Organo para la difusión del Comunismo
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Organo para la difusión del Comunismo
Comunismo Difuso 2 Organo para la difusión del Comunismo “El sujeto de la historia no puede ser sino lo viviente produciéndose a sí mismo, convirtiéndose en dueño y poseedor de su mundo, que es la historia, y existiendo como conciencia de su juego.” 3 El proletariado como sujeto y como representación. Guy Debord Manifiesto Ya lo hemos dicho, ¡la irracionalidad de este mundo es evidente! ¿Hay algo más absurdo que un sistema que no hace más que producir masas de capital y masas de mano de obra desempleada en una época en que la humanidad tiene más necesidades sociales que las que jamás tuvo? Un sistema que se encarga –en un acto perverso� de garantizar que todo lo que aparece como irracional de este mundo se articule racionalmente, haciéndolo parte de nosotros y de nuestra vida cotidiana, impidiéndonos si quiera ver salidas a los problemas; ¡¡es más fácil pensar que el mundo va a acabar por una hecatombe global el año 2012, a que las injusticias sociales se resuelvan en el lapso de un par de generaciones!! Esa irracionalidad racionalizada solo puede ser des-cubierta recuperando y reafirmando lo que hoy se ha transformado en un nostálgico recuerdo, el rol que se nos ha negado bajo la ilusión de que vivimos un mundo de progreso y bienestar, relegados a la pasividad ciudadana o condenados al hambre: ¡QUE SOMOS PROLETARIOS/AS! Nuestra situación histórica nos obliga a repensar estas irracionalidades desde una perspectiva total y de clase. Jamás podrán ser resueltas en la lógica reduccionista del capitalismo que las produce, reproduce y oculta. Debemos radicalizar nuestra posición como proletarios/as hasta un nivel existencial, localizar en nuestra actual situación de pobreza cultural y económica aquellas formas y tendencias que nos han acostumbrado al mundo tal como es, a vivir como si estuviéramos en él cuando en realidad todo lo sustancial se aleja terrible e irrecuperablemente. ¿Qué es, si no exactamente eso, la debacle “ecológica” o ambiental de la que somos testigos? UNA PRODUCCIÓN irracional de “BIENES de consumo” puesta desde su diseño mismo AL SERVICIO DE LA ACUMULACIÓN DE VALOR, y que ha dinamitado todas las formas de vida sustentable y nos ha privado de nuestras más esenciales necesidades ¿Y qué hay de las ciudades que habitamos y sus guetos? Pura segregación y marginación en función de los requerimientos espaciales del capital, canalizada a través de los planificadores urbanos. El lugar donde el espacio vital se transforma en mercancía. ¿Y qué es la democracia burguesa, donde en Chile representa apenas la mitad de la población en condiciones de votar, pero en el que ese dato parece no importar en comparación al interés que pone el Estado y los medios en promover el “excelente comportamiento cívico de los chilenos”? ¿Y la propiedad intelectual?: Como mercancía que se considere, hasta las formas de creación humana agrupadas en lo que se conoce como “arte” o “cultura” poseen un propietario que extrae ganancias (que generalmente, no es el creador) y niega el acceso a estas representaciones, cuya producción y apreciación son frutos de una necesidad humana real. Por más que el ingenio de nuestra clase abra espacios para el acceso y/o el intercambio, ¡ni siquiera estas formas de representación nos pertenecen colectivamente! EDITORIAL Casi 3 años han pasado desde que la primera versión de este folleto de propaganda y agitación surcara las calles de esta y otras regiones del mundo. En este tiempo, nuestra clase ha sido testigo y partícipe de numerosas revueltas que amenazan la estabilidad de los regímenes capitalistas, ya amenazados con las cada vez más agudas crisis económicas que los carcomen desde dentro. En este escenario, una vez más ha sido el proletariado, el conjunto de los explotados, el que ha recibido los golpes más duros de parte de los Gobiernos y organismos supra-nacionales encargados de realizar los ajustes que rescaten a las instituciones financieras y a los Estados en quiebra. Pero los explotados hemos reaccionado: Ocupando las calles, recuperando y destruyendo mercancías, enfrentándonos a los guardianes del orden, practicando formas no alienadas de organización y resolución, ampliando los límites de la autogestión, rechazando partidos, sindicatos y parlamentos... Cuando miramos con atención cada rincón de esta maquinaria social que parece monolítica, podemos ver cómo en realidad su equilibrio es inestable y depende en gran parte de una ideología que, pese a todas las contradicciones del sistema, les hace ver a los/as dominados/ as que esta es la única vida posible. Cada vez que nuestra crítica (teórica y en actos) se vuelve más aguda e integral, esas contradicciones se develan con más fuerza como lo fundamental de nuestra forma de vida alienada. Sin embargo, nuestra conciencia de clase, de lo esencial como conjunto de explotados, aún es débil, y se ve confundida en otras señas identificatorias y separatorias que dan ventaja al poder: Ciudadanos, indignados, democráticos, clase media, estudiantes, trabajadores de la salud, de la educación, pacifistas/violentistas, ultras/moderados, etc. Por eso, hoy, cuando las crisis económicas agudizan la contradicción entre el capital y el trabajo, en la que los explotados debemos seguir dando para que una minoría dueña de los medios de producción subsista y continúe acumulando, la agitación y propaganda se hace urgente y necesaria. Cuando la “gente común” pide De cada realización práctica de nuestra posición en el contexto de esta realidad antagónica, surge difusamente el movimiento real que la suprimirá. Paso a paso nuestra posición se reafirma, pues: más democracia, lo que está realmente haciendo es reconocer en la práctica la enajenación !DEBEMOS RECONOCERNOS PASANDO AL ASALTO! tamente auténtica daría garantías. Entregar elementos para romper con esa mistificación !PROLETARIOS/AS DEL MUNDO UNIOS! cotidiana de la que es parte, la falta intolerable de control y decisión sobre sus vidas. Y todo aquello lo reviste con la imagen de la democracia, la cual en su expresión supueses una de las tareas de lxs comunistas/anárquicos, y eso se hace siendo parte de las experiencias de lucha (no de todas, claro está, sino de las que, luego de un determinado análisis, veamos como potenciales). La propaganda es acción directa que profundiza la autonomía de clase en el marco de la autoconciencia y la totalidad histórica, a la vez que entrega insumos teórico-prácticos para hacer crecer las llamas de la revuelta, cuyo horizonte es el derrocamiento violento del Capitalismo y el Estado. Las minorías proletarias más concientes deberán tener esto último claro al momento en que corresponda asumir nuevas tareas: El proletariado es revolucionario o no es nada. En este proceso también impulsamos nuevos actos de rebeldía y acción directa que posibiliten nuevas formas y espacios de encuentro para nuestra clase: Desde el panfleto a la huelga salvaje, pasando por la “guerrilla” comunicacional que se libra en el terreno simbólico, actividades “artísticas”, el terrorismo poético, la okupación, la orgía, la economía precaria, e incluso las caravanas destructivas contra los escaparates del retail y los núcleos insurreccionales. Todas estas prácticas autónomas nos hacen encontrarnos con otros explotados, compartir y evaluar en común estrategias y posiciones, y visibilizarnos como sector conciente que busca recuperar la organización de la vida en sus manos. En ese sentido, hemos visto cómo a lo largo del mundo, las revueltas –de carácter más o menos reformistas– se han extendido al calor del rechazo a los gobernantes vitalicios o de los ataques al bolsillo y dignidad de los trabajadores de los países europeos más pobres. Chile, por ejemplo, remeció al mundo con las imágenes de miles de jóvenes saliendo a las calles a exigir lo que consideran justo y mínimo. Sin entrar en la crítica de fondo al llamado “movimiento estudiantil” de esta región (ya lo hemos hecho en artículos publicados en Hommodolars.org), vale decir, de manera general, que no todo lo proletario es revolucionario, pero la ruptura comunista/anárquica sin la acción del proletariado constituido como clase es imposible. Por tanto, denostar como insignificante todo este “movimiento” por su reformismo y ciudadanismo, nula conciencia de clase, sus dinámicas políticas, es no apuntar bien las críticas. Muchos son los estudiantes que asumen que el problema es mucho más que tener educación gratuita y pública (como muchos trabajadores que no se compran eso del “trabajo decente”), y que los cambios deben ser radicales, porque lo que está podrido es la estructura misma de la sociedad. El problema viene con las federaciones, con los dirigentes, con los partidos políticos y organizaciones que ocupan su poder para domar a las “bases”. Es cuestión de ver a los secundarios, a su organización des-centralizada y des-ideologizada: A ellos, si no es por la fuerza bruta y la manipulación mediática, no se les puede domar tan fácilmente. Por eso la necesidad de profundizar la autonomía. Más allá, vale destacar lo que se llama el “rechazo a la clase política”, que si lo proyectamos es el rechazo “a la política” como una esfera separada del poder en la vida, practicada por especialistas. Por eso, al ver a miles de jóvenes organizados se habla del “reencanto con la política” o los más reaccionarios dicen temerosos que “el movimiento está politizado”, cuando en el fondo no reconocen que el rechazo que se manifiesta en otras prácticas de organización, que en fondo son políticas, en sentido amplio. Pero no debe “politizarse” el movimiento, sino que el conjunto de los explotados debe reconocerse en lo común, en su condición de seres obligados a vender su fuerza de trabajo o morir de hambre, a trabajar o morir de aburrimiento, y destruir todas las separaciones que existen en sus actos y su humanidad, entre él y los otros, entre él y el ambiente donde se desarrolla. La actividad del proletariado autónomo es anti-política, anti-económica, anti-artística, y así, en contra de la totalidad de las separaciones que nos fragmentan como potencias creadoras. Publicamos hace 2 años en estas mismas páginas el análisis de un historiador demócrata que calculaba las insurrecciones en esta región y señalaba que entre 2011 y 2013 correspondería una revuelta de magnitud, tomando en cuenta las estadísticas históricas. Este año puede ser decisivo en el camino hacia la ruptura total con esta pesadilla, más allá de profecías y esoterismos. Llamamos a superar las falsas dicotomías entre comunismo y anarquismo, pacifismo y violencia, masas e individualidades; figuras ideológicas, cristales inútiles, que no se atienen a la realidad de los procesos sociales. Asimismo, impulsamos la comunización desde ahora ya, porque el comunismo no es un conjunto de medidas a poner en práctica una vez que “se tome el poder”. No queremos tomarnos el poder ni esperar que sea tomado por una vanguardia para practicar lo que llevamos como potencia en nuestros cuerpos y corazones. Saludamos y damos un fuerte abrazo de apoyo a los camaradas encerrados en las prisiones a lo largo del mundo; a los proletarios jóvenes apresados en las revueltas callejeras; al compañero Tortuga, y a los camaradas que resistieron el montaje políticojurídico del “caso bombas”. Un abrazo fraterno, también, a los hermanos y hermanas que no conocemos, pero que sabremos reconocer por el brillo de sus ojos cuando el fuego derrita los cimientos del viejo mundo. Por qué hablamos de un “Comunismo Difuso”? “Entendemos la anarquía como una forma de organización humana carente de cualquier forma de poder político, en la cual la libertad de cada persona se extiende y se complementa espontáneamente con la libertad de las demás. la condición de existencia de la anarquía es la armonía entre los intereses particulares y los generales. Por lo tanto, comunismo y anarquía van de la mano” (COMUNISTAS POR LA AUTO-LIBERACIÓN INTEGRAL, TESIS DE ORIENTACIÓN, 2010). La solidaridad, la cooperación, el apoyo mutuo y las relaciones igualitarias interpersonales en todas las esferas de la vida, se encuentran en la esencia de lo que históricamente ha sido denominado como comunismo. No son obra particular de ningún grupo determinado o de alguna iluminada mente filantrópica, sino que constituyen tendencias histórico-sociales en la especie humana con un robusto fundamento biológico. Es decir, el comunismo es inmanente a la humanidad desde sus orígenes, y durante gran parte de su historia ha sido prevaleciente. De lo anterior no se desprende, sin embargo, que siempre hayan imperado estas relaciones de cooperación dentro de las sociedades humanas. Con la irrupción de las clases sociales y el Estado y, por tanto, de la explotación y opresión de un grupo social a manos de otro, las formas comunistas (anti-autoritarias) de relacionarse se ven reducidas y sistemáticamente atacadas, pues se encuentran en franca contradicción con la existencia misma de una sociedad escindida en clases, fundada en la alienación humana respecto a su producción material y su conciencia. Especialmente, en el sistema clasista capitalista –que actualmente padecemos– la solidaridad y cooperación se ven fuertemente disminuidas por el enaltecimiento de la competencia y el individualismo egoísta, pues estos últimos son fundamentales para la continua acumulación de capital en manos de la burguesía, lo que a su vez repercute en una cada vez más intensa explotación de la fuerza de trabajo humana (del proletariado) y mayor destrucción del ambiente en el que transcurren nuestras vidas. A pesar de esta permanente represión directa y/o “invisible”, las clases explotadas y oprimidas, que siguen de forma velada conservando las relaciones comunistas en muchos momentos de su vida cotidiana, y que son las verdaderas constructoras de toda obra humana, se han levantado -en distintos lugares y momentos históricoscontra la imposición de estas condiciones alienantes: se han constituido en movimiento real que subvierte las condiciones existentes, aunque no han logrado, por distintas razones (que deben ser profundamente estudiadas y discutidas), hacer perdurables y/o extender sus triunfos. De todas formas, lo que nos demuestran estos alzamientos y procesos revolucionarios, es que el comunismo existe hoy, difuso, en potencia, dentro de la sociedad de clases. De ahí que hagamos mención a un “comunismo difuso”, en contra de aquella visión mecanicista que eleva al comunismo a la categoría de paraíso idílico, alejado históricamente de nuestras vidas. Nosotros lo entendemos como una posibilidad y necesidad real, hoy. Pero tampoco hacemos apología a su actual grado de atomización. Al contrario, lo reconocemos ahora, encarnado en proyectos parciales, pero comprendiendo que la única forma de extenderlo es reforzarlo y transformarlo en fuerza concreta y hegemónica, construirlo en acción conciente de las clases explotadas y oprimidas, en lucha directa contra el capital y toda forma social clasista. Lo que diferencia esta concepción de una versión afirmativa, celebratoria y en definitiva “posmoderna” del comunismo, es que postulamos la necesidad de que desde los distintos niveles de expresión actual, necesariamente dispersos y esporádi- cos, del movimiento comunista, se pase al ataque. Tal es el criterio diferenciador del comunismo revolucionario, en oposición a concepciones más light de una serie de actos de seudo-comunización en convivencia pacífica con el poder. Esto no es mera poesía ni apología de la violencia en tanto mera forma, sino que es la reafirmación del contenido del viejo programa comunista que ya en 1848 hacía explícita la necesidad de trastocar y derribar violentamente el orden social capitalista. Esta concentración y desplazamiento de fuerzas para la liquidación del Estado y las clases es al mismo tiempo la afirmación Afilando laspalabras 5. C A P I TA L I S M O EL CAPITALISMO es la organización social en que la Economía se autonomiza e impone a todos los otros aspectos y fines de la vida humana, poniéndolos al servicio de la producción de mercancías. Desde la disolución de la comunidad primitiva y el surgimiento de las clases sociales, el dinero y los poderes separados, hasta la imposición violenta y posterior generalización de la forma capitalista de la producción se ha recorrido un largo proceso histórico cuyo resultado final es la sociedad de clases más concentrada y con los más altos niveles de alienación de la historia (donde los seres humanos se encuentran separados de sí mismos, de la comunidad y del producto de su actividad). Desde el siglo XVI hasta nuestros días este sistema social ha llegado a todos los rincones del planeta poniendo absolutamente todo en venta y además haciéndonos creer que tal era nuestro destino, pues las cosas siempre han sido y seguirán siendo así. ado que en tanto mercancías no interesa para nada la utilidad real de las cosas por su capacidad de satisfacer necesidades reales, todo el sistema social capitalista está orientado a la acumulación eterna de valor. Por eso en todas las áreas de la vida cotidiana bajo el dominio del Capital se produce una pérdida de cualidad en aras del crecimiento de lo cuantitativo (mercancías, dinero, capital y una "inmensa acumulación de espectáculos"). Como en el capitalismo la actividad humana deviene trabajo asalariado, la humanidad tiende a dividirse en dos clases antagónicas: la de quienes compran y la de quienes venden fuerza de trabajo (burguesía y proletariado, este último, heredero de todas las clases explotadas de las épocas previas al capitalismo moderno). del comunismo. Luego del momento negativo de destrucción del viejo orden, se plantea el interesante problema de la mantención de una vida comunitaria en que las funciones administrativas no se separen en un nuevo tipo de poder, en que se disuelva la política como esfera especializada. Es en este sentido que, de nuevo, concebimos a la comunidad humana como “difusa” en el sentido de anti-política (o post-política), en que los poderes están difuminados por todo el cuerpo de una comunidad humana consciente y auto-determinada. En definitiva, reconocer de una ma- § nera no conformista ni celebratoria las expresiones actuales de un movimiento comunista siempre presente, se torna fundamental para proyectar el enfrentamiento revolucionario con el capital y el estado sin caer en etapismos reaccionarios que se suelen imponer desde estructuras orgánicas de herencia e influencia social-demócratas (y sus respectivas concepciones ideológicas). Así, la promoción de ciertas características de determinadas experiencias de lucha proletaria, tales como la autonomía respecto a los aparatos políticos y sindicales, la profundización, radicalización e integra- lidad de la crítica, entre otras, constituye la principal tarea de las minorías revolucionarias, incitando constantemente a la autoclarificación teórica y al desarrollo de métodos de lucha coherentes con perspectivas auténticamente revolucionarias. Remecer las bases del capitalismo en sus relaciones cotidianas y de producción/reproducción material de la vida, preparándonos para el inevitable conflicto con las fuerzas represivas de la burguesía y todas aquellas que defiendan el viejo orden, he allí en donde se centran los esfuerzos de quienes nos posicionamos por el comunismo y la anarquía. “Todo el sistema de producción capitalista se funda en el hecho de que el trabajador debe vender su fuerza de trabajo como mercancía” (Karl Marx). Para poder asegurar su dominio sobre toda la sociedad, la burguesía o clase capitalista tuvo que conquistar el poder político. Mediante el Estado ("monopolio de la decisión política" según la acertada definición del fascista Carl Schmitt), la democracia y la ideología dominante, este violento y extraño sistema social logra reproducirse a diario desde las bases más profundas de la subjetividad y la vida cotidiana. El sentido del tiempo en el capitalismo es el del tiempo homogéneo y lineal de la producción de mercancías: bloques de tiempo vacío que son intercambiables entre sí, y que han perdido cualquier sustancia y cualidad porque "tiempo es dinero". El primer lugar donde se impuso este tiempo fueron las "casas de trabajo" de Inglaterra en el siglo XVI, luego aplicadas en Holanda y otros países centrales, donde se encerraba y obligaba a los ex-campesinos a volverse proletarios y aceptar la disciplina de fábrica. No por nada estas instituciones fueron la raíz de las cárceles y establecimientos penitenciarios que la burguesía generalizó en los dos últimos siglos, y que desde el inicio han cumplido una función esencial como intimidación hacia la fuerza de trabajo “libre” y de disciplinamiento y/o reducción de los refractarios. El capitalismo inventó la cárcel, y lo carcelario está presente en todo el espacio social conquistado por la producción de mercancías. demás de esta esencia carcelaria, la sociedad del capital tiene un sello mortuorio, lo cual no es de extrañar, pues el capital es, para Marx, una especie de vampiro que se alimenta de trabajo vivo convirtiéndolo en trabajo muerto. Donde se impone el capitalismo, todos pasamos a ser una especie de zombies, pues su verdadera 1 gran novedad del consiste en poner toda la actividad humana al servicio del "trabajo muerto". De ahí que el trabajo asalariado sea, bajo una fachada jurídica liberal, la forma moderna que adquiere la esclavitud. Frente al capitalismo y su dominación total, la contestación comunista por parte del proletariado no puede sino ser también una negación total del capitalismo, la democracia, el Estado, las ideologías, separaciones, el espacio e incluso el sentido del tiempo lineal propio de la producción de mercancías. La revolución proletaria es diferente a todas las precedentes: no puede hacer uso del Estado, −pues con ello mantendría nuevas divisiones de clase− y tras eliminar la resistencia de la clase dominante vencida, procede a la disolución de todas las clases y de sí mismo. Por otra parte, toda negación parcial de algunos aspectos del capitalismo conduce a diversas formas de expresión del mismo (distintos roles del estado, carácter privado o burocrático de la clase dominante, predominio de tal o cual estado-nación, etc.), que en nada alteran su naturaleza esencial de sistema productor de mercancías y de acumulación de valor. Para la Crítica de la Economía Política, como teoría del proletariado, tales fenómenos coyunturales no son el centro de atención: lo esencial en este desarrollo es el paso de una fase de dominación formal a otra de dominación material, que triunfa cuando se logra “reemplazar todas las presuposiciones sociales y naturales pre-existentes con sus propias y particulares formas de organización que median la sumisión del conjunto de la vida física y social a las necesidades reales de la valorización” (Gianni Collu, “Transición”, Invariance Nº8, 1969. Traducción en http://www.hommodolars.org/web/spip.php?article3142). 2 3 4 En el N°1 de CD incorporamos cuatro conceptos: - Comunismo, - Comunización, - Proletariado y - Sabotaje. En relación al segundo concepto, que no elaboramos nosotros sino que tradujimos un texto del sitio www.libcom.org, se generó un interesante debate con los compañeros de COMUNIZACION que puede ser leído en http://www.comunizacion.org/Debate%20sobre%20la%20comunizacion.pdf L a e ins u r r e c c i ó V a l p ar a í s o , En todos los ámbitos, se habla poco o nada de uno de los momentos más explosivos de la lucha social del siglo XX, la revuelta popular gatillada por un alza en los precios del transporte público (una práctica habitual del Estado/ Capital, mediante la cual extraen parte del salario del conjunto de los proletarios, y que se aplica hoy en día sin mucha resistencia), que se expresó desde los últimos días de marzo y los primeros de abril de 1957 en las calles de las 3 ciudades más numerosas de Chile. La historia oficial en versión izquierdista suele referirse a estos hechos tan sólo para condenar su “espontaneísmo”, e incluso ha propagado rumores de que los hechos de violencia proletaria (asaltos a armerías, ataques a la policía, comercios, edificios estatales y clubes burgueses, destrucción de monumentos, etc.) sólo se explicarían por el uso intencionado de “presos comunes” y de provocadores e infiltrados por las fuerzas del orden: no es de extrañar que esta sea la versión fabricada y distribuida por uno de los más importantes aparatos ideológicos del estado burgués, el P“C” (*). Ante un escenario de ofensiva burguesa conducida por el gobierno de Ibañez (antiguo dictador militar, reciclado como demócrata en las elecciones presidenciales 1952 –en que fue apoyado por una alianza que incluía desde sectores fascistoides a autodenominados “marxistas” del PS–), que incluyó el alza de más del 150% en el precio de los pasajes entre Valparaíso y Viña desencadenó que desde el miércoles 27 de marzo grupos de estudiantes, pobladores y obreros se volcaran allí a las calles en mítines relámpago, con barricadas y volcamiento de buses en las esquinas, que por sobre todo intentaban detener la circulación de vehículos y mercancías (materiales y humanas), paralizando así el funcionamiento normal de la sociedad del capital. Dicha actividad prosiguió y se fue incrementando, para llegar al clímax con los combates callejeros del sábado 30, en que la policía dejó dos muertos y varios heridos, pero recibió también su cuota de violencia proletaria al punto que quedó acorralada en la Sexta comisaría en calle Eusebio Lillo (a dos cuadras de Avenida Argentina), recibiendo ataques desde la calle y también desde arriba, con lluvias de piedras lanzadas por pobladas apostadas en Cerro C o n c “REPUDIAMOS ENÉRGICAMENTE LOS ATENTADOS VANDÁLICOS DE ELEMENTOS QUE ESCAPAN POR COMPLETO A LA DIRECCIÓN DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL”. “LOS ENCAPUCHADOS QUE HAN PROVOCADO DESMANES EN LAS MARCHAS ESTUDIANTILES SON UN GRUPO INFILTRADO A LOS CUALES SE LES PAGA POR HACER DESTROZOS”. FECH FECH 1957 Barón. La fuerza policial tuvo que ser rescatada por la Marina, que tras cubrir su retirada reemplazó con ayuda del Ejército a los de verde en la labor en que éstos claramente habían fracasado: mantener el orden del capital en el puerto. Las barricadas impresionantes de la noche del sábado 30 en Valparaíso fueron acompañadas de un espíritu festivo. La prensa burguesa denunció que bares y cantinas funcionaron hasta la madrugada, y que se había visto “grupos de exaltados que avanzaban por Avenida Argentina en total estado de ebriedad” (Diario La Unión, 3 de abril de 1957). Contra la multitud de proletarios rabiosos, el Estado sólo pudo salvarse respondiendo con descargas de fusilería. Luego de eso, en Valparaíso el movimiento decreció en intensidad y fue encorsetado en la forma de paralizaciones por horas y una jornada completa de paro el martes 2 de abril, acciones recuperadoras convocadas por el Comando Contra las Alzas (que junto a sindicatos y federa- 2012 ciones estudiantiles universitarias tuvo el honor de representar así, en estos eventos, la función de “izquierda del capital”, preocupada siempre de “contener elementos extraños” y condenar públicamente los “hechos de violencia”). Pero la llama de la rebelión ya se había encendido, y se propagó rápidamente a Concepción y Santiago, donde miles se volcaron a las calles al grito de “¡Valparaíso!” y pasaron al contraataque violento y masivo contra el Estado y el Capital, disputándoles por horas y días enteros el espacio físico de la ciudad –lo que demuestra el carácter contagioso de estas explosiones, en atención al cual se justifica plenamente que la clase dominante y la educación formal nos instalen una amnesia histórica y psicogeográfica. En Concepción, la reacción ante las alzas estuvo inicialmente en manos de las burocracias sindicales y políticas, lo cual puede explicar el que acá el movimiento no fue tan intenso en comparación a las otras dos ciudades. Las manifestacio- ó n c ep c i ó n , d e 1957 S a n t i ago “Turbas incontrolables llegaron hasta Plaza de Armas y empezaron a una metódica destrucción de bancos, casetas y faroles. Pequeñas fuerzas de Carabineros opusieron sus armas. Y aquí la gente tuvo la primera y engañosa sensación de victoria. Los uniformados escaparon casi con humillación. Vi cómo un grupo de unos 30 carabineros arrancaron de la plaza hacia Compañía seguidos de una lluvia de piedras. Se parapetaron en las puertas y en el Teatro Real. De allí disparaban al aire todavía” (La Tercera, 3/4/57). “Hechos sintomáticos se produjeron durante la asonada de ayer. Las turbas, en su afán sedicioso, no respetaron ninguno de los poderes constituidos del Estado. Pretendieron asaltar La Moneda y atacaron de hecho los edificios en que funcionan el Congreso Nacional y los superiores Tribunales de Justicia. La prensa no escapó, tampoco, a este afán destructor...” (La Nación, 3/4/57). nes callejeras se expresaron a partir del lunes 1 de abril y fueron respondidas con la declaración de Estado de Emergencia en Concepción, Tomé y Yumbel. Luego de las manifestaciones del 4 de abril se volvió a la normalidad. La máxima intensidad del movimiento se dio en Santiago, donde las manifestaciones y su represión fueron cada vez más intensas hasta llegar a un auténtico desborde popular el martes 2 en la tarde en la llamada “Batalla de Santiago”, que obligó al retiro de las fuerzas Carabineros y su reemplazo por tropas del Ejército. Los pacos ya no podían contener los ataques en su contra, y el gobierno estimó que su sola presencia en las calles había llegado a ser contraproducente. Luego de 3 horas de confusión en que el bando dominante perdió el control de las calles, recién a eso de las 21 horas se pudo reimponer precariamente el control de la mano del toque de queda, hasta lograr en palabras del General Gamboa, jefe militar de la zona, “dominar y aplastar la insurrección”. Los muertos en el bando proletario se contaron aquí por decenas, aunque la cifra oficial sólo reconoce 21 muertos y cerca de 500 heridos. La violencia de masas, por su parte, se expresó en múltiples formas de desobediencia y ataque, de la que dan cuenta algunos extractos de la prensa burguesa: “En la Gran Avenida, un grupo de estudiantes liceanos de ambos sexos subieron a un bus FIAT que pasaba sin guardia ninguna. Uno de los estudiantes, pistola en mano, exigió al chofer que devolviera a los pasajeros ‘los cinco pesos robados’. Como éste no atinaba a moverse ante el argumento de la pistola, una de las secundarias tomó dinero de la caja y entregó a cada pasajero el dinero que estimaba que habían pagado de más. En la esquina se bajaron muy alegres y satisfechos entre numerosos aplausos” (La Tercera, 2/4/57). Un frente interesante de la acción de los proletarios contra los llamados “bienes públicos” fue la crítica en actos del arte monumental burgués: a las 19 horas una “turba” atacó un monumento en construcción a Arturo Prat, en el sector de Mapocho, procediendo a incendiar y destruir totalmente su andamiaje de madera, fueron destruidos a pedradas los faroles del monumento a O´Higgins en Plaza Bulnes, e incluso la policía reportó un intento de incendiar la Catedral. Hacia la noche del martes, gran cantidad de “turbas” se movilizaban desde diversas poblaciones y recorrían barrios por Estación Mapocho, San Diego, San Miguel, Plaza Chacabuco, Barrio Matadero. Al igual que en Valparaíso, las organizaciones estudiantiles y sindicales tendían a actuar como garantes del orden en ausencia de la policía. Así, por ejemplo, cuando una muchedumbre intentó saquear Almacenes París en San Antonio con la Alameda, grupos de estudiantes “acordonaron el establecimiento y, armados con fierros, impidieron el saqueo” (La Nación, 3 de abril de 1957). Posteriormente, una declaración pública de la FECH se encargaría de expresar “su más enérgico repudio a los atentados vandálicos” de “elementos que escapan por completo a la dirección del movimiento estudiantil”. En las entrevistas realizadas por Pedro Milos a 40 años de los sucesos, el entonces Presidente de la FECH declara:“fuimos sobrepasados, sobrellevados en lo que era la intención del movimiento estudiantil de tomar esta bandera de reclamar por esta alza. Se vio que había no sé si otros intereses u otras organizaciones detrás de esta asonada, de este movimiento, pero la verdad es que no fueron estudiantes los que dimos un golpe siquiera contra los faroles…” (Entrevista a Eduardo Moraga, 5/1/94). Por contraste, los proletarios las emprendieron enérgicamente contra el alumbrado público y otras expresiones del urbanismo capitalista, como siempre se ha hecho en toda insurrección: “Me recuerdo haber visto un grupo de gente echando abajo postes de la luz eléctrica, era como sorprendente ver que los ataban, sacaban cuerdas, y quedaban doblados en las calles. La gente apedreando vitrinas, sacando cosas y enfrentándose a la policía…” (Entrevista a Manuel Cabieses, 28/12/93). A su vez, un dirigente de la juventud del partido estalinista recuerda lo siguiente:“El asunto es que el día 2 se producen movimientos masivos de gente. Hay combates en distintas partes de Santiago y en el fondo la masa logra conquistar los espacios. Se puede decir que ni el Ejército ni la policía habían podido tomar terreno en ese asunto. Los dueños, los que se quedan con el terreno fue una masa en la que ya cada cual hace lo que quiere. De ahí la sensación que embarga a esta dirigencia es que se nos escapa la cosa” (entrevista a Federico García, 4/2/94. El destacado es nuestro). Los días posteriores la calma fue volviendo de a poco. El día 3 la represión se cobró varias nuevas víctimas, y sectores poblacionales y sindicales que habían sido tomados por sorpresa el martes, trataban de hacer lo suyo (por ejemplo, una marcha masiva en San Miguel que derivó en incidentes y la acusación de intentar atacar una comisaría). Además de la ejecución directa de “saqueadores”, el aparato represivo destruyó la Imprenta Horizonte (donde se imprimían periódicos de izquierda), realizó una espectacular redada masiva contra un enorme grupo de individuos que se habían escondido en el Cerro Santa Lucía con la presunta intención de tomar las calles de nuevo en la noche, además de proceder a detener a cuanto ciclista anduviera por el centro bajo la sospecha de ser mensajero de los revoltosos (se requisaron más de 300 bicicletas). Producto de la represión hubo cerca de 500 detenidos –muchos de los cuales fueron luego relegados– y un número indeterminado de desaparecidos. El jueves 4 de abril a las 7 de la mañana hubo un fuerte movimiento sísmico, la violencia se hizo más aislada, y el viernes 5 el Gobierno anunció la creación de una comisión para revisar las tarifas de la locomoción colectiva. Miserias de la industria cultural chilena Cada cierto tiempo nos abruman con manifestaciones de arte espectacular como La Pequeña Gigante (Stgo. a Mil), la Trienal de Artes, el Día de la Música y otras plastas de nuestro tiempo. Ellas quedarán en nuestra memoria como claros ejemplos de un arte industrial y de un arte burocrático. Ambas ocurridas bajo el reinado del espectáculo integrado. Manifestaciones culturales como vivos ejemplos de la distinción existente entre un arte masivo y un arte elitista, entre un arte para masas y un arte para profesionales, aunque los convocantes hagan hincapié en el carácter “ciudadano” de dichos eventos. Y no es que creamos a priori que los organizadores sean mercaderes declarados o ególatras, iluminados e incomprendidos genios ocupando un merecido espacio en el debate cultural. No. Lo que ocurre es que la cultura en general, y el arte en parti- han devenido en cadáveres mil veces ultrajados por la necrofilia especialista. Lo que ocurre es que, siguiendo a Marx, cular, bajo el régimen de propiedad privada capitalista el arte cae bajo la “ley general de la producción”, que configura una contradicción –cada vez más sofisticada en nuestros días– entre arte y capitalismo, producción mercantil y libertad de creación. No obstante, este hecho no es nuevo y los eventos mencionados no son más que ramplonas manifestaciones de un fenómeno históricamente constituido. Las primeras colecciones de arte comienzan a conformarse en el viajes de compra (tours, de los que deriva la palabra turismo), pero no es sino siglo XVI. Se inician como encargos de la nobleza, hasta la consolidada burguesía del siglo XIX cuando el coleccionismo masivo se hace patente y se vuelve grotesco en el siglo pasado con el sistemático saqueo nazi y la política de compra de arte patrocinada por el gobierno norteamericano tras la Segunda Guerra Mundial. Sin duda, el interés que movía a unos y otros, burgueses y burócratas, “totalitarios” y “demócratas”, era la misma: acumular capital simbólico, status, prestigio social o nacional, incentivar el turismo cultural (que expande la tercerización del trabajo hasta hoy). En otras palabras, la posesión de una mercancía de alto valor de cambio, nulo valor de uso; inservible, pero decorativa. Tras la revolución burguesa de 1789, el artista se vio arrojado al mercado, tal como el resto de los artesanos (en progresiva proletarización); ahora con una libertad que realizar, pero lanzado al reino de la mercancía, en el que sus antiguos clientes cautivos (reyes, nobles, monasterios, iglesias, palacios, salones) ahora son quienes ponen los precios. Porque la nueva mentalidad exigió un mercado del arte, que separó a los artistas de su obra, mitificó al “genio” y la “obra maestra”, elitizó el acceso y producción de arte, alejó progresivamente a la clase embrutecida en largas jornadas de trabajo de las discusiones en torno a él, alimentó las apariencias y se coronó como la más siniestra de las mercancías hasta nuestros días. Simplificando, en este escenario al artista le quedaban dos caminos: convertirse en el actual artista de becas y subvenciones del poder, la caricatura del artista “crítico” y profesional o, en el marco de la relativa autonomía, independencia y originalidad del desarrollo artístico, llegar a la conclusión de que es hora de cambiar la vida, más allá de lo estrictamente estético e integrar sus investiga- (*) Una excepción a lo anterior la constituye el libro “Historia y memoria. 2 de abril de 1957”, editado por LOM en el 2007, que en más de 500 páginas presenta la investigación minuciosa y exacta de los hechos llevada a cabo por Pedro Milos. ciones a la lucha del proletariado por la destrucción de la sociedad de clases, es decir, integrarse a la crítica unitaria de las condiciones de vida, transformar el mundo, cuestionando la propia significación de la actividad artística y la de los contemporáneos, y las condiciones de la vida, en general. Y no es que creamos que los/as artistas son una lacra. Es un sistema que los/as controla de manera objetiva y subjetiva, mimándolos y disociándolos del conjunto social, el que los hace no llevar la crítica hasta la raíz. A pesar de eso, sabemos que la complacencia frívola y el éxito (Warhol, el trivial mercader por excelencia, como ícono), motivan la reproducción del modelo de vida y la integración y recuperación de los posibles “revoltosos” al engranaje. Las vanguardias históricas, especialmente el futurismo, dada y el surrealismo, fueron potentes gestos negadores de la triste historia garabateada más arriba, pero más triste resulta ver convertida hoy su lucha en una mercancía más, en decoración de museos, en vestigios de un asalto nunca perpetrado con éxito. ¿Qué pensaría el fantasma de Breton sobrevolando la galería Sotheby's en 2008, cuando se pagaron 3,2 millones de euros por nueve de sus manuscritos? Las vanguardias idearon y difundieron nuevos valores subversivos, pero fueron rápidamente trivializados por el poder dominante. La clave estuvo en lo mismo: esterilizar los descubrimientos al separarlos de la investigación global y de la crítica total. El mecanismo comercial y la especialización alejaron estos elementos del proletariado, evitando así la comprensión y utilización de estos gestos potencialmente revolucionarios por parte del movimiento obrero. Luego de esto, la mayoría de los artistas han optado por la primera de las opciones anteriormente enunciadas. ¿Qué podría parecernos más bello que la propagación e intensificación del incendio y el derrumbe de las condiciones actuales de sobrevivencia humana? Las vanguardias nos dieron la posibilidad de negarlo todo y recomenzar. Hoy los artistas ni siquiera niegan, tan solo buscan y describen la miseria que encuentran o entregan elementos para una evasión colorida. Una crítica que se aísle del todo antagónico, que no entregue posibilidades, que hoy no pueden ser sino radicales, es reaccionaria. En el actual estado de descomposición del arte, nada mejor que enterrar el cadáver mil veces ultrajado: la crítica radical del mismo y del mundo como la mejor obra de arte, el comienzo de la obra de arte total. Del griego POIEN, POIESIS = hacer, crear, producir En palabras del surrealista Péret, “la poesía es el verdadero aliento del hombre, fuente de todo conocimiento y este mismo conocimiento, bajo su aspecto más inmaculado”. Hoy debemos re-descubrir este sentido, el más profundo, su totalidad, su imagen de un mundo en constante movimiento contra la rigidez del poder monolítico. La posibilidad explosiva que de ello surge, en manos de quien tenga la intención de (re)apropiarse de su vida, de su humanidad, de la historia. No se trata de destruir el “poema” –a pesar de los gestos reaccionarios de muchos “poetas”– sino de derribar las separaciones que se han levantado contra la espontaneidad creadora que contiene la vida de todos los hombres (nunca patrimonio de los “genios”), aunque hoy esa espontaneidad esté, gran parte del tiempo, adormecida por el consumo de ideología, alentado por las manifestaciones más grotescas de la industria cultural y la publicidad. Hemos aprendido que el lenguaje se apodera de lo vivido, lo aprisiona, lo abstrae; sin embargo, los hombres se sirven de palabras y de signos para intentar reconstruir los gestos liberadores reprimidos y gracias a esto existe un lenguaje poético; un lenguaje de lo vivido (y de lo por vivir) que se enmaraña con la teoría radical, con la teoría que surge y penetra individuos y masas, convirtiéndose en fuerza. “La sensibilidad ha sido durante mucho tiempo –demasiado– una disposición pasiva al sufrimiento. Ella debe transformarse ahora en la herramienta misma del combate. Arte de reconvertir el sufrimiento en fuerza” (Tiqqun). El pensamiento dominante, cuantitativo, parcelario, ha caricaturizado la poesía como una inútil actividad de románticos, como elemento decorativo en manos de los “iluminados”. Dicen que es evasión, una huída de la realidad, como si no fuese la manifestación más íntegra del espíritu humano; y lo dicen porque no son capaces de concebir la realidad como conjunto y en sus complejas relaciones y son fanáticos de aplicar falsas oposiciones entre meditación y acción, sueño y realidad, utilidad y no utilidad, etc. Al poeta –libertario por esencia– se le pide siempre que “pronuncie palabras siempre sacrílegas y blasfemias permanentes y tome conciencia de su naturaleza y lugar en el mundo” (Péret). Así, generará una arma poética cuyo manejo debe aprenderse por si mismo, en una relación “donde la voluntad subjetiva se refuerza con la voluntad subjetiva percibida en los demás” (Vaneigem). Armas poéticas al alcance de los sentidos son el “desciframiento” de noticias, la revelación y el análisis del significado e intención de los términos con los que habla el poder, el sabotaje cultural, el plagio, el desvío, la elaboración de glosarios o enciclopedias, como manifestación activa en el combate por el lenguaje (que de manera general, es el combate por la libertad de vivir); practicar el diálogo abierto, la reunión, la lluvia de ideas, el silencio deliberado, el juego lingüístico; y como último ejemplo, potenciar el “lenguaje sensual” (Boehme), un lenguaje cercano a la naturaleza y el espíritu, a la espontaneidad del “hacer” individual y colectivo y que el mismo Vaneigem identifica con lo que Brousse y Ravachol denominaba “propaganda por el hecho” y que nosotros reconocemos y disfrutamos en el momento en que los hálitos de los amantes hablan el lenguaje de los cuerpos. Ahora es tiempo de hacer poesía, de vivirla, como acto creativo que nos reencuentra con nuestra humanidad en pleno. Las formas son diversas, más aún cuando ésta se cuela como mímica corrosiva en cada intersticio mal sellado por el poder: “La poesía siempre está en alguna parte. Cuando constatamos la descomposición de las artes, se descubre con más claridad que hoy la poesía reside fundamentalmente en los gestos, en un estilo de vida, en una búsqueda de ese estilo. Reprimida por todas partes, esta poesía florece por doquier. Brutalmente rechazada, aparece en la violencia. Consagra los motines, se desposa con la rebelión, anima las grandes fiestas sociales antes de que los burócratas la internen en la cultura hagiográfica”. (Raoul Vaneigem, “Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones”) 6. P O E S I A Ver también: B 20 082 01 0 Benjamin Péret, “El deshonor de los poetas”; Revista Tiqqun, “Y bien, la guerra”. Movilización 2011 Relatos en un presente invariante Santiago. “Vengo llegando la Utem en toma. No dejaron salir al paco herido, del rock calle- bombardeándolo con todas las botellas que se tomaron jero. Luego de mis la- ("y eso que estamos en zona seca", gritó unx que bores asalariadas me arrojaba desde el edificio), mientras por el otro saqué la polera lado, otro anti-batallón les daba a los chanchos con Salieron al ruedo Catrileo, Lemún, Cistery me uní. Impre- piedras. nas, etc. Justicia prole. sionante acción en las calles en Sta. Isabel con San Ignacio, barricadas intermedias del Luego, potentes, centenares de juveniles, huestes mixtas, centro de Stgo. donde las mujeres y los púberes demostraban asombro(San Ignacio, combatividad. Se acabó con todo lo que se podía 18, Lord Coltra- sa para tapar la calle, se tuvo el control por harto ne). Me topé justo rato, desviando el tráfico y en buena relación con con el choque de un los ciudadanos. Una zona liberada por largo rato que furgón de FFEE con me inspiró hasta pa’ escribir unas líneas poéticas una micro Transt- y declamarlas al viento. También se escuchaban himgo. Lesionado sólo nos anarquistas, de esos españoles que nunca me he un paco. Justo quedó aprendido. fuera de Se encontró un auto cerca del parque almagro, se dio vuelta y se encendió. No fue que los pacos estuviesen débiles, sino que los rebeldes estábamos más fuertes y espontáneamente unidos que nunca. Luego, dispersión paca, me quedé solo y retomé las actividades asalariadas, cambiándome la pinta en un recoveco de calle Eyzaguirre y tomando la micro hacia..., claro, sin ni siquiera intentar sacar la Bip. Preciosa jornada. La autoridad señala que el movimiento está perdiendo fuerza, claro igual no eran más personas que la última vez, sin embargo, hay otros sectores que se han unido y yo veo un crecimiento cualitativo. De la idea de la educación defendida por estudiantes, se pasa a una defensa que incluye trabajadores, pobladores, etc, y se integran otras temáticas (nacionalización, recursos naturales, afp, salud, etc). La mirada crítica se amplía y hay que agitar (aunque no sé si en las movilizaciones mismas, hay un poco de exceso de información, volantes, panfletos, discursos, etc), considerando que si la crítica se profundiza (tarea nuestra también), las contradicciones entre las "demandas de fondo" de los manifestantes y las imposiciones capitalistas-estatales se harán evidentes hasta el límite. Y ahí hay que darle. "Contra todo poder e idiología", decía un rayado en 10 de julio. Buen resumen de los efectos educativos y el horizonte de los rebeldes juveniles.” Valpo. “...vengo llegando de la ʹmarcha ciudadana‛ de acá en valpo. Había un ambiente carnavalero patético como ha sido la tónica del último tiempo, pero ahora se sumaron varios sectores de trabajadores, encabezados por gremios, sindicatos y todas esas bazofias, en fin. Mucha mucha mucha gente, más que la vez anterior incluso. De la marcha principal se desprendió un piño bastante grande de gente (yo diría que unas 5 mil personas) que se fue al corte callejero. Muchos piños organizados, mucha resistencia sin cuartel. Mucho conflicto con los verdes-rojos también, casi me pegan un par de ciudadanos. La weá en todo caso fue impresionante, un nivel de resistencia pocas veces visto. Ardieron varios autos, y la gente no le daba cuartel a los pacos; se vieron sobrepasados varias veces. Si no fuera porque se puso a llover torrencialmente, la cosa no para”. Conce. “Hoy día fui a la marcha estudiantil-social que hubo en Conce, había lluvia y aún así había mucha, pero mucha gente. En estos momentos estoy cagado de frío con la humedad. Como sabrán los trabajadores portuarios hicieron un paro de brazos caídos en solidaridad por 2 hrs. durante la mañana. Habían hartos profes y otros profesionales mal pagados. En fin, el tema es que este conflicto en verdad está generando solidaridad desde otros sectores, en verdad podría ser el germen de algo más grande. La clase en general apoya este movimiento. El problema es que las divisiones artificiales están siendo introducidas cada vez con mayor fuerza por la propaganda de la clase dirigente. Sólo se habla de los episodios violentos y entonces queda la sensación de que los "violentistas" funan la expresión pacífica del movimiento. Que los violentistas, y no el estado, es culpable de la repre. Esta wea se puede agudizar y los ricos lo saben. Por eso, luego de la marcha de hoy en Stgo. el chancho Ubilla hasta lanzó amenazas: "Están jugando con fuego" y weá. En mi humilde opinión en ese tema hay que difundir y agotar harto... es un "tema país" jaja...” Acaso se piensa que una sociEdad completa basada en el mercado nos va a educar para algo que no sea ser mercancias mas rentables? ? e dFin ual Lucro! caci nGuerra a la Burguesia! Acaso se piensa que con educacion gratis o con mejores condiciones en los colegios seremos algo distinto de lo que ya somos ahora, es decir, material dispuesto para la creacion de la riqueza de otros? ? El lucro no es “algo” que se pueda eliminar de un area especifica de la sociedad capitalista, sino una condicion indispensable para su funcionamiento Y ESTa EN TODAS LAS aREAS DE NUESTRAS VIDAS! En la alimentacion cuando nos llenan de productos toxicos solo para reducir gastos y elevar la ganancia de los productos. En nuestro tiempo cuando este esta completamente condicionado por nuestras actividades laborales y el consumo. En la salud cuando los bolsillos de doctores y banqueros se llenan a medida que se llenan los hospitales y cementerios. En la vivienda cuando nuestros hogares se parecen cada vez mas a ratoneras solo para sacar el maximo de casas por un minimo espacio. dinero es el principal En la diversion cuando el cr mediador de toda actividad re eativa. Desde que nacemos hasta despues de morir, desde que despertamos hasta que nos acostamos, toda nuestra existencia esta totalmente condicionada por el trabajo y el consumo, por el lucro que le generamos lxs proleterixs a la burguesia! CONTRA EL LUCRO SOBRE NUESTRAS VIDAS: REVOLUCION INTERNACIONALISTA Y ANTI-ESTATAL! "Insistimos, el momento es de acción, de intenso trabajo, de labor perseverante y efectiva, sin vacilar, sin un asomo de duda, como avalancha hacia el sol. Insistimos, hay que inundar de ideas anarquistas, todo, todo, así como el campesino empapa de agua la tierra erizada de cascotes y terrones resecos, sin que deje una molécula que no chupe el líquido generoso; así hay que inundar de ideas el cerebro escuálido, erizado de prejuicios, del pueblo. Insistimos, el grito de hoy es: COMUNISMO!, es el grito, el eco que cruza la tierra sublevando proletarios, despertando mujeres y hombres" Luego, bajo el sol se pudrirán los cadáveres Y muchos otros hombres que morirán en libertad El sol y los muertos en las tierras que se siembran Darán la belleza morena y la fecundidad Tendremos mucho cuidado en conservar puras nuestras manos Y de noche, lo mismo que Nerón, admiraremos el incendio de las ciudades El desplome de los muros Y como él con indolencia cantaremos Y más tarde cuando la peste haya purificado la tierra En dulce paz viviremos los bienaventurados, hombres y mujeres, Apacibles y puros, pues los lagos y los mares Serán suficientes para lavar la sangre de las manos. Guillaume Apollinaire Nº2&3 Cantaremos el fuego, la nobleza de las fraguas La fuerza de los zagales, los gestos de los ladrones La muerte de los héroes y la gloria de las antorchas Que forman una aureola alrededor de cada frente Contacto: [email protected] Correrá la sangre y sobre los rojos pantanos Inclinados, contemplaremos serenamente nuestros rostros Miraremos en los trágicos espejos La muerte de los amantes y la caída de las casas Hordas de sujetos eufóricos por la revolución comunista mundial/Redes por la autonomía proletaria/Varios colaboradores más o menos anónimos de ayer, hoy y mañana. Pero no cantaremos más ni el mirto de las viudas Ni el honor de obedecer ni el son de los cañones Ni el pasado, pues la claridad del nuevo día No hará que vibre siquiera la estatua de Memmon Editor Irresponsable: Iremos a contemplar la sonrisa de los muertos Caminaremos muy lentamente con los ojos cautivados Registrando con los pies bajo los patíbulos de las mandrágoras Sin pensar en los heridos, sin lamentar sus vidas – Saldrá: cuando se pueda La belleza de la primavera y los amores fecundos La dulzura de los ojos azules que la sangre satisface El alba que despunta y el frescor de las olas La dicha de los niños y la eterna existencia. – Cuando tiemblen de pánico los poderosos, los ricos Cuando en señal de miedo levanten sus manos Serenas ante el fuego las casas se derrumben Los desnudos cadáveres tirados por los caminos Agosto de 2012 PORVENIR Web: www.autonomiaproletaria.org Saint-Simon (1810) El hombre que ha observado esta conducta es aquel a quien la humanidad debe conceder la más alta estima... 1º Llevar, mientras la edad lo permita, la vida más original y activa que sea posible. 2º Adquirir conocimientos, con cuidado, de todas las teorías y de todas las prácticas. 3º Recorrer todas las clases sociales y situarse personalmente en las posiciones sociales más dispares, e incluso crear relaciones que jamás hayan existido. 4º Por último, emplear la vejez para resumir las observaciones sobre los efectos resultantes de las propias acciones, tanto en los otros como en uno mismo, y de dicho resumen establecer principios. ...resulta de la naturaleza de las cosas que para dar un paso capital en filosofía es preciso reunir las siguientes condiciones: El único medio para realizar progresos positivos en filosofía es el de realizar experiencias. Las más capitales de entre las experiencias filosóficas son aquellas que nos llevan sobre acciones nuevas o sobre nuevas series de acciones. Toda acción nueva no puede ser clasificada más que tras las observaciones realizadas sobre los resultados; de este modo, el hombre que se entrega a investigaciones de alta filosofía debe, durante el transcurso de sus experiencias, cometer muchos actos que puedan ser llamados locuras. Armando Triviño, diciembre de 1919. (transcrito y levemente modificado de sus "Arengas")