Libro de Levítico XIV - Iglesia Cristiana Luz de Cristo

Transcripción

Libro de Levítico XIV - Iglesia Cristiana Luz de Cristo
Levítico: El manual de los sacerdotes
UN ESTUDIO DEL LIBRO DE LEVITICO XIV
LA PUREZA (Lv. 11:1-15:33)
Los alimentos (Lv. 11:1-47)
Levítico
11
se
encarga
básicamente
en
dar
instrucciones acerca de cómo distinguir entre los
animales limpios y los inmundos. Los animales se
dividen en dos categorías: limpios e inmundo. De la misma forma, Dios distingue entre
personas limpias e inmundas, entre los hijos de Dios y los hijos del maligno, vasos de
misericordia y vasos de ira.
La diferencia entre animales limpios y animales inmundos (Lv. 11:1-8)
La diferencia entre los animales limpios y los inmundos nos da muchas lecciones espirituales.
También nos ayuda a discernir entre los hijos de este mundo y los hijos de Dios.
Los limpios
Lev. 11:1-3 “Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles: Hablad a los hijos de Israel y decidles:
Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra. De
entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis”.
Estos dos requisitos tienen una profunda importancia espiritual: la pezuña hendida representa
un andar separado o circunspecto, lo cual significa que no caminamos en la misma dirección
que el mundo; rumiar significa meditar en la Palabra de Dios y recurrir a ella para nuestro
alimento espiritual.
Los inmundos
Lev 11:4-6 “Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque
rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo. También el conejo, porque rumia,
pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo. Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene
pezuña, la tendréis por inmunda”.
Como vemos aquí, hay animales inmundos que rumian pero tiene un andar separado. Estos
representan a las personas que quizás asisten a la iglesia y leen la Biblia, pero no tienen un
andar separado y andan por el camino de los pecadores. Serán rechazadas por Dios a menos
que se arrepientan y vivan en santidad.
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Levítico: El manual de los sacerdotes
Lev 11:7-8 “También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo
tendréis por inmundo. De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los
tendréis por inmundos”.
Desde cualquier punto de vista, el cerdo, que se revuelca en el basura y se alimenta de
desperdicios, es la viva imagen de todo lo que es inmundo. No obstante, este animal es un tipo
de persona que tiene un andar circunspecto. Esto simboliza la vida verdadera de los que están
condenado, según Isaías 65:4-5: “que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos
pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; que
dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo
en mi furor, fuego que arde todo el día”.
El cerdo puede tipificar a los que están llenos de justicia propia, como los fariseos. Son santos
en apariencia, pero por dentro son inmundos porque espiritualmente ellos no rumian.
Los peces del mar (Lv. 11:9-12)
Lv. 11:9-12 “Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen
aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis. Pero todos los que no tienen
aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente
que está en las aguas, los tendréis en abominación. Os serán, pues, abominación; de su carne no
comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos. Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las
aguas, lo tendréis en abominación”.
Las aletas y las escamas son los medios por los cuales se eliminan las excrecencias de los
peces, al igual que ocurre con la transpiración en los animales. Nunca me he enterado de que
se haya producido alguna enfermedad al comer pescados con aletas y escamas, pero aquellos
que no las tienen provocan, en climas cálidos, los trastornos más malignos a las personas que
los comen: en muchos casos resultan ser un veneno mortal.
El pez es un emblema del cristianismo. En la Biblia, se compara a los cristianos como los
peces. Debemos pedir al Señor que quite todo el mal que hay entre nosotros para que seamos
aceptables ante Él. Sin embargo, debemos recordar que cuando llega el avivamiento fluyen los
ríos de vida, otros peces también entran nadando en las iglesias.
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Levítico: El manual de los sacerdotes
La parábola de la red de Mateo 13:47-50 se refiere al avivamiento de los últimos tiempos:
Mat 13:47-50 “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar,
recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo
bueno en cestas, y lo malo echan fuera.
Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y
apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro
y el crujir de dientes”.
En el avivamiento entraran descontroladamente peces (personas) de todo tipo en las iglesias.
Nosotros simplemente tiramos la red y que vengan los que quieran. No obstante, aquellos que
no aprovechen la gracia de Dios para ser transformados, cuando llegue el fin serán
desechados.
La aves del cielo (Lv. 11:13-22)
Lv. 11:13-20 “Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el
águila, el quebrantahuesos, el azor, el gallinazo, el milano según su especie; todo cuervo según
su especie;
el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie;
somormujo, el ibis, el calamón, el pelícano, el buitre,
abubilla y el murciélago.
el búho, el
la cigüeña, la garza según su especie, la
Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendréis en
abominación”.
Básicamente son impuras las aves de presa, aquellas que se alimentan de la carne de otras.
En esencia, esas aves tienen una naturaleza malvada. Sin embargo, como en la lección del
ministerio y la red, debemos comprender que todo tipo de aves (lo cual representa todo tipo de
personas) buscara refugio bajo las ramas de la Iglesia en el avivamiento. Debemos dejarlos
venir. Sin embargo, a menos que sean transformados, también serán rechazados cuando
llegue el fin.
Lev 11:21-22 “Pero esto comeréis de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas, que tuviere
piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra; estos comeréis de ellos: la
langosta según su especie, el langostín según su especie, el argol según su especie, y el hagab
según su especie”.
Juan el Bautista se alimentaba de estos insectos alados. Dichos insectos comen alimentos
limpios, la vegetación que se encuentra a su alcance. No debemos alimentarnos del mal de
este mundo, de las obras muertas y de los pecados y defectos de los demás, sino de las cosas
puras que provienen de Dios.
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Levítico: El manual de los sacerdotes
Lev 11:23-26 “Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendréis en abominación. Y por estas
cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos muertos será inmundo hasta la noche,
y cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la
noche. Todo animal de pezuña, pero que no tiene pezuña hendida, ni rumia, tendréis por
inmundo; y cualquiera que los tocare será inmundo”.
Cualquiera que tocara alguna de estas criaturas muertas se volvería inmundo. La muerte es un
espíritu y produce dolor y tristeza donde sea que golpee. El apóstol Pablo afirma que la muerte
lleva consigo un aguijón. Como tal, es inmunda porque su poder tiene sus raíces en el pecado
(Ro. 5:12).
Lev 11:27-28
“Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo a
cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la
noche. Y el que llevare sus cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; los
tendréis por inmundos”.
Las garras simbolizan al depredador, el cual es astuto, hábil y peligroso para los otros animales
a lo que ataca. Son un símbolo pecado.
Animales que se arrastran sobre la tierra (Lv. 11:29-31)
Lev 11:29-31 “Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la
comadreja, el ratón, la rana según su especie, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el
camaleón. Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y cualquiera que
los tocare cuando estuvieren muertos será inmundo hasta la noche”.
El acto de arrastrarse es por sí mismo una demostración del juicio de Dios, porque Él dijo a la
serpiente: “Sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida” (Gn. 3:14). El
acto de arrastrarse está relacionado con la oscuridad, el engaño, la maldad y el pecado. La
justicia se compara con un andar recto, derecho y alto: exactamente lo opuesto a arrastrarse
furtivamente. Por lo tanto, los insectos que se arrastran son símbolos de la iniquidad y del
infierno.
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Levítico: El manual de los sacerdotes
Leyes con respecto a los animales muertos (Lv. 11:32-40)
Lev 11:32-40 “Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos después de muertos, será inmundo;
sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con que se trabaja, será
metido en agua, y quedará inmundo hasta la noche; entonces quedará limpio. Toda vasija de
barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que estuviere en
ella, y quebraréis la vasija. Todo alimento que se come, sobre el cual cayere el agua de tales
vasijas, será inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas será inmunda. Todo aquello
sobre que cayere algo del cadáver de ellos será inmundo; el horno u hornillos se derribarán; son
inmundos, y por inmundos los tendréis. Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas
serán limpias; más lo que hubiere tocado en los cadáveres será inmundo. Y si cayere algo de los
cadáveres sobre alguna semilla que se haya de sembrar, será limpia. Más si se hubiere puesto
agua en la semilla, y cayere algo de los cadáveres sobre ella, la tendréis por inmunda. Y si algún
animal que tuviereis para comer muriere, el que tocare su cadáver será inmundo hasta la noche.
Y el que comiere del cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche;
asimismo el que sacare el cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche”.
El agua estancada es la morada de lo turbio y confuso. El agua en movimiento simboliza la
pureza burbujeante y la limpieza.
Lev 11:41-47 “Y todo reptil que se arrastra sobre la tierra es abominación; no se comerá. Todo lo
que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se
arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación. No hagáis abominables vuestras
personas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por
ellos. Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos,
porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se
arrastre sobre la tierra. Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser
vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo. Esta es la ley acerca de las bestias, y las
aves, y todo ser viviente que se mueve en las aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra,
para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y
los animales que no se pueden comer”.
Fundamentalmente, la aplicación práctica para los cristianos es que no debemos
contaminarnos ni corrompernos con los malvados. No debemos alimentarnos de las cosas que
por lo general se dan placer como, por ejemplo, la pornografía, el ambiente de los bares o
aquellas cosas que por lo general se califican como mundanas. Por supuesto, lo que comemos
afecta nuestro bienestar físico. De la misma manera, lo que alimenta nuestra mente, espíritu y
al alma afecta nuestra vida e influye sobre nuestro carácter.
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