José Ángel Tapia Garrido

Transcripción

José Ángel Tapia Garrido
Una buena parte de la memoria colectiva de los pueblos se
debe a las aportaciones que han hecho los historiadores locales.
Muchos de los conocimientos y opiniones que tienen los vecinos
sobre el pasado proceden de las obras de los cronistas o eruditos
locales. La historia local ha proporcionado en muchas ocasiones
la base documental precisa para la creación literaria de historias,
novelas, relatos y leyendas. Denostada en ocasiones por su
escaso rigor, su ausencia de metodología y por las sospechas,
algunas veces manifiestas, de invenciones y manipulaciones de la
documentación histórica; también es cierto que suele ser alabada
y manejada por generaciones de lectores e investigadores.
En
los Vélez hemos contado con numerosos cronistas y
eruditos desde mediados del siglo XVIII a la actualidad, sin
embargo los dos más destacados fueron: Fernando Palanques
Ayén (1863-1929), célebre autor de la monumental Historia de
la villa de Vélez Rubio (1909); y el padre José Ángel Tapia Garrido
(1914-1992), que se inició en la investigación histórica con su
conocida obra Vélez Blanco, la villa señorial de los Fajardo (1953).
Ahora, con motivo de los aniversarios del nacimiento de ambos,
nos ha parecido conveniente recordarlos mínimamente y divulgar
su vida y su obra en este modesto folleto, fruto de la colaboración
del IEA, el CEV y el Ayuntamiento de Vélez Blanco.
w w w. i e a l m e r i e n s e s . e s
AYUNTAMIENTO DE
VÉLEZ BLANCO
José Ángel
Tapia Garrido
(Abla, 1914 - Almería, 1992)
José Ángel Tapia Garrido
(Abla, 1914 - Almería, 1992)
Lorenzo Cara Barrionuevo
Ángel Custodio Navarro Sánchez
Dietmar Roth
Instituto de Estudios Almerienses l Diputación de Almería
Ayuntamiento de Vélez Blanco 2014
JOSÉ ÁNGEL TAPIA GARRIDO, el Padre Tapia
100 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO
INSTITUTO DE ESTUDIOS ALMERIENSES
JOSÉ ÁNGEL TAPIA GARRIDO, el Padre Tapia
© Textos: Lorenzo Cara Barrionuevo, Ángel Custodio Navarro Sánchez y Dietmar Roth
Ilustraciones: origen citado al pie
© Edición: Instituto de Estudios Almerienses
www.iealmerienses.es
Ayuntamiento de Vélez Blanco
Cuidado editorial: José D. Lentisco
Dep. Legal: Al-1436-2014
Primera Edición: Diciembre 2014
Maquetacion y cubierta: Servicio Técnico del IEA
Imprime: Imprenta Provincial. Diputación de Almería
Impreso en España
Índice
El Padre Tapia, cronista de Almería, por Lorenzo Cara Barrionuevo
Periodo de formación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Sacerdote e investigador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Escritor prolífico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Concepción de la Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Labor personal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
Etapa velezana, por Ángel Custodio Navarro Sánchez. . . . . . . . . . . . . . . . . 15
El padre José Angel Tapia Garrido, hijo adoptivo de Vélez Blanco. . . . . 20
por Dietmar Roth
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
Dibujo de José Luis Ruz (Almería)
Por su ingente labor, el presbítero José Ángel Tapia Garrido
(Abla, 1914 – Almería, 1992) ha sido y es el historiador almeriense de
referencia, responsable en gran parte de la idea y la imagen que hoy
tenemos de la historia de Almería y de alguna de sus comarcas.
Su ámbito de trabajo se ciñó a la historia local, especializándose
en la crisis del siglo XVI a partir de la rebelión de los moriscos y la
posterior repoblación. Desde una actitud acrítica, ajena a cualquier
polémica social, su labor investigadora cubre prácticamente la segunda
mitad del siglo XX almeriense. Ejemplo de las limitaciones de una
época, su gran preocupación fue recopilar datos fidedignos hasta
recomponer el gran rompecabezas de la historia y depurarla de
falsedades y monsergas. Para ello expurgó publicaciones y archivos
nacionales, difícilmente accesibles entonces, intentando encontrar
datos relativos a la provincia y a sus personajes.
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
El Padre Tapia, cronista de Almería
Periodo de formación
Afincado desde los seis años
en Almería, realiza sus primeros
estudios en la Escuela del Ave
María del Quemadero y, gracias
a la influencia de su primer
y entrañable maestro, Miguel
Romero Abadie, se apasiona
desde muy joven por la historia.
A los trece años ingresó en el
Seminario de Almería, donde fue
un alumno aplicado y con alguna
veleidad literaria. Allí entró
en contacto con Florentino de
Castro Guisasola, unos de los mejores conocedores y divulgadores
de la historia local, asiduo a los actos culturales del centro.
El padre Tapia de excursión en Sierra
Nevada. (Original: fondo documental del
IEA).
Poco
después consigue una beca y es propuesto para ir al
Colegio Español de Roma, Universidad Gregoriana, pero nadie puede
costearle los estudios, así que permanecerá siempre en Almería. La
Guerra interrumpe los estudios y los tres años de contienda los vive
en Valencia y Ciudad Real. Después vuelve a Almería, donde trabajó
algunos meses como oficinista en la compañía de electricidad Fuerzas
Motrices del Valle de Lecrín hasta su disolución.
Tras volver al Seminario, termina el bachillerato y la carrera de
Magisterio. En el año 1943 fue ordenado sacerdote en Granada.
En este mismo año defendió su tesis doctoral sobre “El sentido
eucarístico del capítulo sexto del Evangelio de San Juan en los teólogos
postridentinos (1562-1862)”, en la Facultad de Teología de Cartuja,
lo que le familiariza con la metodología de la investigación histórica.
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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Tapia posando
con un grupo de
sacerdotes en el
patio del Palacio de
las Catequistas de
Vélez Rubio. (Foto:
Ramón López).
Tapia asiste al obispo
en la bendición e inauguración de instalaciones en la Chanca o el
barrio de Pescadería
(Almería).
Sacerdote e investigador
S u primer destino fue el Seminario de Almería, donde
desempeñó diversas funciones (prefecto de disciplina, secretario de
estudios, administrador, profesor de latín y capellán del Hospicio).
Posteriormente, fue cura párroco de Vélez Blanco (1948-1959) y Berja
(1959-1968), etapa en la cual escribió la historia de ambas comarcas
que publicó en sus dos primeras monografías.
En 1967 la Real Academia de la Historia le nombró académico
correspondiente en la provincia y se traslada a la capital, donde fue
capellán del Colegio La Salle. Desde 1970 disfrutó de una beca de la
Caja de Ahorros de Almería que le permitió dedicarse por entero a la
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
investigación de los hechos acaecidos en la provincia, gracias también,
al apoyo obtenido del cardenal Ángel Suquía, que fuera breve obispo
de la diócesis (1966-69), al dispensarle de sus obligaciones pastorales
impresionado por la publicación de Los obispos de Almería, 66-1966
(Almería, 1968).
En 1971, un año después de la publicación de su libro Almería,
piedra a piedra, el Ayuntamiento de la capital le nombró cronista
oficial, pasando a residir ya de forma permanente en esta ciudad.
En 1982 el Instituto de Estudios Almerienses lo designó socio de
honor. En 1986 la Diputación Provincial de Almería le concedió
la Medalla de Plata de la Provincia de Almería, en el transcurso del
homenaje colectivo que se le rindió con motivo de la celebración
del “I Encuentro de Cultura Mediterránea”. Asimismo, en agosto de
1988, el Ayuntamiento de Vélez Blanco, que ya le había nombrado
hijo adoptivo con anterioridad, le dedicó una plaza en el centro del
pueblo. De igual modo, le fue dedicado el VIII Festival de Música
Tradicional de La Alpujarra, celebrado en Berja en agosto de 1989.
El último reconocimiento público se lo dispensó el Ayuntamiento
de Almería al dedicarle una calle frente a la casa donde residió sus
últimos años.
Escritor prolífico
El Padre Tapia fue un escritor prolífico, dejando más de 50.000
fichas de investigación. De este trabajo acumulativo da cuenta el hecho
de que pudiera dar a la imprenta casi treinta volúmenes de libros en los
últimos veinticinco años de su vida. Inició su andadura historiográfica
con los artículos periodísticos, una labor extensa y dilatada, aunque
no demasiado conocida, que nunca abandonó del todo, iniciada en
1930 en el periódico católico La Independencia, regularizada tras su
vuelta de Granada. En Yugo escribió las series “Glosario Litúrgico, los
domingos, la misa del día” (de 1947 a 1960), “Noticia del Marquesado
de los Vélez” (1955), “Prehistoria almeriense” (1956), “Las comarcas
almerienses en 1492” y “Las sedes episcopales del Sudeste de España”
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
(1957), “De la Berja antigua” (1958), “Hasta el Mulhacén” (1959),
“Don Juan de Austria y Almería” (1960), “La reconquista” (1961, 1963
y 1964), “Guerra de fronteras” (1964), “La Historia y los pueblos de
Almería” (1970). Para La Voz de Almería realizó la lógica continuación
de series anteriores: “La Semana Naval del Mar de Alborán” (1971),
“Almería musulmana y morisca”, “Almería cristiana” (1987), “El
centenario de Vera” (1988) y, sobre todo, “Panorama almeriense”, la
más extensa (1985-1987). Sobre esta base recopilatoria publicó sus
primeros libros.
Las monografías locales que inmediatamente siguieron a esta etapa
formativa fueron: Vélez Blanco, la villa señorial de los Fajardo (Madrid,
1959), y seis años más tarde Historia de la Baja Alpujarra (1964; 2º
ed., por el Ayuntamiento de Adra, 1989; y 3ª ed., por el Instituto de
Estudios Almerienses, 2000), con el que obtuvo el premio Excma.
Diputación de Almería otorgado por la Casa de Almería en Barcelona.
De esta primera etapa destaca la colaboración con el lingüista
suizo Arnald Steiger (1896-1963), familiarizado con la toponimia
árabe, al que conoció en Murcia y que prologaría su primer libro, y,
en menor medida, el catedrático de Murcia Juan Torres Fontes (1919-).
En estos primeros libros introdujo nuevos planteamientos al
tratar la historia local. En primer término, una referencia geográfica
introductoria con la que conocer el territorio como escenario
histórico. Después, al valorar el periodo andalusí como una etapa
más de la historia y preocuparse por utilizar traducciones lo más
fidedignas posibles de los autores árabes, empleados como fuentes
textuales originales. En tercer término, al añadir un apéndice final de
documentos, respaldaba la importancia informativa de las fuentes
originales y contribuía a su valoración como un patrimonio digno de
conservarse.
Ya en la capital, y comenzada la década de los años setenta,
publicó tres de sus grandes obras: Almería piedra a piedra, que conocerá
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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diversas ediciones aumentadas y corregidas hasta convertirse en la
“biografía de una ciudad” (1ª ed. Almería, 1970; 2ª ed. 1974; 3ª ed.,
Málaga, 1992), con 1.400 páginas de intensa historia de una ciudad.
Le sigue Breve Historia de Almería (1972), el primer intento, todavía
esquemático, por abordar la historia de la provincia en su totalidad;
acabando en Almería hombre a hombre (Almería, 1979), basado en los
trabajos de Jover, Castro Guisasola y, sobre todo, Martínez de Castro.
Es entonces cuando consolida su vocación histórica al obtener de
Caja de Ahorros una beca vitalicia para dedicarse de lleno a su oficio
de historiador, lo que le permite abordar su proyecto más amplio: su
inacabada Historia General de Almería y su Provincia.
Éste fue, sin duda, su más ambicioso y casi descomunal proyecto,
del que llegó a ver publicados más de dos tercios de los volúmenes:
t. I, La prehistoria; t. II, Las colonizaciones; t. III y IV, dedicados a la
Almería Musulmana, en dos volúmenes, I (711-1172) y II (1172-1492)
con una 1ª ed., publicada en 1978 y con una 2ª ed. aumentada y
corregida en 1986; t. V y VI, Almería musulmana I. Vida y cultura, en
dos volúmenes, 1989; t. VII, Almería mudéjar; t. VIII, Los almerienses
del siglo XVI, aparecidos también en 1989; y, finalmente, los t. IX a
XIV (Almería morisca, Rebelión y guerra de los moriscos, Destrucción de
un pueblo, Los almerienses del siglo XVII: las tres comunidades; Repoblación
de la Alpujarra Almeriense, 1572-1752, y Repoblación de las tierras de
Almería y de Vera, en el mismo periodo, que vieron la luz en 1990.
Mientras tanto abordaba otros temas complementarios. Entre ellos
cabe la curiosidad por lo popular, que le llevó a recopilar canciones
y versificaciones presentando el libro Canciones y juegos de los niños de
Almería, de Florentino Castro Guisasola (Almería, 1973, 2ª ed. 1985,
3ª ed. 2004) o las tradiciones más o menos piadosas de la religiosidad
popular, en especial mariana, tratadas en varias publicaciones: La
Virgen del Mar vino a su ciudad (Madrid, 1987); La Virgen María en
nuestra tierra (Madrid, 1988) o Cincuentenario del templo de San Roque.
Almería, 1946-1996 (Almería, 1996). Los trabajos de encargo resueltos
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
con solvencia: Al servicio de Almería y su provincia. Historia del Monte de
Piedad y Caja de Ahorros (1900-1975) (Almería, 1975) o los que son
resultado de una confluencia de circunstancias e intereses: Los baños
de Sierra Alhamilla (Almería, 1980).
Trató los temas más dispares quizá como ensayo de síntesis e
integración en lo que fue el gran proyecto de su vida. De este modo, se
preocupó de investigar aspectos relacionados de una manera amplia con la
historia económica, volviendo una y otra vez a la historia local con trabajos
que ampliaban temas ya tratados, en especial de su querida comarca de
Los Vélez (“Primera iglesia y primeros cristianos de Vélez Rubio”, en Revista
Velezana, 2, 1983; “El señorío de los Fajardo en el Almanzora”; “Expulsión
de los moriscos de los Vélez”, en Revista Velezana, 8, 1989, etc.).
Tapia volverá en su última época a abordar la monografía local en
libros dedicados a Vera o a Tahal. Pero la ausencia de un cuerpo documental
amplio y accesible, el agotador esfuerzo de poder sintetizar tal cúmulo
de datos, la dificultad de resolver la infinitas dudas y contradicciones
que asaltan al historiador cuando se comparan los documentos y, sobre
todo, el inexcusable conocimiento de la realidad geográfica local, quizá
lo disuadió de enfrentarse a otros proyectos de esta índole.
La muerte le dejó sin ultimar la publicación del tomo XV de su
monumental Historia General de Almería y su provincia. Tampoco vieron la luz
una historia de su villa natal, Abla; un libro de cultura tradicional (“Cantes y
coplas en los pueblos almerienses”) y otro que iba a titular “Almería, pueblo
a pueblo”, basado en las notas dispersas que había ido recopilando en el
transcurso de los años y había venido publicando en la prensa.
Concepción de la Historia
Tapia pretendió aportar materiales para la compresión del
pasado más como ejercicio de reconocimiento y que de reflexión
sobre los problemas. No interpretó los hechos, los recogió lo más
fidedignamente posible, yuxtaponiendo a veces explicaciones dispares.
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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Cauteloso siempre frente a la
“historia sectaria”, estuvo cerrado
a toda crítica historiográfica
y a toda polémica social. De
hecho, reivindicó la “soledad
del historiador” frente a los
hechos. Por ello, no existe un
hilo conductor, una hipótesis
general o una teoría a defender
en sus investigaciones. Se trata
simplemente de completar el
rompecabezas con los datos.
M ás que un compromiso
histórico lo característico de
Tapia es el modo de narrar la
Portada de la obra que recoge las colabora- historia, una personalidad de
ciones de varios historiadores almerienses la que hará gala en sus mejores
con motivo del homenaje que se le tributó publicaciones. La unidad de
en octubrede 1986, aunque la edición de la
estilo la obtuvo a través de
obra se realiza en 1988
la peculiar personalidad y el
mundo referencial del autor (los temas más queridos -la historia
de la Iglesia, los moriscos, etc.-, el estilo irónico, socarrón a veces,
el método recopilatorio, narrativo incluso, escéptico y acumulativo
otras), consecuencia de un objetivo difuso e inviable que entonces
preparaba: la historia total, por completa, de Almería.
La labor histórica de Tapia queda incluida en una tradición centenaria
de aficionados a la historia, cuyo eje es posible seguir de Carpente
Rabanillo, Martínez de Castro, Joaquín Santisteban o Joaquín Delgado.
El personalismo, el aislamiento y la escasa integración académica y
organizativa de estos esfuerzos historiográficos impiden hablar de una
escuela historiográfica. Hay, no obstante, un clima intelectual e ideológico
y una precariedad material que los une en un movimiento más amplio,
el de una historiografía localista de la que Tapia es el colofón.
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
Labor personal
Por edad y por intereses, ausente en la historiografía del primer
franquismo (1939-1950), prácticamente copada por Juan Antonio
Martínez de Castro una vez muerto Florentino de Castro Guisasola
(1893-1945), con la estabilización económica inicia su producción
historiográfica junto a otros dos aficionados a través de una intensa
colaboración periodística (el dominico Joaquín Delgado y Fermart).
A la mejora general de las condiciones de vida, se van uniendo unos
mínimos intercambios y mejora en las comunicaciones, favorecidos
por el despegue del turismo.
Esta corriente sobrevive de manera personal, en un contexto de
nula institucionalización de la disciplina. Luego aparecerían el Colegio
Universitario y el Instituto de Estudios Almerienses, mientras tanto una
Tertulia Indaliana de diletantes polarizaba la menguada vida cultural
de la ciudad alrededor de la personalidad percevaliana.
E ste aislamiento fue resultado del menguado intercambio
intelectual propio de la época en ambientes provinciales, reforzado
aquí por el carácter del personaje. El alejamiento de círculos,
corrientes y amistades, fue particularmente importante sobre los
entonces jóvenes historiadores universitarios de los años 80. A la
crítica a una obra cuya magnitud y complejidad real desconocían,
se unió en correspondencia cierta desconfianza a su efervescencia
ideológica. Este profundo desencuentro, condenó injustamente una
labor inmensa a antigualla del pasado en una coyuntura de profundas
trasformaciones políticas, sociales, económicas y académicas. El Padre
Tapia pertenecía a un pasado del que se quería huir.
Tapia
no fue sólo el referente historiográfico provincial tanto
al interior como al exterior por muchos años (prácticamente en la
segunda mitad del siglo XX), sino también el interlocutor ante los primeros
investigadores extranjeros y el principal sintetizador de la historia local
de Almería y provincia.
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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El Padre Tapia y Vélez Blanco
E n marzo de 2014 se
cumplirán 100 años del
nacimiento del que fuera
párroco de Vélez Blanco, e
historiador insigne de nuestro
pueblo y también del conjunto
de las tierras de Almería,
José Ángel Tapia Garrido,
conocido como Padre Tapia
(Abla, 1914 – Almería, 1992).
Efemérides tan significativa
para nuestra Historia, Cultura
y Tradición, por tratarse de
un clásico, similar a lo que
representa para Vélez Rubio
la figura del historiador
Fernando Palanques y Ayén,
de quien en este 2013 se
celebran los 150 años de su
El padre Tapia posando con Vélez Blanco al nacimiento, exige una especial
fondo.
atención y recuerdo, por sus
repercusiones no sólo en
Vélez Blanco –y su comarca-, sino en el conjunto de la provincia de
Almería y, por extensión, en el Sureste entero.
Tratar de acercarnos, de manera breve, a la repercusión de la vida
y obra del Padre Tapia en Vélez Blanco, supone hacerlo de aquel que,
a la temprana edad de 31 años –recién ordenado sacerdote- arriba al
pueblo, como párroco, en 1945, y así hasta 1955, en que marchará
a Berja. Durante esos diez años no sólo realizará el ejercicio de su
ministerio pastoral, sino que nacerá en él un profundísimo sentimiento
de velezanía y de comunión con lo velezano –e incluso más íntimo
aún, por todo lo estrictamente blanquinoso: villa, huerta y campo- que
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
El padre Tapia paseando por la Corredera de Vélez Blanco acompañado de sacerdotes
y vecinos del pueblo.
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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le acompañará toda la vida, y una voluntad clara de conocimiento de
la historia local, lo que le conducirá a investigarla y estudiarla y, con
ello, andando el tiempo, a escribirla.
Su venturosa labor como párroco –en la de Santiago y en las
ermitas rurales del término- es de todos recordada y manifestada, en
plena postguerra: recuperación, entre otras, de las tradiciones de la
Semana Santa -1946-, incluidas las imágenes titulares, y la del Santo
Cristo de la Yedra -1948- (destruido en 1936, durante la Guerra Civil);
construcción de la ermita nueva de Derde en 1950 (la vieja había sido
destruida en 1936, mientras la Guerra) y restauración de la parroquial
de Santiago, en 1954.
Sus funciones como párroco y sus desvelos por el pueblo, en todos
los órdenes, fueron premiadas por el Ayuntamiento de Vélez Blanco en
1955, declarándolo Hijo adoptivo. Y él, en agradecimiento, escribirá el que
fue su primer libro, y según refiere, el más querido, el predilecto: Vélez
Blanco, la villa señorial de los Fajardo, siendo la 1ª edición de 1959. Y del que
existen dos ediciones más: la 2ª, de 1981, ampliada y mejorada por él; y
que tuvo una difusión masiva entre la población y ayudó sobremanera
al conocimiento del libro; y la 3ª, de 1994, una vez ya fallecido, incluido
un anexo nuevo de información, por parte de los editores.
Un libro en el que no sólo se narra la historia de Vélez Blanco, sino
la total de su marquesado (en particular, en la época de mayor esplendor:
con la familia de origen murciano de los Fajardo al frente, y la capitalidad
histórica del señorío); y que constituye un joya imperecedera por su
maestría y muestra de un profundo amor por nuestro pueblo. El libro
fue, además, un acicate –fundamental- para que Gregorio Marañón
redactara la que sería su obra póstuma (1960), Los tres Vélez, sobre los
tres primeros marqueses de los Vélez, tal y como refiere explícitamente
el propio Marañón.
Andando los años marcharía Tapia de Vélez a otros lugares del
obispado almeriense, y a la misma ciudad de Almería, pero ya siempre
18
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
mantuvo su ligazón con Vélez
Blanco, tal y como se puede
comprobar en su dilatada obra
Historia General de Almería y su
Provincia, donde son numerosas
las referencias a todo lo velezano,
con nuevos datos y aportaciones,
a partir de nuevas fuentes y de
una dedicación exhaustiva a la
materia.
Incluso entre la documentación e investigación realizada
por el Padre Tapia parece ser que
existía el germen –inédito- de lo
que pretendía ser una Historia
General de los Vélez (con nuevos
Portada del libro Vélez Blanco, la villa señodatos y muy importantes, en
rial de los Fajardo, edición segunda, 1981.
particular de la etapa musulmana).
Así lo trató con Manuel Díaz Martínez, jurista y funcionario velezano,
que le ayudó en los 60, 70 y 80 en labores de logística, de suministro
de información y proporcionándole fotografías. También publicó, en los
80, en Revista Velezana, evidencia de su permanente contacto.
El reconocimiento del pueblo Vélez Blanco (amén del realizado
en 1955) hacia su persona tuvo una expresión muy brillante en el
verano de 1988 –cuatro años antes de su fallecimiento-, cuando,
al celebrarse el V Centenario de la anexión/incorporación a
Castilla (1488-1988) del reino nazarita de Granada, incluido el
sector oriental (buena parte de la actual provincia de Almería, con
nuestras tierras), se le rindió un sentido homenaje por parte del
Ayuntamiento: se le dedicó, con el nombre de Placeta del Padre
Tapia, la que popularmente se conocía como Placeta del señorito
Dionisio, en el centro del pueblo, frente a la antigua Casa de la
Justicia, propia de la época marquesal.
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
19
También por la Iglesia, con su párroco al frente, el marianista Padre
Emilio Cárdenas Díaz de Espada se le rindió ese mismo día un homenaje,
con celebración eucarística incluida, en la que –a modo de resumen
perfecto de la vida de Tapia: párroco e historiador- el sermón consistió en
hacerle una entrevista en donde explicó lo que era para él Vélez Blanco,
su historia, su iglesia y sus gentes. A modo de anécdota, ese mismo día
se le “entregó” un libro que él (el Padre Tapia), en 1954, había enterrado,
como testigo, en los cimientos de la Tercia (con la restauración de la Iglesia
de Santiago en 1954), y que, casualidades de la vida y como si fuera un
pequeño tesoro, apareció al realizarse la restauración del templo en 1988.
Ese libro está hoy depositado en el Archivo Parroquial de Santiago, el
Archivo del que tantos datos él extrajo para redactar la vida e historia de
Vélez, así como la vivencia cristiana de esta comunidad.
Sin duda, la historiografía actual y sus medios, han superado muchas
de las aportaciones del Padre Tapia, pero éstas tienen –siguen teniendoel mérito incuestionable de ser las primeras y de referir, hasta entonces,
ámbitos completamente ignotos de nuestra historia, lo que reafirma su
valor. De ahí que hayan permitido el avanzar en líneas de investigación
que él apuntó o que sugirió. Pero no sólo debemos acercarnos a su
persona desde el ámbito estrictamente histórico, porque también hay
en su obra velezana otros enfoques posibles (geográfico, lingüístico,
artístico, cultural, religioso, de tradición festiva e incluso antropológica,
y costumbrista) de permanente vigencia. En una palabra, su papel para
con la cultura velezana constituye el de ser un auténtico clásico, de
necesaria y muy recomendable lectura, en todo momento.
No en vano, referir su vida y obra –y su ligazón con Vélez Blancosupone adentrarnos en el alma del pueblo en pleno siglo XX, un
territorio –una geografía, un paisaje- y unas gentes –un paisanaje- que
él se encargó de definir así, en 1959, de manera concisa, plena y certera:
Vélez Blanco, nieve y sol en las cumbres, paz y amor en las almas.
Formentera, marzo de 2013
Ángel Custodio Navarro Sánchez
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
El Padre José Ángel Tapia Garrido,
hijo adoptivo de Vélez Blanco
El 27 de julio de 1945, el periódico “Yugo” recogía la noticia de
la toma de posesión como cura de la parroquia de Santiago por parte
del doctor José Ángel Tapia Garrido, hasta entonces catedrático del
seminario diocesano de San Indalecio. En el artículo “Importantes
inauguraciones de carácter cultural y político en Vélez Rubio, Vélez
Blanco y Serón” (Yugo, 18-7-1951), se recoge el dato que el Padre Tapia
bendijo la biblioteca “Federico de Motos” el día de su inauguración
en presencia del entonces gobernador civil y jefe provincial del
Movimiento, Manuel Urbina Carrera, y que “Un hijo del que fue
ilustre patricio de este pueblo, don Federico de Motos, agradeció al
Gobernador y al Alcalde el haber llevado el nombre de su padre a la
biblioteca que se había inaugurado”.
A partir del año 1952 aparecen en “Yugo” artículos firmados por
el Padre Tapia, tanto de temática religiosa, v.g. su “Glosario litúrgico”,
como sobre historia. En una página entera de “Yugo” de 6 de julio
de 1952 sobre Vélez Blanco, Tapia aporta un artículo sobre la Cueva
de los Letreros, afirmando que, por una parte, un artículo publicado
unos días antes estaba plagado de errores que el propio Tapia quería
corregir con este artículo y que un artículo anterior suyo había ”tenido
la virtud de despertar en nuestras autoridades una inquietud ejemplar
por proveer su conservación”, refiriéndose a las gestiones que, en
1953, llevaran a la colocación de una verja y una cornisa por parte
de la Diputación Provincial. Tapia aporta una información curiosa
referente al nombre de Cueva o Piedra de los Letreros: “tomado del
nomenclátor popular, que así la designa; pero con distinta intención,
pues el vulgo se refiere a los “letreros”, con que los ignorantes e
incultos en su piedra a lápiz dejan el acuse de su lamentable visita”.
También informa de que en la cueva se habían hallado tres cráneos
que “dan una base para estudiar la existencia de tipos negroides en
el sudeste peninsular, y constituyen un quebradero de cabeza para
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
21
los etnólogos por la aparición de un cráneo feminino de raza distinta,
en el mismo yacimiento.” Tapia alertaba de que el agua destruyera
las pinturas rupestres y que “los pastores con sus fogatas las ahuman,
los niños las pican con piedra, y se dio el caso de un miliciano, que
quiso arrancar una figura a punta de navaja para reglararla a su novia.”
Hablando de otros yacimientos, alaba la labor de Federico de Motos,
cuyos hallazgos se encuentran en el Museo de Prehistoria de Valencia
y el Museo Arqueológico de Sevilla, afirmando que Henri Breuil se
llevara materiales de la Cueva de Ambrosio a París.
En la entrevista “La comarca de los Vélez, muestrario de culturas”
(Yugo, 28-4-1955), el Padre José Ángel Tapia Garrido contestaba a
una pregunta por los yacimientos arqueológicos que “Es un muestrario
de culturas. Tenga en cuenta que es el paso natural de Levante a
Andalucía”, destacando como lo más antiguo “Las huellas del hombre
del Paleolítico Superior, cultura solutrense, en la cueva de Ambrosio y
alrededores. Hace veinte mil años”. Además, aporta el dato de que la
corporación municipal “trabaja por conseguir la propiedad de las ruinas
del castillo y conservar lo que queda en pie”. Una vez reconstruido el
castillo en todo o en parte, el Padre Tapia apostaba por ubicar allí un
museo arqueológico comarcal. Y hablando ya en aquel entonces del
turismo, el Padre Tapia analizaba la estratégica situación de la comarca
de los Vélez, dado que “la cruza la ruta vital que une Levante con
Andalucía. En la encrucijada de Vélez Rubio se ven en un día más
turistas que en algunas ciudades durante semanas”, recomendando “Si
los turistas conocieran la zona mejor por la propaganda adecuada, se
detendrián en Vélez Rubio más, subirían a Vélez Blanco y acabarían
en María. Además del tesoro artístico, el paisaje es encantador. Vélez
Rubio se enfrenta con el majestuoso monte Mahimón. Vélez Blanco es
un balcón colgado a mil metros sobre horizontes maravillosos, María
es el techo de esta comarca con rincones serranos estupendos. La
ubicación del Santuario de la Virgen de la Cabeza es única. Extensas
manchas forestales cubren en la Dehesa de María, en las Almohallas
de Vélez Blanco”. Referente al veraneo, el Padre Tapia destacaba:
“Vélez Blanco y María, por su posición, 1.000 y 1.200 metros de
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
altitud, aguas estupendas y clima sanísimo, son buenas estaciones
veraniegas. Sólo las utilizan los hijos del pueblo que viven fuera, y,
María, los murcianos. No hay nada ordenado y explotado en este
sentido”. Del folklore destacaba los bailes y cantos regionales y las
“añejas costumbres religiosas y cívicas bastante bien conservadas”.
Referente a su nombramiento como hijo adoptivo, y según consta
del correspondiente libro de actas de sesiones del ayuntamiento,
el 10 de agosto de 1955, a las 18’00 horas, bajo la presidencia del
alcalde Miguel Ballesteros y con la asistencia del secretario Ramón
Gea Aránega y de los concejales Luis Bañón Fernández, José Martínez
Merlos, Pedro Motos Egea, Florián Díaz García, Dionisio Motos Guirao,
José Gómez Ruzafa, José García Puche, Isidro Serrano Martínez y
Gregorio García Rodríguez, se trató como punto tercero una moción
de la alcaldía-presidencia del tenor siguiente:
“Es un ineludible deber de los pueblos expresar por medio de actos
y de hechos su agradecimiento a aquellas personas que cooperan al
engrandecimiento y bienestar de los mismos, poniendo a su servicio su
inteligencia, su cultura y su esfuerzo físico. Motiva el párrafo precedente, mi
pensamiento, fruto de lo que he venido observando desde mi estancia en
esta localidad y especialmente durante mi actuación como Alcalde-Presidente
relacionado con la gran actuación en este Municipio del Sr. Cura Párroco Don
José Ángel Tapia Garrido, tanto en el ejercicio de su ministerio como en todos
los actos de la vida ciudadana, en los que ha sido precisa y conveniente su
intervención, por iniciativa propia y a instancia de autoridades, organismos
o particulares, llevando la palabra de la Iglesia para provecho espiritual y
material de todos los vecinos y cooperando con gran entusiasmo con las
demás autoridades y organismos en la consecución de diversas e importantes
mejoras para el pueblo.- Ello, conforme a mi modo de enjuiciar, que no
dudo diferirá en nada con el de los demás miembros de la Corporación y
el de todo el vecindario, tiene un matiz altruista, un afán de conseguir la
mejora del bien común que se sale de los límites de la actividad corriente
de las personas y, por tanto, merece, a mi juicio, una recompensa o premio
especial.- Resumiré las actividades de indicado ministro de la Iglesia, que
me son conocidas: Capellán del Frente de Juventudes. Actuación destacada
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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en todos los actos de los organismos del Movimiento. Intervención en la
consecución de las obras de construcción del Hogar rural con la subvención
del Gobierno Civil. Capellán de la Hermandad Sindical Mixta de Labradores
y Ganaderos. Llevó a cabo la elección canónica de la Hermandad. Promotor
y organizador de las fiestas en honor del Patrón de la Hermandad San Isidro,
que se celebran desde el año 1951, el 15 de mayo. Promovió e impulsó las
obras de construcción de la Iglesia Parroquial de Santa Gertrudis de Derde.
Llevó a cabo las obras de restauración de la Iglesia Parroquial de Santiago, y
el adorno de la misma. Promotor de la instalación de un reloj público nuevo
en la torre-campanario de la Iglesia Parroquial de Santiago, recabando la
aportación económica del Ayuntamiento, Hermandad Sindical de Labradores
y Ganaderos y Comunidades de Aguas. Llevó a cabo obras de ampliación
y adecentamiento del cementerio parroquial con subvención y anticipo
del Ayuntamiento. Gestionó, juntamente con las autoridades locales, en
los organismos oficiales provinciales y centrales, diversas mejoras para el
pueblo, entre ellas, la creación de la Estafeta mixta de Correos y Telégrafos,
ya instalada, la restauración del castillo y la terminación de las obras del
camino de la Diputación del Piar. En todos los actos oficiales fué destacada
su colaboración llevando la representación de la Iglesia. Viene publicando
en el periódico Yugo de la capital numerosos artículos de divulgación acerca
de la prehistoria local costumbres locales, entre ellas, la cuadrilla de ánimas,
pasos de Semana Santa, reorganización de la Hermandad del Santísimo
Cristo de la Yedra, etcétera”.
En una sesión extraordinaria de 9 de septiembre de 1955, a
las 18’00 horas, el secretario del ayuntamiento, juez-instructor del
correspondiente expediente dio cuenta de las diligencias necesarias
practicadas y de que, el 27 de agosto, había formulado el dictamen de
tomar el acuerdo del nombramiento de Hijo adoptivo, publicándose
un bando para conocimiento de todo el vecindario. Al expediente se
incorporaron varios certificados, como el del Cabildo de la Hermandad
Sindical Mixta de Labradores y Ganaderos acreditando de que el Padre
Tapia era el capellán de dicha hermandad, haber llevado a cabo la
elección canónica de la Hermandad y ser el promotor y organizador
de las fiestas de San Isidro que se celebraban desde el año 1951 el 15
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José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
de mayo. El Padre Tapia fue también socio de la Sociedad Cultural y
Deportiva. Especial agradecimiento hubo por parte de la hermandad
del Santo Cristo de la Yedra por haber reorganizado esta hermandad
y que “las tradicionales fiestas que se celebran el 14 de septiembre en
honor del Santo Cristo de la Yedra debido a la incesante actividad del
Sr. Tapia Garrido, van adquiriendo cada año mayor realce y esplendor”.
El alcalde pedáneo de la Diputación de Derde acreditó que el
Padre Tapia había sido el promotor de la reconstrucción de la parroquia
de Santa Gertrudis con la cooperación de todos los feligreses. El
ayuntamiento certificó que el Padre Tapia había sido el promotor de
la adquisición de un reloj público instalado en la torre-campanario
de la iglesia de Santiago y de las obras de ampliación, reparación
y embellecimiento del cementerio parroquial y de la instalación
del cementerio civil. La delegación local del Frente de Juventudes
aseguraba que José Ángel Tapia había cooperado con el alcalde y el
jefe local del Movimiento para obtener ayudas para la construcción
del Hogar rural. Finalmente, el alcalde pedáneo de la Diputación Piar
confirmó las mejoras hechas por iniciativa del Sr. Tapia Garrido en el
cementerio y en la iglesia de esta pedanía.
El
pleno tomó la decisión de nombrar al Padre Tapia Hijo
adportivo de la villa en un acto solemne con la entrega al interesado
de los atributos acreditativos de tal distinción.
El 16 de septiembre de 1955 apareció en la página 5 del periódico
“Yugo” un artículo titulado “Las Bodas de Oro de la Adoración
Nocturna”, donde se recoge el dato de que, el 11 del mismo mes, en
el salón de sesiones del ayuntamiento, tuvo lugar el acto de despedida
del Padre Tapia. “Dió comienzo el mismo con unas palabras del
señor Alcalde y Jefe local del Movimiento que glosó la magnífica
labor llevada a cabo por el Padre Tapia durante su estancia en ésta,
motivo por el cual, había solicitado de la Corporación que preside, el
nombramiento del Padre Tapia como hijo adoptivo de ésta; petición
que la Corporación había concedido por unanimidad. A continuación
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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y visiblemente emocionado, habló el Padre Tapia Garrido, que tuvo
sonoras frases de gratitud para todos y en especial para quienes
hicieron posible su fructífera labor. Agradece al Ayuntamiento la
distinción que le hace y promete seguir siendo para Vélez Blanco un
velezano más, y que como representante que era del señor Obispo
en su puesto de servicio, a éste ofrecía el honor que se le confería,
a quien rogó se dignara aceptarlo”. El obispo, don Alfonso Ródenas
García, cerró el acto “con unas palabras de agradecimiento al pueblo y
a las autoridades que de forma tan elocuente habían sabido reconocer
la eficiente labor realizada por el Padre Tapia”. El 16 de septiembre
tuvo lugar la toma de posesión del nuevo cura párroco don Gonzalo
Rodríguez Martínez en presencia del Padre Tapia. Finalmente, en
el “Yugo” de 25 de septiembre, se publicó el artículo “Despedida
del Párroco Rdo. Sr. don José Tapia Garrido”, hecho que se había
producido cinco días antes, congregándose numerosos vecinos y las
autoridades locales a las diez de aquella mañana en la iglesia para
asistir a la misa oficiada por el Padre Tapia. “Terminada la Misa, todos
los fieles en sentido y espontáneo acto de despedida besaban la mano
al doctor Tapia Garrido, entre lágrimas y sollozos”.
En una interesante entrevista publicada en “Yugo” el 26 de
septiembre de 1955, el Padre Tapia respondía a la pregunta si
había sentido dejar su parroquia: “Mucho, después de diez años de
convivencia con los velezanos. Me encariñé con la parroquia y no
sólo con las obras estrictamente parroquiales, sino con otras muchas
cosas de Vélez, que han ocupado mi atención.” Contestando a que
si había conocido a fondo su feligresía, Tapia decía que “En tanto
tiempo, me he podido dedicar a todo. He repasado una y mil veces
el paisaje y sus habitantes. A mil metros de altura el paisaje tiene
panoramas de maravilla. Los hombres conservan su añeja hidalguía.
Y todos, paisajes y hombres, ganan el corazón. Me ha costado mucho
trabajo separarme de ellos.” Preguntado por sus investigaciones
sobre la historia del marquesado, Tapia afirmaba que “La historia y
prehistoria de su comarca me son muy conocidas. Las he estudiado
con cariño. Y fruto de esta dedicación a su conocimiento son los
26
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
artículos que publiqué en Yugo acerca de la prehistoria de Vélez
Blanco, y los publicados últimamente sobre el Marquesado de los
Vélez. De estos últimos pienso editar un libro, que llevará por título
“”Los Fajardos y el Marquesado de los Vélez”; proyecto editorial que
finalmente sería mucho más amplio y se publicaría cuatro años más
tarde como “Vélez Blanco, villa señorial de los Fajardo”. A la pregunta
si los feligreses habían sentido su despedida, el Padre Tapia afirmaba
que “Han pagado con creces mis desvelos por su bien espiritual, y mi
dedicación a sus cosas, haciéndome hijo adoptivo, el galardón más
preciado por mí. Con esto me han ligado aún más a Vélez Blanco, y
en lo poco que pueda, seguiré sus problemas con cariño. Preguntado
por los problemas de Vélez Blanco, José Ángel Tapia señalaba dos
áreas que todavía 70 años después marcan los programas de desarrollo
local: “Dos principales. El histórico-artístico y el económico. Del
primero acucia la conservación de lo que queda aún del castillo. Es
una obra urgente, si no se quiere perder lo que hay, mucho y bueno.
Y la exploración y estudio de los muchos y muy ricos yacimientos
prehistóricos, de diversas culturas, que esperan la mano que los desvele
y estudie. Se puede hacer una obra cultural muy buena, y cuanto más
tiempo pase, se perderán más elementos. De los económicos acucia la
revalorización de su agricultura, con caminos que pongan la huerta al
alcance cómodo de los trabajadores, presas de contención, acequias
y nuevos cultivos.”
Tal como mencionaba el Padre Tapia en esta entrevista, durante
algunos meses del año 1955 había publicado en “Yugo” 26 breves
artículos bajo el título “Noticias del Marquesado de los Vélez”, siendo
el último “Otros Fajardos famosos-El médico de su honra”-La estirpe
de los Fajardos-Pervive el blasón de las ortigas” (15-9-1955), el cual
termina de esta manera: “El apellido Fajardo se anegó entre otros
apellidos famosos, las estructuras de sus más famosos epónimos se
disolvieron en polvo de sepulcro, y la mansión señorial muestra al
cielo sus entrañas desgarradas por el egoismo y la incomprensión.
Sólo está en alto el blasón célebre de las ortigas sostenido por el
pueblo de Vélez Blanco como carta real de su antigua grandeza
José Ángel Tapia Garrido, el Padre Tapia
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y pregón perenne de su
hidalguía sin par. Llora el
pueblo a la estirpe que
se fué, respondiendo a
la llamada del tiempo,
lamenta la ruina de su
casa solariega, y se gloria
con el blasón que ostenta
y pregona su alto y limpio
origen. El blasón de las
tres ortigas, altavoz del
glorioso apellido Fajardo,
es el escudo de Vélez
Blanco.”
E n el marco del
V centenario de la
incorporación de Vélez
Blanco a la Corona
de Castilla, en agosto
de 1988, se le dedicó
l a P l a c e t a d e l Pa d r e
Tapia, descubriendo la
correspondiente placa
el entonces alcalde
José Joaquín Martínez
López en presencia del
homenajeado.
El Padre Tapia en la placeta de su nombre. Descubriendo la placa el alcalde José Joaquín Martínez López.
(Foto gentileza de Dña. María del Mar González Tapia).
Dietmar Roth
2º Teniente de Alcalde
Concejal de Hacienda,
Cultura y Turismo

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