Salvador Valdés, investigador del CEP: "El Gobierno no ha querido

Transcripción

Salvador Valdés, investigador del CEP: "El Gobierno no ha querido
El Mercurio – Ediciones Especiales, 26 de abril de 2006
Salvador Valdés, investigador del CEP: "El Gobierno no ha querido legislar sobre el
APV Colectivo"
El APV en su forma actual, asegura, no tiene ningún interés para la clase media
porque el ahorro obligatorio es más importante como proporción de lo que ganan.
Una de las maneras de estimular el Ahorro Previsional Voluntario (APV) entre grupos de
clase media, cuyos ingresos fluctúen entre 400 mil a un millón de pesos, es a través del
APV Colectivo, ya que la forma en que se está dando este tipo de ahorro en nuestro país
favorece sólo a las personas de mayores ingresos porque funciona sobre la base del
incentivo tributario.
Salvador Valdés, investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), recalca que el APV
está orientado a un segmento pequeño de la población chilena. "Y es por ello que en su
forma actual no tiene ningún interés para alguien que gane menos de 800 mil pesos, ya que
para éste el ahorro voluntario en cuentas de ahorro o fondos mutuos, por ejemplo, es mejor
entre otras cosas porque es un ahorro más liquido y menos engorroso".
Y agrega: "Con el actual tope imponible de partida debería haber naturalmente por parte de
las personas que ganan menos de un millón de pesos un menor interés en hacer APV, ya
que el ahorro obligatorio para ellos es más importante como proporción de lo que ganan.
Estas personas tienen menos demanda por APV porque hay un sustituto: el ahorro
obligatorio".
Sin embargo, si se piensa que con el ahorro obligatorio este grupo de personas va alcanzar
una tasa de reemplazo insuficiente, entonces una de las soluciones posible es estimular el
APV Colectivo. "Pero el gobierno no ha querido legislar sobre el APV Colectivo", resalta
este profesional que se desempeña además como profesor titular de la Universidad Católica
y director de Larraín Vial AGF.
Ciertos requisitos
De acuerdo a la experiencia de otros países, lo típico de estos APV Colectivos es que se
exige a las empresas que lo ofrecen en igualdad de condiciones para todos sus trabajadores
y requiere además de supervisión de parte del legislador. "En Suiza, por ejemplo, se pide
que los APV Colectivos sean evaluados por un auditor externo", señala Valdés.
Pero este tipo de ahorro tiene un efecto interesante tanto para el empleador como para el
trabajador, ya que la empresa le ofrece una especie de incentivo económico, mientras que el
trabajador se siente más incentivado, lo que permite que ambas partes se proyecten de una
manera diferente en su trabajo.
"En Chile, el APV Colectivo puede ser insospechadamente bueno por este efecto, que no ha
sido apreciado por la opinión pública", sostiene.
El Mercurio – Ediciones Especiales, 26 de abril de 2006
Para este académico, otra de las razones que aconsejan desarrollar el APV Colectivo es que
el costo de contacto entre vendedor y cliente disminuye mucho. "El APV que hay ahora es
uno que tiene un alto costo de contacto individual, y éste sólo es soportable para un cliente
que gana 2 o 3 veces lo que gana el vendedor. Hay que desarrollar entonces métodos de
contacto diferentes, más económicos".
Frente al problema de menores rentabilidades y mayor longevidad, el académico detalla
que pueden haber otras herramientas para enfrentar el problema, como subir la edad de
jubilación, los requisitos para una jubilación anticipada o la tasa de cotización obligatoria.
"Mantener en nuestro país la edad de jubilación en 65 años es un anacronismo, y debería
ser como un ajuste automático, es decir, si sube la esperanza de vida se eleva también
proporcionalmente la edad de jubilación", precisa Salvador Valdés.
APV de los pobres
En Chile, hace algunos años, la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones
A.G. propuso un APV orientado a los trabajadores de menores ingresos, que sería adicional
a las Cotizaciones Previsionales Voluntarias y a los Depósitos Convenidos.
Esto se sustenta, señala la entidad, en el hecho que trabajadores de rentas bajas trabajan en
micro, pequeñas y medianas empresas, por lo que los planes 401-K, orientados a las
grandes empresas, no constituyen una solución para este grupo.
En este llamado APV de los pobres, el Estado complementaría con un bono el ahorro
voluntario de los trabajadores de menores ingresos al momento en que éstos se pensionen.
Dicho aporte estatal debería ser también progresivo, es decir, entregar mayores aportes a
los cotizantes de menores ingresos.
Si el mecanismo se transforma en un potente incentivo para este grupo, asegura la
asociación gremial, el Estado disminuirá los futuros desembolsos por pensiones mínimas y
asistenciales. Salvador Valdés dice que en Nueva Zelandia recientemente se aprobó un
subsidio especial llamado "KiwiSaver" para los trabajadores que inicien planes de ahorro
voluntario. "No es una ventaja tributaria, es un subsidio, y la diferencia es que el Estado en
vez de hacerles una rebaja de impuestos, le Salvador Valdés, investigador del Centro de
Estudios Públicos (CEP). s pone dinero en sus cuentas".

Documentos relacionados