Amor y reconocimiento a ti, oh Verbo eterno, imagen consubstancial

Transcripción

Amor y reconocimiento a ti, oh Verbo eterno, imagen consubstancial
Amor y reconocimiento a ti, oh Verbo eterno, imagen
consubstancial al Padre, que por la gloria de su Padre y la salvación
de los hombres, aceptó venir a la tierra, entre nosotros, a pesar de los
sufrimientos y desprecios y la muerte ignominiosa que te esperaban.
Amor y reconocimiento a ti, Espíritu Santo, amor del Padre y del
Hijo, que preparaste y anunciaste este gran misterio sobre la tierra y
santificaste a la Virgen María para hacer de ella el tabernáculo santo
donde debía residir el Verbo eterno.
Y tú, Virgen María, elegida por Dios para ser el instrumento de sus
misericordias, recibe los homenajes y los saludos respetuosos que te
ofrezco en unión con el ángel Gabriel, tú que, por tu humildad y tu
pureza, atrajiste la mirada del Altísimo y nos diste la salvación.
Para entrar en la práctica de este divino misterio, te pido, oh Padre
santo, poner en mí una santa compasión para los pobres pecadores y
que nunca me dejes caer en el desprecio y frialdad hacia ellos.
Te pido, oh Verbo hecho carne, me concedas la devoción y el celo
para las almas que te llevaron a descender de las alturas de los cielos
y a aceptar por nuestra salvación las humillaciones, sufrimientos y la
muerte.
Y tú, Espíritu de amor y de fuerza, pon en mí estas hermosas
virtudes de humildad y de pureza que pusiste en María y que la
elevaron a la dignidad de Madre de Dios, a fin de que mi corazón se
convierta en un tabernáculo más santo, más digno que el que tengo
la dicha de recibir en la santa Eucaristía.
Antonio Chevrier

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