Carta Carmen Amoraga

Transcripción

Carta Carmen Amoraga
Carmen Amoraga sobre ‘La vida era eso’
Hace menos de tres años llevé a mi hija al cumpleaños de una niña de su clase. Allí
conocí a Viviana y a Walter. Walter era grande, fuerte y risueño. Poco después supe
que estaba enfermo. Poco después supe que murió. Todo me lo contó Viviana en el
perfil de Walter. “Es Walter el que habla pero es Vivi la que escribe”. Walter me
contó que habían creado el rincón de papi con dibujos y una botella de Jack
Daniels, que soplaría las velas de la tarta en el cumpleaños de su hija pequeña, que
había oído una canción de Whitney Houston y se la dedicaba a Viviana.
Una tarde me encontré a su mujer y a sus hijas por la calle, frente a mi casa, a la
salida de la presentación de un libro, y nos abrazamos en silencio. Entonces yo ya
quería escribir una historia que contase la suya, no la de Walter y Viviana, sino la
de una mujer que había comprendido que los seres humanos estamos diseñados
para sobrevivir y que eso era lo que tenía que hacer para salir adelante junto a sus
dos hijas. Hay quien no es capaz de hacerlo, sobrevivir, pero hay quien entiende
que es su única salida y se agarra a un hilo que pasa por delante de su cara como si
fuera una maroma de barco porque sabe que hay que aprender a perder para
aprender a vivir. Esa era la historia que yo quería escribir.
Se lo conté cuando ya nos habíamos hecho socias, compinches, amigas, y le pedí un
permiso que ella me dio.
Así nació La vida era eso. No es la novela de mi amiga. Es la novela de una mujer
fuerte que no sabe que lo es que es y que descubre que comunicarse con el mundo,
aunque sea a través del mundo virtual, es la herramienta clave para que el dolor de
la herida sea más leve, aunque sólo sea un poco.
Viviana dejó de ser Viviana y pasó a ser Giuliana. Y Walter, William. Y Kayla y
Chelsea, Ana y Marie. No eran ellas. No tenían que serlo. Eran otras, otros, con un
pasado distinto y un futuro diferente, con otras caras, otras pieles, otros olores y el
mismo dolor, el que Viviana/ Guiliana expresa en los post que le escribe a su
marido muerto el 29 de cada mes durante un año. No para regodearse. Sólo para
sobrevivir.
En 29 de enero hace dos años que Walter murió. Viviana escribe en su perfil que
allá adonde esté, estará sonriendo al ver todo lo que ha generado, y es curioso,
porque yo, que sólo le vi un par de veces, le recuerdo justo así. Capaz de causar
estas cosas. Como si fuera un fenómeno de la naturaleza, porque una gota de lluvia
es un fenómeno natural del mismo modo que lo es un huracán. Como un fenómeno
capaz de todo lo bueno y de todo lo malo. Así le recuerdo. Y con ese recuerdo, nació
esta novela.

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