VIDA MISIONERA DEL PADRE MANNA

Transcripción

VIDA MISIONERA DEL PADRE MANNA
VIDA MISIONERA DEL PADRE MANNA
OIGAMOS AL PADRE MANNA Y LO QUE DICEN DE ÉL
Era un hombre de Dios y un hombre de oración en todo lo que hacía, en
sus palabras y en su vida. Su predilección por la presencia eucarística en el
tabernáculo y por la Santa Misa era la base de su vida sacerdotal. Llevaba
una profunda vida interior y animada por un entusiasmo incansable por la
tarea misionera de los sacerdotes y religiosos.
ESTUDIAR A JESUCRISTO
En su apostolado en Birmania, el P. Manna preguntaba a su Obispo
Mons. Rocco Tornatore, un santo varón, cuál era el método más eficaz
para evangelizar a los pueblos no cristianos; y el obispo le respondió:
¡Estudiar a ¡Jesucristo!, el P. Manna la adoptó como norma de vida.
Desde entonces Jesucristo y su Evangelio constituyeron la raíz de toda
su espiritualidad misionera y los ejemplos de los Apóstoles y de sus sucesores
fueron el modelo práctico en que se inspiró.
PARA MÍ LA VIDA ES CRISTO
Después de 8 años pasados en Birmania podía decir estas palabras de
Pablo, por ello decía:
“El misionero debe ser el hombre enamorado de Jesucristo hasta la
locura, el hombre que no vive sino para Jesucristo y que encuentra en El su
razón de existir, su apoyo, su felicidad”
“La santidad y la caridad consisten en amar a Jesucristo y amar a
Jesucristo no es complicado sino simple, espontáneo, natural”
Quien oyó de viva voz al Padre Manna un discurso en 1933 declaró
que nunca había escuchado nada mejor, sobre todo por el tono
apasionado y el calor con que fue pronunciado.
Mons. Caminada, obispo de Ferentino, escribió: “El Padre Manna amó
apasionadamente a Jesucristo, es decir, tenaz, dinámica, incesantemente”.
IMITAR A JESUCRISTO
“No basta, decía el P. Manna con conocer a Jesucristo; es preciso
imitarlo” La virtud que más se impone en Jesús es el espíritu de servicio
prestado al prójimo.
“HACED DISCÍPULOS MIOS”
Estaba convencido de que la conversión era obra del Espíritu Santo.
“Una tarde, contaba el P.Manna. Tres hombres del pueblo de Sapaiblou
entraron en la capilla en espera de que alguien les prestara atención.
Reverencia, somos tres ignorantes, pero queremos también nosotros ser hijos
de Dios. No nos hemos presentado al examen porque somos ancianos y
tenemos poca memoria. Si te parece examínanos y bautízanos esta misma
noche porque sabemos que te vas mañana.
No queremos seguir siendo paganos. Los interrogué y los encontré bien
preparados, de modo que no pude sino concederles la gracia implorada.
CURAD A LOS ENFERMOS
Inspirándose en Jesús se acercó a los enfermos, en los 26 pueblos que
visitaba promovió los llamados campos de Dios, es decir, trozos de tierra,
cultivado por turno por los cristianos. El P. Manna se acercó a los leprosos y
demás enfermos.
Fue memorable el episodio del pequeño Giogé, en el pueblo de Kela de
Getá, hallado junto al cadáver de su madre leprosa y leproso también él, pero
aún vivo. Me incliné, levanté los harapos y apareció acurrucado un niño de
unos tres o cuatro años, desnudo y frío como si fuese de mármol.
Lo tomé en los brazos, se moría de hambre y de frío...no vivió mucho
tiempo, voló al paraíso donde sin duda encontró a su querida mamá.

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