Informe recopilatorio Respuesta Lineamenta para el XIV Sínodo

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Informe recopilatorio Respuesta Lineamenta para el XIV Sínodo
Informe recopilatorio Respuesta Lineamenta para el XIV Sínodo Ordinario de Obispos 15 de Abril, 2015 El Matrimonio y la familia han estado en la mente de la Iglesia en los últimos tiempos. En la primera de las dos sesiones, la Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos se reunió este pasado Octubre 2014 para tratar el tema: Los desafíos Pastorales de la Familia en el Contexto de la Evangelización. Esto será seguido por la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos tratando el tema: La Vocación y la Misión de la Familia en la Iglesia y el Mundo Contemporáneo, en Octubre 2015. La Relatio Synodi, que se envió como la Lineamenta, concluye con las siguientes palabras: “Las reflexiones propuestas, fruto del trabajo sinodal que tuvo lugar en un clima de gran libertad y en un estilo de escucha mutua, desean plantear cuestiones e indicar perspectivas que deberán ser maduradas y precisadas por la reflexión de las Iglesias locales durante el año que nos separa de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos”. (Relatio Synodi, n. 62) En nuestro deseo por honrar la cita mencionada previamente, La Oficina de Vida Familiar de la Arquidiócesis de Newark intentó sintetizar las preguntas para proveer y recapitular una discusión en la Arquidiócesis. Nuestro modelo para presentar las preguntas a discutir comenzó identificando individuos aptos que respondiesen las cuarenta y seis preguntas presentadas en la Lineamenta. La Oficina identificó cinco categorías de entrevistados con sus correspondientes preguntas. Lo que sigue es un informe resumido de la información reunida, con énfasis en las preguntas identificadas como apropiadas a fieles individuales, el tribunal y los equipos de preparación matrimonial. Las categorías restantes fueron Trabajadores de la Arquidiócesis y Sacerdotes/Diáconos, que no estuvieron específicamente envueltos. La Arquidiócesis estableció siete oportunidades de habla en Ingles y cuatro de habla hispana, que identificamos como “Sesiones de Escucha”, durante las cuales se presentaron preguntas para discusión. Cuatro citas y cinco preguntas por cada una de las citas iban dirigidas a laicos y se tomaron de la Lineamenta original. Para promover el dialogo en el tiempo disponible, la Oficina presentó dos enunciados con sus correspondientes preguntas en cada uno de los condados de la Arquidiócesis. Los enunciados 1 y 3 acompañados de preguntas se presentaron en los condados de Union y Hudson, mientras que los enunciados 2 y 4 acompañados de preguntas se presentaron en los condados de Bergen y Essex. En el Condado de Bergen es donde hubo más participación, seguido de los Condados de Essex, Union y Hudson. A continuación no se presentan las respuestas a cada una de las cuarenta y seis preguntas presentadas, sino mas bien un resumen de las opiniones y preocupaciones expresados por los fieles en respuesta a las preguntas propuestas en las “Sesiones de Escucha”. Enunciado Uno Es esencial que las familias entiendan y crean que nadie está excluido de la misericordia de Dios. Esto es particularmente fundamental cuando las familias se enfrentan a circunstancias que cambian la vida, tales como la enfermedad de un hijo, padre o miembro anciano de la familia. Del mismo modo, algunas familias están heridas y son frágiles, mientras otras se encuentran en la periferia, en circunstancias extremas, alejados de la corriente principal de vida. Además de la ayuda de la Iglesia, existen distintas iniciativas y recursos a nivel social, civil, estatal y nacional para ayudar a la familia en todas sus formas. La declaración previamente citada y el resumen que sigue son una respuesta a las siguientes preguntas de la Lineamenta, 20, 20.1, 1.5, 3.2, 26, 27.1, 27.2, 6, 6.2 La creencia en la misericordia de Dios –una dimensión fundamental para una vida familiar sana‐ es una creencia esencial en Su amor por la humanidad. La misericordia amorosa de Dios es conocida y experimentada en y a través de cada miembro de la familia. Aquellas familias que caminan en la misericordia de Dios y se asemejan a la misericordia de Dios sienten al amor, esperanza y protección de Dios, conscientes de que todos le pertenecemos. Aunque nos extraviemos, debemos saber que podemos regresar incondicionalmente en cualquier momento a un Padre que ama y perdona, incluso si este no ha sido el caso en nuestras familias de origen. La verdad de la misericordia de Dios tiene que condicionar la vida familiar como un cimiento para la salud sicológica y relacional de sus miembros: la familia es un contexto de amor y respeto, creando aceptación y mostrando que el perdón debe existir, incluso en situaciones difíciles y duras. La misericordia de Dios es una llamada al arrepentimiento, transformación y por ultimo a la sanación. Jesús llamó pecado al pecado y dijo muchas cosas difíciles de escuchar, pero lo dijo con amor y luego perdonó. La doctrina no tiene que ser ignorada para ofrecer amor pastoral. Como Iglesia, familias individuales y colectivas necesitan dar testimonio, con alegría y sinceridad, de cómo Dios actúa con misericordia en sus vidas. De este modo, también podemos ayudar a nuestro clero, frecuentemente abrumado en tareas administrativas, a entrar en contacto con el pueblo de Dios. Hay muchos modos de ayudar: testimonio personal, medios sociales apropiados, programas post‐aborto, Marcha por la vida, peregrinaciones parroquiales, facilitando los procesos de anulación, y animando a los laicos a hacer uso de medios católicos para su información y educación, entre otros. Hubo algunos comentarios de que la iglesia se percibe como fría y desinteresada y que los servicios que ofrece deben ser publicados de una manera más efectiva en las parroquias y a la feligresía. Debemos buscar a todos, no solo aquellas personas o familias que son miembros activos de la Iglesia. La Iglesia y sus parroquias necesitan ser lugares de bienvenida, verdad y alegría. También debemos prestar atención específicamente a familias en necesidad. Una búsqueda visible es esencial. Las parroquias y Diócesis deben dar a conocer los programas que ya existen, y los lugares de encuentro en las parroquias deben ser lugares de bienvenida para que en el momento de necesidad las familias se quieran acercar con esperanza. Búsqueda práctica puede incluir servicios de comida, opciones de hogar, servicios de salud física y mental y asistencia pastoral. Las Iglesias locales pueden colaborar con el gobierno local y agencias sociales – sin comprometer nuestros valores Cristianos – para traer sosiego tanto a individuos como familias. Además del ejemplo Cristiano, vivimos en un tiempo de tecnología que puede transmitir mensajes por medios visuales y palabra escrita. Todo lo que se necesita es una mente ingeniosa y la inspiración de Dios para proclamar la verdad! Nuestra Iglesia alberga a muchos que están marginados y viven en las periferias de la vida. Esto incluye aquellos que abusan problemas de cualquier modo, aquellos en uniones homosexuales, aquellos no en conformidad con la Iglesia, aquellos que están divorciados y casados fuera de la Iglesia, aquellos que ya no vienen a la Iglesia, aquellos con familias rotas, y aquellos que no han sido formados en la fe, por mencionar unos pocos. La Iglesia podría ser ayudada si entendiese que es lo que hace que la gente se sienta ‘marginada o en la periferia.” Podemos intentar satisfacer las necesidades temporales de estos individuos y familias a través de una búsqueda práctica, pero si no lo hacemos con la verdad, la plenitud de sus necesidades nunca estará cumplida. Los laicos deben estar bien formados en las verdades de la Iglesia y necesitamos llamar a la puerta de los corazones de los marginados para anunciar la Buena Noticia. Sacerdotes, Obispos y laicos formados no deberían predicar una “falsa misericordia” aquellos en la periferia. Necesitamos seguir el ejemplo de los apóstoles y buscar a estas familias e individuos en la realidad de sus vidas pero siempre con belleza y verdad. (“falsa misericordia” no es un término o concepto claramente definido en las discusiones pero es un término que se usó con frecuencia por los asistentes.) Enunciado Dos El tema del Encuentro Mundial de Familias en filadelfia en octubre del 2015 es El Amor es nuestra misión: La Familia Plenamente Viva. La familia Cristiana es una comunidad de fe que tiene el deber misionero de irradiar amor hacia la familia y hacia el mundo. La familia es la “primera Iglesia” en las vidas de sus miembros y tiene oportunidades únicas no solo para formar sus miembros, sino también para experimentar alegría, amor y la gracia de Dios en sí misma. La declaración previamente citada y el resumen que sigue son una respuesta a las siguientes preguntas de la Lineamenta, 5, 13, 14, 15.1, 15.2, 18, 23.2, 24.1 Las “alegrías de la vida familiar” fueron descritas de diversos modos: la alegría de pasar tiempo juntos tanto en contextos sociales como religiosos, creciendo juntos en sacrificio, perdón y respeto el uno por el otro, aprendiendo a confiar en el otro, viendo a los hijos y nietos crecer, ver el lazo familiar como algo único distinto de otro tipo de relaciones y ser parte de la comunidad parroquial. Los desafíos y preocupaciones que afectan la “alegría de la vida familiar” incluyen presiones financieras, reales o imaginarias, desviar la prioridad de la familia a las finanzas, el cambio que la tecnología produce en las relaciones interpersonales en la familia, vidas ocupadas, las actividades y deportes programados que impiden el desarrollo o han reemplazado la espontaneidad de las relaciones en la vida familiar. Era preocupante la habilidad que la familia pueda tener para experimentar la gracia de Dios y su deseo de buscar estas oportunidades a través de retiros, trabajo ministerial y catequesis continua. Sin embargo, una experiencia vivida de gracia fue vista en la paciencia, perdón, hechos diarios de amabilidad y sacrificio entre los miembros de la familia. Se expresó gran preocupación por el bienestar espiritual de la ‘próxima generación’ junto con la esperanza de que puedan conectar aspectos de la vida y la fe “más allá del banco de la Iglesia”. Las familias experimentan el ministerio a través de una variedad de esfuerzos voluntarios, viajes misioneros, etc. El papel de la Iglesia/parroquia en promover la experiencia de Dios podría ser fortalecida con retiros y el papel activo de los sacerdotes a través de buenas homilías y un espíritu de bienvenida. Catequesis familiares y promover un sentido de propiedad/responsabilidad por la fe y la parroquia local como una actividad familiar fortalecerían la experiencia de Dios. Hay cierta apertura a la expresión del presbiterado en la persona femenina y en la vida matrimonial sin dejar de valorar el celibato presbiteral. La experiencia de Dios debería transmitirse en el espíritu misionero que puede ocurrir si uno tiene buenos modelos de espíritu misionero, primero en los padres y luego en otros, principalmente los sacerdotes. Desafortunadamente el espíritu misionero se enfrenta con distintas, y frecuentemente influencias negativas en nuestra sociedad y cultura. Se da una respuesta a esto con una familia fuerte, una comunidad fuerte, una comunidad de fe fuerte que hagan cosas que dan vida juntos, como también cada vez más experiencias de amor y aceptación. Es importante la respuesta visible y el testimonio, primero de los padres y luego de la Iglesia, sacerdotes y religiosos. El papel de la comunidad se veía como importante en responder a la cultura a medida que la Iglesia pierde su voz como guía y autoridad. Declaración Tres Bendiciones divinas, a través de la gracia del Sacramento del matrimonio, acompañan y sostienen todo verdadero matrimonio cristiano. Es fundamental que el valor de este lazo, unión indisoluble sea entendido, particularmente por aquellos que se están preparando para el matrimonio en la Iglesia, aquellos que les preparan, y por aquellos en los años iniciales de su matrimonio. Del mismo modo, es fundamental que padres, o posibles padres en un futuro, vean el papel de padre y madre como una vocación. Esta vocación conlleva consigo la responsabilidad de transmitir la fe a sus hijos, ayudarles a madurar en la fe, y animarles a vivir su fe en el mundo. La declaración previamente citada y el resumen que sigue son una respuesta a las siguientes preguntas de la Lineamenta, 11.1, 11.2,m 17, 28.1, 28.2, 3.4, 30.3, 31.2, 42.1, 42.2, 42.5, 43.1, 43.3, 45.1, 45.2, 45.3, 46. El matrimonio se define y entiende por los fieles de distintos modos. La variedad de conceptos puede ser resultado de la cultura, pero también se puede considerar responsable la experiencia de la preparación matrimonial. Aquellos que hablaron de un modo más positivo respecto su preparación matrimonial fueron aquellos que experimentaron un programa Pre Cana con sentido que explicaba el “porque” detrás de cada “Lo que” la Iglesia enseña relacionado con relaciones y particularmente la relación matrimonial. Sin embargo la buena experiencia de Pre Cana no es continuada con mucho apoyo a la vida matrimonial ‘inmediato’ en la comunidad parroquial. Preparación sacramental para los niños ayuda a las familias, pero hay muy poco que ayude a los “recién casados”. Según las familias crecen con el nacimiento de los hijos, la prioridad de la formación de la fe como responsabilidad parental parece disminuir, aunque aquellos presentes ven sin ninguna duda la paternidad como una vocación. Sin embargo, aquellos presentes veían a otros con poco sentido o entendimiento del papel paternal como vocación que conlleva la responsabilidad de formar a los hijos en la fe. Quizás una falta generacional de formación en la fe ha ocasionado una falta de habilidad o deseo en algunos de ver la paternidad como la plenitud de una vocación, una llamada de Dios. Tan importantes como estas preocupaciones son, también hay esperanza en las posibilidades del impacto que los buenos y originales programas para padres podrían tener. El papel de la formación presbiteral también se mencionó como uno de los factores que contribuyen a la madurez espiritual de la Iglesia en su conjunto y de los padres en particular. Actualmente el principal apoyo para las familias a la hora de criar a los hijos consiste en los programas de formación de las parroquias locales. Grupos de jóvenes, coros, programas de la Teología del Cuerpo se ven con agrado por los padres en sus esfuerzos de formar a sus hijos en la fe. Había preocupación respecto el testimonio de aquellos envueltos en el ministerio tanto laico como clerical que públicamente profesan o viven estilos de vida fuera de las expectativas de la fe. Enunciado Cuatro El mundo moderno nos revela las distintas formas de unión entre personas. Estas incluyen aquellos cohabitando sin la plenitud del matrimonio Cristiano, aquellos que están separados, y aquellos que están divorciados y buscan no solo los sacramentos sino también volverse a casar y/o anulación por la iglesia. La comunidad Cristiana también esta llamada pastoralmente y a través del Evangelio a prestar atención a aquellos con tendencias homosexuales. La declaración previamente citada y el resumen que sigue son una respuesta a las siguientes preguntas de la Lineamenta, 22.1, 22.2, 22.3, 33, 37, 38.3, 40, 40.1, 40.2, 40.3 En vista de estas situaciones, hay un deseo de una actitud y atmosfera más receptiva por parte de la Iglesia y su Clero, de combatir la percepción de que la gente no es aceptada o querida como miembros de la Iglesia. Esto es en luz del entendimiento y creencia de que todo ser humano busca a Dios y posee la semilla de la Ley Natural de Dios en su corazón. Se aprecia que la Ley natural no se entiende con claridad. Convincentes sugerencias fortalecen la preciosa y poderosa teología del Matrimonio de la Iglesia que al mismo tiempo expresan la necesidad de que estas enseñanzas sean compartidas, iluminadas y proclamadas de modos innovadores. El uso de los medios de comunicación modernos y el testimonio de las parejas Cristianas, con más apoyos para los “ya casados” fueron sugeridos como métodos de comunicación. La actitud de la iglesia hacia aquellos cohabitando sin la plenitud del matrimonio Cristiano tiene que ser con compasión, aceptación, evangelización y formación, al mismo tiempo que entendiendo mejor las complejidades que con frecuencia rodean estas relaciones. Se expresó la necesidad de subrayar la belleza del matrimonio Cristiano y la naturaleza sacramental de la alianza matrimonial. Un tema constante fue el ‘aceptar a la gente donde se encuentran’, para así poder llevarles a un entendimiento más completo del matrimonio Cristiano. Existen fuertes diferencias de opinión en lo respecto a la admisión a comunión de divorciados vueltos a casar sin haber recibido previamente una anulación, junto con un rechazo a usar la Eucaristía como una forma de subrayar el dolor de un fracaso matrimonial. Aquellos que están separados, y aquellos que están divorciados y buscan no solo los sacramentos sino volver a casarse y/o la anulación de la Iglesia necesitan ‘mayor sensibilidad pastoral’. El rechazo de la Eucaristía puede enfatizar la ‘desconexión’ entre la Iglesia y la gente. La Iglesia/clero necesita ser más pastoral y considerar todo caso individualmente siempre respetando la conciencia en estos asuntos. Hubo peticiones de cambio en las directrices de la Iglesia, quizás aprendidas de la Iglesia Ortodoxa o practicas judías en referente al divorcio encontradas en el documento “get”. Los distintos desacuerdos en lo referente a las anulaciones revelaron la necesidad general de más información en el proceso y su implementación. A la luz del Evangelio, la comunidad Cristiana está llamada a servir y amar individuos con tendencias homosexuales y a las familias con miembros con tendencias homosexuales proveyendo no solo un sistema de apoyo para ellos, sino también talleres de educación que aclaren las enseñanzas de la iglesia respecto relaciones homosexuales, castidad, y sexualidad humana en general. Se considera positivo la mayor aceptación social de relaciones homosexuales. Hubo comentarios positivos y negativos respecto la validez de la Ley Natural en lo respecto a relaciones homosexuales con algunos apoyando la opinión de la Iglesia y otros considerando que la Iglesia está fuera de contacto. La Iglesia necesita tener compasión con aquellos con tendencias homosexuales y preguntarse “¿qué haría/diría Jesús”? También hubo preocupación respecto el uso de la palabra “tendencias” ya que parece rechazar la realidad. Mientras estas dificultades son obvias, estas preocupaciones también hablaban de un deseo de permanecer fiel a la iglesia. Más específicamente para aquellos en una variedad de uniones tales como separados, divorciados que no se han vuelto a casar, divorciados que se han vuelto a casar desde el papel pastoral del tribunal de Matrimonio (q. 36, 37, 38, 39). Cualquier tipo de guía pastoral que dé una respuesta a estas necesidades pastorales necesita primero que existan guías especificas y/o necesitan ser preparadas. Tales guías podrían ser distribuidas a través de medios de comunicación ya existentes como material impreso, medios sociales o talleres de trabajo. La rica diversidad cultural y étnica del pueblo de Dios, un precioso don en la Iglesia, puede, sin embargo, ser un desafío a la hora de crear guías universales y consistentes. Respecto la simplificación, racionalización y asequibilidad del proceso de anulación podría ser más fácil comenzar con lo práctico. Aquí en la Arquidiócesis de Newark solo el 15% de los gastos presupuestados se cubren a través de cobros. Cualquier cambio aquí tendría un impacto financiero en el ministerio en algún otro lugar en la Arquidiócesis. El proceso de anulación tiene ciertos “problemas” en sus esfuerzos en reconciliar las partes con la Iglesia y en ser entendido. En su Discurso Anual a la Rota Romana, el santo Padre parece estar invitando al mundo canónico a echar otro vistazo al Canón 1099, (Error sobre la sustancia del Matrimonio) como una posibilidad de probar la nulidad de matrimonio donde las partes no parecen haber tomado seriamente las enseñanzas de la Iglesia respecto los elementos y el propósito del matrimonio. No todo matrimonio fracasado es nulo y muchos matrimonios nulos no se pueden declarar como tal por falta de evidencias. Estas realidades recalcan el desafío para la persona media de entender lo que es la anulación. Para aquellos que continúan con el proceso de nulidad podría ser de valor eliminar el requisito de revisión judicial para toda decisión afirmativa. La práctica Ortodoxa no está apoyada por una teología buena y fuerte. Algunos sacerdotes hoy resuelven la diferencia entre una situación objetivamente pecaminosa y situaciones extenuantes aplicando una solución solo en el foro interno. Si no somos capaces de encontrar un camino a los sacramentos para divorciados realmente contritos que se han vuelto a casar y no pueden en buena conciencia abandonar su esposo/a actual, esta solución puede crecer. Desarrollando una perspectiva nueva que afirmase la dignidad e indisolubilidad del matrimonio en la mente de Cristo, y al mismo tiempo, afirmase y ofreciese el perdón que Jesús trae al mundo a través de la Iglesia, sería un cambio muy grande que amenazaría la unidad de la Iglesia. Con respecto a matrimonios mixtos, la iglesia asume la noción de que los hijos de tales matrimonios serán bautizados y criados como católicos. La declaración de la parte católica de ‘hacer todo lo que esté en mi poder’ de criar los hijos como Católicos, provee flexibilidad en esta discusión, una pregunta difícil. Preparación matrimonial, primeros años de matrimonio, familia Actualmente veintitrés parroquias de la Arquidiócesis de Newark ayudan con preparación matrimonial en su modalidad de hospedar y proveer los programas Pre Cana. De estas veintitrés parroquias solo dos respondieron a la petición de ayudar con esta encuesta. El resumen que sigue tiene por lo tanto limitaciones en cuanto a su envergadura y habilidad para responder a las siguientes preguntas de la Lineamenta (8, 9, 10, 11, 12, 22, 28, 29, 30, 31, 32, 33). La formación Pre Cana o formación matrimonial comienza cuando la gente es joven y mucho antes del momento en que planean entrar en matrimonio. Aquí se encuentra el desafío de una “preparación matrimonial” formal para responder a la experiencia de muchas parejas jóvenes expuestas a hogares rotos o inestables y a una cultura que no promueve necesariamente el valor del Matrimonio Cristiano. El entendimiento y valor del compromiso perece estar desvirtuado y cualquier tipo de sentido de la Iglesia como autoridad o incluso compañero amable en el viaje de la relación se cuestiona. Existe un individualismo que impacta los valores relacionales dentro de la relación propia de la pareja y el entendimiento de su relación en la comunidad. La idea de que Dios pueda ser parte de esta relación es difícil de entender para algunas parejas casadas o comprometidas. La preparación matrimonial comienza mucho antes de las citas y compromisos. La preparación matrimonial comienza entendiendo la belleza de la vivir la vida bien antes del matrimonio como parte de la preparación matrimonial. Ayudar a gente soltera y ciertas parejas casadas o comprometidas a que vean su relación como algo bueno para ellos, su futuro, su familia y la sociedad ayudará a que acepten la posibilidad de que Dios y la Iglesia tiene algo que contribuir a su relación. Aquellos envueltos en preparación matrimonial necesitan ser parejas llenas de fe que destilen alegría y estabilidad en su matrimonio y que tengan un amor por la Iglesia y sus enseñanzas respecto el matrimonio. Conclusión Este informe preparado por la Oficina de Vida Familiar de la Arquidiócesis de Newark es un resumen de las reflexiones, preocupaciones, esperanzas y deseos para la Iglesia de los entrevistados en respuesta a las preguntas presentadas en el documento Lineamenta. La Oficina intentó transmitir la información según se le presentó sin prejuicio, interpretación o juicio. Como en toda tarea de este tipo, opiniones, pensamientos y sentimientos variarán mucho, pero en su mayoría, esta Oficina consideró sinceras las respuestas de los laicos a las Enunciados y preguntas presentadas. En todo momento, los entrevistados reaccionaron con entusiasmo a esta oportunidad de contribuir a Sínodo de la Familia 2015, y estamos agradecidos por esta oportunidad. 

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