20 Marzo 2016 - El agua se puso colorada
Transcripción
20 Marzo 2016 - El agua se puso colorada
El agua se puso colorada 20 Marzo 2016 Tim Gustafson En el principio era el Verbo […]. Todas las cosas por él fueron hechas… (vv. 1, 3). Lectura: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1:1-14) ¿Por qué vino Jesús a la Tierra antes de que se inventaran las fotografías y los videos? ¿No podría haber alcanzado más personas si todos hubiesen podido verlo? Después de todo, una imagen vale más que mil palabras. «No», dice Ravi Zacharias, quien afirma que una palabra puede valer mil imágenes. Para probarlo, cita la magnífica frase del poeta Richard Crashaw: «El agua, al ver a su Amo, se puso colorada». Así recoge Crashaw la esencia del primer milagro de Jesús (Juan 2:1-11). La propia creación reconoció que Él es el Creador; no un simple carpintero que podía convertir el agua en vino. En otra ocasión, cuando calmó una tormenta, los discípulos, asombrados, preguntaron: «¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?» (Marcos 4:39-41). Más tarde, Jesús les dijo a los fariseos que, si la multitud no lo alababa, «las piedras clamarían» (Lucas 19:40). Aun las piedras saben quién es Él. Juan afirma: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…» (Juan 1:14). Y por la experiencia de ser testigos presenciales, escribió: «Les anunciamos al que existe desde el principio, a quien hemos visto y oído. […]. Él es la Palabra de vida (1 Juan 1:1 NTV). Como Juan, podemos hablarles a otros de Jesús, a quien el viento y el agua obedecen. Señor, hoy quiero conocerte más. Fuente: Ministerios Nuestro Pan Diario www.nuestropandiario.org