El reporte acablante de la pesca francesa

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El reporte acablante de la pesca francesa
Exclusivo: ¿Se encuentra el timonel en la nave?
El reporte acablante de la pesca francesa
A la misma hora en la que en Bruselas el futuro de la política comunitaria de pesca se encuentra en
juego, la revista francesa Le Nouvel Observateur revela las conclusiones de un reporte emitido por
el Tribunal de Cuentas, sobre las ayudas otorgadas al sector. Se trata de una denuncia que nunca se
hizo pública, sobre la política francesa en esta materia.
El reporte del Tribunal de Cuentas sobre las ayudas estatales a la pesca, no publicado, pero del cual
la revista obtuvo la versión preliminar, pone en aprietos a varias personas. Se trata de un documento
del 2010, al que sin embargo, no le ha salido ni una sola arruga. En primer lugar, descubre la
mayoría de las políticas concertadas en esta esfera desde hace varias décadas, además de que
constituye un verdadero lastre para los negociadores franceses, quienes se encuentran ahora mismo
en Bruselas, en plena batalla y bajo un ambiente hostil.
El reto de los debates es vital: la definición de los nuevos criterios que servirán de base para la
política comunitaria de pesca, que condicionarán las subvenciones europeas durante los próximos
siete años. Así, la comisionada griega, la enérgica Maria Damanaki, ha determinado que dichos
criterios deben ser «inteligentes» y al mismo tiempo «rigurosos». Esto para lograr limitar la
sobrepesca, prohibir los métodos más destructivos de pesca en aguas profundas y la evacuación de
desechos en el mar. El desafío es que la población de peces alcance niveles sostenibles a partir del
2015. A pesar de que existen indicios alentadores, la urgencia es evidente: todo parece indicar que
75% de las poblaciones de peces se encuentran al día de hoy en sobreexplotación…
El ejemplo noruego
Las conclusiones del reporte del Tribunal de Cuentas sobre la política pesquera no
sorprenden a Didier Gascuel, experto en la materia y director de la división piscícola del
instituto superior de ciencias Agrocampus Ouest, en Rennes: «ha sido un descenso lento, frente
al cual ningún método eficaz ha sido puesto en práctica». ¿Están realmente los peces en una
situación tan crítica como lo afirman en Bruselas? «El capital de peces de las aguas europeas se
colapsó en los años de 1970 y al día de hoy, han alcanzado límites extremadamente bajos»,
menciona. La buena noticia es que desde el año 2012 la sobreexplotación ha disminuido de 80
a 50%. La mala, muy mala, es que no ha podido observarse una reconstitución de estas
poblaciones de peces… y que no se sabe por qué. ¿Erosión genética? ¿Degradación del hábitat
natural? La única certeza es que cuando Noruega adoptó métodos de pesca selectiva y se
ajustó a cuotas rigurosas, obtuvo resultados sostenibles. Por ejemplo, en el mar de Barents
actualmente pueden observarse ¡dos veces más bacalaos que en 1950! G.M.
LA PESCA EN FRANCIA
■ Segundo territorio marítimo mundial, después de los Estados Unidos.
■ Cuarto lugar de la Unión Europea, con 10% de las capturas.
■ 7 305 navíos de pesca y 22 049 marineros, principalmente en la zona de Bretaña (28%), de Poitou
– Charente – Aquitaine (19%), sobre las costas del norte de Normandía (17%) y del Mediterráneo
(14%).
■ 93 000 empleos relacionados directa e indirectamente con la pesca, entre ellos el marisqueo, la
acuicultura y la industria de transformación.
Así, al leer el reporte del Tribunal, se puede observar que el rigor no es la principal cualidad de la
administración pesquera en Francia. Al azar, destacan «la dispersión de la organización
administrativa» que rige el sector, su «dispositivo de ayudas, deteriorado por las contradicciones
[…] que no manda la razón», sus «exoneraciones ilegales de dudosa euro-compatibilidad», o aún
más, su «falta de evaluaciones». En resumidas cuentas, según el Tribunal, prevalece «la
constatación general de haber fracasado en el intento por alcanzar los objetivos planteados».
¿Un ejemplo? Fracaso en materia de empleo: a partir de 1980, la destrucción de la mitad de 12 000
embarcaciones, de las cuales la mayoría se dedicaba a la pesca artesanal. Resulta una lástima, ya
que se ha visto que ese tipo de pesca es más respetuosa del ecosistema. Fracaso también respecto a
la autosuficiencia, ya que actualmente 85% del pescado consumido en Francia es importado,
cuando en 1990 este constituía sólo el 69% del total. Según el reporte, «Boulogne-sur-Mer, sigue
siendo un puerto de pesca, pero los desembarques representan 60 000 toneladas por año. En la
misma ciudad, la industria de la transformación maneja 350 000 toneladas de un pescado que es,
en su mayoría, de importación». Por último, fracaso sobre el frente de decisión sobre la gestión de
las poblaciones de peces. A pesar de las cuotas europeas y la desaparición de más de 5000 barcos, la
pesca francesa sigue siendo una de las más intensivas de Europa. La explicación es simple: en un
periodo de tiempo equivalente, el poder de pesca de los barcos arrastreros industriales franceses ha
aumentado considerablemente. «En los años 1980, todo se dirigió hacia el crecimiento de la
intensidad pesquera capitalista, con herramientas como el aumento de tamaño de los navíos, la
potencia integrada y el alto rendimiento de los motores de pesca».
El precio de dichas metas fue un endeudamiento máximo de las empresas pesqueras, que las dejó a
la merced de los incidentes de producción o de las bajas de cotizaciones, así como de un aumento
en su consumo energético. La decena de embarcaciones francesas que participan en la pesca
profunda, con arrastreros que raspan las profundidades a aproximadamente 2 km de la superficie,
ilustran claramente esta carrera desenfrenada en busca de mayor potencia. Tres de estos barcos
fueron lanzados en el 2005 por Scapêche, que es la flota de la compañía de Intermarché. De esta
manera, según un estudio detallado elaborado por la ONG Bloom, Scapêche supone al día de hoy
19 millones de pérdidas corrientes y se enfrenta a una posible prohibición de continuar con esta
práctica. Una guerra de cuchillos, en la cual Francia se encuentra casi siempre aislada.
Durante la votación del 6 de febrero en Estrasburgo, en la que se establecieron las grandes líneas de
la política pesquera, sólo los eurodiputados franceses del grupo socialista votaron en contra. Esto,
en respuesta a la solicitud de Isabelle Thomas, candidata electa de… Saint-Malo y Bretaña, así
como a la artillería lanzada por el ministro delegado del Transporte, el Mar y la Pesca, Frédéric
Cuvillier, antiguo alcalde de…Boulogne-sur-Mer.
Tal vez el reporte del Tribunal, que analiza profundamente estas cuestiones, haya sido víctima de un
sabotaje. Es un misterio. El Tribunal confirma que el procedimiento llegó a término, el 10 de
febrero de 2010 y que las respuestas de las administraciones cuestionadas se encontraban dentro.
«Un boletín informativo del presidente de la cámara fue entregado a las autoridades de tutela»,
aclaran, un poco avergonzados, en la sede. No queda duda alguna. El único problema es que dicho
boletín, al igual que el reporte final, se encuentran fuera del alcance de los principales interesados:
los integrantes del parlamento encargados del control del gasto público, que habrían podido
formarse una idea más clara de la amplitud de las ayudas disecadas por los magistrados financieros.
Entre las subvenciones, el manejo de las cotizaciones sociales y los repetitivos planes de urgencia,
el total se acerca mucho a… el volumen de negocio anual de todo el sector. O sea, más de mil
millones de euros. Esto es, sin contar las ayudas de las autoridades locales, que han sido descritas
por el Tribunal como un «agujero negro».
Que el sector de la pesca obtenga subvenciones de más del 100% y la agricultura sólo del 30% no
necesariamente es escandaloso, aun cuando según el Tribunal, países como Noruega, Nueva
Zelanda, Islandia y Australia han suprimido las ayudas, «sin que esto haya causado marasmo ni
desastre». Los magistrados mencionan que están de acuerdo con las subvenciones, siempre y
cuando se acompañen de un seguimiento adecuado de este sector, para ayudarlo a eventualmente
salir del círculo vicioso que lo estrangula. Por un lado, están los precios del gasóleo que sólo
pueden subir. Por el otro, los recursos que vegetan. Así, cada una de las crisis mayores, como las de
1993 y 2007, se arregla con simples extensiones que permiten cerrar cada fin de mes. «Décadas de
paternalismo han creado un terreno más propicio a generar ayudas que a tomar en sus manos el
destino de la industria pesquera », menciona lacónicamente el reporte.
El ejemplo de las ayudas para el gasóleo es particularmente instructivo. «Las decisiones que han
sido tomadas sucesivamente para lograr bajar el precio del gasóleo para la pesca – nada menos
que 8 años después de 1973 – no redujeron solo el incentivo para limitar las emisiones, sino
también aquel que motivaba la reorientación hacia tipos de pesca menos devastadoras».
De acuerdo al Tribunal, se puede observar una estabilidad en el consumo de gasóleo por kilogramo
pescado y por lo tanto «una falta de adaptación al cambio energético, que sienta las bases para
crisis futuras» ¿Hay alguien que maneje el timón de la administración de la pesca francesa? No es
seguro. La descripción del organismo central, la Dirección de Pesca Marítima y Cultura Acuática
(DPMA, por sus siglas en francés), es particularmente cruel. Se trata verdaderamente de un barco a
la deriva, que vacila según el «vals» de sus directores y subdirectores, que raramente permanecen
en sus puestos más de tres años y cuya memoria financiera no siempre logra llegar a los 5 años.
«Lejos de ser el guardián y estratega que se necesita, la DPMA se ha convertido en una máquina
manejadora de crisis, atrapada constante y repetitivamente en una situación de urgencia para
administrar los dispositivos de ayuda» planeados entre los políticos locales y los profesionales de
este medio. Es la eterna aplicación del axioma del General de Gaulle de 1960: «Fécamp, puerto
pesquero que pretende permanecer como tal y lo hará». ¿Hasta cuándo?
GUILLAUME MALAURIE

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