donde el deporte y la fe se conectan

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donde el deporte y la fe se conectan
Greivis Vásquez
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Kevin Durant
10
Stephen Curry
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Dikembe Mutombo
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Jeremy Lin
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CONTENIDOS
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INGLES (Am.)
Greivis Vásquez, venezolano y alero de los Toronto
Raptors, sabe que su fuerza viene de Dios y él quiere
que todos lo sepan
06
18
Jeremy Lin:
La fe ayudó a que Jeremy Lin se quedara en la NBA y ayudó
a presentarlo a una audiencia mundial
Stephen Curry:
Stephen Curry aprendiendo a servir
Rocky Widner/Getty Images
LA REVISTA EN:
Greivis Vásquez:
10
Kevin Durant:
Superestrella de la NBA Kevin Durant comenzó su
carrera como el jugador más joven en liderar la liga
en anotación, y ganó el Campeonato Mundial FIBA y
una medalla de oro Olímpica jugando para los Estados
Unidos, pero lleva una vida tranquila en su intento de
caminar más cerca del Señor
Layne Murdoch/Getty Images
LA REVISTA EN: ÁRABE
Dikembe Mutombo puede ser el mayor filántropo en el
deporte – en más de un sentido
Clay Patrick McBride/Getty Images
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Dikembe Mutombo:
Andrew D. Bernstein
/Getty Images
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Greivis Vásquez, venezolano y alero de
los Toronto Raptors, sabe que su fuerza
viene de Dios y él quiere que todos lo
sepan
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Elsa/Getty Images
Rick Madonik/Getty Images
reivis Vásquez estaba extremadamente emocionado por ser
el tercer ciudadano venezolano en jugar en la NBA. Vásquez
fue seleccionado en el puesto 28 de la primera ronda total en
el 2010.
“Es una bendición que Dios me tiene en la liga”, dice
Vásquez, quien hizo su compromiso personal con Cristo
cuando tenía 17 años mientras asistía a la escuela secundaria
en los EE.UU. Junto con su compañero de equipo en la
escuela secundaria, Kevin Durant, del equipo Oklahoma City
Thunder de la NBA, Vásquez encontró “muy buena gente” en la
escuela secundaria quienes “lo acercaron a Dios”.
Después de levantarse cada mañana, Vásquez se pone de
rodillas para orar. Ora por
su país, sus entrenadores
y compañeros de equipo,
familiares y por los opositores para que
permanezcan libre de lesiones.
“Me gusta orar por todos ellos”, dice Vásquez.
“Estoy orgulloso de rezar cada día. Estoy orgulloso
de ser cristiano. Yo le digo a la gente qué tan fuerte
es mi fe y lo mucho que amo a Dios. Muestro a un
montón de gente lo importante que Dios es para mí
caminar en la línea de la fe.
“Todo lo que hago es por Él. (Jesús) es todo. Él
es mi corazón. Él es mi vida. Ha hecho tanto por
mí, tengo que vivir para él. Dios tiene un propósito
para mí. Dios sabe y entiende lo que quiero hacer
en la vida. Todo lo que quiero es alabarlo todo el
tiempo”.
Mientras que está en partidos fuera de casa,
Vásquez atiende a los servicios de capilla antes
de los partidos y ora con los jugadores rivales. Él
ha aprendido de memoria su escritura favorita,
Romanos 8.
A pesar de que ha experimentado los altibajos
de jugar en la NBA, ha confiado en Dios “paso a
paso. Por eso es que Dios es tan importante”, dice Vásquez.
“Hay tantos altibajos. Lidio con todo lo que Dios me lanza.
Dios me da la fuerza para hacer lo que tengo que hacer. Soy
un cristiano que quiere hacer lo correcto cuando nadie está
mirando”, dice él.
El ex compañero de
equipo de Memphis Zach
Randolph se dio cuenta de
eso cuando jugaron juntos.
Describiendo a Vásquez
como un “modelo a
seguir”, Randolph le
halló como alguien que
es humilde y que ama el
baloncesto y tiene “una gran
personalidad”.
“Lo que más me gusta
es la pasión que tiene
por el juego”, dice el ex
compañero de equipo Marc
Gasol. “Es muy talentoso.
Hace muchas cosas bien.
De la misma cultura, esa
pasión que me gusta mucho”.
Otro ex compañero de equipo, Mike Conley, llama a
Vásquez “un jugador interesante” y “con ganas de aprender”.
Vásquez dice, “Yo soy un chico muy trabajador. Cuando
trabajas duro, las cosas buenas van a suceder”.
El compromiso espiritual de Vásquez es mantener su fe
“pase lo que pase”.
¿Y su mayor premio?
“Tengo a Jesucristo en mi corazón. Pongo todo en Sus
manos. Yo vivo por la gracia. Todo lo que tengo no me lo
merezco. Estoy agradecido por lo que Dios me ha dado.
Quiero retribuir a la gente y guiar a la gente hacia Dios”.
Greivis considera
toda su vida –
incluyendo su
deporte – como
una ofrenda de
adoración a Dios
que le dio sus
talentos.
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Photos by Rocky Widner/Getty Images
S
ería fácil para Stephen Curry dejar que sus lesiones en la cancha afectaran todos
los aspectos de su vida, todas las facetas de su felicidad. El escogido No 7 en la
selección de la NBA del 2009 no salió de la manera que él esperaba en la temporada
del 2011-12, cuando se perdió 40 de 66 partidos debido a una lesión de tobillo. Era
sin duda la temporada más frustrante de su carrera en el baloncesto.
La temporada anterior tuvo un promedio de 18,6 puntos por partido y ayudó al equipo de
EE.UU. a conseguir el Campeonato Mundial de Baloncesto FIBA. Ayesha Curry se pregunta
cómo lo hace – como Stephen llega a casa todos los
días, con el peso del equipo de baloncesto Golden
State Warrior sobre sus hombros, la frustración de una
lesión de tobillo, cirugía tras cirugía, rehabilitación tras
rehabilitación y no lleva nada de eso a la casa.
Su esposa – a quien conoció a la edad de 15 años
en su grupo de jóvenes en la iglesia – dice que es
porque él es constante. “Stephen”, ella le dirá a él.
“Nunca te he oído quejarte de nada”. Ella dice que es
algo que ella le dice con bastante frecuencia.
Él tiene perspectiva. Nunca está demasiado alto;
nunca está muy por debajo. “Tuvo un año y medio
bastante duro cuando tenía sus lesiones de tobillo,”
dice Ayesha. “Pero nunca ha habido un día que ha
tenido el ceño fruncido en su rostro.... Hasta el punto
en que estoy sorprendida y en shock. ¿Cómo no traes
todo ese estrés a la casa contigo? Él llega a casa con
una sonrisa en su rostro y feliz. Lo aprecio.
“Nada realmente lo deprime demasiado. Creo que
parte de eso es porque sabe lo bendecido que está, y
todas las cosas maravillosas en su vida superan a las
cosas que podrían ser mejores”.
El hecho de que Stephen Curry ayudó a su propio
hijo a nacer en el hospital tiene que decir algo acerca
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de él: él va a estar ahí. Él va a estar ahí pase lo que pase.
Aunque los problemas en la cancha han definido parte de
su carrera en el baloncesto, la alegría fuera de la cancha ha
definido su vida personal.
Pero cuando Dios es el que está escribiendo tu historia,
Stephen y Ayesha te dirán que Él a menudo te lleva a lugares
que no puedes comprender, lugares que te obligan a crecer y
a confiar en Él
Es en su familia que usted ve la profundidad de la
personalidad de Stephen – su deseo de ser un líder y de
llevar a su familia en la dirección correcta, la pasión por su fe.
“Él (Dios) me ha dado una gran responsabilidad”, dice
Stephen. “Me ha animado a ser realmente el jefe espiritual
de la casa. Ha llamado a que todos los hombres lo sean.
Es fácil ser egoísta al respecto cuando estás solo, pero
cuando eres responsable por otras personas – emocional,
espiritual, físicamente – es diferente. Para mí, ser el que todo
el mundo busca como guía espiritual cuando se trata de
dirigir a nuestra familia en la dirección correcta, es una gran
Stephen estaba
calmado y seguro
sabiendo que
incluso a través de
sus lesiones, Dios
estaba en control
creyendo que
todas las cosas
cooperan
para el bien
de los que
aman al
Señor.
responsabilidad, pero no puedo agradecer lo suficiente a
Dios por ello”.
Ayesha dice que ella y Stephen tienen la aplicación de la
Biblia en sus teléfonos y leen o rezan juntos cada mañana.
“Él está haciendo un trabajo increíble,” dice ella. “No puedo
comenzar a decirte todo – cómo me despierto y veo lo
increíble y fuerte que es”. Stephen abraza el liderazgo tanto
dentro como fuera de la cancha. Él siente un llamado a no
sólo liderar a su familia.
“Mi prioridad es ser un hombre e hijo de Dios. La familia
definitivamente me ayuda en ese sentido, porque si mi fe los
lleva y son felices, yo sé que estoy haciendo lo correcto”.
“Es muy humillante saber que soy capaz de estar en la
etapa (del baloncesto) donde estoy, y creo que Dios me ha
puesto en esta situación para cambiar la perspectiva sobre
lo que es ser un hombre de Dios y un jugador de la NBA.
Quiero usar los dones que Dios me dio en la cancha de
baloncesto para elevar su nombre. Eso está en la vanguardia
de la razón por la que juego”.
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Superestrella de la NBA Kevin Durant comenzó su carrera como el jugador
más joven en liderar la liga en anotación, y ganó el Campeonato Mundial
FIBA y una medalla de oro Olímpica jugando para los Estados Unidos, pero
lleva una vida tranquila en su intento de caminar más cerca del Señor
(Kevin) es muy humilde”, dice su ex compañero
de equipo Jeff Green. “Él es el líder de su equipo
y un montón de tipos siguen su ejemplo. Ayuda
a los hombres a mejorar con sus acciones y su
forma de ser. Hace que los hombres quieran
estar cerca de él”.
El Mañana no Está Garantizado
Para Durant, el concepto de apreciar la vida está
profundamente arraigado en la realidad. El entrenador de
Durant, Charles Craig fue asesinado en un caso de identidad
equivocada relacionado con las pandillas. Desde entonces, ha
llevado el número 35 en su camiseta en honor de Craig, que
tenía 35 años en el momento de su muerte.
“(Kevin) ha sido probado”, dice el locutor de televisión Brian
Davis. “Cuando te presentan con este tipo de lecciones a
una edad temprana, puedes hacer una serie de cosas con
ellas. Kevin ha optado por tomar esos malos momentos y
convertirlos en positivos. Ha captado la idea de que el mañana
no se garantiza, así que va a ser tan bueno como puede hoy y
si se le ha dado el mañana, él será mejor”.
Fundamentado or la Familia, la Verdad
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Layne Murdoch/ Getty Images
Chris Covatta / NBAE via Getty Images
La capacidad de Durant de permanecer sensato también
se puede remontar de nuevo a su familia y una sólida
comprensión de su fe. “Siempre me intrigó sencillamente de
cómo hemos llegado hasta aquí”, dice. “¿Por qué hacemos las
cosas que hacemos? ¿Quién nos hizo así? Mi mamá siempre
se sentaba a hablar conmigo y tengo maestros espirituales que
me ayudan”.
En estos días, él depende de la asistencia regular a la
capilla durante la temporada, un entrenador espiritual y sus
compañeros de equipo como medio para una más fuerte
“caminata con el Señor”.
“En la Biblia, el Señor exalta la humildad y eso es una cosa
que trato de tener todo el tiempo”, dice Durant. “Sólo tengo
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la cancha, su influencia sobre los
compañeros de equipo fuera del
juego es fuerte. En una publicación de
blog, el ex delantero de Thunder, Etan
Thomas escribió: “Todo el mundo lo
ve (a Durant) ir a la capilla antes del
partido y ellos comienzan a ir también.
Todo comienza con él y cuando tienes
un líder así, cosas buenas van a pasar”.
Durant dice, “Es bueno ver a otras
personas (en la NBA) también caminar
con el Señor. Tenemos la oportunidad
de hacer mucho en esta liga. Mucha
gente no sabe cómo les llegaron estos
dones y cómo los están representando
en la cancha. Siempre es bueno que
la gente sepa de donde vino todo
esto. Ver a otros jugadores en la liga
haciendo lo mismo es una alegría”.
Y cuando el impulso golpea, Durant
simplemente vuelve al paso uno.
“Yo no soy perfecto en absoluto de
ninguna manera”, dice. “Tengo un largo
camino por recorrer para acercarme
más al Señor, pero espero que pueda
seguir para permanecer en el camino.
Yo puedo dar pasos hacia adelante y
tomar un par de pasos hacia atrás y
dar pasos hacia adelante (de nuevo).
Pero quiero mejorar”.
El movimiento en el
deporte se compone
de atletas que desean
crecer como siervos
humildes con sus
compañeros de equipo.
2010 NBAE/ Getty Images
que agradecer al Señor por los dones
que me ha dado. Mi regalo para Él
es ser siempre humilde y tratar de
trabajar tan duro como pueda. Tengo
que seguir siendo así”.
Brillando en el Escenario
Mundial
Durant fue nombrado Principiante del Año de la NBA después de
romper un récord de 40 años por un
promedio de 20,3 puntos por partido.
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Pronto lideró la NBA en anotación
(30,1 puntos por partido) y en convertirse en el campeón más joven de
puntuación de la liga con 21 años de
edad.
En el Campeonato Mundial FIBA
en Turquía, fue una de las estrellas del equipo. Durant, que anotó un
récord del Campeonato del Mundo
de los Estados Unidos de 38 puntos
en la semifinal contra Lituania, hizo un
promedio de 22,8 puntos por juego
en el camino a la medalla de oro y fue
nombrado el Jugador más valioso del
torneo después de llevar a los EE.UU.
a su primer Campeonato Mundial FIBA
desde 1994.
“Fue una sensación increíble”, dice
Durant. “Las palabras no pueden
explicar lo emocionado que estaba
cuando el juego por la medalla de oro
había terminado y habíamos ganado.
Me sentía como si hubiéramos ganado
el campeonato de la NBA. Fue una
gran sensación representar a todos de
nuevo aquí en los EE.UU. y reunirnos
con ese grupo de hombres y hacer
algo que nadie pensó que podíamos
hacer con el equipo que teníamos”.
Dos años después, Durant ayudó a
llevar al equipo de EE.UU. a la medalla
de oro en los Juegos Olímpicos de
Londres, de la misma manera como lo
hizo en el Campeonato Mundial FIBA
en Turquía.
Los premios continuaron en 2014,
cuando fue nombrado el Jugador más
valioso de la NBA.
Esas experiencias mejoran la confianza de Durant y le dieron un mayor
impulso como líder de Oklahoma City.
Es un papel para el que Durant ha estado preparándose desde el primer día.
Ambos (gerente general)Sam Presti y
el entrenador Scott Brooks dicen, qué
cosa tan grande es para el equipo y
para la organización que su mejor jugador es también el más trabajador.
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Señales Alentadoras
Debido a que Durant ha ganado
el derecho de llevar a su equipo a
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Dikembe Mutombo
puede ser el mayor
filántropo en el
deporte – en más de
un sentido
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Clay Patrick McBride/ Getty Images
ikembe Mutombo es
un gigante entre los
hombres.
De 2,18 metros
(7 pies 2 pulgadas),
el ex jugador de la
NBA se destacaba
por encima de la
mayoría de los otros
jugadores de la
liga. Considerado
como uno de los
jugadores defensivos
más extraordinarios
de todos los tiempos,
Mutombo ganó el
premio de Jugador defensivo
del año en cuatro ocasiones y superó
la leyenda de la NBA Kareem AbdulJabbar como el segundo bloqueador
de tiros más prolífico en la historia de
la NBA.
Donde la ex superestrella de
baloncesto más sobresale, sin
embargo, es en el área de la
filantropía. Llamado el “humanitario
más alto de la NBA”, por la New
York Daily News, Mutombo tiene un
corazón tan grande como lo alto que
él es; un corazón que llega a través
del Océano Atlántico a su tierra natal
de África.
La razón detrás de la compasión
y la entrega de Mutombo es doble.
En primer lugar, es un seguidor de
Jesucristo y respectivamente, se
adhiere al mandato de la Biblia de
cuidar a los necesitados. En segundo
lugar, aunque Mutombo se ha
convertido en un acaudalado ex atleta
profesional, no se ha olvidado lo que
es ser pobre.
“Nací y crecí en la República
Democrática del Congo (RDC).
“Cuando naces en un país azotado
por la pobreza, donde quiera que
vayas en tu vida, siempre recuerdas
de dónde vienes”.
“Él influencia a los demás que están
en posición para hacer una diferencia,
ya sean atletas profesionales que
donan tiempo y dinero o los médicos
y líderes del gobierno que contribuyen
sus talentos para servir a los pobres
que han sido desatendidos por tanto
tiempo. Dikembe Mutombo es la
definición misma de un filántropo”.
Mientras en un viaje de buena
voluntad de la NBA, Mutombo visitó
un mercado en Mozambique. “Yo
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solía trabajar en un
mercado como este
cuando era niño
para la pequeña
empresa de mi padre.
Vendía pan y queso y
salchicha”, Mutombo
explicó. “Mi padre
me despertaba cada
día a las 5:30 a.m. y
yo trabajaba hasta
que era hora de ir
a la escuela a las
8:00 a.m.. Fue cómo
gané dinero para mi
educación. Mi padre
era pobre”.
Al final de su visita
a Mozambique,
Mutombo dijo: “Creo
que todos somos creados iguales a los ojos de Dios y que el
evangelio nos enseña a encontrar una manera de servir a la
humanidad”.
No es de extrañar, entonces, que Mutombo ha ganado
varios premios por sus esfuerzos continuos. El esposo y
padre de seis hijos (cuatro de los cuales fueron adoptados)
recibió el premio humanitario de la NBA. La Sporting
News lo nombró como uno de los “Tipos buenos del
deporte”. Mutombo también fue elegido como uno de los
20 ganadores del Premio de servicio del presidente de
los EE.UU., el honor más alto de la nación para el servicio
voluntario.
Dikembe refleja
el corazón de los
deportistas que
compasivamente
desean servir y
devolver muchos de
los beneficios que
recibieron del Señor.
Una manera de retribuir
al mundo.
Uno de los grandes honores de Mutombo llegó en 2007,
cuando fue agregado a la lista de invitados prestigiosos para
el Discurso del estado de la nación del presidente George
W. Bush. Es cierto que Mutombo diría que no podía recibir
mayor cumplido que ser reconocido por su devoción de toda
la vida a su patria y a Dios.
Pero es su amor por los demás, no por los premios, es lo
que lo ha mantenido y lo mantendrá sirviendo a los pobres
con la excelencia en todo lo que él pone su corazón gigante
a hacer.
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Joe Murphy/ Getty Images 17
F
Andrew D. Bernstein/Getty Imagess
Cristo y no se avergüenza de hablar de su fe. Lin, el primer jugador
de la NBA de ascendencia taiwanesa china, cuando se le da una
oportunidad, ha cautivado a los aficionados con su deseo, ética de
trabajo y humildad genuina – lo contrario de muchos de los atletas
de hoy en día que sólo piensan en ellos mismos.
Durante esos primeros siete juegos cuando Lin explotó, llevó a
los Knicks a un récord de 7-0, promedió 24,4 puntos y 9,1 asistencias y fue el primer jugador desde LeBron James en el 2003 en
tener por lo menos 20 puntos y ocho asistencias en su primera
apertura.
La fecha límite del 10 de febrero llegó con un partido extraordinario por Lin. Él igualó a la superestrella Kobe Bryant y los Los
Angeles Lakers por 38 puntos (Kobe hizo 34), llevó a los Knicks a
Brian Babineau/Getty Images
ue una simple solicitud. Deje que me quede en
el equipo de los New York Knicks.
Esa fue la oración pronunciada por Jeremy
Lin el 27 de enero del 2012, en una capilla
antes del partido con su compañero de equipo
y amigo Landry Fields, compañero de equipo
Jerome Jordan y el delantero del Miami Heat
Udonis Haslem.
“El capellán del equipo nos pidió que compartiéramos una petición de oración, y yo sabía que el 10 de febrero se acercaba, así que eso era lo que estaba en mi corazón,
sólo que podría seguir con el equipo y estar con él el resto del
año”, dice Lin. “Así que eso es algo de lo que compartí con el
grupo de chicos”.
Esa fecha, el 10 de febrero, fue la fecha límite para que los
Knicks decidieran si querían mantener a Lin o dejarlo ir.
En el día de la solicitud, podría haber parecido como una decisión fácil. Lin, que había sido cortado por dos equipos (los
Golden State Warriors y luego por los Houston Rockets), había
jugado en sólo nueve partidos con los Knicks antes del 27 de
enero, teniendo un promedio de sólo 6,1 minutos y 3,6 puntos
por partido.
Ocho días más tarde, cuando anotó 25 puntos para llevar a los
Knicks a una victoria de 99-92 frente a New Jersey, nació Linsanity (la locura por Lin).
Linsanity, el término dado por la sorprendente atención de los
medios hacia Lin, un graduado de la Universidad de Harvard que
estaba durmiendo en el sofá de su hermano y luego en el sofá de
Fields, porque no sabía si iba a tener un trabajo y dinero suficiente para alquilar.
Lo que hace la historia de Lin tan única es que él proclama a
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Muchas veces la fe es sacudida cuando
los deportistas rezan y pierden un
juego. La perspectiva en el deporte
es que oramos para que hagamos/
tomemos decisiones que glorificarán
mejor al Señor.
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Andrew D. Bernstein/Getty Imagess
una victoria de 92-85, y sus 89 puntos en sus primeras tres aperturas
fueron la mayor cantidad para cualquier jugador en ese tramo desde
1976.
Los Knicks no tuvieron otra opción que conservarlo.
Los registros seguían llegando aún así. Al día siguiente, Lin marcó
20 puntos en la victoria de 100-98 ante Minnesota y se convirtió en
el primer jugador en la historia de la NBA con al menos 20 puntos y
siete asistencias en sus primeras cuatro aperturas.
Tres días más tarde, anotó 27 puntos en la victoria de 90-87 ante
Toronto, anotando 136 puntos en sus primeras cinco aperturas para
pasar el récord de 129 de la NBA de Shaquille O’Neal.
La popularidad de Lin era tan intensa que sus ventas de camisetas
en línea se convirtieron en las mejores de la NBA y tan amplia que
su popularidad llegó a China, donde fue elegido de primero en una
votación de los aficionados en línea por su actuación en el Rising
Stars Challenge – a pesar de sólo anotar dos puntos.
La popularidad de Lin era tan única que una empresa de helados lanzó un sabor de helado llamado “Prueba el Lin-locura” por un
tiempo limitado y Nike y luego Adidas lanzaron un zapato Jeremy
Lin.
Pero, sobre todo, hizo que la gente escribiera y hablara de su fe –
porque él tenía la fe para orar y creer.
Jeremy se ha mudado a Houston y ahora a los Los Angeles Lakers
y los aficionados en todo el mundo siguen hablando de Lin – a causa
de su juego en la cancha y su fe en cómo vive su vida.
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donde el deporte y la fe se conectan

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