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8 TENDèNCIES
EL MUNDO. DIJOUS 13 DE OCTUBRE DE 2011
EL CHICO QUE
GRITABA ACID
Cardos
y lirios
MIQUI PUIG
A la izquierda, el trío
Chinese Christmas
Cards y, a la derecha,
Lasers.
los chicos de Laser.
CHRISTIAN MAURY
MÚSICA
En breve editarán su primer LP. Aunque exploran dos universos
musicales distintos, Chinese Christmas Cards y Lasers son dos
de los grupos más prometedores de la escena electrónica
barcelonesa. Y salieron del mismo concurso de maquetas.
Un cara a cara
‘indietrónico’
✱ SERGIO DEL AMO
Siempre se puede reprochar a
cualquier concurso de maquetas
que acabe alzando como vencedor
a un grupo que al poco tiempo se
acaba desinflando por su nulo talento. Pero no es lo que se le puede echar en cara a Chinese Christmas Cards y Lasers, dos bandas
barcelonesas con un pronunciado
discurso electrónico que vuelve a
revitalizar la escena sintética de
nuestro país. Ya sea en la parcela
de la indietrónica de baile o en los
parajes espaciales recauchutados
de loops infinitos, ambas formaciones colocarán en las próximas
semanas sus nuevos temas en las
estanterías de las tiendas.
A pesar de sus diferencias estilísticas y de contar con referentes
incompatibles, las dos bandas
comparten más cosas en común
de lo que podría parecer. Saltaron
a la palestra gracias al concurso
de nuevos talentos Levi’s Unfamous Music Awards (metiéndose,
de paso, 3.000 euros en sus bolsillos), han compartido bolos en
más de una ocasión, sus nombres
cada vez tienen mayor presencia
en la prensa especializada y, lo
más importante, han tenido la
suerte de fichar por dos discográ-
ficas en estos tiempos de déficit
inversor en las casas de discos.
Aunque ya hace dos años que
pudo escucharse en el Myspace de
Chinese Christmas Cards Wellcome To Life, tras convertirse en la
apuesta Demoscópica de la revista Mondosonoro, Mario Gutiérrez
(voz y guitarra) y Joan Sala (teclados y bases) editan este mes de oc-
co que nos podía llevar a ese objetivo, ha sido más largo de lo que
pensábamos», comenta Gutiérrez
al respecto de ese debut que demostrará que poco tienen que ver
con The Postal Service. A pesar
del orgullo de que les cortejen con
una de sus bandas de adolescencia, matizan: «La gente nos compara con ellos porque hacemos
pop electróSin
Ambos grupos apuntan maneras nico.
e m b a r g o,
ellos sólo
para convertirse en los nuevos
Delorean y exportar sus canciones empleaban
las guitarras
en tres temas de su
«Fuera hay muchos grupos que disco y nocogese parecen a nosotros. En Londres sotros
mos la acústendríamos más competencia»
tica y la
eléctrica en
todas las
tubre su esperado primer EP, Bar- canciones», afirma Sala (quien por
celona. Lo hacen de la mano de las noches muta en uno de los caMushroom Pillow y tras haber agi- nallas quebranta pistas de Yall).
tado buena parte de las salas de
Para Lasers, tras autoeditar su
nuestro país. «No es que nos lo ha- homónimo EP este mismo año, Juyamos tomado con calma, sino no supondrá su primer LP y su esmás bien que queríamos grabar treno bajo la protección del sello
los temas con una mayor calidad, Irregular. Carlos del Valle (guitarra
pisando un estudio. El camino has- y samplers), Iván Lorenzo (bajo) y
ta llegar a una discográfica, lo úni- Álex Ferrer (batería), ahora en for-
mato trío tras la marcha de Ángel
Ortiz, influenciados por los cinéticos bucles sonoros de Four Tet o el
etéreo recuerdo de Popol Vuh, ya
nos advierten de que han dejado
en reposo su hasta ahora notable
venazo ufológico. Pero, de todos
modos, sus ocho nuevas composiciones les permitirán hacernos soñar despiertos en una estratosférica piscina de capas sintéticas.
«Hemos tenido mucha suerte
durante todo este tiempo acerca
de las cosas buenas que han dicho de nuestra música. Todo ha
venido paso a paso. Con el dinero del concurso que ganamos financiamos nuestro primer EP y,
sin aquel disco, ninguna discográfica se hubiera puesto en contacto con nosotros. Para dar conciertos en salas con una buena
acústica o contactar con la prensa, necesitas el respaldo de una
discográfica para que te lo gestione mientras tú sigues centrado exclusivamente en tu música»,
opina Carlos llevándose la aprobación de todos los allí asistentes.
El tiempo dirá si acaban corriendo la misma suerte de Delorean o
The Suicide Of Western Culture (el
buque insignia de Irregular que en
breve probará suerte con su particular sueño americano) exportando sus canciones fuera de nuestras
fronteras. Aunque una cosa está
clara: parten con ventaja en la tierra que les vio nacer tal como Gutiérrez acertadamente apunta:
«Fuera hay muchos grupos que
podría decirse que se parecen a
nosotros. Esta es la razón por la
que tanto Lasers como nosotros
estamos siendo tan bien recibidos
aquí. Si fuéramos británicos y viviéramos en Londres tendríamos
una mayor competencia». Pese a
ello, a un nivel más local, trabajando duro y renunciando a sus horas
de sueño con la ajetreada agenda
de conciertos que les espera, tienen los astros de su parte para
despedir un año irrepetible.
Yo llegué un día a este
costado de la música
con un lirio precioso
como el que llevaba
mi prima María en las
fotos de su boda. Grande, recién
cortado, intacto, puro. Llegué por
defecto, porque sólo había una
manera de hacer las cosas si
querías pasar de trovador modo
bar a ser artista. La palabra.
Odiada, maltratada, equívoca.
Llegué un mes de febrero y
empecé a oír esa cantinela repetitiva, ese sonido de miles de monjes
concentrados y pesimistas. Han
oído bien, se presumía que en los
90 todo era lujo desmesurado, que
lo era, todo eran drogas, todo eran
hoteles de cinco estrellas.
Pero todo el mundo lloraba, todo el mundo se quejaba por vicio,
todos estaban desesperadamente
mal y sin blanca. Por aquel entonces el modo pastoril mío con flor
de la familia de las liliáceas hacía
que dudara un poco, pero apenas
les creía. Estas mismas almas en
pena solían abonar sus consumiciones con la más alta de las alfombras del espectro monedil español, las de color lila.
El gremio, odiada palabra también, era llorón por naturaleza.
Nada estaba bien, nadie confiaba
en nada y todos tiraban del mismo carro en direcciones opuestas. El lirio fue perdiendo esplendor, el agua apenas lo conservaba y las aspirinas en jarros sólo
son remedios caseros. Que a veces funcionan o no.
Me volví cada vez más un absurdo caso de grano en el culo que
se reía de los lloros a lo cocodrilo,
de señores que cerraban tratos en
reservados con salmón nórdico y
señoras de compañía sudamericanas. Me volví un caso aparte,
deliberadamente antítesis de sus
artistas: nos conformamos con
ser mileuristas de este mundo. Seguían quejándose, mientras el
egipcio era algo más que una
puerta abierta a la imaginación de
mentes perversas, ávidas de nuevas experiencias sexuales. Todo
el mundo se enriquecía y el señor
de las canciones seguía malviviendo, ellos acotaban la radio a
los sonidos de sus editoriales dejando sólo sonar las mismas canciones a las horas en punto y los
cuartos para las de sus amigos.
Avivaban el fuego del directo con
clones que tocaban a precio de derribo las mismas canciones que
escupían por las ondas ante un
público casi zombi aturdido por
naranjadas intoxicadas con garrafón. Y lloraban, se quejaban de
vicio, día tras día.
Un día me sorprendí sonriendo a algún energúmeno que sólo
tenía en común conmigo el epígrafe de autónomos que pagaba.
El muy cretino me había cambiado mi lirio mustio por un cardo.
Saqué las espinas de mi mano y
dejé de escucharles.
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