ARTÍCULO.INSPIRULINA.Materia, Vida y Conciencia.

Transcripción

ARTÍCULO.INSPIRULINA.Materia, Vida y Conciencia.
UNA PROPUESTA:CUANTUMS DE CONCIENCIA
Materia, Vida y Conciencia.
Fue Max PlanK el que descubrió, para asombro de toda la física de la época,
que la energía existía y se manifestaba en unidades precisas y medibles, que
él llamó Cuantums.
Es nuestra opinión en SINGULARIDAD que algo similar ocurre con la
expresión o manifestación de la vida. Pensamos, que hablar de vida implica
necesariamente hablar, en algún grado, de conciencia. Creemos que decir
vida, es precisamente decir conciencia. Lo que distingue a una montaña o un
planeta de una bacteria es precisamente la capacidad de respuesta que tiene
la bacteria a diferencia de la montaña o el planeta. Tocar una bacteria
generará una respuesta muy diferente a la que ocurre al tocar una montaña.
La respuesta particular de la bacteria viene dada por su capacidad de sentir o
experimentar, es decir por la conciencia que tiene de haber sido tocada. La
respuesta de la montaña, obedece solamente a las leyes que afectan a la
materia. La respuesta de la bacteria proviene de un universo de leyes que
incluyen pero trascienden a las de la materia. Estas leyes representan los
albores de las leyes que operan en la forma de existencia que llamamos
conciencia y que por ser inmaterial, posee leyes propias, diferentes de las del
universo de la materia.
La conciencia de la bacteria implica la aparición de una capacidad nueva. Es
un salto categorial. Es la aparición de una chispa de conciencia. Es nuestra
opinión que la conciencia se manifiesta también, al igual que la energía, en
forma de cuantums, Cuantums de Conciencia.
A mayor nivel de complejidad de la vida mayor nivel de conciencia. La
conciencia es una manifestación connatural de la vida compleja. La vida es
una manifestación que tiene grados, grados que se relacionan con el nivel de
cuantums de conciencia con los cuales esa vida en particular se está
manifestando. Una célula tiene un determinado nivel de conciencia, una rana
otro, un perro otro, un ser humano otro.
Una piedra no tiene conciencia. En el momento en el cual aparece un mínimo
de conciencia, un quantum de conciencia, aparece un quantum de vida. Al
incrementarse los niveles de conciencia se manifiesta la vida en niveles más y
más complejos en relación a los cuantums de conciencia. Cuantums de
conciencia más altos requieren incrementos paralelos en la complejidad de la
vida.
La complejidad de vida y conciencia llega un momento que requiere cambios
a nivel del universo- no- material –de- existencia de la conciencia, más allá
del nivel material de expresión de existencia de la vida con menos
conciencia, que es a su vez el plano de existencia de la materia compleja.
Los cambios a nivel del universo-no-material-de-existencia de la conciencia,
implica trabajar exclusiva o fundamentalmente con las leyes que operan a
ese nivel, cuyo estado más accesible en nuestra conciencia habitual son los
pensamientos, sueños, emociones y sentimientos, y estados de
manifestación de energías sutiles extra-materiales.
Es decir, llega un momento que la complejización de la conciencia y su
expansión y evolución no se puede dar con cambios ocurridos solamente a
nivel de la existencia material, donde se manifiesta la vida. Los cambios
requeridos deben darse en dimensiones de existencia propias de la
conciencia, niveles en los cuales las 4 fuerzas no operan, es decir un nivel de
existencia no material.
La conciencia y por ende sus atributos o formas de manifestación: el
pensamiento y las emociones (entre otros, pues estas manifestaciones
pueden ser muy burdas o densas comparadas con otras) existen de una
forma diferente a como lo hace el mundo material. En el mundo material
sabemos que imperan 4 fuerzas: la Gravedad, la Fuerza fuerte, la Fuerza débil
y el Electromagnetismo e igualmente sabemos que la materia posee unas
características de existencia que se dan en un espacio de 3 dimensiones y
que requiere tiempo.
La conciencia por el contrario no se ve afectada por las 4 fuerzas del mundo
material, simplemente no operan, no aplican. Igualmente el pensamiento
/conciencia no ocupa espacio, no tiene volumen ni peso. Manifestaciones de
conciencia a nivel del pensamiento todavía requieren de la dimensión del
tiempo; sin embargo en niveles más expandidos de la conciencia, la forma de
existencia deja de requerir de la dimensión temporal. En estos niveles la
forma de existir de la conciencia trasciende, está “más allá” de la materia, el
espacio y el tiempo.
En los niveles más básicos de surgimiento de la conciencia se requiere el
sustrato de la materia, tal es el caso por ejemplo de una célula o una
bacteria. En estos niveles, la expresión de la vida va asociada casi
directamente proporcional al nivel de expresión de conciencia.
Niveles de complejidad básicos o iniciales como los que se ven en una
bacteria o en un organismo unicelular manifiestan un nivel primitivo y básico
de conciencia. Es esta cualidad de poseer conciencia en algún grado lo que
hace que un organismo esté precisamente vivo o sea simplemente un
conjunto de componentes químicos agrupados. A medida que aumenta la
complejidad del organismo vivo, manifiesta un mayor grado de conciencia.
Hasta cierto nivel, el desarrollo o expresión de la conciencia va ligado
proporcionalmente a la complejidad de manifestación de la vida. Después de
cierto nivel ya los cambios a nivel de materia en el organismo vivo no son
suficientes para que continúe creciendo o expandiéndose la conciencia y los
cambios requeridos son ya en los niveles sutiles propios de la existencia de la
conciencia pura.
El ser humano se encuentra en el desarrollo final de la conciencia relacionada
con cambios a nivel material del organismo vivo que le sirve de sustrato, en
este caso, el homo sapiens. El desarrollo de la conciencia de aquí en adelante,
requiere cambios en el nivel sutil de existencia de la conciencia, en el plano
más allá de materia, tiempo y espacio. El trabajo cotidiano con la conciencia
sobre la conciencia es lo que permite el despliegue de ella misma en su
dimensión propia e inherente de existencia.
Vida y conciencia van ligadas inexorablemente en los comienzos. De hecho,
decir vida es decir un nivel de conciencia por pequeño que éste sea. Cero
conciencia es igual a cero vida.
Pero después de un determinado nivel, se desprende la relación entre vida
que también implica materia y las leyes del nivel de existencia de la
conciencia pura van cobrando más relevancia. Es decir, a partir de un
determinado nivel, el desarrollo ya comienza a ser inmaterial. La conciencia
cobra plena existencia en un nivel que le es propio y que está “más allá” de la
vida, entendida ésta como forma de conciencia que aún requiere del nivel
material para existir o manifestarse.
Las leyes que rigen en el nivel de existencia de la conciencia que ya ha
trascendido la vida en su nivel material, obviamente no son las leyes propias
que operan en el Universo de la materia.
El desarrollo de la conciencia a su máxima expresión tiene y requiere leyes
pero siempre recordando, que cuanto más expandida está la conciencia
menos leyes imperan más allá de ella misma. Sin embargo, hablar de esto
en nuestro habitual nivel de conciencia vigil no tiene ningún sentido. No es
posible que esto sea comprendido, es decir encerrado, dentro de los límites
propios de la razón humana.
El proceso de expansión de la conciencia hasta su propio nivel de existencia,
es similar al proceso de expansión de la vida en su relación con la materia.
Cuanto más incipiente sea la manifestación de vida, más relacionada estará
ésta con la materia, dado que el nivel de conciencia asociado a la vida
también es pequeño.
Igualmente cuánto menor sean los cuantums de conciencia que se
manifiestan en un determinada ser vivo, más cerca estará esa
vida/conciencia particular de ser afectada por las leyes de la materia, y por el
contrario, cuanto más expandida esté la conciencia, más y más se irá
alejando de la influencia de las leyes que operan a nivel material, hasta llegar
a un nivel en el cual el nivel desarrollado de conciencia ya no puede ser
afectado por las leyes del mundo físico.
Cuando la vida alcanza niveles altos de complejidad, las manifestaciones de
ella que se expresan fuera o “más allá” del plano de la materia (es decir la
manifestación sutil de vida que es la conciencia) comienzan a tener más y
más vigencia y expresión en el nuevo plano de existencia que le es propio tal
como explicamos más arriba.
Igualmente ocurre con el surgimiento de la materia a partir de la nada. De
provenir de la inexistencia y de la carencia absoluta de leyes, pasa a existir
dentro de parámetros que se van transformando hasta convertirse en las
leyes básicas que operan en el mundo de la materia.
En la Cosmovisión de Cuarta Singularidad, lo único realmente existente es
una trama de Conciencia, la cual al observarse a sí misma, o más bien a una
posibilidad de manifestación de sí misma dentro de infinitas posibilidades,
genera un “colapso de onda” dicho en términos cuánticos, que se expresa
como una forma de existencia con leyes particulares. En nuestro caso, el
universo en el cual existimos y que es lo que llamamos realidad.
En nuestro universo o forma de existencia material, al comienzo no existían
leyes, pues todo era solamente Conciencia Pura Inmanifestada. Al
manifestarse observándose a sí misma, comienzan a aparecer el tiempo, el
espacio y las primeras leyes básicas del universo de materia que nos es
familiar y que consideramos la realidad. En verdad, lo único Real, es la
Conciencia que subyace a todo lo que existe como manifestación de ella
misma. Los fenómenos carecen de esencia real y es en el plano de existencia
de la conciencia en donde podemos contactar con lo único y verdaderamente
Real.
A medida que esa materia va adquiriendo complejidad, se ve afectada por
nuevas leyes, provenientes de las originales que le sirven de base, pero que
no podían operar dado que no existía materia de un nivel de complejidad tal
en las que esas nuevas leyes pudiesen operar. Por ejemplo, las leyes que
aplican a nivel molecular requieren la existencia de moléculas, no basta que
existan los átomos. Igual ocurre, por ejemplo, con los compuestos químicos.
Las leyes que funcionan a nivel de la formación de ácidos, sales, alcoholes
etc. y que pautan después su manera de comportarse, requieren de la
existencia de esos compuestos para que dichas leyes puedan manifestarse.
A mayor complejidad de la materia llega un punto en el cual ésta
complejidad comienza a manifestarse de una manera nueva, esta manera
nueva que incluye a la materia muy evolucionada pero que la trasciende, es
precisamente la vida. Materia en niveles muy altos de complejidad implican
formas básicas de vida, las cuales requieren de la materia como elementos
que son afectados por la 4 fuerzas, pero como la vida ya lleva el germen de la
conciencia desde sus propios inicios, este germen ya comienza a escaparse,
incluso desde los más primitivos comienzos, a la unión con el plano de
existencia en el nivel material.
Existe, por ende, un claro y definido continuum, que por procesos de
complejización va generando nuevas formas de existencia las cuales son cada
vez más y más sutiles, es decir menos materiales, hasta llegar al estado
expandido de la conciencia que ya no requiere ni materia, ni vida ni leyes.
Siendo esto uno de los pilares que sustentan el pensamiento de Cuarta
Singularidad, hemos elaborado una serie de estrategias y tácticas para
trabajar con los estados más sutiles de nuestra esencia humana y favorecer
así el lograr hacernos diestros en el uso de estas habilidades. Esto ayudará,
sin lugar a dudas, a que el nivel de conciencia habitual en el cual vivimos se
expanda, favoreciendo de esta manera el paso al siguiente nivel de evolución
humana. Este siguiente nivel nosotros lo denominamos la Cuarta
Singularidad.
Héctor G. Gómez González
SINGULARIDAD

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