Revista Turismo Iriarte Num-1 2009 AF.indd

Transcripción

Revista Turismo Iriarte Num-1 2009 AF.indd
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia. El
turismo en Las Palmas de Gran Canaria hasta la
primera Guerra Mundial
Fernando Martín Galán*
Resumen:
En los casi cuarenta años que discurren entre la apertura de la Fonda Europa en
1876 y el cierre de hoteles en 1915 por el inicio de la Primera Guerra Mundial,
tuvo lugar la fase de nacimiento y primera organización del turismo en la isla de
Gran Canaria y su ciudad capital, Las Palmas. En el artículo se enmarca el cuadro
geográfico e histórico del turismo europeo coetáneo y el encaje de Canarias en
él. Se valoran los atractivos y las fortalezas que poseía esta ciudad portuaria para
beneficiarse de ese inicial flujo de viajeros o turistas y se aportan detalles del desarrollo de la primera generación de establecimientos de hospedaje en la misma. Se
explican los efectos de esa nueva actividad económica sobre el desarrollo urbano
y las nuevas edificaciones surgidas para atención a ese fenómeno de turismo inicial.
Palabras claves: Enfermos, viajeros, turismo, urbanismo, inversiones extranjeras, hotel, baños de mar, estación balnearia, Canarias.
Abstract:
The nearly forty years between the opening of Fonda Europa in 1876 and the
closure of hotels at outbreak of the First World War in 1915, saw the birth and
development of the first tourist organizations in Gran Canaria, in the capital,
Las Palmas. In the article the history and geography of tourism in the Canaries
is put in the context of Europe. The strengths and attractions to Las Palmas in
the context of tourism and its capacity to benefit from these first tourist and
visitors are revealed and the development of the hotel infrastructure is detailed.
This new economic activity is discussed which gave rise to new buildings and
urban development to satisfy the demands of the tourist phenomenon.
Keywords: Invalids, voyager, tourism, urbanism, foreign inversions, hotel,
sea bath, seaside, Canary Islands.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
1
* Profesor Titular de la Universidad de La Laguna.
Email: [email protected]
143
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
144
1. Introducción
Actualmente Las Palmas es una ciudad portuaria y de turismo –esto en
cierta medida–, además es paradigma de ciudad organizada a vivir el mar
desde el punto de vista urbanístico.
Hace un siglo, unido a una etapa de extraordinaria prosperidad económica resultado del fabuloso aumento del tráfico de barcos que se dio en su
puerto de La Luz y del éxito en el negocio de la exportación de plátanos,
tomates y papas hacia los mercados de Inglaterra, Alemania y Francia, tuvo
también en sus manos la posibilidad de ser una importante ciudad de turismo internacional con una estación balneario organizada para vivir urbanamente la playa y el mar. Pero tal oportunidad no cuajó entonces como sin
embargo podía haberse esperado.
En los cuarenta años que fueron desde 1876, año de la apertura de la
Fonda Europa y primer alojamiento con mejores condiciones de hospedería en Las Palmas, a 1916 o 1918, años de plena crisis del turismo en Canarias a causa de la Guerra Mundial, Las Palmas de Gran Canaria registró la
primera fase de su historia del turismo. En esas cuatro décadas en la ciudad
se sumaron los siguientes tipos de naturalezas de turismo: un centro o núcleo de hospedaje para viajeros en tránsito por negocios o para servicios en
las administraciones coloniales del África occidental y del sur; un centro
Fernando Martín Galán
Figura 1 - Plano de Las Palmas & Puerto de La Luz, en Samler Brown, A. Madeira,
Canary Islands and Azores. A practical and complete guide for the use of Tourists and Invalids.
Simpkin, Marshall, Hamilton, London 1922.
de estación internacional de visitantes por motivos de salud (invalids, con
padecerse pulmonares en su mayoría), a modo de estación sanatorium; un
centro de turismo de recreo y descanso de la forma de vida urbana en sus
países de origen y, también, podría haber llegado a ser una estación balneario marítimo del tipo seaside británica, riviera italiana, station balneaire
francesa o seebad alemana.
Mientras lo primero, segundo y tercero Las Palmas de Gran Canaria lo
llegó a ser al completo y se reflejó en su espacio urbano, lo cuarto no fue
posible. Por su parte, en la vecina isla de Tenerife en igual época y parecidas circunstancias, la pequeña ciudad de Puerto de la Cruz en el litoral del
Valle de La Orotava llegó a ser plenamente lo segundo y lo tercero, pero
no lo primero y cuarto; y la ciudad de Santa Cruz de Tenerife –capital de
la provincia española de Canarias– logró ser lo primero y lo segundo, pero
no lo tercero y cuarto. Nos limitaremos, en esta ocasión, al estudio de Las
Palmas de Gran Canaria.
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
145
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
2. Variaciones en el turismo que se dio en Las Palmas de Gran Canaria
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
2.1. Los inicios
146
Desde 1876 –y durante los ocho años posteriores hasta 1884– en que D.
Ramón López Sande abrió su Fonda Europa en el centro del barrio de
Triana, en la esquina de las calles San Francisco y Malteses (zona antigua
de Las Palmas) y en plena época de la grave crisis económica y social padecida en la isla por el hundimiento de las exportaciones de la cochinilla, a
esta ciudad llegaban ciertos extranjeros en su mayoría británicos para quedarse algunos meses o más tiempo, aquejados de enfermedades pulmonares
y atraídos por las propiedades de su clima atemperado, seco y calido de
los inviernos. Para su hospedaje se repartían por las fondas españolas de la
población, tales como las de El Herreño, Prats, Europa y otras pensiones
de menos categoría distribuidas mayormente por Triana o bien incluso en
algunas viviendas alquiladas exprofeso para la ocasión en las localidades de
montaña en Tafira o El Monte, principalmente.
En esa época la acogida de visitantes extranjeros con estados de salud
quebrantados no era siempre buena en las fondas o pensiones, por la desconfianza que despertaban entre los otros clientes o por los perjuicios que
pudiera acarrear a los hospederos, especialmente en caso de fallecimiento ya
que generalmente todo lo que hubiera pertenecido o usado el cliente, tísico
o similar, era quemado para su destrucción por razones de garantía sanitaria
para evitar posibles contagios, incluidas las pertenencias de la habitación en
que había residido o se había alojado. Reparemos en la escueta carta que
envió el vicecónsul de Inglaterra en Las Palmas, Mr. Horatio Wetherell, al
periódico de Londres The Times y publicada el 18 de marzo de 1880 bajo el
título de Invalids in the Canary Islands, lo que provocó escándalo en algunos
periódicos de Santa Cruz de Tenerife y de Las Palmas por proceder de la
autoridad que la firmaba.
LOS ENFERMOS EN LAS ISLAS CANARIAS
Al Editor del Times.
Sr.: El aumento de fáciles comunicaciones entre Europa y estas Islas y la
hermosura de este clima, han atraído últimamente un número mayor de
forasteros que de costumbre. Y. V. haría un gran favor permitiéndome, que
por medio de sus columnas, previniese a todas las personas de salud delicada, no venir aquí, no teniendo amistades personales donde alojarse. Los
enfermos, especialmente los que se pueda suponer padezcan de tisis, no son
recibidos en ninguna fonda, ni pueden alquilar ninguna casa vacía y no
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
tienen otro recurso que el Hospital. Varios casos he presenciado en que personas con mala salud pero aparentemente buenas, han sido arrojadas de
las fondas en que habían sido recibidas, así que han tenido noticias de que
padecían alguna enfermedad aunque no sea contagiosa y han tenido que
abandonar la isla con detrimento de su salud.
En febrero de 1884 abrió sus puertas para acoger clientes más exigentes
que los huéspedes de las fondas de Las Palmas el Quiney’s English Hotel,
establecido en alquiler en una amplia casona con jardín interior, de tres
plantas y construida hacía unos veinte años por D. Luís Navarro Pérez,
sobre parcela procedente de la demolición del desamortizado convento de
las monjas de la Inmaculada Concepción en la plaza de San Bernardo, por
la parte norte del barrio de Triana y próximo a la entrada oficial a Las Palmas por los jardines de San Telmo y por el muelle viejo de la ciudad. Su
propietario y manager era el londinense Charles Baker Quiney casado con
la agraciada Mary Ann Collis. El estreno y los primeros años de este nuevo
hotel, dotado de trato y confort británicos, coincidió con los inicios de la
construcción del nuevo puerto de refugio de Las Palmas en la bahía de La
Luz, por cuenta del ministerio de Fomento, y con el arranque del próspero negocio de dicho puerto como estación internacional de carboneo muy
concurrida rápidamente. En los siguientes seis años, hasta 1890, a Las Palmas fueron llegando más y más extranjeros con problemas importantes de
salud y en su gran mayor parte de nacionalidad británica. El médico inglés
Mordey Douglas –uno de los animadores británicos para la construcción
de un hotel de alto standig en Las Palmas–, en 1887 había publicitado las
ventajas de dicha ciudad como lugar idóneo para abrir un hotel sanatorium
(en el Puerto de la Cruz, Tenerife, se había inaugurado unos meses antes,
en 1886, el primero de esa naturaleza en las islas de Canarias, The Orotava
Gran Hotel posteriormente Hotel Martiánez).
Algunos libros aparecidos en Gran Bretaña en ese año de 1887 comenzaron a extender la fama del Puerto de la Cruz y de Las Palmas, principalmente, como localidades de health resort para pasar la estación del invierno.
Así de Isaac Latimer A Summer Climate in Winter. Notes of a Travel in the
Islands of Teneriffe and Gran Canary (en Plymouth), de Mordey Douglas
Grand Canary as a Health Resort for Consumptives and Othres (en Londres),
de Olivia M. Stone Teneriffe & Its Six Satellites (en Londres) o de Harold
Lee Madeira & the Canary Islands (en Liverpool). A finales del siguiente
año de 1888 llegó de incógnito a Las Palmas, en la primera de sus seis esIslas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
Soy de V. Sr. su servidor, Horatio Wetherell . Vice-cónsul británico.
(En El Independiente, 7/4/1880, Las Palmas de Gran Canaria)
147
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
tancias, el prolífico pianista y organista parisino Camille Saint Saëns, a sus
54 años, por entonces afamado compositor de música en Europa. De ésta y
siguientes visitas se proyectaría una favorable propaganda para esta ciudad.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
2.2. Impulso en alojamientos para un turismo de más calidad
148
Aunque en el último mes de 1889 el recién Gran Hotel Santa Catalina,
construido a las afueras de la ciudad por el norte, ya recibía los primeros
huéspedes fue inaugurado oficialmente en febrero de 1890. Éste fue el primer hotel de lujo en Gran Canaria (comparable al Gran Hotel El Balcón
de la Compañía Taoro del Puerto de la Cruz, en Tenerife, inaugurado en
diciembre de 1890), proyectado por el prestigioso arquitecto escoses y con
despacho en Londres James Marjoribancks Maclaren, para la Canary Islands Company Ltd. empresa con alguna relación con la armadora Castle
Mail Packet Company creada por el naviero Sir Donald Currie en Liverpool y que en aquellos años hacía la ruta Londres a Ciudad El Cabo con
escalas en Dartmouth, Burdeos, Lisboa o Madeira, Las Palmas y Santa
Cruz de Tenerife. Para la estética arquitectónica del original Hotel Santa
Catalina y sus jardines el arquitecto se dejó influir por la moda inglesa de
la época que para algunas construcciones, en los establecimientos de seaside
en ciudades costeras de los condados del sur de Inglaterra como Hampshire
y Sussex, se imitaba el estilo exótico y oriental del famoso Royal Pavillon y
sus jardines en Brighton, obra del afamado arquitecto John Nash que finalizó en 1826. El año del estreno del Santa Catalina debe considerarse uno
de los “años hito” en el fenómeno que se estudia y dentro de la historia del
turismo de Gran Canaria. En tal mismo año Samuel Brown sacaba de la
imprenta en Londres la primera edición de su muy reeditada Madeira and
Canary Islands. A completed guide for the use of invalids and tourists, ofreciendo indicaciones prácticas muy precisas para hacer viaje a las Islas Canarias.
Se puede decir que con el estreno de ese lujoso hotel –con posibilidades
para deportes de lawn tenis, golf, paseos por jardines, baños de mar en la
playa próxima, etc.– se inició una etapa de impulso de un turismo a lo
grande en cuanto a alojamiento en Las Palmas. En tal mismo año abrieron
en esta ciudad dos nuevos establecimientos, en la calle mayor de Triana The
Imperial Hotel y en la calle de Muro la Fonda Francia.
En 1892 el negocio del turismo se desarrollaba tan boyante que la Elder
Demspter and Cº, importante empresa de comercio ligada a la navegación
internacional y con sede central en Liverpool, creó la sociedad The Hotel
Metropole Company para la explotación de un hotel en Las Palmas vincu-
Fernando Martín Galán
lado a sus negocios de transporte marítimo y de alojamiento de turistas o
viajeros británicos de camino o de regreso de las colonias de África, dicho
hotel quedaría establecido inicialmente en un chalé inglés (de James Pinoock) ya existente en la parte de la vega de Santa Catalina, cercano a la playa
del mismo nombre y próximo a un balneario de baños de aguas minerales
abierto en 1869. La Elder lo bautizó con el nombre de Metropole por el famoso hotel de Brighton inaugurado en julio de 1890 y obra del prestigioso
arquitecto liverpuliano Alfred Waterhouse (muy conocido por su edificio
para el Museo de Historia Natural en el barrio de South Kensington de
Londres). Por aquello años se extendió la moda en Europa ponerle Metropole a nuevos hoteles de lujo en varias ciudades de turismo, algunos de
los cuales han llegado abiertos hasta hoy, así el de Montecarlo (1886), en la
localidad suiza de Como junto al lago (1892), el famoso de Bruselas (1895),
el de Blackpool (1905)... El de Las Palmas quedó establecido a medio camino entre la ciudad y el puerto de La Luz como el Santa Catalina y fue
inaugurado en noviembre de 1892, tres años después tras una remodelación
y ampliación obtuvo el aspecto de conjunto de arquitectura inglesa que
siempre se le ha conocido por los testimonios de postales y fotografías de la
época, con fachada de entrada a la polvorienta carretera al puerto de La Luz
y contrafachada a la magnífica vista sobre la playa de Santa Catalina y la
bahía de Las Palmas. Al respecto Francisco González Díaz, en un artículo
que dedicó a este hotel en 1903, escribía:
“NUESTROS REPORTAZGOS. El Hotel Metropole. [...]
El edificio se alza próximamente á mitad del trayecto entre Las Palmas y el
puerto de La Luz, en un sitio encantador, desde el cual dominase dilatado y
espléndido panorama. Mirando al Norte, las montañas violáceas de la Isleta, que se perfilan en el fondo azul del cielo, forman el límite del cuadro; al
Sur, detrás de una cortina de árboles, el caserío de la ciudad surge apiñado,
encaramado en los riscos, blanco y pintoresco; al Naciente, el mar se despliega cómo una decoración de ensueño y viene á quebrar sus olas al pie del
hotel y á festonar con sus inmaculadas espumas la muralla que por aquella
parte lo termina. Al Poniente, aparecen las dunas, el paisaje africano de los
Arenales, sembrado acá y allá de elegantes construcciones á la inglesa, villas, chalets, establecimientos agrícolas, é interrumpido bruscamente por la
zona vegetal, un delicioso campo ajedrezado donde el plátano y la palmera
se yerguen pomposos sobre los plantíos de patatas, maíz y trigo, formando
una espaciosa vega que se prolonga hasta Las Palmas.
El hotel Metropole queda encerrado en el inmenso semicírculo que tiene
por extremos el Puerto y la ciudad. Desde cualquier punto de sus galerías
y terrazas puede abarcarse el panorama entero: una marina soberbia con
toques de luz deslumbradores, con lejanías prodigiosas. A cada momento,
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
149
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
el humo de los steamers que buscan fondeadero en la Luz ó que toman
el largo, empaña la diafanidad inverosímil de la atmosfera, la cual luego
aparece aun más limpia, más clara; surcan el horizonte graciosas velas latinas semejantes á grandes gaviotas, pasan rozando con sus lonas las aguas
dormidas los barcos de pesca en bandadas.
[...]
150
El Metropole Hotel es una construcción de genuino estilo inglés, sencilla y
graciosa. Sus techumbres apizarradas, los menudos adornos de su arquitectura sin pretensiones en que abunda la madera pintada de blanco con filetes
verdes, le dan un aspecto agradabilísimo. Consta de dos cuerpos, y llevará
otro más que comenzará á construirse en breve. El conjunto resulta alegre,
brillante de color, muy característico. Rodea el edificio un pequeño parque,
admirablemente entretenido. [...]”
(En Diario Las Palmas, 21/8/1903, Las Palmas de Gran Canaria)
En El Monte Lentiscal (municipio de Santa Brígida) en una casa canaria de campo preexistente y delante de una hermosa finca de viñedos con
vistas despejadas hacia los paisajes rurales de esa parte de Gran Canaria,
sobre unos 500 m. a nivel del mar, se estrenó en 1892 el Quiney’s Bella
Vista Hotel (también de Charles Baker Quiney).
Nada de ello era ajeno al gran incremento del tráfico de barcos extranjeros (ingleses, alemanes, franceses, belgas o italianos principalmente y vapores en gran mayoría) que recalaban en las aguas del puerto de La Luz, para
comprar carbón como combustible para la propulsión, agua o alimentos
frescos con el fin de continuar ruta o para cargar frutos del país para el comercio de exportación y descargar artículos industrializados de consumo, o
para dejar y tomar turistas o viajeros. En La Luz, desde 1886, el tráfico de
buques conocía un acelerado y espectacular crecimiento constante que derivaba de operar aquí diversas líneas navieras extranjeras de barcos correos o
de barcos de paso que movían por la ciudad a una numerosa población flotante. De manera que el turismo en Las Palmas era uno más de sus efectos,
así la gran mayoría de turistas británicos llegaban hasta aquí como resultado de la combinación de los trayectos de barcos de transporte de carga de
frutos desde Canarias para el Reino Unido, que a su vez en sus camarotes
hacían de barcos de pasaje para unos clientes especiales los turistas invalids,
principalmente desde los puertos de Liverpool o Londres y a precios muy
atractivos. Los barcos gestionados por las casas británicas Elder Demspter
& Cº primero y la Yeorward Bross Ltd. posteriormente fueron decisivos en
ese negocio.
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
Las Palmas de 1890 era vista así por Eduard Dolhowsky que estuvo de
paso el 23 de mayo del citado año:
Conocía Las Palmas desde un viaje anterior; sin embargo bajé a tierra y,
en compañía de un señor francés, fui a visitar la ciudad. [...] Fuimos, como
es justo, antes de todo a la catedral y noté que todavía no estaba acabada.
[...]
Volvimos a hablar del Teatro y me dijo que le parecía demasiado grande
para la población. Yo le objeté que ya que Las Palmas es, sin duda, una
población del porvenir, me parecía que era ganar tiempo y dinero haberlo
hecho algo mayor; a lo que me contestó el ciudadano francés, que eso estaba
por ver; pero que hoy pasa lo siguiente: que si llega una compañía, que generalmente es una medio quebrada compañía italiana, y si da una función,
no hay entonces bastantes espectadores y la consecuencia es que la compañía,
–inclusos los tenores y barítonos, los bajos y primadonnas– quiebra totalmente y que hay entonces que buscar dinero por medio de suscripciones, para
poder, a precio reducido, embarcar al país natal toda aquella macaronada.
¡Triste y prosaico “finale”!
Yo puedo decir que eso, por de pronto, me ha parecido una exageración, porque cuando en un pueblo se sacrifica tanto dinero para elevar un templo a la
diosa Talía, es que sin duda la deidad tiene allí muchos admiradores.
Desgraciadamente no pude esta vez visitar el célebre Museo de aquella
ciudad ni ver a su ilustrado fundador y director que estaba “remplissant son
mandat de député provincial a Ténériffe”.
Tomamos uno de los vehículos que hacen el viaje de la ciudad al Puerto, en
cuyo trayecto noté a la derecha, casi a la orilla del mar, una casa de ladrillos
rojos, de estilo moderno inglés y por lo tanto de pésimo gusto arquitectónico
[se estaba refiriendo al chalé de James Pinoock donde se instaló el
Hotel Metropole dos años después].
Del mismo defecto adolece el hotel Sta. Catalina, recién fabricado, en el cual
se notan, por variar, ciertas pretensiones, pretensiones solamente, de estilo
morisco. Me han dicho que por dentro está arreglado con todo el “confort
moderno”.
Ya cerca del Puerto fuimos a visitar la fábrica de hielo, artículo que hoy
se emplea no solamente en usos domésticos sino también en aplicaciones
terapéuticas y empieza afortunadamente a contarse también entre nosotros
como artículo de primera necesidad.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
“Impresiones de un viaje. Salí de Santa Cruz en la noche del 22
de Mayo [en el vapor La Meuse de la Compagnie de Navigation Nicolas Paquet Aîné et Cie], y me desperté delante del Puerto de la Luz.
[...]
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
151
El dueño de la fábrica, joven y activo, de nacionalidad inglesa, me dio todas las
explicaciones concernientes a su industria y nos ofreció un refresco de exquisita
agua gaseosa, la que nos vino muy bien, pues el calor era bastante fuerte.
El camino entre Las Palmas y el Puerto de la Luz es árido y arenoso; están
construyendo un tranvía de vapor que seguramente será de gran beneficio
para el comercio, pero en cambio Las Palmas perderá mucho en estética.
Si se atiende a las condiciones en que esa vía se va a construir, son de temer
desgracias futuras, pues no tiene la anchura necesaria.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
nta
eta,
or
ana
en
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
152
Los que deben alegrarse de ese adelanto, son las pobres, pobres bestias, que
conducen carga y pasajeros y son guiadas por inhumanos y crueles cocheros,
como he visto pocos en mi vida, a no ser en Málaga, Granada y Valencia
–¡triste privilegio!
Partí de Las Palmas por la noche y cuando salí a la mañana siguiente a la
cubierta del vapor, ya el cielo claro y alegre disipó algo las últimas melancólicas impresiones del día anterior.
[...]
Su aftmo. s. s. q. b. s. m.
Eduardo Dolhowsky. Puerto de Orotava, el 6 de Agosto 1890”.
(En Diario de Tenerife, 8/8/1890, Santa Cruz de Tenerife).
Así en los cinco años siguientes a la inauguración del Gran Hotel Santa
Catalina, 1890-95, quedaron disponibles como nuevos hoteles para ser elegidos por los visitantes, además de los ya citados Metropole y Bella Vista,
también el Hotel París en la calle de Santa Clara y que luego pasó a la mayor de Triana, el Hotel Colón que posteriormente fue sustituido por el de
Inglaterra, el Catalán en la calle Remedios, el Victoria primero en la calle
Triana y luego trasladado a la calle Carnicería (posteriormente Mendizábal) en Vegueta, el Cuatro Naciones en la calle Remedios o la Fonda Nueva
en la calle de Triana. Y en la parte del nuevo barrio del Puerto de La Luz los
hoteles La Luz y La Central. Todo ello con independencia de la diversidad
de otras fondas y pensiones de menor condición.
Incluso, en 1894, estuvo en estudio la posibilidad de construirse en Las Palmas un hotel sanatorium belga que animaba el coronel retirado de esa nacionalidad y residente en Las Palmas Monsieur E.H. Walton, comerciante industrial
y que tanta propaganda había hecho en favor de esta isla a través del periódico
Le Précurseur de Amberes, proyecto que posteriormente fue resucitado por el
diario de Bruselas Le Soire en diciembre de 1897, pero que no se avanzó.
Lo que un típico turista británico hallaba al alojarse en un hotel de Las Palmas o de Tafira o del Monte, para pasar una temporada que le pudiera servir
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
Ve
ca
Lu
fo
de reparación parcial o total de su salud, podría ser lo reflejado en este anuncio
inserto en una página del Diario de Las Palmas del 12 de junio de 1894:
El distrito del Monte ha sido reconocido como el más sano en la isla; el aire
es puro y el panorama en extremo pintoresco.
En todas direcciones se encuentran lindos paseos, hallándose el Hotel muy
cerca de la Caldera, Atalaya y Sta. Brígida.
El coche de hora sale de Las Palmas para el Monte a las 7 y medía de la
mañana y 2 y media de la tarde, y del Monte con destino a Las Palmas a
las 9 y media de la mañana y 4 de la tarde.
En caso que se desee tomar habitaciones se suplica dirigirse al Hotel Inglés,
Plaza de San Bernardo, Las Palmas”.
En un suelto del mismo periódico pero del día 12 de marzo anterior, en
cambio, se puede palpar la otra horrible cara de la misma moneda:
“Muerte repentina. En el día de hoy amaneció muerto en el Hotel Catalán, y en la habitación que ocupaba, un señor de nacionalidad inglesa que venia padeciendo de grave enfermedad.
El juzgado de 1.° instancia se constituyó en el citado Hotel, instruyendo las
oportunas diligencias.
La muerte se atribuye a una fuerte hemorragia”.
En paralelo, hacia 1892, estaban teniendo lugar otros dos procesos urbanos muy significativos para el crecimiento de la ciudad de Las Palmas del
futuro: desde 1887 en adelante la conformación inicial del barrio de “los
hoteles” –denominación por la tipología de casas unifamiliares de extranjeros o villas entre huertas y jardines distribuidas en medio de los Hoteles
de Santa Catalina y Metropole por la zona de las playas de Santa Catalina– posteriormente en el siglo XX este sector ha sido conocido por barrio
de Ciudad Jardín; y por otro lado, en la ribera de la extensa playa de Las
Canteras, en la parte de poniente del istmo de Guanarteme separador del
industrial puerto de La Luz, el comienzo de sus primeras construcciones.
Playa elegida para veraneo por parte de algunas familias pudientes de Las
Palmas. Aquella zona de la Vega de Santa Catalina, en las afueras de Las
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
“Hotel Bella Vista, Monte. Este nuevo hotel situado a una
altura de 1.200 pies sobre el nivel del mar y a distancia de una hora en
coche de Las Palmas, se halla abierto para la temporada de verano a precios
muy reducidos como son 4s/- 6s/- y 8s/- diarios según la habitación que se
ocupe.
153
Pa
na
cia
tra
fu
qu
Pa
se
an
18
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
Palmas y orientada hacia la playa y el mar por la bahía de Las Palmas, con
casas “hoteles” de británicos residentes y con turistas alojados en los dos
Hoteles ya comentados, tuvo cierta inicial influencia del Brighton de la
época por lo que ya se dijo.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
2.3. Ciudad invernal de turismo de salud
154
De esta manera Las Palmas, ciudad secundaria de provincia o no capitalina,
estaba consolidándose además de como principal ciudad portuaria de este
Archipiélago como ciudad de invierno para turismo de salud, en medio de
una fase de la historia de la isla de acusada britanización de su economía.
En 1895 la prosperidad en esta ciudad se palpaba en múltiples aspectos
y las condiciones del transporte de turistas desde sus países de origen hasta
Gran Canaria y su permanencia en ella, tanto en invierno como en verano,
eran vistas así por el vicecónsul británico en Las Palmas Mr. Ferguson, en
su Informe sobre Gran Canaria, correspondiente a 1895:
“Las comunicaciones con el extranjero han mejorado muchísimo durante los
últimos años, especialmente en lo que se refiere al tamaño y a la comodidad
de los vapores que hacen escala aquí. De disponer de más capacidad en hoteles de primera clase, así como de barcos correos mayores, con destino al Cabo,
Sudamérica y Nueva Zelanda, que hicieran escala aquí con más frecuencia,
obtendríamos un incremento de turistas. Como prueba de esto, las ventajas
ofrecidas por los vapores de la North German Lloyd que navegan entre este
lugar y Southampton han sido muy apreciadas, y con ello su disponibilidad
de alojamiento para los puertos intermediarios ha quedado cubierta. La
gran necesidad en este lugar es lograr unas comunicaciones más rápidas
y constantes con Inglaterra en barcos de primera clase, con alojamiento y
servicios de comidas apropiados al transporte de enfermos. Los mayores
elogios han sido para los servicios que presta la North German Lloyd, y
sería conveniente que algunas de nuestras líneas inglesas de primera clase
que pueden competir con el departamento de abastecimiento de comidas de
esta compañía, especialmente las que pasan por Southampton, firmaran
acuerdos mediante los cuales se comprometan a viajar más rápido y ofrecer
un buen servicio semanal a este puerto durante los meses de noviembre,
diciembre y enero, en viaje de salida, para regresar en marzo, abril y mayo.
Cualquier compañía que en cuatro días se comprometa a ir o venir hacia o
desde Southampton y Canarias estaría muy bien apoyada. Las únicas dificultades que se plantean para estos barcos de primera clase que recalan aquí
rumbo a su país son las viejas normas de cuarentena; aunque los barcos se
despachan inmediatamente y son revisados por las autoridades sanitarias
del puerto a petición del agente a cualquier hora del día o de la noche, las
normas del puerto, desafortunadamente, siguen prohibiendo que los barcos
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
[...]
Hoteles.-Aunque no quede clasificada dentro de las principales industrias,
es correcto afirmar que el capital inglés ha encontrado una salida en la
construcción y apertura de dos magníficos hoteles, el Santa Catalina y el
Metropole, hoteles estos dos capaces de hospedar a más de 120 huéspedes.
Además, se está construyendo un tercer hotel de primera clase en el Monte, con los últimos accesorios sanitarios, ideal para el turista de calidad.
Además de esto, también se han ampliado otros hoteles y se están abriendo
nuevas sucursales en Gáldar y en otras partes de la isla. Actualmente la
capacidad de alojamiento es de 500 camas, y durante la temporada pasada
se criticó duramente a los hoteles por no disponer de alojamiento suficiente,
por lo que muchos turistas se vieron obligados a trasladarse a otras islas del
Archipiélago.
Alojamiento en casas-chalés.- Hay una gran demanda de casas tipo chalé
de distintos tamaños. Si se pudieran construir casas de calidad, se podría
hospedar a muchísima más gente durante el invierno en la isla, puesto que
a muchos enfermos les resulta muy agotadora la vida en un hotel masificado
y perjudicial para su restablecimiento y preferirían, pues, vivir en una casa
de huéspedes o en un chalé privado. Las mejores zonas para este tipo de
construcción en la ciudad están cubiertas de casas de inferior calidad que,
de comprarlas y llevar a cabo un buen plan de construcción, se obtendrían
unas ganancias inestimables (los edificios nuevos están dando de un 15 a
un 20 por 100 sobre la inversión), además de mejorar muchísimo la ciudad
como recurso para los enfermos, para los que, por su inigualable clima, el
lugar será cada vez más atractivo.
Clima.-El clima de las islas, que tanto ha beneficiado a muchos enfermos
que han llegado a tiempo de sacar provecho del mismo, se está apreciando
cada vez más. Pero es una lástima que no se haga suficiente hincapié sobre
el tema de que el clima veraniego de este lugar en especial es magnífico; debido a los vientos alisios del Noroeste, que soplan constantemente, pero sin
tormentas ni vendavales, excepto en los lugares protegidos de la parte sur
de la isla, el clima es de lo más placentero y tonificante.
Son muy pocos los casos en que las curas no han surtido efecto a los enfermos
que han permanecido dos inviernos y que, posteriormente, han sido trasladados a las tierras altas del interior en los meses de verano”.
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
se abastezcan de carbón si están en cuarentena. Cuando esta restricción
desaparezca, que se espera que sea pronto, como ha sucedido en casi todas las
demás estaciones carboneras del mundo, puede que se consiga un aumento
importante del comercio de pasajeros y del número de barcos correos que
hacen escala aquí, [...]. Es bastante extraño y penoso que una ciudad que
ha mostrado por sí misma, y de diversas formas, ser avanzada y dinámica,
interfiera de manera negativa, como actualmente lo hace, a la prosperidad
de su puerto haciendo hincapié en las limitaciones innecesarias en perjuicio
de su tráfico marítimo.
155
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
[...]
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
En suma, era tal el desarrollo de la actividad del turismo de salud y sus
efectos sobre la vida social y material de la ciudad, que los habitantes más
conscientes y preparados comenzaban a comprender que se hacía necesario
dar un salto adelante e ir hacia la transformación de esta población en una
estación de invierno además de salud, de recreo y ocio tanto para un turismo terapéutico como para uno de recreo o placer:
156
“LAS PALMAS, ESTACIÓN DE INVIERNO. Hace pocos días indicábamos en un suelto la necesidad, por todos reconocida, de hacer grata la
estancia entre nosotros a la colonia extranjera, ya tan numerosa. Conviene
insistir sobre este punto, digno de consideración y estudio.
Nuestro clima sin igual atrae a los extranjeros, que afluyen cada año en
mayor número buscando alivio a sus dolencias o simplemente reposo; pero
el clima sólo no basta para retenerles aquí. No encuentran nada de cuanto
con abundancia les ofrecen otras estaciones de invierno: vense obligados a
vivir en la reclusión de los hoteles, al cabo fastidiosa, como no empleen sus
ocios en excursiones campestres.
Tal género de vida, bueno para ser llevado durante un tiempo breve, acaba
por hacerse insoportable a nuestros huéspedes, acostumbrados en su mayor
parte a los placeres y atractivos múltiples de la existencia en los centros populosos de Europa. Es indudable que acortan por esta causa su permanencia
en nuestra tierra y debe tenerse por seguro que, de vuelta la suya, no darán
los mejores informes acerca de como se vive en Gran Canaria: dirán que
transcurren aquí enteros los meses invernales sin que la sociedad se reúna,
sin que se den bailes, conciertos ni ningún otro género de espectáculos, sin
que se presenten ocasiones ni facilidades para distraerse cultamente.
Dirán que no hay en Las Palmas sociedades o círculos donde se encuentre
el movimiento social, como existen aún en ciudades de menos importancia
que la nuestra; dirán que todo se reduce a unos paseos dominicales en los
jardines de la Alameda, cuyos paseos precisamente terminan cuando ellos,
los extranjeros, llegan y que después el retraimiento y la soledad reinan casi
sin interrupción, y la gente se pasa las horas ociosas bostezando, sin saber
como sacudir el fastidio.
Esto dirán, y esto es la verdad, como bien nos consta a todos. Intelectual y
socialmente considerada Las Palmas se encuentra bajo cero: la apatía propia de nuestro carácter ha impedido hasta ahora crear ni para nosotros ni
para los de afuera los elementos de ornato urbano y de cultura que tanto
se echan de menos. Vivimos como en una aldea grande, de puertas adentro, vegetando, expiándonos, destrozándonos en las porfías mezquinas de
nuestra política local, sin aspirar a nada, sin mirar hacia ninguna parte,
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
sin comprender siquiera donde están nuestros verdaderos intereses y donde,
por tanto, conviene aplicar nuestras fuerzas.
[...]
(En Diario de Las Palmas, 23/11/1895, Las Palmas de Gran Canaria).
En el quinquenio que siguió hasta 1900, a los alojamientos para turistas
que ya existían en Las Palmas se les sumaron otros tres: el Hotel and Boarding House La Esperanza en Tafira-Monte y la fonda El Rayo en el puerto
de La Luz, ambos en 1897, y al año siguiente el Hotel Santa Brígida, nueva
gran construcción hotelera establecida con vistas hacia las extensiones de
viñedos en el Monte Coello (municipio de Santa Brígida) a 10 kilómetros
de distancia de Las Palmas y a unos 550 m. sobre el nivel del mar, en la
carretera al centro de la isla. Dirigido por su propietario el muy popular y
poliglota suizo nacionalizado español Mr. Alaricus Delmar, gran hostelero
y animador del turismo en Gran Canaria. Éste último hotel vino a ser uno
de los tres más importantes con que contó Gran Canaria para el turismo,
junto al Santa Catalina y al Metropole. Construido nuevo en edificio de
tres plantas con una factura característica de hotel inglés de montaña con
tejados cruzados, balconadas y galerías abiertas orientadas al sur y con todo
lujo y confort. Fue el alojamiento típico de alta calidad en localidad de
montaña con sus posibilidades de paseos y excursiones, esmerados trabajos
en su cocina y con un verdadero jardín botánico formado por varias miles
de plantas (la propaganda anunciaba que 5.000), todo ello constituía su
gran atractivo.
Éste fue el último de los grandes hoteles edificados nuevos con capital
británico para la explotación del negocio del turismo en la isla, junto a los
dos anteriormente citados. De esta manera al comienzo del siglo XX la
ciudad de Las Palmas hizo su andadura hasta la gran crisis de la Guerra
Europea de 1914, en cuanto a alojamientos para turistas y viajeros, utilizando una mayoría de hoteles e instalaciones anexas pertenecientes a la época
del último decenio del siglo XIX .
Debido al éxito de viajeros y visitantes que arribaban a Las Palmas a
través del puerto de La Luz uno de los erigidos nuevo fue El Rayo, de
capital español y establecido en la zona del Puerto en 1902, que aunque
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
Por patriotismo, pues, ya que no por consideraciones de otro orden menos
elevado, dotemos a nuestro país de los elementos de vida que hoy no posee,
realizando algo de lo que se está llevando a cabo en Málaga, población parecida a Las Palmas por las condiciones de su clima y por aspirar a ser una
concurrida estación de invierno”.
157
rin-
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
ya
Esen
ón
de
ra
zo
uás
na
ura
ue
aro
ba
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
158
Figura 2 - Gran Hotel Santa Catalina en Las Palmas inaugurado en 1890, del arquitecto
James Marjoribancks Maclaren. Empleó un estilo que seguía evocaciones del famoso
Royal Pavillon y sus jardines en Brighton, del afamado arquitecto John Nash (1826).
existía ya como fonda en otra casa desde 1897 cambió de sede y se trasladó
a un recién terminado edificio de dos plantas ubicado en posición central
en los jardines públicos delante del muelle de Santa Catalina (actual parque
del mismo nombre), frente a la entrada a la ciudad llegando desde el citado
muelle de desembarque de pasajeros.
Este hotel moderno aunque no de lujo, si bien se localizaba próximo
a la playa de Las Canteras, no nació con preferencia para acoger clientes
que lo usaran como residencia para darse baños de mar en esa playa, sino
con vocación de servir alojamiento y comidas a los forasteros nacionales
y extranjeros que tuvieran necesidad de relacionarse con el “mundo” del
puerto o como alojamiento de contacto inicial con Las Palmas. Jugaba con
la ventaja de ser hotel de recibimiento en la ciudad, pero generalmente los
turistas y viajeros eran dirigidos por los intérpretes de los hoteles desde los
barcos a los de la Vega de Santa Catalina o a los de Las Palmas, o llegaban
ya con la intención de trasladarse directamente a Tafira o El Monte.
Entre tanto, la ciudad capital de la isla había ido dotándose en su modernización con los adelantos de la construcción del puerto de refugio de
La Luz (desde 1883), la comunicación con el exterior por cable telegráfico (1884), el abastecimiento municipal de agua potable a los caseríos del
Puerto de La Luz (1887), del servicio de teléfono (1891), del teatro Tirso
de Molina (1890), del tranvía a vapor entre el mercado de Las Palmas y el
muelle de Santa Catalina primero (1890) y después hasta el “muelle granFernando Martín Galán
ter
hi
m
pe
es
viv
es
el
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
2.4. Apogeo. Hacia una ciudad de invierno también de turismo de recreo
1900, fecha a posteriori de lo que fue y significó para España la guerra del
98 contra los Estados Unidos de América por su implicación en la guerra
de la Independencia de Cuba, fue otro de los “años hito” en el estudio sobre
el turismo de Las Palmas de Gran Canaria en su primera fase. A partir de
aquí la tendencia fue de creciente apogeo en el turismo que nos llegaba y
a la vez se fue exteriorizando un cambio en la naturaleza del turista que
buscaba algo más que únicamente un alojamiento con confort para una
estancia en este clima que le restableciera su salud mermada. Las guerras de
Cuba y con Estados Unidos habían acabado; en Las Palmas por sus relaciones internacionales fáciles a través de su muy dinámico puerto se sintió la
alegría de superar aquella crisis y estado social depresivo, lo que unido a las
buenas expectativas del negocio del turismo empujó a algunos círculos a un
ilusionamiento con la posibilidad de mejorar el modelo de turismo que aquí
se tenía, a base de satisfacer una demanda de turistas preferentemente de
salud. Las Palmas, ahora, con las oportunidades que le brindaba su especial
medio geográfico natural, con la prosperidad económica que conocía entonces y con unos actores sociales que empezaban a concienciarse, optaría
en los siguientes años por pensar y dar pasos para tratar de convertirse en
ciudad con estación de invierno para turismo de salud y de recreo, preten-
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
Ra
un
pú
al
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
de” o dique rompeolas de La Luz, el servicio de alumbrado eléctrico para
uso de alumbrado público como para consumo doméstico (1899), etc.
En la playa de Las Canteras a la vez que se iban instalando instituciones socio-sanitarias prioritariamente para cuidados de la salud como el
Seamen’s Church Institute (1890), el Queen Victoria Hospital for Seamen
(1891) o la casa-asilo San José del Dr. Apolinario construido en parte en
1895, se levantaron las primeras casas de recreo, casetas de madera sobre la
arena para los cambios de ropa en los baños de mar, etc. que sirvieron para
formar la primera colonia de estancia en los veraneos de esa playa por parte
de la sociedad local. Las Canteras finisecular, aún semidespoblada, por lo
general no era pisada nunca o casi nunca por el turista, ni tenía urbanamente bien organizado su acceso cómodo, por lo tanto por muchos años
todavía sería ignorada por la gran mayoría de aquellos. Véase por ejemplo
que, sorprendentemente para nosotros hoy, en las ediciones de las Guías de
S. Brown no se indicaba nada a cerca de la misma, ni como motivo de visita
o disfrute, ni como posible excursión, ni como oportunidad para baños de
mar (tal se comprueba en la edición número 11 de 1919).
159
Ca
po
yc
co
ba
yv
de
Ta
lan
(1
lin
el
do
co
Vi
tru
so
m
loc
oc
lo
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
160
diendo asemejarse a lo que era ya una Málaga, un San Sebastián, una Niza,
o un Biarritz, por ejemplo y que en Las Palmas fueron tomados como paradigmas a emular en lo posible.
Los años de 1900 a 1907, durante la temporada invernal entre los meses
de noviembre y diciembre a abril o mayo, fueron de llenos absolutos o casi
en los alojamientos hoteleros, con un máximo en 1906. Con frecuencia la
situación de overbooking se repitió en los hoteles ingleses teniéndose que
buscar alternativas para los clientes sin cama.
Esa situación boyante en cuanto a arribadas de huéspedes lo fue también
por el incremento constante de viajeros comerciales o industriales que llegaban a trabajar a la ciudad o al puerto, o de pasajeros de transito en barcos
de paso que usaban el puerto de La Luz y que permanecían haciendo vida
en tierra sólo unos pocos días. A consecuencia de ello entre los hoteles españoles sí se dieron variaciones significativas. Así en los ocho años que denominamos período de apogeo (1900-1907) aparecieron unos seis negocios
nuevos como hoteles: el Gran Canaria en la calle León y Castillo (1900),
el Nacional en la calle S. Pedro de Triana (1901), La Montañesa en la calle
Triana (1902), La Unión (1902) con la afamada pastelería La Madrileña
también en la calle Triana (1905), La Marina junto al muelle Santa Catalina (1904), el Inglaterra al inicio de la calle León y Castillo junto a la antigua portada de Triana (1905), el Madrid próximo a las plazas de Cairasco y
de la Democracia (1905). Otros dos aparecieron a continuación, el Brithis
Restaurant-Hotel en la calle Mendizabal en Vegueta y el Hotel Victoria en
Tafira (1908). Y otros cambiaron de sede e hicieron reformas: el ya citado
El Rayo en los jardines junto al muelle de Santa Catalina, el Colón pasó
a la calle de Pérez Galdós o el París que se trasladó a la calle de León y
Castillo. En la céntrica plaza de San Bernardo de Triana, al antiguo Hotel
Inglés de Quiney le hicieron reformas y pasó a denominarse Continental
(1902) y éste mismo fue vendido a Otto Netzer en 1907, lo que produjo la
segregación del Hotel Inglés –el decano de los británicos en Las Palmas–
que pasó a ocupar un edificio de tres plantas en la esquina de la calle Viera
y Clavijo con la misma plaza.
Los años de 1906 y 1907 fueron años cimeros para el turismo en Las
Palmas. Posiblemente el número máximo de extranjeros, en su mayoría británicos y alemanes, hospedados en los hoteles de Gran Canaria ya en la
ciudad como en Tafira o El Monte, en condición de estancia de temporada
o algo más corta, pudieron sumar alrededor de unos 3.000 o 3.500 para
cada uno de esos dos años, estimación considerada como “pico anual” para
toda la serie temporal del período que se estudia. A su vez en marzo S.M.
Fernando Martín Galán
Figura 3 - Metropole Hotel en Las Palmas, inaugurado en 1892. Fue bautizado con ese
nombre por imitación del de Brighton inaugurado en julio de 1890. Por aquello años se
extendió como moda en Europa ponerle dicho nombre a muchos nuevos hoteles de lujo
en ciudades de turismo.
Alfonso XIII, joven y aún soltero Rey de España, visitó con su séquito las
Islas Canarias y esta ciudad. El vicecónsul británico en Las Palmas, Sr. Yanes, hacía la siguiente valoración en su informe sobre la situación de la isla
para dicho año:
“Durante el año 1906 no ha habido ningún cambio de importancia en
el comercio general de la isla de Gran Canaria, aunque por todas partes
se aprecian síntomas inconfundibles de creciente prosperidad comercial y
agrícola, siendo ésta quizás más evidente en las regiones del campo que en
Las Palmas y el Puerto de La Luz.
[...]
Tráfico marítimo. El Anexo 1 indica una ligera disminución del tráfico
marítimo frente a 1905, que se puede deber a que durante una gran parte
del año varios puertos sudamericanos han estado vendiendo carbón a precios muy bajos debido a la competencia local. El descenso en vapores arribados se verificó principalmente en los de tipo irregular o volanderos; ello
no obstante, se ha vendido más carbón que en 1905. El depósito de carbón
de la empresa alemana Woermann Line en el Puerto de La Luz empezó
a suministrar carbón a vapores en enero de 1906, y el aumento del tráfico
marítimo alemán que arriba con regularidad puede explicar el aumento en
los embarques de carbón.
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
161
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
Visitantes. Durante 1906 los visitantes británicos y alemanes a la isla fueron más numerosos que de costumbre; todos los hoteles disfrutaron de una
temporada de invierno excepcionalmente buena y larga.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
Los caprichosos climas de Europa propician el que cada año haya un número creciente de buscadores de sol y de salud que visitan Gran Canaria
todos los inviernos, y gran parte de la prosperidad que ahora se vive aquí
se debe a estos visitantes y a las comodidades que ofrecen las navieras cuyos
vapores arriban aquí.
162
Esta fuente de riqueza y de ganancias en una comunidad no demasiado
numerosa hasta ahora no ha sido ni fomentada ni desarrollada, y podrían
hacerse muchas mejoras, así como proporcionar atracciones para los turistas
que sumadas a las ventajas naturales y climáticas harían de la isla de Gran
Canaria, efectuando una pequeña inversión, uno de los mejores centros de
salud, para aquellos que no tengan inconveniente en viajar por mar unos
cuantos días”.
Tres años antes el incisivo escritor y periodista Francisco González
Díaz, en uno de sus habituales artículos sobre el Turismo y Gran Canaria,
señalaba la constatación de que la naturaleza del turista que arribaba a Las
Palmas estaba cambiando claramente y que el modelo de destino turístico
de Las Palmas como estación de invierno sólo de salud estaba en vías de
estancarse y agotarse:
“Fin de temporada. Ha podido observare durante el curso de los
últimos años un aumento notable en nuestra colonia de invierno que, además, va mejorando mucho en calidad y significación.
Hasta hace poco tiempo, componíase casi exclusivamente de familias acomodadas de la clase media inglesa. Venían a Canarias no solo por lo llamativo
del inmejorable clima, sino también por la ventaja del vivir económico:
eran burgueses ordenaditos y parsimoniosos que no pudiendo hacerse costosa
invernada en las estaciones célebres donde el fausto se ostenta deslumbrador,
tomaban filosóficamente el rumbo de las islas...
Harto conocemos ese tipo de modesto turista británico, simpático en medio
de su seriedad y su despreocupación, vestido siempre de campo, poseído de
la fiebre del continuo movimiento. En el transcurso de los meses invernales, nos lo encontramos por donde quiera, y cuando desaparece con el bolso
vacío, a pesar de su relativa moderación en el gasto, deja tras sí un reguero
de esterlinas. Preguntádselo a fondistas, tartaneros, cambulloneros y demás
prójimos que con él tienen relación y trato comercial.
Pero el personal ha cambiado. Sin haber desaparecido la clase de invernante a quien cuadran las breves señas apuntadas, es la verdad que la
inmigración extranjera tiende a seleccionarse. La última temporada, cuyo
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
Esto último no implica precisamente selección; pero ¿hemos de ser tan puritanos, tan catonianos, que nos enfurruñemos para rechazar con mal humor de moralistas predicadores esos elementos peligrosos? ¡Bah! No siendo
posible su incorporación a nuestra sociedad el daño que ocasionen será poco
menos que nulo. Lo importante es que gasten, que consuman, que derramen
el oro manos llenas, que difundan por el mundo la buena fama de nuestro
país para que tras ellos vengan en tropel los triunfadores de la riqueza, los
relucientes Nawabs.
Pasa el carro de la cortesana que deslumbra a la multitud con su hermosura
majestuosa e insolente; pero sus ruedas no triturarán muchos corazones. Se
mantiene en la incomunicación de las diosas, y solo se sabe que existe porque
se entreve su perfil divino y porque de sus mano cae y corre el oro.
Al hacerse humanas, demasiado humanas, gastan por valor de más de quinientos francos diarios. Este dato es suficiente para perdonarlas, primero y
para adorarlas después.
Lleguen los privilegiados de la fortuna, las potencias del lujo y del derroche
y pensemos ya formalmente en hacerle grata la residencia, amable la hospitalidad.
De ello hablaré en la segunda parte de este artículo”.
(En Diario de Las Palmas, 15/4/1903, Las Palmas de Gran Canaria)
2.5. Cambio de ciclo, tendencia de caída en el turismo. No fue posible ser
ciudad estación balnearia de playa
Los franceses Louis Proust (abogado y político) y Charles Joseph Pitard
(botánico) hicieron un viaje de estudios a Canarias en 1905. De las posibilidades para el turismo de la ciudad de Las Palmas dejaron esta impresión:
“Hoy llegan a Las Palmas con tanta facilidad como antaño se iba a Niza o
a Monte-Carlo, un lugar para quedarse en la costa Azul, gente achacosa y
también los privilegiados de la fortuna, que no se asustan por unos días de
navegación, se rinden a las Canarias y descienden con preferencia en Las
Palmas, seguros de encontrar, no sólo una temperatura de una exquisita
dulzura, sino además hoteles donde, a pesar de la moderación del precio, hay
todo el confort europeo deseable.
Desde alta mar, el aspecto de Las Palmas es de lo más pintoresco. Las primeras casas están casi bañadas por el agua, hasta tal punto fueron edificadas
cerca de la orilla, y las otras se escalonan en gradas sobre los flancos de la
montaña. Todas poseen bellas azoteas, conservan su blancura primitiva.
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
término se aproxima, quedará señalada por la presencia de personalidades
de la belleza y del escándalo.
163
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
Algunas, sin embargo, están pintadas de colores vivos y alegres: el azul se
asocia al blanco, el amarillo al rojo, el verde al violeta; pero, la masa blanca
resalta sobre el color sombrío del suelo volcánico de la isla. Esta imponente
masa de construcciones, está amenizada por una multitud de magníficas
palmeras, que acaban de dar a esta ciudad su sello de exotismo. Señoreándola toda, la catedral, edificada en la parte alta, erige orgullosamente sus dos
campanarios en forma de cúpula, de un aspecto elegante y severo a la vez.
164
[...]
Continuando el paseo, se puede regresar, por la recién construida carretera
que va del puerto de La Luz a Tamaraceite para unirse con la de Arucas, o
simplemente recorriendo la magnífica playa de arena [la de Las Canteras],
que se extiende al norte del istmo y que va del Roque Matavino al barranco de San Lorenzo. Este sería, mediante algunos trabajos, uno de los más
bellos emplazamientos balnearios que se pueda pensar. Durante más de dos
kilómetros, se camina sobre una arena blanca y fina, que viene a bañar
tranquilamente el mar, cuyo ímpetu está frenado por una barra de rocas,
situada a unos 100 metros delante. Está abrigada al este, por los tres conos
volcánicos de la Isleta, al oeste y al sur, por las dunas de arena que rodean
Las Palmas”.
(Proust, L. y Pitard, J. Les Îles Canaries. Description de l´archipel. 2
Vol. París. 1908. E. Guilmoto. Libraire des Sciences Naturalles Paul
Klinck Sieck.. Traducción propia).
A partir de 1907 y 1908 la suerte comenzó a variar para Las Palmas
como destino turístico. Principalmente a causa del aumento progresivo
del costo de la vida en esta ciudad (comida, excursiones, gastos de turista,
etc.), de la falta de mejoras, alicientes sociales y recreativos como renovados
atractivos urbanos hacia el turista o extranjero, de dificultades económicas
posiblemente entre los clientes británicos, etc., todo contribuyó a producir
un retraimiento progresivo del numero de turistas que antes llegaban para
la temporada de invierno, y a partir de ahora limitándose sólo a estancias de
una semana o 10 días a lo máximo para posteriormente, a partir de 1912,
una gran mayoría lo fueron del tipo de visitante por un día, entre la mañana
y la tarde, por escala de sus buques de crucero en nuestro puerto, lo que les
daba tiempo únicamente para una rápida visita por las calles de Las Palmas
y hacer compras o una excursión hasta Santa Brígida y almuerzo en alguno
de los hoteles ingleses en la ruta. Un cambio de ciclo con tendencia a la
caída del número de turistas comenzó a manifestarse diafanamente en Las
Palmas y la inquietud como la alarma aparecieron en el horizonte de los
círculos afectados en la ciudad.
Fernando Martín Galán
El año de 1908 fue el triste año del incendio de Hotel Metropole, que lo
dejó destruido en gran parte. El hotel británico puntero de Las Palmas en
hospedaje, actividades e iniciativas en modernización del turismo en Gran
Canaria, dinamizado por el holding económico del grupo Elder Dempster
& Company, con su promotor principal a la cabeza el liverpuliano Sir Alfred Lewis Jones, tuvo que cerrar las puertas. Al siguiente año pudo abrirlas
para la temporada de invierno. Un repetido cierre y su reapertura hubo de
efectuarse en 1911. Y, finalmente, para la temporada de invierno de 1913 se
echó el cerrojo al negocio por falta de suficientes clientes contratados para
hospedarse en el hotel. Al año sobrevino la Gran Guerra de Europa...
El vicecónsul británico en Las Palmas Mr. Peter Swanston escribió en su
memoria del informe sobre el año 1908:
“El año 1908 ha sido de crisis general del comercio en la isla de Gran
Canaria.
[...]
En 1908 hubo un gran descenso del número de visitantes y los hoteles de
toda la isla vivieron una temporada de invierno floja. Ello sólo se puede
explicar por el hecho de que, a pesar de las ventajas naturales y climáticas,
no se hace absolutamente nada para desarrollar la isla como balneario de
salud y centro de vacaciones que proporcione atractivos a los turistas”.
Dos años antes, en el Informe Consular correspondiente a 1906 el cónsul de Gran Bretaña en Canarias con sede en Santa Cruz de Tenerife, Mr
Croker, decía respecto a los problemas de los extranjeros británicos en su
estado de vida en las Islas:
“Coste de la vida. La caída del agio en oro también ha producido un aumento considerable del coste de la vida. A pesar del mayor valor de la peseta
no se ha realizado ningún tipo de rebaja en los alquileres de las casas, en los
sueldos de los criados ni en el precio de productos locales. Muy al contrario,
los precios de muchos de ellos han aumentado considerablemente y ciertamente puede decirse otro tanto de los alquileres de las casas y los salarios de
los empleados. E igual han hecho los importadores que, en vez de reducir el
precio al por menor de los artículos importados, siguen calculando el agio
en oro en torno al 40 por 100 cuando el índice del cierre del año fue de sólo
8,70 por 100, dando lugar con ello a un cambio total en las condiciones de
vida. Las islas han pasado de ser un lugar relativamente barato para vivir
a convertirse gradualmente durante los últimos años en un sitio excesivamente caro”.
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
165
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
166
A raíz de este panorama en los años siguientes, entre 1909 y 1911, en Las
Palmas por cuenta de las autoridades municipales y de sus fuerzas vivas locales se concibieron y emprendieron nuevas iniciativas que buscaban reanimar el
lánguido negocio del turismo en la ciudad y en lo poco que afectaba a algunas
localidades del interior de la isla. Así en 1909, con la alcaldía de Francisco
Bethencourt Armas se creó una Comisión municipal de Fomento del Turismo
dinamizada por el entusiasta concejal y prohombre de la ciudad D. Carlos Navarro Ruiz; nació la Sociedad Fomento de Gran Canaria, fundada por elementos destacados de la burguesía local para el impulso y desarrollo del turismo;
también se estudió la posibilidad de una Gran Vía litoral sugerida por la Junta
de Obras del Puerto de Las Palmas a través de su presidente D. Luis Vandevalle y Quintana (marqués de Guisla Ghiselin), a extenderse entre el muelle de
Las Palmas y el puerto de La Luz hasta el muelle de Santa Catalina, y para que
se destinara como vía de servicio y tráfico terrestre de las mercancías, con lo cual
se permitiría descongestionar y reparar duraderamente la polvorienta carretera
general de Las Palmas al Puerto.
En 1910 salió a la calle el Semanario Canarias Turista dirigido por el
periodista y empresario Gustavo Navarro Nieto (vinculado al Club Náutico
de Gran Canaria y al diario La Provincia); se constituyó la Junta de Turismo
para “convertir esta ciudad en un gran centro de turismo mundial”; se inauguró el tranvía eléctrico entre Las Palmas y El Puerto; el varias veces citado
Francisco González Díaz publicó su espléndido libro Cultura y Turismo.
Y en 1911 el capitán de ingenieros D. Adolfo de San Martín, sometió a
juicio del Ayuntamiento el ensanchar la población hacia el mar y la construcción de una gran vía o paseo marítimo, que se preveía llamar de Reina
Victoria, entre el muelle de San Telmo en la parte histórica de Las Palmas
y el “castillo” de Santa Catalina junto a la playa de las Alcaravaneras.
Aún y con todo, la caída del turismo en Las Palmas fue imparable. No
hizo falta que se nos cayera encima una guerra mundial, como se ha entendido tradicionalmente. En 1912 el modelo de destino turístico que se había
conformado a partir de la inauguración del Hotel Santa Catalina, allá por
1890, estaba caduco y el turismo se marchaba de la isla. Las Palmas con sus
70.000 habitantes reales se tambaleaba en ese sector. Mucho se había hablado
y escrito sobre la necesidad de un giro de timón en la oferta turística de la ciudad de Las Palmas para incrementar o retener a los turistas que nos visitaban
en cada nueva temporada, pero la gran transformación nunca llegó.
“DE TURISMO. ¿Porqué han sido abandonados todos los proyectos que se
concibieron para fomentar el turismo? ¿Porqué esa actividad y esa preocupación de sólo un día desaparecieron sin dejar rastro alguno?
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
Aquí, ¿que iniciativas hemos realizado para explotar debidamente ese elemento de prosperidad? Ninguna: no han de tomarse en cuenta las palabras,
sino las obras. Y de turismo se ha hablado mucho en Las Palmas, quizá
demasiado, pero nos hemos satisfecho con hablar, dejando que la palabrería
se la llevara el viento.
Mientras, en Santa Cruz de Tenerife laboran en favor de la atracción
de forasteros con obras prácticas, y mientras, también, la concurrencia de
turistas disminuye en Gran Canaria. De la nación y del extranjero nos
llegan diariamente noticias que revelan el interés con que en todas partes se
atiende a ese fin de progreso, engrandecimiento económico y cultural.
En un artículo recientemente publicado en El Apóstol por nuestro antiguo
compañero, fraternal amigo mió, Febles Mora, y reproducido por La Provincia, se hace detallada historia del gran número de esfuerzos llevados a
cabo en distintos puntos de la Península para beneficiar el espléndido filón
del turismo, cantera copiosísima, mina inagotable. Se nos presenta, además,
en ese artículo el contraste harto revelador entre la acción da Tenerife en ese
sentido y nuestras increíbles omisiones y abstenciones.
No ha muchos días decíamos que aquí hay una serie de problemas trascendentales, urgentes, que nos están solicitando y que nada tienen que ver con
la política; problemas que se relacionen muy directamente con el porvenir
de la isla, problemas que se nos imponen como objetivos de la actividad
común. Uno de esos problemas, acaso el primero, es el que nos dicta estos
renglones.
Abandonarlo equivale a abandonar lo que más nos interesa.
No ha faltado propaganda en pro del turismo, como no ha faltado en pro de
la repoblación forestal, ni de otros asuntos primordiales, cuya trascendencia
y carácter perentorio se reconocen unánimemente. Lo que ha faltado, lo que
falta, es energía y perseverancia para abordarlos, para resolverlos de una
vez.
[...]
No durmamos más. Despertemos ¿Qué piensa de los que duermen el despierto, culto, entusiasta y caballeroso comandante Peñuelas, presidente de
Cultura y Turismo?”.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
Ya sería hora de abordar este problema con el concurso de todos. No hay otro
de mayor importancia en nuestro país, pues él nos proporcionaría medios
permanentes de fundar y mantener una gran riqueza. Cansados estamos de
decirlo, de probarlo; cansados también de presentar ejemplos y cifras, datos
estadísticos é informaciones que demuestran cuan enormes provechos sacan
de esa explotación otros pueblos quizás menos favorecidos que el nuestro por
la naturaleza, pero más previsores y más emprendedores.
Francisco González Díaz
(En Diario de Las Palmas, 9/8/1912, Las Palmas de Gran Canaria)
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
167
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
Todavía con más decepción fue recibida la nueva temporada de invierno
en noviembre de 1912. Entonces el Diario de Las Palmas en una nota publicada el día 4 del citado mes, resumía la situación así:
168
“POR EL TURISMO ¿HASTA CUÁNDO?. [...] Los turistas nos abandonan; los hoteles se cierran; la colonia extranjera se va para no volver.
Esta es hoy la realidad tristísima, de la que no debemos culpar más que a
nosotros mismos; a nosotros, que nos empeñamos en cerrarnos el camino del
porvenir.
El buen clima no basta. En esta población desprovista de atractivos, en
esta nuestra existencia social tediosa e insulsa, los extranjeros se aburren
soberanamente. Añádase los defectuosos medios de comunicación interior,
el pésimo estado de las carreteras, sobre todo de la del Puerto, que aísla y
ahuyenta a nuestros escasos visitantes, y se comprenderá por qué este año
no vienen turistas.
En vez de efectuar un reclamo ingenioso, continuo, y desenvolver métodos de atracción, hemos mantenido una actitud de indiferencia frente al
negocio del turismo, sin que nos moviera y estimulara ni aun el ejemplo
de lo que hacen otros pueblos cercanos, más activos que el nuestro, y más
emprendedores.
Mientras aquí carecen de todo valor el tiempo y la experiencia, en Tenerife
trabajan con ahínco para beneficiar el tesoro del turismo cosmopolita. Y
mientras allá se labora por la cultura y por el engrandecimiento preparando
reformas, transformando las condiciones de la vida, llamando y halagando a los viajeros, aquí ¡contraste doloroso! los turistas nos abandonan; los
hoteles se cierran...
Vivimos el minuto que pasa, sin aspiraciones, sin perspectivas; vale decir
que realmente no vivimos. En lo que toca al orden de adelantos que nos
ocupa, todo está igual, parece que fue ayer... ¿Hasta cuándo?”.
En 1913 la coyuntura económica de la isla conoció un año de considerable prosperidad, el comercio y las industrias habían obtenido muy buenos
resultados respecto a los últimos años. Así las exportaciones de productos agrícolas, plátanos, tomates y papas principalmente, habían aumentado
notablemente y los precios alcanzados en los mercados de Europa fueron
muy buenos, mucho mejor que en 1912, de forma que los propietarios y la
población de las zonas agrícolas de la isla se beneficiaron de esa gran bonanza. El mismo tráfico de barcos por el puerto de La Luz en Las Palmas
aumentó en aproximadamente unas 1.000.000 toneladas más respecto al
año anterior, por todo lo cual decía el vicecónsul Swanston “el comercio de
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
la isla vive una situación sumamente satisfactoria”. Sin embargo respecto a
la valoración que hacía del estado del turismo se dolía en estos términos:
Ahora la mayor parte de los que nos visitan son turistas que sólo se quedan
una semana o 10 días, y se vuelven en el siguiente vapor de la línea con la
que han viajado.
La falta de diversiones y el mal estado de las carreteras, especialmente la
que va del Puerto a Las Palmas, son algunas de las causas de este estado
de cosas”.
En medio de tal panorama una zona de extensión de la ciudad de Las Palmas en la separada playa de Las Canteras, durante los diez primeros años del
siglo XX, sí había comenzado a tomar forma como espacio en vías de colonización urbana por construcciones residenciales de recreo y populares cada vez
más abundantes y por los intentos de urbanizar el borde de la playa con un
paseo peatonal, que terminase por darle definitiva categoría de “playa dentro
de la ciudad”. Desde la década anterior la playa era ya lugar de residencia para
familias de la burguesía de Las Palmas que la usaban como localidad de veraneo entre julio y septiembre. La zona llevaba tal ritmo de ocupación que hasta
el Ayuntamiento en 1901 hablaba ya de “nueva barriada en la playa de Las
Canteras”. Así, en 1904 el segundo arquitecto municipal Fernando Navarro
presentó un estudio preliminar de posible proyecto de paseo sobre la playa y
para el que incluso se acordó solicitar autorización al Gobierno para el deslinde
de la zona marítima terrestre que sería afectada, pero no tuvo continuidad esa
iniciativa por entonces. Sí aparecieron más casas de recreo y casetas de madera
para cambios de ropa en los baños de mar, se hicieron muros de contención
hacia la playa y hasta en 1913 fue aprobado el primer proyecto de hotel para turistas y veraneantes en Las Canteras, clientes que buscasen disfrutar de la playa,
del baño de mar y de las bellezas de esa costa. Fue elaborado por el arquitecto
Fernando Navarro, a ubicarse en la parte central y más prestigiada socialmente
de la playa. Debió construirse en los años de la Guerra Mundial y se inauguró en 1918. Aún con todo Las Canteras seguía siendo la mejor playa de Las
Palmas, muy bella y atractiva, pero lejana para los habitantes de la ciudad, mal
comunicada y con algunos problemas de seguridad ciudadana, no era todavía ni
de lejos un foco de centralidad urbana como actualmente lo es.
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
“Visitantes. Es de lamentar que no se pueda hacer algo para hacer la isla
más atractiva a los visitantes. Hace solo unos años hubo muchos turistas
que pasaron aquí la mayor parte del invierno al sol; sin embargo, los hoteles
ahora rara vez están llenos, y en todo caso, por un período muy corto.
169
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
170
Llegó julio de 1914 y Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia, desatándose la tragedia en Europa con la extensión de la primera guerra mundial de la historia. El turismo desapareció de Las Palmas y a los meses, en
1915, echaron el cierre dos hoteles más el Santa Catalina como ya lo había
hecho antes el Metropole (en 1913) y el Santa Brígida, posteriormente a
inicios de 1918 el Bella Vista. De los hoteles ingleses sólo sobrevivieron
abiertos los de la plaza de San Bernardo, el Continental de Otto Netzer y
el Inglés de Charles B. Quiney. Los hoteles españoles, mal que bien, continuaron abiertos.
El peligro extremo de que los barcos pudieran ser atacados durante sus
travesías en operaciones de guerra, ocasionadas por el conflicto entre las
potencias internacionales, y muy particularmente la inseguridad a la que se
exponían los buques británicos ante los submarinos alemanes que pululaban por las aguas atlánticas, ahuyentaron a gran parte del tráfico que nos
visitaba antes de 1914. El puerto de La Luz en su tráfico decayó considerablemente. La calamidad se extendió en la vida de Las Palmas en muchos
aspectos.
Una vez firmado el armisticio de Rethondes por el gobierno de la nueva
República alemana –el 11 de noviembre de 1918– llegó la paz. A las dos
semana y días, el 29 de noviembre de 1918, el Diario de Las Palmas publicaba en una de sus páginas la siguiente gran noticia:
“De esta tarde a mañana como hemos dicho, llegará a este puerto el vapor
inglés Andorinha de la compañía de Yeoward con un cargamento de mercancías para esta plaza. Es el primer vapor inglés que reanuda el comercio
desde hace dos años, y viene de nuevo a dar salida a nuestros frutos. Con
este motivo se preparan aquí actos de regocijo.
Se anunciará con cohetes y repiques desde que el buque sea avistado. Varios
remolcadores saldrán fuera del puerto para darle escolta. El tranvía estará
a disposición del público por que nada habrá que pagarse. El comercio también cerrará, en mayor parte.
Las autoridades y comisiones pasarán a bordo a saludar al capitán. En el
jardín de Santa Catalina del Puerto habrá paseo con música. En el Hotel
Quiney se dará un banquete al capitán y oficiales del buque y en el Círculo Mercantil se prepara un champagne para la tripulación. El muelle de
Santa Catalina se está engalanando.–
En el Club Náutico habrá reunión, y a bordo del Andorinha serán obsequiadas las autoridades.
Todo cuanto se haga para festejar este hecho que significa la vida par a el
puerto, la agricultura y el comercio, nos parece justificadísimo”.
Fernando Martín Galán
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
2.6. El turismo después de la Gran Guerra
La inglesita ha pasado sonriente junto a aquellas caras arrugadas de sus
compañeras que miraban al través de unos lentes de sufragistas entre curiosas y molestas, el sol del Atlántico sobre el mar. La inglesa llevaba un
cesto de naranjas, en la falda. Ha leído, contenta, palmoteando casi, los
anuncios de los bancos y de las Casas consignatarias británicas. Aquellos
letreros que son como compatriotas suyos, simpáticos, a los cuales saludaba
con una mirada alegre y feliz.
Empiezan a llegar ingleses. Los barcos que vienen y van a la costa occidental del África traen unos cuantos tipos que son nuestros huéspedes unos días.
Hasta hace poco tiempo sólo eran señores respetables y enrojecidos, damas
feas y raras y alguna que otra miss Harriet extraviada, que pasea a la orilla del mar su grotesca melancolía. Pero hoy, la inglesa bonita ha cambiado
de golpe el espectáculo de los viajeros. Los ojos azules, los cabellos de lino, la
risa y el cesto de las naranjas que llevaba abrazado como si fuera un baby
han sido como la nueva alegoría del nuevo abril.
La inglesita ha pasado... En las tiendas de los indios entró con su risa y
sus naranjas y volvió a salir con un chal de plata sobre los hombros, más
luminosa y más alegre.
Se ha bañado de sol, como si no lo hubiera visto nunca, como si se lo quisiera
llevar escondido para los días de Londres, y sacarlo allá de improviso, sobre
la gran ciudad, y arrojarlo entre la multitud desconcertada. Y reírse ella,
después, desde una ventana, como se ríe ahora locamente, en medio de las
grises cotorras que la acompañan, graves.
La inglesita ha pasado. No ha hecho más que pasar. Ha estado con el sol de
la mañana y se volvió a marchar a su barco cuando la tarde avanzo. La
ciudad quedose silenciosa y aburrida. La inglesa bonita no pudo quedarse.
Los hoteles ingleses no se han abierto todavía y es seguro que cuando se
abran de nuevo, ya esta inglesita no tendrá ganas de salir de su niebla.
Está bien el sol -pensará allá tranquila-, está bien el sol, después de todo,
pero para verlo un rato nada más, como se ve el oriente antiguo, curiosos y
sorprendidos. El sol dirá - la inglesita a sus amigas en la hora del té -, el
sol es muy bonito, como una laca china. Yo he visto el sol atlántico. Es así: el
mar y sobre el mar, como una lluvia luminosa, el sol”.
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
“Llega la inglesa bonita. En un coche de turistas, en medio
de seis cotorras de distintas edades, ha pasado por la ciudad una inglesa
bonita. La inglesa bonita de antes de la guerra. Esa inglesa que es siempre
la misma, la eterna miss, graciosa y linda, de los periódicos de modas, esa
mujercita encantadora que en las revistas ilustradas aparece siempre como
hija de un ministro, de un general o de un Lord inglés.
Alonso Quesada.
(En La Publicidad, 29/5/1919, Barcelona).
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
171
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
172
En Las Palmas de Gran Canaria, tras la contienda mundial, los hoteles
ingleses tardaron en volver a recibir huéspedes. Algunos durante años sólo
abrieron puntualmente para celebraciones de banquetes, bailes o Tea Danzants. Varios de ellos cambiaron de dueño.
De lo que ocurrió el cuadro que hemos podido componer da idea de ello.
Para el verano de 1918 el nuevo Hotel Fargas (españolización de Farghers),
recién estrenado al pie de las arenas de la playa de Las Canteras, alojaba
huéspedes y veraneantes, a partir de 1924 pasó a llamarse Hotel Towers.
Mientras el Metropole volvió a recibir huéspedes en la temporada de 1921,
en cambio el Santa Catalina no se abrió para explotación de alojamientos
de viajeros y turistas hasta 1950. Estos todos en Las Palmas.
En la localidad de El Monte el Bella Vista nunca volvió a abrir como
hotel y en 1919 la Compañía de Jesús lo arrendó en alquiler, para posteriormente adquirirlo. El Santa Brígida desde 1920 volvió a ser utilizado para
banquetes y bailes y a partir de 1925 comenzó a acoger huéspedes.
Ahora, en la nueva época, buena parte de los clientes que escogían alojarse en estos hoteles (los que quince años antes recibían extranjeros en
estancia de temporada de invierno para mejora de sus estados de salud o en
viaje de distracción y recreo) eran habitantes isleños adinerados que alquilaban habitación en alojamiento para pasar “lunas de miel” tras sus bodas,
o para restablecer sus debilitados estados de salud o para regalarse unas
semanas de veraneo.
Lejos quedaron aquellos años de los inicios y primer desarrollo del turismo
por motivo de salud y de recreo o de las visitas de personajes de prestigio a Las
Palmas de Gran Canaria por razones profesionales o por placer. En los hoteles y calles de esta ciudad se pasearon y fueron contempladas personalidades
relevantes de la Europa de aquella época, ya de la ciencia como de la empresa,
del arte, el periodismo, las armas o de la aristocracia y la realeza. Científicos
como el antropólogo francés René Verneau, el vizconde Amaury de Ghellincr
d’Elseghem-Vaernewyck (presidente de la Académie royale d’archéologie de
Belgique), el botánico Charles Joseph Pitard, el patólogo Sir Rubert Boyce
(Dean of School of Tropical Medicine de Liverpool); o escritores como el belga
Jules Leclercq, el matrimonio inglés de Olivia y John Stone, Charles Edwards,
Eduard Dolhowsky, Guillermo Belmonte y Müller poeta cordobés, el abogado
y político francés Louis Proust, la escritora inglesa Mrs. Margaret d’Este, las
hermanas Florence (escritora) y Elle (ilustradora) du Cane, Miguel de Unamuno, Salvador Rueda, o músico como Camile Saint Saëns, arquitecto como
Mariano Belmás Estrada; periodistas como Isaac Latimer director de The Wes-
Fernando Martín Galán
tern Daily Mercury de Plymouth, el belga Léon Dommartin con su seudónimo
literario de Jean d’Ardenne y a la vez redactor jefe de La Chronique de Bruselas, José Ortega Munilla director de El Imparcial de Madrid, John R. Raphael
redactor jefe del The African World de Liverpool; o militares y altos cargos en
colonias británicas como el explorador Richard Francis Burton, el coronel Alfred Burton Ellis, el mayor general Sir Francis Scott, el exgobernador de la
colonia inglesa de Lagos Sir Gilbert Carter, el almirante inglés J.B. Sulivan, el
general Strickland, el vice-almirante de la Armada británica Sir Francis Powell,
el comandante Panfait Hector Goéz y Pitar de la fragata escuela francesa Melpómene, el Dr. Enrico Stassano aventurero y explorador en África al servicio de Italia; o figuras de la aristocracia y la realeza como el príncipe Enrique
de Borbón, el príncipe Enrique Mauricio de Battemberg (hijo del futuro rey
de Inglaterra Eduardo VII y padre de la esposa de Alfonso XIII Dª Victoria
Eugenia de Battemberg), el príncipe Christian Víctor de Schleswig-Holstein
nieto de la reina Victoria de Inglaterra é hijo del Príncipe Christian de Dinamarca, el rey de Bélgica Leopoldo II, el duque Juan Alberto de Mecklamburgo
Schwerin y su esposa la princesa Isabel de Sajonia-Weimar, el príncipe polaco
Alexis de Cretchet, el príncipe Alberto I de Mónaco, la infanta D.ª Eulalia de
Borbón (hija de la reina de España Isabel II), el rey de España Alfonso XIII y
el infante D. Fernando de Baviera y Borbón con su esposa la infanta D.ª María
Teresa, el príncipe Leopoldo de Battenberg hijo menor de la princesa Beatriz
de Sajonia-Coburgo-Gotha y nieto de la reina Victoria de Inglaterra, el conde
de Frankenberg, etc. Ministros, empresarios, millonarios...
Aquél turismo anterior a la Gran Guerra definitivamente pasó a la historia y no sólo en el caso de Las Palmas de Gran Canaria.
Bibliografía
»» Boyer, Marc. L’invention du tourisme. Découvert Gallimard, Art de Vivre. 1996.
»» Cruz Caballero, Antonio. El siglo de turismo de Gran Canaria (1900-2000).
Fundación Canaria Mafre-Guanarteme. 2001.
»» González Cruz, María Isabel. La convivencia anglocanaria: Estudio sociocultural
y lingüístico (1880-1914). Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. Las
Palmas de Gran Canaria. 1995.
»» González Díaz, Francisco. Cultura y Turismo. Edición y estudio preliminar, José
Manuel Marrero Henríquez. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria. 2007.
»» González Lemus, Nicolás y Miranda Bejarano, Pedro G. El turismo en la historia de Canarias. Viajeros y turistas desde la antigüedad hasta nuestros días. Nivaria
Ediciones. Canarias. 2002.
Islas, sol, barcos, hoteles y climatoterapia
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
173
TURISMO Revista de la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte
TURISMO • revista anual • número 1 • septiembre 2009 • 143-174 • ISSN 1889-0326
174
»» González Lemus, Nicolás, Hernández Pérez, Melecio, Sánchez García, Isidoro.
El Puerto de la Cruz. De ciudad portuaria a turística. Centro de Iniciativas y Turismo del Puerto de la Cruz. Puerto de la Cruz. 2005.
»» González Lemus, Nicolás. “La intervención financiera británica en el despegue
del turismo en Canarias”, en VIII Congreso de la Asociación Española de Historia
Económica. Universidad de Santiago de Compostela, 2005.
»» González Lemus, Nicolás. Clima y Medicina. Los orígenes del turismo en Canarias. Ediciones Idea. 2007.
»» González Lemus, Nicolás. El Puerto de la Cruz y el nacimiento del turismo en
Canarias. (Apuntes para una interpretación). Puerto de la Cruz. 1999.
»» González Lemus, Nicolás. Las Islas de la Ilusión (Británicos en Tenerife. 18501900). Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. 1995.
»» Hernández Gutiérrez, Antonio Sebastián. Cuando los hoteles eran palacios: crónica del turismo histórico en Canarias 1890-1914. Santa Cruz de Tenerife: Dirección General de Ordenación e Infraestructura Turística. 1991.
»» Martín Galán, Fernando. “Puertos de Canarias en la España del siglo XIX
Aquellos tiempos que trajeron un puerto de refugio para Las Palmas”, en
VV.AA. 125 años de nuestro puerto. Una historia unida al desarrollo de la ciudad.
El puerto de La Luz. Puertos de Las Palmas. Autoridad Portuaria de Las Palmas. 2008.
»» Martín Galán, Fernando. Las Palmas: ciudad y puerto. Cinco siglos de evolución.
Fundación Puertos de Las Palmas. 2001.
»» Martín Hernández, Ulises. La presencia extranjera en el Valle de La Orotava
(1880 – 1919). Ayuntamiento Puerto de la Cruz. 1987.
»» Novoa, Manuel. “Paradigmas en la historia de las playas urbanas. Mitos, tópicos, iconos”. En Revista Ingeniería y Territorio, número 67. 2004.
»» Quesada, Alonso. Obra completa. Edición y prólogo de Lázaro Santana. Consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias. Cabildo Insular de Gran
Canaria. 1986.
»» Quintana Navarro, Francisco. Informes consulares británicos sobre Canarias (18561914). Seminario de Estudios Históricos Canarios del Centro Asociado de la
UNED de Las Palmas, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y CIES
de la Caja de Canarias. 1992.
»» Ramos Almenara, Manuel. Hotel Europa. El comienzo de la hotelería grancanaria.
Las Palmas de Gran Canaria. 2005.
»» Ramos Almenara, Manuel. Hotel Santa Catalina. La esencia, 1890-2001. Las
Palmas de Gran Canaria. Hotel Santa Catalina. 2001.
»» Santana Santana, Antonio y Rodríguez Socorro, Mª del Pino. El Monte Lentiscal, un espacio de larga tradición turística. Ediciones Idea. 2006.
»» Sazatornil Ruiz, Luís. “Arenales, urbanismo y arquitectura: ciudades balneario,
paseos marítimos y edificios elegantes”, en José Luis Estrada Llaquet y otros
(editores), Playas urbanas. IV Curso Internacional de Relaciones Puerto-Ciudad.
Ministerio de Fomento y Puerto de Santander.2007.
Recibido: 05.03.2009
Aceptado: 10.06.2009
Fernando Martín Galán

Documentos relacionados