Las hOT`miBas "culonas" en la histoT`ia y el folkloT`e
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Las hOT`miBas "culonas" en la histoT`ia y el folkloT`e
Las hOT'miBas "culonas" en la histoT'ia y el folkloT'e Por: HORAClO RODRIGUEZ PLATA Las honnigas santandereanas, que constituyen desde inmemoriales tiempos delicioso y nutritivo regalo del paladar para buena parte de los colombianos y de no pocos extranjeros qne cada día las apetecen más, tienen también su propia historia y están directamente relacionadas con mny interesantes aspectos folklóricos de la región donde exclusivamente resolvieron acogerse. Esta variedad de hymenóptero, de color amarillo oscuro, cabeza gruesa, tórax delgado y abdomen extraordinariamente abultado con relación al resto de su cuerpo, provista de fuertes tenazas y cuatro alas vistosas, cuya descripción entomológica y manera de vivir no es del caso tratar en este escrito, es originaria únicamente de una bien delimitada región del actual Departamento de Santander que comprende los Municipios de Bucaramanga, Barichara, Chima, Charalá, Floridablanca, Galán, Girón, Guadalupe, Guapotá, Lebrija, Los Santos, Oiba, Páramo, Palmas del Socorro, Palmar, Piedecuesta, San Gil, Simacota, Socorro, Suaita y Zapatoca. En ninguna otra comarca del Departamento se encuentran ni han podido aclimatarse, como tampoco en otra parte del país ni del exterior a donde interesadas personas han tratado de llevarlas con fines de aprovechamiento. Es por tanto la región que señoreó el Emperador indígena de Guanentá, el tercero en civilización que en nuestro país encontraron los españoles, la única en que habitan estos animalitos sui géneris, tan compenetrados con las costumbres de sus pobladores. Una hormiga más o menos semejante a la culona santandereana se encuentra en algunas regiones de los Llanos Orientales .y de la Comisaría del Vaupés donde igualmente es apreciada y -491. FIIIkIof-4 comida por los nativos. En el Vaupés los indígenas la comen cruda y según pude comprobarlo no sale de los hormigueros por ciclos determinados y cuando hace fuerte sol después de la lluvia como en Santander, sino que vuela durante todo el año. Grande sorpresa fue para los peninsulares cuando las huestes de Martín Galeano, allá por el año de 1540, recorrieron por primera vez las regiones de Guanentá y encontraron que los naturales de ellas tenian por alimentación principal, al par de la yuca y del maiz, unos pequeños insectos. a los cuales les daban el nombre de ucopricó", y que son las suculentas hormigas "culonas". Las "copricó" en la historia. Sobre el particular relata el propio Epítome del Adelantado don Gonzalo Jiménez de Quesada, al parecer escrito en 1555, lo siguiente: "Entre dos ríos caudalosos (el Suárez o Saravita y el Chicamocha) en unas montañas, (hay) una provincia de gentes no muy pequeñas, cuyo mantenimiento no era otra cosa sino hormigas y dellas hazen pan para comer, amasándolas. De las cuales hormigas hay muy grande abundancia en la mesma provincia y las crían en corrales para este efecto y los corrales son unos atajos hechos de hojas anchas, (conque rodean el hormiguero). Y ansí hay alli, en aquella provincia, diversidad de hormigas, unas grandes y otras pequeñas" 1, Esto de los corrales o cercados a que se refiere el descubridor del Nuevo Reino de Granada es una noticia que me ha parecido por demás curiosa, pues nunca he observado que a los hormigueros los delimiten las gentes como para darles un carácter de propiedad privada, pues que en-los actuales y anteriores tiempos han sido para beneficio de quien quiera cosecharlos sin que dueño de predio alguno, según costumbre, estorbe a las gentes su aprovechamiento. Empero, la noticia de Jiménez de Quesada la confirma Fray Pedro Simón en sus "Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme", cuando relata que en la Mesa de Géridas (hoy Municipio de Los Santos), los indígenas tenían multitud de hormigueros cercados que les habían sido adj udicados en propiedad particular por su cacique, y que de ellos disponían con amplia libertad. Pero acaso la noticia más curiosa sobre esta costumbre indígena es la que trae un extraordinario documento que hace algunos años encontré en nuestro 1 Ximénez de Quesada. Epítome. Revista del Instituto de Cultura. Hispánica. Bogotá, diciembre de 1962. Vol. 111, página 58. ~50- Archivo Histórico Nacional. Se trata del Informe que a la Real Audiencia de Santafé rinde en el año de 1627 el Licenciado don Gaspar Lesmes de Espinosa sobre una visita que se le había ordenado practicar en las Encomiendas y Parroquias de la comprensión de la provincia de Guane o Guanentá. Tras de hacer minucioso relato estadístico de la región en sus aspectos demográficos, económicos y sociales, descripción de caminos y poblados, y algunos otros pormenores que le permiten aconsejar a la Audiencia una serie de importantes medidas administrativas, el Licenciado, en relato que transcribe acomodándolo en parte al lenguaje actual, dice: "En la región de Butaregua y Chanchón (hoy municipios de San Gil y Socorro) encuéntranse numerosas colonias de unas hormigas que comen con mucho agrado los naturales y tostándolas las conservan en unos calabazos de manera que hacen provisión por muchos meses. Los dichos hormigueros encuéntranse cada uno cercado con cercas de hojas de palma y es cada uno propiedad particular del indio cabeza de familia más cercano al lugar, pues el cacique o jefe de la comarca los ha adjudicado y cada año que nacen nuevos hormigueros el dicho cacique hace el repartimiento, en propiedad familiar, para que cada hogar los aproveche. Dichos hormigueros de que los indios mucho gustan y también los vecinos blancos, son muy estimados", Relata también el Licenciado Lesmes de Espinosa que se han presentado conflictos, pues los españoles quieren quitar a los indígenas el aprovechamiento de los dichos hormigueros. Confirma por tanto este documento de 1627 la noticia ,dada por Jiménez de Quesada de 72 años antes, saca valedero igualmente el relato del Padre Simón, y nos convence de un caso en verdad curioso como es el de que los hormigueros en aquellas regiones constituyen el único motivo de propiedad individual dentro del régimen comunitario que prevaleció dentro de la organización indígena. He ahí un hecho interesante para el estudio de la historia de la propiedad privada en Colombia. UCopri": Unir; "Co": Cosa de comer. De acuerdo con informaciones tradicionales, que estimo muy verídicas, los indígenas de Chanchón (hoy Municipio del Socorro) que tan grande predilección tuvieron por la hormiga culona, según el cronista franciscano atrás citado, la llamaban "copricó", nombre que traducido del idioma guane, como resulta de investigación hecha por don Víctor Martínez ViIlalba, equivale a "alimento - 51- E!B:"lOTECJI nupcial" o "comida matrimonial", pues "copri" signifIca unir, amarrar, agarrar y u co" cosa de comer, comida, alimento, etc. Veamos cómo esto es valedero según escribió Fray Pedro Simón en sus ya citadas "Noticias Historiales", tomo n, página 176 de la edición bogotana de 1891 hecha por la casa editorial de don Medardo Rivas: "Ya la necesidad iba forzando a los soldados que se diesen a buscar comidas, de que hallaron bien pocas y tan desusadas que no las habían oído decir, cuanto más gustándolas, porque eran unas tortas de casabe de yuca amasadas, con hormigas gruesas aludas, de que hay harta abundancia en aquellos llanos y sierras, donde por ser las tierras tan ruines y estériles para maíces, les fue fuerza la necesidad a comer estas tortas que para los indios 10 son, añadiéndoles para darles más sabor de las mismas hormic gas tostadas en unas callanas o cazuelas de barro, con que pasan su vida hasta llegarla a cien años, con que podemos advertir cuántos quitan de los nuestros las varias invenciones de potajes y comidas compuestas que (en España) ha inventado la madre gula, madre de tantos hijos y madrastra de nuestra salud y vida, pues tanto nos la cercena gustándola y fatigándola con tan grasientos comistrajes, pues sólo el simple manjar de unas raíces y hormigas les acrecientan un año sobre otro a estos pobres indios hasta llegarlos a más de ciento y al cabo mueren sin enfermedades". Es un hecho comprobado estadísticamente que en las regiones de Santander donde se consumen como alimento las hormigas culonas hay un elevado índice de longevidad. Y tan cierto es esto que don Víctor Martínez ViIlalba, un distinguido industrial santandereano que a sus múltiples y meritorias actividades añadió la de una ej emplar dedicación de medio siglo al estudio de las costumbres de las hormigas "culonas", escribió que a principios de este siglo habia obtenido de "Ñor Fermín", viejo y curtido campesino que vivió en vecindario de la ciudad del Socorro, muy interesantes informaciones sobre los indios guanes y en particular sobre las hormigas. Al respecto dice el señor Martínez ViIlalba: eÑor Fermín, que por esa época tendría unos noventa años y nosotros unos catorce, nos decía que todo lo que nos contaba de los indios lo supo por boca de su "taita Anselmo", quien murió u puay" de casi un siglo, y su Utaita" lo supo de su abuelo de quien también decía habia muerto muy entrado en años. "Ñor Fermín" era pues poseedor de una tradición de poco más o menos 200 a 250 años, posiblemente desde 1700~. Y agrega el paciente observador: eEsta hormiga que sale únicamente de su hormíguero o colonia todos los años por la época del tíempo de la -52- Cuaresma, antes de la Semana Santa, y su salida última que por abundancia la llaman "salida de desova", se sucede el día Jueves de la Ascensión, cuando Jesús subió a los Cielos (coincidencia ésta que hasta el momento actual, persona alguna no ha podido dar una explicación), eran cogidas y recogidas por los aborígenes, tostadas en losas delgadas de piedra (lajas) y almacenadas en "cunas" de calabazos o troncos huecos, para consumirlas posteriormente en las principales fiestas a sus dioses, con grandes libaciones de chicha y maíz mascado, bebida ésta que fabricaban masticando el maíz y mezclando esa masa con agua que endulzaban con jugos de frutas, miel de abejas de árbol y zumo de la misma caña del maíz, dejándola fermentar en tarros de guadua, vasijas de barro o troncos ahuecados de madera del llamado "cedro calentano", madera ésta que da un delicioso aroma. "Copricó" para los futuros contrayentes. • Teniendo los aborígenes, de quienes nos venimos ocupando, los Chanchones y Tamacaras, un gran concepto del poder alimenticio de las hormigas "culonas", era entre ellos un regalo predilecto para los enfermos, palúdicos, etc., pero de una manera especialísima para los novios o futuros contrayentes, pues el hombre para saber como asunto definitivo si su "adorado tormento" lo quería, atalayaba con cierta anticipación el camino o lugar por donde ella pasaría, y así, como quien no quiere la cosa, le dejaba a la orilla del camino, colgando de un arbolito, una cunadita de "hormigas". Si la muchacha las recogía y llegaba con ellas al bohío y las mostraba, se formaba la gran algarabía de gusto para felicitarlos, y luego celebrar el matrimonio, que debía hacerse en la próxima "luna llena" en su primera noche de salida, en una explanada como de una hectárea, en donde reunidos el Cacique, los padres de los novios y los demás aborígenes, los novios se situaban en una extremidad; de donde a la voz del Cacique, la novia salía corriendo por el centro para que la alcanzara el novio. i Y cómo son las cosas de la naturaleza humana! Cuenta la tradición de "Ñ'or Fermín", que la novia corría "menudita" y el novio a grandes '''zancadas'', capturándola así muy fácilmente. "Durante la fiesta matrimonial, la pareja de recién casados eran obsequiados principalmente con "hormigas culonas" para su "chol" (luna en lengua guane). SI.1 luna de mil, pues tenían la -53 - firme creencia de ·que alimentándose la pareja en ese lapso con "hormigas culonas", sus hijos salían muy fuertes y vigorosos~ 2. También el Beneficiado de Tunja don Juan de Castellanos, en sus "Elegias", tomo IV, página 221, edición de la Presidencia de la República de Colombia, cuando describe la conquista de la provincia de Guane, se ocupa de las hormigas, así: "Buscaron pues allí mantenimiento; pero nunca se pudo hallar grano, sino tortas algunas de casabe con hormigas aladas amasadas, que solas y tostadas ansí-mismo, suelen camellas en algunas partes; y al tiempo de tostaBas en sus tiestos huelen como quesillos asaderos". Acaso este olor peculiar de las hormigas a que se refiere Castellanos y que según nuestros campesinos santandereanos es esencialmente afrodisíaco, produjo la siguiente copla muy popular en la región de Suaita: "Uuuf ... ¡Qué muchacha mi Dios! Qué bueno huele su aroma, me parece estar comiendo la rica hormiga culona". Las "culonas" y la terapéutica. Otra cualidad de estas simpáticas hormigas, que he podido observar entre los .campesinos de la región socorrana, es la de que no sólo sirven como alimento sino también como medicina. En efecto, y para darle mayor autoridad a mi observación, transcribo lo que dice el ya citado señor 1vIartínez Villalba sobre las costumbres de los indígenas de la región de Guane: .También usaban las hormigas de que nos venimos ocupando, finamente molidas, para usarlas en forma de cataplasmas sobre el ombligo o en parches sobre las sienes, detrás de las orejas, solas o revueltas con "caraña" y "otova", que en sus intercambios comerciales obtenían de los aborígenes del Op6n~. Personalmente he visto hace algunos años el uso de estas cataplasmas, especialmente para el dolor de ~ V1ctor Martinez VilIalba. "Vida de la. Hormigaa Culona.. SClntC:I1UUl"ecmu". . Buearamanga, 1964, páginas 15 y ss. -54- cabeza. Precisamente. refiriéndole en días pasados al ilustrado entomólogo doctor Luis Maria Murillo esta costumbre, me dio una explicación satisfactoria. Se trata de que esta variedad de hormiga, "Atta Sp. Colona", según la nomenclatura científica que me dio' el profesor Murillo, posee una propiedad analgésica. Me dice el doctor Murillo que hace algunos años una persona de Colombia envió a un familiar suyo, estudiante en Bélgica, un paquete de hormigas que no fue entregado a su destinatario porque el merciólogo de la aduana de Bruselas 10 consideró como un elemento extraño y acaso un peligroso contrabando de estupefacientes, pues al practicar el análisis químico se presentó una reacción de cocaína. Hubo una reclamación diplomática, y el paquete regresó a Colombia. Llamado el doctor Murillo por el Ministerio de Relaciones Exteriores, practicó a las hormigas del mismo paquete un análisis similar al del merciólogo belga, y le dio el mismo resultado. Sorprendido, llamó al profesor Antonio María Barriga Villalba, y ambos hicierO)l un análisis exhaustivo. Les dio una reacción semejante a la cocaína, aunque naturalmente, pudieron comprobarlo, no era el alcaloide de origen vegetal, pero sí un analgésico de iguales propiedades y de origen animal. He ahí confirmado científicamente el por qué los indígenas guanes, al decir de "1<'or Fermín" y los actuales campesinos santandereanos, utilizan a la culona como remedio para los dolores !le cabeza, de oídos y de estómago. Que el comer hormigas hermosea a las muchachas, lo dicen las siguientes coplas muy populares en Santander: Un consejo ma~istral en la época moderna a las mujeres de hoy aquí Be lo voy a dar. No se unten pomaditas ni cosméticos y tal para mantener la piel en forma primaveral. Déjense de dietas feas que las puede adelgazar, volverlas como un chamizQ de una manera brutal. Ni hacer la gimnasia sueca de "palante U y de "patrás", como las palmas de coco movidas "puel" hur~cán. Cuando llegue la Cuaresma hagan buena provisión de las sabrosas "hormigas" que hacen su mejor salida el "Jueves de la Ascensión". Guárdenlas bien guardaditas en cajitas de cartón lipa" comerlas todo el ajio con gusto y flsatisjacción". y verán el resultado si aprenden bien la lección; que tendrán lindo su cuerpo y alegre su corazón. Delgaditas de cintura y de busto lo mejor y "que armonice sabroso con la parte posterior. ;""'55 = La organización de las "Culonas". Muchas otras cosas podríamos decir sobre la historia de la honniga culona y sobre sus múltiples propiedades en el aspecto de la curanderia popular, más como el tiempo debe ser corto, me ocuparé en seguida, con prudente brevedad, del léxico propio aplicado a estos animalitos por el campesino santandereano: CULONA: Nombre popular que se da a la hormiga madre o reina y que es la única comestible. MONTARAZ: Nombre que se da a una honniga semejante a la culona, procedente del mismo hormiguero, que sale únicamente de noche y que anuncia el vuelo de la culona en el dia siguiente. CABEZÓN: Nombre que se aplica al macho provisto de fuertes tenazas y que hace guardia del hormiguero especialmente en la salida de las reinas, formando círculo en derredor de los conductos de salida. Es animal temible, que ataca sin vacilación a hombres y animales produciendo heridas con sus tenazas. Pero esta herida tiene la particularidad de que nunca se infecta. ARRIERA: Acuciosa trabajadora que acarrea los alimentos hasta el hormiguero y provee las despensas. Es interesante anotar que los pedacitos de hojas o ligeros tallos, que almacenan las hormigas, no son su alimento. Son la base que, dentro de un determinado ambiente de humedad, sirve para que nazcan minújlculos hongos, con los cuales se alimentan. CORTERA: Hormiga que corta las hojas de los árboles y las bota a las arrieras para que las lleven al honniguero. Están encargadas también de desbrozar y construir caminos o carreteras, y del servicio de comunicaciones. PADROTE: Macho con alas que tiene la función de fecundar a las culonas o reinas durante el vuelo nupcial. PERRITO: Se da este nombre a la culona que después del vuelo nupcial y ya fecundada, regresa a la tierra y se quita las alas mediante un movimiento de oscilación semejante al que uno hace para cortar un alambre o una lata. Desprovista de éstas, horada la tierra e inicia una nueva colonia. CHINITAS: Nombre que se da una hormiga alada más pequeña y cuyas función es anunciar el vuelo de las culonas. ARQUITECTAS: Variedad de hormiga encargada de construir las celdas, túneles, respiraderos, salidas, desagües, etc. NODRIZAS: Las encargadas de alimentar a la reina y a las larvas. - 56- Copas 'Y anécdotas. La peculiaridad de la forma del cuerpo de la hormiga culona, extraordinariamente abultada en su abdomen, le ha dado desde tiempo inmemorial un nombre caracteristico que, aunque muy castizo, no es el momento de repetirlo tan a menudo. Claro que en torno a esta caracteristica existen infinidad de dichos, cuentos y anécdotas muy graciosas. Oigamos algunas coplas populares: En el otro "lao u del do suspiraba una hormiguita y en el suspiro decía Santa Bárbara bendita. Cuando paso por tu casa yo me encaramo en la loma, para mirarte tu cuerpo como de hormiga culona. Delgaditn de cintura y de una elegante forma que al tostarlo en fino tiesto daría 8U mejor aroma. Se quejaba de su cuerpo una vieja cuarentona pues siempre se alimentó comiendo hormiga culona. Si quieres estar alegre y tomar la vida en broma métase sus aguardientes y coma hormiga culona. Un viejo santandereano tan felino como el gato se comía sus culoncitas para así pasar el rato. Al mirarte caminar mis ojos se me asoma el caminar enervante: el de la hormiga culona. & Como en alguna ocasión, en la plaza de Bucaramanga, alguna señora le pidiera rebaja a una ventera en un negocio de hormigas, y ésta no la quisiera complacer, la señora le dijo que entonces le vendiera tan sólo las cabecitas. La ventera le contestó: ULa honniguita de aquí de Santander y perdone le diga con franqueza, se cotiza igual que a la mujer: por lo demás ... y no por la cabeza". En realidad, la literatura sobre las hormigas culonas es bastante escasa. No obstante, de ellas se han ocupado, fuera de los autores citados, el General Francisco Javier Vergara y Velasco en en su "Nueva Geografía de Colombia"; don Manuel Ancízar en la "Peregrinación de Alpha", y en deliciosas crónicas, ya picarescas ora costumbristas, Joaquín Quijano Mantilla, Jaime Barrera Parra, - 57- Juan Cristóbal Martínez, Camilo Forero Reyes y Armando Gómez Latorre. Pero sin duda alguna el mejor trabajo publicado hasta hoy sobre las hormigas santandereanas es el de don Víctor Martínez Villalba, ya citado, titulado "Vida de las hormigas culonas santandereanas", precioso folleto de setenta páginas en el que se estudia con método y como producto de observación experimental de cerca de 50 años, la vida de estos animales en forma hasta hoy insuperada. Del escritor Gómez Latorre, leo el siguiente párrafo: "La proximidad de la aparición de las hormigas está condicionada a dos fenómenos: a la intensidad solar después de abun,. dantes lluvias y a la aparición de bandadas de gorriones que hoy los campesinos llaman 'aviones', que revoloteando sobre los hormigueros son indicio inequívoco de que bien pronto millones de aquellos insectos emprenderán el vuelo; entonces ocurre un maravilloso cuadro de costumbres: los pueblos y las veredas se alborotan, los chicos no van a la escuela, y todo el mundo se vuelca sobre los potreros y vallados, con alguna vasija lista para la obtención de las hormigas; estallan discusiones y peleas por la posesión de los hormigueros, y no hay quien no presente picaduras o pies sangrantes, pues para cogerlas es necesario meterse entre el hormiguero y luchar contra los 'cabezones', que armados de fuertes tenazas defienden a las hembras hasta morir; luego en totumas, cucuruchos hechos de hojas de maíz, calabazas o tiestos, se van vendiendo en las tiendas, mercados o casas de familia". Por mi parte confieso ahora que uno de los más gratos recuerdos de mi niñez es el de aquellos felices días en que, pese a las advertencias de la maestra, me escapaba de la escuela para gozoso, con otros compañeros, correr la aventura de la cogienda de las hormigas en los potreros de Majavita o Barirí, vecinos a mi pueblo Socorrano. Sudoroso, asoleado, con las ropas y las carnes hechas girones, regresaba triunfante a la casa paterna. Dos o tres libras de culonas eran el producto de la clandestina expedición. Mis padres, comprensivos, sin embargo no podían menos, en guarda de la disciplina, de hacerme alguna discreta amonestación, que desde luego me entraba por un oído y me salía por el otro. Y qué agradable es recordar aquellas horas, cuando ya adolescente, me llegaban al colegio bogotano, donde interno estudiaba, los maravilloso comisas de hormigas que mi madre siempre solícita y vigilante me enviaba. Ya viejo, he vuelto a coger hormigas, acompañado de mis hijos y también de mis amigos. He regresado muchas veces a ser un chi. quilla, para tornar a los potreros de antaño a coger eso sí menos hormigas que antes, pero aeaso a gozar más con ese reencuentro -58- conmigo mismo y a entender el significado de ese multicolor espectáculo llamado la cogienda colectiva. El campesino santandereano dice que "en marzo cogienda de culonas y no hay trabajo; en mayo por estar exterminando los hormigueros no puede trabajar; en junio por estárselas comiendo no le interesa el oficio; en septiembre hace las siembras para que en noviembre se las coman las hormigas, y en enero se dedica a atender a la mujer que, víctima de la anterior cosecha, ha aumentado el hogar con otra culoncita". En 1941 se discutió en la Asamblea de Santander un proyecto de Ordenanza presentado por el Secretario de Agricultura, sobre una campaña oficial para la erradicación de los hormigueros que tanto daño causan a las sementeras en aquel Departamento. Los diputados se dividieron en culonos y anticulonos. Más importancia tuvieron entonces las hormigas que la situación política, la crisis económica y las noticias de la guerra mundial. Yo formé parte del banco culono. Era que había descubierto por aquellos días que, además de las muchas cualidades que tienen las hormigas, ellas, más avisadas que el gobierno, construyen un largo conducto subterráneo por donde escapan presurosas cuando advierten el peligro. Mi conclusión fue la de que, en razón de la fantástica multiplicación de estos simpáticos y también dañinos animalitos, a los cuales persiguen el gobierno, la Caja Agraria, los osos hormigueros y los gorriones, si los santandereanos no se las comen ellas terminarían por comerse a los santandereanos. -59 -