ABC - AC/DC Let there be rock

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ABC - AC/DC Let there be rock
MÚSICA
MÚSICA
AC/DC transformó a Sevilla en un infierno de alto voltaje
La mítica banda de hard rock encandiló a más de 62.000 espectadores en el Estadio Olímpico de la Cartuja con un
concierto en el que interpretaron todos sus clásicos, sin faltar el «Highway to Hell»
ANDRÉS GONZÁLEZ BARBA
Día 27/06/2010 - 10.56h
El Estadio Olímpico de la Cartuja vivió anoche
una de sus más memorables veladas. Los
australianos AC/DC ofrecieron en Sevilla el
penúltimo concierto de su larguísima gira
«Black Ice Tour» y la ciudad respondió a los
reyes del hard rock.
Minutos antes de que comenzara la gran noche
musical sonaron varios clásicos de los Rolling
Stones, un buen preludio para anunciar lo que
iba a llegar. A pesar de que se superaron los
62.000 espectadores, hubo algunas zonas vacías
en el fondo de la pista y en ciertas partes de la
grada, pero esto casi no se notó cuando se
apagaron los focos y brillaron miles de cuernos
con sus luces rojas parpadeantes, dando el
primer guiño de la noche al guitarrista Angus
Young.
KAKO R AN G E L
Angus Young con su mítico traje de colegial y el cantante Brian Johnson
El arranque del concierto fue sinceramente espectacular. Sobre las cuatro pantallas del escenario se proyectaron imágenes de animación de un
tren en marcha con un Angus Young caricaturizado en una escena erótica que anunciaba el alto voltaje musical. Tras una explosión de fuegos
artificiales, sobre el escenario salieron Brian Johnson, Angus Young con su ya legendario uniforme de colegial, y toda la banda con el
convencimiento de ofrecer un gran recital. Así fueron sonando los primeros clásicos de la noche, como «Rock 'n' Roll Train», «Hell Ain't a Bad
Place to Be» o «Back is Black», un homenaje al desaparecido cantante Bon Scott, que lideró la banda hasta su dramática muerte en 1980.
A continuación Johnson saludó al público en español para añadir, «We are going to rock you and the Spanish ladies» —«vamos a ofreceros rock a
ustedes y a las chicas españolas»—. Muy vistoso fue, sin duda, el juego de las cuatro pantallas —dos centrales y dos laterales— con sus brillantes
proyecciones, además de la locomotora en el centro del escenario. El sonido fue una vez más la asignatura pendiente del Olímpico, resultando la
voz de Johnson poco entendible en ciertas partes de las gradas.
Mas, a pesar de esto, cuando se ve a Angus Young sobre un escenario hay que rendirse a sus pies ya que es una de esas figuras legendarias de la
historia del rock. Impecable fue su clásico riff en el inicio de «Thuderstruck» —tema que desató la histeria colectiva—, y después se ganó al público
cuando se desvistió e incluso mostró sus calzoncillos con el anagrama de AC/DC en la canción «The Jack», son con un cierto toque de blues que lo
aleja del sonido habitual del grupo. En este tema las pantallas mostraron primeros planos de chicas del público, algunas de ellas en sujetador,
dándole el toque más picante a la velada.
También Brian Johnson sabe jugar sus bazas con su pose y su ya mítica voz cascada. De su garganta rota salieron clásicos como «Hell's Bells», de
la era Bon Scott. En este tema el cantante se colgó de una inmensa campana que dio paso al sonido de las míticas campanas del infierno.
El concierto, que duró unas dos horas, continuó con temas como «TNT». Luego interpretaron «Let There Be Rock», tras el cual Young se desmarcó
con un impresionante solo de guitarra que dejó boquiabiertos al respetable.
Tras una pausa obligada, los músicos reaparecieron para tocar la muy popular «Highway to Hell», uno de los grandes iconos de la historia del
rock. Y como broche a esta mágica noche, sonó «For Those About Rock (We Salute You)». Sobre una lluvia de fuegos artificiales, la banda se
despidió del público. Uno concluye que al menos una vez en la vida hay que ver en directo a AC/DC.
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