Séptima Semana Oremos para VIVIR COMO UNA GENERACIÓN

Transcripción

Séptima Semana Oremos para VIVIR COMO UNA GENERACIÓN
Séptima Semana
Oremos para VIVIR COMO UNA GENERACIÓN APARTADA Y BENDECIDA, así
mismo nuestras familias, nuestra congregación y quienes asistirán al congreso “Avívanos
2008”
Isaías 61:9
Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los
pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová.
En el libro de Levítico encontramos algo extraordinario: Nuestro Dios, quien nos ha librado del
yugo opresor, nos escogió para ser su pueblo y para caminar con la cabeza levantada. (Levítico
26:11-13) Así mismo, en Malaquías 3:17 nos es revelada una verdad gloriosa que nos permite
entender cuál es la perspectiva con que Dios nos ve. Él nos ve con amor, y tenemos un valor
delante de sus ojos. Cada uno de nosotros somos para él su especial tesoro. ¡Que maravilloso es
saber que para el Dios Todopoderoso y Eterno yo tengo el valor de un especial tesoro! Al darnos
cuenta de la magnitud de tales verdades, cómo no hemos de caminar con la cabeza levantada,
sabiendo que somos hijos e hijas del Dios Altísimo.
Además de lo antes mencionado, el apóstol Pablo escribe a los efesios que fuimos apartados
desde antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos y sin mancha delante de Dios.
(Efesios 1:4). Esto significa que Jesucristo, aun antes de la creación, nos apartó para que seamos
su especial tesoro y llevemos luz y bendición a todo lugar. De igual manera, el apóstol Pedro nos
dice que somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, con el
propósito de anunciar las virtudes de Jesús, que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1ª
de Pedro 2:9).
Recordando lo que se escribió en semanas pasadas, nosotros somos reyes y sacerdotes para
nuestro Dios, lo cual quiere decir que somos sus representantes donde quiera que vayamos. Por
medio del nuevo pacto, a través su sangre, Jesucristo ha depositado su gloria, su hermosura, su
grandeza, su plenitud dentro de nosotros; por ello es que somos sus embajadores. Y es importante
entender que, como discípulos y embajadores de Cristo, debemos estar plenamente concientes de
que somos templo del Espíritu Santo (2ª de Corintios 6:16); y al ser templos del Espíritu de Dios,
somos portadores del tesoro más grande que jamás el ser humano hubiese podido contener dentro
de sí, esto es, la presencia poderosa de Dios. (2ª de Corintios 4:7)
Siendo así las cosas, creamos lo que dice la Biblia y actuemos como verdaderos embajadores de
nuestro Señor Jesucristo. Creamos que cualquier lugar que pisaren nuestros pies puede ser
afectado tremendamente por la presencia manifiesta de Dios, por la simple, pero poderosa razón
de ser portadores de su gloria. Creamos que podemos ser testigos de milagros y sucesos
extraordinarios, como aquellos registrados en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Es hora de levantarnos y poner por obra las siguientes palabras dichas por Jesús: “Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro
Padre que está en los cielos”. (Mateo 5:16) Dios nos ha ordenado levantarnos y resplandecer
porque su gloria brillará sobre nosotros. (Isaías 60:1). Es imposible esconder la gloria de nuestro
Dios. Aun, a pesar de que la tierra esté llena de tinieblas, Dios ha prometido hacer brillar su sobre
nosotros la luz de su gloria. (Isaías 61:2) ¡Qué promesa tan maravillosa! Por lo tanto, no
desmayemos, por el contrario, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en e temor de Dios (2ª de
Corintios 7:1), y oremos para que la iglesia del Señor se levante y atestigüe los milagros más
extraordinarios de la historia.

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