Descargar - Repositorio Digital La Semyr
Transcripción
Descargar - Repositorio Digital La Semyr
MODELOS INTELECTUALES, NUEVOS TEXTOS Y NUEVOS LECTORES EN EL SIGLO XV CONTEXTOS LITERARIOS, CORTESANOS Y ADMINISTRATIVOS PRIMERA ENTREGA SAL AMAN CA 2012 CONTEXTOS PUBLICACIONES DEL SEMYR documenta 4 Director Pedro M. Cátedra Coordinadora de colección Eva Belén Carro Carbajal CONSEJO CIENTÍFICO DE LAS PUBLICACIONES DEL SEMYR Vicente Beltrán Pepió (Università degli Studi di Roma, La Sapienza) Mercedes Blanco (Université Paris-Sorbonne) Fernando Bouza (Universidad Complutense) Juan Carlos Conde (Magdalen College, University of Oxford) Inés Fernández-Ordóñez (UAM & Real Academia Española) Juan Gil (Real Academia Española) Antonio Gargano (Università degli Studi di Napoli Federico II) Fernando Gómez Redondo (Universidad de Alcalá) Víctor Infantes (Universidad Complutense) María Luisa López-Vidriero Abelló (IHLL & Real Biblioteca) José Antonio Pascual Rodríguez (Real Academia Española) Jesús Rodríguez-Velasco (Columbia University) Christoph Strosetzki (Westfälische Wilhelms-Universität, Münster) Bernhard Teuber (Ludwig-Maximiliam-Universität, Munich) Forman también parte de oficio del Consejo Científico las personas que, en corriente mandato, integren el consejo directivo del Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas (Juan Miguel Valero Moreno, Francisco Bautista Pérez, Bertha Gutiérrez Rodilla, Elena Llamas Pombo), así como también quienes ostenten o hayan ostentado la presidencia de la Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas: Alberto Montaner Frutos (Universidad de Zaragoza) Fernando Baños Vallejo (Universidad de Oviedo) María José Vega Ramos (Universidad Autónoma de Barcelona) MODELOS INTELECTUALES, NUEVOS TEXTOS Y NUEVOS LECTORES EN EL SIGLO XV CONTEXTOS LITERaRIOS, CORTESaNOS Y aDMINISTRaTIVOS PRIMERa ENTREGa presentación & dirección de Pedro M. Cátedra estudios de Francisco Bautista, Juan Carlos Conde, Ottavio Di Camillo, Jimena Gamba Corradine, Folke Gernert, Arturo Jiménez Moreno, Georgina Olivetto & Antonio Tursi, Juan Miguel Valero, SaLaMaNCa Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas MMXII este libro es resultado del proyecto de investigación Modelos intelectuales, nuevos textos y nuevos lectores en el siglo XV (FFI2008-01563/FILO), concluido en la Universidad de Salamanca, dentro del plan I+D+I de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Economía y Competividad de España © los autores & SEMYR ISBN: 978-84-937765-8-9 D.L.: S. 812-2012 Maquetación: Jáser Proyectos Editoriales Impresión: Nueva Graficesa, S.L. (Salamanca) Para Don Fernando Gómez Redondo, generoso y sabio historiador TabLa DE MaTERIaS Presentación: el proyecto Modelos intelectuales, nuevos textos y nuevos lectores en el siglo XV .................. I II III IV V Álvar García de Santa María y la escritura de la historia .................................................. § Un prólogo inédito en borrador [29-33]. § El discurso interrumpido [33-36]. § Historia e historiadores [36-48]. § El oficio y el cronista [4859]. § Final [59]. Las siete edades del mundo de Pablo de Santa María y su significación ideológica .............. 11-25 27-59 61-95 La Propositio facta coram domino Rege romanorum de alonso de Cartagena y la República de Platón ........................................................ 97-133 Las artes liberales de alonso de Cartagena: Los manuscritos salmantinos y el tipo α ...... 135-213 Entre personalismo e identidad nacional: De vita beata de Juan de Lucena ........................ 215-241 § Notable del texto: edición de la «Propositio». § La tradición latina [139-148]. § La tradición romance [148-154]. § La traducción de alonso de Cartagena (c. 1434) [154-175]. § Conclusión [175-176] § Notable del texto. «De las artes liberales» [177-213]. 9 10 VI TABLA Modelos de transmisión textual en perspectiva comparatista: Lectores y lecturas de poesía cortesana entre Italia y España en el siglo XV .................................................... 245-268 Quando amor fizo sus cortes. Judicialización del amor: demandas, juicios y sentencias en la poesía del siglo XV ...................................... 269-294 VIII El Diálogo de santa Catalina de Siena en bibliotecas nobiliarias castellanas del siglo XV ...... 295-310 bibliografía citada ................................................ 311-350 Colofón .............................................................. 365 VII § La encuadernación del ms. PdS 116 [247-248]. § autores y textos en el ms. PdS 116 [248-259]. § Las obras de Panfilo Sasso en el ms. PdS 116 [259-266]. § «Cortes de amor» ‘históricas’ [274-286]. § Corte, cortes, juicios y sentencias de amor en la lírica castellana del siglo XV [286-292]. § algunas conclusiones [292-294]. § Un cenáculo religioso en Plasencia hacia 147080 [299-302]. § El «Diálogo» en la biblioteca de los Condes de Plasencia [302-310]. § Conclusión [310]. Índice onomástico .............................................. 351-364 PRESENTaCIóN: EL PROyECTO MODELOS INTELECTUaLES, NUEVOS TEXTOS Y NUEVOS LECTORES EN EL SIGLO XV E PEDRO M. CÁTEDRa L PROyECTO DE INVESTIGaCIóN, EN EL curso del cual se realizaron los trabajos contenidos en esta primera entrega y en la que seguirá del que suscribe, tenía numerosos objetivos que se han ido cumpliendo y dando lugar a publicaciones independientes de los miembros del equipo, formado por integrantes del Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas de la Universidad de Salamanca (Francisco bautista Pérez, Jimena Gamba Corradine, Folke Gernert, arturo Jiménez Moreno, Georgina Olivetto, Jesús Rodríguez Velasco, Juan Miguel Valero Moreno, Mª. E. Díaz Tena y yo mismo) y de otras instituciones académicas (Ottavio Di Camillo, Juan Carlos Conde López, F. J. Durán barceló y Michel Garcia). Una lista completa de las publicaciones se puede ver al final de este prefacio, y citadas a lo largo del presente tomo. algunas de ellas vieron la luz en colecciones del extinto Instituto biblioteca Hispánica del CiLengua, domicilio del proyecto salmantino durante la primera parte de su desarrollo. Uno de sus objetivos definía bien el espíritu de la investigación en general, y trascendía lo puramente literario y filológico, pues se proponía una atención especial a los usos de la literatura en la Edad Media, e incluso a los usos no 11 12 PEDRO M. CÁTEDRA literarios de la literatura. aunque detallaré con más pausa esto en la introducción de la segunda entrega de esta obra, que dedicaré por completo a lo que he dado en llamar literatura funcionarial, no quisiera dejar de resaltar que cada uno de los estudios que en el presente volumen se contienen, así como también algunos de los relacionados al final de esta presentación, contribuyen a este objetivo primordial. Desde esa perspectiva se pretendió diseñar un panorama de algunos cambios intelectuales y atender a la emergencia de nuevos géneros y nuevos autores a lo largo del siglo XV. Por utilizar con licencia y en sentido muy amplio la terminología de Stock (1990), varias son las comunidades textuales o de interpretación, que nos permiten visualizar cambios e innovaciones intelectuales y literarias en la España del siglo XV. De un lado, y cada vez más, la cultura universitaria se compadece con una cortesana y, más generalmente, romancista, emergente con marca propia desde finales del siglo XV, en coincidencia con el afloramiento de un nuevo público lector, según ha estudiado, por ejemplo, Lawrance (1985 & 2012). La caracterización de esta peculiar situación es fundamental para escribir una nueva historia de la cultura literaria española del siglo XV, y obliga a la superación de términos restrictivos como ‘humanismo’ o ‘renacimiento’ que, aunque plenamente vigentes como términos susceptibles de la discusión teórica (Rico 2002), suelen ser evanescentes y restringen en exceso campos de estudio y excluyen textos que, sin embargo, configuran la actividad literaria e intelectual más innovadora, o, por mejor decir, más útil por lo que a su finalidad se refiere, y, siempre, sustancial desde el punto de vista social y cultural. La revisión por parte de aportaciones generales recientes, como los volúmenes de la Historia de la prosa medieval castellana de Gómez Redondo, nos obliga a profundizar en la revisión de la cultura española del siglo XV. Cultura universitaria y cortesana, por ejemplo, se alimentan y contribuyen a configurar, si no una nueva, sí espacios intelectuales más ricos en cada uno de sus ámbitos. En la corte castellana, así, entretienen a sus diletantes algunos de los asuntos en los que se ocupan los universitarios –bien es PRESENTACIÓN 13 verdad que, a veces, fuera del currículum académico–, y no es extraña la transferencia de estos a aquellos por medio de la traducción e, incluso, la autotraducción al romance –por ejemplo de algunas obras del Tostado, entre otros (Parrilla 1998)–, fenómeno estudiado por Cátedra 1989b & 1991, y, en el curso del presente proyecto, por Valero 2012. Una de las fuentes de enriquecimiento, ya que hablamos de transferencia lingüística, fueron los traspasos literarios y lingüísticos ‘intrapeninsulares’ y ‘extrapeninsulares’. Tanta o más importancia para el desarrollo de la cultura romancista que los contactos entre Italia y España tienen los que se dan entre las coronas catalano-aragonesa y castellana –y no solo durante el reinado de los Trastámara en ambas coronas–, hasta el punto que se puede hablar de una base transfronteriza en la eclosión de la nueva prosa artística del siglo XV, teste el bilingüe Enrique de Villena. Recuperan también espacio en la misma literatura romancista las órdenes religiosas, fundamentalmente las mendicantes, que, como ocurre en otros ámbitos europeos, materializan una pastoral ya no oral, sino escrita, destinada a los laicos, al servicio de la cual se pone un río de traducciones de textos devotos e incluso se desarrollan por primera vez en la literatura española algunos géneros en lengua romance. En este terreno, no tiene menor importancia la emergencia del público lector femenino, que, desde la aristocracia o desde la burguesía, contribuye a generar un tiop de libro para mujeres, que, en ocasiones, presenta características propias según su destino. Es el caso de la obras de Juan López de Salamanca dedicadas a la Condesa de Plasencia, la edición de la más importante de las cuales se ha publicado en el seno de este proyecto (Jiménez 2009). Por medio de la instrumentalización de la literatura con fines políticos o administrativos también acabará granando en la segunda mitad del siglo una línea literaria funcionarial en prosa, y una poesía que, sin dar de lado a las tradiciones más acendradas de la lírica cortesana, buscará un nuevo diseño, filosófico incluso, más ambicioso intelectualmente, así como también nuevos temas. 14 PEDRO M. CÁTEDRA Paralelamente, la lengua vulgar será instrumento para la mayoría de los géneros intelectuales y se fortalece en los que generalmente se venía usando desde el siglo XIII. En el historiográfico, al que se ha dedicado mucha atención en el curso del proyecto, no solo cumplirá con el trámite de una función tradicional, sino que se armará a lo largo del siglo XV con un pensamiento teórico y unas funciones, verbigracia la propagandística, que cobrarán su máximo nivel y sofisticación desde los años setenta del siglo XV, con la llegada al trono de los Reyes Católicos. Por atender a los espacios de la corte, en paralelo con las tradiciones y, en ocasiones, convencionalismos de la cultura universitaria, del studium, existe un espacio de racionalidad que se pretende autónomo, la cultura cortesana. ambos modelos culturales, que comparten un fondo textual sustancioso, conviven en un delicado equilibrio, que incluso se viene a completar con otras transferencias, como la de los ámbitos teológicos o litúrgicos (Gernert 2010). La transferencia de saberes entre ambos campos no esconde, sin embargo, una fuerte competencia por el control de los textos y, sobre todo, de la orientación de su significado. La más brillante solución a esta difícil síntesis fue la invención del humanismo, que permitió la integración de dos grandes comunidades de saber (y de poder), el studium y la curia. Los humanistas cultivaron unos saberes característicos, entre los que destaca la recuperación de la tradición filológica antigua, una nueva aproximación a la gramática, la retórica, la poesía, como disciplina de estudio, y la historia. Di Camillo (1976) fue pionero en destacar la relevancia y los problemas de la aplicación de este concepto a las letras castellanas. Casi cuarenta años después, una categoría historiográfica como la de humanismo nos impide descifrar y describir con eficacia nuestra propia historia literaria y cultural. La realidad social y política de la Península Ibérica, sus sistemas de poder y su organización intelectual no son equiparables –realidad versus deseo, también– a la situación italiana durante el mismo período o el inmediato anterior. El llamado humanismo castellano no constituye una realidad gobernable; se resiste a una delimitación clara. PRESENTACIÓN 15 No se trata de una dificultad exclusiva, sino que afecta a la comprensión global de la reconfiguración de la cultura literaria en Occidente desde mediados del siglo XIV hasta la consolidación definitiva del ingenio de la imprenta en el primer cuarto del siglo XVI. En ese período, que va del asentamiento de los estados a la consolidación de la monarquía, los reinos y su administración en gran parte de Europa, aparece un nuevo grupo de intelectuales y, en consonancia, un nuevo público de lectores, que demanda nuevos usos del patrimonio cultural, usos adaptados a las nuevas funciones que cada grupo o comunidad de interpretación o textual representa en el orden social característico del otoño de la Edad Media. Resultado de una sociedad en continua mutación, enfrentada a una crisis general del conocimiento y sus tradiciones, las nuevas formaciones culturales se caracterizan por la revisión de las grandes síntesis de certezas que caracterizaron el entorno de las universidades –¿y de algunas cortes?– en el siglo XIII. El nuevo sincretismo cultural no muere en una mera acumulación de saberes de carácter enciclopédico, sino que genera una serie de movimientos que resultarán en una redefinición de la cultura literaria europea. Por lo tanto, en el curso del proyecto se ha prestado atención a algunas de las figuras y a algunos de los géneros más representativos de cada uno de los ámbitos o comunidades españolas antes señaladas. así, por ejemplo, el citado Enrique de Villena, que es el prototipo, para bien y para mal, de un nuevo tipo de intelectual europeo. Heterodoxo y difícil de encuadrar en una tradición determinada, Villena es un noble diletante no radicado en el ámbito universitario, pero buen conocedor, sin embargo, de sus valores y culturas. aunque más curial que universitario, tampoco se le puede ubicar por completo en el contexto más típico de la burocracia regia y su aparato administrativo, aunque estuviera al tanto perfectamente –de ella depende en buena medida su formación– de la literatura funcionarial y de los proyectos que promocionaron el auge de la cultura vernácula en tiempos de Pedro IV el Ceremonioso, con el que compartía sangre. Hombre de cultura rara no tanto por sí mismo cuanto por sus ocurrencias y adaptaciones, la figura de Villena sirve 16 PEDRO M. CÁTEDRA como pocas, por su postura excéntrica y al mismo tiempo tan peculiar, para caracterizar la auténtica cultura de la época, muy diferente de las variantes del humanismo, ilustradas o definidas para España demasiado complacientemente por la historiografía. El excelente conocimiento que de la cultura cortesana y burocrática catalano-aragonesa y castellana tuvo, así como de una cierta italiana a las puertas aún de los studia humanitatis –la de la historia o de la exégesis mitológica prehumanística en lengua vulgar, por ejemplo– y, en particular, aunque no solo, de la actual Francia del sur, hacen de su obra un excelente observatorio del intelectual extravagante, en su sentido etimológico, y de esa cultura transfronteriza ibérica. Los textos de Enrique de Villena constituyen el mejor repertorio para la valoración de las propias relaciones transfronterizas dentro del ámbito propio de la cultura literaria, así en su fuerte dependencia de la literatura funcionarial, el proyecto de exégesis mitológica y ensayo de reflexión política en su primer libro conocido, los Doze trabajos de Hércules (Cátedra & Cherchi 2007), las glosas y traducción de la Eneida (Miguel Prendes 1998) o la traducción de la Commedia (Pascual 1974), entre otros tratados en los que se incorporan conocimientos procedentes del mundo científico (Tratado de la lepra), la exégesis político-religiosa (Exposición del salmo Quoniam videbo [Cátedra 1986]) o la que podríamos llamar propuesta de educación y ‘civilización’ cortesana incluida en el arte cisoria. Cada una de estas obras tiene un alto componente programático, y en ellas cada uno de los géneros a los que pertenecen se reorientan para una función política. En el curso del proyecto, me ha tocado preparar la edición crítica y sinóptica de las dos versiones originales de su primera obra, escrita primero en catalán e inmediatamente traducida al castellano por él mismo, abroquelada con un estudio en el que se define lo sustancial de este libro y de la proyección de Villena como literato e intelectual en el reino de Castilla desde el de aragón. atendiendo a espacios más convencionales, menos ‘extravagantes’, de innovación, representativos de una cultura al tiempo universitaria, con despuntes escolásticos, pero también claramente renovadora y al servicio de la cultura PRESENTACIÓN 17 cortesana laica, la obra de alonso de Cartagena es la cara, o la cruz, de la cruz, o la cara, de la de Enrique de Villena. Si este promovió un saber abierto, vertebrado por la curiosidad intelectual y con el propósito de que el conocimiento afectara a la realidad para la que era concebido, Cartagena prefería una relativa clausura del saber, adaptada a los tiempos, eso sí, en la que se insiste en el control del texto y una relación ‘garantista’ del estamento eclesiástico con respecto a la definición de su significado. La creación, en Villena o Cartagena, no es posible entenderla sin el estudio de su labor de recuperación de la tradición clásica y la historia de su transmisión, un rescate en ocasiones sin precedentes –piénsese en la novedad radical del romanceamiento glosado de la Eneida por parte de Villena– que es muy idiosincrático y refleja bien las actitudes de convergencia con la cultura europea y, al mismo tiempo, de una clara refracción. además de la traducción, la glosa y el comentario, que no pocas veces supera en extensión e importancia a la traducción u obra de creación, son el mejor cauce de verificación de la búsqueda y definición de significado de esta cultura de los márgenes, cómo se lee a los clásicos (a sí mismos o a los contemporáneos) y cómo los refuncionaliza (Rodríguez-Velasco 2010a). Para ello Villena y Cartagena dieron importancia a la transferencia a la composición vernácula de los tratados de retórica latina más difundidos, la Rhetorica ad Herennium, traducción hoy perdida, y De inventione de Cicerón, de la que se ocupó Cartagena en atención a ese público nuevo que demandaba su intervención constante y que aparece representado en prólogos y dedicatorias que deben ser leídos con tanta o mayor atención que los textos que les siguen. Si Juan II de Castilla puede ser considerado, como promotor, el centro de la cultura, los lectores de Villena y Cartagena se encontraban en muy diferentes estratos de la nobleza peninsular, desde el más auxiliar al noble de mando, como Íñigo López de Mendoza, en el cual y en su biblioteca convergen los textos de uno y otro. Se necesita, sin embargo, una teoría y una historia de la glosa –literaria, jurídica, religiosa, etc.–, pero también de la micronarración jurídica fundamental, como organismos independientes que 18 PEDRO M. CÁTEDRA caracterizan, sin duda, no solo el acceso a la literatura clásica, sino, probablemente, también un modo de leer y concebir el trabajo intelectual, a lo que ha dedicado fundamentales estudios uno de los participantes en el proyecto, alguno de ellos publicado en otra colección del SEMyR (verbigracia, Rodríguez-Velasco 2011). Las banderías de la época fueron, además de políticas, intelectuales. Pero López de ayala y Fernán Pérez de Guzmán pertenecen a ese modelo de cultura vigilante que propone Cartagena y cuyo modelo es la filosofía moral y su vertebración sobre una nueva propuesta educativa, curricular, de los saberes, como por ejemplo la desarrollada en la traducción y glosas de la epístola de Séneca o la que está en la base de la Propositio de Cartagena, obras ambas estudiadas en el presente volumen por Valero y Olivetto & Tursi, respectivamente; o en el interés por la Tabulatio et expositio Senecæ de Luca Manelli que Cartagena traduce en el Título de la amistança, y que sirve al modelo de convivencia que le interesa a Cartagena, cuya sabia edición está en los alfoces del proyecto (Olivetto 2011). Se trata de un conjunto de saberes y textos profundamente entramados cuyo conocimiento exhaustivo ayuda a una redefinición de la cultura literaria peninsular del siglo XV. El desarrollo y la atención al discurso histórico constituye uno de los rasgos más sobresalientes del humanismo romance y de la cultura peninsular en el final de la Edad Media. Fuente de modelos éticos y políticos y materia de reflexión en ambos dominios, la historiografía se convierte en lectura básica para la sociedad de la época, desplazando ostensiblemente en el ámbito de la corte a otras formas literarias como la ficción narrativa (Tate 1970; bautista 2007 & 2009). Fruto de esta profunda ampliación del público lector y fruto también de su relevancia cultural como modelo discursivo e instrumento de legitimaciones, la escritura de la historia experimenta en esta época una gran diversificación en cuanto a géneros, registros y plasmaciones materiales. La crónica regia, que había sido la forma predominante en el siglo XIV (Tate 1970; Garcia 1982), se desarrolla con peculiares soluciones. Nace ahora o adquiere pleno desarrollo el PRESENTACIÓN 19 cultivo de los sumarios, la biografía (Crónica de Álvaro de Luna), el retrato (Pérez de Guzmán o Pulgar), las cartas de relación como género funcionarial, la historia novelada (Crónica sarracina), los libros de linajes y genealógicos (Cátedra 2003, Dacosta et al. 2014) o la historiografía en verso (Deyermond 1986, Cátedra 1989, Conde 1995). al mismo tiempo, en el marco de una intensa difusión manuscrita, surge una rica variedad de soportes materiales en donde las misceláneas históricas adquiere un protagonismo desconocido anteriormente: se recogen en ellas fragmentos cronísticos, documentos, cartas de relación, en lo que puede interpretarse sin duda como el propio taller de la historia (Fernández Ordóñez 2009, & bautista en el presente volumen), y en lo que es también un intento de dotar al material histórico de su plena potencialidad, en un contexto de tensiones y de intentos por fijar una imagen concreta del pasado o del propio presente (Garcia 1999). Muchos de estos géneros y procedimientos se convertirán en auténticos referentes para la escritura de la historia y adquirirán una vitalidad que se manifiesta, por ejemplo, en la impresión de la Crónica de Juan II en 1517 o en la redacción de historias en verso, como la dedicada a la conquista de Orán en 1511. Estos dos textos, precisamente, han sido objeto de edición crítica y atención en el curso del proyecto (Garcia & bautista, en preparación; Cátedra, bautista & Valero 2009), como modelos de la tradición y la variación de la crónica regia y de la vitalidad de la historia en verso, respectivamente. La relevancia, la centralidad de esta cultura histórica y su pervivencia a comienzos del siglo XVI hacen que su estudio, y su conocimiento a través de la edición de los textos más representativos o menos transitados, resulte esencial para caracterizar los cambios intelectuales en los reinos de España durante el siglo XV, la transición a la época moderna y los mecanismos de creación de un pasado común y de una identidad colectiva de profundo calado. El detalle de todo esto se apreciará mejor en cada una de las monografías publicadas desde el primer año del desarrollo del proyecto, que me permito, como conclusión, enumerar aquí. No quiero cerrar este prefacio sin recordar 20 PEDRO M. CÁTEDRA que este proyecto ha servido como punto de partida de otros, al frente de los cuales están algunos de los miembros del equipo, como Juan M. Valero o Francisco bautista, que están profundizando en algunos de los objetivos, como la presencia de Petrarca y de la tradición clásica en España, la edición y estudio de la obra de Cartagena, o sobre la historiografía del siglo XV. 2009 Francisco bautista Pérez, «El motivo de los ‘Nueve de la fama’ en el Victorial y el poema de Los votos del pavón», atalaya, 11 (2009). ——, «Genealogía y leyenda: el surgimiento de los reinos de Castilla y aragón», e-Spania, 7 (2009). ——, «Sancho II y Rodrigo Campeador en la Chronica Naierensis», e-Spania, 7 (2009). ——, «breve historiografía: listas regias y anales en la Península Ibérica (siglos VII-XII)», Talia Dixit, 4 (2009), págs. 113190. Pedro M. Cátedra, «La literatura funcionarial en tiempos de los Reyes Católicos», en antonio Chas aguión & Cleofé Tato García, eds., «Siempre soy quien ser solía». Estudios de literatura española medieval en homenaje a Carmen Parrilla, La Coruña: Servizo de Publicacións da Universidade de a Coruña, 2009, págs. 57-82. ——, «Oratoria política y modelo de propaganda. La Oración de Juan Díaz de alcocer en la proclamación de Isabel la Católica (1474)» atalaya, 11 (2009). Cátedra, Pedro M., Francisco bautista & Juan M. Valero, eds., Istorias de la divinal victoria de Orán por Martín de Herrera, San Millán de la Cogolla & Salamanca: CiLengua, Instituto biblioteca Hispánica, 2009. 2 vols. de 108 + 420 págs. Juan Carlos Conde, «De las fuentes y los modelos del Siervo libre de amor: algunas conexiones con la literatura medieval francesa de índole penitencial y confesional», atalaya, 11 (2009), número monográfico Hétérogénéité et transferts. Ottavio Di Camillo, Medievalia & Humanistica. Estudios sobre literatura española, Salamanca: Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas, 2009. PRESENTACIÓN 21 arturo Jiménez, ed., Libro de la historias de nuestra Señora de Juan López de Salamanca, San Millán de la Cogolla & Salamanca: CiLengua, Instituto biblioteca Hispánica, 2009. Juan Miguel Valero Moreno, «Juan Varela-Portas de Orduña, Dante alighieri», atalaya. Revue d’Études Médiévales Romanes, 11 (2009), págs. 1-17. ——, «Rex conditor: hacia una poética del espacio urbano, 1», Espaces et mondes au moyen âge. actes du Colloque International tenu à Bucarest (17-18 octobre 2008), eds. M. Cioba, C. Girbea, I. Gogeanu & M. Voicu, bucarest: Editura Universitatii din bucuresti, 2009, págs. 439-455. ——, «Un nuevo manuscrito autógrafo de Gonzalo Fernández de Oviedo», Bulletin of Hispanic Studies, 86.3 (2009), págs. 361-378. 2010 Francisco bautista Pérez, «Memoria y modelo: una lectura de la Historia Roderici», Journal of Medieval Iberian Studies, 2 (2010), págs. 1-30. ——, «Comunicación política y elocuencia sagrada en la España medieval», Revista de Poética Medieval, 24 (2010), págs. 1747. ——, «Original, versiones e influencia del Liber regum: estudio textual y propuesta de stemma», e-Spania, 9 (2010). ——, «alfonso X of Castile and León», «Crónica de 1404», «Crónica carolingia», «Crónica de Castilla», y «Crónica de Rasis», en Encyclopedia of the Medieval Chronicle, ed. de Graeme Dunphy, Leiden & boston: brill, 2010, págs. 30, 285, 316, y 402-403. ——, «‘Comed conde’: las transformaciones de un ritual del Cantar de Mio Cid a Diego de Valera», en Être à table au Moyen Âge, ed. de Nelly Labère, Madrid: Casa de Velázquez, 2010, págs. 65-75. Juan Carlos Conde, Ramón Menéndez Pidal after Forty Years: a Reassessment, Oxford & Londres: Medieval Hispanic Research Seminar & Magdalen Iberian Medieval Studies Seminar, 2010. ——, dir., Ottavio Di Camillo’s «El humanismo castellano del siglo XV» thirty-five years after. Special issue of La Corónica, edited by Juan-Carlos Conde. La Corónica, 39.1(2010). 22 PEDRO M. CÁTEDRA ——, «Sobre la identidad del copista del manuscrito del Livro da montaria de João I», en «De ninguna cosa es alegre posesión sin compañía». Estudios celestinescos y medievales en honor del profesor Joseph Thomas Snow, ed. de Devid Paolini, Nueva york: The Hispanic Seminary of Medieval Studies, 2010, II, págs. 97-114. ——, «De cantares un librete»: de nuevo sobre el Libro de buen amor como cancionero», en Estudios sobre la Edad Media,el Renacimiento y la temprana modernidad, ed. de Francisco bautista Pérez & Jimena Gamba Corradine, San Millán de la Cogolla: CiLengua, Instituto biblioteca Hispánica, 2010, págs. 99116. Ottavio Di Camillo, «Fifteenth-Century Spanish Humanism: Thirty years Later», La Corónica, 39.1 (2010), págs. 19-66. Folke Gernert, Parodia y contrafacta en la literatura románica medieval y renacentista. Historia, teoría, textos, San Millán de la Cogolla & Salamanca: CiLengua, Instituto biblioteca Hispánica, 2009-2010. Esta obra obtuvo el «International book award La Corónica» correspondiente a 2011. Georgina Olivetto, «Juan de Mena ¿lector de Séneca?», en Francisco bautista Pérez & Jimena Gamba Corradine, Estudios sobre la Edad Media, el Renacimiento y la temprana Modernidad, San Millán de la Cogolla & Salamanca: CiLengua & SEMyR, 2010, págs. 321-329. ——, «alonso de Cartagena y el Humanismo», en Studia Hispanica Medievalia VIII. Volumen II, actas de las IX Jornadas Internacionales de Literatura Española Medieval, Letras, 61-62 (2010), págs. 231-244. Jesús Rodríguez-Velasco, Order and Chivalry. Knighthood and Citizenship in Late Medieval Castile, Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2010. ——, «La producción del margen», La Corónica 39.1 (2010), págs. 249-72. Juan Miguel Valero Moreno, «Decameron hispano: del manuscrito a la imprenta», Hápax. Revista de la Sociedad de Estudios de Lengua y Literatura, 3 (2010), págs. 97-115. ——, «El prólogo de amadís (1508) y las estorias de Troya. Transferencias», Troianoalexandrina, 10 (2010), págs. 9-33. ——, «Guittone d’arezzo, un modelo poético en contraste», Revista de Poética Medieval, 24 (2010), págs. 274-289. (Reseña de Guittone d’arezzo, Sonets d’amor, edición, introducción, PRESENTACIÓN 23 traducción catalana y notas de Eduard Vilella, Santa Coloma de Queralt: Obrador Edèndum & Universitat Rovira i Virgili, 2008). ——, «Herrera en contexto: a propósito de una nueva edición de La disputa contra aristóteles y sus seguidores», Bulletin of Hispanic Studies, 87.6 (2010), págs. 863-880. ——, «La Revelación a Lope de Salazar», Estudios Humanísticos. Filología, 32 (2010), págs. 105-139. ——, «La vida santa de los caballeros: camino de perfección, flor de santidad. Reflexiones en torno al manuscrito 1877 de la biblioteca Universitaria de Salamanca», Revista de Filología Románica, 27 (2010), págs. 327-358. ——, «Mejor no haber nacido: contextos y variantes en la tradición castellana del contemptu mundi», La Corónica, 39.1 (2010), págs. 273-314. ——, «Para la historia externa del códice ashburnham 182, appendice Dantesca 2 de la biblioteca Medicea-Laurenziana de Florencia. apuntes de viaje», Studi Danteschi, 75 (2010), págs. 331-345. 2011 Francisco bautista Pérez, «Historiografía e invención: Wamba en el Libro de las generaciones», Edad Media: Revista de Historia, 12 (2011), págs. 67-97. ——, «Reality and Interpretation of Medieval Literature», en Keith Whinnom after Twenty Years: His Work and its Influence, ed. de alan Deyermond, Londres: Department of Iberian and Latin american Studies, Queen Mary, University of London, 2011 (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 53), págs. 133-139. Foke Gernert, «Prácticas románicas de la hiperdulía tras algunos elementos morfológicos del Libro de buen amor», actas del III Congreso sobre El arcipreste de Hita y el Libro de Buen amor en Homenaje a Jacques Joset, ed. de Fernando Toro Ceballos, alcalá la Real: ayuntamiento, 2011, págs. 135-152. Georgina Olivetto, Título de la amistança. Traducción de alonso de Cartagena sobre la «Tabulatio et Expositio Senecae» de Luca Mannelli, San Millán de la Cogolla & Salamanca: Cilengua, Instituto biblioteca Hispánica, 2011. Georgina Olivetto & Hugo O. bizzarri, «Los Proverbios de Séneca llamados vicios y virtudes», en «De ninguna cosa es alegre pose- 24 PEDRO M. CÁTEDRA sión sin compañía», en Estudios celestinescos y medievales en honor del profesor Joseph Thomas Snow, ed. de Devid Paolini, Nueva york: The Hispanic Seminary of Medieval Studies, 2010, II, págs. 228-251. Jesús Rodríguez-Velasco, Plebeyos márgenes. Ficción, industria del derecho y ciencia literaria (siglos XIII-XIV). Salamanca: Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas, 2011. Juan Miguel Valero Moreno, «Cristianos, moros y judíos. Los ajustes culturales de una convivencia conflictiva», eHumanista. Journal of Iberian Studies, 18 (2011), págs. 1-22. ——, «L’image sans image. Réflexions sur la poétique visuelle dans la fabula de chevalerie», Revue des Langues Romanes, 115.2 (2011), págs. 453-484. ——, «La ciudad de los letrados: hacia una poética del espacio urbano, II», analele Universitatii Bucuresti. Limbi si Literaturi Straine, 60.2 (2011), págs. 25-36. ——, «Resistencias: Hacia una poética del espacio cortés: el Roman de Troie», Troianalexandrina. anuario sobre Literatura Medieval de Materia Clásica, 11 (2011), págs. 9-37. 2012 Juan Carlos Conde, «Prácticas paratextuales y conferencia de capital simbólico: los prólogos a las traducciones del siglo XV en la Península Ibérica», Cahiers d’Études Hispaniques Médiévales, 35 (2012), 141-163. ——, «a Neglected Old Spanish biblical Translation: the ‘biblia de alfonso Ximénez’», en Text, Manuscript, and Print in Medieval and Modern Iberia: Studies in Honour of David Hook, ed. de barry Taylor, Geoffrey West & Jane Whetnall, Nueva york: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 2013, págs. 88-115. María Eugenia Díaz Tena, «Que paresces serena», Celestinesca, 36 (2012), págs. 71-102. ——, «Los Reyes Católicos y la redención de cautivos en un milagro mariano de finales del siglo XV (I)», en Literatura medieval y renacentista en España: líneas y pautas, Natalia Fernández Rodríguez & María Fernández Ferreiro, eds., Salamanca: Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas, 2012, págs. 499-505. Foke Gernert, «Le recours rhétorique à la ‘barbarolexie’ et l’hétérogénéité stylistique du Moyen Âge», Effets de style au PRESENTACIÓN 25 Moyen Âge, eds. Chantal Connochie-bourgne & Sébastien Douchet, aix-en-Provence: Presses Universitaires de Provence, 2012, págs. 327-336. ——, «La poesía tardomedieval y la imprenta. El Jardín de Plaisance frente al Cancionero General», en Estudios sobre el Cancionero general (Valencia, 1511): Poesía, manuscrito e imprenta, eds. Marta Haro Cortés, Rafael beltrán, José Luis Cante & Héctor H. Hassó, Valencia: Universitat de València, 2012, I, págs. 137-153. arturo Jiménez Moreno, «Formación, uso y dispersión de una pequeña biblioteca nobiliaria del siglo XV: los libros de doña Leonor Pimentel, condesa e Plasencia», en Literatura Medieval y Renacentista en España: líneas y pautas, Salamanca: Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas, 2012, págs. 655-663. Olivetto, Georgina, «Observaciones preliminares para una edición crítica del Libro de la vida bienaventurada», en Natalia Fernández Rodríguez & María Fernández Ferreiro eds., Literatura medieval y renacentista en España: líneas y pautas, Salamanca: Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas, 2012, págs. 783-790. Juan M. Valero Moreno, «Historia e historiadores de la España medieval», anuario de Estudios Medievales, 42.2 (2012), págs. 967-970. ——, «La tradición inquieta: filología mediolatina y filología romance. Tradición ibérica de la Doctrina dicendi et tacendi de albertano da brescia», El texto medieval. De la edición a la interpretación, ed. de Pilar Lorenzo Gradín y Simone Marcenaro, Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela [Verba. anexo, 68], 2012, págs. 319-353. ——, «Los Secretos, de Petrarca», Testimonianze Editoria Cultura arte, 2 (2012), págs. 9-19. ——, «Paradiso XXI. D(e)fense del sentido literal», Quaderns d’Italià, 17 (2012), págs. 149-170. ——, «Paratexto y filología: por una edición crítica de los Triunfos de antonio de Obregón», Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, 88.2 (2012), págs. 129-168. ——, «Villena y Tostado: autotraducción y hermenéutica», autotraduzione. Teoria ed esempi fra Italia e Spagna (e oltre), ed. de Marcial Rubio Árquez & Nicola D’antuono, Milán: LED 26 PEDRO M. CÁTEDRA (Edizioni Universitarie di Lettere Economia Diritto) [Il Segno e le Lettere. Collana del Dipartimento di Lingue, Letterature e Culture Moderne dell’Università degli Studi «G. D’anunzio». Saggi, 6], 2012, págs. 157-176. I ÁLVaR GaRCÍa DE SaNTa MaRÍa y La ESCRITURa DE La HISTORIa E FRaNCISCO baUTISTa L CóDICE L.1.369b DEL aRCHIVO HISTóRICO Nacional (Madrid) transmite una importante y singular miscelánea de textos de tipo histórico, relacionados en su mayoría con el reinado de Juan II, que ha escapado a la atención de los estudiosos de la historiografía castellana del siglo XV, y que cobra especial relevancia atendiendo a los objetivos del proyecto algunos de cuyos resultados se ofrecen en este volumen1. Se reúnen en él algunos documentos de la época con otras piezas que responden a tipologías menos comunes formando un abigarrado conjunto a un tiempo azaroso y dotado de cierta coherencia. Todo apunta, en efecto, a que el manuscrito es el producto de la agrupación 1. En el mismo ámbito, espero poder finalizar la investigación, con la edición del presente manuscrito, ya avanzada, pero cuya extensión impide incluirla aquí. Me complace dar las gracias al personal del archivo Histórico Nacional, y en particular al Jefe de Conservación, D. Juan Ramón Romero, por haberme facilitado en unas condiciones óptimas la consulta directa del códice; a Pedro M. Cátedra por su valiosa ayuda en diversas fases de la preparación de este trabajo; y a Fernando Gómez Redondo por sus comentarios a una primera versión del mismo. Un agradecimiento muy especial debo a Michel Garcia, que revisó mi transcripción del texto que presento y comentó en detalle el estudio. 27 28 FRANCISCO BAUTISTA un tanto desordenada de una serie de papeles diversos, aunque de igual modo todos ellos se refieren a una misma época y delatan un común origen, es decir, parecen proceder de un mismo depósito. Con pocas salvedades, los textos se circunscriben a la primera mitad del siglo XV, en particular al periodo que arranca en 1420 y llega hasta finales de los años 30. aunque el manuscrito ha sido formado a partir de la reunión de distintos folios, bifolios o cuadernos, y aunque no existe, por consiguiente, una continuidad en su desarrollo en muchos casos, el parentesco paleográfico, tipológico o de contenido entre la mayor parte de las piezas evidencia que deben fecharse hacia el segundo cuarto del siglo XV, que remontan a una misma colección, aunque solo representen una pequeña porción de ella, e incluso que pertenecieron al mismo individuo. y si el conjunto, ligado a la historia de Juan II y a los años 1420-1437, permitiría sospechar que ese individuo fuera Álvar García de Santa María, pues sabemos que él ocupó el cargo de cronista regio en esos años, tal deducción viene confirmada por la presencia en la miscelánea de varios documentos del propio Álvar García, de varios fragmentos en borrador de su crónica, y por la existencia de otros indicios que apuntan en esa misma dirección. El códice 1.369b representa, así pues, un extracto precioso y excepcional del archivo perteneciente a Álvar García, y nos enfrenta de este modo a un material sin parangón en el ámbito de la historiografía medieval castellana. Por parcial o fragmentario que sea, permite que nos asomemos a la oficina del historiador y que podamos rastrear algunas de sus fuentes, de sus mediaciones, y algunos de sus procedimientos en la escritura de la historia. Junto a documentos que, como he señalado, no guardan una relación directa con la composición de la crónica de Juan II, encontramos aquí otros que sí se integraron en ella, fragmentos narrativos en borrador, capítulos dispersos, listas de contenidos y otros textos que nos llevan a los primeros pasos en la elaboración del relato cronístico. Todo este conjunto requiere un tratamiento que desbordaría los límites del presente trabajo, no solo por su misma amplitud, sino porque es preciso confrontarlo, siempre que es posible, con los sucesivos ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 29 estadios redaccionales de la crónica, y también reflexionar sobre sus implicaciones y sobre las de la misma existencia de estos materiales. Reservando esas y otras tareas para una ocasión próxima, me centraré aquí en uno de los folios del citado códice en el que podemos leer un texto en borrador de tipo teórico sobre la historia, del que, hasta donde sé, no se conocen otros testimonios. En su análisis, en todo caso, trataré de no perder de vista algunas de las piezas que lo acompañan en el mismo manuscrito. Un prólogo inédito en borrador Ofrezco en primer lugar una edición del texto. Se encuentra en el folio 91, originalmente independiente, pero unido mediante una cartivana con el folio anterior en el momento en que se dio la encuadernación actual al códice, probablemente en el siglo XVIII. La unión de ambos folios y la aplicación de la cartivana han dañado en algún caso la parte del texto escrita en el margen izquierdo del recto, dificultando con ello su lectura, en particular en la mitad superior. El folio 91 presenta un tipo de filigrana sencillo, característico del papel fabricado con técnica árabe en Castilla en la primera mitad del siglo XV, que en este caso tiene forma de círculo. Se trata, además, de un folio horadado, que presenta una perforación ligeramente desplazada hacia la izquierda. Es esta una práctica destinada a permitir la unión de folios o pliegos diversos mediante una cinta o una cuerda, cuyo uso es bien conocido para la cancillería castellana, y de la que se valieron también algunos historiadores al final de la Edad Media, sobre todo en el proceso de composición de sus obras, entre ellos Álvar García de Santa María2. Que el texto transmitido por este folio sea un borrador no resulta, entonces, sorprendente, aunque conviene señalar también que en el mismo manuscrito otros materiales preparatorios figuran en folios o en pliegos no horadados. Tratándose de un borrador, presenta frecuentes tachaduras, palabras y frases sobrescritas, que a veces se extienden 2. a este propósito, véase Fernández-Ordóñez 2009, 93-101, & Garcia 2009. 30 FRANCISCO BAUTISTA por el margen, y pasajes que han quedado en una doble redacción. He intentado representar todo ello en la transcripción de la manera más clara, tratando de no dañar el carácter fluctuante y abierto del texto, pero tampoco su inteligibilidad. He aquí los criterios que he adoptado: aquellas palabras tachadas en el original figuran de ese modo en la transcripción; cuando se trata de un pasaje extenso, que contiene tachaduras en su interior, estas van señaladas con doble tachado; las palabras sobrescritas se indican mediante [^ ]; señalo entre corchetes ([...]) las palabras que no he conseguido leer por encontrarse borradas o por otras circunstancias; aquellas cuya lectura es dudosa se acompañan de un interrogante (?); y la restitución de letras borradas o desaparecidas por la rotura o el corte del papel va entre lambdas (<>). En cursiva y entre corchetes, se incluyen algunas notas aclaratorias sobre la disposición del texto o su desarrollo. En cuanto a la transcripción, desarrollo las abreviaturas sin indicarlo, regularizo u/v de acuerdo con su valor vocálico o consonántico y doy en mayúscula los nombres propios. He numerado el texto por cláusulas o unidades, lo que me permitirá más abajo referirme a él de forma precisa. Junto a la transcripción, se incluye una reproducción fotográfica del folio, que tal vez contribuya a hacer más transparente el desarrollo del texto, y que permitirá identificar algunas de las marcas que señalo adelante. [91r] 5 10 Ihesu [En el margen superior izquierdo]: 1[^Deve guardar] dos cosas prinçipalmente deve guardar qualquier que algund libro o escriptura de nuevo quiere ordenar, 2la primera[?] es agora [^...] [..] que se naçera[?] 3e de [..] alunbramiento como [^en[?] ordinar[?]] 4por[?] los libros que conponen los dotores e glosadores de las çiencias e escripturas [^de los derechos e de las artes] antiguas 5o sean para ynformaçion e recordaçion de las cosas pasadas 6como son [^los libros de] las estorias que recuentan los fechos pasados. 7La primera es que la obra que sea buena e verdadera 8e que razonablemente se pueda que esperar della <bu>en fruto. 9La segunda es <que> puesto que la aquel que la ordena sea tal persona por sus meresçimientos <que> con verdat la pueda fazer. ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 15 20 25 30 35 40 45 50 55 31 [Texto central] ¶10Las razones por que [^et como sea cosa muy clara e manifiesta que] es muy conveniente al bien publico 11e por que a todos los [^buenos] reys e prinçipes [^e governadores e regidores de comunidades] 12por la mayor parte plogo et plaze tienen por bien que los [^sus] fechos [^e] de sus regnos e prinçipes señorios [^e governaçiones de comunidades] 13es a saber los fechos [^generales granados e] de notar que acaten a la cosa publica [^corona e a la cosa publica] 14sean puestos en escriptura 15por que dellos finque memoria en luengos tienpos 16[^con verdad se puede dezir que ordenar estoria de los fechos que pasan que es buena obra e que se espera della buen fruto, 17e por esta razon los que la estoria [^verdadera] e coronica de los fechos de los reys pasados de Castilla pasados e de los por venir [^verdaderamente] ordenaron e ordenaren buena obra e de buen fruto fizieron e faran.] 18muchas e claras e manifiestas son. 19Et aun [^dellas] son escriptas en los prohemios [^e comienços] de dichas istorias asy de España como de otras partidas. 20Et por ende 21el que primeramente de la istoria de los fechos del muy esclaresçido e bienaventurado el rey sobredicho rey don Juan fue [^ovo] primeramente encargado 22non curo de las dezir e escri vir 23a qualquier estoriador destos [^presentes] tienpos es escusado de las escrivir 24[^aun que por su propia voluntad los quiera en los començamientos de sus obras ordenar su] 25et mucho mas [^a] aquel que por mandamiento [^e voluntad] de su rey e señor lo ha de ordenar 26[^cuyo mandamiento e vol<untad> <es> e deve ser avido por r<azon>] 27el qual mandamiento deve ser avido por razon, 28et mayormente quando el [^algund] istoriador suçede a otro [^en una e esta misma istoria] que ovo a primeramente ovo cargo [^de poner] e començo[?] de conponer e ordenar la estoria 29segund que es en el presente caso, 30es a saber que [marca que remite a la nota marginal central de la izquierda, cláusulas 38 y siguientes, donde se continúa el texto] 31por los señores reyna de ca[?] de esclaresçida memoria [^que Dios perdone] la reyna doña Catalina madre del sobredicho rey don Johan 32et el rey don Ferrando de aragon [^tutores e regidores, etc.] 33fue encomendado a una persona que ordenase la istoria de los fechos deste sobredicho muy esclaresçido rey don Johan 34et el puso en escripto muchos de los fechos que pasaron 35desde el tienpo que el conplido [^virtuoso de muy gloriosa memoria] rey don Enrrique padre del que Dios de santo parayso padre del sobredicho rey don Juan fino fasta 36et regno en su logar el dicho señor rey don Johan 37fasta el XIIIº año de su rey/nado [una línea horizontal separa esta parte de lo que se sitúa debajo] FRANCISCO BAUTISTA 32 [En la parte central del margen izquierdo] 38por que con[?] aquel a quien el sobredicho rey don Juan e la reyna su madre e el rey don Ferrando de aragon su tio sus tutores e regidores de sus regnos avian en el tienpo de su menor hedat encomendado[?] que toviese cargo fiziese e ordenase su coronica et estoria fino 39en el XIIIIº año de su reynado del dicho señor rey don Juan fino [^fenesçio sus dias e paso desta vida] aquel a quien el en el tienpo de su menor hedat [^le[?] fuera[?]] encomendado que fiziese su coronica e estoria 40a la merçed del dicho señor rey plogo de encomendar e mandar [^de] ordenar [^e ordeno] otro estoriador 41que fiziese su coronica [una palabra tachada] [^segund] que el primero estoriador la avia [^de] fazer [^tenia cargo] 42el qual estoriador nuevo[?] mando [^para[?]] que fuesen[?] 43por ende del XVº año del regnado del <dicho> señor rey 44a su merçed plogo de ordenar e ordeno otro estoriador que fiziese e ordenase su <co>ronica e pusiese en escripto los [^grandes] fechos 45segund que el dicho primero estoryador la avia de fazer 46<e> de le era encomendado de la fazer e ordenar 47et enbio mandar et [una palabra tachada] mando por su carta a los herederos del dicho estoriador primero que 48entregasen[?] [^luego] todos los lo que el dicho estoriador finado tenia escripto [^e todas e qualesquier otras escripturas que del quedaran] 49que a la dicha estoria pertenesçiese en qualquier manera a fin que en[?] 50et mando otrosi por su carta a todos los grandes omes e a los infantes sus primos e a los perlados [91v] et duques e condes, ricos omnes e cavalleros del et dotores [^e otrosi qualesquier personas] del su consejo e de la su corte e de la su chançelleria e [^de las sus çiudades e vi<llas> a otras qualesquier personas [^de sus regnos] 51que dixesen e ynformasen al dicho nuevo [^segundo] estoriador todas e qualesquier cosas que [^de los sus fechos de suyos e de sus regnos] ellos supiesen 52que el dicho estoriador entendiese que le cunplia ser ynformado por [^por donde] 53[^a fin que] mejor et mas verdaderamente sin fallesçimiento alguno el pudiese fazer e ordenar la dicha coronica e estoria, 54non enbargante que el dicho estoriador era asaz ynformado dello como aquel que bien algunos años avia mas de veynte [^e çinco] años que continuava[?] la corte e non se partia della [^pudiese?] 55salvo sy [^quando] yva por mandado del rey o de los del su consejo a algunas partes que cunplia a su serviçio3. 56Et asy dexadas las dichas razones et 60 65 70 75 80 85 90 95 100 3. En el margen izquierdo, una mano muy posterior, del siglo o XIX, anota: «25 años habia». XVIII ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 33 que en los comienços de las estorias se suelen dezir una razon sola ante que comiençe la estoria entiendo dezir 57e es esta [fin a mitad del folio; en blanco el resto] Un discurso interrumpido Comenzaré por destacar algunos rasgos del texto transcrito y parafrasear brevemente su contenido. El folio nos enfrenta al acto mismo de la escritura, indeciso e intenso, zigzagueante. La redacción comienza con el texto situado en la columna principal (§10-§37), aunque el desarrollo de esa parte ha quedado cercenado en la mitad inferior del recto, como señala una línea horizontal (§37), y el discurso se continúa en el margen central izquierdo, que pronto se extiende sobre toda la parte inferior del folio y también en el vuelto (§38-§56). Se ha producido, pues, un hiato material en la redacción, aunque ello no ha roto el hilo del discurso. En algún momento, el autor ha incluido el breve párrafo situado en el margen superior izquierdo (§1-§9), cuyo contenido no enlaza directamente con el resto, aunque se encuentra claramente ligado a él, y es posible que entonces haya revisado el texto situado en la zona superior central e incluido algunos añadidos en el cuerpo del mismo, como el pasaje sobrescrito que se extiende por el margen derecho (§16-§17). El verso del folio presenta un volumen menor de tachaduras y correcciones, pero se interrumpe en medio de una frase, justo cuando el autor se dispone a enunciar una idea principal sobre la historia («dexadas las dichas razones»), que verosímilmente serviría de broche final. ¶ Sobre la historia (§1-§18). Nos encontramos, en su misma apertura, con una doble posibilidad de comienzo para el texto, bien con el texto central, o bien con esa nota marginal situada en el extremo superior izquierdo. Parece seguro que la columna central corresponde al impulso inicial de escritura; allí, una larga frase declara que los motivos para la composición de las crónicas son claros y manifiestos (§10§18). El autor no debió de quedar satisfecho con esta afirmación un tanto trivial y tautológica, y añadió en el margen superior izquierdo un pasaje en el que se recogen dos condiciones que deben cumplirse al escribir una crónica: la utilidad 34 FRANCISCO BAUTISTA de la obra y la veracidad (§1-§9). Se diría que, después de haber insertado esa nota, y evocando claramente su léxico, el autor corrigió el final de la frase escrita inicialmente sobre las razones de la historia (§18), destacando ahora la utilidad de la labor llevada a cabo por los cronistas (§16-§17). aunque el autor no ha tachado la cláusula que cerraba en un principio la frase, y aunque ambas soluciones conviven en el folio (§16-§18), es claro que esa última línea ha quedado descartada, pues en buena medida ha pasado al comienzo de la frase (véase el sobrescrito en §10). Por otro lado, esta corrección, que retoma varios vocablos de la nota en el margen superior izquierdo (en especial, «verdad» y «buen fruto») y que se relaciona con ella, apunta a que dicha nota estaba destinada a ocupar el comienzo. Interesa igualmente destacar el signo de estas correcciones: de un primer momento en que el autor da por sentadas las razones de la composición de las crónicas se pasa a un intento de señalar al menos algunas de ellas. ¶ Dos cronistas (§19-§46). El texto continúa tratando de esos presupuestos sobre la historia: indica que se hallan escritos «en los prohemios» de algunas crónicas, y que por ello no es necesario insistir al respecto. En un principio, el autor se apoyaba en el hecho de que el historiador que lo había precedido tampoco creyera preciso razonar sobre su trabajo (§21-§22), aunque elimina ese comentario dándole un alcance más general y sugiriendo su propio interés en el tema (§23-§24). además, continúa, el que la obra haya sido encargada por el Rey torna de por sí innecesaria cualquier justificación (§25-§26). a partir de aquí, cuando se pasa a aclarar las circunstancias del nombramiento del nuevo cronista regio (§30), el discurso se bifurca: en el texto principal el autor inicia una primera contextualización del encargo regio, aunque el periodo queda interrumpido (§31-§37); en el margen izquierdo se reformulan, con varias correcciones, esas mismas circunstancias, y es justamente a partir de ese margen desde donde se continúa el resto de la pieza (§38 y siguientes). La corrección del pasaje se ha llevado a cabo a través de una marca (§30), que indica dónde debe enlazar el texto central con lo escrito en el margen, aunque no ha ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 35 sido tachada la continuación de la frase en la parte central. Las correcciones dibujan un cambio de énfasis: mientras que en las primeras formulaciones el autor alude al nombramiento del primer cronista (como lo hacía en una frase anterior, también cancelada [§28]), ello se reduce después hasta indicar solamente que la muerte del historiador nombrado en el periodo de la minoría de Juan II llevó al Rey a designar un nuevo cronista en el año décimo quinto de su reinado, encargado de continuar el trabajo de su predecesor. ¶ El oficio del historiador (§47-§57). a partir de aquí, se nos dan algunos detalles en el traspaso del cargo: los familiares del primer cronista deben entregarle todos los papeles relacionados con la crónica (§47-§49), y el Rey requiere además a todos los de su reino que le hagan llegar al nuevo historiador aquellas informaciones que consideren pertinentes para su trabajo (§50-§53). aunque el sentido del pasaje respecto al traspaso de los papeles del anterior cronista parece claro, el folio presenta un problema de lectura en el momento en que el texto central de la parte inferior del recto se une con lo escrito en el margen (el final de §42 y el comienzo de §48), ya que no es transparente el empalme entre ambas secciones. a continuación, el autor resalta las cualidades y la idoneidad del nuevo cronista: si bien el Rey solicita esa colaboración de todos los de su reino, el historiador posee un conocimiento privilegiado de la corte, como aquel que ha residido asiduamente en ella durante mucho tiempo (§54§55). Para terminar, el autor vuelve al comienzo, a las razones que distinguen la escritura de la historia, y cuando se dispone a señalar una, previsiblemente aquella que considera más importante, la escritura se detiene, en medio del verso, justo antes de hacerlo (§56-§57). Este final abrupto, expectante, nos recuerda su carácter inacabado y precario, pero quizá también ilustre la dificultad para encontrar y enunciar esa idea final, decisiva, que defina por encima de las otras a la escritura histórica. El contenido de esta breve pieza y algunas de sus alusiones, como la que se hace a los «prohemios e comienços» (§19) de las historias de España o a las «razones que en los comienços de las estorias se suelen dezir» (§56), sugieren 36 FRANCISCO BAUTISTA que nos encontramos ante el prólogo a un relato histórico sobre Juan II, prólogo que aquí se nos ofrece en estado de borrador, y del que no conocemos otro testimonio ni lo que pudiera considerarse una versión definitiva del mismo. Viene a unirse, así, a las no muy abundantes declaraciones teóricas sobre la historia de la primera mitad del siglo XV en Castilla, y puede interpretarse como un indicio más sobre el desarrollo de una nueva conciencia en torno a la escritura histórica a lo largo de esa centuria. En lo que sigue, trataré de profundizar en las implicaciones de su contenido, y al hilo de ello perfilar de forma algo más nítida, hasta donde sea posible, su autoría y su naturaleza. Historia e historiadores Uno de los puntos centrales del texto, y uno de los más sorprendentes, tiene que ver con la sucesión en el cargo de cronista regio poco después del final de la minoría de Juan II, quien asume plenamente el poder en junio de 1418. El comentario de esta información nos permitirá además abordar la cuestión de la identidad del autor del texto aquí editado. al mencionar los motivos por los que no es necesario entrar en una disquisición sobre el valor de la historia, se alegan, junto a otras, estas dos razones: exime de hacerlo el hecho de que el primer historiador de Juan II tampoco lo creyera oportuno (§21-§22) y además el hecho de que aquel que escribe suceda a otro en el cargo, quien ya ha comenzado la redacción de la historia (§28), por lo que no hace sino continuar esa labor. Estos dos argumentos, sin embargo, han sido cancelados para centrar el interés en aquello que se refiere al encargo regio, es decir, a las circunstancias por las cuales al autor se le ha encomendado la tarea de continuar la crónica de Juan II, pues dicho requerimiento explicaría de forma conspicua la escritura de la historia. Estas circunstancias han sido reformuladas sucesivamente (§31§37, §38, §40-§42 y §43-§44), pero en todas ellas se expresa lo mismo: que la muerte del cronista nombrado durante la minoría de Juan II lleva al Rey a otorgar el cargo a otro individuo. ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 37 En un primer momento, se nos dan algunos detalles sobre la designación del primer cronista, efectuada por los tutores de Juan II, Catalina de Lancaster, su madre, y Fernando de antequera, su tío (§31-§33), e incluso se especifica que dicho cronista llegó a poner por escrito «muchos de los fechos» que pasaron desde la muerte de Enrique III hasta el año décimo tercero del reinado de Juan II, esto es, hasta 1419 (§34-§37)4. a continuación, el autor reformula en el margen esta frase, mencionando únicamente el nombramiento del primer cronista durante la minoría regia y atribuyendo la decisión no solo a Catalina de Lancaster y a Fernando de antequera, sino también al propio Rey (§38), mención que parece tener sobre todo un carácter honorífico. Vuelve a cancelar, con todo, esa frase, para indicar a continuación solamente que el cronista designado durante la minoría de Juan II murió en el año décimo cuarto de su reinado (§39), y que ello motivó el nombramiento de un nuevo historiador. También en lo relativo al nuevo cronista hay una redacción entrecortada: en un primer momento se dice nada más que el Rey procede a un nuevo nombramiento (§40), pero seguidamente se tacha esa frase y se da una información con algún detalle adicional: es en el año décimo quinto de su reinado cuando Juan II nombra un nuevo cronista, tras lo que se precisan algunos pormenores 4. Enrique III muere el 25 de diciembre de 1406, fecha en que Juan II accede al poder. La adopción del annus Domini en Castilla en 1383 había importado una variante según la cual el año comenzaba el día de Navidad, es decir, el 25 de diciembre (se trata del «año de la nasçencia de Jesucristo»). El propio texto de la crónica no deja lugar a dudas, al situar la muerte de Enrique III y el alzamiento de Juan II el «día de Navidad, a veinte e çinco días de dizienbre, començando el año de nuestro Saluador Jesucristo de mill e quatroçientos e siete» (Carriazo 1982, 18). Más adelante, la crónica se refiere al año 1409 como el tercero del reinado de Juan II: «andando el año de la nasçencia de Jesucristo de mill e quatrocientos e nueve años [...] e el reynado del Rey don Juan en tres años» (Carriazo 1982, 264). Esto significa que el año décimo tercero del reinado de Juan II va del 25 de diciembre de 1418 a la misma fecha del año siguiente. 38 FRANCISCO BAUTISTA relacionados con los papeles de su predecesor y con el propio oficio del cronista (§43 y siguientes). Estas informaciones chocan frontalmente con las ideas asumidas en los estudios modernos sobre la autoría de la crónica regia de Juan II. Como es sabido, esta obra se ha conservado transmitida en dos secciones, que presentan además una independencia codicológica: una primera parte que va desde el comienzo del reinado de Juan II en los últimos días de 1406 hasta julio de 1420, y una segunda que abarca desde mediados de 1420 hasta 14345. En el prólogo a la crónica de Juan II impresa en 1517, Lorenzo Galíndez de Carvajal, que podría haber conocido los textos manuscritos mencionados, atribuía la primera parte, es decir, el relato que abarca de 1406 a julio de 1420, a Álvar García, y daba una autoría distinta para la segunda, la que alcanza desde 1420 hasta 1434, sugiriendo tentativamente el nombre de Juan de Mena6. Sin embargo, desde Jerónimo Zurita, que manejó también las dos partes manuscritas de la crónica regia, y una amplia documentación, se ha aceptado que ambas se deben a un mismo autor y que este no sería otro que Álvar García de Santa María7. No hay duda, en efecto, frente a lo supuesto por Galíndez de Carvajal, de que la segunda parte de la crónica es obra de Álvar García de Santa María. En el propio texto manuscrito de la segunda parte, al recoger el juramento del heredero en 1425, se indica que lo hacen los procuradores de doce ciudades, entre ellos los de burgos, el primero «alvar Garcia de Santa Maria, escribano de camara del rey e su chanceller de los libros e ordenador de las sus historias»8. además, varios documentos de los años veinte y treinta del siglo XV se refieren a Álvar García de Santa María como «estoriador» o «coronista» de Juan II, por lo 5. Sobre la transmisión manuscrita de la crónica regia de Juan II, véase Carriazo 1952. 6. El prólogo puede leerse en la edición de Rosell 1878, 273-275. 7. Véase el resumen de esta cuestión en Cantera burgos 1952, 222-223. 8. bNE, ms. 1618, fol. 121r; Paz y Melia 1891, I, 357-358. ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 39 que parece claro que dicho individuo ha de ser el autor de la segunda parte de la crónica9. ahora bien, el texto que comentamos afirma con total claridad la existencia de dos cronistas distintos, y sucesivos, a los que se llama historiador «primero» y «segundo». al primer historiador correspondería según ello la redacción de la primera parte de la crónica, y obviamente ese individuo, cuyo relevo en el cargo viene ocasionado por su muerte en el año décimo cuarto del reinado de Juan II, es decir, en 1420, no puede ser Álvar García, que no muere sino cuarenta años después, el 21 de marzo de 1460 (Cantera burgos 1952, 205). Ello implica que debe distinguirse, por tanto, la autoría de cada una de las secciones de la crónica manuscrita, y que a Álvar García pertenece, en contra de lo afirmado por Galíndez de Carvajal, la segunda sección, ya que en los años 20 y 30 contamos, como he señalado, con varias referencias seguras que atestiguan que aquel ocupaba el cargo de cronista regio. y es, además, a este periodo al que atañe el códice que transmite el texto aquí editado, que contiene asimismo documentos del propio Álvar García. Por otro lado, la doble autoría da razón de uno de los rasgos más singulares de la transmisión de la crónica, esto es, la divisón codicológica y textual en dos secciones, que tuvieron historias no siempre paralelas, y también da cuenta del hecho de que el final de la primera parte haya quedado en forma inacabada, rasgo difícil de explicar de suponer que el autor de las dos partes fuera el mismo, pues ningún otro motivo parece justificar esa fractura en el relato. No cabe dudar, a mi juicio, de los datos suministrados por nuestro texto, pues están transmitidos por una pieza en estado de borrador a la que difícilmente puede atribuírsele el deseo de falsificar esta cuestión, pieza que por lo demás es anterior, desde luego, a la discusión erudita sobre la autoría de la crónica. Más aún, si repasamos, desde la pers9. Cantera burgos 1952, 94-95 (documento del 16 de septiembre de 1425), 107 (documento del 28 de abril de 1435) y 151 (documento del 20 de julio de 1440). 40 FRANCISCO BAUTISTA pectiva abierta por nuestro texto, los argumentos en que se ha fundamentado la razonable atribución de la primera parte a Álvar García veremos que los datos que así parecen atestiguarlo no son en realidad seguros. Tal autoría descansa, además de sobre su verosimilitud, que seguramente no habría razón para cuestionar de no ser por contar con el texto aquí editado, sobre dos testimonios: por un lado, el de Galíndez de Carvajal, que, según hemos visto, atribuye a Álvar García la primera parte en el preliminar a la crónica de Juan II impresa en 1517, y por otro, una noticia en el Libro becerro del monasterio de San Juan de burgos, según la cual Álvar García habría sido nombrado por «el Rey noble Ciudadano, Regidor, Secretario de su Cámara, su Cronista y Consejero» en 1410. No es necesario que nos detengamos en el primero, ya que es una afirmación realizada con bastante distancia frente a los hechos10. En cuanto al segundo, se trata en verdad de una noticia aún más tardía, puesto que el Libro becerro puede fecharse en el segundo cuarto del siglo XVIII, de modo que carece igualmente de autoridad para sostener, frente a nuestro texto, la atribución de la primera parte a Álvar García11. Puesto que las referencias documentales a 10. Rosell 1878, 273. aunque Galíndez de Carvajal tuvo acceso a materiales privilegiados y aunque son siempre de interés los datos que ofrece, incurre en varios errores, como el de sugerir la autoría de Juan de Mena para la segunda parte de la crónica. Galíndez de Carvajal sabía que Álvar García había sido cronista de Juan II probablemente por el prólogo a las Generaciones y semblanzas, pero no acertó a atribuirle la sección que indudablemente le correspondía. 11. El Libro becerro fue editado por Muñoz 1950 (el pasaje que aquí nos interesa en pág. 70); véase también Cantera burgos 1952, 66 (que cita a partir del ejemplar conservado en aHN, Clero, L.1370, copiado en 1762 [pasaje en fol. 66v]). La información del Libro becerro dice basarse en un privilegio de 1410. Parece aludir al mismo documento después citado por Martínez añíbarro 1889, 238 (así lo interpreta Cantera burgos), del 16 de marzo de 1410, pero de acuerdo con añíbarro, que lo describe en detalle, en él solo se indicaba que Álvar García había sido nombrado escribano de cámara dos años antes, el 10 de mayo de 1408, y que se le concedían los honores y prerrogativas inherentes a ese cargo, pero allí no se dice nada sobre el oficio de historiador. Tampoco parece consistente la fecha que se da para el supuesto ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 41 Álvar García como cronista que poseemos son posteriores a 1420, y puesto que nuestro texto afirma inequívocamente la existencia de dos historiadores sucesivos, debemos admitir que fue él el designado tras la muerte del primer autor, y que es el responsable por tanto de la segunda parte de la crónica. La información sobre el nombramiento del nuevo cronista tiene interés también desde el punto de vista de las circunstancias políticas que dominan estos años. Según nuestro texto, ese nombramiento se produce en el año décimo quinto del reinado de Juan II, es decir, en 1421. Se trata de un contexto especialmente delicado, en el que el Rey ha recuperado la libertad tras el golpe de Tordesillas orquestado el año anterior por el infante don Enrique y su partido, pero aún se mantiene una situación de conflictividad y tensión en el reino. En este marco, en enero de 1421, se produce, a instancias del infante don Juan, enfrentado en este momento a su hermano don Enrique, una renovación de ciertos cargos de la corte regia, en particular del Consejo Real, bien revocando algunos nombramientos hechos el año anterior, impulsados por el partido del infante don Enrique, bien designando a otros miembros, para lo cual el Rey acepta la propuesta del infante don Juan de nombrar, entre otros, a alfonso de Cartagena12. Si se repara en que Álvar García de Santa María era contador del infante don Juan, resulta muy probable que hubiera sido propuesto también por él en este mismo momento para cubrir el cargo de cronista regio, vacante por la muerte el año anterior del nombramiento de Álvar García como cronista regio en 1410, tres años después de la muerte del anterior cronista (Pero López de ayala muere en los primeros meses de 1407). Ni es verosímil que todos esos cargos que cita el Becerro se le confirieran en el mismo privilegio. No se conoce, en cualquier caso, el paradero de ninguno de estos documentos. Cabe recordar, por otro lado, que a mediados de 1412, según consta en la crónica de Juan II, se le encomienda a Álvar García el registro de la cancillería (RaH, ms. 9/462, fols. 176v-177r; Cantera burgos 1952, 70). 12. Paz y Melia 1891, I, 199; véase también Fernández Gallardo 2002, 111-114. 42 FRANCISCO BAUTISTA individuo que había desempeñado ese oficio previamente13. aunque en nuestro texto solo se menciona la fecha del nombramiento (1421), todo apunta entonces a que este se produjo a instancias del infante don Juan, o al menos con su apoyo, en el contexto de la renovación de ciertos cargos burocráticos después del fracaso del golpe de Tordesillas. Como en el caso de alfonso de Cartagena, cabe pensar que Álvar García tratase de sortear las banderías políticas que recorren el reinado de Juan II, aunque en última instancia no pudiera escapar a sus efectos, pues fue retirado de su cargo dos decenios más tarde, quizá poco después de 144014. al margen de ello, no deja de llamar la atención la anonimia que planea sobre la pieza aquí editada, ya que no se menciona el nombre de ninguno de los dos historiadores. Esto hace que, por el momento, la identidad del autor de la primera parte de la crónica deba quedar en la sombra, pero también nos enfrenta con una visión de la historia en la cual la personalidad del cronista parece situarse en un segundo plano frente a su propio oficio15. Se trata de un aspecto que aflora también en el prólogo a la primera parte de la crónica regia de Juan II, en la cual el historiador se refiere a sí mismo en tercera persona, y en donde no revela en ningún momento su nombre16. Este rasgo, presente en ambos textos, contrasta con el periodo anterior en la 13. En el mismo códice que contiene el texto aquí editado figuran varios documentos de cuentas de Álvar García como contador del infante don Juan que prueban que ocupaba este cargo al menos desde 1417; véase también Cantera burgos 1952, 80. 14. Todavía en junio de 1440 se cita a Álvar García como cronista regio (Cantera burgos 1952, 151). aunque la segunda parte de la crónica se cierra en 1434, el manuscrito que transmite el prólogo que comento contiene también un listado de contenidos que prueba que Álvar García trabajaba en la crónica aún en 1437. 15. Es posible que el primer cronista sea el individuo aludido por Enrique de Villena en una conocida glosa a su traducción de la Eneida (Cátedra 1994, 27), aunque la discusión de este punto debe quedar para otra ocasión. 16. Esta anonimia fue destacada ya por Tate 1986, 662-664. ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 43 cronística regia castellana, dominado por la figura de Pero López de ayala, y quizá nos hable de una burocratización de esta tarea, encomendada a letrados que proceden de la cancillería, como es el caso del propio Álvar García, quien, según sabemos, es desde 1408 escribano de cámara y desde 1412 encargado del registro de la cancillería. Se diría que nos encontramos en un momento de cambio, en el que se requieren unas competencias para la escritura de la historia que llevan a confiarla a ciertos letrados, pero la formación de estos carece aún de la distinción cultural que conduce a la identificación de los cronistas. Por lo demás, tal anonimato es solidario de una tarea que se propone hasta cierto punto, según veremos, como colectiva, y que busca proporcionar una visión de los hechos asumible por el poder regio y su entorno más cercano. Como sea, esa anonimia en la enunciación del relato no nos impide conocer el nombre de Álvar García, quien deja además huellas de su autoría en diversos momentos de la segunda parte de la crónica. De igual modo, el texto aquí editado puede atribuirse con seguridad al mismo autor. Se encuentra, como he dicho, en un manuscrito que reúne materiales relacionados con la segunda parte de la crónica, de la que él es responsable, y que contiene también un inventario de sus papeles y otros documentos vinculados con su actividad como contador del infante don Juan. Más aún, puede decirse que la letra es la misma que la de algunas partes en borrador de la crónica, tanto en los fragmentos contenidos en nuestro manuscrito, como en el borrador conservado en el manuscrito escurialense (ms. X-II-2). Por otro lado, si el segundo historiador al que alude el texto debe ser identificado con Álvar García, es claro que nuestra pieza está redactada desde la perspectiva de dicho historiador e incluso con una cierta implicación personal, que contrasta en buena medida con la anonimia del texto. En efecto, al referir el mandato regio por el cual se insta a los grandes y naturales del reino a facilitar información al nuevo cronista, el texto aquí editado aclara que este no había gran necesidad de ello, pues había residido largo tiempo en la corte y se encontraba muy bien informado de todos los sucesos 44 FRANCISCO BAUTISTA (§54). En este detalle personal late una defensa o un elogio del segundo historiador, y ello parece confirmar, si hiciera falta, que él es el autor de nuestro texto. Restaría por valorar con algún detenimiento su naturaleza y su fecha, y con ello el lugar que le corresponde dentro de la producción del cronista. Tanto su contenido como la alusión a otros prólogos (al referirse a los «prohemios e comienços» de otras historias [§19], o en el final del texto, donde se habla de las «razones que en los comienços de las estorias se suelen dezir» [§56]) apuntan, según he avanzado, a que se trata de una pieza introductoria, destinada a presentar un relato histórico. y la opción más verosímil es, a mi juicio, que fuera pensado como prólogo a la segunda parte de la crónica, que va desde 1420 a 1434. En este sentido, tanto el cambio de autoría en la crónica como la división codicológica del relato habrían facilitado la incorporación de alguna presentación de la segunda parte, y con ello la concepción de esta pieza prologal. aun así, ni el borrador transmitido por el ms. X-II-12 de El Escorial ni la copia del texto definitivo debida a Zurita (bNE, Mss. 1618) contienen prólogo alguno, de modo que no sabemos si el autor desestimó finalmente este texto, o si su ausencia en los citados manuscritos se debe a accidentes en la transmisión del texto17. Sea como fuere, las alusiones a los nombramientos de los cronistas, la especificación del trabajo del primer historiador, las referencias implícitas al prólogo de la primera parte y el uso de motivos que forman parte de una suerte de topica de los preliminares historiográficos apuntan, en efecto, a que nos encontramos ante un proemio a la crónica regia de Juan II, 17. No es descartable que el prólogo se encontrara en algún ejemplar de la segunda parte de la crónica; de ser así, cabría pensar que Galíndez de Carvajal lo hubiera conocido, lo que explicaría que distinguiera la autoría de cada una de las partes de la crónica regia. Debe tenerse en cuenta, además, que de la versión definitiva de la segunda parte de la crónica solo conservamos una copia de la segunda mitad del siglo XVI (bNE, Mss. 1618), y que es muy posible que tal texto refleje algunas correcciones ya no de Álvar García, y favorables a Álvaro de Luna. Véase, sobre este asunto, Gómez Redondo 2002, 2232-2233, y bautista en prensa. ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 45 y todo ello solo parece poder avenirse con la segunda parte del texto. Es posible que se escribiera en un momento próximo a 1434, cuando se cierra el relato de esa segunda parte, aunque carecemos de datos que nos permitan precisar una fecha18. La relación de nuestro texto con el prólogo de la primera parte se produce en varios niveles. Desde un punto de vista general, el preámbulo de Álvar García reproduce en un principio el mismo gesto de dar por supuestos los rasgos que distinguen a la escritura histórica, alegando, como se dice en el prólogo a la primera parte, que ello ya estaría recogido «en las arengas e prólogos» de los historiadores pasados19. Álvar García se refiere además al nombramiento del cronista, otro de los asuntos que se mencionan en el proemio de la primera parte, situando en cierta forma la autoridad del Rey (o de sus tutores) detrás del impulso de la redacción de la crónica. E insiste en la idea de que él continúa la historia, del mismo modo que en el primer prólogo se afirma que el relato es continuación de una larga tradición cronística anterior. Pero Álvar García parece, además, aludir directamente a dicho preliminar al señalar que el primer historiador no se preocupó por explicitar las características de la escritura de la historia (§21-§22), algo que coincide, efectivamente, con lo que allí sucede. Todo ello apunta a que Álvar García dispuso de un relato de la primera parte de la crónica que contaba con el prólogo que hoy conocemos, y que escribió este texto siguiendo dicho patrón, con el fin de situarlo al frente de la parte de la crónica redactada por 18. El texto aquí editado asegura que el segundo cronista se encontraba en la corte desde hacía veinticinco años (§54). Si hemos de entender que ese periodo se cumple en el momento de su nombramiento, Álvar García se encontraría en la corte ya desde 1397, aunque carecemos de datos que lo confirmen (Cantera burgos 1952, 66). En cambio, si se interpreta ese periodo tomando como punto de referencia el momento de redacción del texto y se sitúa su entrada en la corte con su designación como escribano de cámara en 1408, ello apuntaría a que fue escrito hacia 1433. 19. El prólogo a la primera parte puede leerse en Carriazo 1982, 1-5, por donde cito (aquí pág. 4). 46 FRANCISCO BAUTISTA él mismo. En todo caso, junto a las sintonías que he señalado entre ambas piezas, deben reseñarse también sus diferencias, en las que me detengo adelante, y entre las que se cuenta el intento, aun tímido y breve, de profundizar en el ethos de la historiografía. Que Álvar García conociera el prólogo de la primera parte y que señale que el primer historiador había escrito muchos de los hechos del reinado de Juan II desde la muerte de su padre, Enrique III, a fines de 1406, hasta el año décimo tercero de su reinado, es decir, 1419, permite sospechar que el texto que ha llegado hasta nosotros como primera parte de la crónica de Juan II sea en sustancia obra del primer historiador. En cierta medida, esa sección presenta características propias de un texto que no ha recibido una última revisión y, sobre todo en los pasos finales, que ha quedado en estado de borrador. así, el texto carece de rúbricas y desde 1418 encontramos saltos en la narración, capítulos muy breves, lagunas o simples notas sobre hechos que el autor se propone desarrollar, pero que han quedado solo apuntados. Cabe pensar que si Álvar García hubiera llevado a cabo una revisión de ese material, estas características habrían desaparecido, aunque la valoración de este punto debe aguardar a un análisis detenido del texto20. En todo caso, contamos aquí con un dato de interés sobre el modo de trabajar del primer cronista, que habría ido redactando su historia a lo largo de los años, y que para cuando muere, probablemente en la segunda mitad de 1420, cuenta con un relato casi definitivo hasta el año 1417, con varias secciones en diverso grado de elaboración hasta 1419, y luego con una serie de notas que alcanzan hasta julio de 1420. Esta forma de trabajar coincide con lo que cabe deducir de otros testimonios sobre la escritura de la historia en la Castilla del siglo XV21. Es interesante señalar que la segunda 20. Una edición, incompleta, de esa sección final puede leerse en Ferro 1972, 213-223. 21. Contra ello parece dirigirse la prescripción de Fernán Pérez de Guzmán de que la crónica «no sea publicada biviendo el rey o ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 47 parte enlaza directamente con el punto donde termina la primera, es decir, no comienza al principio de 1420, sino a mediados de ese año, con la antesala del golpe de Tordesillas en julio de ese año, lo que sugiere, más allá de que sea un comienzo eficaz para el relato, que Álvar García partía de una primera parte sustancialmente similar a la que conocemos y, de nuevo, que tal relato pertenece al primer cronista22. baste lo dicho para fijar unas coordenadas externas básicas que permiten contextualizar la pieza aquí editada. Redactada por Álvar García de Santa María, muy probablemente como prólogo a la segunda parte de la crónica regia de Juan II, nos ofrece una serie de datos novedosos e importantes para la historia de este texto, y también obliga a revisar las reconstrucciones de la biografía de Álvar García, sobre todo para la etapa que va de 1406 a 1420. Por un lado, nos revela la existencia de un cronista primero, cuya identidad nos es por ahora desconocida, que habría preparado el relato de la primera parte, y ello explica la existencia de esa división de la crónica regia en dos partes, que se deberían por tanto a dos autores distintos. Por otro lado, sitúa el nombramiento de Álvar García como cronista regio en el año 1421, en un contexto delicado del reinado de Juan II, y en ese marco es probable que su elección fuera favorecida por el infante don Juan, quien en esas mismas fechas propone a alfonso de Cartagena para el Consejo Real. Este replanteamiento de la autoría invita, en fin, a una nueva lectura de los textos que ponga de manifiesto sus similitudes y divergencias, y que trate de explorar hasta prínçipe en cuyo tienpo e señorío se hordena, por quel estoriador sea libre para escrivir la verdad sin temor» (Tate 1965, 3). Esto podría explicar también la difusión del relato cronístico que va de 1420 a 1434, que no puede achacarse al cese del trabajo de Álvar García, sino tal vez a una iniciativa impulsada desde la corte. Véase también lo señalado por Ruiz García 1999, 286, con bibliografía. 22. En efecto, sería de esperar, que, de no pertenecer al primer autor, Álvar García hubiera colocado toda la materia relativa al año 1420 en la segunda parte, comenzando su relato no a mediados, sino al principio de ese año. 48 FRANCISCO BAUTISTA qué punto la escritura de la crónica regia en las dos partes se sostiene por una poética común y en qué medida los autores determinan también la orientación del texto. O dicho de otro modo, qué lugar ocupa el autor en ese proceso de negociación colectiva en el que se gesta en buena medida el relato cronístico en esta época. El oficio y el cronista Conviene ahora pasar de los datos externos, del paisaje novedoso que abre nuestro texto, al examen de algunas de las ideas que en él se ponen en juego. Como he señalado, aunque en principio Álvar García, siguiendo el modelo del prólogo a la primera parte, da como supuesta la importancia de la escritura histórica, las correcciones y los añadidos acaban otorgando una carga teórica bastante más amplia a su texto de la que encontramos en el citado prólogo de la primera parte. Este consiste, en realidad, en un apretadísimo resumen de la historia de España desde «Ércoles el Grande» hasta Enrique III, que sirve para conectar el comienzo de la historia de Juan II con un horizonte más vasto, cuya síntesis fundamental en romance se sitúa en alfonso X, a quien se nombra en el texto. De hecho, el autor sigue de cerca otros dos preliminares íntimamente ligados entre sí: el de la Estoria de España, que traduce en buena medida el de la Historia gothica de Rodrigo Jiménez de Rada, y el de Pero López de ayala, que se basa en el alfonsí. En ellos se inspiran las líneas iniciales del prólogo a la primera parte, donde se afirma que los reyes mandaron poner por escrito los hechos pasados «por dar exemplo» y para que «quedasen en memoria para siempre» (Carriazo 1982, 1). La parte final contiene la referencia al nombramiento del cronista por parte de los tutores de Juan II y se cierra con una frase en la que se explicita la idea de que el texto continúa un proceso más amplio, lo que, de acuerdo con el autor, hace innecesario cualquier otro planteamiento sobre la escritura de la historia. Esta afirmación de la continuidad y de la tradición (ya presente en López de ayala) quizá tenga un alcance ideológico, en tanto que parece afirmar una continuidad ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 49 política, y en tanto que contribuye a naturalizar el relato histórico, que se ofrece como algo ajeno a todo conflicto, emanado de los propios hechos y sancionado en definitiva por la autoridad regia («los señores muy altos e muy nobles prínçepes de España»). Es posible también que esa presentación de la historia trate de sugerir una continuidad poética y cultural. En todo caso, el desarrollo de los aspectos teóricos en el prólogo de Álvar García aquí editado constituye un síntoma de cambio, y no parece casual que coincida en el tiempo con los primeros debates historiográficos en la Castilla bajomedieval. Pueden identificarse dos direcciones en el contenido de nuestra pieza. Por un lado, aquella que tiene que ver con el cargo de cronista, con un oficio que solo recientemente parece haberse constituido como tal, y a propósito del cual nuestro prólogo ofrece datos de interés. Se trata de una información de tipo institucional, que afecta a nuestro conocimiento del desarrollo de una oficialización del cargo de cronista regio y también de sus competencias y de su funcionamiento. En segundo lugar, nos encontramos con una dimensión vinculada directamente a la escritura histórica, en donde Álvar García incide sobre las cualidades del cronista y sobre la verdad como el principio de la historia. Exploraré brevemente cada uno de estos dos ejes teóricos del prólogo. Del mismo modo que en el preliminar a la primera parte se alude al nombramiento del cronista, Álvar García se refiere a ello en el texto aquí comentado, proporcionándonos no solo la fecha en que tuvo lugar, sino también dos disposiciones del Rey en relación con ese cargo: por un lado, los familiares del anterior cronista deben entregarle todos los papeles relacionados con la crónica regia, y por otro, se insta a todos los del reino a comunicar al nuevo historiador aquellas informaciones que puedan ser pertinentes para su oficio. Es posible que Álvar García se esté basando aquí en la propia carta real de nombramiento, ya que en los dos casos se indica que esa información procede de una carta regia («mando por su carta» [§47 & §49]). En todo caso, no se conserva tal documento ni se conserva ninguna carta de 50 FRANCISCO BAUTISTA nombramiento de este tipo hasta la época de los Reyes Católicos. Con anterioridad solo se conocen albalaes destinados a los contadores para que se asigne al cronista un determinado salario, el primero de ellos de 1456, donde no se ofrece ningún dato más relacionado con el cargo de cronista (bermejo Cabrero 1980). En todo caso, la primera carta de nombramiento conocida, fechada en 1476 y por la que se hace a Juan de Flores cronista regio, presenta alguna concomitancia significativa. En efecto, en ella, como en nuestro texto, se insta a todos los del reino a reconocer a Juan de Flores como cronista regio, a comunicarle aquello que pueda ser pertinente para su oficio y a respetar los privilegios que le confiere el cargo («que vos ayan e tengan por nuestro coronista e usen con vos en el dicho ofiçio e comuniquen con vos las cosas a él tocantes e conçernientes» [bermejo Cabrero 1980, 408]). Por otro lado, en ese mismo documento se establece que se haga una copia de la carta y la guarden en los libros de quitaciones, y que se entregue el original a Juan de Flores, para que lo tenga «por título del dicho ofiçio» (bermejo Cabrero 1980, 409). En este sentido, es interesante constatar que entre los papeles de Álvar García, según un inventario contenido en el mismo códice que transmite nuestro prólogo, se encuentra justamente una carta regia que cabe identificar con el nombramiento, junto a un traslado de ella: «Otro enboltorio que dize carta del rey del ofiçio de las estorias. Otro enboltorio que dize traslado de la carta del rey del ofiçio de las estorias» (fol. 74r). Es muy probable, por tanto, que varios de los elementos que encontramos en el nombramiento de Juan de Flores remitan a prácticas anteriores, ya presentes en el reinado de Juan II, al menos desde el momento en que se nombra cronista a Álvar García. y es muy probable también que las dos disposiciones regias en relación con el cargo del cronista que se señalan en el prólogo se basen en la carta de nombramiento del cronista. En cualquier caso, lo relativo a la entrega de los papeles del primer cronista remite directamente a las circunstancias del nombramiento de Álvar García, que tiene lugar ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 51 tras la muerte de su predecesor23. Esa entrega de papeles pretende asegurar la continuidad del relato, y probablemente estaba destinada a que el propio Álvar García pudiera dar fin a las secciones que aún estaban en borrador, algo que, con todo, parece haber quedado por hacer, del mismo modo que el anterior cronista no había solventado la laguna historiográfica, mucho más amplia, que presenta la crónica de Enrique III. Estamos en un momento, por otro lado, en que el cargo de cronista exhibe una titularidad única, algo que se modifica con el reinado de Enrique IV, y en que los nuevos nombramientos vienen provocados por causas naturales, no aún por causas políticas. Esto último, no obstante, cambia ya dentro de la época de Juan II con la destitución del propio Álvar García, mucho antes de su muerte, aunque no conocemos ningún documento que nos proporcione detalles sobre ese hecho. El segundo asunto mencionado en el prólogo en relación con el oficio del cronista tiene que ver con el mandato regio de comunicar al historiador todo aquello que pueda serle útil en su tarea: Et mando otrosi por su carta a los infantes sus primos e a los perlados et duques e condes, ricos omnes e cavalleros et dotores e otrosi qualesquier personas del su consejo e de la su corte e de la su chançelleria e de las sus çiudades e villas e a otros qualesquier personas de sus regnos que dixesen e ynformasen al dicho segundo estoriador todas cosas que de los sus fechos suyos e de sus regnos ellos supiesen que el dicho estoriador entendiese que le cunplia ser ynformado a fin que mejor et mas verdaderamente sin fallesçimiento alguno el pudiese fazer e ordenar la dicha coronica e estoria (§50-53)24. 23. Este hecho explica que Galíndez de Carvajal, como dice en el prólogo a la crónica impresa de Juan II, alcanzara a ver en el monasterio de San Juan de burgos los «originales» de la primera parte (Rosell 1878, 273), lo que, entre otras cosas, hubo de llevarle a adjudicar a Álvar García tal sección. 24. Elimino las tachaduras de esta y las próximas citas del prólogo. La enumeración jerárquica de los integrantes del reino en este pasaje es análoga a la que figura en el nombramiento de Juan de Flores 52 FRANCISCO BAUTISTA Esta disposición, que no sabemos si es una novedad o si tal vez algo análogo se encontraba ya en el nombramiento del anterior historiador, reclama una colaboración en la escritura de la crónica regia que contribuya a su excelencia, y que además la haga asumible por todos los integrantes del reino comprometiéndolos en su construcción. Ciertamente, hay una carga ideológica en este requerimiento, y una amplitud mucho mayor en ese espectro de colaboradores de la que en la práctica habría de producirse. Pero se enuncia aquí también, de forma directa, un procedimiento en la composición del texto que ha sido indagado mediante el análisis minucioso de algunos textos cronísticos bajomedievales, y que da lugar a la utilización en el relato de documentos y cartas de relación destinados a dar noticia de algún evento25. En este sentido, no puede dejarse de lado el hecho de que los comienzos de las cartas de relación en romance en Castilla se produzcan a principios del siglo XV y que en este momento, como muestra nuestro texto, se solicite el envío de noticias al cronista regio, algo que apunta a que se trata de dos fenómenos paralelos, y que tanto la conciencia de la importancia del relato histórico como la acogida de tales materiales en él debieron impulsar el desarrollo de los mismos. Es muy probable, por tanto, que en la emergencia de las epístolas de relación haya desempeñado un papel importante, entre otros, la burocratización de la historia que se produce desde comienzos del reinado de Juan II. En todo caso, aunque la carta de relación sea el formato que alcanza una identidad literaria y que conquista un espacio de transmisión que asegura su permanencia, no es ese el único cauce de comunicación escrita de noticias. La información que a este respecto nos proporciona el prólogo aquí editado se complementa de forma elocuente con los materiales que ofrece el propio códice que lo transmite. Junto a ciertos documentos íntimamente relacionados con la crónica, algunos susceptibles de ser catalogados como (bermejo Cabrero 1980, 408), y es un indicio más que apunta a que el pasaje se basa en la carta de nombramiento de Álvar García. 25. Véase Cátedra 1996, Garcia 2000 & Pontón 2002. ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 53 cartas de relación, encontramos otras piezas cuya funcionalidad tiene una dependencia mucho más estrecha con respecto a la crónica, y que por tanto no parecen haber alcanzado independencia frente a ella. así, uno de los pliegos lleva el título de «Preguntas respondidas por el Relator»; y en otro caso nos encontramos con una serie de bifolios identificada como «Relacion dada por el Relator», que consiste en un itinerario regio de 1430 a 1434. ambos textos apuntan a una colaboración muy activa del relator Fernán Díaz de Toledo, que ya ha sido señalada a partir de la lectura de la propia crónica y que confirman estos materiales26. Pero no es el único caso. Encontramos también una narración sobre la actuación de Álvaro de Luna en la frontera de aragón en 1429 que podría haber sido remitida por el entorno del privado, y que, en consecuencia, también es importante para estudiar el tejido cronístico del reinado de Juan II. Por fin, obviamente, la comunicación oral ha de haber tenido un peso esencial, como muestra un pliego en el que figuran una serie de ítems que el cronista desea averiguar, con la aclaración de los mismos alrededor de cada enunciado27. No hay duda, pues, de que esa solicitud de colaboración no se ha quedado en letra muerta, y también de que se traduce en unas formas textuales más variadas de lo que a veces nos es posible entrever. Por lo demás, está en consonancia con la transformación de la escritura de la crónica regia en un oficio cortesano, que se beneficia de otras piezas del aparato burocrático y cuya representación de los hechos 26. Véase Gómez Redondo 2002, 2232, con otras referencias. 27. a la comunicación oral exclusivamente se alude en el prólogo de ayala a sus crónicas: «Otrosi de lo que acaesce en mi edad e en mi tienpo en algunas partidas donde yo non he estado e de lo que sopiere por verdadera relacion de señores e cavalleros e otros dignos de fe de quien lo oy e me dieron dende testimonio, tomandolo con la mayor diligencia que pude» (Orduna & Moure 1994-1997, I, lxxxviii [modifico la puntuación y la grafía de acuerdo con los criterios que menciono en la transcripción del prólogo aquí comentado]). Esta oralidad sigue, así pues, teniendo vigencia, pero se complementa en época de Juan II con el recurso a los textos, algo que, como he señalado, quizá potenciara, entre otras cosas, el desarrollo de las relaciones escritas. 54 FRANCISCO BAUTISTA atiende especialmente al detalle más que a la síntesis, lo que trae como resultado un modo de trabajar propio, por el que se escribe con poca distancia frente a los hechos, y que también resulta en una mayor extensión de la narración. Esta concepción parece además solidaria de la anonimia que encontramos tanto en nuestro texto como en el prólogo de la primera parte, ya que la identidad del cronista queda subsumida en su cargo y en las atribuciones que este le confiere. Se diría que la anonimia va de la mano de esa proyección de la escritura histórica como un relato asumible por todos los del reino, y sobre el que ningún nombre propio reclama la autoría. ahora bien, en nuestro prólogo encontramos una suerte de reticencia frente a esta idea, no solo porque las observaciones de Álvar García acerca del cronista prescriben unas ciertas cualidades, y por tanto vienen a poner el acento sobre el responsable del texto, sino porque el mismo Álvar García reclama para sí un espacio propio, que le autoriza a trazar un relato del pasado. Es lo que sucede cuando, tras recoger el mandato regio sobre el envío de informaciones al cronista, aclara que él no tenía necesidad de demasiadas noticias, ya que conocía muy bien todo lo que sucedía en el reino, como quien desde largo tiempo vivía en la corte. Hay aquí, ciertamente, una apología de sí mismo, de su idoneidad para el cargo, pero también asoma una dialéctica entre la anonimia y el historiador, entre lo institucional y lo individual como lugar de enunciación del relato. y puede decirse que tal tensión quizá ayude a explicar la incipiente elaboración teórica que ofrece nuestro texto, y tal vez también las huellas que de su autoría deja el propio Álvar García en su crónica. Pasemos ya a sus observaciones sobre la escritura histórica. Estas se concentran sobre todo en la nota del extremo superior izquierdo en el recto del folio (§1-§9), y se deben a un segundo impulso en la redacción del texto, es decir, esa breve elaboración no se sitúa en el arranque inicial, que, como he señalado, sigue en gran medida el modelo del prólogo a la primera parte, sino en la revisión de lo escrito. Este hecho mismo ilustra nuevamente esa tensión dialéctica entre la fidelidad a una tradición que apenas se ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 55 preocupa por las condiciones de la historiografía y el surgimiento de una conciencia del carácter problemático de la misma, y por tanto necesitado de algunas prescripciones. Pueden distinguirse dos implicaciones en esa nota: por un lado, la sugerencia de una localización de la historia en un marco epistemológico determinado y, por otro, la explicitación de dos preceptos que deben cumplirse en la composición del relato histórico. al anunciar esos preceptos, Álvar García coloca la historia en el mismo plano que otros libros que componen los doctores y glosadores de las ciencias y de las escrituras antiguas, o dicho de otro modo, que los libros de los derechos y de las artes (§3-§6). aunque el pasaje en el que se enuncia este paralelo presenta problemas de lectura en el manuscrito, no parece haber duda de que nos encontramos ante una comparación que sugiere un mismo espacio de significación para estos discursos. y pese a que es un aspecto que no se desarrolla, todo apunta a que la nota insinúa un mismo horizonte de escritura, por el cual la historia se sitúa al lado del derecho y de las artes. Más que relacionarse con la posición del texto histórico dentro de las artes liberales, que tradicionalmente solía situarse dentro de la gramática, este paralelo parece señalar su convivencia con otras obras civiles, ligadas al pasado, a la moral y a la ordenación de una comunidad28. Se afirmaría de este modo, por tanto, la naturaleza sustancialmente humana y contingente de la historia, que comparte espacio con otros saberes liberales, éticos y políticos, y con ello quizá se pretendería asimismo resaltar la dimensión legal y literaria de la historia. Se trata de una perspectiva que debe mucho seguramente a la difusión de textos como las Décadas de Tito Livio, y que será dominante ya a lo largo de todo el siglo XV. y está en sintonía con el lenguaje que Álvar García emplea para referirse a la materia histórica, que tiene una cierta impronta latinizante y jurídica («bien publico», «comunidades», «cosa publica»). Pero además viene a mostrar 28. Sobre la tradicional posición de la historia dentro de la gramática, véase Rico 1984, 159, nota 6, y 180, nota 26. 56 FRANCISCO BAUTISTA una suerte de continuidad entre artes, derecho e historia, como si con ello se indicase que el cronista ha de poseer también una cierta formación legal y retórica como condición para llevar a cabo su tarea de forma solvente29. Los dos preceptos señalados en la nota atienden, por un lado, al provecho del texto, y por otro, a la persona del cronista. El primero conecta con la tradición anterior de prólogos historiográficos, que hablaba de la utilidad de las crónicas en tanto que permitían la conservación de la memoria y poseían un valor ejemplarizante. aquí, con todo, la idea se enuncia de un modo más general y con un lenguaje ligeramente distinto: «La primera es que la obra que sea buena e que razonablemente se pueda esperar della buen fruto» (§7-§8). En segundo lugar, Álvar García se centra en la persona del cronista, que debe ofrecer todas las garantías para que el relato no sufra deformaciones: «La segunda es que aquel que la ordena sea tal persona por sus meresçimientos que con verdat la pueda fazer» (§9). ambas máximas quedan glosadas en buena medida por el comienzo del texto central (§10-§17), sobre todo después de las correcciones que en él se introducen. En dicho pasaje, el fruto de la historia queda referido a su utilidad para la comunidad y a su capacidad para fijar una memoria colectiva. Es cierto que la exposición de dicha idea es un tanto tautológica e insuficiente, en la medida en que se dice simplemente que puesto que la historia es «muy conveniente al bien publico» y que los príncipes desean ver escritos sus hechos, entonces «se puede dezir que ordenar estoria de los fechos que pasan que es buena obra e que se espera della buen fruto». Pero interesa destacar que en ese pasaje Álvar García efectúa una suerte de síntesis entre los dos preceptos enunciados anteriormente, y parece condicionar la utilidad de la historia a la verdad con 29. Cabe recordar que en el inventario de la biblioteca de Álvar García contenido en su testamento, dado el 24 de mayo de 1457, se citan las «Decadas de Tito Libio, en romance, escripto en papel, la primera Decada», junto a otros dos volúmenes de Valerio Máximo, uno en catalán y otro en castellano, otros libros de Cicerón y Séneca, y textos de contenido religioso, jurídico y moral (Cantera burgos 1952, 198-200). ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 57 la que el cronista lleve a cabo su tarea. así, habla de «estoria verdadera» y explica que los que «verdaderamente ordenaron e ordenaren» la historia hicieron y harán una buena y provechosa obra (véase también §53). Esta insistencia en la verdad no es nueva. ya en el prólogo a sus crónicas, Pero López de ayala asegura que se propone escribir «lo mas verdaderamente que pudiere», y que no hará «si non dezir la verdad» (Orduna & Moure 19941997, I, lxxxviii). Pero lo que en dicho prólogo aparece aún como declaración personal del cronista se plantea aquí como un principio general, que constituye de este modo una condición básica del discurso histórico. La formulación de Álvar García anuncia ya, por tanto, algunas de las observaciones incluidas en el conocido proemio a las Generaciones y semblanzas, donde Fernán Pérez de Guzmán afirma que la primera de las tres «cosas» que requiere la escritura de la historia es que «el estoriador sea discreto e sabio e aya buena retórica», puesto que cuando esta y las otras reglas no se cumplen «son las corónicas sospechosas e caresçen de la verdad» (Tate 1965, 2-3). En ambos casos, la idea de verdad se hace depender de la persona del cronista, y tiene por ello un componente moral. En cierta medida, la formulación de Álvar García presupone que él mismo se ajusta a ese dictado, y cabría preguntarse si no se trata de una autoapología, análoga a la que asoma cuando dice, después de referir el mandato regio por el cual los del reino debían comunicarle aquello que fuera de interés para la crónica, que se encontraba muy bien informado de los hechos que ha de narrar, como quien había pasado la mayor parte de su vida en la corte. Si es así, si puede postularse un tono apologético detrás de estas afirmaciones, cabría pensar que el prólogo haya sido escrito en un momento delicado, en que la idoneidad de Álvar García como cronista podría comenzar a ser contestada desde algunos sectores de la corte30. y ello no tendría nada de 30. El comentario sobre la presencia del historiador en la corte parece incidir también en su lealtad al Rey, no solo por el hecho de señalar un largo periodo de servicio, sino por detallar que sus ausencias de la corte se debían solo a misiones encargadas por el Rey o su 58 FRANCISCO BAUTISTA extraño, ya que, como sabemos, el autor fue apartado de la crónica regia mucho antes de su muerte, probablemente poco después de 1440. ahora bien, el contexto de este prólogo no puede ser solo personal, sino que se incardina también en el marco de una serie de reflexiones sobre el oficio de historiar producidas por los mismos años, o muy cercanos, en Castilla (Carr 1986). Como es bien conocido, hacia 1430, en su Traducción y glosas de la «Eneida», Enrique de Villena plantea una crítica esencialmente retórica y profesional de las crónicas regias del momento, reclamando una mayor atención por la elocuencia y una mejor preparación intelectual del cronista. algo más adelante, entre 1450 y 1460, Fernán Pérez de Guzmán, a quien ya me he referido, desarrolla, en el proemio a las Generaciones y semblanzas, una reflexión de orden fundamentalmente moral y político sobre la historia, donde la verdad del relato, sobreentendida en los textos anteriores, se convierte, de forma más vehemente que en nuestro caso, en el locus central de la discusión31. Pese a que el prólogo de Álvar García es contemporáneo de la Traducción y glosas de la «Eneida», no comparte en absoluto sus planteamientos (no en vano procede justamente del espacio cultural al que Villena dirige sus críticas), y tampoco hay indicio de que exista ningún tipo de enfrentamiento con dicho texto, que probablemente Álvar García no conociera (o de lo contrario, lo ignora por completo). En cambio, se encuentra, como hemos visto, bastante próximo a la orientación de Pérez de Guzmán, que insiste sobre todo en las condiciones éticas del historiador y en las de la creación de un consejo «a algunas partes de cumplia a su serviçio» (§55). La vinculación de Álvar García con el infante don Juan, que desde la segunda mitad de la década de 1420 queda enfrentado a Álvaro de Luna, debió dejar en una posición delicada al cronista a partir de dicho momento, y ello podría justificar esa sutil autodefensa que me parece posible percibir en estos pasajes. 31. Sobre este preliminar, además del trabajo de Carr ya citado, puede verse Gómez Redondo 2002, 2437-2440, & Folger 2003, 5660. ÁLVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA 59 relato que atienda sobre todo a la verdad. No sabemos si Pérez de Guzmán llegó a conocer una versión de nuestro texto, pero la amistad entre ambos intelectuales invita a no dar de lado esa posibilidad, que amplía el horizonte del debate historiográfico en la época de Juan II. Final No es necesario insistir sobre las implicaciones del texto aquí comentado, que puede contemplarse después de todo como la invitación a una revisión de la cronística del reinado de Juan II. Los nuevos datos sobre la autoría, el oficio de historiador, los métodos de trabajo cronístico y la incipiente reflexión teórica sobre el discurso historiográfico piden ser integrados en un cuadro más amplio que precisa aún de aportes básicos, como la edición de textos. Este trabajo quisiera dar un primer paso en tal dirección, para lo cual las perspectivas que abre el prólogo de Álvar García quizá representen un acicate y propicien una mirada renovada sobre los textos. II LaS SIETE EDaDES DEL MUNDO DE PabLO DE SaNTa MaRÍa y SU SIGNIFICaCIóN IDEOLóGICa N JUaN CaRLOS CONDE O SON MUCHOS LOS ESTUDIOS QUE SE HaN ocupado del contenido ideológico y político de Las siete edades del mundo, la crónica en verso compuesta por Pablo de Santa María, obispo de burgos, Canciller mayor de Castilla y ayo del joven rey Juan II, hacia 1416-1418, aunque sin duda los más importantes de entre ellos han desvelado importantísimos aspectos del mensaje de dicha obra1. Sin duda los más importantes estudios al respecto son los publicados por el siempre añorado alan Deyermond, quien en varios trabajos (1985a, 1986, 1988, 2009) estudió cómo Pablo de Santa María utilizó 1. La biografía sobre el obispo don Pablo y sus Siete edades del mundo ha crecido desde los ya lejanos libros de Serrano 1942 y Cantera burgos 1953. Las más importantes contribuciones sobre su vida y obra elaboradas en los últimos decenios son el estudio de Krieger 1988, la edición de las Siete edades de Sconza 1991, el estudio y edición de la misma obra de Conde 1999, artículos como los de Fernández Gallardo 1993, Kriegel 1994, Szpiech 2010 o Velázquez (en prensa), o contribuciones a obras colectivas como Conde 1993, 2002 y 2010. Las razones para la cronología propuesta del texto se hallan en Conde 1999, 15-22. 61 62 JUAN CARLOS CONDE en su crónica diversos recursos temáticos y estructurales –así, la organización del relato histórico conforme al esquema de edades del mundo, con sus implicaciones para una visión de la historia teleológica y escatológica reflejo de los designios de la providencia divina; o la combinación de historia universal e historia nacional en un mismo relato, con las implicaciones con que la dinámica significativa de ciertos tópicos caros a los historiadores del Occidente medieval, como la translatio imperii o las cuatro monarquías, carga mesiánicamente la representación historiográfica de una monarquía castellana presentada como heredera de una línea romano-gótica de la cual es culminación y cima– con objeto no solo de alabar convencionalmente a su Rey y señor, sino también de legitimar una monarquía «born in bastardy and rooted in fratricide» (Deyermond 2009, 64; idea ya expresada antes por él mismo en 1985a, 319), y convertirla en cumbre y ápice de la historia de la humanidad hasta la fecha. La finalidad legitimadora de las Siete edades es, para Deyermond, clara: «That chronicle makes skilful use of a variety of techniques to depict Juan II as rightful heir to the Visigothic kings of Spain and thus, implicitly, to validate the legitimacy of the Trastámaran dinasty» (Deyermond 2009, 65)2. Entre esos elementos destacan la continuidad de la línea del imperium en la historia universal, acentuado por diversos dispositivos estructurales y temáticos que dotan al relato historiográfico de una carga providencialista y mesiánica3. Como 2. Muchas de esas técnicas no son en absoluto originales, sino que en realidad Santa María recupera algunas de las movilizadas en las obras historiográficas patrocinadas por alfonso X y hasta en sus fuentes: «In the early fifteenth [century] the needs of the usurping Trastámaran dynasty –rooted, as I have said, in bastardy and fratricide– led Pablo de Santa María […] to adapt the historiographic patterning of the Estoria de España in his Siete edades del mundo […]. He, like the authors of the Estoria, achieves this by combining the Neo-Gothic ideology of Ximénez de Rada with biblical references» (Deyermond 2009, 71). Véase también Deyermond 1986. Para las formulaciones neogóticas de la Estoria de España alfonsí, el mismo Deyermond 1985b. 3. «¿Cómo prepara el poeta esta revelación de Juan II como un Mesías en la esfera de la política? Emplea varios recursos, destacándose «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 63 señala Deyermond, uno de los elementos fundamentales a ese propósito en las Siete edades es su estructuración mediante el esquema de edades del mundo, un esquema cargado de connotaciones e implicaciones mesiánicas, que se amplía y consolida con otro de los elementos centrales de las Siete edades: la idea de la translatio imperii de unas monarquías a otras a lo largo del devenir histórico4. Ello sitúa la historia castellana en el punto culminante del desarrollo de la historia universal: La fusión de la historia sagrada con la seglar –que se encuentra en todas las historias universales– conduce a dar de la historia seglar una interpretación no sólo milenaria, sino casi mesiánica, y el poeta emplea varios recursos para presentar a Castilla como punto culminante de la historia, y finalmente a Juan II como Mesías. La Castilla trastámara es, según Pablo de Santa María, sucesora de las monarquías judía y romana; en cuanto a la monarquía goda, no es sólo sucesora, sino heredera legítima (Deyermond 1988, 176-77). En efecto, la sucesión de unas monarquías a otras, que subyace al esquema de las cuatro monarquías, tan frecuentemente utilizado por los historiadores universales del Occidente medieval5, es otro de los elementos de configuración el énfasis en la genealogía y en las casas reales. En la biblia, tal énfasis demuestra el patrimonio regio de Jesús. En Las edades del mundo, prepara el terreno para la Castilla de la dinastía trastámara, e implícitamente garantiza la legitimidad de la dinastía» (Deyermond 1985a, 318; idéntica formulación en Deyermond 2009, 73). 4. «Las creencias milenarias se asocian íntimamente tanto con las siete edades del mundo en la obra de Pablo de Santa María como con las seis edades agustinianas. Hay más: la fusión de la historia sagrada con la seglar, fundamental en el género de las historias universales, estimula la aplicación a la historia seglar de una interpretación milenaria y hasta mesiánica» (Deyermond 1985a, 317; Deyermond 2009, 72). 5. «Las enumeraciones de patriarcas y monarcas judíos y romanos (antiguos y medievales) y godos ilustran el esquema de las cuatro monarquías […] Pablo de Santa María no menciona específicamente dicho esquema, y por lo tanto la identificación queda un poco incierta: la primera monarquía es seguramente la judía, pero no se puede decir si las otras son romana, goda y castellana, o romana antigua, romana medieval [i.e., Sacro Romano Imperio Germánico] y goda-castellana. Con 64 JUAN CARLOS CONDE del discurso historiográfico movilizados por Pablo de Santa María. Dentro de ese plan de tránsito del imperium de una monarquía a otra, Deyermond subraya la especial vinculación de Castilla con la monarquía visigótica establecida en las Siete edades, siguiendo líneas sólidamente construidas en la historiografía del XIII (Deyermond 1985b). Señala este: «La Castilla trastámara es, según Pablo de Santa María, sucesora de las monarquías judía y romana, pero su relación con la goda es distinta y más íntima: no sólo es sucesora, sino también heredera legítima» (Deyermond 1985a, 321, Deyermond 2009, 74). El análisis presente en Deyermond 1985a y 1988 es la base de las atinadas observaciones efectuadas por José Manuel Nieto Soria (1993, 215-216) acerca de la intencionalidad legitimadora, con base en un providencialismo mesiánico, que distingue a Las siete edades del mundo6. yo mismo, en varios lugares (verbigracia, Conde 1995; Conde 1999, 109-120), he desarrollado esa línea de indagación interpretativa, concretando y ampliando ciertos términos precisos del mensaje providencialista y mesiánico que la obra emite respecto de Juan II y su reinado. así, dicho todo, el problema no importa mucho, ya que la cuarta monarquía, la que se acerca más a la perfección, es la castellana» (Deyermond 1985a, 318-19). Esta estructura de la sucesión entre las cuatro monarquías, continúa Deyermond, se carga en las Siete edades de contenidos más complejos que acentúan sus connotaciones mesiánicas: «En términos de otro esquema conocidísimo de la Edad Media, el reino judío y el imperio romano son figuræ, prefiguraciones imperfect[a]s de un cumplimiento futuro y perfecto: la Castilla de Juan II. así como Cristo cumplió las promesas implícitas en las figuræ del antiguo Testamento, Juan II cumplirá las promesas de la historia humana» (Deyermond 1985a, 322; igual en Deyermond 2009, 76). Véase, para la el esquema historiográfico de las cuatro monarquías, Southern (1972, 162-63), Smalley (1974, 98-102) y Krüger (1976, 24-25). 6. Es de notar que, en una obra anterior, Nieto Soria detecta estas formulaciones mesiánicas únicamente en la parte final del siglo XV (1988, 71-77). Las siete edades del mundo antedatan significativamente el uso del procedimiento en Castilla, y muy probablemente abren la puerta a su utilización generalizada como parte central de la poética legitimadora de la corona castellana. Véase el comentario de algunos de estos casos en Conde 1995, 53-56. «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 65 mensaje (amén de su proyección general, que de tanto éxito gozará entre cronistas y otros escritores áulicos del reinado de los Reyes Católicos7) hace en las Siete edades referencia específica y nítida a circunstancias concretas asociadas con pactos y alianzas capaces de haber trastrocado de nuevo, años después del fratricidio de Montiel, la línea dinástica de la monarquía castellana: en concreto, hace referencia a las cláusulas contenidas en el tratado de bayona, firmado por Juan I y Juan de Gante, duque de Lancaster, en que las pretensiones de este al trono de Castilla se vieron apaciguadas con el compromiso matrimonial entre su hija, Catalina, y el futuro Enrique III (amén de por ingentes cantidades de dinero), hecho reflejado en la estrofa 336 de las Edades del mundo: Su fijo [i.e., Juan I] reinó luego por consiguiente, de quien en Castilla un grand fecho se nota, porque fue vençido en la de aljubarrota por mala ordenança de toda su gente; el qual por quitar un inconviniente que estonçes pudiera venir muy aína, casó a su fijo [i.e., Enrique] con doña Catalina, según en los tratos pasó largamente (Conde 1999, 340b). 7. Estas formulaciones mesiánicas se dejan notar (y no agoto la lista) en textos –tanto en prosa como en verso– de dicho período como la Divina Retribución del elusivo bachiller Palma [1479] (a la espera de la edición de Scott Ward, fruto de su tesis doctoral de 2008), la Consolatoria de Castilla de Juan barba [ante 1488] (para todo lo relacionado con ella véase, por supuesto, Cátedra 1989), el Panegírico en alabanza de la Reina doña Isabel de Diego Guillén de Ávila [1499, pero acaso ya escribiéndose desde poco antes de 1492] (cuya edición preparo en estos momentos), algunos de los poemas de Pedro de Gracia Dei, como su Vergel de nobles de los linages de España o su Genealogía y blasón de los reyes de Castilla [1500-1510] u obras ligeramente más tardías, como la Prática de virtudes de los reyes de Castilla [1517] de Francisco de Castilla. Para el elemento mesiánico presente en algunas de estas obras y en las Siete edades, véase Cátedra 1989, 54-62, Gómez Redondo 1995, 428-431, y Conde 1995, 57-59. Véase también Nieto Soria 1993, 197198, para consideraciones efectuadas desde planteamientos más generales. Sobre la cuestión, y por lo que se refiere a la fundamentación del reinado de Isabel la Católica, véase Cátedra en la segunda entrega de estos estudios. 66 JUAN CARLOS CONDE El inconveniente al que don Pablo hace referencia aquí, con muy adecuado understatement, era la posibilidad de que el trono castellano fuera ocupado por el Duque de Lancaster, casado, no se olvide, con Constanza de Castilla, hija de Pedro I, lo que proporcionaba un pretexto para una vindicación legítima de sus derechos al trono. El glosador anónimo de la igualmente anónima refundición de hacia 1460 de las Siete edades menciona explícitamente este riesgo de quiebra en la línea dinástica8. Pero había todavía más, pues una de las cláusulas del tratado abría la puerta, caso de que Enrique III y Catalina no tuvieran hijos, a que el trono pudiera pasar, si concurrían ciertas circunstancias, a la familia Lancaster (Palmer & Powell 1988, 55-56; cita extensa y comentario en Conde 1999, 114-115). El nacimiento de Juan II anuló esa posibilidad. De ahí la estrofa final de las Siete edades: Ilustre linaje de reyes pasados es este por todas las gentes del mundo, de donde desçiende don Juan el Segundo, delante quien somos todos inclinados; que como fuimos del tributo librados por Nuestro Señor en el su advenimiento, así somos deste por su nasçimiento después en Castilla todos libertados (Conde 1999, 340b). 8. «Muerto el rey don Enrique leuantaron por rey a su fijo don Juan primero que reyno xij años y se corono en las Huelgas de burgos y caso con doña Leonor fija del rey don Pedro de aragon y ouo en ella a don Enrique que fue rey y al infante don Fernando que fue rey de aragon este reyna murio de parto en Cuellar y caso el rey con doña beatriz fija del rey don Fernando de Portogal que era heredera y por eso entro en Portogal y se llamo rey y ellos alçaron al maestre d’avis fijo bastardo del rey don Pedro de Portogal donde vinieron las guerras de Troncoso y de aljubarrota y el duque de alencaste [sic] entro en Castilla llamandose rey porque era casado con doña Costançia fija del rey don Pedro y de doña Maria de Padilla y avinieronse que casase doña Catalina fija del dicho duque con el prinçipe don Enrique primero genito de Castilla» (Conde 1999, 408a-b). Sobre esta refundición de circa 1460, véase Conde 1999, 230-243. «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 67 Juan II, simplemente por el hecho de venir al mundo, redimió a Castilla, del mismo modo que Cristo, al morir en la cruz, ofreció a la humanidad la redención del pecado original9. En este particular aspecto de nuestra obra, pues, es posible hablar de mesianismo, pero no de profecía (que quedaría asociada, fundamentalmente, a las implicaciones, ya comentadas, del esquema de edades del mundo, de la translatio imperii y del mito goticista al que queda acogida la monarquía castellana). Recientemente, y desde muy distintas posiciones indagatorias, Ryan Szpiech (2010) ha abordado en un documentadísimo artículo, en que explora exhaustivamente el subtexto polémico contra el judaísmo de las Siete edades, el asunto de la intencionalidad del texto. Su interpretación polemista, creo, no excluye en absoluto las lecturas políticas que hasta aquí hemos visto, y, por otro lado –y esa es, creo, una crítica mayor–, no tiene en cuenta que, mientras que pudiera ser plausible la detección de síntomas en las Siete edades de posiciones antijudaicas y polémicas de raíz teológica y dogmática, la intended readership de las Siete edades (hablaremos de ello enseguida) garantiza que la interpretación política de la obra es la que debe prevalecer sobre cualquier otra, si deseamos aproximarnos a un correcto entendimiento de los vectores ideológicos que Santa María movilizó en el espacio textual de su crónica en verso. La relevancia de ciertos mensajes cuasilatentes antijudaicos de cariz teológico parece fútil en una obra de este tipo. Sin embargo, estas aportaciones críticas, que son fundamentales para poner en claro el propósito y el significado fundamentales de este texto, no agotan exhaustivamente los mensajes que Pablo de Santa María codificó en el espacio textual de las Siete Edades. El propósito de estas páginas es, precisamente, profundizar en su prospección y poner en claro otros aspectos de la configuración ideológica y política ahormada 9. Véase para todo esto Conde 1999, 105-107 y 114-115. Para el tratado de bayona, Palmer & Powell 1988. Pablo de Santa María participó activamente en las negociaciones del tratado de bayona, y permaneció en Londres como rehén: ver Serrano 1942, 15, & Cantera burgos 1954. 68 JUAN CARLOS CONDE en la obra. ampliar este tipo de indagación parece sumamente pertinente, porque todo parece indicar que Las siete edades del mundo fueron con casi toda seguridad obra de encargo, compuesta para la instrucción del joven rey Juan II, de quien don Pablo era tutor, por disposición testamentaria de Enrique III, como consigna la Crónica de Juan II: E otrosí, ordeno e mando que tengan el dicho príncipe mi hijo Diego López de astúñiga, mi justicia mayor, e Juan de Velasco, mi camarero mayor. E quiero e mando que estos, e el obispo de Cartajena con ellos, el qual yo ordeno para la criança e enseñamiento del dicho príncipe, tengan cargo de guardar e de regir e governar su persona del dicho prínçipe mi hijo, fasta que aya hedad de catorze años, e otrosí de regir su casa (1982, 31-32)10. Es verosímil, pues, que esta obra fuera parte instrumental de las actividades tutoriales de don Pablo. así lo deja ver el prólogo que acompaña a la obra: Entre otras obras que a la vuestra magestad, muy poderoso Prínçipe e Illustrisimo Rey e Señor, ayan seýdo presentadas, so breve compendio de escriptura una copilaçión, casi reportorio, de algunas estorias a vuestra alteza pensé dirigir (Conde 1999, 267a). 10. La voluntad expresada por el testamento de dejar al rey niño bajo la guarda de los mencionados personajes, y no bajo la de su madre, la reina viuda Catalina, causó la disconformidad de la reina. Varios capítulos de la Crónica de Juan II consignan el tira y afloja entre esta y Juan de Velasco y Diego López de Estúñiga (Carriazo 1992, 49-55, por ejemplo, y 87-88 para la resolución, por iniciativa del infante don Fernando, de esta disputa) por la guarda y custodia del niño; significativamente, el obispo de Cartagena –nuestro don Pablo– no es mencionado en todo este proceso como parte activa y discrepante. La reina viuda doña Catalina y el infante Fernando (pronto «el de antequera») quedaron como «tutores del dicho prínçipe mi hijo, e regidores de sus Reinos e señoríos» (33); eso explica que el texto citado aparezca en la Crónica de Juan II perentoriamente seguido de la apostilla «pero que no se puedan entremeter ni ayan poder en lo que atañe a la tutela» (Carriazo 1992, 32). Tutela que, como es bien sabido, distó de estar libre de tensiones. «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 69 El hecho de que la iniciativa de la elaboración y dedicación de la obra parta del autor, y de que la creación del texto no obedezca a encargo o encomienda parece corresponderse con una situación de cierta autoridad o superioridad intelectual por parte del autor, lo que se ajusta a una relación como la existente entre un tutor y su alumno, por muy regio que este sea. y, por otro lado, la intención didáctica de la obra se hace patente desde muy temprano en dicho prólogo: De algunas estorias recoligiendo çiertas cosas que más por manera de brocárdico11 que por otra escriptura sean avidas, aquesta suma copilaré, non alongando nin me deteniendo en la narraçión e continuaçión della porque en la manera sobredicha pueda ser avido por enojoso e tardío en mi fablar. Mas brevemente discurriendo en esto, considerando aquesta orden seguiré, porque así mesmo aquellos que de las estorias pasadas alguna notiçia e familiaridad han avido, como en espejo por ella mirando brevemente las puedan reduzir a su memoria; e los otros que dellas más apartados se sienten, avido conosçimiento de como así ayan pasado e contesçido, buscándolas recurran a aquellos logares donde más largamente se contienen (Conde 1999, 267b-268a). La alusión a la memorización de los datos ofrecidos en el relato historiográfico de las Siete edades, o a su función de vía de acceso a otros textos en que se ofrece información más larga y cumplida, apuntalan sin duda esa función didáctica o propedéutica que la obra tuvo. Estos datos proporcionan, me parece, una información preciosa, pues dan una idea de la situación de proximidad al poder (o, si se quiere, de la situación en los círculos del poder) desde la que Pablo de Santa María escribió sus Siete edades. También ha de tenerse en cuenta que el destinatario ideal, el lector plusquamimplícito de esta obra, es el rey Juan II. En otras palabras, y esto es indudablemente fundamental, el relato historiográfico que conforma las Siete edades es la visión de la historia del mundo y de España ofrecida por el 11. Es decir, ‘compendio, dicho compendioso, o recopilación de estos’. Véase Conde 1995-96. 70 JUAN CARLOS CONDE Canciller mayor del reino al joven Rey cuya educación tiene a su cargo. Creo que el rótulo de «official historography» con que alan Deyermond (2009, 60) etiquetó (entre otras obras afines) las Siete edades es perfectamente apropiado, y ajustado a las circunstancias. Esto, sin duda, debe ser tenido en cuenta a la hora de interpretar el sentido de esta compilación histórica: el carácter de «verdad histórica oficial» ad usum delphini del relato de las Siete edades ha de tenerse muy presente. asimismo, no debe olvidarse la amplísima difusión de que nos consta disfrutó este sumario historiográfico a lo largo de los decenios12, que garantizó la circulación del mensaje facturado en sus estrofas, tan carentes de estro poético como plenas de intencionalidad visionaria en lo político. & Una posible manera de profundizar en la indagación de la intencionalidad ideológica de Las siete edades del mundo parte de su consideración como sumario historiográfico. La idea de brevitas, central en su configuración textual –y en nada ajena a su condición didáctico-propedéutica (Fernández Gallardo 1993, 258, con referencia explícita a las Siete edades)– trae inevitablemente consigo (y tanto más cuando estamos ocupándonos de una crónica universal-nacional, cuya potencial materia argumental es de la mayor vastedad) la movilización de una poderosa voluntad de selección y compendio. La cita del prólogo de las Siete edades que hemos hecho hace poco, donde la obra aparece calificada de «breve compendio de escriptura», de «copilaçión» a manera de «brocárdico» sacada «de algunas estorias», no es la única en que ese designio de brevedad y selección queda explícitamente formulado, sino que aparece en otros lugares de dicho prólogo: Et, muy esclaresçido prínçipe, por que en la manera de mi proçeder de muchas estorias que por diversas nasçiones difusas de la creaçión del mundo acá han seýdo tractar entiendo distinguiendo 12. Véase, al respecto, Conde 1999, 121-132, & Deyermond 2009, 80. «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 71 e apartando los tiempos señalados en que cada una ha pasado e contesçido, por las quales, aunque más suçinta e calladamente pasase, de prosayca obra grand volumen cabsaría, por estilo metreficado, que mayor compendio e brevedad consigo trae, lo entiendo continuar (Conde 1999, 268b). El de brevedad se cumple mediante un criterio de selección («de algunas estorias recoligiendo çiertas cosas...», como se dijo), que aparece guiado, según se dice aquí, por criterios de autenticidad, sancionados por la autoridad de la ley de Dios: En la qual [suma] de diversas estorias traeré, apartando della algunos fechos que por escripturas apócrifas son conosçidos e allegándome otrosí a aquellos non solamente abténticos, mas aún que por ley divina nos son demostrados. En los quales, aunque poco, algún tanto me deterné (Conde 1999, 268a). El criterio de la brevitas, pues, va mano en mano con el de la selección de los hechos que han de constar en el relato, realizada conforme a criterios de autenticidad, de acuerdo con la ley divina. No es sorprendente, sobre todo en un relato de historia universal producido en la Edad Media, basado en la idea cristiana de la historia como resultado del desarrollo y despliegue de un plan divino. Es obvio que a ello se superpone el perentorio designio de abreviación que la creación de un sumario para la educación de un rey niño impone: no era viable infligir al pobre Juan II un tocho de la magnitud del Speculum Historiale del belovacense, una de las fuentes, por cierto, usadas por Pablo de Santa María en sus Edades (véase Conde 1999, 47-80). Resultado de estas operaciones de la inventio historiográfica es la elaboración de un relato que solo muy ocasionalmente se desvía de la falsilla históriconarrativa configurada por la línea de la sucesión en el imperium (desde los jueces de Israel a los reyes de Castilla, pasando por la monarquía hebrea, la romana y la visigótica), y la de la sucesión en el papado (tanto más importante en una obra escrita en tiempos del Gran Cisma de Occidente por un autor directamente implicado en su desarrollo y conclusión)13. 13. Véase para esto Serrano 1942, 30-36, 39-45 (merece especial atención lo dicho en 43-44), 53-55 & 64-69. 72 JUAN CARLOS CONDE Precisamente los ocasionales desvíos de esa línea, es decir, los elementos incorporados al relato que la complementan y que no vienen directamente motivados por la relación de los sucesivos reinados, parecen ser, y tanto más obviamente cuanto más drástico es el esfuerzo de selectio impuesto por la voluntad abreviadora del autor de la compilación o sumario, aquellos que más cuidadosamente debemos considerar en pos de ciertas claves de la voluntad significativa desplegada por el autor en el espacio textual. Si tales elementos fueron capaces de superar la drástica criba compilatoria, se deberá a que el autor, indudablemente, los consideraría especialmente importantes. y ello, como ya ha quedado dicho, cuando quien escribe está tan estrechamente asociado con las estructuras de poder (tanto político como eclesiástico) como lo estaba Pablo de Santa María, y cuando tiene como primer y principal destinatario de lo que escribe a un joven rey de cuya formación intelectual es responsable, merece la mejor y mayor de nuestras atenciones, pues trasciende la pura y simple voluntad autorial para extenderse al ámbito de la creación de un mundo explicado e interpretado para un monarca: un tipo de actividad intelectual que muy raramente, si alguna vez, se habrá efectuado al margen de claras e interesadas intenciones políticas. & Los elementos recogidos en Las siete edades del mundo que no están directamente vinculados al desarrollo de las líneas de sucesión monárquica o papal pertenecen a diversos ámbitos y esferas. Más adelante los detallaremos, pero por ahora baste decir que algunos de estos elementos son esperables en una obra correspondiente a un género historiográfico de clara impronta doctrinal cristiana, más si escrita por un obispo. Piénsese, por caso, en las noticias ofrecidas acerca de los hitos de la institución y desarrollo de la Iglesia y de la doctrina católica, plasmada en las noticias sobre la creación por Pedro de la Iglesia, o en la mención de los grandes nombres de la Patrística. En esa misma línea, y de forma acaso hipertrofiada, si consideramos el plan global de la obra y su resolución textual, aparecen en Las siete edades «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 73 del mundo numerosas informaciones relacionadas con la historia de las Escrituras, lo que sin duda revela los intereses escriturísticos de Pablo de Santa María, biblista ilustre. Otros de los elementos ajenos a las líneas de sucesión que configuran la translatio imperii incorporados al relato de las Siete edades son menos obvios y previsibles, y, por eso mismo, de un mayor interés a la hora de discernir la intencionalidad política última de nuestra obra. De entre ellos, dos series o grupos de informaciones nos parecen especialmente significativas: las realizadas respecto de las leyes, su creación y los principales hitos de su historia, y las efectuadas acerca de la institución e historia de la caballería14. En cuanto al primer grupo, la primera mención que aparece en las Siete edades a las leyes es, como cabría esperar en un relato historiográfico de ámbito universal compuesto en el Medioevo europeo, género siempre tan atento a los inventores de las cosas y a los pioneros en la realización de actividades15, la mención a la antigua Grecia como el lugar en que por vez primera se guardaron las leyes. así consta en la estrofa 103: Quando los treinta años deste se acabaron, al tiempo que andava por tierras agenas, estonçes se començó el reino de athenas, donde las leyes primero guardaron; en el qual diez e siete reyes duraron por discurso de años fasta bien después 14. Quedan sin tratar en este trabajo las restantes informaciones ajenas a la sucesión en las monarquías o en el papado: la invención de las siete artes liberales (estrofa 64), la reprobación de Homero en atenas (137), menciones a diversos filósofos griegos (Pitágoras, Demócrito, anaxágoras, arquelao, Gorgias, Sócrates, Hipócrates, Sócrates, Platón, aristóteles, 165-173) y a varios escritores romanos (Cicerón, Catón, Virgilio, 191; Ovidio, 199, boecio, 232) y a Galeno (213), serie de auctores que sin duda llama la atención a esas alturas del siglo XV, y en la pluma de un obispo y teólogo como Pablo de Santa María. 15. Para el desarrollo de esta idea en la antigüedad y en la Edad Media, véase Curtius 1955 II, 761-62, Lida 1950, 57-59, Lida 1972 y, con referencia a nuestra obra, Deyermond 1985a, 319. 74 JUAN CARLOS CONDE a los veinte e nueve del rey Manasés, que ya de reinar en su tiempo çesaron (Conde 1999, 292b). Nótese que la irrupción de Grecia en el relato viene dada por su fundación como reino, pero que el rasgo o detalle que asegura su inmortalidad historiográfica es haber sido el primer lugar donde se guardaron las leyes. La siguiente mención a materias legales consta en la estrofa 110. En la línea de la historia bíblica, y tras mencionar la entrega a Moisés de las tablas de la Ley en el Monte Sinaí en la 109, dicha estrofa 110 declara lo siguiente: Otros mandamientos de ley fueron dados sin aquestos diez de las tablas, los quales fueron en sí todos çerimoniales, con menos premia que los otros vedados, a este judaico pueblo encomendados porque eran a ellos mucho complideros: seisçientos e treze juizios e fueros por donde fuesen todos bien governados (Conde 1999, 294a). La alusión a los «seisçientos e treze juizios e fueros» está obviamente referida a los mitzvot o preceptos legales otorgados al pueblo que se listan en los libros bíblicos de Éxodo, Levítico y Deuteronomio (Isaacs 1996). Son estas, como es bien sabido, partes del texto veterotestamentario de indudable veste preceptiva y legislativa, y la detallada mención que marca su inclusión en el, por lo general, sucinto relato de las Siete edades solo se explica en el contexto del interés que muestra la obra por todo lo relacionado con la promulgación de leyes (Conde 1999, 52). La idea de la novedad, del ser pionero en algo, a la que nos referimos al comentar la primera mención a las leyes que aparece las Siete edades, es la que trae al relato la tercera, la que aparece en la estrofa 138 referida a Licurgo: Tras este Joram començó a reinar por un año solo su fijo Ocozías, padre de Joás, aquel que a Zacarías dentro del templo fizo apedrear; «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 75 en cuya sazón también se falla estar en Laçedemonia aquel noble varón Ligurgo, que solo por su discreçión las leyes primeras allí fizo dar (Conde 1999, 300a). Licurgo, presentado como discreto y noble varón (en un texto tan escaso en adjetivos como este), aparece en el relato histórico por haber sido el primero en promulgar leyes en Lacedemonia, esto es, en Esparta. La fama de Licurgo como gran legislador no pasó inadvertida a Pablo de Santa María, quien la tomó de la Chronica de San Isidoro (Conde 1999, 55n112). La siguiente alusión al ámbito de lo legal en las Siete edades nos lleva de Grecia a Roma. aparece en la estrofa 144: Mas desque fue muerto después non tovieron sinon año e medio la governaçión, porque la república por elecçión después dellos rey juntamente fizieron; e aquel que primero todos eligieron, con el qual en Roma fueron siete reyes, fue Numa Pompilio que les dio las leyes por donde primeramente se rigieron (Conde 1999, 301a). Numa Pompilio, segundo rey de Roma, tras Rómulo, gozó de fama de gran legislador, hasta el punto de que en las Vidas paralelas de Plutarco aparece emparejado a, y comparado con, precisamente, Licurgo. En la estrofa 145 se hace referencia –extensa, para lo habitual en el relato de esta obra– a una de sus iniciativas legislativas; dado que guarda relación con la caballería, nos referiremos a ella más adelante. Una segunda mención a asuntos legales procedente de la historia romana aparece en la estrofa 148 de nuestra obra, donde hallamos una mención a la Lex Duodecim Tabularum, el más importante código legal de la Roma republicana, promulgado a mediados del siglo V a. C.: Durante estas cosas en Roma pasadas, estonçes de atenas les fueron traídas sus leyes en doze tablas repartidas, de las quales solas dos fueron tomadas; 76 JUAN CARLOS CONDE en los quales tiempos por muchas vegadas entre los romanos e otras naçiones fueron grandes guerras e destruïçiones, e muchas prouinçias dellos sojudgadas (Conde 1999, 302a). La noticia de que las leyes fueron traídas de atenas viene al pelo en un relato en que la translatio imperii desempeña un papel fundamental; la translatio legis se situaría como parte del proceso general de transferencia del poder. Planteado en los términos en que aparece en las Edades, la noticia carece de base histórica; las leyes no fueron físicamente traídas de Grecia, aunque sí es cierto que fueron el resultado de la prospección realizada en atenas por una comisión enviada por el Senado romano a fin de estudiar la legislación soloniana; no es menos cierto que algunos estudiosos consideran esto mera fabulación (Mousourakis 2007, 24-25). La siguiente mención significativa en el ámbito legal nos lleva al período de la antigüedad tardía, y a una figura cuya influencia se extiende por toda la Edad Media, la de Justiniano, emperador del imperio romano de Oriente e inspirador del Corpus Iuris Civilis, la más importante recopilación de derecho romano de la historia. He aquí su aparición en la estrofa 233 de nuestra obra: Después de Justino luego subçedió aquel christianíssimo Justinïano, al qual fizo que se tornase christiano agapito Papa que le convertió; este las auténticas establesçió con otras muchas leyes antes d’aquesto, e fenesçió el Código con el Digesto, e todas las otras leyes abrevió (Conde 1999, 318b). La referencia al Codex Iustinianus («el Código») es clara, al igual que la efectuada a los Digesta, la vasta recopilación de legislación preexistente que sería el núcleo del Corpus. La ingente labor de recopilación y sumarización jurídica de Justiniano queda claramente establecida en el último verso de la estrofa. Estrofa que me parece altamente significativa: nada se dice de la trayectoria de Justino como emperador; la conversión al cristianismo de Justiniano se despacha en «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 77 un par de líneas (es noticia tomada del Speculum historiale del belovacense, XXII, 61); y se dedican cuatro versos a su labor legislativa. La siguiente mención a hitos de la historia del Derecho universal aparece de forma elusiva en la estrofa 242: Tras este Lotario e Corrando vinieron, según esta orden e regla que guardo, quando floresçió maestre Pedro Lombardo e sus dos hermanos, los que compusieron aquellas estorias las quales dixeron por nombre Escolásticas, con el Decreto, el qual copiló por estilo discreto el uno destos tres hermanos que fueron (Conde 1999, 320b). La mención del Decreto, o Concordia discordantium canonum, revela la presencia de Graciano, que aparece aquí como hermano de Pedro Lombardo y de Pedro Coméstor, autor, claro, de la Historia Scholastica16. El que aquí aparezcan mencionados como hermanos no solo carece de base histórica, sino que no figura en las fuentes utilizadas por Pablo de Santa María para la creación de su relato historiográfico (tal como el Speculum Historiale, XXXI,1, donde beauvais menciona a Pedro Lombardo y a Coméstor sin hermanarlos, y donde Graciano ni siquiera consta). Como ya escribí hace tiempo (Conde 1999, 77), es cierto que nuestro autor no está solo en esta atribución de parentesco, que aparece en algún texto mucho más tardío; pero para nuestros propósitos lo que importa consignar es que Pablo de Santa María da cabida en su relato al nombre más importante en la historia y elaboración del derecho canónico mediante la figura señera de Graciano y su fundamental Decreto. 16. Llama la atención la ignorancia de que hace gala el copista del manuscrito que nos transmite la refundición de las Edades de hacia 1460 al referirse a Coméstor, de quien, en la glosa que acompaña a dicha versión refundida, se dice: «Pedro comentador que fizo las estorias escolasticas» (Conde 1999, 390a). Error muy apropiado para cometido en una glosa, ciertamente. 78 JUAN CARLOS CONDE El siguiente hito referente a las leyes que encontramos en nuestra obra pertenece ya al relato de historia nacional contenido en las Siete edades, el «Fundamento de la población de España». Es una referencia al rey visigodo Eurico, en la estrofa 291: Mas porque este fizo la muerte tratar al otro su hermano por un su sirviente, Ervigo el menor así por consiguiente al él otrosí después fizo matar; el qual començando luego de reinar, porque se regían antes por alvedrío, fizo en toda España con su señorío las leyes primeras por escrito dar (Conde 1999, 331a). La referencia al arriano Eurico (la forma gráfica Ervigo es prácticamente unánime en todos los testimonios textuales, pero indudablemente se trata de Eurico, que reinó tras Teodorico y fue sucedido por su hijo alarico) viene motivada por ser el primero que puso en España leyes por escrito. Es nítida la referencia al Codex Euricianus, recopilación jurídica que constituye una suma del derecho romano-visigodo, elaborada en torno a mediados del siglo V (King 1972, 310). De nuevo, pues, hallamos la relevancia otorgada en este relato a lo nuevo, en este caso «las leyes primeras», circunscrito a primacía nacional y no universal. También importa otro pormenor, al que nos referiremos más adelante: este código escrito sustituye al «alvedrío» por el que antes se regían los visigodos, esto es, a las prácticas consuetudinarias tradicionalmente asociadas con el derecho germánico. y es, no lo olvidemos, un rey quien impone esas leyes. Otro punto relevante de la historia del derecho visigodo se menciona en las estrofas 300-301: Mas porque abreviemos en esta escriptura, de otro rey noble tras este diremos, del qual por las buenas leyes que tenemos su noble memoria en este reino dura. Este fue el rey bamba, que ovo renovado los adarves de Toledo que eran disipados, «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 79 e fizo poner después de reparados sobre cada puerta dellas un ditado; e ovo así mismo también limitado en toda España por sus repartiçiones los términos, tierras e juridiçiones que pertenesçían a cada obispado (Conde 1999, 333a-b). El rey Wamba, con mucho el rey visigodo al que más atención se dedica en las Siete edades, es recordado por sus leyes. ¿Es esto referencia a la promulgación de las llamadas Leyes militares de Wamba, que dictaban severas penas para aquellos que no acudían a sus deberes militares cuando eran reclamados para ello? así parece ser, si es que la alusión no hace referencia a iniciativas legislativas surgidas de concilios promovidos por este rey visigodo. Las fuentes de estas referencias a Eurico y Wamba en las Siete edades son alfonsíes, o post-alfonsíes, como dejé escrito (Conde 1999, 90-94). Las dos últimas menciones a hitos de la historia de las leyes corresponden ya al período de la monarquía castellano-leonesa. El primero de ellos aparece en la estrofa 329, y nos habla de alfonso X y sus Siete partidas: El fijo deste [i.e., de Fernando III] fue en discordia elegido para que fuese emperador de alemaña, aquel don alfonso que por guerra estraña el reino de Murçia le fue sometido; e después que todo fue dél poseído fizo luego en Lorca la torre alfonsí, e siete partidas de ley otrosí, por donde su reino fuese bien regido (Conde 1999, 339a). Son pormenores que configuran una visión del reino alfonsí (tomados, con la excepción de lo referido a la construcción de la torre alfonsí en el castillo de Lorca, de la Crónica de Tres Reyes [Conde 1999, 99-100]) en la que las Partidas hallan cabida, e interesa el pormenor que se añade acerca de la importancia de dichas leyes para el buen regimiento del reino. Volveremos a ello en breve. 80 JUAN CARLOS CONDE Finalmente, el último lugar del texto en que se menciona un dato asociado a las leyes es en la estrofa 332, dedicada al bisnieto de alfonso X, alfonso XI: Del buen don alfonso que luego reinara tras este, muy brevemente se dirá que fizo el ordenamiento de alcalá e en Lerma çercó a don Juan Núñez de Lara; quando Vasco Pérez alcaide entregara a los moros la villa de Gibraltar, de lo qual el rey ovo grand pesar porque perdió lo que su padre ganara (Conde 1999, 339b). La mención hace referencia, es claro, al Ordenamiento de alcalá de 1348, una ley que no solo tiene importancia por sí, sino por su posteridad: como ya expliqué en otro lugar (Conde 1999, 101-102), Juan I mandó observar las leyes de este Ordenamiento en las Cortes de burgos de 1379, y fue también confirmado por Juan II en las Cortes de Segovia de 1433 (véase Jordán de asso & De Manuel y Rodríguez 1774, XII). añádase a esto que este Ordenamiento fue objeto de una extensa glosa por parte de Vicente arias de balboa, glosador también del Fuero Real y del Fuero Juzgo. arias de balboa, que fue Obispo de Plasencia, fue embajador de Enrique III en aviñón, donde pudo muy bien trabar conocimiento personal con Pablo de Santa María, radicado allí en aquellas fechas (véase Pérez Martín 1984). Precisamente, esta perduración y vigencia del Ordenamiento puede explicar –junto con otras consideraciones que pronto se efectuarán– la mención que a este texto legal aparece en las Edades del Mundo, puesto que su promulgación no aparece, a diferencia de los demás pormenores entretejidos en esta estrofa, en las fuentes manejadas por Pablo de Santa María en esta parte de su crónica (Conde 1999, 101-102). Parece un pormenor sumamente elocuente y revelador de un especial interés por parte de nuestro autor en dicho ordenamiento en particular y, puesto en el contexto que acaba de acotarse en estas páginas, en todo lo referente a las leyes y a su fundamental importancia para el funcionamiento del reino en general. & «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 81 Examinemos ahora las menciones efectuadas en Las Siete edades del mundo a diversos hitos relacionados con la institución e historia de la caballería. El primero de ellos nos lleva, como cabía esperar, a la antigua Roma, y trata de la creación de la caballería por iniciativa de Rómulo (estrofa 143): Después desto Rómulo fue el que reinó en Roma primero que otro ninguno, el qual escogiendo de mil ombres uno primeramente cavalleros armó; e este fue aquel que así mismo tomó para consejo çient viejos sabidores, los quales por nombre llamó senadores, por quien la república se governó (Conde 1999, 301a). Una mención que encaja en el aludido interés de las historias universales en inventores y pioneros que ya quedó mencionado páginas atrás; sin embargo, y como veremos, en el caso de las Siete edades su presencia en el relato historiográfico va más allá de la verificación genérica de este topos. La fuente del pasaje citado es la Chronica de San Isidoro (Conde 1999, 55-56), y la noticia es bien conocida17. La siguiente noticia caballeresca, presente en la estrofa 145, pertenece también a la historia romana, y se refiere a un personaje también destacado por sus méritos como legislador, y al que ya hicimos referencia: se trata de Numa Pompilio, segundo rey de Roma, quien […] ordenó que si los cavalleros fuesen en serviçio del rey en las guerras que les fuesen dados sus sueldos e tierras, como agora fazen a los escuderos; porque resçibiendo todos sus dineros podrién estar siempre bien aparejados. E porque los años andavan menguados, aqueste añadió los dos meses primeros (Conde 1999, 301b). 17. Véase, por ejemplo, Partidas, II, XXI, 2-3, para el método de elección de los milites (accesible en Heusch & Rodríguez Velasco 2000, 54) o la respuesta de alonso de Cartagena a la Questión sobre la caballería que le planteó Santillana (Gómez Moreno 1985, 354). 82 JUAN CARLOS CONDE Es sumamente interesante ver cómo esta noticia vincula el ayer romano con el hoy castellano («como agora fazen a los escuderos») en esta referencia a la profesionalización de la caballería. asuntos materiales estos que, por descontado, no son ajenos al siglo XV, pues también hallamos en la Qüestión de Cartagena el dato de la conveniencia de que los caballeros al servicio del rey reciban un salario del tesoro regio (Gómez Moreno 1985, 362)18. La tercera noticia acerca de la historia de la caballería sigue perteneciendo a la historia romana, y la hallamos en la estrofa 149: así como quando en los tiempos pasados se falla qu’en una batalla campal los africanos con el grand anibal de Gneo e de Gayo fueron destroçados; mas después por él fueron desbaratados atantas vezes que tan solos quedaron que para fazer cavalleros compraron todos los siervos qu’estavan sojudgados (Conde 1999, 302a). Es una nítida referencia a la situación creada al fin de la batalla de Cumas, cuando para rehacer las fuerzas romanas tras los ataques cartagineses fue preciso hacer caballeros a los esclavos. Tan dramática noticia gozó de difusión en el Cuatrocientos castellano, pues la encontramos también en la Compilación de las batallas campales de Rodríguez de almela (1487, d ij vº), donde consta ese pormenor. 18. En adición a lo dicho, es necesario poner de relieve la importancia que tiene, dentro del debate sobre la caballería la baja Edad Media peninsular (por acogerme a la feliz acuñación presente en el título de Rodríguez-Velasco 1996), el renovado ideal caballeresco que, basado en fuentes y modelos latinos, triunfa en el siglo XV, en una dimensión –muy pertinente a nuestros propósitos aquí– jurídica y política. Véase para ello Heusch 2010. Sin duda, el testimonio de las Siete edades permite vincular a su autor con el proceso renovador que Heusch analiza en su trabajo; la conjunción de elementos jurídicos y caballerescos en las Siete edades que en estas páginas vamos poniendo de manifiesto así lo pone de relieve. «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 83 La siguiente referencia a la historia de la caballería nos lleva ya al relato de historia nacional contenido en las Edades. Es una mención sumamente genérica, pero significativa, porque hace referencia al proceso de llegada y asentamiento de los godos en la Península Ibérica. Una de las estrofas dedicadas a narrar la llegada de los godos, la 271, señala lo siguiente: aquesta gente queriendo conquistar otros muchos reinos e diversas tierras, por luengos tiempos ovieron tantas guerras que non se les pudo nada rebelar; de guisa que todos ovieron cobrar, así por nobleza que en ellos avía como por destreza de cavallería, la fama que dellos ya vemos quedar (Conde 1999, 327a). Más allá de lo que parece una simple mención encomiástica general a los godos, interesa en esta referencia el desdoblamiento entre nobleza y destreza de caballería, que toca, como veremos más adelante, cuestiones candentes en la Castilla del XV. y, en fin, esta serie de menciones a los hitos de la caballería la cierra otra que no deja de presentar aspectos interesantes. Se trata de la estrofa 323, referida al reinado del rey Fernando I: aqueste con quien ovo el reino quedado fue aquel noble rey don Fernando el primero, que al buen Çid Ruy Díaz armó cavallero e ovo a Castilla otrosí libertado quando con sus huestes ovo caminado fasta Tolosa con el Emperador, el qual con el Papa juntos con temor le dieron quanto les ovo demandado (Conde 1999, 338a). Fernando I aparece aquí como rey leonés y como libertador de Castilla, como quien la colocó en pie de igualdad con los restantes reinos peninsulares e incluso –según un arraigado relato de origen juglaresco19– plantó cara a los 19. Es conocido el relato que aparece en las Mocedades de Rodrigo, vv. 746-1164 (Menéndez Pidal 1951, 279-89). Véase para más información Conde 1999, 97-98. 84 JUAN CARLOS CONDE poderes omnímodos del Papa y el Emperador de Romanos. Pero lo que nos interesa aquí es la mención a que Fernando I armó caballero a Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. La noticia va en contra de la verdad histórica: no fue Fernando I quien lo nombró, sino el hijo de este monarca, el infante Sancho20. En cualquier caso, interesa la aparición del dato, única referencia en las Siete edades a Rodrigo Díaz de Vivar, y uno de los dos hechos recogidos en ellas acerca de Fernando I: que a la investidura caballeresca del Cid se le dé tal visibilidad hace pensar que ello tiene más que ver con un interés en los usos caballerescos que con un interés en la figura del Cid, de quien indudablemente cosas más vistosas cabía decir21. La presencia de estas alusiones a hitos de la historia de las leyes y de la de los usos y prácticas caballerescas en las Siete edades es sumamente llamativa, especialmente considerando dos factores: la escasez de noticias no relacionadas con la línea de transmisión del imperium que hallamos en la obra y, complementariamente, el desequilibrio proporcional y cuantitativo que la presencia de estas alusiones ostenta dentro del conjunto de esas noticias no relacionadas con la translatio imperii. En efecto, fuera de lo requerido por la línea de la historia bíblica y la de la sucesión en reinados y papado a lo largo de la historia, línea que configura la armazón del relato historiográfico contenido en las Siete edades del mundo, y fuera de lo directamente a esa línea vinculado, muy pocos 20. Para un resumen de la circulación historiográfica de esta noticia de la investidura caballeresca del Cid véase Conde 1999, 98 (algunos de esos textos en Heusch & Rodríguez Velasco 2000, 253-54). La comunicación del llorado Diego Catalán, que ahí se menciona, vio la luz poco después de la publicación de mi artículo (Catalán 2000). Véase, en cualquier caso, ahora para este asunto Rodríguez Velasco 2002, y, desde un enfoque distinto, Lawrance 2002. Otro acercamiento al asunto, esta vez con pie en el romancero, en Moreno 2008. 21. Otras figuras asociadas a las tradiciones épicas aparecen en las Siete edades: bernardo del Carpio (estrofa 316), Fernán González (318) y los Infantes de Lara (320); acaso sea lícito añadir a esta relación la atención dedicada al asesinato del rey Sancho por Vellido durante el cerco de Zamora (324). «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 85 elementos logran encontrar un hueco en el tejido discursivo de la obra. Es posible enumerarlos muy brevemente: hay menciones a la invención de las siete artes liberales (estrofa 64), a la reprobación de Homero en atenas (137), a la fundación de la Iglesia y la celebración de la primera misa (201); también se menciona a diversos filósofos griegos (Pitágoras, Demócrito, anaxágoras, arquelao, Gorgias, Hipócrates, Sócrates, Platón, aristóteles, 165-173) y a varios escritores romanos (Cicerón, Catón, Virgilio, 191; Ovidio, 199, boecio, 232) y a Galeno (213), así como a luminarias intelectuales del catolicismo (Orígenes, 215; agustín, 229; Gregorio, 235-36; Isidoro, 238; beda, 242) y otros grandes nombres de la cultura medieval (Prisciano gramático, 234; Pedro Lombardo, Pedro Coméstor, 242). También se menciona la fundación de las órdenes franciscana y dominicana (244). Capítulo aparte merecen las abundantes referencias a la historia del texto bíblico (Nehemias y Esdras, 161; Eleazar, declaración de «la Ley», 181; San Juan escribe el apocalipsis, 208; traducción de la biblia hebrea al arameo por Onquelos, 209; traducción del antiguo Testamento al griego por aquila, 212; Jerónimo traduce la Vulgata, 228; hallazgo del Evangelio de San Mateo, 230). y eso es todo. Es cierto que alguno de estos focos de interés llama poderosamente la atención; por ejempllo, el que me parece inusualmente alto relieve de la atención prestada a autores de la antigüedad clásica, al menos a esas alturas del XV, y en esos círculos), pero parece indiscutible que el interés de Pablo de Santa María en las innovaciones legales y en los hitos caballerescos es especial va más allá del interés suscitado por los inventores de las cosas22. analizar fundadamente las 22. alan Deyermond aventuró una posible explicación del especial interés que las Siete edades muestran por todo lo relativo a las leyes y a los ordenamientos legales: «La importancia especial que atribuye Pablo de Santa María a las innovaciones legales es menos común. Tal vez pueda atribuirse a su formación de erudito talmúdico (aunque la ley mosaica se menciona poco), tal vez a sus intereses de obispo y estadista. Otra factible explicación se relaciona con la situación de la dinastía trastámara [...] Los hechos de la historia reciente son innegables, y el poeta no trata de negarlos directamente. Salva el obstáculo, en cambio, 86 JUAN CARLOS CONDE razones de este hecho será fundamental para leer las Siete edades como algo más que un mero compendio historiográfico, carente de propósito y de intención ideológica. & Las razones de la especial atención prestada a estos dos asuntos en el relato historiográfico elaborado por Pablo de Santa María en Las siete edades del mundo se explican indudablemente desde la consideración de la realidad política castellana de la baja edad media, marcada por las tensiones entre la monarquía y la nobleza. No es este el momento para detenerse en la revisión del recorrido de ese conflicto entre nobleza y monarquía, que cuenta, por supuesto, con una bibliografía notable en cantidad y calidad –baste nombrar, por dar una referencia, el clásico trabajo de Suárez Fernández (1959; edición renovada y ampliada 2005)–, pero sí acaso para recordar la manera en que leyes del reino e institución caballeresca se combinan durante tres siglos para intentar sofocar el constante fuego de la rebelión nobiliaria y para alterar las bases de las relaciones de poder político establecidas en la sociedad. En esa larga y tortuosa historia de tensiones y abiertos enfrentamientos entre nobleza y monarquía que marca inexorablemente la historia política de Castilla y León en los siglos XIII a XV, tanto las leyes como la institución de la caballería surgen como instancias fundamentales, tanto para el reforzamiento de la autoridad regia como para la sumisión de la nobleza al poder de la corona. Esa es la razón, como vamos a ver, por la que el obispo don Pablo con la introducción de un fuerte elemento jurídico en el desarrollo humano, cuya culminación es la Castilla de Juan II. No se trata sólo de la translatio imperii y del desarrollo intelectual, sino del crecimiento y del perfeccionamiento de una tradición jurídica: la ley mosaica, la grecorromana y la goda confluyen en el código de las Siete partidas, y la Castilla trastámara hereda esa tradición jurídica junto con el poder político. Si bien esta idea no se presenta como argumento lógico, lo cual sería imposible, la ordenación de los hechos narrados contribuye a insinuarla» (1985, 319). El razonamiento de Deyermond me parece acertado, pero incompleto, como espero demostrar en las páginas que siguen. «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 87 presta tan señalada atención a unas y a otra. La figura y la obra de alfonso X (también consideradas cruciales en el texto de Deyermond citado en la nota 22) pueden ser un excelente punto de partida para comenzar nuestro itinerario. No es mera coincidencia que la ley más célebre de la Edad Media peninsular sea una de las más obsesivamente centradas en la cimentación del poder regio y que en ella se encierre la primera formulación teórica y doctrinal sobre la caballería elaborada en Castilla. Me refiero, claro, a las Siete partidas. En ellas alfonso busca culminar un proceso con raíces más hondas, el de la sustitución de un derecho basado en legislación local y en muchos casos de origen nobiliario (fueros, fazañas, etc.), o incluso de matriz consuetudinaria, que dejaba mucho que desear23 en cuanto a su consistencia y fiabilidad, por un derecho centralizado, promulgado por el rey, único elemento en la sociedad con la prerrogativa de elaborar reyes; todo ello, por supuesto, al servicio de la creación de un nuevo diseño social basado en un poder monárquico fuerte que los nobles no tardaron en rechazar de modo sumamente enérgico24. Es preciso señalar que este impulso alfonsí en pos de una legislación homogénea y armónica, cimentada en la tradición del derecho romano y hostil hacia las tradiciones legislativas locales, basadas con frecuencia en el derecho consuetudinario, está en línea con los objetivos que en toda Europa se marcan canonistas y glosadores, y es cuestión abierta en los siglos subsiguientes, como muestran no solo la continuidad de que intermitentemente gozan las Partidas en los siglos XIV y XV (asunto que enseguida abordaré), sino también el debate intelectual sobre la importancia del derecho para la articulación de la vida civil que ejemplifica, en fechas cercanas a las de la redacción de Las 23. Como alfonso consignó en un célebre pasaje del prólogo del Libro del fuero de las leyes; véase, para esto, Rodríguez-Velasco 2006, 427. 24. Sobre el programa legislativo alfonsí y su intención política, véase, entre muchos otros, Maravall 1983, MacDonald 1990, Sánchezarcilla bernal 1999, González Jiménez 2004 y Rodríguez-Velasco 2009, 30-32. Eran, por supuesto, formulaciones que ya habían aparecido en obras anteriores como el Espéculo (Gómez Redondo 1998, 330-357). 88 JUAN CARLOS CONDE siete edades del mundo una personalidad como Enrique de Villena. Las formulaciones de don Pablo en estas referencias a la ley en las Siete edades sin duda parecen ser reflejo y parte de ese debate intelectual europeo sobre la centralidad de la ley en la articulación social cuyo recorrido acabo de esbozar. Pero no me referiré aquí a ello, ni al (muy pertinente para estas páginas) vector amortizador de la presencia de la caballería como fuerza social activa detectable en estas tendencias, por ser asunto tratado en detalle en Cátedra 2002. Tampoco parece en absoluto coincidencia que, como parte fundamental de la creación de ese nuevo diseño social, aparezca en las Partidas una formulación de la institución caballeresca que concibe la caballería como una dignidad que solo podía partir de la figura del propio rey y que establecía, mediante el ritual de la investidura, un vínculo vasallático y de servicio entre aquellos a los que el rey nombraba caballeros y el propio rey. Es bien conocido el contenido del famoso título 21 de la Segunda Partida, en que se especifica la creación, historia y naturaleza de la caballería, y se codifica su ritual y su ceremonial, y se le ha dedicado abundante atención crítica; pero en ocasiones no se presta la atención que sin duda merecen, como muy bien ha señalado Rodríguez-Velasco (1993, 65-66; 2009, 43) a las leyes de títulos como el 24, «Del debdo que han los omnes con sus seynnores por razon de naturaleza», o del 25, «De los uassayllos». En esas leyes se inserta sin fisuras la caballería dentro de la esfera vasallática regia (Heusch & Rodríguez Velasco 2000, 12; Rodríguez-Velasco 2009, 42-47), ubicando a los caballeros hijosdalgo bajo la obediencia de la corona25. 25. así lo ponen de relieve estos pasajes, aducidos por vía de ejemplo: «Titulo .xxv. De los uassayllos. Ley primera. Que cosa es señor e que cosa es uassallo. Seynnor es llamado propriamente aquell que ha mandamiento e poderio sobre todos aquellos que biuen en su tierra Et a este atal deuen todos llamar señor tan bien sus naturales como los otros que uienen a ell o a su tierra. Et otrossi es dicho seynnor todo omne que ha poderio de armar e de criar por nobleza de su linage e a este atal nol deuen llamar seynnor sino aquellos que son sus uassayllos o reciben honrra o bien «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 89 La caballería de las Partidas, por tanto, es una caballería al servicio del rey, un método de situar a la nobleza bajo la jurisdicción del imperium monárquico, por emplear con ligeros cambios la formulación consagrada de Rodríguez-Velasco (2009, 22). Ello, además, vincula la institución caballeresca con el ámbito legislativo: solo el rey, que puede dar leyes, puede nombrar caballeros (con excepciones tan señaladas y conocidas como la sostenida, con su sobresaliente contumacia, por don Juan Manuel). Las formulaciones alfonsíes que examinamos, y muchas otras que dejamos intonsas, pero sobre las que se hallará copiosa información y hartas reflexiones en la bibliografía citada, indudablemente buscaban redefinir los vínculos del rey con los primates del reino, fecho de los seynnores assi como cauaylleria o tierra o dineros por seruicio seynnalado que les ayan de fazer. Ley .ij. Quantas maneras son de seynnorio y de uassayllage. De señorio e de uassayllage son cinquo maneras. La primera e la mayor es aquella que ha el rey sobre todos los de su seynnorio [...]. La segunda es la que han los seynnores sobre sus uassayllos por razon de bien fecho o de honrra que deyllos reciben assi como de suso dixiemos» (Ms. Vit 4-6 biblioteca Nacional, Madrid, sin indicación de foliación visible en el microfilm que utilizo, cursiva mía). Especial importancia simbólica tiene todo lo dicho acerca del beso como elemento fundamental de expresión de acatamiento vasallático, tanto más cuanto que el beso a la mano de quien arma caballero es un elemento fundamental de la ceremonia de investidura caballeresca, como queda establecido en Partidas II, XXI, 13 (en Heusch & Rodríguez Velasco 2000, 61-62). He aquí alguna de las observaciones efectuadas al respecto en el título 25 de la Cuarta Partida: «Ley .iiij. Como se puede fazer un omne uassayllo de otro. Uassayllo se puede fazer un omne dotro segunt la antiga costunbre de espaynna en esta manera. otorgando se por uassayllo deaquell que lo recibe e besandol la mano por reconoscimiento de seynnorio. Et aun hy ha otra manera que se faze por homenaje [...]. Ley .v. En que sazones es tenido el uassayllo de besar la mano al seynnor e en quales no. Besar deue la mano el uassayllo al seynnor quando se faze su uassayllo assi como dixiemos en la ley ante desta e aun lo deue fazer quandol faze cauayllero luego ques ceynnida la espada [...]. Empero al rey tan bien los ricos ombres como los otros desu seynnorio son tenidos de besar la mano en aquellas sazones mismas que de suso dixiemos et aun gela deuen besar cada que eyll ua dun loguar a otro el sayllen a recebir e cada que uinieren de nueuo a su casa o se quitaren deyll pora hyr a otra parte (Ms. Vit 4-6 biblioteca Nacional, Madrid, ditto). 90 JUAN CARLOS CONDE ordenados en guisa de caballeros al servicio de la corona, y con ello poner punto final a las tensiones entre el poder real y el nobiliario. Vano empeño, como demostró el fin del reinado de alfonso X, como continuará demostrando el discurrir de reinados como los de alfonso XI –sobre todo su minoría– y Pedro I, y como certificarán los acontecimientos del siglo XV hasta los aledaños de 1474. Cuando se analiza detalladamente la especial atención que se da al Ordenamiento de alcalá en el relato de las Siete edades encontramos en su base un doble interés semejante al descrito en el caso de las Siete Partidas y el proyecto político alfonsí. Una vez más, se trata de una ley que busca dar solidez al poder de la Corona, tan maltraído por tantos nobles levantiscos irrespetuosos con la autoridad real de Fernando IV, alfonso XI y aquellos que estuvieron a cargo de la regencia durante la minoría de estos; es también un texto que se ocupa de manera señalada de la institución de la caballería como institución emanada de la autoridad regia destinada –teóricamente, al menos– a situar a la nobleza en su correcto lugar del ordenamiento político y social (Heusch & Rodríguez Velasco 2000, 12). La opinión al respecto de un excelente conocedor de estas materias es tajante: «No hay en Castilla y León otro monarca que tenga más fe en reordenar su relación con la nobleza a través de la caballería que alfonso XI» (Rodríguez-Velasco 2009, 51). Por supuesto, lo que alfonso XI busca conseguir con este ordenamiento toma como núcleo fundante las Siete Partidas de su bisabuelo alfonso X, cuya promulgación efectiva decreta 26 . Conviene recordar que alfonso XI no solo cifró en el Ordenamiento de alcalá de 1348, explícitamente mencionado por don Pablo en las Siete edades, ese deseo de utilizar la institución de la caballería como instrumento de control sobre la nobleza rebelde, sino que a ese mismo criterio obedece su creación de la Orden de la banda como método de institucionalizar el control regio de una nobleza 26. Véase para ello Sánchez-arcilla bernal 1999, 75-78; Gómez Redondo 1999, 1310-1312; Rodríguez-Velasco 2009, 153 –por la cita que en ella se efectúa–, 179-180; Rodríguez-Velasco 2010) «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 91 que recibiría su estatuto de manos del propio rey en un ritual de centralidad monárquica, como ha estudiado recientemente Jesús Rodríguez-Velasco (2009, 141-185). La intención de la creación de esta orden caballeresca queda clara por un hecho a contrario señalado puntualmente por el mismo estudioso: ni don Juan Manuel ni Juan Núñez de Lara quisieron someterse al ritual de la investidura caballeresca de manos del Rey: dicho acto hubiera creado una materialización pública de una sumisión a ese, o de una lealtad pública a la monarquía y a su autoridad que estos nobles distaban infinito de estar dispuestos a aceptar, asumir y publicar (2009, 173). a la luz de lo dicho, parece que la mención de las Siete Partidas y del Ordenamiento de alcalá, en el contexto general de una atención considerada y sostenida a la promulgación de leyes y a la institución caballeresca claramente advertible en el espacio textual de las Siete edades del mundo, obedece a una clara voluntad por parte del autor de llamar la atención de su lector privilegiado, el joven Juan II, hacia dos de los vectores fundamentales de la autoridad monárquica. Todo ello tanto más necesario y evidente cuando consideramos que tanto uno como otro texto legal estarían al alcance del joven rey, pues su presencia en la biblioteca regia estaría garantizada27, y nos consta que uno y otro fueron reinstituidos como códigos legales vigentes y operativos durante los reinados de –en el caso de las Partidas, y como ya ha sido dicho– alfonso XI, merced al Ordenamiento de 1348, y de –en el caso de este último– Juan II (Rodríguez-Velasco 2009, 144, 159160), lo que de algún modo traería consigo una reviviscencia del vasto código alfonsino, perfectamente en línea con las tendencias del debate intelectual sobre la presencia capital de las leyes en el entramado social (unas leyes armonizadas en consonancia con los principios del Derecho romano y hostil hacia leyes locales, siempre más afines a poderes locales de naturaleza nobiliaria) que los juristas europeos mantienen 27. Las referencias a copias autorizadas de uno y otro texto presentes en la cámara regia así permiten suponerlo, véase Rodríguez-Velasco 2009, 149-156. 92 JUAN CARLOS CONDE desde los tiempos de alfonso X y en los siglos sucesivos, como quedó apuntado más arriba. Sin duda, Pablo de Santa María, que tenía bien fresco lo sucedido durante los años inmediatamente posteriores a la muerte de Enrique III, en los que la nobleza castellana no perdió ni un segundo en sus intentos de subvertir la autoridad regia (como bien pone de manifiesto el relato de los primeros años del reinado de Juan II en su Crónica), sabía muy bien cuán importante era para la educación del joven rey como tal el recto entendimiento de las relaciones esenciales de poder entre nobleza y monarquía, que don Pablo sin duda pensaba debía estar basado en ideas centradas en la reafirmación del poder monárquico y en la ejecución, finalmente, de la reordenación de la nobleza como caballería leal al rey. Esta fue la razón por la que incorporó en el relato de sus Siete edades del mundo mención especial a la invención y desarrollo de las leyes (y al modo en que estas contribuían decisivamente a una reformulación del rol social de la caballería), con atención especial a las Partidas y el Ordenamiento de alcalá, códigos que definían el espacio legal en que a Juan II le cabía actuar y decidir y del que tenía que ser consciente conocedor, y espacio legal en el que, como rey legítimo, era autoridad máxima a cuyo servicio dichos instrumentos legales se encontrarían. No sabemos si la lección caló en el Rey niño; de lo que sí tenemos absoluta certeza es de que esas tensiones entre el establecimiento nobiliario y la corona marcarían, como todos sabemos, el devenir casi cotidiano de los cuarenta y ocho años de su reinado. Como hemos dicho, la idea de la caballería como institución creadora de una nueva clase caballeresca leal cuya virtud nobiliaria viene basada en el respeto al vínculo creado entre el rey y los receptores de la investidura más que en la nobleza conferida por el linaje es central en las codificaciones jurídico-caballerescas contenidas en las Partidas y en el Ordenamiento de alcalá. Tal idea, central a las mociones de regeneración caballeresca promovidas por los dos alfonsos, me parece puede advertirse en otro de los pasajes de las Siete edades comentados anteriormente y explicaría su incorporación al relato. Me refiero a la mención, en la estrofa 323, a «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 93 «aquel noble rey don Fernando el primero, | que al buen Çid Ruy Díaz armó cavallero». Un acto de investidura caballeresca –su falsedad histórica es lo de menos– que reúne una serie de condiciones capaces de hacerlo ejemplar en manos de un tutor talentoso28. La investidura es llevada a cabo, como corresponde, por el rey. El investido caballero es paradigma de lealtad al rey, el mejor vasallo posible, y, por otra parte, es un excelso representante de una nobleza de las obras, no de una nobleza del linaje; si bien hemos de tener en cuenta, por supuesto, que el «buen Çid Ruy Díaz» que pudieron conocer Pablo de Santa María y su pupilo no sería el del Cantar que conocemos, sino el cronístico. Con todo, la inclusión del dato podría ser un elemento más para atraer la atención del joven rey hacia el ámbito de la institución caballeresca y su relevancia para el buen orden social, si consideramos, otra vez, el potencial didáctico que una estrofa como la 323 de las Siete edades podía tener en manos de un tutor como don Pablo. & En conclusión, parece atinado hacer una lectura de la incorporación de estos datos sobre la ley y sobre la caballería en el sucinto relato historiográfico que configuran las Siete edades del mundo no como una mera ostentación de datos de algún interés enciclopédico o anecdótico –lo que es impensable, dada la férrea voluntad de brevedad que caracteriza el texto–, o como un resabio más de los elementos legitimadores presentes en la obra (véase el texto de Deyermond citado en la nota 22), sino más bien como parte de un programa intencional de enseñanza al joven Rey de elementos fundamentales para la creación y explicación de una imagen del poder real precisa y determinada, y de una presentación de dos de los elementos fundamentales para imponer dicho poder real sobre las voluntades de una nobleza bulliciosa y levantisca. Es preciso tener muy presente, además, 28. Sobre la investidura caballeresca de Rodrigo Díaz de Vivar, véanse Rodríguez Velasco 2002; 2009, 38, 40; y Montaner 2011, 667-670. 94 JUAN CARLOS CONDE que la coalescencia que en las páginas de las Siete edades muestran tener la ley y la caballería dista de ser hecho esporádico o aislado, y es reflejo de desarrollos sociales en devenir desde el siglo XIV, si no antes. Se pregunta acerca de este fenómeno Rodríguez-Velasco, y ofrece cumplida respuesta cifrada en una finalidad tan clara como urgente: ¿Por qué se produce esta extraña y aparentemente contradictoria unión entre los grupos caballerescos y los oficios letrados? De hecho, el uso de las instituciones caballerescas [...] está extraordinariamente dirigido a sentar la centralidad jurisdiccional del poder monárquico [...] Contra la reclamación de privilegios jurisdiccionales de la alta nobleza feudal (o señorial), la caballería se inventa para poder disponer de un grupo nobiliario sin capacidades jurisdiccionales, y poder oponerse, desde esa posición, a los señoríos altonobiliarios (2009, 260). Grupo nobiliario –recuérdese lo comentado páginas atrás al socaire de la estrofa 145 de las Siete edades, y la mención ahí efectuada a ciertas ideas de alonso de Cartagena– que incluso debía estar a sueldo de la Corona, si las circunstancias lo requerían. El hecho de que durante el reinado de Juan II la lacra de las reclamaciones nobiliarias continuara socavando el poder regio y la prosperidad del reino no contradice la intención del mensaje cifrado por el obispo don Pablo en su obra, ni disminuye un adarme su pertinencia: simplemente confirma la distancia entre la teoría de la enseñanza y la tozuda realidad. Estos datos sucintos, tal y como constan en el espacio del texto, serían, muy probablemente, expandidos por el tutor don Pablo en las sesiones que este compartiera con el joven Juan mediante lectiones que a buen seguro extraerían todo el sentido del mensaje meramente enunciado en el texto; más cuando sabemos cuán importantes el asunto de la legitimación de la nobleza en la sociedad política y del correcto regimiento del reino mediante leyes debieron ser para él. No en vano esa preocupación se proyecta, mejor que en ningún otro sitio, en su fechura más notoria: su propio hijo, alonso de Cartagena, Obispo de burgos y tan cercano a los círculos del poder como él, pero ya no preocupado por cuestiones teológicas, sino por las legales (de ahí sus «LA SIETE EDADES DEL MUNDO» 95 estudios de leyes, y sus obras de asunto legal como su discurso sobre la precedencia de la embajada castellana sobre la inglesa en basilea) y, naturalmente, por las caballerescas, como demuestran su respuesta a la Qüestión de Santillana y su Doctrinal de los caballeros29. 29. Recientemente, ha puesto de relieve Jeremy Lawrance cómo la figura de alonso de Cartagena es la de un inflexible defensor del poder monárquico centralizado forjado sobre mitos goticistas, cimentado sobre sólidas bases legales, y por el que no vaciló en esgrimir su eficaz pluma de letrado eminente (Lawrance 2011). Llama, claro, poderosamente la atención ver las conexiones que las ideas de las Siete edades que hemos explorado en estas páginas establecen con obras de Cartagena como la anacephaleosis, la respuesta a la Qüestión de Santillana, el Doctrinal de caballeros (en que las formulaciones caballerescas de tiempos de alfonso XI tienen lugar tan preeminente) y alguna otra. La revaluación de los contenidos ideológicos desplegados por Pablo de Santa María en las Siete edades se antoja fundamental para entender las direcciones ideológicas e intelectuales de la obra de su hijo alfonso. Reflexiones relativas a alfonso de Cartagena y del todo pertinentes a nuestros propósitos en Lawrance 2012, especialmente 189-192. III La PROPOSITIO FaCTa CORaM DOMINO REGE ROMaNORUM DE aLONSO DE CaRTaGENa y La REPÚBLICa DE PLaTóN E GEORGINa OLIVETTO & aNTONIO TURSI N PLENO CUMPLIMIENTO DE SUS ObLIGaciones diplomáticas en el Concilio de basilea y tras la elección de alberto de Habsburgo como nuevo rey de los Romanos el 18 de marzo de 1438, alonso de Cartagena recibió el encargo de Juan II de presidir una embajada a Centroeuropa. El monarca de Castilla mostraba así su interés por estrechar relaciones con el Imperio e inclinar el apoyo de este a la causa papal, en un contexto político de tensiones entre el Concilio y el Pontificado y de amenaza de un nuevo cisma1. El dificultoso itinerario hacia Silesia de la comitiva castellana tuvo su inicio a mediados de 14382, atravesando 1. Para el contexto histórico y la crisis conciliar en relación con Castilla, véanse Suárez Fernández 1948 & 1960, 127-141; Álvarez Palenzuela 1992; y Fernández Gallardo 1998, IV, cap. XI, & 2002, 209-227. 2. aunque Suárez Fernández 1960, 139, y Álvarez Palenzuela 1992, 142, fechan la partida de esta misión en julio, es preciso retrasarla hasta el mes de agosto. El borrador de las credenciales a los embajadores, conservado en aGS, Estado. Francia. K-1711, fol. 403rv, carece 97 98 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI Nüremberg, Linz y Viena hasta llegar a la fortaleza de Laa (austria, en la frontera con República Checa). Desde allí, ante la amenaza permanente de los ejércitos husitas, continuó su camino bajo la solicitada protección de una escolta imperial, para arribar finalmente a breslau (Wroklaw, Polonia) en el mes de noviembre3. Testimonio documental de esta ⁄ de nombres y de fecha (Suárez Fernández 1960, 139 & 410-411), pero los protocolos del concilio dejan constancia de la presencia de Cartagena en basilea tanto el 30 de julio como el 5 y el 11 de agosto (beckmann 1926, 286, 288 & 291), mientras que la documentación de la Rota basiliense data con exactitud su salida el 25 de agosto, fiesta de san Luis IX de Francia: «N. fuit tenta audien. iud. propter fest. s. Ludowici regis et propter recessum ep. burgen. ad regem Romanorum. 25. aug.» (Gilomen 1998, 30). La información es consecuente con la epístola en que Pier Candido Decembrio declara a Francesco Pizzolpasso haber recibido su noticia «de discessu burgensis nostri», que Sabbadini 1914 [b], 239, sitúa en septiembre de 1438 y Fubini 1966, 361-362, en los primeros días de este mes o preferiblemente en los últimos de agosto. Zaccaria 1959, 187, añade: «Lo scambio di tutte queste lettere [entre Cartagena y Pizzolpasso] avvene prima dell’agosto 1438, quando alfonso vescovo di burgos si allontanò temporaneamente da basilea per recarsi a bratislavia». También a fines de agosto, aunque su editor moderno prefiere fechar el episodio en julio, Pero Tafur refiere haber cruzado el paso de San Gotardo para luego arribar a basilea y encontrar allí a los representantes castellanos en el concilio, entre ellos el obispo de burgos (Jiménez de la Espada 1995, 124-125 & 472). 3. Suárez Fernández 1960, 139-140, con la documentación en 416-418; Álvarez Palenzuela 1992, 142-145; y Fernández Gallardo 1998, IV, cap. XI, 1009-1011, & 2002, 211. Pero Tafur testimonia la presencia de Cartagena en la corte de alberto II, «al qual el Emperador fazíe grandíssimo acatamiento» (Jiménez de la Espada 1995, 144147), como ya indica Serrano 1942, 150-151; del mismo modo Eneas Silvio Piccolomini: «Nondum enim delitiæ Hispaniarum burgensis ex legatione ad Cæsarem erat reuersus» (1523, 3), según señala Sabbadini 1914 [b], 240-241. El opúsculo De actibus reverendissimi in Christo patris et domini domini alfonsi de Cartagena episcopi Burgensis, atribuido tradicionalmente a Sánchez de Nebreda, da la noticia: «De basilea uero fuit misus ambaxiator per prelibatum regem Castelle ad christianissimum imperatorem albertum regem Romanorum qui tunc in ciuitate brecella degebat, que sita est in alta alamania distans a basilea per leucas CCC. Inclitus autem inperator recepit eum multum honorifice, tribuens ei donaria multa» (Lawrance 2000, 146 & 164). Véanse también beltrán de Heredia 1970, 328-330; y Ochoa brun 2003, 264-265. ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 99 visita es el discurso pronunciado por alonso de Cartagena ante alberto II el día 20 del mismo mes4, la Propositio facta per episcopum Burgensem ex parte domini nostri regis, coram domino rege Romanorum5, un sermón político construido con todas las premisas formales de la tradición homilética medieval, según la apreciación de Fernández Gallardo6. El texto, de indudable contenido político-filosófico, introduce un thema bíblico procedente de I Mach, 12, «Lætamur itaque de gloria vestra», muy apropiado al mensaje de regocijo del Rey castellano ante la elevación al trono del nuevo Emperador, y tres partes bien delimitadas que se cierran oportunamente con esta cita escrituraria. En primer lugar, en el exordio, el orador apela a la falsa humilitas y declara sus limitaciones en la palabra y el ingenio para manifestar con plenitud el gozo que ha colmado el corazón de su señor, el Rey de Castilla. Dicho gozo se presenta como un movimiento vehemente del espíritu que excede las fuerzas del lenguaje humano, tópico de lo inefable que introduce una docta disquisición acerca del habla como condición propia y exclusiva del hombre y, también 4. birkenmajer 1922, 131, n. 3, ratifica que «albrecht weilte in breslau vom 19. November 1438 bis zum 4. März 1439». 5. El texto se conserva, junto con otros documentos relativos al concilio basiliense, en el archivo General de Simancas, Estado. Francia. K-1711, fols. 532r-537v (ms. S, con la respuesta del obispo de Senj, 538r-539r, en un cuaternión unitario). Ha sido transcrito como apéndice documental por Suárez Fernández 1960, 418-426, y a partir del mismo hay traducción de Sánchez 2006, aunque con deficiencias. Existe otro testimonio en la Universitätsbibliothek de basilea, ms. a IV 16 [Konziliares], fols. 2r-4r (ms. b, s. xv), indexado por Steinmann 1982, 351, que registra muy pocas variantes y presenta la misma disposición de texto y marginalia. a partir del cotejo de ambos manuscritos, se ofrece al fin de este trabajo una edición del discurso latino junto con su aparato de glosas. Se desarrollan las abreviaturas y se interviene mínimamente en la puntuación; para las grafías, se mantienen las del ms. S y solo se reponen mayúsculas. al pie se indican correcciones y variantes textuales. a partir de aquí, remitimos, tras de las eventuales citas del texto, a las líneas correspondientes de nuestra edición. 6. Fernández Gallardo 1998, IV, cap. XI, 1012-1015, & 2002, 212221, con apoyo en beneyto 1945, quien destaca y ejemplifica la técnica de las artes prædicandi en la política y la diplomacia cuatrocentistas. 100 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI bajo la autoridad de aristóteles, una caracterización de la función lógico-comunicativa del lenguaje7. En la segunda parte se establece el officium regis respecto del bien común, de la paz y sus turbaciones. Se manifiesta así un doble deseo imperante en la res publica christiana: que sea gobernada bajo un régimen feliz y que se mantenga libre de amenazas internas y externas, anhelos ambos que deben prevalecer en el ánimo de todos los reyes y príncipes que integran la Christianitas. Respecto del bienestar del régimen, se subrayan las dos obligaciones inherentes a los gobernantes, esto es, ser de utilidad a los pueblos que rigen y no servirse de utilidades arrebatadas a sus súbditos, argumento refrendado mediante cuatro testimonios: dos jurídicos, el del derecho canónico y el del derecho civil, que coinciden en resaltar el cuidado de los príncipes para con los asuntos comunes, y dos filosóficos, el de Platón, que ya se había anticipado a estas fuentes jurídicas, y el de aristóteles, que identifica al rey con el tirano si es que busca el bien para sí y no para sus súbditos8. Se concluye que al residir en el ánimo del gobernante el amor a la res publica, este se compadecerá por las cosas que le sean quitadas a la salud del pueblo y se congratulará por las que le sean conferidas. Respecto de la paz, objetivo central para mantener la salud de la res publica, se indica que su consecución depende del apaciguamiento de las guerras intestinas y de la preparación 7. aristóteles, Perihermeneias, 1, 16a 3-4, & Política, 1253a, 10-15. Para los aspectos relativos a la lengua en la obra de alonso de Cartagena, véase ahora Fernández Gallardo 2012. Cada referencia erudita recibe una nota marginal, que da cuenta precisa de la fuente, con número de libro y de capítulo, lo que permite apreciar el amplio rango de textos o excerpta consultados y la minucia de esta recolección; véase infra edición, pág. 115. 8. Observados antiguamente y también hoy, acota Cartagena: «Sed ne hoc iura positiua condentibus, quasi ipsi adinuenerint, attribuentes alios que hec primo dixerunt, si sub silencio dimittimus, offendamus, ad mentem redducendum est vetustis in seculis per modum theorice sanxisse philosophos, quod multi probissimi principes per practicam antiquis temporibus obseruarunt et hodie seruant» (líns. 62-68). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 101 para la defensa ante los enemigos externos. El argumento encuentra apoyo en las autoridades de san Gregorio, san Jerónimo, León IV, la biblia, aristóteles y el derecho romano, a fin de establecer la competencia del rey tanto para la pacificación interna con las leyes y ordenamientos civiles, como para la defensa externa por medio de la guerra, con oportuno encomio del Rey de Castilla en sus esfuerzos por pacificar el reino, procurar la paz de la Iglesia y combatir a los enemigos de la fe. El nuevo emperador, a manera de espejo, es alentado a seguir el ejemplo de don Juan II y la obra de su fallecido padre político, Segismundo, cumpliendo con las expectativas que recaen sobre el príncipe romano, esto es, la acción tutelar y de guerra justa en favor de la Iglesia, fundamentada con citas de Isidoro de Sevilla y san ambrosio. En la tercera parte se resumen consideraciones sobre los pares sabiduría/amistad y virtud/fortuna conjugados en la figura del príncipe. Los autores clásicos y los textos sagrados coinciden en equiparar sabiduría a virtud, lo que hace deseable para la res publica la figura del hombre sabio, según el testimonio de Platón citado a través de boecio. así prospera la res publica, es digna la persona del gobernante y goza del afecto de la amistad. Justamente, la amicitia es colocada en el centro de las virtudes como el bien más preciable y necesario, y en su calidad de amistad política, como aquel vínculo que permite consolidar los lazos entre los gobernantes sobre la base de la virtud, coincidiendo con aristóteles en que la amistad «est enim uirtus quedam, uel cum uirtute» (Et. Nic., VIII, 1155a). La amistad perfecta es, pues, la que está en función de lo honesto, mientras que la conjunción de la virtud con los favores de la fortuna torna célebre a la persona y vuelca sus obras al bien de la comunidad. Con pericia retórica, Cartagena hace convergir el conjunto de sus argumentos en la figura de alberto II y en la feliz circunstancia de su elevación al trono: la utilitas de la res publica christiana, la alta virtud que envuelve este nombramiento y la amistad entre los príncipes fundada en causas honestas, motivos que justifican plenamente el inicial thema escriturario, en nombre de don Juan II y del propio embajador: «Lætamur 102 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI itaque de gloria vestra». En el cierre del discurso, se evoca nuevamente el motivo de la amicitia: at quia, potentissime princeps, iuxta illud antiquum proverbium quod aristotiles refert, «que amicorum sunt solent esse communia, ut quod utile vni amico est alterius amici coadunata potencia facilius obtineatur». Idem serenissimus rex, letans de gloria vestra, offert promptitudinem animi et tocius potencie sue in omnibus que sibi possibilia erunt ad conseruacionem exaltacionemque vestre imperialis dignitatis regieque persone quam sic omnipotens Deus per glorie humane auram transire donet ut ad gloriam eternam perducat. amen (líns. 362-371). Fernández Gallardo dedica interesantes páginas a la amistad política, dado que la alianza entre estados se manifiesta como una proyección pública de la amistad entre sus gobernantes9. También se detiene en las ideas de guerra y paz y llama la atención sobre el empleo de la República platónica para sumar un nuevo argumento a lo ya justificado mediante el código de Justiniano y el derecho canónico, esto es, que el gobernante debe ser de utilidad a los pueblos, dando absoluta preeminencia a los asuntos públicos por sobre los privados10. La Propositio, en efecto, hace 9. Fernández Gallardo 1998, IV, cap. XI, 1028-1038, & 2002, 218221. Puesto que la amistad genuina se define como la que se da entre iguales, el elogio de tal relación entre los gobernantes no hace sino prevenir cualquier tipo de subordinación jerárquica del monarca castellano a la autoridad imperial, lo que se corresponde con los argumentos esgrimidos por Cartagena en el concilio de basilea en ocasión del conflicto protocolar con la legación inglesa. Según la Propositio super altercatione præminentia sedium inter oratores regum Castellæ et angliæ, pronunciada en septiembre de 1434: «Reges yspanie, quorum principatus primus et maior est Rex Castelle et Legionis, nunquam subditi fuerunt imperatori. Nam hoc precipuum habent reges yspanie, quod non subsunt nec fuerunt subiecti Romano Imperio nec aliqui, sed de faucibus hostium erverunt regna, ut dicit glossa, in cap. adrianus LXIII dist... Et Ioan in cap. ‘Et si neccesse...’ ‘De donationibus inter virum et uxorem’, pro presupposicio habet quod Reges Castelle et Legionis non recognoscebant superiorem» (Echevarría Gaztelumendi 1992, 79). 10. Fernández Gallardo 1998, IV, cap. XI, 1017-1024, & 2002, 214218, como también en 2013, 342. ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 103 referencia a la disputa sobre la justicia entre Sócrates y Trasímaco del Libro I de la República (I, 342e), e introduce una cita directa del mismo: Nullus in quouis principatu dum princeps est utile proprium querit aut precipit, sed subditi et cui operatur; ad illumque respiciens et quid illi proficuum aut decens sit intendens, que dicenda sunt dicit et agit que facienda sunt omnia (líns. 73-77). La cita, evidentemente, no procede del original griego, sino de un modelo latino. Es bien sabido que, al igual que la mayoría de sus contemporáneos, el obispo de burgos no conocía la lengua griega, punto especialmente crítico durante su polémica con Leonardo bruni sobre la nueva traducción de la Ética de aristóteles11. Pero ya desde el siglo XIII la obra del estagirita ocupaba las estanterías de las bibliotecas europeas en versión latina y, de hecho, alonso de Cartagena era un buen conocedor de la misma, tanto de manera directa como a través de sus comentaristas medievales. En el caso de Platón, su acceso a la República también puede explicarse por medio de una traducción latina, la del bizantino Manuel Crisoloras y el lombardo Uberto Decembrio, llevada a cabo en los primeros años del siglo XV (antes del verano de 1402)12 y, según sabemos, conocida y difundida en el concilio de basilea a partir de 143213. Según pondera Hankins, teniendo en cuenta las críticas de 11. Declamationes super translationem Ethicorum aristotelis, resultado de la llegada a Castilla de la traducción latina de Leonardo bruni entre 1430 (birkenmajer 1922, 138-144) y 1432 (González Rolán et al. 2000, 91-92). Intercambio epistolar compilado por Pier Candido Decembrio, del que hay ediciones modernas de birkenmajer 1922 y González Rolán et al. 2000; esta última ofrece un estudio actualizado sobre la controversia alphonsiana. Una buena síntesis en Hankins, Griffiths et al. 1987, 197-234. 12. Datación y argumentación de Hankins 1990, I, 108-110. 13. De acuerdo con Zaccaria 1959, 183, n. 183, Gerardo Landriani recibió el original de esta traducción por préstamo directo de Pier Candido Decembrio hacia 1427-1428, la cual dio a conocer luego en basilea, en septiembre de 1432. 104 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI Guarino Veronese a Uberto Decembrio sobre el alcance de su intervención, la tarea podría haber consistido en una primera versión literal pero imperfecta que Crisoloras habría dictado a su discípulo y en una posterior revisión de Uberto destinada a subsanar los vicios gramaticales y de estilo, aunque con una labor limæ solo concentrada en el texto latino14. El propio Uberto en su Prólogo al De Republica declara haber hecho tales correcciones con la anuencia del maestro («preceptore meo iubente et postmodum adprobante») y, según bottoni, la calidad de las mismas demostraría una voluntad no solo de pulir la forma sino de lograr una mayor fidelidad al texto griego, lo que implicaría necesariamente la intervención de una mano experta como la del docto bizantino15. Por su parte, Mugnai Carrara considera que el proceso de revisión reflejaría un coloquio lingüístico e ideológico entre los dos intelectuales, más que una corrección independiente de Uberto (2005, 224-230). Pero también entiende que el contraste entre la traducción literal y la revisión subsiguiente acaba dando por resultado un texto híbrido, donde la traducción medieval aún no cede paso a la renacentista. No pasará mucho tiempo para que un nuevo estilo de traducción, con intérpretes como Leonardo bruni o el propio hijo de Uberto, Pier Candido Decembrio, establezca 14. Guarino reduce la función de Uberto a la de mero escriba del trabajo de Crisoloras, según la nota que obra en la guarda del ms. Vat. Reg. Lat. 1131 transcrita por Resta 1959, 255, n. 1, y atribuida a mano de Guarino por Hankins 2004, II, 52-53 & 83. De acuerdo con Hankins 2004, II, 51-56, el juicio de Guarino Veronese podría deberse a su animadversión por la familia Decembrio, pero podría esconder cierta verdad. No hay elementos que confirmen a Uberto como gran conocedor de la lengua griega, mucho menos en condiciones de asumir a la par de su maestro la traslación de un texto filosófico altamente complejo. Crisoloras tampoco habría tenido un completo dominio de la prosa latina, dados los numerosos fallos de redacción que se aprecian en una epístola a Uberto, único texto en esta lengua conservado de su pluma. 15. bottoni 1984, 83-84. Véanse también Gentile 2002, 151-155, y edición crítica del prólogo en Hankins 1990, II, 525-527; edición fragmentaria en Garin 1955, 343-344, sobre el ms. Laur. Lat. 89 sup. 50. ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 105 distancia con la antigua versión de la República, pero aun así el texto platónico recuperado por Pier Candido sufrirá la insidia de Guarino Veronese y, con ella, la acusación de plagio de la obra paterna, incluso apenas conocida la traducción del libro V, cuando Zenone Castiglioni le requiera una copia del trabajo de Uberto y Crisoloras con la evidente pero silenciada intención de establecer un cotejo (Zaccaria 1959, 183). Luego también, y con no menos saña, por parte de su hermano angelo, quien denunciará la impostura de Pier Candido y el robo a su padre de toda la gloria como verdadero traductor de la República16. Pero más allá de esta polémica sobre la autenticidad y autoría de las traducciones, ambas gozaron de una vasta y prolongada difusión, y sabemos por una epístola dirigida a Pier Candido Decembrio que alonso de Cartagena poseyó una copia del texto de Crisoloras y Uberto Decembrio, probablemente adquirida durante su estancia en el Concilio, activo centro de recuperación y circulación de textos clásicos17. Resulta, así, muy factible que el obispo echara mano de su propio ejemplar para extraer la cita del libro I de la República tal y como figura en la Propositio facta coram domino rege Romanorum. Pero, aunque suele darse por sentado el empleo de este modelo, si cotejamos la referencia de Cartagena con la traducción de Uberto según el testimonio del zibaldone de la familia Decembrio, el ms. ambrosiano b 123 sup., hallamos más variantes que puntos de contacto: 16. Véanse las injuriosas notas marginales que acompañan las epístolas de Pier Candido en el ms. 325 de la biblioteca Histórica de Santa Cruz de Valladolid, cuya autoría se atribuye a angelo Decembrio. Hankins 1990, I, 127, n. 39; Zaggia 1993, 12-13, n. 23; Fera 2005, 149-155. 17. Véanse Sabbadini 1911 & 1914, y Garin 1983, además de Lehmann 1941, y Helmrath 1987, 173-175, para el intercambio libresco en los concilios de Constanza y basilea. En el caso concreto de Cartagena y sus intereses bibliófilos, Fernández Gallardo 2002, 181-183, 2007 [a] & [b], y 2008, 193. 106 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI Nullus alius princeps in quantum princeps sibi utile considerat. seu precipit. sed illi pocius cui principatur aut cuius operator existat. et ad ipsius utile agit et dicit quecumque sibi conuenientia visa sunt omnia18. Debemos detenernos por tanto en el año 1438. Cartagena pronuncia su discurso ante alberto II en el mes de noviembre. Mas la relación epistolar que mantiene con Pier Candido Decembrio, probablemente desde fines de 1437 al calor de la disputa con bruni por la Ética aristotélica, lo muestra sumamente interesado en la reciente traducción de Pier Candido del libro V de la República19, de la que toma conocimiento por el arzobispo de Milán, Francesco Pizzolpasso, destacado también en el Concilio de basilea y mediador permanente en la correspondencia entre ambos20. 18. Milán, biblioteca ambrosiana, ms. b 123 sup., fol. 137v. Inspección personal, septiembre de 2011. Sobre el códice, Kristeller 1977, 328; Hankins 1990, II, 698, nº. 158; y Ferrari 1978-1979, 185-186. Sobre sus contenidos e historia se extienden Zanella 1962, y bottoni 1984. 19. Decembrio habría comenzado su versión del libro V de la República a mediados de 1437 y a fines del mismo año habría hecho llegar una copia a bolonia al obispo de bayeux, Zenone Castiglioni, por intermedio de Zenone amidano (Garin 1955, 349-350, n. 14). Constan asimismo, antes del mes de diciembre, su intención de traducir el total de la obra y su ofrecimiento al duque de Gloucester (Zaccaria 1959, 182-184, esp. 183, n. 4; y Zaggia 1993, 7-9, con muy completas indicaciones bibliográficas); para todo lo referido a Humphrey of Gloucester y su relación con los humanistas italianos, Weiss 1967, Sammut 1980, Saygin 2002, y Petrina 2004. 20. así lo hace saber Cartagena a Decembrio: «Sensi enim per litteras tuas eidem patri directas te quintum librum ex Politia Platonis e greco in latinum nouiter traduxisse, quod si quintus est, quattuor ut præcedans oportet. Oro ergo te ut in primitias communictionum nostrarum aliquem ex eis traducas, uel si traduxisti mihi transmittas» (González Rolán et al. 2000, 354 [R 166]). Dado que no se posee edición conjunta del epistolario de Pier Candido Decembrio y que para el período 14331442 es preciso acudir a la segunda colección en nueve libros, contenida en el ms. Riccardiano 827 (con copia en las bibliotecas Colombina de Sevilla, ms. 7-4-20, y Santa Cruz de Valladolid, ms. 325), o bien a publicaciones dispersas, para una mejor identificación de cada texto remitimos al número de orden del catálogo de Zaccaria 1952. ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 107 El obispo de burgos celebra tener nuevas noticias de los antiguos escritos de los griegos, urge a Decembrio a avanzar sobre los restantes libros de la República y se desvela, como lo hará en cartas sucesivas, por poner en relación la cuasi desconocida filosofía platónica con la ya frecuentada de aristóteles21. Sus expectativas no tardan en verse compensadas en abril de 1438, con una copia del libro V debida, una vez más, a la intercesión de Pizzolpasso22. Con la difusión del libro V, Pier Cándido Decembrio abre el debate ideológico sobre la polémica ley de posesión comunitaria de las mujeres y los niños, y sobre las sospechadas inexactitudes de aristóteles frente al original platónico, temas que ciertamente merecen la réplica de sus interlocutores23. Mas con el libro I, el siguiente en la saga 21. «Propera ergo et, sicuti cepisti, operare, ut quam totius fieri commode poterit tota Politia Platonis ad latinos te conducente deueniat, quatenus manibus sapientum latinorum tractata seccum quem habet cogatur emittere et cum Politicis aristotilis integra collatione conferri» (González Rolán et al. 2000, 376 [R 171]). Este intercambio epistolar entre Cartagena y Decembrio ha sido editado por González Rolán et al. 2000, 353-453; edición fragmentaria en Zaccaria 1959, pero imprescindible para la datación de las cartas y el proceso de traducción de la República, que modifica la primitiva fechación de Newman 1905, borsa 1893 & 1904, y Vickers 1907, 355. 22. Según carta de Pizzolpasso a Decembrio, fechada el 20 de abril de 1438, donde también confirma el envío del libro V al duque de Gloucester: «Quintum tuum Platonis transcribi feci post burguensem nostrum. Epistolam ad principem tibi desideratum simul cum Quinto mittam et exemplum ad te» (birkenmajer 1922, 229; y Paredi 1961, 224 [R 186]). 23. Véase al respecto el intercambio epistolar con Pizzolpasso, Zaccaria 1959, 199-200; sobre la polémica suscitada por Decembrio, Fubini 1966, 343-349. La cuestión de uxorum communitate ya ocupa a alfonso Fernández de Madrigal, el Tostado, en su De optima politia (belloso Martín 2003, 141-162), repetitio sobre el Libro II de la Política de aristóteles fechada entre 1425-1430 (Fernández Vallina 2012, 291) y 1436 (belloso Martín 2003, 14), y por tanto previa a la irrupción del nuevo texto platónico. Nótese asimismo que el controvertido punto de la comunidad de bienes y mujeres es uno de los que más frecuentemente se atribuyen al movimiento heterodoxo liderado por fray antonio de Mella en el siglo XV (Candela Martínez 1955, 68-69), 108 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI traductora, Decembrio no propone ya a Cartagena una discusión de contenidos, sino una revisión y enmienda del texto24. así lo manifiesta en una breve misiva al obispo, entre junio y julio de 1438: «Quod ut intelligas, mitto dignitati tuæ librum primum iam absolutum a me ut videas et, si quid deterius a me perscriptum est, emendationis tuæ baculo castiges25. Si nos centramos en la colección epistolar de Decembrio, que permite seguir con mucho detalle su itinerario de traducción de la República –y así también su relación con Cartagena en torno a esta obra26–, sabemos que el castellano recibe el libro I mientras aún se encuentra en basilea, entre julio y agosto de 143827, y es allí mismo donde lleva a cabo la tarea encomendada, según describe en una muy noticiera respuesta a Pier Candido: aunque sin apoyo documental determinante, incluido el citado Defensorium unitatis christianæ de alonso de Cartagena, que no lo menciona. Para un panorama sucinto de la herejía de Durango véase Muro 2003; para la documentación y lo referido al Defensorium, avalle-arce 1974, 96-97 & 103-105; y bazán Díaz 2007, 226-234 & 670-674. 24. Decembrio habría terminado este libro antes de mayo de 1438, cuando informa a Pizzolpasso que ha despachado un ejemplar a Ferrara para el obispo de bayeux. Poco después lo hace llegar también a basilea. Véase Zaccaria 1959, 186 & 194, así como ap. VIII (R 187); la continuación de esta epístola, aquí fragmentaria, en Fubini 1966, 357-358. 25. Zaccaria 1959, 204, nº. IX; González Rolán et al. 2000, 378 (R 172). 26. Zaggia 1993, 8, véase también n. 4, con un resumido estado de la cuestión del epistolario de Decembrio. El repertorio, reunido por el mismo humanista en un ambicioso pero inconcluso proyecto, no siempre lleva orden cronológico ni datación exacta. Su progresivo ordenamiento se debe a quienes han estudiado la correspondencia vinculada al duque de Gloucester, tal el caso de Petriburg 1875, borsa 1904, Newman 1905, Vickers 1907, Weiss 1967 o Sammut 1980, y a quienes han reconstruido diversos períodos del mismo, como birkenmajer 1922, Ditt 1931, Sabbadini 1914 [a] & [b] 224-245, Zaccaria 1952, Garin 1955, Paredi 1961, Fubini 1966, Hankins 1990, II, 575596, González Rolán & Saquero Suárez 1991, González Rolán et al. 2000, más el aporte del catálogo general de Zaccaria 1952. 27. Zaccaria 1959, 187 & 204-205, nº. X; González Rolán et al. 2000, 380-391 (R 173). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 109 assumpsi igitur in manibus libellum tuum; at cum præfatiunculam, quam cum elegantissimo stilo præponere decreuisti, legerem et ad illum locum accessissem, in quo disertissimum Vbertum genitorem tuum librorum Platonis traductioni operam olim dedisse memorabas supra me resedi. Venit enim in mentem me illam traductionem uidisse; inquirens ergo bibliotheculam meam reperii librum quemdam, qui per sex libellos distinguitur et De republica Platonis intitulatur, in cuius subscriptione talis annotatio iacebat: «Explicit Platonis liber sextus et ultimus De republica siue Iustitia, quem Vbertus December cum superioribus libris opere Emanuelis Crisoloræ fideliter a græca lingua transtulit in latinam»; cuius tenore aperte cognoui illam eandem traductionem esse quam tu imperfectam mansisse testabaris. Dolui tamen quod liber ille adeo corruptissimus uitio scriptorum erat, quod plerisque in locis fere intelligibilis reddebatur. Sed quia uero omnia consonant et interdum libri corrupti ad correctionem aliorum non modicum conferunt, illum etiam accersiui. Eramus ergo tres qui lecturæ libelli tui dabamus operam, quorum unus originale tuum, alius traductionem Vberti progenitoris tui, ego uero libellum in membrana conscriptum legebam, et cum aliquid mihi obscure positum uidebatur, nedum ad originalis uerba sed ad aliam quoque translationem recurrebam (González Rolán et al. 2000, 384 [R 173]). Comprobamos mediante esta epístola que Cartagena efectivamente poseía en su biblioteca un ejemplar de la traducción de Crisoloras y Uberto Decembrio, pero solo con seis libros y con el texto muy estragado por el descuido de los amanuenses, lo que nos habla de una copia mediada por copias anteriores en el ámbito de una activa transmisión manuscrita de este título28. 28. Nótese que Zenone Castiglioni, al solicitar a Pier Candido Decembrio una copia de la traducción de su padre, también declara haber visto en basilea un ejemplar en seis libros, del que proporciona descripción material, título completo e incipit: «Casu accidit die quadam, dum basileæ adhuc morarer, quod ad me dilatum fuerit quoddam papireum volumen, implicita quadam et corrupta germanica littera conscriptum, cuius intitolatio talis est: ‘Liber Platonis de republica sive de iustitia. In quo, sermone dialogico, introducit Socratem, præceptorem suum, in Pirea in domo Cephali cum Lysimacho, Polemarcho et 110 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI Se nos revela asimismo el exacto explicit del volumen, muy similar al que figura en otros ejemplares de la República, pero con variantes significativas que, añadidas a su condición de incompleto (o al menos a su partición anómala en seis libros en lugar de diez), permitirían identificarlo con bastante acierto en el caso afortunado de tenerlo ante la vista29. Se nos da noticia luego del procedimiento de revisión del libro I, que habría requerido la labor conjunta de tres personas: una frente al original de Pier Candido, otra frente a la versión de Uberto, y el mismo Cartagena ante una copia en pergamino30. Trasimacho et aliis pluribus de iustitia disputantes; quem Ubertus Decembrius de Viglevano, opere viri conspicui domini Emmanuelis Chrysoloræ, præceptoris sui, fideliter e græca lingua transtulit in latinam’. Est autem opus hoc in libris sex distinctum et incipit: ‘Heri ad Piream cum Glaucone aristonis descendi deam oraturus’» (Zaccaria 1959, 202, nº. VI [R 68]; apunta este detalle Garin 1955, 350, n. 14). 29. Compárese con la suscriptio del texto platónico en ms. ambr. b 123 sup., fol. 215v: «Explicit liber decimus et ultimus Platonis de re publica sive de iustitia feliciter manu Uberti Decembris de Viglevano qui librum ipsum de greco in latinum opere viri conspicui domini Emanuelis Crisolura preceptoris sui fideliter a greca lingua transtulit in latinam» (Kristeller 1977, 328; y bottoni 1984, 79, n. 23). También con el colofón del ms. 5-6-21 de la biblioteca Colombina de Sevilla, fol. 73r, ejemplar con diez libros pero carente de prólogo y poema liminar: «Explicit feliciter platonis liber decimus et ultimus de re publica siue justicia. Quem vbertus decembri de viglevano cum superioribus liberis de greco in latinum opere viri conspicui domini Emanuelis crisolara preceptoris sui fideliter a greca lingua transtulit in latinam. deo laudes». Descripción de este códice en Sáez Guillén 2002, 336. 30. No creemos que por «originale tuum» deba entenderse el original griego, como afirma Fernández Gallardo 1999, 235, y que deba suponerse entonces la presencia de un lector competente en esa lengua, inaccesible para el obispo de burgos. La crítica coincide en que Pier Candido Decembrio empleó el mismo códice de la República que utilizaron su padre y Crisoloras para la primera traducción (bottoni 1984, boter 1989, 265-267; y Gentile 2002). algunas lagunas persistentes en la segunda indican que solo más tarde, después de 1440, Pier Candido pudo hacerse con un nuevo testimonio que le permitió enmendarlas (bottoni 1984, Hankins 2002, II, 420-421, quien identifica este códice con el ms. ambr. E 90 sup.; y Gusmini 2012, 88-90). Es difícil creer que Decembrio se desprendiera del único modelo griego mientras aún ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 111 Por fin, puede constatarse que antes de su partida a breslau nuestro autor tenía en su poder el libro I de la nueva traducción de Pier Candido Decembrio. Hecho para el que no solo nos asiste la fecha tentativa que Zaccaria asigna a estas epístolas, sino también el cotejo de la cita literal de la República incluida en la Propositio facta coram domino rege Romanorum de noviembre de 1438, con la traducción de Pier Candido Decembrio, libro I, cap. VII: Nullus in quouis principatu dum princeps est utile proprium querit aut precipit sed subditi et qui operatur ad illumque respiciens et quid illi proficuum aut decens sit intendens que dicenda sunt dicit et agit que facienda sunt omnia31. La coincidencia perfecta entre ambos textos demuestra sin dudas que este fue el modelo empleado por Cartagena; y, en virtud de la nueva evidencia, tampoco caben dudas sobre la muy correcta datación establecida por Vittorio Zaccaria. En esta línea, conviene examinar brevemente una segunda referencia a Platón incluida en la Propositio, en favor de la sabiduría y la virtud como condiciones del buen gobernante: Iuxta illam trictam ac vulgatam quam, ut ferunt, Plato scripsit sentenciam: «beatas fore res publicas si eas sapiencie studiosi regerent, uel earum rectores sapiencie studere contigisset» (líns. 242-245)32. llevaba a cabo su labor traductora, a menos que dispusiera de una copia, sobre lo cual no poseemos evidencia. Por otra parte, conviene reparar en el comienzo de la misma epístola, donde Cartagena se refiere al libro I, recién recibido y puesto a su cuidado, en los mismos términos de «original»: «Quatenus libellus hic qui originalis locum tenet et a quo, tanquam exemplari, multa in posterum exempla forte sumentur» (González Rolán et al. 2000, 380 [R 173]). 31. Ms. ambr. I 104 sup., fol. 24r (idem mss. ambr. R 75 sup., fol. 12r; Trivulz. 683, fol. 9r; british Library, Harley 1705, fol. 15r; bUS 66, fol. 25r). 32. Platón, República, V, 473d. boecio, De consolatione philosophiæ, I, p. 4, 5: «atqui tu hanc sententiam Platonis ore sanxisti beatas fore res publicas si eas uel studiosi sapientiæ regerent uel earum rectores studere sapientiæ contigisset» (bieler 1984, 7). 112 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI La sentencia, atribuida al filósofo griego aunque procedente del De consolatione philosophiæ, bien podría haber sido tomada por Cartagena directamente de boecio33, pero han de notarse sus reparos al subrayar el trasiego y la difusión de la cita, así como su origen incierto («ut ferunt»). El pasaje de Platón al que alude pertenece al libro V de la República, como sabemos el primero abordado por Decembrio y también el primero en llegar a manos de Cartagena. Pero es pasaje que no pasa inadvertido a Pier Candido, ya que en los manuscritos que transmiten su versión latina incluye una nota marginal que alerta sobre la autenticidad de tan iluminada pero recurrida frase: «Hec est illa celestis et aurea sententia quam boetius a platone suppositam refert beatas fore res publicas etc.»34. No resultaría extraño, pues, que el obispo de burgos acudiera al De consolatione para la argumentación de su discurso, de primera mano o incluso por mediación de algún 33. así parece indicarlo la nota marginal que acompaña al texto: «Plato. Refert hoc boecius. liº. iº. De consolacione». La fortuna de la frase queda reflejada en las diversas obras que la han recogido, desde los Dicta et facta memorabilia de Valerio Máximo (Libro VII, II, 4; Kempf 1982, 329), hasta la Catena aurea de santo Tomás, en la epístola dedicatoria a Urbano IV de la Expositio in Matthæum (Guarienti 1953, I, 3), o el Liber de vita et moribus philosophorum (Knust 1886, 226-227; véase su nota d con abundantes referencias a esta cita, entre ellas la de Pero Díaz de Toledo en el comienzo de su introducción a las glosas de los Proverbios del marqués de Santillana). Podemos añadir que la misma sententia Platonis encabeza el Prohemio de alfonso Polo a la edición de 1529 del De optima politia de alfonso Fernández de Madrigal (belloso Martín 2003, 125). 34. Ms. bUS 66, fol. 112v. british Library, Harley 1705, fol. 91r: «Hec est illa illustris et celo digna sententia quam boetius a platone sumptam refert. beatas fore res publicas &cª», en tinta roja y con remate de corona, que destaca en el conjunto del aparato de glosas (Rundle 1997, 391, y comprobación personal). Para este comentario en Vat. Lat. 10669 y su tradición medieval, véase Zaggia 1993, 41, n. 134. Decembrio recurrirá a la misma cita en su dedicatoria a Juan II de la traducción latina de la Ilíada: «Rite igitur a Platone philosophorum principe scriptum extat beatas fore respublicas cum aut sapientibus regnare aut regibus et principibus sapiencie studere contigisse» (González Rolán et al. 1988, 327). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 113 florilegio, mas no debiera descartarse una eventual influencia del comentario de Decembrio, tanto en la oportuna inclusión de esta referencia platónica, como en el celo con que nuestro autor la presenta35. Es necesario recordar, finalmente, que, siguiendo la estela de su padre, Pier Candido Decembrio extendió su traducción a los diez libros de la República, habiendo recibido ya en febrero de 1438 la confirmación del patrocinio del Duque de Gloucester36. El intercambio epistolar entre Decembrio y Gloucester fue acompañado por sucesivas entregas de la obra. Tras la copia del libro V despachada por Pizzolpasso desde basilea a manera de anticipo, siguieron un volumen con los libros I a V37 y finalmente, a mediados de 1440, por intermedio del embajador milanés Scaramuccia balbo, el ejemplar con la obra terminada y con la correspondiente dedicatoria a Gloucester38, lo que agradeció este en carta de recibo del 30 de junio de 144139. No obstante el compromiso adquirido tempranamente con su mecenas, Decembrio quiso dedicar y prologar individualmente algunos libros de su Celestis Politia. así, el libro 35. La sentencia es tan apropiada a la argumentación de Cartagena como lo explica alfonsi 1953, 609, respecto de boecio: «Lo stato per il Romano, per il filosofo educato da Platone, non è lo strumento di una personale signoria senza freni, ma l’esercizio di un razionale dovere: atqui tu hanc sententiam Platonis [...]. E il fine? Non la soddisfazione delle proprie passioni, ma la tutela e la difesa dei boni». 36. Por intermedio de Rolando Talenti, en Sammut 1980, 175176 (R 109). Como objetivo último de su trabajo, Gusmini 2012, 77, n. 1, anuncia una edición crítica del texto decembrino completo. 37. actual ms. british Library, Harley 1705. Véanse, especialmente, Zaggia 1993, 11-12, 22; y Rundle 1997, 379-392. Gloucester afirma haber recibido los cinco libros en carta a Decembrio del 23 de marzo de 1439, publicada por borsa 1904, 515-516, nº. VI; y Sammut 1980, 186-187 (mss. ambr. I 104 sup., fol. 208rv; Vat. Lat. 10669, fol. 207rv). 38. Zaccaria 1959, 191. Según Resta 1962, 53-54, se trataría del actual ms. Vat. Lat. 10669, hipótesis aceptada también por Sammut 1980, 124-125. Zaggia 1993, 38-47, opone razonables dudas y prefiere adjudicar este códice a Íñigo Dávalos. 39. Zaccaria 1959, 192. Texto en borsa 1904, 524, nº. XVIII; y Sammut 1980, 195-196 (ms. ambr. I 235 inf., fol. 106v). 114 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI V fue para Giovanni amidano, el VI para alonso de Cartagena y el X para Francesco Pizzolpasso40. También encargó más de una copia de su obra completa, con el fin de distribuirla entre los nombres de una lista en la que se suceden el mismo Gloucester, Íñigo Dávalos, Leonello d’Este, alfonso de burgos, Zenone Castiglioni, antonio da Pesaro, Ugolino Cantelli, Francesco Pizzolpasso y, agregados posteriormente, broccardo Persico y Francesco Marescalchi41. Diez copias para diez destinatarios, que no siempre pueden relacionarse con códices conservados en la actualidad42, pero que en el caso del volumen enviado a alonso de Cartagena parecen tener un referente concreto en el ms. 66 de la biblioteca Universitaria de Salamanca. No carece de argumentos Hankins cuando entre los comentarios marginales de este códice detecta la curiosa apelación: «arrige aures burgensis 40. Lo explica a Gloucester, destinatario final de la obra más allá de estos homenajes parciales, en carta de fines de 1438: «Gratulor itaque librum quintum traductionis mee aditum meruisse tue claritatis, qui licet nomini tuo minime insignitus sit, cum primus omnium in lucem venerit, et Ioanni amadeo iureconsulto prestantissimo sit inscriptus, sub tue tamen dignitatis laude requiescit. [...] Quamobrem tuas laudes consequentur, ut de sole inquit Cicero, ‘alter Veneris alter Mercurii cursus’, prestantissimi et optimi etatis nostre viri, alfonsus hispanus burgensis episcopus, honor seculi nostri, cui sextum presentis operis adscripsimus; ac Franciscus Pizolpassus Mediolanensis presul, unicum pietatis religionisque preconium, quem ideo traductionis nostre decimo dignum estimavimus, ut qui sacra, cerimonias omnemque divinitatis cultum religiosissime semper excoluit, sacratissimo immortalitatis opere non fraudetur» (Sammut 1980, 184-185). Edición de los prólogos con las respectivas dedicatorias en Garin 1955, 348-349 & 356; Hankins 1990, II, 532-533 & 535-537; González Rolán et al. 2000, 436-439 (solo libro VI). 41. Lista apuntada en la contratapa posterior del exemplar, el ms. ambr. I 104 sup., donde puede leerse en su cuidada caligrafía: «Ex his politie platonice libris data copia. Illustrissimo domino duci cloucestrie. Domino Ignigo daualos militi hispano. Illustri d. Leonello Marchioni estensi. Reuerendissimo d. alfonso burgensi episcopo. Reuerendo d. Çenoni castellioneo episcopo baiocensi. D. antonio de pensauro. D. Vgulino cantelo parmensi. francisco piçolpasso bononiensi. Comiti brocardo de persico. d. francisco marescalco». 42. El mejor intento de identificación se debe a Zaggia 1993. ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 115 optime», que no podría estar destinada sino a nuestro obispo43. El epistolario de Pier Candido recoge asimismo la carta tardía en que Cartagena agradece el ansiado ejemplar de la Celestis Politia, recibido en esta ocasión por intermedio del arcediano de Treviño, Rodrigo Sánchez de arévalo: Venit enim ad nos amicus noster, quem tu bene nosti, studiosus uir archidiaconus de Treuino, qui Politiam Platonis per te ex græco in latinum traductam polite et curiose in limpida membrana conscriptam portauit, quam ego gaudens recepi ac desideranter legi, quantum temporis opportunitas permittere uoluit44. Un detalle, sin embargo, debiera desalentarnos en la identificación inmediata de este ejemplar con el conservado actualmente en la biblioteca salmantina: Cartagena declara tener en sus manos un texto transcrito «in limpida membrana», en tanto el ms. 66 es copia sobre papel45. El hecho no impide, desde luego, que el mismo haya pertenecido al obispo, que le haya estado destinado o que sea una copia del códice membranáceo, pero no parece conveniente ponerlo en relación directa con el que mereció la gratitud y el elogio manifestados en la citada epístola46. 43. Hankins 1990, II, 414, 548-575 & 716 (nº. 258), donde da cuenta de la nota del fol. 88r (libro IV) y edita una selección de marginalia del ms. bUS 66. Véanse Kristeller 1989, 604; y Zaggia 1993, 26-27. También Moll 1992, 466; y Gómez Moreno 1994, 74, n. 78. 44. Zaccaria 1959, 193-194, n. 4, quien fecha esta carta en 1450 (a 167), editada parcialmente por Hankins 1990, II, 589-590, y en su totalidad por González Rolán et al. 2000, 408-419, cita en 412-415. 45. Comprobación personal. Véanse también Lilao Franca & Castrillo González 1997-2002, I, 70; y Hankins 1990, II, 716. 46. Zaggia 1993, 27-28, menciona la copia solicitada por Íñigo Dávalos para el rey Juan II de Castilla, que habría contado asimismo con los buenos oficios de alonso de Cartagena, pero de la que no se tiene noticia documental. El ms. bUS 66, en todo caso, tampoco cumpliría los requisitos de una copia lujosa destinada a un monarca, sobre todo en comparación con el rico ms. Vat. Lat. 10669 (véase Zaggia 1993, 38-47). 116 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI Como podemos comprobar, la relación de alonso de Cartagena con la segunda versión de la República comprende una extensa línea de tiempo, que abarca desde los primeros borradores hasta la redacción final en diez libros, y se prolonga luego en el encargo de nuevas traducciones bajo su mediación y bajo el patrocinio don Juan II de Castilla47. El espectro de intereses y acciones de Cartagena también es amplio, ya que alienta la concreción de esta magna tarea, asiste al debate sobre el libro V, asume la corrección del libro I, escoge para sí el libro VI48, se hace merecedor de la dedicatoria del mismo, integra la selecta lista de depositarios de una copia y discute activamente con Decembrio acerca del texto platónico en su doble faceta lingüística e ideológica. Pero lejos de quedarse en el intercambio amistoso e intelectual con tan digno interlocutor, el obispo de burgos, en tanto diplomático, también hace suyo el texto de la República y lo incorpora a la argumentación de su solemne Propositio facta coram domino rege Romanorum, uno de los ephemera del reinado de Juan II49 que afortunadamente se conserva y que vuelve a abrir paso a la voz de Platón en la retórica y la política castellanas del siglo XV. 47. Tal el caso de los libros I-IV y X de la Ilíada y la Vita Homeri dedicados al rey castellano. Véanse al respecto Zaccaria 1956, 43-46; Cátedra 1983; González Rolán et al. 1988; Serés 1997, 51-73. 48. «Quorsum hæc? Cum cedulam non epistolam scribere cœpi ad Platonis ergo libros, quorum titulos per litteras tuas Reuerendissimo patri Mediolanensi archiepiscopo designasti, me transfero. Et illi aut mihi seu utrique licentiam petendi concedis, ego licet omnes libenter acciperem, ne tamen tibi exuberantes labores iniungam, ex illis sextum mihi delegi. Oro ergo te ut ad mei instantiam illum, cum otium suberit, traducas...» (González Rolán et al. 2000, 360 [R 168]). 49. En términos de Deyermond 1981, quien entre otras piezas memora la intervención de don Diego de anaya en el Concilio de Constanza (1417). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 117 .·. IHUS .·. PROPOSICIO FaCTa PER EPISCOPUM bURGENSEM EX PaRTE DOMINI NOSTRI REGIS CORaM DOMINO REGE ROMaNO5 10 15 20 RUM. aPUD WRaTISLaUIaM IN SLESIa, VICESSIMa DIE NOUENbRIS, aNNO DOMINI MILLESIMO CCCCº. XXXVIIIº. Quam iocunda fuit, Cesar auguste, serenissimo principi, fratri vestro amantissimo, regi Castelle et Legionis, supremo domino meo, felicissima sublimacio vestra lingua mea non posset exprimere, cum tanta iocunditas tantaque leticia ex ea cordi suo infusa est quantam ne dicam ego, qui rudis ingenio et lingue impedicioris sum, sed et disertissimus ac eloquentissimus quisquam edicere nullatenus vel vix forsan valeret. Et enim cum mentis conceptus longe superior omni pronunciacione sit neccessarium, reor ut ad vehementissimum animi motum plene exprimendum uerba ex toto sufficere non putentur. Sed cum loquendi officium ad cognoscendum corda cogitacionesque nostras ad inuicem comunicandum preceteris animalibus humane creature natura ipsa quinymo nature Creator concesserit. Nam licet vox que, ut aristotiles ait {1}: «Nota est earum que in anima sunt passionum»1 nonnullorum aliorum animalium que 2-5 [Rúbrica B] Proposicio facta per Reuerendum patrem dominum alfonsum Episcopum burgensem ex parte Serenissimi principis domini regis castelle et legionis coram serenissimo principe domino alberto Romanorum rege semper augusto apud Wratislauiam in Slesia .xx. die nouembris anno domini millesimo quadringentesimo tricesimo octauo 4 Slesia B] Slegia S 1. aristóteles, Perihermeneias, 1, 16a 3-4. aristoteles Latinus, De interpretatione, Translatio bœthii: «Sunt ergo ea quæ sunt in voce earum quæ sunt in anima passionum notæ»; Translatio Guillelmi de Mœrbeka (recensio amoniana): «Sunt quidem igitur que in voce earum que in anima passionum symbola» (Minio-Paluello & Verbeke 1965, 5 y 41). Véase santo Tomás, Expositio in libros Peri Hermeneias (Spiazzi 1964, 9-12), y Summa Theologiæ, Iª, q. 85 a. 2 arg. 3: «Præterea, philosophus dicit, in I Periherm., quod voces sunt notæ earum quæ sunt in anima passionum. Sed voces significant res intellectas, id enim voce significamus quod intelligimus. Ergo ipsæ passiones animæ, 118 25 30 35 40 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI sensu et instinctu reguntur comunis sit, sermo tamen et locucionis formacio solius hominis est, eodem dicente aristotile {2}: «Vox quidem delectabilis et tristabilis est signum propter quod et aliis existit animalibus vsque ad hoc enim natura eorum peruenit ut habeant sensum tristabilem et delectabilem, sermonem autem qui est in ostendendo conferens et nociuum, solus homo habet»2. Restat ergo ut, cum quid honeste et racionalis iocunditatis gaudiique sensualitatis vires excedentis humanus animus concipit, illud per sermonis expressionem aliis conmunicet, qui etsi illam mentis exultacionem illamque exilaracionem spirituum earumque causas ac racione flagrancia motiua que in cordis intimis iacent integre non valet ostendere, non tamen permittit prorsus latere. Quam ob rem ut verborum officio gaudium hoc quod ex vestre celsitudinis exaltacione sua mens regia suscepit aliquanto clarius explicem, ex diuine Scripture sacra Hystoria que prope hec tempora iuxta ecclesiasticum morem per diuersas mundi regiones legitur, quod sequitur uerbum a XIIº capitulo libri primi Machabeorum excisum assumpsy: 32 exultacionem S ] ultationem B scilicet species intelligibiles, sunt ea quæ intelliguntur in actu» (alarcón 2000). Véase también alberto Magno, Super Ethica, II, V, 126: «Sicut dicitur in principio peri hermeneias, quia ‘ea quæ sunt in voce, sunt notæ earum passionum quæ sunt in anima’» (Kübel 1968, 113). En las auctoritates aristotelis: «Ea quæ sunt in voce sunt earum quæ sunt in anima passionum notæ. Et ea quæ scribuntur eorum quæ sunt in voce et litteræ scriptæ sunt signa vocum» (Hamesse 1972-1974, I, 221; 1974, 304, nº. 1). Para este texto aristotélico y sus comentarios, aunque los mismos no se recojan en lengua original, véase arens 1984. 2. aristóteles, Política, 1253a, 10-15. aristoteles Latinus, Politica: «Sermonem autem solus habet homo supra animalia: vox quidem igitur tristabilis et delectabilis est signum, propter quod et aliis existit animalibus: usque ad hoc enim natura eorum pervenit, ut habeant sensum tristabilis et hec significant invicem; sermo autem ad manifestandum iam expediens et nocivum, quare et iustum et iniustum» (MichaudQuantin 1961, 5). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 119 «Letamur itaque de gloria vestra»3. 45 50 55 60 Et si omni catholico pectori, princeps gloriosissime, inesse debeat intensa cupido ut christiana res publica sub felici regimine gubernetur et ab intrinsecis extrinsecisque perturbacionibus libera quietum Omnipotenti Deo exhibeat famulatum, hoc tamen desiderium primo et precipue corda regum aliorumque catholicorum principum et eorum qui rei publice gubernacula tenent, inhabitare solet et debet. Nec ab re cum principancium precipuum sit populorum utilitati, non suis abstractis commoditatibus deseruire. Hinc est quod textus {3} iuris canonici, organo summi gubernantis, ait: «Curis sollicitamur continuis, et assidua meditacione vrgemur, vt iuxta credite nobis dispensacionis officium subditorum commodis, in quorum prosperitate utique prosperamur iugi quantum nobis ex alto concessum fuerit sollicitudinis studio intendamus amplectimur quippe voluntarios pro ipsorum quiete labores»4. Justinianus quoque cum similibus uerbis in nonnullis {4} iuris ciuilis constitucionibus uteretur quodam in loco {5} ait: «Cordi nobis est semper nostri animi curas communibus rebus auidissime impendere»5. Sed ne hoc iura positiua condentibus, quasi ipsi adinuenerint, attribuentes alios qui hec primo dixerunt, 49 et debet S] om. B 3. I Mach 12, 12. 4. Corpus iuris canonici, Liber Sextus Decretalium Domini Bonifacii Papæ VIII, Prohemio: «Sacrosantæ Romanaæ Ecclesiæ, quam imperscrutabilis diuinæ prouidentiæ altitudo universis dispositione incommutabili prætulit ecclesiis et totius orbis præcipuum obtinere voluit magistratum, regimini præsidentes, curis sollicitamur continuis, & assidua meditatione urgemur, ut iuxta creditæ nobis dispensationis officium subditorum commodis, in quorum prosperitate utique prosperamur, iugi, quantum nobis ex alto concessum fuerit, sollicitudinis studio intendamus. amplectimur quippe voluntarios pro ipsorum quiete labores, et noctes quandoque trasimus insomnes, ut scandala removeamus ab ipsis» (Friedberg 1879-1881, II, 934). 5. Corpus iuris civilis, Codex, De emendatione codicis Iustiniani et secunda eius editione, Prohemio, 1: «Corde nobis est, patres conscripti, semper nostri animi curas rebus omnibus avidissime impendere, ut nihil a nobis cœptum imperfectum relinquatur» (Krueger 1954, 4). 120 65 70 75 80 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI si sub silencio dimittimus, offendamus, ad mentem redducendum est vetustis in seculis per modum theorice sanxisse philosophos, quod multi probissimi principes per practicam antiquis temporibus obseruarunt et hodie seruant. Quid enim aliud Platonem sensisse, cum Socratem contra Trasimarchum de iusticia introduceret disputantem arbitrari possumus nisi principem debere prosperitati intendere subditorum?6 Magna enim illius disputacionis pars hoc concludere nititur Platone {6} in hec uerba rumpente: «Nullus in quouis principatu dum princeps est utile proprium querit aut precipit, sed subditi et cui operatur; ad illumque respiciens et quid illi proficuum aut decens sit intendens, que dicenda sunt dicit et agit que facienda sunt omnia»7, quasi enunciare vellit principantem qui priuata pocius quam publica curat illis in actibus in quibus a racione principandi deuiat, principatus habitum exuere, cum principatui annexa sit rerum cura conmunium, sine qua recte non posset subsistere. Sed et aristotiles, Platonis discipulus, licet autoritate superior, hoc non 77 omnia S] om. B 6. Platón, República, I, 338c-342e. Traducción de Pier Candido Decembrio, I, caps. VI-VII (ms. bUS 66, fol. 22r y sigs.; véase en fol. 23r la nota marginal «attende socraticas confutationes»). Iguales términos, junto con la cita platónica que le sigue, en dos orationes de Rodrigo Sánchez de arévalo –Coram sanctissimo patre domino Eugenio Papa IIII y ad illustrissimum ducem Burgundie– fechadas respectivamente por su editores en 1441, durante la embajada ante la curia papal en Florencia, y 14471448 (López Fonseca & Ruiz Vila 2013, 52-71 & 118-131). La documentada actuación de Sánchez de arévalo como notario en la firma de las treguas entre alberto II y Ladislao III de Polonia el 10 de febrero de 1439 (Fernández Gallardo 2002, 224) evidencia su cercanía con Cartagena en la misión diplomática en Centroeuropa y explica su conocimiento directo del discurso de breslau y su cita (que no corresponde a la Propositio super altercatione præminentia sedium inter oratores regum Castellæ et angliæ, como consignan López Fonseca & Ruiz Vila 2013, 54-56 & 118). 7. Platón, República, I, 342e; en la traducción de Pier Candido Decembrio, I, cap. VII: «So. Propterea o Trasimache nullus in quouis principatu dum princeps est utile proprium querit aut præcipit set subditi et cui operatur. ad illumque respiciens: et quid illi profficuum aut decens sit intendens que dicenda sunt dicit et agit que facienda sunt omnia» (ms. bUS 66, fol. 25r). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 85 90 95 100 105 121 reticuit inquiens {7}: «Tyranus quidem sibi ipsi conferens intendit, rex autem quod subditorum»8. Consequens igitur est ut cum regio animo amor ad rem publicam insit, illis condoleat que publice saluti detrahere, illis e regione congaudeat que ei conferre videntur. ad publice autem adepcionem salutis etsi multa coadunari oporteat, ad duo tamen principaliter referri omnia fere haud iniuria possunt, quorum vnum est ut ab internis contencionibus re publica quietata pax interna inter fideles populos firmo gluctino conseruetur, alterum ut ab externa lesione hostilique impetu plebs catholica defendatur. Duplici enim hac turbacionis specie concuti plerumque solet populus Dei. Hinc est quod cum veritas ipsa dixisset {8}: «Cum audieritis prelia et sediciones nolite terreri»9. Gregorius {9} exponens ait: «bella quippe ad hostes pertinent, sediciones ad ciues, vt ergo nos indicet interius exteriusque turbari, aliud nos fatetur ab hostibus, aliud a fratribus perpeti»10. Proprium ergo principum est ac illorum qui rem publicam curant vtrumque hoc vigili mente conspicere. Nam interne paci consulere debent a ciuilibus oppressionibus defendendo quia ut Jeronimus ait: «Regum {10} est proprium facere iudicium atque iusticiam et liberare de manu calumpniancium vi oppressos»11 et externe oppressioni occurrere contra 8. aristóteles, Et. Nic., VIII, 1160b. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, VIII, 60b1: «Tirannus quidem enim, sibi ipsi conferens intendit; rex autem, quod subditorum» (Gauthier 1972, 313). 9. Lc 21, 9. 10. Gregorio Magno, Homiliæ in Evangelia, XXXV: «bella quippe ad hostes pertinent, seditiones ad ciues. Vt ergo nos indicet interius exteriusque turbari, aliud nos fatetur ab hostibus, aliud a fratribus perpeti» (Étaix 1999, 321, 11-13; PL 1259). Véase santo Tomás, Catena aurea, In Lucam, XXI, 3: «GREGORIUS In Evang. (hom. 35). Perituri mundi præcurrentia mala denuntiat Dominus, ut eo minus perturbent venientia, quo fuerint præscita: minus enim iacula feriunt quæ prævidentur; unde dicit ‘Cum autem audieritis prælia et seditiones, nolite terreri’. bella ad hostes pertinent, seditiones ad cives. Ut ergo nos indicet exterius interiusque turbari, aliud nos fatetur ab hostibus, aliud a fratribus perpeti» (Guarienti 1953, II, 274). 11. San Jerónimo, In Hyeremiam, IV, 35, 4: «Regum autem proprium est facere iudicium atque iustitiam et liberare de manu calumniatorum ui oppressos et peregrino pupilloque et uiduæ, qui 122 110 115 120 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI hostiles impetus populum animosa mente tuendo. Unde Leo {11} Papa, de se ipso loquens, dicit: «Scire nos oportet quod nunquam ab aliquibus nostros homines sinimus opprimi, sed si neccessitas ulla incurrerit, presencialiter vindicamus, quia nostri gregis in omnibus ultores esse debemus et precipui adiutores»12. Idemque Leo, exercitus catholicos exhortans, inquit {12}: «Omni timore atque terrore deposito contra inimicos sancte fidei et aduersarios omnium religionum agere viriliter studete»13. Sed ne alicui debilia hec forsitan uideantur nisi Diuine Scripture testimonio roborentur, hec siquidem duo ad regis officium pertinere eciam Scriptura Sacra sub breuibus uerbis quodam in loco demonstrat. Cum enim, apud Samuelem, de constituendo rege Isrælitice tribus grandi cum importunitate instarent, nec prophete precibus acquiescere vellent, conclu- facilius opprimuntur a potentibus, præbere auxilium» (Reiter 1960, 201, 17-20). Cf. Ier 22, 3: «Hæc dicit Dominus: Facite iudicium et iustitiam, et liberate vi oppressum de manu calumniatoris; et advenam, et pupillum, et viduam». Véase Corpus iuris canonici, Decretum Gratiani, pars 2, causa XXIII, q. V, c. 23: «Regum est proprium, facere iudicium atque iusticiam, et liberare de manu calumpniantium ui obpressos, et peregrino, pupilloque et uiduæ, qui facilius obprimuntur a potentibus, prebere auxilium» (Friedberg 1879-1881, I, 937). 12. Papa León IV, Epistolæ et decreta, X ad Ludovicum Imperatorem: «Scire vos oportet, quod nunquam ab aliquibus nostros homines sinimus opprimi; sed si necessitas illis incurrerit, præsentialiter vindicamus; quia nostri gregis in omnibus ultores esse debemus et præcipui adjutores» (PL 115, 669bC). Véase Corpus iuris canonici, Decretum Gratiani, pars 2, causa XXIII, q. VIII, c. 8: «Scire uos oportet, quod numquam ab aliquibus nostros homines sinimus opprimi; sed, si necessitas ulla incurrerit, presentialiter uindicamus, quia nostri gregis in omnibus ultores esse debemus et precipui adiutores» (Friedberg 1879-1881, I, 955). También en Ivo de Chartres, Panormia, VIII, 28, Leo IV Ludovico imperatori (23, q. 8, c. Scire vos.) (Migne 1889, PL CLXI, 1311b). 13. Papa León IV, Epistolæ et decreta, I ad exercitum Francorum: «Omni timore ac terrore deposito, contra inimicos sanctæ fidei, et adversarios omnium regionum viriliter agere studete» (PL 115, 655D). Véase Corpus iuris canonici, Decretum Gratiani, pars 2, causa XXIII, q. VIII, c. 9: «Omni timore ac terrore deposito, contra inimicos fidei sanctæ et aduersarios omnium religionum uiriliter agere studete» (Friedberg 1879-1881, I, 955). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 125 130 135 123 dendo dixerunt: «Judicabit {13} nos rex noster et egredietur ante nos et pugnabit bella nostra pro nobis»14, ut per iudicium regium pacis et quietis conseruacio ac littium et contencionum effugacio designetur. Nam ut iurisconsultus { 14} ait: «ad officium iudicantis pertinet littes diminuere alias dirimere»15. Et ut aristotiles {15} voluit, pax seu concordia est finis in quem omnes ciuiles leges omniumque iurisdicionum ordines tendunt, per bellum autem proteccio ab hostibus clare annotetur. Nec enim sufficeret paci ciuium intendere si defensio eorum contra hostes omittatur; nec defensioni insistere, si pax politica negligatur16. Hec nanque duo copulata sollicitudine querenda sunt, cum alterum absque altero populum plene non valeret tutare, nec dissimile hoc, ut puto, illi videtur quod in salute corporea euenire solet, ad quam obtinendam nedum humorum excessui eorumque incongrue repugnancie obuiandum est, sed ab extrinseco nocumento cum ingenti diligencia precauendum. Quid enim prodesset humores debita proporcione intra corpus regere, si 126 alias dirimere B] om. S 14. I Sam 8, 20. 15. Corpus iuris civilis, Digesta, XII, 1 («De rebus creditis si certum petetur et de condictione»), 21: «IDEM libro quadragensimo octavo digestorum: Quidam existimaverunt neque eum, qui decem peteret, cogendum quinque accipere et reliqua persequi, neque eum, qui fundum suum diceret, partem dumtaxat iudicio persequi: sed in utraque causa humanius facturus videtur prætor, si actorem compulerit ad accipiendum id quod offeratur, cum ad officium eius pertineat lites deminuere» (Krueger & Mommsen 1963, 192). 16. aristóteles, Et. Nic., IX, 6. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, IX, cap. VII [6] (Gauthier 1972, 332-333). Véase santo Tomás, Summa Theologiæ, IIª IIæ, q. 29, a. 1, y san agustín, De civitate Dei, XIX, 13: «pax hominum ordinata concordia, pax domus ordinata imperandi atque obœdiendi concordia cohabitantium, pax ciuitatis ordinata imperandi atque obœdiendi concordia ciuium, pax cælestis ciuitatis ordinatissima et concordissima societas fruendi Deo et inuicem in Deo, pax omnium rerum tranquillitas ordinis» (Dombart & Kalb 1955, 679). Véase también alfonso X, Partidas, IV, XXVII, 1. Para la relación de paz y concordia en los comentarios aristotélicos, Sère 2007, 240 y sigs. 124 140 145 150 155 160 165 170 175 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI ictus de foris veniens letali uulnere corpus transfoderet? aut, quid nobis conferret vulnera ac extrinseca nocumenta deuitare, si humores in corpore nostro ad inuicem decertantes prematuram nobis mortem vel grauissimam infirmitatem inducerent? Huiuscemodi ergo exemplo rei publice salus conseruanda est, ut ab humorum intus iacencium in debita repugnancia, id est contencionum et altercacionum ciuilium, periculoso turbine quieta reddatur et ab extrinsecis vulneribus, id est hostium apertorum incursibus, manu potentissima protegatur. Quod attendens inclitissimus frater vester rex, supremus dominus meus, et intra stomachum suum frecuenti meditacione reuoluens, non solum hiis duobus ab ineunte etate sua, quatenus diuinus fons bonitatis, ei largiri dignatus est et dignatur, operam dedit et dat pacem tranquillitatemque Ecclesie quantum in se est procurando populique sui quieti et pacifico regimini insistendo ac contra hostium fidei impulsus sepe in propria persona, semper autem per exercitus suos continuo cum labore pugnando, sed et cum alios catholicos principes grandissima uirtute munitos, qui ad hec dispositissimi sunt, aliquibus turbacionibus impediri, uel ab hac luce discedere audit non paruo dolore concutitur ac e uestigio, cum prosperari potenciamque eorum augeri cognoscit, nimio gaudio demulcetur. Sperat enim diuine clemencie aliquid placere ex nobis, cum deuotissimi atque animosissimi principes, ad alciores potentatus suarum virtutum petentibus cumulis sublimantur. Merito ergo etsi cum audisset transitum celeberrime memorie domini Sigismundi, Romanorum Imperatoris gloriosissimi patris vestri, amarissime indoluit, non quod mortalem virum in humanis rebus semper adesse speraret, cum hec est lex adam, hec sors humane nature ut vnusquisque mortis debitum soluat, cui legi ut Sapiens ait {16} vniuersi sine ulla excepcione subduntur, a presidente super sedem gloriosam usque ad humiliatum in terram et cinerem17, nam sicut post longuam peregrinacionem ad domum reddeundum est, sic post quamtumcumque diuturnam uitam ad corpusculi humani dissolucionem venire oportet, ad illumque ire ad quem omnis caro veniet. Sed quia Romani principis operam 17. Eccli 40, 3: «a residente super sedem gloriosam, usque ad humiliatum in terra et cinere». ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 180 185 190 195 200 205 125 presencium temporum qualitas non mediocriter exposcebat, optasset ut illius senectus clarissima diuturnius prolongata aliquanto ad huc tempore rei publice deseruisset, formidabatque ne aliquid dissidii in subrrogacione noui imperatoris ille humani generis inimicus, qui seminare zizaniam consueuit, per suas solitas fallacias suasque versucias procuraret. Sed cum diuino digitto virtuosissima excellencia vestra ad Romanum solium euecta est, dolor ille euanuit et summum gaudium accreuit. Solet enim delectacio superueniens, ut aristotiles docuit {17}, tristiciam vndecunque ortam euacuare18. Quid enim? Nonne gaudere debuit ecclesiastice pacis zelator, cum deuotissimum principem, qui pacem Ecclesie reformacionemque eius ex intimis cordis feruentissime semper quesiuit, prouehi ad imperiale culmen concernit? Nonne exultabit infidelium expugnator, cum animosissimum strennuissimumque propugilem fidei ad imperiales insulas videt euocari? Profecto racionem premaximam exultandi habet, cum ex generosissime persone vestre sublimacione vtrumque hoc bonum quod diximus felicius atque extensius, diuina operante clemencia, obtineri sperat. Nam Ecclesiam Dei a turbinibus variisque turbacionibus, que, proth dolor, illam nostris diebus non leuiter premunt, citius quietari et theurcorum aliorumque infidelium potenciam validissime fortissimeque impugnari per vestre deuotissime ac strennuissime serenitatis ministerium, Dei brachio operante, firmiter prestolatur, graciarumque acciones innumeras eterne diuinitati ex deuotis visceribus egit et agit, que Romano solio talem principem nostris temporibus dedit. Scit enim in mente 197 persone vestre S] vestre persone B 18. aristóteles, Et. Nic., VII, 1154ab. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, VII, 54a25 y 54b10: «Quare dicendum propter quid videntur corporales delectaciones elegibiliores. Primum quidem utique quoniam expellit tristiciam»; «Expellit autem delectacio tristiciam et que contraria et que contingens si sit fortis» (Gauthier 1972, 296-297). También en santo Tomás, Summa Theologiæ, Iª IIæ, q. 35, a. 4, arg. 2. Más cerca de la formulación de Cartagena, véanse aristóteles, Eth. Nic. IX, 1171ab y santo Tomás, Sententia libri Ethicorum, lib. 9, l. 13, n. 7: «Manifestum est enim, quod quælibet delectatio superveniens tristitiam minuit» (alarcón 2000). 126 210 215 220 225 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI vestra, ut precipui aduocati Ecclesie tranquillitatisque ecclesiastice zelatoris, illud frequenter versari quod Ysidorus {18} correspondenter ad ecclesiasticam pacem, de omnibus catholicis principibus ait: «Cognoscant principes seculi Deo se debere esse reddituros racionem propter Ecclesiam quam a Christo tuendam suscipiunt. Nam siue augeatur pax et disciplina Ecclesie per fideles principes, siue soluatur, ille ab eis racionem exigit qui eorum potestati suam Ecclesiam tradidit»19. Sed nec illud a memorie vestre latitudine excidere ullo vnquam tempore credit quod ambrosius {19} in laudem iusti belli pro defensione fidei assumpti, inquit: «Fortitudo, que bello tuetur a barbaris patriam, plena iusticia est»20. Non ergo alienum a racione quinymo consonissimum racioni iudicandum est, si de glorie vestre augmento, per quod et Ecclesia facilius pacem et fides uberiorem exaltacionem obtinere sperantur, nimium gaudens suum intensissimum gaudium vestre decreuit notificare serenitati. Non igitur ego ut ex me, sed rex gloriosissimus ipse per me tanquam per quoddam organum suum, vestram regalem maiestatem inpræsenciarum alloquens, letabundo corde uerbis utitur que premisi, dicens: «Letamur itaque de gloria vestra». 212 esse S] om. B 19. San Isidoro, Sententiæ, III, LIII («De disciplina principvm in ecclesia»), 51, 6: «Cognoscant principes sæculi Deo debere se rationem propter ecclesiam, quam a Christo tuendam suscipiunt. Nam siue augeatur pax et disciplina ecclesiæ per fideles principes, siue soluatur, ille ab eis rationem exigit, qui eorum potestati suam ecclesiam credidit» (Cazier 1998, 304). Véase Corpus iuris canonici, Decretum Gratiani, pars 2, causa XXIII, q. V, c. 20: «Cognoscant principes seculi Deo se debere esse rationem reddituros propter ecclesiam, quam Christo tuendam suscipiunt. Nam siue augeatur pax et disciplina ecclesiæ per fideles principes, siue soluatur, ille ab eis rationem exigit, qui eorum potestati suam ecclesiam credidit» (Friedberg 1879-1881, I, 937). 20. San ambrosio, De officiis ministrorum, I, XXVII, 129. Idem santo Tomás, Summa Theologiæ, IIª IIæ, q. 188, a. 3, 4. Véase Corpus iuris canonici, Decretum Gratiani, pars 2, causa XXIII, q. III, c. 5: «Fortitudo, que bello tuetur a barbaris patriam, uel domi defendit infirmos, uel a latronibus socios, plena iustitia est» (Friedberg 1879-1881, I, 897). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 230 235 240 245 250 127 Sed nec omittere lybet, optime Cesar, quantum ipsa honesta iocunditas incendatur et spiritualis incandescat alacritas quando ea que rei publice conferunt cum prosperitate amicorum complentur. Quid enim delectabilius iocundiusue esse potest si enim per se optabile est ut res publica quocunque licet extraneo et eciam indigno promouente feliciter progrediatur? adeo quod gaudendum est, si per ficte operantes fides incrementum recipiat, dicente apostolo {20}: «Quid enim dum omnino siue per occasionem, siue per veritatem, Christus anuncietur, et in hoc gaudeo, sed et gaudebo»21. Optabilius ergo ac beacius erit si publicarum rerum administracio per virum dignissimum prospere gubernetur. Iuxta illam trictam ac vulgatam quam, ut ferunt, Plato {21} scripsit sentenciam: «beatas fore res publicas si eas sapiencie studiosi regerent, uel earum rectores sapiencie studere contigisset»22. Sapienciam pro uirtute prout uetustissimi scriptores et Sacra Scriptura sumere consueuerunt intelligi volentes quod si sic est et illud consequens erit ut optabilissimum merito iudicetur, si ille per quem res publica prosperitatem sumit et in futurum habundancius prosperari speratur, nedum dignissimus est, sed et nobis amicabili affeccione coniunctus, cum in eundem virum profectus rei publice et persone eximia dignitas ac nostre amicicie concurrit affeccio, profecto enim qualitas hec magnam delectacioni dulcedinem superaddit, nec 21. Phil 1, 18: «Quid enim? Dum omni modo sive per occasionem, sive per veritatem, Christus annuntietur: et in hoc gaudeo, sed et gaudebo». 22. Platón, República, V, 473d. Traducción de Pier Candido Decembrio, I, cap. XIX (ms. bUS 66, fol. 112v): «So. Si non inquam philosophi principentur in urbibus aut reges qui nunc dicuntur et principes legitime suficienterque philosophentur. ac ciuilis potentia cum philosophia in unum congruant. que nunc sep(e)[a]ratim ad utrumque procedunt pluribus naturis ex necessitate prohibitis non erit amice Glauco malorum requies in urbibus: Puto neque humano generi. neque huiusmodi res publica orietur priusquam nunc sermone tetigimus nutrietur proposse. tamen et solis iubar aliquando intuebitur». boecio, De consolatione philosophiæ, I, p. 4, 5: «atqui tu hanc sententiam Platonis ore sanxisti beatas fore res publicas si eas uel studiosi sapientiæ regerent uel earum rectores studere sapientiæ contigisset» (bieler 1984, 7). En las auctoritates aristotelis: «beata est res publica cui princeps sapiens dominatur» (Hamesse 1972-1974, I, 18; 1974, 287, nº 7). 128 255 260 265 270 275 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI utique a uirtutis delectacione hec dulcedo seiungitur, cum amicicia ab ipsa virtute nullatenus segregetur. Solent namque hii qui uirtutum radicem quesierunt, amiciciam illarum in gremio collocare, vnde aristotiles {22}, de ea loquens, ait: «Est enim uirtus quedam, uel cum uirtute»23, nec inter parua proculdubio, sed inter principalia in quibus vita humana veluti honestis in basibus solidatur numerari solet. Nam ut iuxta Ciceronem {23} loquar: «Solem e mundo tollere volunt qui amiciciam e uita tollunt, qua nichil a deo inmortali melius, nichil iocundius habemus»24. «Quis enim fructus», ut idem Cicero voluit {24}, «esset in prosperis rebus nisi foret qui illis eque ac ipse qui sentit gauderet? aduersas uero ferre difficile nisi esset qui eas grauius eciam quam paciens ferret»25. Et ut Valerius {25} inquit: «Deserta esset uita hominis si amicicie non cingeretur presidio»26. Quod nedum inter priuatos viros hoc intelligendum est, sed et de principatus sublimissimos possidentibus, quia quanto alcior potentatus est, tanto illi neccessariora et iocundiora amicicie federa sunt, aristotile inquiente {26}: «Sine amicis nullus eligeret viuere, huius reliqua bona omnia, et enim ditantibus et principatus et potentatus possidentibus, videtur esse amicis maxime opus»27. Que 270 hoc S] om. B 23. aristóteles, Et. Nic., VIII, 1155a. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, VIII, 55a3: «Est enim virtus quedam vel cum virtute» (Gauthier 1972, 298). 24. Cicerón, Lælius de amicitia, 47: «Solem enim e mundo tollere uidentur qui amicitiam e uita tollunt, qua nihil a dis immortalibus melius habemus, nihil iucundius» (Combès 1983, 31). 25. Cicerón, Lælius de amicitia, 22: «Qui esset tantus fructus in prosperis rebus, nisi haberes qui illis æque ac tu ipse gauderet? aduersas uero ferre difficile esset sine eo, qui illas grauius etiam quam tu ferret» (Combès 1983, 15). 26. Valerio Máximo, Dicta et facta memorabilia, IV, VII, init.: «cum enim deserta sit futura uita hominis nullius amicitiæ cincta præsidio» (Kempf 1982, 201). 27. aristóteles, Et. Nic., VIII, 1155a. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, VIII, 55a5: «Sine amicis enim nullus utique eligeret vivere, habens reliqua bona omnia. Et enim ditantibus et principatus et potentatus possidentibus, videtur amicis ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 280 285 290 295 129 enim utilitas talis bone fortune, ablato beneficio, quod sit laudabilissime ad amicos, uel qualiter seruabitur et saluabitur sine amicis? Hec tamen ut cetera que formosam varietatem humanorum actuum reddunt, prudencie sarculo sunt distinguenda. Nam rei publice gubernacula affectionis particularis intuitu optanda non sunt. Sed hoc ut cum Jeronimo sentenciam accipiendum est quando gracie et affeccioni nostre persone merita non respondent et contra Patrum doctrinas carnali affectu non discreto iudicio, ducti carne et sanguine, reuelantibus amicis seu propinquis nostris culmina peroptamus, non cum honesto amore attracti, ut dignissimi viri, quos propter suam uirtutem diligimus, gubernaculorum preeminenciam teneant desideramus28. Nec enim Publius Scipio {27} affricanus ex eo improbatus est, quod Lucio Scipioni asiatico, fratri suo, prouincie asie sortem optauit, quinymo non mediocriter laudatus est, quia legatum ad eum iturum ultro se optulit, quia non propter fraternum sanguinem uirtus abhorrenda est, sed propter uirtutem fraternus sanguis uehemencius diligendus29. Huic et Theodosius {28} augustus singularissimas maxime esse opus» (Gauthier 1972, 298). Véase santo Tomás, Summa Theologiæ, IIª IIæ, q. 74, a. 2 co. 28. San Jerónimo, Commentariorum in Epistolam ad Titum, Lib. I, 5a (bucchi 2003, 13). Véase Corpus iuris canonici, Decretum Gratiani, pars 2, causa VIII, q. I, c. 6: «Moises amicus Dei, cui facie ad faciem locutus est Deus, potuit utique successores principatus filios suos facere, et posteris propriam relinquere dignitatem; sed extraneus de alia tribu eligitur Iesus, ut sciremus, principatum in populos non sanguini deferendum esse, sed uitæ. ac nunc cernimus plurimos hanc rem beneficium facere, ut non querant eos in ecclesia columpnas erigere, quos plus cognoscant ecclesiæ prodesse, sed quos uel ipsi amant, uel quorum sunt obsequiis deliniti, uel pro quibus maiorum quispiam rogauerit, et (ut deteriora taceam) qui ut clerici fierent muneribus inpetrarunt» (Friedberg 18791881, I, 593). Véase también san Gregorio Magno, Expositiones in Librum primum Regum, VI, 75: «Quibus nimirum uerbis ordinatoribus ecclesiarum in electione aliorum nihil suum relinquitur: ‘Quem, ait, monstrauero, illum unges.’ Qui sunt, qui ungunt, quos non monstrat deus, nisi qui carnali affectu ad ecclesiarum culmen ordinandos ducunt, qui non merita discernunt sed personas accipiunt? Isti quidem reges ungunt, sed non qui a deo monstrantur» (Verbraken 1963, 592). 29. Valerio Máximo, Dicta et facta memorabilia, V, V, init.-1 (Kempf 1982, 250-251). 130 300 305 310 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI gracias Deo egit cum ambrosius, quem diligebat, ad Mediolanensem Pontificatum electus est, virtuti enim persone imperialis affeccio coniuncta erat, nimiumque exultasse dicitur quia sententia sua diuine iusticie conuenire reperta est30. Non enim frustra amicicie species tam curiosa inuestigacione distinxerunt antiqui et aliam propter delectabile, aliam propter utile, perfectam uero propter honestum esse dixerunt 31 {29}, ut a mente nostra non excidat amorem, qui ex honestis causis ducitur, laudabilem et nutriendum totis conatibus esse. Hic enim est qui in vicissitudinem ex utroque latere ductus, veram amiciciam format. Nam ut Jeronimus {30} ait: «Vera illa neccessitudo est et Christi gluctino copulata quam non utilitas rei familiaris non presencia tantum corporum sed Dei timor conciliat»32. Nichil ergo contra uirtutem agitur si de amicorum prospera exaltacione gaudemus quinymo si virtuti obedire volumus exultare debemus cum personam amici nedum virtus intrinseca firmat sed et uirtuti correspondens celsitudo clariorem 308 est S] om. B 30. Corpus iuris canonici, Decretum Gratiani, pars 1, distinctio LXIII, cap. 3 («Electioni episcoporum inperator interesse non debet»): «Cum autem ordinatione diuina ambrosius nondum baptizatus electus fuisset, exultans inperator ait: Gratias tibi ago Domine omnipotens et saluator noster, quoniam huic uiro ego commiseram corpora, tu autem animas, et meam sentenciam ostendisti tuæ iustitiæ conuenire. Cumque sanctus ambrosius contristaretur de hoc, quod acciderat, (ut idem ipse in suis epistolis scripsit), confortauit eum inperator et ait: Noli timere, quia et Deus, qui te elegit, semper adiuuabit te, et ego adiutor et defensor tuus (ut meum ordinem decet) semper existam» (Friedberg 1879-1881, I, 236). 31. aristóteles, Et. Nic., VIII, 1156a-1157a. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, VIII, 56a-57a (Gauthier 1972, 300-304). Véase santo Tomás, Summa Theologiæ, IIª IIæ, q. 23, a. 1, arg. 3. 32. San Jerónimo, Epistulæ, LIII ad Paulinum Presbyterum, 1: «Vera enim illa necessitudo est, Christi glutino copulata, quam non utilitas rei familiaris, non præsentia corporum tantum, non subdola et palpans adulatio, sed timor Domini et diuinarum scripturarum studia conciliant» (Labourt 1949-1963, III, 8, 7-11). La misma cita en santo Tomás, Summa Theologiæ, IIª IIæ, q. 23, a. 1, arg. 3. ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 315 320 325 330 335 340 345 131 celebrioremque reddit. Nam si felicitas amico optanda est, illa ex consequencia erunt desideranda que ipsam felicitatem formosiorem ac quodam modo beaciorem efficiunt. ad existenciam autem uere felicitatis et si exhuberans habundancia rerum illarum que bona fortune vocantur neccessaria non sit, tamen, si aristotili {31} credimus, condecorat felicitatem ingens confluxus exteriorum bonorum33, vnde Cicero refert {32} Lisandrum philosophum Ciro Persarum imperatori eleganter dixisse: «Recte te, Cire, beatum ferunt quoniam uirtuti tue fortuna coniuncta est» 34. Fortunam igitur sine uirtute amico meo non optabo cum periculosa perniciosaque plurimum sit, ac in preceps possessorem suum plerumque trahat virtute sine fortuna utique contentabor cum illa ad vitam honestam sufficiat, omnemque principatum temporalem excedat, vnde Valerius {33} ait: «Explica totos fastos, constitue omnes currus triumphales, nichil morum principatu speciosus reperies»35. Sed si desiderii nostri non retinentur, habene libenter appetam, amici uirtutem fortune fauoribus sociari cum ex huiuscemodi ad mixtione persona eius celebrior redditur et clarissima opera ad bonum publicum procedere consueuerunt fortunam autem diuine prouidencie ordinatissimam disposicionem qua temporalia distribuuntur intelligo que etsi apud eternam Maiestatem certissima sit, quia tamen humane menti incognita est, et variabilis quo ad nos sepe videtur fortune appellacione solet vocari. Congruentissime ergo hec considerans, frater vester serenissimus rex, supremus dominus meus, etsi quocumque virtuosissimo viro Imperii Romani fastigium aliorumque catholicorum regnorum solia munirentur, magnam consolacionem sumpsisset, maiorem tamen uehemenciorem et intensiorem ex vestre 33. aristóteles, Et. Nic., I, 1099a-b. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, I, 99a-b (Gauthier 1972, 153-154). 34. Cicerón, Cato Maior de Senectute, XVII, 59: «Tum Lysandrum, intuentem purpuram eius et nitorem corporis ornatumque Persicum multo auro multisque gemmis, dixisse: ‘Rite uero te, Cyre, beatum ferunt, quoniam uirtuti tuæ fortuna coniuncta est’» (Wuilleumier 1989, 120). 35. Valerio Máximo, Dicta et facta memorabilia, VIII, XV, 3: «Explica totos fastos, constitue omnes currus triumphales, nihil tamen morum principatu speciosus reperies» (Kempf 1982, 415). 132 350 355 360 365 370 GEORGINA OLIVETTO & ANTONIO TURSI regie serenitatis ad inclita Vngarie et bœmie regna, deinde ad Imperiale culmen assumpcione percepit, cum uirtuti vestre se coniungente fortuna que in generosissimam personam vestram Imperii et regnorum gloriam sub breuissimo tractu temporis cumulauit hec tria que tetigimus concurrere dignoscantur, christiane siquidem rei publice notissima utilitas et virtutis vestre eminens altitudo que vocacionem vestram toti orbi gratissimam reddit et amicicie ex honestissimis causis fundate summa affectio quam ad vestram regiam celsitudinem cum adhuc ducalibus titulis potiretur semper ex integro animo gessit et gerit in dies. Quam utique gratulabundam exultacionem ac honestissimam, ut ita dixerim, voluptatem ex vestre sublimacionis noticia sumptam, idem ipse vestre maiestati per ministerium mei humillimi oratoris sui intimat sincerrima mente per uerba premissa: «Letamur itaque de gloria vestra». at quia, potentissime princeps, iuxta illud antiquum prouerbium quod aristotiles refert {34}, «que amicorum sunt solent esse communia, ut quod utile vni amico est alterius amici coadunata potencia facilius obtineatur»36. Idem serenissimus rex, letans de gloria vestra, offert promptitudinem animi et tocius potencie sue in omnibus que sibi possibilia erunt ad conseruacionem exaltacionemque vestre imperialis dignitatis regieque persone quam sic omnipotens Deus per glorie humane auram transire donet ut ad gloriam eternam perducat. amen. 352 vestre B] om. S 354 summa S] om. B 36. aristóteles, Et. Nic., VIII, 1159b 31. aristoteles Latinus, Ethica Nicomachea, Traslatio Grosseteste, recensio pura, VIII, 59b 30: «Secundum quantum autem communicant, in tantum est amicitia. Et enim iustum. Et proverbium, Communia que amicorum, recte. In communicacione enim, amicitia» (Gauthier 1972, 311). aristóteles, Política, II, 1263a 30. aristoteles Latinus, Politica, II, 63a 30: «Propter virtutem autem erit ad uti secundum proverbium ‘Communia que amicorum’» (Michaud-Quantin 1961, 31). También en las auctoritates aristotelis: «amicorum omnia sunt communia» (Hamesse 1972-1974, I, 31; 1974, 243, nº 153). ALONSO DE CARTAGENA Y LA «REPÚBLICA» DE PLATÓN 133 {1} ait. in iº Periarmenias. {2} aristotile. in iº Politicorum. {3} textus. in prohemio li. viti. {4} nonnullis ut in auctoritate Ut diuine iussiones coll. viiiª. vnde sunt sumpta verba que ponuntur in prohemio li. viti37. {5} [loco. C. de emendacione Codicis. in principio]38. {6} Platone. libro iº De re publica. {7} inquiens. in viiiº Ethicorum. {8} dixisset. Lucas xxiº. {9} Gregorius. in Omeliis. {10} Regum. xxiiiª. q. vª. cº. Regum. {11} Leo. xx3ª. q. viiiª. cº. Scire. {12} inquit. xxiiiª. q. viiiª. cº. Omni. {13} Judicabit. iº. Regum. cº. viiiº. {14} iurisconsultus. Digestum Si certum peta. I. quidam existimauerunt. {15} aristotiles. viiiº. Ethicorum. {16} ait. Ecclesiastici. xºl. {17} docuit. viiº. Ethicorum. {18} Ysidorus. xxiiiª. q. vª. cº. Principes. {19} ambrosius. xxiiiª. q. 3ª. cº. Fortitudo. {20} apostolo. ad Philippenses. iº. {21} Plato. Refert hoc boecius. liº. iº. De consolacione. {22} aristotiles. viiiº. Ethicorum. {23} Ciceronem. liº. De amicitia. {24} voluit. eodem liº. {25} Valerius. liº. 4º. tiº. viiº. {26} inquiente. viiiº. Ethicorum. {27} Scipio. narrat hoc Valerius. liº. vº. tiº. 5º. {28} Theodosius. distinctio lxiiiª. cº. Valentinianus. {29} dixerunt. ut patet per aristotilem in viiiº et ixº Ethicorum. {30} Jeronimus. in prologo iº. biblie. {31} aristotili. iº. Ethicorum. {32} refert. in liº. De senectute. {33} Valerius. liº. viiº. tiº. ultiº. et dicit fastos, id est, annalia. {34} refert. iiº. Politicorum. 37. añadido por otra mano coetánea y con tinta más clara en el margen interno del ms. S, fol. 533r. No se encuentra en el ms. B, fol. 2r. 38. Remite al Corpus Iuris Civilis, Novellæ Iustiniani, Nov. CXIV, Coll. VIII, Tit. 10 «Ut divinæ iussiones subscriptionem habeant gloriosi quæstoris» (Schoell & Kroll 1963, 533). IV LaS aRTES LIBERaLES DE aLONSO DE CaRTaGENa: LOS MaNUSCRITOS SaLMaNTINOS y EL TIPO α U JUaN MIGUEL VaLERO MORENO N TEXTO COMO La EPÍSTOLa DE SÉNECaCartagena De las artes liberales hace referencia tan directa al problema de los modelos intelectuales, su transmisión y transformaciones, que parecía ineludible dar cuenta ya de esta ausencia en el ámbito del proyecto de investigación del que dependen los trabajos de este libro. aparte, naturalmente, de la pléyade de manuscritos e impresos que transmiten el romanceamiento de alonso de Cartagena, el texto había quedado esquinado, huérfano de la atención que han merecido con toda justicia los equivalentes italianos que dieron cuerpo a la pedagogía del humanismo. Por ello, no convenía postergar más la decisión de ofrecer un primer acercamiento a sus problemas ante las dilaciones y exigencias de una futura y más equilibrada editio maior. Esta aproximación al texto De las artes liberales es de considerar como una investigación básica, al modo en que se labora en las ciencias naturales (o naturalidades). Parte del impulso se debe también al aliciente del trabajo de dos filólogas y amigas, María Morrás y Georgina Olivetto. 135 136 JUAN MIGUEL VALERO MORENO En efecto, va ya para una década que dediqué mis primeros desvelos a esta traducción de Cartagena, empezando por procurarme una primera transcripción de auxilio (ligeramente cotejada). Pero mi objeto entonces (otro que el de ahora) fue doble: por un lado, la reconstrucción del contexto de la recepción cultural de Séneca en la Edad Media, con especial atención a la tradición de las Epistulæ; por otro lado, un análisis bastante pormenorizado del proceso de traducción, en términos de seca traductología y en otros algo más amplios de mediación cultural, que se reflejaba también en la prolija anotación histórico-literaria que acumulé para el texto y que aquí, para no distraer del nuevo propósito, dejaré de lado. Por aquel entonces María Morrás (pero también Nicholas G. Round) publicaron seminales contribuciones a la tradición textual del corpus Senecanum por obra de Cartagena. y algo antes había disfrutado, más de lo que podía imaginar, de la edición de dos versiones de Cicerón, De senetute y De los ofiçios (1996). Puesto que la traducción del libro clásico de blüher es de 1983 y la tesis de Morrás se defendió en 1993, la historia de los textos de Cartagena parece avanzar por décadas. Una década después del hervor de aquellos estudios de principios del siglo XXI, y en el ámbito también del presente proyecto de investigación, se publica la magnífica monografía de Olivetto (2011), que edita el Título de la amistança pero que, mucho más allá de este «modesto» servicio, supone una contribución mayor en todo lo que respecta al corpus Senecanum, pues no sólo aporta nueva documentación y nuevas ideas, sino que resume, corrige y aclara con exquisito tacto el conjunto de la tradición crítica anterior. La lectura detenida del libro de Olivetto y la mala conciencia de tener secuestrado un texto que al mismo tiempo me secuestraba a mí (en una suerte de Síndrome de Estocolmo recíproco) fue el acicate definitivo para limpiar el cajón de viejas telarañas. Esta contribución se centra, ante todo, en problemas de índole textual, pero jamás debe perderse de vista el mar de fondo cultural, sin el cual el ajetreo de variantes carece de sentido. Cartagena no se limita a ofrecer a sus contemporáneos una traducción, bastante atinada, de la más famosa LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 137 epístola de Séneca a Lucilio, sino que plantea una cuestión trascendente, cuáles sean los límites del conocimiento en el contexto de la cultura laica castellana, pero también europea, de mediados del siglo XV. Tras su década ciceroniana Cartagena se apresta en los inicios de los años treinta, en su década senequiana, a una completa redefinición de su papel como mediador cultural, paralela a su ascenso político y a la extensión de su auctoritas. El texto de la epístola se alinea con muchos otros del propio Cartagena y su programa educativo, tales como la Epistula ad Petrum Fernandi de Velasco, de la década de los cuarenta, o la respuesta a la Qüestión de Santillana a propósito de la caballería. Cartagena se apoya en, o niega, modelos intelectuales del primer cuarto de siglo como los de, por ejemplo, López de ayala o Enrique de Villena (muy en particular), y mantiene un amplio diálogo con sus contemporáneos, ya sean españoles o europeos. Pero no olvidemos que más allá de las atractivas conexiones italianas de Cartagena, de un bruni o de un Decembrio, la Castilla a la que se atiende en este proyecto, y a la que se ha solido achacar un enojoso retraso cultural, vivía (en su parcela vernácula y secular) una auténtica eclosión de traducciones y comentarios que rebajan, en parte, la altanería intelectual de un Enrique de Villena en la dedicatoria de su Eneyda. Por los datos y datas que trascienden, por caso, del estudio de Olivetto a propósito de la Tabulatio de Luca Manelli en aviñón y en el contexto de la Corona de aragón a inicios del siglo XV, el interés de Juan II de Castilla hacia 1430 por la obra de Séneca (sus compendios y sus glosas), no debiera constituir, en propiedad, novedad alguna: si acaso, un paso en falso. Pero, más allá de la obligación de cumplir los deseos y encargos de un rey, ¿cabe imaginar al informado Cartagena como un hombre desfasado, demodé? Parece evidente que la respuesta es no. Por un lado podríamos plantearnos, dada la cantidad todavía escueta de bibliotecas nobiliarias conocidas en la Castilla del siglo XV, a qué estantes, a qué armarios o a qué arcas fueron a parar los treinta y pico manuscritos cuatrocentistas conocidos, más los no pocos perdidos, del corpus Senecanum (esto es, más allá de Juan II, Pedro Fernández de Velasco, Santillana o Fernán Pérez de Guzmán). ¿Dónde 138 JUAN MIGUEL VALERO MORENO colocar cada uno de ellos en su época de origen? Es un panorama que nos falta, pero que no podemos obviar. Por otro lado, como he sugerido, tampoco podemos desdeñar la larga batalla de modelos intelectuales en conflicto que se amaga bajo la aparente insignificancia de un texto y una traducción que eran bien conocidos en toda la Romania. Este no es más que otro paso desde aquella historia de la educación que estudió Jaeger para los griegos y que se reactiva con periódica frecuencia, como ocurre en el propio Séneca o luego, más adelante, en el ordo propuesto por Francis bacon a su Rey (advancement of Learning, 1605), por no hablar de la Encylopédie. Lo que está en juego es la definición del esquema dominante del conocimiento y la distribución de las ciencias en su red, quiénes controlan ese modelo y la forma en que se difunde en cuanto representación y descripción del mundo. alonso de Cartagena, en este sentido, como de forma paralela aquella traducción de basilio (De la reformaçión del ánima) que editó y estudió Lawrance (1991), avanza en los criterios que impone a su traducción y en el camino balizado en las glosas, una tentativa en vía orgánica de controlar la extensión de la cultura laica en el valladar de la moral estoico-cristiana, pastoreando el ocio de caballeros y letrados hacia lo honesto (la moral y la historia, bases de la justicia práctica), y alejando a los mismos de los peligrosos lobos de la ficción (imagen de todo lo vano y superfluo). Claro que una cosa son los deseos y otra muy distinta las realidades: pasados los años, un texto como la Epístola exhortatoria a las letras de Lucena certificará el paso de las letras de la austeridad querida por Cartagena al juego de embaidores (uso un término de la traducción de Cartagena), esto es, timadores y tahúres (término de Lucena), para los que el latín no es tanto un modo de conocimiento como un modo de lucimiento (pasajero, por demás), a manera de corte (que es sintagma de Cartagena). Todo ello, con ser importante, son historias que no puedo ni debo desarrollar aquí, pues requieren de un entramado propio. así pues, como «de los primeros primera es la especulación» (Santillana dixit), pasemos de inmediato a los orígenes del texto de Cartagena, la tradición textual latina de las Epistulæ y en particular de la epístola De las artes liberales. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 139 La tradición latina Las epístolas de Séneca no tienen una tradición textual, en realidad, sino dos, perfectamente diferenciadas. Esta tradición bifronte deriva del hecho de haberse transmitido el texto completo de origen en dos corpora, separados desde los testimonios más tempranos. Es probable, incluso, por las informaciones de Gelio, que existiera un tercer grupo. De los que tenemos la certeza de los testimonios conservados su estudio externo nos muestra que el primer tramo, por así decir, recogía las epístolas 1 a 88, mientras que el segundo las epístolas 89 a 124. Es probable, además, pues han quedado trazos de ello, que las primeras 88 epístolas hubieran conocido a su vez una subdivisión entre las cartas 1 a 52 y 53 a 88. La tradición de este grupo de epístolas es rica y compleja: se contiene en más de cien manuscritos, por lo general tardíos. Haré referencia a ella dejando de lado las epístolas del segundo tramo. Según las conclusiones de Foerster (1936), recogidas por Reynolds, ninguno de los seis manuscritos más antiguos, más los tres que añade el erudito británico, dependen directamente el uno del otro. Sucede así hasta tal punto que Reynolds, frente a Foerster, mantiene que no existió contaminación en ninguno de los niveles del stemma que refleja las relaciones de los códices base para su edición, así como tampoco interacción alguna entre las distintas ramas, de modo que algunas de las lecturas concordantes sugeridas por Foerster habría que achacarlas a la proximidad de variantes de tipo ortográfico o de sentido, pero producidas de manera independiente. El stemma al que llega Reynolds queda como sigue para 1-52: W a L Q g g b O v M r d P b JUAN MIGUEL VALERO MORENO 140 Para facilitar su comprensión, he aquí las referencias de las siglas: b: bambergensis V. 14 L: Laurentianus 76.40 p: Parisinus latinus 8540 O: Vossianus latinus F.70.I & Oxoniensis Canonicianus class. Lat. 279 p: Parisinus latinus 8540 (fols. 31-32) Q: Quirinianus b.II.6 b: Parisinus latinus 869 g: Gudianus 335 M: Metensis 300 v: Vaticanus latinus 366 (s. IX) (s. IX) (s. IX) (c. 900) (s. X) (s. X) (s. XI) (s. XI) (s. XI) (s. XII) Puede apreciarse en la lectura del stemma la verticalidad, al menos hasta el siglo XI, del proceso de transmisión. Dicho proceso facilita el que, a pesar de que las epístolas 188 fueron, a partir del siglo XII, los libros más populares de Séneca, la tradición de los codices recentiores pueda ser estrechamente controlada. El control sobre el grupo en el que se encuentra la epístola 88, que luego pasaría a tener una transmisión independiente, como es el caso de la traducción de alonso de Cartagena, puede cerrarse más. De los códices mencionados antes, sólo los que figuran en el esquema que reproduzco a continuación contienen las epístolas 53 a 88 (hay que añadir, V: Venecia, Martianus lat. Z.270 1573 [s. IX]): W a L g Q r d v P b LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 141 ahora bien, sabemos, por los estudios de Reynolds y blüher, entre otros, del origen francés de la recuperación de la tradición textual senequiana, y en concreto la epistolar1. Su difusión fue lenta hasta el siglo XII, momento en que los manuscritos se multiplican por todo el territorio francés, desde el norte, alcanzando por el este a alemania y, cruzando el Canal, a Inglaterra2. Sólo a partir del siglo XIII, y a pesar del uso relativamente abundante de Séneca que había hecho la prolífica orden cisterciense, por ejemplo, Séneca inicia su tradición manuscrita peninsular, tanto en Italia como en España. Esos nuevos textos peninsulares, ¿sobre qué base se cimentan, para el caso de las Epistulæ? ¿Son textos de calidad o se encuentran irremediablemente deturpados? La historia textual de las epístolas presenta uno de los ejemplos célebres del sintagma recentiores non deteriores. En el año 1913 beltrami descubrió un manuscrito bresciano que enseguida pasó a ocupar un lugar de privilegio en la tradición de las epístolas de Séneca. al contrario que el resto de la tradición aportaba el texto completo de las epístolas en un solo volumen. Un grupo de recentiores había sido rechazado hasta 1. a pesar de que Fohlen 1971 haya identificado el manuscrito latino 13948 (s. XII) de la bNP como de origen italiano (vid. pág. 79), este hecho no invalida las conclusiones generales de Reynolds según las cuales, con la excepción de ‘Q’ no existe una tradición propiamente italiana del texto de las Epistulæ hasta el siglo XIII. De hecho, la misma Fohlen entiende que ese manuscrito estuvo relacionado con la tradición textual originada al Norte de los alpes, en la región sud-alemana, del mismo modo que Villa 1969 estableció la relación de ‘Q’ con el centro intelectual de Reichenau. 2. En la recensión de Munk Olsen las primeras 88 epístolas de Séneca ocupan el puesto 22 entre los 25 textos más populares entre los siglos IX al XII. Olsen tiene en cuenta tanto los códices completos como los fragmentos para llegar a un total de 67 ejemplares, 47 de ellos del siglo XII y 12 entre los siglos XII y XIII. Con respecto a estas cifras los treinta y pico manuscritos de la traducción de Cartagena suponen una proporción, en cifras europeas, más que llamativa. Los datos, que ya han variado ligeramente desde la fecha de publicación, en Munk Olsen 1984-1985. Poco después, Fohlen 1998 estudia y clasifica tres nuevos manuscritos pertenecientes a esta rama. Se trata de los escurialienses M-II-20 y S-II-4 y el 64 del archivo catedralicio de Tarazona. 142 JUAN MIGUEL VALERO MORENO entonces al pensarse que sus códices contenían sintagmas, frases e interpolaciones que luego se revelaron autorizadas por las lecturas de Q3. Sin embargo, aunque Q resolvía no pocos problemas a los filólogos del siglo XX, la tradición medieval efectuó sus propias elecciones. En efecto, pese a conservar el texto íntegro de las epístolas, la tradición de Q no fue la generalmente seguida en la Edad Media, al menos en lo que respecta a las más célebres epístolas 1 a 88. así pues, según la estimación de Reynolds, más del 90% de los recentiores que contienen el texto de las epístolas 1 a 88 derivan de γ y no, por tanto, de α, que es donde figura Q. De hecho, la mayoría de los manuscritos tardíos para la sección que nos interesa derivan de δ, cuya tradición se convirtió en la vulgata para estos textos y fue la base, por ejemplo, de las primeras ediciones impresas de este conjunto de epístolas. Los manuscritos conservados en bibliotecas hispánicas, sea cual sea su origen, derivan de textos híbridos que conjugan β y δ. Estos manuscritos (latinos) son4: biblioteca de El Escorial, ms. N-III-165. archivo Catedralicio de Tarazona, ms. 646. (s. XIII)* (s. XIII) 3. Sobre Q véase Villa 1969. 4. blüher 1983, 69, cita otros manuscritos que contienen obras de Séneca. Recojo, únicamente, aquellos en que se encuentran representadas las Epistulæ. Señalo con asterisco cuando aparece la epístola 88. Varios de estos ejemplares fueron estudiados con detenimiento por Fontán 1949, en especial págs. 27-38, donde analiza Esc. Q-I-8, Esc. S-II-3 y bNM 10238. Por su parte, Fohlen 1995 revisa y clasifica cincuenta ejemplares de entre las copias que descienden de ‘P’ y ‘b’ plus ou moins directement, pero se ocupa sólo de N-III-16 y b-III-9. 5. antolín 1913, III, 154-155. Entre los fols. 22v-101v contiene hasta la epístola 91, según la propia numeración del códice. 6. No contiene, por mutilación, la epístola 88. Finaliza en su estado actual en 87, 35. Según los datos conocidos, el manuscrito de Tarazona perteneció a la abadía cisterciense de Sobrado, en la diócesis de Compostela, después al arzobispo bernardo II (muerto en 1240) y, finalmente, pasó al convento de los franciscanos de barcelona, a manos de su custodio Juan de Villare. Véase la bibliografía citada por Fohlen 1998, 69, n. 53, y en especial Omont 1893 y yates 1982. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA biblioteca de El Escorial, ms. M-II-207. biblioteca de El Escorial, ms. Q-I-88. biblioteca de El Escorial, ms. Q-I-189. biblioteca de El Escorial, ms. S-II-310. biblioteca de El Escorial, ms. S-II-411. biblioteca Nacional de Madrid, ms. 1023812. 143 (s. XIV) (s. XIV)* (s. XIV)* (s. XIV)* (s. XIV)* (s. XIV)* 7. antolín, 1913, III, 74. El manuscrito, copiado en Francia, se encuentra mútilo a partir de 87, 26. 8. antolín 1913, III, 356-358. Este interesante códice, muy útil para el expolio de sentencias, contiene, además de distintas obras de Séneca, las sententiæ de Pubilio Sirio, que tantas veces se citan junto a las del cordobés e incluso se confunden con las suyas propias, como es el caso, y unos excerpta de las obras morales de aristóteles. Contiene hasta el fol. 84 las epístolas hasta el libro 22. Sin embargo la epístola 88, fols. 85-87, tiene un lugar aparte entre el De remediis fortuitorum y el libro de Quattuor virtutum. 9. antolín 1913, III, 368-369. Varias obras de Séneca y la famosa epístola alexandri Magni ad aristotelem. Como tercer grupo de textos del códice aparecen las epístolas a Lucilio hasta la número 107. 10. antolín 1916, IV, 34-36. Cf. con Q-I-8, cuya rúbrica inicial es idéntica en la introducción de las epístolas a Lucilio. En esta ocasión van precedidas de De clementia y acompañadas por las sententiæ de Siro y el tratado de Martín de braga sobre las cuatro virtudes cardinales. Las epístolas, fols. 8-117, recogen 22 libros. La número 88 está situada al final de todas hasta el fol. 119. 11. antolín 1916, IV, 37-38. Contiene 89 epístolas, algunas duplicadas y sin división entre los libros. Junto a las epístolas PabloSéneca, el libro de Quattuor virtutibus o una colección de auctoritates epistolarum Senecæ. 12. Inventario 2001, 26-27. Una de las recopilaciones de obras de Séneca más amplias; sobre pergamino, muy lujoso y limpio. Las epístolas aparecen entre De clementia y el pseudo-Séneca De remediis fortuitorum, fols. 8-34v y 37-104. Tras el De remediis, y desgajada, la epístola 88, fols. 105v-107v, seguida de De formula honestæ vitæ. Detallo, por su importancia, el contenido íntegro de este códice: [1 y 1.1.] Vita Senecæ a S. Hieronymo, Epitaphium Senecæ (fol. 1). [2] Pseudo Séneca, Epistola ad S. Paulum (fols. 1-2). [3] Séneca, De clementia (fols. 2-8). [4] Epistola ad Lucilium (fols. 8-34v y 37-104). [5] Pseudo Séneca, De remediis fortuitorum (fols. 104-105. [6] Séneca, De liberalibus artibus (fols. 105v-107v). [7] Pseudo Séneca, De formula honestæ vitæ (fols. 107v-109v). [8] Séneca, Controversiæ (fols. 35-36v, 109v-128v). [9] Séneca, Quæstiones naturales (fols. 128v-162). [10] Publilius Syrus, Sententiæ (fols. 162v-164v). [11] Proverbia Senecæ (fols. 164v-166v). [12] Pseudo Séneca, De moribus (fols. 166v-168v). [13] Séneca, De beneficiis (fols. 168v-182v). [14] Séneca, 144 JUAN MIGUEL VALERO MORENO biblioteca de El Escorial, ms. S-II-213. biblioteca de El Escorial, ms. S-II-514. biblioteca de El Escorial, ms. b-III-915. biblioteca de El Escorial, ms. N-II-1016. biblioteca de El Escorial, ms. N-II-1117. biblioteca de El Escorial, ms. N-III-1318. biblioteca de El Escorial, ms. S-II-119. biblioteca de El Escorial, ms. S-II-1120. (ss. XIV-XV)* (ss. XIV-XV)* (s. XV)* (s. XV)* (s. XV) (s. XV)* (s. XV)* (s. XV) Dialoghi (fols. 182v-239v). [15] Pseudo Séneca, De paupertate (fols. 240235v). a pesar de las descripciones de Schiff 1905, 102-103, o de Fontán 1949, 35-38, queda pendiente un estudio exhaustivo de este valioso códice. Las referencias a su contenido, por ejemplo, no concuerdan entre el Inventario de la bNM y Fontán 1949, 36. Desde Schiff y con Domínguez bordona se considera italiana la procedencia de este manuscrito, o al menos la pertenencia de las miniaturas a la escuela boloñesa. 13. antolín 1916, IV, 31-32. Hasta la epístola 123, entre De Providentia Dei in quo ostendit adversorum patientiam libri II y De tranquilitate animi. Numerosas obras de Séneca, incluyendo las sentencias de Siro y el libro de las cuatro virtudes de Martín de braga. 14. antolín 1916, IV, 39-40. Dos colecciones de epístolas más De remediis fortuitorum. En la primera, del siglo XIV, hasta la 123, cerrando el conjunto la número 88. En la segunda, de 1468, también 123 epístolas pero con numerosas lagunas que afectan, por ejemplo, a los libros XI-XII. 15. antolín 1910, I, 178-179. Contiene los dicta de Jerónimo, el intercambio epistolar apócrifo entre Pablo y Séneca y las epístolas a Lucilio hasta la 90 según la propia numeración del códice. 16. antolín 1913, III, 135-136. al apócrifo tratado De quatuor virtutibus cardinalibus siguen las epístolas a Lucilio hasta la 123, entre los fols. 10-168. 17. antolín 1913, III, 136-137. Este manuscrito recoge la Vita de Jerónimo, las epístolas entre Pablo y Séneca y las epístolas a Lucilio hasta la 71, entre los fols. 9-103. 18. antolín 1913, III, 151-152. Incluye la Vita de Jerónimo, las epístolas cruzadas entre Pablo y Séneca, y hasta el libro 22 de las epístolas a Lucilio. Cierra el volumen la epístola 88, fols. 171-174, con el siguiente incipit: «Lucii annei Senece Cordubensis de septem liberalibus artibus, ubi de singulis docet animum ad virtutem non perducere». Por unas notas al final del libro parece ser que la copia del mismo estuvo relacionada con Hernando de Pulgar. 19. antolín 1916, IV, 30-31. Hasta la epístola 123. Le siguen las epístolas apócrifas entre Pablo y Séneca y el tratado de las cuatro virtudes de Martín de braga. 20. antolín 1916, IV, 41-42. Epístolas 1-77. De finales del s. XV. Junto a otros textos de carácter oratorio o protocolario. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 145 Parece razonable suponer que Cartagena se sirvió de alguno de los códices en circulación en la Península Ibérica para su traducción de la epístola 88, si bien cabe la posibilidad de que éste hubiera conocido otro u otros testimonios transpirenaicos en alguno de sus viajes21. El consensus actual para la epístola 88 suele ser VQ. Veamos, sin embargo, un ejemplo de la dificultad para establecer un juicio cierto en la comparación entre un original latino y su traducción romance, por muy literal que ésta se presente. En 88, 12 Q lee publicum hoc… tum dicis, pasaje omitido por γ. aunque el aparato crítico de Reynolds es demasiado esencial para las comparaciones que me interesan, cotejaré el texto crítico con la traducción de Cartagena: texto crítico Negant iurisconsulti quicquam usu capi publicum: hoc quod tenes, quod tuum dicis, publicum est et quidem generis humani. traducción literal JMVM Niegan los jurisconsultos que pueda hacerse usucapión alguna de lo público: esto que tú tienes, y que dices tuyo, es público y pertenece al género humano. traducción de Cartagena Dizen los iurisconsultos que la cosa pública non se puede prescrevir, pues todas las heredades se pueden dezir públicas, ca son de todo el linaje humanal. El problema es tan delicado como sigue: dado que la traducción impersonal de un pasaje directo (tuum) no es rara en Cartagena, es difícil decidir si la traducción corresponde o no al pasaje coincidente con Q. Juzgar a qué texto subyacente corresponde una traducción vernácula casi nunca es sencillo. Los aparatos de las ediciones críticas modernas (como la de Reynolds), por lo general muy sintéticos y depurados, no siempre colaboran al matiz preciso para el estudio de las traducciones medievales. 21. Lo cierto es que es preferible la opción peninsular. Cartagena participó de forma activa en el Concilio de basilea entre 1434 y 1439, su estancia realmente señera al otro lado de los Pirineos; pero sus traducciones de Séneca son anteriores, entre 1430 y 1434, según la datación establecida por Morrás & López Casas 2001. 146 JUAN MIGUEL VALERO MORENO Lo más indicado sea, quizás, principiar por la probabilidad. Ésta nos lleva a considerar, tras examen atento de la tradición latina, que el el texto subyacente de Cartagena más razonable sea el de la vulgata representada, de forma mayoritaria, por ‘b’ y sus descendientes. En mi opinión, para este caso, la hipótesis es verificable. No carece, sin embargo, de puntos espinosos. Sabemos que la característica principal de ‘b’ es que su texto, para la epístola 88, termina en 45. Esto es: «… si Protagoræ credo». El texto de Cartagena no se detiene, sin embargo, en ese lugar, como sí lo hacen otros códices latinos hasta el Renacimiento, entre ellos el manuscrito escurialense del siglo XIII, N-II-16, el más antiguo de una biblioteca española que contenga la epístola 8822. ¿Deja por eso el texto subyacente de pertenecer a ‘b’ y sus descendientes, dado que continúa su traducción más allá de 88, 45? En primer lugar hay que tener en cuenta que, muy probablemente, Cartagena se sirviera del cotejo de más de un códice para ella. Si acaso Cartagena hubiera llegado a consultar un ejemplar trunco, como N-III-16, pudo completarlo tanto fuera de la familia δ, a la que pertenece ‘b’, como dentro de ella: ‘P’, de un lado, presenta el texto completo, pero también los códices recentiores descendientes de ‘b’ y que conocieron un texto íntegro y lo completaron ya en el proceso original de copia. De hecho el problema ecdótico planteado por ‘b’ tiene su origen, probablemente, en la desaparición de su modelo de unas pocas líneas, por haberse perdido el folio que las contenía. Otros códices descendientes de ‘b’, en los que el final figuraba trunco fueron completados por una mano posterior a la copia, como se aprecia sobre el manuscrito oxoniense del siglo XIII nº. 36 de St. John’s College, conocido por la sigla ‘J’. 22. Pero este códice no entraría en la Península Ibérica, probablemente, hasta el siglo XV, puesto que había sido posesión de un tal Guillermo que lo mercó en París, en 1387, por la cantidad de nueve francos, según se desprende de una nota de compra que figura en el propio códice. Tomo los datos de Fohlen 1995, 140, n. 42. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 147 Pero el texto de Cartagena no sólo continúa 88, 45, sino que, además, en ese preciso punto, contiene una variante capital. Sustituye ‘Protagoræ’ por ‘Pitágoras’. Podría tratarse, según todas las apariencias, de una lectio facilior. Cabe preguntarse si fue esta una variante nacida del propio Cartagena, a pesar de que sus conocimientos de historia de la filosofía eran todo lo sólidos que podían ser en un hombre del siglo XV hispánico, o bien esa variante tiene una génesis propia. Precisamente ante este género de dudas es donde nos sirve poco el excelente trabajo de Reynolds, de modo que hemos de dirigir nuestros ojos a las especies concretas. En efecto, en el manuscrito del siglo XII, Parisinus latinus 16592, puede leerse como explicit: «… oculos mihi effondiunt SI PITaGORæ CREDO. VaLE SEMPER KaRISSIME NObIS». Pues bien, el manuscrito trecentista de la bNM 10238, que Schiff consideró, sin criterios sólidos, como formante de la biblioteca del Marqués de Santillana (un manuscrito de procedencia boloñesa, según los expertos en miniatura), lee a su vez: «si Pitagore credo…», y a partir de ahí continúa el texto hasta el final. El manuscrito 10238 forma cuerpo con los más antiguos conservados en bibliotecas españolas y, en concreto, con los más importantes códices escurialienses del siglo XIV. En la clasificación del los recentiores ofrecida por Reynolds, bNM 10238 es uno de los representantes del grupo β-δ para las epístolas 1-8823. En este grupo se encuentran comprendidos, además de 10238, los siguientes códices del Escorial: sólo en parte N-III-16; Q-I-8, Q-I-18, S-II-3, S-II-4 (s. XIV); b-III-9, N-II-10, N-II-11, N-III-13 (s. XV). La mayoría de estos manuscritos concuerdan con el criterio de clasificación de las epístolas 89-124. En esta clasificación dentro de la rama Ø se encuentran dos grupos bien diferenciados. El mayor, al que pertenece 10238 es η, donde además del manuscrito 100-29 de la biblioteca de la Catedral de Toledo 23. Para Reynolds 1965, 71, «the majority of manuscripts with a β text have acquired letters 53-88 from one or another of the δ groups; in the process they naturally absorb a greater or smaller number of δ readings, and letters 1-52 normally offer a hybrid text». 148 JUAN MIGUEL VALERO MORENO se encuentran los escurialienses: Q-I-8, Q-I-18, S-II-1, SII-3, S-II-4 (s. XIV); así como b-III-9, N-II-10, N-II-11 y N-III-13 (s. XV). al segundo grupo θ pertenecen S-II-5 (ayb), trecentista, y N-II-10 (que hacía pareja en las epístolas 1-88 con 10238 y sus compañeros), cuatrocentista. Un caso mixto es el de N-II-21 (s. XV)24. En definitiva, aunque la historia ecdótica de los códices latinos de las epístolas de Séneca en bibliotecas españolas todavía no se ha cerrado (y de hecho se encuentra en mantillas), es posible determinar que el texto base que, en sustancia, utilizó Cartagena para su traducción, pertenece al grupo β-δ, y que, si no fue bNM 10238, fue uno de los que con él estaban íntimamente relacionados, como, sobre todo, pues es de contenido y disposición casi idéntica, Q-I-825, de probable origen aviñonés y, en cualquier caso, todos aquellos que mantengan la lectura «si Pitagore credo…». La tradición romance Sería engañoso limitar la influencia de las epístolas senequianas a la tradición directa: la tradición indirecta, ya sea a través de compendios, florilegios u otros digesta es insondable. Otro modo de la tradición indirecta, el comentario, se mostró muy activo, especialmente en el entorno dominico, donde Séneca fue enseguida un autor preferido. Multitud de glosas acompañan a muchos de los textos de Séneca, ya sea en latín o en romance. La autoridad del texto de las Epistulæ se asienta de tal modo que da lugar a comentarios integrales de alta 24. En las clasificaciones de Fohlen 1995 y 1998 se encuentra algún testimonio no considerado por Reynolds, como el de Tarazona, así como divisiones que, aun dentro de un mismo grupo, separan formalmente a los manuscritos escurialenses N-III-16, S-II-4, M-II-20 y bIII-9 como pertenecientes a distintas divisiones. 25. El hecho de encontrarse la epístola 88 desgajada del resto en 10238 y en Q-I-8 ya es un indicador importante, puesto que Cartagena nunca emprendió, que sepamos, la traducción completa del epistolario senequiano, asunto que sí interesó, sin embargo, a su poderoso amigo Fernán Pérez de Guzmán. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 149 significación cultural, entre los que cabe destacar los de Domenicco Peccioli y Gasparino barzizza26. alonso de Cartagena no se sustrae (a instancias, en todo caso, de su público objetivo) de una doble interpretación, la que supone la traducción y la del comentario, que forman las dos aspas, por así decir, del proceso hermenéutico. Cartagena no sólo es consciente de que su texto se incardina en la doble tradición interpretativa de las epístolas senequianas, también lo es de la tradición específica de la epístola sobre las artes liberales que escoge como su muestra más representativa. Esta elección no es ajena a la que trasciende de la propia tradición de la misma, como se verá, ni a su imbricación en el debate más amplio sobre los modelos intelectuales de transmisión del conocimiento en torno a las llamadas siete artes liberales. Este debate responde a una cuasi perpetua migración de modelos desde Marciano Capella o Isidoro de Sevilla a alcuino de york, Hugo de San Víctor, las distintas escuelas monásticas, catedralicias, universidades, escuelas áulicas y academias de toda Europa, desde los orígenes de la Edad Media hasta el Humanismo. Este recorrido no se explicitará, como ya se advirtió, aquí, pero explica no sólo el título que se sitúa al inicio de la traducción de Cartagena en la mayoría de los manuscritos, sino también la propia glosa de Cartagena al lema raçional, donde, a propósito de la lógica, dice así: «E es de maravillar por qué Séneca en este libro, pues fabla contra las artes liberales, non dixo cosa alguna contra la rectórica nin contra la lógica, que son dos dellas. E dezir que lo dexó por olvido es duro de creer, ca non es de presumir que omne tan sabio fablando de siete artes olvidasse las dos». La observación es indicio evidente de que para Cartagena el texto que tradujo era conocido como libro, tratado, epístola (u otro marbete) De las siete artes liberales, tal y como figura en no pocos testimonios latinos, entre los cuales el ms. 10238 de la bNE. y es indicio, también, de que el texto de Séneca interesaba sobre todo en el marco 26. Véase De Robertis & Resta 2004, 226-244, con bibliografía. 150 JUAN MIGUEL VALERO MORENO de ese debate, que condicionaba su interpretación, concediendo prioridad al tema sobre el texto. El texto de Cartagena, en fin, se afianza sobre el entramado total de la transmisión de Séneca en la Edad Media: el corpus Senecanum de alonso de Cartagena muestra conocer la tradición latina directa (caso de la epístola De las artes liberales, con independencia de que su punto de partida fuera un códice del conjunto epistolar o reportara esta epístola de forma aislada), la latina indirecta, propia y espúrea, desde el texto de Séneca ingerido en la Tabulatio de Luca Manelli a la traducción de falsas atribuciones, el mundo de las glosas breves y los comentarios extensos y las versiones romances respecto a las cuales el texto de Cartagena puede entenderse como un programa de actualización o sustitución, pero no de continuidad pasiva. La primera traducción de las Epistulæ ad Lucilium a una lengua vernácula ocurre a principios del siglo XIV, probablemente entre los años 1308-1310, obra de un letrado italiano que vierte, sin embargo, su texto al francés, una situación no del todo extraña de la que existen casos notables (brunetto Latini, Marco Polo…) De los primeros pasos de las Epístolas en lengua romance dio cumplida cuenta Mario Eusebi (1970) en un artículo matriz27. Sin pretensión de originalidad, pero con la idea de reflejar algunos pocos datos útiles para la tradición en la que se incluye la versión de Cartagena, resumo aquí los textos y líneas mayores en el ámbito de las traducciones románicas, para las que existen textos en francés, italiano, catalán y castellano. La primera versión de las Epistulæ a una lengua vernácula, pues, es el romanceamiento anónimo comisionado por bartolomeo Siginulfo de Nápoles, conde de Caserta y gran chambellenc de Sicilia, realizada en lengua francesa entre el 30 de septiembre de 1308 y diciembre de 1310. Esta 27. Pese a que se han detectado algunos lunares para este apartado, sigue siendo de consulta obligada blüher 1983, 113-155. ahora se puede ver también el cuadro expuesto por varios autores en De Robertis & Resta 2004, 245-263, que se debe manejar con prudencia y consultando la bibliografía previa para evitar malentendidos. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 151 traducción, aunque tuvo más amplio eco, se conserva en la actualidad en cinco testimonios, en los cuales el texto se haya distribuido en 22 libros (París, bNP, Nat. fr. 12235; Id. 20545; Londres, bL, add. 15434; bruselas, bRb, 9091; Id. 10546). Eusebi propuso dos manuscritos latinos como posibles modelos subyacentes (Nápoles, bN IV G 50, y Vaticano, baV Palat. lat. 1538) y, en todo caso, la rama δ de la tradición latina para las epístolas 81-87 y φ para las epístolas 89-124 (Eusebi 1970, 17). Falta de estos manuscritos la epístola 88, y se divide la 89 en dos (Eusebi 1970, 15, 17). La segunda versión románica depende de la primera en lengua francesa. Un anónimo italiano, que para alguno de sus testimonios ha sido relacionado con andrea Lancia, realizó esta traducción en lengua toscana a instancias de Riccardo Petri (†1325), mercader y banquero florentino. De entre los 24 manuscritos que Eusebi examinó (de 42 ejemplares habla baglio 2000, 119-120), distinguió tres estados del texto: I, II y III. Los testimonios de I resultan de la traducción del texto francés28, mientras que II y III, que proceden de un rimaneggiamento de I, cotejan con la tradición latina. En buena parte de estos manuscritos aparece como pieza preliminar (por lo general después de una Vida de Séneca) la traducción, a partir del latín (Eusebi 1970, 3233), de la epístola 88, bajo títulos como Libretto sopra le sette arti liberali. En un nuevo estadio de su difusión, Séneca migra hacia su tierra natal, en dirección oeste. De la primera versión francesa deriva también una traducción catalana, compuesta en las primeras décadas del siglo XV, que comprende el conjunto de las 124 epístolas de su texto base. Eusebi (1970, 41) hace referencia a tres manuscritos: París, bNP, Esp. 7 (abreviado en su contenido a partir de la epístola 93); Montserrat, biblioteca del Monasterio, 933 (el mejor y más completo); Londres, bL, burney 252 (que contiene sólo las 28. Es testimonio del estado II del texto el ms. Res. 7 de la bNE (Eusebi 1970, 19), cuyo prólogo reproduce, como señaló Eusebi, Schiff 1905, 104 ss. 152 JUAN MIGUEL VALERO MORENO primeras 18 epístolas)29. Martínez Romero (1998, 30-34) añade el ms. 186 de la biblioteca Episcopal de Vic, del que sólo han quedado 18 folios. Trata también, en este grupo, pero aparte, de unas Flors o autoritats tretes de les Epístoles de Sèneca (Zaragoza, biblioteca Universitaria, ms. 28). además, en territorio de la Corona de aragón, pero en fecha posterior (segunda mitad del siglo XV), verá la luz un romanceamiento catalán directo del latín30. Sobrevive en tres manuscritos (los dos primeros de ellos emparentados textualmente): bNE, 9512; Zaragoza, biblioteca Provincial y Universitaria de Zaragoza, 1297, actualmente bGU ms. 21, que contienen las primeras 29 epístolas31; y bNE 9562, que sólo conserva las epístolas 1, 14 y la 5 incompleta (Eusebi 1970, 47, n1; Zinato 1993, 385-386; Martínez Romero 1998, 34-41)32. Exponente de la zona lingüística aragonesa, a mediados del siglo XV, se concretó una versión a través del texto en lengua francesa, hoy conservada en un único manuscrito, el 8852 de la bNE (siglo XV), que transmite las primeras 81 epístolas (sin glosas) en una secuencia no consecutiva y con fronteras difusas entre algunas epístolas (Zinato 2000, 1631). La última de ellas, la 81, es, sin embargo, la epístola 119, y faltan la 58 y la 62 (Eusebi 1970, 40 n1)33. 29. Por descuido Zinato (1992, 374) indica que es en el ms. de París en el que sólo figuran las primeras 18 epístolas (frente a lo que dice Eusebi 1970, 41). Que es una errata se advierte en la cita inmediata que hace Zinato del Catalogue de Morel-Fatio, donde se describe el contenido del manuscrito parisino. 30. aunque Zinato establece indicios de un contacto horizontal con el texto francés; 1993, 388-390; Martínez Romero 1986, 134-144. 31. Zinato 1993, 381, piensa que el proyecto del traductor cubría el corpus completo. 32. Cf. Zinato 1992, 374: «Nel ms. 9153 troviamo solo il gruppo 1-5». 33. Más detalles en Zinato 1992, 382-383. Zinato piensa que este manuscrito pudo pertenecer a la biblioteca de la reina María de aragón y sugiere la hipótesis de que esta traducción castellana puede ser a su vez versión de la catalana que se efectuó sobre la francesa: «Non abbiamo verificato quali siano le relazioni tra questa traduzione catalana e quella LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 153 La versión castellana, por fin, de capital importancia (pues alargó su vida, desde 1496, a través de la imprenta34) fue solicitada por Fernán Pérez de Guzmán (c. 1376 - c. 1460) que, por lo que trasciende de sus preliminares, deriva de la traducción toscana, según Eusebi del tipo textual II (1970, 36-40)35. La secuencia de las epístolas traducidas en este importante silo (que contiene 75 epístolas en proporción a las 124 de la tradición latina e incluso italiana) es: 1-21, 2230, 43-45, 104, 32, 34, 35, 37-41, 90, 91, 81, 97, 99, 47, 101, 107, 69, 33, 42, 86, 64, 61-63, 96, 53, 72, 73, 50, 67, 89 (parcial), 103, 52, 60, 49, 122, 113, 112, 111, 46, 119 (=capítulo LXXV)36. Esta traducción fue ampliamente glosada del manoscritto 8852 e rimane ancora da dimostrare se una sia traduzione dell’altra oppure se ambedue procedano indipendentemente dalla traduzione francese» (382) y «nella stessa biblioteca della regina Maria figurava al numero 21 dell’inventario [según Menéndez Pelayo] un codice delle Epistulæ morales di Seneca in lingua catalana. Questa informazione sottolinea ancor più la contiguità e la probabile osmosi tra le due tradizioni» (383). Esta última hipótesis es atractiva, pero no está demostrada la sustancia real de los manuscritos en la biblioteca de María de aragón; cf. Martínez Romero 1998, 27-29. Insiste sobre ello en Zinato 2000, con indicios atractivos pero no concluyentes; abunda, por otro lado, con mayor número de ejemplos, en la mediación catalana previa al texto aragonés. 34. En Zinato 1993, 380, se desliza la errata 1492 para el primer texto impreso, que se reitera en otro estudio (2000, 1628). Se dio a la estampa en Zaragoza: [Pablo Hurus], a expensas de Juan Tomás Favario, 3 de marzo de 1496. Es posible consultar ahora una reproducción de este impreso, según el ejemplar INC/1704, en la biblioteca Digital Hispánica de la bNE. 35. Zinato 1992, 385, por su parte, considera que el traductor italiano recurre en ocasiones al texto latino de las epístolas: recuérdese que esta es característica también de los textos toscanos del tipo II y III. 36. Eusebi 1970, 37; idéntica secuencia en Zinato 1992, 379. Eusebi coteja el ms. 10806 de la bNE con otros cinco manuscritos (bNE 8368, 9215, 9443; bEsc. S-II-9, T-I-10) y el impreso zaragozano de 1496. Zinato 1992, 377-378 suma tres nuevos manuscritos a los elencados por Eusebi: bEsc S-II-6; T-III-8; y bRP II-2906. Zinato aclara que en el ms. 10806 faltan las primeras 21 epístolas, mientras en II2906 sólo comparecen las primeras diez. 154 JUAN MIGUEL VALERO MORENO (Zinato 1995, 413-427; aunque su aparato interpretativo no pasó a la imprenta). La traducción de alonso de Cartagena (c. 1434) ¶ Los manuscritos. Las traducciones de alonso de Cartagena bajo la advocación de Séneca y comisionadas por Juan II de Castilla se conservan en la actualidad en 38 manuscritos y varios impresos a partir de 1491, según la nómina más completa hasta la fecha (Olivetto 2011, 91-92). De este amplio corpus, uno de los más significativos de toda la producción romance manuscrita del siglo XV, la traducción conocida como De las artes liberales se localiza en 31 manuscritos, así como en los impresos. ¶ El «corpus» y su clasificación según la «collatio externa». a continuación ofrezco un listado sintético de los mismos. He consultado de forma directa y he compulsado total o parcialmente todos los manuscritos de la bNE, bRP, bUS, Esc., así como bFbM y bSC. a su derecha figuran las siglas de la familia (según Morrás) y del tipo (según Round) al que cada uno de ellos ha sido provisionalmente adscrito tras la revisión de Olivetto, según el método de la collatio externa. Los asteriscos indican los manuscritos integrados por Olivetto a la tradición manuscrita (y, en consecuencia, no valorados por Round y Morrás): bNE 817 bNE 1615 bNE 6765 bNE 6962 bNE 8188 bNE 8241 bNE 8830 bNE 9180 Madrid, biblioteca Nacional de España [a, ε] [b, εε] [D, α] [E, γ] [F, δ] [G, ε] [H, δ] [I, α] bNE 9613 bNE 10139 bNE 10155 bNE 12172 bNE 17798 bNE 17803 [*, δ] [J, γ] [K, δ] [M, ε] [N, ε] [O, δ] LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 155 Madrid, Real biblioteca de Palacio RbP II/1842 RbP II/1878 RbP II/3072 [*, δ] [*, γ] [Q, ε] San Lorenzo de El Escorial (Madrid) biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial Esc. L-II-15 Esc. N-II-6 Esc. T-III-5 Esc. T-III-6 Esc. T-III-7 [R, δδ] [S, α] [U, ε] [V, γ] [W, δ] Salamanca, biblioteca Universitaria de Salamanca bUS 201 bUS 1813 bUS 2683 [X, α] [y, δ] [Z, α] Santander, biblioteca Menéndez y Pelayo bMP, M-97 [bb, δ] Valladolid, biblioteca de Santa Cruz VSC, 338 [FF, δ] Santiago de Compostela, biblioteca del Convento de San Francisco bSF [*, ε] Palma de Mallorca, biblioteca Fundación bartolomé March bFbM, 22/8/2 [*, α] Lisboa, biblioteca Nacional da ajuda ba, 46-VIII-I [EE, εε] aix-en-Provence, biblioteca Méjanes bM, 1524 [DD, γ] 156 JUAN MIGUEL VALERO MORENO El método de la collatio externa, afinado por Germán Orduna y por sus continuadores en el SECRIT, bien conocido en el ámbito de la filología hispánica, ha ofrecido notables frutos y se ha demostrado productivo y eficiente en sus mejores aplicaciones. En el caso de tradiciones prolijas y complejas se ha revelado como uno de los mejores instrumentos de clasificación preliminar. Sin embargo, la collatio interna sigue siendo de obligado cumplimiento a la hora, por un lado, de verificar los resultados de la clasificación externa, y, por otro lado, de superar la clasificación estemática y constituir el texto, ya sea de forma provisional o definitiva. Presento aquí una propuesta parcial de verificación y reconstrucción del tipo α, al que han sido adscritos dos manuscritos de la biblioteca Universitaria de Salamanca, cuyo cotejo ha sido comparado, palabra por palabra, con otro testimonio salmantino, en este caso adscrito a los tipos (δ-γ). La collatio entre todos los testimonios del tipo α ha sido completa, por lo que cabe aventurar una clasificación tentativa que revele las relaciones textuales entre los mismos. En este trabajo, sin embargo, no se presenta un análisis total de las variantes (aunque sí que aparecen recopiladas para que el interesado pueda contrastar y evaluar su interés). Con vista a la constitución de un itinerario textual sintético se ha procedido a una selectio de variantes o puntos textuales significativos cuyo objeto es la simplificación (siempre arriesgada, por supuesto) del corpus completo de variantes y, al mismo tiempo, una función de guía en el proceloso mar de tipos y variantes fuera de α. Esta perspectiva más amplia (aunque, insisto, limitada a unas pocas variantes) permite reflexionar acerca de los manuscritos examinados en profundidad con una mayor garantía de soporte. Por otro lado, no se me escapa que la selección de variantes depende del o de los testimonios de partida, y que habría sido distinta de haberse tratado de otros modelos. Prefiero por ello hablar, en esta investigación básica, de texto de partida, más bien que de texto base. Nada habría LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 157 sido más cómodo que, con el prestigioso consenso de Round, y ahora de Olivetto, haber tomado como texto base el manuscrito 6962 de la bNE como contraste con los testimonios examinados. Esto es, haber editado el manuscrito 6962 junto al ms. 1813 de la biblioteca Universitaria de Salamanca más una clasificación de los miembros atribuidos a α. He preferido, sin embargo, empezar la casa por el tejado (aunque en realidad debiera decirse de abajo hacia arriba), tomando como texto de partida el manuscrito bUS 2683, cuyo carácter innovador y altamente problemático no se le ocultará al entretenido lector de variantes. Los resultados, en un sentido u otro, debieran ser (si el método se aplica con eficacia) los mismos, o muy similares, pero la perspectiva lateral favorece la atención a la heterogeneidad y la transversalidad, lo que permite prestar una atención más concentrada a un testimonio que, en otro caso, ocuparía un lugar indudablemente subalterno pero que, al contrario, como pretendo demostrar, constituye una auténtica piedra de toque de la transmisión de este corpus. ¶ Las rúbricas del tipo α + Y. El procedimiento de la collatio externa se basa sobre evidencias de primera vista, que van desde los elementos materiales de constitución del códice, su soporte y escritura, su distribución cronológica, por ejemplo, hasta elementos propiamente textuales, como son los referidos a la marcación o indización del texto en el proceso de su mise en page y ordinatio. La mejor descripción analítica de cada uno de los testimonios de este corpus es, como he insistido, la de Olivetto (2011), que sólo admitirá pequeños matices o alguna adición en el futuro. En esta clasificación se ofrece el orden exacto de los textos en cada uno de los testimonios, con la reconstrucción de su orden original cuando este se encontraba alterado y, evidentemente, cuando ello se ha podido averiguar en un exhaustivo análisis de primera mano. Es posible ahora situar con todas las garantías el puesto y orden de la traducción de la epístola 88 de Séneca en la secuencia de co-textos que le corresponde. 158 JUAN MIGUEL VALERO MORENO Para los manuscritos clasificados en el tipo α esta secuencia es la siguiente (se añade la de bUS 1813): bNE 6765 Prov.I | Prov. II | Cl. I | Cl. II | Vb | art. | amon. | Rem. | Cop. | >Decl. Esc. N-II-6 Prov. I | Prov. II | Cl. I | Cl. II | Vb | art. | amon. | Rem. | Cop. | >Decl. bUS 201 Prov. I | Prov. II | Cl. I | Cl. II | Vb | art. | amon. | Rem. | Cop. | >Decl. bFbM Prov. I | Prov. II | Cl. I | Cl. II | Vb | art. | amon. | Rem. | Cop. | >Decl. bNE 9180 Prov. I | Prov. II | Cl. I | Cl. II | Vb | art. | amon. | Rem. bUS 2683 Prov. I | Prov. II | Vb | Cl. I | Cl. II | art. bUS 1813Vb | Prov. I | Prov. II | Cl. I | Cl. II | Decl. | >Dben. | Cop. | amon. | art. | 4 Vir. | Cav Todos los manuscritos clasificados en el tipo α menos bUS 2683 muestran un encaje idéntico para el Libro de las artes liberales, entre el Libro de la vida bienaventurada y las amonestaciones e doctrinas, además del mismo orden en toda la serie, con la excepción de bNE 9180 (exento de los dos últimos textos). Como se aprecia, en bUS 1813, adscrito al tipo δ, art ha sido desplazado con respecto a la secuencia de α y ocupa un puesto entre los textos de carácter misceláneo o compendioso (fuera del que podríamos llamar módulo de autoridad de los textos de Séneca). El cambio de orden de bUS 2683 pudiera hacer pensar en la adscripción de este testimonio al tipo δ, con cuyos testimonios coincide en colocar art tras el segundo Libro de la clemencia e incluso con bUS 1813, del que Oivetto (2011, 88) opina que «se asemeja a un ejemplar del tipo δ, pero sería en verdad un núcleo de tipo γ amplificado». Morrás, en su clasificación, no sitúa bUS 2683 en la familia b (formada por el resto de los testimonios del tipo α) sino en el grupo de los relacionados con b, mientras que a bUS 1813 lo coloca en el grupo de los relacionados con C. En este punto se precisa la determinación gradual de la crítica interna. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 159 además de la secuencia de los distintos textos en el códice importa conocer la forma concreta en que las rúbricas internas presentan su disposición. Para ello he recopilado las fórmulas de rúbrica inicial y final, según la siguiente muestra: Rúbrica inicial E (S): Libro de Séneca De las siete artes liberales en que muestra fablando de cada una dellas que non ponen en nuestro coraçón la virtud, mas aparéjanle para la resçebir M1 (D): aquí se acaba el Libro de la bienaventurada vida e comiença el Libro de las siete artes liberales. Libro de Séneca De las siete artes liberales, en que muestra fablando de cada una dellas que non ponen en nuestro coraçón la virtud, mas aparejanle para la resçebir M2 (I): Libro de Séneca De las siete artes liberales en que muestra fablando de cada una dellas que non ponen en nuestro coraçón la virtut, mas apareianle para la resçebir P (*): Libro de Séneca De las siete artes liberales en que muestra fablar de cada una dellas que non ponen en nuestro coraçón la virtud, mas aparéjanle para la resçebir S1 (X): Libro de las siete artes liberales S2 (y): Ø S3 (Z): aquí se acaba el libro segundo De la clemençia e comiença el libro de Séneca que se llama De las artes liberales: en la translaçión deste non se fizo prólogo nin introductión Rúbrica final E (S): aquí se acaba el libro de Séneca que se llama De las artes liberales e comiença el Libro de los amonestamientos e dotrinas M1 (D): aquí se acaba el libro de Séneca que se llama De las artes liberales e comiença el Libro de los amonestamientos e doctrinas M2 (I): aquí se acaba el libro de Séneca que llaman De las artes liberales (cf. bNE, ms. 10139, con idéntico colofón) P (*): aquí se acaba el libro de Séneca que se llama De las artes liberales e comiença el Libro de los amonestamientos e dotrinas S1 (X): acaba el Libro de las siete artes liberales e comiença el Libro de los amonestamientos e dotrinas S2 (y): Expliçit Liber artium liberalium domini Seneçe S3 (Z): Qui scripsit scribat semper cum domino vivat. Sancta et inmaculata virginitas quibus te laudibus referam nescio quia quem celi capere non poterant tuo gremio contulisti. Deo gracias 160 JUAN MIGUEL VALERO MORENO Estas rúbricas sirven de encuadre al texto de Cartagena y fungen como indicadores de continuidad (que es preciso corroborar siempre con las posibles marcas de foliación antigua y reclamos de cuaderno o de escritura). Su esquema básico es «autor-Título-argumento», con manifestación o no de continuidad, esto es, aclaración del texto precedente o subsiguiente. En las rúbricas iniciales se muestra una notable uniformidad, con la excepción de los testimonios salmantinos y la mención de continuidad de M1. S1 indica únicamente el título asumido como vulgata, Libro de las siete artes liberales, S2 omite toda rúbrica y S3 ofrece una descripción de gran interés acerca del armazón paratextual de los libros de Séneca. La aclaración sobre la ordinatio, «en la translaçión deste non se fizo prólogo nin introductión», sugiere que en los libros anteriores sí existía prólogo e introducción, como es el caso, y que art es la única excepción de la serie cerrada que se ofrece. Indicaría, pues, un copista consciente del corpus que pretende transmitir, así como de las peculiaridades que el mismo asume en su tradición. Muy significativa me parece la rúbrica de cierre de S3, característica de un final de copia (no del fragmento de una copia), y que se puede encontrar en innumerables códices: «Qui scripsit scribat…», seguida de un responsorio propio de la liturgia de Navidad (indicador, quizás, del periodo en que se efectuó la copia). Cabe prestar atención a cómo en la rúbrica inicial S3 llama a esta traducción De las artes liberales, no De las siete artes liberales, que es un título impropio que conviene sustituir en las descripciones del contenido de los manuscritos. En la mayor parte de los testimonios la rúbrica inicial indica De las siete artes liberales, pero se habrá detectado que en la rúbrica final sólo S1 insiste en este título, mientras el resto indica que «se llama» o, mejor, «llaman» De las artes liberales, lo cual es más correcto en relación al contenido de la epístola, como sugiere el explicit latino de S2. En fin, S3 muestra un carácter atento a la partición del texto y a su disposición hermenéutica, paratextos, textos, capitulación y glosas. No todos los manuscritos, en efecto, presentan glosas, como es el caso de bUS 201 para el tipo α. y la partición de art en capítulos tampoco es homogéna: LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 161 S3 sólo indica, tras la rúbrica, que inicia el capítulo primero, pero el resto (al igual que en S1, por ejemplo) aparece separado por salto de párrafo y capital sin indicación expresa del orden numérico, que sí aparece en otros testimonios. Conviene integrar estos elementos, pues, como dato sensible para la clasificación externa de los testimonios. En efecto, este tipo de casos que afectan a la dispositio se sitúan a medio camino entre la crítica externa y la interna que es, en otro sentido especial, a mi entender, la tipología a la que pertenecen las lagunas, saltos de línea y otros accidentes del texto más relacionados con el proceso de copia puro que con el de comprensión o intelección del sentido de aquello que se copia. Salvedad hecha, claro está, cuando se puede demostrar que las adiciones (interpolaciones) u omisiones son deliberadas. Es por ello por lo que presentaré este tipo de accidentes en este apartado, para avanzar más adelante en la crítica interna, propiamente dicha. quándo Mercurio se pusiere] quándo se pusiere DPSX (posiere DP) cum Mercurius vespertinum faciet occasum Vista la pertinencia del tipo latino, la falta de Mercurio en DPSX se puede considerar una omisión significativa que, provisionalmente, podría considerarse un error conjuntivo impropio, en cuanto se basa por un lado en una omisión, y por otro en una posible mala interpretación, puesto que el sentido de «se pusiere» se referiría a la relación astral entre Saturno y Marte, los planetas mencionados justo antes: es decir, se entendería que es Marte quien a la tarde se pone «so acatamiento de Saturno», y no Mercurio. Puesto que la frase guarda una apariencia de sentido, este error sería difícil de detectar por posteriores copistas sin el recurso al texto latino o a la rama (o ramas) de la tradición en que quedase consignada la presencia de Mercurio. Luego: IyZ / DPSX. engañan] Y: Salto de línea que corresponde con ‘el tiempo que non me faze mal. E aun más propiamente fablando non entiendo qué me engaña’. 162 JUAN MIGUEL VALERO MORENO y, además de pertenecer, en principio, a un tipo distinto del resto de los testimonios considerados, no podría ser su antecedente (salvo en el caso de que se recurriera a otro manuscrito para completar el fragmento escamoteado). La falta está propiciada por el carácter confuso del contexto, además de por los finales semejantes (homoioteleuton). Luego DIPSXZ / y Y: Salto de líneas: ‘mas non lo son, e estas son aquellas que los griegos llamaron euiralois e los latinos llamamos liberales. Las quartas son artes liberales’. Esta omisión de líneas en y permite el enganche lógico de los dos cabos supervivientes, pero anula información importante, por un lado el nombre griego de las artes liberales; por otro rompe el orden de la secuencia en la tipología que establece Séneca, motivo por el cual un copista atento podría detectar la falta con relativa facilidad. La consecuencia textual es idéntica a la del caso anterior: DIPSXZ / y. Con independencia de esta omisión por parte de y, el pasaje merece un análisis detallado desde el punto de vista de la técnica de la traducción, pero también del posible original de Cartagena y su texto (o textos) subyacente, pues véase la forma en que se vierte εγκυκλιουσ por euiralois (defecto de transcripción que no es inusual en la tradición latina). Non fallesçe enemigo] non fallesçe figura que levante nuestros ojos e los atraya, assí non fallesçe enemigos… DIPSXY (enemigo DPS, henemigo y) Non deest forma quæ sollicitet, non hostis La omisión por homoioteleuton, «fallesçe…fallesçe», no disturba gravemente el sentido de la frase y puede pasar desapercibida. No coincide en I, que muestra concordancias importantes con Z, por lo que I no podría proceder de Z. cuerpo] cuerpo, mas non es parte del cuerpo DIPSXY …corporis nec tamen pars est LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 163 La omisión del sintagma adversativo no entorpece sustancialmente la comprensión del texto castellano, pero al poder identificarse en el texto latino indica un punto de separación que es preciso tener en cuenta, y que se suma al caso anterior. Luego: Z / DIPSXy nos ayudan como veemos] que nos ayudan, mas non son parte de nós; (e S) ante te digo que si parte fuessen (fuesen PS) de nós non nos ayudarían, como veemos… DIPS, que nos ayudan, mas non son parte de nós; ante digo que si parte fuesen de nós no nos ayudarían, como veemos… X : que nos ayudan, mas non son parte de nós; aún te digo que si parte fuessen de nós non nos ayudarían, como veemos… Y Multa adiuvant nos nec ideo partes nostri sunt; immo si partes essent, non adiuvarent Con algunas variantes de carácter menor todos los testimonios menos Z reproducen la cláusula adversativa (que en Z desaparece sin precipitar una falta de sentido de la frase). No se trata de un caso de homoioteleuton pleno (porque la flexión verbal no es idéntica) pero sí suficiente para desencadenar el error de copia. De nuevo: Z / DIPSXy por que se muestra su imagen e de qué fechura] porque en el espeio se muestran más imágines, mas dezir quánto deve estar el cuerpo arredrado del espeio para que se muestre su imagen e de qué fechura… I : porque en el espejo se muestran nuestras imágines (imágenes P), mas dezir quánto deve estar el cuerpo arredrado (redrado P) del espejo para que se muestre su imagen e de qué fechura… DPSX : por qué en el espejo se muestran nuestras imágines, mas dezir quánto debe estar el cuerpo arredrado del espejo para que se muestre su imagen, e de qué fechura… Y Quæ causa in speculo imagines exprimat sciet sapiens: illud tibi geometres potest dicere, quantum abesse debeat corpus ab imagine et qualis forma speculi quales imagines reddat La frase en Z guarda sentido para el copista y para el lector, aunque se pierden algunos detalles de física y óptica que son los que aclara el texto pleno. así pues Z se revela deficiente respecto al resto de los testimonios confrontados y el texto latino. De nuevo: Z / DIPSXy natura] natura de todo el mundo DIPSXY totius mundi naturam 164 JUAN MIGUEL VALERO MORENO El sintagma «de todo el mundo» no es necesario al sentido, sino que lo concreta. al figurar en el texto latino es preciso considerar su ausencia un nuevo desliz de Z. algo] … algo, e sacan alguna cosa de lo que es algo DIPSXY trahuntque aliquid ex alto He aquí un caso llamativo en que la omisión mejora el texto. Puesto que la aclaración del resto de los testimonios «e sacan alguna cosa de lo que es algo» no sólo es redundante, sino que carece de sentido, aunque traduzca a su manera «trahunt», Z más que omitir se diría que despeja estilísticamente el final de la frase. Ello se debe a una traducción defectuosa del texto latino que considero crucial, pues o bien existía en el texto subyacente una forma del tipo aliquid ex aliquo, o si el texto subyacente es correcto resulta dudoso que el error se encuentre en el original de Cartagena, sino que se habría originado en un momento posterior de la tradición. Es claro que debe decir: «de lo alto». Como Z leen, por ejemplo, bNE 1615, bNE 8241, bNE 9613, y Esc. T-III-5. a falta de extender el cotejo a todos los testimonios, resulta indicativa la adscripción de esta lectura semi-correctora a dos testimonios del tipo ε (8241 y T-III-5), uno del tipo εε (1615) y otro añadido por Olivetto y clasificado en el tipo δ (9613; que debe interpretarse también a la luz de esta variante). Luego Z contra DIPSXy, pero en esta ocasión no como deturpación del texto, sino innovación dentro de una tradición que se autocontrola. mudable] mudable, e non hay otra arte alguna que trabaje en conosçer el bien e el mal si non la philosophía DPS : … mudable, e non ay otra arte alguna que trabaje en conosçer el bien e el mal si non la philosophía, que non es mudable I, mudable, e no ay otra arte alguna que trabaje en conosçer el bien y el mal si non la philosophía X : mudable. E non ay otra arte alguna que trabaje en cognosçer el bien e el mal si non la philosophía Y Una re consummatur animus, scientia bonorum ac malorum inmutabili; nihil autem ulla ars alia de bonis ac malis quærit Z se deshace del sintagma que especifica que ninguna otra ciencia que no sea la filosofía se ocupa del bien y del mal, LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 165 única ciencia, pues, que perfecciona el espíritu. No es, de nuevo, una pérdida irreparable para el sentido, y se explica por homoioteleuton. Interesa más aquí la agrupación de DPS, característica, como se verá en el análisis seleccionado de las variantes textuales, frente al resto de los testimonios que con mínimas variantes reproducen el pasaje latino del que carece Z. Pues la vertut non está en las letras] om. DPSX Quid est autem quare existimem non futurum sapientem eum qui litteras nescit, cum sapientia non sit in litteris? La omisión de cum sapientia non sit in litteris frente al resto de los testimonios eleva a la categoría de error conjuntivo este paso, lo que permite suponer un arquetipo común del que dependen estos cuatro testimonios, próximos entre sí (salvo que su relación sea vertical: asunto sobre el que se tratará más adelante). En el conjunto de la frase, Z comete un error al elidir la negación en «el que non sabe letras»: «¿[por] qué avemos de pensar que non puede ser virtuoso el que sabe letras, pues la vertut non está en las letras?», contra el sentido del texto latino y el del resto de los testimonios comparados de su grupo. La omisión, por homoioteleuton, no permite recuperar el paréntesis explicativo una vez que se ha producido. algunas] pues de la ánima quistiones se ponen que non se podrían contar, pero yo te nonbraré aquí algunas DPS, pues del ánima quistiones se ponen que no se podrían contar, pero yo te nonbraré aquí algunas X, pues de la ánima questiones se ponen que non se podrían contar. Pero yo te nonbraré aquí algunas Y Innumerabiles quæstiones sunt de animo tantum En este caso la omisión del sentido contenido en el texto latino anima a proponer un error conjuntivo (impropio, de nuevo) entre IZ que atañe a «innumerabiles quæstiones». Más que de una omisión podría tratarse de una elipsis, pues en la frase anterior aparece la palabra «questiones», que sirve de referente al posterior «algunas». La coincidencia es con todo significativa, ya que se encuentra junto a un lema que subrayan de forma generalizada los testimonios 166 JUAN MIGUEL VALERO MORENO con glosas, y por lo tanto se encuentra en un lugar sensible y visible. El margen para considerar esta omisión como un error es demasiado estrecho, y quizás convenga desechar tal posibilidad. Sin embargo, la proximidad entre los textos de IZ en algunos lugares clave, como se verá, anima a tener muy en cuenta este punto crítico. Compárese, por ejemplo, con el siguiente paso en que coinciden IZ en la elisión de parte de la estructura comparativa latina in his libidinosior anacreon an ebriosior viserit: más luxurioso que beodo] …o más beodo que luxurioso DPSX : …o más bebdo que luxurioso Y. Es claro que un único miembro, como en IZ, resuelve la comparación, la duda acerca de si anacreón fue «más luxurioso que beodo», pero la traducción analítica de este pasaje latino se corresponde normalmente con DPSXy. Una vez eliminado uno de los miembros, como el sentido se mantiene intacto, no es posible detectar su falta sin cotejar testimonios. Omero, acabó] Omero dezía que después que acabó DS : Omero dezía que después que Omero acabó I : Omero dizía (dezían P) que después que él acabó PX : Omero dezía (…) Y. Luego hay un corte de aproximadamente un folio en Y. apion grammaticus, qui sub C. Cesare tota circulatus est Græcia et in nomen Homeri ab omnibus civitatibus adoptatus, aiebat Homerum utraque materia consummata, et Odyssia et Iliade, principium adicisse operi suo quo bellum Troianum conplexus est Convenía en este paso referir el texto latino completo para apreciar la calidad del error de Z, que hace del gramático apión (Sçipión en Z), el sujeto autor del supuesto poema homérico que compendiaba la guerra de Troya. La lectura del resto de los testimonios resulta ciertamente ambigua pues, sobre todo en el caso de X, parece dejar la puerta abierta a la suplantación de Homero por apión, aunque la redundancia de la mención de Homero en I sugiere, al contrario, que se subraya que el autor de este epítome fue Homero, y no apión. La mención de César y el conocimiento en la Edad Media de textos como la Ilias latina pudo inducir, bien a Cartagena, bien a sus copistas, a desplazar la autoría sobre el entonces oscuro gramático apión, del siglo I (pero LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 167 a propósito del cual se recordará el texto de Flavio Josefo, Contra apión). La lección apión, como insistiré más adelante, no se atestigua en el tipo α, y es una lectura poco frecuente, que sólo he encontrado en bRP II/1878 (tipo γ)37, y en bUS 1813 (y) y bNE 10139 (J), ambos intermedios entre δ y γ en manuscritos aparentemente poco altos en la tradición, lo que obliga a repensar su lugar a tenor de esta lectura óptima. Resultados de la «collatio interna» según la selección de variantes y su examen. El examen de un grupo de problemas derivados de la copia y que afectan esencialmente a lagunas en los textos comparados permite avanzar las primeras hipótesis textuales. En resumen: Z es un texto deturpado por un notable número de lagunas o elipsis. Más allá de si presenta un mal texto, Z no puede ser el antecedente de ninguno de los manuscritos comparados. Tampoco y, en virtud del salto de línea señalado, así como de la falta (con plausible certeza original) de un folio. Por otro lado, la lección «quándo Mercurio se pusiere» frente a «quándo se pusiere» apunta hacia una separación 37. En este manuscrito se encuentra una glosa marginal, de otra mano, pero probablemente del siglo XV, donde se lee: «contra este apion gramati|co scrivjo Josefo doss | libros eçelentysy|mos». Importante: en el texto de art de este manuscrito falta un folio entre fols. 184v y 185r, cuyo contenido atañe al texto entre «començo quando el mundo o sy fue an…» y «[D]izen que didimo gramatico…» aprovecho para señalar una falta también relevante (compromete a los parágrafos 6-10, aproximadamente) en el ms. 817 de la bNE. Este manuscrito lleva doble foliación, la primera más antigua y la segunda a lápiz. El fol. 44v-49v acaba con la rúbrica «Capitulo iij» (en rojo, y a la que antecede el texto «a omero filosofo virtuoso e sabidor si lo fue») y continúa en el fol. 45r-49r con el texto «querria que me enseñasen como mida quanto es lo…» Falta desde «Non deves trabajar por saber si fue Omero…» hasta «… La geometría me enseña a medir lo ancho e lo fondo…». La numeración, más moderna que la factura del manuscrito, es correlativa, por lo que no se ha advertido la falta. Se aprecia una pestaña entre los folios 44v-45r (= 48v-49r). 168 JUAN MIGUEL VALERO MORENO entre IyZ y DPSX, hipótesis reforzada por la omisión de DPSX de «Pues la vertut non está en las letras» (IyZ). El vínculo estrecho entre IZ (con el disenso de y, pero recordemos que este manuscrito había sido adscrito a un tipo textual distinto al resto) vuelve a mostrarse en el caso de «algunas…» (véase antes). Si mantenemos la separación entre tipos textuales según la clasificación externa, el esquema abreviado quedaría como sigue: Ω (TS= Texto(s) subyacente) O (OT= Original definitivo de la traducción, que asume posibles borradores) α (= manuscritos tipo ~) a (DPSX) b (IZ) δγ (⊂ bUS 1813) c (y) alii (el resto de tipos y/o manuscritos) Se verá a continuación, a través de una selección de variantes, hasta qué punto es posible apuntalar o precisar esta hipótesis y qué efectos puede desencadenar para una recensio y constitutio completa de la tradición de art. Quien tenga la paciencia de revisar el aparato de variantes completo podrá percibir la cantidad de lecturas particulares en las que Z disiente de I pero, en realidad, de cualquiera de los testimonios colacionados. Un número determinado de lecturas, sobre todo aquellas que afectan a la formación gramatical, como es la concordancia, deben ser corregidas (lo que sería razonable incluso sin el auxilio de otros testimonios). No así una gran cantidad de lecturas propias e innovaciones que, sin necesidad de pensar en un subarquetipo, corresponden a la expresión propia del copista y a la libertad con que aborda su texto de referencia. Las intervenciones en el texto de Z, de las que no me ocuparé aquí con detalle, deben seguirse en la constitución misma del texto y son señaladas como corresponde en el aparato de variantes. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 169 Con todo, pese al alto porcentaje innovador y heteróclito de Z, las variantes de importancia decisiva (más allá de las lagunas o elipsis estudiadas), pueden resumirse en un puñado de casos. En ellos, sin embargo, el estudio de Z se muestra significativo como piedra de toque para la tradición entera de art. Veamos primero algunos ejemplos más o menos tenues de separación entre IZ. aunque en la nómina final de escuelas filosóficas IZ coinciden en nombrar «perrónicos» a los «pirrónicos», frente a «pirroncos» DPS, «prioncos» X, I lee en la misma línea «margaritos» en vez de «megáricos» DXZ y «megarios» PS, más correctos. Si el copista de Z fuera simplemente un mal copista y su texto de referencia hubiese sido I u otro muy similar, habría acogido pacíficamente «margaritos» (a lo que hay que sumar las decenas de lecturas poco importantes pero divergentes que separan a I de Z). Otro ejemplo de cierto calado se da en «comienço» XZ, frente a «çimiento» DIPSy. aunque dicha variante pudiera parecer anodina, pues conceptualmente ambos términos son próximos, lo cierto es que de la tradición examinada sólo XZ+Q (= bRP ms. II/3072) reportan esta lectura, frente al consenso del resto. Las lecciones cuasi equipolentes o las propiamente equipolentes resultan útiles cuando en el conjunto aportan un valor de estimación cuantitativa y cualitativa al mismo tiempo. Por ejemplo, al inicio del texto: «poetas» IZ / «poetrias» DPSXy. El sentido es idéntico, pero la tradición textual prácticamente se reparte entre ambas: poetas: poetrias: aFIJK(pohetas)NOWZ+bRP II/1842 bDEGH(poetrya)M(poesías)QR(pohetryas)SUV (pohetrias)Xy+bRP II/1878 Este es, indiscutiblemente, un caso de poca ayuda, y la lectura elegida dependerá de cuál sea el texto que decidamos finalmente editar. En sus proximidades se encuentra otro que sí es útil para la discriminación textual, la distribución «cuento» / «cuerpo». M porta la lectura «número», pero este manuscrito, muy posterior al resto, moderniza la estructura lingüística de la traducción de Cartagena y debe 170 JUAN MIGUEL VALERO MORENO desecharse en este sentido; «cuerpo», sin embargo, es una lectura exclusiva de DPSX (esto es, los formantes del tipo alfa menos IZ) frente al resto de la tradición examinada. La lectura «cuerpo» puede considerarse un error como versión de syllabarum enarratio, lo que permite suponer un subarquetipo común para DPSX (que he colocado bajo la letra minúscula ‘a’). Un ejemplo donde sucede lo contrario es la distribución, unas líneas más abajo, de «es verdat» IZ / «es de ver» (lat. videndum) para el resto de la tradición. Puesto que la frase no tiene sentido con el sintagma «es verdat» y Z no es copia de I, podría suponerse un nuevo subarquetipo, aunque no de forma obligatoria (representado por la letra minúscula ‘b’). Propondré a observación sólo tres casos más de tipo general, antes de entrar en algunas relaciones particulares entre los testimonios que he tenido en cuenta para la edición de Z. Los dos primeros son útiles para distribuir variantes significativas a lo largo de toda la tradición. El primero es, en apariencia, de poca monta: «fuye» / «faze». El contexto es el siguiente: «Entre esto me enseña tú si sabes cómo ame firmemente a mi tierra donde só natural, cómo ame a mi muger, cómo ame a mi padre, cómo navigue e salga desta mar, destos males, siquiera en una tabla, como quando fuye ome quebrantándose el navío e passe a la vida honesta e a las doctrinas della». He aquí el texto latino, más sintético: Hoc me doce, quomodo patriam amem, quomodo uxorem, quomodo patrem, quomodo ad hæc tam honesta vel naufragus navigem. Este es uno de los lugares donde se pone a prueba la pericia del traductor, su método y estilo. El balance de ratio y oratio en el fragmento de Séneca es magnífico, el equilibrio de la expresión, redondo y rotundo: patriam…patrem…tam, amemuxorem-patrem, naufragus-navigem, doce-honesta. Cada uno de los elementos sugiere al resto y se dirige a su contexto sin expresarlo, y cada una de las partes, trimembres y bimembres, resuenan sobre el objeto al que todas las palabras se dirigen: enseñar lo honesto. La traducción de Cartagena es excesivamente perifrástica e interpretativa: del tecnicismo jurídico que supone la palabra patria da cuenta el sintagma LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 171 «mi tierra donde só natural», que para un conocedor tan experto en los textos alfonsíes como Cartagena trae a plano aquel «a su tierra, que llaman en latín patria» (Partidas I, II, ii). La reiteración de «cómo ame» trata, con algo de torpeza, de reproducir el ritmo que impone el cursus de la prosa senequiana. El inserto «destos males» retoma parte del periodo anterior, hinc naufragia et tot varietates malorum, tratando de establecer un juego por derivatio entre mar(es)-males e imitar la escansión latina de la frase. y, finalmente, desarrolla y explicita la relación moral entre el náufrago y el navío (como si dijéramos fluctuat nec mergitur), donde la tabla resulta ser el soporte de las enseñanzas honestas (desde el punto de vista activo y práctico: la vida; y desde el punto de vista teórico: las doctrinas). al no encontrarse en el texto latino un equivalente expreso para «faze»/«fuye», la elección entre uno u otro término se presenta como irresoluble. Sin embargo, a la luz de la tradición textual, su distribución es meridiana: «faze» es la lectura de DPSX (tipo α, salvo IZ). Junto a IZ se alinean la mayor parte de los testimonios examinados: bEGJHM[huye]NQRUV+bRP II/1878. De otro lado, FKW+bNE 9613+bRP II/1842 leen «vee», siendo todos ellos testimonios del llamado tipo γ. En el segundo caso se apreciará el baile de siglas de un lado al otro del campo de las variantes. Surge de una de las lecturas exclusivas y más peculiares de Z: «tristónomo». Ninguno de los testimonios examinados coincide con la excentricidad de Z, ¿acaso una humorada o una ironía del copista? La lectura no tiene soporte en el texto latino, que no menciona al supuesto interlocutor. La más difundida es, con todo, «astrónomo»: EFHIJKOVWXy+bRP II/1842+bRP II/1878; de ella se puede considerar una vacilación vocálica la lectura de bNE 9613: «estrónomo»; y una revisión con carácter de sinónimo el «astrólogo» de M. La lección «astromo» de R podría editarse como astró[no]mo; pero todavía quedan dos grupos claramente divergentes: por un lado las lecturas (con vacilación vocálica) «estrontano»: bGU, «astrontano»: aNQ, todas identificadas en el tipo ε (si bien b=εε). Dicha lectura, hápax, no significa nada y es un error que se transmitió porque posiblemente se le dio a 172 JUAN MIGUEL VALERO MORENO la palabra valor de nombre propio: astrontano, o Estrontano. Por otro lado, la lectura, convergente de nuevo, de DPSX: «astronomar» («astronamar» X). En este caso sería raro interpretar que se trata, también, de un nombre propio (al estilo de abenamar, por ejemplo). Más bien sería una exclamación «¡O, astronomar!», como si se dijera «¡O, amar, cosa es de locos!». En este contexto la lección por la que es más natural decantarse es «astrónomo», que cuadra mejor en la traducción dialogante de Cartagena. El tercer y último caso que propondré se refiere a un nombre propio, de entre los varios que aparecen en esta extensa epístola: se trata del gramático apión (apion grammaticus), al que ya se hizo mención más arriba. Sin duda, en una edición crítica definitiva, en la que se pretenda reconstruir el estado óptimo posible del texto de Cartagena, es obligado restituir apión. apión comparece sólo en tres de los testimonios que he manejado (Jy+RbP II/1878). Pero antes interesa averiguar cómo se pasó de apión a Escipión. Mi hipótesis es que es preciso partir de «apion», que «a», para un copista que no reconocía al gramático latino, y dudaba por lo tanto de la personalidad histórica a la que el texto se refería, fue entendida como «ci», que en escritura gótica cursiva puede resultar muy similar a «a». Un testimonio confirma este tipo de lo que podría llamarse variante de transición; se trata de b: «cipion». De ahí la aparición de la cedilla se impone como natural en el sistema gráfico de la época. así, apareció con distintas vacilaciones vocálicas, como un nombre sin contenido pero que era preciso repetir. Las menos usuales fueron «Çipón» a, «Çibión» M y «Çepión» U, y la más sólita «Çipión» EGHNQRSX. El paso siguiente habría sido el de la lectio facilior. Es natural que se deseara atribuir un contenido histórico específico al nombre que se mencionaba nada menos que junto a Julio César y Homero. Debía ser conocido, como ellos, parte de la memoria más elemental de la antigüedad. Nada mejor que un famoso Escipión, fuese este quien fuese, para sustituir a apión. La forma «Sçipión» es, de hecho, la mayoritaria DFIKOVWZ+RbP II/1842+bNE 9613. Si esta hipótesis fuera cierta, pero no tiene por qué serlo de manera siste- LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 173 mática, significaría un punto preciso en la cronología de la deturpación en la transmisión manuscrita, con varios estados. Un texto como el de J (bNE ms. 10139) tendría claras posibilidades de situarse en un lugar alto de la tradición, junto a RbP II/1842. ambos comparten posición en varias de las lecturas que hemos comentado y pertenecen, de entrada, al tipo establecido como γ (J, además, relacionado con δ). La clasificación externa, en consecuencia, ha prestado un gran servicio a la hora de desbrozar las zarzas del camino: sus resultados son menos engañosos de lo que un pesimista podría esperar. a la hora de constituir el texto, sin embargo, esta primera clasificación se revela limitada. Consecuencias de esta revisión podrían ser la limitación del tipo α a cuatro elementos DPSX, donde lo crucial ya no sería el orden que sigue el corpus senequiano en sus manuscritos, sino el texto en sí mismo considerado. Luego, la exclusión de IZ del grupo anterior. además, si los manuscritos del tipo α habían sido considerados como elementos de un núcleo prestigioso, y por ello especialmente atendibles desde el punto de vista textual, quizás convenga replantear su posición para situarla en un lugar menos destacado. Uno al menos de ellos, S, se encuentra fechado en 1476, lejos, por lo tanto, del periodo original de traducción de art., en la primera mitad de la década de los treinta. De los siete testimonios colacionados I ofrece razonables garantías en sus lecturas, así como el pedigrí de haber pertenecido a la biblioteca de Pedro Fernández de Velasco, el dedicatario de una Epistula de Cartagena sobre el estudio de las letras, íntimamente relacionada con el tema expuesto en la epístola de Séneca. y, por su lado, no estaría tan separado de Z como en un principio pudiera parecer, aunque en más de un punto podría ser preferible a I. El análisis traductológico, por lo extenso que ha resultado su estudio, lo he dejado para otra ocasión, pero me veo obligado ahora a elegir al menos un ejemplo: E, ¿çierto es que reprehenderías tú a aquel que comprasse las cosas superfluas que non ha menester e echa de su casa 174 JUAN MIGUEL VALERO MORENO las cosas provechosas e nesçessarias?; pues, ¿cuidas que non es de repre || hender aquel que se ocupa en aver superflua e escu[sa]da guarniçión de sçiençia e de letras? Corresponde al siguiente pasaje latino (para el que ofrezco también la traducción de Roca Meliá, dada la disparidad con el texto de Cartagena): an tu existimas reprendendum qui supervacua usibus comparat et pretiosarum rerum pompam in domo explicat, non putas eum qui occupatus est in supervacuas litterarum supellectile? ‘¿O es que consideras reprensible a quien se procura objetos de uso superfluo y despliega en casa un boato de piezas costosas, y no consideras tal a quien se halla ocupado en el inútil bagaje de la cultura?’. El punto clave es aquí «provechosas» IZ, frente a «presçiosas» DPS, «preçiosas» Xy. Preciosas y necesarias parece un amalgama de las ideas sugeridas por usibus y pretiosarum rerum, a las que se da el giro contrario al propuesto por Séneca, como término de comparación, en vez de paradigma del despilfarro. Los copistas de IZ han normalizado el error de traducción de la frase uniendo lo necesario a lo provechoso, como pareja más lógica que lo precioso y lo necesario. De este modo y no sólo muestra una lectura separativa con respecto a IZ, sino que apunta a la prioridad cronológica de esta misma lectura (que debió ocupar un lugar más cercano al arquetipo). De hecho, toda la tradición compulsada va contra la opción de IZ. a ello, en todo caso, es necesario unir la omisión de «questiones» en «grandes questiones tengan» (grandes tengan DPSX; grandes tengas y) vista más arriba. En fin, aparte de lecturas exclusivas de Z, como «segundas/agudas», «tristónomo/astrónomo» o «mudamiento/ movimiento», se encontrarán otras que enfrentan a Z con I como «comienço/çimiento», o «megarios/margaritos» (siendo defectuoso aquí I), a las que hay que sumar un cúmulo muy importante de variaciones de menor valor crítico pero que afectan al conjunto de lectura del texto. El resultado, en todo caso, es que ni I, ni Z, ni y, tienen entre ellos una relación de dependencia vertical. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 175 Lo mismo sucede con DPSX, cuya relación, bajo el mismo subarquetipo, es horizontal, a pesar de que, en general, muestran una dependencia más estrecha que los testimonios IyZ. D es en general el texto más uniforme de este grupo, del que apenas se separa en casos mínimamente significativos, como «estar el omne entre ellos» D / «el omne estar en ellos» SPX (el onbre estar allá I; estar el omne allá Z). P presenta alguna lectura particular, como «prometido» / «proveído» DISXyZ, o el desliz «sazones» / «razones» DISXyZ; pero es más relevante su omisión con respecto a DSX de «Las quartas son artes liberales». Las omisiones de S también son relevantes, con independencia de variantes menores como «virtud» / «verdat» DPX. Véanse, por ejemplo, la omisión de «E dime» en «E dime qué tan grande es» en un lugar al que va aneja una glosa y que aparece subrayado en la mayoría de los testimonios, o bien la omisión de «diría yo que mucho aprovecha a nuestras ánimas». X, por su cuenta, también contiene algunas variantes características, «comienço» XZ / «çimiento» DIPSy o «general» / «liberal» DIPSyZ, además de la omisión «ca siempre terné». De esta mínima selección, y de la abstracción del resto del cotejo, se desprende que PSX no han sido el modelo para sus compañeros, así como la prioridad de D en el conjunto. Conclusión provisionales: analizada toda esta ropa vieja, por utilizar una expresión del propio Cartagena, cabe proponer algunas conclusiones (siempre) a) El texto latino subyacente de alonso de Cartagena era próximo a ‘b’, descendiente del subarquetipo δ de la tradición latina. b) El análisis de las variantes textuales de la tradición de Cartagena confirma, en buena medida, los resultados de la collatio externa según la última propuesta de Olivetto. c) Esta clasificación externa provisional, matizada por la crítica interna y el análisis completo de cada uno de los textos, dará como resultado la reubicación de algunos de los testimonios y tipos. JUAN MIGUEL VALERO MORENO 176 d) En este sentido, corresponde dudar de la homogeneidad del tipo alfa, así como limitar sus componentes (provisionalmente a DSPX) y su autoridad, una vez que se ha determinado la separación de los testimonios IZ, que responden a un subarquetipo diferenciado de aquel del que proceden DSPX. e) Las variantes examinadas apuntan a un probable desplazamiento de autoridad textual hacia el grupo δγ, al que habrá que prestar una especial atención en futuras investigaciones. atendiendo a todo esto, la situación textual de los testimonios examinados podría resumirse según el siguiente esquema: Ω OT α* γδ a D S b P X I c Z y alii LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA DE LaS aRTES LIBERaLES 177 CRITERIOS bÁSICOS DE EDICIóN. Como se advirtió en el estudio preliminar, se edita aquí la traducción castellana (c. 1430-1434) de alonso de Cartagena conocida como De las artes liberales, versión de la epístola LXXXVIII (Seneca Lucilio suo salutem. De liberalibus studiis) de Séneca contenida en los libros XI-XII (cartas LXXXIV-LXXXVIII) de las Epístolas morales a Lucilio. Por los motivos expuestos con anterioridad se ha usado como texto de referencia el manuscrito 2683 de la biblioteca Universitaria de Salamanca, que se encuentra en los fols. 67r-72v. al romanceamiento propiamento dicho acompañan, en su contorno, las glosas de Cartagena, según el sistema de lemas: aquí se editan, por motivos prácticos, al final de la traducción. El texto que edito no es especialmente conservador en lo gráfico. Se mantienen, como es natural, todas aquellas grafías que expresan oposiciones fonológicas, pero se unifican la mayor parte de las grafías (y/o alógrafos) que no son relevantes en este sentido, con la excepción de palabras que puedan considerarse cultismos o hipercultismos. así pues, y/j y v con valor vocálico se transcriben i, u, mientras u con valor consonántico o i con valor consonántico se transcriben v, j. Las abreviaturas se resuelven sin cursivas, así como las tildes u otros rasgos, que se acomodan a los usos del copista. Se ha regularizado la unión y separación de palabras (adverbios en mente y preposición más artículo o pronombre, por ejemplo) según los usos actuales, aunque se conservan contracciones y formas apocopadas tal y como figuran en los manuscritos. La puntuación, la acentuación y el uso de mayúsculas y minúsculas se han adaptado al uso actual, según las normas académicas. La puntuación, con todo, ha sido especialmente cuidada con la intención de reproducir en lo posible el ritmo y el tipo de fluidez expresiva del manuscrito. El texto ha sido dividido en secciones, entre corchetes, en correspondencia con la edición crítica del texto latino, de modo que se facilite el cotejo con el mismo sin cancelar la estructuración propia del manuscrito. algunos de los lemas glosados aparecen en el manuscrito subrayados, aquí vertidos en su interpretación actual, la cursiva. En la anotación, en fin, se ha seleccionado el grupo de variantes más significativas, reservando el resto de variaciones al final. 178 JUAN MIGUEL VALERO MORENO aQUÍ SE aCaba EL LIbRO SEGUNDO DE La CLEMENçIa E COMIENÇa EL LIbRO DE SÉNECa QUE SE LLaMa DE LaS aRTES LIBERaLES: EN La TRaNSLaÇIóN DESTE NON SE FIZO PRóLOGO NIN INTRODUCTIóN. CaPÍTULO PRIMERO 5 10 15 20 25 30 35 [1] Desseas saber qué es lo que me paresçe de los studios liberales, e para dezirte verdat yo non tengo en mucho nin cuento entre los bienes a cosa alguna de que venga ganançia de dineros. E estos estudios jornaleros son, e entonçe son provechosos si aparejan nuestro ingenio, non si le detienen. E tanto es de tardar en ellos quanto nuestro coraçón non puede fazer otra cosa mayor; ca comienços son de otras obras, non son ellos obras perfectas. [2] Dirás tú: pues, ¿por qué los llaman studios liberales? yo te lo diré: porque son dignos de omne libre. Mas el studio verdaderamente liberal uno es, ¿e sabes quál?, aquel que faze al omne libre, es a saber, sabidor e virtuoso, alto, fuerte e de grant coraçón. Todos los otros estudios pequeñuelos son e de niños. [fol. 67r] E dime, ¿tú piensas que hay algund bien en estas artes cuyos maestros vees que son muy torpes e mal acostumbrados e muy maliçiosos e llenos de pecados? Non devemos aprender estas artes, mas averlas aprendido. algunos preguntaron si los estudios liberales pueden fazer al omne ser bueno, mas yo te digo que non solamente non lo pueden fazer, mas aún non lo prometen nin dessean la sçiençia dello. [3] El gramático trabaiasse en tener cuidado de las palabras, e si más se quisiere alongar, ocuparse ha çerca de las istorias, e si mucho quisiere alongarse en sus términos, trabajarse ha en fazer cantos de poetas. E dime, ¿quál cosa destas apareja el camino para la virtut?, ¿o el cuento de las sílabas o la diligençia de las palabras o la memoria de las fablillas o la regla o orden de los versos; e quál cosa destas tira el miedo o quita la cobdiçia o refrena la luxuria? [4] Passemos a la giometría e a la música: non fallarás cosa en ellas que me viede temer nin me viede cobdiçiar. Pues qualquier que esto non sabe en vano sabe las otras cosas. E es de ver si estos que saben estas artes usan de virtut o non: si non usan 8 estudios jornaleros] estudios e ofiçios jornaleros X : estudios ofiçios jornaleros DIPSY 10 tardar] catar D | Tamdiu enim istis inmorandum 28 poetas] poetrias DPSXY | carmina 29 o el cuento] el cuento Y : el cuerpo DPSX | syllabarum enarratio 35 es de ver] es verdat IZ. Existe una breve laguna en el texto latino que se corresponde con este pasaje. Cf. Reynolds: videndum suppl. ς. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 40 45 50 55 60 65 70 179 della tanpoco nos la enseñarán; si usan della, philósophos son. ¿E quieres saber quánto están lexos de usar de la virtut? En esto lo verás: para mientes quant diversas son las doctrinas de todos ellos; e por çierto, si semejantes fuessen en ello una cosa enseñarían. [5] Salvo si te quieren fazer creer que Omero fue philósopho, e fallarás que por aquellas razones por donde lo quieren provar se prueva lo contrario. Ca a las vezes dizen que Omero era estoico e que loava solamente la virtut e fuía los deleites e non se partía de lo onesto aunque le fiziessen por ello inmortal; e a las vezes dizen que siguiendo la opinión de Epicuro loava el estado folgado de la çibdat e avía por bien el bevir entre combites e cantos; otras vezes dizen que era peripatético, e fazían distinçión de tres maneras de bienes; a las vezes te dirán que era achadémico, e dizía que todas las cosas eran inçiertas e dubdosas. E assí paresçe que non era de la opinión de algunos destos, pues dizen que era de la opinión de todos. Ca estas opiniones son contrarias entre sí e non puede ser omne de una e de otra. E pues dizen que era de todas, síguesse que era de ninguna. Mas otorguemos agora que Omero fuesse philósopho: çierto es que si lo fue que lo sería ante que fiziesse cantos algunos de poetria; pues dexemos lo ál que [fol. 67v] sopo e aprendamos aquellas cosas que fizieron a Omero philósopho e sabidor si lo fue. [6] Non deves trabajar por saber si fue Omero ante que Esyodo, ca non cunple más saber esto que si quisiessemos saber si era mayor Écuba que Elena, o por qué acabaron mal su edat. ¿E piensas tú que nos aprovecha algo en andar preguntando por saber los años de Patroc[l]o e de archiles, o por saber dónde Ulixes erró el camino? [7] Mejor era trabajar porque nós nunca erremos. Non tenemos vagar de oír si echó la tormenta a Ulixes en Italia o en Çeçilia o en otra parte del mundo que non sepamos. E por çierto non pudo en tan angosta mar tanto se desviar del camino que fuesse a muy lueñe de nós. Mejor era que acatassemos que las tormentas de nuestro coraçón nos 38 en] E en Z 60 philósopho e sabidor] philósopho virtuoso e sabidor DISP : virtuoso e sabidor XY | fecere sapientem 62 Esyodo] Esiodo DSP: Esodio X : Osodio Z 64 acabaron mal], i.e. ‘acabó tan mal’ | non magis ad rem pertinet quam scire, cum minor Hecuba fuerit quam Helena, quare tan mae tulerit aetatem («no tiene más importancia que saber por qué Hécuba, más joven que Helena, llevó tan mal sus años»). 180 75 80 85 90 95 100 105 JUAN MIGUEL VALERO MORENO fondean de cada día e nos echan de una parte a otra. E nuestra maliçia nos lança en todos los males que a Ulixes vinieron. Non fallesçe [figura que levante nuestros ojos e los atraya, assí non fallesçe] enemigo que nos dapñe: de la una parte nos çercan cosas crueles que se gozan con sangre humana; de la otra están blanduras e deleites e lisonjas que asechan nuestras orejas; de la otra quebrantamientos de faziendas, e cómo se quebranta la nao con tormenta de mar, e tantas diversidades de males que non se pueden dezir. Entre esto me enseña tú si sabes cómo ame firmemente a mi tierra donde só natural, cómo ame a mi muger, cómo ame a mi padre, cómo navigue e salga desta mar, destos males, siquiera en una tabla, como quando fuye ome quebrantándose el navío, e passe a la vida honesta e a las doctrinas della. [8] ¿Por qué trabajas si Penélope fue casta o non, o si dio buen enxienplo o malo en su siglo, o si en veyendo a Ulixes sospechó que era él ante que lo supiesse? Déxate desto e enséñame qué cosa es castidat e quánto bien hay en ella, assí para el cuerpo como para el ánima. [9] Passo a la música. Enséñasme, o músico, cómo las bozes agudas concuerden con las gruessas e cómo en los nervios e cuerdas que dan diverso sueno se faga concordia de canto, mas querría que me enseñásses cómo mi coraçón concuerde consigo mesmo e mis consejos non se desacuerden entre sí. Muéstrasme quáles son los sones llorosos, mas querría que me mostrasses cómo yo non dé boz llorosa entre las adversidades e cosas contrarias desta vida. [10] La geometría me enseña medir lo ancho e lo fondo, mas querría que me mostrasse medir quánto es lo que basta al omne. La arismética me enseña a contar, e préstame dedos para la avariçia; mejor sería que me enseñasse que non trahen provecho alguno estas cuentas e que non es más bienaventu[fol. 68r]rado el que tiene patrimonio tan largo, que ha menester contadores, que el que non tiene nada. E por çierto el que possee cosas superfluas muy desaventurado 75-76 Non fallesçe enemigo] non fallesçe figura que levante nuestros ojos e los atraya, assí non fallesçe enemigos… DIPSXY (enemigo DPS, henemigo Y) 86 fuye] faze DPSX 86 quebrantándose] quebrado DPSX : quebrantado I : quebrando Y 94 e] o Z 93 músico] música DPSXYZ | musicum 94 agudas] segundas Z | acutae 94 concuerden] concuerdan DIPSXY | consonent 98 son los sones] solos sones son Z LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 110 115 120 125 130 135 140 145 181 sería si ha de contar por sí todo lo que tiene. [11] E dime, ¿qué me aprovecha saber partir en partes una heredat si non la sé partir con mi hermano? E, ¿qué pro me tiene saber sotilmente contar los pies de mi yugada e sentir si fallesçe un diezmo de un pie en ella si me torno triste porque un vezino poderoso me toma algo de lo mío? Enséñasme cómo non pierda cosa de mis términos, e yo quiero aprender cómo los pierda todos e quede alegre. Mas por ventura se quexará alguno diziendo: échanme de la eredat de mi padre o de mi avuelo. [12] E dime, que te vala Dios, ante de tu padre, ¿quién tenía esta heredat? Non sólo non podrás dezir çiertamente de quál omne fue, mas nin aún de qual gente o pueblo. Non entraste en esta eredat como señor, mas como rentero. E, ¿cúyo rentero piensas que eres? Si bien te fuere, de tu heredero, ca a él lo querrías dexar. Dizen los iurisconsultos que la cosa pública non se puede prescrevir, pues todas las heredades se pueden dezir públicas, ca son de todo el linage humanal. [13] ¡O, giométrico, fermosa arte es la tuya! Sabes medir lo redondo, e tornas qualquier figura en quadrado, e dizes quánto espaçio hay entre estrella e estrella. Si sabidor eres, mide el coraçón del omne e dime qué tan grande es, e qué tan pequeño es. E, ¿qué te aprovecha saber todas estas cosas si non sabes qual es lo iusto e derecho e lo bueno en la vida? [14] Vengo agora a aquel que se presçia de saber los movimientos de los cuerpos çelestiales e va tractando «dó se va a recoger e poner la estrella fría de Saturno / e por quántos signos del çielo faze Mercurio sus mudanças»; ¿e puédolo yo dezir? ¡O, tristónomo!, ruégote que me digas: ¿qué me aprovecha esto saber? ¿ay en ello otra ganançia sinon que esté yo cuidoso quándo Saturno e Mars fizieren su oposiçión o conjunctión, o que ande tractando quándo Mercurio se pusiere a la tarde so acatamiento de Saturno? [15] Más quiero aprender cómo estas estrellas, donde quier que están, son favorables e buenas e non se pueden mudar. Tráelas la continua orden de los fados 135 e van tractando] e anda catando DPSXY 138 tristónomo] astronomar DPS : astronamar X : astrónomo IY (o de «O, astrónomo», ausente en Y) 142 tractando] acatando D : catando IPSXY 142 quándo Mercurio se pusiere] quándo se pusiere DPSX (posiere DP) 1. Virgilio, Georgicas, I, vv. 336-337. 182 150 155 160 165 170 175 180 JUAN MIGUEL VALERO MORENO e el curso que non se puede desviar; e passan e muévense faziendo sus mudanças establesçidas. E quiérote dezir assí: o estas estrellas fazen los efectos de todas las cosas que acaesçen o non los fazen, mas muéstranlos. Si ellas fazen qualquier cosa que viene, ¿qué me aprovecha a mí saber lo que non se puede mudar?, e si non lo fazen mas muéstranlo por sus señales, ¿qué pro tiene que lo sepas ante pues non puedes dello fuir? Ca quier lo sepas, quier non, fazerse ha lo que ha de venir. [16] «E si parares mientes al pressuroso sol e a las estrellas / que [fol. 68v] siguen sus órdenes nunca te engañará la ora de mañana / nin serás tomado por las asechanças de la noche»2. Ca de antes es asaz sufiçiente proveído para que yo sea seguro de lo que viene a desora e para que non sea engañado. [17] E dirás tú, ¿cómo non me engañará lo que verná mañana pues non lo sé? Respóndote: engañar se dize aquello que viene a omne sin saberlo. E yo non sé lo que ha de ser, mas sé lo que puede ser. E por ende non desespero de cosa alguna, mas espérolo todo. E si algund bien viene, aprovéchome d’él. E entiendo que me engaña el tiempo quando non me faze mal. E aun más propiamente fablando non entiendo qué me engaña. Ca assí como todas las cosas pueden acaesçer, así sé que non han de acaesçer todas. E por ende espero las cosas prósperas e sufro las cosas contrarias si vienen, e non me sacarás desta conclusión, ca siempre terné que las contingentes non vienen por nesçessidat. [18] algunos me quieren atraher a que yo resçiba e cuente entre las artes liberales a los pintores, mas yo non los resçibiría en esta cuenta tan poco como resçibiría a los que fazen imágines o a los que labran mármoles o a los otros ofiçiales que se trabajan en los ofiçios que son fechos para nuestro deleite. E tanbién echo de entre ellas a los luchadores e a toda la sçiençia que se ayuda de olio e de lodo. Salvo si quieres que resçiba yo entre los sabidores de las artes liberales a los que fazen las sahumaduras e los otros olores e a los cozineros e a los que ponen todo su ingenio e estudio en fazer cosas que sirven a nuestros deleites. [19] Ca 146 e passan e muévenle] e passan e muévense DIPSX (pasan S) : e pássanse moviéndose e Y 154 fazerse] fazer Z 177 ellas (DIPSY )] ellos Z 2. Virgilio, Geórgicas, I, vv. 424-426. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 185 190 195 200 205 210 215 183 ruégote que me digas, ¿qué cosa liberal tienen en sí estos que vomitan en ayunas, cuyos cuerpos son gordos e los coraçones magros e ponçoñosos? ¿E tan bien cuidas tú que es estudio liberal para en nuestra mançebía aquel que nuestros mayores tanto fazían usar a los moços, es a saber, lançar la lança, torçer el arco, sofrir el sudor, aguijar el cavallo, menear las armas? Non enseñavan cosa a sus fijos que pudiessen aprender yaziendo echados nin estando quedos, ca todo requería mudamiento de cuerpo. Mas estas cosas nin las otras non enseñan nin acresçientan la virtut. Ca, ¿qué pro tiene cavalgar bien un cavallo e temprar su correr con el freno si el omne mesmo sigue sus deseos desenfrenadamente?, ¿o qué provecho es vençer a muchos en la lucha o en lançar la lança o la barra o la vergalesa e ser omne vençido de su propia saña? [20] Pues dirás tú: segund esto non nos aprovechan cosa alguna los estudios liberales. Respóndote que non digo yo así, mas dígote que aprovechan mucho para otras cosas, pero para la virtut non tienen provecho alguno. Como veemos que estas cosas viles que se fazen con las manos mucho aprovechan para el serviçio de la vida, mas non tañen a la virtut. Pues [fol. 69r] dirás tú: ¿por qué fazemos enseñar a nuestros fijos estos studios liberales? Respóndote: non porque por ellos puedan alcançar la virtut, mas porque aparejen el coraçón para la resçebir. Ca así como esta primera doctrina que los antiguos llaman la primera letradura, por la qual enseñavan a los moços el alphabeto, non contiene nin enseña las artes liberales, mas apareja al moço para las resçebir, así las artes libera[le]s non trahen perfectamente el coraçón a la virtut, mas aparejanle para venir a ella. § [21] Dize Posidonio que de quatro maneras son las artes. Las primeras artes son públicas e viles, las segundas son artes de iuego, las terçeras son artes de iuegos de niños, las quartas son artes liberales. Públicas artes son e se dizen las de los ofiçiales de manos que se ocupan en las cosas que pertenesçen a serviçio de nuestra vida tenporal, e en estas 191 mudamiento] movimiento DIPSXY 196 luctatione vel caestu («en la lucha y el cesto») 202 cosas] artes DIPSXY | hae viles ex professo artes 210 el] al DIPSXY 211 liberas non trahen] liberales non traen DISX (trahen S) : liberales trahen Y | liberales 214 Posidonio (DIPSXY )] Posodonio Z 214-215 las artes] las artes liberales Z 184 220 225 230 235 240 245 250 JUAN MIGUEL VALERO MORENO non ay cosa que pertenezca a fermosura spiritual nin hay semejança alguna de honestat. [22] artes de juego son aquellas que pertenesçen a deleite de nuestros ojos e de nuestras orejas, e cuento entre estas a estos embaidores que muestran unas imágines que paresçe que se suben por sí, e otras tablillas que cresçen calladamente en lo alto e otras diversidades que nos paresçen a desora, como veemos que ponen agallas junctas en un vasillo e adesora veemoslas passadas en otro o las que estavan en dos que se tornan en uno por sí mesmas o lo que cresçía que torne a descresçer poco a poco. E los ojos de los nesçios deleitanse en esto e maravíllanse dello cuidando que se faze a desora por sí, porque non saben la causa dello cómo viene. [23] artes de moços son aquellas que tienen algo semejante a las artes liberales, mas non lo son, e éstas son aquellas que los griegos llamaron euiralois e los latinos llamamos liberales. Las quartas son artes liberales de veras e aun para más verdaderamente fablar dévense llamar artes libres. Éstas son aquellas que non tienen otro cuidado sinon de la virtut del ánima. [24] Pero por aventura dirás tú: «¿cómo dezimos que alguna parte ay de philosophía que se llama natural e otra moral e otra raçional?»; así podemos dezir que esta quadrilla de las artes que llaman liberales puede tener algund logar en la philosophía e podemos provarlo así: çierto es que quando en philosophía vienen a fablar en las questiones naturales trahen por testigo a la giometría; e pues la giometría ayuda a la philosophía, síguesse que es parte della. [25] Mas a esto puédese responder que muchas cosas ay que nos ayudan [mas non son parte de nós; ante te digo que si parte fuessen de nós non nos ayudarían] como veemos en la vianda que da ayuda al cuerpo [mas non es parte del cuerpo]. E así el serviçio de la giometría es nesçessario a la philosophía como el carpentero es nesçessario a la giometría. E así como el carpentero, aunque sirve a la giometría, non es parte de la 235 euiralois] everialos X | egkukliouj (bNE, ms. 10238: †enivraiovc†) 237 libres (parece que S tacha «les» y corrije por libres)] liberales Z | liberae 247 nos ayudan como veemos] que nos ayudan, mas non son parte de nós; (e S) ante te digo que si parte fuessen (fuesen PS) de nós non nos ayudarían, como veemos… DIPS, que nos ayudan, mas non son parte de nós; ante digo que si parte fuesen de nós no nos ayudavan, como veemos… X : que nos ayudan, mas non son parte de nós; aún te digo que si parte fuessen de nós non nos ayudarían, como veemos… Y 250 cuerpo] cuerpo, mas non es parte del cuerpo DIPSXY LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 255 260 265 270 275 280 285 185 giometría, así la giometría, aunque sirve a la philosophía, non es parte della. [fol. 69v] [26] Demás desto es de saber que cada una destas tiene sus términos, ca el sabidor philósopho natural cata e sabe las causas e razones de las cosas naturales, mas los cuentos e medidas dellas cuenta e cata el giométrico. E el sabidor philósopho sabe por qué razón están e se mueven los cuerpos çelestiales e qué tal es su fuerça e quál es su natura, mas los cursos dellos e los retornamientos que fazen [e] algunas otras çircunstançias por donde paresçe a los omnes que se alçan e se abaxan o que fazen muestra que andan más rezios o más de vagar, pues non puede estar el omne allá para verlo, dará razón dello el giométrico. [27] E esso mesmo sabrá dezir el sabidor qué es la razón [por qué en el espeio se muestran más imágines, mas dezir quánto deve estar el cuerpo arredrado del espeio para que se muestre su imagen e de qué fechura] se muestra su imagen e de qué fechura ha de ser el espejo para mostrar las imágines de una manera e de qué fechura para mostrarlas de otra. Esto pertenesçe a la giometría. E el philósopho te provará que es grande el sol, mas dezir qué tamaño es pertenesçe al giométrico, el qual proçede a esto con un uso e exerçiçio de sus proporçiones e medidas. Pero deves saber que para dezir esto e lo semejante la giometría ha menester de demandar algunos prinçipios prestados a la philosophía. Por esso non se deve dezir arte libre la que tiene fundamento prestado. [28] Mas la philosophía non pide cosa prestada a alguno, ca ella levanta su obra de sí sola desde·l çimiento, e esto non faze la giometría; ante puedo dezir que tiene la sobre faz, ca en lo ageno labra e todos los prinçipios toma de la philosophía e con la ayuda dellos passa a labrar adelante. Si por sí mesma supiesse llegar a la verdat o si 263 algunas] e algunas DPSXY 268 porque en el espeio se muestran más imágines, mas dezir quánto deve estar el cuerpo arredrado del espeio para que se muestre su imagen e de qué fechura…] porque en el espejo se muestran nuestras imágines (imágenes P), mas dezir quánto deve estar el cuerpo arredrado (redrado P) del espejo para que se muestre su imagen e de qué fechura… DPSX : por qué en el espejo se muestran nuestras imágines, mas dezir quánto deve estar el cuerpo arredrado del espejo para que se muestre su imagen, e de qué fechura… Y : por que se muestra su imagen e de qué fechura Z 272-273 mostrarlas de otra] mostrar las otras I 275 proçede, (procede D)] precede Z | procedit 281 çimiento] comienço XZ | a solo 186 290 295 300 305 310 315 JUAN MIGUEL VALERO MORENO supiesse entender la natura [de todo el mundo] diría yo que mucho aprovechar[í]a a nuestras ánimas. Ca nuestras ánimas cresçen tractando en las cosas çelestiales e siempre ganan algo. Ca con una cosa se faze perfecta el ánima, e esta cosa es la sçiençia de los bienes e de los males, cuya cogniçión pertenesçe a la sola philosophía, que non es mudable, [e non ay otra arte alguna que trabaje en conosçer el bien e el mal si non la philosophía, que non es mudable], e esta cata e revee todas las virtudes. [29] La29 philosophía nos da a entender [lo] que las virtudes valen, ca por ella sabemos que la fortaleza es menospreçiadora de las cosas que se suelen temer e tiene en poco las cosas espantables e tales que suelen meter [so] yugo a nuestra libertat, e aun a las vezes se lança en ellas e las quebranta e non las tiene en nada. E dime: ¿los studios liberales esfuerçan a esta fortaleza?; por çierto non. Esso mesmo tanbién la philosophía nos dize que la lealtat es muy sancto bien del coraçón humano e non podrá ser apre[fol. 70r]miada por alguna nesçessidat a que engañe a otro, nin será corronpida por presçio nin con galardón alguno, ca el verdadero leal si le quieren apremiar a que descubra el secreto dirá: quémame, fiéreme o mátame, mas yo non lo diré. E quanto más le atormentan para que diga los secretos tanto más los mete a dentro e los pone en lo alto de su coraçón. Pues dime: ¿los estudios liberales farán esto? Sin dubda non. Por la philosophía sabemos que la temprança manda a los deleites e a algunos aborresçe e a algunos echa de sí e de algunos usa tempradamente quanto cumple a la sanidat. E nunca usa de los deleites por ellos mesmos, mas por otro fin mejor. E sabe que la regla de usar de delectaçión deseable es non tomar della quanto omne quiere, mas quanto deve. [30] La 286 natura] natura de todo el mundo DIPSXY | totius mundi 287 aprovechara] aprovecharía DIPXY 289 algo] … algo, e sacan alguna cosa de lo que es algo DIPSXY | trahuntque aliquid ex alto 291 mudable] mudable, e non hay otra arte alguna que trabaje en conosçer el bien e el mal si non la philosophía DPS : … mudable, e non ay otra arte alguna que trabaje en conosçer el bien e el mal si non la philosophía, que non es mudable I, mudable, e no ay otra arte alguna que trabaje en conosçer el bien y el mal si non la philosophía X, mudable. E non ay otra arte alguna que trabaje en cognosçer el bien e el mal si non la philosophía Y 295 que] lo que DPSXY 298 yugo] so yugo DIPSXY 301 El objeto es, en realidad, libertatem LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 320 325 330 335 340 345 350 355 187 philosophía nos muestra que la humanidat e buena llaneza vieda al omne ser sobervio contra sus compañeros, e viédale ser avariento, e manda que sea ligero de aver e común a todos, así en palabras como en fechos, teniendo a los omnes buena afectión e voluntat, e que non repute mal alguno ser ageno, mas que el mal ageno piense que es suyo e el bien esso mesmo, e por ende que ame e procure el bien para los otros. Dime, ¿los studios liberales dan estas doctrinas o mándannos que tengamos estas costumbres? Por çierto tan poco mandan esto quanto mandan que usemos de buena e llana simpleza, o de abstinençia o de tempramiento o de clemençia, que es aquella virtut que enseña al omne perdonar a la sangre agena como si fuesse propia suya e faze al omne saber que non deve usar de otro omne desgastadoramente. [31] Mas dirá alguno: pues dizes que non podemos venir a la virtut sin studios liberales, ¿cómo dizes que non aprovechan cosa a la virtut? Respóndote: tan bien non puede venir a la virtut sin vianda, mas la vianda non tiene cosa a la virtut; e la madera non aprovecha a la nao, mas non se puede fazer nao sin madera. Por ende non deves pensar que concluye este argumento: una cosa non se puede fazer sin otra. Síguesse que aquella es su ayuda, ca non vale tal consequençia, mayormente que aún puedo dezir otra razón, e es ésta, [32] que bien puede omne alcançar la virtut sin saber las artes liberales, porque aunque la virtut se deva aprender, pero non se aprende por estas artes. Ca dime: ¿[por] qué avemos de pensar que non puede ser virtuoso el que non sabe letras, pues la virtut non está en las letras? Ca [fol. 70v] fecho nos muestra la virtut, non palabras. E aína te diría que non sé si es más çierta la memoria de aquel que non tiene ayuda fuera de sí mesmo. [33] Grande e espaçiosa es la sabidoría, menester ha logar vazío en que quepa. Ca quien la quiere saber ha de aprender las cosas divinas, e de las humanas e de las passadas e de las que son por venir, e de las cosas que [se] corrompen e passan, e de las perdurables e del tiempo. ¿Sabes desta cosa sola que dezimos tiempo quántas questiones se fazen? yo te nonbraré aquí algunas dellas: la primera es si el tiempo es algo por sí mesmo. La IIª si ay alguna 331 al omne saber que] al omne que saber P | que el omne Z 335 tiene] tañe DIPSXY | pertinet 344 qué] por que DIPSXY 344 que non] que Z 352 que] que se DIPSXY 188 360 365 370 375 380 385 390 JUAN MIGUEL VALERO MORENO cosa que fuesse ante que el tiempo. La IIIª si el tiempo començó quando el mundo o si fue ante que el mundo. La IIIIª si el tiempo fue luego quando fue la primera cosa, e otras muchas questiones que aquí non digo. [34] Pues del ánima te nombraré aquí algunas. La primera es de dónde viene la ánima. La IIª qué tal es. La IIIª quándo comiença. La IIIIª quánto dura. La Vª si passa de un logar a otro, e de nuestra morada si se muda a otras moradas de animales. La VIª si sirve más de una vez. La VIIª si después que sale de nós anda de un logar a otro por todo este mundo. La VIIIª si es cuerpo o non. La IXª qué fará después que non se meneare nin fiziere cosa con estos nuestros miembros. La X ª cómo usará de su libertat quando fuyere de la cueva deste nuestro cuerpo. La XIª si olvida lo passado e comiença nuevamente a apre[n]der. La XII ª después que sale del cuerpo si sube en lo alto e çelestial. [35] E qualquier parte que quisiseres saber de las cosas humanas o divinas tanta es la muchedunbre de las questiones e de lo que has de aprender que cansarás. E assí, para que estas tantas e tan grandes questiones tengan libre posada, nesçessario es que se tiren del coraçón las cosas superfluas. Ca non verná en estas angosturas la virtut, porque la grant cosa grand espaçio desea, mas echemos lo superfluo fuera e dexemos nuestro coraçón todo entero libre a la virtut. [36] Pero dirá, por ventura alguno: grand delectaçión es saber muchas sçiençias e artes. E responderle he: verdat es, mas tomemos tanto della quanto es nesçessario. E, ¿çierto es que reprehenderías tú a aquel que comprasse las cosas superfluas que non ha menester e echa de su casa las cosas provechosas e nesçessarias?; pues, ¿cuidas que non es de repre [fol. 71r] hender aquel que se ocupa en aver superflua e escu[sa]da guarniçión de sçiençia e de letras? E por çierto tan bien es destempramiento e desordenança querer saber más de lo que basta. [37] E demás desto puedo dezir que el studio demasiado de las artes liberales faze a los omnes ser renzellosos 358 començó] encomençó Y 360-361 Pues… algunas] pues de la ánima quistiones se ponen que non se podrían contar, pero yo te nonbraré aquí algunas DPS, pues del ánima quistiones se ponen que no se podrían contar, pero yo te nonbraré aquí algunas X : pues de la ánima questiones se ponen que non se podrían contar. Pero yo te nonbraré aquí algunas Y | Innumerabiles quaestiones sunt de animo tantum 376 grandes questiones tengan] grandes tengan DIPSX : grandes tengas Y | tam multa, tam magna 383 tanto della] tanto dellas DIPSX : tantas dellas Y 386 provechosas] presçiosas DPS, preçiosas IXY LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 395 400 405 410 415 420 189 e parleros e tales que non saben guardar tiempo e que se tienen en mucho. ¿E sabes por qué estos tales non aprenden lo nesçessario? yo te lo diré: porque aprendieron lo superfluo. Dizen que Dídimo, gramático, escrivió quatro mil libros. Compassión avría yo de un omne si le viesse leer tantas cosas superfluas quantas él scrivió. En estos libros tracta de qué tierra fue Omero, e quién fue la verdadera madre de Eneas, e dónde bivió anacreo, e si fue más luxurioso que beodo. E en estos mesmos libros escrive si fue Safo muger pública o non, e las otras cosas que las devría omne olvidar si las supiesse, quanto más non aprenderlas de nuevo. E segund esto ¿quién puede negar que es luenga la vida? [38] E aun quando tornaremos a fablar de nuestros maestros, que son los latinos, yo te mostraré muchas cosas que devrían cortar con segur. E por çierto, este loor que algunos cobdiçian, es a saber, que digan dellos, ¡o qué omne letrado!, con grant gasto de tiempo e con grand enojo de orejas agenas se gana. Mas nós seamos contentos con este título, aunque más rústico, que digan de nós con verdat: ¡o, qué buen varón! [39] E, ¿parésçete que es esto de fazer que me ocupe en rebolver las istorias de todas las gentes e ande catando quál fue el primero que escrivió cánticos de poetria? E, ¿quánto tiempo ovo entre Orphea e Omero, e que gaste mi tiempo en ello non teniendo espaçio nin corónicas para lo catar; e lea los desvaríos de aristoco en que compuso las canticas agenas? E, ¿quieres que despienda mi hedat en las sílabas?, ¿e que me asiente en el polvo de la giometría?, ¿e que olvide del todo aquel saludable consejo que dize «non gastes el tiempo demasiadamente»? [40] Por çierto, más me vale saber e seguir este consejo que agora dixe que todo lo ál, ca ¿qué me daña que non sepa cómo Sçipión, gramático, aquel que en tiempo de Gayo Çésar andovo por toda Greçia e 400-401 más luxurioso que beodo] …o más beodo que luxurioso DPSX : …o más bebdo que luxurioso Y | libidinosior anacreon an ebriosior 402 las otras] otras DPSXY 405-406 de nuestros maestros que son los latinos] de los nuestros que son los latinos DIPSXY | ad nostros 406 devrían] se devrían DIPSXY 410 aunque] aunque paresca DIPSXY 414 cánticos] canticas DIPSXY | carmina 415 Orphea] Orfeo X | Orphea 417 desvaríos; notas QV : neptis b : ineptias V (bNM, ms. 10238: ineptias) 417 aristoco] aristhacho DPS, aristocho I, aristacho XY 417 compuso; carmina conpunxit («puntuó los versos ajenos»). La abreviatura del verbo es susceptible de ser leída como *conpunet. 419 asiente (DPSXY)] aliente Z423 Sçipión] Çipión SPX : apión Y 190 425 430 435 440 445 450 JUAN MIGUEL VALERO MORENO fue resçebido e porfijado por las çibdades como si fuera otro Omero, [dezía que después que Omero] acabó aquellos libros que llamaron Odisea e Yliada puso en comienço de su obra en que compuso la Ystoria de la guerra troyana [fol. 71v] en el primero verso de su libro dos letras sçientemente que mostravan el cuento de sus libros? ¿E esto que cumple saberlo?, mas dígote que nesçessario es que sepa tales cosas el que quier mucho saber. [41] Piensa agora quánto tiempo te tiran las dolençias, quánto la ocupaçión de cada día, quánto los negoçios públicos, quánto los particulares, quánto el sueño. [42] E mide tu edat e fallarás que non caben tantas cosas en ella. E comoquier que he fablado esto de los studios liberales, pero aún los filósofos mucho tienen superfluo e mucho que non es ya para nuestro uso. Ca ellos tanbién desçienden a fablar en las distinçiones de las sílabas e de las propiedades de las coniunctiones e de las preposiçiones; e imbidia han a los gramáticos e a los giométricos, tanto que qualquier cosa superflua que fallaron en las artes de los otros passáronla en la suya, e assí ganaron este efecto, que saben mejor fablar que bevir. [43] Oye agora quánto mal faze la mucha sotileza e cómo es contraria a la verdat. Pitágoras dize que toda cosa se puede disputar egualmente a amas partes, assí afirmando como negando. E aun esta questión si toda cosa se puede disputar a amas partes dize que es disputable e non çierta. [44] Nausifantes dize 424 andovo] andudo I | circulatus V 426 Omero dezía que después que Omero acabó] Omero dezía que después que acabó DS : Omero dizía (dezían P) que después que él acabó PX : Omero dezía (…) Y : Omero acabó Z | aiebat Homerum. Luego hay un corte de aproximadamente un folio en Y que se corresponde al texto entre «Omero dezía…» y «diré que non ay cosa alguna…». Según la numeración original en números romanos (minúscula), en el centro superior del fol., art empieza en el fol. 201v (197v de la numeración moderna a lápiz) y es principio de cuaderno. Termina en el fol ccxiii recto. aunque el fol. ccxiii no muestra la numeración antigua, el siguiente sí, y evidencia que es correlativa, por lo que la pérdida de un folio se produjo antes de la encuadernación o existía en la misma copia. La anotación de continuidad en ccxii indica «dezía» como la palabra que debía iniciar el siguiente folio, pero el texto sigue mucho después, «diré que non ay…». Quizás la proximidad entre los verbos produjo el salto. 428 Bellum Troianum conplexus est («compendió la guerra de Troya») 437 fablado] fallado I | loquor 441 preposiçiones] proposiçiones DIPS, propusiçiones X | praepositionum 445 mal] más I | mali 446 Protagoras (bNM, ms. 10238: Pytagoras) 450 Nausiphanes (bNM, ms. 10238: Nausiphantes) LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 455 460 465 191 que de todas las cosas que paresçen ser non ha cosa que más sea que el non ser. Parménides dize que destas cosas que paresçen ser non hay cosa que sea en lo (sic) universo. E Enchates todos los forios echó de fuera, ca dize que todo es nada. E los perrónicos poco más o menos en esto tractan. Los megaricos e los créticos e los achadémicos que levantaron nueva sçiençia dizen que non se sabe cosa alguna. [45] Toma agora todas estas opiniones e échalas sobre aquella escusada cabaña de los studios liberales, e verás qué fallarás, ca las artes liberales non enseñan sçiençia que aproveche, mas estas otras opiniones tírannos el tiempo de toda la sçiençia, pues dizen que non la hay. Pero mal por mal mejor e más sancta cosa es saber lo superfluo que no saber nada. Las artes liberales non nos dan lumbre con que nuestros ojos [fol. 72r] puedan ver la verdat, mas estos otros sácannos del todo los ojos e es peor. E si creo a Pitágoras non hay cosa en toda la naturaleza del mundo si non dubdosa. Si sigo a Nausiphantes he de dezir que 453 universo] virtuoso X | †universo† 454 Enchates] Enqueclactes DI, Enqueclates PS : Enclates X | Zenon Eleates, pero véase Zenon elactes b (bNM, ms. 10238: Cenon elactes), que es de donde procede esta lectura, por confusión de grafías *Ca’enelactes>Ca enclactes> E encaclactes> Enclates, etc. Cf. bNE, ms. 10139: Zenónclates (probable en Y, del que no sabemos a causa de la laguna en este pasaje). 455 perrónicos] pirroncos DPS : prioncos X | Pyrrhonei (bNE, ms. 10139: pirrónicos) 456 créticos] treticos DX : tereticos PS | Eretrici («los eritreos»); pero cf. ed. Reynolds: cretici ω; ed. Préchac: Vb cretici (bNM, ms. 10238: cretici); (bNE, ms. 10139: créticos) 456 los megáricos e los créticos e los achadémicos] los megáricos e los tréticos e los achaémicos D : los margaritos e los créticos e los achadémicos I : los megarios e los teréticos e los achaémicos PS : los megáricos, los tréticos e los acaémicos X 460 fallarás] fallarán Z 467 Protagorae. El códice bNM, ms. 10238, fol. 107v lee si Pitagore credo… La lectura de Cartagena es fundamental para la correcta colocación de la traducción con respecto al texto base latino. El manuscrito descendiente de ‘b’ de la bNF, lat. 16592, de origen francés y del siglo XII, tiene como explicit el siguiente: «… oculos mihi effondiunt SI PITaGORaE CREDO. VaLE SEMPER KaRISSIME NObIS». Que el texto base que utilizó Cartagena pertenece a la familia ‘b’ parece indiscutible, a pesar de que continúe la traducción a partir de «… si Protagorae credo». Cartagena, posiblemente, consultó más de un códice, ya que estos eran relativamente comunes. En éste u otros códices pudo encontrar el final de la ep. 88, pero también en un manuscrito descendiente de ‘b’, ya que algunos de ellos fueron posteriormente completados, como perfectamente se aprecia en el manuscrito J, del siglo XIII, Oxford: St. John’s College, 36 (y desde luego en el manuscrito de la bNE del que me he servido como referencia). 192 470 475 480 JUAN MIGUEL VALERO MORENO esto sólo es çierto, que non ay cosa çierta. Si a Parménides diré que non ay cosa alguna, mas de una sola. Si a Zenón diremos que nin aún una sola non ay. [46] Pues segund esto, ¿qué somos nosotros o qué son estas cosas que están çerca de nós e nos crían e mantienen e goviernan? E assí segund esto toda la natura de las cosas sería una sombra o vana o engañosa. E dígote que non sabría ligeramente determinar contra quáles destas me devo más ensañar, o contra aquellos que quisieron dezir que non sabemos otra cosa sinon esta conclusión, es a saber, que non sabemos nada, o contra aquellos que nin esto non nos quisieron dexar que supiessemos que non sabíamos nada, diziendo que non solamente non sabemos del todo nada, mas aún dixieron que non podemos saber que non sabemos nada. Qui scripsit scribat semper cum domino vivat. 485 490 495 500 505 Sancta et inmaculata virginitas quibus te laudibus refferam nescio quia quem celi capere non poterant tuo gremio contulisti. Deo gracias. [fol. 72v] DESSEaS. La entençión de Séneca en este tractado es mostrar que las artes liberales non nos enseñan la virtut, ca aunque aparejan el coraçón e le fazen más hábile para aprender la philosophía moral, la qual da doctrinas virtuosas, pero, las artes liberales mesmas non tienen las tales doctrinas. E para entender mejor esto, aunque todos por la mayor parte lo saben, es de dezir, por mayor declaraçión de lo que en este libro se contiene, quántas e quáles son las artes liberales. E son éstas siete por orden, segúnt sant Isidro las pone en el Libro de las ethimologías 3. La primera es gramática, la qual es aquella que nos da regla para fablar e palabras que fablemos. La segunda es retórica, que es aquella que nos da doctrinas para fablar bien e fermoso, ca aunque la gramática pertenesçe al saber fablar, pero el saber bien e fermoso fablar es acto de la retórica. La terçera es dialéctica, que solemos 3. Etymologiarum 1, 2 LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 510 515 520 525 530 535 540 545 193 llamar lógica, e ésta enseña con disputaçiones apartar lo verdadero de lo falso. E si alguno quiere dezir como verdadero lo que es falso ella con sus argumentos no le consiente salir con ello. La quarta es arismética, e ésta es la que nos enseña a contar, e llámase comúnmente alguarismo. La quinta es música, que muestra cantar e fazer guardar en el canto sus devidas proporçiones. E la sexta es giometría, e ésta nos enseña medir. E non se entiende este medir con vara, mas porque da reglas para cognosçer la medida de las cosas e proporçionar unas con otras en la quantidat. La séptima es astronomía. E ésta da doctrinas para conçertar los movimientos de los çielos e de los planetas que en ellos son. E todas las otras sçiençias e artes han otros nonbres, pero non ay alguna que se llame liberal salvo éstas, e la razón dello es porque son dignas de omne libre. E segund Séneca aquí dize, como si dixiesse que los omnes libres suelen aprender estas artes, ca non las acostunbran enseñar a los siervos porque en las otras artes los ocupan. E aún con esta razón puede ser otra la qual es ésta: liberi dizen en latín comúnmente por fijos e por los otros desçendientes4, e usaron mucho en los tiempos antiguos e usan agora, aunque non tanto, assí prínçipes como omnes de menor manera fazer a sus fijos aprender estas artes. Por ende puédense dezir liberales como si les llamássemos filiales e artes de fijos. E provastes vos muy bien esta declaraçión e provades e sodes della muy solenne testigo, ca la reina de gloriosa memoria vuestra madre vos fizo aprender algunas destas artes en vuestra niñez. E agora por vuestro mandado las aprende nuestro muy exçelente prínçipe vuestro muy amado fijo. aVERLaS aPRENDIDO. Paresçe Séneca contradezir a assí mesmo. Ca, ¿cómo podemos averlas aprendido si non las aprendemos? Ca non puede ser la cosa passada si non fue en algund tiempo presente, pero responder se puede e dezir assí, que non es tal la entençión de Séneca, mas en este libro fabla con omne de hedat perfecta, non con moço. E quiere dezir que en la niñez e moçedat se deven aprender las artes liberales, porque quando es omne en edat perfecta pueda ocuparse en la philosophía moral, que es cosa más alta. E pareçe concordar esto con la doctrina de santo Thomás, el qual dize que la orden de aprender es ésta: que luego en la moçedat después de la gramática se aprenda la lógica e 4. Cf. Cicerón, De natura deorum 3, 45. 194 550 555 JUAN MIGUEL VALERO MORENO desd·ella la giometría e otras artes liberales. E como la edat fuere andando deprenda la philosophía natural, e como fuere ya omne de edat perfecta la philosophía moral, porque aquella sçiençia requiere mucha esperiençia e el coraçón libre de las passiones e después de todo deve ser dado a lo spiritual e divinal que passa todas las nuestras imaginaçiones e requiere muy rezio entendimiento, por onde dize aquí averlas aprendido etc., como si dixiesse que quando el omne es ya entrado en días non es tiempo de aprender las artes liberales. DESSEaN. Quiere dezir que las artes liberales non solamente non nos enseñan la virtut, mas aún que nin fablan della. 560 565 570 EL GRaMÁTICO. Suelen algunos fazer tres grados en la gramática. El primero es fablar convenientemente sin errar en las reglas; el segundo es escrevir de manera de prosa, que aquí llama istoria; el terçero es fazer versos que llaman metros, que aunque el saber de las istorias nin la invençión de las cosas que en los metros e versos se dize non es acto de la gramática, por la regla de los metros para ver quántas sílabas deve aver e qué peso deven levar, pertenesçe a la gramática, segund se contiene en el Doctrinal de los gramáticos. E esto es lo más alto a que llega el gramático, e por eso dize que si mucho alargasse sus términos etc., como si dixiesse: porque sepa mucho en quanto gramático non puede más saber. SÍLabaS. Dize sílaba la letra vocal juncta con otra o a las vezes sola. 575 580 585 ENSEñaRaN. Quiere dezir que en estas artes non ay cosa que fable de virtut e si los sabidores della enseñaran la virtut philósophos serían, mas non es assí, antes dize que están lexos, etc., como si dixiese que los maestros de estas artes non biven de tal manera que los devamos aver por philósophos, pero doctrinas diversas en sí e contrarias. a LaS VEZES DIZEN. Tiene semeiante manera Séneca en este libro de la que tienen algunos omes rifadores que buelven el roído e después sálense afuera. así él toca las questiones viejas que fueron de grand porfía e déxalas sin determinaçión, e si a determinar se oviessen aquí requería mucha escriptura. Mas dexemos la determinaçión dellas a los que tienen mucha sçiençia, ca nuestra lança non basta a tanto. E nós contentémosnos declarar solamente que se entienda lo que aquí se dize, e esto sexto quiere dezir las opiniones. E es de LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 590 595 600 605 610 615 620 195 saber que entre los philósophos antiguos ovo muchas contiendas, e una dellas tocamos en la introductión del Libro segundo de la providençia, donde deximos la razón por qué algunos dellos se llaman estoicos e algunos peripatéticos, e allende de aquella altercaçión ay otras muchas, e la que faze a este propósito es ésta: trabaiáronse mucho los philósophos en inquirir quál era el soberano bien e fin de todos los bienes. E los estoicos dizían que la virtut, que llaman ellos lo onesto, era el bien, e que el deleite non era bien. Epicuro e los que le siguieron dizen que dizían que la delectaçión era el soberano bien segund que diximos en el Libro segundo de la providençia sobre el capítulo [iiiiº]. Los peripatéticos fazían distinçión de bienes, e la distinçión era de dos maneras, e en cada una dellas tenía tres miembros. En la primera distinçión dizían que ay unos bienes del ánima que llamamos spirituales, como es la virtut e la sçiençia. E ay otros bienes del cuerpo como es la salut, la fuerça, la fermosura, la ligereza, e los otros bienes llamavan de fuera, como es el poderío e las riquezas e lo semejante, e fazían otra distinçión de otros tres miembros en esta manera, diziendo que ay bien honesto e bien provechoso e bien delectable. Los achadémicos, los quales ovieron este nombre porque estavan en un logar çerca de athenas que llamavan achadenia, donde estudiava Platón, dizían que non avía cosa çierta alguna, segund que se dirá en fin deste libro. Esto presupuesto quiere aquí Séneca dezir que algunos, loando a Omero, a las vezes dizen que loava la virtut, etc., e segund esto era stoico, e a las vezes dizen que loava el estado folgado, etc., e segund esto era epicureo; otras vezes dizen que fazía distinçión de tres maneras de bienes, etc., e segund esto era peripatético; otras vezes dizen que fazía distinçión que todas las cosas eran inçiertas, etc., e segund esto era achadémico. E pues estas opiniones eran contrarias, bien pareçe que non era de ninguna, ca non podía ser de todas. LO ÁL. Como si dixiesse non curemos de las otras cosas que sopo que non aprovechan, mas que estudiemos aquella sçiençia que lo fizo bueno si lo fue. 625 630 OMERO. Non se sabe Omero en qué tiempo fue, pero sábesse que este Omero fue el mejor poeta de los griegos, e Osidio esso mesmo fue exçelente poeta. E de Écuba e de los otros de que aquí faze mençión non es menester dezir quiénes fueron, ca gente cognosçida es. E en la Corónica de Troya se nombran a menudo. 196 JUAN MIGUEL VALERO MORENO MI TIERRa. amar su tierra se dize el que defiende la república. E por esto dize tanto pugna por su tierra. PENÉLOPE. Sant Gerónimo, contra Joviniano5, pone a ésta entre las dueñas castas. 635 640 PRÉSTaME DEDOS. Con las manos se ayuda el omne. E en muchos logares de la sancta escriptura dize manos por obras, porque con las manos obra omne e se ayuda. E por ende dize aquí ‘préstame dedos para la avariçia’, como si dixiesse que el arte del contar ayuda a la avariçia, porque con ella se acresçienta el dinero. DE QUaL GENTE. ¿Quién podría agora dezir una destas eradades de Toledo, cúya era al tiempo que Hércules vino a la tierra, nin aún qué gente era la que bivía en España? E por çierto será muy malo de provar por testigos. 645 650 655 660 PER ESCREVIR. Dize por la doctrina del derecho, que quiere que las cosas del todo públicas non se puedan ganar por posesión de tiempo. Por ende dize el iurisconsulto Ulpiano6 que las cosas públicas segund el dicho de las gentes non se pueden perescrevir, mas esto non se ha de entender assí generalmente, ca tienen sus distinçiones, segund que en su materia propia se escrive. QUaDRaDO. Paresçe que quiso Séneca que supiessemos que sopo algo destas artes liberales, aunque aquí las quiere traher por el polvo, pues como quien passa siempre todo dellas lo intrínseco. Ca aquí es de saber que tomar la figura çircular en figura quadrada para demostraçión que non aya puncto más nin menos dize que es cosa que segund natura se puede saber, mas non ay en el mundo quien la sepa. E porque esto es lo más difíçile de la giometría dixo aquí ‘e tornas qualquier, etc.’, como si dixiesse que esto es grand sotileza, mas monta poco para la virtut. QUÉ TaN GRaNDE ES. El coraçón del omne es muy grande e muy pequeño segunt la diversidat de los omes, ca el coraçón 633 Joviniano] Iustiniano Z 647 Ulpiano] Culpiano IDPSZ 5. adversus Iovinianum 1, 45. 6. Digestum 41, 33. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 665 670 675 680 685 690 695 700 705 197 del virtuoso es muy grande, pues tiene todo el daño en poco e passa a los çielos con su contemplaçión, e el coraçón del omne pusilámine e dado a lo terrenal es pequeño, ca tiene en mucho las cosas corporales. Por ende sabe de toda arte liberal medir la virtut del coraçón humano qué tamaña es. SaTURNO. Non es fría nin caliente Saturno nin las otras estrellas, mas dize fría porque faze su curso tardío e su infruençia dize que faze obra fría. E por esso nonbró aquí Séneca las mudanças de Mercurio más que de otra planeta, porque allende del curso ordinario que ella e las otras planetas fazen dízesse que Mercurio faze algunas retrogadictiones e torna atrás en el signo que llaman Pisçículo; por ende dize sus mudanças. DE LOS FaDOS. Porque esta palabra fado se dize en muchos logares por Séneca; assí en la vuestra Copilaçión como en alguno de los otros tractados que por vuestro mandado fueron puestos en lenguaje, e podría alguno, si la bien non entendiesse, errar, paresçeme razonable tocar aquí muy en breve en quanto mi iuizio basta cómo se deve entender, remitiendo siempre la determinaçión dello a la sancta eglesia, a quien esto e lo semejante determinar pertenesçe. E es de saber que en esto ovo muchas opiniones, pero las prinçipales fueron tres. La primera fue de algunos que veyendo tantas cosas diversas que en el mundo acaesçen cuidaron que todas venían por acaesçimiento e sin governança alguna. E el error desto tan magnifiesto es que non es menester prueva para lo reprovar, ca non podría sofrir la razón que tan maravillosa composiçión e tan concorde diversidat e tan diversa concordia de las cosas que paresçen en este universo andoviessen sin ordenança e sin governador. La segunda opinión fue de otros que dixieron el contrario de todo punto e afirmaron que todas las cosas se fazían por ordenança de las substançias superiores, entendiendo que los cuerpos eran causa de todo quanto en el mundo se fazía e aun de mover nuestra voluntat. E estos levantaron este vocablo fado. Ca porque ‘fari’ quiere dezir fablar llamaron fado por cosa fablada, como si dixiessen: «lo que ha de ser ya fablado está, e non ay quien dello refuya». E de aquí cuido que salió una palabra que mucho se usa e non se devía usar, e es esta quando algo acaesçe a alguno de bien o de mal suelen dezir ovo mala dicha, como si dixiesse que ya dicho estava aquello que le acaeçió, e esta opinión es mucho erronia e falsa e non solamente contra la fe cathólica, mas aun contra pura razón natural, ca devemos saber 198 710 715 720 725 730 735 740 745 750 JUAN MIGUEL VALERO MORENO que aunque non se puede negar que los cuerpos çelestiales obran mucho en este corporal, ca todo omne vee quanta obra faze la influençia del sol que por lo que se vee se puede congecturar algo de lo que non se vee. E por çiertas quadrillas de cosas son del todo fuera del poderío de las estrellas. E dexando las otras nombremos aquí dos: una es la quadrilla de todas las cosas que non vienen por manera prinçipal deliberada, mas por açidente, como acaesçe que va omne a un fin e sale otro. Ca liberando [otro ms: labrando] para abrir çimientos de casa e fallar thesoro al contrario cuidando fallar thesoro resçibieron muchos muerte, como acaesçió poco tiempo ha en Talamanca. E lo que por esta manera viene non puede ser que venga por costelaçión nin por fuerça de natura, lo qual se prueva así: toda obra de natura sigue un fin determinado, por ende impossible es que cosa alguna destas que vienen por açidente sea efecto; por ende algund prinçipio natural que obre; e como el cuerpo çelestial obra por manera de natura, prinçipio síguese que non puede ser que la virtut alguna de cuerpo çelestial sea causa de las cosas que ante avienen por açidente. E aunque esto avría menester mas declaraçión dexámosla, porque sería muy prolixo. basta saber que es conclusión verdadera e non solamente segunt las santas doctrinas, mas aún segund razón natural se puede provar que las influençias de las estrellas non son por causa de las cosas que aquí vienen por açidente. La segunda quadrilla es de las cosas que pertenesçen a la voluntat humana. Ca como la ánima razonable sea substançia non corporal e las estrellas cosa corporal, e lo corporal non puede imprimir en lo incorporal, non se puede dezir que costelaçión alguna es bastante a mover la voluntat humana. E aunque algo puede fazer en las inclinaçiones que se mueven por la conplissión, como veemos que unos omnes se inclinan más a unas cosas que a otras, así buenas como malas por la disposiçión de su complissión, pero siempre queda la voluntat señora e sólo Dios la puede mover e non criatura alguna. E sale desto una muy noble e verdadera conclusión, e es ésta, que quanto omne es más allegado a Dios tanto menos le pueden dañar las costelaçiones, e quanto más se arriedra de Dios tanto más daño pueden fazer en él las influençias de las estrellas, porque en llegándose al poderío de la causa primera, que es Dios, çesa el poderío de las causas segundas e medianas, que son los cuerpos çelestiales, o demás desto el que se allega a Dios refrena sus inclinactiones e guíase por sus santos mandamientos e por la razón, e con esto va de fuera el poderío de las estrellas. E assí podemos entender aquel común dicho que LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 755 760 765 770 775 780 199 muchas vezes se dize, e es éste: el varón sabidor señor será de las estrellas. Ca el omne virtuoso resiste a los apetitos e resistiendo los echa de sí el poder de las costelaçiones. E por ende podemos a manera de semejança dezir que como acá en lo terrenal veemos que quanto el omne es más allegado al rey tanto menos se atreven a él los all[cal]des del rastro, e assí quanto el omne es más allegado a Dios, tanto menos pueden en él las causas inferiores de los cuerpos çelestiales. La terçera e verdadera doctrina del fado es aquella que da boeçio [De consolatione philosopiae 5] e siguen los santos doctores, e es ésta: que el fado es una disposiçión que está en las cosas movibles, por lo qual la prudençia divinal las ayunta e pone en sus órdenes. E así la ordenança divinal, segúnt que está en la voluntat de Dios, aun non puesta en las cosas movibles, llámasse providençia, e segund es ya puesta en ellas llámase fado. E siempre dezimos movibles porque todo omne sepa que la orden de la providençia divinal tira la movilidat a las cosas movibles e non pone nesçessidat a las cosas contingentes, e así entendido çierto es qué es fado. E quien lo negasse negaría la providençia divinal por quanto aun en los nombres nos devemos de apartar de la compañía de los que non son cathólicos. Porque por ocasión de los vocablos non venga algund error en el fecho non devemos usar desta palabra ‘fado’, porque non paresca que seguimos a los que erraron cuidando que todas las cosas venían por nesçessidat. Por ende sant agostín dize que si alguno llama fado a la virtut e poderío divinal téngalo assí. Ca buena conclusión tiene, mas castigue su lengua e non use desta palabra. E lo que dezimos del fado podemos tanbién entender deste vocablo que dezimos dicha o ventura. NUNCa TE ENGañaRÁ. Porque el virtuoso está aparejado con buena paçiençia para resçebir lo que verná como adelante se sigue. Por ende non será engañado por cosa que le venga. 785 790 a LOS PINTORES. Quiere dezir que aunque él non tiene en mucho a las artes liberales, pero con todo esso non eguala con ellas los ofiçios de manos, que non sería razón. DE OLIO E DE LODO. Solían los luchadores untarse con olio por que non les pudiessen bien travar. E aún agora diz que lo fazen en algunas partes. E al contrario veemos que inchen las manos de polvo si les sudan. E por esto llama aquí arte de luchar, e es sçiençia que se ayuda de olio e de lodo. 200 795 800 805 810 JUAN MIGUEL VALERO MORENO EN ayUNaS. Los que comen demasiadamente dapñan sus estómagos e vomitan muchas vezes en ayunas. E cada uno puede ver por sí que quando çena tarde e mucho siempre otro día tiene el estómago agrossado e dispuesto para vomitar. Por ende, por los mal regidos dize que vomitan en ayunas. E puedesse entender por los cozineros e pastiçeros e semejantes ofiçiales que tastan las viandas. ECHaDOS. Non es de entender que Séneca prueve este exerçiçio en los moços, ca error sería entenderlo assí. E non solamente Vejeçio e muchos otros actores, mas aun el philósopho lo loa si tempradamente se faze, mas dízelo porque aunque es bueno porque los omnes sean desembueltos del cuerpo e más hábiles para defender la república, pero non trahe a ello la virtut, porque aunque el omne sea muy desenbuelto en las armas non es por ende virtuoso, ca la virtut de la fortaleza consiste en el hábito del coraçón con que está dispuesto para tomar qualquier cosa peligrosa e sofrir qualquier temor por el bien público segund que la razón lo iudgara, e non en las fuerças del cuerpo, aunque son buenas si son guiadas por la razón. aLPHabETO. Vocablo griego fue, mas ya es avido por claro. 815 MOÇOS. Estas son las terçeras que llamamos artes de niños. E dízelo por las artes liberales, porque en la moçedat se deven aprender. DE VERaS. Dize por la philosophía moral. 820 825 RaÇIONaL. Esta es la lógica. E es de maravillar por qué Séneca en este libro, pues fabla contra las artes liberales, non dixo cosa alguna contra la rectórica nin contra la lógica, que son dos dellas. E dezir que lo dexó por olvido es duro de creer, ca non es de presumir que omne tan sabio fablando de siete artes olvidasse las dos. E si queremos sospechando a manera de corte presumir que lo dexaría por su interesse, por quanto él era muy exçelente en la rectórica, segund paresçe por sus escripturas, e espeçialmente por el Libro de las declamaçiones, e por esto reprehender la arte en que él tractó, sin razón le faríamos. Ca non es de sospechar que por afictión singular dexasse de dezir la verdat omne que tan noblemente en todas 826 declamaçiones] declaraçiones Z LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 830 835 840 845 850 855 201 las cosas fablava. Por ende, por ventura se podría dezir que lo dixo de çierta sçiençia e púdole mover entre otros motivos esta razón que se sigue: el fin del entendimiento humano es entender la verdat, e aquella es su obgecto, e el fin de la lógica es apartar la verdat de la mentira, e en esto pone su trabajo e cuidado, e si así es síguesse que es provechosa la lógica al entendimiento del omne, ca assí como el caçador aunque levasse buen falcón non mataría la perdiz si los podencos non la levantassen, assí muchas vezes el entendimiento del omne por engeñoso que sea non alcançaría a cognosçer la verdat si los argumentos logicales non la fallasen por rastro. Ca el ofiçio de la lógica es semejante a aquel que tiene en la caça el buen podenco de quebrada. Ca quando el theólogo o philósopho, que es el que suele andar a caça de verdades, la pone en el andada, sigue el rastro fasta fallar la verdat, por muy ençarçada que esté. E como deximos que el entendimiento tiene por objecto a la verdat, assí la voluntat del omne ha por fin e obgecto al bien onesto e en reprehender lo torpe segund que por los libros della así de aristótiles como de Tulio pareçe. Síguese que los ayuda a lo alcançar, e pues la voluntat del omne desea el bien que llamamos onesto, non sirve poco la arte que loándola fermosamente atrahe los omnes a que más ardientemente lo sigan, e puede ser que por esto Séneca en este libro, aunque fabla contra las otras artes, destas dos non fizo mençión. QUaDRILLa. Dízelo por las artes liberales, non siguiendo el nombre que les ponía Posidonio. SUS TÉRMINOS. Como si dixiesse que cada sçiençia llega a sus términos e cada una entra en los términos de la otra. 860 865 aLÇaN. Toca calladamente aquí Séneca algunas diversidades de los cursos de los planetas que es difíçile dar razón, ca más cresçe el día tanto tiempo por tanto en el mes de março que en el otro tiempo del año, e más mengua en el mes de septiembre tantos días por tantos que en el otro tiempo, porque en estos tiempos anda el sol çerca del equinoçio, e desto e de lo semejante da razón la astronomía usando de la medida de la giometría. FECHURa. Esto pertenesçe a la arte que llaman perspetiva. 856 Posidonio] Positino Z 202 870 875 880 885 890 895 900 JUAN MIGUEL VALERO MORENO PRESTaDOS. De la filosofía toman las artes muchos prinçipios, e después sobre ellos labran, e non solamente en las artes, mas aún en la theología e en el derecho se toman muchos prinçipios de philosophía. SObRE FaZ. Quando el suelo en que está la casa labrada es de uno e la casa es de otro llaman los iuristas a cuya es la casa ‘superfiçiario’, que quiere dezir señor de la sobre faz. E a esta semejança dize aquí Séneca que la giometría tiene la sobre faz, porque el fundamento sobre que ella faze sus consideraçiones es de la philosophía natural. E assí el suelo es de la philosophía e la giometría tiene solamente la sobre faz. Esto se entiende en las materias que pertenesçen a la giometría. E aun en aquellas non es suyo el suelo porque funda, ca en las otras materias non tiene suelo nin sobre faz. ÇELESTIaLES. Mucho aprovecha la ánima en sí mesma quando se aparta de lo terrenal e se ocupa en las cosas çelestiales. E aun quando passa lo çelestial e contempla en lo divinal lo terrenal a respecto de lo divinal es nada. Por onde tractando en lo divinal se puede deçir verdaderamente que tracta en algo e siempre gana dello virtut e perfectión. E por esto dize «saca alguna cosa», como si dixiesse que la ánima tractando en lo divinal puede aprovechar, ca de lo mundano non puede sacar cosa aunque medre. OTRO FIN MEJOR. Quiere dezir que el omne temprado e virtuoso non fuye de todos los deleites, ca si assí lo fiziesse non sería virtuoso, ante sería insensibile, mas usa de algunas delectaçiones non a fin de otra cosa, mas a fin de se delectar por otra fin mejor alcançamos buenas viandas, non por la gula, mas por conservar nuestra salut. E usa con su muger legítima en tiempos devidos, non por desseo de la delectaçión, mas por aver fijos que sirvan a Dios e ayuden a la república. E a esto e a lo semejante llama aquí Séneca otro fin mejor. DESGaSTaDORaMENTE. Usa de los omnes desgastadoramente el que los mata o fiere o faze otros daños a sin razón, e esto aborreçe la clemençia. 905 SE DaVa aPRENDER. apréndese la virtut por las reglas e doctrinas que della se dan, pero más propiamente se aprende por el exerçiçio e costumbre de usar della. Ca non diremos que aprendió la virtut un omne, aunque sepa todas las éthicas LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 203 donde ella está espuesta, si non usa virtuosamente, mas aprende las virtudes si se trabaja en usar dellas. 910 915 920 925 930 935 940 945 FUERa DE SÍ MESMO. El que non sabe leer non tiene ayuda para su memoria fuera de sí mismo, porque non se aprovecha de las escripturas. Por ende recomienda mucho a su memoria aquello de que se quiere acordar. E por esto a las vezes es más çierta su memoria que la del que en esfuerço de los libros non cura tanto de recomendar las cosas a la memoria; e esto a las vezes lo veemos acaesçer, pero con todo esto vantaja tiene el saber e non ay en el mundo memoria que baste a retener lo que es escripto en los libros. LOGaR VaZÍO. Como si dixiesse que la verdadera sabidoría que cunple para omne virtuoso es tamaña e contiene tantas cosas que ha menester que todo nuestro entendimiento e memoria esté ocupada. Por ende que non devemos poner en ella cosas escusadas. SI EL TIEMPO. Çierto es que muchas questiones son çerca del tiempo, mas al presente basta dezir que el tiempo, segund aristótiles le define, es el cuento e medida del movimiento, segund primero diximos. E para ver por qué se ponen estas palabras en esta difiniçión e en efecto que trahe cada una dellas, requería luenga escriptura e saliría deste propósito deste tractado, mas quien lo quisiere saber vea al philósopho e a sus glosadores en el quarto de los philósophos. PUES DEL ÁNIMa. Por çierto assí es que sería difíçile de contar quántas questiones se ponen para cognosçer el ánima e sus potençias e las otras cosas que a ella atapñen, así por el philósopho en su libro propio que llaman Del ánima como por los theólogos en diversas partes e aun por algunos iuristas que desta manera fizieron espeçiales tractados, lo qual non es para aquí, mas sólo se deve dezir que algunas de las questiones que aquí Séneca tañe non solamente son escusadas, mas aún sería error averlas por questiones. Ca es a saber que Dios por su infinido poderío cría la ánima razonable en el cuerpo humano quando está en el vientre de su madre organizado e hábile para la resçebir e infúndela criando, e desque a vida sale onra para siempre resçibiendo gloria o pena segund que acá estando en el cuerpo meresçió por sus obras, e desto pareçe la respuesta a algunas de las questiones que aquí se ponen. Ca la primera que pregunta dónde viene el ánima, e la terçera que pregunta quándo comiença, 204 950 955 960 965 970 975 JUAN MIGUEL VALERO MORENO e la quarta que quiere saber quánto dura, escusadas son, ca Dios la cría segund dicho es, e entonçe comiença a ser e dura por siempre. La quinta questión que pregunta si passa etc., en quanto dize si se muda a otras moradas de animales, e la sexta que pregunta si sirve más, etc., non son aún de oír porque esto fue burla e fiçión de poetas, ca la ánima razonable es forma de cuerpo humano, e desque se parte d’él por muerte corporal está en substançia incorpórea en aquel logar donde Dios ordenó que estoviesse, e a la resurrectión se levantará con su propio cuerpo e non con otro, e durará con él unida por siempre. E la séptima questión de lo suso dicho paresçe la respuesta. Quanto es a la octava questión, que preguntava si es cuerpo çierto, es que non es cuerpo, ca es substançia incorporea, e la novena e déçima questiones de lo suso dicho se concluye la respuesta, ca segund las obras acá fiziere, assí estará allá e subirá en lo alto e çelestial si meresçió subir. E assí en estas cosas ay alguna que se deva dezir questión si non la segunda e la undéçima. E la segunda pregunta qué tal es, e esto comprehende muchas cosas, en sus materias se escrive e non son para aquí, segund se dixo de suso; la undéçima pregunta, si olvida lo passado etc. E esta paresçe concurrir con aquella questión que suelen fazer, si el hábito de la sçiençia que omne en esta vida aprendiendo alcança, dura después en la otra. E quien quisiere saber la determinaçión della vea a santo Thomás en la primera parte en la questión octuagéssima nona en los artículos quinto e sexto, e ende la fallará7. ENTERO. Ca todo el coraçón es menester para la virtut segunt se dixo en el capítulo noveno sobre la parte ‘logar vazío’. 980 985 SabER MÁS. Concuerda bien con el dicho del apóstol que dize: non querades saber más de lo que cumple, mas saber lo que basta a buen tempramiento8. VERDaDERa MaDRE. algunos poetas en sus fablas quisieron dezir que Eneas era fijo de una deesa, pero otros en sus istorias dixieron quién era su madre. E andar trabaiando por saber esto o a dónde bivía anacreo, que era beodo e luxurioso, cosa bien escusada. 7. Summa theologica I, q. 89 a. 5-6. 8. Rom 12, 3. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 990 995 1000 1005 1010 1015 1020 1025 205 SaFO. Ésta era una mugier muy fermosa e non buena de su cuerpo, e sabía mucho en poetria. E diz que fue maestra de Oraçio poeta, e algunos dizen que a tanto llegó su desonestat que fue muger pública. Otros dizen que non, e saber esto si fue assí o non dize Séneca que aprovecha muy poco. ¿QUIÉN PUEDE NEGaR? Qualquier ome que vea que los omes se trabajan en cosas tan escusadas pensaría que entienden que es luenga la vida, e quien aquello entiende es bien loco. Por ende, quien cree aquello que es breve la vida dévese aredrar de lo superfluo e ocuparse en lo nesçessario. E esto dize Séneca fablando al contrario, que llaman los gramáticos fablar por antifrasim, con estas palabras, e reprehendiendo a los tales como si dixiesse que pues tan breve es la vida, escusar se devrían los omnes de las cosas superfluas. LaTINOS. Porque los más que de suso nonbró son griegos e non entendiesse alguno que entre los griegos solos ay estas cosas superfluas dize que tanbién en los latinos ay muchas que se deven cortar con segur porque son dapñosas, como fazen a los árbores e viñas, que los podan e les cortan lo superfluo. EN EL POLVO. Los giométricos están pensando en las medidas del çielo, e para lo entender mejor fazen muchas vezes con la péñola rayas en el papel o con un cañivete en el suelo para provar los çírculos e los trángulos. E porque quando lo fazen se han de abaxar oteando a tierra, e a las vezes assentándose en ella, dize aquí que me asiente en el polvo de la giometría, porque los que estudian en ella levantan muchas vezes polvo faziendo aquellas rayas. ODISEa E ILÍaDa. La historia que fabla de los fechos de Ulixes llaman en griego ‘Odisea’, e toda la historia de Troya llaman los griegos ‘Eliada’, porque a tierra de Troya dizían Ília; e Omero compuso aquellas istorias, e non es este Libro de la conquista de Troya de que oy usamos, mas otra historia de muy más alto estilo. E puso en el primer verso de su libro dos letras, etc.; para entender esto es de saber que assí como muchas de nuestras letras latinas significan alguna cuenta, ca ponemos ‘C’ por çiento e ‘X’ por diez e ‘L’ por çinquenta, así las letras del alphabeto griego significan algún cuento. E paresçe que Omero quando fizo aquellos libros puso en comienço algunas letras que significassen el número de todos los libros que quería fazer, como si agora quisiesse alguno fazer 206 1030 1035 1040 1045 JUAN MIGUEL VALERO MORENO diez libros e pusiesse en comienço alguna parte que començasse en esta letra ‘X’, a dar a entender que quería fazer diez libros. E esto dize Séneca declarando opinión gramática, e quiere dezir que monta muy poco saber si fue así o non. PITÁGORaS. Tañe aquí Séneca algunas de las opiniones de los muy antiguos philósophos, e muchas más que estas pone Çiçerón en diversos logares, espeçialmente en el Libro de los fines de los bienes9. Mas sobre todos sant agostín relata muchas en el Libro de la çibdat de Dios10, ca faze mençión de treçientas opiniones o pocas menos. E por çierto de maravillar es cómo omne cathólico e tan ocupado en la exposiçión de la sancta escriptura pudo aver a leer tantos libros de gentiles. Por ende, el que quisiere ver toda esa ropa vieja de opiniones antiguas lea a sant agostín en aquel libro, ca non pertenesçe aquí de las recontar. E por allí será informado quáles e quántas fueron las opiniones e cómo se muestra el error dellas. O VaNa O ENGañOSa. Como si dixiesse que esto sería un grand error entender que todo era nada o si era algo que era todo engañoso. Por ende, son de desechar estas opiniones vanas e non curar dellas e ocuparnos en lo firme e verdadero que pertenesçe a perfectión de nuestra ánima e confirmarla en la virtut. 9. De finibus bonorum et malorum 3, 3; 9, 4. 10. cf. De civitate Dei, 8; 9, 4. LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 207 aPaRaTO COMPLEMENTaRIO DE VaRIaNTES 5 6 11 11 12 13 15 16 16 19 20 22 23 23 23 24 26 27 28 31 32 35 36 36 40 Me paresçe] paresçe DPS : se paresçe X dezirte] dezir X fazer otra cosa mayor] otra cosa fazer que mayor sea P comienços] comienço DIPSY ellos] ellas XY Dirás tú] E dirás DIPSY los] les Y al] a Y sabidor e] sabidor DIPSY Todos] e todos X torpes e mal] torpes mal X devemos] devemos de Y fazer al omne ser bueno] fazer al varón ser bueno DIP : al varón fazer ser bueno S : fazer al varón bueno X : pueden al varón ser bueno Y te digo] tengo P lo] le D pueden] puede X prometen] premiten X | promittunt se quisiere alongar] se quiere alargar X quisiere alongarse en sus términos] alargare sus términos DPSXY : alargase en sus términos I ha en] en Y o] e DIPSXY quita] quien X estos] esto S usan] si usan P virtut] virtudes X ello] ellos DIPSXY (en om. Y) 42 43 43 45 46 48 48 49 49 49 52 54 54 55 55 56 57 57 58 58 61 61 61 62 63 63 65 65 66 66 71 71 philósopho, e fallarás que] philósofo que Y prueva] provara P lo] el DPSXY fuía] fuía de P e a las] a las DPSXY : allas I de la çibdat de la çibdat Y bevir] bever Y | vitam Otras] E otras DPSXY fazían] fazía DIPSXY | inducentem tres distinçión Y algunos] alguno XY | horum son] eran Y ser omne] un omne ser DPSY : un onbre I : omne ser X una] una manera Y dizen] dize D que] que no X fuesse] fue DSX fue] fuesse Y poetria] poetrias DPSXY | carmina dexemos] dexamos Y Non] E non DSP deves] devemos DIPSXY | me quaerere fue Omero] Omero fue I que] ca Y si] que SY Écuba] Entuba D, Encuba IPSY (quizás Eucuba) en andar] andar DIPSXY Patroco] Patroclo DIPS : Patroculo X : Patoclon Y archiles] achiles DPSY Ulixes] Ulixas DIPS : Olixas Y fuesse a] fuese PY era] es Y 208 73 73 73 74 74 75 76 77 78 78 79 79 79 80 81 82 82 83 84 85 87 87 88 92 94 98 101 102 103 106 106 108 108 110 110 JUAN MIGUEL VALERO MORENO de cada] cada PY a] en Y E] Ca X maliçia maliçia Y nos nos X Non] E non Y dapñe] dañen X que] e DPSX otra están] otra está Y, e de la otra están X e deleites] deleites Y lisonjas que lisonjas Y nuestras] a nuestras DIPSXY de] e de X e cómo se] como e quando se DPS, como quando se IX | hinc naufragia et tot varietates malorum de] de la DPSXY pueden] puede D Entre] E entre X a mi] mi DIPSXY a mi] mi P como] o como X Por qué] para qué te DISX, para qué Y trabajas] trabajas por saber DIPSY o si] si Y ánima] alma X Passo] E passo P desacuerden] descuerden D (desacuerden S) me enseña] enseña P mostrasse medir] enseñase cómo mida DIPSXY enseña] muestra DPSX más bienaventurado] bien aventurado Y tiene] tiene el Y el que] quien DIPSXY superfulas D qué me aprovecha] qué aprovecha a mí X una] mi DIPSXY | agellus in partes dividere 111 112 114 114 115 115 115 116 117 120 120 120 120 121 123 123 125 127 129 130 132 134 136 136 136 137 137 pro me] provecho X se Y toma] tomó IY Enséñasme] E enséñasme Y non] yo non DIPSX cosa de mis términos] algo de lo mío e cosa de los mis términos Y yo quiero] quiero yo D pierda] pierdas D quexará] quexaría X Non sólo non podrás dezir] No podrás dezir X, Non podrás dezir DIPSY çiertamente] çiertamente non sólo DIPSY, çiertamente no sólo X mas] ni más Y mas nin aún] mas aún PSX gente o pueblo] gente fue o de quál pueblo X eres] eras I querrías] querrás DPSX prescrevir] perescrivir DPSX | usu capi O, geométrico] Geométrico X No se ha traducido el sintagma nihil est quod in mensuram tuam non cadat E dime qué tan grande es] qué tan grande es S e] e lo DIPSXY Vengo] E vengo X dó] dónde DIPXY va] van IX a recoger] recoger Y e por] por X frigida Saturni sese quo stella receptet, / quos ignis caeli Cyllenius erret in orbes («adónde se retira la frígida estrella de Saturno; / qué órbitas recorre por el cielo el LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 138 138 139 140 140 141 141 141 144 145 145 149 151 151 151 152 152 154 158 158 161 162 165 166 167 168 170 171 brillante astro de Cilene» [i.e.: Mercurio]) dezir] bien dezir DISXY ruégote] e ruégote I esto] este I cuidoso] cuidadoso DIS : cuidando Y quándo] so quando Y Mars] Mares DIPSXY o] e Y o] e PXY están] sean X Tráelas] E tráelas S la continua] continua D ellas] ellos X lo que] que SPX e] o X fazen] faze Y muéstranlo] demuéstranlo DIPY : demuéstralo X lo] los Y parares] paras X sufiçiente] sufiçientemente DIPSXY proveído] prometido P | provisum a] al DIPS sé lo] lo sé I engaña] Y: salto de línea que corresponde con ‘el tiempo que non me faze mal. E aun más propiamente fablando non entiendo qué me engaña’; sucede en cambio de folio. non] non me I engaña] engañan I acaesçer todas] acaesçer DPX (en final de línea) S contrarias si vienen] malas sin bien Y que las contingentes] que las cosas contingentes DIPSY : conclusión que las cosas contingentes X (ca siempre terné om. X) 172 174 175 176 181 181 182 183 186 186 189 189 189 189 190 191 192 194 196 196 196 198 198 198 199 199 200 201 205 206 206 207 208 209 209 algunos] E algunos P como] quanto DIPSX o] e SX para] para servir a DIPSXY e a los cozineros] cozineros Y e] e su DISXY sirven] sirvan DIPSXY Ca ruégote] Ruégote P : E ruégote SX liberal] general X | liberale en nuestra] nuestra Y menear] e menear Y Non] e non X enseñavan] enseñan X cosa] cosas DI que pudiessen] que se podiesse DIPSXY (pudiese DX, podiese PS) de] del DPSXY estas cosas] estas P su correr] bien su correr DS : su bien correr X | cursum eius freno temperare o] e X en] en el P en lançar la lança o la barra] en lançar la barra o la lança DIPSXY Pues] E pues X aprovechan] aprovecha XY cosa] en cosa DIPSXY liberales] liberables P : generales Y | liberalia así] eso DIPSX, esso Y dígote] digo DIPSXY tienen] tiene, P : tener Y Respóndote] Respondo X porque por ellos puedan alcançar] porque pueden dar DIPSXY aparejen] aparejan DIPSXY Ca] E D llaman] llamavan I enseñavan] enseñan X 210 JUAN MIGUEL VALERO MORENO 209 moços el] moços X 210 apareja] aprovechan X 212 coraçón] moço Y | animum ad virtutem 212 aparejanle] aparejanla IX 214 Dize] E dize DPS 216 iuegos de niños] artes de niños DIPSXY 217 artes son e se dizen] artes se dizen DIPSXY 218 ofiçiales] ofiçios X 219 de] desta DISX 219 tenporal] corporal Y 222 deleite] deleites X 223 estos] unos D, a unos PSX (entre estos a unos X) 225 callamente D 225 en lo alto] fasta en lo alto DIPSX, fasta lo alto Y | in sublime 226 a desora] a adesora SX 227 un vasillo] vasillo I 227 adesora] luego Y 228 o] e PX 228 estavan] están P 229 tornan] tornen DPSY 229 torne] torna DIPSX 231 en] con DIPSXY 234 Y: salto de líneas: ‘mas non lo son, e estas son aquellas que los griegos llamaron euiralois e los latinos llamamos liberales. Las quartas son artes liberales’ 235 llamaron] llaman DIPS : llama X 236 artes] las artes DISX 236 Las quartas son artes liberales om. P 237 Éstas] E éstas DIPSXY 239 aventura] ventura DIPSXY 240 que alguna parte ay] que ay alguna parte DIPSXY (hay PS) 242 puede] paresçe Y 244 en] en la DPSXY 255 della] de la philosophía DIPSY, de la philosofía X 256 Demás] E demás DPS 258 razones] sazones P 259 e el] eso mesmo el DSY (esso Y) : e eso mesmo el PX 259 sabidor] sabidor e Y 260 qué] qual X 260 están] e están X 261 e se mueven los cuerpos çelestiales] los cuerpos çelestiales e se mueven X 261 es su fuerça] es fuerça X 261 qual] qué tal X 264 se alçan] se alcançan X | adlevantur 264 e] o X 264 fazen] faze X 265 andan] anda X 265 rezios] rezio SX 266 estar el omne allá] estar el omne entre ellos D : el onbre estar allá I : el omne estar en ellos SPX 266 verlo] verlos X 267 esso mesmo] así mesmo DSXY, e así mesmo P 267 sabrá dezir el sabidor] el sabidor sabrá dezir DIPSX : el sabidor fará dezir Y 274 qué tamaño] qué tan grande X | quantus 275 giométrico] a la geometría P : geometría Y | mathematicus 275 un uso] uso X 276 deves] devedes I 279 esso] ende DPSXY 279 libre] liberal D 280 a] a otro DIPSXY 281 levanta] levantó toda D : levanta toda IPSXY | totum opus 282 puedo] puede Y LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 284 dellos] dellas X 284 alabrar Z 285 Si por sí] por sí si X : E si por sí Y 285 supiesse la verdat Z 285 verdat] virtud S | ad verum 286 supiesse] podiese DPS, podiesse IY, pudiese X | posset 287 diría yo que mucho aprovechara a nuestras ánimas] om. S 289 cosa] cosa sola IPSXY 289 el] la DPS 293 e] ca DIPSXY 295 La] E la DPS 297 tiene] tienen X 299 a nuestra] nuestra DPSX 300 dime las virtudes Z 301 Esso] E eso I 302 Esso mesmo tanbién] E tanbién DPSXY 302 es] es un DIPSXY 303 e] e que Y 303 podrá] podría IY 304 apremiada] apremiado P 305 será] sea XY 307 fiéreme] ferime P : e fiéreme X 308 mas] que I 309 los] lo D 309 a dentro] dentro S 310 Pues] E pues S 313 deleites e a algunos aborresçe] … deleytes, e algunos echa de sí… om. Y 316 de] del Y 316 de] de la PSXY 317 quanto] quando Y 317 La] mas la Y 321 a] con Y 323 e el] el Y 324 bien] bien eso mesmo P 325 Dime] E dime X 327 quanto] como Y 327 mandan] manda D 211 330 perdonar] a perdonar D 330 propia suya] propia DIPSXY 332 dizes] dezies X : dezides DPSY 332 podemos] podedes DPSY : podéis X 333 dizes] dezies X : dezides DIPSY 334 aprovechan] aprovecha IY 335 puede] pueden P 337 deves] devedes I 339 vale] va de Y 341 Y: aparece una firma al canto derecho inferior, posiblemente del XVI: Bartolomé 341 la virtut] virtut X 345 pues la vertut non está en las letras] om. DPSX 346 fecho] fechos P 346 non] e no X 347 E aína te diría] E aína te diré DPS : E aynato dize X 348 ayuda] ayuda alguna DIPSXY 348 Grande] E grande D 349 espaçiosa] espaçiosa cosa DIPSXY | spatiosa res 349 menester] e menester DPSX : mester Y 350 las] de las SPXY 354 Sabes] E sabes DPS 354 quántas] por quántas Y 357 que el] del Y 358 o si fue ante que el mundo] om. Y 361 es de] de P 362 la] el ISXY 363 de] desta DIPSXY 368 se meneare] meneare DIPSXY 369 cómo] non Y 371 a] allá a DPIX : allá Y | illinc 212 373 375 375 375 378 378 379 380 381 381 382 382 383 383 384 384 384 387 388 392 392 394 396 396 397 400 400 400 401 JUAN MIGUEL VALERO MORENO tanta] tanto DP cansarás] cansarías X para] por SY estas] estas cosas DIPSXY angosturas] angustias X | in has angustias virtus. aunque el sentido de la traducción «angosturas» es el correcto. grant cosa] cosa grande DIPSXY espaçio] espaçio grande DIPSXY dirá] diría X por por S saber] a saber Y sçiençias] cosas e çiençias X E responderle he] E respóndote DP, Respóndote ISXY quanto] e tanto quanto Y que] que tú que Y reprehenderías] reprehenderás X tú] tú aquí DPSX a aquel que comprasse] al que compra DPSX : a aquel que compra IY aquel] a aquel P e de letras] de letras DPSXY e parleros] parleros X e que] e Y aprendieron] aprenden DPSXY Dizen] E dizen DPS : Dize X Dídimo] Dádimo X libros] volumes de libros X bivió] bevió I | vixerit anacreo] anacreón DPSXY más] ma D E en] E Y 402 403 404 405 407 410 413 418 418 419 421 422 425 432 433 433 438 440 442 445 447 448 449 451 452 455 457 457 458 460 460 461 462 464 464 465 devría] devía X más non] más Y E segund] segunt X a fablar] fablar Y este] que este X orejas agenas se gana] orejas se gana Y en rebolver las istorias] en las ystorias rebolver D E] O Y E quieres] Quieres DPSX giometría] geometría DISX : geométrica Y me vale] vale Y ca] e P e fue] fue PX que quier mucho saber] que quiere muchas cosas saber DIPSX | multa Piensa] E piensa DPS tiran] quitan X mucho] tanto X las] la I giométricos] gemétricos S saben] sabe X toda] de toda DIPSX | de omni re a amas] amas S toda] de otra X ha] hay DPS, ay IX Parménides] Parpénides X E] en X que levantaron] levantaron P dizen] e dizen D Toma] E toma X e verás] verás X ca] que DPSX aproveche] aprovechen DSX dizen] dize D no] no non DX las] E las X anotado al margen inferior derecho con una letra muy cursiva se lee: «de LAS «ARTES LIBERALES» DE ALONSO DE CARTAGENA 466 466 466 469 470 470 471 471 471 providençia de Dios; de vita beata; de clemencia; de las artes liberales». otros] e otros P todo] todos Z del todo los ojos e] los ojos del todo que DIPSX (oios I) cosa] cosa alguna X Parménides] Permánides DPS, Perménides X Si] e si X diremos que] que P una sola] sola una X Pues] E pues X 213 475 sombra o vana] vana sonbra Y 475 o vana] vana Y 476 destas] destos XY 476 más enseñar] ensañar X 479 que quisieron dezir S 479 nin] nin aún DIPSX : aún Y 481 sabemos del todo nada] sabemos ál DIPSXY 491 a la derecha del colofón, escrito de otra mano y en numeración posterior a la de copia del manuscrito, el número «72». V ENTRE PERSONaLISMO E IDENTIDaD NaCIONaL DE VITa BEaTa DE JUaN DE LUCENa D OTTaVIO DI CaMILLO ESDE HaCE UNOS VEINTE añOS VENIMOS asistiendo a un verdadero florecimiento de estudios sobre la traducción en la cultura literaria española. Si en aragón la atención de los que estudian esta actividad sigue concentrándose mayormente en el siglo XIV, en Castilla, en cambio, el interés por las traducciones de textos árabes llevadas a cabo por pensadores de diversas corrientes escolásticas del siglo XII y XIII se ha ido lentamente agotando. En las últimas décadas, con el renovado interés en los procesos histórico-culturales que se dieron en el siglo XV, se ha venido delineando de manera cada vez más evidente la función determinante que las traducciones tuvieron en la transformación de la vida cultural del país y en la formación de la literatura nacional1. a las numerosas 1. La bibliografía sobre las traducciones, teoría de la traducción, traductores y obras traducidas es demasiado extensa que ni es posible citar los varios estudios que han tenido más repercusión. basta mencionar el estudio pionero de Russell 1984. Para una visión de conjunto de los estudios sobre la traducción durante el siglo XV, Conde 2006; 215 216 OTTAVIO DI CAMILLO obras que se vertieron al castellano a lo largo del siglo XV se les ha reconocido por primera vez el lugar privilegiado que efectivamente ocuparon entre las actividades literarias de esa centuria. Las razones de esta drástica reorientación, es decir, el desplazamiento desde las escuelas estrictamente escolásticas de la edad media a los círculos eruditos dentro y fuera de las universidades en los albores del renacimiento, son varias. Será suficiente mencionar que el progresivo abandono de textos árabes en beneficio de obras escritas originalmente en latín y griego se debe a la invención, en el antiguo sentido de descubrimiento o hallazgo, de un inesperado humanismo en el pensamiento la época. En efecto, como ya pude deducir de la escasa documentación asequible hace más de treinta años, lo que caracterizaba la primera etapa de esta nueva corriente intelectual en Castilla era precisamente la cantidad de traducciones y la diversidad de materia que éstas abarcaban. El corpus de versiones realizadas durante el siglo XV, cuyo número sigue incrementándose a medida de las nuevas investigaciones, es sin duda desproporcionado respecto al panorama de otros países europeos, con excepción quizás de Italia2. Los historiadores y críticos literarios que en las últimas décadas se han ocupado de este fenómeno tan complejo han puesto de relieve las contribuciones específicas que las traducciones aportaron a la renovación de distintos aspectos de la literatura de la época, señalando al mismo tiempo, pero de manera más genérica, las aportaciones al enriquecimiento de la tradición cultural de Castilla. Sin extendernos demasiado en ello, hay que reconocer que gracias a estas indagaciones y alvar & Lucía 2010, que analizan y sistematizan las investigaciones realizadas en los últimos años sobre traducciones medievales de diversas materias. 2. Para las traducciones castellanas de autores clásicos, latinos y griecos, y de obras de humanistas italianos, véase Kristeller 1977. El tomo cuarto de esta obra (alia Itinera: Great Britain to Spain, 1989) está dedicado a manuscritos que se conservan en bibliotecas, archivos, fondos privados y catedralicios de la Península Ibérica. Para un estudio y catálogo de traducciones humanísticas en Castilla, consúltese la tesis doctoral todavía inédita de Villa 2004. «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 217 tenemos, hoy en día, un conocimiento mucho más amplio y bastante más concreto de esta difundida actividad intelectual. Sabemos, por ejemplo, el grado de comprensión que algunos traductores tenían de las teorías heredadas de los antiguos autores y de los Padres de la Iglesia y de cuál de ellas se guiaban3. Tenemos nociones, relativamente claras, de los métodos que emplearon y del nivel de competencia con que llevaron a cabo sus trabajos; estamos asimismo capacitados para colegir los criterios con que operaron al escoger los textos para traducir y cuáles fueron las modalidades con que se apropiaron de los avances de otras culturas, fuesen éstas del mundo clásico o contemporáneas, como las que se estaban desarrollando, bajo el impulso del humanismo, en algunos centros de la península italiana. Sin embargo, si bien ya se han abordado los problemas en torno a la teoría y la práctica de la traducción en la Castilla del XV, faltan todavía estudios que puedan iluminar las condiciones económicas o los mecanismos socio-culturales que por cierto incidieron en la tarea del traductor, como también las circunstancias materiales, es decir la producción, el consumo y la valoración de las obras que se traducían. 3. Sobre la teoría de la traducción que puede derivarse de prólogos y otros escritos de alfonso de Cartagena véase Morrás 1995 & 2002. Con relación al Tostado, Recio 1991. Para el del grupo SIE7E del Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas de la Universidad de Salamanca, dedicado al estudio de las traducciones medievales, se compiló el utilísimo volumen de Hernández González 1998. Entre los varios estudios de Nelson Cartagena, véase ahora su muy útil estudio y colección de textos sobre teoría y praxis de la traducción (Cartagena 2009). Es curioso notar la ausencia de referencias de parte de traductores castellanos a los únicos tratados humanísticos sobre la traducción que se escribieron en Italia por dos humanistas bien conocidos en España: la De interpretatione recta de Leonardo bruni, un autor que cuenta con dos tercios de su obra completa traducida al castellano durante el siglo XV, y el apologeticus de Giannozzo Manetti, que fue gran amigo de Nuño de Guzmán. Para una buena traducción moderna al castellano del tratado de bruni, véase ahora Pérez González 1995, para un amplio y profundo análisis de las ideas y prácticas de la traducción de bruni, Manetti y Erasmo, véase botley 2004; y para el apologeticus de Manetti, baldassarri 2008. 218 OTTAVIO DI CAMILLO además de estas carencias y pese a los avances que se han registrado en este campo, sobre todo en los últimos años como se ha dicho, son casi inexistentes las reflexiones sobre la naturaleza de la traducción y la función del traductor en el ámbito de una sociedad que, todavía inmersa en el analfabetismo, estaba a punto de entrar en una etapa de gradual alfabetización, por lo menos entre algunos sectores medio-altos de la sociedad4. Por supuesto, aun dentro de esta minoría constituida por personas que sólo sabían leer y escribir y de unos pocos que tenían una instrucción universitaria, el número de eruditos y hombres de letras capacitados para componer obras literarias u otros géneros de tratados era relativamente exiguo. Leer un texto en su lengua original o en traducción implicaba descifrar representaciones mentales y dialogar, de manera íntima y familiar, a distancia de tiempo y lugar, con personas de diferentes épocas y de otros países por medio de la escritura5. Escribir, lo mismo que traducir, era dar forma a sus propios conocimientos y experiencias intelectuales y ponerlos a disposición de unos pocos interesados en el pequeño círculo en que el autor obraba. Por ello, el alcance de una obra manuscrita, ya que el término difusión como se usa hoy en día es prácticamente inaplicable, antes e inmediatamente después de la imprenta era bastante limitado. Por el hecho de que un texto literario o tratado moral no dependiera de ley alguna de mercado, como la que actualmente conocemos, es decir, la de demanda y oferta, la obra, en general, circulaba entre 4. Entre los varios estudios pioneros de Petrucci sobre historia de la escritura y sociedad véase Petrucci 1983, 1991; para la Edad Media española, Lawrance 1985, beceiro Pita 2001 & 2007. 5. Es bastante conocida la carta de Niccolò Machiavelli a Francesco Vettori del 10 de diciembre de 1513 en que el secretario florentino comenta cómo por la noche, después de pasarse las tardes jugando en la taberna con los campesinos del pueblo, regresa a su casa y antes de entrar en su ‘scrittoio’ se quita la ropa cubierta de lodo y se viste ropas curiales o principescas («e mi metto panni reali e curiali») para dialogar con los antiguos autores transfiriéndose completamente en su mundo «tucto mi tranferisco in loro» (en la edición de Martelli 1971, 1159-1160). «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 219 esos pocos lectores que podían apreciar su contenido y que tenían la posibilidad de procurarse un manuscrito copiándoselo, encargándoselo a un escriba o por algún otro medio. Eran estas las condiciones que hacían que los autores de esta época se convirtieran en portadores de ‘otra’ cultura, la oficial como diríamos hoy en día, la que era únicamente accesible a un público limitado de letrados (algo parecido a la high culture, opuesta a la low culture, de la sociología académica americana, pero lejos del contexto de la ‘interpretive community’ de Stanley Fish o de cualquier otro gremio o cofradía crítico-literarios del presente). Entre los hombres de letras, el traductor es una figura clave, puesto que sobre él recae la responsabilidad de interpretar, sintetizar y asimilar manifestaciones escritas de tradiciones culturales que le son ajenas. a él se le exige, además, la capacidad de transferir a su idioma, para beneficio de unas pocas personas, la obra escrita en otra lengua, procedente de otro país o de otra época. y dado que el texto de partida se arraiga en otra lengua, y no hay dos lenguas que coincidan simétricamente, ya que cada una organiza y describe la vida y el mundo de acuerdo con la cultura en cuyo ámbito se utiliza, se espera que el que traduce busque palabras que guarden no sólo la fidelidad al texto, sino que capten la autenticidad, originalidad y hasta la belleza de la composición morfológica del original. Pero, siendo las culturas fundamentalmente distintas, es lógicamente imposible reducir la obra de una lengua a otra o conseguir la reproducción exacta de algo que es de por sí irrepetible. Como ha evidenciado Rita Copeland, la traducción es un complicado proceso que se lleva a cabo mediante una labor esencialmente hermenéutica, es decir de interpretación crítica, en la que el traductor / intérprete se transforma también en autor, utilizando en su translación todos los recursos retóricos a su disposición para crear un texto nuevo, con la particularidad y originalidad que este término conlleva (Copeland 1991, cap. 7). Por tanto el traductor ejerce un dominio igual, si no superior, al autor que está traduciendo, puesto que debe dominar dos sistemas comunicativos, el de su lengua y otro ajeno a su habla. 220 OTTAVIO DI CAMILLO Inherente al procedimiento de medir su habla, como la definió Saussure en el Cours, con la de un escritor de otra cultura, el traductor, de acuerdo con su conocimiento y perspicacia, no sólo termina definiendo bien o mal la identidad del otro a través de su palabra escrita o impresa, sino que descubre, consciente o inconscientemente, la suya propia. El complicado proceso de la traducción, como sabe bien quien la ha intentado alguna vez, lleva al traductor a darse cuenta de los límites de su lengua al confrontarse con la del otro y, más importante aún, de la gama de modalidades y de formas posibles que existen para captar el pensamiento ajeno o para describir la experiencias vitales que se han vertido en el texto de partida. y puesto que en el origen de la dinámica de la traducción está siempre la necesidad de apoderarse, por imitación, adaptación o refundición, de una obra que se supone de inestimable provecho para la vida cultural de una determinada sociedad, para el conocimiento del mismo traductor o la persona que le encarga la versión, lo que se empieza a notar en la segunda mitad del siglo XV es que, en la relación que se establece en la mente del traductor entre su cultura, que es la que carece de la obra, y la cultura del otro que es la que intenta reproducir, se va perfilando la idea de dos distintas identidades transnacionales antes que transculturales. Es lo que testimonia el autor anónimo de la carta de «El autor a un su amigo» en La Celestina, cuando escribe cómo «los que de sus tierras absentes se fallan» suelen «considerar de qué cosa aquel lugar donde parten, mayor inopia o falta padezca» para remediar «la necesidad que nuestra común patria tiene de la presente obra» (Russell 2008, 199). Por no alargarme más tras esta ya prolija introducción, quisiera pasar a examinar los últimos dos aspectos que acabo de exponer, ilustrándolos con un caso ejemplar de traducción realizada hacia 1460 en Roma por un joven letrado español, Juan de Lucena. Es una obra que en las últimas décadas ha atraído una cierta atención dentro del general interés que han despertado las traducciones de este siglo. El diálogo conocido hasta muy poco como De vita beata, ha sido editado en los últimos años con el título De vita felici, «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 221 de acuerdo con el título que se le ha dado en el primer libro dedicado a la obra6. Con excepción de una investigación sobre el trasfondo filosófico-moral de las doctrinas humanísticas italianas, los pocos estudios, apenas una docena, que se han ocupado de esta obra relativamente corta han intentado dibujar, a partir de la escasa documentación que nos ha llegado, la figura histórica del autor. De los restantes, uno ha examinado las glosas de uno de los dos manuscritos tempranos, otro se ha concentrado en algunos aspectos lingüísticos del texto, mientras que varios otros han indagado el valor retórico-literario que Lucena, representante del primer humanismo castellano, ha logrado infundir en su traducción7. Lo que llama la atención es que la traducción de Lucena revela casi todas las modalidades teóricas y prácticas que este ejercicio literario había ido acumulando en su milenaria evolución desde Cicerón, Horacio y San Jerónimo, pasando por las vulgarizaciones medievales hasta llegar a las versiones filológicamente cuidadas del humanismo renacentista. En efecto, el estudioso que quisiera examinar esta obra en todas sus dimensiones y en sus mínimos componentes termina enfrentándose con un texto que por su estructura y contenido bien podría considerarse un compendio o una forma aplicada de un manual de ‘arte de la traducción’. Tiene la apariencia de una versión vertical, por haberse realizado desde una lengua antigua de prestigio, el latín, pero resulta horizontal porque el texto de partida no pertenece a un autor clásico sino a bartolomeo Fazio, un humanista contemporáneo que acababa de componerla en Italia unos diez años antes8. Con respecto a la cultura entre el texto de partida y 6. Véase para edición y bibliografía, Perotti 2004; Cappelli 2002. 7. Entre los estudios que han atraído más la atención de los que se interesan en la obra de Lucena hay que señalar: bertini 1966, Lapesa 1967, alcalá 1968, Conde 1985, Vián 1991, Medina bermúdez 1997-1998, Martínez Torrejón 1999, binotti 2000; Cappelli 2002; Di Camillo 2008. 8. Utilizo los conceptos de ‘vertical’ y ‘horizontal’ según fueron formulados por Folena 1991, 13-14; en su análisis de los términos usados en la Edad Media y el temprano Renacimiento, Folena nos recuerda que fue precisamente bruni el que introdujo el verbo «traducere» en su tratado para dar un significado técnico a esta actividad (pág. 71). 222 OTTAVIO DI CAMILLO el de llegada, puede también caracterizarse de traducción horizontal, porque el propósito inicial de Lucena fue trasladar el lugar e interlocutores del diálogo, desde un ambiente italiano a la corte de Enrique IV de Castilla y sustituir a los humanistas italianos por tres eruditos castellanos bien conocidos. y aunque la traducción no es un traslado de una lengua vernácula a otra, la tradicional disparidad entre un latín dominante y un castellano subordinado viene prácticamente anulada al reducir ambas lenguas a un mismo nivel cultural, de igual condición e importancia9. En algunos pasajes Lucena se atiene, como intérprete prudente, a una precisión léxica de verbo ad verbum, mientras que en otros se descubre un consumado orador, emulando la elocuencia de Fazio, traduciendo ad sensum las sentencias originales. Tiene rasgos de volgarizzamento medieval cuando su apropiación del material del texto de partida no parece haberse realizado ni por una traducción literal ni por una estricta transferencia semántica. Se acerca más bien a un ‘relatar’ por escrito, un ‘referir’ por falta de otra palabra, de algo leído o conocido, de dichos y hechos u otro tipo de discurso narrado, no muy diferente de lo que solían hacer los autores castellanos del siglo XIII y XIV, desde berceo al arcipreste de Hita10. y aunque el 9. Pese a las quejas de muchos autores de la época acerca de la pobreza expresiva del castellano, en la práctica la lengua vernácula ya había sustituido al latín y los más distinguidos humanistas utilizaban ambas lenguas en su escritos; hasta hubo algunos que tradujeron al castellano sus propias obras escritas inicialmente en latín; para este fenómeno en la Castilla del siglo XV véase Cátedra 1991, primera llamada de atención sobre un asunto que, posteriormente, ha interesado a otros estudiosos del ámbito ibérico y románico. Sin embargo, el uso prevalente del castellano entre los eruditos de la época ha sido determinante en denominar ‘humanismo vulgar’ a la nueva corriente intelectual que se iba paulatinamente afirmando a lo largo del siglo XV. 10. El papel fundacional de las traducciones en el origen de las literaturas nacionales es un tema que nunca ha sido estudiado a pesar de que su presencia siempre ha sido fácilmente percibida y apresuradamente desatendida. No debería sorprendernos si dos obras representativas de la Edad Media castellana, Los milagros de nuestra Señora de berceo y el Libro de buen amor del arcipreste de Hita son, en efecto, «rewordings», es decir, reformulaciones artístico-literarias de tipo «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 223 diálogo de Lucena pudiera considerarse una refundición, un rifacimento, como muchos han sostenido, es imposible negar que, subyacente a la reelaboración castellana de la obra, se mueve una notable fuerza creativa. Si uno o más de los rasgos a que hemos aludido pueden encontrarse en otras traducciones de la época, difícilmente se halla una en que se manifiesten todos simultáneamente. Pese a esta peculiaridad, la verdadera unicidad del texto de Lucena consiste, a mi parecer, en una premeditada identidad nacional que el autor quiere infundir a su obra y en un personalismo extremado que se insinúa en su papel de protagonista al representarse como uno de los interlocutores del diálogo. Un caso, por cierto, muy raro en la tradición del diálogo renacentista europeo; una anomalía que podría explicarse, tal vez, por un deliberado propósito del autor, como veremos más adelante, o por la falta de precedentes en la manera de configurarse a uno mismo por escrito. En cualquier caso, estamos asistiendo a la temprana representación de un sujeto que acaba de adquirir conciencia de su propia identidad, pero configurada dentro de una identidad nacional. Como es bien sabido, el De vita beata es una traducción del De vitae felicítate de Fazio escrita a mediados del siglo XV interlingüístico que trasladan textos del viejo sistema lingüístico latino al nuevo sistema romance (utilizo estos conceptos modificando las tres maneras de interpretación postuladas por Jakobson 1971 [1959]). Si berceo traduce una recopilación de Milagros de un texto escrito en latín que circulaba en la Europa de la época con el fin de comunicarlos en «román paladino» (es decir, en el lenguaje oficial de la corte y no en el de las aldeas o de la calle), el arcipreste de Hita pone a disposición del destinatario un montaje de elementos de varia materia que van del derecho canónico y civil a las fábulas de Esopo, del Pamphilus a fragmentos de otras comedias elegíacas, de textos en lengua romance a otras obras en latín que en su forma original sólo eran asequibles a estudiantes, maestros o profesores de los ambientes escolares y universitarios. Esta función histórica del traductor/autor al inicio de las literaturas modernas que se da en muchas partes de Europa, ha llevado a Folena a rectificar el dicho «in principio fuit poeta» en «in principio fuit interpres», es decir, el traductor (Folena 1991, 3). 224 OTTAVIO DI CAMILLO (principios de los cincuenta), en que se defienden las doctrinas morales del estoicismo cristiano. El objetivo principal de la obra en latín era refutar la tesis de la ética neo-epicúrea elaborada en el De vero falsoque bono de Valla, y su consecuente concepto del bien más alto al que puede aspirar el ser humano11. La rivalidad o, por decir mejor, la hostilidad, entre los dos humanistas italianos había empezado en la corte aragonesa de alfonso el Magnánimo en Nápoles sobre cuestiones de historiografía, un género que ambos cultivaron con el objetivo de glorificar la dinastía aragonesa recién instalada en Nápoles, narrando la historia del reinado del mismo alfonso y el de su padre, Fernando de antequera. Causa del estallido de un antagonismo latente fue una breve alusión en el relato histórico de Valla al «tejedor de antequera», matado en el saqueo perpetrado por los castellanos. Un evento, aparentemente banal, que iba a marcar dos distintas manera de hacer historia en la historiografía humanística del siglo XV12. Es muy posible que quien haya llamado la atención de Lucena sobre la obra de Fazio haya sido Fernando de Córdoba, gran enemigo de Valla y profesor de teología en el studium urbis, o sea la Universidad de Roma, que Lucena debió frecuentar entre 1460 y 1462 (Di Camillo 2008, 59), estando primero al servicio del Cardenal Colonna (1459, con el título de bachiller) y después del papa Pio II, Eneas Silvio Piccolomini (con el título de licenciado)13. El ensayo 11. Véase Trinkaus 1970, I, parte II; Di Camillo 1976, capítulo VII. 12. Ferraù 2001, 19; véase también el capítulo I en que Ferraù analiza el pensamiento historiográfico en la encrucijada en la corte aragonesa de Nápoles; por un lado, el concepto de la historia y la manera de narrarla promocionados por Fazio y Panormita, que fueron los que ganaron, y por el otro la teoría y praxis de Valla que, como muchas otras de sus ideas innovadoras, nunca llegaron a imponerse ni en su vida ni durante el siglo XV. 13. Llamo atención sobre el hecho de que Lucena pasa de bachiller a licenciado, según el bulario vaticano, precisamente en estos dos años en que reside en Roma; de lo cual no es arriesgado deducir que tuvo que haber frecuentado el estudio general de la ciudad. Lo que es difícil establecer es cuándo y cómo obtuvo título de ‘protonotario’ «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 225 moral de Valla, que había pasado por numerosas revisiones, había ocasionado varias controversias, ganándole, –concedido seguramente en Roma antes de la vuelta definitiva a Castilla, como en otros casos parecidos de burócratas españoles al servicio de la curia– que acompaña al nombre a partir de la década de los ochenta, más de veinte años después. El primer documento con el nuevo título se da en la salutatio a la Epístola exhortatoria a las letras (c.1481, según binotti): «afernandaluarez çapata notario regio secreto el su su protonotario de luçena. Salud y perseverançia en deprender», y con el mismo título aparece en esos mismos años en la «Carta consolatoria que enbió el prothonotario de Lucena a Gomeç Manrique quando morió su hija doña Kathalina, mujer de Diego García de Toledo» (Carrión 1978); unos diez años después se le asigna la misma dignidad en los Tratados del doctor alonso Ortiz (Sevilla: Tres compañeros alemanes, 1493): «Tratado contra la carta del prothonotario de Lucena». Mientras hay razones estilísticas para cuestionar si el Lucena que escribe la carta a Gómez Manrique y el que es censurado por Ortiz, por la pérdida de la carta, es el autor de De vita beata, asunto complicado que requiere un estudio aparte, no cabe ninguna duda de que el licenciado de Roma y el autor de la Epístola exhortatoria son la misma persona, como puede comprobarse por unos datos personales que aparecen en ambos textos. Sin embargo, es importante señalar que entre estas dos fechas hallamos a un Juan de Lucena que desde 1469 cubre los cargos de canónigo y capellán mayor en la Catedral de Toledo. Véase al respecto, Lop Otín 2005; en la misma lista que la estudiosa pone al final de su estudio (668), aparece también alonso Ortiz que se integra en el número de canónigos a partir de (1478). Es muy posible que ambos prelados hayan utilizado sus experiencias eclesiásticas en Roma para conseguir, entre otras prebendas, un canonicato en Toledo. Lo que no queda claro son las dignidades de doctor, protonotario apostólico, embajador y miembro del Consejo del Rey, que uno o más Juan de Lucena empieza a ostentar desde 1481, causando una confusión que ha tenido serias repercusiones entre los críticos modernos en cuanto a la atribución de obras literarias a diferentes Lucenas. Mi sospecha es que se trate de una equivocación por homonimia. Pues el título de ‘protonotario’ (utilizado por primera vez en la Epístola exhortatoria 1481), y los de ‘embajador’ y ‘del Consejo del rey’ (en la edición impresa de Centenera, Zamora, 1483), guardan una extraña semejanza con los de ‘doctor’, ‘reverendo protonotario’, ‘embajador y del Consejo del rey’ que vienen atribuidos a Juan Ramírez de Lucena. Es éste el padre de Luis de Lucena, autor de la Repetición de amores e arte de axedrez (Salamanca, c. 1497) como lo indica en la dedicatoria de estas obras, cuando nos informa que es «hijo del muy sapientíssimo doctor 226 OTTAVIO DI CAMILLO además, durante tan largo periodo de gestación, un sinnúmero de enemigos, tanto humanistas como teólogos14. Es difícil determinar si la motivación inicial que impulsó a Lucena a traducir la obra de Fazio fue la de introducir en Castilla una de las tantas polémicas sobre las diferentes doctrinas que humanistas de distintas escuelas morales estaban debatiendo en Italia. Lo cierto es que la refundición de Lucena es única, pues no hay, que yo sepa, ningún otro intento de traducción, adaptación o reelaboración de ningún otro tratado o diálogo sobre esta materia que se escribiera en aquel entonces en Italia, como se puede comprobar en la monografía citada de Trinkaus. Como explica Lucena en la dedicatoria a Enrique IV, la razón por la cual emprendió la obra fue su desilusión con las divergentes opiniones sobre lo que «nos faze beatos» y reverendo prothonothario don Juan Remírez de Lucena, embaxador y del consejo de los reyes nuestros señores» (Ornstein 1954, 39). Si la de Centenera es indiscutiblemente una edición no autorizada (Di Camillo 2008, págs. 49-52) por llevar un texto copiado de un manuscrito notablemente mutilado y, peor aun, por estar dedicada a Juan II, con lo cual Lucena estaría ofreciendo su obra a un rey que había muerto años antes, precisamente en 1454, es decir antes de Mena (1456), Cartagena (156) y Santillana (1458), interlocutores a quienes había resucitado «de días ya sepelidos», me parece lógico pensar que los títulos atribuidos a Lucena en dicha edición son, por estas mismas razones, poco fiables. Con igual cautela hay que tomar el título de protonotario en la Epístola exhortatoria y en la Carta consolatoria a Gómez Manrique ya que puede haberse añadido posteriormente en la tradición manuscrita. Por lo que me consta en ningún documento atribuido a Lucena he hallado el sintagma ‘protonotario apostólico’, lo que me hace sospechar que es una innovación de críticos e historiadores modernos. Para aclarar estas dignidades atribuidas al licenciado del De vita beata, se necesitan extensas exploraciones de los fondos de todos los cabildos catedralicios en que nuestro autor había conseguido prebendas y beneficios. Un caso aparte es el Lucena, autor del Tratado de los galardones, estudiado por Lapesa 1967. Los problemas que plantea esta atribución requieren mucho más tiempo e investigaciones. 14. Entre los humanistas cabe mencionar, además de a Fazio, a Poggio bracciolini y el Panormita, y entre los teólogos a Fernando de Córdoba que, siendo inicialmente un protegido de Valla, se volvió en poco tiempo gran enemigo. «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 227 de «nuestros mayores», es decir, de los autores del pasado, aludiendo de manera vaga a filósofos clásicos, a los padres de la Iglesia, a algún escolástico, que son en su mayoría los que se mencionan en la obra. Sin embargo, ni en el prólogo ni en ningún otro lugar del texto se hace referencia al diálogo de Fazio ni a ninguna de las tantas ideas procedentes de humanistas italianos específicos. Lo que sigue, según el autor, es fruto de su ingenio, pluma, escrito deliberadamente para ofrecerlo a su monarca, por ser este tema particularmente digno de un rey filósofo, como presume Lucena que fuese Divo Henrrico, hispanorum cuarto15. Como puede desprenderse desde las primeras líneas, Lucena intentará estructurar la obra, lo que él llama «la horden del tratado», conforme a una reconstrucción imaginaria de la vida intelectual en el palacio real, modelo que refleja, a su vez, la atmósfera cultural de la sociedad castellana. Para dar autoridad a su tratado recurre a la prosopopeya, poniendo en boca de tres ilustres eruditos castellanos, ya muertos, la defensa de tesis discordantes acerca de la felicidad que Dios pone al alcance del hombre dentro de los límites de su condición humana. «Resuscité estos Petrarcas, sepelidos ya de días», escribe un italianizante Lucena, al designar a alfonso de Cartagena, al Marqués de Santillana y a Juan de Mena como interlocutores del diálogo. Pese a que estos personajes, como figuras históricas, no coinciden en nada con los interlocutores de Fazio, representados por amigos todavía vivos, esta particular selección guarda, sin embargo, una lógica y una coherencia en el plan preestablecido por Lucena, que nos hace 15. «Ninguna cosa fallé así digna de tu majestad como feliçidat y gloria, ni a otro cuanto a ti, bienaventurado rey y señor, se puede acomodar esta mi oraçión. Tú solo eres, si dezir se puede, entre los reyes de nuestra edat feliçíssimo, tú señor de regnos, tú rey de señores, tú doctor y prudente, mayor luminar de los prínçipes, tú fuerte y valiente, temperado, cultor de justiçia, amigo de clemençia, comblueço de crueldat, de çesárea tela vestido, urdida de Godos, tramada de reyes. ¡Quién como tú en los reyes feliçe! ¡Quién como tú beato en los monarchas! Tus laudes, tu gloria, rey glorioso, ni son d’escrivir en prohemio, ni por tan baxo estilo se deven cantar. Si la vida no me falta, con más grosa péñola d’esta propongo de commendarlas» (Perotti 2004, 69). 228 OTTAVIO DI CAMILLO olvidar el evidente anacronismo de su propia intervención, como veremos más adelante. alfonso de Cartagena, obispo de burgos, pensador y diplomático y, a mi parecer, el primer humanista castellano, remotamente puede compararse con Guarino da Verona, cuya fama se debía únicamente a sus innovaciones pedagógicas, específicamente a la reforma de las materias del currículum de la escuela y a la introducción de métodos de enseñanza apropiados para el nuevo sistema16. El modelo de escuela que había creado, el famoso contubernium en que maestro y estudiantes vivían juntos bajo el mismo techo, se identificó al poco tiempo con la formación humanista por excelencia. aún menos semejanza existe entre los poetas Mena y Santillana y Giovanni Lamola, distinguido retórico y discípulo de Guarino. En efecto, la función de Lamola, que por su elocuencia es llamado a sostener primero la vida activa y después la vida contemplativa, es desdoblada por Lucena. Por razones inexplicables, a Mena, el poeta y secretario de cartas latinas, se le asigna la defensa de la vida activa, mientras que a Santillana, el noble poeta y caballero, se le confían los argumentos a favor de la vida contemplativa. Una inversión análoga encontramos en el diálogo de Fazio: antonio beccadelli, llamado el Panormita, conocido y criticado sobre todo por su colección de epigramas latinos, el Hermaphroditus, cuya agudeza y obscenidad se inspiran obviamente en la Priapea, es el que pronuncia, a manera de conclusión, nada menos que un discurso contra los placeres del mundo17. Significativamente el papel de beccadelli 16. Quien más se ha dedicado a Guarini ha sido Remigio Sabbadini, entre cuyos trabajos puede verse el estudio general de 1891, en que sintetiza sus estudios e innovaciones pedagógicas. 17. Mientras la mayor parte de los escritos de Lamola no han sido editados o estudiados, ya que su figura suele considerarse en relación con humanistas contemporáneos mejor conocidos, en cambio la bibliografía sobre la obra y figura de antonio beccadelli, llamado el Panormita, es bastante extensa. Irrumpió en la cultura humanística italiana con un libro de epigramas, Hermaphroditus, que aunque fue criticado por su obscenidad tuvo amplia difusión. La notoriedad de esta obra juvenil le facilitó la entrada en círculos humanísticos de varias ciudades italianas, terminando su carrera en la corte aragonesa de «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 229 en la versión española es desarrollado por el mismo Lucena, quien se reserva, además, la tercera parte de la obra, una sección, bajo varios puntos de vista, muy relevante. Esta simple transposición de interlocutores italianos a españoles es una clara señal que ya desde el principio la traducción del De vitae felicítate le iba a servir de modelo para promocionar una realidad cultural de Castilla, equiparable al modelo italiano, y hacer «más probable al vulgo», es decir, más verosímil a los lectores, su refundición idealizada de la situación intelectual de su país18. Como agudo observador, Lucena era consciente de la gran diferencia que había entre los dos países con respecto tanto al espacio en que se produce y se transmite la cultura como a las respectivas manifestaciones del patrimonio intelectual heredado y de sus experiencias artísticas. y es por ello por lo que sustituye no sólo el latín por el castellano, sino también la casa de Guarino, en que tiene lugar el diálogo de Fazio, por la sala del palacio real durante el día, y por la casa de Santillana después, para la cena. El bien meditado traslado desde un ambiente familiar humanístico, tal como el que se había desarrollado en algunas ciudades de Italia, a la sede del poder real de Castilla, es, a mi parecer, uno de los primeros indicios de la nueva sensibilidad socio-política que empieza a detectarse también en los escritos de unos pocos humanistas castellanos de la misma generación o poco anterior a la de Lucena. Sin embargo, no todos los representantes del humanismo autóctono que se estaba difundiendo en la alfonso V el Magnánimo, donde fue uno de los humanistas más apreciados. Para el estudio y edición española de los epigramas, véase ahora Montero Cartelle 2008; en cuanto al De dictis et factis alphonsi regis del Panormita, traducido al catalán y al español, hay un estudio perceptivo de Montaner Frutos 2007. 18. «Suelen aplazer las tales cuestiones en diálogo por demanda e respuesta, y paresçen al vulgo probables más qu’en otra manera» (Perotti 2004, 70). Nótese como Lucena todavía no ha percibido la forma del diálogo humanista como coloquio, discusión o civile conversazione, entendiéndolo más bien como un ejercicio universitario a la manera de una quæstio disputata. 230 OTTAVIO DI CAMILLO Castilla del siglo XV exhiben en sus obras una nueva conciencia nacional. Los que muestran preocupaciones nacionalistas, como, por ejemplo, alfonso de Cartagena, Rodrigo Sánchez de arévalo o alfonso de Palencia parecen haber tenido o tenían de hecho vínculos con humanistas italianos. y aunque en algunas obras de estos eruditos se encuentre un cierto empeño en promover la idea de un «bien común» entre los miembros de la sociedad, análogo en cierto sentido al humanismo cívico de las repúblicas italianas, la vaga inquietud por la formación del cives como ciudadano responsable de la res publica, es siempre entendida en clave monárquica y religiosa19. El hecho de que esta incipiente preocupación socio-política nunca logra separarse por completo de las angustias de la salvación cristiana constituye un impedimento para su desarrollo, por lo cual esta actitud se quedará en forma embrionaria durante el resto del siglo XV y hasta el XVI. Cuando, por fin, a finales de esta centuria la rotura entre la moralidad política y religiosa ya no pueda disimularse, la fractura se explicará con la nueva doctrina de la ‘razón de estado’. Sin embargo, el concepto de una cultura nacional inseparable de la identidad política del país, en que se fundamenta 19. Son muchas las obras de Cartagena que tratan asuntos políticos y sociales pertinentes a la sociedad castellana de sus días. además de algunas epístolas, el docto prelado expone sus ideas socio-políticas en un tratado sobre los caballeros, como en el Doctrinal (Fallows 1995), y, más importante aún, en el Defensorium unitatis christianæ (Verdín 1992). De Rodrigo Sánchez de arévalo, uno de los pocos autores que ha sido objecto de varias investigaciones, baste indicar la Suma de la política (beneyto Pérez 1944), única obra del humanismo europeo, que yo sepa, que se ocupa científicamente de los aspectos físicos de la ciudad, la polis, como requisitos esenciales para establecer el sistema político que mejor asegure el bienestar y conservación de la república; del mismo autor, el Speculum vitae humanæ, que tuvo una notable difusión europea (véase al respecto la tesis doctoral de Ruiz Vila 2008). En cuanto a alfonso de Palencia, la obra en que más se revela una preocupación cívica es un recorrido alegórico desde España a Italia en busca de las virtudes morales que hacen al hombre perfecto; véase La perfeçión del triunfo, otro caso de autotraducción, pues conservamos las versiones latina y castellana (Durán barceló 1996; véase también Tate 1979). «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 231 y al mismo tiempo se enmarca la obra de Lucena, tiene mejor fortuna, ya que tres décadas después será inequívocamente formulado por Nebrija20. al presentar, en 1492, su gramática castellana a Isabel la Católica, el ilustre humanista sintetiza esta noción en una frase lapidaria, recordando a la reina que «la lengua siempre fue compañera del imperio». Con esta tajante declaración, Nebrija no aludía por cierto al descubrimiento del Nuevo Mundo, ni estaba profetizando el futuro imperio de los Hapsburgos, como bien sabemos gracias, por ejemplo, a Eugenio asensio. Su enunciado afirmaba, por sinécdoque, que «la lengua» (el instrumento de la cultura escrita) siempre estuvo vinculada históricamente al «imperio» (al poder). La unión a que se refería Nebrija podía comprobarse concretamente en la coyuntura de su época en que el florecimiento de las artes coincidía con la consolidación del poder por manos de los Reyes Católicos. y si era cierto que el proceso de expansión político-territorial y lingüístico-cultural se había iniciado con alfonso el Sabio desde el siglo XIII, a su éxito habían contribuido 20. La percepción subyacente al motivo avanzado por Lucena que vincula el desarrollo cultural de una sociedad con las condiciones políticas del estado, encarnado en la figura del princeps, de cuya sabiduría y liberalidad depende el florecimiento de las artes y ciencias, parece ser una incipiente preocupación general del momento. En efecto, la primera formulación del concepto se encuentra bien argumentada en la Oratio in historiæ laudationem del florentino bartolomeo Fonzio (della Fonte), pronunciada como prolusión a un curso sobre historiadores clásicos en 1482. Véase al respecto, Trinkaus 1960. Diez años después, reaparece en la filosofía de la historia de Nebrija y sirve de fundamento a la idea radical de que tanto el poder como la cultura están sometidos a un inexorable proceso natural, en el cual cada imperio, delimitado por un espacio geográfico y temporal, se caracteriza por un desarrollo inicial, seguido por un período de progreso hasta llegar a una inevitable etapa de decadencia y desaparición, como se percibe en el famoso prólogo a su Gramática de la lengua castellana (Quilis 1980, 97-102). El nexo, poder (el estado) y cultura, introducido en el siglo XV, sigue atrayendo la atención de los teoristas del ars histórica durante el XVI. Para un análisis muy atento de este tema en las teorías sobre la historia, en particular en la obra de Fox Morcillo, véase, Cotroneo 1971, capítulo quinto de la parte primera. 232 OTTAVIO DI CAMILLO tanto las actividades intelectuales de generaciones de letrados como la clarividencia de reyes ilustrados. Es útil señalar que la afirmación de Nebrija, sobre la conexión que existía entre la lengua y el imperio, es decir, entre la cultura escrita de un pueblo y su monarquía, se basaba en la suposición de que el desarrollo histórico de ambas instituciones estaba determinado por la ley natural, según la cual, como él explica en otro pasaje de la introducción, una y otra, igual que un organismo, nacen, crecen y mueren juntas. El razonamiento de Nebrija es impecable. al dotar al castellano de gramática, una prerrogativa que sólo las lenguas de prestigio habían tenido hasta el momento, el humanista estaba sentando la base sobre la cual elevar la lengua vernácula a lengua nacional. En efecto, el propósito de fijar sincrónicamente el castellano de sus días, es decir, dotarlo de un conjunto de normas para su uso ‘oficial’, era garantizarle unidad y permanencia, condiciones indispensables para alimentar un sentimiento de integración político-cultural, necesario para la construcción de una identidad nacional. al mismo punto parece haber llegado Lucena al ambientar su obra en el seno de la corte, es decir en la antesala del rey y, por tanto, dentro de la esfera del poder. La particularidad de designar ese lugar y no otro adquiere un significado que va más allá de la acostumbrada adulación al benefactor o mecenas. Lo que quiere mostrar a través del diálogo es que la cultura emana de la corte real, o sea del espacio del poder, y que el mismo monarca está involucrado, con su propia persona, en el proceso histórico-cultural de su reino. Es precisamente a esta noción de una incipiente identidad nacional y cultural a la que se debe la adaptación algo forzada del tratado de Fazio, cuyo diálogo no tiene ninguna pretensión política-territorial, ya que nunca excede los límites de una mera discusión filosófica-moral. El hecho de que escoja la corte real, y no la sede del arzobispado de burgos en que residía Cartagena o el palacio de Guadalajara en que vivía Santillana, ni otro centro de actividad intelectual como el patio de una universidad, por ejemplo, la de Salamanca o Valladolid, parece indicar que Lucena conocía el valor simbólico que la casa de Guarino y su escuela habían adquirido «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 233 en el mundo intelectual de la época21; y al no encontrar lugar semejante en Castilla, ubica la obra en un palacio imaginario del rey, olvidándose por un momento que la corte de Enrique IV era itinerante y que ningún palacio real, que yo sepa, nunca estuvo cerca de la residencia del Marqués de Santillana en Guadalajara. Una lectura atenta del De vita beata no solo explica el motivo de la recreación ficticia operada por Lucena, sino que nos confirma implícitamente la finalidad de su intento en querer amoldar la corte de Enrique IV a un ambiente ideal que sirva de escenario idóneo a una discusión erudita entre los mas distinguidos pensadores del reino. Pues es precisamente en esa gama de elementos utópicos, empleados para reconstruir una identidad cultural ‘castellana’, inspirada en parte en un paradigma italiano, donde se esconde el significado de lo que Lucena pensaba que era, o debía ser, la cultura nacional de su país. Pero, al lado de las ficciones verosímiles, hay también aspectos concretos que definen la vida social y cultural de Castilla a mediados del siglo XV. Fuera de los tratados socio-religiosos de la época, es el único texto ‘literario’ que trata el problema converso, autorizando a Cartagena, 21. Tenemos noticias de que tanto Cartagena como Santillana habían creado en sus residencias un ambiente que se acercaba al tipo de círculos de humanistas que se daban en las cortes italianas. Una discusión que tuvo lugar después de la comida en el jardín del palacio en la residencia del obispo, durante la década de 1440, es relatada en un breve diálogo por Sánchez de arévalo en De questionibus hortolanis (MS Vat. Lat. 4881). Entre los que dejaron constancia de haber sido familiares o vinculados en el entorno de Cartagena en burgos hay, además de Sánchez de arévalo, alfonso de Palencia y Diego Rodríguez de almela. Lo mismo pasa con la residencia de Santillana en Guadalajara, donde los que estaban a su servicio como familiares, secretarios, escribanos o copistas eran eruditos y traductores que compartían intereses filosóficos y literarios con el Marqués. En la segunda mitad del siglo XV, esta tendencia tiende a acentuarse a medida que grandes sedes arzobispales, empezando con la de Carrillo en Toledo, se convierten en centros de promoción cultural. En la actualidad, varias tesis de doctorado están explorando esta faceta de la vida intelectual de Castilla en siglo XV; véase, entre otras, Herrán Martínez San Vicente 2011, que he podido leer gracias a su amabilidad por haberme facilitado una copia de su tesis. 234 OTTAVIO DI CAMILLO convertido desde su infancia al cristianismo, a pronunciar una larga defensa de los nuevos cristianos22. Otro ejemplo que llama la atención es la terminología y el tono caballeresco que Lucena introduce en la obra. Es probable que tuviese presente la particular pertenencia social de autores literarios castellanos, una peculiaridad que no se dio en ningún otro país europeo; me refiero al número conspicuo de miembros de la alta nobleza que siempre ocuparon un espacio notable en las letras castellanas. a este propósito, el traductor logra tejer en el discurso universitario de la quæstio disputata un léxico que pertenece al mundo de los caballeros. Disfraza, en otras palabras, la disputa dialéctica de la escuela en una justa caballeresca en que el enfrentamiento argumentativo entre oponente y respondiente se transforma en una jocosa escaramuza con diestras estocadas de rebuscados recursos académicos, tal como artificiosas acometidas de silogismos23 o 22. Juzgando por la defensa de los conversos pronunciada por Cartagena, es muy posible que Lucena conociera directa o indirectamente el Defensorium unitatis christianæ, un tratado en que el obispo de burgos defiende la antigüedad judaica comparándola a veces con la cultura de la antigüedad clásica. 23. Un ejemplo llamativo de silogismo es el que pone en boca de Santillana: «Si es maldezir del bien dezir mal, luego, señor obispo, según la egualdat de justicia, del mal dezir bien sería peor dezir; o si del mal dezir no es maldezir, dezir mal del bien sería bien dicho. Pues si devemos del bien dezir bien, del mal diziendo mal ningún delito fazemos. Por estas tres truncadas razones te conjuro que me respondas». al cual Cartagena contesta: «¡Oh dulçíssima pulla, digna de boca tan dulçe! Silogismo argumentado de tales tres torres, ¿quién lo podrá ofender? Inexpugnable es: no tiene combate de razón; de sinrazón, pero, ¿quién lo podrá defender?» (Perotti 2004, 117-118). Me parece oportuno señalar que, junto a «la razón de la sinrazón» de cervantina memoria, hay también huellas de este silogismo en la literatura del siglo anterior. En efecto, parece que este particular silogismo o era ya popular entre los estudiantes de lógica durante los siglos XIII y XIV, del cual se hace eco Juan Ruiz en un verso del Libro de buen amor (65c), o es una elaboración de Lucena construida sobre el quiasmo del arcipreste de Hita: «La burla que oyeres non la tengas en vil, | la manera del libro entiéndela sotil; | que saber bien e mal, decir encobierto e doñeguil, | tú no fallarás uno de trovadores mil» (blecua 1992, 26). El verso ya desde las primeras copias de la tradición manuscrita nunca fue entendido «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 235 metáforas que aluden a practicas caballerescas (desafío, venturero, tela, romper lanzas). La identidad nacional de Lucena parece definirse únicamente en relación con la Italia contemporánea y solo de manera muy superficial con la cultura de la antigua Roma. En efecto, el contenido de las pocas obras de Lucena que nos han llegado no nos permite llegar a una idea del concepto que este se había formado del mundo clásico romano. Tampoco nos suministra suficientes datos para poder afirmar si el nuestro, como muchos otros letrados de su generación, estaba genuinamente convencido de la necesidad de una renovación cultural inspirada en el pensamiento y literatura de la antigüedad griega y romana para la España de sus días. Lo que sorprende es el silencio que guarda en sus escritos acerca de Roma, la ciudad en que ostensiblemente había vivido y trabajado algunos años de su vida. Sin embargo, en la década de los sesenta del siglo XV, las guías de peregrinos y las ingeniosas descripciones medievales de los mirabilia urbis Romæ ya habían dejado paso al redescubrimiento arquitectónico y urbanístico de la Roma imperial. Si alberti en su Descriptio Urbis Romæ buscaba la continuidad topográfica y arquitectónica con la antigua urbe, biondi en su Roma instaurata y sobre todo en su Roma triumphans rectificaba el concepto medieval de la translatio imperii, restituyendo a la ciudad, después de una larga declinatio, su primacía inicial. Los presupuestos de esta restauración se basaban correctamente; con la excepción de G, los otros dos testimonios llevan diferentes variantes del verso 65c (en tanto que G añade un verso entero al final de la estrofa); el problema semántico del verso nunca ha sido señalado y ha quedado por tanto inexplicado en todas las ediciones críticas modernas. Sin embargo, la ‘manera’ del verso no es tan difícil de entender si se toma en cuenta el hecho de que las variantes de los dos testimonios fueron generadas por no haberse entendido un recurso del arcipreste que forma parte de su modus scribendi; es este la figura del quiasmo que el poeta emplea a menudo. Por tanto el significado del verso original: que saber bien e mal decir encobierto y doñeguil, se explica resolviendo el quiasmo: que saber bien decir encobierto y mal decir doñeguil, que son en última instancia dos motivos que se repiten a lo largo de la obra. 236 OTTAVIO DI CAMILLO no sólo en los nuevos fundamentos culturales y religiosos, sino también en la grandeza de los antiguos monumentos, todavía visibles después de mil y cuatrocientos años, y en la insuperable maestría de los que los erigieron24. En este afán restaurador, de que se habían contagiado los más eminentes humanistas que en esos años vivían y trabajaban en la curia papal, a quienes Lucena verosímilmente conocía personalmente, el joven licenciado español aparece totalmente desinteresado. Si son suyas las glosas al Mss. 6728 de la biblioteca Nacional de Madrid, Lucena parece estar todavía cautivado por esos cuentos fantásticos y leyendas asociados a los antiguos monumentos que se hallan relatados en los mirabilia urbis medievales que servían de guías y de información histórica a los peregrinos durante los últimos siglos de la Edad Media25. Eran estas explicaciones imaginarias parte de un lento proceso promovido por los papas en que se intentaba atribuir un significado cristiano a lo que quedaba del mundo pagano con el fin de reforzar el poder espiritual de la Iglesia y conferirle además autoridad temporal. Para ilustrar esa mezcla de cuentos maravillosos y a veces anacrónicos con que solían actualizar las estatuas 24. Véase, para la Descriptio Urbis Romæ Furno & Carpo 2000. Para una visión de conjunto de las obras de biondo, véase, entre otros estudios sobre el mismo humanista, Mazzocco 1979. 25. Durante el siglo XII, los habitantes de Roma, como los de otras ciudades italianas, empezaron a sentir la necesidad de buscar una cierta autonomía política, independiente de la Iglesia, restaurando a tal fin el antiguo senado. En esos mismos años, un benedicto, canónigo de la basílica de San Pedro, redactó un texto, Mirabilia urbis Romæ, en que recogía y sistematizaba datos de fuentes paganas, cristianas y de la tradición popular con los cuales ilustraba las maravillas de la antigüedad clásica con historias y leyendeas y explicaba la importancia de las iglesias y otros lugares de interés para los cristianos. a esta obra siguieron otras que sirvieron de guía de peregrinos durante muchos siglos. El significado que tuvo la obra ha sido destacado por Miglio 1999, quien traduce y edita los textos más conocidos de los Mirabilia; la introducción al libro es ahora accesible en formato digital en Reti Medievali. Véase también Nardella 2001, y la edición moderna de la obra de benedicto por accame Lanzillotta & Dell’Oro 2004. «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 237 de antiguos personajes, monumentos, lugares y espacios urbanos, baste mencionar un caso, el que mejor sintetiza las actitudes de Lucena hacia Roma y sus antigüedades. Nos viene relatada, desgraciadamente, en una glosa al texto de uno de los manuscritos tempranos en que se explica la razón por la cual las mujeres de la época visten prendas que cubren el cuerpo desde «sus espaldas fasta el suelo»26. aunque queda alguna duda acerca del verdadero autor de la glosa, hay razones para sostener que el candidato más probable haya sido el mismo Lucena, en cuyo caso tendríamos una muestra de su propia escritura 27 . Sin embargo, siendo una glosa marginal y de autor incierto, es necesario proceder con la misma cautela del comentarista28 y tomar las deducciones que siguen con la debida prudencia. El breve relato, que ocupa todos los márgenes de la hoja, más que a una explicación histórica se parece a un 26. La imprecación de Lucena que provoca tan largo comentario está fuera de lugar; es una intercalación que no tiene nada que ver con la defensa de los conversos que Cartagena está pronunciando. Es, efectivamente, un pretexto, puesto que la inserción misma parece ser una glosa que ejemplifica históricamente la frase de Cartagena: «Todos los oprobrios son ya transmutados en gloria, y la gloria contornada en denuesto». a esta frase Lucena añade, totalmente fuera de contexto: «Por la impudiçiçia de Calfurnia fueron penadas las fembras traer codas, porqu’el peso de las faldas su ventosa livianés estorvase mostrar la rera en el senado, como aquella fizo; agora qui menos corta la trae es más honrada. En pena del adulterio que Paulina, matrona romana, cometió con Rodriguillo, español, cobrían todas con llenços sus espaldas fasta el suelo; agora la que anda sin él en Roma es cualqu’esclava» (Perotti 2004, 98). 27. Lucia binotti, quien ha investigado el problema de las glosas en el manuscrito de la biblioteca Nacional, no ha encontrado evidencia alguna de que Lucena sea el autor (binotti 2001). aunque estoy de acuerdo con la estudiosa, considero todavía válido hipotizar una posible intervención del autor, sobre todo si se toman en cuenta algunas referencias personales que sólo el autor podía conocer. 28. «Si tú, lector, te enojaste en leer esta mi prolixa glosa, perdona. Escrevilo commo lo oy de ancianos romanos más breve que pude: ni lo ley, pero no creo que jamás lo leyste» (Di Camillo, 2008, 61). 238 OTTAVIO DI CAMILLO chiste pornográfico, posiblemente uno de los tantos que circulaban en la comunidad española de Roma a mediados del siglo XV. Unos setenta años después, Rodriguillo, el nombre del personaje masculino asociado con la famosa estatua del joven que se saca una espina del pie, se menciona de nuevo en La lozana andaluza, obra que también se escribe en Roma por otro eclesiástico español29. El cuentecillo trata de un caso de adulterio que tiene como protagonistas a Paulina, matrona romana, y a Rodriguillo, español, cuyas estatuas, según el glosador, estaban a los dos lados de la puerta principal de San Juan de Letrán. De la estatua de Paulina no he encontrado, hasta ahora, evidencia alguna de que existiera. De Rodriguillo, en cambio, tenemos la estatua, pero no el nombre. La escultura, que en la época de Lucena estaba en la entrada de San Juan de Letrán y en los tiempos de Delicado la habían llevado al Campidoglio, representa a un jovencito desnudo, sentado sobre una roca, intentando sacarse una espina del pie. De donde se le ha dado el nombre de Spinario (Sacaespina). Es a esta estatua a la que los españoles de Roma se refieren con el nombre de Rodriguillo sustituyendo tal vez algún nombre italiano, protagonista de un cuento chistoso de adulterio, fruto de la imaginación de los romanos. Paulina, casada con un senador romano, al ver las prendas ‘desmarcadas’ del jovencito, se «encendió tan brava que por fuerza cometió con él adulterio». Después de un tiempo, al enterarse el marido, este pone fin a la relación de su esposa con Rodriguillo, obligándola a aparecer en público vestida de tal modo que todos se enteraran de sus amoríos con el amante30. Dejo el análisis del cuento para otra ocasión, tampoco voy a enumerar, aun de 29. Es difícil saber si Delicado tenía un conocimiento directo o indirecto del relato narrado por primera vez por Lucena. De todos modos la mención de Rodriguillo es ocasionada por los paños que visten las romanas (Joset & Gernert 2007, 49-50). 30. En general, los autores de diversos Mirabilia que describieron la estatua del Sacaespina no señalaron desproporción alguna en sus genitales. El único que alude a la dimensión descomunal del miembro de la estatua es Magister Gregorius, de nacionalidad inglesa, que escribió una Narratio de mirabilibus Urbis Romæ, hacia la mitad del siglo XIII. «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 239 manera esquemática, las posibles inferencias que pueda evocar la glosa. Quiero sólo llamar la atención sobre los nombres de tan inverosímil pareja. No queda la menor duda de que el glosador, Lucena o uno de sus amigos, ha forzado la lógica del léxico de las dos lenguas. a Paulina romana, joven casta engañada por Mundo, de quien hablan las historias antiguas31, se le asocia un ‘Rodriguillo español’, posiblemente el nombre del acostumbrado héroe de chistes eróticos de la época. En breve, si alguna deducción puede sacarse de la glosa, es que en el imaginario colectivo de los españoles que residían en Roma en aquel entonces se iba formando la idea de que no sólo hubo en la antigua Roma emperadores como Trajano, pensadores como Séneca, retóricos como Quintiliano y muchos otros que contribuyeron a la grandeza de Roma, sino también jóvenes como Rodriguillo (Rodericulus, supongo) que por virtud de su don ibérico-priapesco fue inmortalizado en la estatua que estaba en la entrada de San Juan de Letrán, la sede original de los papas, y que ahora puede verse en el Museo Capitolino32. Para concluir, quisiera decir unas palabras acerca del personalismo de Lucena que está en el título de mi estudio Gregorius, evidentemente obsesionado por los desnudos, cada día de su estancia en Roma salía fuera de su camino para ver la estatua de Venus (la actual Venus Capitolina), nos describe así la estatua del Sacaespina: «Est etiam aliud eneum simulacrum valde ridicolosum quod Priapum dicunt. Qui demisso capite velud spinam calcatam educturus de pede, asperam lesionem pacientis speciem representat. Cui si demisso capite velut quid agat exploraturus suspexeris, mire magnitudinis virilia videbis» (apud Weiss 1973 [1969], 7-8). 31. La figura de Paulina, joven inocente romana, engañada por Mundo, no guarda ninguna relación con la protagonista del cuento de Lucena. La Paulina, trágicamente seducida y escarnecida por Mundo, ha sido analizada por María Rosa Lida de Malkiel en varios estudios, desde las fuentes clásicas en las obras de Josefo y Hegesipo, hasta las diversas refundiciones y reescrituras medievales. Véase al respecto escritos éditos e inéditos Lida de Malkiel 1970 & 1971. 32. Es curioso notar que Lozana, al aprender de Rodriguillo por boca de Rampín, aluda al hecho de los pocos españoles residentes en la urbe en aquel entonces y los muchos (Rodriguillos) que presentemente viven en Roma, dejando a España desolada. 240 OTTAVIO DI CAMILLO y que en otra ocasión pienso tratar con más detenimiento. Como he intentado ilustrar, la praxis del traductor, siendo inherentemente dialógica, no sólo posibilita el reconocimiento de la identidad nacional a la que él mismo pertenece, como ya se ha dicho, sino que se presta a definir también su identidad personal, ya que, en los juicios y decisiones que este proceso dialéctico impone a su labor de traductor, se ve constantemente interpelado para ejercer su ineludible subjetividad. La subjetividad a que me refiero, por ser una expresión de su propia ‘identidad’, puede percibirse a través de la manera con que el traductor/autor se representa a sí mismo, abierto o veladamente, en su escrito. El hecho de que Lucena se introduzca como interlocutor en el diálogo al lado de tres de los más distinguidos autores recién desaparecidos (Cartagena, Mena y Santillana) ya revela una identidad bien marcada de su persona. al representarse como uno de la nueva generación, se está situando en el continuum histórico de la cultura de su país y como heredero de su memoria. De su participación en el diálogo no sólo se conocen datos de su historia personal, sino que se descubren motivaciones que, aunque tengan sus orígenes en lo que constituye su identidad, muestran, no obstante, aspectos menos atractivos de su persona como sujeto. De aquí el personalismo un tanto exaltado del joven Lucena. Pese a que en el De vita beata se hace uso de una retórica diestramente aplicada, la del diálogo en particular, sin embargo, su elocutio y dispositio están estructurados de acuerdo con la quæstio disputata, ejercicio inventado por los escolásticos que todavía se practicaba con algunas modificaciones en las universidades de la época33. Según esta acostumbrada práctica que Lucena expone claramente en la dedicatoria de la obra, se escoge primero la cuestión, en nuestro caso cuál ocupación en esta vida «nos faze beatos». En segundo lugar, se hace mantenedor a Cartagena, es decir, el doctor universitario (el præses), que introduce y preside la discusión. En tercer lugar, se introducen Santillana y Mena que se alternan como respondientes y oponentes proponiendo 33. Para un análisis de la quæstio disputata, véase Weijers 2002. «DE VITA BEATA» DE JUAN DE LUCENA 241 o refutando los argumentos. a mediados de la quaæstio, llega Lucena de Roma y usurpando, en parte, la facultad de Cartagena, termina dando una larga lectio magistralis en que resuelve los problemas y contradicciones que han surgido durante la discusión. Si se da un significado a esta estructura, tan hábilmente construida, y si se toma en cuenta la propensión de Lucena a un personalismo exagerado, se llega a la conclusión de que Lucena quería lucirse no sólo ante Enrique IV, sino también ante contemporáneos suyos con quienes rivalizaba para conseguir algún cargo bien remunerado en la esfera política o eclesiástica. En su imaginario, Cartagena, Santillana y Mena, comparables a las tres ‘coronas’ italianas (Dante, Petrarca y boccaccio, padres fundadores de la literatura italiana), a pesar de sus merecidos reconocimientos, no habían llegado a tener la erudición y sutileza filosófica del joven Lucena recién llegado de Roma. Es él quien se adjudica la tercera parte de la obra para demostrar su capacitad intelectual, enseñando cómo atar todos los cabos sueltos y resolver todos los problemas planteados por tan distinguidos interlocutores durante la discusión. Para comprobar esta interpretación exageradamente personalista nos viene de nuevo en ayuda una glosa en que se habla de cómo el autor del tratado «al tiempo quel duque Johan de anjoya, fijo de Reynero rey, vino en Italia por requistar el regno de Sicilia de mano del rey Fernando, pontificante Pío Segundo, no se falla en todo aquel tiempo no fast’allí quien tan cierto ni tan presto las çifradas letras declarasse como él, tanto que por ello valió mucho entr’ellos» (Di Camillo 2008, 43-44). Corría el año de 1459, era el mes de octubre cuando Jean d’anjou bajó a Italia para recuperar el reino de Nápoles. Es curioso señalar que la primera mención de Lucena al servicio del cardenal Colonna en Roma sea la de diciembre del mismo año. La glosa continúa explicando en qué consistía el lenguaje cifrado: «Por muchos y diversos alphabetos, con señales no significantes señal por sílaba, señal por parte, y muchas veces por oración, quasi por spíritu familiar lo leía». ¿Quiso Lucena, por el afán desbordante de hacer gala de su ingenio, descubrir su labor de espía en el Vaticano? (Di Camillo 2008, 43-44). VI MODELOS DE TRaNSMISIóN TEXTUaL EN PERSPECTIVa COMPaRaTISTa: LECTORES y LECTURaS DE POESÍa CORTESaNa ENTRE ITaLIa y ESPaña EN EL SIGLO XV C FOLKE GERNERT OMO ES SabIDO, EL CaNCIONERO EN cuanto tipo de texto, en cuanto contenedor estructurado por un propósito y a partir de unas bases literarias y culturales de su compilador, agrega un valor añadido a cualquier texto, poético o no, teniendo en cuenta las precisiones de Cesare Segre acerca de la definición nada obvia de la palabra texto y de sus límites: Muchos textos se producen y quedan individualizados por los receptores, en base a convenciones precisas. Sin embargo es fundamental la aportación del observador: los límites del texto los fija el estudioso del texto. Un cancionero, por ejemplo, puede considerarse en su conjunto un texto; pero también sus distintas composiciones pueden considerarse un texto [Segre 1990, 30]. El estudio filológico de la transmisión textual va, por tanto, mucho más allá de la elaboración de stemmata y listados de variantes como señala el propio Segre: 243 244 FOLKE GERNERT La filología reivindica la función del emisor, no como individuo aislado sino como miembro de una comunidad cultural, como expresión e intérprete de un sistema de códigos. La filología deduce de la consciencia de nuestra historicidad el reconocimiento de historicidades anteriores o, en cualquier caso, distintas [Segre 1990, 27]. Esta reflexión es de importancia primordial cuando estudiamos composiciones líricas que son expresión de hibridez discursiva en la que se contamina lo religioso con lo erótico1. Voy a centrar mi análisis en el manuscrito 116 de la biblioteca del Seminario diocesano de Padua, compilado probablemente entre 1468-1492 y que contiene, entre otros heterogéneos materiales textuales, toda una serie de obras de Panfilo Sasso así como otros textos poéticos profanos. El estudio pormenorizado de este manuscrito parte de los mencionados planteamientos de Segre para delimitar la actividad del compilador de esta miscelánea, el emisor en términos del crítico italiano, a una comunidad cultural determinada. Para abordar el estudio de ese espacio no hay mejor camino que partir de las descripciones y del estudio pormenorizado de los cuadernos que componen este tomo facticio; con ellos intentaré precisar las coordenadas que definen la comunidad cultural representada en el texto, haciendo particular hincapié en Panfilo Sasso y en su poesía en lengua vulgar, una comunidad que podemos identificar con círculos eclesiásticos y humanísticos de la Verona de finales del siglo XV. La ciudad, que en esta época estaba bajo dominio veneciano, era un centro cultural nada desdeñable2; la vinculación de nuestro poeta con ella, aunque vivía ligeramente apartado en una pequeña villa3, se manifiesta en un panegírico 1. En lo que sigue voy a dedicarme a un aspecto que dejé desatendido en mi estudio de los contrafacta de 2009. 2. Véase a este respecto Viti 1996, 541: «Per quanto Venezia e Padova […] abbiano costituito i centri maggiori dell’espansione del movimento umanistico nel Veneto, anche altre città di questa regione ebbero un ruolo non indifferente nell’affermazione dell’Umanesimo. Fra esse s’impone di gran lunga Verona, di cui illustre era già la tradizione culturale […]». 3. La noticia recoge Tiraboschi 1784, V, 23: «Ritirossi egli adunque a vivere in una terra del veronese detta Rasa, da cui però passava spesso MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 245 dedicado a ella en una de sus obras latinas4 y en los intercambios literarios con los clérigos y humanistas allí radicados, un espacio en el que debió de surgir nuestro manuscrito y que explica la presencia de las obras del autor oriundo de Modena en el códice5. Un primer acercamiento a esta silloge nos lo proporciona el detallado inventario de Kristeller: 116. cart. misc. XV-XVI in fols. not numbered. Several hands. (f. 1). Oratio Matthei Rufi habita in funere archiepiscopi Dyrachiensis in urbe Verona suffragani. – Orationes supra Virgi(lium) Ma(ronem) per R. D. Jacobum Malatestam acholitorum Veronensium preceptorem (4 orationes). f. 9v. Id. orationes supra Officiorum (Ciceronis) codicem (4 orations). 13v anon. (Franc. Roscius?), verses on various saints. 21. anon. poem ad quendam bulderium de morte filii. 21v. Epitaphium Petri antonii bulderii. Other poems, including one ad ant. Venereum (f. 26). 31. Jo. ant. (Pantheus?) sacerdos Veronensis, poem to Leon Montagna. 31v. Hippolitus (Corsus) Rufo, a letter and a poem. 33. Petr. Luenensis, poem. 33v anon. (id.?) poem ad. Jo. Porcellium. 36. antonius Venerius D. Georgio Mapheo (poem). 37v. ad ant. Lazisium (poem). –D. Paulus andr. Delbene (poem). 39. Jo. ant. Campanus, epigrams. 53v-55v. Jac. Sentinus Ritiensis or Ricinensis, prose treatise on metrics, inc. Pedes qui metra, with a preface (f. 53, inc. Cum diebus preteritis). at the end, verses by Jac. Sentinus (55v-56v), and the colophon of Erhardus Radolt 1468 (hence copied from a printed edition). anon. dialogue. 69-81. Phoebi ipsarumque Musarum triumphus ... Jacobo (Malatestae) acolitorum Veronensium preceptori ... celebratus alla vicina Verona. […] E in quelle parti abitava egli ancora nel 1494, quando Matteo bosso Canonico Regolare andando da Verona a Ravenna trovollo in Erbeto, luogo tra Verona e Mantova, ed ivi pranzò con lui». 4. Véase el De laudibus Verona en la edición de las obras latinas impresas por bernardino Misinta en 1499. además, varios de sus epigramas están dirigidos a personas que desempeñan una función destacada en dicha ciudad, entre ellos Giacomo Conte Giuliario sobre quien volveré más adelante. 5. Tenemos escasísima información acerca de la estancia veronesa de Panfilo Sasso como advierte con razón bottari 2006, 27-29, nota 1: «La vicenda veronese di Panfilo Sasso […] –autore a tutt’oggi poco esplorato […]– meriterebbe un approfondimento perché Verona ospitò a lungo il poeta di Modena […], che incontrò un buon successo, entrando in dimestichezza con i circoli culturali cittadini». 246 FOLKE GERNERT fuit anno ... MCCCCLXXXXII calendis martiis incipit, a verse play (by Io. Michael Carrariensis). f. 109. Leonardi Mazegi et amicorum eius. f. 110-122. (Politian, Orfeo). f. 124-133v. (Pamphilus Saxus), volg. eclogue on the wedding of Jacomo Conte Juliario, with preface of P. antonius Ochridecanus [sic] to the reader (f. 123), some verse of Jacobus comes Juliarius to Pamphilus Saxus (123-123v), and the latter’s reply (123v-124)6. Otras descripciones7, mucho menos pormenorizadas, insertas en ediciones críticas de algunos autores presentes en el códice (angelo Poliziano, antonio Tebaldeo o Panfilo Sasso), atienden en mayor medida la materialidad del manuscrito, empezando por Maïer (1965) que, entre otros detalles, estudia la encuadernación del códice8. basile y Marchand, por su parte, añaden que el códice está «composto da fascicoli di provenienza diversa» (basile y Marchand 1992, I, 68). Dado que la significación del objeto no se circunscribe a 6. Kristeller 1998, II, 11-12. Conviene señalar que coexisten dos numeraciones de los folios del códice: una centrada en la parte inferior del folio y otra en el margen superior izquierdo. Esta última, que en los folios finales resulta casi ilegible, es la que sigue Kristeller para su descripción. Véanse más detalles en Granata 1998, 39. 7. Véanse también Malinverni 1991, 144, nota 5: «È una miscellanea umanistica di ambito ecclesiastico veronese, di diverse mani, che presenta varie datazioni, dal 1468 al 1492. Contiene orazioni ed epistole di Mario [i. e. Matteo] Ruffo, Jacobo Malatesta, epigrammi di G. a. Campano, un trattato di metrica, un testo teatrale latino [forse di Niccolò Piacentini] e, primi dei testi del Sasso, l’Orfeo del Poliziano […]», y Tissoni benvenuti 1986, 18-19: «S [i.e. Ms. 116] raccoglie invece anche testi in latino e sembra di ambiente ecclesiastico veronese». Véase ahora también la descripción de Granata 1998, 39-41. 8. Maïer 1965, 224: «Fin XVe s. Papier; mm. 155x200; ff. II + 142; traces d’un ancien numérotage de 1 à 158; mais numérotage erroné parce que le nombre des ff. ne correspond plus. Numérotage moderne, au crayon jusqu’au f. 81. D’après l’actuel numérotage les ff.: 18-20, 29v30, 38v, 48, 52v, 58v-60, 68, 81v-82, 106v sont blanc. […] f. 1v: table des matières. f. 93r, ex-libris à l’encre rouge: ‘Leonardi Mazegi et amicorum eius’. Volume de mélanges contenant des discours latins de Matteo Ruffo, Jacobo Malatesta, des vers latins et italiens, des épîtres, des traités de métrique et d’orthographe de divers auteurs du XVe s.» MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 247 los textos, ni tan siquiera a su suma, sino que reside en todas sus partes, parece apropiado comenzar por un breve estudio de la parte más externa del códice. La encuadernación del ms. PdS 116 El manuscrito PdS 116 está forrado con un folio de un antifonario del siglo XV en el que podemos a duras penas distinguir algunas antífonas procedentes de libris Regum9. Transcribo el texto que se puede leer en la parte exterior y añado entre corchetes las partes ilegibles: [Prævaluit David in Philis] thaeum in funda et lapide in nomine domini. Evovae10. Quis enim in omnibus sicut David fidelis inventus est in regno tuo egrediens et regrediens et pergens ad imperium regis. Evovae Iratus rex Saul di[xit mihi mille dederunt et filio Isai dederunt] decem milia. Evovae Dixitque David ad dominum cum vidisset angelum caedentem populum ego sum qui peccavi ego inique egi isti qui oves sunt quid fecerunt. Evovae Clamabat Eliseus ad Eliam et dicebat pater mi pater mi currus [Israel et auriga eius]. Es una suerte que en sus estudios del Ordinario patavino, Vildera elaborara un método de análisis y identificación de textos litúrgicos que aplica justamente a la encuadernación de nuestro manuscrito: 9. No es del todo precisa la descripción de Maïer 1965, 224, retomada por basile y Marchand 1992, I, 68, que dice: «Recouvert d’une feuille de parchemin ayant fait partie d’un psautier du XVe siècle». algo más preciso es Granata 1998, 39: «Coperta in pergamena floscia proveniente da codice liturgico con notazione musicale quadrata (sec. XIV)». Para el uso litúrgico de las antífonas bíblicas del libro de Reyes véase Vildera 2003, 542, que precisa que fueron cantadas «dall’ottava di Pentecoste fino alla domenica più vicina alle calende di agosto». 10. Para el acrónimo evovae o euouae véase Hubbard s. a., 193: «a word composed of the vowels in the word Seculorum, amen, at the close of the Gloria Patri, in the Gregorian chants: the trope or concluding formula, at the end of the Lesser Doxology: also, any trope». FOLKE GERNERT 248 Questo metodo sembra rappresentare inoltre un utile riferimento per la ricerca dell’origine di frammenti di difficile identificazione: i due fogli che allo stato attuale costituiscono la coperta del ms. 116 della biblioteca del Seminario Vescovile di Padova infatti, coincidono in maniera pressoché perfetta con la serie del Carpsum di Verona, divenendo un elemento importante per orientare con relativa sicurezza le ipotesi sulla sua provenienza, fino a questo momento del tutto ignota11. Posiblemente, procedía de quien poseía, o unía, los cuadernillos de varia procedencia; sea cual fuere, es una evidencia que remite a un contexto cultural que se delimitará aún más al cruzar esta información con la proporcionada por los textos contenidos en el códice. La encuadernación del ms. PdS 116 El análisis codicológico revela que este manuscrito reúne una serie de materiales bastante heterogéneos; se trata de una miscelánea compuesta de 13 booklets12 de extensión variable que casi siempre terminan con unos folios en blanco13. La mayoría de ellos, nueve para ser 11. Vildera 2003, 547. Para el manuscrito llamado Carpsum, que contiene el Ordo Veronensis, véase la edición y estudio de Meersseman, adda y Deshusses 1974. 12. Con Robinson 1980, 46, llamamos booklet a una «structurally independent production containing a single work or a number of short works». Más adelante, la investigadora insiste en que «the existence of a booklet is established only if its content forms a self sufficient unit. The beginning and end of a booklet always coincides with the beginning and end of a text or a group of texts» (1980, 47). algunos de estos booklets se componen de más de un cuadernillo; en este caso encontramos un reclamo vertical situado debajo del texto en sentido perpendicular. Es llamativo que en el primer folio de 6 de los 13 booklets, escritos aparentemente por manos diferentes, esté encabezado por el crismón bernardiniano, IHS, indicio, tal vez, de la profesión religiosa de quien los copiara. 13. «The last page (or pages) of a booklet may have been left blank because the text did not fill the booklet. a booklet in which the concluding text is complete may lack its last leaf (or leaves), suggesting that a blank endleaf (or leaves) has been cut away when the booklet was bound up with others» (Robinson 1980, 48). MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 249 exactos, podrían estar escritos por la misma mano que utiliza tinta negra, en ocasiones algo pálida y en otras más obscuro que alterna con rojo para las rúbricas y/o iniciales. En tres booklets se distingue claramente una mano diferente que utilizó además una tinta de color mucho más obscuro. Se trata de los números 6, 8 y 10 que contienen, bajo la rúbrica Campani poete clarissimi epigramma, quince epigramas del poeta Giovanni antonio Campano, oriundo de la Campania14, un texto en prosa sin título ni nombre de autor que comienza «anima mea in angustis est», así como dos capitoli del poeta cortesano ferrarés antonio Tebaldeo. El onceno booklet –el único que tiene una especie de ex-libris que remite a un tal «Leonardi Mazegi et amicorum eius»15– contiene el Orfeo de angelo Poliziano16 y parece estar escrito por una tercera mano que se empeñó en utilizar elementos decorativos geométricos para enmarcar algunas partes del texto17. Recuérdese en este contexto que el autor florentino escribió esta obra que «segna la rinascita del teatro profano» (Marchegiani 1999, 179) hacia 14. Dizionario Biografico degli Italiani 1974, XVII, s.v. Campano, Giovanni antonio, así como Valentini 1937, 41-56, & Hausmann 1970, 125-178, & 1972, 1-35, & Cecchini 1995. 15. basile y Marchand 1992, I, 68, observan que este ex-libris es «relativo al solo fascicolo che contiene rime del Poliziano». No he podido encontrar mencionado el nombre de Leonardo Mazegi en ningún lugar. 16. Para PdS 116 y la tradición manuscrita del Orfeo véase Pernicone 1963, 362-371. 17. Para la mezcla de diferentes tradiciones poéticas véase Curti 2006, 106: «Un significativo indizio di penetrazione della voga laurenziana è costituito anche dai codici di ‘tradizione mista’, quelle sillogi cioè in cui accanto alla più recente lirica cortigiana trovano spazio autori toscani della generazione precedente (soprattutto Lorenzo e Poliziano) e serie di stanze. Le raccolte in cui le due tradizioni convivono sono concentrate in un brevissimo lasso di tempo, all’incirca un decennio a cavallo tra i due secoli, indice evidente di un periodo di transizione, una fase in cui la nascente cultura cortigiana, in cerca di legittimazione, guardava alla tradizione medicea come ad un modello possibile per poi, di lì a poco, accantonarlo». 250 FOLKE GERNERT 148018 en el exilio mantuano y que la estancia en la ciudad de Virgilio le puso también en contacto con los círculos humanísticos de Verona19. El contacto con este espacio urbano determinado es mucho más estrecho en los restantes booklets que comentaré brevemente: 1. Fols. 1r-4v20: Una oración fúnebre en la muerte de Marco Cattaneo, arzobispo de Durazzo y obispo sufragáneo de Verona fallecido en 1487, escrita por Matteo Ruffo21. 2. Fols. 5r-20v [fols. 18r-20v en blanco]: Cuatro oraciones de Giacopo Malatesta22 sobre Virgilio y otras cuatro oraciones 18. Para la fecha del estreno de la obra véanse Musumeci 1990, 23, & Leuker 2005, 275-299. branca 1980, 57-73, relaciona a su vez la Fabula di Orfeo con las «momarie veneziane», haciendo hincapié en las relaciones de su autor con la Serenissima. 19. Para la estancia de Poliziano en Verona, donde en 1480 dictaba una lección sobre Catulo, véase además de avesani 1984, 194 & 218, Dionisotti 1968, 171-172. bottari 2006, 37, recuerda a su vez una visita que el humanista florentino realizó al veronés Domizio Calderini. 20. Se trata del booklet menos voluminoso de todo el códice, en el que ha sido cortada parte de los folios en blanco que parece que sobraban. Véase al respecto Robinson 1980, 48. 21. El «prete e notaio» Matteo Ruffo fue miembro de la accademia Pomponiana en Roma y amigo de Niccolò Perotti, alumno de Vittorino da Feltre. Perpolli 1915, 107, recuerda que era «prelato nella chiesa di S. Tommaso». Estuvo presente en la actio Panthea (1484) y Virgilio Zavarise le recuerda en esta ocasión como «sacerdote di Cristo e di Febo, che compone epigrammi in greco e in latino» (avesani 1984, 201, así como también bottari 2006, 29). Ruffo se empeñó en demostrar que Plinio el Viejo era de origen veronés, como recoge avesani 1984, 201-202. En el capítulo sobre los «scrittori veronesi» en el ’400, Maffei 1731, II, iii, 130, transcribe una breve mención de Matteo Ruffo por Panfilo Sasso: «Ruffus, apollinea servit cui gloria Daphnes, Pallade quia Latia, Cecropiaque valet». 22. Giacopo Malatesta fue profesor en la escuela para los acólitos fundada por el obispo de Verona Francesco Condulmer. Maffei 1731, II, iii, 131, le menciona brevemente como autor que «lasciò molte orazioni, che si veggon ne’ mss.» Véase también Zagata 1745, 157. Hablando de la actio Panthea, avesani 1984, 221, recuerda que «otto anni dopo, nel 1492, fu festeggiato in modo analogo il maestro degli accoliti Giacomo Malatesta». Las escasas informaciones sobre su persona están resumidos en Spagnolo 1904, 113, & Perpolli 1915, 60-61, quien MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 251 del mismo autor, preceptor de acólitos, sobre los oficios de Cicerón, seguidos por una serie de poesías latinas23 sin indicación del nombre de su autor24. 3. Fols. 21r-30v [fols. 29v-30v en blanco]25: Una serie de poesías latinas de diversa índole, algunas dirigidas al médico Gerardo boldieri di Verona (1405-1485)26, en ocasión del observa acerca de los textos recogidos en nuestro códice: «Le orazioni del Malatesta ricordate dal Maffei, credo siano quelle contenute nel cod. CXVI della bibliot. del Seminario di Padova, lo stesso codice che contiene la festa letteraria. Sono delle disserzioncelle sui classici latini e devono essere state tenute quando il Malatesta era ancor giovane e studente. Sono forse prolusioni fatte da lui scolaro, ad ogni principio d’anno, alla presenza dei capi di istituto e dei compagni. Nella IV orazione egli dice infatti: ‘ne probabilem ac laudabilem consuetudinem nostram in inchoandis auctoribus iampridem frequentatam taciturnitatem ignavia deleret, observantissime praesul, venerandi patres, vosque eruditissime juvenes, hanc brevem et incultam oratiunculam: libentissime adhortus sum, precipue cum tam elegantissimus opus aeneidos nobis in praesentia legendum atque exponendum dignissimus praeceptor noster offerret’. Queste orazioni non hanno un grande valore: mostrano però che l’autore sa scrivere in buon periodo ciceroniano e che, nell’amore che porta ai classici, egli è un perfetto umanista». 23. Se trata no precisamente de «verses on various saints», como dice Kristeller (1998, II, 11), sino de una serie de composiciones dedicadas a festividades del santoral por orden cronológico con la excepción de san Cristóbal, a saber: la Natividad del Señor (25.12), Esteban (26.12), Juan Evangelista (27.12), Santos Inocentes (28.12), Silvestre (31.12), solemnidad de la Virgen María (1.1), Epifanía del Señor (6.1.), san Cristóbal (25.7), antonio (17.1), Sebastián (20.1), santa agnes (21.1), Vicente de Zaragoza (22.1), Conversión de San Pablo (25.1), Presentación del Señor «In diem purificationis virginis Marie» (2.2). Véase para el calendario en la Verona medieval Spagnolo 19131914, 161-239. 24. Kristeller 1998, II, 11, propone, vacilante, la autoría de «Franc. Roscius?», atribución retomada por Granata 1998, 39. 25. Estos folios en blanco me inducen a inventariar este cuadernillo como booklet independiente en contra de Granata 1998, 40, quien considera los fols. 21-48 como un solo booklet. 26. Véase para este personaje Varanini & Zumiani 1993, 49-147. Este no debe confundirse con el homónimo Gherardo boldieri, nacido en Verona en 1497 y documentado en el Dizionario Biografico degli Italiani 1969, XI, s.v. boldieri, Gherardo. 252 FOLKE GERNERT fallecimiento de su hijo primogénito Pietro antonio, muerto en 1485, otra dedicada a antonio Veniero27. 4. Fols. 31r-38v [fol. 38v en blanco]: Poesías y cartas en latín, escritos por, y dedicados a, personajes importantes de la Verona de finales del siglo XV como lo son el poeta laureato Leonardo Montagna28, destinatario de una poesía cuyo autor firma Dominus Ioannes antonius sacerdos Veronensis y quien se podría identificar, con Kristeller (1998, 12), con Giovanni antonio Panteo, destinatario de la célebre actio Panthea29, Giorgio Maffei30, a quien el ya mencionado 27. El Dizionario Biografico degli Italiani 2011, LXXV, s.v. Montagna, Leonardo, menciona a «antonio Venier, podestà di Verona tra il 1482 e 1483», a cui Leonardo Montagna dedicó dos epigramas, redactados hacia 1484, «conservati a c. 189v del ms. acq. e Doni, 405 della bibl. Medicea Laurenziana di Firenze». asimismo avesani 1984, 185, recuerda la «podesteria veronese di antonio Veniero (1482-83)», quien tenía un particular interés en apoyar e incrementar la actividad literaria de la ciudad según informa el mismo avesani 1984, 241-246. 28. Leonardo Montagna (c. 1425/26-1485), humanista veronés y poeta laureatus. Para su estatus de poeta laureatus, título que obtuvo de la mano del emperador Frederico III durante su estancia en Italia en 1468-1469, véanse además del Dizionario Biografico degli Italiani 2011, LXXV, s.v. Montagna, Leonardo, Weiss 1960, 26-35, en particular 28, nota 18, & avesani 1984, 147-173. 29. El autor de esta composición podría ser, según Kristeller 1998, II 12, Giovanni antonio Panteo, destinatario de la célebre actio Panthea, sobre quien se pueden consultar el capítulo X, «Giovanni antonio Panteo e la cultura veronese alla fine del secolo», de avesani 1984, 214261, así como, más recientemente, bottari, 2006. Para la actio Panthea, impresa con una carta de Giacomo Conte Giuliari en Verona por antonius Cavalcabovis & Johannes antonius Novelli en 1484 (Gesamtkatalog der Wiegendrucke, accesible online en la página <http://gesamtkatalog derwiegendrucke.de/docs/PaNTHEa.htm> [consultado el 10-122011]) se deben consultar Perpolli 1915, 4-162, & avesani 1984, 221: «Dell’actio Panthea ci è pervenuto il resoconto particolareggiato in una lettera di Giacomo Conte Giuliari al patrizio veneziano antonio Venier, nella quale è anche riportato il testo degli epigrammi che […] furono allora riportati». 30. El conde Giorgio Maffei donó en 1499 la oratio della disciplina o della Visitazione a la Confraternità dei Disciplinati de Villafranca di Verona en provincia de Verona. avesani 1984, 25, menciona a Giorgio Maffei como autor de «27 carmini latini» conservados en el ms. 4973 de la biblioteca Comunale di Trento. MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 253 antonio Veniero dirige una poesía o los destinatarios de algunos textos anónimos como antonio Partenio da Lazise31 y Paolo andrea del bene32. El único personaje mencionado en este booklet que no guarda relación con Verona es el destinatario de una poesía anónima, posiblemente, Giovanni antonio de’ Pandoni, llamado Porcellius33. 5. Fols. 39r-48v [fol. 48r-v en blanco]: Epigramas del ya mencionado Giovanni antonio Campano, seguidos por la transcripción de sus obras en un segundo booklet, escrito por una mano diferente34. 6. Fols. 49r-52v [fol. 52v en blanco]: Campani poete clarissimi epigramma. 7. Fols. 53r-60v [fols. 58v-60v en blanco]: El tratado métrico De carminum lyricorum pedibus35 de Giacomo Sentino da 31. antonio Partenio da Lazise es autor de un «Panegirico in laudem Verone», mencionado por Maffei 1731, II, iii, 124. Para este maestro de retórica en Verona véanse también Perpolli 1915, 35-39, y más recientemente avesani 1984, 216-217: «Nato nel 1456 da famiglia che peraltro già nel 1443 aveva lasciato Lazise stabilendosi a Verona, antonio fu allievo di bartolomeo Partenio da Salò, dal quale assunse l’appellativo classicheggiante. Ci restano di lui pochi epigrammi, fra i quali i tre che dedicó alla memoria del Calderini, e si ha notizia di un suo poemetto latino in lode di Verona […] Resta però di lui il commento a Catullo, al quale attese per oltre tre anni […] Il Partenio morì verosimilmente nel 1506 […] Si chiudeva con lui la tradizione dei grandi maestri veronesi del Quattrocento». 32. avesani 1984, 234, menciona de paso al «conte palatino Paolo andrea del bene». En la Cronica Della Citta’ Di Verona de Zagata 1745, 151, leemos: «Di Paolo andrea del bene conservansi nella Libreria de’ PP di San Niccolò versi latini e prose». además documenta que este Paolo andrea ocupaba el cargo del «vicario della Casa de’ Mercanti» en 1465 y en 1471. 33. La rúbrica reza: «ad sommi illusione ad Jo. Procelium intimis tris clarissimum». Para el humanista napolitano puede consultarse Frittelli 1900. 34. Es llamativo que la gran mayoría de los epigramas recogidos en el quinto booklet se encuentren en las obras completas del poeta, impresas en 1495, mientras que ninguno de los epigramas del sexto booklet aparecen en la edición impresa. Realizo el cotejo con el ejemplar de la biblioteca Nacional parisina, accesible online en la página http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k603528 (consultado el 25-112011). 35. El tratado se dirige como se desprende del prefacio a la enseñanza del joven Mariano angelo, hijo del destinatario de la obra. 254 FOLKE GERNERT Recanati, que fue publicado como apéndice a la edición de De componendis versibus hexametro et pentametro de Francesco Maturanzio, impresa por Erhardus Radolt en Venecia en 1468 [i. e. 1482]36. El copista no transcribe solamente el prefacio37 y el tratado, sino también el colofón38 de dicha edición. Sigue sin indicación de su autor un comentario de los 25 hexámetros memoriales del De orthographia de Guarino Veronese39. 8. Fols. 61r-68v [fol. 68r-v en blanco]: Un texto en prosa que comienza «anima mea in angustis est» y que Granata 1998, 40, ha identificado con los Synonyma de San Isidoro de Sevilla40. 9. Fols. 69r-82v [fols. 81v-82v en blanco]: Un dialogo dramático en latín que fue representado en 1492 según reza la 36. Jacobi Sentini Ricinesis de quibusdam lyricis carminibus tractatulus et primo prefacio. Jacobus Sentinus Riicinensis Jacobo Gasparis viro prestantissimo et in omni virtutum genere probantissimo conciui suo. Salutem. 37. He cotejado la versión manuscrita con el ejemplar impreso de la Staatsbibliothek München (signatura: 4 Inc. c.a. 120 m), que está disponible online gracias al Münchner Digitaliserungszentrum. 38. La prueba inequívoca de que se trata de una copia manuscrita de un texto impreso nos proporciona la transcripción del colofón de dicha edición («Erhardus Ratdolt augustensis probatissumus librarie artis exactor summa confecit diligentia. anno Christi Mcccclxvii vij calen. Decembris. Vene»), como ya observó Kristeller 1998, II, 12: «at the end, verses by Jac. Sentinus (55v-56v), and the colophon of Erhardus Radolt 1468 (hence copied from a printed edition)». 39. El texto de Guarino está escrito en tinta roja y va acompañado de un comentario en tinta negra. Véase la transcripción en W. Keith Percival, «The Regule Grammaticales of Guarino Veronese», artículo publicado en la página del autor: http://people.ku.edu/~percival/ ashgateblurb.html (consultado el 12-12-2011). Como observa Sabbadini 1896, 48, este tratado ortográfico «fu spesso stampato con le Regulae e anche commentato». 40. Esta obra del arzobispo de Sevilla fue impresa varias veces a finales del siglo XV según puede verse en el Gesamtkatalog der Wiegendrucke, que recoge ediciones de 1488 (amberes: Klaas Leeu), 1491 (Deventer: Richard Paffraet), 1494 (París: Guy Marchant) y 1497 (París: Guy Marchant); véase la página http://www.gesamtkatalogderwiegendrucke.de/ (consultada el 30-12-2011). He utilizado el ejemplar de la edición parisina de 1497, que está disponible online gracias al servidor Gallica de la biblioteca Nacional francesa. Véase también la edición reciente de Elfassi 2009, I, 5-I, 56, 6-46. MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 255 rúbrica: Phœbi ipsarumque Musarum triumphus venerabili domino Jacobo [Malatestæ] acolitorum Veronensium preceptori honorando celebratus fuit anno domini MCCCCLXXXXII calendis martiis41, seguido de un soneto en italiano («O come sei felice al mondo nato»). Según Perpolli42 e bottari43 esta fiesta alegórica organizada por los alumnos en honor de un maestro se inspira en la famosa actio Panthea, celebrada en 1484. El papel destacado de Mercurio y la presencia de Orfeo sugieren también una posible influencia del Orfeo 41. Kristeller 1998, II, 12, atribuye este «verse play» a «Io. Michele Carrariensis», para quien debe consultarse el Dizionario biografico degli italiani 1977, XX, s.v. Carrara, Giovanni Michele alberto, donde no se menciona la obra en cuestión. El mismo texto se encuentra también en el manuscrito «Ma 95 (Delta III 4) cart. XV. 17 fols. f. 2v. Phoebi ipsarumque Musarum triumphus venerabili domino Jacobo Malatestae celebratum per me Nicol(aum) Pla(centinum?) ad reverendum d. Calistum Montagnam, a mythological and allegorical poem, with a preface to Calistus Montagna Catedralis Ecclesie Verone Canonicus (f. 1)», según la descripción de los «Manoscritti umanistici della biblioteca a. Mai», disponible online en la página: http://www.bibliotecamai.org/ cataloghi_inventari/manoscritti/cataloghi_tematici/kristeller.html (consultado el 12.12.2011). Véase al respecto asimismo bottari 2006, 47-48, n. 2. Para Callisto, hijo de Leonardo Montagna, puede consultarse el Dizionario biografico degli italiani 2010, LXXV, s.v. Montagna, Leonardo: «Di Callisto si sa che nel 1492 divenne canonico della cattedrale di Verona, allorché fu destinatario di un Triumphus in versi ispirato all’actio Panthea, forse da attribuire a Niccolò Piacentino». 42. «Ma se mancano sicure notizie di feste letterarie celebrate a Verona, antecedenti all’actio Panthea, sappiamo però che la tradizione gentile non si spense subito, ma che i Maestri continuarono ad avere fra i veronesi largo tributo di affetto e di riconoscenza. Infatti, un codice della biblioteca del Seminario di Padova ci tramanda notizia di una festa consimile che si fece in Verona nel 1492 a Jacobo Malatesta, maestro degli accoliti veronesi» (Perpolli 1915, 14). 43. bottari 2006, 47-48, nota 2: «all’actio Panthea si inspirò un componimento in versi, scritto in occasione dei festeggiamenti in onore del maestro degli accoliti veronesi Iacopo Malatesta […] che si svolse nel 1492. […] Lo schema dell’operetta è molto simile a quello già notato nell’actio; solo che qui è Mercurio a guidare il corteo delle Muse, che avanzano, ‘presentate’ da concise didascalie, secondo un ordine leggermente diverso rispetto al modello; a concludere è Orfeo, che elogia la patria del festeggiato, con Febo». FOLKE GERNERT 256 10. 11. 12. 13. del Poliziano con quien comparte un espacio textual en nuestro códice. Fols. 83r-92v [fol. 92v en blanco]: Dos capitoli en terza rima de antonio Tebaldeo44, seguidos de un breve texto en latín45 y una poesía en italiano (alta regina e fonte d’ogni amore)46. Fols. 93r-106r [fol. 106v en blanco]: El Orfeo de angelo Poliziano. Fols. 107r-122v [fol. 122r-v en blanco]: Un epitalamio de Panfilo Sasso en ocasión de la boda de Giacomo Conte Giuliario con prefacio de antonio Occhidicane (P. antonius Ochidecanus lectoris)47. Fols. 123r-142r: 96 strambotti sin indicación del nombre de su autor. antes de analizar más en detalle los últimos dos booklets que transmiten obras de Panfilo Sasso conviene sacar algunas conclusiones acerca de la miscelánea en la que se encuentran: Llama poderosamente la atención lo heterogéneo de los materiales recogidos, cuyo nexo parece precisamente la actividad profesional de un humanista (oraciones sobre autores clásicos, cartas laudatorias, poemas fúnebres, epigramas y tratados sobre métrica y ortografía). Hablando muy familiarmente, parece el códice de alguien integrado en una sociedad de savantes en la que se requiere dominar ciertas destrezas comunicativas y literarias para ser miembro. Más allá de su indudable vinculación con Verona y sus círculos 44. Se trata de los capitoli que comienzan Da puoi che la caduca e fragil vesta (Tebaldeo, ed. basile & Marchand 1992, II.1, 433-439) y Lingua mia stancha in tanto lamentare (Tebaldeo, ed. basile & Marchand 1992, III.2, 975-989). Recuérdese la relación problemática entre Tebaldeo y Panfilo Sasso mencionada por Tiraboschi 1784, V, 29: «Il Tebaldeo parimenti gli fu nemico, e io ho copia di alcuni Epigrammi inediti, che contra del Sassi egli scrisse». 45. Granata 1998, 40, los identifica como «Estratti da Ovidio» con referencia a Walther (1963). Concretamente se trata de algunos dísticos del primer libro del ars amandi (I, 3-4, 345-346, 473-476 y 597-598). 46. No está recogida en los repertorios de Carboni 1982-1994, Santagata 1988, Quondam 2000, y Leonardi & Marrani 2005. 47. bottari 2006, 119, nota 2, da noticia de un antonio Occhidicane que «appartenne all’ordine francescano dell’osservanza». MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 257 humanísticos, es llamativo que muchos textos guarden alguna relación con el mundo de la educación en sentido amplio. Recuerdo tanto los hexámetros didácticos para la enseñanza ortográfica del humanista Guarino Veronese, cuya presencia en el códice pasó inadvertida a la mayoría los investigadores48, como las oraciones sobre Virgilio y Cicerón de Malatesta, profesor en la escuela de acólitos de Verona fundada por Francesco Condulmer durante su episcopado (1438-1453) al objeto de sustituir la antigua escuela catedralicia, suprimida con motivo de la fundación de Universidad de Verona49. Esta institución educativa buscaba proporcionar una sólida formación humanística a los jóvenes clérigos, intención que queda patente en nuestro códice que mezcla enseñanza humanística y textos sagrados50. además hay que destacar la presencia de textos dramáticos y paradramáticos, tanto en latín como en lengua vulgar, así como de poesía neolatina y de poesía cortesana en italiano. No me parece del todo descabellada la suposición de que Panfilo Sasso, humanista con gran interés en las cosas 48. La única excepción es la descripción de Granata 1998, 40, que reza: «Guarinus Veronensis?». 49. Véase el Dizionario Biografico degli Italiani 1982, XVII, s. v. Condulmer, Francesco: «La riforma colpiva un ampio settore del clero possessore di benefici, nel momento in cui introduceva una importante innovazione nella struttura ecclesiastica, e dava priorità alla formazione del clero mediante una prevalente cultura musicale ed umanistica. In tal modo, le scuole ‘accolitali’ di Verona divengono, accanto al Collegio Eugeniano di Firenze, fondato il 23 marzo 1436, uno dei momenti salienti di quella riforma istituzionale del clero che il Papato va perseguendo, e di cui il C. diviene un essenziale strumento di attuazione». Manejo la versión que está disponible online en la página http:// www.treccani.it/biografie/ (consultado el 2-12-2011). 50. Véase Spagnolo 1904, Perpolli (1915, 14: «Le scuole accolitali a Verona ricevettero nuova vita dalla ‘Mensa’ istituita con bolla del 1442 da Eugenio IVº, al secolo Gabriele Condulmer, che fu per qualche tempo canonico a Verona. In esse si insegnava musica e grammatica: i chierici minori studiavano sulle Lettere di Cicerone, sulle Metamorfosi e sulle Epistole di Ovidio; i maggiori invece studiavano le opere oratorie di Cicerone, Orazio e Tito Livio»), así como más recientemente Orlandi 1979, 274-277, & Paganuzzi 1976. 258 FOLKE GERNERT divinas51, autor de poesía cortesana y «professore de le bone arti»52, haya reunido por lo menos algunos de los materiales del ms. PdS 116 aunque la disposición de los strambotti sea diferente a la de las ediciones impresas. Sabemos que el autor de Módena ha vivido mucho tiempo cerca de Verona y que «celebra in modo esplicito questa cerchia di uomini colti veronesi»53, entre ellos algunos de los autores y dedicatarios de nuestro códice como son Giacomo Conte Giuliari e antonio Partenio54. bottari le caracteriza como «umanista che fu un osservatore attento ed un ‘ospite’ illuminato» (bottari 2006, 96). además encontramos muchas obras suyas 51. Es precisamente un canónigo oriundo de Verona, Matteo bosso, quién elogia a Panfilo Sasso en una carta «ad Ioannem Philippum Germanum» en estos términos: «Etenim præter musas quas habet profecto pedisequas nedum amicas atque domesticas et quas super prandio certatim uocauit ad cytharam tam multa subtiliter differuit sacris in litteris ut omnem supra stuporem inmo miraculum me plane sustulerit» (1498, epistola LXVIII). Transcribo del ejemplar de la biblioteca Nacional parisina, disponible online en la página http:// gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k583640 (consultado el 5-12-2011). 52. así se denomina el Sasso a sí mismo en las ediciones de sus obras publicadas a partir de 1504 (véase Gernert 2009, 131). Para la escuela que el autor tenía en Módena véanse Tiraboschi 1784, V, 26, & Renda 1911, 7: «Quivi, per colorire il sempre vagheggiato disegno di diffondere i buoni studi nella sua patria in un tempo in cui […] cominciava un salutare e benefico risveglio promettitore di alte e nobili cose, fondò qualche anno dopo una scuola di belle lettere, ove convenivano eletti ingegni e si formavano allievi degni del maestro». 53. avesani 1984, 253. 54. Véase avesani 1984, 253: «Di lui occorre anzitutto ricordare l’Elegia decima, con la quale, come recita il titolo, ‘manda la Musa a salutare i poeti veronesi’, che sono per l’appunto Giacomo Conte Giuliari, Virgilio Zavarise, Pietro bravo, Dante III alighieri, Ludovico Cendrata, Laura brenzoni, antonio Partenio. Ma nel suo poemetto De laudibus Veronæ, 424 versi in distici elegiaci, egli presenta una serie ampia e articolata di veronesi illustri, nella quale con singolare capacità di osservazione comprende anche gli uomini d’arme e dedica il dovuto spazio ai medici e giuristi; qui l’elenco dei poeti si ampli e, oltre a quelli menzionati or ora, compaiono Matteo Ruffo, nonché ‘Grassus amor Phoebi puer et Guarientus avena | qui dulci silices, qui iuga celsa movet’». MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 259 en el códice, algunas de ellas recogidas únicamente en este55. Recuerdo en este contexto que Granata (1998, 40) atribuye con cierta cautela la autoría del dialogo dramático representado en honor del maestro Malatesta a Panfilo Sasso56. Las obras de Panfilo Sasso en el ms. PdS116 El duodécimo booklet contiene un epitalamio que Panfilo Sasso escribió en ocasión de la boda de Giacomo Conte Giuliari57 con Elisabetta Chia58 ramonte . a diferencia de lo que afirma Giuliari59, la égloga 55. Véase al respecto también beltrán 2003, 158: «In ogni caso sarà necessario in futuro osservare con maggiore attenzione, la presenza all’interno dei canzonieri di microsezioni dove sembrino affiorare gruppi di poeti caratterizzati da un’origine geografica comune, da una cronologia coincidente o da entrambi gli aspetti; andrà inoltre sottolineata l’eventuale concentrazione di opere in attestazione unica». 56. Hay que tener en cuenta el escepticismo con el que bottari 2006, 48, nota 2, habla de esta atribución: «Quanto all’autore, non persuade l’ipotesi di Granata che, sia pur dubitativamente, fa il nome di Panfilo Sasso; va piuttosto segnalata l’identificazione proposta dal Kristeller con Niccolò Piacentino, al quale Poliziano avrebbe dedicato un carme, che si legge nel ms. Vaticano lat. 2836». 57. Para Giacomo Conte Giuliari véase avesani 1984, 229: «Numerosi epigrammi scrisse anche Giacomo Conte Giuliari […]. Naturalmente partecipò alle raccolte poetiche in memoria del Calderini e di Ludovico Nogarola, nonché al plauso poetico per la presa di Figarolo, ma per la tradizione letteraria a cui appartiene merita qualche rilievo l’elegia in lode di Verona […] Non minore interesse riveste tuttavia la sua presentazione del commento catulliano del Partenio, che lo mostra sensibile anche agli studi, oltre che all’esercizio letterario (possedeva del resto una splendida biblioteca)». 58. Maffei 1731, II, iii, 110: «Trovasi nei codici Epitalamio di Panfilo Sasso per le nozze di Giacopo Giuliari con Elisabetta Chiaramonte, cui si premette Epistola latina di Pier’ antonio Occhidecane». 59. Giuliari 1876, 397-398: «Non ò potuto vedere il libro, assicuratoci dal Lechi: forse vi sta l’Epitalamio in terze rime per le Nozze di Iacopo Conte Giuliari, e di Elisabetta Chiaramonte, che lessi in un Cod. del Semin. di Padova (n.º CXVI). Vi sta preceduto da Epistola latina di antonio Ochidecane Lectori, da un Carme lat. del Giuliari, e da una Elegia del medesimo Sasso». Perpolli 1915, 94, observa a su vez que esta «graziosa egloga» sea «probabilmente inedita». 260 FOLKE GERNERT latina (Ægloga de lo excellente philosopho e poeta missier Pamphilo de lenoce de li nobili citadini veronesi misser Jacomo Conto Iuliario e madona Helisabetha Chiaramonta sua sposa60) no se publicó en la obras latinas del poeta modenés61. aunque no se comparta la propuesta de la autoría de Panfilo Sasso del triunfo alegórico en honor de Giacomo Malatesta, es llamativa la relación intratextual de esta égloga con la otra obra paradramática latina conservada en el códice, así como con la Fabula di Orfeo. La parte más interesante del códice sea tal vez el último booklet, omitido –probablemente por algún desliz– en la descripción de Kristeller (1998, II, 12). En él, introducidos por las palabras Laus deo omnipotenti se han transcrito 98 strambotti sin indicación de autor, que en la mayoría de los casos –67 para ser exactos– podemos identificar con Panfilo Sasso62. No hemos podido averiguar la autoría de los restantes 31 strambotti 63 y sólo en algunos casos los he encontrado reproducidos en otros manuscritos. Es el caso de los strambotti que comienzan «Morte che fai, non pigli questa 60. Esta composición con los interlocutores Myrtellus, arganus, Dameta, Tirinthus, Tytirus, alcinthus, Orinthus, Damon y Palemonno no se encuentra entre las cinco églogas reunidas en los Opera del praeclarissimo poeta miser Pamphilo Sasso modenese. Utilizo el ejemplar de la edición Venecia: Guilielmus de Fontaneto de Monferrato, 1519, «a di primo febraro», digitalizado por Google. 61. Véase el Liber primus de Panfilo Sassi, Epigrammata. Disticha. De bello Gallico. De laudibus Veronae. Elegiæ, brescia: bernardinus de Misintis per angelus britannicus, 1499, sin páginación. El ejemplar de la biblioteca Nacional madrileña (INC/352) está disponible online gracias a biblioteca digital hispánica (http://bibliotecadigitalhispanica. bne.es:80/webclient-/DeliveryManager?pid=1603319&custom_att_2= simple_viewer (consultado el 23-11-2011). 62. Esta identificación se basa en un cotejo pormenorizado de casi todos los testimonios impresos de los strambotti que sirvió de base al estudio y edición de sus contrafacta en Gernert 2009, I, 129-159, & II, 51-64, con vistas a una edición de sus strambotti. 63. He revisado al respecto los repertorios siguientes de Carboni 1982-1994, Santagata 1988, Quondam 2000, y Leonardi & Marrani 2005. MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 261 spoglia»64, «La morte è vita a chi la morte vole»65 y «Quando talhora me guardo nel spechio»66. Posiblemente deberíamos sacar la conclusión de que se trata también de obras del Sasso que descartó a la hora de publicar su obra, teniendo en cuenta las observaciones de avalle: «In effetti, non pochi libri d’autore sotto forma di libelli o booklets sono ancor oggi fisicamente reperibili in codici compositi dove compaiono non solo sotto l’aspetto di copie [...] ma anche in originale, rilegati gli uni agli altri»67. Sin embargo, no tenemos una ordenación cronológica de las composiciones –lo que, según el investigador italiano, sería indicio de un cancionero de autor–, sino un orden temático-estructural en el que se pueden distinguir algunas series como los contrafacta de textos sagrados al comienzo, seguido por aquellos strambotti que duplican la palabra que rima en el primer verso. En las colecciones impresas nos las habemos con una rudimentaria mise en histoire, comparable con la que encontramos en «los sonetos fechos al itálico modo» del marqués de Santillana. En este sentido, es bien sabido que el Marqués envió poco antes de morir una copia de su cancionero a Gómez 64. Este strambotto circulaba también en otros manuscritos, sin indicación de autor en el ms. ang. 146, fol. 166v («Morte che faj che non pigle sta spoglia») de la biblioteca angelica di Roma (Carboni 1986, IV, 295), y atribuido a Ser[afino] en Vat. lat. 5170, fol. 26v («Morte che fai che non pigli esta spoglia») de la biblioteca Vaticana (Carboni 1982, II, 579). Para el problema de la atribución de los stambotti a Serafino aquilano véase Gernert 2009, 223 y nota, con más referencias bibliográficas. Véase, además, Santagata 1988 con referencia a Gentile 1885, I, 289, quien lo documenta en el ms. Palat. 219. 65. Este strambotto circulaba también anónimo en el ms. Capp. 193, fol. 300r («La morte e vita; a chi la morte vole») de la biblioteca apostolica Vaticana (Carboni 1988, V, 106). 66. Este strambotto está recogido sin autoría en el ms. Vat. lat. 6821, fol. 51v («Quando talhor mirando ne lo speglio») de la biblioteca Vaticana (Carboni 1982, II, 811). 67. avalle 1985, 363. Para los cancioneros de autor deben consultarse los artículos de beltrán 1992, 167-188, & 1998, 49-101. 262 FOLKE GERNERT Manrique, su sobrino68; el documento es una evidencia magnífica de la forma en que Iñigo López de Mendoza leía a Petrarca69. Habrá que recordar, en este contexto, que en su Prohemio e carta al Condestable de Portugal, Santillana manifiesta su admiración por los poetas italianos, que considera superiores a los franceses, en estos términos: Los itálicos prefiero yo –so enmienda de quien más sabrá– a los françeses, solamente ca las sus obras se muestran de más altos ingenios e adórnanlas e compónenlas de fermosas e peregrinas historias70. Es revelador que el Marqués destaque, precisamente, la mise en histoire de los poetas italianos, detalle que creo ayuda a elucidar una faceta importante del petrarquismo71 de don Iñigo, más allá de la consabida cuestión métrica planteada por los sonetos fechos al itálico modo72; y es que con el cancionero salmantino tenemos un «códice autorizadísimo» (Kerkhof 68. Véase la edición facsímil y la transcripción del Cancionero del Marqués de Santillana (B.U.S., Ms 2655) por Cátedra y Coca Senande 1990. En la «Presentación» del facsímil, Cátedra 1990, XXII-XXIII, pone en tela de juicio la identificación del manuscrito salmantino con el cancionero enviado por el Marqués a su sobrino, y concluye: «Nuestro manuscrito, además y sea o no el de Gómez Manrique, es testimonio principal porque procede de su escritorio. Parece, por los datos internos que nos suministra el copista del 3667, que la que conservamos acaso sea la última versión ne varietur de un cancionero de Santillana como tal» (XXIII). 69. Gracias al clásico estudio de Schiff 1905, 321, sabemos que don Iñigo poseía los Sonetti e Canzoni in morte di madonna Laura. 70. Cito de la edición de de Gómez Moreno & Kerkhof 2002, 507. Compárese también la edición de Rohland de Langbehn & beltrán 1997, 21, y consúltense al respecto los trabajos de Ferrie 1974, 195209, con particular hincapié en la «perspectiva retórica» y Trigueros Cano 1987, 1371-1393, reeditado como monografía en 1992, quien compara el Prohemio e carta del Marqués con la epístola de angelo Poliziano que acompaña la famosa Raccolta aragonese. 71. Véanse además de Lapesa 1957, 179-202, Vannutelli 1924, 138149, & López bascuñana 1978, 19-39. 72. Sobre la métrica hay que consultar los trabajos de Carr 1978, 41-53, y Duffell 1987, 276-303. MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 263 1986, 58) por lo que respecta a la vital cuestión del orden de los sonetos. a este propósito conviene recordar una serie de hechos de índole diversa que atañen a ambos autores. Como sugiere Morales Saravia, la distribución de los sonetos en Santillana imita la estructuración sofisticada de las piezas individuales en los Rerum vulgarium fragmenta73, pero más allá de la función de Petrarca como modello di favola74 me interesa enfatizar la relación intratextual existente entre el elogio de la dama amada y la hiperdulía. El poeta de arezzo con la canzone mariana «Vergine bella, che di sol vestita» que cierra el Canzoniere establecía una densa red de referencias con la poesía en alabanza de Laura, comentada por la crítica75, que significativamente, podemos encontrar reflejada en los sonetos fechos al itálico modo en ciertos paralelismos entre textos profanos y religiosos76: 73. Morales Saravia 2004, 73: «[…] die Liebesgedichte befinden sich am anfang und die religiös-moralischen am Ende, wie es auch bei Petrarca der Fall ist. Während die historisch-politischen Gedichte im ganzen Zyklus verteilt und meistens Enkomia oder aufforderungen zum politischen bzw. kriegerischen Handeln sind, bestehen die religiösen und moralischen Sonette aus Gebetsgedichten der art ruega por mi, die an die Jungfrau Maria, den Erzengel Michael, den Schutzengel und andere Heilige gerichtet sind». Recuerdo en este contexto que Lapesa 1957, 182, niega cualquier atisbo de ordenación por parte de Santillana: «El decurso vital del marqués se refleja así en el cambio de intereses. aun limitándonos a los sonetos amorosos, su discontinuidad no impide advertir en ellos una secuencia laxa. Es cierto que nada ofrecen comparable a la nutrida sucesión de confesiones que en el Canzoniere petrarquesco invitan a seguir la gradual transformación de un espíritu. 74. No quiero ni puedo profundizar en este lugar la importancia de la estructura arquitectónica del Canzoniere de Petrarca. En cuanto a la mise en histoire remito a Santagata 1993. 75. Remito para más detalles y referencias bibliográficas a Gernert 2011, 135-152. 76. Morales Saravia 2004, 76-77, señala que en los sonetos XII y XXXVI se utiliza la metáfora templo para el elogio de la dama y de la Virgen respectivamente. Por lo que se refiere a los sonetos a continuación citados, me valgo de la edición de Gómez Moreno & Kerkhof 2002, 80 y 95-96 respectivamente. Compárese también la edición de Rohland de Langbehn & beltrán 1997, 214 y 244 respectivamente. 264 FOLKE GERNERT IX Non es el rayo del Febo luziente, nin los filos de arabia más fermosos que los vuestros cabellos luminosos, nin gemma de topaza tan fulgente; eran ligados de un verdor plaziente e flores de jazmín que los ornava, e su perfecta belleza mostrava qual viva llama o estrella d’Oriente. Loó mi lengua, maguer sea indigna, aquel buen punto que primero vi la vuestra imagen en forma divina, tal commo perla o claro rubí, e vuestra vista társica e benigna, a cuyo esguarde e merçed me di. XXXVI Virginal templo do el verbo divino vistió la forma de humanal librea, a quien anela todo amor benigno, a quien contempla commo a santa idea, si de fablar de ti yo no soy digno, la graçia del tu Fijo me provea; indocto soy e lasso peregrino, pero mi lengua loarte dessea. ¿Fablaron, por ventura, Johán e Johán, Jacobo, Pedro tan grand theolugía, nin el asna podiera de balán, sin graçia suya, fablar, nin sabía? Pues el que puede, fable sin affán tus alabanças en la lengua mía. Estos dos dejan entrever a distancia de toda una serie de sonetos interpuestos la coincidencia entre los diferentes proyectos laudatorios: Mediante el topos de la indignidad del yo lírico frente al objeto del elogio se vinculan discurso amatorio y discurso religioso. Se trata de una forma de hibridación discursiva que se apoya exclusivamente en la orga- MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 265 nización consciente de una serie de textos en principio aislados y autosuficientes. En el caso del cancionero del marqués de Santillana se trata de la compilación de las obras de un autor que reproduce –aunque sea de forma algo rudimentaria– el modelo cultural de organización textual inaugurado por el Canzoniere de Petrarca y, en menor medida, por la Vita Nuova de Dante77. Volviendo a Panfilo Sasso, no encontramos nada parecido en nuestro manuscrito, pero sí en las obras impresas del autor modenés. Me sigue pareciendo probable, como observé en desacuerdo con Malinverni78, que «[s]iguiendo el modelo del Canzoniere de Francesco Petrarca, Panfilo Sasso estructura la colección de sus strambotti como una autobiografía amatoria que termina con la muerte del yo lírico»79. He aquí otro modelo de transmisión de poesía cortesana: la ordenación de las composiciones de una misma forma métrica combinada con una embrionaria mise en histoire que supone una participación del autor en la selección y preparación de los originales para la imprenta. 77. Véase Schiff 1905, LXXV: «Ses Sonetos fechos al itálico modo dérivent de la Vie nouvelle autant que des sonnets de Pétrarque, et c’est sans doute à Dante encore que le Marquis a emprunté la coutume des petits sommaires explicatifs, dont il fait précéder les dix-sept premiers sonnets qui sont […] ceux qu’il a envoyés en 1444 à doña Violante de Prades». 78. Gernert 2009, 136. Malinverni (1991, 140) afirma: «Non era lecito attendersi, da questo tipo di letteratura, un’organizzazione testuale coerente, da canzoniere: ma è d’altro canto impossibile, in questo caso, non rilevare almeno un accenno di strutturazione o (meglio) di seriazione, certo parziale, quasi appena suggerito, ma pur sempre avvertibile e per così dire emergente dall’ossessiva nota di fondo di una disperazione strenuamente variata ed immutabile. Seriazione, si è detto, parziale, sia nel senso della non omogeneità di distribuzione (è infatti più chiaramente avvertibile ad inizio di raccolta, per poi, dopo una trentina di testi e pur con diverse eccezioni, quasi sfilacciarsi in un’iterazione inorganica di motivi già enunciati), sia nel senso di una forte segmentazione in microsequenze minime, di due o tre testi, tipicamente legate o da contiguità tematica o da analogie di processi formali». 79. Véase al respecto asimismo Curti 2006, 139-145, que pasa revista a los strambotti de Sasso como si se tratara de una colección organizada conscientemente. 266 FOLKE GERNERT Este intento de agrupamiento de los strambotti en las colecciones impresas se hace particularmente evidente si la comparamos con su distribución en el manuscrito 116 de la biblioteca del Seminario diocesano de Padua, que se ubica en un contexto cultural cercano al autor. Los distintos testimonios de las obras de Sasso y su materialidad conllevan una forma de lectura distinta y un tipo de lector diferente. Con todo y con eso, una miscelánea como esta guarda un cierto parecido con un cancionero, en cuanto producto de la elección de su poseedor, que lo convierte en un plano de sus lecturas y de los ejes de influencia e interés de su tiempo; en el fondo, aunque no sean coplas y canciones, la función subyacente es la misma: Es lo que cultivan y con lo que se entretienen los contemporáneos del compilador. aunque no hay evidencias de ningún tipo que permitan atisbar con una mínima certeza quién recogió este volumen facticio, lo cierto es que la presencia de la compilación de strambotti de Sasso, que recoge un 30% más que los impresos80 y, por si fuera poco, con una ordenación distinta, menos elaborada, que la empleada en la edición impresa, hacen sospechar que él fue el posesor y/o redactor de los booklets nº. 12 y 13 en los que se recogen sus obras. ¿Sería además el compilador de toda la miscelánea? No hay ninguna evidencia a favor o en contra de tal suposición; resulta llamativo que, de serlo, sus textos figurasen como apéndice del códice, pero no deja de ser cierto que la condición miscelánea del volumen lo aproxime más a un cuaderno de trabajo en el que se recogen sin demasiada elaboración artística una serie de cuadernillos dispersos que contienen materiales de interés casi práctico para su posesor. Participa, en este sentido, del espíritu de recolección que anima la compilación de cancioneros en la otra península, aunque adaptado al ambiente humanista italiano en el que desarrolló su actividad el tal vez no tan anónimo propietario. 80. Se conocen once ediciones entre 1500 y 1519. Las más completas, que contienen 111 strambotti, y tres sonetos son las de Roma 1501 y Milán 1501 & 1506. Véase para más detalles Gernert 2009, 132-136. MODELOS DE TRANSMISIÓN TEXTUAL 267 aPÉNDICE 1 autor [Panfilo Sasso] anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo anónimo [Panfilo Sasso] anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo anónimo anónimo anónimo [Panfilo Sasso] anónimo [Panfilo Sasso] anónimo [Panfilo Sasso] anónimo anónimo anónimo [Panfilo Sasso] íncipit Deus in adiutorium meum intende. Quem queritis, chi andati voi cercando? Pater, sel g’è possibile ch’io possa a porta inferi chiamato ho tanto Requiescant in pace, in pace possi Heli, heli, lamazabathani? Orate pro me fratres et sorores Miserere mei, statime dintorno Scitio d’una sete ardente e forte «Iugum meum suave est», dice amore, al holomo [sic] d’arme trombeta, trombeta, al debile infermo passo, passo, L’arbor che non fa fructo taglia, taglia, La rocha ben fondata spacha, spacha El fanciuleto consiglia, consiglia, Cridati tuti amanti: «al fuocho, al fuocho!» Sapete perch’io crido: «Guera, guera»? Io dico al penser mio: «Iace, iace»; amor crida al mio spirto: «Fuora! Fuora! Ognhomo guarda e dice: «El more, el more»; La morte crida e dice: «Vene, viene!» Vede tu, vede tu quel ch’io quel ch’io. Che debb’io far al mondo, orsù non più, S’io son tuo servo che bisogna più Non ardo, no, non ardo, non coreti, Carne, carne, ch’io sono a tradimento benche afflicta, stratiata e poverella Che più che la virtù la roba aprecia Perché non mori, o doloroso cuore, Morte che fai, non pigli questa spoglia Quando io me credea de mia radice Del’albor che con mia man plantai La lepra m’è fugita fuor di mano Quanto più presso so di cogliere il fiore La cerva chio cazai con tanti affani Se la iustizia è in ciel come se dice Io son lo povero emferno vilano Io semino el formento e non fa grano, La morte è vita a chi la morte vole La preda fuge al caciador de mano Io son la nave che fra scoglio e mare Vesto di bruna el doloroso manto, De verdo se rinveste ogni campagna Compagna infoelice e dolorosa Stara ma[i] questo corpo senza doglia Vivo como animal in megio un bosco, fols. 123r 123r 123r-v 123v 123v 124r 124r 124r-v 124v 124v 125r 125r 125r-v 125v 125v 126r 126r 126r-v 126v 126v 127r 127r 127r-v 127v 127v 128r 128r 128r-v 128v 128v 129r 129r 129r-v 129v 129v 130r 130r 130r-v 130v 130v 131r 131r 131r-v 131v 131v 132r 268 [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo anónimo anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo anónimo anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo anónimo anónimo anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] anónimo anónimo anónimo anónimo [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] [Panfilo Sasso] FOLKE GERNERT Io vegno al loco dove amor mi mena Che andati vui cercando, o lieti amanti, Vedeno doloroso e tristo luoco, Cipresso e spine e ortige per rose Quando ho ben pianto el giorno fina sera altrui de fati et io son de parole In loco ove non he persona alcuna Io son la vilanella afflicta e fiacha Vedeti vui quel che arde de il mio core. Mercé, mercé, de questo cuor afflicto, Menar voglio la vita in un diserto, Nutrito m’ho gran tempo di speranza, Pianto ho si longamente li mei martiri, Quando talhora me guardo nel spechio Corre morte cum l’arco e con la falce Se dir potesse quel che dir vorei, Che fa l’ochio mio tristo? El piange. Il core? Ochio mio lachrymoso piange piange Facti son gli ochij mei dei fiumi al pianto Ognhomo se maraveglia che non vo nudo Menatime al macel, se far voliti La nocte piango e ‘l giorno me lamento, Como fa el passer solitario io volo, E se non ch’io me fido in tua clementia Chi mai non vede al mondo dona bella. El mancharà questo to bel colore Vedi Iudea che pur mai sognato Dove son le promesse, ho traditora Salamandra non son et in fuocho iace Chi solea el mar sel vento li da impaccio O, crudel povertade, iniqua e ria, andiamo tuti amanti in barbaria, Dame con le parole almen favore Mai più non vo portar alta la facia O cuor, come me lassi, afflitto e lasso Non era de più precio lo mio cuore, Horsù, cuor mio, orsù, che già a le porte Ochio dove hè el tuo sol che non appare? L’ochio che guarda il sol fisso s’abaglia; Chi non crede che in fuoco la phenice Credea che in longo tempo far potesse Se ben non piango como solea fare Se ben non piango sto tacito e chieto Non hè nissun che sia tanto pietoso Quanto più inanci vo, tanto più sento Ride che rider vol, che a me conviene Solea come fa il cervo al chiar fiume Son come el vespertil che va de notte Un capel, un bordon, un fiaschetino Como un lenzol atorno e como un sacco, 132r 132r-v 132v 132v 133r 133r 133r-v 133v 133v 134r 134r 134r-v 134v 134v 135r 135r 135r-v 135v 135v 136r 136r 136r-v 136v 136v 137r 137r 137r-v 137v 137v 138r 138r 138r-v 138v 138v 139r 139r 139r-v 139v 139v 140r 140r 140r-v 140v 140v 141r 141r 141r-v 141v 141v 142r VII QUaNDO aMOR FIZO SUS CORTES: DEMaNDaS, JUICIOS y SENTENCIaS EN La POESÍa DEL SIGLO XV D JIMENa GaMba CORRaDINE URaNTE EL SIGLO XIX HISTORIaDORES y filólogos romanistas especularon apasionadamente sobre «cette diable de question des cours d’amour»1. La discusión entre figuras fundacionales como Friedrich Diez, Manuel Milà i Fontanals, Paul Meyer, Gaston Paris o Pio Rajna no produjo, sin embargo, un acuerdo sobre la materia2. La polémica se enfrió en el siglo XX y, hoy en día, los sintagmas «corte de amor» y «cortes de amor» siguen manteniendo una amplia ambigüedad semántica: oscilan entre una práctica cortesana histórica y un motivo o cuasigénero literario. Para tener un punto de apoyo frente a los variados significados que han tenido estos manidos conceptos cabría precisar principalmente tres acepciones: a) Corte de amor como una institución cortesana seria, de origen provenzal, donde las damas juzgaban los comportamientos de los amantes, y establecían premios y castigos 1. Es frase de una carta de Frédéric Mistral a Paul Meyer (véase Remy 1954-1955, 180). 2. Diez 1825, Milà y Fontanals 1861, Meyer 1871, Paris 1888, Rajna 1890. 269 270 JIMENA GAMBA CORRADINE en virtud de un código amoroso cuyos estatutos se podían delimitar en estas mismas cortes3. b) Corte de amor como una representación cortesana que incluía un concurso poético, cuya existencia histórica se puede documentar en Isla de Francia en torno a los últimos años del siglo XIV y principios del XV, donde se promovió un «resurgimiento» de los valores de los trovadores provenzales y de su código de amor4. C) Corte de amor como motivo o estructura literaria –o, según algunos autores, como género alegórico–, desarrollado originalmente en la literatura francesa, pero expandido a otros contextos. Entendida como estructura literaria, en la corte de amor convergen elementos propios de obras difundidísimas como el jardín del dios amor del Roman de la rose o la queja y el juicio de las continuaciones de La Belle dame sans merci 5. La frontera entre estas acepciones y su desarrollo en ámbitos literarios o históricos no está del todo establecida. Las dos primeras definiciones pueden confundirse, o converger en una sola, pues la «corte de amor» entendida como una institución cortesana pareció incluir dictamen de sentencias o estatutos tanto en el terreno de las letras como en el amatorio: una alianza entre la preceptiva poética y la 3. Se trata de una idea creada por Juan de Nostradamus en Les vies des plus célèbres et anciens poètes provençaux (1575), que defendieron varios historiadores hasta finales del siglo XIX (véase anglade & Chabaneau 1913). 4. Se conservan algunos documentos que testimonian la existencia de una «Cour amoureuse» guiada por el «Prince de la Cour d’amour» (véase Piaget 1891, boase 1981 y bozzolo & Loyau 1982). 5. La corte de amor como género literario es idea respaldada por Neilson 1899, entre otros, quien realiza una investigación sobre las fuentes de The Court of Love, en donde rastrea la presencia del modelo de la corte de amor en las literaturas provenzal, francesa, italiana, alemana e inglesa. En la introducción sostiene que «the number of instances I have found of the central conception of a court held by the God or Goddness of Love and attended by personifications of abstract qualities is so large as almost to justify the treatment of this class of allegory as a separate literary genre» (Neilson 1899, iii). Perspectivas como la propuesta por C. S. Lewis en The allegory of Love constituyen aproximaciones bastante generales a una estructura principal de la corte de amor: la alegoría del dios amor (Lewis 1969). DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 271 preceptiva amorosa arraigada en la poesía trovadoresca6. Incluso, ciñéndonos exclusivamente al terreno literario, tampoco hay acuerdo sobre las características del supuesto género denominado «corte de amor»: Two textual traditions can nevertheless be distinguished: courts of love of the type just mentioned, judicial institutions with human ladies presiding, and the Court of Love, an allegorical court (in the wider sense) inhabited by personifications. yet these two traditions are not totally separable either, for the Court of Love frequently serves as a site of judicial recourse, in texts such as the knight and cleric debates, Le Fable dou Dieu d’amors and De Vénus la Déesse d’amor [bardell 2002, 11]. aun para literaturas, como la francesa, donde la estructura literaria de la corte de amor cuenta con varios ejemplos la mayoría de los estudiosos no han considerado la corte de amor como un género alegórico medieval específico, quizás, precisamente, por la amplitud de ejemplos literarios que este podría reunir, en contraste con estructuras alegóricas más aprehensibles como los Infiernos, los Hospitales, los Testamentos o los Cementerios de amor7. Es este un hecho 6. Recuérdese la hermosa idea de Giorgio agamben sobre la conexión esencial entre el lenguaje y el amor en el universo de los trovadores. agamben encuentra en el De Trinitate agustiniano la tesis de que «el hombre no está ya siempre en el lugar del lenguaje, sino que debe venir a él y puede hacerlo únicamente a través de un appetitus, un deseo amoroso, del cual, si se une al conocimiento, puede nacer la palabra». Para los trovadores, continúa agamben, «la experiencia del acontecimiento de palabra es, pues, ante todo, una experiencia amorosa [...] amors es el nombre que los trovadores dan a la experiencia del advenimiento de la palabra poética y amor es, por lo tanto, para ellos, la razon de trobar por excelencia» (agamben 2002, 110-111). 7. Dentro de los que tienden a considerar la corte de amor como género literario se encuentra el ya citado Neilson 1899, así como Rajna 1890 y Lewis 1969. En el ámbito hispánico, Post se refiere a la corte de amor en la literatura más como un motivo literario o como un locus de la poesía alegórica medieval que como un género (1915) y Pierre Le Gentil habla de los Purgatorios, Infiernos, Hospitales, Jugements y Parlements como géneros, pero refiere el «tribunal d’amour» o la «cour d’amour» apenas como un locus propio del dios de amor –como 272 JIMENA GAMBA CORRADINE significativo si se tiene en cuenta que existen textos que llevan por título o incluyen en él «Corte de amor» –como La Cort d’amor provezal, The Court of Love que se consideró de Chaucer o Le Court d’amour de Mahieu le Poirier–, así como un volumen considerable de textos que reproducen un escenario alegórico donde reina el dios o la diosa del amor y donde se imita la corte como lugar de sociabilidad cortesana o se escenifican estructuras de una corte histórica. Para el corpus de textos hispánicos abajo reunidos, habría también que diferenciar entre «corte de amor» y «cortes de amor», entendiendo la primera como un espacio de sociabilización presidido por la idea del amor –generalmente, por la alegoría del dios amor– (véase, infra, el sentido de corte de amor en el poema de Villasandino) y la segunda como una representación que tiene una vinculación más directa con el esquema judicial, puesto que se trata de una reunión con el dios de amor a fin de remediar alguna injusticia. Este último esquema se presenta generalmente como una parodia de las cortes históricas (véase, por ejemplo, más abajo, lo comentado sobre la Misa de amor de Suero de Ribera o el poema del bachiller Ximénez). En lo referente al contexto poético castellano del siglo XV se puede rastrear un corpus de textos que incluyen la expresión «corte de amor» y otros que tienen como argumento central la realización de unas cortes de amor donde se reproducen los parámetros de una corte histórica (quejas o peticiones, sentencias, leyes, pregón, etc.), y donde el dios ocupa el lugar que el soberano tenía en las cortes históricas. Se trata, en este último caso, de un conjunto de textos de difícil clasificación por los elementos que lo unen a otros géneros –como la queja o los debates– y de una tradición con orígenes problemáticos, por la multitud de corrientes que en ella convergen. De una parte, es conocido el abundante uso de la «metáfora legal» en la lírica amorosa de cancionero y de su reiteración en las fórmulas de queja o querella (Casas el jardín o el palacio– (Le Gentil 1981, 166-170 y passim); más recientemente, para el ámbito francés, Strubel 2000 tampoco habla de la corte de amor como género. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 273 Rigall 1995, 77). a esto se añade, como advierte Ines Ravasini, la existencia de una pluralidad de modalidades jurídicas difíciles de caracterizar y aprehender: In area iberica, nell’ambito della letteratura cortese quattrocentesca, sia essa in versi o in prosa, la presenza dell’elemento giuridico assume gradazioni e funzioni diverse: si va dal semplice ricorso alla metafora legale, che all’interno di un componimento può comparire anche como singola allusione isolata, al più consistente impiego dell’allegoria del tribunale e del processo come elementi strutturanti. Si tratta, in tal caso, di testi composti, in cui si intrecciano forme e motivi variegati, fonti e suggestioni diverse, e che dunque sono difficilmente riconducibili ad un’unica tipologia [Ravasini 2002, 255-256]. Por otro lado, cabe pensar, de la mano de Le Gentil, que la influencia de obras como las continuaciones de La Belle dame sans merci, en las se reproduce el juicio y defensa de la dama despiadada, pudieron haber tenido que ver con el desarrollo de la fórmula del tribunal de amor en la lírica cancioneril castellana8. algunos críticos interesados en demostrar el fuerte impacto de modelos franceses en la literatura castellana del XV, como Chandler Post, han rastreado el motivo de la corte de amor en este contexto9. a las referencias de Post se puede sumar una serie de textos de finales del siglo XV que no han sido analizados en conjunto y cuya revisión podría esclarecer, en parte, el sentido de la corte de amor –o de las cortes de amor– en el Cuatrocientos castellano10. En los diferentes cancioneros del XV la corte de amor no aparece con un significado estático, sino bajo dos facetas algo delimitadas: 1) En textos de la primera mitad del siglo XV, 8. Para las continuaciones de la Belle dame sans merci, véase Piaget 1901-1905. 9. Post 1915, 37 y sigs.; y, por supuesto, Le Gentil 1981, 281282, 515-517 y passim. 10. Hemos llevado a cabo una búsqueda del léxico y los motivos característicos de la corte de amor en los principales cancioneros del siglo XV. advertimos, sin embargo, que no pretendemos presentar un corpus cerrado y definitivo; ténganse en cuenta, además, las dificultades de delimitación del género señaladas supra. 274 JIMENA GAMBA CORRADINE aproximadamente, parece ser una expresión de orden más bien retórico que se utiliza como metáfora del ‘servicio amoroso’, de tal modo que el ‘entrar en la corte de amor’ o ‘subir a la corte de amor’ indica el inicio del enamoramiento o del servicio amoroso. 2) En la segunda mitad de siglo, comienzan a aparecer un serie de dezires y debates donde se reproduce un modelo paródico de las cortes históricas o, en su defecto, de ciertos procedimientos administrativos y judiciales. Se trata, en este último caso, de poemas generalmente clasificados como quexas o querellas. El modelo de una corte seria donde el dios de amor es temido y respetado por sus súbditos –como lo encontramos en la literatura francesa– nunca pareció fraguarse en la literatura castellana, pues la mayoría de estos textos constituyen una suerte de parodia o subversión de la corte de amor seria: el poder del dios de amor flaquea al sufrir él mismo el mal de amores o al ser juzgado y condenado. Pero antes de entrar a examinar los ejemplos de cancioneros del siglo XV, sería pertinente revisar velozmente la cuestión crítica que apasionó a grandes filólogos del XIX al respecto de la existencia de las cortes de amor históricas, entendidas en las dos primeras acepciones mencionadas, es decir, como tribunales de amor o como certámenes poéticos. «Cortes de amor» ‘históricas’. ¶ Tribunales de amor en Provenza11. En 1575, como hemos dejado anotado más arriba, se publica en Lyon Les vies des plus célèbres et anciens poètes provençaux de Juan de Nostradamus, hermano del famoso astrólogo. Se trata de un texto sobre las vidas de los trovadores provenzales en el que se introducen multitud de inexactitudes que varios filólogos posteriormente subsanarán. Entre otras «inventions» del autor, la que tuvo más éxito en la crítica posterior fue la de las «Cours d’amour». Partiendo del partimen provenzal entre los trovadores Giraut de Salanhac y Peironet, donde se alude 11. Para lo que viene a continuación seguimos a Neilson 1899, anglade & Chabaneau 1913, Remy 1954-1955 y Lafitte 1971. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 275 a unas «cors d’ensegnamen» y a un «jutjamen» como forma de resolución de la tenson de los dos poetas, Nostradamus sugiere la existencia histórica de cuatro cortes de amor, celebradas en Pierrefeu, Romani, avignon y Signe, en las que ciertas damas nobles juzgaban los comportamientos de los poetas en relación con el código de amor. Nostradamus también crea una lista de las damas –algunas, personajes históricos– participantes en estas cortes que estarían encargadas de enjuiciar a poetas y cortesanos12. Nostradamus también afianza esta idea al considerar el texto Les arrêts d’amour (c. 1466) de Martial d’auvergne como un documento histórico que refería esa tradición provenzal, cuando en realidad se trata apenas de una ficción donde se cuentan juicios de amor llevados a cabo por personajes estrictamente alegóricos como el «Fiscal de amores», el «Juez del Placer», etc. Después de la publicación del libro de Nostradamus la idea de las cortes de amor que allí se difundió pasó a reproducirse en historias literarias y en biografías de poetas provenzales, y se afianzó, además, con el peso de nuevas nociones que fueron consolidando la idea de las «Cours d’amour» como una institución jurídica de carácter serio en el que las damas se encargaban de realizar juicios poéticos y amorosos13. 12. El pasaje aludido del partimen reza así: «Giraut: ‘Envío mi partimen a Peirafouc, donde la hermosa celebra corte de ingeniosidad, pues la hermosa ha escogido su alegre y gentil persona: tengo por bueno lo que ella considere mejor’; Peironet: ‘y yo por mi parte quiero que juzgue el honrado y valiente castillo de Sinha, pues allí está aquella que mantiene juventud y sabrá decir qué argumentación valdrá más’ (Riquer 2001, 790). Sobre las mencionadas cortes Riquer comenta: «ambos trovadores someten su partimen al juicio de damas que viven en cierta proximidad, pero de cuya personalidad y de cuyas cortes nada se sabe» (Riquer 2001, 790). 13. así, por ejemplo, ampliaciones propuestas en el siglo XVIII que parten de las ideas de Nostradamus, como la que copiamos a continuación, que sostiene que las Cortes de amor «étoient présidées par de jeunes veuves ou des femes mariées, qui devoient avoir toujours plus de célébrité par leurs talens et leur érudition que par leur figure. Ces présidentes avoient toutes en titre un chevalier qui ne devoit être qu’amoureux au respectueux ou au moins passer pour tel. Pour mériter l’honneur d’être un pareil chevalier, il falloit avoir fait ses preuves par 276 JIMENA GAMBA CORRADINE La cuestión cobra nueva vida en 1817, cuando M. Raynouard da a conocer el tratado del amor de andrés el Capellán, que contiene un apartado de «juicios de amor» discutidos por damas históricas (María de Champaña, Leonor de aquitania) y otro de «reglas de amor», susceptibles de ser agrupadas como un código. apoyándose en el tratado, Raynouard aprueba la existencia de las cortes de amor como las concibió Nostradamus. Pero el nacimiento de la filología románica pronto traerá consigo una ardua crítica a estas ideas. El primero en enfrentarse a Raynouard y a la extendida creencia en la existencia de estos tribunales fue Friedrich Diez, quien publicó en 1825 su ensayo Beiträge zur Kenntniss der romantischen Poesie, donde critica duramente las ideas difundidas por cerca de dos siglos sobre las cortes de amor. a lo largo del siglo XIX la polémica continuó. algunos negaron con rotundidad la existencia histórica de tal institución y otros pusieron en duda que se tratara de «véritables tribunaux féminins qui rendaient, sur de véritables litiges entre amants, de véritables verdicts rédigés selon la forme judiciaire de l’époque» (Lafitte-Houssat 1971, 64), y optaron por pensar que, en el caso de haber existido, habría sido apenas una diversión cortesana. Gran parte de los romanistas más importantes del siglo XIX (Meyer, Paris, Rajna) y algunos investigadores centrados en la polémica (Neilson, E. Trojel) hicieron su aportación al tema14. En todo caso, al día de hoy, la defensa de la existencia de unas cortes históricas donde se juzgaba el comportamiento amoroso de los amantes tiene como único testimonio el tratado de amor de Capellanus, un texto que se presta copiosamente des chansons et des tourmens amoureux auprès de quelque dame. Lorsqu’on étoit jugé digne d’y être admis, on étoit pourvu d’après une déliberation écrite des membres de cette cour» (apud anglade & Chabaneau 1913, 163). 14. algunos diferencian con claridad la corte de amor literaria de la histórica, como Rajna 1890, quien hace una sustancial contribución a la historia de la corte de amor literaria al reseñar el contenido de textos como la Court d’amours de Mahieu le Poirier, Messe des Oiseaux de Jean de Condé, Chastel d’amour, Les arrêts d’amour de Martil d’auvergne, entre otros. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 277 a diferentes y enfrentadas interpretaciones, y no solo en lo referente al fragmento de los juicios y reglas de amor15. Los pasajes citados por Nostradamus de la poesía provenzal en los que se alude a ciertas cortes no pueden sustentar una práctica histórica como la concebida por una parcela de la crítica. ¶ Cortes de amor como certámenes literarios16. La misma rama crítica que polemizó sobre los tribunales de amor de origen provenzal (serios o no) coquetea con otro sentido del sintagma: «corte de amor» entendida como un certamen literario. Las «invenciones» de Nostradamus no estaban del todo lejos de esta acepción, pues él parte, precisamente, de una contienda literaria que debe ser resulta en unas «Cors» de damas. Pero alguna parcela de la crítica decidió insistir más en este aspecto que en el relativo a los juicios sobre comportamiento amoroso dictaminados por damas17. En todo caso, no contamos con ningún vestigio histórico anterior a los últimos años del siglo XIV que pueda dar testimonio de que a estos certámenes literarios se les llamó «cortes de amor». Los documentos que atestiguan la existencia de una reunión cortesana con carácter de concurso poético denominada «corte de amor» se remontan a la corte de Carlos VI, en Francia (Piaget 1891). Se sabe que en ella se celebraron una suerte de reuniones cortesanas denominadas «Cour amoureuse» en torno a 1400 para «honorer et servir ‘toutes dames et damoiselles’ et pour ‘passer partie du temps plus gracieusement’ pendant qu’une épidémie de peste ravage le pays» (bozzolo & Loyau 1982, 37-38). En estos divertimentos se designaban cargos representativos como el del Príncipe de amor o los «conservateurs»: La Cour d’amour dite de Charles VI, mais en fait inspirée par l’entourage d’Isabeau de bavière, est la définition d’une 15. Véanse las cuestiones sobre las reglas y juicios de amor en este tratado en Creixell Vidal-Quadras 1985. 16. Para lo que sigue véase Piaget 1891, bozzolo & Loyau 1982 y Poirion 1978. 17. Las habilidades poéticas y el cumplimiento del código del fins’amours no estaban, no obstante, desligados del todo, por lo que las dos acepciones de las cortes de amor históricas son susceptibles de confusión. 278 JIMENA GAMBA CORRADINE assemblée chargée d’abord de rendre des jugements. Jugements littéraires, sans doute, mais éventuellement des personnes peuvent être soumises à ce tribunal; si un des «sugès a la retenue d’amours» enfreint les lois de l’honneur et du respect à l’égard des dames en faisant «quelque esclandre ou dérision ou deshonneur ou vilain reproche», il sera «privé, chassié et deboutté, sans rappel, de touts gracieuses assemblees et compaignies de dames et damoiselles, toutes les fois que on l’y trouveroit. La cour pourra trancher certain conflits de doctrine et juger de cas amoureux» [Poirion 1978, 37-38]. Efectivamente, se trata, como señala Daniel Poirion, de un divertimiento cortesano que incluía juicios poéticos y, también, ciertos juicios de amor. Pero no sabemos si esta práctica proviene o no de una tradición provenzal. Como recuerda Poirion, de haber existido una práctica cortesana similar en el siglo XII, habría sido muy diferente a la iniciada a finales del siglo XIV pues, en este último caso, «a la tradition des casuistes de l’amour s’est ajoutée la conception juridique des lettrés qui rêvent d’une nouvelle organisation de l’Etat» (Poirion 1978, 38). Fuera posible que la expresión y el sentido de la «Cour amoureuse» en la de Carlos VI hayan tenido alguna influencia en la Península Ibérica, sobre todo si pensamos que los consistorios barceloneses organizados por Juan I de aragón se inspiraron, en parte, en la renovación de la poesía trovadoresca que se estaba dando en Francia y en la Cataluña Norte (boase 1981, 121-149). Sin embargo, los documentos que conservamos de las descripciones de estos certámenes poéticos catalanes no contienen la expresión «corte de amor». No obstante, como expondremos a continuación, sí es posible rastrear en algunos poemas el uso del sintagma como se concibió en la corte de Carlos VI. ¶ La «corte de amor» en la serie de Estrella Diana. Esta rapidísima revisión histórica del término hasta su uso a finales del siglo XIV podría abrirnos el camino para interpretar uno de los primeros ejemplos de la expresión «corte de amor» en la literatura castellana del siglo XV. Nos referimos a la cuestión poética entre Francisco Imperial, Fernán Pérez de DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 279 Guzmán, Diego Martínez de Medina, sentenciada por alfonso Vidal en favor de Imperial. Los textos se conservan en el Cancionero de Baena y el que abre la serie es el conocido poema a Estrella Diana (nº. 231)18. María Rosa Lida de Malkiel (1947) dató la composición del poema de Estrella Diana entre los años 1394 y 1404 e identificó, añadida a la segunda composición de la disputa, la primera réplica de Imperial (nº. 232b). Por su parte, Joaquín Gimeno Calsalduero explicó las fuentes dolcestilnovistas, y principalmente dantescas, de los tres poemas de Imperial incluidos en este ciclo y propuso que las réplicas poéticas a Imperial se escribieron motivadas por una incomprensión de su poética dantesca. La primera contestación la hace Pérez de Guzmán (nº. 232) arguyendo que, dadas las desmesuradas descripciones que hace Imperial de la belleza de Estrella Diana, «la fermosa griega» (Elena) debería denunciar «querella ante el dios del amor»: Imperial es llamado para que «oiga sentencia», «enmiende querellas» y «pida perdón». Como sostiene Casalduero, la queja de Pérez de Guzmán está guiada por principios morales, pero también por una preceptiva poética concreta19. a ello Imperial responde pidiendo apoyo al propio Dante, que se presenta ante el poeta y lo anima a continuar la contienda y a que solicite como juez de esta a Diego Hurtado de Mendoza, padre del Marqués de Santillana y primo del propio Pérez de Guzmán (es el poema nº. 232b)20. Después de este poema sigue el de Diego 18. Se trata de los poemas ID 1366, ID 1367, ID 1368, ID 1369, ID 0539, ID 1379 y ID 1371, que corresponden a los nº. 231, 232, 232b, 233, 234, 235 y 236 del Cancionero de Baena (Dutton & González Cuenca 1993, 280-289). 19. «a los poetas castellanos, alejados de la poesía italiana a pesar de conocerla e imitarla, las alabanzas de Micer Francisco tenían que parecerles excesivas. y aunque ellos habían hablado también de lo angélico de sus damas, tenían que considerar improcedente –apegados como estaban a lo literal y a lo anecdótico– la comparación con el arcángel; ajenos además al mundo clásico, tenían que juzgar irrespetuosa, la petición de silencio con que Imperial se dirigía a Dante y a los grandes autores del pasado» (Gimeno Casalduero 1987, 128-129). 20. El juez de la contienda no será, finalmente, Diego Hurtado de Mendoza, sino alfonso Vidal. 280 JIMENA GAMBA CORRADINE Martínez de Medina (nº. 233), en el que se acentúa «el carácter de debate poético»21: sostiene que todos los «leales, lindos amadores» deben «tener muy grandes querellas» contra Imperial. Imperial volverá a replicar con un tercer poema (nº. 234) que inicia así: «ante la muy alta corte | del dios d’amor só çitado | e malamente acusado». allí Imperial mantiene su posición inicial y sostiene «ante el alto dios de amor» el honor de Estrella Diana. Comienza, entonces, la metaforización de las partes del cuerpo de Estrella Diana que Imperial utiliza como armadura (cabellera por cota, ojos por lanza, «aire delicado» por escudo, etc.) para justar en defensa de la dama. En esta parte de la serie poética se hace explícita la idea de una corte de amor que presida la contienda de los poetas. Señala Gimeno Casalduero a propósito de este pasaje: «Siguiendo un esquema, tradicional ya entre los poetas del norte de Francia, se lucha ante el dios de amor con armas y con argumentos metafóricos una alegórica batalla; y el dios precisamente debe al final, juzgando a los antagonistas, dictar sentencia por boca de un representante» (1987, 139). a este poema volverá a replicar Martínez de Medina (nº. 235) sosteniendo que para librar tal batalla él será armado por la misma Venus. Finalmente las disputas poéticas se clausuran con la intervención de alfonso Vidal, jurado de Sevilla (nº. 236): «En un pleito que es pendiente | ante vos el dios de amor, | yo el vuestro servidor | quiero ser lugar teniente». Vidal otorga el triunfo a Imperial. La cadena poética invita a un profundo análisis, pero nos interesa, concretamente, lo que puede significar en esta serie poética la «corte de amor». ¿Se trata, acaso, de una mera metáfora? La mayoría de los críticos han aseverado que la serie poética consiste, principalmente, en un pleito en esencia estético-literario: un enfrentamiento entre una corriente poética vernácula y la revolucionaria impronta dantesca de Imperial. Pero, a pesar de haberse considerado una polémica seria –en la que los poetas seguirían a conciencia sus ideales artísticos–, la noción «corte de amor» y todos sus 21. «Martínez de Medina no coloca en el plano moral, sino poético y social, el error de Imperial» (Gimeno Casalduero 1987, 137). DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 281 derivados judiciales (sentencia, querella, acusación, etc.) en este grupo de poemas se ha entendido como un recurso literario de origen francés, y, por lo tanto, se ha supuesto que se trata de una metáfora o una alegoría exclusivamente literarias. Es decir, no habría tal corte de amor en la realidad. así, por ejemplo, lo asume Gimeno Casalduero al referirse al poema nº. 234 de Imperial: «ante la corte de amor, comienza un torneo: por una parte, Micer Francisco con once estrofas de siete versos octosilábicos [...] por otra Martínez de Medina, con una composición, también octosilábica, de ocho estrofas de ocho versos [...] alfonso Vidal, en nombre de amor, interviene por último, y como juez, con ocho estrofas de siete octosílabos, concede a Imperial el triunfo» (1987, 124). Pero, a la luz de lo señalado más arriba en relación con la corte de amor como certamen poético en donde un representante del amor, un príncipe de amor, determinaba un ganador, es decir, pensando en que justo por estas mismas fechas se celebraban en la corte de Carlos VI «Cortes de amor», la mención en esta cadena poética de una corte de amor bien podría explicarse como una referencia literal a una contienda poética y no solo a una metáfora: es decir, un llamado a Imperial a una corte poética real por una práctica inadecuada de la gaya ciencia y de los códigos del amor. Por supuesto, no se debe soslayar la dimensión literaria de varias referencias jurídicas (las armas de Venus que pretende tomar Martínez de Medina, verbigracia), pero estas pueden convivir con un sentido literal de «corte de amor» como disputa literaria. Creemos que esta es una interpretación plausible que evidencia los lábiles límites que pudieron existir entre el uso de la expresión en un sentido plenamente literario y su utilización como representación cortesana histórica. La idea de «corte de amor» como corte literaria donde el dios del amor es juez vuelve a aparecer en la Coronación de Jordi de Sant Jordi, un dezir que Santillana escribe pocos años después de la muerte del poeta valenciano, en 1424. No se trata, en este caso, de un concurso o de una disputa literaria, sino de una coronación por parte de la diosa Venus 282 JIMENA GAMBA CORRADINE a Jordi de Sant Jordi, apadrinada por Homero, Virgilio y Lucano: «Deessa, los ylustrados | valentíssimos poetas, | vistas las obras perfectas | e muy sotiles tractados | por Mossén Jorde acabados, | supplican a tu persona | que resçiba la corona | de los prudentes letrados» (Gómez Moreno 1988, 107, vv. 153-160). La diosa accede y pone sobre la cabeza del poeta una corona de laurel. La imagen recuerda la de las celebraciones de la «Cour amoureuse» de Carlos VI, en las que el propio Príncipe de amor, o un representante suyo –como en la contienda de Imperial– coronaba a los poetas ganadores. Pero también puede relacionarse con una representación cortesana en la que el propio Santillana ejerció de juez, y otorgó, en nombre del dios del amor, los premios a los vencedores: nos referimos a la justa de 1434, presidida por Álvaro de Luna, que se describe en la Crónica del Halconero y en la que los representantes del dios de amor dictan la sentencia definitiva (Carriazo 2006, 154-160). Se evidencia, así, que la idea de la corte de amor se utilizó tanto en la literatura como en la preparación de juegos y entretenimientos cortesanos22. ¶ algunos registros de la corte o cortes de amor en la primera mitad del siglo XV. Encontramos la expresión «corte de amor» nuevamente en el Cancionero de Baena en dos poemas de alfonso Álvarez de Villasandino, que constituyen una suerte de tesis y antítesis sobre la postura del poeta frente al amor23. En el primero el poeta declara: «amor, para siempre te quiero loar | e nunca jamás de ti me partir, | antes me plaze tu corte seguir | pues tu poderío es obra sin par» (vv. 1-4). Seguir la «corte solepne» del amor es metáfora del servicio amoroso o del estado de enamoramiento, pues el inicio del 22. Post menciona otros poemas del Marqués de Santillana en donde es palpable la presencia del motivo de la corte de amor, como en el Triunphete (Post 1915). Creemos, sin embargo, que, con miras a demarcar el motivo, es importante diferenciarlo de los triunfos, los infiernos o de otros argumentos alegóricos. 23. ID 1286 e ID 1287. Se trata de los poemas nº. 146 y nº. 147 del Cancionero de Baena (Dutton & González Cuenca 1993, 169-171). DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 283 servicio en la corte coincide con el momento en el que la Ventura «hizo mirar» al poeta «a la más linda de mayor estado». El servicio al dios del amor reproduce los patrones el vasallaje feudal («Esto me mandaste a mí, tu criado, | en arras e en dote e por axuar» [vv. 23-24]), pero también se expresa en términos de la religio amoris («el tu mandamiento me fizo adorar» [v. 16]; «por ti, que quesiste a mí dotrinar» [v. 19]; «amor [...] tú seas loado» [v. 31]). En los últimos versos el poeta solicita al amor que «tu galardón non me sea negado» (v. 50), y explica que se ha portado como leal servidor al no imitar a quienes siguen el «apetito». a continuación de este poema se encuentra una réplica del mismo Villasandino. allí declara querer despedirse del servicio amoroso, pues ve «os boos fugir | de vossa mesnada é de vossa corte» (vv. 1-2) y espera que Dios enderece su vida. La renuncia al amor no implica «leixar | o mundo del todo para me morrer», pues el poeta seguirá cantando y tañendo, leyendo historias y cazando; seguirá practicando «todas boas mañas». Lo que no hará será «trobar», verbo que aquí tiene el sentido recto de escribir poesía. La corte de amor sigue siendo en este segundo texto una metáfora del enamoramiento. No hay, de otra parte, ninguna alusión al juicio o tribunal de amor. Quizá con sentido similar parece presentarse la expresión «corte de amor» en una canción de Pedro de Santa Fe recogida en el Cancionero de Herberay, que, como subraya Vicenç beltran, habla sobre los «efectos del amor»24. El poema comienza con la sentencia «En la cort de amor pujé» (pujé = subí) para luego señalar que la subida no fue otra cosa que una caída («e, pujando, he caído» [v. 2]). La repetición en cada verso de la palabra rima del verso anterior (caído/caí, perdido/perdiendo, cobré/cobrando, alçar/alçome, etc.) favorece el sentido general del poema, donde se nos transmite una sensación continua de estados psicológicos circulares, que oscilan entre el enamoramiento y la libertad, a la que finalmente arriba el poeta. Pero, aunque 24. beltran 2002, 428-429, de donde citamos la canción. Se trata del poema con ID 2248. 284 JIMENA GAMBA CORRADINE en el poema no se presentan de manera explícita una querella o un juicio de amor, es significativa la alusión final a un juez que debe valorar el comportamiento del enamorado: «aviso cualquier jüez | jutge si passo la raya; | mal rayo crüel me caya | si yo cayo otra vez» (vv. 21-24). En la Misa de amor de Suero de Ribera se menciona una «corte» en un sentido distinto al de los poemas anteriores25. Se trata, en este caso, de la celebración de «cortes» por parte del dios del amor y de la solicitud de justicia del enamorado. El poema es, básicamente, una parodia de la misa católica, pero incluye también referencias a motivos de las cortes legales. En la Confesión de la misa, aquí la primera estrofa, el poeta expresa al dios de amor que lo sirve «enojado», pues se ve «mal galardonado» siendo él «leal servidor». y en el Gloria solicita que en nombre de los amantes amor haga «corte general | perdonando todos males» (vv. 36-37) y solicita que en las cortes no trate con el mismo rasero al «discreto conversante» y al «simpre inorante» (vv. 39-40). La realización de las cortes no se describe, pero en la Epístola el autor recuerda que «quando amor fizo sus cortes» (v. 43) dividió a sus devotos en dos grupos: a unos dio «pesar» y a otros «conortes». La última alusión al marco jurídico se da en el fragmento del Evangelio, en donde amor responde a estos amantes que «se le querellavan». No se trata solamente de la utilización de términos o de metáforas jurídicos, que fueron recursos ampliamente difundidos en la lírica cancioneril, sino que se insinúa como en filigrana un esquema de las cortes con sus diferentes partes, lo que diversifica y enriquece la fuerza paródica. aunque no se registra la palabra «cortes», la Visión de amor de Juan de andújar, recogida en el Cancionero de Estúñiga, contiene una alusión al modelo judicial del tribunal de amor. El poeta describe la visión de una procesión de amantes famosos que, al final del poema, son juzgados: «E, queriéndome mudar, | oý una bos divina | que muestra por su doctrina: ‘que vengan todos aýna, | porque uos quieren iuzgar’» (vv. 167-171). La voz remite la «sentencia» al «conde 25. ID 0034. Citamos por Gernert 2009, I, 155-158. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 285 Camarluengo» que «los iuzgará con clemençia» (v. 189). Después de esto el poeta despierta repentinamente: «Quando hobo acabado | la iusticia sus rasones, | un nublo arrebatado | levó todas las visiones» (vv. 190-193)26. Los textos referidos anteriormente aluden a una corte de amor en el sentido de ‘ingresar en el servicio del amor’, o de ‘caer enamorado’ (Villasandino y Santa Fé), pero también se insinúan elementos jurídicos (andújar) y parodias de estos (Suero de Ribera); la parodia jurídica de la imitación de las cortes históricas, o de otros procedimientos administrativos y judiciales se concretará en la segunda mitad de siglo en estructuras en las que la queja –demanda o acusación en términos jurídicos– y el juicio constituirán el centro del poema. De otra parte, si intentáramos extraer de estos cuatro textos una idea general del sentimiento amoroso, esta estaría estrechamente vinculada a una concepción tradicional del amor tal como se presenta en la poesía de cancionero, en la que el amor funge como sentimiento «desinteresado y descarnalizado, sin correspondencia posible, que conduce a la desesperación, la locura o la muerte» (beltran 2002, 45). aneja a esa representación del sentimiento amoroso se encuentra la figura del dios del amor, formulada a veces como alegoría, como personificación o como idea abstracta, pero siempre con una impronta altamente trascendente: una entidad lejana del hombre que este no puede modelar, transformar o rebatir. Por el contrario, en los referentes del modelo de las cortes de amor o de los juicios de amor de textos de la segunda mitad del siglo esta concepción del sentimiento –y, asímismo, la representación del dios del amor– parecen transformase. El amor se convierte en un personaje de carne y hueso que conversa o polemiza con el poeta enamorado (como en la Quexa de amor de Jorge Manrique), que duda de 26. Salvador Miguel ha vinculado el poema a la tradición de los Infiernos de amor y, especialmente, al infierno de Santillana (Salvador Miguel 1983), pero es también evidente que el poema está relacionado con el cortejo de amantes clásicos de los triunfos de amor y que reproduce el motivo ‘cortes de amor’ en la parte final. 286 JIMENA GAMBA CORRADINE su propio poder (como en el poema de Cartagena referido infra) o al que se le da muerte (como en la Sepultura de Guevara). Seguramente estas variaciones corresponden, en parte, al «nuevo hedonismo [...] de la renovación de la poesía del XV» que se manifiesta «en tiempos del reinado de Enrique IV y que modifica sensiblemente los presupuestos más tradicionales del amor cortés anterior» (Cátedra 1989a, 156). Dentro de los presupuestos tradicionales del amor que se transgreden se encuentra el carácter casto del sentimiento, pues, justamente, en estos nuevos textos poetas como el bachiller Ximénez o Ludueña solicitan en la querella al dios del amor un «galardón» de claras connotaciones sexuales, según propuso Whinnom (1981). Corte, cortes, juicios y sentencias de amor en la lírica castellana del siglo XV ¶ La personificación del dios de amor en la segunda mitad del XV y la inversión de modelos serios de corte de amor. Son pocos los registros de la expresión «corte de amor» o «cortes de amor» en la poesía cancioneril de la segunda mitad del siglo XV, pero, sin que se aluda directamente a esta expresión, se observa el desarrollo de una estructura paródica del orden seguido en la cortes históricas o en juicios. Es difícil esclarecer hasta qué punto textos franceses como las continuaciones de La Belle dame sans merci, Les arrêts d’amour de Martial d’auvergne o las composiciones francesas que siguen modelos judiciales, como el grupo de textos medievales que se imprimieron a principios de siglo XVI en la compilación Jardin de Plaisance, pudieron haber influido en estos ejemplos castellanos de tribunales amorosos. En todo caso, a la hora de rastrear las fuentes de esta tradición habría que tener presente también el desarrollo del motivo de las cortes de amor en la literatura catalana, como, por ejemplo, en Lo despropriament de amor de Romeu Llull o en el Somi de Francesc alegre27. 27. Véase, al respecto, Pagès 1936, Torró 1987 & Ravasini 2002 y 2008. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 287 Tampoco es fácil encontrar una denominación adecuada para este corpus de textos, que han sido, generalmente, catalogados como querellas, por lo que parece indudable que el motivo del tribunal de amor está en este periodo necesariamente ligado a la fórmula de la querella o demanda con matriz judicial. Un ejemplo interesante de esta estructura lo encontramos en el poema de Jorge Manrique Quexándose del dios de amor, y cómo razonan el uno con el otro, donde se utiliza la «terminología y casuística propias de las relaciones jurídicas» y donde «trasluce todo el complejo jurídico-militar de las relaciones entre la nobleza y de esta con el rey en el sistema feudal»28. Se trata de la queja del poeta frente a amor por haber sentenciado contra él en firme estando ausente. El tipo de sentencia no queda del todo clara, pero el verso «me trocaste y me vendiste» (v. 20) puede que aluda, como subraya beltran, a que «el amor, en su ausencia, lo había sustituido por otro en la estimación de su dama» (beltran 1998, 98). amor y poeta discuten sobre la sentencia, imponiéndose este sobre el dios. La figura del amor se presenta, hasta cierto punto, desacralizada y humanizada, no solo por el hecho de que el poeta triunfe finalmente sobre el dios, sino también por sugerencias como aquella de que los roles puedan invertirse, pasando el amor a ser el condenado: Mas pues no fue justamente esa tu sentencia dada contra mí por ser absente, agora que estó presente, revócala, pues fue errada, y dame plazo y traslado que diga de mi derecho; y si no fuere culpado, tú serás el condenado, yo quedaré satisfecho [beltran 1998, 101, vv. 81-90]. al final de la discusión, amor modifica la sentencia y otorga nuevamente la correspondencia amorosa al poeta 28. beltran 1993, 98, de donde citamos el poema. Es el ID 2983. 288 JIMENA GAMBA CORRADINE («en te dar a quien te diste [...] te torno y te restituyo | en lo que tanto deseas» [vv. 162 & 166-167]), pero, como subraya beltran, solo cuando «el autor amenaza con hostilidades abiertas obtiene el reconocimiento de su derecho» (1998, 98). amor aparece también con rasgos humanos en un poema de Cartagena en el que el poeta discute con el dios por la insatisfacción que sufre al no ser correspondo29. a esta «justa petición» el amor dicta: «Mando a aquella por quien mueres | que te quiera como quieres, | so pena de excomunión» (vv. 214-216). Pero el autor no queda satisfecho con la sentencia de este «justo juez»30 ni le basta que esta se escriture, pues duda de que estos trámites administrativos obliguen a su dama a cambiar su comportamiento. amor decide, entonces, presentarse ante la señora para hacerle cumplir la sentencia. El poeta, por su parte, teme que amor, cuando vea a la dama, quede prendado de ella: y si amor nunca fue preso, oy converná que lo sea, porque contra quien pelea no estima fuerça ni seso. Los rayos del casto fuego sus alas quemarán luego y sus virtudes perfectas despuntarán las saetas tal que no le vala ruego. y, él quedando prisionero de mi dios de hermosura, quedaré yo, sin ventura, mucho peor que primero31. a su vuelta amor comunica que no se ha enamorado de la dama, pues su condición natural se lo impide, pero confiesa que «si alguna acá entre nos | me ha de prender, siendo dios, | aquesta sola ha de ser» (vv. 398-400). 29. ID 0903. Citamos de González Cuenca 2004, II, 125 y sigs. 30. No acierto a saber si hay aquí una cierta ironía con relación a la famosa oración del Justo Juez, popularísima. 31. González Cuenca 2004, II, 135, vv. 298-310. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 289 El procedimiento judicial del poema no parece tener una connotación seria: el autor duda de su efectividad y el juez, amor, sugiere que la condenada, la dama, puede tener poder incluso sobre él. Se trata de una representación del dios amor humanizado, como veíamos también en el poema de Manrique. La representación de la pérdida del poder del dios amor llega al límite en la Sepultura de amor de Guevara, un contrafactum al esquema tradicional de la querella amorosa, donde el poeta se convierte en juez y amor es juzgado32. ya desde los primeros versos el poeta formula su intención de matar al amor («trabajar quiero la vía | más cercana que sopiera | de matarte» [vv. 23-25]), pero para ello debe pasar por todo el juicio reglamentario. Después de varias estrofas de discusión se explicita la sentencia («yo le condeno | a qu’en fin de sus antojos | muera muerte natural» [vv. 723-725]), se lleva a cabo el pregón y, en la parte final del poema, se le da sepultura al amor33. La debilidad y la humanidad del dios de amor en una estructura jurídica se describe también en un decir del bachiller Ximénez conservado en el Cancionero general en el que la autoridad y severidad del dios del amor se desdibujan por completo: amor ha caído en sus propias redes y, en sus propias cortes, declara que se encuentra completamente impotente y desautorizado. La rúbrica del texto cuenta cómo el poeta, buscando a quién contar su querella, se encontró con amor y «vido cabe unos montes mucha gente que lo llevavan enfermo a un valle porque huía del plazer, en el qual hizo sus cortes y mandó pregonar cómo él estava cativo de amor de una señora» (González Cuenca 2004, III, 426). así se describen estos hechos en el poema: 32. ID 0868. Citamos por Toro Pascua 1996. 33. Como han recordado varios investigadores, la Sepultura no solo tuvo resonancia en varios poetas de la época (Álvarez Gato, badajoz), sino que desencadenó una serie poética de réplicas y contra-réplicas entre Guevara y Juan barba, donde se hacen evidentes dos concepciones sobre el amor bastante disímiles (véase Cátedra 1989a, 137-168, Cátedra 1989b & Toro Pascua 1994). 290 JIMENA GAMBA CORRADINE y en unas andas tendido llevavan pomposamente un mancebo muy doliente, que dizié con gran gemido: «¡Ven, Muerte, súbitamente!». yo, de tal dolor movido, pregunté quién se plañía. Uno dixo: «El dios Cupido, que a todos tan mal hería: es este que va herido»34. a continuación la comitiva se refugia en un valle donde el dios del amor convoca a «toda su corte»; se declara «igual» a sus súbditos y confiesa no tener poderío sobre ellos. Cupido llama, entonces, a su escribano, el Cuidado, y manda que la Fama pregone la situación. La pregonera divulga la imposibilidad del dios del amor de curar los males de los enamorados («¡Ved qué remedio dará, | el dolor o pena fuerte | quien remedio a sí no da» [vv. 108-110]). Después del pregón, un alférez tremola el pendón y se retira la comitiva. En vista de que el dios de amor no puede dar solución a la querella del poeta, este remite su queja directamente a la dama («Contra vos muy humilmente | pongo mi acusación | en esta forma siguiente» [vv. 167-170]). Si hasta el momento la corte del amor enamorado había seguido el modelo de corte histórica (escribano, pregón, alférez, etc.), la queja que el poeta hace a su amada continúa con esta estructura, declarando «el tiempo en que le acusa», «quién reinava en este tiempo» y añadiendo una lista de quejas. además de los elementos trasgresores de la jerarquía tradicional de la poesía amatoria, en donde el dios ejercía poder real sobre sus súbditos, la solicitud del enamorado supera el pudor y distancia de los requerimientos de amores de una solicitud tradicional, pues pareciera ser que en la petición final se hace explícita una obligación legal de la dama a satisfacer sexualmente al poeta: 34. González Cuenca 2004, III, 427, vv. 81-90. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 291 Mas concluyo en este hecho, pospuesta toda malicia, que, según quiere el Derecho, me hagáis de vos justicia tal que quede satisfecho35. aún con más explícitas intenciones sexuales que las formuladas por el bachiller Ximénez pide «justicia» el yo lírico en la Descomunión de amores del Comendador Ludueña36. El «vicario Cupido», elegido por el Dios de amor «juez y administrador | a todas las dinidades» (vv. 6-7), es enviado a excomulgar a una dama que no corresponde en el amor. El dios de amor insiste en la obligación de la dama de dar el galardón al enamorado («que jamás no consintió | dar alivio a sus dolores, | a lo tal siendo obligada»), para lo cual le envía una carta en la que le da un plazo de seis días para otorgar el galardón. Si ella incumple ordenará que «caiga en la descomunión». además de la exigencia del galardón físico, que por derecho tiene el poeta, la composición posee un cierto tono desparpajado y de burla, dentro del género de las maldiciones, pues el dios de amor augura a la dama unas curiosas maldiciones en el caso de que esta no cumpla con lo establecido: su gesto se torne «hoyoso», sus ojos se vuelvan «chicos y somidos», sus dientes «juntos, menudos», la frente «arrugada», la barba «luenga y aguda», los pechos «cobren flojura y blandura»; también la condena a la torpeza y a la falta de gracia; en fin, toda una suerte de defectos de un antiprototipo de dama. El miedo de la dama a este afeamiento ha 35. González Cuenca 2004, III, 435, vv. 276-280. La representación de un amor enamorado y vencido la encontramos también en una pregunta de Juan de Torres a Juan de Padilla del Cancionero de Esúñiga (ID 0143) en la que Padilla cuenta cómo se encontró a amor sentado en un «lucillo», «triste, flaco y amarillo», porque en la «villa no fallaba | quien acogerlo quería» y en cada recinto donde pedía morada era rechazado, a lo que el poeta, compasivo, lo acoge y protege. La respuesta de Padilla es un cómico reproche a Torres por haber tenido cerca al debilitado amor y no haberle hecho daño, pues, según él, «quien a lobos mató | lobos lo habían de comer». 36. ID 0886. Citamos de Rennert 1895, nº. 168. 292 JIMENA GAMBA CORRADINE de ser tal que reconozca el deber de otorgar el galardón («hasta que con rabia diga: ‘No quiero ser enemiga | de quien tantas debdas devo’» [vv. 130-132]). antes de sacar algunas conclusiones generales sobre este corpus de textos, cabría citar dos textos más que ejemplifican cómo la metáfora jurídica penetró otros géneros, además de la poesía. Se trata, de una parte, de la novelita en prosa y verso Quexa ante el Dios de amor del Comendador Escrivá y del Triunfo de amor de Juan de Flores37. La primera es una pieza de «innegable teatralidad»38, en cuya querella intervienen el auctor, amor, Corazón, un Nuncio y hasta la propia dama. Inicialmente parece tratarse de un tribunal serio, pero, como acertadamente apuntó Ravasini, el juicio se tergiversa al final: «Il processo alla donna finisce col trasformarsi in un processo contro l’amore che, proprio nell’esercizio delle funzioni supreme di giudice, vede respinta la propria autorità e messa a nudo la propia impotenza» (2008, 87-88). En donde se reconoce la modificación de roles que ya hemos visto en los poemitas anteriores. De otra parte, el Triunfo de amor narra el proceso llevado a cabo por los amantes muertos en contra del amor. La intriga se extiende en ataques y defensas y en batallas alegóricas en contra o en apoyo del amor. Se reproduce, entonces, también aquí, el modelo del amor juzgado. algunas conclusiones Hemos intentado rastrear los sintagmas «corte de amor» y «cortes de amor» en los principales cancioneros del siglo XV, así como también algunos ejemplos de parodias jurídicas. Se han podido establecer varios usos del sintagma. De una parte, en poemas como la serie de Estrella Diana el uso del término se manejó dentro del mismo campo semántico en el que se inserta la expresión «corte de amor» en las prácticas y 37. Para la primera véase edición en Ravasini 2008 y para su relación con dos textos catalanes que incluyen cortes de amor Ravasini 2002. Edición del Triunfo de amor en Gargano 1981. 38. Para su interpretación como pieza teatral, véase Sirera 1989. DEMANDAS, JUICIOS Y SENTENCIAS EN LA POESÍA DEL SIGLO XV 293 divertimentos cortesanos donde el dios de amor se presentaba como juez (como en la «Cour amoureuse» de Carlos VI o en la justa de 1434). En textos como el de Santa Fe o Villasandino la «corte de amor» tiene el sentido de ‘servicio amoroso’ o de lugar al que ‘ingresa’ el cortesano cuando se enamora o cuando comienza a prestar un servicio amoroso. Pero este uso se encuentra próximo al campo semántico del juicio, como evidencia la presencia de un «juez» en el poema de Santa Fe. En dos textos (Suero de Ribera y bachiller Ximénez) encontramos la fórmula en plural («cortes») indicando, en ambos casos, la realización de cortes por parte del amor al uso de las cortes históricas. En el bachiller Ximénez las cortes son una plena parodia de las históricas, donde el soberano, el amor, se presenta debilitado y despojado de su poder. Finalmente hay una serie de textos que reproducen el modelo de las cortes (quejas, decisiones, pregón, etc.) y un número mayor que utilizan la «metáfora jurídica» sin que su esquema se aproxime al de las cortes, por lo que la parodia de las cortes históricas se presenta apenas como un tipo de poema del grupo de las parodias jurídicas. De otra parte, en los textos referidos no encontramos una fórmula de juicio o cortes seria, al estilo de los textos del mismo tipo de la tradición francesa como, por ejemplo, los que se recogieron en el Jardin de Plaisance. Sino que se trata, desde su origen, de una parodia quizás de modelos extranjeros, donde quien debe ejercer la justicia, el amor, carece de poder, de fuerza o de credibilidad. Se ha producido un fenómeno de humanización de la alegoría del amor, de desacralización y hasta de burla: se presenta como un dios cuyos juicios se rebaten (Manrique) o que no puede juzgar por estar enamorado (bachiller Ximénez). No se trata, necesariamente, de que el poder del amor, como sentimiento, deje de tener efectos en los yoes líricos de los poemas, pues se sigue reproduciendo el modelo tradicional del sufrimiento amoroso que domeña al enamorado. Sin embargo, algo ha cambiado en la forma de expresar ese sentimiento amoroso. En términos formales, podría decirse que la alegoría, entendida en el sentido más tradicional, como algo que es representación de otra cosa, se ha transformado: el dios del amor 294 JIMENA GAMBA CORRADINE no representa en estos textos el poder férreo del sentimiento amoroso, sino que se ha alejado del modelo alegórico y se ha acercado al modelo dramático. Según esta perspectiva, en todas estas piececillas reseñadas se estaría gestando una tradición de tipo más bien dramático que dará frutos como el Diálogo entre el Viejo, el amor y la Mujer hermosa o la Quexa del Comendador Escrivá y que influirá en la personificación del amor de las Églogas de Juan del Encina. Finalmente, hay que considerar también que la tradición de las cortes de amor (en este caso, siempre en plural) continúa en el XVI: será recreada burlescamente en el Concilio de galanes y cortesanos de bartolomé Torres Naharro o en Los poemas Visita de amor y Residencia de amor de Gregorio Silvestre y con cierto tono moralizador en las Cortes de casto amor atribuidas a Luis Hurtado de Toledo, y conserva, como se puede ver en Silvestre, un fuerte componente dramático. Pero esto es ya materia de otros contextos que abordaremos en otra oportunidad. VIII EL DIÁLOGO DE SaNTa CaTaLINa DE SIENa EN UNa bIbLIOTECa NObILIaRIa CaSTELLaNa DEL SIGLO XV G aRTURO JIMÉNEZ MORENO RaCIaS a La DIFUSIóN IMPRESa DE SU vida y sus obras, Catalina de Siena ejerció una notable influencia en la espiritualidad española del siglo XVI al convertirse en modelo de vida contemplativa basada en la imitación de Cristo. En esta difusión tuvo mucho que ver la labor emprendida por el cardenal Cisneros al mandar traducir e imprimir tanto la vida como parte de la obra de la santa italiana. Sin embargo, como ocurrió en otras partes de Europa, la figura de santa Catalina fue conocida y venerada en la Península antes de la intervención de Cisneros y, de hecho, tuvo que formarse un clima previo favorable a la recepción de su figura. Me propongo reconstruir un posible foco cateriniano que acogió y acomodó la figura de la santa en tierras castellanas unos veinte años antes de Cisneros a partir de la presencia de su Diálogo en una biblioteca nobiliaria. Sabemos que desde su misma muerte en 1380 se valoró en la futura santa Catalina su vida virtuosa, sus arrebatos místicos y su legado escrito. Fue su propio confesor, el fraile predicador Raimundo de Capua, el primero en emprender 295 296 ARTURO JIMÉNEZ MORENO el culto a la beata Catalina al elaborar una primera biografía en latín, conocida como Legenda maior. Poco después, otro dominico, fray Tommaso di antonio di Senis, conocido como Caffarini, redacta una versión abreviada conocida como Legenda minor. Junto al olor de santidad o al culto a sus reliquias, ambas biografías circularon primero por Siena y Venecia, después por el resto de Italia y de Europa. El esfuerzo de la Orden de predicadores y de las autoridades civiles de Siena contribuyó a que Catalina fuera canonizada en 1461 por el también senense Pío II (Parsons 2008, 1525). El culto por la nueva santa siguió extendiéndose gracias a las versiones impresas de su vida y de su obra, no ya solo en el original italiano sino también en versiones latinas, que se sucedieron durante las dos últimas décadas del siglo (Hain 1826-38, nn. 4687-4701). La influencia de Catalina de Siena en la Península Ibérica en el siglo XV y principios del XVI1. Por lo que respecta a la Península Ibérica, la influencia de santa Catalina llegó más tarde que a otras partes de Europa debido, quizá, al apoyo que los reinos peninsulares prestaron al papado de aviñón en el Cisma frente a la postura prorromana que había defendido Catalina. Hoy quedan pocas dudas de que el primer foco vinculado a la santa surge en la Corona de aragón, especialmente en la ciudad de Valencia (Huerga 1968, 167-176). así lo atestiguan datos como la fundación del convento de santa Catalina en Valencia en 1491 con el apoyo de la reina Isabel, la inclusión de su biografía en una versión catalana del Flos sanctorum (barcelona, 1494), la publicación de algunas traducciones al catalán de su Vida en 1499 y en 1511, o la celebración, también en 1511, de un Certamen en llaor de santa Caterina de Siena (Casas 2007; arronis 2010, 521). Sin embargo, algunos trabajos recientes muestran que la circulación manuscrita de la Vida de santa Catalina en catalán empezó unas décadas antes. así, un inventario de 1457 demuestra que la reina María, esposa de alfonso el Magnánimo, tenía una Llegenda de santa Caterina 1. Una síntesis con bibliografía sobre la vida y el culto a santa Catalina, así como la suerte de sus obras, puede verse en Salvador y Conde 2007. EL «DIÁLOGO» DE CATALINA DE SIENA EN ESPAÑA 297 de Siena (Casas 2007; arronis & García Sempere 2008). Igualmente, el manuscrito 8214 de la biblioteca Nacional de Madrid contiene una copia manuscrita en catalán de la Vida, distinta a la que poseía la reina María, que, por el análisis de las filigranas de papel y de ciertos rasgos lingüísticos, se ha datado hacia mediados del siglo XV (arronis 2010, 523). ambos testimonios prueban que la devoción por la santa empezó en el levante peninsular mucho antes del cambio de siglo, debido, probablemente, al estrecho contacto que la Corona de aragón mantuvo con Italia desde la conquista de Nápoles en 1443. El modelo de espiritualidad basado en la imitación de Cristo que representaba santa Catalina y que se consolida en España a principios del siglo XVI, en amalgama de corrientes espirituales afines, tanto en ámbitos eclesiásticos como nobiliarios, ya se vino gestando en la Corona de aragón a lo largo de las décadas anteriores2. En Castilla hay que esperar al siglo XVI para encontrar una influencia espiritual, literaria y hasta bibliográfica de la santa senense gracias a la iniciativa del cardenal Cisneros3. al margen de su posible vinculación con el movimiento alumbrado, negado por beltrán de Heredia (1972, 447-461), en Castilla santa Catalina también se había convertido en un referente de la nueva espiritualidad basada en la oración mental y en la contemplación de la Pasión de Cristo. Lo comprobamos en un par de piezas del Cancionero General compilado por Hernando del Castillo (Valencia, 1511). La 2. «Tanmateix, tingueren una acollida extraordinària a les nostres terres a partir de la segona meitat del segle XV, de tal manera que la seva obra i especialment la seva biografia hi van arrelar i van exercir una profunda influència espiritual i àdhuc política; sens dubte gaudiren d’un gran atractiu, tant en l’àmbit eclesiàstic com en la societat laica, des de l’alta noblesa i la clerecia fins al poble senzill» (Casas 2007, 92). 3. El cardenal toledano impulsa traducciones y ediciones de obras relacionadas con el ideal contemplativo como los Diálogos de san Gregorio (Sevilla, 1514), las Meditaciones, soliloquio y manual atribuido a san agustín (Valladolid, 1511 y 1515), el Tratado de la vida spiritual de san Vicente Ferrer (Toledo, 1510) o la Obra de las epístolas y oraciones de santa Catalina de Siena (alcalá, 1512). Véase Sáinz Rodríguez 1979 y bataillon 1998, 44-51. 298 ARTURO JIMÉNEZ MORENO primera es una canción de Ginés de Cañizares (ID 6060), y la segunda, una glosa de alonso de Proaza4 a la canción anterior (ID 6061). ambas composiciones –pero especialmente la glosa– nos presentan los rasgos característicos de la santa: sus virtudes («y diosse vos este don | engastado en humildad | obediencia y castidad»), su capacidad para la contemplación («Do siempre contemplación | eleuado el pensamiento | fue vuestro contentamiento»), su condición de esposa de Cristo («Uuestro esposo rey de aquí | despinas dura muy fiera | su corona os pusiera») y, en calidad de esposa, el mismo padecimiento de su Pasión («assi vos del vuestro amado | trasformada toda enel | el dolor fiero cruel | ‘De sus manos pies costados’ | sentiste junto con el»)5. Por otro lado, conocemos un círculo cateriniano en Castilla que florece en los primeros años del quinientos. Se trata de un grupo de frailes dominicos, religiosas y otras mujeres tanto consagradas como laicas que surge en Piedrahíta en torno a la beata sor María de Santo Domingo, que vivió un tiempo en el convento de Santa Catalina de la localidad abulense6. De hecho, en Piedrahíta existía también un convento dominicano que se vuelca en la defensa de sor María ante el proceso abierto contra ella en 1509 y que termina resolviendo el mismo Cisneros a favor de la beata (Lunas almeida 1930). a este círculo perteneció el primer 4. Conviene tener en cuenta, por un lado, la relación de Proaza con el lulismo valenciano –movimiento que a principios del siglo XVI, como ocurre con santa Catalina, se vincula con el iluminismo (asensio 2000, 78)– y, por otro, su estrecha relación con el cardenal Cisneros (Canet 1997, 45-46; Pardo Pastor 2000). 5. Cito por Dutton 1991, V, 138-139; analiza esta composición Laskaris 2001, 309-334. 6. Véase beltrán de Heredia 1972, 524-531; bataillon 1998, 6970; asensio 2000, 78; Carvalho 2007, 23; y, sobre todo, ahora la magnífica monografía sobre sor María de Sanmartín bastida 2012. No deja de resultar paradójico que varias décadas más tarde Diego Pérez de Valdivia en su aviso de gente recogida (1585) tenga que recomendar, entre «otros libros de este tono», la lectura de santa Catalina como guía espiritual para atajar la excesiva libertad con que llegaron a vivir las beatas durante el siglo XVI (Cátedra & Rojo 2004, 83-85). EL «DIÁLOGO» DE CATALINA DE SIENA EN ESPAÑA 299 traductor del latín al castellano de la biografía y, quizá también, de las epístolas de santa Catalina, fray antonio de la Peña7. además de frailes, monjas y beatas, a este círculo también se arrimaron algunas damas de la nobleza local. así, en el proceso contra la beata se le acusa de vestir ciertas prendas vistosas –sombreretes y sayas de grana– o piedras preciosas, pero alguno de los testigos favorables a sor María, como fray Diego de Vitoria, testifican que esas prendas pertenecían a ciertas damas nobles que las prestaban a la beata para que las llevara puestas durante alguno de sus éxtasis8, lo que dejaría clara la familiaridad espiritual entre la visionaria abulense y ciertas damas nobles. Como hemos venido sugiriendo, este fervor cateriniano que surge en la década primera del siglo XVI, tanto en aragón como en Castilla, no hubiera sido posible sin la existencia de un previo clima receptivo a toda esta literatura mística y, en concreto, también a la vida y la obra de la santa italiana9, y ello especialmente en el ámbito de la nobleza femenina. Un cenáculo religioso en Plasencia hacia 1470-1480 Tenemos noticia de que no muy lejos de Piedrahíta pudo existir otro cenáculo religioso (Jiménez Moreno 2012). Como el de la localidad abulense, se trataría de un círculo con una fuerte 7. Raimundo de Capua, Vida de santa Catalina de Siena (alcalá: arnao Guillén de brocar, 1511; con dos ediciones, el 27 de marzo y el 26 de junio); Santa Catalina de Siena, Obra de las epístolas y oraciones (alcalá: arnao Guillén de brocar, 1512). Véase Cátedra 1996, 72-73. 8. «y que si otras veces se colocaba corales obedecía a que algunas señoras se los daban para que los llevara y se los devolviera después de haber sufrido en rapto, con ellos puestos, los dolores de la pasión de Cristo, durante cuyos raptos decía cosas verdaderamente maravillosas» (Lunas almeida 1930, 176); el testimonio de fray Diego de San Pedro también abunda en la misma defensa (ibídem, 179). Véase ahora Sanmartín bastida 2012, 329-332. 9. El mismo bataillon reconoce que «la imprenta viene a poner al alcance de todos lo que desde hacía medio siglo era privilegio de una porción selecta de letrados y grandes señores» (bataillon 1998, 49). 300 ARTURO JIMÉNEZ MORENO presencia femenina y también bajo inspiración dominica. Nos referimos al formado alrededor de doña Leonor Pimentel, señora de Plasencia y béjar, que congrega en torno a su palacio placentino y a la iglesia y convento de San Vicente Ferrer, fundados y dotados por ella y su marido, un grupo dedicado a la lectura y a la práctica de la oración metódica y de la contemplación. además de ella misma, componían este cenáculo algunas de sus familiares, como su propia hija María, damas de Plasencia e incluso alguna beata como una tal Juana Gudiel, criada de la condesa y favorecida tanto en el testamento de Leonor como en los posteriores repartos de bienes10. Este círculo debió de florecer hacia los años setenta y ochenta del siglo XV o, al menos, hasta la muerte de doña Leonor en 1486. Conocemos la relevancia histórica de doña Leonor Pimentel durante los reinados de Enrique IV e Isabel I. Tanto las crónicas como otros textos históricos contemporáneos se han encargado de trasmitirnos la imagen de una mujer fuerte, con ambición y capacidad de influencia política tanto dentro de su propia familia –los Stúñiga o Zúñiga– como fuera de ella (Lora Serrano 2008, 1599-1602). Sin embargo, todavía queda por desvelar la vida privada de doña Leonor y, concretamente, la naturaleza y el alcance de su religiosidad11. 10. a Juana Gudiel van a parar los ornamentos de la capilla según establece la duquesa en su testamento: «Otrosí dixo que por quanto su señoría ovo dado e dio cargo de su capilla al canónigo Juan de Gata, su criado, e todas las cosas della, assí ornamentos como cruzes, cáliçes e otros vasos y ornamentos de plata e cosas de seda e lienços segúnd es notorio, el qual le dio de todo ello buena cuenta y razón e después él lo dio y entregó a Juana Gudiel, beata criada de su señoría, por su mandado que desde agora dava e dio por libre e quito al dicho canónigo» (aHN, Nobleza. Osuna, c. 217, d. 21, fol. 598v). Más adelante, doña Leonor favorece económicamente a las iglesias y monasterios que están bajo su jurisdicción, entre ellos «la casa de las beatas de la Madalena que es cerca de Xaraýz para la obra y reparo della mill maravedís» (loc. cit., f. 602v). La presencia de beatas en Plasencia se remonta varias décadas atrás, a los tiempos del obispo Gonzalo de Zúñiga, que favoreció a las beatas de san Ildefonso (Sánchez Lora 1959-62, 40-41). 11. Sobre su papel político de mujer fuerte y su influencia política, véase Cátedra 2003. actualmente estoy ultimando un trabajo sobre la figura de doña Leonor Pimentel para Papers of the Medieval Hispanic EL «DIÁLOGO» DE CATALINA DE SIENA EN ESPAÑA 301 ante todo hay que destacar la estrecha relación de doña Leonor con la orden de predicadores, a la que llama «nuestra orden»12: no solo funda y dota la iglesia y el convento de San Vicente Ferrer en Plasencia13, sino que además dominicos son algunos de su confesores y consejeros como fray Juan López, fray alonso Maldonado y, al final de su vida, fray antón de Nieva14. Precisamente en la misma carta de donación del convento, fechada en 1484, la duquesa de Plasencia manda a alonso Maldonado que en la puerta principal se pongan, entre otras, una imagen de santa Catalina de Siena15. Es decir, poco más de veinte años después de Research Seminar del Department of Hispanic Studies en Queen Mary and Westfield College. 12. así se lee en la carta de doña Leonor donando a los dominicos el convento de san Vicente Ferrer: «Por quanto yo la Duquesa doña Leonor Pimentel Duquesa de la Çibdad de Plazançia movida con fervor de devoción que siempre a la Orden de nro. Padre Santo Domingo tuve […] asi mesmo porque en esta nuestra orden ha avido, e ay tan diferentes e distintos modos de vivir […] quise con vos declarar mi deseo çerca del estado e forma en que el dicho mi monesterio avía de quedar» (Palomo Iglesias 1975, 9 & 10). 13. No creo que, en este contexto espiritual, sea irrelevante la pertenencia de este convento a la Congregación de la Observancia desde 1492 (Hoyos 1966, 99). 14. Juan López fue no solo el confesor y director espiritual –y, en cierto modo, político– sino también el autor de varias obras escritas para la dama (Jiménez Moreno 2002). alonso Maldonado fue el encargado de la construcción de la Iglesia y el convento de san Vicente. Fray antón de Nieva aparece en el testamento de doña Leonor no solo como confesor sino también con el encargo especial de que velara por el cumplimiento de sus mandas: «Que todo esto lo hagan y ordenen [se refiere a los ejecutores de su testamento] con acuerdo e consejo del reverendo padre fray antón de Nieva de la orden de los pedricadores, maestro en santa Theología, su confessor» (aHN, Nobleza, Osuna, c. 217, d. 21, fol. 595v). 15. «Item que la puerta principal de la dicha iglesia sea suntuosa de ricos follajes e molduras, en la cual se pongan estas quatro imágenes de bulto, conviene a saber sant Pedro Martir, santo Thomas , santa Catalina de Sena, e san Gil, frayres santos de nra. Orden» (Palomo Iglesias 1975, 11). No hay rastro de estas imágenes en la actualidad. Desde algunos años antes, en aldeanueva de la Vera, que pertenecía al señorío de Plasencia, ya existía un pequeño convento de santa 302 ARTURO JIMÉNEZ MORENO su canonización, la santa italiana era ya una figura de devoción en Plasencia y en el ámbito de su señora, quien, sin duda, fue un referente fundamental a la hora de la configuración de una suerte de poder femenino que se coronará con la reina Católica, que tantas cosas en común tiene con doña Leonor, entre ellas un contexto espiritual que vemos presente también en otros centros de espiritualidad femenina16. El «Diálogo» en la biblioteca de los Condes de Plasencia En la documentación relativa al linaje de los Zúñiga existe una entrega de los bienes que dejó la duquesa doña Leonor al morir, y que, como es habitual en este tipo de escritos, en la mayoría de sus asientos anota el destinatario y la fecha de entrega17. En este caso Catalina de Siena donde se habían recogido algunos caballeros a los que se les conocía como los «beatos» (Fernández 1627, 146). Precisamente, en aldeanueva circuló en tiempos de Cisneros el «libro toscano de las epístolas» que no era otro que la Obra de las epístolas y oraciones de la bienanveturada virgen sancta Catherina de Sena (alcalá: arnao Guillén de brocar, 1512), según Carvalho (2007, 23). 16. En el Libro de devociones y oficios confeccionado por sor Constanza de Castilla antes de 1478 para las monjas del convento dominico de santo Domingo el Real en Madrid encontramos una oración donde se invoca a santa Catalina como ejemplo de la intervención misericordiosa de Cristo: «Señor, humillmente suplico a ti, que de los pecadores fazes justos, te plega alinpiar et justificarme commo tú sabes a mí es neçesario segunt mis graves e muchos errores e la grandeza de mi maldat, e la grant frialdat et apartamiento de tu memoria que en mí es, commo obraste en sancta Catalina de Sena» (Wilkins 1998, 7). 17. Este dato se desprende del epígrafe inicial escrito por la misma mano que el resto del documento: «Las cosas que Martín Ruyz de Medina dio y entregó por mandado del duque mi señor que aya gloria e del duque e duquesa mis señores que agora son de las que resçibió de Vernal Pérez de bonilla en el año de MCCCCLXXXVII años que son del ynbentario que se hizo al tiempo del fallesçimiento de la duquesa mi señora que aya gloria. Son las que adelante dira en esta guisa» (aHN, Nobleza, Osuna, c. 218, d. 16, nuestra cita en fol. 1r). además de este, hemos manejado otros documentos complementarios en el mismo lugar, especialmente c. 217, d. 82-88, en donde se repiten algunos datos del documento anterior. EL «DIÁLOGO» DE CATALINA DE SIENA EN ESPAÑA 303 las fechas van de 1487 –cuando se inicia el reparto– hasta 1494. Entre otras partidas de bienes, se consignan unos «libros en latín y romance», entre los que figura el siguiente asiento: Que dio el dicho mayordomo [Martín Ruiz de Medina] a la duquesa, mi señora, un libro de sermones de santa Catalina, el qual el dicho mayordomo avía dado alonso Fernández, capellán, prestado; y el dicho alonso Hernández le dio a su señoría en presençia de Pedro de Medina [fol. 24r]18. algo más concisa es esta segunda referencia que aparece en un documento posterior: Su señoría dize que dio un libro de sermones de santa Catalina, el qual tenía alonso Fernández, capellán, que se lo avía dado el mayordomo19. Conviene contextualizar esta mención a una obra de santa Catalina dentro de la relación de libros: aparece junto a piezas como los Evangelios moralizados de fray Juan López de Salamanca, un libro de la Conversión de san Pablo o los Soliloquios atribuidos a san agustín. Estos libros evidencian una tendencia a la oración metódica y a la meditación a partir de la lectio. a estas obras hay que unir otra que, aunque silenciada en este y otros documentos manejados, sabemos que 18. La duquesa que se cita en el asiento es doña María de Zúñiga, una de las hijas de doña Leonor Pimentel, casada con su tío Álvaro de Zúñiga el segundo, que había heredado el título debido a la temprana muerte de su padre Pedro de Zúñiga, primogénito de don Álvaro de Zúñiga I y su primera esposa, doña Leonor Manrique. así, pues, los nuevos duques se quedan con los bienes que no habían sido destinados para saldar deudas o legados a otro miembro de la familia. Muchos libros pasan a manos de doña María, que imitó a su madre en prácticas devotas y obras religiosas como la fundación del convento de san agustín en Salamanca (Viñas 1989, 385-386). 19. aHN, Nobleza, Osuna, c. 217, d. 86, fol. 4v. En el asiento anterior también aparece otra obra: «a la duquesa mi señora dize que dio Francisco Álvarez un libro de evangelios moralizados en el año de LXXXVII». 304 ARTURO JIMÉNEZ MORENO fue escrita para doña Leonor y leída tanto por ella como por el cenáculo femenino formado a su alrededor. Se trata del Libro de las historias de Nuestra Señora, confeccionado también por Juan López para fomentar la devoción mariana de Leonor, donde se recomienda la oración metódica basada en la lectura: Escogerás tienpo en que leas e horas çiertas en que contenples lo que leýste, e momentos señala en que fagas lo que estudiaste. abre tus libros, conpón tus estudios. Tu oraçión sea devota e cabo de lecçión. E tu lecçión sea intenta e cabo de tu oraçión; sea reposo de tu oraçión la lecçión; e de la lecçión sea descanso tu oración20. Vengamos ahora al libro de santa Catalina que tuvieron, sucesivamente, doña Leonor Pimentel, uno de sus capellanes y doña María de Zúñiga. aunque los datos que nos aporta el documento no son muchos, podemos extraer algunas conclusiones. Se trata, en primer lugar, de un volumen manuscrito porque, de las casi cuarenta piezas apuntadas en el documento, solo se indica su carácter impreso, «de molde», de unos Proverbios de Séneca (acaso Zamora: antón de Centenera, 1482 [Haebler 1903, nº. 616]). además, aunque el volumen pertenecía a doña Leonor, en el momento de su muerte, debía de estar prestado a uno de sus capellanes, alonso Fernández. Quizá por su doble uso –religioso y laico–, tanto esta obra como otras diez más –libros de meditación y de capilla, en su mayoría– no aparecen en un inventario de bienes de la dama fechado en 146821. El asiento describe el proceso por el cual el mayordomo Martín Ruiz 20. Jiménez Moreno 2009, 42. Esta obra en la que conversan la propia condesa con la Virgen junto a la de santa Catalina –posiblemente, como veremos, su Diálogo– y a los Soliloquios atribuidos a san agustín evidencian una tendencia al molde dialogado entre los libros de doña Leonor. 21. aHN, Osuna, c. 216, d. 31. Este inventario ha sido analizado por Ladero Quesada & Quintanilla Raso 1981, 49-50; Lawrance (1985, 83-84) lo data en 1494; ofrezco una transcripción en Jiménez Moreno 2004, 34-40. EL «DIÁLOGO» DE CATALINA DE SIENA EN ESPAÑA 305 recupera la pieza prestada y la entrega a su propietaria legítima, la nueva duquesa doña María de Zúñiga. La fecha de entrega del libro no aparece en el asiento que nos interesa ni tampoco en el siguiente, pero sí en los asientos anteriores22 –que siguen un orden cronológico: 1487, 1488, 1489, 1490, 1492– o en el último que lleva la fecha, otra vez, de 1487. Poco importa, sin embargo, el año concreto del asiento cuando sabemos que el libro había pertenecido a la duquesa doña Leonor, es decir, que podemos datarlo, al menos, antes de su muerte en 1486. Un problema diferente es averiguar qué obra de santa Catalina se esconde tras la denominación de sermones. aunque no se puede descartar que se trate de alguna copia manuscrita de uno o varios sermones predicados para la fiesta de la santa, como sostiene beceiro Pita (2007, 567), sin embargo el empleo de la expresión «libro de sermones» parece apuntar más a un códice encuadernado y de una cierta extensión. El mismo escribano utiliza otros términos como «quaderno» para referirse a piezas de menor extensión que no llevarían cobertura, verbigracia, «un quaderno de pergamino de canto de órgano», o simplemente piezas sin encuadernar. Más significativo para nuestro propósito es la descripción de otro asiento que contiene una sola pieza homilética: «Un libro pequeño de cobeturas moradas con diez vollonçitos en que está un sermón que declara qué sinifica la paysón e resurreçión». Creo que si el asiento que ahora nos interesa estuviera apuntando algún sermón para la fiesta de santa Catalina, el escribano hubiera empleado alguna fórmula con diminituvo, como cuando consigna «un librito de pergamino syn cobeturas que es confesyonario de la duquesa». Parece, pues, que estamos ante una obra de Catalina y no sobre ella. 22. Nos referimos solamente a los once primeros asientos que aparecen formando un lote de libros separado de los demás. El resto de libros –que también aparecen juntos en el inventario de bienes que acabo de citar– se apuntan a continuación, pero encabezados por un epígrafe único fechado en 1494 y agrupados por una línea continua vertical en el margen izquierdo, que viene a indicar que esos libros fueron entregados al camarero Sancho de Perero. 306 ARTURO JIMÉNEZ MORENO así, se abren dos posibilidades: o bajo ese título se esconde alguna de las obras conocidas de santa Catalina, como veremos más abajo, o se trata de un volumen con alguna versión en castellano de las pláticas de la santa. Los casos de místicas y visionarias que dictaban explicaciones en forma homilética no son infrecuentes a fines de siglo XV y primeras decenios del XVI, como I Sermoni de Caterina Vigri o Catalina de bolonia (Caterina 1999) o, en España, el Conhorte de sor Juana de la Cruz (García de andrés 1999). Es más, uno de los ingredientes habituales en los textos que recogen las experiencias místicas femeninas era la representación o performance del discurso oral, sea en forma de sermón o de lectura en voz alta, como se ha estudiado en el caso de sor María de Santo Domingo (Sanmartín bastida 2012, 382-397). En el caso de Catalina de Siena no podemos descartar que explicaciones orales entendidas como sermones pudieron circular de forma manuscrita en ámbitos conventuales o, como sería el caso, entre mujeres seglares que, conducidas por frailes dominicos, querían enriquecer sus prácticas religiosas con la lectura en voz alta –quizá con algún tipo de representación– de textos espirituales. No se conoce ninguna traducción al castellano de las obras de santa Catalina antes de las de fray antonio de la Peña en 1511 y 1512. Existen ediciones tempranas en el original italiano del Diálogo della divina providentia o Libro della divina dottrina 23. Posteriormente, circuló impresa por toda Europa, y también por la Península Ibérica, la versión en latín, traducida por fray Raimundo de Capua24. Es en la 23. Vease Gesamkatalog der Wiegendrucke (GW), 6223 (bologna: baldassare azzoguidi, h. 1475) y GW 6224 (Nápoles: Werner Raptor, 1478). En la biblioteca Nacional de Madrid, Inc. 290, se conserva una edición algo posterior también en italiano (GW 6225; Venecia: Matteo Capcasa a instancia de Lucantonio Giunta, 1494). 24. GW 6226 (brescia: bernardinus Misinta, 1496). De esta edición existen ejemplares repartidos por muchas bibliotecas españolas: bNM, Inc. 997; biblioteca de la Universidad de barcelona, Inc. 146; Sevilla bU, a 335/010(1); Real biblioteca de El Escorial; biblioteca Universitaria de La Laguna, biblioteca Pública de Palma de Mallorca; biblioteca Universitaria de Salamanca; biblioteca Pública de Tarragona; archivo y biblioteca de la Catedral de Toledo, etc. EL «DIÁLOGO» DE CATALINA DE SIENA EN ESPAÑA 307 versión latina donde, tras la epístola preliminar, leemos la siguiente rúbrica inicial: Incipit liber doctrine date per personam eterni patris intellectui loquantis admirabilis et alme virginis chaterine de senis yhesu Christi sponse fidelissime sibi sub habitu beati dominici famulantis conscriptus dictante ipsa vulgari sermone dum esset in extasi sine raptu […] [Sevilla, bU, a 335/010 (1), fol. sign. b.i.r; la cursiva es mía]. Es más que posible que el escribano encargado de redactar el documento en el que hemos encontrado la mención a los «sermones» de santa Catalina no fuera muy capaz en la lengua latina y copiara de una rúbrica parecida a la del impreso lo que entendió que podía ser el título de la obra que tenía entre manos. Sin embargo, dada la fecha en la que se debió de redactar el documento, lo más seguro es que se tratara, no de un texto de molde, sino de alguna copia manuscrita25. Por otro lado, aunque el volumen perteneciera a doña Leonor, es lógico que estuviera en poder de uno de los capellanes, puesto que la duquesa no entendía el latín26. De hecho, una de las disposiciones de Leonor Pimentel era 25. Es posible que la familia Zúñiga dispusiera de algún escribano a su servicio puesto que de los Evangelios moralizados se citan distintas copias en el mismo documento. En un inventario de 1533 de los libros de la Catedral de Salamanca aparecen guardados en un mismo banco varias obras –entre ellas las de Juan López– que coinciden con las que se habían apuntado en la biblioteca particular de los condes de Plasencia. Si bien allí no aparece ni rastro de la obra de Catalina de Siena, en otro banco de la biblioteca catedralicia aparece un ítem cuyo título e íncipit coinciden con el Diálogo: «Dialogus beatae Katerinae. Com. Inter vitia. acaba Dialogus» (Marcos 1961, 304). Sin embargo, lo más probable es que se trate de dos volúmenes distintos, puesto que este íncipit remite a alguna de las versiones impresas. 26. alguna obra escrita expresamente para ella está solo en romance –estoy pensando otra vez en el Libro de las historias de Nuestra Señora–; además, salvo las piezas litúrgicas, el resto de sus libros también estaban escritos en romance castellano. Resulta curioso que la única obra escrita en otra lengua –aparte del latín de los libros litúrgicos– sea un «libro de los miraglos de letra portuguesa» que tenía en su cámara don Álvaro I en 1487 y que el camarero entrega al nuevo duque don Álvaro II. 308 ARTURO JIMÉNEZ MORENO comprar los libros necesarios para dotar al convento de san Vicente de una «librería complida»27. además, en un inventario de bienes de los II duques de Plasencia, María de Zúñiga y Álvaro de Zúñiga, volvemos a encontrar esta misma pieza (aHN, Nobleza, Osuna, c. 222, d. 52). María de Zúñiga, hija de Leonor y de Álvaro I de Zúñiga, contrajo matrimonio con su propio sobrino por parte de padre, Álvaro II, quien, tras no pocas disputas con otros miembros de su familia, hereda el mayorazgo y el título del linaje. Por su parte, María de Zúñiga hereda algunos libros que habían pertenecido a su madre, especialmente libros de devoción y espiritualidad como el de santa Catalina. El caso es que María debió de continuar con la inclinación hacia las lecturas religiosas porque en su biblioteca encontramos dos obras más de la santa senense: Otro libro de las Epístolas de santa Catalina de Sena; estaba con ellas una caxa en que avía dos pares de guantes e dos paños de cabeça de olanda (fol. 33v). Otro libro Sermón de santa Catalina (fol. 34v). Otro la Vida de santa Catalina de Sena (fol. 34v). Que la segunda pieza es la misma que aparecía entre los bienes de su madre lo confirma el hecho de ir junto a otras que también aparecían allí, como los Evangelios moralizados o un Libro de los temores e miedos. Pero, además, el escribano del inventario distinguió claramente el título de las Epístolas y la Vida, probablemente porque se tratara de las traducciones castellanas impresas por Cisneros. Sin embargo, aunque parece que revisó el manuscrito heredado de la I duquesa de Plasencia, tampoco dio con el título, de ahí que decidiera el título en singular: sermón. Volvamos al cenáculo religioso que surge en Plasencia en torno a doña Leonor Pimentel y bajo la inspiración de los frailes predicadores. y volvamos también a las corrientes 27. Palomo Iglesias 1975, 12. Un interés parecido expresa también la duquesa en su testamento: «Que el dicho monesterio fuesse ayudado e aprovechado para los dichos libros e ornamentos e cosas necesarias para el servicio dél» (aHN, Nobleza, Osuna, c. 217, d. 21, fol. 606v). EL «DIÁLOGO» DE CATALINA DE SIENA EN ESPAÑA 309 de espiritualidad –a esas «aguas venidas de otros manantiales», que decía Eugenio asensio (2000, 35)– que van brotando en Castilla, sobre todo a partir de la llegada al trono de Isabel I, y que, confluyendo después con el erasmismo, acabaron por remover la espiritualidad castellana en la primera mitad del siglo XVI. Si, como señala Marcel bataillon (1998, 1-71), Cisneros impulsa la traducción y difusión de textos que fomentaban una vivencia más íntima de la fe cristiana, asensio arrima no pocos títulos y autores que, arraigados en la tradición franciscana, fomentan, entre otros rasgos, la oración mental o la contemplación (asensio 2000, 75-96). Por su parte, Melquiades andrés apunta también al convento observante de san Gregorio en Valladolid como foco de varias corrientes de renovación espiritual tanto de raíz medieval como moderna28. Precisamente este impulso renovador ya había brotado en Castilla a partir de la reforma observante que se va extendiendo a lo largo del siglo XV, especialmente en conventos de clarisas, tanto antiguos como de nueva fundación29. Pero si este contexto reformador es importante, lo es aun más la estrecha vinculación de la nobleza castellana no solo en la fundación y dotación de estos conventos sino también en sus hábitos religiosos y culturales, como ha expresado Cátedra30. 28. «allí se encontraron en feliz confluencia la ascética tradicional, la humanista, la afectiva, la erasmista y la de la oración metódica […] En el primero [se refiere al convento de san Gregorio] se vivió con intensidad el humanismo, el savonarolismo, el erasmismo y la espiritualidad afectiva» (andrés 1976, 130 y 131). 29. Entre ellos, Santa María de la bretonera en belorado, el convento de la Visitación en Madrid o los de Santa Clara en Calabazanos, Cuéllar o astudillo (Cátedra 2005, 40-45). 30. «Fines políticos, espirituales y socio-económicos como los aludidos más arriba son evidentes en la responsabilidad que la nobleza adquirió con respecto a las fundaciones nuevas y viejas y, en cierto modo, en los movimientos de patronazgo y cambios estructurales de estos conventos, según las circunstancias políticas y las nuevas dependencias de las ciudades o villas donde estaban enclavados» (Cátedra 2005, 43). 310 ARTURO JIMÉNEZ MORENO Pienso que en la Plasencia de tiempos de doña Leonor Pimentel se dan unas circunstancias parecidas para que se gestara un modesto intento de renovación espiritual o, quizá, de renovación litúrgica, favorecido tanto por la fundación del convento observante de San Vicente Ferrer en tanto que centro de estudios, como por la iniciativa personal de la duquesa. Conclusión En otro lugar he analizado las prácticas de lectura de Leonor Pimentel y su círculo a partir del testimonio del Libro de las historias de Nuestra Señora (Jiménez Moreno 2012). allí intentaba mostrar cómo, además de una lectura individual, se produjo una lectura en común con algunas damas de su palacio de libros de espiritualidad. No podemos descartar que esos sermones de santa Catalina fueran, en realidad, alguna versión manuscrita en romance de sus pláticas, destinada a ser leída en voz alta para doña Leonor y su círculo femenino, pero carecemos de pruebas concretas. Creemos que se trata de alguna copia manuscrita de la traducción latina del Diálogo de la santa italiana, encargada por la condesa para que fuera aprovechado por sus capellanes o por los frailes del convento. En cualquiera de los dos casos, la presencia de esta y otras obras junto a otros datos relativos a las prácticas de lectura y oración que se fomentaban en el círculo de la Duquesa de Plasencia hacia los años setenta y ochenta del siglo XV bajo la inspiración de la orden de predicadores nos permite concluir que la devoción a santa Catalina de Siena en Castilla y, lo que es más importante, su influencia espiritual había brotado unos veinte años antes de la plantación del cardenal Cisneros. bIbLIOGRaFÍa CITaDa accame Lanzillotta, Maria, & Emy Dell’Oro, eds., Memorabilia urbis Romae, Tívoli: Tored, 2004. agamben, Giorgio, El lenguaje y la muerte. Un seminario sobre el lugar de la negatividad, Valencia: Pre-textos, 2002. alarcón, Enrique, ed., santo Tomás de aquino, Opera omnia, Pamplona: Universidad de Navarra, 2000 (recurso electrónico). alberti, Leon battista, Descriptio Urbis Romæ, ed. crítica y trad. al francés y comentario de Martine Furno & Mario Carpo, Ginebra: Librairie Droz, 2000. alcalá, Ángel, «Juan de Lucena y el preerasmismo español», RHM, 34 (1968), págs. 108-131. alfonsi, Luigi, «Romanità e barbarie nell’ apologia di boezio», Studi Romani, 6 (1953), págs. 607-616. alvar, Carlos, Traducciones y traductores. Materiales para una historia de la traducción en Castilla durante la Edad Media, alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos, 2010. Álvarez Palenzuela, Vicente Ángel, «La situación europea en época del concilio de basilea. Información de la embajada del Reino de Castilla», archivos Leoneses. Revista de Estudios y Documentación de los Reinos Hispano-Occidentales, 46, nº. 91-92 (1992), págs. 9-292. andrés, Melquíades, La Teología española en el siglo XVI, tomo I, Madrid: baC, 1976. anglade, Joseph, & Camille Chabaneau, eds., Jean de Nostredame, Les vies des plus célèbres et anciens poètes provençaux, París: H. Champion, 1913. 311 312 BIBLIOGRAFÍA CITADA antolín, Guillermo, Catálogo de los códices latinos de la Real Biblioteca del Escorial, Madrid: Imprenta Helénica, 1910, vol. I; 1913, vol. III; 1916, vol. IV. arens, Hans, aristotle’s Theory of Language and its Tradition: Texts from 500 to 1750, amsterdam: benjamins, 1984. arronis i Llopis, Carme, «aproximació a la Legenda de Sancta Catherina de Sena, manuscrit anònim de la biblioteca Nacional de Madrid», en Medievalismo en Extremadura: estudios sobre literatura y cultura hispánicas en la Edad Media (actas del XII Congreso Internacional de la asociación Hispánica de Literatura Medieval, Cáceres, Setiembre 2007), Cáceres: Universidad de Extremadura, 2010, págs. 519529. arronis i Llopis, Carme, & Marinela García Sempere, «Referents italians en la cultura catalana: traduccions i altres versions literàries de la Llegenda de Santa Caterina de Siena», en La Catalogna in Europa, l’Europa in Catalogna. Transiti, passaggi, traduzioni. atti del IX Congresso internazionale (Venezia, 14-16 febbraio 2008) della associazione Italiana di Studi Catalani, publicación en línea <http://rua.ua.es/ dspace/bitstream/10045/8283/1/arronis-GarciaSempere1.pdf> asensio, Eugenio, El erasmismo y las corrientes espirituales afines. Conversos, franciscanos, italianizantes con algunas adiciones y notas del autor. Carta prólogo de Marcel Bataillon, Salamanca: Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas & Sociedad Española de Historia del Libro, 2000. avalle, D’arco Silvio, «I canzonieri: definizione di genere e problemi di edizione», en La critica del testo. Problemi di metodo ed esperienze di lavoro, atti del Convegno di Lecce (22-26 ottobre 1984), Roma: Salerno Editrice, 1985, págs. 363-382. avalle-arce, Juan bautista, «Los herejes de Durango», en Temas hispánicos medievales: literatura e historia, Madrid: Gredos, 1974, págs. 93-123. avesani, Rino, Verona nel Quattrocento, Verona: Istituto per gli Studi Storici Veronesi, 1984. BIBLIOGRAFÍA CITADA 313 baglio, M., «Seneca e le ingannose lusinghe di Nerone: Zanobi da Strada e la fortuna latina e volgare di Tacito, annales XIV 52-56», Studi Petrarcheschi, 13 (2000), págs. 81-149. baldassarri, Stefano, «Teoria e prassi nell’ apologeticus di Giannozzo Manetti», Journal of Italian Translation, 3 (2008), págs. 2-30. bardell, Matthew, ed., La Cort d’amor: a critical edition, Oxford: Legenda, European Humanities Research Centre, University of Oxford, 2002. basile, Tania, & Jean-Jacques Marchand, eds., antonio Tebaldeo, Rime, Modena: Panini, 1992, 3 vols. bataillon, Marcel, Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI, Madrid: FCE, 1998. bautista, Francisco, «Genealogía y leyenda: el surgimiento de los reinos de Castilla y aragón», e-Spania, 7 (2009). ——, «La segunda parte de la Crónica de Juan II: borradores y texto definitivo», Cahiers d’Études Hispaniques Médiévales, en prensa. bazán Díaz, Iñaki, Los herejes de Durango y la búsqueda de la Edad del Espíritu Santo en el siglo XV, Durango: Museo de arte e Historia, 2007. beccadelli, antonio, el Panormita, El hermafrodito, ed. Enrique Montero Cartelle, Madrid: akal, 2008. beceiro Pita, Isabel, «La versión de la obra clásica y su destinatario: los manuscritos de la nobleza castellana en el siglo XV», Evphrosine, 29 (2001), págs. 111-124. ——, Libros, lectores y bibliotecas en la España Medieval, Murcia: Nausícaa (Medievalia, 2), 2007. beckmann, Gustav, ed., Concilium Basiliense. Studien und Quellen zur Geschichte des Concils von Basel, VI, basilea: Helbing & Lichtenhahn, 1926; reimpr. Nendeln, Liechtenstein: Kraus Reprint, 1971. belloso Martín, Nuria, ed., alonso de Madrigal «El Tostado», El gobierno ideal, Pamplona: Eunsa, 2003. beltrami, achille, «Un nuovo codice delle Epistole morali di Seneca», Rivista di Filologia, 41 (1913), págs. 549-578; 42 (1914), págs. 1-32 y 455-456. beltrán, Vicente, «Tipología y génesis de los cancioneros: el caso de Jorge Manrique», en Historias y ficciones: coloquio sobre la literatura del siglo XV, eds. José Luis Canet Vallés, Rafael 314 BIBLIOGRAFÍA CITADA beltrán Llavador & Josep Lluís Sirera Turo, Valencia: Universidad, 1992, págs. 167-188. ——, «Tipología y génesis de los cancioneros. Los cancioneros de autor», Revista de Filología Española, 78 (1998), 49101. ——, Poesía española, 2: Edad Media: Lírica y cancioneros, barcelona: Crítica, 2002. ——, «Copisti e canzonieri: i canzonieri di corte», Cultura neolatina, 63 (2003), págs. 115-163. beltrán de Heredia, Vicente, Cartulario de la Universidad de Salamanca (1218-1600), I, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1970. ——, «Las corrientes de espiritualidad entre los dominicos de Castilla durante la primera mitad del siglo XVI», en Miscelánea Beltrán de Heredia. Colección de artículos sobre historia de la teología española, III, Salamanca: Editorial OPE (biblioteca de Teólogos Españoles, 27-b7), 1972, págs. 519-671. beneyto Pérez, Juan, ed., Rodrigo Sánchez de arévalo, Suma de la política, Madrid: CSIC, 1944. ——, «Teoría cuatrocentista de la oratoria», Boletín de la Real academia Española, 24 (1945), págs. 419-434. bermejo Cabrero, José Luis, «Orígenes del oficio de cronista real», Hispania, 40 (1980), págs. 395-409. bernal, José Manuel, Liturgia de las horas. Veinte siglos de historia, barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 1988. bertini, Giovanni Maria, Un documento culturale del preumanesimo in Spagna, Turín: Tirrenia, 1966. bieler, Ludwig, ed., boecio, Philosophiæ consolatio, Turnhout: brepols, 1984 (Corpus Christianorum, Series Latina, XCIV). binotti, Lucia, «La Epístola exhortatoria a las letras de Juan de Lucena: Humanismo y educación en la Castilla del siglo XV», La Corónica, 28.2 (2000), págs. 51-80. ——, «acerca de las glosas del De vita beata», La Corónica, 29. 2 (2001), págs. 185-200. birkenmajer, alexander, «Der Streit des alonso von Cartagena mit Leonardo bruni aretino», Versmichte Untersuchungen zur Geschichte der mittelalterlichen Philosophie, Beiträge zur Geschichte der Philosophie des Mittelalters, 20 (1922), págs. 129-236. BIBLIOGRAFÍA CITADA 315 blecua, alberto, ed., Juan Ruiz, arcipreste de Hita, Libro de buen amor, Madrid: Cátedra, 1992. blüher, Karl alfred, Séneca en España. Investigaciones sobre la recepción de Séneca en España desde el siglo XIII hasta el siglo XVII, versión española de Juan Conde, Madrid: Gredos (biblioteca Románica Hispánica. Estudios y Ensayos, 329), 1983 (original: Seneca in Spanien. Untersuchungen zur Geschichte der Seneca-Rezeption in Spanien vom 13. bis zum 17. Jahrhundert, Munich: a. Francke, 1969). boase, Roger, El resurgimiento de los trovadores: un estudio del cambio social y el tradicionalismo en el final de la Edad Media, Madrid: Pegaso, 1981. borsa, Mario, «Correspondence of Humphrey Duke of Gloucester and Pier Candido Decembrio», The English Historical Review, 19 (1904), págs. 509-526. ——, «Pier Candido Decembrio e l’umanesimo in Lombardia», archivio Storico Lombardo, 10 (1893), págs. 5-75 & 358-441. bosso, Matteo, Familiares et secundae Matthaei Bossi epistolae, Mantua: per Vincentium bertochum, 1498. boter, Gerard, The Textual Tradition of Plato’s Republic, Leiden: E. J. brill, 1989. botley, Paul, Latin Translation in the Renaissance. The Theory and Practice of Leonardo Bruni, Giannozzo Manetti and Erasmus, Cambridge: Cambridge University Press, 2004. bottari, Guglielmo, Prime ricerche su Giovanni antonio Panteo, Mesina: Centro Interdipartimentale di Studi Umanistici, 2006. bottoni, Diego, «Il Decembrio e la traduzione della Repubblica di Platone. Dalle correzioni dell’autografo di Uberto alle integrazioni greche di Pier Candido», en R. avesani et al., eds., Vestigia. Studi in onore di Giuseppe Billanovich, Roma: Edizione di Storia e Letteratura, 1984, I, págs. 75-91. bozzolo, Carla, & Hélène Loyau, La Cour amoureuse dite de Charles VI, París: Léopard d’Or, 1982. branca, Vittore, «Momarie veneziane e Fabula di Orfeo», en Umanesimo e rinascimento: studi offerti a Paul Oskar Kristeller, Florencia: Olschki, 1980, págs. 57-73. bucchi, Federica, ed., san Jerónimo, Commentarii in epistulas Pauli apostoli ad Titum et ad Philemonem, Turnhout: brepols, 2003 (Corpus Christianorum, Series Latina, LXXVII C). 316 BIBLIOGRAFÍA CITADA Campano, Giannantonio, Omnia Campani opera, Venecia: bernardino de Vercelli & andrea Torresano de assula, 1495. Candela Martínez, Juan, «El De optima politia de alfonso de Madrigal, el Tostado», anales de la Universidad de Murcia. Derecho, 13.1 (1955), págs. 61-108. Canet, José Luis, «La Celestina y el mundo intelectual de su época», en Cinco siglo de Celestina: aportaciones interpretativas, coord. José Luis Canet Vallés & Rafael beltrán Llavador, Valencia: Universidad de Valencia, 1997, págs. 43-60. Cantera burgos, Francisco, Álvar García de Santa María y su familia de conversos. Historia de la Judería de Burgos y de sus conversos más egregios, Madrid: Instituto arias Montano, CSIC, 1952. ——, «Šelomoh ha-Leví, rehén en Inglaterra en 1389», en Homenaje a Millás Vallicrosa, I, barcelona: CSIC, 1954, págs 301-307. Cappelli, Guido M., El humanismo romance de Juan de Lucena. Estudios sobre «De vita felici», bellaterra: Seminario de Literatura Medieval y Humanística, 2002. Carboni, Fabio, Incipitario della lirica italiana dei secoli XV-XX, Ciudad del Vaticano: biblioteca apostólica Vaticana, 19821994, 12 vols. Carr, Derek C., «another look at the metrics of Santillana’s Sonnets», Hispanic Review, 46 (1978), págs. 41-53. ——, «Pérez de Guzmán and Villena: a Polemic on Historiography?», en Hispanic Studies in Honor of alan D. Deyermond: a North american Tribute, ed. John S. Miletich, Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1986, págs. 5770. Carriazo, Juan de Mata, «Notas para una edición de la Crónica de alvar García», en Estudios dedicados a Menéndez Pidal, III, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1952, págs. 489-505. ——, ed., Crónica de Juan II de Castilla, Madrid: Real academia de la Historia, 1982. ——, ed., Pedro Carrillo de Huete, Crónica del halconero de Juan II, Madrid: Espasa Calpe, 1946 (reimpresión de Sevilla: Universidad, 2006). Carrión, Manuel, «Gómez Manrique y el protonotario Lucena. Dos cartas con memoria de Jorge Manrique», Revista de archivos, Bibliotecas y Museos, 81 (1978), págs. 565- 582. BIBLIOGRAFÍA CITADA 317 Cartagena, Nelson, La contribución de España a la teoría de la traducción. Introducción al estudio y antología de textos de los siglos XIV y XV, Madrid & Frankfurt am Mein: IberoamericanaVervuert, 2009. Carvalho, José a. de Freitas, Lectura espiritual en la Península Ibérica (siglos XVI-XVII), Salamanca: Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas & Centro Interuniversitário de História da Espiritualidade (Universidad de Porto), 2007. Casas Nadal, Montserrat, «Les versions catalanes de la Vida de santa Caterina de Siena. Notes sobre el text i el paratext», Quaderns d’Italia 12 (2007), págs. 91-103. Casas Rigall, Juan, agudeza y retórica en la poesía amorosa de cancionero, Santiago de Compostela: Universidad, 1995. Catalán, Diego, «Monarquía aristocrática y manipulación de las fuentes: Rodrigo en la Crónica de Castilla. El fin del modelo historiográfico alfonsí», La historia alfonsí: el modelo y sus destinos (siglos XIII-XV), ed. Georges Martin, Madrid: Casa de Velázquez, 2000, págs. 75-94. Cátedra, Pedro M., «Sobre la biblioteca del Marqués de Santillana: la Ilíada y Pier Candido Decembrio», Hispanic Review, 51 (1983), págs. 23-28. ——, Exégesis ciencia literatura. La «Exposición del salmo Quoniam videbo» de Enrique de Villena. Madrid: Editorial El Crotalón, 1986. ——, La historiografía en verso en la época de los Reyes Católicos: Juan Barba y su «Consolatoria de Castilla», Salamanca: Universidad, 1989. [a] ——, amor y pedagogía en la Edad Media: estudios de doctrina amorosa y práctica literaria, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1989. [b] ——, «Un aspecto de la difusión del escrito en la Edad Media: la autotraducción al romance», atalaya, 2 (1991), págs. 67-84. ——, ed., Enrique de Villena, Obras completas, II: Traducción y glosas de la «Eneida»: libros I-III, Madrid: Turner, 1994. ——, «arnao Guillén de brocar, impresor de las obras de Nebrija», en El libro antiguo español III. El libro en Palacio y otros estudios bibliográficos, ed. María Luisa López-Vidriero y Pedro M. Cátedra, Salamanca: Ediciones Universidad de 318 BIBLIOGRAFÍA CITADA Salamanca, Patrimonio Nacional y Sociedad Española de Historia del Libro, 1996, págs. 43-80 [a]. ——, «En los orígenes de las epístolas de relación», en Las «relaciones de sucesos» en España (1500-1750): actas del Primer Coloquio Internacional (alcalá de Henares, 8, 9 y 10 de junio de 1995), París: Publications de la Sorbonne; alcalá de Henares: Servicio de Publicaciones de la Universidad de alcalá, 1996, págs. 33-64 [b]. ——, «Filología y derecho: subjetividad humanista e identidad política en la obra de Enrique de Villena», en Philologie & subjectivité, études réunies par Dominique de Courcelles, París: École des Chartes, 2002, págs. 23-40. ——, La «Historia de la Casa de Zúñiga», otrora atribuida a mosén Diego de Valera, Salamanca: Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas & Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas, 2003. ——, Liturgia, poesía y teatro en la Edad Media. Estudios sobre prácticas culturales y literarias, Madrid: Gredos (biblioteca Románica Hispánica, Estudios y Ensayos, 444), 2005. ——, Cátedra, Pedro M., & Paolo Cherchi, «Los doce trabajos de Hércules» (Zamora, antón de Centenera, 1483). Estudios, Santander: Universidad de Cantabria, 2007. Cátedra, Pedro, & anastasio Rojo, Biblioteca y lecturas de mujeres. Siglo XVI, Salamanca: Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, 2004. Cátedra, Pedro M., & Francisco bautista Pérez & Juan Miguel Valero Moreno, «Historias de la divinal victoria de Orán» por Martín de Herrera. Edición en facsímile de la impresa en su taller de Logroño por arnao Guillén de Brocar en 1510, publicada en conmemoración del quinto centenario de la conquista de Orán (1509). San Millán de la Cogolla: Instituto biblioteca Hispánica del CiLengua, 2009. Cazier, Pierre, ed., san Isidoro de Sevilla, Sententiæ, Turnhout: brepols, 1908 (Corpus Christianorum, Series Latina, CXI). Cecchini, Piero, Giannantonio Campano. Studi sulla produzione poetica, Urbino: QuattroVenti, 1995. Chalon, Louis, L’Histoire et l’Épopée Castillane du Moyen age (Le cycle du Cid. Le cycle des comtes de Castille), París: Honoré Champion, 1976. BIBLIOGRAFÍA CITADA 319 Chambry, Émile, Platón, La république, París: Les belles Lettres, 1989, 3 vols. Colombí-Monguió, alicia de, «Palimpsestos de don Iñigo: los sonetos al itálico modo desde sus subtextos», en Discursos y representaciones en la Edad Media. actas de las VI Jornadas Medievales, eds. aurelio González, Lillian von der Walde Moheno & Concepción Company Company, México: Universidad Nacional autónoma de México, 1999, págs. 87-99. Colunga, alberto, O. P., & Lorenzo Turrado, eds., Biblia Sacra iuxta Vulgatam Clementinam, Madrid: biblioteca de autores Cristianos, 1946. Combès, Robert, ed., Cicerón, L’amitié, París: Les belles Lettres, 19833. Conde, Juan Carlos, «El Siglo XV castellano a la luz del Diálogo de vita beata de Juan de Lucena», Dicenda, 4 (1985), págs. 11-34. ——, «Sobre el texto de Las siete edades del mundo de Pablo de Santa María», actas del II Congreso Internacional de la asociación Hispánica de Literatura Medieval (Segovia, del 5 al 19 de Octubre de 1987), alcalá de Henares: Universidad de alcalá, 1992, págs. 229-243. ——, «Pablo de Santa María», Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, ed. Ricardo Gullón, Madrid: alianza Editorial & Sociedad Estatal Quinto Centenario, 1993, II, págs. 1523a-1524a. ——, «La historiografía en verso: precisiones sobre las características de un (sub)género literario», Medioevo y Literatura. actas del V Congreso de la asociación Hispánica de Literatura Medieval (Granada, 27 septiembre- 1 octubre de 1993), ed. Juan Paredes, Granada: Universidad de Granada, 1995, II, págs. 47-59. ——, «Notas léxicas a Las siete edades del mundo de Pablo de Santa María», Revista de Lexicografía, II (1995-1996), págs. 29-48. ——, «Una lanza por la existencia de una historiografía petrista sojuzgada: ecos y rastros en la historiografía del cuatrocientos castellano», actas del VI Congreso Internacional de la asociación Hispánica de Literatura Medieval, alcalá de Henares: Universidad de alcalá, 1998, I, págs. 511-522. 320 BIBLIOGRAFÍA CITADA ——, La creación de un discurso historiográfico en el cuatrocientos castellano: «Las siete edades del mundo» de Pablo de Santa María (estudio y edición crítica), Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 1999 (Textos Recuperados, 18). ——, «Pablo de Santa María, Las siete edades del mundo», Diccionario filológico de literatura medieval española. Textos y transmisión, eds. Carlos alvar and José Manuel Lucía Megías, Nueva biblioteca de Erudición y Crítica, 21, Madrid: Castalia, 2002, págs. 858-864. ——, «Ensayo bibliográfico sobre la traducción en la Castilla del siglo XV, 1980-2005», Lemir, 10 (2006), págs. 1-34. ——, «Pablo de Santa María», The Encyclopedia of Medieval Chronicle, ed. R. Graeme Dunphy, Leiden & boston: brill, 2010, págs. 1322-1323. Copeland, Rita, Rhetoric, Hermeneutics and Translation in the Middle ages. academic Traditions and Vernacular Texts, Cambridge: Cambridge University Press, 1991. Cotroneo, Girolamo, I trattatisti dell’«ars Historica», Nápoles: Giannini, 1971. Creixell Vidal-Quadras, Inés, ed., andrés el Capellán, De amore, barcelona: El Festín de Esopo, 1985. Curti, Elisa, Tra due secoli: per il tirocinio letterario di Pietro Bembo, bolonia: Gedit, 2006. Curtius, Ernest Robert, Literatura europea y edad media latina, México & Madrid & buenos aires: Fondo de Cultura Económica, 1955, 2 vols. Dacosta, arsenio, et al., eds., La conciencia de los antepasados. La construcción de la memoria de la nobleza en la Baja Edad Media, Madrid: Marcial Pons, 2014. De Robertis, Teresa, & Gianvito Resta, eds., Seneca, una vicenda testuale, Florencia: Mandragora, 2004. Deyermond, alan, «‘Palabras y hojas secas, el viento se las lleva’: Some Literary Ephemera of the Reign of Juan II», en F. W. Hodcroft, D. G. Pattison, R. D. F. Pring-Mill & R. W. Truman, eds., Mediæval and Renaissance Studies on Spain and Portugal in honour of P. E. Russell, Oxford: The Society for the Study of Mediæval Languages and Literature, 1981, págs. 1-14. BIBLIOGRAFÍA CITADA 321 ——, «Historia universal e ideología nacional en Pablo de Santa María», Homenaje a Álvaro Galmés, Madrid & Oviedo: Gredos & Universidad de Oviedo, 1985, II, págs. 313-324. [a] ——, «The Death and Rebirth of Visigothic Spain in the Estoria de España», en Homenaje a alfonso X, El Sabio (1284-1984), númeero de Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, 9.3 (1985), págs. 345-367. [b] ——, «La historiografía trastámara: ¿Una cuarentena de obras perdidas?», Estudios en Homenaje a Don Claudio Sánchez albornoz en sus 90 años, buenos aires: Facultad de Filosofía y Letras [Instituto de Historia de España & anejos de Cuadernos de Historia de España], IV, 1986, págs. 161-193. ——, «La ideología del estado moderno en la literatura española del siglo XV», Realidad e imágenes del poder. España a fines de la Edad Media, ed. de adeline Rucquoi, Valladolid: Ámbito, 1988, págs. 171-193. ——, «Written by the Victors: Technique and ideology in Official Historiography in Verse in Late-Medieval Spain», The Medieval Chronicle, VI, ed. Erik Kooper, amsterdam & New york: Rodopi, 2009, págs. 59-89. Di Camillo, Ottavio, El humanismo castellano del siglo XV, Valencia: Fernando Torres, 1976. ——, «Juan de Lucena’s Rewriting of bartolomeo Fazio’s De vitae felicitate: on the Many Uses of Humanist Ethical Theories», en Letras humanas y conflictos del saber: La filología como instrumento a través de las edades, Madrid: Instituto Universitario Menéndez Pidal-UCM, 2008, págs. 35-67. Diez, Friedrich, Beiträge zur Kenntniss der romantischen Poesie (Über die Minnehöfe), berlín: G. Reimer, 1825 (traducido al francés: Essai sur les cours d’amour, París: Labitte, 1842). Dionisotti, Carlo, «Calderini, Poliziano e altri», Italia medioevale e umanistica, 11 (1968), págs. 151-185. Ditt, Ernst, «Pier Candido Decembrio, contributo alla storia dell’umanesimo italiano», Memorie del Reale Istituto Lombardo di Scienze e Lettere. Classe di Lettere, Scienze Morali e Storiche, 24 (1931), págs. 21-108. Dizionario biografico degli italiani, Roma: Enciclopedia Italiana Treccani, 1960-. 322 BIBLIOGRAFÍA CITADA Dombart, bernard, & alphonse Kalb, eds., san agustín, De civitate Dei, Turnhout: brepols, 1955 (Corpus Christianorum, Series Latina, XLII-XLIII), 2 vols. Duffell, Martín J., «The Metre of Santillana’s Sonnets», Medium aevum, 56 (1987), págs. 276-303. Durán barceló, Javier, ed., alonso de Palencia, De perfectione militaris triumphi. La perfeçión del triunfo, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1996. Dutton, brian, El Cancionero del siglo XV, c. 1360-1520, Salamanca: biblioteca Española del siglo XV & Universidad de Salamanca, 1991, 7 vols. Dutton, brian, & Joaquín González Cuenca, Cancionero de Juan alfonso de Baena, Madrid: Visor Libros, 1993. Echevarría Gaztelumendi, María Victoria, ed., Edición crítica del discurso de alfonso de Cartagena «Propositio super altercatione præminentia sedium inter oratores regum Castellæ et angliæ in Concilio Basiliense»: versiones en latín y castellano, Madrid: Editorial de la Universidad Complutense, 1992 (Colección Tesis Doctorales, nº 270/92). Elfassi, Jacques, ed., Isidori Hispalensis Episcopi Synonyma, Turnhout: brepols, 2009. Étaix, Raymond, ed., san Gregorio Magno, Homiliæ in Evangelia, Turnhout: brepols, 1999 (Corpus Christianorum, Series Latina, CXLI). Eusebi, Mario, «La più antica traduzione francese delle Lettere Morali di Seneca e i suoi derivati», Romania, 91 (1970), págs. 1-47. Fallows, Noel, The Chivalric Vision of alfonso de Cartagena: Study and Edition of ‘Doctrinal de caualleros’, Newark, Delaware: Juan de la Cuesta, 1995. Fera, Vicenzo, «Filologia in casa Decembrio», en Mario Vegetti & Paolo Pissavino, eds., I Decembrio e la tradizione della «Repubblica» di Platone tra Medioevo e Umanesimo, Nápoles: bibliopolis, 2005, págs. 145-175. BIBLIOGRAFÍA CITADA 323 Fernández, alonso, Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia, Madrid: Juan Gonçález, 1627 (ed. Domingo Sánchez Loro, Plasencia: ayuntamiento, 2000). Fernández Gallardo, Luis, «La obra historiográfica de dos conversos ilustres, don Pablo de Santa María y don alonso de Cartagena», Espacio, Tiempo y Forma, serie III, Historia Medieval, 6 (1993), págs. 249-286. ——, alonso de Cartagena. Iglesia, política y cultura en la Castilla del siglo XV, tesis doctoral, Universidad Complutense, 1998, 6 vols., en el sitio: http://www.ucm.es/bUCM/tesis/ 19972000/H/0/H0041301. ——, «En torno a los studia humanitatis en la Castilla del Cuatrocientos: alonso de Cartagena y los autores antiguos», En la España Medieval, 22 (1999), págs. 213-246. ——, alonso de Cartagena: una biografía política en la Castilla del siglo XV, Valladolid: Junta de Castilla y León, 2002. ——, «Las ideas políticas de alonso de Cartagena», Res Publica, 18 (2007), págs. 413-426. [a] ——, «alonso de Cartagena y la escritura humanística: epístola y diálogo», Revista de Poética Medieval, 19 (2007), págs. 49-92. [b] ——, «alonso de Cartagena y el humanismo», La Corónica, 37 (2008), págs. 175-215. Fernández Vallina, Emiliano, «El tratado De optima politia del Tostado: una visión singular en el siglo XV hispano sobre las formas políticas de gobierno», anuario Filosófico, 45.2 (2012), págs. 283-311. Fernández-Ordóñez, Inés, «Manuscritos historiográficos ‘de autor’», en Los códices literarios de la Edad Media: interpretación, historia, técnicas y catalogación, dir. Pedro M. Cátedra, ed. Eva belén Carro Carbajal y Javier Durán barceló, San Millán de la Cogolla: Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, Cilengua, 2009, págs. 91-125. Ferrari, Mirella, «Dalle antiche biblioteche domenicane a Milano: codici superstiti nell’ambrosiana», Ricerche Storiche sulla Chiesa ambrosiana, 8 (1978-1979), págs. 170-197. Ferraù, Giacomo, Il tessitore di antequera. Storiografia umanistica meridionale, Roma: Istituto Storico Italiano per il Medio Evo, 2001. 324 BIBLIOGRAFÍA CITADA Ferrie, Francis, «aspiraciones del humanismo español del siglo XV: revalorización del Prohemio e Carta de Santillana», Revista de filología española, 57 (1974), págs. 195-209. Ferro, Donatella, ed., Le parti inedite della «Crónica de Juan II» di Álvar García de Santa María, Venecia: Consiglio Nazionale delle Ricerche, 1972. Fohlen, Jeannine, «Trois manuscrits parisiens des Epistulæ ad Lucilium», Revue d’Histoire des Textes, 1 (1971), págs. 73-92. ——, «Manuscrits démembrés des Epistulæ ad Lucilium de Sénèque», Revue d’Histoire des Textes, 3 (1973), págs. 241252. ——, «Les manuscrits P et b des Epistulæ ad Lucilium et leurs descendants», Revue d’Histoire des Textes, 25 (1995), págs. 129-157. ——, «Les manuscrits des Epistulæ ad Lucilium», Revue d’Histoire des Textes, 28 (1998), págs. 55-91. Fohlen, Jeannine, et alii, «Notes sur quelques manuscrits de textes classiques latins conservés à la bibliothèque Vaticane», Revue d’Histoire des Textes, 1 (1971), págs. 185-225. Folena, Gianfranco, Volgarizzare e tradurre, Turín: Einaudi, 1991. Folger, Robert, Generaciones y semblanzas: Memory and Genealogy in Medieval Iberian Historiography, Tubinga: Gunter Narr, 2003. Fontán, antonio, «algunos códices de Séneca en bibliotecas españolas y su lugar en la tradición de los diálogos», Emerita, 17 (1949), págs. 9-41. Friedberg, Emil, ed., Corpus juris canonici. Editio Lipsiensis secunda post Æmilii Ludouici Richteri curas ad librorum manu scriptorum et editiones Romanæ fidem recognouit et adnotatione critica instruxit... Pars prior, Decretum Magistri Gratiani. Pars secunda, Decretalium Collectiones, Leipzig: b. Tauchnitz, 1879-1881. Frittelli, Ugo, Giannantonio de’ Pandoni, detto il Porcellio. Studio critico, Florencia: Paravia, 1900. Fubini, Riccardo, «Tra umanesimo e concili. Note e giunte a una pubblicazione recente su Francesco Pizolpasso (1370 c. - 1443)», Studi Medievali, 7 (1966), págs. 323-370; recogido en Umanesimo e secolarizzazione da Petrarca a Valla, Roma: bulzoni, 1990, págs. 77-135. BIBLIOGRAFÍA CITADA 325 Garcia, Michel, «El historiador en su taller en Castilla, a principios del siglo XV: edición y comentario del Ms Esp. 216 de la bibliothèque Nationale de París», atalaya, 10 (1999 [2000]), págs. 7-180. ——, «Estudio preliminar», en Juan de Mata Carriazo, ed., Hechos del condestable Don Miguel Lucas de Iranzo (crónica del siglo XV), Granada: Universidad de Granada; Madrid: Marcial Pons, 2009. Garcia, Michel, & Francisco bautista Pérez, eds., Crónica de Juan II de Castilla, edición crítica, en prensa. García de andrés, Inocente, El «Conhorte». Sermones de una mujer: la santa Juana (1481-1534), Madrid: F.U.E., 1999. Gargano, antonio, ed., Juan de Flores, Triunfo de amor, Pisa: Giardini Editori, 1981. Garin, Eugenio, Il ritorno dei filosofi antichi, Nápoles: bibliopolis, 1983. ——, «Ricerche sulle traduzioni di Platone nella prima metà del sec. XV», en Medioevo e Rinascimento: Studi in onore di Bruno Nardi, Florencia: Sansoni, 1955, I, págs. 339-374. Gauthier, René antoine, ed., Ethica Nicomachea. Translatio Roberti Grosseteste Lincolniensis sive ‘Liber Ethicorum’, a. Recensio Pura (fasc. tertius), Leiden & bruselas: E. J. brill & Desclée de brouwer, 1972 (Union académique Internationale, Corpus philosophorum Medii ævi, academiarum consociatarum auspiciis et consilio editum, aristoteles Latinus, editioni curandæ præsidet L. Minio-Paluello, XXVI, 1-3). Gentile, Luigi, I Codici Palatini della R. Biblioteca nazionale centrale di Firenze, Roma: Presso i principali librai, 1885. Gentile, Sebastiano, «Note sulla traduzione crisolorina della Repubblica di Platone», en Riccardo Maisano & antonio Rollo, eds., Manuele Crisolora e il retorno del greco in Occidente. atti del Convegno Internazionale (Napoli, 26-29 giugno 1997), Nápoles, Istituto Universitario Orientale, 2002, págs. 151173. Gernert, Folke, Parodia y «Contrafacta» de liturgia y Biblia en la literatura románica medieval y renacentista. Historia, teoría y textos, San Millán de la Cogolla: CiLengua, 2009, 2 vols. ——, «Prácticas románicas de la hiperdulía tras algunos elementos morfológicos del Libro de buen amor», en actas del III Congreso sobre El arcipreste de Hita y el Libro de Buen amor 326 BIBLIOGRAFÍA CITADA en Homenaje a Jacques Joset, ed. Fernando Toro Ceballos, alcalá la Real: ayuntamiento, 2011, págs. 135-152. Gilomen, Hans-Georg, ed., Die Rotamanualien des Basler Konzils, Tubinga: Max Niemeyer, 1998. Gimeno Casalduero, Joaquín, «Francisco Imperial y la Estrella Diana: Dante, Castilla y los poetas del dolce stil nuovo», Dicenda, 6 (1987), págs. 123-145. Giuliari, Giambattista Carlo, Della letteratura veronese al cadere del secolo XV e delle sue opere a stampa, bolonia: Fava e Garagnani, 1876. Gómez Moreno, Ángel, ed., Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, Obras completas, barcelona: Planeta, 1988. ——, «La Qüestión del Marqués de Santillana a don alonso de Cartagena», El Crotalón, 2 (1985), págs. 335-363. ——, España y la Italia de los humanistas. Primeros ecos, Madrid: Gredos, 1994. Gómez Moreno, Ángel, & Maxim P. a. M. Kerkhof, eds., Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, Obras completas: poesía, prosa, Madrid: Fundación Castro, 2002. Gómez Redondo, Fernando, «La Divina retribución: discurso político y texto histórico», Medioevo y Literatura. actas del V Congreso de la asociación Hispánica de Literatura Medieval (Granada, 27 septiembre- 1 octubre de 1993), ed. Juan Paredes, Granada: Universidad de Granada, 1995, II, págs. 413-431. ——, Historia de la prosa medieval castellana, I. La creación del discurso prosístico: el entramado cortesano, Madrid: Cátedra, 1998. ——, Historia de la prosa medieval castellana, II. El desarrollo de los géneros. La ficción caballeresca y el orden religioso, Madrid: Cátedra, 1999. ——, Historia de la prosa medieval castellana, III: Los orígenes del humanismo, el marco cultural de Enrique III y Juan II, Madrid: Cátedra, 2002. González Cuenca, Joaquín, ed., Cancionero general [recopilado por] Hernando del Castillo, Madrid: Castalia, 2004. 5 vols. González Jiménez, Manuel, alfonso X El Sabio, barcelona: ariel, 2004. González Rolán, Tomás, & Pilar Saquero Suárez-Somonte, «Sobre la presencia en España de la versión latina de la Ilíada de Pier Candido Decembrio. Edición de la Vita Homeri BIBLIOGRAFÍA CITADA 327 y de su traducción castellana», Cuadernos de Filología Clásica, 21 (1988), págs. 319-344. ——, «actitudes renacentistas en Castilla durante el siglo XV: la correspondencia entre alfonso de Cartagena y Pier Candido Decembrio», Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos (Nueva Serie), 1 (1991), págs. 195-232. González Rolán, Tomás, a. Moreno Hernández & P. Saquero Suárez-Somonte, eds., Humanismo y Teoría de la Traducción en España e Italia en la primera mitad del siglo XV. Edición y estudio de la «Controversia alphonsiana» (alfonso de Cartagena vs. L. Bruni y P. Candido Decembrio), Madrid: Ediciones Clásicas, 2000. Granata, Leonardo, «Cod. 116», en I manoscritti della biblioteca del Seminario Vescovile di Padova, eds. andrea Donello, Gianna Maria Florio, Nicoletta Giovè, Leonardo Granata, Giordana Canova Mariani, Paola Massalin, antonella Mazzon, Federica Toniolo y Stefano Zamponi, Venecia & Florencia: Regione del Veneto, Giunta Regionale & SISMEL & Edizioni del Galluzzo, 1998, págs. 39-41. Griffiths, Gordon, James Hankins & David Thompson, eds., The Humanism of Leonardo Bruni. Selected Texts, binghampton, Ny, Medieval & Renaissance Texts & Studies in conjunction with The Renaissance Society of america, 1987. Grimal, Pierre, «Les Lettres de Sénèque, établissement et histoire du texte», Revue d’Études Latines, 521 (1965), págs. 195197 [reseña a Reynolds 1965]. Guarienti, angelico, O. P., ed., santo Tomás de aquino, Catena aurea in quatuor Evangelia, Turín & Roma: Marietti, 1953, 2 vols. Gusmini, Franca, «Le traduzioni della Repubblica platonica di Uberto e Pier Candido Decembrio: primi accertamenti testuali», Filologia Italiana, 9 (2012), págs. 77-108. Haebler, Conrad, Bibliografía Ibérica del siglo XV. Enumeración de todos los libros impresos en España y Portugal hasta el año de 1500 con notas críticas, La Haya & Leipzig: Martinus Nijhoff & Karl W. Hiersemann, 1903 (reimpr. Madrid: Ollero & Ramos: 1997). 328 BIBLIOGRAFÍA CITADA Hain, Ludwig, Repertorium bibliographicum, in quo libri omnes ab arte typographica inventa usque ad annum MD. typis expressi ordine alphabetico vel simpliciter enumerantur vel adcuratius recensentur, Stuttgart & París: J. G. Cotta, 1826-1838 (reimpr. Milán: Görlich Editore, 1948). Hamesse, Jacqueline, auctoritates aristotelis: Senecæ, Boethii, Platonis, apulei et quorundam aliorum, I. Concordance; II. Index verborum, Liste de fréquence, Tables d’identification, Lovaina: CETEDOC, Université Catholique de Louvain, 1972-1974. ——, ed., Les auctoritates aristotelis. Un florilège médiéval. Étude historique et édition critique, Lovaina & París: Publications Universitaires & béatrice-Nauwelærts, 1974 Hankins, James, Plato in the Italian Renaissance, Leiden, Nueva york, Copenhague & Colonia: E. J. brill, 1990, 2 vols. ——, Humanism and Platonism in the Italian Renaissance, Roma: Edizioni di Storia e Letteratura, 2003-2004, 2 vols. Hausmann, Frank Rutger, «Giovanni antonio Campano (14291477). Ein beitrag zur Geschichte des italienischen Humanismus im Quattrocento», Römische historische Mitteilungen, 12 (1970), págs. 125-178. ——, «Untersuchungen zum neulateinischen Epigramm Italiens im Quattrocento», Humanistica Lovaniensia, 21 (1972), págs. 1-35. Helmrath, Johannes, Das Basler Konzil 1431-1449. Forschungsstand und Probleme, Colonia & Viena: böhlau, 1987. Herrán Martínez San Vicente, ainara, El mecenazgo literario de las jerarquías eclesiásticas en la época de los Reyes Católicos, tesis doctoral de la Universidad Complutense, 2011. Heusch, Carlos, & Jesús Rodríguez-Velasco, La caballería castellana en la baja edad media. Textos y contextos, Montpellier: ETILaL & Université de Montpellier II, 2000. Heusch, Carlos, «La caballería de ayer y la de hoy. El sueño latino de algunos caballeros letrados del siglo XV», Modelos latinos en la Castilla medieval, ed. Mónica Castillo Lluch & Marta López Izquierdo, Madrid & Frankfurt: Iberoamericana-Vervuert, 2010, págs. 289-306. Hoyos, Manuel M. de los, O.P., Registro historial de la Provincia de España, t. I, Madrid: Impr. Sucesores de Sánchez de Ocaña, 1966. BIBLIOGRAFÍA CITADA 329 Hubbard, William Lines, Musical Dictionary, Nueva york & Toledo, Chicago: Irving Squire, s.a. Huerga, Álvaro, «Santa Catalina de Siena en la historia de la espiritualidad hispana», Teología Espiritual. Revista cuatrimestral de los Estudios Generales Dominicanos en España, 12, nº. 35 (mayo-agosto 1968), págs. 165-228; nº. 36 (septiembrediciembre 1968), págs. 391-419. Inventario general de manuscritos de la Biblioteca Nacional. 15 (1020111000), Madrid: biblioteca Nacional & Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2001. Isaacs, Ronald H., Mitzvot: a Sourcebook for the 613 Commandments, Northvale, NJ: J. aronson, 1996. Jakobson, Roman, «Linguistic aspects of Translation» (1959), en Selected Writings, 2. Word and Language, La Hague: Mouton, 1971, págs. 260-266. Jiménez de la Espada, Marcos, ed., Pero Tafur, andanças e viajes de un hidalgo español, Madrid: Miraguano & Polifemo, 1995 (reimpr. de la ed. de 1874) (Biblioteca de Viajeros Hispánicos, 13). Jiménez Moreno, arturo, Vida y obra de Juan López de Zamora. Un intelectual castellano del siglo XV. antología de textos, prólogo de Pedro M. Cátedra, Zamora: Excmo. ayuntamiento de Zamora & Centro asociado de la UNED de Zamora, 2002. ——, ed., Juan López de Salamanca, Evangelios moralizados, Salamanca: Ediciones Universidad (Textos recuperados, XXIV), 2004. ——, ed., Juan López de Salamanca, Libro de las historias de Nuestra Señora, San Millán de la Cogolla: CiLengua, 2009. ——, «Formación, uso y dispersión de una pequeña biblioteca nobiliaria del siglo XV: los libros de doña Leonor Pimentel, condesa de Plasencia», en Líneas y Pautas en el Estudio de la Literatura Medieval y Renacentista. actas del III Congreso Internacional del Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas (Oviedo, 27-30 de septiembre de 2010), en prensa. 330 BIBLIOGRAFÍA CITADA Jordán de asso y del Río, Ignacio, & Miguel de Manuel Rodríguez, El Ordenamiento de Leyes que don alfonso XI hizo en las Cortes de alcalá de Henares el año de mil trescientos y quarenta y ocho. Publícanlo con notas y un discurso sobre el estado y condición de los judíos en España los doctores Ignacio Jordán de asso y del Río y Miguel de Manuel Rodríguez, Madrid: Ibarra, 1774. Joset, Jacques, & Folke Gernert, eds., Francisco Delicado, La lozana andaluza, Madrid: Galaxia Gutenberg, 2007. Kempf, Karl, ed., Valerio Máximo, Factorvm et dictorvm memorabilivm libri novem, Stuttgart: Teubner, 1982. Kerkhof, Maxim P. a. M., ed., Íñigo López de Mendoza, Comedieta de Ponça. Sonetos, Madrid: Cátedra, 1986. King, P. D., Law and Society in the Visigothic Kingdom, Cambridge: Cambridge University Press, 1972. Kriegel, Maurice, «autour de Pablo de Santa Maria et d’alfonso de Cartagena: alignement culturel et originalité converso», Revue d’histoire moderne et contemporaine, 41 (1994), págs. 197-205. Krieger, Judith Gale, Pablo de Santa María. His Epoch, Life and Hebrew and Spanish Literary Production, tesis doctoral, University of California, Los Ángeles, 1988. Kristeller, Paul O., Iter Italicum. a Finding List of Uncatalogued or Incompletely Catalogued Humanistic Manuscripts of the Renaissance in Italian and Other Libraries, 6 vols., Londres & Leiden: The Warburg Institute & E. J. brill, 1977 (I), 1989 (IV). ——, Iter Italicum, Leiden: brill, 1998. Krueger, Paul, ed., Corpus iuris civilis. Volumen secundum, Codex Iustinianus, berlín: Weidmann, 1954. Krueger, Paul, & T. Mommsen, eds., Corpus iuris civilis. Institutiones; Digesta, berlín: Weidmann, 1963. Krüger, Karl Heinrich, Die Universalchroniken, Turnhout: brepols, 1976 (Typologie des Sources du Moyen Âge Occidentale, 16). Kübel, Wilhelm, ed., san alberto Magno, Super Ethica commentum et quæstiones, en Opera omnia, XIV, 1, Münster: aschendorff, 1968. BIBLIOGRAFÍA CITADA 331 Labourt, Jérôme, ed., san Jerónimo, Lettres, París: Les belles Lettres, 1949-1963, 8 vols. Ladero Quesada, Miguel Ángel, & M. C. Quintanilla Raso, «bibliotecas de la alta nobleza castellana en el siglo XV», en Livre et lecture en Espagne et France sous l’ancien Régime, París: Casa de Velázquez, 1981, págs. 47-62. Lafitte-Houssat, Jacques, Troubadours et cours d’amour, París: Presses Universitaires de France, 1971. Lapesa, Rafael, La obra literaria del Marqués de Santillana, Madrid: Ínsula, 1957. ——, «Sobre Juan de Lucena: escritos suyos mal conocidos o inéditos», en De la Edad Media a nuestros días. Estudios de historia literaria, Madrid: Gredos, 1967, págs. 123-144. Laskaris, Paola, «Una canzone di Ginés de Cañizares e la glossa del bachiller alonso de Proaza», Confronto letterario: Quaderni del Dipartimento di Lingue e Letterature Straniere Moderne dell’Università di Pavia, 36 (2001), págs. 309-334. Lawrance, Jeremy N. H., ed., Un tratado de alonso de Cartagena sobre la educación y los estudios literarios, bellaterra: Universidad autónoma de barcelona, 1979. ——, «The Spread of Literacy in Late Medieval Castile», BHS, 62 (1985), págs. 79-94. ——, «La traduction espagnole du De libris gentilium legendis de Saint basile, dédiée au Marquis de Santillane (Paris, bN Ms. esp. 458)», atalaya, 1 (1991), págs. 81-116. ——, «De actibus alfonsi de Cartagena: biography and the Craft of Dying in Fifteenth-Century Castile», en David Hook, ed., Text & Manuscript in Medieval Spain. Papers from the King’s College Colloquium, Exeter: King’s College London, Department of Spanish & Spanish-american Studies, 2000, págs. 121-184 (King’s College London Hispanic Series, V). ——, «Chivalry in the Cantar de mio Cid», «Mio Cid» Studies: «Some Problems of Diplomatic» Fifty Years On, ed. alan Deyermond, David G. Pattison y Eric Southworth, Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 42, London: Department of Hispanic Studies, Queen Mary, University of London, 2002, págs. 37-60. ——, «alfonso de Cartagena (1385-1456), Humanism and the court in fifteenth-century Castile», conferencia presentada en la sesión Literary and Intellectual Convergences in Fifte- 332 BIBLIOGRAFÍA CITADA enth-century Spain, I del Magdalen Iberian Medieval Studies Seminar (MIMSS), Magdalen College, Oxford, 24 de noviembre de 2011. ——, «Humanism and the Court in Fifteenth-Century Castile», en Humanism in Fifteenth-Century Europe, ed. David Rundle, Medium ævum Monographs, XXX, Oxford: The Society for the Study of Medieval Languages and Literatures, 2012, págs. 175-201. Le Gentil, Pierre, La poésie lyrique espagnole et portugaise à la fin du Moyen Âge, Ginebra & París: Slatkine, 1981, 2 vols. Lehmann, Paul, «Konstanz und basel als büchermärkte während der großen Kirchenversammlungen», Erforschung des Mittelalters. ausgewählte abhandlungen und aufsätze, Leipzig: Hiersemann, 1941, I, págs. 253-280. Leonardi, Lino, & Giuseppe Marrani, LIO-ITS: repertorio della lirica italiana delle origini. Incipitario dei testi a stampa (secoli XIIIXVI) su CD-ROM, Florencia: Ed. del Galluzzo, 2005 <http://www.fefonlus.it/lio/LIO_incipitario_leggimi.htm, consultado el 15.12.2011>. Leuker, Tobias, «Glossen zum frühen italienischen Hoftheater», archiv für das Studium der Neueren Sprachen und Literaturen, 157 (2005), págs. 275-299. Lewis, Clive Staples, alegoría del amor, buenos aires: EUDEba, 1969 (original inglés Londres: Oxford University Press, 1936). Lida de Malkiel, María Rosa, «Un decir más de Francisco Imperial: respuesta a Fernán Pérez del Pulgar», Nueva Revista de Filología Hispánica, 1 (1947), págs. 170-175. ——, Juan de Mena, poeta del prerrenacimiento español, México: El Colegio de México, 1950. ——, «Las infancias de Moisés y otros tres estudios. En torno al influjo de Josefo sobre la literatura española», Ramón Menéndez Pidal Memorial, en Romance Philology, 23 (1970), págs. 412-448. ——, «Las sectas judías y los ‘procuradores’ romanos. En torno a Josefo y su influjo sobre la literatura española», Hispanic Review, 39 (1971), págs. 183-213. ——, «En torno a Josefo y su influencia en la literatura española: precursores e inventores», Studia Hispanica in honorem R. Lapesa, Madrid: Gredos, 1972, I, págs. 15-61. BIBLIOGRAFÍA CITADA 333 Lilao Franca, óscar, & Carmen Castrillo González, Catálogo de manuscritos de la Biblioteca Universitaria de Salamanca, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 1997-2002, 2 vols. Lop Otín, María José, «Un grupo de poder a fines de la Edad Media: los canónigos de la catedral de Toledo», anuario de Estudios Medievales, 35 (2005), págs. 635-669. López bascuñana, María Isabel, «algunos rasgos petrarquescos en la obra del Marqués de Santillana», Cuadernos hispanoamericanos, 331 (1978), págs. 19-39. López de Mendoza, Iñigo, Marqués de Santillana, Cancionero del Marqués de Santillana (B.U.S., Ms 2655). Presentación de Pedro M. Cátedra. Transcripción de Javier Coca Senande, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1990. López Fonseca, antonio & José Manuel Ruiz Vila, eds., Rodrigo Sánchez de arévalo, Discursos al servicio de la Corona de Castilla, Madrid: Escolar y Mayo, 2013. Lora Serrano, Gloria, «Matrimonio y poder en la extremadura Medieval. Consideraciones sobre la vida de Juan de Zúñiga, Maestre de alcántara», Revista de estudios extremeños, v. 64, n. 3 (2008), págs. 1593-1638. Lunas almeida, Jesús, Historia del señorío de Valdecorneja en la parte referente a Piedrahíta, Ávila: Tipografía y Encuadernación de Senén Martín, 1930. MacDonald, Robert a., «Derecho y política: el programa de reforma política de alfonso X», Los mundos de alfonso el Sabio y Jaime el Conquistador. Razón y fuerza en la Edad Media, ed. Robert I. burns, Valencia: Edicions alfons el Magnànim, 1990, págs. 179-232. Maffei, Scipione, Verona illustrata, Verona: Jacopo Vallarsi e Pierantonio berno, 1731. Ristampa fotolitografica eseguita per conto della Cassa di Risparmio di Verona, Vicenza e belluno, bolonia: L’archivio, 1974. Maïer, Ida, Les manuscrits d’ange Politien. Catalogue descriptif avec 19 documents inédits en appendice, Ginebra: Droz, 1965. Malinverni, Massimo, «Sulla tradizione del sonetto Hor te fa terra, corpo di Panfilo Sasso», Studi di Filologia Italiana: Bollettino annuale dell’accademia della Crusca, 49 (1991), págs. 123-165. 334 BIBLIOGRAFÍA CITADA Maravall, José antonio, «Del régimen feudal al régimen corporativo en el pensamiento de alfonso X» [1965], Estudios de historia del pensamiento español. Serie primera, Edad Media, Madrid: Ediciones Cultura Hispánica, 1983, págs. 97-145. Marchegiani, Maria Lucignano, «I pastori e l’epifania dell’amore: Tradizione classica ed eredità medievale nella pastorale del Poliziano», European Medieval Drama, 3 (1999), págs. 177186. Marcos Rodríguez, Florencio, «La antigua biblioteca de la catedral de Salamanca», Hispania Sacra, 14 (1961), págs. 281-319. Martelli, Mario, ed., Niccolò Machiavelli, Tutte le opere, Florencia: Sansoni, 1971. Martínez añíbarro y Rives, Manuel, Intento de un diccionario biográfico y bibliográfico de autores de la provincia de Burgos, Madrid: Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1889. Martínez Romero, Tomás, «Una aproximaciò a les traduccions peninsulars de les Epistulæ a Lucilium. La doble traducciò catalana», Llengua & Literatura, 1 (1986), págs. 111-149 (recogido en 1998, 23-53). ——, Un clàssics entre clàssics. Sobre traduccions i recepcions de Sèneca a l’època medieval, Valencia & barcelona: Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana & Publicacions de l’abadia de Montserrat (biblioteca Manuel Sanchis Guarner, 42), 1998. ——, «Los secretos manuscritos y los manuscritos con secretos (Séneca en la Península Ibérica, ss. XIV-XV)», en D. de Courcelles, ed., D’un principe philosophique à un genre littéraire: les «Secrets». actes du colloque de la Newberry Library de Chicago, 11-14 septembre 2002, París: Honoré Champion, 2005, págs. 79-103. Martínez Torrejón, José Miguel, «Neither/nor: Dialogue in Juan de Lucena’s De vita beata», MLN, 114 (1999), págs. 211222. Maturanzio, Francesco, De componendis versibus hexametro et pentametro, Venecia: Radolt, 1468 [por 1482]. Mazzocco, angelo, «Some Philological aspects of biondo Flavio’s Roma Triumphans», Humanistica Lovaniensia, 28 (1979), págs. 1-26. BIBLIOGRAFÍA CITADA 335 Medina bermúdez, alejandro, «El Diálogo de vita beata de Juan de Lucena: un rompecabezas histórico», Dicenda, 15 (1997), págs. 251-269, & 16 (1998), págs. 137-170. Meersseman, Gilles G., E. adda y J. Deshusses, eds., L’Orazionale dell’arcidiacono Pacifico e il carpsum del cantore Stefano. Studi e testi sulla liturgia del duomo de Verona dal IX all’XI secolo, Friburgo: Edizioni Universitarie, 1974. Menéndez Pidal, Ramón, Reliquias de la poesía épica española. Madrid: Espasa Calpe, 1951. ——, ed., alfonso X, Primera crónica general de España, Madrid: Gredos, 1955, 2 vols. ——, La España del Cid. Madrid: Espasa Calpe, 1969, 2 vols. Meyer, Paul, Les derniers troubadours de la Provence, París: a. Franck, 1871. Michaud-Quantin, Pierre, ed., aristoteles Latinus XXIX, 1. Politica (Libri I-II. ii). Translatio prior imperfecta interprete Guillelmo de Moerbecka (?), Leiden: E. J. brill, 1961. Miglio, Massimo, «Immagini di viaggio», en Pellegrinaggi a Roma, Roma: Città Nuova, 1999, págs. 5-23. Miguel Prendes, Sol, El espejo y el piélago. La «Eneida» castellana de Enrique de Villena, Kassel: Edition Reichenberger, 1998. Migne, Jacques-Paul, ed., Sancti Ivonis Carnotensis episcopi Opera omnia, en Patrologiæ cursus completus. Series Latina, París: Garnier, 1889, Tomus CLXI. Milà y Fontanals, Manuel, De los trovadores en España. Estudio de lengua y poesía provenzal, barcelona: Joaquín Verdaguer, 1861. Minio-Paluello, Lorenzo, & Gérard Verbeke, eds., aristoteles Latinus II, 1-2. De interpretatione vel Periermenias, Leiden: E. J. brill, 1965. Moll, Ángela, «Pier Candido Decembrio y España: estado de la cuestión», en actas II Congreso Internacional de la asociación Hispánica de Literatura Medieval (Segovia, del 5 al 19 de Octubre de 1987 [sic]), edición de José Manuel Lucía Megías, Paloma García alonso, Carmen Martín Daza, alcalá de Henares: Universidad de alcalá, 1992, II, págs. 465-474. Montaner Frutos, alberto, «La palabra en la ocasión. alfonso V como rex facetus a través del Panormita», e-Spania. Revue Interdisciplinaire d’Études Médiévales et Modernes, 4 (2007). ——, ed., Cantar de mio Cid, Madrid: Real academia Española, 2011. 336 BIBLIOGRAFÍA CITADA Morales Saravia, José, «Die Entparadoxierungsform. Santillana und Garcilaso», en Garcilaso de la Vega: Werk und Nachwirkung. akten des Colloquiums im Ibero-amerikanischen Institut in Berlin 18.-20. Oktober 2001, ed. José Morales Saravia, Frankfurt am Main: Vervuert, 2004, págs. 67-90. Moreno, Charo, «La infanta Urraca y la ceremonia de investidura caballeresca en el romance afuera, afuera, Rodrigo», eSpania. Revue Interdisciplinaire d’Études Médiévales et Modernes, 5 (junio, 2008) <http://e-spania.revues.org/10843>. Morrás, María, «Latinismo y literalidad en el origen del clasicismo vernáculo: las ideas de alfonso de Cartagena (ca. 1384-1456)», La traducción en España, ss. XIV –XVI, ed. Roxana Recio, León: Universidad de León, 1995, págs. 3558. ——, ed., alonso de Cartagena, Libros de Tulio: De senetute. De los ofiçios, alcalá de Henares: Universidad de alcalá, 1996. ——, «alfonso de Cartagena», en Carlos alvar & José Manuel Lucía Megías, eds., Diccionario filológico de literatura medieval española. Textos y transmisión, Madrid: Castalia (Nueva biblioteca de Erudición y Crítica, 21), 2002, págs. 93-133. ——, «El texto en su laberinto: para la edición crítica de las traducciones medievales», La Corónica, 30.2 (2002), págs. 203-247. Morrás, María, & María Mercè López Casas, «Lectura y difusión de los Libros de Séneca (a propósito de un testimonio desconocido)», Revista de Filología Española, 81 (2001), págs. 137-163. Mousourakis, George, a Legal History of Rome, Londres & Nueva york: Routledge, 2007. Mugnai Carrara, Daniela, «La collaborazione fra Manuele Crisolora e Uberto Decembrio: ideologia signorile all’origine della prima versione latina della Repubblica di Platone e problemi di traduzione», en Mario Vegetti & Paolo Pissavino, eds., I Decembrio e la tradizione della «Repubblica» di Platone tra Medioevo e Umanesimo, Nápoles: bibliopolis, 2005, págs. 177-235. Munk Olsen, birger, «La popularité des textes classiques entre le IXe et le XIIe siècle», Revue d’Histoire des Textes, 14-15 (1984-1985), págs. 169-181. BIBLIOGRAFÍA CITADA 337 Muñoz, Mauro, ed., El «Becerro» del Monasterio de San Juan de Burgos, burgos: ayuntamiento, 1950. Muro, Juan Robert, «Los ‘herejes de Durango’. Enseñanza de libertad», L’enseignement religieux dans la Couronne de Castille. Incidences spirituelles et sociales (XIIIe-XVe siècle), ed. Daniel baloup, Madrid: Casa de Velázquez, 2003, págs. 143-157. Musumeci, antonino, «L’Orfeo del Poliziano: Celebrazione in cerca di un evento», Rivista di Studi Italiani, 8 (1990), págs. 1-21. Nardella, Cristina, «L’antiquaria romana dal Liber pontificalis ai Mirabilia urbis Romae», Roma antica nel medioevo: mito, rappresentazioni, sopravvivenze nella “Respublica Christiana” dei secoli IX-XIII, al cuidado de Pietro Zerbi, Milán: Vita e Pensiero, 2001, págs. 421-448. Neilson, William allan, The Origins and Sources of the «Court of Love», boston: Ginn, 1899 (reedición Nueva york: Russell & Russell, 1967). Newman, W. L., «The Correspondence of Humphrey, Duke of Gloucester, and Pier Candido Decembrio», The English Historical Review, 20 (1905), págs. 484-498. Nieto Soria, José Manuel, Fundamentos ideológicos del poder real en Castilla (siglos XIII-XVI), Madrid: EUDEMa, 1988. ——, Iglesia y génesis del Estado moderno en Castilla (1369-1480). Madrid: Editorial Complutense, 1993. Ochoa brun, Miguel Ángel, Historia de la diplomacia española, I, Madrid: Ministerio de asuntos Exteriores, 2003. Olivetto, Georgina, «Título de la amistança». Traducción de alonso de Cartagena sobre la «Tabulatio et expositio Senecae» de Luca Mannelli, San Millán de la Cogolla: Cilengua (Serie Mayor, 7), 2011. Omont, H., «Catalogue de la bibliothèque de bernard II, archevêque de St Jacques de Compostelle (1226)», Bibliothèque de l’École des Chartes, 54 (1893), págs. 327-333. Orduna, Germán, & José Luis Moure, eds., Pero López de ayala, Crónica del rey don Pedro y del rey don Enrique, su hermano, 338 BIBLIOGRAFÍA CITADA hijos del rey don alfonso Onceno, buenos aires: SECRIT, 19941997, 2 vols. Orlandi, angelo, «Scuole ecclesiastiche dall’Umanesimo all’Ottocento», en Cultura e vita civile a Verona. Uomini e istituzioni dall’ epoca carolingia al Risorgimento, ed. Gian Paolo Marchi Verona: banca Popolare, 1979, págs. 271-318. Ornstein, Jacob, ed., Lucena, Juan de, Repetición de amores, Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1954. Ortiz, alfonso, Los tratados del doctor alonso Ortiz, Sevilla: Tres compañeros alemanes, 1493. Paganuzzi, Enrico, «La scuola degli accoliti e la questione dei chiericati», en La Musica a Verona, eds. Enrico Paganuzzi & Pierpaolo brugnoli, Verona: banca Mutua Popolare di Verona, 1976, págs. 71-77. Pagès, amadeu, La poésie française en Catalogne du XIIIe siècle à la fin du XVe, Toulouse & París: Privat & Didier, 1936. Palmer, John, & brian Powell, The Treaty of Bayonne (1388), with Preliminary Treaties of Trancoso (1387), Exeter: University of Exeter, 1988 (Exeter Hispanic Texts, XLVII). Palomo Iglesias, Crescencio, Carta inédita de la Duquesa, doña Leonor Pimentel, donando a los Dominicos el convento de San Vicente Ferrer de la ciudad de Plasencia (22 de agosto y 10 de octubre de 1484), badajoz: Diputación Provincial, 1975. Panthea actio, Verona: antonius Cavalcabovis & Johannes antonius Novelli, 1484. Pardo Pastor, Jordi, «alonso de Proaza, homo litterarum, corrector et excelsus editor», Convenit Internacional/Convenit Selecta, 3 (2000), Gabinete de Filosofia Medieval da Faculdade de Letras da Universidade do Porto & Editora Mandruvá <http://www.hottopos.com/convenit3/jordipar.htm> [2703-2011]. Paredi, angelo, La biblioteca del Pizolpasso, Milano: Ulrico Hoepli, 1961. Paris, Gaston, «Les Cours d’amour du Moyen Âge», Journal des Savants (1888), págs. 664-675 & 727-736; reseña de E. Trojel <https://archive.org/stream/journaldessavan183frangoog#page/n691/mode/2up> BIBLIOGRAFÍA CITADA 339 Parrilla, Carmen, ed., alfonso Fernández de Madrigal, el Tostado, Las cinco figuradas paradoxas, alcalá de Henares: Universidad, 1998. Parsons, Gerald, The Cult of Saint Catherine of Siena: a Study of Civil Religion, burlington, VT: ashgate, 2008. Pascual Rodríguez, José antonio, La traducción de la «Divina Commedia» atribuida a D. Enrique de aragón: estudio y edición del Infierno, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1974. Patrologia Latina Database, Jacques-Paul Migne, ed., Patrologiaæ cursus completus. Series Latina, alexandria, Va: ChadwickHealey, 1995, 5 CD-ROM. Paz y Melia, antonio, ed., Crónica de don Juan II, Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, 99-100, Madrid: Real academia de la Historia, 1891, I, págs. 70-465, & II, págs. 3-349. Pérez González, Maurilio, «Leonardo bruni y su tratado De interpetatione recta», Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos, 8 (1995), págs. 193-233. Pérez Martín, antonio, «El Ordenamiento de alcalá (1348) y las glosas de Vicente arias de balboa», Ius Commune, 11 (1984), págs. 55-215. Pernicone, Vincenzo, «La tradizione manoscritta dell’Orfeo del Poliziano», en Studi di varia umanità in onore di Francesco Flora, Milano: Mondadori, 1963, págs. 362-371. Perotti, Olga, & Ferrarotti, Paolo, eds., Juan de Lucena, De vita felici; bartolomeo Fazio, Tractatus de vitae felicitate, Como & Pavía: Ibis, 2004. Perpolli, Cesira, «L’actio Panthea e l’umanesimo veronese», atti e Memorie dell’accademia di agricoltura, Scienze e Lettere di Verona, 91 (1915), págs. 4-162. Petriburg, Mandell, «Some Literary Correspondence of Humphrey, Duke of Gloucester», The English Historical Review, 10 (1895), págs. 99-104. Petrina, alessandra, Cultural Politics in Fifteenth-century England: the Case of Humphrey, Duke of Gloucester, Leiden: brill, 2004. Petrucci, armando, «Il testo prodotto: dal libro manoscritto all’editoria di massa», en Letteratura italiana, II. Produzione e consumo, al cuidado de alberto asor Rosa, Turín: Einaudi, 1983, págs. 499-554. 340 BIBLIOGRAFÍA CITADA ——, «Storia della scrittura e storia della società», en anuario de Estudios Medievales, 21 (1991), págs. 309-322. Piaget, arthur, «La cour amoureuse dite de Charles VI», Romania, 20 (1891), págs. 417-454. ——, «La belle dame sans merci et ses imitations», Romania, 30 (1901), págs. 23-48 & 314-351; 31 (1902), págs. 315-349; 33 (1904), págs. 179-208; 34 (1905), págs. 421-560 & 575588. Piccolomini, Enea Silvio, Commentariorum Æneæ Sylvii Piccolominei Senensis, de Concilio Basileæ celebrato libri duo, olim quidem scripti, nunc vero primum impressi, [basilea: andreas Cratander, 1523?]. Poirion, Daniel, «Le cour d’amour et l’Idéal des Princes en 1400», en Le poète et le Prince: l’évolution du lyrisme courtois de Guillaume de Machaut à Charles d’Orlèans, Ginebra: Slatkine Reprints, 1978, págs. 37-43. Pontón, Gonzalo, Escrituras históricas: relaciones, memoriales y crónicas de la Guerra de Granada, bellaterra: Seminario de Literatura Medieval y Humanística, Universidad autónoma de barcelona, 2002. Post, Chandler Rathfon, Mediaeval Spanish allegory, Cambridge, 1915. Préchac, François, ed.; Henri Noblot, trad. francesa, Séneca, Lettres a Lucilius. III (Livres VIII-XIII), París: Les belles Lettres, 1989 [1945]. Quilis, antonio, ed., Elio antonio de Nebrija, Gramática de la lengua castellana, Madrid: Editora Nacional, 1980. Quondam, amedeo, ed., archivio della tradizione lirica da Petrarca a Marino, Roma: Lexis Progetti, 2000. Rajna, Pio, Le corti d’amore, Milán: Ulrico Hoepli, 1890. Ravasini, Ines, «La Quexa ante el Dios de amor del comendador Escrivá: un tribunale d’amore nella lirica spagnola di fine Quattrocento», en Domenico antonio Cusato & Loretta Frattale, eds., atti del XX Convegno (associazione Ispanisti italiani), Messina: andrea Lippolis, 2002, págs. 255-264. BIBLIOGRAFÍA CITADA 341 ——, ed., Comendador Escrivá, Poesie, Viareggio: Mauro baroni, 2008. Recio, Roxana, «alonso de Madrigal (El Tostado): la traducción como teoría entre lo medieval y lo renacentista», La Corónica, 19.2 (1991), págs. 112-131. Reiter, Siegfried, ed., san Jerónimo, Opera. Pars I, Opera Exegetica 3, In Hieremiam Prophetam libri sex, Turnhout: brepols, 1960 (Corpus Christianorum, Series Latina, LXXIV). Remy, Paul, «Les ‘cours d’amour’: légende et réalité», Revue de l’Université de Bruxelles, 7 (1954-1955), págs. 179-197. Renda, Umberto, Il processo di Panfilo Sasso, Modena: Ferraguti, 1911. Rennert, Hugo albert, ed., Der spanische «Cancionero» des British Museum, Erlangen: Fr. Junge, 1895. Resta, Gianvito, «antonio Cassarino e le sue traduzioni da Plutarco e Platone», Italia Medioevale e Umanistica, 2 (1959), págs. 207-283. ——, Le epitomi di Plutarco nel Quattrocento, Padua: antenore, 1962. Reynolds, Leighton D., ed., Séneca, ad Lucilium epistulæ morales, Oxford: Clarendon Press, 1965. ——, The Medieval Tradition of Seneca’s Letters, Oxford: Oxford University Press, 1965. ——, ed., Texts and Transmission. a Survey of the Latin Classics, Oxford: Clarendon Press, 1983, págs. 357-381. Rico, Francisco, alfonso el Sabio y la «General estoria»: tres lecciones, 2ª edición corregida y aumentada, barcelona: ariel, 1984. ——, El sueño del humanismo, barcelona: Destino, 2002. Riquer, Martín de, Los trovadores: historia literaria y textos, II, barcelona: ariel, 2001. Robinson, P. R., «The Booklet. a self-contained unit in composite manuscripts», en Codicologica. Vol. 3: Essais typologiques, Leiden: brill, 1980, págs. 46-79. Roca Meliá, Ismael, trad., Séneca, Epístolas morales a Lucilio. II, Madrid: Gredos, 2001 (Biblioteca Clásica Gredos, 129). Rodríguez de almela, Diego, Copilación de las batallas campales, Murcia: Lope de la Roca, 1487. Rodríguez-Velasco, Jesús, El debate sobre la caballería en el siglo XV: la tratadística caballeresca castellana en su marco europeo. 342 BIBLIOGRAFÍA CITADA Valladolid: Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 1996. ——, «De oficio a estado. La caballería entre el Espéculo y las Siete Partidas», Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale, 1819 (1993), págs. 49-77. ——, «El Cid y la investidura caballeresca», El Cid: de la materia épica a las crónicas caballerescas. actas del congreso internacional «IX Centenario de la muerte del Cid» celebrado en la Universidad de alcalá de Henares los días 19 y 20 de noviembre de 1999, ed. Carlos alvar, Fernando Gómez Redondo y Georges Martin, alcalá de Henares: Servicio de Publicaciones de la Universidad de alcalá, 2002, págs. 383-392. ——, «Espacio de certidumbre. Palabra legal, narración y literatura en Las siete partidas (y otros misterios del taller alfonsí)», Cahiers d’Études Hispaniques Médiévales, 29 (2006), págs. 423-451. ——, Ciudadanía, soberanía monárquica y caballería. Poética del orden de caballería, Madrid: akal, 2009 (akal Universitaria, 290). ——, «La producción del margen», La Corónica 39.1 (2010), págs. 249-72 (a). ——, «La urgente presencia de Las siete partidas», La Corónica, 38.2 (2010), págs. 99-135 (b). ——, Plebeyos márgenes. Ficción, industria del derecho y ciencia literaria (siglos XIII-XIV), Salamanca: SEMyR, 2011 (Lecciones del SEMYR, 3). Rohland de Langbehn, Regula, & Vicente beltrán, eds., Íñigo López de Mendoza, Comedieta de Ponza, sonetos, serranillas y otras obras, barcelona: Crítica, 1997. Rosell, Cayetano, ed., Lorenzo Galíndez de Carvajal, ed., Crónica de don Juan II, en Crónicas de los reyes de Castilla, desde don alfonso el Sabio, hasta los católicos don Fernando y doña Isabel, Madrid: Rivadeneyra, 1878, págs. 273-693 (Biblioteca de autores Españoles, 68). Round, Nicholas, «alonso de Cartagena’s Libros de Séneca: Disentangling the Manuscript Tradition», en Roger Collins & anthony Goodman, eds., Medieval Spain: Culture, Conflict and Coexistence. Studies in Honour of angus MacKay, basingstoke & Nueva york: Palgrave Macmillan, 2002, págs. 123147. BIBLIOGRAFÍA CITADA 343 Ruiz García, Elisa, «El poder de la escritura y la escritura del poder», en Orígenes de la monarquía hispánica: propaganda y legitimación (ca. 1400-1520), dir. José Manuel Nieto Soria, Madrid: Dykinson, 1999, págs. 275-313. Ruiz Vila, José Manuel, El «Speculum uite humane» (1468) de Rodrigo Sánchez de arévalo, tesis doctoral de la Universidad Complutense de Madrid, 2008. Rundle, David, Of Republics and Tyrants: aspects of Quattrocento Humanist Writings and their Reception in England, c. 1400 - c. 1460, Oxford: University of Oxford, 1997. Tesis doctoral inédita; extracto en el sitio: http://bonaelitterae.files.wordpress.com/2009/07/dgrms11.pdf Russell, Peter E., Traducción y traductores en la península ibérica (140015500), barcelona: Universidad autónoma de barcelona, 1984. ——, ed., Fernando de Rojas, La Celestina. Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea, Madrid: Clásicos Castalia, 20083. Sabbadini, Remigio, La Scuola e gli studi di Guarino Guarini Veronese. Con 44 documenti, Catania: Tip. Francesco Galati, 1896. ——, «Niccolò da Cusa e i conciliari di basilea alla scoperta dei codici», Rendiconti della Reale accademia dei Lincei. Classe di Scienze Morali, Storiche e Filologiche, s. 5, 20 (1911), págs. 3-40. ——, Le scoperte dei codici latini e greci ne’ secoli XIV e XV, Florencia: Sansoni, 1914. [a] ——, Storia e critica di testi latini: Cicerone, Donato, Tacito, Celso, Plauto, Plinio, Quintiliano, Livio e Sallustio, Commedia ignota, Catania: Francesco battiato, 1914. [b] Sáez Guillén, José Francisco, Catálogo de manuscritos de la Biblioteca Colombina de Sevilla, Sevilla: Cabildo de la S. M. y P. I. Catedral de Sevilla & Institución Colombina, 2002. Sáinz Rodríguez, Pedro, La siembra mística del Cardenal Cisneros y las reformas en la Iglesia, Madrid & Salamanca: F.U.E. & Universidad Pontificia, 1979. Salvador Miguel, Nicasio, ed., Cancionero de Estúñiga, Madrid: alhambra, 1987. Salvador y Conde, José, Obras de Santa Catalina de Siena. El Diálogo. Oraciones y Soliloquio, Madrid: baC, 2007. 344 BIBLIOGRAFÍA CITADA Sammut, alfonso, Unfredo Duca di Gloucester e gli umanisti italiani, Padua: antenore, 1980. Sánchez, Cristina, «Dos documentos sobre alfonso de Cartagena: bula de Eugenio IV ordenando que se respete a los judíos de Castilla y León. Discurso del obispo de burgos a alberto II», Murcia: biblioteca Saavedra Fajardo, 2006, en el sitio: http://saavedrafajardo.um.es/WEb/archivos/LIbROS/Libr o0055.pdf Sánchez-arcilla bernal, José, «La obra legislativa de alfonso X el Sabio. Historia de una polémica», El Scriptorium alfonsí: de los Libros de astrología a las «Cantigas de Santa María», coord. J. Montoya Martínez y a. Domínguez Rodríguez, Madrid: Editorial Complutense, 1999, págs. 17-81. Sanmartín bastida, Rebeca, La representación de las místicas: Sor María de Santo Domingo en su contexto europeo, Santander: Real Sociedad Menéndez Pelayo, 2012. Santagata, Marco, I frammenti dell’anima: storia e racconto nel Canzoniere di Petrarca, bolonia: Il Mulino, 1993. ——, Incipitario unificato della poesia italiana: IUPI, Módena: Panini, 1988. Sasso, Panfilo, Epigrammata. Disticha. De bello Tarrensi. De laudibus Veronae. Elegiae, brescia: bernardinus Misinta impens. angeli britannici, 1499. ——, Opera del praeclarissimo poeta miser Pamphilo Sasso Modenese. Sonetti CCCCVII. Capituli XXXVIII. Egloghe V, Venecia: Guilielmum de Fontaneto de Monferrato, 1519. ——, Stramboti del clarissimo professore de le bone arte miser Sasso Modoneso, Roma: Per Johannem besicken & Martinum de amsterdam, 1501. ——, Strambotti del clarissimo professore de le bone arte miser Sasso, modoneso, Milán: Per Magistrum Leonardum Pachel, 1501. ——, Stramboti del clarissimo professore de le bone arte mister Sasso Modoneso, Milán: Per Ioanne Maria di Farre. ad instantia de Ioaniacobe & i fratelli da Legnano, 1506. Saussure, Ferdinand de, Corso di linguistica generale, introd., trad. y comentario de Tullio De Mauro, bari: Laterza, 19785. Saygin, Susanne, Humphrey, Duke of Gloucester (1390-1447) and the Italian Humanists, Leiden, boston & Colonia: brill, 2002. Schiff, Mario, La Bibliothèque du Marquis de Santillane, París: Émile bouillon (bibliothèque de l’École des Hautes Etudes), 1905. BIBLIOGRAFÍA CITADA 345 Schoell, Rudolph & Wilhelm Kroll, eds., Corpus iuris civilis. Volumen tertium, Novellæ, berlín: Weidmann, 1954. Sconza, M. Jean, History and Literature in Fifteenth-century Spain: an Edition and Study of Pablo de Santa Maria’s «Siete edades del mundo», Madison, WI: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1991. Segre, Cesare, Semiótica filológica (texto y modelos culturales), trad. José Muñoz Rivas, Murcia: Universidad de Murcia, 1990. Sère, bénédicte, Penser l’amitié au Moyen Âge. Étude historique des commentaires sur les livres VIII et IX de l’«Éthique à Nicomaque» (XIIIe-XVe siècle), Turnhout: brepols, 2007. Serés, Guillermo, La traducción en Italia y España durante el siglo XV. La «Ilíada en Romance» y su contexto cultural, Salamanca: Ediciones Universidad Salamanca, 1997. Serrano, Luciano, Los conversos Pablo de Santa María y alfonso de Cartagena: obispos de Burgos, gobernantes, diplomáticos y escritores, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Hebraicos, 1942. Sierra Valentí, Eduardo, trad., Lucio anneo Séneca, Cartas morales a Lucilio, barcelona: Planeta (Clásicos Universales, 110), 1985. Sirera, Josep Ll., «Una quexa ante el Dios de amor del Comendador Escrivà, como ejemplo posible de los autos de amores», en Literatura Hispánica, Reyes Católicos y Descubrimiento, barcelona: PPU, 1989, págs. 256-269. Smalley, beryl, Historians in the Middle ages, Londres: Thames & Hudson, 1974. Southern, Richard W., «aspects of the European Tradition of Historical Writing: 3. History as Prophecy», Transactions of the Royal Historical Society, 22 (1972), págs. 159-180. Spagnolo, antonio, «Le scuole accolitali a Verona», atti e Memorie dell’accademia di agricoltura, Scienze e Lettere di Verona, 80 (1904), págs. 97-330. ——, «Tre calendari medioevali veronesi», atti e Memorie dell’accademia di agricoltura, Scienze e Lettere di Verona, 90 (19131914), págs. 161-239. Spiazzi, Raimondo M., ed., santo Tomás de aquino, In aristotelis libros Peri Hermeneias et Posteriorum analyticorum expositio, cum textu ex recensione Leonina, Turín: Marietti, 1964. 346 BIBLIOGRAFÍA CITADA Steinmann, Martin, Die Handschriften der Universitätsbibliothek Basel. Register zu den abteilungen a I-a XI und O, basilea: Universitätsbibliothek basel, 1982. Stock, brian, Listening for the Text. On the Uses of the Past, Philadelphia: Pennsylvania University Press, 1990. Strubel, armand, allégorie et littérature au Moyen Âge, París: H. Champion, 2002. Suárez Fernández, Luis, «Notas acerca de la actitud de Castilla respecto al Cisma de Occidente», Revista de la Universidad de Oviedo, 9 (1948), págs. 91-116. ——, Nobleza y monarquía. Puntos de vista sobre la historia castellana del siglo XV, Valladolid: Universidad de Valladolid, Facultad de Filosofía y Letras, 1959 (reimpresión Madrid: La Esfera de los Libros, 2005). ——, «Castilla, el Cisma y la crisis conciliar (1378-1440), Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1960. Szpiech, Ryan, «Scrutinizing History: Polemic and Exegesis in Pablo de Santa María’s Siete edades del mundo», Medieval Encounters, 16 (2010), págs. 96-142. Tate, R. b., ed., Fernán Pérez de Guzmán, Generaciones y semblanzas, Londres: Tamesis, 1965. ——, Ensayos sobre historiografía peninsular del siglo XV, Madrid: Gredos, 1970. ——, «The Civic Humanism of alfonso de Palencia», Renaissance and Modern Studies, 33 (1979), págs. 25-44. ——, «El cronista real castellano durante el siglo quince», en Homenaje a Pedro Sáinz Rodríguez, ed. Horacio SantiagoOtero et alii, Madrid: Fundación Universitaria Española, 1986, III, págs. 659-668. Tiraboschi, Girolamo, Biblioteca Modenese o notizie della vita e delle opere degli scrittori natii degli stati del serenissimo Signor Duca di Modena, Módena: Presso la Società Tipografica, 1781-1786, 6 vols. Tissoni benvenuti, antonia, L’Orfeo del Poliziano con il testo critico dell’originale e delle successive forme teatrali, Padova: antenore, 1986. Toro Pascua, María Isabel, «Guevara y la teoría amorosa en el reinado de Enrique IV», en María Isabel Toro Pascua, ed., actas del III Congreso de la asociación Hispánica de Literatura BIBLIOGRAFÍA CITADA 347 Medieval, II, Salamanca: biblioteca Española del Siglo XV, 1994, págs. 1085-1094. ——, «La Sepultura de amor de Guevara. Edición crítica», en ana Menéndez Collera & Victoriano Roncero López, eds., Nunca fue pena mayor (Estudios de Literatura española en homenaje a Brian Dutton), Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, págs. 663-689. Torró, Jaume, ed., Romeu Llull, Lo despropriament de amor, barcelona: «...stelle dell’Orsa», 1987. Trigueros Cano, José antonio, «El Prohemio e carta del Marqués de Santillana y la Epístola a Federico de aragón», Estudios románicos, 5 (1987), págs. 1371-1393. ——, Santillana y Poliziano: dos cartas literarias del siglo XV, Murcia: Departamento de Filología Francesa, Románica, Italiana y Árabe, 1992. Trinkaus, Charles, «a Humanist’s Image of Humanism: the Inaugural Oration of bartolomeo della Fonte», Studies in the Renaissance, 7 (1960), págs. 90-125. ——, In Our Image and Likeness. Humanity and Divinity in Italian Humanist Thought, Chicago: The University of Chicago Press, 1970. 2 vols. Valentini, Roberto, «Liriche religiose di Gian antonio Campano», Bollettino della R. Deputazione di Storia Patria per l’Umbria, 34 (1937), págs. 41-56. Valero Moreno, Juan Miguel, «Villena y Tostado: autotraducción y hermenéutica», en Marcial Rubio Árquez & Nicola D’antuono, eds., autotraduzione. Teoria ed esempi fra Italia e Spagna (e oltre), Milán: LED (Edizioni Universitarie di Lettere Economia Diritto), 2012, págs. 157-176. Vannutelli, Evelina, «Il marchese di Santillana e Francesco Petrarca», Rivista d’Italia, 27 (1924), págs. 138-149. Varanini, Gian Maria, & Daniela Zumiani, «Ricerche su Gerardo boldieri di Verona (1405 c.-1485), docente di medicina a Padova. La famiglia, l’inventario dei libri e dei beni, la cappella», Quaderni per la storia dell’Università di Padova, 26-27 (1993), págs. 49-147. Velázquez, Sonia, «Legality, Legitimacy, and blood in Pablo de Santa María’s Las siete edades del mundo», Proceedings of the Fourteenth Colloquium, ed. alan Deyermond, Londres: 348 BIBLIOGRAFÍA CITADA Department of Hispanic Studies, Queen Mary, University of London, en prensa (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar). Verbraken, Patrick, ed., san Gregorio Magno, Expositiones in Canticum canticorum, in Librum primum Regum, Turnhout: brepols, 1963 (Corpus Christianorum, Series Latina, CXLIV). Verdín, Guillermo, alonso de Cartagena y el «Defensorium unitatis christianæ», Oviedo: Universidad de Oviedo, 1992. Vián, ana, «El Libro de vita beata de Juan de Lucena como diálogo literario», BHi, 93 (1991), págs. 61-105. Vickers, K. H., Humphrey, Duke of Gloucester : a Biography, Londres: archibald Constable, 1907. Vildera, anna, «Le antifone dell’Ordinario padovano con riferimento al repertorio Nord Orientale europeo», Musica e storia, 3 (2003), págs. 537-574. Villa, Claudia, «La tradizione delle ad Lucilium e la cultura di brescia dall’età carolingia ad albertano», Italia Medioevale e Umanistica, 12 (1969), págs. 9-51. Villa, Sara, Traducciones y humanismo en la España del siglo XV, tesis doctoral, The Graduate School and University Center CUNy, 2004. Viñas Román, Teófilo, «Convento de San agustín y colegio de San Guillermo», en Historia de la Universidad de Salamanca I. Trayectoria histórica y proyecciones, dir., Manuel Fernández Álvarez, Salamanca: Universidad de Salamanca (acta Salmanticensia. Historia de la Universidad, 47), 1989, págs. 383-389. Viti, Paolo, «L’umanesimo a Verona», en L’umanesimo nell’Italia settentrionale e mediana, Storia della letteratura italiana, III. Il Quattrocento, Roma: Salerno, 1996, págs. 541-544. Walther, Hans, Proverbia sententiæque Latinitatis medii ævi. Lateinische Sprichwörter und Sentenzen des Mittelalters in alphabetischer anordnung, Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 1963. Ward, Scott W., Historiography, Prophecy, and Literature: «Divina Retribución» and its Underlying Ideological agenda, tesis doctoral, Indiana University, bloomington, 2008. Weijers, Olga, La ‘disputatio’ dans les Facultés des arts au Moyen Âge, Turnhout: brepols, 2002. BIBLIOGRAFÍA CITADA 349 Weiss, Roberto, «a newly found ms. of Latin poems by Leonardo Montagna (c. 1425/30-1485)», Italian Studies, 15 (1960), págs. 26-35. ——, The Renaissance Discovery of Classical antiquity, Nueva york: Humanities Press, 1973. ——, Humanism in England During the Fifteenth Century, Oxford: basil blackwell, 1967. Whinnom, Keith, La poesía amatoria en la época de los Reyes Católicos, Durham: University of Durham, 1981. Wilkins, Constance, ed., Constanza de Castilla, Libro de devociones y oficios, Exeter: University of Exeter Press, 1998. Wuilleumier, Pierre, ed., Cicerón, Caton l’ancien (De la vieilleisse), París: Les belles Lettres, 1989. yates, D., «The Cathedral Library of Tarazona, its Medieval Manuscripts and benefactors», The Journal of Library, History, Philosophy and Comparative Librarianship, 17 (1982), págs. 268277. Zaccaria, Vittorio, «L’epistolario di Pier Candido Decembrio», Rinascimento, ser. 1, 3 (1952), págs. 85-118. ——, «Sulle opere di Pier Candido Decembrio», Rinascimento, ser. 1, 7, 1 (1956), págs. 13-74. ——, «Pier Candido Decembrio traduttore della Repubblica di Platone (Notizie dall’epistolario del Decembrio)», Italia Medioevale e Umanistica, 2 (1959), págs. 179-205. Zagata, Pier, Cronica della città di Verona. Descritta da Pier Zagata. ampliata e supplita da Giambatista Biancolini. annessovi un trattato, Verona: Ramanzeni, 1745. Zaggia, Massimo, «La versione latina di Pier Candido Decembrio dalla Repubblica di Platone: per la storia della tradizione», Interpres, 13 (1993), págs. 7-55. Zanella, antonio, «Uberto Decembrio e un codice bergamasco», Bergomum, 36 (1962), págs. 89-124; 37 (1963), 69-79, & 38 (1964), 57-73. Zinato, andrea, «Volgarizzamenti delle Epistulæ morales di L. a. Seneca e loro diffusione nella Penisola Iberica», annali di Ca’ Foscari, 31 (1992), págs. 371-390. 350 BIBLIOGRAFÍA CITADA ——, «La vulgarización al catalán de las Epistulæ morales ad Lucilium de L. a. Seneca», annali di Ca’ Foscari, 32 (1993), págs. 377-394. ——, «Le traduzioni catalane di opere di Seneca e loro influssi sulle traduzioni castigliane», La Cultura Catalana tra l’Umanesimo e il Barocco. atti del Convegno dell’associazione Italiana di Studi Catalani (Venezia, 24-27 marzo 1992), eds. Carlos Romero y Rossend arqués, Padua: Programma, 1994, págs. 175-184. ——, «Fernán Pérez de Guzmán e le glosse alla traduzione medievale castigliana delle Epistulæ morales ad Lucilium: un itinerario filologico e filosofico», annali di Ca’ Foscari, 34 (1995), págs. 403-427. ——, «La traduzione aragonese delle Epistulæ morales di L. a. Seneca», Congresso Internazionale di Storia della Corona d’aragona. Celebrazioni alfonsine (Napoli, Caserta, Ischia, 18-24 settembre 1997), Nápoles: Paparo Edizioni, 2000, 2, págs. 1627-1641. ÍNDICE ONOMÁSTICO Álvarez Gato, Juan 289n Álvarez Palenzuela, Vicente Ángel 311, 97n, 98n ambrosio de Milán, santo 101, 126, 130 amidano, Giovanni 114 amidano, Zenone 106n anaxágoras 85 anaya, Diego de 116n andrés el Capellán 276, 320 andrés, Melquíades 309, 311 andújar, Juan de 284-285 anglade, Joseph 270n, 274n, 311 antolín, Guillermo 142n, 143n, 144n, 312 antonio da Senis, Tommaso di 296 aquilano, Serafino 261n arens, Hans 118n, 312 arias de balboa, Vicente 80 aristóteles 85, 100, 107, 119132, 143n arquelao 85 arronis i Llopis, Carme 296, 297, 312 asensio, Eugenio 231, 298, 309, 312 accame Lanzillotta, Maria 236n, 311 adda, E. 334 agamben, Giorgio 271n, 311 agustín, santo 85, 123n, 297n, 304n alarcón, Enrique 118n, 125n, 311 alarico, rey visigodo 78 alberti, Leon battista 235, 311 alberto II de Habsburgo, emperador 97, 98n, 99, 101, 106 120n alberto Magno, santo 118n alcalá, Ángel 221n, 311 alcuino de york 149 alegre, Francesc 286 alfonsi, Luigi 113n, 311 alfonso V de aragón, el Magnánimo 224, 229n, 296 alfonso X, rey de Castilla 48, 62, 79, 80, 86n, 87-93, 123n alfonso XI, rey de Castilla 80, 90 alighieri, Dante 241, 265, 279 alvar, Carlos 216n, 311 Álvarez de Villasandino, alfonso 282-283 351 352 ÍNDICE ONOMÁSTICO auctoritates aristotelis 118n, 127n, 132n auvergne, Martial d’ 275, 286 avalle, D’arco Silvio 261n 312 avalle-arce, Juan bautista 108n, 312 avesani, Rino 250n, 252n, 253n, 258n, 259n, 312 bacon, Francis 138 baglio, M. 151, 313 baldassarri, Stefano 217n, 313 barba, Juan 65n, 289n bardell, Matthew 271, 313 barzizza, Gasparino 149 basile, Tania 246, 247n, 249n, 256n, 313 bataillon, Marcel 297n, 298n, 299n, 309, 313 bautista Pérez, Francisco 11, 18, 19, 20, 313, 318, 325 bazán Díaz, Iñaki 108n, 313 beauvais, Vincent de 71, 77 beccadelli, antonio, el Panormita 224, 226n, 228, 313 beceiro Pita, Isabel 218n, 305, 313 beckmann, Gustav 98n, 313 beda 85 béjar, Duquesa de, véase Pimentel, Leonor belloso Martín, Nuria 107n, 112n, 313 beltrami, achille 141, 313 beltrán, Vicente 259, 261n, 262n, 263n, 283, 285, 287288, 313-314, 342 beltrán de Heredia, Vicente 98n, 297, 298n, 314 benedicto, canónigo de la basílica de San Pedro en Roma 236n beneyto Pérez, Juan 99n, 230n, 314 berceo, Gonzalo de 222, 223n bermejo Cabrero, José Luis 50, 52, 314 bernardo del Carpio 84n bernardo II, arzopisbo de Compostela 142n bertini, Giovanni Maria 221n, 314 bieler, Ludwig 111n, 127n, 314 binotti, Lucia 221n, 225n, 237n, 314 biondo, Flavio 235 birkenmajer, alexander 99, 103n, 107n, 108n, 314 blecua, alberto 234n, 315 blüher, Kar alfred 136, 141, 142n, 150n, 315 boase, Roger 270n, 278, 315 boccaccio, Giovanni 241 boecio 85, 101, 111n, 112, 127n boldieri, Gherardo 251 boldieri, Pietro antonio 251 borsa, Mario 107n, 108n, 113n, 315 bosso, Matteo 258, 315 boter, Gerard 110n, 315 botley, Paul 217n, 315 bottari, Guglielmo 250n, 252n, 255, 256n, 258, 259, 315 bottoni, Diego 104n, 110n, 315 bozzolo, Carla 270n, 277, 315 bracciolini, Poggio 226n ÍNDICE ONOMÁSTICO branca, Vittore 250n, 315 bruni, Leonardo 103, 104, 105, 137, 217n bucchi, Federica 315 Caffarini, véase antonio, Tommaso di Calderini, Domizio 250n Campano, Giannantonio 249, 253, 316 Candela Martínez, Juan 107n, 316 Canet, José Luis 298n, 316 Cantelli, Ugolino 114 Cantera burgos, Francisco 38n, 39, 40n, 41n, 42n, 45n, 56n, 61n, 67n, 316 Cañizares, Ginés de 298 Capella, Marciano 149 Cappelli, Guido M. 221, 316 Carboni, Fabio 256n, 260n, 261n, 316 Carlos VI, rey de Francia 277, 278, 281 Carpo, Mario 236n, 311 Carr, Derek C. 58, 262n, 316 Carrara, Giovanni Michele alberto 255n Carriazo, Juan de Mata 37, 38n, 45n, 48, 68n, 282, 316 Carrillo, alfonso, arzobispo de Toledo 233n Carrillo de Huete, Pedro 316 Carrión, Manuel 225n, 316 Cartagena, alfonso de 17-18, 20, 41, 47, 81n, 94-95, 97213n, 226n, 227-241 Cartagena, Nelson 217n, 317 Cartagena, Pedro 286, 288 353 Carvalho, José a. de Freitas 302n, 317 Casas Nadal, Montserrat 296, 297, 317 Casas Rigall, Juan 273, 317 Castiglioni, Zenone 105, 106n, 109n, 114 Castilla, Francisco de 65n Castillo, Hernando 297 Castrillo González, Carmen 115n, 332 Catalán, Diego 84n, 317 Catalina de Lancaster, reina de Castilla 37, 66, 68n Catalina de Siena, santa 295310 Cátedra, Pedro M. 13, 16, 19, 27n, 42n, 52n, 65n, 88, 116n, 222n, 262n, 286, 289n, 298n, 300n, 309, 317, 333 Catón 85 Catulo, Gayo Valerio 250n Cazier, Pierre 126n, 318 Cecchini, Piero 249n, 318 Chabaneau, Camille 270n, 274n, 311 Chalon, Louis 318 Chambry, Émile 319 Cherchi, Paolo 16 Chiaramonte, Elisabetta 259 Cicerón, Marco Tulio 17, 56n, 85, 128, 131, 136, 193, 221, 251, 257 Coca Senande, Javier 262n, 333 Colombí-Monguió, alicia de 319 Colonna, Prospero, cardenal 224 Colunga, alberto 319 354 ÍNDICE ONOMÁSTICO Combès, Robert 128n, 319 Coméstor, Pedro 77, 85 Conde, Juan Carlos 11, 19, 6195, 215n, 221n, 319-320 Condulmer, Francesco 250n, 257 Constanza de Castilla, duquesa de Lancaster 66 Copeland, Rita 219, 320 Córdoba, Fernando de 224, 226n Corral, Pedro del 19 Cotroneo, Girolamo 231n, 320 Creixell Vidal-Quadras, Inés 277n, 320 Crisoloras, Manuel 103, 104, 105, 109 Crónica de tres reyes 79 Cruz, Juana de la, véase Juana de la Cruz Curti, Elisa 249n, 265n, 320 Curtius, Ernst Robert 73n, 320 Dacosta, arsenio 19, 320 Dávalos, Íñigo 113n, 114, 115n De Manuel Rodríguez, Miguel 80, 330 De Páiz, Isabel 217n De Robertis, Teresa 149n, 150n, 320 De’ Pandoni, Giovanni antonio 253 Decembrio, angelo 105n Decembrio, Pier Candido 98n, 103n, 104-132, 137 Decembrio, Uberto 103, 104, 105, 109, 110, 113 Del bene, Paolo andrea 253 Delicado, Francisco 238-239, 330 Dell’Oro, Emy 236n, 311 Della Fonte, bartolomeo, véase Fonzio Demócrito 85 Deshusses, J. 335 Deyermond, alan D. 19, 61, 62, 63, 70, 73n, 85-86n, 87, 93, 116n, 320-321 Di Camillo, Ottavio 11, 14, 221n, 224, 226n, 237n, 321 Díaz de Toledo, Fernán 53n Díaz de Toledo, Pero 112n Díaz de Vivar, Rodrigo, el Cid 83-84, 93 Díaz Tena, María Eugenia 11 Diez, Friedrich 269, 276, 321 Dionisotti, Carlo 250n, 321 Ditt, Ernst 108n, 321 Dombart, bernard 123n, 322 Duffell, Martin J. 262n, 322 Durán barceló, Francisco Javier 11, 230n, 322 Dutton, brian 279n, 298n, 322 Echevarría Gaztelumendi, María Victoria 102n, 322 Elfassi, Jacques 254n, 322 Enrique de aragón, infante 41 Enrique III, rey de Castilla 37, 46, 48, 51, 65, 66, 68, 80 Enrique IV, rey de Castilla 51, 222, 226n, 233 , 300 Escrivá, comendador 292 Esopo 223n Este, Leonello d’ 114 ÍNDICE ONOMÁSTICO Étaix, Raymond 121n, 322 Eurico, rey visigodo 78, 79 Eusebi, Mario 150, 151, 152, 153, 322 Fallows, Noel 230n, 322 Fazio, bartolomeo 222-241. Federico III, emperador 252n Feltre, Vittorino da, véase Vittorino da Feltre Fera, Vicenzo 105n, 323 Fernán González, conde de Castilla 84n Fernández, alonso 302n, 304, 323 Fernández de Madrigal, alfono, el Tostado 107n, 112n Fernández de Velasco, Pedro 137 Fernández Gallardo, Luis 61n, 70, 97n, 98n, 99n, 100n, 101, 105n, 110n, 120n, 323 Fernández Vallina, Emiliano 107n, 323 Fernández-Ordóñez, Inés 19, 29n, 323 Fernando de antequera, infante de Castilla y rey de aragón 37, 68n, 224 Fernando I, rey de León 8384 Fernando IV, rey de Castilla 90 Ferrari, Mirella 106n, 323 Ferrarotti, Paolo 339 Ferraù, Giacomo 224n, 323 Ferrie, Francis 262n, 324 Ferro, Donatella 46n, 324 Fisch, Stanley 219 355 Flores, Juan de 50-51, 292 Foerster, Otto 139 Fohlen, Jeannine 141n, 142n, 146n, 148n, 324 Folena, Gianfranco 221n, 223n, 324 Folger, Robert 58n, 324 Fontán, antonio 142n, 144n, 324 Fonzio, bartolomeo 231n Fox Morcillo, Sebastián 231n Friedberg, Emil 119n, 122n, 126n, 129n, 130n, 324 Frittelli, Ugo 253n, 324 Fubini, Riccardo 98n, 107n, 108n, 324 Fuero Juzgo 80 Fuero Real 80 Furno, Martine 236n, 311 Galeno 85 Galíndez de Carvajal, Lorenzo 38, 39, 40, 44n, 51n Gamba Corradine, Jimena 11 Garcia, Michel 11, 18, 19, 27n, 29n, 52n, 325 García de andrés, Inocente 306 García de Santa María, alvar 19, 27-59 García Sempere, Marinela 297, 312 Gargano, antonio 292n, 325 Garin, Eugenio 104n, 105n, 106n, 108n, 110n, 114n, 325 Gauthier, René antoine 121n, 123n, 125n, 128n, 129n, 130n, 131n, 132n, 325 Gelio, aulo 139 356 ÍNDICE ONOMÁSTICO Gentile, Luigi 104n, 110n, 325 Gentile, Sebastiano 261n, 325 Gernert, Folke 11, 14, 238n, 258n, 261n, 263n, 265n, 284n, 325-326, 330 Gilomen, Hans-Georg 98n, 326 Gimeno Casalduero, Joaquín 279, 280, 281, 326 Giuliari, Giambattista Carlo 259n, 326 Giuliario, Giacomo 245n, 252n, 256, 258, 259 Gómez Moreno, Ángel 81n, 82, 115n, 262n, 263n, 282, 326 Gómez Redondo, Fernando 7, 12, 27n, 44n, 53n, 58n, 65n, 87n, 90 326 González Cuenca, Joaquín 279n, 288n, 289, 290n, 322, 326 González Jiménez, Manuel 87n, 326 González Rolán, Tomás 103n, 106n, 107n, 108n, 109, 111n, 112n, 114n, 116n, 326-327 Gorgias 85 Gracia Dei, Pedro 65n Graciano 77 Granata, Leonardo 246n, 247n, 251n, 254, 256n, 257n, 259, 327 Gregorio Magno, santo 85, 101, 121, 129n, 297n, 322 Gregorius, magister 238n Griffiths, Gordon 103n, 327 Grimal, Pierre 327 Guarienti, angelico 112n, 121n, 327 Guarino de Verona 104, 105, 228-241, 254, 257 Gudiel, Juana 300 Guevara, Diego de 286, 289 Guillén de Ávila, Diego 65n Gusmini, Franca 110n, 113n, 327 Guzmán, Nuño de 217n Haebler, Conrad 327 Hain, Ludwig 296, 328 Hamesse, Jacqueline 118n, 127n, 132n, 328 Hankins, James 103, 104n, 106n, 108n, 110n, 114, 115n, 328 Hausmann, Frank Rutger 249n, 328 Helmrath, Johannes 105n, 328 Herrán Martínez San Vicente, ainara 233n, 328 Heusch, Carlos 81n, 82n, 84n, 88, 89n, 90, 328 Hipócrates 85 Homero 85 Horacio Flaco, Quinto 221 Hoyos, Manuel M. de los 301n, 328 Hubbard, William Lines 247n, 329 Huerga, Álvaro 296, 329 Hugo de San Víctor 149 Humphrey, duque de Gloucester 106n, 113, 114 Hurtado de Mendoza, Diego 279-280 Imperial, Francisco 278-281 Isaacs, Ronald H. 74, 329 ÍNDICE ONOMÁSTICO Isabel de Castilla, la Católica, reina 231, 296, 300, 301, 309 Isidoro de Sevilla 75, 81, 85, 101, 126, 149, 192, 254, 318 Ivo de Chartres 122n Jaeger, Werner 138 Jakobson, Roman 223, 329 Jardin de Plaissance 286 Jerónimo, santo 101, 121, 129n, 130, 196, 221, 330 Jiménez de Cisneros, Francisco 295, 298, 308 Jiménez de la Espada, Marcos 98n, 329 Jiménez de Rada, Rodrigo 48 Jiménez Moreno, arturo 11, 13, 299, 304n, 329 Jordán de asso y del Río, Ignacio 80, 330 Joset, Jacques 238n, 330 Juan de aragón, infante 42 Juan de Gante, duque de Lancaster 65, 66 Juan I, rey de Castilla 65, 80 Juan II, rey de Castilla 17, 2759, 61, 66, 68, 80, 86n, 97, 98, 101, 115n, 116, 137, 226n Juan Manuel, don 89, 91 Juana de la Cruz 306 Justiniano, emperador 76, 101 Kalb, alphonse 123n, 322 Kempf, Karl 112n, 128n, 129n, 131n, 330 357 Kerkhof, Maxim P. a. M. 262, 326, 330 King, P. D. 78, 330 Kriegel, Maurice 330 Krieger, Judith Gale 61n, 330 Kristeller, Paul O. 106n, 110n, 115n, 216n, 245, 246n, 251n, 252, 254n, 255n, 260, 330 Kroll, Wilhelm 133n, 344 Krueger, Paul 119n, 123n, 330 Krüger, Karl Heinrich 64n, 330 Kübel, Wilhelm 330 Labourt, Jérôme 130n, 331 Ladero Quesada, Miguel Ángel 304n, 331 Ladislao III, rey de Polonia 120n Lafitte-Houssat, Jacques 274n, 276, 331 Lamola, Giovanni 228 Lancia, andrea 151 Landriani, Gerardo 103n Lapesa, Rafael 221n, 226n, 262n, 263n, 331 Laskaris, Paola 298n, 331 Latini, brunetto 150 Lawrance, Jeremy N. H. 12, 84n, 95, 98n, 138, 218n, 304n, 331-332 Le Gentil, Pierre 271n, 272, 332 Lehmann, Paul 105n, 332 León IV, papa 101, 122 Leonardi, Lino 256n, 332 Leonor de aquitania 276 Leuker, Tobias 250n, 332 358 ÍNDICE ONOMÁSTICO Lewis, Clive Staples 270n, 271n, 332 Lida de Malkiel, María Rosa 73n, 239n, 279, 332 Lilao Franca, óscar 115n, 333 Livio, Tito 55, 56n Llull, Romeu 286 Lombardo, Pedro 77, 85 Lop Otín, María José 225n, 332 López bascuñana, María Isabel 262n, 332 López Casas, Maria Mercè 145n, 336 López de ayala, Pedro 18, 43, 48, 57, 137 López de Estúñiga, Diego 68n López de Mendoza, Íñigo 17 López de Mendoza, Íñigo, marqués de Santillana 81n, 95, 112n, 137, 138, 147, 226n, 227-241, 261265, 281-282, 285n, 330 López de Salamanca, Juan 13, 301-310 López Fonseca, antonio 120n, 333 Lora Serrano, Gloria 300, 333 Loyau, Hélène 270n, 277, 315 Lucena, Juan de 138, 215-241, 339 Lucena, Luis de 225n Lucía Megías, José Manuel 216n, 311 Ludueña, Hernando de 286, 291-292 Luis IX, rey de Francia 98n Luna, Álvaro de 44n, 53, 58 Lunas almeida, Jesús 298, 298, 299n, 333 Macchiavelli, Niccolò 218n MacDonald, Robert a. 87n, 333 Maffei, Giorgio 252 Maffei, Scipione 250n, 253n, 259n, 333 Maïer, Ida 246, 247n, 333 Malatesta, Giacomo 250n, 260 Maldonado, alonso 301 Malinverni, Massimo 246n, 265, 333 Manelli, Luca 18, 137, 150 Manetti, Giannozzo 217n Manrique, Gómez 225n, 226n, 261-262 Manrique, Jorge 285, 287-288 Manrique, Leonor, duquesa de béjar 303n Maravall, Juan antonio 87n, 334 Marchand, Jean-Jacques 246, 247n, 249n, 256n, 312 Marchegiani, Maria Lucignano 249, 334 Marcos Rodríguez, Florencio 307n, 334 Marescalchi, Francesco 114 María de aragón, reina de Castilla 152 María de Castilla, reina de aragón 296, 297 María de Champagne 276 María de Santo Domingo 298 Marrani, Giuseppe 256n, 260n, 332 Martelli, Mario 218n, 334 Martín de braga 143n, 144n Martínez añíbarro y Rives, Manuel 40n, 334 Martínez de Medina, Diego 279-280 ÍNDICE ONOMÁSTICO Martínez Romero, Tomás 152, 153n, 334 Martínez Torrejón, José Miguel 221n, 334 Maturanzio, Francesco 254, 334 Máximo, Valerio, véase Valerio Máximo Mazegi, Leonardo 249n Mazzocco, angelo 236n, 334 Medina bermúdez, alejandro 221n, 335 Meersseman, Gilles G. 335 Mella, fray antonio de 107n Mena, Juan de 40n, 226n, 227241 Menéndez Pidal, Ramón 83n, 335 Meyer, Paul 269, 335 Michaud-Quantin, Pierre 118n, 132n, 335 Miglio, Massimo 236n, 335 Migne, Jacques-Paul 335 Miguel Prendes, Sol 16, 335 Milà y Fontanals, Manuel 335 Minio-Paluello, Lorenzo 117n, 335 Misinta, bernardino 245n Mistral, Frédéric 269 Mocedades de Rodrigo 83n Moll, Ángela 115n, 335 Mommsen, T. 123n, 330 Montagna, Calisto 255n Montagna, Leonardo 252, 255n Montaner Frutos, alberto 93, 229n, 335 Montero Cartelle, Enrique 229n, 313 Morales Saravia, José 263n, 336 359 Moreno, Charo 84n, 336 Moreno Hernández, a. 326 Morrás, María 135, 136, 145n, 217n, 336 Moure, José Luis 53n, 57, 337 Mousourakis, George 76, 336 Mugnai Carrara, Daniela 104, 336 Munk Olsen, birger 141n, 336 Muñoz, Mauro 40n, 337 Muro, Juan Robert 108n, 337 Musumeci, antonino 250n, 337 Nardella, Cristina 236n, 337 Nebrija, Elio antonio de 231232, 341 Neilson, William allan 270n, 271n, 274n, 337 Newman, W. L. 107n, 108n, 337 Nieto Soria, Juan Manuel 64, 65n, 337 Nieva, antón de 301 Noblot, Henri 340 Nôtredame, Jean de 270n, 274-277, 311 Numa Pompilio, rey de Roma 81 Núñez de Lara, Juan 91 Occhidicane, antonio 256 Ochoa brun, Miguel Ángel 98n, 337 Olivetto, Georgina 11, 18, 135, 136, 137, 157, 158, 175, 337 Omont, H. 142n, 337 Ordenamiento de alcalá 80 360 ÍNDICE ONOMÁSTICO Orduna, Germán 53n, 57, 156, 337-338 Orígenes 85 Orlandi, angelo 257n, 338 Ornstein, Jacob 226n, 338 Ortiz, alfonso 225n, 338 Ovidio Nasón, Publio 85 Padilla, Juan de 291n Paganuzzi, Enrico 257n, 338 Pagès, amadeu 286n, 338 Palencia, alonso de 230 Palma, bachiller 65n Palmer, John 66, 67n, 338 Palomo Iglesias, Crescencio 301n, 308n, 338 Pamphilus de amore 223n Panteo, Giovanni antonio 252 Pardo Pastor, Jordi 298n, 338 Paredi, angelo 107n, 108n, 338 Paris, Gaston 269, 338 Parrilla García, Carmen 13, 339 Parsons, Gerald 296, 339 Partenio, antonio 258 Partenio da Lazise, antonio 253 Pascual Rodríguez, José a. 16, 339 Paz y Melia, antonio 38n, 41n, 338 Peccioli, Domenico 149 Pedro de Portugal 262 Pedro I, rey de Castilla 90 Pedro IV, el Ceremonioso, rey de aragón 15 Peironet 274 Peña, antonio de la 299, 306 Percival, W. Keith 254n Perero, Sancho de 305n Pérez de Guzmán, Fernán 18, 19, 46-47n, 57n, 58, 59, 137, 148n, 153-154, 278279 Pérez de Valdivia, Diego 298n Pérez González, Maurilio 217n, 339 Pérez Martín, antonio 80, 339 Pernicone, Vincenzo 249n, 339 Perotti, Niccolò 250n Perotti, Olga 221n, 227n, 229n, 234n, 237n, 339 Perpolli, Cesira 250n, 252n, 253n, 255, 257n, 339 Persico, brocardo 114 Pesaro, antonio de 114 Petrarca, Francisco 20, 241, 262-264 Petri, Riccardo 151 Petriburg, Mandell 108n, 339 Petrina, alessandra 106n, 339 Petrucci, armando 218n, 339 Piaget, arthur 270n, 273n, 277, 340 Piccolomini, Eneas Silvio 98n, 224, 296, 340 Pimentel, Leonor 13, 299-310 Pío II, papa, véase Piccolomini, Eneas Silvio Pitágoras 85 Pizzolpasso, Francesco 98n, 105, 107, 108n, 114 Plasencia, Condesa de, véase Pimentel, Leonor Platón 85, 97-133, 318 Plinio Segundo, Gayo 250n Plutarco 75 Poirion, Daniel 277n, 278, 340 ÍNDICE ONOMÁSTICO Poliziano, angelo 246, 249256, 262n Polo, alfonso 112n Polo, Marco 150 Pontón, Gonzalo 52n, 340 Porcellius, véase De’ Pandoni, Giovanni antonio Post, Chandler Rathfon 273, 340 Powell, brian 66, 67n, 338 Préchac, François 340 Prisciano 85 Proaza, alonso de 298 Publio Sirio 143n Pulgar, Hernando de 18 Quilis, antonio 231n, 340 Quintanilla Raso, Mª. Concepción 304n, 331 Quondam, amedeo 256n, 260n, 340 Raimundo de Capua 295, 299n, 306 Rajna, Pio 269, 271n, 340 Ramírez de Lucena, Juan 225n Ravasini, Ines 273, 286n, 292n, 340 Raynouard, M. 276 Recio, Roxana 217n, 340 Reiter, Siegfried 122n, 341 Remy, Paul 269n, 274n, 341 Renda, Umberto 258n, 341 Rennert, Hugo albert 291n, 341 Resta, Gianvito 104n, 113n, 149n, 150n, 320, 341 Reynolds, Leighton D. 139, 141, 145, 147, 148n, 341 361 Ribera, Suero de 284 Rico, Francisco 12, 55n, 341 Riquer, Martín de 275n, 341 Robinson, P. R. 248n, 250n, 341 Roca Meliá, Ismael 341 Rodríguez de almela, Diego 82, 233n, 341 Rodríguez-Velasco, Jesús 11, 17, 18, 81n, 82n, 84n, 87n, 88, 89n, 90-94, 328, 341342 Rohland de Langbehn, Regula 262n, 263n, 342 Rojo, anastasio 298n, 318 Romero, Juan Ramón 27n Rómulo, rey de Roma 81 Rosell, Cayetano 38n, 40n, 51n, 342 Round, Nicholas G. 136, 157, 342 Ruffo, Matteo 250n Ruiz García, Elisa 47n, 342 Ruiz, Juan, arcipreste de Hita 222, 223n, 234n-235n, 314 Ruiz, Martín 304 Ruiz Vila, José Manuel 120n, 230n, 333, 343 Rundle, David 112n, 113n, 343 Russell, Peter E. 215n, 220, 343 Sabbadini, Remigio 98n, 105n, 108n, 228n, 254n, 343 Sáez Guillén, José Francisco 110n, 343 Sáinz Rodríguez, Pedro 297n, 343 362 ÍNDICE ONOMÁSTICO Salanhac, Giraut de 274 Salvador Miguel, Nicasio 285n, 343 Salvador y Conde, José 296n, 343 Sammut, alfonso 106n, 108n, 113n, 114n, 343 Sánchez, Cristina 99n, 343344 Sánchez de arévalo, Rodrigo 115, 120n, 230, 233n, 333 Sánchez de Nebreda, Juan 98n Sánchez-arcilla bernal, José 87n, 90n, 344 Sanmartín bastida, Rebeca 298n, 306, 344 Santa Fe, Pedro de 283 Santa María, Pablo de 61-95 Santagata, Marco 256n, 260n, 261n, 263n, 343 Santo Domingo, María de, véase María de Santo Domingo Saquero Suárez-Somonte, Pilar 108n, 326 Sasso, Pamfilo 243-268, 344 Saussure, Ferdinand de 220, 344 Saygin, Susanne 106n, 344 Schiff, Mario 144n, 151n, 262n, 265n, 344 Schoell, Rudolf 133n, 344 Sconza, M. Jean 61n, 344 Segismundo I, emperador 101 Segre, Cesare 243-244, 345 Séneca, Lucio anneo 56n, 239, 135-213 Sentino da Recanati, Giacomo 253-254 Sère, bénédicte 123n, 345 Serés, Guillermo 116n, 345 Serrano, Luciano 61n, 67n, 71n, 98n, 345 Sierra Valentí, Eduardo 345 Siginulfo, bartolomeo, conde de Caserta 150 Sirera, Josep Ll. 292n, 345 Smalley, beryl 64n, 345 Sócrates 85, 103 Southern, Richard W. 64n, 345 Spagnolo, antonio 250n, 251n, 257n, 345 Spiazzi, Raimondo M. 117n, 345 Steinmann, Martin 99n, 345 Stock, brian 12, 345 Strubel, armand 272n, 345 Suárez Fernández, Luis 86, 97n, 98n, 99n, 346 Szpiech, Ryan 61n, 67, 346 Tafur, Pero 98n, 329 Talenti, Rolando 113n Tate, Robert brian 18, 42n, 47n, 57, 230n, 346 Tebaldeo, antonio 246, 249, 256, 312 Teodorico, rey visigodo 78 Thompson, David 327 Tiraboschi, Girolamo 244n, 256n, 258n, 346 Tissoni benvenuti, antonia 346 Tomás de aquino, santo 112n, 121, 123, 125n, 126n, 129n, 130n Toro Pasqual, María Isabel 289, 346 Torres, Juan de 291n Torres Naharro, bartolomé 294 ÍNDICE ONOMÁSTICO Torró, Jaume 286n, 347 Trajano, emperador 239 Trasímaco 103 Trigueros Cano, José antonio 262n, 347 Trinkaus, Charles 224n, 226n, 231n, 347 Turrado, Lorenzo 319 Tursi, antonio 18 Valentini, Roberto 249n, 347 Valerio Máximo 56n, 112n, 128n, 129, 131, 330 Valero Moreno, Juan Miguel 11, 13, 18, 19, 20, 318, 347 Valla, Lorenzo 224, 226n Vannutelli, Evelina 262n, 347 Varanini, Gian Maria 251n, 347 Velasco, Juan de 68n Velázquez, Sonia 61n, 347 Veniero, antonio 252-253 Verbeke, Gérard 117n, 335 Verbraken, Patrick 129n, 347 Verdín, Guillermo 230n, 348 Verona, Guarino de, o Veronese, véase Guarino de Verona Vettori, Francesco 218n Vián, ana 221n, 348 Vicente Ferrer, santo 297n, 300 Vickers, K. H. 107n, 108n, 348 Vidal, alfonso 279, 280, 281 Vigri, Caterina 306 Vildera, anna 247, 248n, 348 Villa, Claudia 142n, 216n, 348 Villa, Sara, 348 Villare, Juan de 142n 363 Villena, Enrique de 13, 15-16, 88, 137 Viñas Román, Teófilo 303n, 348 Virgilio Marón, Publio 17, 85, 181, 250, 257 Viti, Paolo 244n, 348 Vitoria, Diego de 299 Vittorino da Feltre 250n, Walther, Hans 256n, 348 Wamba, rey visigodo 79 Ward, Scott W. 65n, 348 Weijers, Olga 240n, 348 Weiss, Roberto 106n, 108n, 239n, 252n, 348 Whinnom, Keith 286, 349 Wilkins, Constance 302n, 349 Wuilleumier, Pierre 131n, 349 Ximénez, bachiller 286, 289291 yates, D. 142n, 349 Zaccaria, Vittorio 98n, 103n, 105, 106n, 107n, 108n, 110n, 111, 113n, 115n, 116n, 349 Zagata, Pier 250n, 253n, 349 Zaggia, Massimo 105n, 106n, 108n, 112n, 113n, 114n, 115n, 349 Zanella, antoni 106n, 349 Zavarise, Virgilio 250n, 258n Zinato, andrea 152, 153n, 154, 349-350 364 ÍNDICE ONOMÁSTICO Zumiani, Daniela 251n, 347 Zúñiga, Álvaro de, I duque de béjar 303n Zúñiga, Álvaro de, II duque de béjar 303n, 307n, 308 Zúñiga, Gonzalo de 300n Zúñiga, María de, duquesa de béjar 303-310 Zúñiga, Pedro de 303n Zurita, Jerónimo 38, 44 FINIS OPVS, ET OMNIa, CORONaT