TU BUEN GUSTO ES UNA MIERDA A

Transcripción

TU BUEN GUSTO ES UNA MIERDA A
PABLO GIL
TU BUEN
GUSTO ES
UNA MIERDA
El crítico musical Carl
Wilson plantea una
pregunta terrorífica:
¿y si los discos de Céline
Dion son buenos?
A
MÚSICA
AHORA
NDY WARHOL PENSABA SOBRE EL SENTIDO DEL GUS-
to lo mismo que Harry el Sucio sobre los culos, que
todo el mundo tiene el suyo. Sus palabras textuales, las
de Warhol, fueron: «El sentido de la belleza de cada
persona es completamente distinto al de todas las demás».
Esto viene a cuento de un libro musical de espíritu warholiano y título
escatológico –en su traducción al castellano– escrito por Carl Wilson,
que es un periodista musical de EEUU que se impuso la alocada tarea de
«examinar el misterio que rodea al gusto analizando de cerca a un artista muy popular que me resultara totalmente insoportable». El primer nombre que le vino a la cabeza, explica, fue
Céline Dion. El resultado es Música de mierda.
Lo que viene a decir el buen hombre, quien por
cierto tiene un flipante parecido físico con Zach
Galifianakis, es que el canon de la belleza es algo
abstracto y sujeto a múltiples variables. Citando
tan campante a Paul Valéry como a David Hume,
se pone el traje de Gran Abogado del Diablo en un
juicio sumario a Let’s Talk About Love, un disco
del que se han vendido 30 millones de ejemplares y que no ha recibido ni un solo elogio,
‘MÚSICA DE MIERDA’,
escrito o grabado. ¿Extraño, verdad?
DE CARL WILSON
(BLACKIE BOOKS)
La repulsión pavloviana que provoca en millones de personas la sola visión de los tirabuzones y la cara picuda de la diva de crema son la antesala al efecto espasmódico que llegan a ejercer en el aparato digestivo sus canciones,
bacanales de cursilería, mohines y cuchufletas. Todo eso que hemos
convenido en identificar como el Himalaya del romanticismo repipi ha
sido y es, sin embargo, una parte importante en la vida de otros millones de seres, homo sapiens sapiens como nosotros, que han reído y
llorado, procreado y estirado la patita escuchando a Céline berrear You
are safe in my heart / And my heart will go on and on.
Los prejuicios han arruinado más vidas que el coñac. Y de eso trata Música de
mierda, de no creerse uno mejor por odiar
a miss Perifollo, de que el buen gusto no
existe, y de que lo que para uno es música de mierda para otro es ambrosía sonora, y viceversa, y de que los cínicos son
la casta (además de unos tristes) y de que,
en definitiva, todo es relativo. Lo cual,
bueno, es relativo. Una gran verdad es
que cada música tiene unos momentos más propicios que otros y hasta
unas épocas existenciales, y que el más roñoso excremento sonoro
puede resultar óptimo en las condiciones adecuadas. Hay quien opina,
sin embargo, que en condiciones normales éste no deja de ser un excremento, y que, diablos, no da lo mismo ocho que ochenta.
En su deliciosa Historia de la belleza, Umberto Eco concluye que «la
belleza nunca ha sido algo absoluto e inmutable, sino que ha ido adaptando distintos rostros según la época histórica y el país». Recordemos simplemente que los Beatles fueron recibidos en EEUU en 1964
como una boy band de mierda y que Bob Dylan fue un vendido de mierda cuando cogió la guitarra eléctrica; Abba eran unos horteras de
mierda según la yihad del rock y AC/DC hacían ruido de mierda...
¿Quiere todo esto decir que algún día recordaremos avergonzados
cuando lanzábamos dardos a Céline Dion? No, probablemente, pero
es un sano ejercicio siquiera sopesarlo y no dar nada por sentado. Sólo
el oyente sin escrúpulos dispuesto a atreverse con lo desconocido podrá experimentar el delicado placer de la novedad y la sorpresa, que
son la pimienta de esta vida nuestra tan uniformada. @pablogil72il
SI UN DISCO HA VENDIDO 30
MILLONES Y NO HA RECIBIDO UN
SOLO ELOGIO, ALGO CHIRRÍA
ETHAN MILLER
A
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