Amadores de la Verdad

Transcripción

Amadores de la Verdad
Labios de Un Corazón Hueco
Miguel L. Llenas
Casa de Luz
“Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me
honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.” (Mat. 15:8-9)
Cuando muchos de nosotros nos convertimos a Jesucristo y a su Evangelio, este texto
fue crucial en el proceso. Muchos veníamos de formación y tradición católica y esta
expresión del Señor Jesús era un arma de batalla contra las falsas doctrinas del
catolicismo. Con insistencia le predicábamos a la gente que había que salir de un
sistema de doctrinas y enseñazas de hombres, convertirse genuinamente al Señor, fruto
de un arrepentimiento sincero y del corazón. Todavía esto que menciono es una gran
verdad y lo sostenemos con pasión.
Lo que nos llama la atención, es que este texto no se predica con frecuencia en el seno
de la iglesia cristiana…. para la iglesia cristiana. Y no nos preocupa que no se predique.
Ese no es el tema. Es lo que expresa con claridad: Que en vano honramos a Dios cuando
enseñamos como doctrinas mandamiento de hombres. Creaciones doctrinales fruto de
nuestros propios sistemas teológicos, filosofías humanas o… influencias demoníacas.
A nuestro parecer, (luego de haber recorrido un amplio espectro de las iglesias
cristianas de hoy, escuchar sus sermones, asistir a sus cultos o simplemente ver la
televisión), que la iglesia de hoy se encuentra entre dos extremos peligrosos,
espiritualmente letales para los oyentes, y quizás hasta rechazados por el Espíritu de
Dios.
Por un lado, los que insisten en que el Poder de Dios se manifiesta de una manera
sobrenatural siempre en el creyente, que le exigen hablar en lenguas, que sus cultos son
muchas veces una expresión de un frenesí extático que en nada envidarían a una sesión
de ocultista mágica del África, que les enseñan a negociar con Dios cuando den sus
diezmos y ofendas, que sus pastores y apóstoles tienen mas “poder divino” que los
mismos Apóstoles del Señor, que les dicen que la pobreza es del diablo, que solo en las
riquezas se manifiesta el amor de Dios, que pueden ser cristianos y mundanos al mismo
tiempo y que no hay nada de peligro en bailar un merengue dedicado y compuesto
supuestamente a Jesucristo. Y así,…. la lista seria interminable. En otras palabras, llenos
de mandamientos humanos y doctrinas de hombres, por no decir de demonios mismos,
que en nada honran a Dios.
Por el otro lado, tenemos los grupos opuestos. A los que prácticamente Dios y su poder
para salvar al pecador arrepentido, hacer milagros y transformar nuestras vidas de
pecado en triunfos sobre triunfos sobre el mismo y sobre las pasiones humanas mas
bajas, está muerto. Para estas Iglesias, Dios está enterrado en sus teologías y doctrinas,
y se vanaglorian más de su solidez teológica, herencias ancestrales de sus doctrinas,
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sermones con exquisita elaboración teológica y humana y velado repudio a todo lo que
no les suene igual a sus discursos retóricos en el pulpito, que de la obra misma de Dios.
Para estas Iglesias, la sencillez del evangelio ya no es atractiva. Por lo tanto, la sincera
fidelidad a Cristo la reducen a una asistencia casi obligatoria los domingos a sus cultos,
una desmedida sumisión a sus lideres y ancianos, confunden la obediencia a la Palabra
de Cristo por un entendimiento de las ‘grandes doctrinas de la Fe y La Gracia” como si
esto fuera la “summa” espiritual de toda la sumisión al Señor. Y lo peor de todo, que
enseñan estas grandes doctrinas de la Fe y la Gracia como si de veras entendieran todo
el Consejo de Dios, como si fuesen ellos mismos dioses en la tierra. No le dan espacio a
decir, “sencillamente no lo entiendo”, o “no lo puedo poner en perspectiva humana por
que solo se entiende en la mente de Dios. Por ello, hay textos en el evangelio de Cristo
que no lo pueden enseñar con libertad de espíritu y soltura del alma, porque podrían
contradecir sus sistemas teológicos, Y, por lo tanto, gastan horas y horas en manifiestos
doctrinales que a la larga solo producen muerte espiritual.
Dentro del primer grupo se cosechan cristianos inmaduros, (si llegasen a convertirse de
veras a Cristo), engañados por los falsos apóstoles y maestros, seducidos y llevados,
como dice Pablo, “de aquí para allá por todo viento de doctrina” (Ef. 4:14) y para
quienes la Palabra de Cristo revelada en los evangelios y epístolas es muy secundaria.
Las emociones, las experiencias sobrenaturales, o las profecías de sus supuestos
apóstoles tienen más valor que la Revelación de Dios.
Del segundo grupo, donde yo me encontré por muchos años, se producen cristianos
fríos, mecánicos, “ortodoxos” con Dios mismo, duros e implacables, de poca fe y sin
convicciones profundas en el poder de Dios a través del evangelio. Por lo tanto, con
frecuencia el mundo, el pecado y veces el maligno mismo se los come vivos, ya que
confían más en el poder de la Ley, en sus “confesiones doctrinales”, que en el Espíritu de
Cristo, aunque digan y enseñen lo contrario. Para ellos, los domingos son sagrados, es
casi el “sabbath” judío, y ¡ay de aquellos que no honren su “sabbath”!, pero si se
llegasen a topar en el camino con un “gadareno”, con un joven poseído por demonios
mismos, prácticamente no saben que hacer, porque se debaten todavía si Dios libra de
Satanás y de sus espíritus inmundos a una criatura cualquiera.. Tal parecería que
Satanás, para ellos, de veras ya esta amarrado y arrojado para siempre en el abismo y
en lago de fuego, que está como si estuviese lejos en otra dimensión, aunque prediquen
en contra de su supuesta actividad de vez en cuando. Es un sistema doctrinal donde
Dios está casi muerto, Satanás también lo está, y su única tarea es predicar
cómodamente en sus iglesias esperando que los “elegidos” vengan y que el juicio de
Dios caiga sobre aquellos que los contradigan.
Gracias a Dios, que en ambos extremos existen preciosos hermanos que batallan día a
día para que lo expresado no sea una realidad en sus vidas diarias. Pero sin duda alguna,
en ambos extremos, y en las sillas de honor están sentados doctrinas y mandamientos
humanos que en nada honran al Señor. ¿Y saben que es lo mas complejo de todo esto?
El poder y el querer darse cuenta de todo esto y cambiar. Buscar el rostro de Dios y su
Espíritu para que nos muestre la sencillez del evangelio, y sin ajustarlo a nuestros
sistemas teológicos prefijados, predicarlo con libertad y compasión a todos. Los fariseos,
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los saduceos, los escribas, los sacerdotes y los lideres políticos religiosos de los tiempos
de Señor fracasaron es su obediencia a Dios por las mismas razones.
Una ojeada simple y sencilla a una declaración del Señor seguro nos arrojará luz sobre lo
mencionado:
“Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís;
si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis” (Jn 5:43)
En las Iglesias de hoy, con sus excepciones similares a los creyentes de la Iglesia de
Filadelfia (Ap. 3:7-13), nos hemos acostumbrado ya más a oír a los que vienen en su
propio nombre que a Jesús mismo. Parece tan sencillo lo que digo que parece casi
tonto, y muchos se rasgaran las vestiduras diciendo que ni ellos, ni sus iglesias son parte
de esto. Pero, no nos parece que sea del todo cierto.
Algunas iglesias de hoy, cuando aparecen en el escenario, oyen más a los Benny Hinn,
en su propio nombre y con sus propias enseñanzas, o cualquier otro supuesto gran
personaje de la farándula cristiana, que a Cristo mismo. ¿No le llama la atención que
todos estos ministerios modernos llevan los nombres de sus fundadores? ¿No se llaman
Kenneth Copeland Ministries, Ted Haggar Ministries, etc.? ¿O ministerios fulano o
sutano de tal? ¿No los tenemos en nuestros países? ¿No será por ello que se reciben
con tanta facilidad ya que no predican a Cristo y este crucificado, sino a ellos mismos??
¿Cuantos existen hoy, falsos maestros, que no aman la Verdad de Dios viniendo en sus
propios nombres?
¿No hemos venido a través de los años jactándonos, por el otro lado, al igual que los
sacerdotes católicos, de ser fundamentalistas, reformados, o calvinistas? ¿Nos hace eso
ser libres de tradiciones y enseñazas humanas? De ninguna manera. Quizás todo lo
contrario. Hoy tenemos millares viniendo en nombre de sus movimientos y tradiciones
humanas. Se jactan que llevan los nombres de sus antecesores, y quieren que los
reconozcan como parte de esa inmaculada tradición. Esto, hermanos, es un grave
peligro para nuestras almas. Es tan fácil desviarnos de la sencilla y sincera fidelidad a
Cristo para seguir mandamiento de hombres,… hombres que quizás en el fondo de sus
almas no aman la verdad de Cristo sino solo se aman a si mismos.
Cuando seguimos mandamientos de hombres y doctrinas humanas corremos el peligro
de que si el Señor se dignara a visitar nuestras iglesias o nuestro hombre interior por su
Espíritu, seriamos como las ciudades de Tiro y Sidom o como Jerusalén, que no pudieron
conocer, entender, el día de su visitación. O, en el mejor de los casos, seriamos como los
escribas y fariseos, que le mostraron por las Escrituras a los magos persas todo lo
concerniente al lugar donde Cristo nuestro Señor nacería. Eran excelentes teólogos,
pero no fueron a adorarle. A postrarse con frente en suelo en sumisión a El. Quizás ni
siquiera les pasó por la cabeza. Amaban más sus tradiciones “de Moisés y Abraham”, sus
mandamientos humanos, sus razonamientos teológicos, sus sistemas doctrinales o sus
prácticas religiosas, que la Verdad de Dios.
En el nombre de Dios, rechazaron al mismo Dios y a su hijo Jesucristo.
¿Será esto una realidad hoy?
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