las carreteras riesgos laborales
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las carreteras riesgos laborales
PREVENCION DE La opinión de: José Antonio Carpintero Dacal RIESGOS LABORALES versus SINIESTRALIDAD EN LAS CARRETERAS Diferente enfoque, diferentes resultados En cinco años, el número de muertos en las carreteras ha bajado a la mitad, de 4029 a 2182. ¿Cómo se logró? ¿Haciendo que se imputase, procesase, condenase,…. a guardias civiles de tráfico, policías municipales, mossos d´esquadra, ertzainas, técnicos de tráfico, cargos del Ministerio de Fomento y sus homólogos de las comunidades autónomas y ayuntamientos, ingenieros de caminos que diseñaron los trazados, fabricantes de vehículos, personal de mantenimiento de las carreteras,… ? : NO Se adoptaron medidas tales como: carné por puntos, multiplicación de radares y sus correspondientes multas, aplicación del código penal a conductores temerarios,incremento en los controles de alcoholemia, discursos coherentes comprensibles y razonables por parte de todos los que podían aportar algo, complicidad social, concienciación, campañas, algunas de ellas truculentas, … Además, y muy importante, se resolvió y se arriesgó en las medidas que se adoptaron. ¿Qué está pasando en prevención de riesgos laborales?: que los índices de siniestralidad no bajan lo que deberían puesto que seguimos doblando la media europea y que a la desgracia de los accidentados y su familiares debemos añadir la zozobra y el desasosiego de varios miles de familias en las que hay imputados, procesados y condenados por estos temas. Unas veces justamente y otras por imperativos del guión: presión sobre los fiscales por parte de sus superiores, ignorancia de algunos abogados, desconocimiento de los jueces de la realidad de las obras y la alarma social fomentada por los medios de comunicación. Cuando hay un accidente, muchas veces no se busca justicia sino dinero. Existe una pléyade de abogados dispuestos a que se impute, procese y condene a cuantos más mejor. Es lo que llaman “poner en marcha el ventilador” y ello porque creen que cuanta más gente se encuentre en esta situación más dinero van a obtener y mayores minutas podrán pasar. Por todo ello, y ya como norma, se pide la imputación del encargado, jefe de obra, coordinador de seguridad y salud, dirección facultativa, personal dedicado a la prevención, director de producción, director de la empresa… La última moda, especialmente entre fiscales y abogados de los sindicatos, es “meter dentro” a todo trabajador cuyo puesto de trabajo tenga algo que ver con la prevención de riesgos, fundamentalmente técnicos. Parece darles igual que estos trabajadores sean los que más aportan en este dramático tema y que, dado que suelen visitar varias obras a la vez, se puedan encontrar imputados dos o tres veces en causas diferentes. Por otra parte, la legislación es, en esta materia, absolutamente paternalista: si el trabajador tiene su arnés puesto y hay una línea de vida correctamente instalada pero, por cualquier razón, decide no utilizar ambos elementos, se hace responsable de ello al empresario o a su representante en la obra, es decir, como si el responsable de que un conductor de autobús, asalariado, no lleve puesto el cinturón de seguridad fuese el propietario del autobús. Lo mismo que la imposibilidad de controlar a un trabajador que beba en exceso: los sindicatos se oponen frontalmente a pesar de conocer datos tales como los aportados por los forenses de Sevilla en un informe: el 30,2% de los fallecidos en obra habían consumido drogas o alcohol. Los legisladores no han establecido mecanismo alguno para evitar que la brevedad de los plazos obligue a que se trabaje a velocidad de vértigo y que esto haga que se incrementen los riesgos. Tal rapidez la exigen, incluso, las administraciones para las obras que contratan. En numerosas ocasiones demoran la contratación hasta que están próximas las elecciones y, evidentemente, antes de las mismas es preciso “cortar la cinta”. Todos sabemos que el 50% de los accidentes mortales se inician ya en la fase de proyecto. Nada se está haciendo al respecto. O que en España, frente a lo que ocurre en otras partes de Europa, la construcción sigue teniendo un alto componente artesanal frente a los industrializados procesos de esos países. Señalar por último que de los 1000 fallecidos en accidentes laborales, un 40% (¡400!) lo son en accidente “in itinere”. Los tajos están muy alejados de los domicilios de los trabajadores y éstos, cuando realizan los desplazamientos, lo hacen muy cansados debido a las largas jornadas y al duro trabajo físico. Según parece, en la UE somos ejemplo de cómo hemos sabido enfrentarnos a los accidentes de tráfico. En ese caso copiamos pero copiamos bien. ¿No podríamos hacer lo mismo en el tema de la siniestralidad laboral? ¿No podríamos poner al frente de esta lucha a un Pere Navarro y conceder un merecido descanso a jueces, fiscales y abogados? José Antonio Carpintero Dacal Director de Prevención de Riesgos Laborales Grupo San José