Trabajo de Fin de Grado

Transcripción

Trabajo de Fin de Grado
Actividad física: una
solución a los problemas
derivados del embarazo
TRABAJO DE FIN DE GRADO
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Autora: María Victoria López Muñoz
Centro Universitario: Escuela Universitaria Gimbernat-Cantabria
Tutora: Nagore Gantxegi Venturini
Fecha de entrega: 18 de Septiembre de 2013
Indice
Resumen .................................................................................................................................. 3
Introducción ........................................................................................................................ 3 - 5
Métodos .............................................................................................................................. 5 - 6
Resultados .......................................................................................................................... 7 - 9
Discusión ......................................................................................................................... 10 - 11
Bibliografía ...................................................................................................................... 12 - 13
2
Resumen
Introducción: Diferentes problemas pueden aparecer a las mujeres embarazadas,
dependiendo de los factores de riesgo que tenga cada mujer. Su solución y/o prevención es,
actualmente, motivo de investigación. ¿Puede ayudar la actividad física (AF) en el dolor de
espalda, cambios posturales, dolor perineal, incontinencia urinaria y fecal, prolapsos,
trastornos sexuales, ganancia de peso, recuperación del suelo pélvico tras el parto, entre
otros?. El objetivo de esta revisión es analizar y sintetizar los artículos científicos más
recientes y fiables sobre AF, contrastando con otros métodos de tratamiento, aplicados al
dolor de espalda (LBP) y/o dolor pélvico (PGP). Métodos: se llevó a cabo una búsqueda
sistemática de publicaciones en la base de datos PubMed y PEDro, incluyendo artículos
desde 2003 a 2013, en Inglés y Español. Solo se seleccionaron aquellos con un alto nivel de
evidencia científica y que correspondiesen con el tema de estudio. Resultados: la AF es eficaz
como prevención o tratamiento de LBP/PGP, al compararse con un tratamiento estándar.
Aunque su combinación con acupuntura, fisioterapia, u otros métodos, llevará a una pronta
recuperación de la mujer. Es necesaria una investigación estricta y homogénea en cuanto al
tiempo de tratamiento, tipos de ejercicios y diferenciación entre PGP y LBP.
Abstract
Introduction: Several problems may appear to the pregnant population, depending on the
risk factors every pregnant has. There are numerous studies which have investigated if these
bothersome could be solved and/or prevented by physical activity (PA). It can be highlighted:
back pain, postural changes, perineal pain, urinary incontinence, fecal incontinence,
prolapses, sexual disorders, weight gain, pelvic floor recovering afther birth, as the most
important ones. The aim of this review is to analyze and synthesize the most recent and
reliable findings about PA, in contrast with other kind of treatments for dealing with or
prevent low back pain or pelvic girdle pain (LBP & PGP) in pregnancy. Methods: a systematic
search of published articles on PubMed and PEDro databases was performed, including
articles from 2003 to 2013 in English and Spanish. Only those with a high evidence level and
according to the topic of interest, were selected. Results: PA is effective as prevention or
treatment of LBP/PGP, when compared to standard treatment. Although its combination with
acupuncture, physical therapy, and other methods will lead to a speedy recovery for the
women. Strict and uniform research is needed, clarifying what kind of exercises are better
and distinguishing between PGP and LBP.
Introducción
El embarazo y el postparto son dos momentos ligados e importantes en la vida de toda
mujer, de intenso cambio para la madre, con un gran componente emocional en la mayoría
de las mujeres. La futura madre tiene que ser consciente de que estos cambios van a
producirse, con mayor o menor repercusión en su calidad de vida. Pero también es un
momento ideal para implementar un cambio en su estilo de vida, ya que el contacto con
servicios médicos es frecuente y hay mayor receptividad a mensajes saludables1, 2.
3
Es responsabilidad de la madre llevar a cabo una vida lo más sana y menos dañina posible,
para el bebé. El equipo sanitario deberá aconsejar, orientar y explicar los determinados
riesgos que pueden aparecer durante su embarazo y las estrategias para prevenirlos3.
El ejercicio o actividad física (AF) en el embarazo no solo es importante por el control del
peso que conlleva, si no que supone una prevención/tratamiento de enfermedades
cardiovasculares, hipertensión, diabetes gestacional, etc. Además, puede ayudar a otras
patologías relacionadas con el aparato locomotor de la mujer: dolor de espalda (LBP), pélvico
(PGP), incontinencia urinaria, entre otros1.
Otros efectos no menos importantes son: aumento de la capacidad aeróbica, muscular (lo
cual es muy óptimo para las embarazadas, ya que facilita el parto al tener un suelo pélvico
más fuerte, y hace que la recuperación postparto sea más rápida y eficaz)4.
A pesar de lo que se creía, las mujeres embarazadas sanas deben mantenserse activas
durante su embarazo, puediendo continuar con la AF previa, sin riesgo para el feto; ya que la
FA es beneficiosa tanto para la madre como para el feto. Hay algunos estudios que
demuestran que una actividad de alto impacto en el 3º trimestre, conlleva un riesgo de
aborto (alto impacto = tener los dos pies en el aire a la vez, por ejemplo: correr)5.
La ACOG (American Congress of Obstetricians and Gynecologists) recomienda AF moderada,
al menos tres veces por semana, con duración mínima de 15 minutos por sesión, en
embarazadas sanas. Debería ser de bajo impacto, y regular. Y añade, que se deberían evitar
ejercicios que sean realizados sobre la espalda, en el 2º y 3º trimestre, pero no en el 1º. Esto
aumenta la satisfacción y calidad de vida de la madre durante el embarazo. Caminar es el
ejercicio más elegido en el embarazo, seguido de aerobic, natación, montar en bici y a
caballo6.
No podemos caer en el error de pensar en LBP y PGP como una entidad conjunta. No solo
tienen síntomas, prevalencias y pronósticos diferentes, sino que requieren un abordaje
diferente, pudiendo empeorar si se tratan de forma indistinta7.
Por tanto las cifra varían según el estudio diferencie o no. En el embarazo la prevalencia es de
20% y de 50% - 80%. Tras el parto, 7% y 40% (PGP y LBP respectivamente)8,9.
También es importante valorar la adherencia de las mujeres embarazadas a los programas de
AF. Gjestland et al 10 habla sobre la adherencia de las mujeres a las guías de ejercicios. Y vio
que su práctica, 1-2 veces a la semana estaba asociado con menor prevalencia de LBP y
depresión, mientras que una frecuencia superior o igual a 3 veces por semana, estaba
asociado a una menor prevalencia de PGP.
En el 1986, MacLennan et al 11 explicó que el dolor de espalda en la embarazada tenía una
etiología multifactorial: cambios hormonales, aumento de peso, LBP previo al embarazo,
alteración de la fuerza y la coordinación activa de los músculos abdominales. Así como otros
factores de riesgo potencialmente modificables (trabajo con cargas, etc.) por tanto, su
abordaje supone también conocer que factores de riesgo pueden agravar la patología,
impidiendo su curación, aunque se estén empleando las herramientas adecuadas.
4
Mientras que PGP es más intenso en el embarazo, LBP parece ser más severo y común
después del parto, sin embargo tiene buen pronóstico. Katonis et al sostiene que el LBP es
menos incapacitante que el PGP y que requieren tratamientos diferentes7.
Durante el 3º trimestre es cuando se producen los cambios más notorios en la mujer. El feto
crece el 50% de su tamaño y junto con el crecimiento del pecho, el centro de gravedad se
desplaza hacia anterior, provocando un aumento de la curva lumbar (lordosis) y causando
molestias en miembros inferiores, dolor lumbar (LBP) y pélvico (PGP)12.
Ademas aumenta la demanda de músculos como: abductores, extensores de la cadera y
flexor plantar del tobillo, durante la marcha12.
El dolor característico del PGP suele ser entre las espinas iliacas posteriores y pliegue glúteo.
Puede radiar a la articulación sacro-iliaca (ASI) y la parte posterior del muslo. Incluso la sínfisis puede estar incluida. Suelen quejarse al andar13. Los músculos que estabilizan la pelvis
son: 1) extensores de la espalda, 2) abdominales y 3) extensores de cadera. Todos ellos forman el cierre de fuerza, y deben trabajarse para mejorar la sintomatología, ya que refuerzan
la estabilidad de la pelvis14.
Resaltar también que, en el embarazo, los abdominales se alargan para acomodarse al
tamaño del bebé, causando fatiga y resultando en una carga extra para la columna, ya que
aumenta el peso del tronco. Se cree que la debilidad del glúteo medio está muy relacionada
con LBP15.
El objetivo de este revisión no es más que evaluar el efecto que tiene el ejercicio en la
prevención y/o tratamiento de LBP y PGP, en comparación con otras técnicas.
Métodos
Una vez seleccionados los criterios de interés, a saber: dolor lumbar (LBP) y dolor perineal y
pélvico (PGP), se utilizaron PubMed y PEDro, como bases de datos principales. En ambas,
cada término seleccionado (LBP/PGP) se combinó con "pregnancy" o "postparto" y "physical
activity", "excercise" y "physical therapy". Por ejemplo: "low back pain + pregnancy + physical
therapy" sería una posible combinación de búsqueda.
En PubMed, se filtraron los resultados según la fecha de publicación (máx. 10 años antes), el
idioma (Inglés y/o Español) y la disponibilidad (Free Full Text Available).
En PEDro, la cantidad de resultados fue menor, y los que se seleccionaron como interesantes,
estában disponibles en PubMed, por lo que PEDro no proporcionó resultados que no
estuvieran repetidos.
Las búsquedas se dividieron según el tema: LBP y PGP. Aunque finalmente los resultados se
unieron, para facilitar el diseño del diagrama de flujo, figura 1, donde viene representada
dicha búsqueda. En la primera búsqueda, la cantidad total de articulos fue de 542. En la
lectura del “título y abstract“, se vio que una gran cantidad estában repetidos y/o no
interesaban desde el punto de vista de la revisión, abordaban otro tema diferente, o no
cumplían los criterios de inclusión. Por tanto, se seleccionaron 80 artículos, como
interesantes. De estos, 63 quedaron eliminados al no ser ensayos clínicos. Y de los 17
5
ensayos clínicos, 6 fueron elegidos para hacer la revisión, porque el resto no encajaban con el
tema.
Los estudios incluidos fueron valorados en cuanto a su calidad metodológica. Para ello se
utilizó la escala CASPe, con un protocolo de evaluación compuesto por 11 criterios. Cada
criterio se valora con una de las tres respuestas: “si“, “no“, “no se“.
En la tabla 1 se muestran los distintos resultados de los ensayos clínicos incluidos. Todos
resultaron tener una puntuación superior a 5/11.
Los criterios de inclusión fueron: enayos clínicos aleatorizados, estudiar la aplicación de
diferentes técnicas para el tratamiento de LBP,PGP o ambas combinadas, comparar
ejercicio/AF con otros métodos (acupuntura, fisioterapia, cuidado estándar, etc), en mujeres
en embarazo o postparto, tener una evidencia por encima de 5 en la escala CASPe.
BÚSQUEDA ELECTRÓNICA
542 ARTÍCULOS
EXCLUÍDOS
462
No cumplían los
criterios de
inclusión.
80
- 29 cohortes
-13 revisiones
-18 est.
Transversales
-2 guías
-1 estudio de
un caso
EXCLUÍDOS
63
17
EXCLUÍDOS
11
ENSAYOS DEFINITIVOS
6
Tto: tratamiento.
Figura 1.
6
-2 tto. Biopsicosocial
-1 tto. Yoga vs Stretching
-2 diabetes
-4 calidad de vida
-1 efectos adversos
-1 ejercicios acuáticos
Resultados
Los ensayos clínicos de esta revisión son muy heterogéneos, ya que varían en cuanto a los
métodos de tratamiento que comparan (siendo ejercicio, acupuntura, cuidado obstétrico
estándar, fisioterapia, los que más se repiten), las semanas de gestación (varían entre las 2428, <20 , 12-31 semanas), el número de muestra (257, 855, 386, 88 mujeres). Lo más
homogeneo son las variables que se estudian, destacando el dolor y la discapacidad. Incluso
los criterios de inclusión no son unánimes, pues 4 no diferencian entre LBP y PGP, uno se
centran solo en PGP, y el ensayo restante trata LBP.
Al haber tanta diferencia entre artículos, dificulta la comparación entre ellos. Sin embargo,
tomando como criterio las diferentes intervenciones en las distintas poblaciones junto con
sus resultados, se puede afirmar que 5 de los 6 artículos (1º,2º,3º,5º y 6º) introducen un
grupo donde una actividad física es comparada con otro tratamiento.
Si bien, los resultados no siempre son favorables, ya que en el ensayo de Eggen et al16 (1º)
(n=257), no se vio diferencia significativa en la prevalencia de LBP/PGP, tampoco una
reducción en la variable dolor (NRS= Numerical pain Rating Scale) y/o discapacidad (RolandMorris). La media estimada (de la diferencia) entre grupos fue: para la intensidad del dolor
en la mañana, -0.4 (95% CI= -0.8 a 0.1); para la intensidad del dolor en la tarde, -0.4 (95% CI=
-1.0 a 0.2) y para la discapacidad, -1.0 (95% CI= -2.2 a 0.0). Por tanto, se vio una mínima
tendencia a la mejoría de la discapacidad en el grupo de “ejercicio“ (ejercicios de control
motor y de estabilización de la columna lumbar). En este ensayo, aunque las variantes entre
mujeres son homogéneas, había más mujeres con intensidad severa de LBP, en el grupo
“ejercicio“.
En el ensayo de George et al17 (2º) (n=169), tampoco se hace distinción entre LBP y PGP, y se
cuenta como una única entidad. Sin embargo, los resultados de las variables (dolor y
discapacidad), fueron más bajas al final de la intervención en el grupo MOM (multimodal:
ejercicio, terapia manual y educación), que en el que recibió una cuidado obstétrico estándar
(STOB). (5.8 +- 2.2 vs 2.9 +-2.5; p < .001) para NRS, y (4.9 +- 2.2 vs 3.9 +- 2.4; p < .001) para
QDQ, (datos de base vs. evaluaciones). Se hallaron diferencias entre los datos de base y la
semana 33ª de gestación, donde el dolor disminuyó en 7 pruebas de exploración física
(utilizadas inicialmente, previo tratamiento), a saber: NRS, QDQ, SLR (dcha/izda), test de
provocación posterior de la pélvis, SLR activo y test del ligamento dorsal longitudinal. En
comparación con el grupo STOB, donde el dolor aumentó en: QDQ, SLR (dcha/izda), SLR
activo, y la historia personal de dolor (PPH). El grado de dolor entre las mujeres era similar al
inicio de la intervención, y se cuantificó con la NRS. La discapacidad se evaluó con la escala
QDQ (Quebec Disability Questionnaire).
Además se vio una mejoría en el rango de movimiento, en la estabilidad, y una menor
irritación en las articulaciones. Por tanto, un abordaje multimodal a la hora de tratar mujeres
embarazadas con LBP/PGP es más efectivo que el cuidado obstétrico estándar. Este artículo
no discierne cuál de los tres aspectos: terapia manual, ejercicios o educación, fue más eficaz
a la hora de producir mejoría.
La diferencia entre estos dos ensayos, a pesar de ser similares en cuanto al tipo de
tratamiento aplicado, es quizás los ejercicios seleccionados. En ambos ensayos, hay una
buena adherencia al tratamiento, así como supervisión por parte de los evaluadores.
7
Podría pensarse que el motivo de ésto, es la duración de la intervención. Sin embargo, la
duración del 2º ensayo es bastante mas corta que la del 1º, sus resultados son más positivos
que en el 1º, y el seguimiento diario es menor en el 2º ensayo.
Aunque en éste, se incluye terapia manual una vez a la semana por un quiropráctico, que
puede haber sido el factor diferencial. Aunque también se aborda el aspecto biopsicosocial
de la situación, por lo que estos factores pueden suponer un punto crítico a tene en cuenta
en la mejoría de este tipo de dolencias del aparato locomotor.
En el ensayo clínico de Peterson et al18 (3º) (n= 57), se estudian también el dolor (NRS) y
discapacidad (Roland-Morris), pero divide a las mujeres en 3 grupos: ejercicio (fortalecer
suelo pélvico, glúteos, longísimo dorsal, abductores de cadera), técnicas neuro-emocionales
(procedimientos desensibilizantes y elementos de la medicina china, como asociaciones
entre las emociones con ciertos órganos o meridianos) y manipulación espinal. En sucesivas
visitas se entrevista a las mujeres con las mismas escalas (NRS y Roland-Morris), y se halla
una mejoría en el total de las mujeres, sin relación al subgrupo. Aunque en el grupo de
ejercicio y manipulación espinal, hay una mayor mejoría en comparación al tercer grupo (p <
0.002).
En el grupo de manipulación espinal, se produjo una mejoría en la función, en el 80% de los
participantes, y del 67% en el dolor. En el resto de grupos, se observaron menores
proporciones. Aunque los resultados sorprenden, este ensayo solo incluyó a mujeres con LBP,
y no PGP. Por lo que hace una clara diferenciación, apoyando la idea de que no pueden ser
tratadas como una sola entidad.
En el ensayo clínico de Stafne et al19 (5º) (n=855), se compara el ejercicio con un cuidado
obstétrico estándar, en mujeres con ligero o moderado LBP/PGP (no se hace diferencia entre
uno y otro). La intervención duró 12 semanas, y consistia en una sesión de 60 min de
ejercicio a la semana, además se alentó a que realizasen AF el resto de la semana, en sus
domicilios. Ambos grupos recibieron consejos sobre la dieta, trabajo del suelo pélvico, e
información. No se ve mejoría entre grupos en cuanto a la prevalencia de LBP/PGP en la
semana 36ª (74 vs. 75%, p=0.76). Tampoco hay diferencia entre la discapacidad, dolor y
kinesofobia. Aunque la prevalencia de baja por enfermedad fue menor en el grupo
“ejercicio“ (22% vs 31%, p=0.01); por tanto puede que ayude a sobrellevar los síntomas,
aunque no consiga reducir su prevalencia.
Elden et al20 (6º) solo incluye a mujeres con PGP, y hacen la diferenciación. Se comparan tres
grupos: estándar, ejercicios estabilizadores (control motor) y acupuntura. El protocolo dura 7
semanas, y se estudian las variable dolor (VAS), que se ve claramente disminuída en el grupo
de acupuntura, en comparación con el grupo estándar; tanto en la mañana (P < 0.001) como
en la tarde (P < 0.001). En el grupo estándar, el dolor se mantiene constante. En el grupo
“ejercicio“ también mejoró el dolor, en comparación con el estándar, en la mañana (p=
0.0312) y en la tarde (p= 0.0245). El hallazgo más importante de este estudio es que la
acupuntura o ejercicios de estabilización ofrecen una ventaja clínica sobre el tratamiento
estandar, en la reducción de dolor, en mujeres con PGP.
8
ESCALA DE EVALUACIÓN METODOLÓGICA CASPe
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
TOTAL
1º
Eggen et
+
+
+
+
+
+
+
7
al, 2012
2º
George
+
+
+
+
+
+
+
+
+
9
et al,
2012
3º
Peterson
+
+
+
+
+
+
+
+
8
et al,
2012
4º
Wang et
+
+
+
+
+
+
+
+
+
9
al, 2009
5º
Stafne
+
+
+
+
+
+
+
+
+
9
et al,
2012
6º
Elden et
+
+
+
+
+
+
+
+
8
al, 2010
1, 2, 3... : número de pregunta en la escala.
+/- : SI/NO
1. ¿Se orienta el ensayo a una pregunta claramente definida? 2. ¿Fue aleatoria la
asignación de los pacientes a los tratamientos? 3. ¿Fueron adecuadamente
considerados hasta el final del estudio todos los pacientes que entraron en él? 4. ¿Se
mantuvieron ciegos al tratamiento los pacientes, los clínicos y el personal del estudio?
5. ¿Fueron similares los grupos al comienzo del ensayo? 6. ¿Al margen de la
intervención en estudio los grupos fueron tratados de igual modo? 7. ¿Es muy grande el
efecto del tratamiento? 8. ¿Cuál es la precisión de este efecto? 9. ¿Pueden aplicarse
estos resultados en tu medio o población local? 10. ¿Se tuvieron en cuenta todos los
resultados de importancia clínica? 11. ¿Los beneficios a obtener justifican los riesgos y
los costes?
Tabla 1.
Wang et al21 (4º) compara la acupuntura auricular (tres puntos en el interior de la oreja
relacionados con el mapa somatotópico de cadera y columna lumbar), con la falsa
acupuntura (2 puntos dentro de la oreja y 1 extrauricular, pero sin relación somatotópica a la
cadera/lumbar) y no acupuntura. Se pidió a los pacientes que no recurriesen a ninguna otra
terapia, como masaje, manipulaciones, fisioterapia, etc. Tras dos semanas, se vio una clara
mejoría en el grupo de acupuntura auricular para la variable dolor (VAS) y discapacidad (DRI).
El valor p para las diferencias entre los grupos fue de p <0.0001, tanto en dolor como en
discapacidad. En el séptimo día, se redujo notablemente en el grupo auricular, y la diferencia
no fue notable entre los otros grupos restantes. Incluso se consiguió la ausencia total de
dolor al séptimo día en el 37% de las mujeres del grupo auricular (frente al 22% en falsa
acupuntura, y 9% en “no acupuntura“).
9
Discusión
Parece que la AF es beneficiosa para LBP/PGP cuando se compara con el cuidado obstétrico
por parte de matronas. Aunque, quizás, no sea tan importante a la hora de reducir el dolor a
corto plazo. Se debe destacar que no toda AF es ejercicio, y que el término “ejercicio“ es
referido (en los ensayos clínicos de esta revisión) a un entrenamiento de fuerza muscular,
junto con control motor y estabilización. En consonancia con Stuge et al14, al trabajar con la
reorganización del control de los músculos superficiales y profundos del tronco, y las
estrategias de aprendizaje, se obtuvieron resultados positivos: disminución del dolor, de su
recurrencia, discapacidad en los pacientes con dolor lumbar.
Parece mucho más eficaz la acupuntura y, en menor medida, la terapia manual, cuando se
comparan con el ejercicio. Si contrastamos la duración del 4º ensayo clínico, con el resto de
ensayos, podemos apreciar que su duración es muy corta (solo 2 semanas). Si embargo la
mejoría es espectacularmente rápida (séptimo día). Esto nos puede llevar a pensar que, tal
vez, un programa personalizado y ajustado a la mujer, con determinados ejercicios
específicos para realizar asiduamente, puede suponer una prevención a largo plazo (un plazo
que no han tenido en cuenta los ensayos clínicos), mientras que la acupuntura puede supone
un alivio del dolor y por tanto discapacidad, a corto plazo. Sin olvidarnos del aspecto
preventivo de la terapia manual, fisioterapia, que tendrían cabida en ambos plazos.
Cada vez son más los autores y artículos que abogan por separar LBP y PGP, como es el caso
del ensayo clínico 3º18, 6º20 y otro ensayo clínico22 no incluído en la revisión. Este último
compara y realiza un seguimiento del grupo “tratamiento“ (ejercicios estabilizadores del
tronco) que realizaban su rutina en casa, y el grupo de referencia (no ejercicio). No se halló
diferencia a los 3 y 6 meses (postparto), entre el grupo “tratamiento“ y el de referencia. Lo
que nos llevaría a pensar en varias opciones: que los ejercicios no se hicieron correctamente,
y por tanto es necesario la búsqueda de otros más eficaces; que es imprescindible la
supervisión de un fisioterapeuta o profesional experimentado o que el esfuerzo por mejorar
la estabilidad del tronco no es útil como tratamiento para PGP. Sin embargo son muchos los
artículos que han encontrado beneficios en estos ejercicios.
La supervisión de los ejercicios, parece ser un factor relacionado con la eficacia. Lo ideal es
que se realicen de forma individual, o en pequeños grupos, y que haya un buen seguimiento
a lo largo de las sesiones, con suficiente información sobre el “por qué“ de cada ejercicio, su
beneficio y utilidad. Así como corrección cuando no se haga de forma apropiada. Esto es
imposible de controlar en el momento en el que quedan bajo responsabilidad de la mujer.
La opción que nos queda, es pues la puesta en duda de la elección de los ejercicios a realizar.
En los ensayos clínicos de esta revisión, se encontraron similitudes en cuanto al tipo de
ejercicio realizado. Sin embargo, deberían llevarse a cabo, futuros ensayos clínicos más
exigentes y meticulosos, en cuanto a la comparación de “ejercicios propuestos“, es decir
comparar un grupo donde se realice una determinada rutina, con un segundo grupo donde
se realice una rutina diferente y un tercer grupo donde no se realice ejercicio alguno. De esta
forma, se esclarecería sobre la eficacia de los distintos ejercicios, que comúnmente se ven
mezclados.
10
Por tanto, la diferenciación entre LBP y PGP es importante, ya que como se ha dicho, sus
tratamientos no son iguales. De esta forma, en los ensayos clínicos en los que no hubo
distinción, puede estar cometiéndose un sesgo de selección, y por tanto, disminuya su
fiabilidad. Por supuesto, no debemos descartar que puede darse como una sola entidad (LBP
y PGP unidas), pero siempre y cuando así lo establezcan los autores, y no como una solución
a la falta de exploración en el diagnóstico previo al tratamiento.
La “Guia Europea para el Diagnóstico y Tratamiento del Dolor Pélvico“23, expone unas
recomendaciones para el abordaje de PGP, según el nivel de evidencia. A resaltar: 1)
Fisioterapia: no encontraron evidencia suficiente para recomendar la fisioterapia de forma
aislada, o como prevención de PGP. 2) Ejercicio: lo recomiendan durante el embarazo y
postparto, ya que hay mucha evidencia de sus resultados. Debe ser individual y específico,
incidiendo sobre todo en estabilizar la columna. 3) Masaje: no hay suficiente evidencia para
recomendarlo en el embarazo, aunque puede ser beneficioso pero siempre dentro de un
abordaje multifactorial. 4) Escuela de espalda: no hay evidencia suficiente para
recomendarlo en el embarazo. 5) Manipulación: no se recomienda como tratamiento,
aunque puede ser utilizado como un recurso de alivio sintomático, debido a la respuesta del
tejido blando. 6) Cinturón pélvico: no hay evidencia para recomendar usarlo como único
tratamiento en PGP, si se aplica debería ser por cortos periodos de tiempo. 7) Electroterapia:
no evidencia. 8) Acupuntura: lo recomiendan durante el embarazo, al haber evidencia en el
alivio del dolor, pero se necesitan más estudios de elevada calidad.
Como se puede ver, la fisioterapia no se recomienda de forma asilada, pero como se ha
dicho, un abordaje multimodal sería lo más efectivo para estos casos y por extensión,
recomendar de forma aislada sólo una modalidad, carece de sentido.
De igual modo quedan descritos los factores de riesgo para la PGP, según la guía anterior:
haber tenido LBP previo al embarazo; trauma de la pelvis; multíparas y trabajar cargando
pesos. Por tanto, para una mejoría, estos factores de riesgo deben tenerse en cuenta.
En un caso de una mujer con dolor pélvico24, se presentan unas estrategias que pueden
ayudar a las mujeres que padecen PGP: acudir a un fisioterapeuta especializado en el
embarazo y bienestar de las mujeres, hacer ejercicios del suelo pélvico, no levantar pesos
elevados, evitar subir escaleras por un tiempo prolongado, mantener las rodillas juntas al
salir del coche, no tirarse de cabeza en la piscina, considerar un cinturón pélvico,
paracetamol durante el embarazo, AINEs después del parto, ayudarse de muletas y evitar la
posición prolongada de piernas separadas durante el parto.
En resumen, independientemente de las semanas de gestación, y teniendo en cuenta las
posibles opciones anteriormente expuestas, el ejercicio resulta beneficioso como
tratamiento de dolencias del aparato locomotor, en concreto lumbar y pélvico en mujeres
embarazadas.
Se necesitan futuros estudios, más serios, homogéneos y estríctos, a la hora de comparar
ejercicios, para que haya mas evidencia científica. Ya que, pocos ensayos se han encontrado
en este campo, y en general, las revisiones sistemáticas y el resto de publicaciones, suelen
apoyarse en los mismo estudios.
11
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