JUAN GUZMÁN TAPIA EN LA HORA DE LA VERDAD

Transcripción

JUAN GUZMÁN TAPIA EN LA HORA DE LA VERDAD
JUAN GUZMÁN TAPIA EN LA HORA DE
LA VERDAD
La Corte Suprema le debe un gran perdón a
Chile
Por Jorge Escalante
La Nación, Domingo 8 de mayo de 2005
Reconocido por la prensa europea como uno de los magistrados más importantes desde el n de la Segunda Guerra Mundial, Guzmán habla de lo que vio
y vivió en el Poder Judicial chileno. Dice que de Pinochet tenía la impresión
de que era un hombre más valiente, recuerda la frivolidad increíble de sus
propios superiores con los detenidos desaparecidos y, por supuesto, habla de las
famosas presiones.
Lo acompañamos por años. Bajo la lluvia del sur. En noches tormentosas,
mojados, helados hasta los huesos. Cruzando ríos desbordados que arrastraron
nuestros vehículos.
Siguiendo huellas, rearmando pistas.
Reconstituyendo el
horror que vivieron las víctimas. Lo seguimos al mar, tras el último eslabón de
la cadena de muerte de los desaparecidos. Por montañas y volcanes en caminatas
interminables. El juez Juan Guzmán en lo suyo, y nosotros en lo nuestro, con
las ansias y la emoción de saber, de primera fuente, para informar.
Fuimos testigos de su exigencia en terreno, de su resistencia al cansancio, de
su humanidad con los familiares de las víctimas, de su agudo sentido del humor,
de su fortaleza, pero sobre todo de su valentía para enfrentar la adversidad y
las presiones.
Retirado del Poder Judicial, Juan Guzmán vuelve a escuchar jazz. Ahora
que se siente libre, sin ataduras.
Ahora que se siente un hombre feliz con lo
realizado. Me doy cuenta que he vuelto al jazz que dejé hace tantos años, dice
sonriendo. Disfruta a Thelonious Monk, a Ella Fitzgerald y Louis Armstrong
en dúo.
Busca discos y alaba a Gene Krupa.
Ensaya en una batería, como
principiante, primero con plumillas, llevando el ritmo de una pieza con los ojos
entrecerrados.
Hoy, probablemente, es el hombre más requerido de Chile, y muy cotizado
en el extranjero. Traza planes, analiza, evalúa, busca, consulta, y sobre todo
sueña. Se hace de las mejores armas para vivir la última etapa de su vida. Junto
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a Inés Watine, su mujer, su hija Julia y un grupo de amigos que reemplazaron
a quien hace muchos años fue su mejor amigo, su perro Pal.
¾Cuándo comenzó a dejar de creer en lo que la dictadura y los medios
de comunicación anes a ella le contaban a los ciudadanos sobre lo
que ocurría con los prisioneros y la represión?
Comencé a darme cuenta en el período de relator suplente, en los años 197576. Pero mi intervención era tangencial como relator, sólo exponía los hechos
y no resolvía. Aunque me llamaba la atención la indiferencia que tenía la gran
mayoría de los ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago. Y la lenidad
con la que actuaban.
¾Cuándo comienza a cambiar su vida, después de ser nombrado ministro de fuero para investigar al dictador Augusto Pinochet, por la
primera querella en su contra interpuesta por la presidenta del PC,
Gladys Marín?
Ocurrió cuando comencé a interrogar a testigos, a ir a lugares donde se
tuvieron prisioneros clandestinamente. Cuando comencé a saber las formas de
tortura y exterminio. Cómo fueron las ejecuciones sumarias con tantas víctimas.
Los mismo partícipes en esas ejecuciones me señalaban cómo, dónde, cuántos,
las órdenes que recibían, hasta hacían la mímica, cómo sujetaban el fusil y qué
puntería le hacían a cada uno.
¾Le creyó alguna vez a Pinochet?
Lo interrogué la primera vez por escrito. Le mandé 75 preguntas a Londres
(cuando estaba detenido). Luego lo interrogué dos veces más en forma personal,
en los casos Caravana de la Muerte y Operación Cóndor.
La característica
de Pinochet era no asumir su responsabilidad. Decía que los crímenes habían
sido cometidos por militares de grados inferiores a él. Eso me llamó mucho la
atención. Tenía la impresión de que era un hombre más valiente. Usó el método
de la mayoría de las personas que cometen delitos en Chile, tratar de sacarse
los balazos. Fue desilusionante para mí.
¾Cree que Pinochet pudo no saber nada de los crímenes?
Es muy difícil que en un Ejército de corte prusiano como el chileno, con normas tan estrictas y una jerarquización total, pueda ocurrir lo que decía Pinochet:
no haber sabido o no dar él las órdenes para violar los derechos humanos. O no
haber dado carta blanca para que todo se perpetrara.
¾Cree que Pinochet está demente? ¾Cómo interpreta lo que esgrime
su defensa en cuanto a su salud mental?
Me di cuenta que se le creó todo un ambiente para que pareciera demente.
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Cuando en el año 2001 visité Westminster (la abadía en Londres), un policía
que resguardaba uno de los accesos, cuando supo que era chileno, me habló
de Pinochet.
Me dijo cómo se había dado cuenta (cuando Pinochet estuvo
detenido) de que se veía en perfecta salud, siempre activo, haciendo cosas. Pero
que cuando lo iban a ver adoptaba una actitud de enfermo físico y mental.
Nunca me dio la impresión de que Pinochet estuviera demente.
En sus contactos personales con Pinochet, ¾tuvo la oportunidad de
darse cuenta de que lo engañaba con su estado de salud para tratar
de librarse de usted?
Fue un juego.
Yo sabía de antemano que había toda una maquinaria de
personas que me invitaban a sus casas, a restoranes, que tenían una cordialidad muy grande conmigo, que estaban haciendo su trabajo, a su manera, con
métodos de inteligencia. Pero yo también estaba haciendo mi trabajo, con astucia, haciéndome más el tonto de lo que realmente soy. Haciéndolos pensar de
que creía el juego, que pensaba que todo lo que me decían era real. Las caras
de tristeza que ponían cuando yo interrogaba al general Pinochet, el exceso de
preocupación hacia su persona, los excesos en sus traslados y movimientos; en
n...
O sea, ¾usted comprendió perfectamente de qué se trataba?
Aquí cada uno estaba con su estrategia.
Lo importante para mí era no
mostrarla. Pero ellos mostraron la suya y la mía la guardé hasta el nal.
¾Cómo la mostraron?
Por un exceso de actuación. Me decían insistentemente más de lo necesario.
Pero yo soy buen lector y acionado al teatro. Como lo han dicho muchos escritores, el adjetivo que no da vida, mata. Siempre había más adjetivos que los
necesarios para hacerme creer que el general Pinochet no estaba con sus facultades mentales adecuadas. Me daba cuenta de que estaba igual que cualquier
señor de edad, pero más lúcido que la mayoría.
Las presiones
Usted ha dicho que recibió presiones en sus investigaciones. ¾Quiénes
lo presionaron para tratar de salvar a Pinochet de la justicia?
Por un lado, hubo lo que llamo el lobby para que una persona cambie de
manera de pensar. Pero hay que saber reaccionar frente al lobby, haciendo creer
que es cierto lo que a uno le dicen, asintiendo con la cabeza, a veces con una frase
sin mayor trascendencia para que siga el diálogo. Pero yo llamo presiones cuando
éstas son extrajurisdiccionales. Las verdaderas presiones fueron impartidas por
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el ex ministro del Presidente Frei Ruiz-Tagle, Carlos Figueroa.
Cuando me
llamó ya no era ministro. También un senador de la República vino a mi casa
con toda la jurisprudencia de la Corte Suprema sobre la vigencia de la ley de
amnistía para favorecer, en este caso, al general Sergio Arellano.
¾Alguien más?
Recuerdo al jefe de gabinete de un ex ministro de la Concertación. Él fue
el más grotesco. Me dijo: Usted tiene que dejar sin efecto el auto de procesamiento. Yo lo traté de joven. Fue impetuoso e insolente. Me imagino que
fue un emisario. Hay gente que saca las castañas con la mano del gato, y éste
era el gato.
No recuerdo bien su apellido.
Pero lo van a negar.
Aunque yo
estaba en mi casa con otras personas que escucharon.
¾Por qué usted nunca hizo alarde de estas presiones?
Me las guardé para el momento oportuno. Creo que es bueno que las cosas
se sepan y que en un país donde existe tanta desconanza en la justicia, es
bueno que se denuncie a estas personas que tienen la audacia de querer cambiar
la actuación jurisdiccional, sintiéndose con las atribuciones divinas para poder
hacerlo, cuando todos sabemos que estamos sujetos a la ley, al honor y a las
reglas del juego limpio.
las instituciones.
Y cuando algunos se salen de esas normas peligran
Quienes pertenecen a las instituciones deben honrarlas; en
caso contrario, disminuye la credibilidad de los estamentos que constituyen un
Estado. Por ejemplo, en este momento la evaluación de la justicia no puede ser
más baja.
¾Recibió presiones de otras instituciones o abogados?
Me tocó recibirlas de abogados del Ejército o de las distintas ramas de las
Fuerzas Armadas. Pero ahí no las consideré presiones. Habría que cambiar la
palabra, más bien conversaciones, cuando vienen sobre todo de abogados. Creo
que ahí están haciendo su trabajo. Es parte de su trabajo, el juego del gato y
el ratón. Los abogados de la parte querellada cumplieron con su función.
¾A qué abogados se reere?
Pablo Rodríguez, Gustavo Collao y los demás... Aunque a veces mostraron
la hilacha, y eso no corresponde. En una profesión de caballeros las palabras
deben ser medidas, y las personas, civilizadas. Me dio vergüenza ajena ver cómo
incurrían en rabietas de chiquillos.
Aunque me tocó conversar con abogados
como el señor Cibié (Marcelo) y Unda (Mauricio), de gran caballerosidad y
distinción. Esas fueron conversaciones mucho más efectivas que la actitud de
aquellos que lanzaron dardos permanentemente.
¾Recibió amenazas de muerte u otro tipo de intimidaciones directas
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durante sus investigaciones?
Hubo amenazas detectadas cuando iba a someterme a una operación. Noté
que en el lugar donde se me atendió y operó había mucho policía en cada piso.
Pregunté qué ocurría, si había algún peligro, y me dijeron que hubo amenazas.
¾Cree que Pinochet llegará a ser condenado en alguno de los juicios
en su contra?
Siempre he contestado esta pregunta del mismo modo. En Chile se dan todos
los elementos y posibilidades, tanto humanas como institucionales, para el logro
de un juicio al señor Pinochet. Más no puedo decir.
¾Piensa que Chile está en deuda con la comunidad internacional para
hacer justicia a Pinochet por sus crímenes?
Creo que, hasta la fecha, Chile ha cumplido con la comunidad internacional.
Se dijo que en Chile Pinochet no iba a ser enjuiciado y fue dos veces desaforado y
procesado en dos ocasiones, y sigue procesado. Hay un juicio desde 1998 contra
su persona, y ahora también ha sido objeto de investigaciones relacionadas con
sus dineros.
Se han embargado los bienes personales y familiares del señor
Pinochet. La comunidad internacional tiene que darse cuenta de que en Chile
se ha hecho mucho más de lo que se ha hecho en muchos países en relación a
quienes han cometido crímenes contra los derechos humanos.
La colaboración del Ejército
En sus investigaciones, ¾llegó a formarse una convicción sobre si el
jefe de la Caravana de la Muerte, el general Sergio Arellano, le decía
la verdad o le mentía?
El caso del general Arellano es muy parecido al del general Pinochet.
El
Ejército chileno es monolítico, prusiano, jerarquizado al máximo. Muchos militares me manifestaron la imposibilidad de que la actuación del general Arellano
haya sido de mero viajero, sin haber dado las órdenes de los fusilamientos y excesos producidos en ese episodio.
¾Se llegó a convencer de que Pinochet ordenó los crímenes de la Caravana de la Muerte y de que Arellano y su gente no hicieron más que
cumplir asesinando a cerca de cien prisioneros?
Como yo no voy a juzgar esta causa y los procesados y acusados se consideran
inocentes hasta el momento en que se les declare culpables, puedo dar sólo
opiniones. Como una persona que ha visto los antecedentes y conoce el sistema
piramidal del Ejército y las Fuerzas Armadas chilenas, pienso que Arellano y su
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comitiva no pueden haber actuado sin la orden de Pinochet.
¾Cuál cree que fue el objetivo de esa orden de Pinochet? Estamos
hablando de la primera matanza masiva de prisioneros de su dictadura.
Primero, creo que el objetivo fue el endurecimiento del Ejército. Se había
logrado aplacar algunos focos de rebelión al nuevo gobierno, pero la mayor parte
del país ya estaba pacicado. Funcionaban las instituciones, la gran minería, la
industria. En el fondo, fue una forma de infundir el miedo, tanto dentro como
fuera del Ejército.
¾Cómo evalúa la colaboración del Ejército con sus investigaciones?
Hay que distinguir. El Ejército ha dicho que hay mucho documento que se
incinera cada cinco años. Nunca tuve acceso a esa documentación. Respecto a
respuestas de órdenes que yo daba, el Ejército colaboró informándome organigramas, cargos, fechas, integrantes de escuadrones, etc. También me cumplieron
con las órdenes de inspección que dicté a dependencias o helicópteros y con la
detención de personas que requería. Pero el Ejército no me colaboró en la obtención de documentos que estaban incinerados, o que se adujo que lo estaban.
Esos documentos que usted requirió del Ejército y no obtuvo, ¾eran
fundamentales para su investigación?
Evidente, porque ahí pudo haber muchas órdenes escritas relativas a lo que
yo investigaba.
¾Cómo evalúa el apoyo que recibió de la Policía de Investigaciones?
De Investigaciones tengo la mayor gratitud. Durante toda mi carrera trabajaron con gran excelencia en la búsqueda de la verdad jurídica. En las causas de
derechos humanos que instruí actuaron con gran valentía e inteligencia. Llegaron
a descubrir situaciones que parecía imposible. Puedo decir que Investigaciones
es un cuerpo policial especializado, muy profesional, digno y valiente, donde se
utiliza la ciencia de una manera efectiva.
Usted tuvo estrechos colaboradores del entonces Departamento Quinto
y después en la Brigada de Asuntos Especiales y Derechos Humanos...
Sí, los tuve. Quisiera recordar a Pepe Cabión, Abel Lizama, Pedro Carrasco,
Cristián Villalobos y Daniel Elorza. Algunos se me quedan seguramente en el
tintero.
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El formulario Gálvez
¾Por qué cree que la Corte Suprema no defendió los derechos de los
ciudadanos, sobre todo durante los años más duros del régimen de
facto?
Porque muchos de los miembros de las Cortes de Apelaciones y la Corte
Suprema estaban totalmente de acuerdo con el gobierno militar. Fueron colaboracionistas. Otros tantos, además de colaboracionistas, fueron ambiciosos para
llegar a los cargos importantes.
La mayoría de los ministros que colaboraron
y contribuyeron con el régimen de Pinochet llegaron a la Corte Suprema. Después están los mansos, pusilánimes, ésos se justicaron diciendo ½qué podemos
hacer nosotros!. Y los que investigaron, esos jueces van a pasar a la historia
como dignos, honorables y que se rigieron por su juramento. De ellos, el más
emblemático es Carlos Cerda Fernández. No quiero nombrar más para no dejar
a algunos afuera.
De los colaboracionistas y pusilánimes, ¾a quiénes mencionaría?
Ellos saben quiénes son, y saben que la sociedad chilena los conoce.
¾Cree en las excusas que han dado muchos ministros de la Corte
Suprema, en el sentido de que no podían hacer nada para salvar la
vida de los prisioneros porque los servicios de seguridad les negaban
sus detenciones?
El Poder Judicial debió jugarse, aunque hubiese costado una eventual decapitación de la Corte Suprema, y no lo hizo.
Como relator de la Corte de Apelaciones de Santiago fue testigo del
rechazo de los recursos de amparo por los detenidos. ¾Cómo recuerda
ese episodio? ¾Hay algún caso que le quedó grabado?
El más traumatizante fue el primero, cuando llegué a una sala de la Corte
de Apelaciones que presidía el ministro Meehrson (Abraham). Tuve que relatar
varios recursos de amparo. El ministro Meehrson me preguntó qué venía en esos
expedientes. Le dije que varios recursos de amparo, que empecé a relatar. Pero
él y los demás ministros, que no recuerdo quiénes eran, me dijeron que no era
necesario relatarlos, que les informara directamente lo que decían los informes
de la DINA, la Secretaría Nacional de Detenidos y el Ministerio del Interior,
para saber si éstos aportaban algún antecedente.
nada, que negaban las detenciones.
Yo dije que no aportaban
Me preguntaron qué esperaba entonces.
Las instrucciones de ustedes, les respondí.
¾No tiene el formulario?, me
preguntaron. Yo pregunté qué formulario, el del fallo, para que lo rmemos.
Ese fue mi primer contacto con una frivolidad increíble para investigar sobre los
detenidos desaparecidos.
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¾Es efectivo que el autor de ese formulario tipo es un ministro que
hoy está en la Corte Suprema?
Todos los relatores conocíamos ese formulario como el formulario Gálvez.
Estaban hechos en cantidades de copias.
Listos.
Sólo había que llenar los
espacios en blanco. Y después se usaron también para rechazar los recursos de
protección.
El autor del formulario, ¾es el ministro de la Corte Suprema Ricardo
Gálvez?
Los relatores los llamábamos formularios Gálvez, y tuvimos que utilizarlos.
Si acaso se trata del ministro Ricardo Gálvez, los formularios se conocían como
formularios Gálvez, y el ministro Ricardo Gálvez rmó muchos de ellos.
Con nombre y apellido
¾Qué piensa del perdón que la Corte Suprema no ha querido pedir a
los chilenos por haber sido un tribunal sumiso a la dictadura?
Ciertos fundamentalistas inuyen sobre las otras personas que son magistrados dignos y de gran calidad, que a veces se dejan llevar por esta corriente del no
perdón. La Corte Suprema le debe un gran perdón a Chile. Y particularmente
a los familiares de los desaparecidos y ejecutados y a quienes sufrieron con su
no actuación.
Cuando usted habla del sector fundamentalista en la Corte Suprema,
¾quiénes lo lideran?
El señor Hernán Álvarez, el señor Ricardo Gálvez y el señor Jorge Rodríguez.
Los demás ministros me parecen bastante más abiertos, consecuentes y atenidos
a la realidad del país.
¾Por qué ha dicho que a veces se sintió tratado como un escolar por
la Corte Suprema?
Porque el sistema de las calicaciones a los jueces por la Corte Suprema es
absolutamente humillante. Te sacaste un cuatro, un cinco, un seis... Es como
en el colegio.
¾Qué le parece que la Corte Suprema no admita que los jueces critiquen sus resoluciones, castigando a quienes lo hacen?
Eso es pura soberbia. La Corte Suprema es el tribunal máximo y es un contrasentido que, además de las funciones correccionales, tenga las disciplinarias.
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Está bien que se respeten sus decisiones y se cumplan, pero que no se puedan
criticar es absurdo. Son todos hombres y mujeres falibles. Y creo que la Corte
Suprema debiera tener la humildad de reconocerlo.
Reiteradamente, la Corte Suprema ha recordado a jueces y ministros
que no deben hablar con la prensa ni dar entrevistas. ¾Qué opina?
Ese es un error muy grande.
Hay quienes dan lecciones diciendo que los
jueces hablan sólo por sus resoluciones. Eso está pasado de moda. Los jueces
pertenecen a una comunidad que debe estar informada. Y las fuentes directas de
información son los órganos de donde emana lo que los medios de comunicación
buscan. Sea en el Gobierno, en las Cámaras en el Parlamento y, obviamente,
los jueces.
Son ellos los que pueden explicar en palabras sencillas lo críptico
de las resoluciones. Una justicia honesta, que no encubre nada malo, debe ser
comunicada por los mismos jueces a las personas.
Usted siempre informó a los medios de comunicación sobre sus investigaciones. ¾Se consideró censurado por la Corte Suprema?
Cuando hablé con la prensa nunca revelé secretos del sumario. Y por ello
fui censurado arteramente. Se me aplicaron normas ajustando situaciones inexistentes.
El embajador de la justicia
¾Qué ocurrió con su vida cuando debió sumergirse en lo que en su
libro llama lo más hondo de la noche, al comenzar a conocer los
horrores bajo el régimen de Pinochet?
El título lo dice todo, en lo más hondo de la noche. Se trata de la noche
del horror, de la tortura, de la muerte, del desaparecimiento de personas. De
la noche del silencio, de la falta de esperanza de los que sufrieron. Lo que sentí
cuando viví lo que relato en ese capítulo de mis memorias fue un poco lo que
pasó con Dante cuando entró en el inerno y vio las monstruosidades. Sentí la
angustia de las personas que relataban y no podían librarse de sus recuerdos.
Conocí de cerca chilenos y extranjeros humillados, vejados, que utilizaron las
partes íntimas de sus cuerpos para causarles la mayor vergüenza y humillación.
En lo más hondo de la noche es el reejo de lo que son todas las dictaduras,
donde hay personas con poder incontrolado que actúan cobardemente contra
quienes no tienen defensa, amarrados en posiciones inhumanas.
¾Cuándo se dio cuenta de que su trabajo comenzaba a tener una
dimensión internacional?
Desde el primer día que me tocó la causa de Pinochet.
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¾De qué manera inuyó la demanda de justicia internacional para
fortalecer sus convicciones de hombre de Estado?
Que me abrí mucho a los medios de comunicación internacionales para demostrar a la comunidad internacional que se estaba haciendo justicia en Chile.
Cada vez que pude, dije que la justicia no sólo se hacía por unos pocos jueces, sino que por todas las instancias, Cortes de Apelaciones y Corte Suprema.
Pinochet fue desaforado dos veces por ambas cortes. Me di cuenta de que cada
juez es un embajador de la justicia chilena. Cuando viajaba me ocurría lo mismo.
En charlas y entrevistas, mi misión principal fue mostrar que en Chile hoy se
hacía justicia. Incluso hemos ido mucho más allá que otros países, donde se ha
tenido que recurrir a tribunales ad hoc. También quise que afuera se supiera la
verdad de lo que había sucedido en Chile, al menos como se veía a través de los
procesos, y no transmutada, como lo hacen muchos medios de comunicación en
Chile.
Alejado del Poder Judicial, ¾cómo ve a la democracia chilena?
No veo que hoy exista una democracia plena en Chile. Existe una democracia
nominal, formal, y mientras subsistan tantas instituciones creadas por el decreto
por el cual se hizo la Constitución de 1980 no se puede hablar de democracia
plena. A eso hay que agregar los errores cometidos durante el gobierno de Frei
Ruiz-Tagle. Lo que pasaba ahí era que el presidente del Senado entonces, Sergio
Romero, en el fondo quería recuperar el poder perdido por la derecha.
¾A qué errores se reere?
Que se facilitó entregar, preponderantemente al Senado, la designación de
los miembros de la Corte Suprema. Eso fue un error y la prueba es que la Corte
Suprema se ha politizado totalmente.
Ahora existe prácticamente el mismo
sistema electoral binominal para nombrar a sus ministros: uno de este lado y
después otro del otro lado.
Entonces, estimando que todavía existen institu-
ciones como la de los senadores designados y otras, considero que estamos en
un Estado que sólo dice tener instituciones democráticas.
¾Qué bien o qué daño le hicieron a Chile los llamados pactos de la
transición entre la dictadura y la Concertación? ¾Afectaron la causa
de la justicia en su labor?
Bueno, estas son opiniones personales.
Creo que sí.
Era tanta el ansia
que había para que la Concertación terminara con el gobierno autoritario de
Pinochet, que se adoptaron compromisos que no debieron hacerse.
¾Y qué quedó de su brindis con champagne el 11 de septiembre de
1973?
Un recuerdo amargo, triste.
Primero, porque celebramos la ruptura de la
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democracia, y segundo, porque el brindis terminó cuando supimos la noticia del
fallecimiento del señor Allende.
¾Por qué celebró el golpe militar?
Hoy día no tengo respuesta. Toda mi manera de pensar hoy es contraria al
golpismo. Hoy no tengo respuesta. Solamente puedo decir que cometí un error.
¾Cuál es el juez Juan Guzmán que aquel día celebró y aquel que hoy,
32 años después, deja el Poder Judicial?
Es un juez que ha evolucionado.
Que conocía la supercie de las cosas.
Hoy día soy un juez de edad, de mucha experiencia, y he penetrado más allá
de la supercie. He llegado a lo más hondo de la noche. Los principios son los
mismos, quizás, pero he madurado enormemente. Antes me faltaba experiencia,
conocimiento, ignoraba mucho y desconocía la historia del país, cómo habían
sido las cosas.
¾Encontró ya a alguien más el que Pal, el perro cocker que se trajo
desde Estados Unidos en su adolescencia?
Sí, he encontrado un grupo de amigos irremplazables.
Nos reunimos con
frecuencia, conversamos como en la adolescencia: del amor, la vida, de la muerte,
de lo eterno, de lo de hoy y mañana, de los sueños. He encontrado un grupo de
amigos muy queridos y eles.
Y después estaba Pal (compañero en inglés), el cocker que habíamos traído
de Washington. Equipados con un casco y ropa color caqui, con una cantimplora, una pistola de fogueo y un cinturón de la Segunda Guerra Mundial; él y
yo nos íbamos a explorar los contrafuertes de la cordillera de los Andes. Pal era
un lazo de unión con mi infancia norteamericana. Pero, sobre todo, ese perro
era mi mejor amigo (del borrador del libro de Juan Guzmán Tapia).
CARLOS FIGUEROA RESPONDE
Consultado por LND, el ex ministro Carlos Figueroa negó haber ejercido algún
tipo de presión al juez Juan Guzmán, ni como ministro de gobierno ni en el
ejercicio de su profesión de abogado. A continuación, su aclaración:
Yo tengo una antigua relación con el ministro Guzmán, me atrevería a decir
que casi de amistad, pero en todo caso de conversa relajada. Tenía que ver con
mi desempeño como abogado integrante de la Corte de Apelaciones de Santiago,
como profesor de Derecho Procesal y mi ejercicio activo de la profesión.
Pero, además, don Juan Guzmán recordaba siempre su parentesco con mi
señora, porque su padre, el poeta Guzmán Cruchaga, era primo de mi suegro.
Hablábamos de la poesía. Nunca hablé con el ministro Guzmán, mientras fui
ministro del Interior del gobierno de Frei Ruiz-Tagle.
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Cuando volví a mi ejercicio profesional, recuerdo haber hablado en dos o
tres oportunidades con él por temas profesionales.
Y recuerdo muy bien en
esas ocasiones haber elogiado el trabajo que estaba haciendo en el proceso de la
Caravana de la Muerte. No recuerdo que hayamos hablado del procesamiento
de Pinochet. ¾A qué título podía yo interesarme en ese asunto? A lo mejor, en
nuestra conversación surgió alguna vez el tema por la trascendencia que tenía en
ese momento. Lo que desmiento categóricamente es que lo haya presionado en
algún sentido. Con la relación que yo creía que teníamos, ¾cómo iba a intentar
presionarlo en algún sentido?
¾Qué sacaba con presionar a un magistrado,
cuando lo conocía y sabía que no aceptaba presión alguna?
Le tengo mucho respeto y admiración, la que siempre le manifesté. Creo que
el ministro Guzmán está confundido conmigo. Le pido que piense bien en las
breves conversaciones que tuvimos. Le pido que reconozca que se equivocó al
imputarme esa presión. No me merezco de su parte lo que me ha imputado.
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