¿Qué es en realidad la educación mexicana? Sin lugar a dudas

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¿Qué es en realidad la educación mexicana? Sin lugar a dudas
¿Qué es en realidad la educación mexicana?
Sin lugar a dudas, uno de los términos más empleados y de mayor discusión a lo largo de la
historia es este de la educación; ya que la misma humanidad (de manera consciente o
inconsciente) sabe que de alguna manera existe una relación intrínseca entre dicho término y los
movimientos sociales humanos que acaecen en el mundo.
Por ejemplo, si hablamos de un movimiento de mujeres feministas, se piensa que el grueso
de tales agrupaciones “vibran en una frecuencia educativa muy parecida” y que por ello pueden
entenderse, agruparse y manifestarse juntas en contra del machismo, por dar un ejemplo.
Nadie sabe a ciencia cierta cómo se instaló esta educación en sus cerebros para llegar a
tales comportamientos, pero sin duda se sabe y se cree en dicho fenómeno.
Pero si pensamos ahora en la llamada “Educación Mexicana”, podemos observar
nuevamente, que a ciencia cierta nadie explica de manera concreta a qué se refiere con dicho
término; y aún así, no podemos negar su existencia, ya que al cotejarlo con el de “la educación
Oriental”, o la de cualquier otra región del mundo, el término cobra fuerza de nuevo.
Debemos aclarar, que cada sujeto que pisa nuestro planeta posee una combinación
educativa individual tan diferente a la de otros individuos, como las mismas huellas dactilares. Sin
embargo, en estas combinaciones existen patrones repetitivos, que son observables a través de
las costumbres y comportamientos de estos individuos.
Y es precisamente ese loop o repetición de comportamientos lo que permite a la gente
hacer generalizaciones tan atrevidas como el de la “Educación Mexicana”, sin embargo
necesitamos aclarar también, que al ser la educación un fenómeno ideológico, es necesario
observar y explicar dichos comportamientos desde su perspectiva psicológica.
Ejemplo:
Un comportamiento repetitivo y que por cierto, nuestros vecinos del norte perciben
mejor, es la cuestión de que los jóvenes mexicanos, que se apresuran a formar una familia a
temprana edad, terminan por vivir en casa de alguno de sus padres, y algunos terminan por
construir sus hogares en el segundo, tercero o cuarto piso de dichas viviendas. A diferencia de los
jóvenes norteamericanos, que con 17 años de edad, se emancipan sin que necesariamente hayan
contraído nupcias, es decir: simplemente por cuestión ideológica (educativa).
Si va quedando claro entonces, que esas costumbres y comportamientos repetitivos no
son en sí la educación; sino el grupo ideológico que las produce. Entonces podemos avanzar y
preguntamos: ¿Qué ideas componen a la educación mexicana y cómo estas producen dichos
comportamientos?
Para responder a esta cuestión, hemos de remitirnos a la estadística, y observar que
existen redundantes opiniones negativas acerca de la sociedad mexicana, emitidas tanto por
ciudadanos nacionales como extranjeros, en los que se nos tacha de:
“Flojos, sedentarios, ignorantes, mentirosos, rateros, tranzas, corruptos, miserables,
sumisos, mantenidos, que no leen y no quieren estudiar, que compran piratería o cosas robadas,
jóvenes irrespetuosos, adictos, mujeres que se embarazan a edades muy tempranas, maridos
irresponsables con el gasto, borrachos, golpeadores, infieles etc.”
Entonces, suponiendo que tales acusaciones sean ciertas, observemos cómo una idea
equivocada, insertada en un elevado porcentaje de la población, puede generar estos
comportamientos.
Por ejemplo, nuestra sociedad ha sido educada y vive bajo una idea tremendamente
negativa: la idea de del menor esfuerzo, o la famosísima cultura light.
Una idea con la que un porcentaje elevado de la población mueve su vida, buscando
siempre efectuar el menor esfuerzo posible para obtener cualquier cosa, así tenga que pasar por
encima de lo que sea.
Entonces, esta idea que sí conforma a la educación mexicana, ha permeado los cerebros
de nuestra sociedad, llevándola a realizar un sinnúmero de acciones equivocadas por buscar
siempre la comodidad o el placer.
Por ejemplo, de niño se aprendió que copiar el resumen o la tarea de un compañero era
más provechoso, con tal de salir al recreo o de no ser castigado. ¿A costa de qué? de coartar su
propio aprendizaje y violar el sistema.
De grandes, vimos que es mil veces más cómodo dar una “mordida” a un policía y
corromper el sistema, que pagar la infracción o aceptar que se lleven mi auto al corralón.
La misma televisión nos ha enseñado que no necesitamos hacer dietas o ejercicios
rigurosos en el gimnasio, y que con un aparato que se usa solo cinco minutos al día, podremos
tener cuerpo de modelo.
Y ni se diga el ya mencionado ejemplo de los jóvenes mexicanos que se casan y viven en la
casa de sus papás, y en ocasiones hasta se alimentan con su sueldo o pensión.
Para concluir este breve ensayo, los invito a releer el listado de opiniones negativas sobre
la sociedad mexicana y cotejarla con esta idea de la cultura light. Podrán ver cómo se encuentra
presente prácticamente en todas ellas, al hacer todo por comodidad o placer. Ya hablaremos de
otras ideas que componen a la educación de nuestro país en otra ocasión.

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