Omar Calabrese, teórico del neobarroco - Inventio
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Omar Calabrese, teórico del neobarroco - Inventio
C R Í T I C A Y A RT I F I C I O S Omar Calabrese, teórico del neobarroco Roberto Bolaños Godoy P ocos son los tratados tan apasionantes y dignos de debate transdisciplinario como La era neobarroca,1 del semiólogo Omar Calabrese (Florencia, 1949-Siena, 2012). Se trata de una amplia y profunda investigación acerca de lo que el autor llama “el gusto de nuestra época”, que no se preocupa por delimitar cronológicamente, lo que lleva a pensar que habla de un tiempo presente y, de manera concreta, del momento en que el libro se estaba escribiendo (publicado originalmente en Italia en 1987). En cualquier caso, lo importante es la cuali- mo el escritor Severo Sarduy y el filósofo Jean- dad compartida de ese gusto, que Calabrese esti- François Lyotard, los historiadores del arte Henri ma por denominarlo “neobarroco”. Para sostener Focillon y Heinrich Wölfflin, con una serie de ejem- su tesis, expone una serie de manifestaciones plos de obras artísticas, series de televisión y pelí- recurrentes y sintomáticas de la estética neoba- culas, literatura e incluso tecnología. rroca, las cuales estructuran además el libro. El El semiólogo conjuga este bagaje múltiple y autor agrupa en binomios conceptuales estos ambicioso porque en él subyace una idea, que atributos en cada uno de los capítulos: gusto y señala Umberto Eco en el prólogo dedicado al li- método, ritmo y repetición, límite y exceso, de- bro: “Ante todo, él [Calabrese] ya no tiene relación talle y fragmento, inestabilidad y metamorfosis, con dos universos, el de las vanguardias y el de los desorden y caos, nudo y laberinto, complejidad y 'mass-media' porque la división entre los dos uni- disipación, más-o-menos y no-sé-qué, distorsión versos se ha reducido fuertemente. Y ya no tiene y perversión. relación con las obras y con [su interpretación], Estos rasgos, considera Calabrese, son una ac- sino con unos procesos, unos flujos, unas derivas tualización del espíritu estético barroco del siglo interpretativas ('translator interpretative drifts') XVII, que utiliza análogamente para darle sentido que conciernen no a obras, individualmente, sino a esa categoría estética que acuña y desarrolla a al conjunto de los mensajes que circulan en el te- partir de un corpus dialógico amplio: autores co- rritorio de la comunicación”.2 Omar Calabrese, La era neobarroca, Cátedra (Signo e imagen 16), Madrid, 1999. Umberto Eco, “Prólogo”, en Omar Calabrese, La era…, op. cit., p. 10. 1 2 Maestría en Producción Editorial, Facultad de Humanidades/Facultad de Artes, UAEM inventio 5 3 Algo que el mismo Calabrese mencionará en La óptica de Calabrese no busca la homolo- la introducción del libro: la pluralidad y la aper- gación o la lectura unívoca de una diversidad de tura con que su estudio ejemplifica a partir de productos culturales; busca explicar la visible re- manifestaciones culturales tan dispares, se debe lación entre estos, a la luz de que no hay expre- a que esa ha sido la manera más efectiva de ar- sión cultural que surja de la nada ni permanezca gumentar la amplitud del concepto que propone, incomunicada: “la cultura se puede entender co- la cual se fundamenta en lo que en ese momento mo un conjunto orgánico en el que cada elemen- se expresaba en las esferas de la comunicación to tiene una relación, ordenada jerárquicamente, humana: “por un lado, este libro quiere ocupar- con todos los demás; este conjunto podemos de- se del modo en que la sociedad contemporánea nominarlo, con Eco, ‘enciclopedia’”.5 manifiesta sus propios productos intelectuales, Sobre todo, el autor entiende que un paradig- independientemente de su calidad y de su fun- ma dominante lo es en tanto que se limita a su ám- ción; por el otro, vislumbra su horizonte común bito de influencia, restringido siempre por aquello en el gusto con el que se expresan, se comunican, que se le contrapone y con lo que dialoga: “Existen se reciben. Si quisiera resumirlo con un eslogan, 'caracteres', 'epistemas', 'mentalidades' de época y diría que este volumen constituye el intento de son reconocibles por cuanto son redes de relacio- identificar una ‘estética social’”. nes entre objetos culturales. Pero primero, no es ne- 3 El primero de los binomios, el gusto y el mé- cesario trazar una exacta definición cronológica de todo, es en realidad una forma de preparar el te- ellas; y segundo, no son nunca rasgos unificadores rreno: justifica el tratar de definir un gusto epocal de una época, sino de un estilo de pensamiento y contemporáneo, cómo definir ese gusto y dónde de vida que entrará en un conflicto más o menos encontrarlo. Y es a partir de la noción de época productivo con otros”.6 que critica la simplificación y abstracción de las etapas históricas (de esta forma, Calabrese consi- Barroco en la posmodernidad dera las perspectivas que podrían refutar sus ar- Calabrese comienza un debate con el concepto de gumentos y se les adelanta): “cada momento his- posmodernidad acuñado por el filósofo francés tórico no puede reducirse a una sola etiqueta, por Jean-François Lyotard, a partir de su libro La con- el simple motivo de que la historia está constitui- dición postmoderna (1979). da por el enfrentamiento de fenómenos distintos, Calabrese no ataca a Lyotard sino a sus se- conflictivos, complejos, y hasta inconmensurables guidores; critica el malentendido de la categoría y no comparables entre ellos”. filosófica desarrollada por Lyotard y cómo se des- 4 5 6 3 4 Omar Calabrese, La era…, op. cit., p. 14. Ibid., p. 20. Ibid., p. 21. Ibid., p. 23. 5 4 inventio C R Í T I C A Y A RT I F I C I O S virtuó: se convirtió lo “posmoderno” en una suer- estilo histórico como el conjunto de los modos de te de vanguardia estética o en la justificación de tomar forma, elegidos en una determinada épo- esa vanguardia. Explica el autor que "se trata, en ca y traducidos en figuras. Pero, al mismo tiempo, realidad, de una palabra equívoca y genérica al existirá un estilo abstracto que consistirá en la lógi- mismo tiempo. Su difusión está relacionada, en ca de conjunto de las opciones posibles y, precisa- efecto, con los tres ámbitos que se confunden mente, éste es el caso de dos estilos que resultan entre ellos”. al mismo tiempo históricos y abstractos: el clásico 7 Presenta las nociones de posmodernidad en y el barroco”.10 el pastiche de las artes visuales y la literatura, el Una vez pasada la fase teórica de su tratado, el derrumbe de los grandes relatos (Lyotard) y en los libro de Calabrese se convierte en una descripción conceptos de lo antirracional y antifuncional. De- exhaustiva de ejemplos inusitados y explicados a la ja en claro que el concepto de neobarroco es una luz de su teoría del neobarroco. Realizaré a conti- categoría filosófica que se inserta en lo formal, nuación una breve enumeración de algunas de las una analogía para describir un criterio analítico características que propone el autor. 8 basado en formas expresivas. El barroco lo entiende a partir del diálogo con Ritmo y repetición / límite y exceso un autor del Caribe latinoamericano: el escritor Cuando Omar Calabrese habla de ritmo y repe- Severo Sarduy (1937-1993). Expresa Calabrese: tición se refiere sustancialmente a una suerte de “seguiremos de nuevo alguna intuición de Sarduy estética de la repetición que ha roto con el para- [quien] define ‘barroco’ no sólo o no tanto a un digma de que la obra de arte es irrepetible. Esta periodo específico de la historia de la cultura, sino vez contrapone la noción de ritmo (dinámico) con [a] una actitud general y una cualidad de los obje- respecto a la de esquema (estático): “La constitu- tos que lo expresan. En este sentido puede haber ción de un nuevo estilo y de una nueva estética, algo barroco en cualquier época de la civilización. en otros términos, hay que considerarla como ‘Barroco’ llega a ser casi una categoría del espíritu, dinámica de un sistema, que pasa de un estado a contrapuesta a la de ‘clásico’”. otro reformulando las relaciones entre sus varia- 9 A partir de esta noción entendemos que cuan- bles y los principios por los cuales se pueden con- do Calabrese habla de lo clásico y lo barroco, lo siderar variables los elementos no pertenecientes hace para referirse a los rasgos formales expues- al sistema mismo”.11 tos por Wölfflin; formas insertadas además en una Tras citar ejemplos de series televisivas repe- esfera histórica determinada: “podemos definir un titivas (que reiteran un esquema argumental) en Ibid., p. 28. Ibid., pp. 28-29. 9 Ibid., p. 31. 10 Ibid., p. 34. 11 Ibid., p. 50. 7 8 inventio 5 5 contraparte con los ejercicios de estilo a la mane- esencialmente de ruptura, contraria al centro he- ra del Oulipo (célebre taller de literatura potencial gemónico. Es la esfera de lo formal lo que articula liderado por el poeta francés Raymond Queneau), la voluntad experimentalista: “el límite es la tarea el teórico distingue lo siguiente: “Ejercicios sobre de llevar a sus extremas consecuencias la elastici- el tema, variaciones de estilo: es éste el primer dad del contorno sin destruirlo”.15 principio de la estética neobarroca, modelado En muchas ocasiones El nombre de la rosa, de precisamente sobre un general principio barroco Eco, figura como quintaesencia de sus intuiciones del virtuosismo, que en todas las artes consiste en teóricas; pero se podría agregar también la obra la fuga total de una ‘centralidad’ organizadora, pa- de Jorge Luis Borges, las novelas de Thomas Pyn- ra dirigirse, a través de una espesa red de reglas, chon, David Foster Wallace, Mark Z. Danielewski hacia la gran combinación policéntrica y hacia el y todos aquellos autores que han tensado los lí- sistema de sus mutaciones”. mites de la escritura hasta volverla inclasificable: 12 Esta multiplicidad no solo reiterativa sino di- “el nuevo género literario, sin identificarse con námica, de fuga, tendría incluso una explicación ninguno de sus precedentes, los lleva al límite a filosófica: “El exceso de historias, el exceso de lo ya todos, volcándolos en un gigantesco ‘pastiche’”.16 dicho, el exceso de regularidad no puede sino pro- Según Calabrese, vivimos una edad excéntri- ducir disgregación”, y por lo tanto, la saturación ca, es decir, fuera del centro. Y esto se vuelve regla cancela la armonía, lo cual es uno de los principios más que excepción. Se multiplica la búsqueda de motores de la estética neobarroca. la identidad y la individualidad: la contracultura, 13 El límite y el exceso implican de nuevo una los discursos alternativos, contrahegemónicos, metáfora: la conformación de un espacio simbó- marginales; el neobarroco en sí mismo ya es un lico en constante tensión. Porque todo espacio contradiscurso de inestabilidad. Uno que se carac- implica un centro y una frontera: “Desde el punto teriza por el exceso, el derroche, la desmesura y la de vista interno, el confín no forma parte del sis- excedencia tanto en contenidos como en formas, tema pero lo limita”. En el neobarroco se da el en estructuras discursivas y en su recepción. 14 “centro descentrado”. Lo neobarroco busca tensar Apunta Calabrese: “el límite y el exceso parecen los límites y transgredirlos. He ahí el principio de en este sentido, dos categorías opuestas, en las que la experimentación, del collage, del pastiche, de lo la primera produce innovación o expansión del sis- alternativo como fuente primaria de una estética tema y la segunda revolución o crisis del mismo”.17 14 15 16 17 12 13 Ibid., p. 57. Ibid., p. 63. Ibid., p. 64. Ibid., p. 66. Ibid., p. 68. Ibid., p. 83. 5 6 inventio C R Í T I C A Y A RT I F I C I O S Detalle y fragmento de muchos de esos fragmentos: “los fragmentos En cuanto al detalle y el fragmento, Calabrese en- del pasado comienzan a ser ellos el nuevo ma- cuentra que la obsesión por el detalle ya es una terial de la hipotética paleta del artista. En otros forma en sí misma de exceso: “existen formas de términos, el arte del pasado es sólo un depósito exceso de detalle que transforman el sistema del de materiales, que, por tanto, se hace completa- detalle mismo: en este caso se han perdido las mente contemporáneo y que además implica ne- coordenadas del sistema de pertenencia al entero cesariamente la fragmentación”.20 o incluso el entero ha desaparecido del todo”.18 Lo Es posible considerar esto como una conse- anterior se relaciona con esa suerte de atomiza- cuencia lógica del hecho de que, a partir de la pos- ción, ahora presente concretamente en ámbitos modernidad, el detalle y el fragmento operan por como el académico: “es en el ámbito de las dis- analogía, como microdiscursos. ciplinas históricas donde normalmente la crítica ‘fragmentaria’ tiene su máximo desarrollo”.19 Inestabilidad y metamorfosis Esto explicaría la insistencia en el estudio del Expongo la descripción que hace Calabrese de detalle y el fragmento en campos como la historia la inestabilidad y la metamorfosis patentes en la del arte, la literatura, el cine, la arqueología, pero figura del monstruo. Desde La cosa, de John Car- también como estrategia de investigación y des- penter; Alien, de Ridley Scott; Star Wars, de Geor- cripción de fenómenos complejos. Especialmente ge Lucas, hasta el famoso videoclip de la canción en disciplinas que parecen inclinarse de manera “Thriller”, de Michael Jackson —y añado en esta natural hacia el análisis del detalle, como la antro- relación La noche de los muertos vivientes (1968) pología, el estructuralismo o la semiótica, que el y El amanecer de los muertos vivientes (1978), de autor enumera, y también la filología, la econo- George A. Romero—, Calabrese detecta “el gran mía o los estudios literarios. Disciplinas para las principio fundador de la teratología o ciencia de que el detalle y el fragmento reconstruyen un to- los monstruos [se basa] en el estudio de la irregu- do o, mejor aún, lo insinúan y lo suponen. laridad, ocuparse de la desmesura”.21 El neobarroco se distingue por una oleada sin Vivimos una época productora de monstruos, precedentes de producción y recepción de deta- como en la baja Edad Media, el barroco o el ro- lles y fragmentos. Algo de lo que no está exento ni manticismo. El autor expone que nuestra época en la alta cultura ni en la de masas, insiste Calabre- no solo está obsesionada con las formas informes, se. Además, ve una singularidad en la precedencia sino que es la manifestación de la inestabilidad 20 21 18 19 Ibid., p. 88. Ibid., p. 93. Ibid., pp. 101-102. Ibid., p. 107. inventio 5 7 misma; también se refiere a sus aproximaciones Asume el semiólogo que tendemos a lo mis- científicas. Las teorías científicas del caos, las ca- terioso, lo oculto, lo conjetural, lo aproximado, lo tástrofes, la entropía, la aproximación y la parado- caótico, lo complejo tanto como les sucedía a los ja son parte del ánimo neobarroco. barrocos en su momento —expone, por ejemplo, Agudeza y arte del ingenio, del moralista español Desorden y caos Baltasar Gracián—, y que puede ejemplificarse en Esto lo demuestra cuando se refiere al desorden nuestra época de nuevo con la paradigmática no- y el caos. Estima Calabrese que la fascinación por vela de Umberto Eco o con los relatos laberínticos la teoría del caos, el caos ordenado, la compleji- de Jorge Luis Borges. dad estructurada o la ilusión de caos, se manifies- Lo anterior se encadena con el asunto de la ta en ciencias y artes por igual, porque comparten complejidad y la disipación. A partir del ejemplo de el mismo código de obsesiones epocales. Pone las ciencias, considera la existencia de estructuras como ejemplo los fractales, expresiones visuales disipadoras y de visiones de un universo fragmen- de objetos matemáticos: “En sentido intuitivo, se tado que bien pueden extrapolarse al ámbito de entiende por ‘fractal’ cualquier cosa cuya forma la comunicación humana: “¿No será posible indivi- sea extremadamente irregular, extremadamente dualizar también para el mundo social la existencia interrumpida o accidentada”, y que además des- de estructuras disipadoras?”.25 22 piertan nuestra fascinación porque “los fractales De este modo, y a propósito de Clusius y son aquí monstruos dotados de ritmo y repetición Boltzmann, introduce la noción de entropía co- gradual no obstante la irregularidad y monstruos mo desequilibrio, inestabilidad, como germen de cuya forma se debe al azar, pero sólo como varia- la parodia, como estrategia narrativa y como cima ble equiprobable de un sistema ordenado”. de la degeneración de los géneros discursivos. La 23 Esto apenas es el inicio de las variables com- parodia como turbulencia cultural: “El universo plejas, ya que con el arquetipo doble de nudo y cultural se nos presenta fragmentario y origina- laberinto que propone, refiere que tendemos a lo do por estructuras contradictorias que conviven intrincado; de ahí que nos atraigan los fractales juntas perfectamente. Algunas siguen la ley del pero también los laberintos: “el laberinto es sólo descarte de la norma. Otras se producen por disi- una de las muchas figuras del caos, entendido co- pación; pero estas últimas son actualmente más mo complejidad cuyo orden existe, pero es com- numerosas y distinguen, en el fondo, el gusto de plicado u oculto”. nuestra época”.26 24 25 26 22 23 Ibid., p. 136. Ibid., p. 139. Ibid., p. 146. Ibid., p. 162. Ibid., p. 169. 5 8 inventio 24 C R Í T I C A Y A RT I F I C I O S Uno de los capítulos más notables es el dedi- la era neobarroca, a veces hasta de forma prota- cado a la distorsión y la perversión, en el cual se le gónica. Opina el autor que nuestra época no es otorga un buen espacio de análisis a la cita neo- uniformemente expresiva, sino que es en realidad barroca. Para Calabrese, es un efecto del texto, ya compleja y que “aún en la fase de lejanía del equili- que adquiere sentido en tanto que apela al cono- brio que favorece los procesos antes señalados, [...] cimiento enciclopédico del lector y se debe a él. la mayor parte de nuestro universo cultural”30 está Entre dos textos se establece una relación recono- constituido por subsistemas estables y ordenados. cible en función del potencial lector implícito del La diferencia entre lo barroco y lo clásico es que discurso. Volver esa cita relevante, que adquiera mientras uno es volátil y movedizo, el otro es con- sentido, es una labor persuasiva. servador y tiende al quietismo: “todo fenómeno La cita es una reescritura del pasado, la reno- ‘barroco’ procede precisamente por ‘degeneración’ vación de este; Calabrese le llama a esta opera- (es decir: desestabilización) de un sistema ordena- ción “desplazamiento”, caracterizada por “dotar el do, mientras que todo fenómeno ‘clásico’ procede hallazgo del pasado de un significado a partir del por mantenimiento del sistema frente a las más presente o en dotar el presente de un significado pequeñas perturbaciones. Así, mientras que el ba- a partir del hallazgo del pasado”, y cuyo coro- rroco efectivamente a veces degenera, lo clásico lario es que “todo es perfectamente sincrónico. El produce géneros. Es la ley fatal del canon”.31 27 ‘pasado’ ya no existe sino bajo la forma de discur- Como puede verse, la complejidad múltiple, so”. Es decir, que en tiempos de la muerte de la exhaustiva y heterodoxa del meticuloso tratado historia, de la cancelación del pasado, de la tra- de Calabrese es en sí misma neobarroca. El teóri- dición, todo es sincrónico bajo la forma de la cita co no parece apegarse a un género definido para y todo puede convivir anacrónicamente en una aproximarse a sus objetos de estudio. Su texto es sucesión vertiginosa de homenajes y parodias en una mezcla de semiótica de la cultura, psicología novelas, filmes y series televisivas. social, sociología del arte, antropología, filosofía e 28 29 Calabrese escribe un epílogo que titula “A al- historia cultural; una forma infrecuente de inves- gunos les gusta clásico”, en el que se dedica a es- tigación rigurosa y hoy extendida en el mundo bozar el funcionamiento de ese clasicismo que ha académico, por la tendencia de las perspectivas logrado convivir, en su economía y estabilidad, en multidisciplinarias. 29 30 31 27 28 Ibid., p. 194. Ibid., p. 195. Ibid., p. 196. Ibid., p. 197. Ibid., p. 207. inventio 5 9 Los vigilantes. Rakú, barro de Zacatecas, blanco cracket. Tres piezas: 15 x 10 x 44 cm; 15 x 8 x 40 cm; 15 x 10 x 38 cm, 2012 6 0 inventio