40º del nacimiento al cielo del beato santiago

Transcripción

40º del nacimiento al cielo del beato santiago
40º DEL NACIMIENTO AL CIELO DEL BEATO
SANTIAGO ALBERIONE
26 DE NOVIEMBRE DE 2011
Esquema de celebración
Exposición del Santísimo.
Canto apropiado.
“Muero… Paraíso… Ruego por todos”: son las últimas palabras del
padre Alberione.
La tarde del viernes 26 de noviembre de 1971, luego del extremo
saludo y la bendición del Papa, se ha cumplido para el Primer Maestro
cuanto él había querido que fuese impreso en la estampita recuerdo
del su 60º de sacerdocio:
“Salido del Padre
he venido al mundo;
ahora dejo el mundo,
y regreso al Padre” (Juan 16,28)
De nuestro corazón sale el canto de alabanza y el himno de
agradecimiento por las “abundantes riquezas” que el Señor ha
volcado en la vida del Beato Santiago Alberione pero también sobre
todos nosotros, llamados a ser, por un regalo de la gracia, esas
“almas generosas” que “sienten cuanto “él sentía”, llamados a seguir
sus mismos pasos, su mismo itinerario de configuración con Cristo y
de comunicación de él en el vasto campo de las comunicaciones
sociales.
Canto: Alberione, hombre de Dios (Schermidori-Cesarato) u otro apropiado.
Todo aniversario es una invitación a recordar las grandes obras de
Dios. También nosotros deseamos hacer memoria de las grandes
obras que el Señor ha realizado en nuestra historia de salvación.
“El Señor se ha unido a ustedes y los ha elegido no porque son más
numerosos que otros pueblos, sino porque el Señor los ama” (Dt 7,
7).
“Hermanos, consideren su llamado: no hay entre ustedes muchos
sabios del punto de vista humano, ni muchos potentes, ni muchos
nobles. Pero lo que es necio para el mundo, Dios lo ha escogido para
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confundir a los sabios; lo que es débil para el mundo, Dios lo ha
escogido para confundir a los fuertes; lo que es innoble y despreciado
por el mundo, lo que no vale, Dios lo ha escogido para reducir a la
nada las cosas que son, para que nadie puede vanagloriarse frente a
Dios. Gracias a él ustedes son en Cristo Jesús, el cual por nosotros ha
llegado a ser sabiduría por obra de Dios, justicia, santificación y
redención” (1 Cor 1, 26-30).
Con el salmo 136 celebramos las misericordias del Señor por el pueblo de Israel. Al final
podemos prolongar el himno de bendición haciendo memoria de las “riquezas” que el Padre ha
regalado, a través del padre Alberione, a la Familia Paulina, a la Iglesia y al mundo.
Al inicio y al final se puede cantar un versículo u otro canto apropiado.
Anunciaré todas tus maravillas
en ti me alegro y exulto
canto himnos a tu nombre, oh Altísimo.
Los últimos instante de la vida terrena del padre Alberione son para nosotros una preciosa
herencia. Juntos deseamos hacer memoria valorizando el testamento del Fundador y el
recuerdo del padre Renato Perino, uno de los sacerdotes paulinos más cercanos al corazón del
Primer Maestro.
Un lector proclama el testamento espiritual del Fundador.
Queridos miembros de la Familia Paulina, al separarnos temporalmente: con la confianza de reunirnos eternamente todos. Agradezco
a todos y a todas por la paciencia usada conmigo; pido perdón por
cuanto no hecho, o realizado mal.
Estoy plenamente seguro que la dirección dada sustancialmente es
conforme a Dios y a la Iglesia.
De infinito valor, como vida y devoción, Jesucristo Divino Maestro,
Camino, Verdad y Vida que ilumina todo el perfeccionamiento
religioso y apostólico.
Seguir siempre a san Pablo Apóstol, maestro y padre; siempre seguir,
amar, predicar a María nuestra madre, maestra y Reina de los
Apóstoles.
Benedicat vos omnipotens Deus, Pater et Filius et Spiritus Sanctus.
Mi conclusión: he seguido el oficio del Apóstol desde 1914 a 1968,
con la gracia divina. Ahora he llegado a los 84 años de mi vida; que
se cierra con el tiempo y pasa a la eternidad; en todo momento repito
la fe, la esperanza, el amor a Dios y a las almas.
Reunidos todos en el gozo eterno.
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(6 de agosto de 1967 - Confirmado el 19 de marzo de 1968)
Canto: no soy yo quien vive…
Los últimos días del Primer Maestro y su tránsito al Cielo.
La primera grave crisis llegó hacia la una de la madrugada del jueves
25 de noviembre. En cierto momento pareció cercano el fin, tanto que
por primera vez el Hno. Silvano de Blasio y la Hna. Judith creyeron
deber avisar a su cabecera, primero al médico el Dr. Pier Francesco
Bussetti, y en seguida después al padre Luigi Zanoni y sus directos
colaboradores y los Superiores residentes en la casa de Roma (…).
Hacia las 6,00 de la mañana el Primer Maestro susurró, en un
lenguaje que ya era inteligible solamente al Hno, De Blasio y a la
Hna. Judith: “¡Muero! ¡Paraíso!” y luego de una hora dijo: “Rezo por
todos”.
En efecto rezaba y se notaba claramente por el movimiento de los
labos y por su respuesta inmediata, cuando la Hna. Judith lo invitaba
a recitar el “Ave María” y a besar el Crucifijo, el rosario y la estatuita
de san José. Por su cuenta repetía débilmente: “¡Ave, Maria… Ave,
María!” Fue durante uno de esos momentos de lucidez que el Primer
Maestro dio su último adiós y la bendición a sus Hijos. Luego del
“Ave, Maria” los que lo asistían le pidieron la bendición. Ayudado por
el Hno. De Blasio levantó la mano y bendijo. Pero poco después, solo,
espontáneamente, y con mucho esfuerzo alzó levemente el brazo y
trazó una señal de la Cruz, buscando afanosamente decir algo que
nadie ha podido comprender (…).
Una segunda crisis, que pareció cortar la increíble fuerza de un
corazón, sobrevino en las primeras horas de la mañana del viernes
26. Se permaneció en oración por un par de horas en torno a él ya en
coma, con la respiración siempre más débil y la caída de la presión
hasta límites peligrosos (…).
Mientras tanto, del Vaticano se anunció la visita del Santo Padre
Pablo VI, que llegó cerca de las 17,00 horas, media hora antes que el
padre Alberione dejase este mundo.
La agonía del Primer Maestro estaba por llegar a su fin. Aun no
pudiendo manifestarse con claridad, durante los últimos minutos
pareció participar intensamente en la invocación por él muy querida:
“¡Jesús, José, Maria expire en paz con vos el alma mía!
Y a las 18,26 entró al Paraíso, ciertamente recibido por María que él
tanto amó hasta la última invocación y el último respiro”.
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(Cfr. Don Renarto Perino, Gli ultimi giorni, in Don Giacomo Alberione apostolo del
nostro tempo. Suplemento a Il Cooperatore Paolino, dicembre 1971, pp, 4-7.
Silencio.
Canto: Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
La herencia es un honor y una carga. A nosotros nos toca la fidelidad dinámica a cuanto nos ha
dejado el padre Alberione para continuar su obra en el tiempo. Leemos en “Abundantes
divitiae”:
La Familia Paulina aspira a vivir integralmente el evangelio de
Jesucristo, camino, verdad y vida, en el espíritu de san Pablo, bajo la
mirada de la Reina de los Apóstoles.
No hay en ella excesivas peculiaridades, ni devociones especiales, ni
superfluas formalidades, sino que se busca la vida en Cristo Maestro
y en la Iglesia. El espíritu de san Pablo brota de su vida, de sus
cartas, de su apostolado… (AD 934).
Secreto de grandeza y de riqueza es modelarse en Dios, viviendo en
Cristo. Por eso (sea) siempre claro el pensamiento de vivir y obrar en
la Iglesia y para la Iglesia; de injertarse como olivos silvestres en la
oliva vital, Cristo eucarístico; de pensar y alimentarse de cada frase
del evangelio, según el espíritu de san Pablo (AD 95).
Las Congregaciones paulinas tienen apostolados distintos pero
suficientes para su vida y desarrollo y (para) acrecentar las obras de
cada una (AD 135).
Ninguna riqueza mayor que Jesucristo puede darse a este mundo
pobre y orgulloso. María dio al mundo la gracia en Jesucristo;
continúa brindándolo a lo largo de los siglos: es mediadora universal
de la gracia y en esta misión es también madre nuestra.
El mundo necesita a Jesucristo, camino, verdad y vida, (María) lo da
mediante los apóstoles y los apostolados. Ella los suscita, los forma,
los asiste, los corona de frutos y de gloria en el cielo (AD 182).
Todo tiene que acabar en un gran “Gloria a Dios en el cielo y en la
tierra paz a los hombres” en honor de la santísima Trinidad, cantado
por los ángeles, como programa de vida, apostolado y redención de
Jesucristo; el paulino vive en Cristo (AD 183).
Canto: Cantaré las misericordias del Señor eternamente.
Oración de intercesión
Oremos por la Iglesia, para que pueda permanecer firme y fiel a Dios,
sosteniendo a todos sus miembros perseguidos en las varias partes
del mundo. Oremos.
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Oremos por la sociedad de hoy, para que aun tocada por la crisis
económica, pueda reencontrar verdaderos valores de la vida y crecer
en la solidariedad, viviendo en modo sobrio y digno. Oremos.
Oremos por la Familia Paulina, para que fiel al carisma del beato
Santiago Alberione, en ese tiempo de preparación al centenario,
reciba de él un gran celo apostólico para anunciar a todos el
Evangelio sirviéndose de los medios más rápidos y eficaces. Oremos.
Oremos por todos los operadores de la comunicación social, para que
en el ámbito de su trabajo de información y formación estén al
servicio de la verdad que promueve y lleva a la vida. Oremos.
Por todos aquellos que nos han precedido en la casa del Padre, para
que puedan contemplar su rostro e interceder por el mundo
necesitado de conocer a Cristo camino, verdad y vida. Oremos.
Otras intenciones de oración…
Padre nuestro…
Padre misericordioso que has revelado al beato Santiago Alberione la
persona de Cristo “forma” perfecta de todo verdadero discípulo,
danos la misma fe y escucha nuestra humilde oración, para que
podamos servirte dignamente y alabarte para siempre. Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor. Amén.
El Primer Maestro, repensando en la obra de Dios en la Familia
Paulina decía: “Todo nos lleva al Magnificat”. Cantemos también
nosotros el canto de los humildes y de los pobres, de quien coloca
toda su confianza sólo en el Señor.
Canto: Magnificat
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