versión para imprimir - Asamblea de Dios Autónoma de Santiago

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versión para imprimir - Asamblea de Dios Autónoma de Santiago
Milagro cerca de Pichidegua
CUATRO JÓVENES SON TESTIGOS DIRECTOS DE
LA PODEROSA MANO DE DIOS
Por Hermógenes Carril Torres
El pequeño auto rojo se desplazaba por la carretera rumbo a Santiago. Había
salido pocos minutos antes de la parcela en Pichidegua. Fue un fin de semana
diferente para sus cuatro ocupantes, ya que habían participado de un retiro de
líderes de lolos de la iglesia Asamblea de Dios Autónoma capitalina.
En un instante, el vehículo se salió de su pista de circulación y luego de dar varias
vueltas cayó a un costado del camino. Era imposible creer que aquella mañana del
lunes 15 de agosto alguien pudiera salir vivo de entre los fierros retorcidos.
En primera instancia, todos fueron derivados al hospital de Peumo donde les
tomaron radiografías y curaron sus heridas, pero uno de ellos fue llevado más
tarde al hospital de Rancagua, ya que presentaba problemas en la columna
vertebral.
Sin embargo, el poder de Dios protegió a Samuel García (25), conductor del
automóvil y sus acompañantes Joel Naranjo (25), Felipe Melo (22) y Sebastián
Gómez (18).
Estos son sus testimonios.
Samuel: Lo que pasamos con los chiquillos fue un asunto súper fuerte, pero lejos
de haberse convertido en una mala experiencia como lo fue en los primeros
momentos, para mí ha sido una experiencia del amor de Dios conmigo y del poder
de Dios, y no solamente conmigo sino que con todos los chiquillos.
Hubo una pequeña imprudencia mía, porque me pidieron un cable para escuchar
el compact disc, lo estaba pasando para adelante y me salí un poco de la pista.
Cuando me enderecé, una de las ruedas de atrás se metió a un hoyo gigantesco
que había en la calzada y del cual casi toda la gente del sector lo conocía, hasta
los mismos carabineros que después pasaron.
La rueda se reventó y empezamos a darnos vuelta. Caímos al lado izquierdo a
una especie de barranco, el que gracias al Señor, era como bien blandito, pero
nos dimos como cuatro vueltas, chocamos contra un árbol y fue bastante fuerte el
asunto.
Cuando llegaron los carabineros se dieron cuenta del hoyo y me devolvieron los
documentos. Al principio, yo quedé con un shock súper fuerte al ver mal a mis
amigos. Veía al Sebastián con sangre y fue un asunto súper impactante, porque
más encima le costaba moverse y ahí dije: Señor, esto se ve bastante feo y el auto
está súper mal, por lo que se ve esto fue un volcamiento súper agresivo, yo,
Señor, te pido, por favor, que tu gracia actúe aquí. Yo sé que Tú puedes dejar que
de repente sucedan cosas y que quizás alguno de nosotros muera, pero yo te
ruego que tu gracia, que tu misericordia actúen. Me aferré a eso, incluso con un
poco de duda.
En el hospital de Peumo yo tiritaba, pero como fueron sucediendo las cosas,
fuimos viendo la mano de Dios. Y lejos, esto se ha convertido en un testimonio en
mi vida, porque milagrosamente no tuve ninguna lesión, sólo la preocupación
mental por la responsabilidad como chofer del auto.
Yo hago clases de música en dos colegios de música y les mostraba a algunos
colegas unas fotos cómo quedó el auto, y una colega lo miraba y decía: esto es un
asunto milagroso, un asunto providencial.
En la sala de clases, mis alumnos me miraban así, con unos tremendos ojos. De
hecho me pasó un asunto súper interesante en un colegio donde tienen la
costumbre de orar. En la mañana en que reingresé a mi vida laboral, llegué y le
pedí a algún niño si quería orar, y lo que siempre sucede es que nadie se ofrece.
Y ese día una niñita se ofreció y empezó orando, se pararon todos y dijo: Señor te
doy gracias porque protegiste a nuestro profesor, porque Tú estuviste con él,
porque lo amas, y yo….¡oh!, me mató, me mató, porque era una mocosita de este
porte.
Ya pasado el shock no me queda nada más que darle gracias a Dios, porque ha
sido un milagro de Dios, porque fue súper bueno con nosotros. Así es que gracias
a los hermanos que estuvieron orando, porque se nota, porque no fue un asunto
de casualidad aquí, fue netamente la mano de Dios.
- Después de este accidente ¿hay un replanteamiento de tu vida,
especialmente como cristiano?
- Yo creo que si estoy en las manos de Dios, se demuestra que Dios me quería
acá, o sea, todavía no era el tiempo de mi partida, aunque eso es extraño decirlo
tan joven, pero yo sé que si Dios me dejó vivo y si me dejó bien, es porque me
quiere acá aún para lo que Él quiera. Y como dije antes, pude ver la mano de Dios
en todas las cosas, no solamente por haber salido ilesos de este cuento, sino
cómo nos trataron la gente, los carabineros, en el hospital, los mismos hermanos,
la preocupación, y yo sé que Dios está tratando con los demás chiquillos. Yo sé
que está tratando con el Seba, yo he conversado con él y el hecho de que él ahora
esté en cama, lo necesitaba de cierta manera, porque él estaba trabajando súper
fuerte. Él me ha dicho que todo esto le ha servido para replantearse hartas cosas
y de hecho este cuento es como para parar y decir a qué estoy dedicando,
invirtiendo mi vida, Dios me da una segunda oportunidad y quiero hacerlo lo mejor
posible.
- ¿Y las pérdidas materiales?
- El auto, pero yo decía si todas estas cosas se hubieran perdido en otras
circunstancias, por ejemplo, si mi notebook se me hubiera caído en la casa, lo
hubiese llorado un mes, pero como fueron las circunstancias, me da exactamente
lo mismo. O sea, yo le doy gracias a Dios que quedamos vivos y las demás
cosas…”filo”. El notebook era nuevo, pero igual no murió del todo, gracias a Dios,
tiene algunas partes que viven aún. “Pero filo, filo, es un pelo de la cola en todo
este cuento”.
- ¿Recuerdas los primeros momentos después del accidente?
- Yo encontré súper impresionante algunas cosas que pasaron en el mismo
momento y que a mí me ayudaron harto, porque yo quedé así como medio
“shockeado”, quedé como medio bloqueado y a mí me ayudó mucho en ese
momento la actitud que tomó Joel.
Porque a pesar de que tenía la clavícula derecha fracturada y las manos llenas de
sangre, porque se había cortado con los vidrios y se había quebrado un dedo, a
pesar de que estaba “remal” y además venía súper resfriado del retiro, salió del
auto con una disposición súper positiva, echando tallas, como que alivianó el
ambiente trágico que había.
En el mismo hospital, él estaba tirado, estaba súper mal y me decía de lejos:
Samuel, tranquilo, viste que Dios responde, Dios está con nosotros y déle tallas
con los paramédicos. A mí, que estaba ahí en estado de shock me sirvió “ene” la
paz que le dio a Joel y a los chiquillos y la gente de afuera decía que nos veía algo
extraños, se notaba “altiro” que no estábamos curados ni drogados, éramos
jóvenes distintos, pero más que todo los chiquillos se mantuvieron estoicos, así,
súper tranquilos con “caleta” de paz.
- Pero no todo fue triste, también hubo un momento de relajo….
- Pasó un asunto divertido cuando estuve frente al fiscal. Me dijo que ellos
conocían la existencia del hoyo en ese lugar. Añadió que “sabemos que es un
asunto que quizás es parte culpa tuya, pero es evidente la culpabilidad de la vía,
pero es probable y es típico en estos casos que la gente que va con el chofer se
querelle contra él. Entonces me dijo: “yo tengo entendido que son amigos tuyos, y
es probable que no tengan ningún cargo en tu contra, pero es posible que te exijan
algo, van a tener que venir a un juicio acá y ellos tienen que decir públicamente si
te dan un perdón público y se termina este cuento, o tienen algo que pedirte, una
exigencia para que esto se termine, como indemnización”. Y el fiscal era súper
estricto y ahí no sé porqué dije esta tontera, pero también fue bueno, porque
alivianó bastante el ambiente. Yo le dije: sabe qué, Joel, uno de los que estaba
mal ese día, estaba en la cama, molido y con hartas contusiones y me dijo:
“Compadre, con un completo quedamos arreglados”. Y lo más divertido es que el
fiscal estaba anotando todo y paró de escribir y se rió y dijo le vamos a enseñar a
los de la Escuela de Derecho cómo se resuelven casos, y lo puso, así con un
lenguaje súper técnico: Y todo este proceso se va a llevar a cabo, la absolución,
con un completo que le va a dar…y lo puso…y yo, ya…qué onda…
Y él me dijo que era totalmente legal, de hecho nos dijo que nosotros fuéramos a
Peumo a un restaurante y con un testigo que viese que yo les pagué a todos un
completo y el cuento se cierra.
Felipe: Es algo complicado expresar lo que uno siente después de vivir una
situación así y es porque uno no está habituado a vivir todos los días un accidente
de este tipo, y es por eso mismo que toma un sabor diferente, toma una
consistencia muy especial, y de hecho más aún cuando se sabe que la mayoría de
los que sufre este tipo de accidente no quedan bien parados, si es que quedan
parados.
El hecho de que estemos vivos es un milagro. No se lo atribuyo a la lógica, ni a la
física, se lo atribuyo directamente a la mano de Dios, a la voluntad de Dios.
Es inevitable replantearse varias cosas. Es cierto que nuestro organismo es tan
perfecto, es tan complejo, pero también somos tan frágiles, tan sensibles, y es
cierto que muchas veces tenemos la osadía de proyectarnos, y digo osadía,
porque de verdad esa mañana no esperábamos que sucediera eso, y es que no
tenemos el control del tiempo, no sabemos qué nos pasará el día de mañana al
salir de acá, pero a mí lo que me deja tranquilo es que yo sé en quién he creído y
que no es una utopía, no es una religión, es un Dios vivo, es una realidad y lo más
hermoso, es que está al alcance de cada uno de nosotros.
Este testimonio que sirva para honrar y glorificar el nombre de Dios, porque
realmente su mano estuvo ahí. Muchas gracias por las oraciones que fueron
realmente contestadas. De hecho yo tuve unas quemaduras de grado tres y hace
como cinco días que no tengo nada, pero es que nada, nada, nada y yo no
conozco cremas o pastillas que regeneren la piel tan rápidamente. Hoy día, quizás
producto del frío desperté con mucho dolor en mis costillas. Llegué acá, al templo,
y le pedí a mis hermanos que me ayudaran a orar, porque realmente me dolían
mucho para tocar batería y puedo tocar y no me duele.
- ¿Algún replanteamiento de tu vida después de esta experiencia traumática?
- Varias. Una de ellas es vivir el día a día tomando en cuenta qué es lo que quiere
Dios para mi vida y de mi vida para hoy, no para mañana. Me pasa una cuestión
súper especial en el sentido que me siento más responsable, porque pienso que si
el Señor no permitió que nos muriésemos es porque tiene un plan y me siento
responsable de poder llevar a cabo ese plan y sólo Él sabe el tiempo que nos
queda aquí en la Tierra, pero que ese tiempo sea de acuerdo a lo que Dios quiera.
Es uno de los replanteamientos también que me hago.
Joel: Estoy súper agradecido del Señor, de su protección en ese momento. Venía
tan tranquilo de haber estado allá, de haberlo pasado tan bien junto a mis amigos
y de un momento a otro, todo lo que parecía tan seguro se puso en entredicho, se
volvió tan contingente. Ahí uno se da cuenta de lo pequeño que es y uno depende
de lo que está en las manos de Dios, de su misericordia con nosotros, y cómo nos
libró, y a pesar de todo estuvo con nosotros y nos libró de algo más terrible. Nos
ha dado paz, nos dio tranquilidad en ese mismo momento y ha abierto todas las
puertas para que esto salga lo mejor.
- Pensando en eso mismo ¿crees que es un mensaje o un téngase presente,
ya que tú estás ligado a las leyes, no sólo para ti, sino también para los
jóvenes de la iglesia y para la iglesia en general?
- Sí, podría tomarse como eso, aunque no tanto por el accidente sino que dentro
de todo en una situación tan complicada, que Dios la puede permitir, y aún así es
Él quien pone los límites y Él también nos llama la atención acerca de lo que
estamos haciendo y de la confianza y como decía alguien, siempre estamos
pidiendo ver milagros y nos gustaría ver milagros y a veces Dios nos somete a
situaciones en las cuales Él muestra su poder y su misericordia.
- ¿Cómo ha estado tu recuperación?
- Quedé con una fractura en la clavícula derecha provocada por el cinturón de
seguridad y otra en un dedo de la misma mano. Durante la primera semana estuve
con cabestrillo y calmantes. Y también se fueron abriendo en forma increíble las
puertas hasta llegar a un doctor que dijo que lo mejor era operarme y así me
operaron el miércoles 24 de agosto y he estado bastante bien, aunque los
primeros días con bastante dolor, pero gracias al Señor me he ido recuperando y
ahora estoy con menos dolor. Pienso que dentro de todo lo sucedido, el que sólo
haya sufrido esto, es increíble. Cuando terminamos de dar vueltas en el accidente,
cuando salí, yo me di cuenta que sólo era la clavícula, y pensé que era el que
estaba mejor de todos de los chiquillos. Imaginé que era el que había sacado la
mejor parte. En realidad, me sorprende que esto, que es poco, y que me ha
pasado a mí, haya sido casi lo más grave que sucedió en el accidente.
- ¿Cómo ha seguido tu relación con los chiquillos?
- Obviamente no nos hemos podido ver mucho, porque yo he estado acá en la
casa en reposo, y el Seba allá, pero hemos hablado harto y hasta donde he
conversado con él está bien con ánimo. En un momento, Samuel fue el más
afectado psicológicamente, porque era el que estaba manejando, pero he
conversado con él y estamos bien, o sea, la misma amistad de siempre. Nunca ha
habido ningún rencor ni ninguna recriminación, sino que la relación ha sido igual
que siempre e incluso más estrecha por haber pasado esto.
- ¿Es verdad que le dijiste que con un completo se arreglaba todo?
- Claro. Cuando estábamos en el pabellón en el hospital de Peumo lo pusieron en
un momento en una camilla al lado mío y él se dio vuelta y me dijo: Joel, perdona,
perdona y estaba súper afectado. Y yo le dije: Pero, cabezón, no te preocupís, si
estamos bien y no es tu culpa. Y me respondió: Pero de verdad, verdad. Yo le dije
mira, estamos así. Su querís con un completo, me invitai a un completo y estamos
arreglados.
- Ahora cuando todo haya pasado ¿van a tener que ir a Peumo a comerse el
completo?
- Claro.
Sebastián: En el accidente perdí el conocimiento y me olvidé de todo como
veníamos. Todos los datos que tengo los sé por los chiquillos, que han venido a mi
casa y me han contado cómo fue la cosa. Fue en cuestión de minutos. Desperté
cuando ya había pasado todo. Me acuerdo que yo estaba tirado y estaba
volviendo en mi conciencia, y como que vi que el auto estaba dado vuelta, pero
todo así como superficial. No vi detalle, ni siquiera vi si estaba chocado o no, si los
chiquillos estaban adentro. Vi que estábamos dado vueltas y yo me vi tirado en la
tierra. Lo que pasa es que yo perdí el conocimiento cuando sentí un movimiento
brusco y de repente desperté y ya había pasado todo el asunto.
- ¿Qué recuerdas de tu traslado a Rancagua porque tenías lesiones a la
columna vertebral?
- Recuerdo que el paramédico me decía a cada rato que la habíamos sacado
bonita. Al preguntarle por qué, me dijo: Mira flaco, por la pega que nosotros
hacemos, estamos acostumbrados a ver esto y cuando llegamos al lugar del
accidente íbamos dispuestos a sacar más de dos muertos del auto. No sé como lo
hicieron me dijo, pero la sacaron bonita.
Sobre mi salud, quedé con una especie de trizadura en la segunda vértebra
lumbar, pero el golpe no alcanzó a tocar la médula, ni nada que ver con el sistema
nervioso. Por eso me dio tres semanas de reposo absoluto en la casa sin poder
levantarme. O sea, no puedo levantarme para ir al baño ni nada, sólo en la cama,
ni tampoco me puedo sentar en la cama, a lo más llegar a una inclinación de hasta
45 grados.
El médico me dijo en el hospital que si esa vértebra se hubiese quebrado hubiese
quedado parapléjico y habría tenido que usar silla de ruedas. Cuando me dijo eso,
pensé que el Señor se pasó en su cuidado conmigo.
- ¿Qué piensas después de todo esto?
- Hasta el día de hoy, no me explico cómo estamos bien y cómo yo me encuentro
tan bien. Igual lo que tengo no es nada, porque de repente veo en las noticias los
accidentes y cómo las personas quedan de súper dañadas. Por lo que me han
contado, el auto quedó para la embarrada, entonces yo digo que el Señor
realmente me salvó y esto es un milagro. Hasta el día de hoy no me explico el
cómo estemos tan bien, el que yo me encuentre tan bien ahora. De hecho no
tengo nada más aparte de eso, lo demás fueron peladuras, rasmilladuras, pero
nada más, entonces creo que realmente Dios estuvo con nosotros, no lo atribuyo a
otra cosa nada más que a un milagro de Dios. Vimos su mano, yo vi su mano ahí,
por todo lo que ha pasado, por este proceso que estoy viviendo ahora. Entonces
agradecido de Él, pero así un montón.
Ahora, con el tiempo he pensado un montón de cosas. Toda la semana que
estuve en el hospital, los médicos iban a verme en las mañanas y me preguntaban
si sentía los pies, si podía mover los dedos, si me sentía bien en todo lo que son
las piernas.
Pero sigo pensando hartas cosas todavía. De hecho el asunto de mi trabajo, mi
vida personal, pero súper contento igual, en ningún momento le he reprochado a
Dios el por qué estamos así o el por qué yo me encuentro así, sino que estoy
aprovechando al máximo este tiempo que tengo acá, igual harto descanso. De
hecho tengo licencia para rato, así es que tengo mucho tiempo por pensar y estoy
súper bien y contento. Estoy de buen ánimo y agradecido de Dios de que todas las
cosas no pasaron a mayores.

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