Abundan las oportunidades
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Abundan las oportunidades
Por Dale McDonald Abundan las oportunidades Las posibilidades prácticamente infinitas hacen de la agricultura una forma de vida muy dinámica S i hay algo que marca a la agricultura como única, es sin duda su fuerte nivel de independencia combinada con el espíritu de los emprendedores. Considere la posibilidad de un productor de trigo, que un día dice, ya no voy a producir solamente trigo, también lo voy a hacer pan. ¿Y por qué venderlo al mayoreo cuando puedo venderlo a través de su propio restaurante? Y cuando el restaurante crece, construir otro. Entonces hacerlo una franquicia… Ésa es una oportunidad y es una historia real que se cuenta todos los días. Aquí hay un par de ellas. Después de 23 años de manejar su establo lechero, Jim y Kristie Docheff, decidieron emprender y construir una planta procesadora de lácteos, cuya capacidad fue de 170,000 litros de leche por semana. Después de eso, fueron por el mercado al menudeo. Luego está el caso de Sarah Frey (ahora Talley) que compró 50 hectáreas cuando ella tenía 19 años, y en una década construyó lo que se puede llamar el imperio del melón. Los Docheffs incursionaron en las ventas al menudeo cuando compraron algunas vacas Jersey a un lechero de Texas que hace queso. Mencionó que conocía a un individuo en New Jersey que había desarrollado un yogurt para beber. Intrigado, Jim le envió muestras 2 EL SURCO de leche, después hospedó al inventor en su establo en Longmont, Colo., para una consultoría más seria. “Esto dio resultados”, dijo. “Desarrollamos un nombre, Yoforia, e iniciamos una campaña de marketing y comenzamos a producirlo en una planta en Denver. Luego construimos una planta de procesamiento de lácteos en nuestro establo, para poder embotellar leche y yogurt, hasta con servicio de entrega a domicilio”. Fe. Por supuesto que el éxito no llega solo. Hay muchas cosas que uno debe considerar y trabajar muy duro. “En un mundo perfecto”, agrega Jim, “tendrías ventas antes de la producción, pero no puedes vender un producto que no existe. Solo tuvimos fe en que los productos de calidad y un servicio de calidad nos llevarían al éxito. O te hundes o nadas”. Al principio, los Docheffs fueron su propio personal de ventas, pero rápidamente aprendieron una lección muy importante. ¿Quieres ventas?, contrata a un profesional, y lo hicieron, contrataron un vendedor de toda la vida, de quien Jim dice fue su salvador. Pronto, él contaba con un equipo de personal de ventas de seis personas que facilitaron su carga. Poco después, sucedió un acontecimiento que los Docheffs tomaron como muestra de las buenas cosas por venir. Izquierda: Una planta embotelladora de lácteos en el Establo lechero Diamond D envasa el yogurt para beber, “Yoforia”, de los Docheffs. “Recibimos una llamada de una cadena de cafeterías y pidieron nuestros productos”, dijo. “Ellos vinieron a nosotros, lo que nos hizo pensar que estábamos haciendo las cosas correctas. Quiero decir, tenemos más cuentas, pero cuando las nuevas cuentas te en- cuentran de boca en boca, es bueno”. Después de sufrir el proceso de iniciar este proyecto, dijo Jim, “con un suceso como este, es esencial creer en él. La gente siempre piensa y dice que no funcionará, y si no tienes fe, estás hundido. Entonces, a trabajar duro. Buscar a un buen banquero, tener siempre los números oportunos y mantenerlos informados. Estar de su lado y mostrarles a donde te diriges y cómo planeas Arriba: Después de más de 20 años en el nego- cio lechero, Jim y Kristie Docheff fueron al mercado, vendiendo yogurt y leche a domicilio. llegar ahí”. “Debimos haber hecho esto hace años. ¿Sabes que es lo mejor? Controlamos el precio. Sabemos exactamente cuánto ganaremos en cada galón antes de que se produzca”, aseguró. A diferencia de los Docheffs, SaEL SURCO 3 rah Frey-Talley saltó al éxito cuando ella tenía 19 años. Pero en realidad su historia comienza desde su escuela primaria. Ella ya era una empresaria cuando tenía tan sólo ocho años de edad. En serio, dijo. “Todo empezó cuando mis padres compraron demasiados melones en una pequeña granja en Indiana”, dijo Sarah, que es de Keenes, Illinois. “Mi madre vendió un excedente a una tienda de abarrotes y el dueño de la tienda fue a la casa a pedir más melones. De esa venta se hizo la ruta `mi madre y el melón’. Lo que después se convirtió en un almacén de 12 tiendas y después de 20”. Con dos hijas y cinco hijos, la madre de Sarah hizo de los niños su fuerza de trabajo. Ellos cargaban el camión de melones, se subían y a salir a vender. “Tenía ocho años cuando hice mi primera venta”, recuerda Sarah, “y fue en el IGA Altadonis. Llevaba el registro de las ventas, me gustaba llevar el control de los expedientes y también Derecha: Sarah Frey-Talley, fotografiada con su sobrina, Journie Talley, revisa su producto en un supermercado. Abajo: La siguiente generación en Frey Farms Produce está preparando el inicio de la primera venta de sandías. Fotografiado está William Talley, de 3 años, hijo de Sarah. 4 EL SURCO cobrar el dinero. Mis bolsas se fueron llenando de dinero, conocía a todos los repartidores y cambiábamos melones por papas fritas. Era realmente muy divertido”. Como fue la más joven, Sarah vió como todos sus hermanos y hermanas iban dejando la granja y el negocio, lo que rompió su corazón. A los 19 años ella le compró a sus padres 50 hectáreas y levantó una nueva ruta. Veinte tiendas se convirtieron en 50, después en 150, pasando de tiendas de abarrotes hasta grandes almacenes como Wal-Mart. En menos de dos años ella se graduó al pasar de un carro, a un remolque, después un trailer, y entonces llegó al centro de distribución de Wal-Mart, quien le pidió seis contenedores por semana y Sarah dijo, “puedo hacer eso”. “Era hora de crecer”, dijo Sarah, así que llamó a sus hermanos e hizo lo mismo. Llegó primero Ted a casa, después vino Juan, luego Harley y finalmente Leonard. Me emocionó totalmente lograr que regresaran a casa a trabajar juntos”. Hora de crecer. Doce años después, Frey Farms Produce es proveedor de melón durante todo el año. Su operación es la producción de aproximadamente 3 mil hectáreas en su propia tierra y otras 2 mil sembradas por sus socios productores en muchos estados de la Unión Americana. Tienen 35 empleados administrativos y 150 trabajadores por temporada. Nadie es más feliz que Sarah, que logró juntar de nuevo a su familia y ahora es la presidenta del consejo de su empresa.