vez
que
hemos
empezado a viajar con el
Cristo viviente por la vía de
Dios que lleva a la vida
eterna, y si luego dejamos
que los intereses materiales
nos dominen es posible que
éstos nos seduzcan de
nuevo a seguir la vía carnal
de este mundo.
Entonces, ¿qué sucede?
Si abandonamos el CAMINO
por donde nos guía el
Espíritu de Dios, ¡entonces
éste puede abandonarnos y
dejar de morar en nosotros!
Cometeremos pecado y ya
no nos lamentaremos, y
probablemente
no
nos
arrepentiremos.
Hay que entender. La salvación es salvación de PECAR.
Proviene como un don de
Dios, por gracia. Las ''obras''
no nos ganan la salvación ni
la producen. Las "obras"
determinan el grado de
"recompensa", oficio o gloria
que tendremos en el reino de
Dios... ¡siempre y cuando
nazcamos en ese reino por la
gracia!
Para ser "salvos", o sea para
heredar la vida eterna en el
reino de Dios, tenemos que
estar andando por ese
camino cuando nuestra vida
toque
a
su
fin.
Si
tropezamos, si caemos en
esa vía y nos arrepentimos,
NO NOS HEMOS ALEJADO
DEL CAMINO. Pero si
cambiamos
de
camino
deliberadamente,
si
volvemos por gusto y deseo
a la vía del mundo, si
dejamos que el brillo y la
seducción
del
mundo
empiece a predominar en
nuestra
vida,
quizá
lleguemos al punto en que ya
no
podamos
ARREPENTIRNOS ni volver
al CAMINO DE Dios. ¡Es
posible que perdamos el
DESEO de volver al camino
correcto y que ya no nos
importe andar al lado de
Cristo!
¡Importante!
Sin embargo, no dudamos
que todo aquel que se
arrepiente seriamente y que
busca a Jesucristo con fervor
puede hallarlo y puede
obtener el perdón para volver
nuevamente
al
camino
correcto.
Pero ¡no corramos riesgos!
Recordemos a Esaú, quien
"fue desechado, y no hubo
oportunidad
para
el
arrepentimiento, aunque la
procuró
con
lágrimas7”
(Hebreos 12:17). Para él ¡fue
demasiado
tarde!
La
primogenitura
ya
había
pasado a Jacob y se le había
confirmado. También para
Judas fue demasiado tarde
cuando quiso dar marcha
atrás en su traición... estando
Cristo ya crucificado. Judas
volvió "arrepentido", pero ya
era tarde. Entonces "salió, y
fue y se ahorcó”
¡No corramos el riesgo de
que sea muy tarde para
nosotros!
Probablemente no lo sea...
todavía. ¡No aplacemos el
17
arrepentimiento ni vacilemos
en volver a Cristo!
¿Y los no cristianos?
Hasta ahora hemos tratado
únicamente el caso de los
cristianos conversos, quienes
han recibido aquel precioso
don del Espíritu Santo de
Dios.
¿Puede el no cristiano
cometer
un
pecado
imperdonable?
Digamos
primero
que
muchos se han creído
convertidos
cuando
en
realidad ¡no lo están!
Conocí a un hombre que
creyó haberse arrepentido y
fue bautizado. Otros también
lo creyeron convertido, o sea
les parecía que había
recibido el Espíritu Santo de
Dios. Su actitud parecía cambiada. Ahora tenia aquella
actitud hacia el mundo que
tienen las personas de mente
espiritual.
Ciertamente
comprendía lo que andaba
mal en el mundo y le
repugnaba. Fue aceptado
entre las personas de mente
espiritual como una de ellas.
Pero muy pronto dio la
vuelta. Sus amigos cristianos
se preguntaron si había
cometido
el
pecado
imperdonable.
Luego
recordaron que él nunca
había
manifestado
repugnancia
HACIA
SU
PROPIO SER. El MUNDO sí
andaba mal... pero, ¿acaso
él también? ¿Acaso se había
ARREPENTIDO de verdad'?
¿O había sentido solamente
aquella tristeza propia de la
gente del mundo?
¿Había recibido el Espíritu
Santo en verdad? ¿Mostraba
algunos FRUTOS? Parecía
18
muy dudoso. Aparentemente
seguía
siendo
EGOCÉNTRICO, más interesado en el yo que en seguir
el CAMINO de Dios.
Quizá tal persona tuvo una
FALSA "conversión", como
sucede a millones en el
mundo hoy. Si fue así,
entonces ¡no había cometido
el pecado imperdonable!
Si una persona así llega al
arrepentimiento verdadero y,
quebrantado de corazón,
DESEA convertirse en hijo de
Dios, seguir el camino divino
y
hallar
la
salvación,
entonces
¡PUEDE
HACERLO!
Los que se hayan dejado
engañar por la FALSA
"salvación" del cristianismo
tradicional,
¡no
necesariamente
están
condenados!
Blasfemia contra el Espíritu
Santo
Nótese lo que dijo Jesús
acerca de la blasfemia contra
el Espíritu Santo. Le habían
llevado a un hombre ciego y
mudo,
poseído
de
un
demonio, y Jesús lo sanó
devolviéndole la vista y el
habla. ¡La gente estaba
atónita! Mas los fariseos
(Mateo 12:24) y los escribas
que habían ido a Galilea de
Jerusalén (Marcos 3:22)
acusaron a Jesús de estar
poseído por Satanás y de
lanzar fuera los demonios por
Beelzebú (Satanás).
Estos escribas y fariseos
hipócritas sabían que su
acusación era falsa. Poco
antes habían estado en
concilio planeando cómo
desacreditar y asesinar a
Jesús (Mateo 12:14). Le
lanzaron acusaciones falsas
para desacreditarlo a los ojos
del pueblo.
Los modernos "fariseos" del
"cristianismo" engañado de
este
mundo,
oponen
resistencia
al
mismo
verdadero evangelio del reino
de Dios que hoy escuchan
MILLONES en todo el mundo
por medio de esta obra de
Dios, y emplean contra
nosotros aquellas mismas
tácticas. Nos acusan de ser
lo que son ellos: falsos
profetas.
¡Tuercen
deliberadamente
nuestras
enseñanzas
y
mienten
atribuyéndonos enseñanzas
que no son nuestras y
negando
lo
que
sí
enseñamos!
Jesús había estado lanzando
fuera demonios, y la gente
estaba asombrada. Muchas
personas comenzaron a
creer.
Los
dirigentes
religiosos dijeron a la multitud
que "tenia a Beelzebú, y que
por el príncipe de los
demonios echaba fuera los
demonios" (Marcos 3:22).
A estos escribas y fariseos, y
a la multitud también, Jesús
respondió: "De cierto os digo
que todos los pecados serán
perdonados a los hijos de los
hombres, y las blasfemias
cualesquiera que sean: pero
cualquiera que blasfeme
contra el Espíritu Santo, no
tiene jamás perdón, sino que
es reo de juicio eterno''
(Marcos 3:28-29).
¿Qué significa "blasfemar"?
La palabra griega, idioma en
que fue escrita originalmente,
significa
“una
ofensa
intencional hecha a Dios o a
las cosas sagradas".
Estos escribas y fariseos
estaban
obrando
intencionalmente.
SABIAN
que decían falsedad. Decir
algo así cuando se ignoran
los hechos o actuando sin
pensar, movido por el
impulso o el enojo, sería algo
diferente.
¡Pero
estos
dirigentes religiosos sabían
que su acusación era falsa!
Su blasfemia fue deliberada,
premeditada e intencional.
Acababan de reunirse para
acordar cómo habían de
desacreditar y matar a Jesús.
Por lo tanto, este pecado imperdonable
es
aquel
cometido intencionalmente, a
sabiendas de que se obraba
con falsedad, luego de
pensarlo y de resolver actuar
intencional
y
deliberadamente. Jesús dijo
que eran reos de maldición
en el fuego de la Gehenna y
de la muerte segunda y final.
¡Y este pecado fue cometido
por hombres inconversos!
Ningún pecado corriente,
aunque sea cometido por un
cristiano, es imperdonable.
Jesús dijo claramente que
TODOS los pecados y las
blasfemias, aun contra Dios y
contra
Jesucristo,
se
perdonarán cuando haya
arrepentimiento. Solamente
es imperdonable la afrenta, la
ofensa, la acusación falsa
contra el ESPÍRITU SANTO
de Dios que se profiere de
manera premeditada, pensada, planeada, deliberada e
intencional.
El pecado intencional
Por último, veamos los dos
pasajes del libro de Hebreos
que hablan del pecado
INTENCIONAL del cual es
IMPOSIBLE arrepentirse.
En realidad, ya los hemos
explicado en gran detalle,
pero veámoslos ahora en la
Biblia.
"Porque
si
pecáremos
voluntariamente después de
haber
recibido
el
conocimiento de la verdad,
ya no queda más sacrificio
por los pecados, sino una
horrenda expectación de
juicio, y de hervor de fuego
que ha de devorar a los
adversarios. El que viola la
ley de Moisés, por el
testimonio de dos o de tres
testigos
muere
irremisiblemente.
¿Cuánto
mayor castigo pensáis que
merecerá el que pisoteare al
Hijo de Dios, y tuviere por
inmunda la sangre del pacto
en la cual fue santificado, e
hiciere afrenta al Espíritu de
gracia?" (Hebreos 10:26-79).
Hemos explicado en detalle
lo
que
es
pecar
INTENCIONALMENTE. Este
pasaje se refiere únicamente
a los realmente convertidos,
quienes han recibido el
Espíritu Santo de Dios. Al
emplear la primera persona.
Pablo se refiere a los
cristianos
conversos.
Ninguno puede llegar al
verdadero "conocimiento de
la verdad” hasta que haya
recibido el Espíritu Santo, el
cual le abre la mente a la
VERDAD
espiritual
(I
Corintios 2:9-11,14).
Nótese que este pecado
INTENCIONAL se relaciona
con la ''afrenta al Espíritu de
gracia'' ...cosa que, sin duda,
se acerca peligrosamente a
la blasfemia contra el Espíritu
Santo.
Empero, como explicamos
arriba, la mayoría de los
pecados que cometen los
hijos engendrados de Dios
no están dentro de esta categoría.
Ahora veamos el siguiente
pasaje: ''Porque es imposible
que los que una vez fueron
iluminados y gustaron del
don celestial [el Espíritu
Santo], y fueron hechos
partícipes del Espíritu Santo,
y asimismo gustaron de la
buena palabra de Dios y los
poderes del siglo venidero, y
recayeron, sean otra vez
renovados
para
arrepentimiento, crucificando
de nuevo para sí mismos al
Hijo de Dios y exponiéndole
a vituperio" (Hebreos 6:4-6).
Para quien entienda una
frase aquí, la explicación es
clara. La frase es: "Porque es
imposible que los que...
recayeron, SEAN OTRA VEZ
RENOVADOS
PARA
ARREPENTIMIENTO”.
¿Hasta qué punto se puede
"recaer"? Las siguientes
palabras lo aclaran. Cuando
se hace IMPOSIBLE la
renovación para el arrepentimiento.
¡entonces
la
persona ha “recaído" por
completo!
Recordemos que es Dios
quien
otorga
el
arrepentimiento
(Hechos
11:18;5:31). Sin embargo, El
no obliga a nadie a
arrepentirse. Si un individuo
llega al punto en que ya no
quiere arrepentirse o no
puede hacerlo, si ha perdido
por completo el deseo de
arrepentirse, entonces esa
persona ha "recaído" por
completo.
Esto no se refiere, desde
luego, a personas INCONVERSAS
sino
a
las
conversas.
La prueba es ésta: Si la
persona sinceramente desea
19
arrepentirse, si le causa
repugnancia y aborrecimiento
su propio ser y si anhela
arrepentirse y volver a estar
bien con Dios, entonces
¡PUEDE HACERLO!
¿Y qué decir del "extraviado",
como lo llaman algunos? Si
en algún momento DESEA
arrepentirse y volver al
camino de Dios, entonces el
Dios bondadoso y misericordioso le perdonará y le
otorgará el arrepentimiento
total.
La Epístola de Santiago
termina, por inspiración de
Dios, con esta importante
enseñanza: "Hermanos, si
alguno de entre vosotros se
ha extraviado de la verdad, y
alguno le hace volver, sepa
que el que haga volver al
pecador del error de su
camino, salvará de muerte un
alma, y cubrirá multitud de
pecados” (Santiago 5:19-20).
Esta es la respuesta final. Si
el individuo ha cometido el
pecado imperdonable, no
deseará volver. Si desea
volver, si se ARREPIENTE
de verdad y ANHELA restablecer contacto con Dios,
entonces ¡PUEDE HACERLO!
¿Y qué decir del individuo
que nunca se convirtió
realmente ...o bien el que
creyó estar convertido pero
sólo había tenido una
“conversión'' falsa y luego se
descarrió? Este también,
cuando desee ARREPENTIRSE de verdad y encontrar
a Cristo, ¡PODRÁ HACERLO! ¡Cuán maravillosos son
los caminos de Dios!
402
Fuente:
Iglesia de Dios Universal 1984
20

Documentos relacionados