Pedagogía de SME 2 Adriana Baroni rbp
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Pedagogía de SME 2 Adriana Baroni rbp
CAPITULO IV LA EDUCACION SEGUN SANTA MARIA EUFRASIA HACIA UNA DEFINICIÓN DE EDUCACIÓN SEGÚN EL PROPIO ÁMBITO DE SENTIDO DE SANTA MARÍA EUFRASIA. En la historia, el término educación encuentra una pluralidad de significados. Quienes elaboran un concepto o definición tienen sus propios intereses o suposiciones, basados en su propia lógica o modos de pensar y significar al momento de hacer ciencia, o en su propia experiencia y práctica docente. Darós W. Llama a tener en cuenta el principio metodológico de tolerancia y ve que las diversas definiciones son comprensibles: Nosotros guiados por la constante tradición espistemológica que nunca dudó que definir era el resultado de una opción de comprensión de significado dentro de un ámbito de sentido (consciente o inconsciente); no intentaremos descalificar las definiciones sobre educación anteriormente citadas, como carentes de significado dentro del ámbito de sentido de los autores... Solamente vamos a decir que al menos con igual derecho epistemológico podemos elaborar una teoría que exprese lo que significa educación dentro de nuestro propio ámbito de sentido, esto es, de ideas y valores que estimamos importantes (1). Fundados en este derecho intentaremos enmarcar la concepción antropológica y educativa de María Eufrasia, teniendo en cuenta sus propios modos de pensar y significar, sus intereses y modos de comprender la tarea que ella misma emprendió. Esto nos estimula a repensar y redefinir los rasgos específicos de una propuesta ética de identidad cristiana. SU CONCEPCIÓN SOBRE LA PERSONA. No podemos ignorar que no todos utilizamos las mismas categorías para describir las dimensiones constitutivas de la persona. El establecimiento de esas categorías viene condicionado, como no puede ser menos, por la concepción antropológica de la que parten aquellos que las describen. En qué consista la humanidad del hombre es algo discutido y discutible. Lo que sea lo humano constituye un problema filosófico. A los filósofos compete él analizarlo. Las filosofías parecen consistir, pues, en la búsqueda e interpretación de las últimas instancias de comprensión. Aún ubicándonos en un determinado ángulo de interpretación el tema que aquí nos ocupa es tan amplio que no podríamos, ni es nuestro propósito presentarlo en profundidad. Muchos elementos quedarán fuera, o mencionados apenas, pero no excluiremos los más relevantes. Al abordar el tema que nos ocupa desde una persona, María Eufrasia, quien posee una opción confesional marcadamente definida no podemos evitar hablar de la dimensión trascendente y religiosa de la persona que es inherente a su identidad, penetrada por esta opción. La filosofía cristiana interpreta y define al ser humano como persona. El sujeto de la educación es persona. Ismael Quiles en su obra “La persona humana”, establece los constitutivos esenciales de la persona realizando un estudio desde la psicología y la ontología. Los resume diciendo que es una unidad ontológica perfecta. La persona es un ser que tiene en sí unidad; la realidad de su ser es algo unificado de manera perfecta. Siendo individuo racional conoce y como tal se da cuenta de sí mismo; y pertenece al orden espiritual del ser. Pero el hombre no está solo en el mundo, es un ser en relación: en relación consigo mismo decíamos (interioridad, autoconciencia, autocontrol y autodecisión), y de su autonomía ontológica brota su autonomía en el obrar (libertad y responsabilidad). Por lo mismo, aparece la persona humana en el mundo como capacitada para establecerse un fin propio y personal, y con recursos para realizarlo. La unidad y autonomía psicológica de la persona humana no es tan absoluta que se baste a sí misma: la insuficiencia ontológica (contingencia) que descubrimos en el ser humano, demuestra su dependencia esencial respecto del Ser Absoluto, hacia el que se ve obligada a mirar como la brújula el norte. Esta relación esencial de la persona humana, como ser contingente, con el absoluto se trasparenta a través de sus dos características: la materialidad, propia de la persona humana, y el problema teológico que ella lleva consigo. El hecho mismo de la materialidad no es sólo una carga pesada para el hombre, sino también un vínculo de unión de este con el mundo y con las demás personas humanas. Su relación con los demás lo expresa en lo social; y su relación con el mundo con el cual se vincula es a través del trabajo, la creatividad y la conquista. Por su problema teológico el hombre ha encontrado en la cumbre de su estructura metafísica, y aún traspasándola toda ella, a Dios, que da pleno sentido a su existencia. En esta dimensión trascendente se unifican todas las otras dimensiones. La persona es “llamada” por su Hacedor a la vida, a realizarla plenamente, a hallar su plenitud en el encuentro con Él. Si el hombre responde a este llamado encuentra la posibilidad de “ser lo que fue llamado a ser”, pues quien le llama le conduce, a través de su conciencia, a realizar la plenitud de su ser, único e irrepetible. La persona no está obligada a “escuchar y responder a Dios”. En el uso de su libertad juega la posibilidad de no realizarse. Aquí se encuentra el aspecto de la persona humana que ha definido la vocación de María Eufrasia como educadora. Su centro de interés es la persona, cada una como única e irrepetible, como valiosa:“Un alma vale más que un mundo” (2). Pero lo que a ella le interesa es la “Persona moral” (3). Para mejor definir la persona o personalidad moral diremos que, por su unidad y autonomía ontológica, está capacitada, para establecerse un fin propio y personal, para realizarlo con recursos también propios, frente a la mayor o menor oposición de los demás seres, respecto de los cuales se considera autónoma. Esto quiere decir que la persona es capaz de trazarse su programa de vida y de acción. En este sentido se expresa el Episcopado argentino cuando afirma: “Cada persona, en cuanto tal, lleva en su ser su quehacer fundamental: su programa educativo” (4). Pero si es capaz de trazarse cualquier programa de vida no está en sus manos eludir sus consecuencias; y aquí es donde se deja sentir que la autonomía de la persona no es absoluta sino relativa, necesariamente relativa; es decir “referida” a algo que debe tener en cuenta. Se halla así en una encrucijada frente a dos opciones: por una parte su misma naturaleza y la luz de su inteligencia (elemento constitutivos y elemento manifestativo de la ley natural), le señalan un programa de vida, a cuya realización ve ligada su última perfección ontológica –dice Quiles- , o felicidad, o realización, si así preferimos expresarnos. Por otra parte, las deficiencias de su mismo ser le hacen conocer otro camino, otro programa de vida, que satisface tal vez más las exigencias o necesidades del momento. En esta encrucijada de la vida del hombre, Dios se muestra absolutamente interesado en que el ser humano no deje de aspirar a su propia realización, no puede ser indiferente frente a su criatura a la cual adopta por hijo suyo y con quien desea perpetuar un diálogo, una comunión. Este aspecto que hace a la trascendencia del hombre, a lo religioso del ser humano, fue indiscutidamente esencial para Eufrasia , es más, si analizamos la conciencia que ella tiene de sí misma, la vemos ubicarse como “servidora” de Dios a los fines de despertar esta conciencia moral y religiosa en sus niñas; pero esto forma parte de un capítulo posterior. En este contexto explicativo podemos comprender mejor que, en lograr que una persona se oriente siempre a optar por su realización, por su supremo bien y por Dios, consiste su salvación. Id a salvar las almas que se hallan encadenadas y sumergidas en las tinieblas del error y salvadlas por medio del amor (5). Expresiones similares a estas encontraremos numerosísimas en sus Conferencias. Desde el punto de vista del aprender, la persona manifiesta su humanidad en sus posibilidades, en lo que es y en lo que puede ser. El ser humano está abierto a posibilidades no definidas, abierto a proyectos de vida por elaborar y realizar (6). Este modo de concebir la persona abierta a nuevas posibilidades, o al menos con un futuro diferente al actual fue muy propio de María Eufrasia, ella lo expresa de la siguiente manera: Y ¿qué puede llegar a ser esa pobre penitente cuya educación se os encarga? (7) Si alguna vez veis a nuestras pobres niñas manchadas por el lodo del mundo, por no decir algo más, imitad a aquella santa mujer que con su velo limpió la faz del Divino Maestro y pronto veréis brillar sus frentes, purificadas por la sangre de nuestro Redentor (8). La persona no es un ser acabado, ni podemos pensar que pueda llegar a la plenitud de su ser mientras viva. La persona es lo que es y lo que puede ser. María Eufrasia no se detiene en lo que la persona haya hecho, es decir no significa para ella un obstáculo o impedimento a su realización. Con una mirada de esperanza puesta en cada niña, joven o mujer, Madre Pelletier ve brillar el futuro de cada una de las encomendadas a ella, pues encuentra posibilidades de superación. Esta visión de la persona es digna de ser mencionada considerando la época histórica en que vivió, donde la persona podía quedar oscurecida y sentenciada por la sociedad a causa de sus acciones equivocadas. Observando desde el aspecto cognitivo del aprendizaje podemos vislumbrar una relación entre nuestra pedagoga y Vigotsky, aunque ubicados ambos, en aspectos diferentes del aprendizaje, él lo observará desde la adquisición de saberes y conocimientos, Eufrasia desde la asimilación de valores y hábitos de comportamiento, pero en fin, ambos ven en la persona un presente “modificable” y abierto “a lo que sabrá mañana, en interacción con un adulto o un compañero más capaz. Sabemos que en la concepción de Vigotsky los niños no adquieren conocimiento sólo por su propia actividad, lo hacen con la ayuda necesaria de docentes –intermediarios de la cultura preexistente-. Lo que el niño es capaz de hacer con ayuda de los adultos: llamado por él zona de desarrollo potencial, lo puede hacer mañana por sí sólo. Esto permite determinar los futuros pasos del niño, su dinámica de desarrollo, lo que producirá en el proceso de maduración. Esta primera etapa, de actividades colectivas, sociales: funciones interpsíquicas, las vemos plasmadas en el “mundo nuevo” de personas, valores, costumbres, que rodea a la joven que María Eufrasia educa. Todo esto dispuesto con el fin de dar lugar a lo que Vigotsky llama funciones intrapsíquicas por lo que tienen lugar las propiedades internas del pensamiento del niño. Es una internalización activa, concordancia también con J. Piaget. Lo que pueda llegar a ser la persona en la interacción con miembros más competentes de la sociedad, trasladado a términos de Vigotsky es la zona de desarrollo próximo. : LA EDUCACIÓN COMO PROCESO DE PERSONALIZACIÓN. “La educación puede ser entendida como un proceso de asimilación cultural y moral, y al mismo tiempo como un proceso de separación individual” (9) afirma García Hoz. Un proceso de asimilación, porque las generaciones adultas actúan sobre las generaciones jóvenes, los educadores actúan sobre los educandos y al hacerlo así aspiran a que el ser humano en evolución se incorpore plenamente al mundo de los adultos, llegue a identificarse con ellos y a participar en sus bienes culturales, así como a adaptarse a las formas sociales predominantes en una comunidad. En virtud de esta influencia, el sujeto que se educa adquiere el lenguaje, los criterios de valoración, las ideas científicas, las normas de comportamiento y los usos y formas sociales predominantes en la comunidad dentro de la cual vive. El educando se va haciendo paulatinamente semejante a los que le educan, lo que no significa que sea la persona el simple reflejo de unas relaciones sociales; si de estas surgen valores concretos de su grupo social es porque hay algo en el ser humano que posibilita el que éste sea sujeto de valores. Y, al mismo tiempo, afirma nuestro autor, la educación es un proceso de separación individual ya que con la educación se intenta que el sujeto vaya desarrollando y haciendo efectivas sus propias posibilidades, que vaya disminuyendo o neutralizando sus propias limitaciones, y que vaya descubriendo los tipos de actividad y relaciones más acordes con sus características propias. El afán de ayudar a otros en el despliegue de su vida enmascara a veces la visión del educador, y le lleva a olvidar el carácter singular de cada persona y la posibilidad y el derecho que cada hombre tiene a gobernar su propia existencia. La educación personalizada responde al intento de estimular a un sujeto para que vaya perfeccionando su capacidad de dirigir su propia vida, o dicho de otro modo, desarrollar su capacidad de hacer efectiva la libertad personal, participando, con sus características peculiares, en la vida comunitaria. Llama la atención como María Eufrasia no se apoya en una verdad a medias: la homogeneidad de los educandos; advierte los rasgos claramente diferenciados de sus educandas y de sus religiosas. De estas últimas quiso siempre encargarse ella misma de su formación, lo hizo también personalizadamente. Si tenéis mucha vivacidad, si os encariñáis fácilmente, tenéis buen corazón, una imaginación ardiente, si sois alegres, sinceras en vuestro modo de obrar, son éstos otros tantos medios que, regulados por un buen juicio, pueden ayudaros mucho para lograr la salvación del prójimo. Dios os ha hecho partícipes de sus dones; servios de ellos para ganarle almas. Conservad y regulad cuidadosamente el valor que sentís para llevar a cabo grandes empresas y vuestra intrepidez para vencer los obstáculos que se os presenten, porque bajo la influencia divina, serán medios poderosos para establecer nuevas fundaciones, levantar iglesias y emprender obras que pueden parecer a los demás una locura. ...También entre nosotras, las hay que naturalmente serían orgullosas, impacientes, coléricas; otras, desobedientes, de carácter difícil y variable; en fin, las habrá injustas y llenas de disimulo. A estas últimas temería yo más que a las demás, porque es muy difícil que estos caracteres entren en sí mismos, que se conozcan y se den cuenta de la deficiencia de su conducta; pero aún es más difícil que se les pueda llegar a conocer perfectamente. ¡Pues bien!, todas esas malas tendencias e inclinaciones pueden y deben ser corregidas y dominadas; por esto no toleramos que ninguna de vosotras siga sus caprichos ni sus inclinaciones naturales... Las personas en quienes reina el espíritu de temor, no cometen, ordinariamente, más que pequeñas faltas; pero notaréis en ellas un no sé qué de dureza. Las que son inclinadas a la amistad, son capaces de caer en faltas más graves, pero en general conservan siempre un alma sensible y agradecida. Velad cuidadosamente sobre este corazón que por su naturaleza es tan débil, tan propenso a dejarse conmover y conquistar (10). Hay caracteres recelosos, que figurándose que se prefiere a las demás, se inquietan, se quejan y no se sabe cómo tratarlos. Personas hay que tienen la mala costumbre de hablar con impaciencia y con dureza, reprenden en alta voz, parece que están siempre montadas en cólera y nunca proceden con la delicadeza propia de una religiosa. Lo peor es que pareciéndoles estos defectos excusables y ligeros, no hacen de ellos ningún caso, ni menos piensan en corregirse, y son precisamente estos malos hábitos, llamados defectos de carácter, los que hacen difíciles y penosa las relaciones con las personas que se dejan dominar por ellos... ¡Cuánto no han de sufrir las Maestras de clase cuando entre las niñas que están a su cargo se encuentran caracteres de esta índole! (11). Existen otros ejemplos, pero estos bastan para demostrar que diferenciaba a cada persona desde su singularidad, conocía intuitivamente los diferentes caracteres y además sus riquezas y posibles dificultades con las que pueden tropezar. Este conocimiento la ayudó en sus roles de maestra de clase y como superiora. Esto surge como un don en ella que madura gracias a su “observación”, como ella misma advierte: “he observado...”(12) ya que entonces no se contaba con pocos elementos que ayudasen al conocimiento de las personas, salvo lo que conocemos de Wirth Marwich, quien afirma citando a Héroard, que en Francia del siglo XVII se creía que la naturaleza de la persona empezaba en su constitución; según la terminología médica de la época, esta podía ser de cuatro tipos acuosa, melancólica, colérica o sanguínea. Estas denominaciones describían cualidades temperamentales e intelectuales a la vez que físicas (13). Este pequeño aporte nos revela la precariedad de las ciencias sobre este aspecto. Cuando las diferencias de personalidad eran tales en un sujeto que le hacían incapaz de seguir el proceso de aprendizaje en el modo en que otras podían hacerlo, también lo contemplaba la fundadora del Buen Pastor, para lo que aconsejaba: Algunas niñas no tienen capacidad para aprender el catecismo de memoria, y si se les exige con rigor, se sienten humilladas y se desaniman. Es preciso que la maestra tenga mucha paciencia además del interés que a todas debe demostrar, y que se ponga al nivel de su inteligencia haciendo que comprendan lo que su memoria no puede retener (14). Ponerse al alcance de su inteligencia. También obedece a esa preocupación cuando insiste sobre la necesidad de no emplear en la explicación del catecismo sino términos claros, inteligibles para las niñas: Muchas de ellas, por decirlo así, nunca han recibido instrucción religiosa o han descuidado largo tiempo los medios de conservar lo que habían aprendido. Las palabras del catecismo son para ellas de una lengua desconocida; bosquejan en su espíritu cosas nuevas y superiores a su alcance. No esperemos que una niña se acostumbre de pronto a esas palabras y a esas cosas.(...)así evitaremos servirnos de palabras rebuscadas que se pueden reemplazar por otras más familiares a las niñas. Toda palabra incomprendida es inútil y desagradable (15). También observaba las diferentes aptitudes de las personas a su cargo: Para haceros útiles, debéis perfeccionaros según vuestras aptitudes. Por ejemplo: aquella que tiene poca disposición para el estudio, que se aplique al trabajo de costura, bordado, que aprenda a remendar la ropa, etc. Que sepa preparar y dirigir las labores. Desempeñad con perfección vuestro empleo, cualquiera que sea. Nuestro Señor os tiene destinadas a hacer mucho bien; regocijaos, dadle gracias por ello y sed siempre muy valerosas (16). Y mide la capacidad de cada una: Debéis trabajar constantemente según vuestra capacidad... No hay ninguna de vosotras que no sea capaz de prestarnos servicio, ya sea de un modo o de otro; todas sois útiles para trabajar en el campo del Señor...(17). Ella posee un modo muy particular para definir las actitudes, la mentalidad, la manera deferente que debe poseer el educador para lograr entrar en la persona en su situación concreta. Presenta a sus hermanas, seguidoras de la obra, el modelo de Jesús, el Buen Pastor, según él mismo dijo de sí: Yo soy el Buen Pastor. Es un asunto que nos procurará abundante materia para nuestras conferencias, porque Jesús, Buen Pastor, es el verdadero modelo que debemos esforzarnos en imitar...; es el divino original que debemos reproducir con nuestra conducta. No lograréis llevar a cabo bien alguno hasta que tengáis los pensamientos, sentimientos y afectos del Buen Pastor, cuya imagen viva debéis ser (18). Muestra lo que Jesús hizo, cómo obró: Y ¿qué hizo?. Fue tras el pecador con solicitud paternal, soportando toda suerte de fatigas y trabajos para atraérselo a sí y salvarlo. Recordad con qué inefable bondad acogió a la gran pecadora de Jerusalén, Magdalena, cuando fue a arrojarse a sus pies regándolos con sus lágrimas: –“¿Por qué molestáis a esta mujer? No la incomodéis”. Vedle en otra ocasión, sentado junto al pozo de Jacob; descansa, mas en realidad, espera un alma; quiere convertir a la Samaritana... Miradle en Jerusalén, cuando le presentan una mujer culpable que merecía ser apedreada: -“Que aquel que esté sin pecado le arroje la primera piedra”, dice, y la multitud se dispersó (19). Y señala un inteligente plan, haciendo ver que Jesús poseía una intención premeditada, y que pensaba en los medios a emplear para lograr este fin. No mostraba apuros para lograr su objetivo, lo importante era acompañar, la rapidez o no del proceso la determina el discípulo. Lo valioso era tomar parte en sus intereses, en su conversación; acomodarse a sus posibilidades, a sus tiempos de reflexión y situaciones, a fin de ganarlas para alentarlas en este proceso que, sobre todo, debe ser asumido por la persona misma. Considerémosle después de la resurrección; haciendo el oficio de Buen Pastor va tras las dos ovejas que desalentadas y tristes abandonan Jerusalén, ciudad de paz, para ir a Emaús, lugar de confusión. Se hace el compañero de los discípulos, cuya alma está consternada y cuya fe vacila; camina a su lado, no va ni más de prisa ni más despacio, a su mismo paso; toma parte en su conversación, acomodándose a su debilidad para instruirlos y disipar las tinieblas de su espíritu (20). Es una invitación por parte del educador a ser aceptado a fin de caminar junto al educando para ofrecerle alguna orientación y ayuda oportuna porque comprende implícitamente que la persona a quien se dirige es sujeto activo de su propio proceso educativo. Desde el aporte de Vigotsky como de Bruner esto equivale a la facilitación de andamiajes. Coinciden ambos en mostrar, como en los intercambios entre la madre o el padre o persona adulta y el niño o la niña se empiezan a elaborar una especie de plataformas de entendimiento mutuo, denominadas formatos de interacción que son la primera cultura del niño. “Las madres crean con los bebés formatos de interacción, pequeños mundos construidos conjuntamente en los que intercalan de acuerdo con las realidades sociales que han creado en sus intercambios”. En definitiva, los formatos son microcosmos de interacción social que establecen unas pautas sencillas y repetitivas que regulan los intercambios, son creados por el adulto en la interacción con el niño/a y aprendidos por éste hasta que no sólo los utiliza sino que los interioriza y verbaliza. De la misma manera, en los intercambios posteriores, en el desarrollo evolutivo cotidiano, los adultos guían el aprendizaje del niño mediante la facilitación de andamiajes, esquemas de intervención conjunta en la realidad donde el niño empieza por realizar las tareas más fáciles mientras que el adulto se reserva las más complicadas. A medida que el niño adquiere el dominio en sus tareas, el adulto empieza a quitar su apoyo dejándole la ejecución de los fragmentos de la actividad que antes realizaba aquél. Al estilo de la propuesta de María Eufrasia, es claramente un proceso de aprendizaje guiado, apoyado por el adulto, cuyo objetivo es el traspaso de competencias desde éste al niño. De la misma manera, en el aprendizaje sistemático se puede provocar la delegación de competencias en el manejo de la cultura del docente al aprendiz mediante un proceso progresivo y consecuente de apoyos provisionales y la asunción paulatina de competencias y responsabilidades por parte del educando. A diferencia de lo que ocurre en la teoría piagetiana, el niño no es aquí abandonado a su propia capacidad de descubrimiento generalmente aislado, sino que se pretende poner en marcha un proceso de diálogo de éste con la realidad, apoyado en la búsqueda compartida con los compañeros y con los mayores, siempre y cuando dichos apoyos sean en todo caso provisionales y desaparezcan progresivamente, permitiendo que el niño asuma el control de su actividad. La educación es para Bruner una forma de diálogo, una extensión del diálogo en el que el niño aprende a construir conceptualmente el mundo con la ayuda, guía y andamiaje del adulto. Los conceptos de formato, andamiaje y traspaso de competencias son claramente convergentes, en incluso explicativos del concepto de Vigotsky de zona de desarrollo próximo.(21). Se adelanta, también a la corriente constructivista de J. Piaget (1896-1980), en el sentido que propone una explicación del aprendizaje, entendido como proceso de construcción de la persona de quien aprende y de sus escalas de valores, ya que ha concebido todo el desarrollo humano en función de un determinado concepto de persona, fundamentalmente autónoma. Observemos que J. Piaget nace exactamente cien años después que María Eufrasia. El médico y psicólogo experimental E. Claperéde, director del Instituto J.J. Rousseau de Ginebra, inició a Piaget en estos planteos: Nuestra didáctica, afirmaba Claparéde, debería adoptar un punto de vista psicológico y genético, en vez de un punto de vista lógico, que es en lo que se coloca casi exclusivamente. El punto de vista lógico, en efecto, es el punto de vista de los conocimientos ya adquiridos y alineados siguiendo un patrón en un orden que satisfaga las exigencias más rigurosas del pensamiento adulto; el punto de vista psicológico es el de la adquisición misma de estos conocimientos, es el punto de vista del espíritu que tiende a un fin, que busca, que elige, que imagina y comprueba, en una palabra, que progresa, yendo de un estado de inadaptación y de impotencia a un estado de adaptación y de adueñamiento de la situación. Así, pues, como la inteligencia no se desenvuelve completamente sola, es necesario colocar al niño en circunstancias conforme con las exigencias del punto de vista psicológico para favorecer su crecimiento. El punto de vista estático y dogmático hay que sustituirlo por el punto de vista dinámico y funcional (22). E. Claparéde ha sostenido firmemente que la escuela está en función del niño y no el niño para la escuela. Con su relato sobre la actitud de Jesús junto a los discípulos de Emaús, María Eufrasia participaba de la “revolución copernicana” en educación, iniciada por Rousseau, por la que el centro de la educación se halla en la persona, sujeto de la educación, a la que debe ayudar la didáctica del educador; se halla en el desarrollo del espíritu, de la inteligencia y del corazón, y más concretamente, en las posibilidades de aprendizaje del niño, a las cuales debe ayudar la gradualidad didáctica. El aprendizaje del educando, a su vez, se inicia motivado por sus propios intereses y necesidades egocéntricas. Esmeraos en estar al corriente de las necesidades de las niñas... antes de hablarles de cosas espirituales, será bueno que estén contentas del trato que reciben (23). Y este otro relato, luego ampliado, donde –al igual que lo aconseja Claparéde- lo hace ella, introduciendo actividades lúdicas: Recuerdo que un domingo varias penitentes estaban de un humor insoportable; en vez de escuchar a la maestra, parecía que se reían de ella, y sentadas a la sombra de un árbol, diríase que armaban algún complot. Al llegar yo, traté de animarlas a pasear, pero no me siguieron como de ordinario. Me sentí desconcertada y pedí a Dios interiormente que viniese en mi auxilio inspirándome el medio de calmarlas. Vi a mis pies un pequeño saltamontes; cogiéndolo exclamé: -¡Qué lindo!- Atraídas por la curiosidad, vinieron una a una para ver de qué se trataba, y decepcionadas se echaron a reír diciendo; ¡Vaya una cosa hermosa!. ¡Bien vale la pena de venir a verla!- Yo fingí no oírlas y pregunté qué nombre querían dar al animalito. –Le construiremos una casa – decía -, lo criaremos, etc. – Continué largo rato en este sentido y poco a poco logré interesarlas. Desapareció su mal humor, fueron a buscar una caja para hacer con ella una casita, le dieron forma de castillo, y el pequeño saltamontes nos hizo pasar durante varios días agradables recreos (24). Estas son razones por las que decimos que su tarea educativa se enmarca en una educación personalizada. Personalizar es tanto como referirse a una persona. El que personaliza destaca a un sujeto de entre una comunidad o masa en la cual se diluye. La personalización se caracteriza por comprometer y ennoblecer, de algún modo, porque en virtud de la personalización alguien pasa de ser uno más a ser el punto de convergencia de las alusiones personalizantes. En este contexto será siempre válida y coherente con su estilo educativo la afirmación que ella imitó de San Juan Eudes: “Un alma vale más que un mundo”. La educación personalizada alude al valor y originalidad de cada persona. Este proceso que llamamos personalización se refiere al crecimiento y perfeccionamiento del ser humano como persona. Al decir de W. Darós el ser humano se va haciendo persona, se construye. “La personalización se realiza a través de una mejor organización jerárquica y de un dominio de los principios de acción del sujeto y de sus correspondientes acciones” (25). A. EDUCAR EN Y PARA LA LIBERTAD. El instinto no puede mover la voluntad por imperio o tiranía, es la voluntad la que debe mandar imperiosamente a los instintos, del mismo modo sucede con los afectos y sentimientos. Es a través de la reflexión que la persona ordene estos elementos conforme a valores, conforme a lo que inteligentemente conoce como bueno. De este modo su voluntad es una voluntad libre. ¿En qué consiste la libertad?. Esta es una característica de la voluntad, pero no todos los actos voluntarios son libres; sólo lo son aquellos actos que nos exigen elegir entre dos opciones. En el acto de la libertad está implicado el acto de autodeterminación porque es la persona que con su inteligencia y voluntad se determina por sí misma a favor o en contra de algo o alguien. Pero el acto de elegir no hace a la realización de la persona porque la libertad no es un fin en sí misma, es el instrumento por el cual el hombre alcanza su perfeccionamiento; y su perfeccionamiento al mismo tiempo está ligado a la bondad del objeto por el que opta, y viceversa, una mala opción se convierte en un paso hacia la deshumanización o despersonalización (26). Cuando decimos que la personalización se realiza a través de una organización jerárquica y que es la reflexión la que ordena estos elementos conforme a valores, entendemos que existen valores universales según un orden natural establecido. El hombre no es ley para sí mismo, él no legisla sus propias leyes morales que luego se impondrá a sí mismo. Que el hombre posee autodeterminación y no autonomía nos parece más acertado, prefiriendo esta expresión vemos que el hombre puede determinarse por algo, pero no puede determinar qué es lo bueno o lo malo; sí puede reconocer por la luz de la razón la bondad, la belleza y la verdad de las cosas. La fuerza moral del ser humano se halla en actuar respetando lo que cada cosa es. Con todo lo expuesto queremos indicar que la personalización es un perfeccionamiento moral, una elección de acuerdo al ser de los objetos elegidos, que al ser buenos, otorgan bondad a la persona que libremente los elige. Incluye el mejor funcionamiento posible de todas las potencias del hombre: el cuidado de la salud corporal y estética; el cuidado de los sentidos, atender a sus necesidades económicas, y de relaciones sociales, etc. Acompaña entonces un perfeccionamiento integral. A este proceso de personalización que sólo puede comenzarlo cada persona como propio, santa María Eufrasia denominó conversión de las almas y vio en ello la salvación de la persona. Que todos vuestros esfuerzos se dirijan a lograr que se conviertan. Esta es nuestra vocación; vocación a la cual el Señor se ha dignado llamaros y que constituye nuestro distintivo en la gran familia de la Iglesia. Una religiosa de nuestro Instituto no puede ser estimada sino según su caridad para con las pobres ovejas del divino Pastor y su abnegación en trabajar para lograr su salvación (27). Su empeño educativo estaba orientado a que las personas a su cargo lograran la armonía de sus vidas optando por el bien, y con ello obtengan la felicidad. Fue una tarea de humanización y su posición estuvo en este punto esencial donde la libertad puede hacer del hombre señor de su vida, alcanzar su dignidad no dejándose conducir por sus instintos, sus hábitos anteriores, o por la decisión de otros. Servíos de cuantos medios están a vuestro alcance para inducir los corazones a la práctica del bien (28). El ser humano se hace persona y esto es un logro que exige esfuerzo, paciencia y humildad. La libertad a veces se halla interiormente impedida, ya sea por la falta de experiencia del hombre en mover y regir sus potencias, o por la celeridad del instinto que busca saciar sus necesidades y cubrir vacíos más profundos de la persona, a veces los malos hábitos o el carecer de alguno causan mucho desorden. Compadecedlas mucho, porque tienen que hacerse gran violencia para arrancar de sus corazones pasiones violentas. ¿Y creéis que es poco para ellas obedecer, guardar silencio y trabajar todo el día? (29). Por todo lo que implica de esfuerzo y de compromiso procurar ordenar la vida es que a nuestro modo de ver María Eufrasia concibe tres elementos como fundamentales para iniciar la tarea educativa: a)Que la persona desee libremente emprender este camino hacia la madurez, o permita ser ayudada: Recordadlo siempre, amadas hijas, no tenemos derecho sobre nuestras penitentes (...), están en nuestras casas voluntariamente, colocadas por sus padres o la autoridad competente y no debemos (...) forzarlas a estar en casa contra su voluntad; si una penitente se rebela abiertamente, si profiere amenazas, despedidla, no estamos obligadas a quedárnosla, únicamente tenemos obligación de atender a las penitentes deseosas de regenerarse y animadas de la voluntad de corregirse (30). b) Que la persona sea estimulada adecuada y progresivamente en el pensamiento, especialmente acerca de cuestiones religiosas: “La libertad adquiere de la razón las fuerzas contra el instinto” (31). Por medio de la razón la persona puede advertir y valorar con justicia, puede apreciar el valor de las cosas y establecer el orden que los instintos no respetan. Para que los actos de elegir sean verdaderos actos libres han de realizarse como una consecuencia de la reflexión acerca de las posibilidades que a la persona se le presentan; de aquí el que, en una actuación educativa personalizada, la reflexión y la deliberación sean actos imprescindibles, por ello María Eufrasia insistirá fuertemente en la instrucción sobre todo la instrucción religiosa que es formadora de la moral, y esto para que al egresar del instituto sepan cómo actuar. Una cosa es indispensable, más importante que todas las demás, es que las niñas aprendan bien el catecismo, se instruyan sólidamente en las verdades de nuestra religión a fin de que al volver al mundo estén en condiciones de portarse bien y seguir practicando las virtudes cristianas (32). No les habléis solamente de lo que puede sensibilizar un instante sus corazones, sin que nada sólido quede en su alma. Iluminadlas con la luz de la instrucción, alimentad su espíritu con palabras de verdadera ciencia. De este modo, trabajaréis con eficacia en la reforma de sus costumbres, las rehabilitaréis a sus propios ojos y obtendréis el doble fin que se propone nuestra congregación (33). c) Que las personas reciban un trato amable y respetuoso: Comprensiva de las penas que ya traía cada joven, mujer o niña a la hora de ingresar a la Casa, y las que se le sumarían de sacrificio y sufrimiento ve como indispensable el amor, el buen trato y los buenos modales, todo a fin de estimularlas y alentarlas, y de hacerles agradable este esfuerzo cotidiano de lucha consigo misma. Son innumerables las expresiones que podemos hallar respecto a este punto, por mencionar alguna: Educadlas con gran ternura e inmensa caridad. Sacrificad vuestra vida por todo vuestro rebaño (34). Amadlas, amadlas mucho, consoladlas, fortalecedlas, hacedlas muy felices, con la gracia de Dios (...) y no olvidéis que no conquistaréis sus corazones para Dios más que por medio de la caridad! (35). Aquí no termina su objetivo educativo, ya que persigue una formación integral. No sólo la voluntad debe ser educada, a decir verdad, esta tarea comenzará una vez atendidas todas sus necesidades básicas. Se procurará el crecimiento de la persona en todas sus dimensiones posibles. Tanto el acto de elegir cuanto el de aceptar, han de ser tenidos en cuenta por la educación personalizada si esta quiere cubrir todas las posibles situaciones en que el hombre se encuentra, y si al mismo tiempo quiere ponerle en disposición de reaccionar adecuadamente ante cualquier situación de su vida. Algunos aspectos de la visión personalista parecen estar más escondidos en ella y no encontramos recomendaciones tan claras al respecto; sin embargo, no faltan relatos que demuestran que tiene presente en su educación el ofrecimiento de posibilidades de elección en distintas situaciones con el objeto de que vayan ejercitándose en el uso de la libertad. Para Rogers la libertad constituye el clima básico de la educación que permitirá a la persona hacerse más persona a través de un aprendizaje crítico; una utilización libre de sus experiencias de trabajo; un cultivo de las iniciativas personales y de la participación personal en el proceso educativo. La libertad en el personalismo está vinculada íntimamente al compromiso, ello implica ir introduciendo a los educandos en el ejercicio de la responsabilidad personal en todas sus acciones; la aceptación de las consecuencias de sus opciones; la aceptación asimismo de los límites inevitables ante los que se encuentra la libertad; un paso continuo hacia la autodisciplina. Ante las novicias, como formadora de estas, les dirá: ...Si en el noviciado se trabaja con tanto esmero en vuestra formación religiosa es con el fin de que más tarde estéis en condiciones de sostener nuestras casas,... Obrad únicamente por Dios. No siempre tendréis quien os vigile de la mañana a la noche, conduciéndoos como por la mano al cumplimiento de vuestros deberes (36). Y el hecho de que las detenidas se trasladen sólo con tres religiosas desde Clairvaux a París, como más ampliamente relataremos luego, ¿no fue una situación puesta al alcance de las jóvenes a fin de elegir éstas quedarse o marcharse?, ¿no fue puesta al alcance de las mismas la posibilidad de pensar en las consecuencias de sus acciones de cara al futuro?. La vida humana es sobre todo capacidad de ir descubriendo, inventando posibilidades de actividad que tanto se pueden manifestar en la producción de cosas materiales cuanto en la concepción y realización de un estilo peculiar de vida que de este modo vendrá a ser fruto de la iniciativa personal. Cuando en una institución, las posibilidades de elección e iniciativa de los alumnos son suficientemente extensas como para constituir un entramado que influye en la actividad entera de la institución, entonces se puede hablar de la existencia de una participación de los alumnos en la vida de dicha institución. Esta participación es uno de los logros de la educación personalizada, según García Hoz, y lo es también en la actuación de María Eufrasia, quien sabe delegar responsabilidades y participación en la obra, de distintas formas y en diferentes niveles. Tenían parte en la misma las penitentes ya sea como Magdalenas (37), como Auxiliares, o como Congregrantes. Las Magdalenas fueron fundadas por la Madre Pelletier cuando aún era superiora en Tours, abriendo un espacio de realización a los proyectos personales de cuatro de sus penitentes, que, deseaban ser religiosas y colaborar con la iniciativa de la santa. Su intención era dar a las hermanas Magdalenas una verdadera vida religiosa, ayudando con la obra a través de una vida de testimonio (de ejemplo) y de oración. A ellas confiará María Eufrasia sus proyectos, sus iniciativas, sus sufrimientos (38); vemos en esto una participación en lo que para ella era lo más importante de su vida. ”Las hermanas Magdalenas entonces, tienen un lugar particular en la Congregación y en las casas, y se les confían todas las situaciones difíciles (...) Muchas de las hermanas del Buen Pastor compartían con las hermanas Magdalenas los retiros anuales, como nos lo cuenta la Casa de Argel en 1854” (39). Las Auxiliares del Buen Pastor eran, como su nombre lo indica, verdaderas auxiliares para la Hermana Maestra de clases “al servicio de Dios en la persona de las jóvenes que les eran confiadas” –leemos en su reglamento-. Distinguidas por un voto o consagración especial vivían toda su vida en medio de las jóvenes procurando influir positivamente en ellas y en el clima de la Clase, debían ser ejemplo y guías para las demás y colaborar directamente con la Hermana.(40) Desde 1829 la fundadora comprendió la ventaja de crear dentro de cada sección grupos llamados “equipos” o “familias” como base de la organización. Una cabecilla, preparada para su rol, habiendo dado ya señales de serios progresos, y ayudada por otra en segundo término, tenía la responsabilidad de éstos grupos formado por doce o quince niñas. Estas eran las Congregrantes, quienes, al igual que las Auxiliares, en este espacio podían desplegar sus iniciativas de acuerdo a su capacidad y aptitudes; según lo afirmara la Madre Ursula Jung: Nada hay tan eficaz para influir en la formación de la joven como esa tendencia pedagógica que consiste en dar pruebas de confianza a aquella persona cuya probidad ha sufrido menoscabo (...), se hace conciencia de una dignidad recobrada, y ella misma necesitará en adelante una vigilancia menos estricta (41). B. EDUCACIÓN EN LOS VALORES. No cabe duda que la concepción de persona, así como la comprensión de educación que tenemos influyen decisivamente en la manera de abordar la cuestión de los valores. Pero, además, la riqueza y la complejidad del tema permiten hacerlo desde puntos de vista muy diferentes. Sin embargo, autores de opuestas posturas no dudan en tratar la vigencia del problema ético y la necesidad de volver a reivindicar la función moral de la escuela –desdeñada en los últimos tiempos-, de modo que todo el curriculum quede impregnado de valores morales y cívicos (42). “Nuestra sociedad pide a las instituciones educativas que forme personas capaces de vivir y convivir en sociedad, personas que sepan a qué atenerse y cómo conducirse” (43). Esta referencia recurrente hoy al mundo de los valores viene a dar razón a quienes, por definición, han concebido la educación desde esta perspectiva en la escuela confesional, o a quienes desde la escuela pública, venían demandando un substrato ético como base de la acción educativa. Esto ocurre hoy, al final del segundo milenio, cuando sobre los centros educativos recae la grave responsabilidad y demanda de educar a las jóvenes generaciones en todos los problemas sociales que nos acucian. Hoy, este asunto se desprende de la puesta en marcha de una reforma; o en el mejor de los casos, como respuesta a los conflictos sociales presentes: ante las guerras emergentes y la violencia es necesario educar para la paz; frente al pluralismo de pensamiento es necesario educar para la tolerancia, etc. En las relaciones de la educación con los valores se juegan las relaciones del individuo con la sociedad, y lo importante radica en que esas relaciones siempre implican la formación de la personalidad moral y de una vida colectiva justa (44). La educación en los valores no encuentra un lugar en este trabajo por ser una propuesta de actualidad, sino por ser un elemento que toca a los fines de la educación. No debate un problema de métodos o de medios, ni hace referencia a los contenidos sino se inserta en el punto de partida. Porque toda educación, se lo proponga o no, de forma implícita o explícita, se desarrolla siempre sobre un determinado horizonte de valores. La cuestión sería desentrañar cuál es el sistema de valores que está actuando en la educación del sujeto, cómo influyen estos en la configuración de su personalidad, o dicho de otro modo, qué tipo de personalidad configuran. Abilio de Gregorio García citando a Counts señala: Deben abandonar completamente la simplista idea de que la escuela libera automáticamente la mente y sirve a la causa del progreso humano. Puede servir a la tiranía como a la libertad, a la ignorancia como a la ilustración, a la falsedad como a la verdad, a la guerra como a la paz, a la muerte como a la vida. Puede incitar a los hombres al pensamiento de que son libres, aún cuando se los ate a cadenas de esclavitud. La educación es sin duda una fuerza de gran poder, particularmente cuando el término abarca todos los agentes y procesos organizados para moldear la mente, pero si ella es buena o mala depende, no de las leyes del aprendizaje, sino de la concepción de la vida y de la civilización que le da sustancia y dirección. En el curso de la historia, la educación ha servido a todo género de objetivos y doctrinas tramados por el hombre. Si debe servir a la causa de la libertad humana, tiene que ser explícitamente pensada para ese propósito (45). .1. El valor y la conducta moral. ¿A qué causa ha de servir la educación según -deducimos- comprendía Santa María Eufrasia?, ¿Qué valores prevalecen en la propuesta educativa de María Eufrasia?. Dos fines tienen nuestra santa Congregación, amadas hijas, reformar las costumbres e instruir y fortalecer a las almas, afianzándolas en la fe (46). Es frecuente encontrarse con profesionales de la docencia que renuncian al discurso de las intenciones de la educación por parecerles estéril, y pretenden centrar su actividad en el área de contenidos y métodos que garantizan la eficacia. No es el caso de María Eufrasia polarizar una postura por otra. No es mujer que se haya quedado en el discurso o que haya emprendido una acción acrítica al servicio de su tiempo. Contenidos, métodos, medios, todo estaba orientado a una finalidad muy clara. Para conseguir este doble fin, es preciso formar los corazones, y para formarlos, es necesario instruirlos, es decir, disipar la ignorancia, ilustrando el espíritu con el estudio de las verdades religiosas. Debemos introducir primero en nosotras, muy profundamente, las raíces de nuestras convicciones, para hacerlas penetrar después en las almas que nos están confiadas, a fin de afianzar en ellas los buenos sentimientos y darles un guía seguro que sin cesar las acompañe y, al mismo tiempo, un gusano roedor que las atormente cuando se sienten incitadas a pecar (47). Creemos necesario detenernos primero en algunos caracteres de los valores. Vamos a referirnos brevemente a algunos rasgos definitorios de los mismos. - El valor es una cualidad del ser. Este ser (persona o cosa), al poseer esa cualidad, se hace deseable o estimable a las personas o a los grupos. - El valor se sitúa en el orden ideal, es decir, trasciende el dato; experimentamos que lo que hemos deseado durante mucho tiempo, cuando lo tenemos decepciona nuestra expectación: deseamos algo más, otra cosa, y esto es propio del hombre, ser eminentemente axiológico. De donde deducimos que el ser personal trasciende por entero el orden de las cosas que a él se ofrecen. - Además no existe el valor en cuanto valor por sí mismo, sino con referencia a un objeto concreto o a un acontecimiento, sin embargo es tan real como los objetos (conductas, personas, cosas, etc.) en los que se expresa. - El valor sólo se hace válido cuando es valorado por un ser personal capaz de ello. - Cada valor tienen su contrario, ofrecen un aspecto positivo y uno negativo. Sólo el positivo se justifica por eso se lo suele llamar valor, y al negativo anti-valor. - Los valores son inspiradores de los juicios; se hacen juicios de valor porque existen previamente unos valores a los cuales hacen referencia. Y, asimismo, son inspiradores de las conductas, de las normas y de las instituciones. - La opción por un valor no es puramente intelectual, racional y lógica, aunque es razonable, sino que la intuición, el sentimiento, la afectividad juegan un papel importante. La consistencia afectiva de los valores es lo que explica tanto su estabilidad y permanencia como su resistencia al cambio. - Los valores son perspectivas, visiones, no últimamente justificables por la pura razón. No es que sean irrazonables. Los valores son objetos de la “intuición” - En toda persona o grupo se debe dar un valor absoluto que relativiza todos los otros valores. Este valor absoluto es el que está dando sentido a todos los demás y forma el último horizonte de la vida por una “opción de fe” en él, como dijimos, indemostrable. - Desde otro punto de vista los valores –o algunos valores- son relativos, dependen del tiempo, del lugar, del tipo de sociedad. Cada época, cada sociedad tiene sus propios valores. - Los valores vivenciados fundan al ser humano como persona. La persona, dice J.M. Fondevila citando a Scheler, no es un ser escondido detrás de los actos espirituales, ella no es otra cosa que la unidad de los actos. Entonces, si no hay valores vivenciados no hay persona vemos también bajo este aspecto la importancia de los valores en este proceso de personalización-, y no se vivencian si no es en común. Si la comunidad o grupo no vivencia valores en común, no los puede comunicar a los diversos individuos. Por consiguiente, estos individuos no se sienten personas, experimentan una crisis de identidad, ésta crisis de identidad hay que buscarla en la falta de experiencia profunda de valores en la comunidad o grupo. - Son históricos. Cada hombre, cada grupo, cada profesión, cada época tiene sus valores plasmados en una estructura típica, es decir es un orden determinado de preferencias dentro de la esfera moral y tiene también sus ideales valiosos propios. Esto nos lleva a un pluralismo legítimo y necesario, consecuencia de la inagotable capacidad humana. - Los valores se estructuran siempre jerarquizados. Es decir, en cada persona o grupo se da una escala de valores que sustenta y explica sus opciones, comportamientos, etc. La aceptación de la escala de valores suele entenderse como expresión de integración social. - Se da una heterogeneidad de valores, no sólo diversos, sino ordenados entre sí (aunque algunos autores niegan esta jerarquía de los valores afirmando que todo depende de la elección de la voluntad, “lo que vale para el sujeto”: relativismo de los valores, y por tanto, relativismo ético), creemos que pueden ordenarse según estén de parte del sujeto (sensitivoespiritual) o de parte del objeto. a) Valores pre-humano (no que no valgan para el hombre, sino porque no valen para él propiamente en cuanto hombre): - los de la sensibilidad: de parte del objeto (deleitable – doloroso), de parte del sujeto (deleite – dolor). - Los biológicos. b) Valores humanos pre-morales: - económicos y eudemónicos (prosperidad – miseria, acontecimientos felices o no en los negocios, etc.) - noéticos, estéticos y artísticos - sociales de la voluntad: energía de carácter, constancia. Estos valores premorales no son despreciables, sin embargo, el hombre en cuanto tal no consiste en ellos. Son de alguna manera externos al sujeto. No lo alcanzan en lo que es máximamente él mismo. Aún los valores intelectuales, aunque sean internos de verdad, pueden decirse externos, en cuanto no afectan íntimamente al sujeto mismo. Porque conozco lo hermoso o lo bueno, no soy de hecho, hermoso o bueno. c) Valores morales: Afectan al sujeto en lo que es máximamente él mismo, es decir, en su libertad. Son valores de orden práctico, miran las acciones del hombre en cuanto proceden de su libertad, no la obra que éstas llevan a cabo. Por ellos se mide propiamente el valor de la persona humana. d) Valores religiosos: Contemplan la relación del sujeto con el supremo valor y con el principio del mismo sujeto. (48). Lo dicho tiene mucha importancia en el campo de la ética, y consiguientemente dentro del área de la educación. Pilar Ferreirós –citando a Kohlberg- nos dice que el desarrollo del juicio moral, la formación de la conciencia y la educación del sentido moral atienden fundamentalmente al ámbito cognitivo de la persona. Supone el dominio progresivo de formas de razonamiento, cada vez más complejas, favorece y garantiza la calidad de las valoraciones. (49). El papel del educador en este enfoque es estimular adecuada y progresivamente el pensamiento de los educandos sobre cuestiones morales para facilitar la evolución del razonamiento moral y así mejorar la calidad de los juicios morales. Quizás su aportación más valiosa es afirmar que la autonomía personal, a la que por naturaleza aspira toda educación moral, exige la reflexión y requiere el desarrollo de las habilidades del razonamiento que la posibilitan. Para que nuestras preferencias o elecciones sean justificadas deben contar con el apoyo de la razón. Podemos comprender, entonces, la advertencia de María Eufrasia acerca de la necesidad de “instruir”, “disipar la ignorancia”, “ilustrar el espíritu con el estudio de las verdades religiosas”. Pero como Ella misma lo indica no es este el mejor o único camino. Un escollo contra el cual chocan... es el de creer que convertirán a las almas predicándoles mucho. No, no es este un buen medio: las cansan y fastidian, he aquí lo que logran (50). La educación del juicio moral reclama, además, la atención a otras dimensiones de las personas que inciden significativamente en la toma de decisiones ante los conflictos de valor. Debemos... afianzar en ellas buenos sentimientos (51). Una taza de leche azucarada, dada con oportunidad a una de nuestras penitentes, servirá para inducirla a sentimientos de conversión (52). El proceso de valoración se ve afectado también por las capacidades personales, posibilidades materiales, el marco cultural, tradiciones, costumbres, y por la experiencia extraída de decisiones pasadas. Todo esto influye notoriamente a la hora de orientar la acción. Sobre todo se ve afectado, también, por la vertiente afectiva y actitudinal que forman parte de la unidad viva y compleja que somos. Y todo esto porque, según Scheler, el valor precede al deber, es decir a la ley. El sentimiento primordial del valor no es la conciencia de una ley, de un deber formal, sino el acto de aprobar, de afirmar, de preferir un contenido. No es el saber puramente intelectual el que pone en movimiento nuestro vivir y nuestro obrar, sino el poderoso instinto de vida y un claro discernimiento de los valores, (...). Si no nos empujan por dentro la fuerza de un valor en el que vemos realizar nuestras mejores capacidades y posibilidades, pocas esperanzas de enmienda se pueden pensar en una conducta moral, o en una conducta mediocre. No renunciamos al mal porque nos obliga la ley moral o por influencias sociales, sino por el descubrimiento de un nuevo valor (53). Cuando se les entrega una joven, después de haberse ocupado de cuanto exige la higiene, de haberla animado y reconfortado, se puede decir que no han empezado aún la labor que se proponen. Después de haberla vestido cuidadosamente y haberla alimentado, empiezan a crear, por decirlo así, en esa alma un mundo nuevo... (54). Debéis tratarlas de modo distinto al que están acostumbradas; con las más descorteses sed sumamente delicadas y atentas, hablándoles con mucha dulzura y evitándoles toda ocasión de impacientarse y desanimarse..”(55). La ley moral es consecuencia de la intuición de valores –continúa Fondevilla-. El acento de la educación en los valores parece estar en la etapa de preferir un valor. Fases previas son la educación para el discernimiento, la opción y la adhesión. Unido a este proceso de discernimiento-opción-adhesión que es condicionante y expresión de la preferencia por determinados valores está, en un plano educativo, la importancia de crear una cierta capacidad perceptiva de los valores. Hacia este crear las condiciones de captación creemos que se dirigían las palabras citadas anteriormente: “empiezan a crear en esa alma un mundo nuevo”, “distinto al que están acostumbradas”. Al desarrollar su sentir, el ser humano progresa dentro de la plenitud valiosa de los valores que le son presentes. Creemos no equivocarnos al afirmar, según definimos como uno de los caracteres de los valores, que la carga afectiva de los mismos explica cómo las personas se comunican y transfieren sus valores a las otras. Es la comunidad, la vivencia de los valores en común cómo aportan identidad y conforman una atmósfera donde se experimentan profundamente los valores. Este clima, que tanto promovió María Eufrasia, era el gran medio para la educación por ella buscada. Lo que, como una nueva identidad en las jóvenes, hacía surgir en ellas una personalidad nueva, y las habituaba a la bondad, a la belleza, a la verdad. Estudiad con atención el trato que debéis dar a nuestras penitentes, pues lo que podría influir para la conversión de una, pudiera ser contraproducente en otra. Precisa mucho tacto, mucho discernimiento para decir las cosas con oportunidad. Por ejemplo, no sería oportuno hablarles de penitencia el día en que hubiesen tenido una comida poco sabrosa; en ocasiones semejantes sería mejor decirles: -Cuánto siento que no hayan tenido buena comida hoy, tengo mucha pena-. Y veréis que se apresuran a contestaros: -Estaba bien, Madre, no se apene por esto-. Otro día se puede hablar, en una instrucción, de la malicia del pecado, de las penas que nos aguardan en el purgatorio y demostrar el beneficio que tenemos de poder aminorar estos sufrimientos haciendo mortificaciones, mientras estamos aún en este mundo... Recordando la autorizada opinión de la respetable superiora de una comunidad que decía era muy peligroso dejar penetrar la tristeza en el corazón de las pensionistas, me esmeraba en alejar la melancolía del alma de nuestras pobres niñas. Cuando se las ve tristes, es necesario hablarles con interés, hacerles cantar algún cántico piadoso, y emplear toda suerte de medios para hacer renacer en ellas la alegría. Procurad con vuestras palabras regocijar su espíritu y alejar de ellas la tristeza... Es necesario que tengan diversiones inocentes. Quisiera que supierais numerosas anécdotas, y contándolas con gracia, las distrajeráis; no os imagináis cuánto les gusta, y las ayuda a vencer el fastidio, las tentaciones que les acosan, y a sostener rudos combates. Persuadíos de que se precisa mucho tacto para lograr distraerlas y conseguir que pasen agradablemente el tiempo. Necesitaréis más talento para hacerles pasar recreos santamente alegres que para hacerles hermosas instrucciones. Recuerdo que los días festivos en que no podíamos tener misa cantada y a las ocho ya había terminado toda función religiosa, sufría yo un verdadero martirio. El sábado buscaba ya con afán la manera de hacer pasar a las niñas agradablemente el día siguiente (56). Por último, para referirnos a las palabras de María Eufrasia que fueron citadas anteriormente y que, quizás, por su modo de expresarse, necesiten alguna breve explicación, volvemos sobre el desarrollo de la conciencia moral desde otra observación: A fin de (...) darles un guía seguro que sin cesar las acompañe y, al mismo tiempo, un gusano roedor que las atormente cuando se sientan incitadas a pecar (57). El desarrollo de la conciencia moral comprende la capacidad que tiene la persona de hacerse cargo de la propia vida y asumir responsablemente su proyecto de realización y maduración personal en la sociedad. Sólo tiene sentido hablar de acciones morales cuando en el juicio interviene la autoridad de la conciencia. La formación de la conciencia se orienta a la adquisición progresiva de principios y criterios axiológicos, trascendentes, que contribuyen a conformar y consolidar convicciones y juicios personales, al mismo tiempo que orientan la acción y promuevan la autorregulación de la conducta. (58) 2. La educación en valores en los procesos de inserción social. Impulsar la evolución de la conciencia hacia la maduración del sentido moral implica superar las concepciones intimistas y privatísticas, para descubrir y reconocer los derechos y deberes de los demás, así como las propias responsabilidades y obligaciones hacia ellos; abrirse sucesivamente a círculos más amplios de responsabilidad social. Un fragmento de Angeles Galino, recogido del discurso de su ingreso en la Academia de Doctores de Madrid, arroja luz sobre esta cuestión: La educación ha de ayudar a la persona a descubrir y realizar los valores que la unen a un grupo humano y que le permiten compartir lo más auténticamente suyo con la familia de los hombres. (...) Rechazar la estructura social, la inserción de las personas en el mundo de las colectividades – tentación posible- por lo que tienen en algunos casos de empobrecedoras o ambivalentes sería, como afirma Mounier, “querer eludir la condición humana (59). La educación centrada en la persona no debe olvidar que la riqueza de las relaciones interpersonales que promueve han de ayudar al educando a abrirse a un mundo de relaciones cada vez más amplias (...). Aprender a vivir en él sin que nuestra riqueza interior se agote, esperar contra toda esperanza en la transformación de una sociedad centrada en la persona y no en el dinero o el poder, sentirnos solidarios de cuantos luchan por ese mundo nuevo y de quienes aún no lo han descubierto: he aquí el reto que la educación humanística tiene planteado (60). Admira en esta mujer del siglo XIX un rasgo que la caracteriza, y deja notar con mayor fuerza su intrepidez y visión abierta y universal avanzada. A fines de este siglo XX el fenómeno de globalización e Internet rompe las fronteras, la distancia y el tiempo. Observadores y protagonistas de importantes transformaciones en nuestros modos de convivir, de relacionarnos, empezamos a pensar en clave de “comunidad internacional”. María Eufrasia, podríamos decir, se adelantó doscientos años a este presente considerando responsabilidad suya “abarcar el mundo entero” (61). ¿Cómo logró esta aspiración fruto , no de la ambición, sino de una vocación fraternal universal y de su conciencia solidaria y corresponsable con las personas postergadas y sufrientes?. Forma y alienta a sus hermanas religiosas en este llamado universal y comparte con “las Magdalenas penitentes” su preocupación por llegar a las regiones más distantes de Francia. Así sabemos que, apenas se abrieron nuevas casas en otros países ingresan al noviciado de la Casa Madre en Angers, jóvenes venidas de todas partes. En 1835 fue aprobado el Generalato: así todas las nuevas fundaciones tuvieron como eje la Casa de Angers, y en 1840 quince postulantes tomaron el hábito y cuatro novicias profesaron. Representaban cinco naciones diferentes: Francia, Baviera, Italia, Bélgica, Inglaterra. Dos meses antes de la misma no se hablaba de otra cosa, fueron pronunciados tres sermones, en tres lenguas diferentes (62). Podemos decir que nuestro cuarto voto constituye la esencia de nuestra vocación. Este voto, amadas hijas, es el que os da el impulso para emprender el vuelo y os lleva a lejanas playas con el afán de conquistar almas para Dios. ¿Por qué nuestras novicias francesas aprenden el inglés, el italiano, etc., y por qué las inglesas, las italianas aprenden el francés, esta lengua madre para todas, según la expresión de una de nuestras hijas americanas? (63). Este es el clima de la casa, ésta atmósfera de internacionalidad respiraban tanto religiosas como jóvenes internas, abriendo la mente y el corazón a relaciones cada vez más amplias, a diferentes culturas. Abrirse a los demás países y culturas es a la vez dentro de un clima de respeto y valoración por lo propio de cada cultura y región. Pide encarecidamente a las hermanas que se adapten a las costumbres de las personas que las recibirán, abandonando sus propios gustos y recibiendo amablemente lo que los otros pueden compartirles. Una cosa contra la cual debemos estar prevenidas es en admitir prejuicios contra alguno de nuestros monasterios, o contra algún país. Donde quiera que os halléis, haced cuanto de vosotras dependa para conservar los usos, prácticas y costumbres de la Casa Madre; no obstante tened discernimiento persuadiéndoos de que no siempre es posible, y en algunas cosas es necesario adaptarse a las circunstancias y hacer lo que mejor se pueda, recordando que, según el espíritu de nuestra vocación, debemos hacernos “todas para todos”. Un ejemplo os demostrará la necesidad de hacer lo que os digo: -En una de nuestras Casas de Roma se hacía la cocina a la francesa y se seguían varias costumbres contrarias al modo de ser de los italianos. Pues bien; las penitentes no podían acostumbrarse a ello y difícilmente se convertían. En la otra casa, en cambio, encontré que se guisaba a la italiana, y vi a las penitentes contentas y adictas a sus Madres, quienes podían de este modo llevarlas más fácilmente a Dios (64). Se adapta ágilmente a las dificultades que pueden presentar las diferencias de idioma, siempre respetuosa y cariñosamente. Nuestras Hermanas alemanas hicieron la observación de que algunas de las expresiones acostumbradas entre nosotras no se podían traducir literalmente en alemán. Confirmada esta dificultad por persona competente, dimos el permiso de introducir los cambios necesario (65). Como así también busca para las extranjeras en la Casa Madre: “Jóvenes religiosas de Italia, España, Inglaterra y Alemania que tengan la posibilidad de expresarse en su propia lengua, sobre su vocación, sus aspiraciones o sus dificultades íntimas”. Estas necesidades son atendidas gracias a Mons. De Hercé, quien domina numerosos idiomas, y “no titubea ante las siete horas de diligencia que le son necesarias afrontar para ir al Buen Pastor de Angers” (66). Es así como podemos seguir conociendo nuevos aspectos de su concepción de educación, la que –para que siga su dinamismo y progreso- no concibe como simple “enseñanza”, sino como intercambio. Una frase de P. Freire nos aclara lo que intentamos decir: “Nadie educa a nadie. Nadie se educa a sí mismo. Los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo” (67). “La manía de unidad nos ha impedido de aceptar de buen grado lo diverso”, afirma Victoria Camps, pese a que vivimos en unos tiempos de exaltación de las diferencias, éstas se toleran mal. Aunque hay signos claros de que caminamos hacia un nuevo horizonte de integración, ejemplo, los pactos comerciales entre países, fenómenos que algunos definen como una etapa superior de interdependencia e integración mundial, hay también expresiones de discriminación en diferentes niveles. En tiempos como los actuales de correos electrónicos y comunicaciones directas vía satélital, el diálogo se lleva a cabo con mucha dificultad. Utilizando la lenta vía del correo de su siglo, madre Eufrasia consigue una comunicación constante con sus hermanas, un fuerte intercambio de experiencias, noticias, personas, se logró gracias a su espíritu integrador, lo que dio a la Congregación por ella fundada la unidad necesaria y un abundante enriquecimiento gracias a la pluralidad de culturas. Características conservadas hasta nuestros días. Por la lectura de las cartas circulares os habéis dado cuenta del más dulce de los estados: el de una gran familia cuyos miembros, dispersas por diversas naciones, muy lejanas algunas de ellas, están íntimamente unidos entre sí, con la más perfecta caridad, y todos tienden a un mismo fin... De las Indias nos escriben: “Oh Madre! ¡Qué bella es la misión que se nos ha confiado!. Tenemos paganas que instruir, idólatras para convertir; este pensamiento inflama nuestro celo y nos hace gozar de una paz interior y delicias celestiales hasta un punto que no sabríamos expresar (68). Queréis saber, amadas hijas, qué nombre doy a las cartas de comunidad? Pues bien!. Las llamo Flores de Navidad ... Para que dichas circulares sean verdaderamente flores de Navidad, es menester no esperar para mandarlas, a abril o junio; y para ser flores deben estar escritas con sencillez, sin énfasis ni pedantería. Redactemos los hechos con nobleza y sencillez; demostrémonos el mutuo afecto con la expresión de nuestros sinceros votos de felicidad. Por medio de relatos edificantes, con vuestras expresiones piadosas, llenas de religiosidad, podéis contribuir poderosamente a dar a conocer y hacer amar la Obra del Buen Pastor y al mismo tiempo nos proporcionaréis a nosotras momentos deliciosos con su lectura... Seamos exactas, muy amadas hijas, en remitir las circulares que anuncian el fallecimiento de nuestras hermanas, y de pedir a Dios por el descanso de las almas de aquellas que tenemos el dolor de perder... (69). Dando pruebas de esta comunión sin fronteras, durante el Capítulo General reunido en la Casa Madre para la elección del año 1864, exclama: ¡Cuán consolador es encontrarnos reunidas hoy; qué feliz soy, viéndome rodeada de todas vosotras, amadas hijas, y al constatar la afectuosa caridad, la paz, el espíritu de unión que reina entre vosotras!. No hay ninguna que sea extranjera para las demás: americanas, inglesas, irlandesas, alemanas, italianas, francesas, etc., no tienen más que un corazón y un alma (70). La declaración universal de los derechos humanos y la implantación del nuevo sistema educativo han venido destacando determinadas temáticas o contenidos, no como materias, sino como enfoque orientador crítico y dinámico. Estos temas se caracterizan por poner el acento sobre cuestiones problemáticas de nuestra sociedad y de nuestros modelos de desarrollo: violación de derechos humanos, racismo, discriminación, subdesarrollo, etc.; rechazando un modelo insolidario y reproductor de injusticias sociales. Desde la reflexión crítica, se procura transformar las visiones tradicionales que se ofrecen del mundo y de sus interacciones, con una voluntad de comprensión-acción. Todo ello es educación en valores, en el que los planteamientos de problemas desempeñan un papel fundamental, como medio para reconocer el conflicto y actuar desde él. Pretende romper con las visiones dominantes, que no sólo son las transmitidas desde el poder, sino que justifican la reproducción de injusticias y desigualdades, y conectar desde la vida cotidiana, con preocupaciones sociales, provocando “empatía”, es decir, no viendo el mundo desde la realidad de uno mismo, sino desde la de las personas que padecen. ¿No es esta la formación que María Eufrasia recibió desde el seno de su propia familia y de la comunidad de pobladores de su isla natal?. Oigamos su propio relato: Cuántas veces, en nuestra isla natal (Noirmoutier), oíamos hablar del odioso tráfico de la trata de negros!... ¡Cuántas veces se ha repetido el relato de los dramas desgarradores que ocurren en las negrerías, donde los pobres negros se hallan amontonados recibiendo un alimento apenas suficiente para no morir de hambre!. La más ligera falta era castigada con crueles golpes, que les hacían dar sus despiadados dueños. ¡Estas explicaciones me partían el corazón! ¿Qué alegría poder romper la doble cadena de esas infortunadas criaturas!. Espero que pronto tendremos la dicha de salvar a algunas de ellas (71). El 7 de octubre de 1843, María Eufrasia recibe dos jóvenes esclavas negras de la Hante Volta. Al año siguiente, recibirá a jóvenes etíopes. Su alegría estalla en proximidad de las niñas. Una vez más ayudada por Mons. De Hercé para poder comunicarse. (72) Estas ovejas negras por las cuales suspiraba yo desde hace muchos años, son esas pobres negritas que manos bárbaras han robado a sus padres, o que éstos han vendido por algunas monedas de plata. Crueles mercaderes las conducen hasta el Cairo, a Alejandría o a otras partes y las exponen en el mercado para venderlas a quien las pague mejor. Sucede con frecuencia que durante el viaje se sienten enfermas o están demasiado débiles para poder seguir a las demás; entonces las abandonan en un bosque o en un barranco donde mueren de hambre o son presa de animales salvajes (73). Motivada por estos acontecimientos exclama: ¿Quién sabe si algún día el Buen Pastor irá a plantar su tienda a las orillas del Nilo, entre las tribus salvajes?. ¡Ah, amadas hijas! ¡Qué hermosa fiesta tendremos!...(74). Pero esto no resulta suficiente. Su solidaridad va más allá. Directamente desea estar en estos países para que su acción a favor de ellas sea más eficazmente liberadora. Este sueño se cumplirá en 1845, sólo dos años después con la fundación en El Cairo, capital de Egipto, a la cual las religiosas llegarán por Libourne y Alejandría. El 6 de enero, se abre una escuela destinada a niñas, iniciando así la obra del Buen Pastor. Setenta y dos niñas: sirias, árabes, coptas, armenias, griegas, judías. Rostros blancos, cobrizos, morenos o negros. Comentará ella: San Pablo decía: -“No soy griego ni romano, soy de todos los países”... En cuanto a mí, yo no quiero que se diga que soy francesa. Soy italiana, inglesa, alemana, española, americana, africana, india... soy de todos los países donde hay almas que salvar (75). No la presentaríamos de modo completo si olvidamos mencionar de María Eufrasia que su propuesta liberadora quiso llegar también a las mujeres en prisión. La relación personaliberación pasa y hace posible la relación sociedad-liberación a través de una acción solidaria. Es un aspecto diferente y complementario de su corazón incapaz de discriminaciones de razas, color, situación. Ella misma revela sus sentimientos: ...De cualquier color que sean sus lágrimas, siempre son muy amargas (76). La acogida del mundo de los valores desde una perspectiva comunitaria tiende a la transformación de la realidad. Concebir la educación como un proceso de liberación es entender la libertad como una conquista que pasa por la tensión y ruptura, por el cambio doloroso. Al educador se le plantean responsabilidades insoslayables ante la vivencia de los valores desde el “nosotros”. El educador, como persona que vive su propio sistema de valores, debe poder promoverlo en sí y en su mundo circundante a través de “gestos concretos y eficaces”. Cuando María Eufrasia decide tomar a su cargo a jóvenes delincuentes, detenidas en las prisiones del Estado, desea –al mismo tiempo que revertir la situación inhumana que llevan las mujeres en las cárceles- presentarles un mundo de valores diferentes a los que estas mujeres estaban acostumbradas; aunque cada persona en formación sea libre de optar por su propio sistema de valores. Cree ella en la fuerza transformadora del amor, cree en las personas cualquiera sea su pasado, y –queremos introducir un nuevo elemento muy importante en la pedagogía de María Eufrasia- cree en la acción dignificante del trabajo. En 1846 la Madre Pelletier había comprado, en las afueras de Angers, una antigua casa solariega con sus dependencias, su granja, sus campos... La adquisición de la granja, aunque exigiera al principio una inversión de fondos bastante importante, permitiría en un tiempo relativamente corto, equilibrar el presupuesto de manera más racional y más segura. Trigo, legumbres, frutas, huevos, leche, obtenidos en el lugar, gracias al trabajo que podrían cumplir, en parte, las hermanas y las penitentes, concretamente, las detenidas que serían recibidas allí. En 1851, el cuerpo de los edificios de las Grandes Bouronniéres –así llamado- ha sido puesto en condiciones junto con un oratorio. A éste se han agregado, en estos seis años, pequeñas propiedades, prados y terrenos vecinos, gracias a la fortuna de una viuda que ingresa a la congregación. Se adquieren así la Potherie y las Pequeñas Gouronniéres, los viñedos, los árboles frutales y las huertas, las granjas, establos y gallineros están en pleno rendimiento. Un horno de pan ha sido construído. Igualmente un lagar. Decididamente se encuentra allí todo aquello que es necesario para la creación de un centro rural, como diríamos hoy, “de una colonia agrícola” según la expresión de la época. María Eufrasia deseaba abrir este centro para las jóvenes detenidas. Seis años se necesitaron para estar preparados los locales destinados a ellas. Con aprobación del Ministerio del Interior son llevadas allí las primeras detenidas, en sus Conferencias, la madre relata este acontecimiento: La diligencia de Rennes llegó con retraso, por esto no vinieron hasta las diez de la noche. Al principio se las veía tristes y tímidas; pero una vez delante del fuego de sarmientos que chisporroteaba en la gran chimenea de la cocina, como pájaritos empezaron a gorjear. Les hicimos servir sopa muy caliente, carne, vino, etc. Entonces sus pobres corazones se dilataron, ¡hacía tanto tiempo que no habían gustado semejante festín!. Al día siguiente, nueva sorpresa: los vestidos de la cárcel habían desaparecido y en su lugar se encontraron los que habéis confeccionado vosotras con tanta solicitud y caridad. Se miraban unas a otras, no comprendiendo nada de esta metamorfosis; y cuando se les hizo recorrer parte de los jardines ya no sabían lo que les pasaba. –¿No estamos ya en la prisión?, preguntó una de ellas (77). En la primavera del año siguiente le confiarán cien jóvenes detenidas de la correccional de Clairvaux, Aube. Tres religiosas se ponen en camino... Llegadas por la noche a Clairvaux se hospedan en dependencias de la prisión. A la mañana siguiente se abren los cerrojos de las puertas. Las jóvenes, cuyo corazón vacila entre el temor y la esperanza, las franquean para subir a los coches que deben conducirlas a su nuevo destino. ¿Cuál será?. Los cocheros castigan los caballos. ¡Camino a París!. Esa será la primera etapa y se atravesará a pie buena parte de la capital. Cien prisioneras, ninguna celadora, solamente tres religiosas. ¡Qué fácil hubiera sido una fuga!” nos relata Dominique Poinsenet (78). Hoy se plantean algunas cuestiones en torno de las relaciones entre educación y trabajo. Creemos que la mayor parte del planteo gira en torno a la “capacitación laboral” en esta época de cambios tecnológicos; y en proveer de pistas orientadoras ante la gran problemática del desempleo, ¿qué nuevas formas de trabajo surgirán apoyados en una educación que quiere despertar la creatividad de quienes acceden a la educación?. De aquí que también se hable de “formación permanente” en el sentido de permanecer toda la vida capacitándonos a fin de generar nuestras propias fuentes laborales. El tema es mucho más amplio y complejo de lo que aquí esbozamos, pero esta introducción es a fin de permitirnos plantear que en la educación hoy, de lo que se trata es del conocimiento. En el trabajo de lo que se trata es del valor del conocimiento. Con mucha frecuencia se suele escuchar que la educación no acompaña los cambios y las transformaciones que se producen en el mundo del trabajo, y que éste es insensible a lo que está pasando en la educación, salvo en la medida de sus resultados como mano de obra calificada. En estas afirmaciones se esconden, a menudo, reduccionismos y estereotipos más o menos ideologizados. Hoy porque educación y trabajo están cambiando. Para María Eufrasia educar para el trabajo no fue educar para dominar la naturaleza, mucho menos para sacarle su riqueza, ni tampoco simplemente para usarla “racionalmente” para satisfacer las necesidades. Planteó y vivió el trabajo desde lo más esencial del mismo, por eso no educó para el trabajo, sino desde el trabajo, educó trabajando: El trabajo es un medio muy eficaz para liberarnos de grandes tentaciones, amadlo, hijas mías; antes que permanecer ociosa, ocupaos, aunque sea en ovillar hilo... Nuestro Instituto está destinado al trabajo; en nuestras casas, las madres deben alimentar a sus hijas; es necesario entregarse a todo trabajo, no retroceder ante labor alguna.... Debéis trabajar constantemente según vuestra capacidad..... Que ninguna pierda su tiempo.... Si no podemos hacer mucho, contentémonos con poco, pero que ninguna permanezca sin hacer nada (79). No es posible que la educación deje de esclarecer el verdadero por qué y para qué tener que trabajar. Deberá promover las actitudes básicas que le permitan al hombre asumir el trabajo como factor constructivo de su personalidad y del mejoramiento de la sociedad. Así lo ayudará a rescatarse de la esclavitud, la alienación, la amargura y también de la ingenua euforia del progreso ilusorio. -¿No estamos ya en la prisión?. Preguntó una de ellas (de las jóvenes detenidas), Estáis en el Buen Pastor, hijas mías, se les contestó, para aprender a amar y servir a Dios, y también para acostumbraros a trabajar para que más adelante podáis ser útiles a vuestras familias (80). En el trabajo se vincula al sentido de la vida, se une a los hombres, procura el incremento del bien común y construye comunidad. Cada uno se hace persona, entre otras cosas, mediante el trabajo y ese hacerse persona expresa precisamente el fin principal de todo proceso educativo. La imagen de educación suele estar asociada a libros, aulas y trabajo intelectual, y no suele presentarse en toda su dignidad el trabajo material, ni tampoco el sentido profundo del trabajo inherente al quehacer intelectual. Ya sea de un modo o de otro; todas sois útiles para trabajar: ya sea el cultivo de la huerta, en recoger frutos, etc. Las que pasan el día escribiendo, trabajan mucho... (81). Asimismo suele omitirse destacar las ventajas de un trabajo material como complemento favorable para la salud en medio de las tareas intelectuales y el valor que tiene como criterio para poder vivir adecuadamente la realidad. Me gustaría que en todas nuestras comunidades se adoptara esta costumbre; además de la ventaja económica que encierra, sería ventajoso para la salud, porque se fortifica haciendo ejercicio (82). El trabajo, al ser obra de la persona toda, participa de su trascendencia espiritual y puede convertirse en el ofertorio cultural de la vida. Mediante el trabajo el hombre asocia a la obra creadora de Dios y a la misión redentora de Cristo, y así, a la luz de la fe, el trabajo aparece como alabanza, oblación y redención (83). “De un modo o de otro, es preciso trabajar siempre; esto debe hacerse comprender a las jóvenes novicias, persuadiéndolas de que la vida activa puede conciliarse perfectamente con la vida contemplativa, y que un alma puede elevarse a un alto grado de contemplación aún estando muy ocupada.” (84) Equilibrada y armoniosa la Madre Pelletier no se excedía en sus recomendaciones sobre el trabajo, por ello, también insistía en cuidar del descanso necesario y rehabilitador. Una recomendación que quiero tengáis siempre presente y cumpláis con exactitud, es la de no permitir nunca a las penitentes ni a las niñas de cualquier sección que sea, que trabajen en domingo, aunque sea en cosas pequeñas, bajo pretexto de que es para obras de piedad, adornos para los altares, etc.; no lo consintáis jamás... ... Antes de terminar, quiero haceros otra recomendación: la de que no permitáis que se queden velando, bajo pretexto de algún trabajo urgente, ni tan siquiera retrasar la hora de acostarse a causa del trabajo (85). Desde luego, que no de la forma como abordamos hoy el tema salud dentro de los establecimientos educativos, sin embargo la articulación existente entre salud y educación no puede ser desconocida para María Eufrasia, precisamente por tratarse de una educación que abarca a la persona toda, a todo su desarrollo. De un modo “desmedicalizado” la hemos observado comprendiendo la relación trabajo-salud; lo mismo ocurre con la alimentación. Sus múltiples cuidados se extienden hacia las enfermas y son numerosas las referencias a ellas, tanto que dedica a este tema toda una conferencia refiriéndose al modo de tratar a las enfermas tanto sean religiosas o educandas. Que empiece por mostrarse bondadosa con las niñas, cuidar de que las enfermas estén bien atendidas... ...No pongáis nunca como enfermera en las secciones a una niña, ni a una penitente ni a una Magdalena; pueden ser ayudantes, esto sí; pero es preciso que siempre haya una religiosa al frente del empleo que ejerza vigilancia sobre ellas. Si no lo hacéis así, podrían incluso equivocarse, dar una poción por otra o dar un medicamento en circunstancia distinta de la que se debe, ocasionando grave perjuicio y hasta la muerte de una enferma ... Como véis, es indispensable que las maestras vigilen mucho; que las enfermeras vigilen todavía más y que la farmacéutica indique con toda precisión y claridad la manera y las horas en que se han de hacer tomar las medicinas (86). Todo esto revela un corazón materno y nos la presenta desarrollando en ella y en toda mujer, religiosas o niñas, las cualidades más femeninas, nos referimos a que todo lo que tiene que ver con la vida está muy vinculado a la mujer, está muy ligado a María Eufrasia. BIBLIOGRAFIA (1) DAROS, W., “Epistemología y didáctica”, Rosario, Ediciones Matética s.a., 1983. (2) PELLETIER, M.E.,”Instrucciones y Conferencias”, 2º edición, Barcelona, imprenta de la revista Ibérica, 1942, cap. II, Doble fin de nuestra vocación: reformar las costumbres y afianzar la fe en las almas, p. 9. (3) QUILES, I.,”La persona humana, fundamentos psicológicos y metafísicos. Aplicaciones sociales”, 4º edición, Bs. As., Ed. Depalma, 1980, “Aunque utilizamos con preferencia el término abstracto de personalidad, notemos que para el caso, es lo mismo hablar de personalidad moral que de persona moral” . (4) EQUIPO EPISCOPAL DE EDUCACION CATOLICA, “Educación y Proyecto de vida”, Bs. As.; ed. Oficina del libro, 1985, p.13. (5) PELLETIER, op. cit. Cap. VII “De la vocación”, p.62. (6) DAROS, W., “Teoría del aprendizaje reflexivo”, Rosario, ed. CERIDER, 1992. P.243. (7) PELLETIER, op. cit. Cap. LXIII. “Caridad y celo”. p.459. (8) PELLETIER, ib., p. 461. (9) GARCIA HOZ,V. “Educación personalizada”, 4º edición renovada, Madrid, edic. Rialp S:A., 1981. Cap. I “El doble sentido del proceso educativo”. p.15. (10) PELLETIER, op. cit. Cap. XXXVIII “Velad y orad”. p.278. (11) PELLETIER, Ib. Cap.XXXIX “De los defectos de carácter” . p.284. (12) PELLETIER, Ib. Cap.VI “ Sobre el Buen Pastor”. p.55. (13) A.A.V.V.”Historia de la infancia”, en apuntes del Instituto Técnico en Minoridad, Rosario Cap.VI WIRTH MARWICK, “Naturaleza y Educación: Pautas y tendencia de la crianza de los niños en la Francia del S. XVII". p.287. (14) PELLETIER, op.cit,Cap. LX “Continúa el mismo asunto”.p.440. (15) ”Reglas prácticas para el uso de las Religiosas del Buen Pastor en la Dirección de las clases”, Barcelona, Imprenta de Subirana Hermanos, 1906.-p.26y p.21. (16) PELLETIER op.cit., p.231. (17) PELLETIER Ib., p.357. (18) PELLETIER ,Ib., Cap.VI. Sobre el Buen Pastor p.49 (19) PELLETIER ,Loc. cit (20) PELLETIER, Ib. (21) GIMENO SACRISTAN, J. Y PEREZ GOMEZ, A., Comprender y transformar la enseñanza, 2ª edición, Madrid, Ed. Morata S.L., 1993, p.67. (22) DAROS, W.,op.cit., p.80. (23) PELLETIER, op.cit,cap.LXI Continua tratando el mismo asunto. p.446 (24) PELLETIER , Ib. (25) DARÓS , W. La autonomía y los fines de la educación, desde la filosofía de A Rosmini, Rosario, Ed. CERIDER, 1997, p.17. (26) DARÓS, W., Ibidem p.81. (27) PELLETIER ,op. cit.,cap.IV. Nuestra congregación se ha fundado por el amor a las almas. p.29. (28) PELLETIER, Ib. p.445. (29) PELLETIER ,Ib. p.447. (30) PELLETIER, Ib. p. Cap.LX. Continua tratando el mismo escrito. P.435. (31) DARÓS, W, op.cit., p.87. (32) PELLETIER, op. cit. p.440. (33) PELLETIER, Ib., Cap.II. Doble fin de nuestra vocación: reformar las costumbres y afianzar la fe en las almas. p.19. (34) PELLETIER, Ib., Cap. VI. Sobre El Buen Pastor. p. 57. (35) PELLETIER, Ib., Cap. LXIII. Caridad y celo: p.462. (36) PELLETIER, Ib., Cap. LVI. A las novicias. Amor al sufrimiento. p.407. (37) Las Hermanas Magdalenas son la rama contemplativa del Buen Pastor. Hoy día, para significar esta complementariedad, llevan el nombre de Hermanas contemplativas del Buen Pastor. Fueron fundadas en Tours, el 11 de noviembre de 1825. Con las últimas reformas de la Constitución de las religiosas del Buen Pastor están en revisión y estudio nuevas formas de participación en común con la rama activa de la Congregación. (38) CENTRO ESPIRITUAL, Casa Madre, Angers., Comienzos, Hermanas Contemplativas del Buen Pastor., Lima, Ed.URPI, junio de 1995. p.53. (39) CENTRO ESPIRITUAL, Casa Madre, Angers., Desarrollo Histórico. Hnas. Contemplativas del Buen Pastor, Lima, Ed. URPI, marzo 1996. p.8. (40) AAVV., EQUIPO DE LA CASA MADRE, Auxiliar del Buen Pastor, Angers, Imprimerie du Bon-Pateur, 1949. (41) AAVV., EQUIPO DE LA CASA MADRE, La obra de rehabilitación social en el Instituto del Buen Pastor, Angers, Editions de L´ouest, 1948. (42) YUS, RAFAEL; Cesar Coll, Pozo y Sarabia; Cullen Carlos; Camps, Victoria; Ferreirós, Pilar- por citar algunos. (43) YUS, RAFAEL; Temas Transversales: Hacia una nueva escuela ; 1ª edición , Barcelona, Editorial GRAÓ, 1996. p.15. (44) CULLEN, CARLOS; Crítica de las razones de educar. Temas de filosofía de la educación , 1ª edición , Bs. As. ,Editorial Paidós, 1997. p.158. (45) A.A.V.V., La educación en valores , 2º edición, Madrid, PPC editorial y distribuidora S.A.,1997., Cap.4:GREGORIO GARCÍA, A. de , la educación en valores en el proceso de personalización de los alumnos. (46) PELLETIER, Op. cit., Cap. II, Doble fin de nuestra vocación; Reformar las costumbres y afianzar la fe en las almas. p.9. (47) PELLETIER, Ib. p.10. (48) I. E. P.S., Educación y valores, sobre el sentido de la acción educativa en nuestro tiempo, Madrid, Narce S.A., 1978, Cap.I:FONDEVILA J.M.,Qué son los valores. p.19-38. (49) A.A.V.V., La educación en valores, 2ª edición; Madrid, PPC. Editorial y distribuidora S.A.,1997, Cap. 3: FERREIROS,P., Las concepciones actuales de educación moral.Aportación desde la perspectiva cristiana. (50) PELLETIER, op.cit. Cap.LIX. Del cumplimiento de nuestro cuarto voto. P.429. (51) PELLETIER, Ib. Cap.II. Doble fin de nuestra vocación: Reformar las costumbres y afianzar la fe en las almas, p.10. (52) PELLETIER, Ib. Cap. LXII, Felicidad que encierra en sí el trabajo para la Salvación de las almas, p.458. (53) I.E.P.S.; op.cit.p.36. (54) PELLETIER, op.cit. Cap. XXI. De la salvación de las almas, p.185. (55) PELLETIER, Ib. Cap.LXII. Felicidad que encierra...p.454. (56) PELLETIER, Ib. Cap.LX. Continúa el mismo asunto. p.436. (57) PELLETIER, Loc. cit. (58) FERREIROS, op.cit.,p.76. (59) GALINO,A., Presupuestos culturales para una pedagogía de los valores en el siglo XX, Academia de Doctores de Madrid, 1980. (60) FERREIROS, Loc. cit. (61) PELLETIER, op. cit. LXIII. Caridad y celo .p.459. (62) POINSENET, María Dominique; “Nada es imposible al amor”, 1ª edición en español, Lima, Urpi ediciones.1995. p.162. (63) PELLETIER, op, cit, p.463. (64) PELLETIER, Ib., Conf. XXIX. Al regresar de la visita de algunas de las casas de la Congregación p.229. (65) PELLETIER, Ib, Conf.LXVI. A las novicias . Amor al sufrimiento p.405. (66) POINSENET, op.cit. p. 162. (67) FREIRE, P.; Educación como práctica de la libertad. Bogotá, América Latina ed., 1969, (68) PELLETIER, op. cit. Cap.XXV. Desarrollo del Instituto p.262. (69) PELLETIER, Ib., Cap.LXVI. De las circulares anuales p.482. (70) PELLETIER, Ib., Cap. LXVIII. Durante el capítulo general reunido en la casa Madre... p. 489. (71) PELLETIER, Ib., Cap. XXXII. De la llegada de las primeras negras , p.245. (72) POINSENET , Loc. cit. (73) PELLETIER, Op. cit., p.245. (74) PELLETIER, Loc. cit. (75) PELLETIER, Ib., Cap. VI. Sobre el Buen Pastor. p.54. (76) PELLETIER, Ib., p.436. (77) PELLETIER, Ib., Cap. De las jóvenes Detenidas . p.253. (78) POINSENET, op.cit. p.207. (79) PELLETIER, op.cit. Cap. XLIX. Del amor al trabajo, p.356. (80) PELLETIER, Ib., p.254. (81) PELLETIER, Ib., p..357. (82) PELLETIER, Ib., p.360. (83) EQUIPO EPISCOPAL DE CATEQUESIS, Educación y proyecto de Vida, Bs. As. , Oficina del Libro, 1985. (84) PELLETIER, Ib., p.354. (85) PELLETIER, Ib., p.441. (86) PELLETIER, Ib., p.439 ss. CAPITULO V LAS REPRESENTACIONES Y SU INFLUENCIA EN LA INTERACCION EDUCATIVA Uno de los objetivos de este capítulo es extendernos en el modo de relacionarse de María Eufrasia con la joven, mujer o niña recibida por ella. Y ¿Cuál puede ser la clave que permita descifrar el éxito de su tarea y la correspondencia hallada por parte de las personas a su cuidado y educación?. Sin excluir ni olvidar que tal éxito proviene por un don de Dios que ella explica como “milagro del amor”, como “la obra santa”, o “la obra de Dios”: ¡Oh Dios mío! ¡Qué cosas tan grandes hace el amor! ¿qué empresas se realizan por la fuerza del amor!. Nuestro Instituto se ha fundado por el amor (1). Se puede decir, con toda verdad, que nuestra congregación es providencia y milagro (2). Sin embargo, existe también una razón explicada por las ciencias: las representaciones sociales. Pensamos que la teoría de las representaciones puede aportarnos luz al momento de comprender la modalidad educativa de María Eufrasia. EL FENOMENO DE ESTIGMATIZACION Y EXCLUSION SOCIAL No podemos ignorar que en el campo de las ciencias sociales las percepciones sobre el servicio a las personas en situaciones problemáticas, sobre todo si de comportamiento se habla, traen como debate el concepto de estigma para referirse al fenómeno de exclusión social expresado en actitudes de rechazo activo o la ambivalente de compasión (ante la desgracia), pero también de rechazo, aunque pasivo. (3) Casas enumera algunas ideas muy elementales que parecen compartidas con cierta amplitud en la literatura científica sobre el estigma: a) un estigma es un caso especial de tipificación de la diferencia (Ainlay y Crosby); b) el estigma se basa en la percepción de unos atributos determinados de una persona o de conjuntos de personas (Ainlay, Coleman y Becker) c) dichos atributos van acompañados de juicios de valor negativos, que comportan una devaluación de la persona portadora (Goffman); d) la percepción de unos atributos diferenciadores, juzgados o evaluados negativamente, en tanto que socialmente compartida, contribuye a la construcción de imágenes sociales de indeseabilidad; e) dichas imágenes refuerzan las dinámicas sociales de estigmatización, categorizando a los indeseados como grupos diferentes y desarrollando procesos de diferenciación categorial; f) tanto las imágenes sociales de indeseabilidad, como determinados procesos de diferenciación categorial contribuyen a la práctica de la exclusión social.(4) En las ciencias humanas y sociales existen tradicionales desarrollos que muestran la diferencia personal y social como algo positivo. La capacidad de percibir a los otros como diferentes está directamente relacionada con los procesos de adquisición de identidad. Percibirse como diferente es necesario para superar las situaciones que los psicoanalistas llaman de fusión maternal, y la dependencia de los adultos en general, para llegar a una autonomía personal, al establecimiento de criterios propios, etc. Sin embargo existen también importantísimos desarrollos históricos de análisis de las diferencias como realidades sociales negativas, que en buena parte, tienen que ver con el estudio de los problemas sociales. ¿Por qué el hecho de ser diferente acaba, con frecuencia, siendo socialmente negativo? ¿en qué condiciones? ¿a partir de qué límites se considera a alguien tan diferente como para que sea no-aceptable o no-deseable?. Casas señala las diferentes posturas de algunos autores, entre las que destaca la de aquellos que acentúan que las diferencias tipificadas negativamente lo son por criterios morales; es decir, cada sociedad establece, con más o menos rigidez los límites de los comportamientos aceptables, y cuando alguien los sobrepasa, lo percibe como diferente, y la sociedad tiende a querer ejercer un control al identificar diferente con desviado. Nuestro autor afirma que las etiquetas de diferenciación están estrechamente vinculadas a relaciones de poder y que, por tanto, varían según el contexto social, así una diferencia moral o física puede ser deseable o indeseable según sea su contexto: ejemplo, en un grupo mafioso ser un criminal puede ser altamente valorado. ¿Qué diferencias reconoce María Eufrasia en las personas a su cargo que puedan establecer una realidad distinta entre éstas y ella?. Reconoce una diferencia de oportunidades como la ignorancia: “Hay más que temer por la salvación de una persona ignorante que por la de una persona instruída”(5); la abundancia de sufrimientos y el desconocimiento de Dios: “¡Pobres almas! sacudidas violentamente por la gran tempestad del mundo, sólo han experimentado sufrimiento; nunca han probado las dulzuras de la virtud”(6); sufren todo tipo de necesidades básicas: “¡Oh madre!, apenas llego y ya me habláis de comer, ayer estaba hambrienta y no hubo quien me diera con qué alimentarme”(7), “La mayor parte de ellas, cuando vienen, no tienen educación ninguna y se complacen en el mal.”(8); son víctimas de la injusticia y abusos: “...son esas pobres negritas que manos bárbaras han robado a sus padres, o que éstos han vendido por algunas monedas de plata...crueles mercaderes las exponen en el mercado...si están enfermas o débiles las abandonan...”(9). Si una gran pecadora se convierte sinceramente, toma la firme resolución de huir de las ocasiones de pecar, mas no encuentra asilo, ni socorro, ni tan siquiera trabajo, ¿qué será de ella?. Se verá en la triste alternativa de luchar con la miseria, la muerte o volver a su mala vida (10). Otras diferencias no son importantes para María Eufrasia, todas las personas somos igualmente merecedoras del amor de Dios y es razón suficiente para amarlas: Jesús las ama, ...éstas almas son suyas, le pertenecen por tantos títulos!, quiere que todas se salven. Vino al mundo para rescatarlas, para salvarlas, misterio de amor incomprensible que dejó atónito al mismo cielo... El Padre dio a su propio Hijo... (11). Por encima de todo concibe que todas las personas poseemos una misma naturaleza humana capaz de grandezas y de equivocaciones; y que para todos los seres humanos Dios guarda una oportunidad para alcanzar a desarrollar sus dones y sus talentos, para lo cual se siente comprometida en su misión como educadora a fin de ayudar a este logro. (La Iglesia) os confía a sus hijas, esas pobres almas que el mundo desprecia (12). ¡Gran Dios! ¿qué hacemos en ese mundo y para qué estamos en él, si no es para contribuir a la salvación de nuestros hermanos? (13). También tiene plena conciencia de sus límites compartiendo así una “igual situación de riesgo” a equivocarse, por lo que “sin orgullo ni altivez” puede caminar junto a quien le necesite y colaborar a su crecimiento. El abrirá los ojos de nuestra alma, nos hará conocer nuestros defectos y nos dará nuevos alientos para trabajar con ahínco en nuestra propia perfección (14). ¡Qué confianza debemos tener cuando nos cabe la insigne gracia de poseer en nuestro corazón a este Médico de las almas, Maestro y Dador de todo bien!. Habladle entonces de vuestra indigencia, de vuestras enfermedades, pedidle que os cure (15). Que no os venza vuestra propia debilidad; si caéis, levantaos con nuevos bríos (16). EL PROBLEMA DE LAS DIFERENCIACIONES TRANSFERIDO A LA EDUCACION Transfiriendo la observación que Carina Kaplan hace respecto de los factores de éxito o fracaso escolar debido al impacto que ejerce el desempeño docente en los resultados que alcanzan sus alumnos, queremos fundar nuestro argumento que es debido al modo como concibe María Eufrasia a sus chicas y a las formas que encuentra para expresarlo, que obtiene de estas una respuesta favorable a sus expectativas. En un capítulo titulado “Las clasificaciones del maestro y sus expectativas” C. Kaplan desarrolla el siguiente planteo en un taller de capacitación docente titulado “El mal alumno: una denominación-sanción”, ante la pregunta: “¿Cuáles son, según tu opinión, los factores de éxito o fracaso escolar?”, los maestros no reconocen el impacto que ejerce su propio desempeño en los resultados que alcanzan sus alumnos. En este punto intervienen para los maestros una serie de factores como: nivel sociocultural del alumno, contenidos pedagógicos, objetivos o propósitos de la escuela como institución; códigos que se manejan en la escuela; el lugar y el contexto donde vive el chico; su núcleo familiar; condiciones de vivienda, comida, vestimenta, etc. En base a estas respuestas nuestra autora reflexiona acerca de algunas tentaciones de los docentes de responsabilizar a variables externas de los logros o fracasos obtenidos. Si es real que estos factores existen e influyen en alguna medida mayor o menor, no son los únicos. Sólo queremos reflexionar en este punto. Los docentes construyen “etiquetas” para los alumnos de su clase y para los grupos que conducen. Esperan quizás diferentes logros de sus alumnos. A veces pueden ser prejuiciosos y esperar de algunos chicos bastante poco. Probablemente comuniquen a los chicos, con formas muy sutiles, sus expectativas, tanto las positivas como las negativas. Necesitamos entonces comprometernos con la desigualdad de los resultados que alcanzan los alumnos (17). Estas etiquetas son construcciones en base a juicios de valor más allá de las diferencias objetivas de las personas que se presentan con un conjunto de características como edad, sexo, cara, etnia, lugar de residencia, etc. Podríamos afirmar que, a primera vista, todos los docentes conocen de igual modo a los alumnos según las características personales de estos, sin embargo el maestro traduce dichas características con cierta significación. Este conocimiento que tiene el maestro respecto de sus alumnos es entonces en parte construido por él, en base a sus propios esquemas de apreciación y valoración diferencial. Por tanto, al mismo tiempo que el maestro conoce a sus alumnos, los clasifica o categoriza: A es inteligente, B es inquieto, C es desprolijo, D es conversador, E es aplicado, etc. Cuando hablamos de juicio de valor, estamos entrando en un terreno que sobrepasa lo científico. Sin embargo, está ya fuera de toda discusión que las dimensiones aplicadas de las ciencias sociales deben contar con dichos juicios como variables intervinientes en todos los fenómenos estudiados, puesto que están presentes e influyen en forma notoria. Uno de los ámbitos prototípicos en que estos aspectos valorativos están sólidamente reconocidos (...) es en la investigación valorativa. Los juicios de valor negativos, que conllevan estigmatización, han sido polemizados y adjetivados de distintas formas por autores diversos. Así quienes prefieren hablar de desacreditación, descalificación, etiquetaje, devaluación, etc. Los procesos de aplicación de estos juicios de valor, y sus consecuencias, también han merecido conceptualizaciones distintas, bajo preferencias de términos distintos: marginación, discriminación, desigualdad, exclusión, etc. – cuando ponen énfasis en la acción social-; o bien: inadaptación, disocialidad (asocialidad, antisocialidad), desviación, automarginación, autoexclusión, etc. –cuando se pone el énfasis en la conducta de los sujetos afectados- (18). Podemos decir entonces que el docente construye representaciones acerca de sus alumnos a partir de las propiedades que objetivamente los caracterizan, pero estas representaciones simbólicas no son una simple constatación de las mismas ya que en la construcción de representaciones interviene la subjetividad del maestro, o sea, su propio sistema de predisposiciones y esquema de percepción y valoración que son el resultado de toda su experiencia vital previa (19). A esto podríamos agregar que frecuentemente el maestro ya recibe descripciones y etiquetas de otros docentes. Estas representaciones no pertenecen solamente a un maestro individual sino que tienen una génesis un origen social. En este sentido es que podemos hablar, transfiriéndolo a María Eufrasia como religiosa, de un “modo social de ser monja”. Esto es considerar las repercusiones o impacto que causa en la gente la persona consagrada, sobre todo, en las más sencillas y humildes. Cabe aumentar a esta impresión la cantidad de símbolos utilizados en el siglo pasado como, por ejemplo, el hábito con escapulario y capa blancos, el velo negro cayendo a la cintura, la exposición sólo del rostro, casi ocultando las manos bajo el escapulario siempre que fuera posible, la vista baja, el paso recogido, y el ceremonial de ritos, la disposición de los lugares, las reverencias reservadas según el rango, etc., etc. Aún cuando no vamos a profundizar en este trabajo el lugar de lo religioso en la sociedad del siglo XIX, es necesario tenerlo en cuenta a la hora de comprender el impacto que pueden tener estas representaciones en la práctica educativa y evangelizadora de María Eufrasia y en el comportamiento y aprendizaje de las internas. Pero, por encima de todo, es la representación que ella tiene de las niñas, detenidas y penitentes. CONCEPTO DE REPRESENTACIONES Esta noción es trabajada por muy diversos autores quienes desarrollan ópticas diferentes. En el campo de la psicología, su estudio está ligado al análisis más general del fenómeno de la representación, entendida como “reconstrucción del objeto”. Pensadas “como sociales”, las representaciones fueron abordadas por Durheim, quien bajo el término de representación colectiva, ya en 1898, la incorporó como tema de la sociología. Durheim las consideró autónomas del sustrato psicológico (representaciones individuales). Se fundamenta en que las representaciones colectivas nacen de las asociaciones entre los hombres, por eso toman las características de la agrupación humana que se trate. Pensemos en las características, ideales, visiones que comparten las comunidades religiosas, y las “lecturas” que estas hacen de las personas, cosas, acontecimientos. Las personas producirán representaciones colectivas diferentes en organizaciones sociales diferentes. A tal punto las representaciones colectivas adquieren especificidad (respecto a las representaciones individuales) que el individuo las vive como obligatorias: imposiciones provenientes desde afuera. Sigmund Freud aporta desde el psicoanálisis para comprender la implicación inconciente de los sujetos en los sistemas sociales de representación. Los procesos psicológicos de introyección, proyección, identificación, represión, que intervienen en la construcción subjetiva, cumplen un papel también constitutivo en la génesis de las representaciones sociales, como en las vicisitudes y transformaciones que estas sufren a través del tiempo. Dichos procesos psicológicos se articulan con determinantes de orden social y cultural ligados a las prácticas sociales de los sujetos y a los vínculos interpersonales, grupales e institucionales. Por todo esto, Freud es tal vez el autor de mayor peso a la hora de indagar el valor significante de las representaciones sociales. Freud no trabaja la noción de representación social, pero en varias de sus obras postula la existencia de un “alma colectiva”, “inconciente colectivo” en el que se cumplen procesos similares a los de la psiquis individual (20). A fin de no profundizar en cada uno de estos autores citados, y a modo de una primera aproximación conceptual, las representaciones pueden ser consideradas “como un conjunto de nociones que, sin tener la sistematización de una teoría filosófica, se entrelazan y operan como visiones del mundo, operan como la lente a través de la cual miramos, leemos la realidad”(21). Las representaciones producen conocimientos y desconocimientos: permiten identificar e interpretar situaciones al mismo tiempo que desconocer lo que supuestamente no entra en ella. Su origen, ligado a sectores y/o grupos sociales y a momentos históricos determinados, les da un carácter circunscripto, ya que se configuran a partir de un punto particular del espacio social, pero por otra parte, al condicionar y legitimar los actos sociales de sus portadores adquieren el valor de natural. Este efecto de sostener la acción les da el valor de creencias internas, apoyadas en el sentido común. Su origen se olvida, no se analiza ni cuestiona. En cuanto a su origen, en la construcción que cada sujeto realiza, inciden: - Sus condiciones de vida, que determinan un límite, un espacio de observación y experiencia (espacio geográfico, movilidad dentro de él, recursos...) - El grupo o sector social de pertenencia o al que se aspira pertenecer, que ofrece y valida objetos de conocimientos y modos de conocerlo. - Las representaciones sociales correspondientes a la cultura hegemónica, que se impone a todos los sectores sociales, con la fuerza de verdades “completas” y cuestionables. - La impronta individual de las experiencias en sus relaciones con otros sujetos significativos desde las cuales produjo su identidad: la versión que tiene de su ser en el mundo. Esto tiene particular importancia respecto a conceptos del campo social, como por ejemplo, familia, sexualidad, grupo, escuela, trabajo... - Discursos ajenos, si son de orden científico, generalmente son accesibles a través de trasposiciones y recortes de distinta rigurosidad y objetividad. A. LAS EXPECTATIVAS DE MARIA EUFRASIA SOBRE LAS PERSONAS A SU CARGO Recordando a Kaplan sabemos que las representaciones que el maestro construye acerca de sus alumnos en general toman la forma de esquemas clasificatorios que permiten distinguirlos y categorizarlos. Al clasificar a los alumnos, el maestro toma en cuenta determinados rasgos distintivos de los mismos y deja de lado otras características, de acuerdo a su propia estructura perceptiva o eso que C. Kaplan llama “sus anteojos”. Al distinguir a los alumnos, el maestro posee entonces una serie de categorías típicas o tipificaciones de los mismos. Obtiene una suerte de tipología de los alumnos. Cuando decimos que tal persona es “extravertida” para nosotros no sólo la estamos describiendo a partir de una de sus características sino que también estamos anticipando ciertos comportamientos suyos: “habla con todos”, “demuestra lo que siente”, etc. Quiere decir esto que toda operación de clasificación supone en algún grado una operación simultánea de anticipación o predicción de ciertas características o comportamientos del sujeto clasificado. En otros términos, toda clasificación pone en marcha un sistema de expectativas dado que un enunciado descriptivo es también un enunciado prescriptivo ya que está dotado de una cierta fuerza que contribuye a la ocurrencia del rasgo o acontecimiento descripto. Esto nos lleva a pensar que los sistemas de clasificación del maestro son instrumentos de conocimiento que, a su vez, cumplen funciones que no son de puro conocimiento ya que reorganizan la percepción y la apreciación y estructuran en parte la práctica del aula (23). Nuestra autora funda esta afirmación en Bordieu y Saint Martin. Resumiendo, toda clasificación implica no sólo una distinción, sino también una valoración y una expectativa, es decir, un resultado esperado. A su vez, la expectativa que un sujeto tienen de otro influye en el tipo y calidad de la relación que mantiene con él. A través de esta mediación, nuestra expectativa determina (no en forma mecánica) en cierta medida las prácticas de los otros (24). Lo sorprendente en la Madre Pelletier es que traspasa toda superficial clasificación. Su esquema perceptivo se conforma en base al amor que Dios tiene por cada persona, y el porvenir probable que anticipa es la respuesta de “reconocimiento” que toda persona amada puede dar. Recordad siempre que el amor a las almas ha sido el fundamento de nuestra Congregación y únicamente por este amor la sostendréis. ¿Sabéis qué nombre doy al amor que nuestros corazones deben sentir por las almas?. Le llamo amor de apreciación. Los santos aman las almas porque Nuestro Señor dio su sangre para rescatarlas; aman igualmente la de un pobre niño lleno de defectos, la de un gran pecador, de una pobre pecadora, considerando el amor que Dios tiene por todas y cada una de ellas (25). De este modo decimos que María Eufrasia anticipa un “mundo nuevo”, una posibilidad de ser diferente de lo que la sociedad, o el pasado, han “etiquetado”. La mujer, la joven, la niña, u otras personas, en contacto con María Eufrasia o con una religiosa formada bajo su guía, debe experimentar ese horizonte de “vida nueva”. Ya no se es lo que se fue. Se es verdaderamente todo lo bueno que ya se es, escondido, en cierto modo oscurecido, por las circunstancias y las acciones equivocadas, dolorosas, dañinas... pero siempre estuvo en cada persona toda la bondad, la belleza, la grandeza de la originalidad de cada ser. María Eufrasia lo pudo ver, con una mirada profunda, con pleno convencimiento. Sólo hay que darle la posibilidad de que emerja. Y por encima de todo, por razón de la fe que profesa ve en las jóvenes un ser sagrado, su valor es la sangre de Cristo, el sacrificio de Dios: Jesús las ama. Estas almas son suyas, ¡le pertenecen por tantos títulos!, quiere que todas se salven. Vino al mundo para rescatarlas, para salvarlas, misterio de amor incomprensible… (26). Por eso dice en la Conferencia sobre el Buen Pastor: No lograréis llevar a cabo bien alguno, ni tendréis el verdadero espíritu de vuestra vocación hasta que tengáis los pensamientos, sentimientos, y afectos del Buen Pastor, cuya imagen viva debéis ser en medio de vuestros amados rebaños. ¿Qué dijo de sí mismo Jesucristo? – "He venido a salvar lo que había perecido”. ¿Y qué hizo?. Fue tras el pecador con solicitud paternal, soportando toda suerte de fatigas y trabajos para atraérselo a sí y salvarlo" (27). En el nivel de las relaciones interpersonales simples las dinámicas de diferenciación empiezan con la aplicación de adjetivos descalificantes. La descalificación es justificada por la categorización negativa de determinados atributos de los que la persona es portadora. Frecuentemente esto trae consigo la autodescalificación del propio sujeto que se vivencia realmente como diferente e inferior. En María Eufrasia el término pecador, descarrío, extravío no es una descalificación que responda al ser, sino a una situación que ella comprende es dolorosa, y ha conducido a la persona a manifestarlo de diversas maneras: rebeldía, resentimiento, agresión, desorden, etc. Se hace difícil ilustrar el conocimiento práctico de María Eufrasia, conocimiento que ella usa para modificar las bajas expectativas iniciales que traía la persona previo al encuentro con ella. En sus Conferencias encontramos ejemplos como -¡Oh Madre! –me ha contestado- apenas llego y ya me habla de comer; ayer estaba hambrienta y no hubo quien me diera con qué alimentarme. Estoy verdaderamente confusa de presentarme en este estado, y hubiera querido pedir limosna para procurarme un vestido menos sucio.- Al hablar así, lloraba, y sus lágrimas me partían el corazón (28). Vi una penitente cuyo semblante estaba siempre bañado en lágrimas. Si se procuraba consolarla, decía con extrañeza: ¿Cómo puede ser que se interese por mí, pobre pecadora? (29). En este sentido este nuevo etiquetamiento no es una operación inocente. Al nombrar y etiquetar, realizamos un acto productivo. En parte contribuimos a construir aquello que nombramos. Y esto está muy ejemplificado en toda su Conferencia VI “Sobre el Buen Pastor”. B. LA REPRESENTACION QUE LA JOVEN TIENE SOBRE LAS RELIGIOSAS El maestro clasifica o tipifica a los alumnos de diversas formas y, al mismo tiempo, él mismo es objeto de tipificaciones por parte de los últimos. Ellos distinguen a sus maestros de acuerdo a los propios esquemas de percepción y valoración diferencial. (30) ...Pensad que al mismo tiempo que nosotras procuramos conocerlas, ellas nos estudian con disimulo, casi diría con malicia; podéis estar ciertas de que os examinan de pies a cabeza y os espían sin cesar. Es preciso que sus ojos escudriñadores no puedan jamás ver algo poco edificante en vosotras (31). Los maestros contribuyen a la construcción social de la figura del alumno así como los alumnos también “hacen al maestro” en cierta medida. Si bien se trata de un juego de representaciones recíprocas nuestro foco de atención se dirige a las educadoras ya que una de las notas, en la relación entre ambas partes, es la desigualdad entre unos y otros. Esta diferencia de poderes entre ambos no es un rasgo de la Institución educativa únicamente, existen otros elementos que marcan la desigualdad, como la edad por ejemplo. Al estructurar la percepción que los agentes sociales poseen del mundo social, el nombramiento contribuye a hacer la estructura de ese mundo y lo hace de un modo tanto más profundo cuando más ampliamente reconocido está, es decir, cuanto más autorizado está.(32) El acto de nombramiento–clasificación tiene más fuerza entonces en aquellos que institucionalmente detentan una posición de mayor autoridad. Al ser la persona religiosa una figura institucional, reconocida y autorizada de la práctica de la caridad, la educación, el cuidado, podemos comprender que sus actos de clasificación puedan contribuir, de un modo más profundo aún que aquellos que puedan efectuar los educandos. Sin embargo, estos y la sociedad exigirán de la educadora y la educadora religiosa, un comportamiento acorde a su rol. Es probable que las jóvenes, antes de su ingreso traigan ya un preconcepto que ayude o no a la visión que se tenga sobre la religiosa. A María Eufrasia le preocupa que esta representación que la joven tenga acerca de las religiosas esté siempre libre de efectos contrarios a fin de que cuanto más fuerte sea la impresión, más vulnerable resulte la joven a toda acción educativa. De hecho, las jóvenes llaman madres a las religiosas, expresión que María Eufrasia remarca a sus religiosas a fin de que su rol sea conforme al de una madre con sus hijas: Debéis ser guías y madres de vuestras educandas para que encuentren en vosotras consuelo en sus penas y remedio a sus males (33). Amadas hijas, estáis todas obligadas a ser madres para con nuestras penitentes, les debéis los mismos cuidados que una madre prodiga a sus hijos, y todas vosotras sois madres. Las cocineras, las panaderas trabajan para las penitentes y deben poner en ello el mayor esmero (34). Y otras tantas expresiones similares. No se trata de sustituir a las madres de estas jóvenes, sino de proporcionar un cuidado estable, el ambiente debe proporcionar una nueva oportunidad para las relaciones del yo, ya que fue una falla en esto lo que originó su tendencia antisocial. Digamos que estas jóvenes necesitan estabilidad ambiental, manejo personal y continuidad de manejo, por lo que otro gran acierto es la permanencia de las religiosas entre las jóvenes, imposible don para las instituciones-hogares que cuentan con personal que desempeña sus funciones de celadores durante ocho o doce horas como máximo. También las Maestras de clase pueden practicar la mortificación de modo muy provechoso, cuidando constantemente del rebaño que se les ha confiado, viviendo junto a él sin buscar pretextos para ausentarse. Si las penitentes ven a las religiosas ir continuamente de un lugar a otro, sienten con más fuerza el peso del reglamento... Por el contrario, una Maestra que permanezca largas horas en la clase, y dé a comprender que se encuentra a gusto en ella, se atrae los corazones y con frecuencia conquista hasta los caracteres más obstinados (35). Nada favorece tanto la buena marcha de una clase, como la presencia asidua de la primera maestra, por esto precisa que ella encuentre sus delicias en estar con las niñas (36). Las jóvenes decíamos, tienen sus propias representaciones acerca de las religiosas. María Eufrasia misma relata algunas anécdotas, por ejemplo: -¿Ya no estamos en la cárcel? –preguntó una de ellas.- -Estáis en el Buen Pastor, hijas mías, se les contestó, para aprender a amar y servir a Dios, y también para acostumbraros a trabajar para que más adelante podáis ser útiles a vuestras familias. -Gracias Hermana. –No se dice así, replicó una de las mayorcitas, aquí son Madres-. Y estas palabras iban acompañadas de un gesto enérgico. Pues bien, amadas hijas, seamos verdaderas madres, pastoras, vigilantes, para cuidar de este nuevo rebaño (37). Acompañaba yo un día, a una muchacha, recién llegada, hacia la clase, y en el jardín nos cruzamos con una hermana anciana. Su modestia y su porte religioso, conmovió hondamente a aquella joven que me dijo con espontaneidad: “-Madre, no es una religiosa la que acabamos de ver, es un ángel”. La impresión recibida tuvo mucha influencia en su conversión, que fue sincera, y perseveró hasta el fin (38). También previene frente a las situaciones en que las jóvenes ingresan con juicios de valor negativos, e induce siempre a ganar los corazones de las mismas: No os dejéis engañar. Con frecuencia, el primer sentimiento, al entrar en nuestro redil, es de antipatía contra la casa e incluso contra la que cuida de ellas; pero luego, si se ven tratadas con amabilidad, rodeadas de atenciones y muestras de interés, empiezan a gustar el encanto de nuestra santa religión, cambian sus sentimientos; la antipatía se trueca en afecto hacia las religiosas y ya veis que muchas no quieren separarse de nosotras (39). Es sumamente importante que las jóvenes graben siempre buenas impresiones de las religiosas: Sed amables a fin de ganar almas para Dios, trabajad en lograrlo. Que sobre vuestras frentes brille siempre un rayo de paz; que vuestros labios destilen palabras de dulzura y caridad, esparciendo por doquier el perfume de la virtud. Que vuestros modales no sean afectados ni arrogantes, sino sencillos, afables, complacientes y al mismo tiempo, graves. Finalmente, amadas hijas, que todo en vosotras demuestre que sois almas consagradas a Dios, y que en vuestra vocación encontráis la felicidad (40). Y como lógica consecuencia es el porte respetuoso, manso y humilde que tendrá la educadora con las personas a su cuidado, trato sencillo: Guardaos de usar de rigor con ellas y de gobernarlas con altivez (41). Sed corteses con ellas, distinguidas como deben serlo las esposas de Jesucristo, y vuestra conducta las edificará (42). C. EL CONCEPTO QUE LA EDUCADORA TIENE DE SI MISMA Es innegable que María Eufrasia trabajó intuitiva e inteligentemente sobre las jóvenes a su cuidado. Como ya afirmamos al abordar este tema de las representaciones, las jóvenes van formándose un concepto de sí mismas y una autovaloración a través –entre otras cuestionesde las expectativas que les transmiten o suponen que sus maestros tienen de ellos como grupo y en lo personal de cada uno. Queda cada vez más claro que los adjetivos, gestos, y maneras de tratar a sus formandas, pueden actuar a modo de anticipación–predicción del comportamiento y rendimiento efectivo de los últimos. Y al ejercer la formadora autoridad sobre la joven, ello incrementa la posibilidad de que el comportamiento y rendimiento esperados de hecho ocurran. La formadora será algo así como un cómplice no necesariamente consciente del resultado esperado.(43) Cuando observamos, a través de sus Conferencias, a María Eufrasia como formadora de sus religiosas la vemos asegurar el éxito de su empresa a través de la imagen que graba en las mismas y el nuevo concepto que les aporta. Siempre describe la grandeza de la vocación y misión encomendadas, siempre enaltece y premia anticipadamente con sus palabras los sacrificios y privaciones que son inherentes a la tarea entre las chicas; siempre, siempre alienta y promueve la estima por lo que son y hacen las religiosas, inyecta así continuamente nuevos bríos que mantienen en alto las metas de la misión, sin embargo no oculta sus dificultades pero premia con el concepto de valerosas y heroicas a sus hermanas. En pocas palabras no desperdicia ningún talento, todo lo desarrolla en el corazón de cada persona. Hay una máxima muy extendida; que dice que las alumnas se convierten difícilmente. Esto es cierto, pero lo que a otros es casi imposible, lo puede una religiosa del Buen Pastor... (44). Renovaos en vuestra vocación... en el amor de nuestra vocación, en el espíritu de nuestra vocación; nunca amaremos bastante esta vocación santa, la más sublime a los ojos de Dios y de los hombres (45). No busquéis consuelo ni fuerzas en vosotras mismas; nunca cedáis al desaliento ni a las repugnancias naturales, ni digáis jamás: No soy capaz de desempeñar tal cargo, no sé hacer esto; sino que con toda la fe y la fortaleza que proceden de la obediencia, poned manos a la obra, y ya sea que logréis el éxito apetecido o que no lo obtengáis, Dios sabrá sacar bien para vuestra alma y gloria para su santo Nombre (46). Que no os venza vuestra propia debilidad; si caéis, levantaos con nuevos bríos (47). Nuestra vocación no se ha hecho para esas almas indolentes a las que el trabajo asusta y que son capaces de abandonar las obras de Dios por temor al cansancio. Necesitamos almas grandes, como Santa Teresa, almas llenas de fervor y de celo (48). Ya que, como lo dijimos, las representaciones forman parte del entramado subjetivo, del modo singular de estar en el mundo, van a tener incidencia en todas las acciones que el sujeto realiza. En el caso de la formadora, van a incidir en: la posición que adopte o la manera de llegar a las personas, en la “lectura” que haga de la realidad institucional, de sus formandas y de sí misma en relación con ellas. La educadora puede obturar cuando lo que determina es una pérdida de sentido (“no sirve para nada”, “da todo lo mismo”, etc.) cuando pierde el entusiasmo y el amor necesario para la acción, cuando mirando los resultados no valora la importancia de lo pequeño y cotidiano. Por el contrario, cuando su persona y sus acciones son cargadas de significatividad, dan sentido a la práctica y se constituyen en fuerzas que sostienen al sujeto en su accionar. Difícilmente pueda la joven reconocer el lugar de la formadora, es decir, reconocerla como portadora de una Buena Nueva, de un mensaje diferente, si la religiosa está imbuida de una representación desvalorizadora de su vida y de su práctica. La figura del docente, por el poder con que es investido socialmente, es la de un adulto de significativa importancia y lo que él haga o diga en torno al sujeto alumno tendrá un carácter de evaluación y confirmación de lo que el alumno es (49). Por todo lo dicho sobre el optimismo o el escepticismo del formador en relación al mundo y a sí mismo es que a María Eufrasia le interesa sobremanera invertir mucho más en sus maestras de clase según ella las denominaba. Entretanto, fortaleceos, creced en virtud; debo deciros que prefiero sostener y conservar la vocación a una de entre vosotras, que atender a la conversión de cincuenta y aún de cien penitentes, y el motivo de ello es porque debemos tender a lo más perfecto (50). Y en consecuencia, para fortalecer esta representación sobre la autoridad moral que deben poseer las hermanas es que aconseja: Guardaos bien de usar de familiaridad con ellas, no les habléis nunca de vuestra salud: Estad ciertas de que, en cuanto faltéis a la gravedad de vuestro cargo, perderéis la dignidad necesaria para ser Maestra (51). Ya comprendéis de qué modo os exhorto a amarlas; pero al mismo tiempo os advierto que estéis alerta y vigiléis para no dejaros prender en sus redes; desconfiad de ellas y temedlas, como se teme la astucia de la serpiente (52). BIBLIOGRAFIA (1) PELLETIER M. E., Instrucciones y Conferencias, 2º edición, Barcelona, Imprenta de la revista Ibérica, 1942, Cap. V: El Instituto del Buen Pastor es un instituto de fe y de amor, p.42 (2) Ib., Cap. VI: Sobre el Buen Pastor, p.58 (3) CASAS, FERRAN; Infancia: perspectivas psicosociales, serie Bienestar y Calidad de Vida, 1º edición, Barcelona, Ed. Paidós, 1998, p.196 (4) CASAS, op. cit. p. 188 (5) PELLETIER, op. cit. , Cap. II: Doble fin de nuestra vocación... p. 14 (6) Ib., p.19 (7) Ib., Cap. IV: La congregación se ha fundado por el amor a las almas, p.30 (8) Ib., Cap. LIX: Del cumplimiento de nuestro cuarto voto, p.429 (9) Ib., Cap. DXXXII: De la llegada de las primeras negras a Angers, p.245 (10) Ib., Cap. XXXV: Desarrollo del Instituto, p.263 (11) Ib., Cap. IV: La Congregación se ha fundado por el amor a las almas, p.38 (12) Ib., Cap. LXIII: Caridad y celo, p.459 (13) Ib., Loc. cit. (14) Ib., Cap. XXXVI: Hágase la luz, p.274 (15) Ib., Cap. VIII: De la Sagrada Comunión, p. 72 (16) Ib., Cap. LVIII: A las novicias... ,p.421 (17) KAPLAN, Carina B., Buenos y malos alumnos: descripciones que predicen, 4º edición, Bs. As., AIQUE DIDACTICA, 1997. P.25-31 (18) CASAS, op. cit. p. 193 (19) TENTI, Emilio, Representaciones escolares de los alumnos. Estudio exploratorio, en Revista Argentina de educación, Asociación de graduados en Ciencias de la Educación, Año V, nº 9, Diciembre, 1987. Citado por Kaplan, op. cit. (20) Apuntes sobre Hipótesis sobre modo de intervención en el proceso de formación docente que posibiliten el resignificar las representaciones sobre la persona ciega. (21) HULJICH, PEDRANA, PERINO Y KLEINERMAN, Sujetos y Escuela en EGB 3 y Polimodal, Rosario, Homo Sapiens ediciones, 1999. (22) HULJICH, PEDRANA, PERINO Y KLEINERMAN, Loc. cit. (23) KAPLAN, op. cit. p. 27 (24) KAPLAN, Loc. cit. (25) PELLETIER, op. cit. p. 37 (26) Ib., op. cit. p. 38 (27) Ib., op. cit. p. 50 (28) Ib., Loc. cit. (29) Ib., Cap.: LXII: felicidad que encierra en sí el trabajo para la salvación de las almas, p. 454 (30) KAPLAN, op. cit. p. 29 (31) PELLETIER, op. cit. p. 31 (32) KAPLAN, op. cit. citando a Bourdieu (BOURDIEU, P., Lenguaje y poder simbólico, en Ce que Parler Veut Dire, l´economie des echanges linguistiques, Fayard, París, 1982. Traducción E. Tenti. (33) PELLETIER, op. cit., Cap. LIX: Del cumplimiento de nuestro cuarto voto, p.427 (34) Ib., p. 441. (35) Ib., Cap. XL: De algunos escollos que debemos evitar, p.295 (36) Ib., p. 438 (37) Ib., Cap. XXXIV: De las jóvenes detenidas, p.254 (38) Ib., p. 430 (39) Ib., p. 436 (40) Ib., p. 446 (41) Ib., p.52 (42) Ib., p. 429 (43) KAPLAN, op. cit. p.30 (44) PELLETIER, op. cit. ,p. 32 (45) Ib., Cap. VII: De la vocación, p.61 (46) Ib., Cap. XX: Al terminar un año de pruebas, p. 176 (47) Ib., P.421 (48) Ib., Cap. LVII: A las novicias. Consejos contra el orgullo y la indolencia, p.417 (49) HULJICH, PEDRANA, PERINO Y KLEINERMAN, loc. cit. (50) PELLETIER, op. cit.,p.425 (51) Ib., p.439 (52) Ib., p.31 CAPITULO VI LA FORMACION DE LAS ACTITUDES LA FORMACION Y EL CAMBIO DE ACTITUDES Comencemos diciendo que por actitud entendemos la disposición permanente del sujeto para reaccionar ante determinadas personas, cosas o sucesos, con mayor o menor aceptación o rechazo, gusto o disgusto, confianza o desconfianza, etc. Creemos conocer las actitudes de las personas porque tienden a reflejarse en su forma de hablar, de actuar y de comportarse y en sus relaciones con los demás. La psicología social utiliza también constantemente el concepto de actitud al intentar comprender y explicar el comportamiento humano. Algunos autores la definen así: "Tendencia o predisposición del individuo para evaluar un objeto". (Katz y Stolland). "Predisposición relativamente estable de la conducta en relación con un objeto o sector de la realidad" (Castillejo).(1) Para diferenciarla del temperamento decimos que son menos duradera que éste; y respecto del estado de ánimo o humor sabemos que son más duraderas que éstos. Al diferenciar las actitudes de los valores, B. Sarabia nos dice que el valor incluye la creencia según la cual el objeto sobre el que se focaliza el valor es deseable (bueno), independientemente de la posición de la persona, por eso son más estables y centrales. Este autor define las actitudes como tendencias o disposiciones adquiridas y relativamente duraderas a evaluar de un modo determinado un objeto, persona, suceso o situación y a actuar en consonancia con dicha evaluación. Las actitudes poseen tres componentes básicos y definitorios. La formación y el cambio de actitudes opera siempre con estos tres componentes que son el cognitivo, el afectivo y el conductual, los que ampliaremos al hablar del proceso de aprendizaje de las actitudes. Por último aclara nuestro concepto el saber que las actitudes son experiencias subjetivas internalizadas. Son procesos que experimenta la persona en su conciencia aunque los factores que intervienen en su formación sean de carácter social o externos al individuo. Las normas sociales ayudan a definir cuál es el comportamiento adecuado o no en las distintas situaciones. Estas se definen como patrones de conducta compartidas por los miembros de un grupo social. Se trata de expectativas compartidas por los miembros del grupo social. Se trata de expectativas compartidas. Cuanto más pequeño es el grupo fijan más detalladamente sus normas de comportamiento y tratan además de controlar las palabras, los sentimientos y los pensamientos de los miembros. Transfiriendo esto a la realidad que venimos tratando, grupos liderados por María Eufrasia o por sus religiosas, podemos observar que tanto las religiosas como las jóvenes incorporan un grupo de normas y reglas que permite el funcionamiento del centro educativo en general, y de la sección o clase en concreto. Se ayuda así a tener conciencia de que el grupo y la institución a la que pertenecen esperan de ellas una serie de comportamiento adecuados a los valores que inspiran el Proyecto Educativo. Estas normas no siempre se expresan verbalmente o directamente, sino que suele hacerse a través del ejemplo, la asignación de deberes y obligaciones, y de sanciones positivas y negativas. (2) Las actitudes no son siempre el resultado de elaborados procesos de reflexión que desembocan en la adopción de una determinada actitud hacia un objeto. La consistencia de una actitud no depende de su grado de racionalidad, recordemos la insistencia de Winnicott acerca de la zona inconsciente de las personas que, antes bien, queda encubierto detrás del comportamiento. Por ello, las actitudes no se conceptualizan como proceso puramente cognitivos. Los otros dos componentes operan íntimamente unidos; en determinados casos puede presentarse uno con más intensidad que otro, pero siempre estarán presentes los componentes afectivo, cognitivo y comportamental. Ciertas actitudes pueden evolucionar desde un estadio de consistencia baja hasta convertirse en disposiciones actitudinales profundamente enraizadas en el individuo, fruto de la reflexión sobre los valores, normas, y creencias en las que se apoyan. Otras, se modificarán o llegarán incluso a abandonarse para ser sustituidas por otras (3). El comportamiento o acción del individuo incluye no sólo la conducta que manifiesta, sino también lo que el individuo expresa de palabra asociada ésta con los pensamientos, las percepciones o los sentimientos. Conviene destacar que el comportamiento de los individuos no se limita a la puesta en práctica de una actividad visible y patente para todos los miembros de un grupo, sino que también actuamos cuando hablamos y expresamos opiniones o sentimientos, cuando hacemos gestos con el cuerpo y el rostro y, sin duda, cuando permanecemos inmóviles o impasibles en una situación en la que podría esperarse una respuesta o reacción de nuestra parte (4). A. LAS ACTITUDES COMO CONTENIDOS DE ENSEÑANZA Las Conferencias de Santa María Eufrasia y las Reglas Prácticas recogen las intenciones de la Santa sobre lo que se debe enseñar y sobre cómo llevar a cabo este plan pedagógico dentro de una clase. Los valores educativos y sociales contenidos en los mismos son identificables, aunque en las Conferencias los percibimos de un modo desordenado debido a que no estaban programadas. Estas eran instrucciones, consejos, comentarios que la Madre fundadora creía conveniente conversar con sus religiosas, dedicándose de modo especial a las novicias. Especialmente estas recopilaron sus Conferencias. En cuanto a las Reglas Prácticas, éstas fueron dadas a la Congregación por la Hna. María de Santa Marina Verger, superiora general, en 1897. Diecinueve años después de la muerte de la fundadora del Buen Pastor. Como el mismo Prefacio lo indica: Este libro no ha sido compuesto para proponer nuevas prácticas, sino para asegurar la observancia de las que vienen transmitiéndose, desde hace más de sesenta años en nuestra Congregación. El ejemplo instruye más que los preceptos, y el de las religiosas antiguas valdrá siempre, para sus hermanas, más que todos los libros. Pero los ejemplos se advierten más pronto, mueven mejor, se les olvida menos, cuando se leen los preceptos procurando penetrarse de ellos (5). En 1948, la Hna. María de santa Úrsula Jung, VI superiora general y propulsora del adelanto de nuestras obras de reeducación, impulsó un pequeño folleto de dieciséis páginas: La obra de rehabilitación social en el instituto del Buen Pastor , reducida pero completa obrita que incluye causas de la internación, dificultades con que se tropieza, medios para el tratamiento de las internas, organización interna, la función de la Madre, diferentes aspectos de la formación integral y religiosa, y, sumándole un aporte de gran importancia, se refiere a las relaciones con jóvenes que han egresado y a las causas de reincidencia; dándose lugar a citar los ejemplos de algunas jóvenes egresadas. (Puede encontrarse esta obra al final de este trabajo). Hermosa síntesis de la actividad educativa de las religiosas del Buen Pastor. Todo lo dicho nos vale para afirmar que los valores educativos y sociales contenidos en estas obras son identificables en las orientaciones generales del plan global. La preocupación que ha existido en el pasado por la enseñanza o transmisión de valores se ejemplifica en dos posturas predominantes. Por una parte, puede considerarse que los valores impregnan toda la experiencia educativa, y que su transmisión se produce aunque no constituyan en sí mismos contenidos educativos: Un escollo contra el cual chocan con frecuencia las religiosas jóvenes y sin experiencia, es el de creer que convertirán las almas predicándoles mucho. No, no es este un buen medio: las cansan y fastidian, he aquí lo que logran. La que quiera conquistar su corazón, suavizar su carácter y corregir sus defectos, empiece por ganarlas teniéndoles atenciones y prodigándoles cuidados (6). Por otro lado, la preocupación por el contenido ético en la formación lleva a incluir asignaturas concretas como es religión o catequesis: Iluminadlas con la luz de la instrucción, alimentad su espíritu con palabras de verdadera ciencia. De este modo, trabajaréis con eficacia en la reforma de sus costumbres, las rehabilitaréis a sus propios ojos y obtendréis el doble fin que se propone nuestra Congregación (7). El secreto del éxito en la formación de unas y otras está en la sólida instrucción de las verdades religiosas, procurando que la fe eche profundas raíces en su alma (8). Las instituciones educativas, como agentes socializadores, han sido siempre un contexto generador de actitudes. Dado que el proceso educativo ocurre en una dinámica de interacción, cada educanda adopta actitudes diferentes frente a su formadora, sus compañeras, sus obligaciones de trabajo y estudio, la Institución u Hogar en sí. B. PROCESO DE APRENDIZAJE DE LAS ACTITUDES Socialización Sarabia B. define la socialización como proceso de aprendizaje o adquisición de actitudes y comportamientos en contextos interactivos. Aunque la socialización es un proceso que se extiende a lo largo de toda la vida de la persona, las actitudes y comportamientos aprendidos, junto a otros factores como los valores, normas, sentimientos, forman parte de todo juicio, decisión o acción que realice el individuo a lo largo de su vida. Los psicólogos sociales están interesados de manera fundamental en el estudio de las actitudes, los valores y las normas, en cómo incide en estos aprendizajes la forma de relacionarse con los demás, y en su influencia en el comportamiento humano. A lo largo de la vida de los individuos viven situaciones distintas y cada vez más complejas que les llevan a modificar, reafirmar o rechazar actitudes y valores previamente mantenidos. La familia, la escuela, el trabajo, los grupos religiosos, etc., someten al individuo a una serie de presiones y exigencias distintas que hacen que éste vaya modificando su visión del mundo y su postura ante cuestiones concretas. Este cambio constante de escenarios, personajes y normas implica un proceso de aprendizaje continuo –ya sea consciente o inconsciente, voluntario o involuntario, deseado o simplemente aceptado- de actitudes y comportamientos. A este tipo de aprendizaje, realizado siempre en contextos interactivos, se le conoce con el nombre de socialización (9). A lo largo de la etapa de internación, las jóvenes aprenden –ya sea de forma consciente o involuntaria- una serie de actitudes sobre sí mismos, sobre los demás y sobre el mundo por el hecho de encontrarse en una situación pública, de interacción con otras personas. No hay que olvidar el hecho que su ingreso bajo el cuidado de religiosas les es impuesto desde fuera en la mayoría de los casos. Esta obligatoriedad, propia de este proceso de aprendizaje, junto con otros factores que iremos viendo, va a condicionar la definición que cada uno hace de su rol y del de los demás, las reacciones de la joven frente a las observaciones (evaluaciones) de la formadora, así como las actitudes de la joven hacia sí misma, hacia los demás y hacia la institución-hogar. Su ingreso supone, por vez primera, que se vea sometida a una evaluación pública, por parte de sus padres, o de la sociedad, representada en los jueces, la policía, etc.; de la formadora y de sus compañeras. Mucho dependerá de la acogida y estímulo positivos que reciba a su ingreso, la preocupación por eliminar temores y desconfianza mostrando la conveniencia de su nuevo lugar a través de la atención a todas sus necesidades (materiales básicas y de información, etc.) Esto tendrá consecuencias directas para la construcción de su auto concepto y autoestima que se traducirán en la actitud hacia sí misma y en actitudes hacia el mundo. El aprendizaje de las actitudes es un proceso interaccional que opera siempre con tres componentes, según Sarabia son: - componente cognitivo (conocimientos y creencias) - componente afectivo (sentimientos y preferencias) - componente conductual (acciones manifiestas y declaraciones de intenciones) Nos permitimos invertir el orden dado de estos componentes debido al fuerte predominio de lo afectivo en este tipo de personalidades, quedando entonces explicado del siguiente modo: a) componentes afectivos: los factores afectivos y emocionales contribuyen al éxito o fracaso del aprendizaje. La importancia de estos factores en la educación son conocidas desde antiguo. Este es el factor más y mejor utilizado por María Eufrasia, según ella exclamaba: “Nada es imposible al amor!”. Esto implicará para las formadoras una absoluta negación de sí mismas y de sacrificio: Os lo repetiré mil veces, amadas hijas, obtendréis mucho más fruto por medio de una sabia condescendencia, inspirada en la verdadera caridad, que con una rigidez extrema. Recordad que debéis guardar para vosotras cuanto hay de amargo en todas las cosas y dar a los demás la suavidad que contienen; haced como la higuera que guarda para sí la amargura y da sólo dulzura. Por la fuerza nada se consigue. Una taza de leche azucarada, dada con oportunidad a una de nuestras penitentes, servirá más para inducirla a sentimientos de conversión, que un acto de severidad, en la mayor parte de las ocasiones (10). La confianza, la buena acogida, los cuidados y atenciones a sus necesidades serán siempre los mejores medios. b) componente cognitivo: Las actitudes de la joven intervienen de modo decisivo en la adquisición de todo lo que se ofrece como formativo: instrucciones, enseñanzas de todo tipo, consejos, etc. La curiosidad, el interés por la búsqueda de la verdad, la implicación en la tarea... son factores que favorecen el aprendizaje. María Eufrasia reconoce que estas actitudes deben ser fomentadas y estimuladas por la contribución de factores afectivos, por ello es de suma importancia la buena relación que logre conseguir la hermana con las jóvenes. c) componente conductual: La posibilidad de que una actitud positiva hacia un objeto concreto se manifieste en un comportamiento acorde con dicha actitud. Así, por ejemplo, una valoración positiva del ambiente familiar que reina en “la sección” u hogar, puede fomentar el interés en la joven por colaborar y recibir el bagaje de conocimientos e indicaciones, de ejemplos y estímulos, etc. El aprendizaje condicionado: el refuerzo social y el castigo Hasta que la persona es capaz de emitir sus propias valoraciones y juicios (morales o no) atraviesa por una serie de procesos de aprendizaje que vienen fundamentalmente impuestos desde el exterior, así como unas situaciones de interacción que van a condicionar sus futuras evaluaciones internas o actitudes. En los primeros años los niños aprenden básicamente a responder a una serie de controles externos. La aceptación de normas y reglas, sin someterlas a cuestionamientos o valoración, incluso sin comprenderlas, es típico a estas edades. Entre los controles que se ejercen sobre los niños para que su conducta se adecue a las normas están el refuerzo social y el castigo. El refuerzo social se define como cualquier acción del medio que cambia la probabilidad de que ocurra una respuesta. Existen refuerzos positivos y negativos. Los refuerzos positivos son los que incrementan la posibilidad de que se produzca la respuesta deseada, es decir promueven dicha conducta (11). Implican las formas y estrategias de valoración de la actividad de las jóvenes. Los criterios de valoración, así como la utilización diagnóstica o clasificatoria de los resultados y la propia participación de los interesados en el proceso de evaluación. Son también los mecanismos de distribución de recompensas como recursos de motivación extrínseca y la forma y grado de provocar la competitividad o colaboración. Para despertar la inclinación hacia lo valioso, y aún para poder rectificar las actitudes menos positivas, hay que partir de un clima de confianza total. Si cada una de las reacciones del niño o del joven provocan en los educadores un juicio inapelable, de condenación constante, pronto aparecerá la retracción, la repulsa, la comunicación difícil. Las actitudes agrias suelen tener un contenido dudosamente moralizador y cuyo modo de presentación es sencillamente contradictorio con el objetivo propuesto. Hay que partir de la persona a quien se pretende educar, de sus aspiraciones, de sus deseos más hondos, para darles cauce y oportunidad de cumplimiento. Hay que aprovechar sus fuerzas mejores para que se impongan sobre las peores. Cuando se trata de castigos y recompensas, siempre se procederá con exquisita reserva. No se puede obtener un buen resultado de los unos y los otros, sino procurando conservarles su prestigio, y para esto es necesario no prodigarlos: haciéndolo así no se consigue sino hacerles despreciables. Antes de proceder a dar una recompensa o a imponer un castigo, es menester fijarse en el resultado cuando los merecen un número considerable de niñas, y reflexionar si en este caso se podrá practicar con todos sin inconvenientes. No seamos de aquellos que prometiendo o amenazando a la ligera, se ven luego en la imposibilidad de cumplir con lo dicho. Pensemos con tiempo si la recompensa o el castigo anunciados, están o no en proporción con la obra buena o mala, si serán o no muy dispendiosos, si peligrosos para el orden, o dañinos a la salud, etc...; prevengamos las circunstancias que pudieran impedir su ejecución, como el calor, el frío, la lluvia, la ocurrencia de una fiesta, etc. Bien pronto no se prestará atención alguna a nuestras promesas o amenazas cuando sucede con frecuencia que no son más que letra muerta. Cuidemos igualmente de dar disposiciones indulgentes o severas que nos hagan conceder recompensas o imponer castigos, cuando realmente la obra buena no ha sido practicada o la falta no ha sido verdaderamente cometida (12). El equilibrio en ambos modos de conducir al bien lo pone la misma María Eufrasia cuando recomienda: En cuanto sea posible, obrad siempre por amor, y veréis de lo que sois capaces. Se puede adelantar más en un año por la vía del amor, que en diez por la vía del temor. Nuestro Instituto procede del amor, y una superiora que procurara ser temida más que amada, faltaría al espíritu de nuestra Congregación (13). Y el sentido del estímulo o el castigo ella misma lo dirá con mucha sencillez como le caracteriza: Servíos de cuantos medios están a vuestro alcance para inducir los corazones a la práctica del bien. No olvidéis una reflexión hecha por varios autores, que a mi siempre me ha conmovido: -Se observa –dicen- que nuestro Señor es llamado por el profeta Isaías, Vara y Flor; porque con la vara se corrige y con la flor se recrea; pero jamás se le llama espada, porque con ella se hiere y se mata (14). Y las Reglas Prácticas se explayan sobre el modo de valerse de las recompensas: Una maestra hábil en manejar las recompensas y en saber distribuirlas convenientemente, sin prodigarlas ni escasearlas en demasía, contribuirá mucho al buen orden y a la paz, no teniendo en cuenta el que también se granjeará el amor. Más se obtiene con premios que con castigos. Se ha observado en efecto, que niñas indolentes para el castigo, se han como despertado con el deseo de ciertas recompensas y el temor de perderlas. La recompensa no solamente estimula por la alegría que proporciona, sino que, una vez obtenida, hace amable el deber, que ha sido la causa de la felicidad, y aún a la misma autoridad. No hay para qué decir que debemos siempre manifestarnos complacidas en distribuir recompensas. Lo importante no está precisamente en tener destreza en la distribución de premios, cuanto en la buena voluntad y el cuidado que en ello se emplea. Las recompensas deben variar en conformidad a las circunstancias del lugar y del tiempo. Contentamientos hay que ni siquiera se pueden imaginar en la ciudad y que en el campo se les procura muy fácilmente a las niñas (...) Además, cada una tiene sus gustos especiales, que se acomodan mejor a su naturaleza, a su educación, a sus recuerdos de la niñez. Cuando conocemos que una cosa le gusta más que otra ¿por qué no le hemos de permitir como premio, si es posible? Es evidente, por otra parte que, cuando queramos premiar a toda una clase, no hemos de ir a consultar el gusto de cada una; en un caso como este se debe elegir el género de recompensa que esté en armonía con el gusto del mayor número, sin permitir que tal o cual pretenda imponer sus preferencias. (...) (15). Para B. Sarabia el castigo entra dentro de la calificación de reforzador negativo y su función es disminuir la frecuencia de la conducta no deseada. Es interesante hacer un alto en nuestra actual visión sobre los controles externos que regulan la conducta de las personas, para ubicarnos en el lugar que ocupaba el castigo en la educación del comportamiento dentro del siglo XIX. Priscilla Robertson, en su capítulo titulado El hogar como nido: la infancia de la clase media en la Europa del siglo XIX nos dice al respecto: En las escuelas privadas jamás ha dejado de utilizarse la palmeta y estaba ya muy avanzado en el siglo XIX cuando los padres más modernos dejaron de dar azotes en casa. Después de todo, tomaban la Biblia en un sentido mucho más literal que nosotros, y creían que el precepto relativo al castigo simplemente no podía ser erróneo. (...) J.A. Froude recordaba haber sido azotadac por vez primera a los dos años por mancharse el vestido. Ann Taylor fue azotada por no poder recordar cómo se escribía T-H-Y. A Ruskin le pegaban si gritaba o desobedecía o bajaba corriendo las escaleras, de manera que pronto aprendió “métodos serenos y seguros de vida y movimiento”... En cuanto a los demás castigos distintos de los azotes, los métodos preferidos solían ser los relacionados con los alimentos. (...) Philip Hamerton señala que en las clases medias nunca se pegaba a los niños y que el castigo habitual era encerrarlos o tenerlos a una dieta de pan seco. Admite que entre los campesinos eran frecuentes los golpes y se exigía una especie de obediencia patriarcal.(...) Otro método común de castigo era de tipo psicológico... (16). La intención era ilustrar sobre costumbres y concepciones acerca del aprendizaje de las actitudes de los niños en ese tiempo, nos sorprenderá entonces la concepción “eufrasiana” de castigo. No penséis, ni digáis nunca, que habiendo pecado mucho, nuestras penitentes deben estar dispuestas a sufrirlo todo sin quejarse. ¡Ah! Mis amadas hijas, ¡no es esto lo que nos enseña Nuestro Señor Jesucristo en su modo de tratar a los pecadores! (17). Que todos vuestros actos estén guiados por la más estricta justicia. Por el amor de Dios os lo suplico, amadas hijas, que no digáis nunca a vuestras niñas palabra alguna que pueda herirlas; si esto hicierais, secundaríais la acción del demonio desanimando a esas almas ya vacilantes en la virtud; no seríais las hijas del Buen Pastor que toma la oveja perdida, la carga sobre sus hombros y le prodiga las demostraciones de su ternura. Perdonad sin herir, evitad que se reciban en el corazón esas heridas que difícilmente se perdonan (18). Debo renovar hoy una recomendación muy importante, amadas hijas: la de no pegar nunca a las niñas. Sé muy bien que ninguna de vosotras falta a esta recomendación; pero es deber mío repetírosla para que seáis siempre fieles en cumplirla. ¡Ah! No empleéis nunca estos medios de rigor, amadas hijas, está probado que no corrigen y sólo serían para haceros culpables delante de Dios y de los hombres. Que esta prohibición sea para siempre, para siempre, obrad como si la vierais escrita en todas partes; quiero que se cumpla en toda ocasión (19). Acostumbraos a no levantar nunca la voz. A veces, sus malas disposiciones las inducen a provocarnos para que las castiguemos; en estos casos, es preferible fingir como si nada se hubiese notado. No castiguéis nunca a toda la clase, a causa de las faltas cometidas por algunas de las niñas, porque podría ofrecer graves inconvenientes, pues no se deben tratar de igual manera aquellas que han trabajado con empeño... (...) Si es cierto que el reprender con demasiada frecuencia es un abuso, también lo es no reprender jamás, porque hay ocasiones en que es necesario hacer sentir la fuerza de la autoridad. Una vez me vi yo en la necesidad de usar de mucha severidad con una penitente que después de haber pasado una temporada convertida completamente, al parecer, dio a sus compañeras tan malos ejemplos, como buenos los había dado antes. No logrando por medios suaves hacerla entrar en sí misma, con una fuerte humillación quedó vencida y volvió a observar conducta ejemplar. Mas son estos medios que se deben emplear raras veces (20). Algunos investigadores pensaron que el castigo no era efectivo para inhibir comportamientos indeseables, pues aunque su efecto inhibía temporalmente el comportamiento, no debilitaba la motivación para ejecutar dicha acción. Esta posición ha sido contrastada por investigaciones recientes. En la actualidad existe quien piensa que una alta intensidad de castigo podría ser eficaz para la supresión de los actos indeseables. Ello sin olvidar que en ciertas condiciones el castigo puede ser más eficaz que en otras. Se afirma que para alcanzar la máxima eficacia, el castigo debe aplicarse en todas las ocasiones en que la persona realiza el comportamiento indeseable. Se ha señalado que el castigo administrado por un adulto habitualmente re compensador y afectuoso es más eficaz que el administrado por un adulto frío y distante Un medio de que me servía para dar a conocer cuánto me desagradaba la mala conducta de algunas, era mirarlas severamente. Me decían que habrían preferido las mayores penitencias a esta mirada de descontento (21). Nos interesa destacar este punto en particular porque demuestra que el componente afectivo juega un papel importante incluso en los comportamientos definidos como más puramente condicionados. Los comportamientos que evitan el castigo se aprenden rápidamente. Los niños y niñas aprenden a anticipar el castigo. En esta anticipación puede intervenir la ansiedad o temor a ser castigado. Ciertas investigaciones apoyan la idea de que los componentes cognitivos, es decir, dar razones de por qué no se deben realizar ciertos actos, intensifican la eficacia del castigo y evitan la ansiedad o el miedo. Las jóvenes aprenden las consecuencias que tienen los refuerzos sociales desde que ingresan en la institución, y, aunque a lo largo de su trayectoria en la misma, aprenderán que su participación en ésta no se limita al respeto de unas normas establecidas, la presión del refuerzo social estará siempre presente. La formadora dispone de distintos tipos de refuerzos como el elogio, el castigo, el privilegio: Las cintas de las congregaciones son tenidas en todas partes como las mejores recompensas, (...). Guarde, pues, ciertas deferencias con las consagradas... (22). Y, desde luego, las evaluaciones o “notas”, que –aunque no lo hayamos pensado- están presentes también en las Reglas Prácticas: Entre las recompensas indicamos las buenas notas y los buenos puntos, a los que se les da cierto valor pecuniario (por ejemplo, una buena nota puede valer 0.05 y un buen punto 0.01). Con esta clase de premios, las niñas pueden procurarse algunas pequeñas ventajas y se evita además el poner dinero en sus manos (23). Las notas no sólo se emplean para calificar el desarrollo de las capacidades cognitivas, nos dice B. Sarabia, sirven también para recompensar a aquellos que se ajustan al orden social y para castigar a los que intentan desviarse o alterar el orden establecido. En este proceso intervienen de forma muy directa los rasgos de personalidad, pues, en general, tienden a evaluarse más positivamente rasgos como la perseverancia, la puntualidad, la buena educación o la participación. Citando a Heider nuestro autor señala que la mera proximidad física entre personas actúa como intensificador de los sentimientos. La proximidad entre dos personas tiende a producir atracción más fácilmente que rechazo entre ellas. En la institución-hogar, la proximidad entre formandas y formadora ofrece la posibilidad a las jóvenes de obtener información y acumular experiencia acerca de las recompensas y los castigos que pueden recibir de la misma. La percepción de esta relación de proximidad lleva a la persona a establecer una relación en la que priman los sentimientos de armonía (24). Debido a las diferentes edades que nos llevan a estar refiriéndonos en algunos momentos a menores: niñas o adolescentes, y en otros, a mujeres adultas que por diferentes razones caen en la delincuencia, y por ello en algún momento histórico fueron o son objeto del cuidado de María Eufrasia y/o sus religiosas, es que nos parece importante incluir algún tipo de reflexión teórica acerca de qué significa el castigo para el individuo privado de libertad. El delito provoca sentimientos públicos de venganza. La venganza pública podría significar algo muy peligroso si no existiera la ley y quienes la aplican. Particularmente cuando actúan en los tribunales, los jueces dan expresión a los sentimientos públicos de venganza, y sólo en esa forma es posible sentar las bases para un tratamiento humanitario del delincuente. Si se les pregunta a muchas personas responderán que no desean castigar a los delincuentes, que preferirían que se los tratara como enfermos, pero, en opinión de Clare Winnicott, no es posible cometer ningún delito sin contribuir, al mismo tiempo, a la fuente general de sentimientos públicos inconscientes de venganza. Una de las funciones de la ley consiste en proteger al delincuente contra esa venganza inconsciente y, por tanto, ciega. La sociedad se siente frustrada pero permite que el transgresor sea juzgado en los tribunales, después de cierto tiempo y una vez que las pasiones se han calmado, cuando se hace justicia se proporciona una satisfacción. Existe el peligro, bien real, de que quienes desean ver a los delincuentes tratados como enfermos (como realmente lo son) vean frustradas sus intenciones, justo cuando parecen lograrlo, por no tener en cuenta el potencial inconsciente (25). A pesar del reconocimiento que hace Winnicott acerca de la necesidad social de venganza, nuestra autora y María Eufrasia coinciden en ver al delincuente como enfermo y por ende “no se encuentra en condiciones de beneficiarse con el castigo” por eso insiste “el castigo sólo tiene valor cuando da vida a una figura paternal fuerte, amada y confiable, ante un individuo que ha perdido precisamente eso”. Escuchemos a María Eufrasia: Cuanto más enfermas espiritualmente se encuentren nuestras penitentes, tanto más deben excitar nuestro interés y cuánto más inclinadas a caer en el mal las veamos, tanta mayor compasión deben inspirarnos. Procuremos sostener con suavidad la débil caña medio tronchada. Si usamos de rigor con esas almas que Dios mismo ha sostenido con su gracia, podemos con razón temer que El nos abandone a nuestras propias fuerzas en castigo de nuestra temeridad y de nuestro orgullo (26). El aprendizaje por imitación Sabed sacar de vuestras exhortaciones alguna enseñanza práctica. Por ejemplo, cuando habláis de la luz del evangelio que se ha difundido por todo el mundo, no dejéis de presentar a su consideración, que esta luz las ha iluminado a ellas también y las ha guiado a la casa del Señor. Confirmad lo que decís con máximas de la Sagrada Escritura, y terminad relatándoles algún ejemplo edificante. Si les habláis de penitencia, vendrá a propósito citarles la vida de los antiguos anacoretas. Nuestras jóvenes gustan mucho de las enseñanzas puestas al nivel de su capacidad, por medio de ejemplos. Cuántas veces me he valido con gran éxito de ese medio para obtener orden y tranquilidad en la clase. Sólo la promesa de una de esas lecciones bastaba, a veces, para que la obediencia fuese completa durante muchos días (27). A través de la experiencia directa –errores cometidos, actuaciones desafortunadas, refuerzos positivos y castigos- adquirimos una pequeña parte de lo que denominamos aprendizaje. Pero también aprendemos observando e imitando ejemplos que nos suministran física o verbalmente otras personas, o incluso la imaginación. Este aprendizaje que se produce por la tendencia de los individuos a reproducir las acciones, actitudes o respuestas emocionales que presentan distintos modelos reales o simbólicos recibe diversos nombres: aprendizaje por observación, aprendizaje con modelos. Existen varias interpretaciones de las causas que conducen a la imitación de modelos. Gran parte de las primeras teorías e investigaciones sobre el aprendizaje por observación se centró en estudiar la motivación que estaba en la base de la imitación de un modelo. La teoría psicoanálitica en sus diversas variantes sostenía que esta motivación era la dependencia de afecto (Freud, Sears). Una segunda teoría del aprendizaje por modelos subrayó la reducción de ansiedad como la motivación básica de la imitación. Basándonos en B. Sarabia sabemos que los más recientes estudios realizados sobre aprendizaje con modelos sugieren que deben darse cuatro elementos para que dicho aprendizaje tenga lugar: - Prestar atención al comportamiento del modelo. - El acto modelo debe ser recordado. - Poseer las destrezas necesarias para ejecutar dicho acto. - Estar motivado para aprender e imitar. La propia organización interna de una institución-hogar favorece los procesos de imitación en su medio, el comportamiento imitativo es más probable que ocurra en contextos en los que hay numerosos modelos que hacen lo mismo. El hogar como contexto de socialización posee una serie de características propias en relación a otros contextos. Una de ellas es que existe una sola formadora para muchas formandas. La principal distinción de roles dentro del mismo es entre la religiosa maestra y la joven, es decir, existen numerosas personas que desempeñan un mismo rol, el de formanda, tienen aproximadamente la misma edad, conflictos similares, -Sarabia dice- el mismo poder. El aprendizaje con modelos es característico de la socialización escolar por varios motivos. En principio, todo lo que se aprende en la escuela es funcional en relación al objetivo del logro personal. Las jóvenes asisten a la evaluación pública de sus compañeros, a los castigos que se aplican a determinadas conductas, y de todo ello aprenden cosas que no han experimentado directamente, pero que les sirven como modelo a imitar o a evitar. Todo ello llama su atención porque anticipa posibles experiencias tanto agradables como desagradables. Además gran parte de lo que la joven aprende es novedoso y puede, por tanto, despertar curiosidad o interés, es decir, motivarle. Por último las jóvenes conviven con las mismas personas y en este tiempo la frecuencia con que se producen los ejemplos que sirven de modelo es muy elevada; así, es muy improbable que una joven olvide los modelos que tratan de enseñar. Las compañeras son, por tanto, modelos de comportamiento y actitudes, además de actuar como refuerzo social (28). Si consideramos que tanto en la infancia como en la primera etapa de la adolescencia, no se tiene todavía pensamiento ni juicios muy elaborados sobre las normas, ni sobre los demás miembros de la institución, ni sobre sí mismos, no sólo las compañeras, sino también y de modo muy particular, la formadora puede servir de modelo a imitar, no olvidemos que ella no es sólo la persona que proporciona al grupo los refuerzos y los castigos, sino también quien de manera reflexiva marca las pautas de conducta y transmite los criterios que justifican las normas de comportamiento. María Eufrasia misma matizaba sus instrucciones con numerosísimos ejemplos, anécdotas, relatos de vidas ejemplares que si quisiéramos mencionar su número deberíamos emplear un estudio para ello, sugería –como ya lo hemos visto- la utilización de este medio, y exhortaba a que la maestra de clase fuese educadora principalmente con su ejemplo. El celo, no consiste precisamente en amonestar continuamente, dar buenos consejos y exhortar al bien; el celo se ejercita mejor con el ejemplo, porque el ejemplo impresiona mucho más que las palabras y por su medio se obtienen, generalmente, resultados maravillosos (29). Sed corteses con ellas, distinguidas, como deben serlo las esposas de Jesucristo, y vuestra conducta las edificará (30). Es necesario que las maestras cumplan con exactitud el reglamento, hasta en sus menores detalles, y se esfuercen en hacerlo observar puntualmente; (...) Si tienen alguna duda que las maestras digan con sencillez: -lo consultaremos con nuestra Madre superiora-. Este ejemplo atrae la estima de las niñas y las induce a la sumisión, sería muy lamentable que se apercibieran de que una religiosa es poco obediente, tiene espíritu de crítica, desempeña su empleo a disgusto, etc. Cuando quisiera reprenderlas le dirán: "Médico, cúrate a ti mismo". (31). Huid amadas hijas, de esos aires de ligereza que tanto desdicen de la edificación que debemos al prójimo (32). De este modo la maestra de clase se convierte en un referente cuyo poder está basado en la identificación de las educandas con ella. Según sea el grado en que la joven se vea atraída por la hermana tratará de amoldar su comportamiento o sus actitudes a la misma, de esta forma el comportamiento o actitudes de la formadora –en tanto que es persona significativa- están influyendo, y en el deseo de María Eufrasia, diremos que positivamente. Esta influencia, en tanto que es intencional, Sarabia la llama persuasión y la diferencia de influencia, fundándose en la definición de Vander Zander, es: “el intento deliberado por parte de una persona o grupo de influir en las actitudes o conductas de otros, con el objeto de modificar dichas actitudes o comportamientos”, a diferencia de la influencia que puede darse independientemente de la voluntad de incidir en el comportamiento de alguien. 3.1.El grupo como factor de influencia. Por la existencia de las “Congregantes” o “auxiliares”, como vimos en el capítulo IV y por la expresión de María Eufrasia “La congregación debe ser, por su ejemplo, una continua exhortación al bien” (33), deducimos la posibilidad de que María Eufrasia y sus hermanas utilizaron los grupos como fuentes persuasoras para el cambio de actitudes, comportamientos y valores. La atención se centraría entonces, en la configuración de grupos en los que las relaciones de compañerismo, atracción o estímulo, de comunicación y pertenencia, actuasen como influencia persuasiva sobre ciertas jóvenes que mostrasen actitudes, valores o comportamientos considerados inadecuados. La Hna. María de Santa Úrsula Jung les llamó equipos o familias. En el transcurso de los años han permanecido los equipos como base de organización en nuestras secciones constituida como familia, tenía su vida propia dentro de la gran familia que era la sección. La familia o equipo tenía su nombre, el de su patrono (un santo/a) o un lema que caracterizaba su espíritu. En el comedor, dormitorio, estudio, trabajo, la familia permanecía agrupada. Estos acercamientos permitían a los miembros conocerse entre sí (34). El grupo, sin proponérselo, actúa como factor de influencia en las jóvenes al establecer un patrón de conducta y de actitudes con el que cada individuo puede contrastar sus propias actitudes, valores, opiniones y comportamientos. Las investigaciones sobre conformidad grupal, en las que se estudia la influencia que el ”número” de presentadores del mensaje persuasivo tiene en el cambio de actitud por miedo a determinadas consecuencias personales, como puede ser la desaprobación social o el aislamiento, no permiten ningún resultado concluyente, pero se puede mantener la afirmación de que tendemos a utilizar lo que otros dicen como una fuente de información respecto a lo que se considera debe ser una valoración correcta. Existe una interrelación entre amistad y comunicación, a través de factores tales como proximidad, comunicación, intercambio de información, igualdad de roles y estatus, que favorecen la similitud de actitudes y los procesos de identificación y atracción dentro del aula. De esta interrelación entre atracción personal y comunicación y la tendencia a mostrar una similitud de actitudes parece deducirse que las personas que establecen relaciones interpersonales y grupales comunicativas y de amistad tenderán también a mostrar una disposición positiva hacia una interacción cooperativa entre sí. Comunicación, amistad y cooperación están íntimamente relacionadas. De ello encontramos innumerables ejemplos en la vida cotidiana de las escuelas, por citar uno. Los alumnos que son amigos se eligen de forma recíproca para realizar trabajos en grupo, para jugar en el mismo equipo deportivo, para realizar actividades recreativas, etc. (35) Como vemos, no es sólo la maestra la que influye en cada sujeto, sino también los compañeros, por ello, tanto uno como otros pueden considerarse como persuasivos. 3.2. El entorno físico En nuestro establecimiento debe reinar un orden perfecto... al primer golpe de vista se reconoce si en una clase hay orden o no (36). Dentro de ese marco amplio de aprendizaje-enseñanza definido por las normas, valores y actitudes, existen numerosos elementos específicos que contribuyen a mejorar el clima en el hogar-institución y facilitar la formación de actitudes deseables. El contexto es un marco espacio-temporal además de un marco normativo, simbólico y valorativo. La influencia de los factores espacio-temporales en los procesos interactivos de la vida cotidiana ha sido destacada por numerosos autores, afirma Sarabia. Dentro de la sección las jóvenes ocupan lugares distintos a lo largo del día, lugares y momentos en los que se les exige que realicen determinadas tareas. El comedor, el taller, el dormitorio, la sala de estudio, lugares de juego y esparcimiento en la casa, etc., constituyen espacios distintos con exigencias y recursos diferentes. No todas las jóvenes tendrán la misma capacidad, habilidad o interés hacia las diferentes actividades, pero estos factores más perdurables de la personalidad no son los únicos que influyen en la disposición de las personas hacia los objetos de las actitudes. El ambiente físico, los horarios, el buen estado del material o de los utensilios de uso diario, el que estén estos a su alcance o no, etc., son factores que influyen en el estado de ánimo de las jóvenes. Los estados de ánimo y los estados cargados afectivamente influyen en la memoria, en el juicio, en las evaluaciones subjetivas de las jóvenes sobre cuestiones concretas y globales y, consecuentemente, en su motivación para realizar tanto tareas autónomas como cooperativas. Obligar a trabajar en un lugar en el que no se dispone de los utensilios o herramientas necesarias puede crear una disposición negativa hacia el mismo (37). Aunque nuestras niñas sean, a veces, la personificación del desorden, debéis procurar que todos sus objetos, ropa, etc., estén con mucho orden: sus vestidos limpios y aseados, y que en toda la sección reine la limpieza más perfecta (38). BIBLIOGRAFÍA (1) AAVV., Los contenidos de la reforma. Enseñanza y aprendizaje de conceptos, procedimientos y actitudes, Bs. As., Edic. Santillana S. A.. 1994; Cap. 3: SARABIA, B., El aprendizaje y la enseñanza de las actitudes, p.133. (2) Ib., p.142. (3) Ib., p.143 (4) Ib., p.148 (5) RELIGIOSAS DEL BUEN PASTOR, Reglas Prácticas, para el uso de las Religiosas del Buen Pastor en la Dirección de las clases, Barcelona, Imprenta de Subirana Hnos., 1906. (6) PELLETIER, M.E., Instrucciones y Conferencias, 2º edición, Barcelona, Imprenta de la revista Ibérica, 1942, p. 429. (7 ) Ib., p.19 (8 ) Ib., p. 12 (9) AAVV., SARABIA, op. cit. p. 154 (10) PELLETIER, op. cit. p.458 (11) AAVV., SARABIA, op. cit., p.158 (12) RELIGIOSAS DEL BUEN PASTOR, op. cit., p.128 (13) PELLETIER, op. cit.. p. 47 (14) Ib., p.445 (15) RELIGIOSAS DEL BUEN PASTOR, op. cit. p.138. (16) AAVV., Historia de la infancia, en apuntes del Instituto Técnico en Minoridad, Rosario, Cap. X, ROBERTSON, PRISCILLA, El hogar como nido: la infancia de la clase media en la Europa del s. XIX, p.445 (17) PELLETIER, Ib., p. 429 (18) Ib., p.445 (19) Ib., p.435 (20) Ib., p.453 (21) Ib., p. 457 (22) RELIGIOSAS DEL BUEN PASTOR, op. cit. p. 140 (23) Ib., Loc. cit. (24) AAVV., SARABIA, op. cit., p. 158 (25) WINNICOTT, D.W., Deprivation and Delinquency, London and New York, Tavistock Publications Ltd., 1984, traducido por L. Wolfson y N. Rosenblatt, Deprivación y Delincuencia, 1º edición, Ed. Paidós, 1990, p. 137 (26) PELLETIER, op. cit., p.427 (27) Ib., p.18 (28) AAVV., SARABIA, op. cit., p.159 (29) PELLETIER, op. cit., p. 463 (30) Ib., p. 429 (31)Ib., p. 453 (32) Ib., p.297 (33) AAVV., EQUIPO DE LA CASA MADRE, Auxiliar del Buen Pastor, Angers, Imprimerie du Bon-Pasteur, 1949. (34) AAVV., EQUIPO DE LA CASA MADRE, La obra de rehabilitación social en el Instituto del Buen Pastor, Angers, Editions de L´ouest, 1948. (35) AAVV., SARABIA, op. cit., p.174 (36) PELLETIER, op. cit., p.441 (37) AAVV., SARABIA, p. 181 CONCLUSIONES No es fácil hoy día decir que la persona se realiza en la institución, o que una institución permite la realización de una persona. Estamos ante una crisis de la institución y lo que se debate es si es necesaria o no. La institución es para muchos sinónimo de “represión”, de “sometimiento”, de “muerte del espíritu”, de “pérdida de autonomía y creatividad”. Como dice C. Cullen, dos rasgos de nuestro posmodernismo son la progresiva desinstitucionalización de las relaciones humanas y el renacimiento del “libre agrupamiento”. Ambas reacciones, defensivas y disidentes, frente a la institución impide ver que la institución no es sino un grupo de personas, organizadas a modo de cuerpo, comunicándose en función de fines comunes. La crisis de la idea de institución es una crisis de las formas de comunicación interpersonales. Y sin comunicación no hay promoción, no hay crecimiento (1). En nuestro momento histórico, habiendo recorrido el pasado conociendo una obra del siglo XIX, queremos preguntarnos si ¿es la institución reeducativa una respuesta con vigencia para nuestros tiempos?. Algunas respuestas que nos surgen se relacionan con la vida interna de la institución, concretamente de éste tipo de instituciones, otras se responderán considerándola como sólo una célula más en el tejido social. De hecho no agotamos todas las preguntas, mucho menos aún, tenemos todas las respuestas. Al abrir la puerta de una institución como la que estamos estudiando lo primero que intenta desentrañar la persona que ingresa es el tipo de relaciones, el modo de relacionarse de las personas en su seno, y esto porque las relaciones nos afirman o no los preconceptos arriba expresados. En un siglo de Derechos Humanos lo que se mira es el juego de poder de la institución educativa. Pero es propicio establecer la diferencia entre autoridad y poder. El punto de partida consiste en afirmar que el educador o, en nuestro caso, la educadora es una líder, una conductora, una dirigente. Nos aporta Cullen La dirigencia es el ejercicio de la autoridad en la organización social, como modo que tiene la organización de reconocer su identidad y de proyectar su diferencia a la universalidad concreta de la sociedad global (2). En primer lugar no es lo mismo autoridad que poder. La dirigencia se define formalmente por la autoridad, pero la autoridad es el modo que tiene la organización de reconocer su identidad como tal. Esta identidad es su propio poder, el poder de ser ella misma, es el poder de promover la persona, liberar sus posibilidades, es decir, se trata del poder de educar; cualquier otro intento de sustituirlo en función de intereses personales o de un sector se transformará en autoritarismo; y cualquier olvido o negligencia de las necesidades del otro, de cualquiera que forme la institución, se convertirá en injusticia. Uno de mis más ardientes deseos es que comprendáis mejor cada día la extensión de vuestras obligaciones para con nuestras amadas penitentes. Dios bendice visiblemente nuestras obras, (...). Los donativos que recibimos, los beneficios que se nos hacen, no van destinados a nosotras, sino a las que son objeto de nuestros desvelos. No somos nosotras, no son nuestras pobres personas las que atraen las bendiciones... (3). Una institución tiene poder comunicacional (4); es decir que posibilita o debe posibilitar las formas propias de la comunicación social. Tanto la comunicación interna de los miembros de la comunidad educativa, que son “comunidad” porque hay comunicación, como la comunicación con el entorno. Este poder comunicacional define la institución educativa como abierta. Con una mirada puesta en las referencias hechas en el capítulo cuarto acerca de la participación, y con lo que esta implica de diálogo y de reconocimiento de las capacidades del otro, hemos reconocido una práctica del mismo en la creación de las Magdalenas, las auxiliares y las congregantes. Es un fruto de nuestro siglo lo democrático, y un límite de aquellos tiempos el no haber dado más posibilidades de autonomía y participación. Una institución tiene poder creativo, esto quiere decir que la institución debe posibilitar y permitir la creación en todos sus niveles. Tanto la creación como la reconstrucción crítica y significativa del pasado, como la creación que mantiene abierto el futuro. En el año 1964, al mismo tiempo que las seguidoras de la obra de Santa María Eufrasia estudiaban los modos de trabajo en equipo con otros profesionales (trabajadores sociales, psicólogos, educadores, etc.) se proponían hacer frente al nuevo desafío de “crear una nueva pedagogía para nuestro siglo” (5). A través de nuestro trabajo y en estos tiempos de reformas educativas creemos importante recordar este compromiso frente a los nuevos desafíos, recuperar la experiencia de casi dos siglos, sistematizar y apuntalar las nuevas experiencias iniciadas en esta materia. Una institución tiene poder interpretativo, esto quiere decir que la institución educativa posibilita y permite el ejercicio de la inteligencia en todos sus niveles, tanto la inteligencia teórica como la práctica. Este poder interpretativo define la institución educativa como reflexiva. Educar es promover que los sujetos puedan pensar y actuar sensatamente. Hemos hecho referencia a la autoridad de forma velada detrás del tema de las representaciones, abordado en el capítulo quinto. Reflexionando su contenido surge la pregunta ¿es posible un cambio en las representaciones?. Sabemos que las representaciones se modifican con los vaivenes del acontecer histórico, pero aquí es necesario preguntarnos por las posibilidades de los sujetos para modificarlas. Si no hay posibilidad de pensar la práctica que nos convoca, si la educadora no puede descentrarse con respecto a su punto de vista y con otros miembros de la comunidad educativa, será muy difícil vencer los obstáculos que se presenten, porque lo que aparece insistiendo desde un mismo lugar, repitiendo más de lo mismo y con resultados más o menos parecidos, será como una especie de callejón sin salida. Creemos que un primer paso para modificarlas es detectar las representaciones, luego habrá que analizarlas, objetivarlas. Esto sólo es posible en un trabajo con otros (institucional), y además con la ayuda de los aportes teóricos. Hacerlas conscientes no es suficiente, será necesario un trabajo sostenido, cuyo hilo conductor estará dado por la duda, el interrogante... La posición de la educadora frente a las jóvenes, es decir, sus representaciones sobre la situación de enseñanza y aprendizaje, será determinante para la práctica, será el vector que guiará la tarea, y esta tarea es singular. Cada educadora hará su propio recorrido. La tarea de reflexión sobre la práctica no puede hacerse en soledad, sólo es posible con otros. Se necesita para poder revernos observar los efectos de la práctica que es la que puede dar cuenta de donde transitamos, y para ello es necesario observar y escuchar lo que las jóvenes “hacen” en relación con lo que “hacemos” (6). Un último punto de reflexión sobre lo que compete a la institución como tal surge sobre la lectura del tercer capítulo al referirnos a los tipos de prevención. En las ciencias sociales algunos autores han venido asimilando prevención terciaria a seguimiento posterior a la intervención, elemento crucial para una correcta evaluación a medio y largo plazo de las consecuencias del trabajo interventivo, relacionado a: a) asegurar el bienestar posterior de las personas que han recibido ayuda; y, b) nuestra capacidad de aprender y nuestros métodos de aprendizaje para mejorar nuestras intervenciones a partir de la práctica misma. Si no se hace seguimiento –evaluación- sistematización (organización de las experiencias), como lo dijimos renglones arriba, nuestro proceso de construcción de conocimientos no dejará de ser débil, porque seguiremos ignorando los efectos profundos de nuestro trabajo, y su permanencia a través del tiempo. Por último, cuando pasamos a plantearnos la intervención sobre factores de riesgo entramos en un terreno en que los niveles se convierten en un tema delicado y polémico. Existen dos posturas, nos señala Ferrán Casas, para ilustrarlo de forma simplificada (7): Una corresponde a un procedimiento específico y personalizado, que parte de identificar los perfiles individuales de riesgo; otra corresponde a un procedimiento globalizado e impersonal, que parte de identificar las poblaciones en riesgo. Ambas se corresponden a posturas que plantean la necesidad de prevención a nivel micro y macro-social, respectivamente. Los programas públicos preventivos hechos a partir de la identificación de perfiles individuales de riesgo ya habían sido duramente criticados ya que comporta, según Casasl (8): a) el peligro de insospechadas formas de control social en manos de administradores sociales; b) despersonalización de los servicios en manos del objetivismo tecnológico que reduce a las personas a condiciones científicamente instrumentalizables. Pensamos que, en nuestro caso, por tratarse de una vocación de servicio y entrega, esto es menos frecuente, pero podemos llevarnos también de la tentación de organizar programas técnicamente planificados que nos distancian de la situación de las personas, o que nos importan más que estas. c) si elude acciones globalizadas sobre toda la población, se convertirá en una especie de clasificación de las personas y en algo similar a un etiquetaje profético, como por ejemplo, de que determinados niños/as pueden llegar a ser delincuentes por lo que ya son “predelincuentes”. Debemos reconocer que cada vez son más los interactivos individuo-medio, y que arrastramos un lastre de fuertes condicionamientos terminológicos focalizados más en la atención al individuo que en el entorno social. Quizás hay un trasfondo humano muy positivo en pensar ante todo en ayudar a la persona individual, concreta que tenemos a nuestro lado, y esto está bien; pero no significa ni puede significar en absoluto que nuestra intención de cambiar algo, nuestro programa de intervención, se concentre en cambiar sólo algo referido a la persona, como por ejemplo, su conducta, según lo estuvimos viendo en este estudio. Tal vez deberíamos centrarnos más en cambiar algo referido al entorno: la conducta de otros, o la interacción entre ambos, la relación familia-individuo, la relación causas-efectos sociales..., etc. Análisis que escaparon a María Eufrasia, creemos a causa de la época con lo que llevaba de precariedad en las ciencias sociales y psicológicas, y también debido a las resonancias de la teología y antropología de aquel siglo. Aunque con serios problemas metodológicos y de recursos, cada vez hay más intentos de conjugar prácticas comunitarias con prácticas de atención individualizada. Hoy día, queremos reconocer la tarea educativa de las religiosas del Buen Pastor como parte de un engranaje, que se complementa con otras acciones, organismos, personas. Así cuentan hoy con el reconocimiento de ser una ONG, con participación en la ONU en todo lo referente a la mujer, y con presencia y participación en Asambleas internacionales, como las de Beijing, y otras más recientes como la conferencia de la Haya para la Paz, gracias a la formación de la ICJPC (Comisión Internacional Justicia y Paz para la Creación) formada por religiosas de diferentes países (9). No podemos pensar que esta tarea sea totalmente abarcativa de tan compleja problemática. Sólo se puede elegir trabajar en algún nivel, conscientes de los límites y riesgos de esta opción, antes bien estos alentarán a buscar nuevas formas y soluciones que dañen lo menos posible a las personas a quienes se dediquen. BIBLIOGRAFIA (1) CULLEN, C.; Crítica de las razones de educar. Temas de filosofía de la educación, 1ª edición, Bs. As., Editorial Paidós, 1997, p.233. (2) Ib., p.235 (3) PELLETIER, M.E., Instrucciones y Conferencias, 2º edición, Barcelona, Imprenta de la revista Ibérica, 1942, p.34. (4) CULLEN, op. cit., p.236 (5) DUVALLET,J. ; Virtualidades en nuestros jóvenes, en AAVV., La religiosa educadora en diálogo, Sesión de Directoras de Secciones, Casa Madre, Angers, Mayo-Junio, 1964. (6) HULJICH, PEDRAN, PERINO, KLEINERMAN; Sujetos y escuela en EGB3 y Polimodal, Rosario, Homo Sapiens ediciones, 1999, p.73. (7) CASAS, F.; Infancia: perspectivas psicosociales, serie “Bienestar y Calidad de Vida, 1º edición, Barcelona, Ed. Paidós, 1998, p.176 (8) CASAS, F.; Loc. cit. (9) Cfr. Anexos en esta obra. ANEXOS ANEXO 1 LA OBRA DE REHABILITACION SOCIAL EN EL INSTITUTO DEL BURN PASTOR. 1948 Punto de vista bajo el cual encaramos la re-educación de las “Niñas rebeldes” RECLUTAMIENTO. -Las jóvenes comúnmente designadas con el apelativo de “Niñas rebeldes”, llegan a nuestros Establecimientos de muy diversas fuentes: muchas son recluidas por orden de los Tribunales, otras por el Gobierno, algunas por Instituciones benéficas de Protección a la Infancia, o bien internadas por sus familiares directamente, o por intermedio de los poderes públicos. MOTIVOS DE RECLUSION. -Son varios también los motivos de reclusión: prostitución, hurto, vagancia, turbulencias. Sin embargo, el estudio del conjunto permite ciertas observaciones aplicables a todos los casos. Primeramente la falta de voluntad.”Me he dejado llevar” es la excusa casi general. Sería más propio decir que todas tienen una voluntad no educada, no disciplinada, no ejercida. La gran mayoría de hogares que viven en forma irregular es causa que influye principalmente en estas caídas. Son a menudo hijas naturales, o vástagos de hogares desunidos o ilegalmente reconstituídos. Desgraciadamente con frecuencia se alega en propia defensa la degeneración del padre o de la madre. Y es motivo siempre grave cuando se tiene en cuenta. A veces al estudiar la causa no predomina la responsabilidad individual sino el desorden moral o físico que reina en el hogar, el cual deja de ser un foco familiar para convertirse en un foco de contaminación. Pereza en el trabajo profesional, o en el cuidado de la casa, de ahí: huelgas, privación del salario, refugio en el sucio chibiritil, carencia total del sentido de economía y orden, y por sobre esto, la terrible plaga del alcoholismo con sus consecuencias físicas y morales; una palabra las resume todas : el desequilibrio de la salud, del carácter, de la inteligencia. Cuando el hogar es normal, se tropieza casi siempre con padres incapacitados para su rol de educadores, de ahí que no inculcan a sus hijas el amor al trabajo, su capital importancia, y la absoluta necesidad de darse de lleno a una vida laboriosa; en consecuencia si al terminar la escuela, se lanzan obligadas a ganarse el pan sin haber aprendido un oficio, estas niñas no ven otro recurso que colocarse en una fábrica y ponerse a servir en un café; ambos casos les ofrecen medios ciertamente expuestos y caerán inevitablemente víctimas del ambiente malsano y de la falta de sostén moral. Entonces ¿puede hablarse de "juventud culpable"?. Sin duda, puesto que frecuentemente existe un delito que motiva la entrada de las jóvenes en nuestra Casa; pero al considerar el medio ambiente en que han vivido, los ejemplos y aún las lecciones perniciosas aprendidas, el peso del atavismo que llevan las taras hereditarias, ¿no sería justo hablar más bien de “juventud desgraciada”. Nosotras al menos las miramos con este concepto, es este el punto de vista que inspira nuestra actitud frente a ellas, y de él dimanan nuestros medios de reeducación. El objeto del Buen Pastor, no consiste pues, como tantos lo creen aún, en una pasividad que sólo busca encerrar las jóvenes perdidas para despejar las calles, no; un Establecimiento del Buen Pastor no es ni prisión femenina, ni colonia penitenciaria, sino obra de reeducación. Trabajo difícil sin duda, pero enriquecedor para quien ha sentido en el fondo de su corazón el llamado de la joven, sin norte ni brújula, decepcionada en sus afectos, desorientada en los caminos por donde trató de buscar su pan, o un alimento para el corazón. DIFICULTADES CON QUE SE TROPIEZA.- La tarea es complicada. Nada hay tan complejo como una adolescente. Quiere ser mucho y nada es aún; y no es fácil en admitir las ideas de los demás. Dispuesta siempre a contradecir no acepta generalmente, el que se la obligue a pensar en forma determinada. No quiere dejarse influenciar, y se obstina si se insiste; en una palabra: es una personalidad que lucha por salir a luz. Pero personalidad maleada, pues a las anomalías previstas hay que agregar como consecuencia del medio familiar amoral en que la niña ha vivido, la ausencia casi total del respeto al bien ajeno, y del remordimiento una vez cometido el robo, y lo que más dificulta, el hábito adquirido de la disimulación. No tanto es culpable cuanto víctima, por eso con profunda compasión y gran indulgencia, encaran su tarea las educadoras del Buen Pastor. MEDIOS: a) Confianza.- Por lo dicho, creemos que al ingreso de una joven el primer sentimiento que se debe despertar en ella es la confianza; su semblante y actitud de reserva dan bastante a conocer el temor que la domina. Es necesario, pues, que se vea libre de su opresión y se sienta segura de sí misma, persuadiéndose que la medida que se toma a su respecto no es una pena que se le impone. b) La Buena Acogida.- Mucho dependerá de la acogida que se le dispense. Una atmósfera de jovial bondad dará expansión a la pobrecita y amortiguará su sufrimiento. “De cualquier color que sean sus lágrimas, decía nuestra Santa Fundadora, son siempre bien amargas".”Afirmaba también ella:"Una taza de leche con azúcar dada oportunamente a una de vuestras niñas, servirá más para su conversión que la más hermosa conferencia”. c) Mirada de Perspectiva.- Hay que hacer entender a la que acaba de llegar, que “lo que se desea es hacerle bien”; este punto es muy importante. Si desde la entrada se llega a convencer que respecto de ella sólo se persigue un fin: asegurar su porvenir, y lo puede constatar realmente, entonces hemos dado un gran paso; esto nos lo dice la experiencia de todos los días. También con nuestra actitud y por el lugar que se le da en su nueva vida, tratamos de que comprenda que su pasado ha muerto para nosotras. Jamás ni aún cuando su conducta merezca reproches, se hará alusión a su vida anterior; es necesario ayudarla a olvidar el pasado y llevarla gradualmente a esta profunda convicción: “Soy ahora una niña como las otras, en mi existencia nada se ha comprometido irremediablemente. Tengo abierta delante de mi una vida hermosa, debo entreverla como las demás; formaré un hogar feliz y respetado”. Formar un hogar: he aquí la idea de la familia. La familia, base sobre la que encaramos la rehabilitación de nuestras jóvenes. Este es precisamente el fin que perseguimos: inculcarles una idea cabal de la familia, del hogar unido y cristiano, en donde los niños son su razón de ser y constituyen su felicidad; hacerlas capaces de ser dignas esposas y verdaderas madres. Es preciso que la joven encuentre en nuestra Casa un ambiente familiar; que sea lo menos posible un convento o un pensionado. ORGANIZACIÓN INTERNA.- No se trata de crear en nuestros Establecimientos familias absolutamente autónomas y forzosamente artificiales, sino de realizar en cada miembro dentro de la colectividad un formación a la vez familiar y social. Desde el origen de nuestra obra en 1829, la Fundadora, Santa María Eufrasia Pelletier, compendió la ventaja de crear dentro de la colectividad esas divisiones a las que llamó “grupos”, equipos, o familias. En el transcurso de los años, han permanecido los equipos como base de organización en nuestras secciones de reforma: una cabecilla, preparada para su rol, habiendo dado ya señales de serios progresos, y ayudada por otra en segundo término, tiene la responsabilidad de un grupo formada por unas 12 o 15 niñas, entre las cuales puede haber también quien desempeñe algunas iniciativas de acuerdo a su capacidad, aptitud o conducta,nada hay tan eficaz para influir en la formación de la joven como esa tendencia pedagógica que consiste en dar pruebas de confianza a aquella persona cuya probidad ha sufrido menoscabo. Estos ensayos pueden tratarse después de cierto tiempo de reclusión, por lo menos respecto a los mejores sujetos. Podemos afirmar por la experiencia adquirida en nuestras obras, que se produce una reacción feliz sobre la joven a quien se le confía el cuidado de una novel, se hace conciencia de una dignidad recobrada y ella misma necesitará en adelante una vigilancia menos estricta. Así constituida la familia, tiene su vida propia dentro de la gran familia que es la sección; sigue el reglamento bajo el control de la Directora y sus ayudantes, pero cada una tiene su distintivo particular, su fisonomía, su espíritu; así como toda familia, comunidad autónoma, se distingue de otras familias, sin dejar de plegarse a las exigencias de la vida social. FUNCIONAMIENTO DEL EQUIPO.- La familia tiene: su NOMBRE, el de su Patrono; un LEMA que caracteriza su espíritu: por ejemplo: “Servir”.”Viva el Trabajo”, “Nada imposible al corazón valiente”; sus FIESTAS: la de su cabecilla, la del Patrono del equipo, los aniversarios, primeras comuniones, celebradas en la intimidad de la sala familiar, sin perjuicio de las fiestas generalmente de la sección. En el refectorio, dormitorio, recreo, durante los círculos de estudio la familia permanece agrupada, como también en las salas de labor. Naturalmente que para las instrucciones generales, y demás, las agrupaciones se hacen según las fuerzas y aptitudes; estos acercamientos permiten a los miembros de las diversas familias conocerse entre si, y originan el deseo de organizar de cuando en cuando recreos generales alrededor de la Directora que es Madre de la gran familia. LA MADRE.- La religiosa del Buen Pastor encargada de una clase es la Madre. Y como en todo internado, especialmente en el nuestro, se debe reemplazar en torno a la alumna, tanto la ternura maternal como la autoridad paterna, esta Madre trata de reunir “autoridad y amor”; es ya para la niña una protección contra el aislamiento; este desinteresado amor maternal, que busca suplir al otro, es el eje de la clase. El escritorio de la Directora es más bien la habitación de la Madre, en donde se puede decir todo lo que pesa en el corazón. Las naturalezas contrariadas, heridas, asustadas por las amenazas y brutalidades, las que sienten la amargura de la vergüenza, encuentran pronto ahí, el desahogo de su opresión. La prudente Madre recibe con bondad y comprensión todas las confidencias, aunque bien cuidadosa de no provocarlas. Este desahogo libre y espontáneo completado con el estudio de las reacciones de cada día, permite a la educadora discernir los caracteres, tener en cuenta ciertas anomalías, y descubrir heridas que tal vez han sido la causa de la decadencia moral. Para esta tarea es necesario tener corazón, tacto, y una educación pedagógica, psicológica y practica. La religiosa del Buen Pastor recibe esta formación en el noviciado y durante los primeros años de su vida religiosa. VIGILANCIA.- Es el momento de hablar del método particular de vigilancia que hay en nuestras Casas: continuo e invisible a la vez. Uno de nuestros mayores cuidados está en que la disciplina necesaria jamás revista los caracteres de un reglamento estrecho, mezquino, que pudiera interpretarse como la expresión de nuestra desconfianza respecto a la joven. La adolescente que se sabe vigilada no se expansiona y es siempre una desconocida para las personas que la rodean; se falta pues a la finalidad que se persigue: el personal debe estar en este punto muy alerta. “En toda alma joven, escribía Don Bosco, por más miserable que haya sido, queda siempre una cuerda capaz de vibrar, es deber del educador, descubrirla y sacar los sonidos”. Para llegar a este descubrimiento es preciso dar libre curso a la actividad de las jóvenes, dejarlas que manifiesten libremente sus pequeños talentos sin temor de un fracaso, colocándolas en un ambiente comunicativo y sano, como pensarían en alta voz dentro del propio hogar. Es necesario que la vigiladora desaparezca para llenar más bien las funciones de una Madre entre sus hijas; en una palabra, vigilancia que trata de hacerse invisible, disciplina consentida y no impuesta, mucho cuidado en no sofocar la personalidad, el carácter; sobre todo esto último exige gran acopio de paciencia, pues hay que soportar y comprender naturalezas a menudo rudas, siempre tornalizas, y diríamos voluntariosas, enfermas. HAY QUE OBRAR CON TACTO.- No es raro el caso de una joven que habiendo llegado a resultados satisfactorios respecto de su carácter, tenga inesperadamente un retroceso, un arrebato febril, si así se le puede llamar, que la ponga fuera de sí misma; entonces más que nunca es necesaria una prudente paciencia y comprensión; no imponer penitencia alguna, ni emplear rigor, esperar el momento de calma y hacer ver dulcemente los puntos que precisan trabajarse para evitar tales desordenes y no comprometer una existencia ya tan estropeada. Se perdona como en familia, sin recordar ya más el incidente; si tiene lugar alguna función de proyecciones, cine u otras, esa niña no será privada; este acto de benevolencia es más eficaz para provocar el remordimiento de la falta y prevenir una recaída que si se hiciera un reproche o se diera una penitencia. He aquí la base de nuestro método de reeducación; todo lo demás son elementos de realización. Elementos ciertamente nada despreciables. IMPORTANCIA DE LA CUESTION FISICA EN LA REEDUCACION.- La gran idea de la familia dirige todas las actividades: es la trama, el centro de atracción, el móvil, el fin; todos los medios empleados en cuanto a lo físico, intelectual o moral tienden a reintegrar a la sociedad jóvenes capaces de formar una familia sana y honrada. Pero a causa de sus desórdenes o herencias nuestras pupilas padecen frecuentemente un desequilibrio físico que influye en su moral. Por eso se establecen consultas neuropsiquiatras a fin de discernir los sujetos susceptibles de reeducación y eliminar los otros; se desearía que cada uno de nuestros Establecimientos contara con un médico psiquiatra adjunto para estudiar periódicamente a las pupilas. Al ingreso y durante su permanecía en la Casa se las somete a exámenes radioscópicos y radiográficos; las que tienen afección pulmonar se aislan del conjunto. No admitimos las de venéreos contagiosos; para estos casos serían necesario servicios aislados especialmente provistos; son pues, forzosamente trasladadas a los hospitales, donde, desgraciadamente, desde el punto de vista reeducativo, las consecuencias son nefandas; los casos no contagiosos son atendidos en nuestros Establecimientos. Actualmente en Francia, la Congregación está organizando para las pupilas dos Preventorios; uno en Marcq-en Paroeul (Norte), y otro en Cholet (Maine-et-Loire), también se llevan a cabo iniciativas en busca de un local adecuado para establecer un Sanatorio; pero los trámites son difíciles y complicados. Además los gastos superan nuestras posibilidades económicas, y mientras no nos lleguen auxilios eficaces, nos vemos impotentes para tal obra, aunque constatando la urgencia de estos proyectos, y más aún la de proveer las enfermedades del confort indispensable. La cuestión salud, es pues, una gran preocupación para la Dirección de nuestros Establecimientos, estando convencidas de que una educación intelectual y moral no puede ser fructuosa sin contar con el equilibrio del elemento físico. Con este fin hay también cursos de gimnasia en nuestras secciones, dados por profesoras diplomadas. Asimismo se organizan paseos, siempre en familia, al campo o a la ciudad para visitar algún monumento histórico, museo, exposición, etc. Las mayores tienen también salidas individuales en compañía de alguna persona de experiencia, facilitándoles así el iniciarse en las compras y pagos que más tarde tendrán que realizar. IMPORTANCIA DEL MARCO EXTERIOR.- El marco exterior es objeto de nuestra atención y le damos mucha importancia. Si los salones, dormitorios, refectorios deben ser forzosamente de grandes dimensiones, no perdemos de vista el modo de darles un aspecto familiar. La sala de labores está pintada de claro, con cortinas adecuadas, y brazos de luz que adornan las paredes, cada familia trabaja alrededor de su mesa; los días de fiesta una maceta o un ramo de flores pone su nota de alegría. Refectorios.- También las comidas son en familia; cada una arregla su mesa los de fiesta y dispone de sus propios cubiertos. Los días comunes, después de una pequeña lectura, se establece una conversación sencilla y cordial hasta el fin de la comida; se come pero no se está ahí únicamente para comer, sino para tener ocasión de un encuentro mutuo, para hallarse allí cordialmente reunidas. Dormitorio.-Los dormitorios son grandes, tal vez demasiado; y ya proyectamos establecer separaciones que hagan desaparecer las líneas algo rígidas. Cada niña dispone de un mueble para acomodar su ropa. El servicio higiénico no está aún, en Angers, como lo desearíamos; han llegado parte de los aparatos, pero nos falta la mano de obra para instalarlos. Una sala familiar reúne cada grupo para los ágapes de ciertos días: fiestas de la cabecilla, primera comunión, bautismo, etc. Cada familia contribuye por sí misma para dar a la Casa un aspecto acogedor; en un ambiente de orden surge naturalmente un sentimiento de dignidad; el orden es un principio de felicidad y de paz; el corazón está satisfecho cuando puede decirse que ha obrado en conciencia, dominando la voz del capricho y siguiendo la huella trazada por el deber. Nuestro ideal no es el lujo pero, sí, un mínimo de confort. Queremos dar a las jóvenes durante su estadía en la Casa, el sentido justo que deben tener respecto a lo físico, moral y religioso. También inculcarles la nota adecuada por lo que se refiere a la toilette, que debe ser sencilla, pero de buen gusto; paulatinamente eliminamos el uniforme; si es el mismo género, por lo menos varían la hechura y los adornos según el gusto de cada una. FORMACION INTELECTUAL.- Con sumo interés tratamos el gran factor de la formación intelectuales un medio poderoso para preparar el porvenir, para reconquistar la auto-estimación y un sitio más elevado en la sociedad... sólo apenas un 20% de las recién ingresadas tienen certificado de estudios primarios; las demás saben imperfectamente escribir y hacer cuentas, y la mayor parte no tienen la menor cultura general. Es, pues, para las religiosas un trabajo considerable, el desbrozar esta tierra inculta, y sólo lo facilita el deseo de instruirse que aportan en general ellas mismas. Los certificados que obtienen las más antiguas, son objeto de ambición y estímulo para las nuevas; pero es necesario sacrificar un tiempo considerable para conseguir resultados entre una mayoría que ni siquiera lee correctamente. El año 1943, en Angers, han obtenido certificado de estudios primarios 25 adultas de 15 a 18 años. Cada sección cuenta con un curso general adaptado, en los comienzos sencillo, más completo después, conducente al certificado de estudios; nos preocupa también que las jóvenes ingresantes, dotadas de más completa instrucción, no solamente puedan conservar lo adquirido, sino que avancen en nuevos conocimientos. FORMACION DEL GUSTO ARTISTICO.- a) Canto-Música.- El elemento artístico debe proporcionar su aporte en la formación de estas naturalezas en extremo sensibles, que muy frecuentemente son más accesibles de lo que se cree a la verdadera belleza. Sin hablar de los cantos ejecutados durante las labores del día, y en las ceremonias religiosas, se enseña en forma regular el solfeo, y varias aprenden también instrumentos músicos. En Angers, la sección reformatorio tiene una orquesta: violín, mandolina, guitarra, violoncelo, y hasta contrabajo, que permite organizar verdaderos pequeños conciertos para alegría de todas, pues la música es siempre bien apetecida. b) Representaciones dramáticas.- En ciertas épocas ponen de relieve sus talentos dramáticos, y preparan verdaderamente escenas encantadoras y educativas al mismo tiempo. Los domingos de invierno cada familia por turno tiene a su cargo organizar la “soirée” con el concurso de sus miembros; así cada una pone por obra las iniciativas personales y tiene ocasión de sacar a luz sus pequeños talentos. La fiesta de la Directora, la fiesta del trabajo, dan lugar a un mayor regocijo. IMPORTANCIA DEL TRABAJO.- Formación doméstica.- Abordamos ahora la cuestión trabajo. Lo más común es que la joven adolescente jamás se haya entregado a un trabajo asiduo y concienzudo. Todo está por hacer en este punto. Ese pasado lleno de malos recuerdos estuvo casi siempre vacío de ocupaciones regulares y de trabajo en general. Una vez rehabilitadas, seguras de sí mismas, confiadas en el porvenir, les queda aún el adquirir amor al trabajo, el aprender a trabajar, pues una semi-ociosidad es también madre de todos los vicios. Al presente y en lo futuro es preciso que nuestras jóvenes estén útilmente ocupadas; se impone el trabajo para mantenerlas en disciplina y para prepararlas a ganarse honradamente la vida. Se les enseña labores de lencería, costura, remiendos, lavado; tienen cursos teóricos sobre todas las ramas; en la escuela de economía doméstica reciben detalladamente la enseñanza del cuidado del hogar familiar. Lo que más parece interesarles es la puericultura, aquí se las sorprende en su verdadero aspecto: tienen el instinto maternal. No se sabe dónde lo aprendieron ya que jamás conocieron las ternuras de una madre; tal vez la misma privación sufrida les engendra el deseo de darla a sus hijos; lo cierto es que siempre reclaman esta clase, y parece terminar demasiado pronto. A fin de cursos se organiza un examen, y las alumnas deben probar su capacidad; se exponen los trabajos de lencería, costura, tejidos, corte y confección. En la víspera cada una ha sacado a suerte la parte culinaria que le corresponderá: una tendrá que preparar las sobras de 6 maneras distintas, otra hace 6 sopas diferentes, aquella s formas de presentar la carne o los huevos, etc., finalmente la última preparará un menú completo. Estos platos también entran en la exposición y son examinados. Ellas tienen que dar cuenta del precio invertido en la preparación de sus respectivas comidas. Por la tarde es la prueba oral. Este procedimiento estimula su buena voluntad tanto más que les dan premios consistentes en objetos útiles para su futuro hogar. La perspectiva de preparar un futuro alienta nuestras niñas para poner todo por obra a fin de obtener un resultado. Además de la instrucción general estos cursos de economía doméstica, y corte y confección, dados por profesoras diplomadas, han obtenido los siguientes resultados (en Angers), en 1943: 14 alumnas fueron recibidas en la C.A.P. de costura y lencería; actualmente varias se preparan para el próximo año. Tenemos en perspectiva nuevas ramas: taquigrafía, planchado y confección de sastrería. NECESIDAD Y BENEFICIOS DE LA FORMACION RELIGIOSA.- Intencionalmente hemos callado hasta ahora un punto de vista de capital importancia: evidentemente la atmósfera de la Casa de reeducación debe ser cristiana. No hablamos aquí de un cristianismo integral, sino al contrario, expresamente simplificado; un ambiente más bien que una enseñanza. El ambiente común de una familia verdaderamente cristiana, en la cual se cree en Dios y se les muestra a las niñas más con obras que con palabras. En la Capilla, en la sala de labores, en todas partes; en las conferencias, catecismos, en todo momento Dios aparece, Dios se insinúa, Dios toma posesión de casi todas las almas. Ninguna obligación o premura; sólo se espera, lo que se crea es la atmósfera. La vida cristiana les presenta la variedad de sus fiestas litúrgicas, hechas más sensibles por las explicaciones recibidas, y por el Misal, gracias al cual pueden unirse a las ceremonias de la Iglesia. Añadamos a esto funciones hermosas y cautivadoras, bien organizadas, acompañadas de buenos cantos; nada pesado, siempre una participación espontánea, libre, deseada. Las prácticas religiosas no son obligatorias para nuestras jóvenes, tienen entera libertad, ni se permite en torno de ellas ninguna alusión al respecto. La Misa diaria es facultativa, el reglamento implica sólo la Misa del domingo, y las que no van por convicción encuentran al menos en este acto un medio de formación de la voluntad, formación persuasiva, continua, y determinando cada iniciativa. Cabe una objeción: esto se presta a la hipocresía. Ciertamente, pudiera temerse que ellas quisieran “quedar bien” con sus apariencias de piedad; pero aquí se impone un principio práctico a la educadora: no apoyarse en la piedad para sus manifestaciones de estima. Lo que merece recompensa es únicamente el trabajo a conciencia, la franqueza, la camaradería, el orden, los buenos modales. Se guarda la más absoluta imparcialidad con todas, sea cual fuere su participación de los cultos, y estamos convencidas de que ninguna se cree obligada a obrar exteriormente en manera opuesta a sus convicciones. RELACIONES CON LAS JOVENES QUE HAN EGRESADO.- Nuestras niñas al irse son entregadas a sus familias, o colocadas. Por correspondencia las seguimos adonde están; muchas se ven sostenidas por este medio, puesto que conservan gran adhesión a las Madres; numerosas son las que vuelven regularmente a visitarnos, les gusta encontrarse reunidas los domingos, y hablar con las Religiosas de sus dificultades y temores, luego se van alentadas, vigorizadas. Una vez por año se les permite pasar unos días de vacaciones dentro de la Casa, y se regocijan de antemano ante tal perspectiva. Nuestro deseo es poderlas seguir aún más cuando están colocadas y sin sostén; a este efecto, hemos decidido tener una Asistente Social que las visitará a domicilio, verá dónde están colocadas, las ayudará a vencer sus dificultades, a emplear bien sus horas libres y el dinero que ganan, etc. CAUSAS DE REINCIDENCIA.- La causa principal de reincidencia de nuestras jóvenes es la corta estadía en nuestras Casas. Frecuentemente acontece que habiendo sido confiadas por los Tribunales hasta los 18 o 21 años, las reclaman sus padres a los pocos meses, y obtienen su pedido. Si son los mismos padres que las internan, rara vez tienen la firmeza necesaria y fácilmente se contentan con una mejoría exterior y superficial; un cariño mal entendido paraliza los esfuerzos de las educadoras, por medio de frecuentes visitas que fomentan el deseo de una próxima salida, pues, fatalmente cuando tienen la salida en perspectiva les impide el someterse a un trabajo serio. Y estas adolescentes que apenas saben escribir, sin oficio ninguno, son nulas para el hogar. ¿Cómo puede en semejantes condiciones, el realizar en pocos meses una tarea educativa que necesitaría muchos años de esfuerzos?. Devolver esas niñas a la familia es arrojarlas al mal sin esperanzas de enmienda. Casi siempre ellas mismas aprecian la formación recibida y desean aprovecharla. No es extraño el verlas insistir con sus padres para que les prolonguen su internado; comprenden que la ignorancia de un oficio, y la vuelta prematura al hogar serán su causa de perdición; y acontece lo inevitable: viéndose con obligaciones insuperables, incapacitadas para ocupar un puesto conveniente, se apodera de ellas el desaliento, y de inmediato sigue una vida de desórdenes. Difícilmente se da el caso de que una permanencia de relativa duración no obtenga resultados satisfactorios. Prueba evidente los pocos ejemplos siguientes escogidos entre mil: LEONCIA, de 17 años, nos fue confiada en 1935 por la Directora de su pensionado, porque era preciso vigilar su moralidad. Reclamada por su tutor en 1938, fue llevada al mismo, pensionado como maestra-alumna para preparar su “brevet” elemental, después se casó. Su marido es carcelero, y ella educa bien su hijito y está empleada. SUSANA, ingresó a los 16 años, enviada por el Tribunal por ultraje público al pudor. De moralidad malísima. Tiempo de reclusión: desde agosto de 1935, hasta agosto 1939. A la salida dejó muy satisfecha a su tía que es comerciante, luego se casó con un honrado obrero y educa perfectamente su hijita. GISELE, de 15 años, hija de hortelanos, confiada en 1936 por sus padres por ser perezosa y de malas costumbres. En 1940 se la llevaron sus padres quedando enteramente satisfechos de su determinación. Se casó con un hortelano también, y acaba de ser mamá por segunda vez. Los siguientes ejemplos, al contrario, prueban que una corta permanencia en la Casa, hacen completamente inútiles los esfuerzos realizados en pro de la rehabilitación: JUANITA, de 15 años, de moralidad dudosa, egresa a los 11 meses, casi en seguida vuelve a caer. RENEE, de 16 años, es traída por su padre a causa de su mala conducta y a los 3 meses es retirada por el mismo. Sin pasar mucho tiempo solicitan sus padres el reingreso, la acogemos nuevamente, pero es tal su actitud que por el bien general, nos vemos obligadas a devolverla a la familia. OTRA, al cabo de 8 meses, cuando su conducta daba hermosas esperanzas, fue retirada por sus padres, contra su propio deseo, y se encadenó de nuevo en aquellas mismas malas ocasiones que ella preveía sabiendo que no tenía fuerzas suficientes para sobreponerse. MARTHA, de 19 años, internada por el Tribunal hasta los 21, por vagancia y robo, a los 11 meses sale por insistentes trámites de sus padres, apenas llega al hogar se fuga, y por mucho tiempo no la encuentran. Sus padres hacen cuanto pueden para que se ordene su reingreso, pero ya son pocos los meses que faltan para la mayoría y no será posible en ese término efectuar un trabajo serio. ......................................................................................................................................... Llenas de confianza en el porvenir las religiosas del Buen Pastor, persiguiendo el fin de su Instituto, tratan de realizar en su plenitud, el programa de rehabilitación que Sociedad mujeres fuertes y verdaderas madres de familia. dé a la ANEXO 2 -Formular hipótesis sobre modo de intervención en el proceso de formación docente que posibiliten el resignificar las representaciones sobre la persona ciega. 2- MARCO TEORICO Concepto de Representaciones Sociales Se trata de una noción de gran actualidad teórica dentro de las Ciencias Sociales y además, sumamente rica para pensar algunas vicisitudes de la Formación de docentes en el Profesorado de Ciegos del Instituto Superior del Profesorado. Esta noción es trabajada por muy diversos autores quienes desarrollan ópticas diferentes. Vamos a tomar sólo algunos de ellos. En el campo de la Psicología, su estudio está ligado al análisis más general del fenómeno de la representación entendida como “reconstrucción del objeto”. Debemos reconocer, sin embargo, que pensadas “como sociales”, las representaciones fueron por Durkheim, quien bajo el término “representación colectiva”, ya en 1898, la incorporó como tema de la Sociología. Durkheim las consideró autónomas del sustrato psicológico (representaciones individuales) del mismo modo que las representaciones individuales cobran independencia respecto del sustrato fisiológico. Se fundamenta en que las representaciones colectivas nacen de las asociaciones entre los hombres; por eso toman las características de la agrupación humana de que se trate; las mismas personas producirán representaciones colectivas diferentes en una organización social diferente. A tal punto las representaciones colectivas adquieren especificidad (respecto a las representaciones individuales) que el individuo las vive como obligatorias: imposiciones desde afuera. En segundo lugar, no derivan nunca de individuos aislados, sino del concurso de ellos: “sin duda, en la elaboración del resultado común, cada uno aporta su parte; pero los sentimientos privados no devienen sociales más que combinándose bajo la acción de fuerzas sui géneris que desarrollan la asociación (...) La resultante que se desprende pues cada espíritu individual, como el todo desborda la parte” (Durkheim, 1898). En tercer lugar, las representaciones colectivas, se reagrupan siguiendo leyes que les son propias. Para Durkheim las representaciones colectivas cumplen una importante función y que la sociedad necesita de una representación hasta de sí misma para orientar la acción. Piensa que la sociedad es un “organismo de ideas”, en la cual los hombres se encuentran ligados por una conciencia común. Conciencia común o “conciencia colectiva” remite al conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una misma sociedad. Esta conciencia colectiva es difusa respecto a toda la extensión de la sociedad, pero tiene caracteres que la identifican y delimitan dentro de un sector social. Por ej.: la división del trabajo, junto con la especialización que trae aparejada, hace más débil la cohesión de todo el conjunto en la conciencia colectiva. Las representaciones colectivas son una de las tres instancias que componen la sociedad...” representaciones colectivas propiamente dichas (ideales colectivos, valores comunes, leyendas y mitos, creencias religiosas, ideologías)”. Las otras instancias son: “las instituciones (modelos acostumbrados, opiniones admitidas, preceptos morales, fórmulas del derecho, formas políticas y económicas, definiciones de roles profesionales)” y “la base material (volumen, densidad y distribución de la población, objetos materiales como edificios, vías de comunicación, instrumentos tecnológicos)”.Estas tres instancias tienen entre sí relaciones de causalidad recíproca tal como lo pone en evidencia el doble proceso permanente de creación de un universo de normas válidas y representaciones, y por otro lado de cristalización en instituciones u objetos más o menos fijos; esto explica los conflictos entre los valores emergentes y las instituciones ya existentes; contradicción entre inercia y cambio. Es también inevitable referir los aportes de Sigmund Freud desde el Psicoanálisis para comprender la implicación inconsciente de los sujetos en los sistemas sociales de representación. Los procesos Psicológicos de introyección, proyección, identificación, represión, que intervienen en la constitución subjetiva, cumplen un papel también constitutivo en la génesis de las representaciones sociales, como en las vicisitudes y transformaciones que éstas sufren a través del tiempo. Dichos procesos psicológicos se articulan con determinantes de orden social y cultural ligados a las prácticas sociales de los sujetos y a los vínculos interpersonales, grupales e institucionales. Por todo esto, Freud es tal vez el autor de mayor peso a la hora de indagar el valor significante de las representaciones sociales. Freud no trabaja la noción de “representación social”, pero en varias de sus obras postula la existencia de un “alma colectiva”, “inconsciente colectivo” en el que se cumplen procesos similares a los de la psiquis individual. Dice en Tótem y Tabú: “Si los procesos psíquicos de una generación no prosiguieran desarrollándose en la siguiente, cada una de ella se vería obligada a comenzar desde el principio el aprendizaje de la vida, lo cual excluiría toda posibilidad de progreso en este terreno”. ¿ Podrían pensarse tal vez las representaciones sociales como formaciones del inconsciente colectivo?, Ahora bien, sobre la representación específicamente, Freud planeta que son investiduras de huellas mnémicas. La huella mnémica refiere a algo más que a una impresión del objeto que guarda similitud con él; es un signo siempre coordinado con otros y sin necesaria relación directa y causal con una determinada cualidad sensorial. El conjunto de huellas mnémicas, la memoria, es más que un simple receptáculo de imágenes que reflejan objetos. ¿Porqué hablamos de investiduras de las huellas mnémicas cuando hablamos de “representación”? La investidura remite a la idea de catexis, carga pulsional, energía psíquica proveniente del ejercicio de la pulsión. Vale decir, en la representación actúa siempre el deseo inconsciente. Freud diferencia dos niveles; la representación- cosa y la representación-palabra”...la representación consciente ( ó preconsciente) abarca la representación –cosa más la correspondiente representación- palabra, y la inconsciente es la representación-cosa sola”.(1915, Lo inconsciente). La representación –cosa es un complejo asociativo de las más diversas representaciones visuales, acústicas, táctiles, kinestésicas y otras. Estas se configuran siempre dentro de un contexto humano en el cual los objetos sólo tienen sentido en la medida en que se dan relacionados a un “otro” con el cual el sujeto mantiene un lazo importante. Una representación-cosa se articula con otras por vías o cadenas asociativas. La causalidad inconsciente que las vincula está regulada, según Freud, por la lógica del Inconsciente, basada en la disposición a organizar sentidos instituyentes de la realidad a partir de teorías explicativas (por ej. En las teorías sexuales infantiles). Las representaciones-cosa, así ordenadas, ofrecen la base par entender e interpretar las percepciones y experiencias ulteriores, las cuales a su vez, sirven como materia prima de las representaciones-cosa, y ratifican o rectifican las propias teorías inconscientes que ellas constituyen. Las representaciones-cosa en tanto pertenecen al sistema Inconsciente, son reguladas por sus leyes. Por ej. La de movilidad de las cargas a través del desplazamiento y la condensación en el proceso primario. La representación- palabra es compleja, compuesta por elementos acústicos, visuales y kinestésicos, a saber: “la imagen sonora”, “la imagen visual de las letras”, la “imagen motriz del lenguaje” y la “imagen motriz de la escritura”. Entre las representaciones-cosa y las representaciones- palabra se da una relación equivalente a la que existe entre contenido latente y contenido manifiesto (sueño, síntoma, etc.) La representación-cosa otorga significado a la representación palabra. La representación palabra implica un pasaje al proceso secundario por eso incluye la toma de conciencia. Las representaciones Inconscientes constituyen por asociaciones diversas (desplazamiento, condensación) sistemas significantes, pero no siempre conforman una unidad armónica. En realidad, en el pensamiento freudiano la idea de conflicto y ambivalencia aparecen como la regla: característica esencial de la constitución de la subjetividad. “Ambivalencia” remite a “presencia simultánea, en la relación con un mismo objeto, de tendencias, actitudes y sentimientos opuestos, especialmente amor y odio”- (Laplanche y Pontalis, pág. 20). En Tótem y Tabú (1912-13), Freud dice “El carácter principal de la constitución psíquica así fijada reside en aquello que según la acertada expresión de Bleuler-podríamos llamar la actitud ambivalente del sujeto con respecto al objeto, o más bien el acto prohibido. Experimenta de continuo el deseo de realizar dicho acto pero le retiene siempre el horror que el mismo le inspira. Esta oposición de las dos corrientes, no resulta fácilmente solucionable, pues la localización de las mismas en la vida psíquica excluye toda posibilidad de encuentro. Mientras que la prohibición es claramente consciente, la tendencia prohibida, que perdura insatisfecha, es por completo inconsciente y el sujeto la desconoce en absoluto. Si así no fuera, no podría la ambivalencia mantenerse durante tanto tiempo ni producir las manifestaciones a que acabamos de referirnos”. Otro concepto freudiano necesario para pensar aspectos del interjuego fundante de la “representación social” es el de fantasma. En Laplanche y Pontalis (pág.141) se define como “Escenificación imaginaria en la que se halla presente el sujeto y que representa, en forma más o menos deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo y, en último término, de un deseo inconsciente”. “El fantasma se presenta bajo distintas modalidades; fantasías conscientes o sueños diurnos, fantasmas inconscientes que descubre el análisis como estructuras subyacentes a un contenido manifiesto, y fantasmas originarios”. Los términos “fantasía”, “fantasmática”, sugieren inevitablemente la oposición entre imaginación y realidad (percepción). Si se hace de esta oposición un eje de referencia fundamental del psicoanálisis, habrá que definir el fantasma como una producción puramente ilusoria que no resistiría una aprehensión correctora de lo real”. Freud contrapone al mundo interior, que tiende a la satisfacción por ilusión, un mundo exterior que impone progresivamente al sujeto, por mediación del sistema perceptivo, el principio de realidad”. Siguiendo el pensamiento psicoanalítico podemos decir que la relación entre los aspectos latentes y manifiestos de la representación (tema que nos ocupa) tiene correspondencia con la relación que existe entre “fantasma” y representación. El psicoanálisis entonces, nos permite entender la universalidad de ciertas representaciones que tienden a formar sistemas de representaciones sociales, a partir de los fantasmas originarios ( castración, escena primaria, seduccion). Por otra parte también las características del objeto (para nuestra investigación: ”la ceguera”, ”el ciego”) tal como se ofrece en un contexto histórico particular, contribuye a esa tendencia a extender la representación a muchos sujetos y en consecuencia a su constitución como representación social. Quien específicamente formaliza la noción de “representación social” es la escuela de Psicología Social de Sege Moscovici. Según los aportes de Denise Jodelet (1968):”Representación” refiere tanto al proceso como al producto de la construcción mental de la realidad. El individuo se apropia de la realidad dándole un significado, y es según ese significado que actúa sobre ella. Sólo existen “realidades representadas ” por los individuos o grupos. Una representación es social cuando: a) se extiende a una colectividad (criterio cuantitativo), b) se considera la expresión de una organización social (criterio de producción) y c) contribuye a los procesos de formación y orientación de las conductas y comunicaciones sociales (criterio funcional). El producto- contenido-significación de la representación, ordena lo percibido en un sistema coherente. Incluye aspectos simbólicos (matriz dinámica) y conceptuales (matriz conceptual). Funciona como un medio para interpretar lo real y también como ideal a cumplir, como una norma a juzgar. Hace que lo extraño se vuelva familiar, alineado lo desconocido en lo conocido de manera que resulte menos amenazador y que lo invisible se torne visible. Es una preparación para la acción, guía el comportamiento definiendo los objetos, situaciones y respuestas adecuadas. Una representación se estereotipa como protección contra la amenazas de cambio. Para Jodelet la noción de representación social nos sitúa en el punto donde se intersecta lo psicológico y lo social. Se trata de un conocimiento socialmente elaborado y compartido “...designa una forma de conocimiento específico, el saber de sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales socialmente caracterizados. “...designa una forma de pensamiento social”.”...constituyen modalidades de pensamiento práctico orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal”. Existen, según Jodelet... “diversas maneras de formular cómo se elabora la construcción psicológica y social” de una representación social. “Una primera óptica se limita a la actividad puramente cognitiva...” “Un segundo enfoque pone el acento sobre los aspectos significantes de la actividad representativa... el sujeto es productor de sentido, expresa en su representación el sentido que da a su experiencia en el mundo social...” Cuando es propia de sujetos que comparten una misma condición social o una misma experiencia social, la representación frecuentemente se relaciona con una dinámica que hace que intervenga lo imaginario. Situada en el cruce de las coacciones que pesan sobre el individuo y de los deseos o carencias que hacen eco de ellas, la representación expresa y permite trascender sus contradicciones” (René Kaës, 1968). “Una tercera óptica trata la representación como una forma de discurso y desprende sus características de la práctica discursiva de sujetos situados en la sociedad”. ...”En la cuarta óptica es la práctica social del sujeto la que es tomada en consideración. Actor social inscrito en una posición o lugar social, el sujeto produce una representación que refleja las normas institucionales derivadas de una posición o las ideologías relacionadas con el lugar que ocupa. Para el quinto punto de vista, el juego de las relaciones inter grupales determina la dinámica de las representaciones”. ...”Moviliza una actividad representativa destinada a regular, anticipar y justificar las relaciones sociales establecidas”. “Finalmente, una última perspectiva más sociologizante que hace del sujeto el portador de determinaciones sociales...basa la actividad representativa en la reproducción de los esquemas de pensamiento socialmente establecidos.. ideologias dominantes...”. Nosotros destacamos dentro de las ópticas mencionadas el concepto de “representación social” en René Kaës. Este autor incorpora un enfoque psicoanalítico a las nociones de Moscovici. ANEXO 3 DECLARACION DEL XXVII CAPITULO GENERAL “Pues yo voy a realizar una cosa nueva, que ya aparece, ¿no la notan? (Is. 43,19) Re- Nacer al siglo XXI para nuestra Congregación del Buen Pastor debe significar una liberación para nosotras mismas y para los otros. Por eso como mujeres, religiosas consagradas, nos hemos atrevido a ver nuestro Mundo con una mirada nueva. Algo nuevo e inimaginado está naciendo en nosotras, al atrevernos a soñar en modelar un nuevo sentido de Inernacionalidad: una gran cadena de comunicación, apoyo y cooperación entre las provincias, más allá de las fronteras, regiones y continentes por el bien de la misión. Lo que Santa María Eufrasia hizo en 1835 gestando el Generalato, fue una respuesta profética a las necesidades urgentes de su tiempo. Hoy, al impulsar el renacer de Nuestra Misión del Buen Pastor, también nosotras debemos dar un testimonio profético, engendrar nueva vida y dar respuestas creativas a las necesidades apremiantes de nuestro tiempo. En este XXVII Capítulo General, inflamadas del celo y esperanza cristianas, nos hemos comprometido en un profundo proceso de reflexión teológica, viendo la realidad de los problemas del mundo y sus causas, juzgando soluciones según los valores del evangelio, y actuando para ofrecer a las personas excluidas un futuro de esperanza. La mirada sobre las figuras de mujeres portadoras y engendradoras de vida, nos desafían a crear nuestro propio estilo femenino de espiritualidad, organización y servicio. Como “Buenas Pastoras” queremos ser “portadoras de vida” para los pobres de nuestro mundo, por eso nos comprometemos a: - Enlazar nuestros apostolados directos para cambiar las estructuras de la sociedad, particularmente aquellas que explotan a las mujeres y niños o denigran la dignidad de la persona humana. - Desarrollar una perspectiva femenina común en la formación, reforzando los valores éticos, evangélicos y congregacionales, e incluyendo una dimensión socio-política para trabajar competentemente y tomar posturas corporativas congregacionales. - Fortalecer nuestra universalidad, para dar un impulso nuevo a nuestro celo misionero, e inculturar el evangelio y el carisma más allá de nuestra frontera; siendo disponibles para aprender nuevos idiomas y experimentar nuevas culturas. - Evaluar y adaptar nuestro estilo de vida a las exigencias de nuestra misión y testimonio evangélico en coherencia con nuestro compromiso como religiosas, haciendo elecciones en oposición a las culturas del consumismo y el individualismo. - Vivir plenamente nuestra INTERNACIONALIDAD (estamos presentes en 67 países) y hacer uso máximo de nuestro Status ONG en las Naciones Unidas, a través de una red de trabajo a nivel local, nacional, internacional, con organizaciones confesionales y no confesionales, para influenciar o cambiar estructuras que crean y profundizan las brechas entre ricos y pobres. - Trabajar para influenciar y disminuir los efectos destructivos de la globalización de la economía. Esto puede exigir nuestro compromiso político y una radical toma de posición al lado de los pobres y excluidos. - Utilizar de manera eficiente los medios masivos de comunicación social y la nueva tecnología para organizar una red de trabajo competente, dentro y fuera de la Congregación, difundir información, concientizar y denunciar diferentes situaciones. - Revisar nuestras estructuras de gobierno, desde la base hasta el nivel general, y adoptar modelos flexibles, relacionales, participativos, circulares. En nuestra Declaración del Capítulo General estamos lado a lado con nuestras Hermanas Contemplativas, quienes en su Declaración de la III Asamblea General de 1997 manifiestan: “Estamos llamadas a testimoniar la primacía de Dios, a transformar el mundo por la oración, el silencio, la soledad, la vida fraterna, la abnegación evangélica, el celo...” Celebramos la fidelidad creativa de la Asamblea/Capítulo General, y en reciprocidad de fe continuamos nuestro camino, buscando el re-nacer de nuestra misión en la Iglesia y en nuestro mundo en acelerada mutación. Angers, 6-31 de Julio de 1997. Anexo 4 “En nuestro compromiso con la reconciliación como ONG con status especial ECOSOC, hacemos demandas a las Naciones Unidas para promover la Justicia y la Paz...” Agosto de 1999. Estimadas Hermanas, Asociados, Colaboradores, y Amigos: Al llegar 1º de Enero del 2000, el Papa Juan Pablo II estará llamando a todos los Cristianos para el Día Mundial de Paz. Esto nos da la oportunidad de afirmar nuestro compromiso por la justicia y la paz como Congregación Internacional y como comunidades locales. A lo largo de la llamada del Papa por la paz, muchas personas de buena voluntad están buscando que cese la violencia que ha afligido tanto nuestro último siglo. Se creó una Red Mundial para la Paz conocida como RED MILENIO- ASAMBLEA DE LOS PUEBLOS, la cual surgió de la Conferencia de la Haya para la Paz (H A P) que se tuvo en Mayo, 1999. Además, la Red Milenio-Asamblea de los Pueblos pidió a la ONU unir su voz en todo el mundo hacia una nueva responsabilidad para determinar nuestro destino en el próximo milenio. La Apelación de La Haya para la Paz ha sido parte de la Asamblea de los Pueblos. Igualmente, un proyecto de Iniciativa de Religiones Unidas que es una inter-fe que construye la paz, es un proyecto de Red Milenio – Asamblea de los Pueblos, que ofrece una invitación para hacer la paz y orar durante las 72 horas cuando nuestro siglo entre al nuevo milenio. A través de: nuestra atención del jubileo, de los esfuerzos locales innumerables como las campañas de la moratoria de la pena de muerte, del establecimiento de nuestra ICJPC, y a través de nuestro trabajo de ONG, nuestra Congregación ha tomado esta responsabilidad en serio. La convergencia de todos estos proyectos, a veces en una serie complicada de nombres, nos dan la oportunidad de continuar estando de pie con todas las personas de fe y con nuestra Iglesia en un compromiso para construir una Cultura de Paz en nuestro tiempo, en una posición profética. Para unirnos en este enfoque como Congregación, les estoy incluyendo en esta carta un poco de información: - Un resumen breve del HAP, recopilando del informe que Sister Lalini Gunawrdene hizo a la ICJPC después de su asistencia a / y participación en la conferencia en Mayo. - Una invitación para UDS. Y sus comunidades para participar en el Proyecto de las 72 Horas. Yo me he implicado como congregación ONG en que apoyaremos esta iniciativa. Uds. Pueden pedir información adicional para su grupo local del folleto de información. (...) La ICJPC decidió en su encuentro en Julio, en México, que a través de nuestra presencia de ONG en NY, yo continuaría la llamada de La Haya para hacer la paz a través de la unión de las ONG que están trabajando para asegurar un contenido espiritual y un énfasis en hacer la paz. Junto con el otro trabajo del comité a la ONU en New York, yo estaré involucrada en el GRUPO del ENFOQUE EN LA RELIGION Y ESPIRITUALIDAD que seguirán las metas de Agenda de La Haya. Ciertamente esto va de la mano con nuestra abogacía por las mujeres, jovencitas, la justicia económica, los problemas de mujeres en prostitución/tráfico, y los derechos humanos. Atentamente, Clare Nolan Representante de ONG, la Congregación de Hermanas del Buen Pastor. ANEXO 5 Abrir archivo "países" en este mismo disquet. INDICE BIBLIOGRAFICO A.A.V.V., La educación en valores , 2º edición, Madrid, PPC editorial y distribuidora S.A.,1997., Cap.4:GREGORIO GARCÍA, A. de; LA educación en valores en el proceso de personalización de los alumnos. A.A.V.V., La educación en valores, 2ª edición; Madrid, PPC. Editorial y distribuidora S.A.,1997, Cap. 3: FERREIROS,P., Las concepciones actuales de educación moral.Aportación desde la perspectiva cristiana. A.A.V.V.; BUTHET, C.Y BORRI M. DE MASTEGUI, compiladores; Pobreza urbana y políticas Sociales en la ciudad del 2000; Córdoba, Ed. Origen SRL, julio 1999. 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INDICE DE TABLAS ESQUEMA CONCEPTUAL: FAMILIA MARGINAL Y FAMILIA EN RIESGO ................... pág. 41 TIPIFICACIÓN DE SITUACIONES DE LA NIÑEZ ........................................................ 43 INTERNACIONALIDAD: LA RED DEL BUEN PASTOR ................................................ 180 INDICE GENERAL INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... pág. 5 CAPITULO I: MARCO HISTORICO, SOCIAL Y CULTURAL DE LA EPOCA ASPECTOS HISTORICOS DE FINES DE SIGLO XVIII. ................................................ pág. 9 ALGUNOS DATOS HISTORICOS DEL SIGLO XIX. ....................................................... 12 A. LA SITUACION DE LA MUJER EN ESTE PERIODO. .................................... 13 CORRIENTES DE PENSAMIENTO EDUCATIVO. SIGLO XVIII. ................................... 15 UN SIGLO LIBERAL. EL SIGLO XIX. .............................................................................. 18 A. CATOLICOS INSTRANSIGENTES Y CATOLICOS LIBERALES .................. 19 BIBLIOGRAFIA. .............................................................................................................. 21 CAPITULO II: MARIA EUFRASIA, UNA MUJER DEL SIGLO XIX. LOS RASGOS DE SU INFANCIA Y SU PERSONALIDAD ............................................. pág. 24 EN EL PENSIONADO DE TOURS. ................................................................................. 26 ROSA VIRGINIA PELLETIER ES SANTA MARIA EUFRASIA. ....................................... 29 BIBLIOGRAFIA. ............................................................................................................... pág. 32 CAPITULO III: UNA DECISION EDUCATIVA A FAVOR DE LA MUJER EN SITUACION PROBLEMÁTICA. DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIOLOGICA. .............................................................. pág. 36 FAMILIAS Y NIÑOS EN RIESGO. .................................................................................. 39 A. FAMILIA MARGINAL Y FAMILIA EN RIESGO. .................................................. 40 B. NIÑOS EN RIESGO Y SU CONTEXTO FAMILIAR: ESQUEMA CONCEPTUAL. 41 LA TEMATICA DE LA PREVENCION.............................................................................. 44 A. LA INTERNACION: UNA MODALIDAD DE LA INTERVENCIÓN ANTE LA NIÑEZ EN RIESGO................................................................................................... 46 ALGUNOS ASPECTOS PSICOLOGICOS DE LA DELINCUENCIA. ............................ 48 LA SOCIALIZACION COMO APRENDIZAJE. ............................................................... 54 DESDE LA PERSPECTIVA DEL GENERO. .................................................................. 56 BIBLIOGRAFIA. ............................................................................................................... 61 CAPITULO IV: LA EDUCACION SEGÚN SANTA MARIA EUFRASIA. HACIA UNA DEFINICION DE EDUCACION SEGÚN EL PROPIO AMBITO DE SENTIDO DE SANTA MARIA EUFRASIA......................................................................... pág. 65 SU CONCEPCION SOBRE LA PERSONA .................................................................... pág. 65 LA EDUCACION COMO PROCESO DE PERSONALIZACION. .................................... 69 A. EDUCAR EN Y PARA LA LIBERTAD ............................................................. 76 B. EDUCACION EN LOS VALORES. ................................................................. 81 1. El valor y la conducta moral. ........................................................................... 82 2. La educacion en valores en los procesos de insercion social. ........................ 88 BIBLIOGRAFIA. .............................................................................................................. 99 CAPITULO V: LAS REPRESENTACIONES Y SU INFLUENCIA EN LA INTERACCION EDUCATIVA. EL FENOMENO DE ESTIGMATIZACION Y EXCLUSION SOCIAL ............................... pág. 107 EL PROBLEMA DE LAS DIFERENCIACIONES TRANSFERIDO A LA EDUCACION. .. 110 CONCEPTO DE REPRESENTACIONES. ...................................................................... 112 A. LAS EXPECTATIVAS DE MARIA EUFRASIA SOBRE LAS PERSONAS A SU CARGO.......................................................................................................... 114 B. LA REPRESENTACION QUE LA JOVEN TIENE SOBRE LAS RELIGIOSAS. . 117 C.EL CONCEPTO QUE LA EDUCADORA TIENE DE SI MISMA ....................... 120 BIBLIOGRAFIA ................................................................................................................ 123 CAPITULO VI: LA FORMACION DE LAS ACTITUDES LA FORMACION Y EL CAMBIO DE LAS ACTITUDES. .............................................. pág. 128 A. LAS ACTITUDES COMO CONTENIDOS DE ENSEÑANZA. ........................... 130 B. PROCESO DE APRENDIZAJE DE LAS ACTITUDES. .................................... 131 1. Socialización. ................................................................................................... 131 2. El aprendizaje condicionado: el refuerzo social y el castigo. .......................... 133 3. El aprendizaje por imitación ............................................................................ 140 3.1. El grupo como factor de influencia ............................................................ 143 3.2. El entorno físico. ........................................................................................ 144 BIBLIOGRAFIA. ........................................................................................................... 146 CONCLUSIONES. ........................................................................................................ pág. 150 BIBLIOGRAFIA ........................................................................................................... 155 ANEXOS .................................................................................................................... 156 ANEXO 1 ....................................................................................................................... 157 ANEXO 2 ...................................................................................................................... 169 ANEXO 3 ...................................................................................................................... 176 ANEXO 4 ....................................................................................................................... 179 ANEXO 5 ...................................................................................................................... 181 INDICE BIBLIOGRAFICO .................................................................................................. 182 INDICE DE TABLAS E ILUSTRACIONES ........................................................................ ..188 INDICE GENERAL .............................................................................................................. .189