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Testimonios V La atencion al presente en pocas palabras
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Título original: Testimonios V La atención al presente en pocas palabras
Registro de la Propiedad Intelectual del Gobierno de Canarias, España
Numero de asiento registral en trámite
Primera distribución Enero de 201 5
Autores: José Esteban Rojas Nieto y Ing. José Parés Pérez; Isabel Hernández Negrín.
Colaboraciones:; Ph.D Jaime Rojas Hernández.; Ph.D Domingo J. Quintana Hernández;.
www.laatencionalpresente.com
Composición: Ángela María Botiel Reyes
Ilustraciones: Isabel Hernández Negrín.
Diseño: Elio Núñez
Videos asociados: Enrique Oropesa; Diego Roel.
Licencia Creative Commons
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Ésta recopilación de carteles y reflexiones publicadas a lo largo del año 201 4 en las redes
sociales es una contribución al estímulo para descubrir la motivación por vivir atentos al
presente.
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Vivir atentos al presente, de forma intencionada, es como tomar una "píldora diaria de salud",
para nuestro cuerpo, nuestro pensamiento, nuestra emoción y nuestras relaciones.
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Índice
Testimonios V Reflexiones y posters sobre la Atención al Presente que en pocas palabras apuntan a la
Protección de nuestra salud.
Cartel
Reflexión
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Reflexión
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Reflexión
Cartel
Cartel
Reflexión
Reflexión
Cartel
Cartel
Cartel
Cartel
Reflexión
Cartel
Reflexión
Convivir es la única forma de salvar el planeta y...
Mejorar la resolución.
¿Atiendes al presente, por huir de una situación que te lastima...
¿Porqué atiendes al presente?
El gimnasio de la atención al presente, está...
Vivir conmigo.
Masaje mental.
Masaje mental.
He sentido el otoño!
Si soy capaz de observarme y aceptarme, descubro...
Exagerar el exigir.
Ver, mirar, observar.
Solemos creer que tenemos que ser mejores que lo que creemos...
Mente y cuerpo.
La imagen de hoy en el espejo.
Corre las cortinas que han cerrado tus temores y...
Las cortinas del temor.
La sensibilidad.
Somos cada uno el mejor interprete de su propio...
Testimonio de nada y de todo.
El cambio consiste el observar la...
La comunicación en la relación.
Te interesará conocerte cuando relaciones tus conflictos...
Una vida falta de atención, es una vida a la deriva.
Lo que me autoimpongo, cuando persigo estar satisfecho conmigo...
La coherencia, la sensibilidad y la armonía surgen de forma natural...
Observar.
Aprender de uno mismo es transformador
La atención al presente me enseña lo que soy
¡Elige habitarte!
El proceso natural de autorregulación de la vida se pone en marcha...
¿Qué me quita el sueño?
Soy el resultado de la interdependencia de...
Ignorar.
Podemos llegar a vivir poseídos por aquello que...
La forma de discernir en este infinito proceso de...
Discernir.
Entorno interno.
Encontrarás paz y plenitud cuando dejes de resistir lo...
La falta de atención a lo que vives es fuente de enfermedad...
El cambio fluye, de forma natural, cuando aceptamos lo...
Amar es atender, sin objetivo, a la acción que realizamos en...
El amor.
La alegría de vivir está escondida tras una sencilla práctica...
Doble Vida – Vida I.
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Cartel
Reflexión
Cartel
Reflexión
Cartel
Cartel
Cartel
Reflexión
Cartel
Cartel
Cartel
Cartel
Cartel
Reflexión
Cartel
Cartel
Reflexión
Cartel
Cartel
Cartel
Cartel
Reflexión
Cartel
Cartel
Cartel
Cartel
Reflexión
Cartel
Reflexión
Cartel
Reflexión
Cartel
Reflexión
Vivir presionado por nuestros apegos y juicios que nos imponen...
Doble Vida – Vida II.
No te fugues de tu realidad.
Cantando a dúo por la vida.
Al deseo por cambiar le acompaña la irritación que...
Las heridas que nos hacen sufrir, nos las infligimos...
Lo que juzgo de los demás es el reflejo de mi mismo...
Abandónate a la vida.
Esta vida es la oportunidad de encontrarnos con...
El embotamiento que produce la falta de atención.
No se trata de soñar la vida sino de vivirla
Cuando respondemos con etiquetas a lo que vivimos...
Una vida atenta al presente construye una fortaleza
La fortaleza del presente.
Nos auto engañamos cuando algo en nuestro interior...
Nuestra atención es como una linterna que podemos...
Ausencia.
La brecha entre lo que sientes y como valoras
La comprensión de que soy causa de mi propio sufrimiento...
Lo que nos hace sufrir es nuestra valoración del dolor...
Desear te saca del presente
Te presento un verdadero amigo.
Sufres resistiéndote al luchar contra tus verdades
Regresa una y otra vez a la atención que has perdido
No te distraigas deseando atenderte, simplemente atiéndete
No busques falsas puertas. No busques a tu maestro fuera de ti
Prendo la luz y abro las ventanas.
Somos la experiencia que vivimos en cada instante
No necesita ayuda, ya la tiene.
Cuando el ser humano se pone atención a si mismo alcanza una...
La vida en la gran eco esfera.
Si estas dispuesta/o a ayudarte a tí misma/o puedes...
Reflexiones sobre la atención.
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Mejorar la resolución.
Contribución de José Parés Pérez, Concepción, Chile
Practicando estar atento al presente en mi vida, estoy aprendiendo a
poner atención a los detalles significativos de la vida lo que ha aumentado
mi sensibilidad frente al dolor y la alegría que no solía captar cuando
dormía. Estar presente en la vida aumenta fuertemente la resolución de
los detalles de lo que percibes. El ruido y el desorden nacen siempre de
excesos de dolor o de alegría o del encuentro entre ambos pues uno suele
afectar al otro viéndolo peor de lo que es. El festejo del vencedor aumenta
la tristeza del vencido y también sucede en el inverso.
El estar dormidos nos conduce de la mano a la indiferencia, producto de
no escuchar ni ver lo que no está de acuerdo con mis creencias o ideas
cuando ellas son parte importante en mis decisiones. Cuando nuestras
ideas filosóficas, políticas, económicas o religiosas sobrepasan el valor
que damos a la vida, somos ignorantes o estamos dormidos. Nada,
absolutamente nada, por importante que pudiera parecer el que diga otra
cosa, es más importante que la vida. Y el planeta parece estar regido por
ignorantes y dormidos. Y por eso está en la situación que está.
No nos queda más salida que aferrarnos a la vida en forma personal e
intentar despertar a los que están a nuestro derredor. Hacer con nuestra
vida lo que nuestra capacidad de resolución de lo que percibimos nos
sugiera. Si no vi en el pasado el atropello de la vida tras una convivencia
aparentemente justa, reacciono ahora. Si no vi en el pasado que la
destrucción de lo logrado no ayuda a quien ha sido injustamente
marginado, reacciono ahora. Los extremos los puedo ver sólo desde la
distancia y no desde los mismos extremos. Lo entiendo ahora. Los
extremos siempre conducen a los extremos. Lo único razonable es
convivir, todo lo demás es muerte e inequidad. Convivir realmente es la
única forma de salvar el planeta y la oscura civilización actual.
Aumentar nuestra resolución para distinguir los detalles de la realidad,
ponerse atención y despertar es el único camino, tal como yo lo veo.
Desearía ardientemente que hubiera más formas de despertar a los
poderosos dormidos. Ninguna otra forma ha nunca funcionado.
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¿Porqué atiendes al presente?
Contribución de Esteban Rojas Nieto, Canarias, España
¿Atiendes al presente por huir de una situación que te lastima, como la
ansiedad o la depresión, o por estar en ti?
Las motivaciones que nos impulsan a atendernos intencionadamente, o
atención al presente, son variadas y no desembocan en la misma
situación.
Si lo que buscas es resolver una situación que te perturba y lo logras, por
ejemplo, gracias a que con la práctica de la atención intencionada has
podido reducir la cantidad de pensamientos involuntarios, lo más probable
es que abandones su práctica.
Distinto es el resultado, si lo que te motiva es estar en ti. La atención
terminara haciéndose parte de tu existencia. Será un factor transformador.
Y vivirás aprendiendo de ti y en ti, sobre todo aquello que realmente es
importante para tu vida.
No es indistinta la motivación que nos impulsa a atendernos
intencionadamente.
No lo es!
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Vivir conmigo.
Contribución de José Parés Pérez, Concepción, hile
La vida es algo que simplemente está sucediendo a pesar de nosotros. La
vida no nos necesita para nada. Nosotros somos una de las muchísimas
manifestaciones de la vida. ¡Qué estúpido parece el que no le pongamos
atención a este tremendo regalo que la vida nos ha dado! Que la dejemos
pasar siendo la única oportunidad que tenemos de estar con nosotros y
darnos cuenta que estamos en la vida. Acostumbramos a vivir unos pasos
detrás de nuestra vida resistiéndonos a lo que no nos gustó o unos pasos
adelante preocupándonos de lo que nos pudiere pasar. ¿Dónde están
todos esos años de niñez, juventud, madurez que viví pensando en el
futuro que ya llegó? ¿Cuántos amaneceres dejé de disfrutar? ¿Cuántas
rosas no existieron para mi? Es cierto que puedo lamentarme todo lo que
quiera por ello. Pero eso sería continuar en lo mismo. El darme cuenta de
ello es algo que hoy veo como un hecho que acepto y que no me distrae.
Todo aquello, como fuere que lo haya vivido, me trajo hasta aquí. Esa es
la realidad. Y he decidido vivirla tal cual es; sentirla, dentro de lo posible,
en cada paso que doy. Acompañarme a mi mismo mientras disponga de
capacidad para sentirme. Conozco las consecuencias en mi y en mis
cercanos de este estar conmigo y siento mucho sosiego con mi decisión.
Es, como lo veo hoy, una gran decisión, quizá de las mejores entre las que
me trajeron hasta este ahora.
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Masaje mental.
Cuando dedico algún tiempo a estar conmigo en mi interior es importante
para mi mantener mi atención sobre lo que siento, aunque puedo también
pensar controlando el curso de mis pensamientos. En decir, dándome
cuenta permanentemente de lo que estoy pensando. En mi experiencia,
en estas circunstancias se me hace algo más difícil mantener la atención
sobre lo que estoy atendiendo. Con mucha facilidad, pierdo la atención
sobre lo que estoy pensando y mi mente sigue adelante pensando pero de
lo cual no soy consciente. Cuando me percato de ello, retorno sin mucha
dificultad al punto donde me distraje y reinicio el proceso de atender
donde lo dejé. Me pasa mucho menos, pero también me pasa esto mismo,
cuando pongo atención a lo que siento. Las distracciones son algo
menores y, si las hay, el retorno es más simple.
Cuando estoy poniendo atención a lo que pienso controladamente, estoy
creando, comparando, recordando algo vivido o imaginando una realidad
inexistente posible o imposible. Lo que me haya propuesto hacer. Mientras
esté atento lo que pienso, no hay en ello problema alguno. Mientras
mantenga mi atención en el presente, lo que sea, estoy vivo. Y esa es mi
misión, vivir. Si me distraigo y logro darme cuenta de qué fue lo que
distrajo mi pensamiento, registro eso pues, adicionalmente, puede ser una
importante información referente a qué es lo que me inquieta. Puede ser
un mensaje de mi inconsciente.
El recorrido mental de nuestro cuerpo es una reconocida técnica de
relajación y concentración. Consiste en que de una forma guiada en
grupos o individual recorro mentalmente cada parte de mi cuerpo
atendiendo a una palabra del guía o interna que indica el punto a sentir.
Este proceso de relajación se haría mucho muy efectivo si no tuviera que
oír la palabra, identificarla, viajar mentalmente hasta el lugar mencionado
y sentirlo. Eso de hecho sucede cuando recibimos una caricia o, por
razones personales, nos sometemos a un masaje de relajación.
No me parece poco importante la posibilidad de trabajar un temor o
inquietud íntimos con un masaje mental como el descrito imaginado
manos enormes que me abrazan o acarician para protegerme mientras
entiendo, al poner atención a la vida, que no hay nada a qué temer, que
ya soy lo que se espera que sea, parte de una maravillosa totalidad. Mi
temor desaparece cuando siento que le temo a ilusiones que se han
introducido en mi cuando estaba distraído.
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Hoy en la amanecida probé una forma que, me pareció, combina lo mejor
de los procedimientos mencionados. Me hice un masaje mental. Sin mover
mis manos, recorrí mentalmente mi cuerpo con mis manos en un orden
natural sintiendo donde estaban imaginariamente mis manos y pasando al
punto contiguo sin mencionarlo. Me resultó realmente más sencillo
sentirme imaginando. Conocida es la capacidad de nuestra realidad para
generarnos reacciones orgánicas de cualquier tipo por el sólo hecho de
imaginar una realidad inexistente. En el caso que despierta mi mayor
interés, el aminorar un pensamiento compulsivo que daña nuestra salud,
lo descrito apunta a la relajación previa para cualquier práctica de atención
al presente o de meditación.
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Exagerar el Exigir.
Pierdo gran parte de mis ideas para mis canciones por no tener la
posibilidad de registrarlas en el momento en que nacen. Y no he ideado
un solución para poder seguir cantando todas las canciones que nacen de
vivir atento a la vida. He leído en muchas partes y los que saben lo dicen
siempre: al pájaro no le importa si lo escuchan o no, el es feliz cantando.
El ser humano, sin embargo, siempre se lleva “un as en la manga”, una
segunda intención. Me he observado muy detenidamente y, en profunda
verdad, no canto solamente por cantar, como he dicho en otras ocasiones.
La observación de uno mismo exige valentía para ver que uno no es como
le gustaría ser cuando vive una ilusión.
Ayer mi esposa me contaba una típica historia budista que yo no conocía
y me pareció muy interesante.
El alumno pregunta a su maestro si podría decirle cómo lo veía a él. El
maestro lo mira tranquilamente y le dice:
- Te veo como una persona que irradias luz, muy alegre, tranquilo,
honesto y apasionado en lo que haces O
El alumno se sintió realmente halagado por estas palabras del maestro
mientras el maestro proseguía
- O Te pregunto ahora a ti ¿cómo me ves a mi? - Reticente el alumno no
quería contestar, pero ante la insistencia del maestro, le dijo:
- Maestro, a Ud. O yo lo veo como O una bosta de vaca, tranquilo en el
piso sin hacer nada de valor.
El maestro lo miró tranquilo y sonriente y no le dijo nada más.
El alumno llegó a su hogar radiante y le narró a su sabia madre con todo
detalle lo que había aprendido en su sesión con el maestro resaltando con
alegría el cómo lo veía a él su maestro y lo que le había dicho de cómo él
veía al maestro. La madre sobresaltada le contestó:
- ¡Qué terrible, hijo mío. ¡Qué has hecho! Lo que uno cree ver en los
demás es lo que uno es pero que no quiere ver en si mismo.
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Lo que juzgo de los demás es como el reflejo del cruel espejo de la verdad
en que me atrevo a mirarme. La aceptación de la verdad que puedo
observar en mi mismo cuando logro descubrirme mediante la atención al
presente, no me lleva sino a la alegría de aceptar que ya soy lo que me
corresponde ser. Si juzgo a otros por sus defectos y falencias, es lo que
veo en mi mismo y que no me agrada. Es mi sombra. Si me observo
atentamente descubro que eso es lo que me exijo cambiar en mi. Y de allí,
de la exigencia que me autoimpongo, nacen las consecuencias del no
aceptarme como soy y del huir de sentirme como soy y no como me
gustaría ser. Mientras juzgo a los demás, sigo estando insatisfecho de
cómo me veo a mi mismo. No me quiero y huyo de mi presencia, me
distraigo voluntariamente o me rechazo abiertamente. La atención al
presente me enseña lo que realmente soy. Mi felicidad depende del
aceptarme, del ser yo mismo. Si soy capaz de observarme y aceptarme,
descubro que ya soy todo lo que la vida me pide. No debo exagerar mis
exigencias. No debo crear ilusiones que me separan de la vida. Nadie me
va a juzgar si vivo lo que soy. Lo que tenemos es todo lo que tendremos.
Me vivo con honestidad y coherencia.
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Ver, mirar, observar.
Enfrentamos en nuestras vidas dos realidades: una, la realidad exterior a
nosotros, lo que es y la otra, la que percibimos en nuestro interior.
Dependiendo de la profundidad de nuestra percepción, estas dos realidad
se empiezan a parecer. A mayor profundidad de percepción más nos
alejamos de lo que no es para acercarnos a lo que, mediante, la evolución,
terminaremos percibiendo.
En palabras más simples, para aumentar algo la percepción de lo que me
propongo decir, ver mirar y observar son tres palabras en nuestro idioma
que nos muestran la profundidad con que solemos percibir la realidad, lo
que es. Y a su vez nos muestran el grado de verdad de la realidad que
almacenamos en nuestro interior. Vemos, cuando nuestros ojos están
abiertos, pero la percepción llega sólo hasta el nivel de nuestra
interpretación. Cuando no lo interpretamos, vemos pero no miramos.
Cuando interpretamos lo que vemos hemos empezado a juzgar lo que
vemos y estamos mirando. Parte de lo que vemos se hace consciente con
el sesgo producido por nuestra interpretación, estamos distorsionando la
realidad, lo que vemos. Lo más probable es que detengamos en esta etapa
nuestro proceso de percibir la realidad. Y, sin mayor percepción caemos
víctimas de las creencias, los apegos, las costumbres, los
condicionamientos, los temores, los poderes, la pereza, etc.
Cuando aprendemos a poner atención a lo que nos rodea y sentimos, todo
cambia para bien. Empiezas a observar la realidad exterior e interior y
percibes la maravilloso que todo es, observas que todo está vivo y en un
admirable equilibrio avanzando en una dirección que no entendemos, una
totalidad de la que somos parte. Si nos ponemos atención nos
descubrimos como partes de una maravillosa realidad que usa la
capacidad que tiene para mantener la vida que es todo lo que somos.
Dejas de aceptar como parte de la realidad que, para que algunos
vivamos, podamos exterminar otras vidas, más allá de lo que propia
naturaleza sugiere. Cuando observas atentamente la vida percibes que,
hasta un instante anterior, actuabas contra la vida.
Sea lo que sea que percibas, que veas, mires y observes, te mostrará la
realidad y te enamorarás de la vida. Descubrirás seres maravillosos,
aunque ignorantes o atemorizados pidiendo ayuda, donde veías
maleantes, ladrones, asesinos, depredadores y muchos otros calificativos
para la ignorancia de lo que es la vida y la falta de oportunidades.
En pocas palabras, “la distorsión la aporta la interpretación, no la
percepción” (E Rojas).
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Mente y cuerpo.
Ya no necesita demostración el que gran parte de los trastornos de
nuestra salud, que no provienen de agentes exteriores a nosotros mismos,
provienen del como nos sentimos, del como administramos nuestros
sentimientos. La estrecha conexión de nuestros sentimientos, emociones y
pensamientos con nuestro cuerpo son notorias en nuestro diario vivir,
aunque no siempre tomemos consciencia de esa conexión. Cualquiera de
los tres cerebros de que disponemos tienen una clara y vital relación con
nuestros órganos. En la mayor parte de los casos, por no decir que en
todos pues no tengo los conocimientos para afirmarlo, el cerebro reptiliano
y el límbico se conectan directamente con los órganos relacionados antes
que esa misma conexión se haga consciente para nosotros por la
conexión de esos cerebros primarios con la corteza cerebral. Antes que
seamos conscientes de un peligro ya nuestro corazón se ha acelerado
para garantizar el enfrentamiento o la fuga de ese peligro. Y cuando lo que
percibimos genera reacciones emotivas de enojo, deseo, asco, temor, risa,
culpa, etc., los órganos y músculos relacionados ya están reaccionando
antes que nos percatemos de ello, o, por lo menos, sin participación
consciente en la presentación del efecto.
Como dicho, la mayor parte de esas conexiones no son conscientes de tal
manera que no sabemos cuando algo que afecta nuestro sosiego natural,
algo que nos saca de nuestra natural quietud, puede estar afectando
nuestra salud. Y no se trata solamente del efecto directo y conocido de
cómo daña nuestra salud mental el experimentar por mucho tiempo
resistencia a lo que la realidad nos pone en nuestra vida. Se trata de
daños físicos provocados por las emociones no adecuadamente
administradas.
Ya no cabe duda alguna que, con mucha frecuencia, la buena salud está
relacionada con una adecuada administración de nuestra mente. Y la
administración de la mente se logra exclusivamente poniendo atención al
momento presente. Ello aminora sustancialmente el pensamiento
compulsivo y nuestra resistencia a lo que nos desagrada y perturba.
Solemos creer que tenemos que ser mejores que lo que creemos ser, que
no nos podemos equivocar, que debemos poseer dinero y propiedades
para poder protegernos de lo que nos atemoriza. Todo eso no hace más
que sacarnos de la natural alegría de vivir. Las ilusiones que construyamos
en nuestras mentes pueden aportarnos algo de lo que anhelamos, pero
también pueden destruir nuestra alegría de vivir y, con casi total seguridad,
nuestra salud.
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Y también lo contrario puede darse. En un cuerpo cuya salud está
resentida, cualquiera hayan sido las causas, la mente puede hacer
maravillas si está administrando cuidadosamente sus capacidades
naturales, sus percepciones, emociones, sentimientos y pensamientos.
Una mente que logra vivir en sosiego aún con el cuerpo dañado o en
proceso de deterioro, logrará que la limitada salud no entorpezca la
natural alegría de vivir. Otra de las maravillas de la atención al presente: la
aceptación de la realidad tal cual es. Y por tanto, la ausencia de ilusiones
que no hacen sino deteriorar nuestra natural alegría de vivir.
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Las cortinas del temor.
En la amanecida de hoy, como se ha estado produciendo desde hace un
tiempo, tuve dos a tres horas para mi. Es un tiempo en que me encuentro
lúcido porque se ha cumplido el tiempo de sueño que el cuerpo me exigió
y no tengo ninguna necesidad de salir de la cama. Por el contrario, si lo
hago perturbaría el sueño de mi compañera de 50 años. De modo que, sin
premura, sin ruido, en la oscuridad, dispongo de mi tiempo.
Casi siempre, suavemente, retiro la almohada de debajo de mi cabeza
para aumentar la irrigación sanguínea en mi cerebro por unos minutos.
Repongo la almohada y, en la posición que mi cuerpo desee tomar,
imagino que estoy muy cómodo observando mi espacio interior. Pongo
atención a lo que sea que aparezca por allí. De todo aquello, en esta
amanecida decidí registrar la comprobación que ocurrió tanto de la
vastedad como de la velocidad a que puedo viajar en mi espacio interior.
Desde el límite del espacio galáctico - que desde muy pequeño me ha
inquietado puesto que en algún lugar del espacio ha de encontrarse y al
que voy con alguna frecuencia - volví a la sensación de vacío en mi
entrañas en una fracción de segundo. Admiro la potencialidad de ver allí
todo lo que la imaginación aún no ha creado. Y, a pesar de esa
admiración, solemos hacer nuestro viaje en la vida con las cortinas
cerradas por el temor a lo desconocido.
La presencia en mi espacio interior es una maravillosa oportunidad de
conocerme. Existe un diálogo permanente entre mi inconsciente y la
realidad del instante y el que no podemos escuchar. Pero el contenido de
ese diálogo es lo que somos. Allí está todo lo que soy en la inexistencia
del tiempo. Sólo presente. Pero ese diálogo produce efectos que si puedo
sentir. Mi cuerpo me habla con tensiones y emociones productos de ese
diálogo. Asuntos que sólo se captan si nos ponemos atención. Si estamos
presentes en la vida.
Cada amanecer y en los momentos del día que se prestan para ello - y
que son muchos aunque seamos muy ocupados - corro las cortinas que
mi temor ha cerrado y me observo en este maravilloso viaje de la vida.
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La sensibilidad.
Cuando nos ponemos atención nos percatamos que nuestra libertad es
muy relativa. Nos consideramos íntimamente libres, pero estamos
permanentemente siguiendo patrones en la mayoría de nuestras
actividades. Bailamos, cantamos, nos vestimos de acuerdo a la moda.
Imitamos frecuentemente a otros. Parecería que, en realidad le tuviéramos
miedo a la libertad, a hacer lo que realmente nos gustaría hacer. Le
tememos a lo que los demás puedan interpretar de nuestra libertad, de lo
que sentimos y hacemos.
Seguramente sentimos alguna incipiente inquietud interior por cómo van
las cosas en nuestra civilización o por el sufrimiento de algunas gentes
con que nos encontramos en nuestra realidad o por la mala calidad del
aire que estanos respirando o porque se nos hace cada vez más difícil
terminar el mes con lo ganado en el trabajo o por el destino después de la
muerte, etc. Pues bien, lo que hacemos habitualmente, sacrificando
nuestra libertad, para encontrar alivio a esas legítimas inquietudes, es
seguir pautas que encontramos en cualquier parte, en lugar de ponernos
atención a nosotros mismos porque creemos que no sabemos qué hacer y
nos da miedo la soledad. Buscamos gente que creemos nos puede
entender, mapas que nos puedan guiar.
Sabemos perfectamente lo que tenemos que hacer en cada uno de los
casos que se nos presenten en la vida. Lo que sucede es que sentimos
temor y cuando se siente temor, perdemos la capacidad de sentir todo lo
demás. Perdemos la sensibilidad para interpretar nuestras emociones.
Estamos embotados por el temor. Gastamos toda nuestra energía
resistiéndonos a lo que percibimos y malamente interpretando de la
realidad.
Somos seres muy especiales, toda vez que tenemos la capacidad de
sentir e interpretar lo que sentimos. La interpretación que damos a lo que
sentimos es producto de nuestra íntima sabiduría. Somos una fuente
inmensa de sentimientos y emociones creada por nuestra experiencia de
vida. La alegría de vivir es la manifestación positiva de nuestro instinto de
supervivencia. Y de allí podemos leer lo que necesitamos saber. Nadie es
como uno mismo. Nadie puede saber lo que uno siente. Somos cada uno
el mejor interprete de su propio lenguaje íntimo. Un lenguaje que se
aprende sintiéndonos con intencionada atención a nosotros mismos.
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Testimonio de nada y de todo.
En la amanecida de hoy, tras despertar. y después de mis ejercicios
habituales de relajación corporal y concentración mental, me senté
imaginariamente frente a mi mente para observarla. Me encontraba de
espalda con mis brazos extendidos a cada lado de mi cuerpo sintiendo el
calor y la suavidad de la cama. Me di cuenta que no había tensión ni dolor
en ninguna parte de mi cuerpo. No tuve problema alguno para quedarme
así y llevar mi atención a mi respiración. Estaba tranquilo y usaba la boca
y la nariz para respirar. Permanecí así varios minutos observando mi
respiración. Lo mismo que acabo de hacer en este instante tras el punto
aparte que acabo de poner al final de la frase anterior. Pero esta vez para
concentrarme en la redacción de esta narración.
Nada se movió ni se asomó a mi mente por largo rato. Sin intención que
haya podido descubrir en mi mente, me giré hacia mi costado derecho
para tomar una posición menos estirada y mi mejilla quedó descansando
sobre mi mano derecha. Allí estuve respirando atentamente. El movimiento
de retorno a la posición de espalda demoró otro largo rato. Ciclo repetido
sin premura. Recuerdo dos o tres apariciones de recuerdos de
compromisos que tengo para hoy. Recuerdos neutralizados de inmediato
porque todo eso está perfectamente preparado. Al darme cuenta de esas
apariciones fugaces, recordé sonreír y volver nuevamente a la atención a
mi respiración.
No recuerdo claramente todos los detalles, pues era algo tan simple e
intrascendente que lo disfruté hondamente por mucho tiempo. Parece no
ser nada, pero es todo y me sentía tan bien que en un momento decidí
sentarme y escribirlo. Había pasado en ello casi cuarenta y cinco minutos.
Estoy tan agradecido de entender que la vida está por este lado que mi
coherencia me invita a compartirlo.
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La comunicación en la relación.
He podido captar, gracias a que vivo tan atento a la vida como me es
posible, una muy cercana relación entre el afecto que sientes hacia las
personas y la comunicación que logras con ellas. Hace pocos días pude
comentar sobre la comunicación interior como sendero de conocimiento de
uno mismo y la aceptación y el afecto de lo que descubrimos en una
relación estrecha con nosotros mismos. Cuando se trata de los demás, la
relación entre el afecto y la claridad del intercambio de manifestaciones de
vida, es aún mucho más notoria. De más está profundizar en esta gran
realidad cuando es límpido y notorio que en nuestra intimidad buscamos
siempre el sentirnos quietos, cómodos y seguros. Y esa sensación nace
robusta cuando sientes que eres escuchado, cuando sientes que tu
presencia es notada, cuando, sin importar la dimensión de tu entrega, te
sientes dando. Mirada profundamente la relación humana, no cabe duda
se ve favorecida y enriquecida con una comunicación en que ambas
partes están realmente presentes, atentas a la relación. Estrictamente
hablando, la comunicación no existe cuando una de las partes no parece
darse cabalmente a la relación; cuando los objetivos de una de las partes
es abierta o solapadamente transaccional. En una profunda relación
humana, cualquiera sea el campo y la comunidad de intereses de la
relación, existe también una tan profunda comunicación que es imposible
ocultar nada que la pudiere afectar. Esto es tan claro cómo que nunca
nace una profunda relación sin una profunda comunicación. Y si existe y
aparece una realidad oculta, la relación muere.
Si tienes un tesoro interior que te hace vivir la totalidad de lo que somos,
que te proporciona la sosegada aceptación de una realidad dolorosa y el
gozo de la maravillosa realidad de la que somos parte, comunícalo. Si tu
mensaje no impone disfraces ni mandamientos ni busca adeptos, quienes
entiendan de la libertad en su concepto más profundo para la vida,
captarán tu mensaje, porque lo das sólo si sientes que los demás
necesitamos escucharlo. Hay verdadera comunicación cuando los dos
lados del proceso sienten necesidad de comunicación. Y establecida,
surge la totalidad de la vida en el intercambio.
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Observar.
Llevamos con nosotros permanentemente el laboratorio mejor equipado
de la realidad para poder investigar los asuntos que realmente importan
para nuestras vidas. Desde nuestros sentidos, por los que nos llega la
información a investigar y relacionar, pasando por un procesador y
poderoso acumulador de información que, adicionalmente a llevar un
organizado archivo, decide en todo momento lo que debe ordenar que se
haga instante a instante en nuestra maravillosa maquinaria. Y de todo este
maravilloso proceso de la vida, nos informamos de sólo alrededor de un
3% o quizá aún menos que eso.
Desde hace un tiempo me interesé en resolver algunos problemas de
salud probablemente provocados por una descuidada alimentación o una
inadecuada interpretación de aquello de lo que era eventualmente
consciente en mi comportamiento y en la realidad que me acompaña. Tras
intensa dedicación a la lectura de los temas relacionados con muestra
máquina de vivir, llegué a conocer la importancia de vivir poniendo
atención a la vida en el momento que estoy viviendo. Lo decían de
muchas maneras los libros que leí y los amigos con los que hablé, pero
era claro que no sabía aún poner atención a lo que estaba viviendo pues
no lo entendí completamente hasta que lo empecé a vivir.
Pero lo considero ya un obstáculo superado. Me declaro un observador
muy frecuente de mi interior y de mi exterior. Es probable que haya
alcanzado un porcentaje sólo levemente superior a ese 3% de lo que
sucede en mi vida, pero ha sido suficiente para sentirme viviendo de un
modo que me llena permanentemente de alegría o de tristeza, emociones
ambas que obedecen claramente a la coherencia y la sensibilidad frente a
lo que la realidad alimenta momento a momento a mis sentidos. Le he
perdido el miedo a enfrentar mi realidad. La observo valientemente. Y con
cada descubrimiento aumenta mi valentía. Y no recuerdo haberme
esforzado por generar la coherencia, la sensibilidad y la valentía.
Aparecieron como producto natural de la vida atenta.
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¿Qué me quita el sueño?
El hombre en su desarrollo enfrenta desafíos que cubren desde las
necesidades más básicas hasta las del más alto nivel que su propio
avance en la satisfacción de esas necesidades le va mostrando. El
avance normal es análogo a la subida de una escalera en que cada
peldaño representa un nivel de necesidades que quedan satisfechas
cuando nos encontramos en él. A su vez desde cualquier altura es
factible ver los peldaños siguientes por lo cual se despierta el interés por
buscar la forma de subir a los peldaños superiores.
Planteado en una forma simple, en todo momento, salvo muy raras
excepciones nacidas de disfunciones de alguna naturaleza, estamos
buscando alcanzar niveles superiores en nuestro desarrollo personal. Está
ya totalmente comprobado que la naturaleza humana es intrínsecamente
buena. Los conocimientos de la biología y de la psicología han alcanzado
un nivel que hace posible que esa afirmación no acepte excepciones. Si
las hay – el sadismo, la crueldad, el ansia de destrucción, etc. - son
reacciones violentas contra la frustración de nuestras necesidades
intrínsecas. La ira, el miedo, la pereza y la ignorancia no son
necesariamente malas. Pueden eventualmente conducir a un
comportamiento errado, pero no necesariamente.*
El proceso natural de autorregulación de la vida se pone en marcha
cuando el hombre avanza con sosiego en la satisfacción de sus
necesidades. Y ello no requiere de gran esfuerzo, sólo de la claridad,
coherencia y armonía que proporciona el vivir atento a la vida ya que ello
hace posible descubrir la realidad de lo que somos y de lo que somos
capaces. Desde cualquier peldaño de la escala de la vida se puede
vislumbrar la potencialidad de alcanzar las necesidades del más alto nivel
que podamos experimentar. No habrá ilusiones ni creencias que nos
quiten el sueño.
* Abraham Maslow, El hombre autorrealizado
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Ignorar.
Me atendí exquisitamente en la amanecida de hoy. Me puse extrema
atención para conocerme más de lo que ya creía conocerme. Y además
me traté amablemente pues me considero, como todo lo que es, digno de
ser amado. Esta forma de tratarme me ha demostrado ser el camino hacia
mi propio disfrute de mi realidad. Toda la realidad está en mi. Soy el
producto de una interdependencia de todo con todo. La realidad es
holográfica. El vuelo de una lejana mariposa afecta el clima en torno a mi.
Cuando me observo atentamente y me trato amablemente, lo que sea que
suceda por ello afecta positivamente la vida. No sólo la vida mía; afecta la
vida toda.
Esta amanecida descubrí que habitualmente ignoro lo que no me agrada.
Un ignorar despreciativo, como si lo que no me agrada no tuviera relación
alguna conmigo, con lo que soy, con lo que todos somos, con la totalidad,
con lo que jamás dejaremos de ser, con lo que es imposible no ser.
No hay senderos para llegar a entender esto, ‘los mapas no son el
territorio’. Sólo se vive en íntima observación. Un alimento inmensamente
saludable para crecer en humanidad. El ignorar genera conflicto y
fragmentación. Lo mismo que sentimos por doquier en el mundo de hoy.
Auto observándome conozco y acepto el ‘no más de lo mismo’. Sin
doctrinas ni esfuerzo, sólo autoconocimiento y coherencia.
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Discernir.
Nos proponemos objetivos y caminamos hacia ellos a como de lugar. Y así
parece ser la vida. Cuando se tiene la capacidad de pensar, así lo
hacemos y muchas veces lamentamos lo que hemos logrado. Y entonces
repetimos el proceso casi permanentemente. Nuevo objetivo, nuevo
caminar.
El objetivo que nos proponemos oculta muchos otros objetivos, también
atractivos, que no veíamos desde la perspectiva anterior. Estamos en la
vida y discernimos permanentemente cada paso para alcanzar el objetivo
que seleccionamos. Cuando hemos logrado un objetivo o cuando lo
hemos errado, seleccionamos uno nuevo. Jamás nos detenemos. Es la
forma de sentirnos vivos.
Hay veo que nací para caminar, camino para comer, como para vivir, vivo
para procrear, procreo para evolucionar, evoluciono para entender,
entiendo para comprender, comprendo para sentir, siento para amar y
amo para ser.
Un objetivo oculta los que siguen hasta cuando somos capaces de
entenderlo. Se evoluciona en vida total o parcialmente dependiendo de los
infinitos procesos de la vida. No estamos solos en la vida. No podríamos
estarlo. El camino que hacemos es posible sólo si somos todos los que
somos. Nadie está demás. Todos somos necesarios en el infinito objetivo
de la totalidad, la manifestación del ser.
Hasta los caminos desviados, la maldad, la crueldad, son potencialidades
de esta realidad. La forma de discernir en este infinito proceso de la vida,
es poner atención a la vida. La vida es el único camino. Ningún camino
que sacrifique la vida va en la dirección de la vida.
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Entorno interno.
Quizá se percató, quizá no, que las ultimas tres reflexiones que subimos
en esta red versaban sobre nuestros procesos mentales de observar,
ignorar y percibir. Es sólo un pequeño ramillete de lo que pasa por aquí
por nuestro cerebro trino. Lo que importa no es lo que haga nuestro
cerebro, lo importante es qué efecto tiene en nosotros lo que hace. Nos
damos cuenta sólo de un pequeño porcentaje – se afirma que inferior al
3% - de lo que sucede en nuestro cerebro. Pero ello no significa que el
resto no sea parte de la realidad. Los conservamos como
representaciones de las experiencias que hemos tenido con la realidad.
Ha sido parte de nuestro entorno y como tal ha participado de las
decisiones que nuestro cerebro ha tomado y conservado como memorias
o recuerdos.
No tiene importancia si ha leído o no aquello que subimos ni mucho menos
si le ha puesto ‘me gusta’ o no a lo que subimos. Si lo ha mirado y seguido
adelante en su recorrido rutinario en esta red es suficiente. Lo que sea que
haya registrado lo conservará como su interpretación de lo que vio. El
registro será positivo o negativo de acuerdo a alguna referencia anterior
sobre lo que su cerebro alcance a registrar de lo que ve y lo que decida
hacer. Pero habrá un efecto que se sumará a otros ya ‘almacenados’ para
decisiones posteriores. Se genera en nosotros constantemente un entorno
interno individual con todo lo que perciben nuestros sentidos.
Así trabaja nuestro maravilloso sistema nervioso. La vida que vivimos
suele ser una vida mecánica, reactiva frente a la interpretación de lo que
sentimos. La vida mecánica es el resultado del nuestra reacción frente al
encuentro de nuestros entornos externo e interno. Y por eso es tan
importante vivir atentos al presente. El entorno externo es un infinito
alimentador de sensaciones y sumado a la riqueza acumulada en nuestro
cerebro, en nuestro entorno interno, constituyen una portentosa
potencialidad de vivir y disfrutar toda la riqueza de una totalidad que sólo
vislumbramos. El entorno exterior y las sensaciones pueden llenarnos del
gozo de estar vivos si en nuestro entorno interno se encuentra con la
coherencia, el realismo y la armonía, productos estos de una vida atenta a
la vida.
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El amor.
La palabra más usada y la menos comprendida es la palabra Amor. Su
profundidad conceptual ha sido acentuada por la capa enorme de malas
interpretaciones que le hemos sobrepuesto. Ya nos cuesta un tremendo
esfuerzo entender la simpleza del amor: atender a la acción que
realizamos en cada momento. La acción del momento presente es todo lo
que importa. La raíz etimológica de la palabra apunta a la relación natural
(auténtica) y permanente entre una madre y su hijo(a) (“amma”). Amor es
el efecto o la acción del originario “amma”. Una acción que nace de lo que
sentimos, no de un pensamiento. Cualquier acción presente con un
objetivo en el tiempo o generada por lo vivido en el pasado, fragmenta la
realidad en dualidad los opuestos bueno/malo, yo/otros y muchos más.
Genera conflicto y exige esfuerzo con una total pérdida de autenticidad. Es
una acción motivada en juicios o calculada para obtener resultados. Todas
las acepciones convencionales de la palabra amor, si se analizan en
profundidad, carecen de la comprensión de la unicidad de la realidad.
Esos tipos de amor conviven en nosotros con el odio o el desprecio hacia
otros o hacia los mismos a los que decimos amar, en otro momento o con
otros objetivos. Eso es amar para conseguir un objetivo.
Repetirlo nunca estará de más porque estamos hablando del sentido de la
vida: Amar es atender sin objetivo a la acción que realizamos en cada
momento. Experiméntelo para que lo perciba. Una prueba en mi mismo:
Analizo para qué estoy haciendo lo que estoy haciendo en este momento
O ¿Resiste mi análisis la prueba del objetivo? Por muy plausible que sea
el objetivo, si lo hay, hay dualidad en mi acción y por tanto, puedo generar
conflicto, fragmentación. Puedo afirmar que escribí esto porque estaba
atento a lo que soy. Me atendí a mi mismo, estaba en mi propia presencia
y nació, se hizo realidad lo que acabo de escribir.
Es difícil amar de esta manera, cuando hemos aprendido tantas otras
cosas que parecen ser descritas por la palabra amor. Y eso explica porqué
el mundo está como está. No sólo no conocemos el amor incondicional, el
amar sin objetivo. Entonces tampoco conocemos el actuar atentos a la
vida en cada uno de nuestros pasos, que es sinónimo de amarse a si
mismo y a la totalidad que somos todos y cada uno de los que
compartimos la realidad. ¿Se ha preguntado alguna vez cuánto disfrutaría
de la belleza de este planeta si hasta el momento en que Ud. aparece
para admirarlo no hubiera habido evolución más allá de lo que llamamos
animales, un planeta tierra sin humanos, una especie que no ha
descubierto lo que significa la palabra amor?
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Doble Vida – Vida I.
Nos vemos en la necesidad de llevar una doble vida durante gran parte de
nuestra vida, con la sola excepción de los extremos de ella. En nuestros
primeros años de vida, por razones biológicas, vivimos una vida dedicada
exclusivamente a atender al momento presente y actuando según lo que
sentimos y sin propósito alguno. Al igual que los animales que nos
acompañan en la manifestación que somos de este maravilloso universo.
En nuestra niñez no tenemos pasado y ni siquiera entendemos de
preocupaciones de futuro. Alguien se preocupa de nuestra vida.
En el otro extremo de la vida, en los últimos años, si hemos logrado
confiar en los recursos que hemos acumulado, podemos dedicarnos
también sólo a una vida atenta a lo que sentimos y hacemos a cada
instante sin más objetivo que gozar de la realidad que somos y que nos
rodea.. Tanto al comienzo como al final de nuestra vida podemos vivir una
vida de actuar sin objetivo, sólo ser, de simplemente estar presentes en
nuestra vida, atender permanentemente a lo que sentimos. Como lo
planteamos en una reflexión anterior - amarnos y amar a los que forman la
totalidad que somos todos. A atender a lo que sentimos en el momento
presente sin pretender un resultado.
Nos perdemos gran parte del disfrute de la vida por no disponer de un
conocimiento tan simple como el saber de esta realidad porque nadie nos
lo ha enseñado a redescubrirlo en lo que somos. No es que no seamos
capaces de redescubrirlo puesto que he podido comprobar que es
extremadamente simple cuando te muestran su sencillez. Es una realidad
que la mayor parte de nosotros carece de motivación para descubrir que la
felicidad, la real alegría de vivir no está fuera de nosotros sino que está
ahí, escondida tras una sencilla práctica de atención a lo que sentimos.
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Doble vida – Vida II.
Con excepción de los periodos de nuestra niñez y nuestra vejez de esta
vida temporal de que disponemos, durante todo el resto de nuestra vida –
la que solemos llamar ‘vida activa’ pero se le podría dar una gran cantidad
de otros nombres más propios que ese - nos sentimos impelidos por los
compromisos que como sociedad nos auto imponemos y nos vemos en la
necesidad de vivir para lograr un objetivo. Procurarnos lo que requerimos
para vivir y/o encontrar la felicidad. Y ello nos exige, en la vida moderna,
poner atención a la ocupación que nos genera ese sustento. No hemos
aprendido a compatibilizar esta realidad con el estilo de vida que
experimentamos en la niñez y podemos ser capaces de disfrutar en
nuestra vejez.
Nuestro día en este período de la vida debería hacerse en un modelo 3 x
8, es decir, trabajar 8 horas, amar y amarnos 8 horas, es decir, atendernos
a nosotros mismos y a los otros - y descansar 8 horas. En las 8 horas
laborales debemos, poner atención a la actividad que realizamos, acción
que tiene un claro objetivo que, logrado, hace posible que seamos
remunerados. Hay actividades laborales intensamente creativas en que
esta rígida descripción no es válida. Pero generalmente lo es. Podría
considerarse que, por lo general, no disponemos en esas horas de la
capacidad de atender sin objetivo. Muy por el contrario, es en esa
expresión de nuestra vida cuando nos llenamos de ilusiones y sueños para
lograr lo que aprendemos a ambicionar. Esa vida no sólo nos saca de la
simpleza de atendernos y atender a la totalidad como aprendimos en la
niñez, sino que, ese vivir presionado por nuestros apegos y juicios que nos
imponen permanentemente objetivos, se apodera del resto de nuestra
vida. Incluso de muchas horas de nuestro requerido descanso.
Nos resulta muy exigente, aún cuando visualizamos claramente que la
felicidad y la alegría de vivir no está en esta expresión de la vida,
encontrar la motivación para cambiar. Se establece en nosotros una lucha
permanente entre nuestros apegos y la sed de alegría y armonía en la
vida. Creemos generalmente que se trata de un gran cambio para el cual
se requiere un gran esfuerzo y desprendimiento. Si es, efectivamente un
gran cambio, pero no es un gran esfuerzo ni sacrificio de lo que eres. Se
requiere sólo de que descubras la importancia de la vida que estás
agotando, poniendo atención a lo que haces sin otro objetivo que disfrutar
de lo que sientes, aunque sólo sea en las horas en que tu atención no se
requiere en tu actividad laboral. Te puedo asegurar que vas a descubrir
algo que sabes pero que no recuerdas. Nunca dejamos de ser un niño en
nuestra realidad.
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Cantando a dúo por la vida.
Me vas a permitir que te presente a una persona que considero debes
conocer. Pero si estás apurado leyendo esto entre muchas otras cosas,
prefiero que dejes de leer en este momento y vuelvas más tarde cuando
dispongas de unos instantes.
Bien! Has decidido seguir leyendo y puedo entonces continuar con mi
presentación de una persona muy importante para ti.
¡Siéntete a ti mismo! De la forma que sea. Por ejemplo, cierra tus ojos y
siente los párpados sobre tus ojos. Pon atención a tus manos y sus dedos
que están en este momento sobre el teclado. Lo que sea que te permita
sentirte. Deja de leer y haz eso por un instante. Si no sucediera nada,
inténtalo pues vale la pena. Cierra los ojos y siente lo que quieras de tu
cuerpo. Deja de leer. Vamos!
OOOO
Ese que sintió los párpados sobre tos ojos es tu mejor amigo.
Como estás decidido a seguir leyendo esto, quiero que seas atento con tu
nuevo amigo y lo observes más detenidamente. Ahora, para que tengas
oportunidad de observarlo, vas a volver a cerrar los ojos y sentir los
párpados sobre tus ojos o lo que hayas decidido hacer para sentir a tu
amigo. Pero antes, déjame pedirte que observes algunos efectos que
puedes sentir en ti al conocer o reconocer a tu amigo: nota como se
distienden algunos músculos de tu cara; bajan tus hombros: disminuyen
tus palpitaciones y otros de larga enumeración. Un instante más
solamente. Vamos¡ Deja de leer, hazlo y obsérvate.
OOOO
Conocer a tu amigo te ha relajado, no me cabe ninguna duda. Su
compañía te hace bien. Es un amigo que sabe de tu alegría y de tu
tristeza y te permite que lo sepas tu también cuando le pones atención. Es
tu mejor amigo, es un amigo inseparable de ti. Ese es el que te permite
que sepas que estás siendo feliz cuando estás siendo realmente feliz. Y
es el mismo que te informa, si le pones atención, qué pasa contigo cuando
te sientes triste, molesto, inquieto, ansioso, o lo que sea. Sabe mucho
más que tu de las cosas que son realmente importantes en tu vida. Sería
muy raro que hubiere alguien que sepa mejor que tu nuevo amigo lo que
pasa en tu mundo interior. Si lo llegas a conocer profundamente, te
aseguro que descubrirás tu verdadera vida, esa que vale la pena vivir. Tu
amigo sabe lo que somos y te llevará hasta la aceptación de toda vuestra
realidad. Eres tu el que rechaza de la realidad lo que no le gusta
fragmentando lo que somos. Tu amigo sabe que nada está demás en la
realidad y te ayudará a vivir con coherencia y armonía con toda la
realidad.
Invítalo con frecuencia a encontrarse contigo y, si te va tan bien como me
fue a mi al conocerlo, te aseguro que empezarán a cantar a dúo por la
vida.
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Abandónate a la vida.
¡No te esfuerces por nada! ¡Abandónate a la vida poniéndote atención a ti
mismo!
Nos hemos acostumbrado a soportar y obedecer las presiones que nos
imponen desde fuera de nosotros mismos. Esta vida es la oportunidad de
encontrarnos con nosotros mismos. Somos un eslabón de vida para
avanzar hacia la unidad del ser y nuestra contribución ha de ser como
cada uno decida que sea.
¡Si te amas de verdad, ponte atención y ya verás como todo cambia sin
proponértelo!
Es en la tarde-noche de la vida cuando solemos entender esta realidad.
Vivimos gran parte de nuestras vidas fragmentados por las demandas
equivocadas que aceptamos inocentemente.
¡Libérate! ¡Qué la sonrisa, retrato de tu alegría de vivir, te acompañe
siempre!
La sonrisa en nuestro rostro es una tremenda contribución para aquellos
que nos acompañen hasta el final. Que nos vean liberados porque hemos
sabido aliviar la carga. Alimentaremos así generosamente la conciencia
para el imprescindible cambio humano.
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La fortaleza del presente.
Somos capaces de soportar el dolor sin importar su magnitud. Tenemos
normalmente el temple para ello. El dolor lo experimentamos en el
presente. Y si lo estás experimentando, tienes la fortaleza para
sobrellevarlo. Sin embargo, aparece una brecha en nuestra fortaleza
cuando interpretamos ese dolor en base a nuestros recuerdos, a nuestro
pasado. Eso transforma nuestro dolor en sufrimiento. Si permites que tu
experiencia de dolor en el presente se traslade a los recuerdos de
sentimientos de tu pasado, la fortaleza que habías levantado se debilita
porque has dejado de estar presente en tu vida. Mantente firme en la vida
que experimentas ahora aunque sea dolorosa. Es la única forma de que el
dolor se transforme en sufrimiento. Si atiendes al presente aún en el dolor,
estás capacitado para dejar que la dolorosa experiencia transitoria que
estás viviendo se disipe.
Una vida atenta al presente construye una fortaleza que no evita la
entrada del dolor pero si la del sufrimiento. No permitas que la experiencia
presente te genere temores en tu futuro ni recuerdos de tu pasado.
Mantente atento al presente.
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Ausencia.
Nuestra atención es como una linterna que podemos manejar para
iluminar lo que sea que experimentemos en nuestro presente. Su luz la
podemos dirigir sobre lo que sea que experimentamos en nuestro presente
aunque se trate de recuerdos del pasado o anticipaciones de lo que podría
ser nuestro futuro. Es una maniobra de autobservación, que, bien
realizada, puede producir interesantes beneficios. Podemos apuntar
nuestra atención sobre lo que sea que estemos experimentando. Cuando
no dirigimos intencionadamente la linterna, se enfoca en forma automática
o mecánica sobre lo que, distraídamente, estamos experimentando. Y en
tal caso, no estamos realmente presentes en nuestra vida. La vida pasaría
inadvertidamente para nosotros. El mando lo tiene el ego y las
consecuencias de ello son enormes: ansiedad, inquietud, distracción de lo
vital, incoherencia, pérdida de ecuanimidad, desaliento y un gran etcétera.
Si no dirigimos la luz de nuestra presencia sobre nuestro pensamiento
divagante y permitimos que éste avance en su mecánico desarrollo,
vamos a cosechar los frutos de su distraído análisis de lo hecho o lo por
hacer. Puede fácilmente imaginar que si toma decisiones en esas
condiciones, éstas estarán coloreadas por el estado de ánimo de ese
momento que es la correspondiente consecuencia de la ausencia de su
realidad presente. Por de pronto el sólo hecho de valorizar o interpretar
experiencias presentes con patrones del pasado o ilusiones del futuro,
genera brechas que alimentan conflictos. Si decide salir de ese estado
cuando lo descubre, hágalo afablemente pues es la forma en que
habitualmente habitamos nuestra vida. No hay razón para enjuiciarse.
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Te presento un verdadero amigo.
Hay momentos en la vida de todos y cada uno de nosotros en que parece
como que los problemas se presentan todos juntos. Estabas algo distraído
por algún detalle del reciente pasado de tu vida o algo en tu inmediato
futuro y, he aquí que te aparece otro asunto, que puede no ser un
problema, pero tu lo ves como uno de ellos. Nos sentimos como estar en
medio de una turbulencia de esas que desordenan todo lo que parecía
que estaba muy ordenadito. La verdad es que, con mucho frecuencia, nos
gusta dejarnos marear por los problemas porque eso parece
adormecernos o separarnos de nosotros mismos. Estamos inmersos en el
pensamiento divagante. Es parecido a lo que nos impulsa a consumir
alcohol o drogas o a sentarnos por horas ante un aparato de televisión
encendido. No nos gusta estar en nuestra presencia, es decir atentos a
nuestro presente, sintiendo el momento que estamos viviendo. Deseamos
que nuestros problemas desaparezcan, pero ello no es posible. Lo que
sea que deseemos es algo que no tenemos o creemos no tener y el solo
desear lo que sea es generador de conflictos. Todo deseo te mantiene y
encadena a tu futuro, te saca de tu presente. Aún el deseo de estar atento
a tu vida. No lo desees, preséntate en este momento ante ti y permanece
por el tiempo de que dispongas contigo. Ese tu es tu mejor amigo, quien
más te ama y permanece siempre contigo.
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Prendo la luz y abro las ventanas.
Para algunas de nuestras capacidades se dispone de artilugios que nos
ayudan cuando las empezamos a perder. Si nuestra visión decae o es algo
errónea respecto de lo que la mayoría puede ver, disponemos de anteojos
para recuperar total o parcialmente nuestra capacidad. Algo totalmente
similar sucede con nuestra capacidad auditiva y los audífonos. Estas dos
capacidades son las que mayormente aportan percepciones a nuestro
cerebro o por lo menos es de las dos que más nos servimos para generar
nuestra experiencia del mundo. El resto de nuestras percepciones, el
sabor, el olor y el tacto, por su menor trascendencia aparente para nuestra
seguridad y estabilidad, no requiere de artilugios.
La vida humana, tras su objetivo último de llegar a comprender lo que
somos, requiere más que seguridad y estabilidad. Requiere observación
para satisfacer su natural curiosidad que apunta hacia el amor, su natural
búsqueda de unirse a sus semejantes. El ser humano para poder observar
con curiosidad dispone de la capacidad natural de poner atención, de
concentrar su interés en si mismo, en su actividad cerebral o experiencia o
en el entorno. Esta es la capacidad humana que apunta a sentirnos
satisfechos de nosotros mismos, de experimentar alegría de vivir.
Para esta tan debilitada capacidad humana de ponernos atención, de
atendernos, no disponemos de artilugios para suplirla. Sólo cabe ejercitarla
con frecuencia. Lo he experimentado y puedo afirmar con tranquilidad que
todo empieza a cambiar por aquí adentro y, como consecuencia, en los al
derredores. El mundo es como es, no lo puedo cambiar. Lo acepto, soy
vulnerable. Pero aquí adentro tengo poder y cambio lo que no me agrada.
Prendo la luz y abro las ventanas para afectar a mi pequeño mundo, sin
odio, sin gritos.
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No necesita ayuda, ya la tiene.
La realidad en que vivimos puede llenarnos de angustia y ansiedad. Las
expectativas que nos hacemos de la vida son superiores a lo que de la
realidad se puede esperar. Nacemos en un ambiente de temor que nos
condiciona hacia el éxito donde imaginamos seremos invulnerables. Y es
natural que en tal caso nos vayamos sintiendo como algo menor a lo que
creía poder lograr o ser algo menos de lo que nos habría gustado ser.
Rara vez estamos satisfechos de lo que somos en el presente si nos
comparamos contra los sueños o ilusiones que nos pudieron inspirar. Esa
condición se puede representar como vivir fuera de la realidad, fuera de lo
que realmente somos. Vivir ausentes de nosotros mismos. La única
solución conocida a este problema es el darse cuenta de la situación y
enfrentarla. No hay nada que cambiar en Ud. Ud. es lo que es. No hay
nada malo con Ud. Sólo que vive fuera de su realidad. Aterrice en si
mismo, deje que sus creencias, ilusiones, apegos se esfumen practicando
el ponerse atención a si mismo.
Si es Ud. una persona dispuesta a ayudarse a sí misma y practicar la
atención en su vida puede practicar la atención al presente. Todo lo que
necesita saber y hacer ya es parte de Ud. Dedique tiempo a sentirse. Son
actividades simples estrictamente personales que puede descubrir y
practicar fácilmente. Si requiriera algo de ayuda puede pedirla, pero ni
siquiera eso es estrictamente necesario. Lo importante es que esté
dispuesto a ayudarse a si mismo. Nadie puede reemplazarlo a Ud. en ese
cometido.
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La vida en la gran eco esfera.
Normalmente me mantengo muy desconectado de todo aquello que no
parece apuntar hacia lo importante de lo que somos, lo importante de la
vida. Pero cuando se trata de la vida soy tremendamente curioso.
Entonces no puedo explicarme como fue que se me pasó. No conocía el
desarrollo, en una esfera, de un ecosistema cerrado autosuficiente. Esta
noticia, que se me pasó todos estos años, se produjo por allá por 1 982
gracias a un proyecto de investigación de la Nasa. Podría ser porque en
aquellos años era un trabajólico profesor universitario en el campo de la
ingeniería, que miraba poco para el lado. Al conocerlo hoy me sorprendió
gratamente el conocer que la vida, la maravillosa vida, es así de
autosuficiente. Un sistema cerrado que dispone de todo lo que requiere
para mantener la vida. Sólo se hace necesaria luz desde el exterior. Si los
seres que viven las condiciones de vida que se les dan, si se adaptan a
los ritmos que la vida les sugiere, no hay razón para temer que la vida se
acabe.
La gran diferencia con nuestro planeta, nuestra maravillosa eco esfera, es
que en la esfera desarrollada por la Nasa, los seres vivos son sólo
camarones, algas y bacterias que cumplen claramente su cometido para
que el ciclo vital se repita por mucho tiempo, considerado el corto ciclo de
vida de esas especies. En cambio, en nuestra esfera los seres vivos de
mayor efecto sobre las condiciones interiores, somos nosotros, seres
demasiado inteligentes que hemos puesto nuestras ambiciones por sobre
nuestra propia vida. Le hemos cambiado el ritmo a la vida porque no lo
entendemos y estamos destruyendo el ecosistema que nos cobija.
Cuando el ser humano se pone atención a si mismo alcanza una
comprensión cabal de la realidad de la vida, capta los ritmos de la vida y
empieza a vivir de acuerdo con esos ritmos. Aprende a hacer lo que tiene
que hacer poniendo atención a su vida por sobre aquello que apunta a lo
que los demás puedan pensar que es más importante que la vida.
Aprende a trabajar 8 horas, amar y relacionarse 8 horas y descansar las
restantes 8 horas del día. Aprende a descansar uno o dos días de cada
semana. Aprende a caminar y vivir al ritmo de su respiración a la que da
importancia por ser el compás que nos marca la vida. Escucha su ritmo y
baila con la maravillosa vida.
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www.laatencionalpresente.com
Asociación Canaria para el Desarrollo de la Salud a través de la Atención
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