Lenguaje de signos y las personas sordas

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Lenguaje de signos y las personas sordas
Artículo de Antonio Porras Fernández, profesor de educación especial, licenciado en pedagogía, máster en
educación de personas con discapacidad sensorial y Tutor online en los cursos de lengua de signos de la ECLAP.
Había una vez un niño que se llamaba Kori, aunque no podía
saberlo porque nunca lo había oído. Veía mover los labios a sus
padres, a sus hermanos y a todos los que conocía, aunque no
era capaz de traducir aquellos movimientos a ningún sonido.
Pero veía que sus labios se abrían, se ponían redondos, e
inmediatamente aparecían sus dientes.
Él era, por tanto, Labios redondos, Boca estirada: Ko-ri.
Su madre le señalaba y decía:
—Labios redondos, Boca estirada.
Así lo entendía Kori.
Luego, su madre se señalaba a sí misma y decía, despacio:
—Mahfuda.
Kori leía: Labios pegados, Boca abierta, Dientes sobre labio, Labios
estirados, Boca abierta. Así se llamaba, para Kori, su madre.
Así comienza un libro infantil titulado “Palabras de Caramelo”1 que
explica las vivencias de un joven sordo en un campo de refugiados. Puede
servirnos de anticipo a este pequeño acercamiento al mundo de las
personas sordas y la lengua de signos, pero, ¿qué sabemos de todo ello?
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¿Qué es la lengua de signos?
Antes de explicar qué es y en qué consiste la lengua de signos,
debemos tener claro aquello que no es, por lo que nuestro punto de
partida sería el siguiente:
• La lengua de signos no es universal, no hay un código aceptado
y comprendido por todo el mundo, incluso dentro de un mismo
país hay diferencias regionales, por ejemplo la lengua de signos
catalana o vasca difiere de la del resto de la península.
• La lengua de signos no es icónica, es decir, los diferentes signos
que designan los términos no representan a su referente por
su forma, volumen o tamaño, tan solo algunos de ellos. Es obvio
que el signo “dormir” consiste en apoyar la palma de la mano en
la mejilla inclinando la cabeza hacia un lado, pero ¿cómo sería
el signo de “abstracto”, por ejemplo? Por lo tanto, la lengua
de signos no es mimo, de ahí que haya que aprenderla por la
dificultad que implica.
• La lengua de signos no es una lengua pobre, no es una adaptación
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breve y concisa de la
lengua oral realizada
de manera gestual,
posee lingüística y una
sintaxis propia con
cada vez más estudios
que la aclaran. En el
lenguaje de signos un
mismo término, al igual
que en castellano, tiene
sinónimos. Así mismo
podemos referirnos a
un mismo concepto con
diferentes signos que
matizan o enriquecen
de lo que estemos
hablando.
En base a todo ello, podemos afirmar por tanto que la lengua de
signos es una lengua2 visual, espacial y gestual (se realiza mediante el
movimiento en el espacio y se comprende a través de la visión), que es
natural de las personas con discapacidad auditiva. A través de ella puede
transmitirse cualquier mensaje, meramente informativo o relacionado
con sentimientos, estados de ánimo, del momento presente, pasado o
sucesos que aun no han ocurrido, de una manera concisa o extensa. Por
lo que es una lengua rica y amplia que utilizan muchas personas para
comunicarse como primera lengua y muchas otras como segunda lengua3.
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Es muy importante tener en cuenta que la lengua de signos no consiste
simplemente en movimientos de las manos, sino que va acompañada
de expresión corporal y facial. Al igual que la lengua castellana de
forma escrita podemos dividirla en monemas, fonemas, sílabas,
lexemas..., la lengua de signos podemos dividirla en configuración de
la mano al realizar el signo, lugar donde se realiza, movimiento que
conlleva, orientación de la palma de la mano, distancia que toma el
signo del propio cuerpo, si la mano toca o no otra parte del cuerpo
y la expresión facial que la acompaña4 . Esto no quiere decir que
la lengua de signos solo puedan realizarla aquellas personas que
son muy expresivas; la expresión unida a la lengua de signos es un
componente lingüístico y por lo tanto puede aprenderse.
¿Qué son las barreras de comunicación?
Está claro que la mayor parte de las personas con discapacidad auditiva
se comunican en lengua de signos, pero tan solo una pequeña parte de
la sociedad oyente la conoce, por lo que es necesario reflexionar sobre
todas las dificultades que surgen en el intento de comunicación entre
una persona sorda y una oyente que no comparten el mismo código.
Pensemos por un momento que estamos de vacaciones en una pequeña
ciudad de Asia y perdemos el pasarte, al dirigirnos a la policía no podemos
expresar lo que nos ha ocurrido ni entender lo que quieren decirnos,
nos hacen unas indicaciones que no entendemos señalando otro lugar
pero no sabemos si tenemos que ir allí o no, hablan entre ellos pero
no sabemos qué dicen mientras nos señalan, de manera desesperada
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intentan escribir en un papel que nos señalan una y otra vez pero son aprenderlo conscientemente, es decir, en un proceso de enseñanza
símbolos que no entendemos bien y lo único que podemos hacer es formal que no puede ser realizado a esa edad. La lectoescritura es lo que
negar con la cabeza...
Esta situación puede extrapolarse sencillamente a la sensación que
puede provocar la incomunicación a una persona con discapacidad
auditiva cuando quiere realizar cualquier trámite o gestión complejo. A
estas dificultades se les llama barreras de comunicación.
Llegados a este punto, muchos de vosotros pensareis ¿Si tengo que
decirle algo a una persona con discapacidad auditiva podrá leerme los
labios? o bien ¿puedo escribirlo en un papel y ofrecérselo para que lo
lea?
Con respecto a esta última idea es importante tener en cuenta que un
alto porcentaje de las personas adultas sordas presentan analfabetismo
funcional. No pueden enfrentarse a un texto escrito como puede ser
un artículo de periódico o una página web. La explicación es fácil, el
proceso de educación formal por el que han pasado muchas de ellas
difería bastante de los conceptos sobre aprendizaje que tenemos hoy.
El castellano, como cualquier otro idioma en calidad de primera lengua,
se adquiere de manera espontánea, no somos conscientes que vamos
aprendiendo castellano cuando vamos creciendo tan solo con oír y
etiquetar cosas de nuestro entorno. Crecer en un entorno comunicativo
no es suficiente para poder comunicarnos con complejidad lingüística a
los cuatro años de edad. Si el sentido de la audición falla a esa edad no es
posible adquirir el castellano de manera inconsciente, por lo que debemos
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convierte la lengua en idioma, al poder escribirse y leerse, por lo que si
no hemos adquirido el castellano no vamos a poder defendernos bien
en él de manera escrita, ¿acaso podríamos aprender nosotros inglés si
nunca lo hubiésemos oído?5
de estos intérpretes a realizar gestiones en la Administración Pública,
por lo que de manera muy breve sería bueno reflexionar sobre cómo
debemos actuar frente a ellos, como “utilizar” ese recurso. Lo más
importante es tener en cuenta que es la persona con discapacidad
auditiva la que realiza la gestión, por lo que es ella a quien debemos
La lectura labial6 encierra en su nombre la confusión que nos provoca, dirigirnos, mirándola a la cara y esperando a que el intérprete traduzca
ya que no “leemos” los labios, sino que “reconocemos” en ellos lo que queremos decirle.
palabras, y tan solo algunas. Probemos a intentar leer los labios de
alguien que nos habla en inglés si no lo estamos oyendo… Por tanto De manera breve se ha intentado explicar en el texto las dificultades
las personas con discapacidad auditiva pueden reconocer a través de de las personas con discapacidad auditiva que utilizan la lengua de
los movimientos labiofaciales determinadas palabras que les son muy signos para comunicarse en lengua oral, en qué consiste esta forma de
familiares, pero no comunicarse mediante esta forma, y aun así, en comunicación y cómo solventar las barreras de comunicación con un
el mejor de los casos, que el interlocutor pronunciara correctamente intérprete de lengua de signos, aunque sin lugar a dudas la mejor forma
y despacio, a una distancia adecuada, con buena iluminación, con sería aprendiendo un poco de esta lengua7, haciendo la sociedad más
la tranquilidad suficiente…, podría llegarse a reconocer el 20% de la accesible y rompiendo nosotros mismos, con nuestras propias manos,
información, a todas luces insuficiente para transmitir un mensaje, por nunca mejor dicho, el muro de la incomunicación, ¡a ello os animo!
lo que este “reconocimiento labiofacial” no es adecuado ni útil para
transmitir información.
Los intérpretes de lengua de signos.
2
En muchas ocasiones habremos visto a interpretes de lengua de signos,
puentes de comunicación entre la persona con discapacidad auditiva
y su interlocutor, que de manera simultánea cambia el mensaje de
lengua oral a lengua de signos y viceversa para que la información pueda
ser comprendida y pueda producirse el acto de comunicación en sí.
Habitualmente las personas sordas signantes deben acudir acompañados
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Del libro “Palabras de caramelo” de Gonzalo Moure, publicado en la colección sopa de libros de Anaya.
La lengua de signos es una lengua y cumple los requisitos establecidos por lingüistas como G. Yule,
arbitrariedad, transmisión cultural, carácter discreto...
3
Se entiende por primera lengua la lengua materna, la que se “adquiere” de manera natural, mientras
que la segunda lengua es “aprendida” de manera voluntaria (en casos de no bilingüismo).
4
Llamados “Parámetros formativos de la Lengua de Signos” en publicaciones como “Lingüística de la
Lengua de Signos” publicado por Fesord y la Universidad de Alicante.
5
Puede encontrarse más información al respecto en publicaciones como “Lectoescritura y educación
de las personas sordas” de Ana Belén Domínguez.
6
Podemos considerar como manual el libro “Lectura Labial” de Santiago Torres.
7
Reconocida lengua oficial de España en la Ley 27 del 2007 sobre “Las personas sordas y las –lenguas
de Signos”.
1
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