Formación de recursos humanos

Transcripción

Formación de recursos humanos
Formación de
recursos humanos
E
El principal pilar: el recurso humano.
n 1978, el Instituto informaba que había trabajado en un total de 150 proyectos. En 1990, la cartera de proyectos promediaba 300. De esa cantidad,
40 por ciento eran bajo contrato y el resto de infraestructura; estos últimos
se denominaban así porque correspondían a las investigaciones a largo
plazo que sentaban las bases para productos tecnológicos futuros. Por otro
lado, la mayor parte de los laboratorios e instalaciones experimentales se
construyeron e integraron entre 1977 y 1982. En 1983, ya se contaba con
25 laboratorios y con cerca de 20 instalaciones experimentales ubicadas
por todo el país, principalmente para estudios geotérmicos, mediciones de
descargas atmosféricas y contaminación en aislamientos y mediciones de
viento.
En 1990 se habían conformado grupos que contaban con capacidad para realizar proyectos de investigación aplicada y desarrollo tecnológico para los principales clientes: la Comisión Federal de Electricidad y
Luz y Fuerza del Centro, la industria de manufacturas eléctricas y, en menor grado, para otros sectores como el petrolero y empresas eléctricas de
Latinoamérica y Estados Unidos. Las áreas en las que se ofrecía capacidad tecnológica incluían centrales termoeléctricas, hidroeléctricas, nucleoeléctricas; fuentes no convencionales de energía, sistemas de generación y
transmisión, transmisión y distribución; equipos eléctricos, materiales,
equipos electrónicos, equipos mecánicos y uso racional de la energía.
Dicha capacidad se sustentaba en el principal pilar del Instituto:
su recurso humano. Como se ha señalado, resultaba claro impulsar la formación de investigadores en áreas de interés para el sector eléctrico, a
través de diversos mecanismos: la promoción de tesis de licenciatura y
maestría en el Instituto, la creación de certámenes de tesis, el establecimiento de convenios con las instituciones de educación superior, el
impulso a la creación de programas de posgrado, y la difusión de la
propia actividad de investigación, por ejemplo, por medio de la docencia y publicaciones.
Aproximadamente 5000 estudiantes han realizado servicio social,
prácticas profesionales, estancias de adiestramiento o su tesis de licenciatura o maestría en el IIE. A raíz de ello, en la actualidad 50% de los investigadores fueron becarios.
Los 300 investigadores de 1980, llegaron a convertirse en alrededor de 500 al final de los ochenta. Se han contratado en total del
orden de 2000 investigadores a lo largo de la historia del Instituto; de
esa cifra casi 10% (200) han obtenido su grado de doctor y cerca de
30% (450) el de maestría, en el tiempo en que formaron parte del cuerpo de investigación.
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Laboratorio de prueba de motores.
Lo anterior no significa que el Instituto sea una institución educativa en el sentido formal por una sencilla razón: la vinculación con los
problemas prioritarios del sector y la industria eléctricos a la que se enfoca
la especialización de los investigadores. La mayor parte de los que han
salido del Instituto, laboran en investigación en otros sectores; igualmente
algunos trabajan en el sector o en la industria eléctricos. A todos ellos los
distingue haberse enriquecido de la experiencia de los ingenieros, técnicos y especialistas que trabajan en la generación, transmisión o distribución de la energía eléctrica.
Aprender del cliente y comunicar los
conocimientos a los futuros ingenieros o
investigadores
Premiación de los Certámenes Nacionales de
Tesis.
Los investigadores señalan que aprenden a asociar
el conocimiento de los ingenieros de campo con el
propio para lograr la innovación tecnológica. Como
se indicó, estas experiencias se transmiten a las instituciones de educación superior a través de varios
mecanismos. El Instituto ha puesto en práctica todos ellos y es posible destacar los siguientes resultados: participación en la creación del primer
posgrado en ingeniería eléctrica en el Tecnológico
de La Laguna; apoyo a la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del Instituto Politécnico
Nacional para la creación del primer doctorado en ingeniería eléctrica en
México; participación en los comités de apoyo al posgrado; participación
en la creación del Centro Nacional de Investigación y Desarrollo Tecnológico (Cenidet), dependiente de la SEP; la creación de los Certámenes Nacionales de Tesis, con apoyo de la Comisión Federal de Electricidad.
A lo largo de la historia del Instituto se percibe un componente
clave en la formación de investigadores: el vínculo con problemas reales.
A continuación de presentan tres casos:
Experta en administración de la distribución
Luego de terminar su licenciatura en ingeniería eléctrica en el Tecnológico de Ciudad Madero, cursó la maestría en sistemas de potencia en la
UNAM. Como tuvo el promedio más alto de su generación, en 1979 la
contrató la CFE, donde trabajó durante dos años. Supo del IIE y se incorporó a la División de Sistemas de Potencia en 1981. La interesaba mucho
aprender sobre distribución de la electricidad: obtuvo una beca para estudiar el doctorado en planeación de la distribución en la Universidad de
Londres de 1983 a 1987.
Al regresar, Lourdes Gallegos tuvo la oportunidad de responsabilizarse de una línea de investigación nueva en el Instituto: operación, diseño y automatización de redes de distribución. Se trataba de un proyecto de
infraestructura que le permitió conjugar dos aspectos: 1) la realización de
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estancias con los clientes, las áreas de distribución de LyFC y la CFE,
oportunidad que considera le permitió aprender quizás más que en su doctorado, y 2) la formación de investigadores en el área.
Lourdes Gallegos señala el siguiente episodio como el que la ha
hecho sentirse más satisfecha: “Varios miembros del grupo de investigadores realizamos una presentación para gerentes y subdirectores de LyFC,
en la que me aplaudieron al finalizar. Fue un gusto cuando me enteré que
ésa era una situación que difícilmente ocurría, pero la satisfacción aumentó porque vendimos el concepto de administración de la distribución, que
implica una planeación sistemática de las redes y un uso muy amplio de
bases de datos, lo cual ofrece muchos beneficios económicos y técnicos:
reducción de pérdidas, mayor capacidad de distribución, optimación del
uso de la red y de los recursos económicos. Esta herramienta permite ver
la red como un todo y posibilita enfrentar mejor el crecimiento acelerado
de los sistemas. Luz y Fuerza del Centro implementó este concepto en un
sistema y el Instituto ha apoyado, asesorando y revisando el avance. Hasta
el momento, hemos realizado dos cursos en los que se trabaja con este
concepto y al que han asistido cerca de 110 ingenieros de distribución”.
Transformadores de distribución de LyFC.
Experta en normalización de electrodomésticos
En 1991, caminaba por la Facultad de Ingeniería de la UNAM cuando le
llamó la atención un cartel sobre becas; le preocupaba no encontrar un
tema de tesis para terminar la carrera de ingeniería mecánica. Tres años
después, se afanaba por obtener la mejor información posible para el proyecto de normalización de eficiencia energética de refrigeradores que el
IIE llevaba a cabo en Colombia. Estaba decidida a lograrlo: no le preocupaba la mirada de sorpresa y desconfianza de los cinco directivos de la
empresa colombiana fabricante de dichos equipos, ante quienes sola se
encontraba en la ciudad de Bogotá.
Así recuerda Itha Sánchez sus primeros años en el Instituto, antes
de subrayar que lo que más aprecia del mismo es el trabajo en equipo y el
enorme compromiso que se asume al realizar los proyectos de investigación. Recuerda un episodio que ejemplifica sus palabras: “El avión salía a
las 15:00 del sábado. Los días anteriores tuve que quedarme hasta muy
tarde para terminar varias tareas. Al terminar el viernes aún había pendientes, por lo que me levanté temprano y trabajé en las oficinas de México de las 6:00 a las 10:00 de la mañana. El domingo, ya en Barranquilla,
Colombia, planeaba conocer el centro de la ciudad. Quería antes descansar un par de horas en el hotel, pero me desperté hasta el lunes, poco antes
de que pasaran por mí a las 7:00 de la mañana, hora a la que se iniciaban
las actividades. Terminaban hasta anochecer; no volvió a presentarse la
oportunidad de cumplir mis deseos”.
Experta en geotermia
Georgina Izquierdo ingresó al Instituto en 1981, luego de obtener su grado
de doctor en química del estado sólido, en Escocia. Su compromiso era
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Laboratorio de rayos X utilizado para
estudios geotérmicos.
integrarse a la UNAM, donde había estudiado su licenciatura en Química.
Sin embargo, visitó el instituto y le atrajeron las instalaciones y los equipos de los laboratorios de geoquímica. Como su especialidad no era la
geotermia, constituía un reto decidirse por el Instituto. Casi 20 años
después se siente sumamente satisfecha por el trabajo desempeñado,
que ha sido reconocido por colegas de otras instituciones nacionales e
internacionales.
Considera valioso el equipo de investigadores que se que ha formado en la Gerencia de Geotermia, que ahora dirige interinamente: “Se ha
acumulado un considerable conocimiento geotérmico. Las aportaciones
que realizó el personal de la gerencia son significativas si se considera que
la geotermia en México es un área relativamente joven y que el promedio de años laborados del personal oscila entre 15 y 20. La madurez
profesional del grupo puede constatarse por el hecho de que 60% de
los especialistas de la gerencia son miembros del Sistema Nacional de
Investigadores”.
En el fondo de su mirada se deja entrever cierta fascinación por la
ampliación de las actividades del grupo al área de recursos energéticos del
subsuelo, en la que los estudios asociados a los yacimientos petroleros
parecen ser inagotables. Aclara también que “si bien los sistemas
geotérmicos y los petroleros guardan ciertas similitudes, igualmente implican importantes diferencias y que es necesario llevar a cabo investigación a largo plazo para poder validar las conclusiones a las que conducen
algunos estudios”. Por otro lado, destaca como un logro importante la formación de “personal líder en servicios técnicos altamente especializados
para el sector petrolero”.
Especialistas en fuentes no convencionales
Sistema híbrido experimental solar-eólico-diesel.
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En el área de fuentes no convencionales, la formación
de expertos en biomasa, sistemas solares térmicos y
fotovoltaicos y sistemas eólicos, principalmente, ha
constituido un logro silencioso. Durante los primeros
quince años, este grupo de investigadores se concretó
en conocer las características de las distintas fuentes,
así como de los sistemas que podían aprovecharlos.
También siguió de cerca los avances internacionales,
así como las malas experiencias, tanto nacionales como
del extranjero, en la aplicación de este tipo de sistemas. Desde 1990, con la entrada del Pronasol y el apoyo de la CFE, el Departamento de Fuentes No Convencionales participa ampliamente en la reglamentación e introducción de
estos sistemas de manera regulada y ordenada en el medio rural, de acuerdo con normas y especificaciones técnicas desarrolladas en el Instituto.
A partir de ahí, se empezó a plantear un esquema de desarrollo
sustentable en torno a la aplicación de fuentes no convencionales. El grupo ha logrado volverse interdisciplinario y ahora apunta hacia integración
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de sistemas híbridos eólico-solar y a la promoción de plantas de generación eléctrica de mayor tamaño (solar, eólica y biomasa). El seguimiento
de la tecnología mundial le permite apoyar a empresas pequeñas que
incursionen en el campo de las fuentes no convencionales, cuyas aplicaciones no tardan en explotar y extenderse sobre todo en los medios rural y
residencial.
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