3. FORMULACIÓN DE OBJETIVOS F. Javier Murillo Cuando alguien

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3. FORMULACIÓN DE OBJETIVOS F. Javier Murillo Cuando alguien
3. FORMULACIÓN DE OBJETIVOS
F. Javier Murillo
Cuando alguien decide hacer un proyecto de investigación seguramente
tiene una idea un tanto difusa de lo que quiere hacer. También es muy probable
que, una vez haya hecho un examen inicial de la bibliografía ésta le permita
comenzar a decidir sobre aspectos concretos de lo que pretende hacer y cómo lo
va a realizar. Pues bien, los objetivos responden a la pregunta de qué se quiere
hacer, o dicho con otras palabras a dónde se quiere llegar. Es una expresión
de lo que queremos conocer y de lo que vamos a conseguir tras la realización de
nuestra investigación. Es un anticipo de la aportación que pensamos hacer.
Por tanto los objetivos son a la vez el motor y la meta final a la que se
dirige la investigación. A veces del propio planteamiento quedan ciertas dudas,
unas preguntas abiertas. A la hora de definir los objetivos en un proyecto de
investigación se pueden recoger estas preguntas tanto con una formulación
directa como parafraseada y centrar definitivamente las intenciones del trabajo.
Ahora bien, estas formulaciones pueden ser definidas en principio de un
modo muy amplio. En el fondo todo proyecto siempre tiene unos objetivos muy
generales que en ocasiones le trascienden. Estos objetivos generales responden
casi a tópicos sobre el tema de estudio y tendrían formulaciones del tipo: "el
objetivo general de la investigación es conocer los factores que determinan la
asistencia del público al teatro”
Objetivos del tipo “resolver problemas", "cambiar la realidad", "mejorar la
organización", etc. no son válidos como problemas de investigación; son más
bien objetivos de intervención.
Es claro que estos objetivos son el propósito
último de la investigación, pero el proceso de investigación como tal se queda en
la aportación de las informaciones que pueden contribuir a la toma de decisiones
que será la que, en definitiva, cambie la realidad.
Frecuentemente, el objetivo general formulado no es demasiado útil para
la planificación de la investigación. Es cierto que nos marca un horizonte a
seguir, pero es importante concretar ese idea general en objetivos más
específicos.. Por tanto el objetivo general será diseccionado en otros objetivos
más pequeños y más fáciles de abarcar. Así, un objetivo genérico como el antes
formulado puede ser alcanzado por medio de objetivos más parciales. Objetivos
que se pueden formular del siguiente modo:
1. Analizar la evolución de la asistencia al teatro en la Comunidad
de Madrid en los últimos 5 años.
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2. Detectar los factores que pueden tener una incidencia con los
cambios en la asistencia al teatro en Madrid.
3. Relacionar las variaciones de los factores detectados con las
variaciones en la asistencia al público en los últimos 5 años.
4. Validar los resultados encontrados con la opinión de diferentes
expertos en el tema.
5. Plantear propuestas dirigidas a las Administraciones y a los
propios centros para la mejora de la asitencia al teatro en
Madrid.
Además alguno de estos objetivos parciales puede ser a su ver objetivos
generales en otros proyectos, puesto que será la amplitud del proyecto la que
determine el nivel de nuestros objetivos.
Como ocurre con todos los elementos de un proyecto de investigación,
tampoco existen piedras filosofales de las que se puedan derivar objetivos
correctos. De todas formas sí que se pueden ofrecer tres características y una
condición indispensable que deben poseer los objetivos de una investigación. Los
objetivos de una investigación deben ser claros, precisos y concisos (lo contrario
de difusos, profusos y confusos).
Un objetivo es claro cuando cualquier otra persona que acceda al mismo
entienda sin ninguna duda que es lo que se pretende conocer o resolver con la
investigación.
Por otra parte, un objetivo es conciso cuando su formulación determina e
implica los pasos que es necesario llevar a cabo para su consecución. O lo que es
lo mismo, cuando un lector externo puede comprender rápidamente la forma en
que se va abordar el problema.
Por último, se considera que un objetivo es preciso cuando está planteado
en términos operativos, es decir cuando especifica las unidades de medida de
cada uno de sus elementos.
Ahora bien, con mucha frecuencia se prescinde de esta formulación
operativa de los objetivos. Este es el caso de los objetivos del ejemplo 1. Puede
pensarse entonces que éstos, al carecer de esta tercera característica, no son
buenos objetivos. Pero en realidad es que la precisión de los objetivos puede
garantizarse por otra vía. Puede suceder que, por razones de estilo literario o por
facilitar su formulación, los objetivos no sean enunciados en términos
operativos, y que esta formulación sea reservada para el apartado del diseño
cuando sean definidas las variables. En este caso, y con el fin de asegurar la
coherencia, relacionaremos las variables con los objetivos enunciados. Lo que
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vuelve a centrar el tema en la condición que debe poseer los objetivo: la
coherencia con los demás elementos del proyecto de investigación.
Como se ha visto, hay distintos niveles de concreción en la formulación de
objetivos. Toda investigación suele tener un objetivo general que refleja el
previsible resultado final de la investigación y varios objetivos específicos, que
son concretos y suponen la operativización del objetivo general. No debe
incluirse más de un tipo de efecto o actividad en cada objetivo específico. E
incluso, pueden entenderse como los objetivos terminales de las diversas fases
de la investigación.
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