Alfonso Sánchez Sánchez

Transcripción

Alfonso Sánchez Sánchez
Alfonso Sánchez Sánchez
,
La voz de los marginados
Parroquia del Perpetuo Socorro
Misioneros Redentoristas
50006 - Zaragoza – Avda. Goya, 7
Impresión, maquetación e imágenes:
www.mediacioneimagen.com , jupiter images
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La voz de los marginados
ÍNDICE
Introducción.
Pag.10
1.- Dios es liberación.
Pag.12
Respuesta de los catequistas.
2.- “Nuestra vida se llama pobreza”.
Pag.18
3.-Los cursillos.
Pag.21
Delia Mercedes nos habla de los cursillos.
Impresiones de Segundo el Catequista.
Dejemos también que se exprese Gilberto.
4.- Asambleas familiares cristianas.
Pag.29
Nos habla Fortunato y José.
Pag.32
5.- La familia.
Impresiones de una catequista.
Nos habla otra catequista.
Un profesor opina.
Impresiones de algunos catequistas.
La tragedia de las familias.
Me dirijo a Bea.
Habla la señora Nico.
En el hogar de Consuelo y Juan.
Pag.47
6.- Profesores y alumnos.
Algunas respuestas de los profesores.
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La voz de los marginados
Pag.51
7.- Visita a los caseríos.
Santa Rosa, Miraflores y La Florida.
Shucayacu.
Gualulo.
8.- Último encuentro con los catequistas.
Pag.61
9.- La fiesta de las familias.
Pag.66
10.- Conclusión.
Pag.68
Conversión.
La Compasión.
La Esperanza.
La Redención.
Liberación.
Salvación.
Pag.71
11.- Epílogo.
Preguntas desde la calle.
Pag.79
12.- Carta de última hora.
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La voz de los marginados
Introducción
Muchas veces he recorrido caseríos de la Amazonía alta y selvática
baja del Perú; y siempre con el firme propósito de entrar en aquellos
hogares, hablar con las familias, acercándome lo más posible a sus
vidas. Mi intención, está claro, ha sido llevarles una palabra, un gesto
de amistad y cercanía, y permanecer en comunión con ellos aunque
sólo fuera por unos momentos, horas o días. Hacerse solidario con
ellos resulta un poco difícil; ¿cuál sería el fruto con mi visita? Aquí caben
muchos interrogantes. Yo les puedo aportar mi vida humana, y el
Evangelio como sacerdote y misionero Redentorista. Ellos aceptan
gustosos mi presencia. No dudo lo más mínimo. Aún así, la solidaridad
implica también aceptar por mi parte su vida y situación. Confieso
que todo, quizá, se reduce a buenas intenciones. Muchos de estos
caseríos ya me conocen, saben que soy un misionero, un “Padresito”.
Me identifican con la Virgen del Perpetuo Socorro. Los catequistas de
los caseríos me conocen muy bien, como también al Padre Arsenio.
Cuando me voy de la misión siempre persiste la misma pregunta
machacona y dolorosa: ¿y después, qué? He compartido con todos
ellos muchos sentimientos. Vibran ante la palabra de Jesús.
¡Incontables momentos de silencio y reflexión! Escuchan, y se les ve
trasformados en la celebración de la Eucaristía, o en la Reconciliación
Cristiana. Con frecuencia compartimos la mesa pobre y sencilla, y en
torno al plato de arroz surgen igualmente sus propios problemas. Más
tarde yo me voy, y ellos se quedan viviendo su pobreza, a la vez que
celebran la liturgia dominical de la Palabra.
Sueño con facilidad y recuerdo las escenas tantas veces repetidas del
Evangelio, viendo a Jesús caminar por los pueblos y aldeas. Sentía
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La voz de los marginados
compasión de todos porque los veía como ovejas sin pastor. Entraba
en las casas, curaba a los enfermos, limpiaba al leproso. Todos
glorificaban a Dios. Sus palabras y
presencia quedaban
profundamente grabadas en ellos. Yo me voy. Incontables
sacerdotes, religiosos, hombres y mujeres al estilo de Jesús se han
quedado en los pueblos más olvidados de la civilización y cultura,
viviendo con los nativos sus mismas condiciones, promoviendo y
levantando esperanzas de futuro. Han escogido la mejor parte. El
mundo, la Iglesia, reconocen el trabajo, entrega y generosidad de
todos estos misioneros.
Hace años escribí mi libro “Con los marginados –más que una
crónica”, en el que narraba mis experiencias e impresiones. Me
permití hacer unos cuantos juicios sobre aquella realidad. Hoy –lo
tengo bien pensado- opto por que sean ellos mismos los que nos
hablen de Dios, de la familia y de sus hijos, de sus hogares, y, por
supuesto, de sus esperanzas. Les voy a pedir que nos hablen de temas
muy personales; también, cómo no, de esa estructura cristiana, las
asambleas familiares cristianas, que les ayuda a vivir la fe. Y aunque
muchas veces sale en nuestros encuentros, y lo dejamos por
imposible, les vamos a pedir que nos digan algo sobre las sectas.
Intento, a sabiendas, dejar que ellos se expresen a su antojo y manera.
Para realizar este trabajo, consideré oportuno hacer una encuesta
con diversos temas, y entregarla a los catequistas y a otras personas
que durante estos años he podido conocer. De esta forma podían
preparar anticipadamente y mejor sus respuestas, y, sobre todo, en
algunos temas concretos. Prefiero que hablen ellos con total libertad y
no emitir juicios. Soy consciente de lo espinoso de algunas cuestiones.
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Sin embargo, ellos me han hablado con la mayor naturalidad en
bastantes ocasiones. Recuerdo perfectamente el caso de Liberato,
más exactamente de su hija. Habló en público e hizo el comentario
de cómo se desarrolló la violación de su hija; y a pesar de su dolor,
ofreció el perdón para todos los agresores. Y todo esto, ¿con qué
finalidad? No pretendo despertar curiosidades o sentimentalismos;
deseo que estas páginas nos pongan en comunión con los hermanos
del mundo entero y muy concretamente con estas comunidades
peruanas.
Invito a quienes lean estas páginas, y participen en la Eucaristía, o
hagan cualquiera otra oración, a que no olviden a estos hermanos
nuestros, pobres, que sufren, y cuya voz no es escuchada porque
continúan olvidados. Son gentes necesitadas, humildes y buenas. Los
medios de comunicación nos presentan con harta frecuencia
imágenes del mundo sufriente, fuertes, patéticas, pero según las
contemplamos se van de nuestra retina. No podemos ni nos está
permitido como personas olvidar el mundo de nuestro entorno. El
empeño por una “nueva creación” ha de ser de todos y más de los
que nos llamamos cristianos. Pienso en mis hermanos y amigos de las
parroquias de Santa Teresa de Salamanca, del Santísimo Redentor de
Sevilla y del Perpetuo Socorro de Madrid y Zaragoza. A ellos, y a otros
muchos, les dedico estas páginas, a sabiendas de que las acogerán
con auténtica conciencia misionera.
Nota aclaratoria. Al principio de algunos artículos van consignadas las
preguntas a los catequistas, profesores y matrimonios.
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1- Dios es liberación.
S Vosotros sois muy religiosos; con frecuencia y facilidad habláis con
Dios y de Dios. Cuéntame, ¿cómo es Dios para ti? Tú mismo, ¿qué
dices de Dios? Piensa y ten presente que tienes que hablar a tus hijos, a
la comunidad cristiana de tu caserío, incluso a un grupo de
muchachos de confirmación, o a unos padres de familia que van a
bautizar a sus hijos. A todos ellos, ¿qué les dirías de Dios?
S Jesús nos revela a Dios como Padre, y su paternidad se traduce en
bondad, amor y misericordia para con sus hijos. Dios es fiel y se puede
confiar en él. Dios está cercano al mundo, quiere la justicia para los
oprimidos, defiende a los desvalidos… (Estas dos frases las recordáis
muy bien vosotros: “Dios es el refugio del oprimido, no abandona a los
que le buscan ni olvida el grito de los humildes. Dios jamás olvida al
pobre”). Dios garantiza la dignidad de la persona humana. Así lo
manifiesta Jesús durante toda su vida. Él siempre estuvo al lado de los
pobres e indefensos.
S ¿Crees que esta presencia de Dios de bondad y amor se respira en
tu ambiente cristiano y religioso? En todos estos caseríos ¿se vive al Dios
de Jesús, o más bien al Dios del miedo, temor y castigo…? ¿Existe tal
vez cierto ambiente religioso, cercano a la superstición?
S Dios quiere la dignidad humana; y esto supone una vivienda,
sanidad, enseñanza, alimento y vestido… ¿Puedes afirmar que estas
exigencias se realizan ya en este mundo? Como cristiano y como
persona humana, ¿te sientes satisfecho, y palpas en tu entorno un
mundo fraterno, justo, de paz y convivencia, aquí en los caseríos?
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La voz de los marginados
S Insisto. La salvación nos tiene que liberar aquí en la propia vida de la
ignorancia, del sufrimiento, del pecado, de la angustia y soledad, y de
todo mal. La salvación ha de comprender la vida entera porque todo
lo abarca. La salvación ha de ir dirigida hacia el desarrollo íntegro de
la persona. Dios nos creó a su imagen, y el hombre ha de ser el rostro
de Dios.
S La sociedad peruana en la cual vives, ¿te ofrece esta salvación?
¿Vives en el caserío la salvación que nos ofrece Jesús? ¿Qué te ofrece
la Iglesia? ¿Es una salvación total? ¿Realmente se respira la dignidad
humana en la familia, en el matrimonio y en los hijos, en las relaciones
de la vida en el caserío? ¿Cómo son los valores culturales en tu caserío,
el deporte, el ocio y la diversión? ¿Cómo se celebran las fiestas, las
bodas…?
S En estos días yo me esfuerzo en anunciar el Evangelio de Jesús, el
Reino de Dios. Quiero realizar la misión de Jesús. (¡Ojo! Yo no hago
milagros). Sólo intento suscitar en vosotros una actitud de inquietud, de
búsqueda, y así crear un mundo nuevo, mejor y más atractivo. ¿Qué
podemos hacer para que se note de verdad la presencia del Reino
de Dios en todos estos caseríos? ¿Cuáles son tus propuestas?
S Tú sabes muy bien que Jesús es amor, y quiere que nosotros los
cristianos vivamos el amor de Dios formando y viviendo en comunidad
fraterna, no sólo en el cortijo, también a nivel nacional e internacional.
Dios es Padre de todos y quiere que formemos una gran familia. Este
amor lleva consigo la justicia, la paz… Si todos somos hijos de Dios, y
en verdad lo somos, ¿cómo es posible que vivamos en guerras
continuas entre las naciones? Son incontables los que mueren; la
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La voz de los marginados
sangre de inocentes y niños riega la tierra; más aún, ¿cómo es posible
que haya pueblos, naciones muy ricas, que viven muy bien y tienen de
todo, y otros pueblos que no tienen de nada o muy poco, a penas lo
imprescindible para poder vivir? Producen escalofrío las imágenes
que vemos de los niños que mueren de hambre. ¿Qué piensas de
todo esto? ¿Dios puede darles a unos pueblos la paz, la prosperidad, y
a otros negarles el pan? ¿Dios es injusto o somos nosotros los injustos?
S Vamos a centrar nuestra atención en la vida de los caseríos. ¿Hay
posibilidades de una vida más digna?
Responden los catequistas.
Sí, sí. Creemos en Dios; es nuestro Padre y que nos da la salvación y nos
protege en toda tribulación. Es nuestro protector. Pero mire, Padre
Alfonso, yo muchas veces no voy a misa porque estoy enfadado con
Dios. (Respuesta de un profesor de secundaria de Poma.) A unos
castiga y a otros los premia. Nos envía la enfermedad, la pobreza, la
miseria. Nosotros vemos un poco la televisión y vemos cómo en
América del Norte, en Europa y concretamente en España, se vive
muy bien, tienen de todo, y ya ve lo que tenemos nosotros. Usted ha
visitado nuestras casas, conoce muy bien lo que tenemos. Todo es
pobreza. Parece que Dios muchas veces se ha olvidado de nosotros.
¿Quién nos cuida y nos defiende? Y cuando las cosas no van muy
bien, la gente visita al brujo y esto es para todo. Le cuento. Vamos al
médico, gastamos el dinero, y la enfermedad sigue con nosotros.
Visitamos al brujo, aplica el cuy, (el animalito) macho o hembra, según
sea hombre o mujer el enfermo; antes lo lavan con una especie de
agua aromática, y seguidamente se le aplica unas cuantas veces por
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la parte enferma del cuerpo. Terminada la sesión se descuartiza al
animal y se le sacan todas las entrañas, donde está reflejada la
enfermedad. Esto es muy común. Para muchos es más importante el
brujo que Dios. Pero no solamente se acude al brujo para curar la
enfermedad. El brujo principalmente está para “brujear”, y consiste
en echarle el mal que sea a la persona que uno odia por algún
motivo. El “brujear” es desear a la persona que odiamos por medio
del brujo toda clase de enfermedades, venganzas, hasta la muerte.
Pero seguimos creyendo en Dios y en Jesús. La Palabra de Dios para
nosotros es lo más importante; y sabemos que su amor y perdón está
siempre con nosotros. Usted nos lo ha dicho muchas veces.
Ciertamente que creemos en Dios y lo sentimos muy cerca de
nosotros. Con gran alegría le escuchamos cuando nos habla de Dios
Padre. Esto es lo mejor del cursillo. Pero también creemos, y esto es
muy normal en la gente, que existen otras fuerzas, la fuerza del
maligno y la del brujo que actúa en nosotros. Hay una costumbre muy
curiosa. A veces nos invitan a una casa a comer o beber algo; no se
acepta porque uno cree que el alimento o la bebida están
“brujeadas” y llevan consigo la fuerza del maligno. Esto está muy
arraigado cuando la gente tiene rencores hacia algunas personas.
Como ve, Padre, mezclamos a Dios, la vida cristiana, con la
superstición. Con mucha frecuencia se visita al brujo, y esto por
muchos motivos, hasta para que nos traiga suerte.
Es verdad que Dios no nos da la pobreza; reconocemos que somos
irresponsables y perezosos. La desidia puede con nosotros.
Aceptamos también la cercanía de Dios y nos sentimos felices en su
presencia porque sabemos que está con nosotros. Recuerdo el
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La voz de los marginados
problema grave familiar que tuve. Era joven y mis padres no se
entendían; en la familia había de todo. En aquellos días sólo me
mantuvo la fuerza de Dios. Quise marcharme de casa y dejar a todos.
Dios me ayudó. Recuerdo una frase que Usted nos dijo en el cursillo, y
después me la dijo a mí en privado. “Dios nos quiere tal y como
somos”. Esto me ayuda siempre. Siento que Dios me quiere y está
conmigo.
A Dios lo vemos en todas las partes; su presencia está metida en
nuestras vidas, imposible prescindir de él; pero existen muchas cosas
que no las entendemos. Con frecuencia vivimos en pobreza extrema.
Vemos a muchos niños pobres, casi desnuditos, sucios. Muchas
madres están cargadas de hijos; su esposo las ha abandonado. Los
problemas se multiplican. Es verdad que Dios no tiene la culpa de
todo esto, ¿pero no nos puede echar una mano? Y lo peor de todo es
cuando la enfermedad entra en nuestros hogares. El otro día usted nos
hablaba del problema del mal y de nuestra responsabilidad en la
vida, en la familia. Nos abrió los ojos al hablarnos de la responsabilidad
de los políticos. Nos dimos cuenta de las injusticias, de la corrupción,
de las desigualdades entre pueblos ricos y pobres… Todo eso está
muy bien, pero ¿cómo solucionamos nuestra propia realidad? En
nuestro entorno crece el odio y rencor entre familias, incluso el crimen.
Los borrachitos andan por la calle, y cuando llegan al hogar son las
mujeres quienes más lo sufren; son castigadas y reciben los palos. Los
niños lo presencian todo. Y seguimos rezando a Dios a pesar de todo.
Como nos dijo en el cursillo, Jesús andaba con los más pobres,
enfermos y pecadores de los poblados; vamos a pensar que también
está con nosotros. No sabemos nada de política. Nos enteramos de
algo cuando hay elecciones. Algunas veces vemos la televisión pero
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La voz de los marginados
siempre nos ponen novelas. Casi no sabemos lo que son los
periódicos, nunca los vemos.
Fiesta en el comedor de Santa Anita
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2.- “Nuestra vida se llama pobreza”
Tú conoces muy bien las Bienaventuranzas. La primera empieza así:
Bienaventurados – dichosos – los pobres en el espíritu porque de ellos
es el reino de los cielos. San Lucas en otro texto dice: ¡Ay de vosotros los
ricos, porque no entraréis en el reino de los cielos! Y te pregunto: ¿qué
piensas de estas palabras de Jesús? Vives aquí en este caserío. Tu
situación económica no la conozco, aunque me imagino que no eres
un terrateniente; no sé de qué dispones; sé que trabajas duro cada
día, y pienso que tu vida transcurre con sencillez y poco menos que
con lo imprescindible. Tus niños…, no sé. Piensa. En muchos pueblos
de Europa, de América del Norte y en otros muchos lugares, mucha
gente vive muy bien, tiene de todo, en otras palabras, no les falta de
nada. Los ricos, ¿qué premio recibirán de Dios? ¿Y los pobres? Tú
estarías en el reino de los dichosos, aquéllos, no. ¿Qué te parece?
Padre, muchas veces no entendemos a Jesús, el Evangelio. ¿Cómo
van a ser dichosos los pobres, los perseguidos, los que lloran, los que
sufren? Es verdad que cuando Usted nos lo explica comprendemos
algo. Pero en nuestras casas, en casi todas, lo que existe es la pobreza
y en muchas el dolor y sufrimiento. Sí que nos damos cuenta: Dios no
quiere esta pobreza material y miserable que sufrimos. Dios Quiere
que tengamos lo necesario para poder vivir dignamente. Muchas
veces se lo hemos oído. Pero, Padre, no somos capaces de salir de
esta situación. En muchos caseríos ya tenemos luz y agua pero nos
faltan otras muchas cosas para el hogar. En la mayoría de los caseríos,
Usted lo sabe, no existen dormitorios, camas, ropa. En la cocina
tenemos lo elemental. Nos faltan los alimentos, el vestido… Si estamos
enfermos, ¿dónde están los medicamentos? Si queremos que
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La voz de los marginados
nuestros hijos estudien, con las clases que imparten en los caseríos no
pueden acceder a niveles superiores. Acogemos la Palabra de Dios,
pero nos es difícil de entender. Es que todos los días, todos los años,
una vida entera vivimos en esta misma situación. El único consuelo es
Dios. Tenemos la tentación de caer en el alcohol o en otras cosas
peores. Pero esa no es la solución. Entiendo mejor las
Bienaventuranzas, como decía el otro día Gilberto, perdonando,
ayudando al viejito y al enfermo, o a la mujer que queda sola y
abandonada. En nuestro caserío nos hemos propuesto visitar a los
enfermos y viejitos que haya. Así nos sentimos dichosos y alegres.
Cuando terminaron de hablar algunos catequistas sobre las
bienaventuranzas me sentí avergonzado. No me lo dijeron
directamente, pero sí que lo expresaron de alguna forma: Yo estoy
con ellos un mes, ¿y después? Me voy y ellos se quedan solos. Yo estoy
siempre protegido. Ellos sólo tienen la calle, mejor, los caminos llenos
de barro y piedras… Y con frecuencia la soledad. Hablamos mucho,
escribimos mucho más… Cuántas meditaciones, ejercicios
espirituales… Jesús no fue muchas veces al templo a orar; se retiraba
al campo de madrugada o al atardecer. Casi toda su vida la dedicó
a estar con la gente pobre, enferma y con los pecadores. Por cierto,
comía con ellos. Mirando a Jesús se entienden mejor las
Bienaventuranzas. Sobre este tema no quiero hablar. Aclaro que me
siento incómodo cuando tengo que explicar algunas
bienaventuranzas a estos hermanos. Cierto que les hablo del servicio,
de la generosidad, de tener un corazón grande… Pero si te salen al
encuentro y te dicen que todos los días y toda su vida están bajo el
dolor de la pobreza y miseria, porque a penas no tienen nada o muy
poco para darles a sus hijos, la respuesta resulta muy difícil. Desde
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La voz de los marginados
nuestras parroquias, desde nuestra situación, y aunque estemos
sumergidos en crisis social y económica, se habla de forma distinta de
las Bienaventuranzas y más de los “dichosos los pobres”.
Los Misioneros Redentoristas gestionamos los Comedores de
María Inmaculada y Virgen del Pilar en Santa Anita, Perú
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La voz de los marginados
3- Los cursillos.
Hablo con Cástulo, Fortunato, Gilberto, José y Delia Mercedes. Una
pregunta. ¿Cuántos años hace que nos conocemos? Estoy hablando
del año 1999, cuando conocimos por primera vez a los catequistas
de la zona de Bagua Grande, de San Miguel de Huambo de la zona
de Mendoza. Creo que nosotros nos conocimos en el 2002, y no sé lo
que pensaréis vosotros; para el Padre Arsenio y para mí es una gran
lotería poder estar con vosotros. Nos encontramos muy satisfechos. De
verdad, contentos por vuestra presencia e interés.
Y ahora una
pregunta muy sencilla. Hablad de los cursillos; de los temas que
hemos tratado en todos estos años, del ambiente. Para empezar, y
para que tengáis más facilidad en las respuestas, yo mismo os formulo
las preguntas.
S ¿Cuántas horas caminas desde que sales de vuestra casa? Cástulo
vive cerca de los Agurunos. Sé muy bien que Juvencio tiene
“autopista” para llegar a Pomacochas.
S ¿Qué suponen para ti los cursillos?
S ¿Qué temas recuerdas que te hayan impactado más?
S ¿Qué me dices de las celebraciones?
S ¿Y del ambiente festivo y familiar de los cursillos?
S Y, ¿lo peor de los cursillos? ¿No me dirás que es el sueño?
S Cástulo, si no estoy mal informado, tú perteneces al grupo de los
músicos y organizas las veladas y el baile. ¿Cómo es eso?
Ahora le toca el turno a José, que viene del Caserío de San José.
S José, la primera pregunta es muy difícil y comprometida; no sé si
podrás responderme. ¿Por qué el Padre Arsenio intenta cambiar el
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La voz de los marginados
nombre de vuestro caserío? creo que le llama San José de la
Montaña…No sé qué sucede. Y, ¿cuántos habitantes tiene tu caserío,
de dónde proceden las familias, distancia que hay entre las casas…?
S Háblame de los cursillos. ¿Te sirven para llevar la comunidad de tu
caserío? Charlas que te parecen más importantes. Momentos
interesantes, difíciles. ¿Qué es lo que más te cuesta?
S ¿Cómo
vives las celebraciones litúrgicas: la Eucaristía, la
celebración de la reconciliación Cristiana, la oración…? ¿Y las fiestas?
S Primero, cuántos participan en tu comunidad. Creo que los
domingos no os reunís, que os es imposible, y que el día de la
comunidad es el jueves. ¿Me das alguna explicación?
S ¿En tu comunidad existen otras sectas?
S Juvencio, tienes libertad para que me hables de todo. Tú sabes que
yo tengo predilección por Gualulo. Recuerdo muy bien que el primer
año que nos conocimos en el cursillo tuviste que marcharte rápido
porque nacía tu niño. Entonces no existía la “autopista” y tenías que
cruzar la laguna. ¿Llegaste a tiempo? Háblame de los cursillos.
Delia Mercedes nos habla de los cursillos.
Delia Mercedes nos habla con su voz dulce y serena. Es la catequista
de Yaulicachi, la encargada de preparar y celebrar la liturgia de la
Palabra dominical. Dirige la catequesis de los niños y de los
muchachos de confirmación y los funerales. Con todo el esmero
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La voz de los marginados
custodia la Eucaristía. Su capilla tiene el privilegio de tener el Santísimo
que los domingos distribuye. Ahora la dejamos hablar.
Empecé a los 16 años a rezar el rosario, unas abuelitas me enseñaron.
Aquello me gustó. También rezábamos el trisagio a la Santísima
Trinidad. Después empecé a participar en los cursillos para
catequistas. Un grupo numeroso hicimos los cursillos pero unos se
fueron del pueblo y otros lo dejaron, ahora estoy yo sola como
catequista. En otra parroquia nos hicieron el “envío” y nos impusieron el
crucifijo, terminando la celebración con el “juramento” de nuestro
compromiso, para ser fieles hasta última hora. Seguidamente el
Obispo me permitió guardar y distribuir la sagrada comunión. La
renovación de los cursillos la hacen a veces en poblados muy lejanos
y yo no puedo participar. A veces tengo miedo que me desautoricen,
pero siempre me mandan el documento de autorización y esto me
da mucha alegría. Tengo 35 niños en la catequesis de preparación
para la Primera comunión. Los papás de los niños participan muy bien
en las reuniones. Existe una magnífica armonía. En el poblado no
tenemos sectas. Para la Confirmación sólo hay 10 muchachos y son
de 15 y 16 años. En la liturgia dominical participan de 30 a 40
personas. La mayoría son mujeres y niños. Los papás participan todos
en las Primeras comuniones, Confirmaciones, solemnidades de
Navidad, Semana Santa, San Antonio… El Párroco sólo nos visita una
vez al año, es español, vasco, aunque a él no le gusta que le digamos
que es de España. Para preparar a los niños para el bautizo, tenemos
con sus papás siete charlas. Todos participan. A los padrinos se les
obliga a estar casados. Ahora quiero hablar del cursillo.
El cursillo para mí es como un regalo de Dios, es un don. Me enseña
primeramente a vivir como cristiana, cerca del Señor. No me ha
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La voz de los marginados
gustado que algunos catequistas se marcharan antes de terminar. La
chacra puede esperar, que no pasa nada, como igualmente los
cafetales. El ambiente ha sido muy bonito. Se podía haber alargado
un día más. Durante estos días solamente he pensado en Dios y en
Jesús. Los temas me han gustado muchísimo. Las celebraciones de la
liturgia eran un momento de paz y de encuentro con el Señor. Han sido
días muy intensos. El cuadernillo que nos ha entregado me sirve para
las celebraciones de la liturgia dominicales, para la formación de la
comunidad y así profundizar más en la vida cristiana. Me siento muy
satisfecha con los cursillos.
Delia, ¿quieres hablarme de las tradiciones de tu caserío, Yaulicachi?
Me han dicho que hay cosas muy interesantes.
En las fiestas patronales se adorna la iglesia con muchas flores. El día
de la fiesta la gente se congrega a la puerta de la iglesia muy de
madrugada. A todos se les ofrece la “Zamorra”. Seguidamente se
realiza el juego de la gallina. Un hombre y una mujer llevan una gallina
que tienen que ofrecer al santo. Todos intentan quitársela. Es el
momento de la guerra para arrebatarles la gallina. En la fiesta se
reparte un dulce muy especial de la zona, que lleva calabaza,
chancaca, todo puesto al fuego en unas ollas grandes. Todo el
caserío participa de la fiesta. Otra tradición interesante, son las
“Honras” en torno a los difuntos, principalmente en el primer aniversario
de la muerte del esposo. Para participar es necesaria la invitación. La
gente se viste de gala, los hombres se ponen el “terno”, chaqueta y
corbata negra o gris. Se mata un becerro. La viuda al terminar la
celebración religiosa se quita el luto poniéndose un vestido de color. Y
sin más empieza la fiesta, el baile y la comida. Como dije antes, para
participar en la fiesta hace falta tarjeta de invitados.
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La voz de los marginados
Impresiones de Segundo el catequista.
Los cursillos para mí son los mejores días del año. Dejo todos los
trabajos de la chacra, de los ganados. Sé que Dios me llama y es lo
que me interesa. Responsablemente quiero a mi familia y, como
catequista, quiero a mi comunidad cristiana; por este motivo sé que
el cursillo me ayuda en este camino de responsabilidad. Ya sabe,
Padre, lo que me sucedió hace años, perdí a mis tres hijitos en el fuego
de mi casa. El dolor permanece en nosotros, pero sabemos que Dios
es más fuerte que todo, y con él lo podemos todo. También el cursillo
me ayuda a pensar y al encuentro con el Señor. No se puede imaginar
cuántas veces repaso los temas que nos ofrecen. Ya son muchos los
cuadernillos que tenemos. En la liturgia dominical los uso
continuamente como en las catequesis. Dentro de los cursillos me
entusiasma la liturgia de la Eucaristía. En estos días todo es distinto. Con
el cursillo, y como esto se repite todos los años, ya nos conocemos los
catequistas; entre nosotros existe una gran confianza y comprensión.
Hablamos de todo y esto es muy bueno. Algo que se está viviendo año
tras años es la fiesta de las familias. Esto no se puede perder. Nos
sentimos queridos y acogidos mutuamente.
Segundo, quiero que me cuentes algo sobre el ambiente familiar.
Escucho muchas cosas sobre la familia, pero prefiero que me hables
tú.
El abandono familiar de los padres, y más por parte del hombre, es
muy frecuente. El odio que se respira en las familias separadas a veces
les lleva al crimen. Las infidelidades, el intercambio de pareja y
abandono es muy frecuente. También existe desgraciadamente la
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violación de las hijas por parte del padre o del padrastro, las relaciones
sexuales entre familiares cercanos… Algunos se aprovechan
de
mujeres minusválidas y deficientes mentales para violarlas. Usted ya
conoce algunos casos y que ha visitado. La familia está envuelta en
un problema, y realmente muy grave. Con mucha frecuencia se dan
también las madres solteras, y a veces no saben de quién es el hijo.
Igualmente el abuso entre mayores y menores. Las niñas tienen que
guardar silencio para que nos las castiguen. Este mundo es real y
oculto. Las amenazas siempre están al acecho. La mujer es una
esclava, en muchísimas ocasiones se le castiga y maltrata. Existe
también una gran ignorancia sobre el control de la natalidad y de la
responsabilidad de los padres. Me pregunta también por la situación
económica familiar. Normalmente es muy elemental. Vivimos de lo
que sacamos de nuestras chacras. Nuestro desayuno siempre es lo
mismo: arroz blanco, bituca, o yuca con unas papas. Un vaso de café
con chancaca. Se toma muy poca leche porque, o hay que
comprarla o si se tienen vacas, hay que venderla. La cena es igual. A
veces tenemos unos tamales o un poquito de carne, plátanos
cocidos… Y esto es lo de todos los días. La carne la tenemos cuando
matamos una gallina o compramos un poco de chancho. Como ve
todo es muy elemental. En las fiestas de Navidad cambia todo un
poco. La gallina la ponemos con arroz y papitas, dulces de miel,
chocolate y panetone. (El dulce lo tomamos después de la Misa de
media noche). Este día bailan los niños delante del Niño Jesús. En
Noche vieja se quema el muñeco del hombre viejo. Después se invita
a todos a café con leche y torta. Y como algo muy curioso, y no sé por
qué, cuando muere uno, los catequistas hacemos la liturgia y
después viene la secta de los nazarenos para hacer su propia liturgia;
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La voz de los marginados
y cuando muere un nazareno nos invitan también a rezar y celebrar la
liturgia de la Palabra.
Las asambleas familiares cristianas, creo que son pobres, y necesitan
motivación. Es verdad que nos congregamos unas trescientas
personas o más. Pero necesitamos más motivación y preparación de
los animadores. Ahora se han apuntado algunos jóvenes, con esto
adquieren otra imagen distinta. Hay que reconocer que algunos
animadores leen muy mal, casi no saben leer cuatro palabras
seguidas. Son señoras muy mayores las que animan. Esto desanima
al grupo. Ya sé que es difícil solucionar el problema. La mayoría de los
participantes son mujeres. Son muy pocos los hombres y los jóvenes
que participan.
Dejemos que Gilberto se exprese.
Padre Alfonso, para nosotros, y muy particularmente para mí, los
cursillos son una bendición de Dios. Ansiosamente esperaba el cursillo.
En los cursillos descubrimos un mundo nuevo, sentimos a Dios cerca
de nosotros, también su amor y bondad. Entendemos el Evangelio, a
Jesús. Todo es más bonito. Yo en los días del cursillo me olvido de todo
y me siento muy feliz. Si Usted no viene por aquí, nos quedaremos
solos. Con los cursillos nos sentimos más fuertes y decididos a seguir
trabajando. El cursillo nos descubre la vida de convivencia entre todos
los catequistas y entre las comunidades cristianas. Valoramos la vida
de la comunidad. Cuántas veces nos sorprende el perdón de Dios,
pues lo necesitamos. Al finalizar los cursillos me cuesta marcharme de
nuevo para Miraflores. Durante unos cuantos días nos hemos olvidado
de los problemas, hemos respirado la amistad y la confianza entre
27
La voz de los marginados
todos. Los cursillos nos sirven para formarnos, pero creo que nos sirven
principalmente para vivir unos cuantos días de paz y armonía entre
todos. Durante el año en la liturgia dominical muchas veces leemos
trozos del cuadernillo. Mi comunidad cristiana es muy pequeñita pero
participa muy bien en la liturgia dominical y sigue muy de cerca todo
lo que les digo y leo. Echamos de menos la presencia del Sacerdote.
Puedo decir que el único que se acerca a nuestro caserío es el Padre
Arsenio. Necesitamos que el “Padre” nos visite dos o tres veces al año.
(Tengo que decir que Gilberto lleva muy bien la liturgia dominical, lee
muy bien, toca la guitarra y prepara los cantos. Creo que estuvo en el
seminario varios años y creo que también hizo algunos años de
magisterio. Es inquieto. Procede de Cajamarca).
Catequistas con el Padre Arsenio Díez en Pomacochas
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La voz de los marginados
4- Asambleas familiares cristianas.
Fortunato, ya sé que el Padre Arsenio está metido de lleno en las
asambleas familiares cristianas, y que es el gran promotor. Pienso que
no se enfade si te pregunto por la importancia que tienen en tu
caserío. ¿Cuántos participan? ¿Cuál es el temario? ¿Qué dinámica
seguís? Piensa que hablas de las asambleas a gente que no sabe en
qué consisten. Nunca han oído hablar de ellas. Por eso tienes que
explicar con todo detalle lo que significan las asambleas familiares
cristianas. Dinos cómo se organizan… Qué hacéis; temas que
tratáis… Qué importancia le dais para vuestra vida cristiana… En
vuestro caserío, creo que es el de Santa Rosa, ¿tenéis muchas sectas?
¿Cuántos participan en ellas?
En nuestro caserío, Padre Alfonso, no tenemos sectas, todos somos
católicos. El otro día cuando nos visitó pudo apreciar cómo estaba la
capilla. Me parece que Floriano contó a todos los que estábamos y
éramos unos ciento sesenta. Las Asambleas Familiares Cristianas, son
reuniones de cristianos que se congregan una vez al mes en algunas
familias en torno a un tema ya determinado. Al principio del año
programamos los temas. El Padre Arsenio nos entrega los temas, los
animadores los preparan y nosotros durante el año los estudiamos y
meditamos. Normalmente en los caseríos resulta un poco difícil tener
todas las asambleas. Las casas están muy separadas unas de otras; a
veces para venir a la capilla hay que caminar durante tres horas o
más. El poblado está muy esparcido. Esto lleva consigo muchos
problemas de todo tipo y a veces graves. Este es el motivo principal
por el cual las asambleas no tienen el resultado que se busca. De
todas formas en nuestro caserío tenemos cuatro asambleas y
participan más de 80 personas. Las mujeres y los niños son los primeros
29
La voz de los marginados
en visitar el hogar de la asamblea. Yo, personalmente, pienso que las
Asambleas son un camino privilegiado de evangelización, y también
humano, porque de una forma sencilla estudiamos en grupo el
Evangelio, hacemos oración, y también es muy importante, nos
conocemos y nos sentimos más hermanos. Con las Asambleas
vamos mejor preparados a las celebraciones de la liturgia dominical.
José, (tiene 25 años), es el catequista de San José de la Montaña, y
es el más joven del grupo de catequistas. Nos habla de todas sus
peripecias.
Mi caserío se llama San José. Ahora lo ha “bautizado” el Padre Arsenio
con el nombre de San José de la Montaña. También quiso ponerle de
San José del fin del mundo. Este cambio de nombre responde a una
de sus iniciativas. Un día hablando con la comunidad cristiana le
preguntó: ¿Qué es lo que hay detrás de todos esos montes selváticos?
La respuesta fue unánime, no sabemos; ahí se acaba todo. Entonces
es el fin del mundo, responde el Padre Arsenio. Bueno, le vamos a
llamar mejor San José de la Montaña; aunque también podíamos
llamarle San José del fin del Mundo. José, el catequista, para realizar
su labor presenta las siguientes dificultades.
S Primero que el caserío es mucho más pequeño que el de Santa
Rosa, San Lorenzo, la Esperanza, Yambrasbamba…
S Las casas están mucho más dispersas. Esto supone una gran
dificultad para las relaciones humanas. Este es uno de los mayores
problemas. Vivimos muy aislados unos de otros.
S En total son unas 20 familias, casi todas proceden de Cajamarca, de
la provincia de Cutervo.
30
La voz de los marginados
S Este caserío no tiene ni luz, ni agua, ni
capilla. Ahora nos han
concedido un terrenito para la capilla y para un salón parroquial. Ya
tiene también parte de las calaminas para cubrir la capilla.
De
momento la capilla será de madera. Ahora se congregan en un salón
del distrito.
S La distancia de algunas casitas a la capilla es de cuatro o tres horas
de camino. Siempre hay que contar con los caminos, si son o no
viables en muchos días del año, especialmente en los días de lluvia.
No hay que olvidarse de que a partir de las seis de la tarde ya es de
noche y no aconsejable andar por dichos caminos.
Todas estas dificultades nos impiden reunir a la comunidad cristiana
para las Asambleas Familiares Cristianas. Casi es imposible. El
Domingo es el día del mercado en el Caserío de la Esperanza y es allí
donde llevamos el café, la yuca, las papas..., y otros productos a
vender, y comprar para poder vivir. El sábado por la tarde ya son
muchos los que bajan al mercado. Esto también significa que la
celebración litúrgica dominical la hemos trasladado al jueves. En otro
día sería imposible reunir a la comunidad cristiana. (José, el
catequista, es un joven entusiasta y puede con todo). En estos años
hemos logrado congregarnos todos los del caserío para las grandes
solemnidades de Navidad, Semana Santa, Pascua y San José.
Cuando tenemos Eucaristía con el Padre Arsenio se congrega todo el
caserío. Este día es solemne: celebramos bautismos y todas las
familias acuden. En este caserío tenemos la suerte de no contar con
sectas. En mi tarea como catequista ahora viene a ayudarme
Maximandro, el catequista de San Lorenzo. Necesita caminar más de
cuatro horas para llegar a San José. Le agradecemos su trabajo y
esfuerzo.
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La voz de los marginados
5- La familia.
S Cambiamos de tema. Quiero que me hables de la familia, de las
relaciones entre padres e hijos. La unión familiar. A veces se comenta
que son muchos los padres que abandonan el hogar, y que la
estabilidad familiar en muy endeble. ¿Cómo se llevan los
matrimonios? Descríbeme cómo es el
padre de familia. Como
amigo te pido sinceridad. Normalmente, ¿cuántos hijos existen en
cada hogar? ¿Cómo ves el control de natalidad? ¿Crees que existe
una auténtica responsabilidad en los padres de familia en determinar
el número de hijos? Yo sé que son temas un poco íntimos y delicados,
pero no te preocupes, tu nombre no se dará a conocer.
S Cómo son las relaciones entre las familias y vecinos. He oído muchas
veces que existen envidias, rencores, odios…, hasta llegar al crimen.
¿Por qué todo esto?
S Ya sé que es arriesgada mi pregunta y la respuesta bastante más; a
veces he oído también que la violencia familiar entre vecinos surge
motivada por relaciones sexuales violentas, violaciones,
promiscuidad… ¿Crees que existe una vida sexual limpia, llena de
amor, entre las parejas antes de contraer matrimonio? ¿Qué puedes
decirme de todo esto?
S En los caseríos, ¿qué futuro ves para los niños respecto a sanidad,
educación-enseñanza, alimentación, vestido, cuidado…? ¿Crees
que existe una verdadera esperanza de futuro? ¿Qué deseas para tus
hijos?
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La voz de los marginados
Caserios en
Pomacochas 2012
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La voz de los marginados
Caserios en
Pomacochas 2012
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La voz de los marginados
S Muchas veces he entrado en los hogares de los diversos caseríos.
Veo en muchos que sólo existe una gran habitación donde hay de
todo: la cocina, una mesa, unas camas, a veces separadas por unas
cortinas, también andan por allí los cuyes, el perro, gallinas y hasta el
chancho… ¿Cómo ves todo esto? ¿No crees que pueden surgir
problemas en estas condiciones entre los muchachos y muchachas?
Se oye hablar de violaciones, abusos sexuales entre familiares, y a
veces entre los padres e hijas-hijos…, entre hermanos y familiares muy
cercanos… ¿Qué me dices de todo esto?
Impresiones de una catequista.
(No vive en estos caseríos pero los conoce a todos muy bien. Su vida
de trabajo está en Lambayeque). Veo mucho descuido y desidia
dentro del hogar. Las situaciones no sólo son de pobreza, sino de
miseria. No entiendo por qué en muchos hogares, que no tienen nada
más que lo suficiente para mantenerse, a la vez tienen cuatro perros
hambrientos y llenos de piojos y pulgas. Conozco a muchas familias
que tienen ganado y venden la leche para sacar dinero y comprar
más tierras. Con frecuencia me da la sensación de que o no saben
vivir, o solamente les importa tener dinero, porque los hijos… Puedo
citar muchos casos. La comida es escasa y pobre. Usted, Padre,
conoce muchos hogares, visita las familias. Termino diciendo que no
entiendo. En los hogares no encontramos ni una sola habitación para
sentarse, hablar… Los dormitorios no existen. La ropa tirada de
cualquier manera encima de unos camastros… Es muy normal beber
chicha, maíz fermentado dentro del mismo hogar. En este ambiente
surgen fácilmente las relaciones sexuales a veces entre hermanos.
Cuántas veces los padres y madres echan a sus hijas de catorce o
quince años de casa para no tener que alimentar una boca más.
35
La voz de los marginados
Nos habla otra catequista.
El machismo es lo que predomina, y por otra parte la esclavitud de la
mujer. En las conversaciones con otras mujeres siempre dicen lo
mismo: Prepotencia del hombre, la mujer siempre queda marginada,
su palabra no tiene valor. Existe la violencia física, psíquica y sexual.
Llega el esposo borracho y termina brutalmente con la mujer. La
infidelidad conyugal es muy común. Muchos padres no se preocupan
de los hijos, a veces se les castiga e insulta, quedan al amparo de las
madres. Yo siempre he estado como una esclava, nunca me
enteraba de lo que ganaba mi esposo. A veces la madre por miedo
no reacciona cuando su esposo violaba a su hija. Toda esta vida
pobre y miserable y atroz de la familia está oculta, pero lo sabemos
todo. Y lo triste es que las leyes y quienes las dan no hacen nada para
castigar y evitar todo esto. Son muy pocos los hombres que participan
en la vida cristiana y en la liturgia. Veo a la familia muy en el aire, no
existe la estabilidad matrimonial. Yo misma a veces me pregunto:
ante este estilo de familia, ¿qué dice y qué hace la Iglesia?
Un profesor opina.
No existe control alguno en la planificación matrimonial. Vienen los
hijos al mundo sin saber cómo los van a mantener; y si existe algún
control, es tan elemental y rudimentario que muchas mujeres
enferman. Algunas han muerto por este motivo. Hace falta formación,
y creo que la Iglesia debería hablar. Aquí no estamos enterados de
nada. Hemos visto alguna vez entregar preservativos gratuitamente a
la salida de la iglesia o de otras reuniones. Cuando el padre está harto
de tantos hijos y no puede alimentarlos se va de la casa y abandona a
36
La voz de los marginados
todos. Cierto que las cosas han cambiado un poco, como el respeto
hacia la mujer. En la mujer también se da la infidelidad. Muchas
veces, como profesor, me he enterado de muchos casos de
promiscuidad sexual. Es muy difícil solucionar tanto problema porque
existe una estructura cultural casi imposible de arrancar del pueblo;
por eso pienso que hace falta mucha formación, y también creo que
la Iglesia en este campo de la formación debe implicarse mucho
más.
La formación es imprescindible si deseamos una mayor
dignidad en la vida humana.
Impresiones de algunos catequistas.
Creo que la vida cristiana está influyendo cada vez más en la
convivencia familiar. Encuentro en muchas familias más respeto e
igualdad entre los esposos. Más armonía. Es verdad que con mucha
frecuencia el hombre abandona a sus hijos, y es una falta grave de
responsabilidad. Cuando la madre se va con otro hombre, deja a los
hijos del primer esposo porque el nuevo conviviente le impide traer a
sus primeros hijos. Sí, las infidelidades son muy frecuentes. Y las
violaciones también se multiplican. El problema radica muchas veces
porque en el hogar sólo existe una habitación donde duermen todos
juntos. Los niños, los muchachos ven las relaciones sexuales de los
mayores… Esto les arrastra a cometer todo tipo de actos. La misma
televisión ahora con toda clase de novelas e insinuaciones promueve
todas estas conductas. A los catequistas no nos hacen caso cuando
corregimos. Con caridad nos acercamos al hermano para corregirle
de la borrachera o porque anda con otra mujer. Durante unos cuantos
días se arrepiente, pero pronto vuelve a vivir igual. Muchos pierden la
fe por lo que nos dice la televisión, los escándalos de algunos curas.
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La voz de los marginados
Escandaliza también la vida de algunos catequistas. El Párroco los
quita inmediatamente. El alcohol y la coca destrozan también a
muchas familias. El aborto ha sido también un gravísimo problema.
La tragedia de las familias.
Me encuentro con Gladis y le digo: prefiero ir a tu casa. Espero que te
parezca bien. Vamos a hablar de todo. Es necesario que la gente de
mi parroquia conozca tu situación, tu vida. Pienso que es la vida de
muchas mujeres, y de muchos hogares. Cierto, muchas veces me has
hablado. Ahora te pregunto y te pido que me digas con todo
detalle. Mi intención, -lo sabes muy bien-, no es la curiosidad. Más bien
quiero estar contigo. Dime: ¿qué sucede con tu esposo y cómo se
portó contigo? ¿Cómo transcurrió tu vida matrimonial y qué pasó con
tus hijas? ¿Dónde andan ahora y qué es de tu hijo? Y tú, ¿de qué vives?
¿De quién es esta casita? ¿Tienes familia aquí en Poma?
Viví alejada de la Iglesia cuando era niña. El trabajo de mi padre y la
avaricia de mi madre nos impedían a mis hermanas y a mí participar
en la vida cristiana parroquial. A veces me escapaba con mi tía. Mi
padre cuando se enteraba siempre se molestaba. Éramos seis
hermanos. El mayor murió pronto; era culto y le gustaba mucho
escribir, sólo era hermano por parte de mi madre. El trato con mi padre
siempre fue muy seco y áspero. No nos dejaba ni siquiera salir a
comprar el pan. Era muy estricto. A todos nos tenía muy cohibidos. No
quería que trabajáramos en nada; sólo quería que estudiáramos. En
esta situación, no sé por qué, a los 15 años me fui de mi casa. Regresé
inmediatamente. Mi padre lo vio muy mal y me castigó fuertemente
con una correa hasta desmallarme. Recuerdo que estaba en tercero
38
La voz de los marginados
de secundaria. Por fin me marché de mi casa sin avisar a mis padres
con el hombre que anteriormente había estado. Siempre le fui fiel.
Con él tuve cinco hijos, dos muchachos y tres hijas. En el primer
embarazo sufrí enormemente, mi esposo me pegaba de continuo;
esto me obligó a marcharme de nuevo a la casa de mis padres. Mi
padre me acogió estando a punto de nacer mi primer hijo. Al nacer el
bebito, mi padre me quitó la potestad sobre él y así siempre se quedó
con mis padres. Mi padre en este espacio de tiempo se preocupó
para que yo siguiera estudiando y dejara a mi conviviente. Me fui de
nuevo con mi pareja. Al principio las cosas fueron bien pero pronto
todo se volvió insoportable. Era celoso, borracho, mujeriego. Cuando
estaba embarazada del segundo hijo me encerraba para que no
pudiera marchar para mis padres. No me daba ni de comer. Aquello
fue infernal. El maltrato siempre fue continuo. Todos estos años los
pasé en la Rioja. El trabajo de él era cultivar y vender verduras y frutas.
Tuve tres hijas y en el embarazo de la segunda descubrí que mi esposo
estaba de alguna forma involucrado en Sendero Luminoso, en el
terrorismo. En el parto de la niña nadie me atendió, estaba totalmente
sola. Recuerdo muy bien que cuando llegaba a casa borracho
huíamos para la casa de una vecina para que no nos pegara a los
hijos y a mí. En cierta ocasión me hablaron de que andaba con otra
mujer. Lo seguí y llegué hasta
Moyobamba, y efectivamente lo
encontré con otra mujer. Una vez que salí a hacer unas compras,
cogió a mi segunda niña de unos meses y se la entregó a una señora
por un miserable dinero. Cuando me enteré inmediatamente avisé a
la policía y en el mismo aeropuerto de Tarapoto cogieron a la señora
con la niña;
después se descubrió que mi suegra era también
cómplice del secuestro y de la venta de la niña. Todo ha sido una
continua tragedia. Siempre guardé silencio, me avergonzaba de todo
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La voz de los marginados
lo que estaba sucediendo. A última hora mi padre se enteró de todo lo
que estaba sucediendo. Buscó a mi pareja para matarlo. Me vine a
vivir para el pueblo y mi padre me dio su casa. Él de vez en cuando nos
visitaba y parecía estar arrepentido de todo. De nuevo quedé
embarazada de la tercera hija. El tormento siguió hasta ahora mismo.
Pasan los años, y él se acercaba a la casa. Una de las veces que yo no
estaba en casa violó a mi segunda hija. Todo fue horrible. Yo no supe
nada hasta última hora. La llevé a Chachapoyas para el colegio de
las monjas. Estaba feliz en el colegio. En una conversación, ella,
totalmente inocente, descubre su pasado. Me avisan; yo no sabía
nada; y tuvo que regresar al hogar. Efectivamente, el padre la violó
cuando la niña tenía 9 años. Después de todo esto me fue imposible
mantenerla en casa. Ya la mayor se había marchado anteriormente
con un policía. Parece que está bien. Como sabe, Padre, me quedé
sólo con la pequeña. Usted la conoció muy bien. Pero, me da
vergüenza decirlo, un profesor del colegio abusó de ella. Quedó
embarazada y a base de maltratarla y de pastillas botó al bebé. Viví al
margen de todo esto porque se quedó en casa de una amiga.
Padre, esta es mi vida que no termina aquí. Ahora tengo un gravísimo
problema con mi hijo el mayor, el que mi padre siempre tuvo en casa
y que como sabe es policía; ha cometido un gravísimo error. Para qué
mencionarlo, es añadir más dolor. Mi hermana está pasando por el
mismo calvario. Las infidelidades, el maltrato de la mujer, el abandono
de los hijos es muy común aquí, hasta el incesto continuo.
Me dirijo a Bea.
Es catequista de los niños de primera comunión. Es conviviente y tiene
dos hijos. Uno ya tiene 15 años y 8 el pequeño. Su conviviente es
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La voz de los marginados
profesor de primaria. Me habla de los niños que participan en la
catequesis, de sus padres. Algunos niños no están bautizados. Existe
cierto descuido. Sin embargo se encuentra satisfecha de los niños y
de los padres de familia. Existe armonía y coordinación. La formación
religiosa en el colegio de primaria es nula, ya que no se les dice nada
a los muchachitos y en secundaria es muy poca. La directora es
adventista y el profesor de religión pertenece a una secta. Este es el
ambiente del colegio. Ahora cambiamos de tema.
Ya sé que has logrado un trabajo en el centro escolar de
Yambrasbamba. Me imagino que te resulta un poco difícil coordinar el
trabajo del hogar, atender a tus niños, y al mismo tiempo madrugar
para irte a Yambras.
Efectivamente, pero es una forma muy buena para poder vivir. Mi
esposo ya hace bastante tiempo que no me da nada. Usted lo
conoce muy bien. Desde que declaró que tenía otra hija, a mis niños
no les pasa nada. Yo siempre he estado marginada, más, como una
esclava. Nunca me dijo lo que ganaba. Mis niños ahora se dan
cuenta de todo y muchas veces me dicen, mami, ¿por qué no nos
vamos? El mayor ha pasado una crisis fuerte, no ha rendido en los
estudios. Un día me llamaron del colegio. El chiquillo andaba mal.
Hablé con él y me fue sincero. Lo llevé a un psicólogo de Chiclayo.
Ahora se encuentra mejor. Su padre no se ha preocupado.
Fácilmente para el próximo curso nos vamos para Lima; mi hermano
me está preparando un trabajito y el colegio para los niños. Me es
insoportable vivir aquí. Y yo estaría más o menos tranquila si esta
situación se diera solamente en mi matrimonio, en mi hogar, pero,
sabe Usted muy bien, que esto es muy general; la violencia física,
41
La voz de los marginados
psicológica, sexual, es de todos los días. La despreocupación de los
padres y abandono es muy común; y no digamos las infidelidades. La
mujer es cualquier cosa. En el silencio quedan las violaciones, y dentro
de la misma familia. Esto es común y todos lo saben. No exagero en
nada.
Habla la señora Nico.
En la calle me encuentro con la señora Nico y le pregunto por el
viejito, el Señor Luis, por su hija (deficiente y ciega. Alguna vez ya he
hablado de esta familia) y la nietita.
Usted Padre Alfonso, visitó muchas veces a esta familia. Como sabe le
trajimos ropa y alimentos muchas veces. Hicimos todo lo posible para
que al viejito lo llevaran para el asilo de Chachapoyas. El Párroco
intervino también para que lo llevaran cuanto antes. La casa, aquel
hogar ya no era hogar. Usted lo conocía muy bien: ratas, miseria,
suciedad, trapos. Él era quien hacia la comida y limpiaba; ya no
podía andar, estaba casi ciego. A la hija la violaron de nuevo. Yo no sé
cómo terminó todo aquello. Es muy difícil describir aquella realidad. Y
a la nietita, fruto también de otra violación, se la han quitado. Creo
que una cuñada se la ha llevado para la Rioja. Y me parece que ella
está en Chachapoyas. Es muy lamentable el abandono que sufrió
aquella familia, ya antes de morir la esposa del señor Luis, y después
cuando violaron a la hija deficiente y ciega. Nadie se preocupó de
aquella familia, ni sus propios familiares. Usted conocía todo aquello.
Digo que es muy lamentable porque estos casos suceden con
mucha frecuencia y tristemente pasamos de largo. El dolor y
sufrimiento está en muchas madres por lo que sucede con sus hijas.
42
La voz de los marginados
Pero nadie pone remedio. No sé a dónde llegaremos. Ahora mismito
estoy ocupada en otro caso similar; el hijo de… ha abusado de su
hermana. Aquí los padres, creo que son muy responsables, están
sufriendo lo indecible. Al hijo lo han llevado de casa, pero el dolor lo
tienen en su misma casa, en el hogar.
En el hogar de Consuelo y Juan.
Consuelo y Juan, os hago una pregunta, mejor, dos, y os dejo hablar.
Durante estos años me he encontrado en vuestra casa con tres
muchachas, María, Yanalí y por último María Isabel. A María la he
seguido de cerca, y me ha hablado varias veces. Se trata de una
mujer muy triste. De María Isabel
sólo puedo decir que necesita
afecto y cercanía. Con Yanalí nunca hablé. ¿Por qué estas
muchachas han estado en vuestra casa?
María llegó a nuestra casa cuando estábamos en Bagua Grande. Se
presentó ofreciéndose para cuidar a mis niñas, entonces eran muy
pequeñas. Hablamos un poco con ella y sin más se quedó con
nosotros. Ella vivía con su padre en extrema pobreza, la madre la
abandonó. Sólo manifestaba su tristeza, hasta odio y rencor por su
madre. La había abandonado. En casa se portaba muy bien e
igualmente en sus trabajos. Creció con mis hijas. Con ella hicimos las
veces de padres. Pronto empezó sus estudios de secundaria. Sin ser
brillante, la perseverancia hizo que los terminara bien. Ingresa en el
Pedagógico de Bagua Grande logrando su graduación. Con ella no
tuvimos problema. Nos preocupaba por su silencio, era muy
reservada, y principalmente por el odio que siempre manifestaba
hacia su madre. En cierta ocasión va a ver a su madre, y estando con
43
La voz de los marginados
ella, un hombre, como tantos otros, la visita. Le pregunta por aquella
joven, la respuesta no podía haber sido peor, es la hija de una vecina.
María desde entonces nunca más volvió a visitar a su madre. No
reconoció a su hija, más, la despreciaba. Al finalizar los estudios en el
pedagógico se enamora de un muchacho bastante mayor que ella.
Le advertimos que no era el camino más apropiado, que esperara. No
nos hizo caso y pronto se fue con él. Todo le ha ido mal. Nos visita de
vez en cuando. Ahora anda enferma, es preocupante lo que tiene. Ya
sabemos que el otro día le visitó a Usted y habló largo con ella. La
estimamos en casa y nos da mucha pena por su tristeza y soledad.
Janalí (Pinocha) es de un caserío que Usted tiene mucha gana de
visitar, casi está rayando con los Aguarunos. Un día me habló su
madrasta y me pidió que recogiera a su hija. En aquel momento
Janalí era una niña de 9 años. ¿Cuál era el problema? El de siempre.
Un muchacho de 29 años la perseguía. Hablé con mi esposo y la
trajimos para Lambayeque. Al principio fue todo una odisea. Estaba
llena de piojos, sucia, era todo un desastre. Mi hermana me ayuda, la
limpiamos, le cortamos el pelo, uñas y ropa nueva. Poco a poco va
cambiando. Le pusimos pinocha porque cada cuatro palabras una
era mentira. Varias veces la amenazamos llevándola de nuevo para
el caserío. Poco a poco se fue corrigiendo. Después de un año largo
con nosotros nos pareció bien llevarla al caserío unos cuantos días con
sus padres, ella ya no quería. En el caserío tenía que trabajar en la
chacra y tener las manos sucias. Esta era su obsesión. Muchas veces
manifestaba que en el caserío con sus padres sólo comía bituca,
yuca, arracacha, frijoles y nada más. Después de unos cuantos días
en el caserío se presentan unas religiosas de “María Inmaculada”
recogiendo muchachas. Su Padre la lleva al colegio de las religiosas
44
La voz de los marginados
pero pronto la tiene que sacar. En el colegio –internado- tenía que
estudiar, trabajar, madrugar… De nuevo viene para nuestra casa. La
pusimos en unos cursos de Corte y Confección… En casa ha estado
dos años más con nosotros.
Ahora nos fijamos en María Isabel. Es una niña buena, silenciosa,
trabajadora, a veces un poco triste. Usted conoce a sus padres. Está
en nuestra casa porque su hermano mayor andaba detrás de ella y
quería llevársela. Es cierto que no es hermana de él, pero sus padres la
adoptaron y legalmente es su hija. Esta niña, que es una mujercita,
tiene 14 años, fue abandonada desde pequeñita; tenía solamente un
mes cuando la abandonaron, dejándola con un viejito envuelta con
cuatro trapos y cartones en el caserío del “progreso”. Unos cuantos
perros la acompañaban. El señor… se enteró e inmediatamente fue
a recogerla. Desde niña siempre ha estado en el hogar del señor… La
han querido y la han protegido. Ahora llega el problema. Sus Padres
me rogaron para que la trajéramos para Lambayeque y aquí está.
Consuelo, tú sabes que María Isabel ha hablado conmigo; recuerdo
que te lo manifestó. Y sabes muy bien cuál fue el tema de nuestra
conversación. Yo nada le puedo ofrecer. Me reveló que algunos
hermanos no la querían en casa. Ahora lo único que te pido es que le
deis afecto, cercanía, confianza para que pueda tener una vida un
poco mejor. Todo el amor que se le ofrezca a esta niña es poco.
Interiormente tiene un gran vacío.
Pero, Consuelo y Juan, ¿por qué habéis acogido a estas muchachas,
y creo que también estuvo en vuestra casa la hija de Floriano? Padre
Alfonso, nuestro único móvil ha sido el amor cristiano. Es verdad que
45
La voz de los marginados
han prestado en el hogar algunos servicios pero siempre las hemos
tratado con afecto como si fueran nuestras propias hijas. Con nosotros
han estado sentadas a la mesa siempre. Nuestra comida ha sido la de
ellas. Y también con nosotros han participado en la Eucaristía
dominical en Lambayeque. Janalí nos dio más problemas, era un
poco salvaje, procedía de la selva, pero siempre se han portado bien.
Era traviesa, un poco salvaje. La hija de Floriano fue distinta. Preferimos
no recordarla. Se marchó de casa sin decirnos nada. Sólo estuvo con
nosotros muy de paso.
Chavales en la Cieneguilla, Perú
46
La voz de los marginados
6.- Profesores y alumnos.
Hace años que visité varias veces algunos colegios de los diversos
poblados. En una de las reuniones con algunos profesores -profesoras,
principalmente-, espontáneamente manifestaron el poco interés de
los padres en la educación de sus hijos, tanto en los contenidos de las
diversas asignaturas, como en la formación religiosa; igualmente la
poca participación en las reuniones de padres de familia;
descubrieron también el poquísimo interés de muchos alumnos. Se
explicaban así. Muchos tienen que trabajar en el campo, y esto les
hace perder muchos días de clase. No tienen interés y estímulo por el
estudio. Por otra parte, no es obligatoria la escolarización. y fue muy
llamativo oír a una profesora que levantó la voz y dijo: Vamos a ser
sinceros. ¿Qué interés tenemos nosotros…?
Algunos profesores le
respondieron. Y continuaba diciendo: Nosotros antes de venir al
colegio muchos días tenemos que ir a trabajar a la chacra. Es muy
poco lo que nos pagan, y tenemos que buscarnos la vida con
nuestros trabajos. Cuando venimos del trabajo ya estamos cansados,
y no podemos rendir. Esta es la realidad… Los mismos niños no tienen
estímulo, y nos encontramos con familias desestructuradas, con
muchas necesidades de alimentación, sanidad, vestido… En sus
hogares no tienen dónde colocar el material escolar, ni una mesa o un
rincón donde poder estudiar.
En este momento me acompañan varios profesores de primaria y
secundaria. ¿Qué me responden? Sé muy bien que el tema es muy
delicado. Les dejo con total libertad para que puedan expresarse. Las
preguntas pueden ser éstas u otras similares.
47
La voz de los marginados
S ¿Qué paga tienen los profesores al mes?
S ¿Cómo es la situación de los muchachos en la familia?
S ¿La familia apoya a los muchachos en las tareas escolares?
S ¿La escolarización es obligatoria?
S ¿A qué edad los muchachos abandonan la escuela?
S ¿Cuántos acceden a estudios superiores?
S Relaciones entre las familias y los profesores, y profesores y alumnos.
Algunas respuestas de los profesores.
Reconocemos que la preparación del profesorado de muchos
caseríos es muy pobre. Hacen unos años de estudio, que equivale a
secundaria o…, y ya los ponen de docentes en muchos caseríos;
después van ascendiendo poco a poco. Usted, Padre, conoce a
muchas profesoras de estas características. Este es el primer paso
totalmente en falso. Usted mismo se ha extrañado de la mala o
pésima lectura de algunas profesoras cuando proclaman la lectura
en la liturgia.
Nos pagan muy poco. Recuerde el caso de… Tenía que caminar
para ir al caserío durante unas tres a cuatro horas en condiciones
poco menos que inhumanas. ¿Qué podía hacer después con los
alumnos? Con el sueldo podía pagarse el plato de comida y poco
más. Cierto que los niños tienen muy poco interés. Muchos de ellos no
encuentran ambiente alguno en sus hogares para estudiar. Un
problema grave que existe en nuestras familias es la violencia familiar.
Familias deshechas. Imposible que estudien los niños dentro de este
ambiente.
48
La voz de los marginados
Es verdad que, en secundaria, en los poblados más grandes cambia
un poco la situación; sabemos que cuando terminan secundaria y
quieren ingresar en la universidad o hacer otra modalidad de estudios
superiores, se ven obligados a estudiar dos o tres años para poder
ingresar. Hay padres, familias, que se preocupan por la formación de
sus hijos pero no es lo normal.
Otra profesora dice: Corremos el riesgo de generalizar; podemos
comentar que en todos estos caseríos el nivel es bajo y no puede ser
de otra manera, ni nosotros tenemos medios y el alumnado tampoco.
Se pierde mucho tiempo con actividades que sirven de muy poco
para la formación del alumnado. En los niveles infantiles hay algo muy
positivo: la profesora recoge a los niños mientras sus padres van al
trabajo, esto ya es bueno.
En la enseñanza pública, es mi experiencia, -dice un profesor-, falta
algo muy importante. Vamos a prescindir en el mucho o poco interés
que pongamos en los alumnos en el estudio de los contenidos de las
diversas asignaturas. De momento lo dejamos de lado. Nos falta
algo, si cabe, lo más importante: ¿Cómo formar, educar a la persona,
cómo impartir una buena formación de valores humanos, que
realmente influyan en el alumnado? Sabemos todos muy bien cómo
están nuestras familias. Creo que nos falta enseñar a nuestros alumnos
los verdaderos valores humanos que engrandecen a la persona: el
trabajo, la responsabilidad y la constancia, la verdad y la rectitud, la
comunicación, el diálogo…, incluso otras cosas más que
elementales, como pueden ser: el hombre y la mujer en el aspecto
sexual, la igualdad entre hombre y mujer en los diversos campos de la
vida, el respeto máximo por la mujer. Basta ya de violencia y de
49
La voz de los marginados
esclavitud. Me imagino que están de acuerdo conmigo. Sabemos
muy bien lo que sucede en nuestro entorno. A veces nos
avergonzamos de algunas conductas entre profesores y alumnas.
Sabemos que se dan otros muchos comportamientos que quedan
ocultos, pero nos enteramos de lo que sucede tristemente. ¿Cuánto
tiempo dedicamos a formar a nuestros alumnos en todos estos
valores?
Pienso que esto es urgente: La dignidad de la persona
humana.
Una profesora expresamente manifiesta: Casi todos nosotros nos
llamamos cristianos católicos y sin embargo tenemos reparo en
manifestar a nuestros alumnos ciertos principios religiosos y humanos
que nos presentan los evangelios. Yo no encuentro interés por la
formación religiosa, ni en los alumnos, ni en el profesorado. Nadie le
respondió.
Los Padres Alfonso y Arsenio a su llegada a Pomacochas en 2012
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La voz de los marginados
7- Visita a los caseríos.
Santa Rosa, Miraflores y la Florida.
El carro, un Toyota, está preparado para llevarnos a los caseríos de
Santa Rosa, Miraflores y la Florida. Son las 8 de la mañana. Nos
acompañan el Padre “Lucho”, Consuelo y su esposo Juan, Luzbinda y
su hermano Albino. El padre Arsenio, una vez que lleguemos a Santa
Roda, caminará una hora para llegar a la Florida; yo me quedaré en
Santa Rosa con un pequeño grupo de Miraflores y su catequista
Gilberto. En el espacio de algo menos de una hora viajamos alegres y
muy contentos por
la pista, recién arreglada. Dejamos atrás los
caseríos del Progreso, Vilcaniza, la Esperanza… A todos los hemos
visitado y varias veces hemos celebrado la Eucaristía. Son poblados
muy castigados por un sinfín de sectas. En Vilcaniza, concretamente,
apedrean las tablas de la capilla. Esta comunidad es muy pobre en
número y en recursos. Los católicos son realmente perseguidos. En el
poblado de la esperanza me encontré por primera vez con los indios
Aguarunos, con su “Capo” y Adrián. Recuerdo muy bien aquella
estampa. Con Adrián he estado varias veces y siempre del mismo
aspecto: pobre, descalzo y hambriento. A partir de la Esperanza
iniciamos un nuevo camino, -hace muy poco que lo han abierto-, es
una “trocha”, que bastantes veces hay que bajar del carro para
empujarlo ya que a causa del barro patinan las ruedas. Se dice que
pronto estará arreglado. Sólo pedíamos a Dios que no lloviera para
poder llegar y regresar. Con la lluvia imposible realizar el camino.
Santa Rosa es un poblado “modelo”. Es la primera vez que lo visito. El
Padre Arsenio, casi podemos afirmar, es el único sacerdote que lo ha
visitado durante estos años. El Poblado está en medio de la selva alta.
51
La voz de los marginados
En el interior de la selva se encuentran osos y tigres; muy cerca del
poblado los monos grandes de cola negra y amarilla. Los monitos se
acercan hasta el poblado en las horas de la noche para coger todo
lo que encuentren a su paso, principalmente maíz. El paisaje es
majestuoso, grandioso. Ellos dicen que es “pura selva”. Las casitas son
muy pobres, casi todas ellas son de tabla. Entré en algunas, más aún,
me senté a comer con las familias. La comida como siempre es muy
sencilla, y cuando los visita el misionero siempre hacen un esfuerzo y
ponen algo más. El caldo con la gallina, el arroz blanco con bituca y
arracacha, que son una especie de tubérculos. Esta es la comida
normal. Aquí no existen las servilletas, tenedores y cuchillos, con la
cuchara tiene uno que arreglarse. Al final ponen en un vaso de
“agüita” de café con “chancata”. La acogida en el poblado fue
inmejorable. Muchas veces los catequistas me habían invitado a
visitar el caserío de Santa Rosa; el problema eran los caminos
subiendo y bajando las montañas. Aquel camino no estaba para mí,
o yo para aquel camino. Hoy se cumplían mis sueños.
Reunida la comunidad cristiana, empezamos la celebración. Todo el
poblado estaba en la capilla; aquí no hay secta alguna, todos son
católicos. Antes, Consuelo, su esposo Juan y nuestro amicísimo
Máximo prepararon los cantos con sus guitarras. Toda la asamblea,
niños chiquitos, muchachos, hombres y mujeres cantaban. Algunos
de los cantos van acompañados de gestos. Desde el principio hay
que reconocer que esta comunidad está muy cultivada por sus
catequistas. Ahora la dirige Fortunato y Floriano. Cada domingo se
congregan para la celebración de la liturgia de la Palabra. Los
catequistas dirigen la catequesis de niños de primera comunión. Ellos
son también los que preparan a los padres que presentan a sus hijos
52
La voz de los marginados
para ser bautizados. Asisten a los entierros.
Son en verdad los
misioneros que proclaman el Evangelio. Una vez al mes celebran las
asambleas familiares cristianas. Desde Lima los Redentoristas les
mandan el material para las celebraciones de la Palabra y para las
asambleas. Antes de empezar propiamente la celebración de la
Eucaristía, como cantaban con ciertas dinámicas cantos que aludían
casi todos ellos al Espíritu Santo, les hablé un ratito del Espíritu Santo, su
acción en la historia de la salvación, empezando en el Antiguo
Testamento y principalmente en Jesús, con textos del Evangelio que
conocen muy bien; igualmente de la acción del Espíritu Santo en la
Iglesia, en nosotros, por el Bautismo y su presencia en el mundo. En
aquel momento me pareció los más apropiado. Ellos no
pestañeaban. En el fondo de la capilla estaba el Padre “Lucho”, el
Párroco de todos aquellos caseríos y de Pomacochas. Cuando nos
acompaña él siempre se pone a confesar a los fieles.
Empiezo la celebración. En el saludo felicito a la comunidad por su
participación. Han dejado sus casitas, exponiéndolas siempre al robo.
Algunos para llegar a la capilla tienen que caminar varias horas.
Felicité y agradecí el trabajo de los catequistas. Hace muchos años
que los conozco y son gente sencilla, pobre pero muy responsable.
Merecen todo el apoyo de los párrocos y de los Obispos. ¡Cuántas
cosas habría que decir sobre este particular! Externamente se
mantiene la fe en todas estas comunidades cristianas gracias al
empeño y esfuerzo de los catequistas. Ya hemos hablado en otro
apartado de la formación que año tras año se imparte a los
catequistas. Confieso que estos hombres con su sencillez,
perseverancia y entrega, a pesar de su pobreza humana, hacen una
labor extraordinaria. Harían falta más recursos para que trabajaran
53
La voz de los marginados
mejor y con más eficiencia. Después de este saludo largo,
empezamos la Eucaristía. Es muy gratificante contemplar a los niños,
hasta con sus “moquitos” en la nariz y sucios, mover sus brazos y
manitas para acompañar el canto. En la homilía me alargo bastante,
y les hablé explícitamente de la Eucaristía, de la Cena del Señor, y de
todo lo que significa la Eucaristía, entrega y amor de Jesús, y del
significado para todos nosotros los que participamos en la Cena del
Señor. Sin querer brota el compromiso cristiano del amor, de la
comprensión entre todos y mucho más del amor familiar, la fidelidad
entre los esposos, el cuidado de los padres para con los hijos, la
entrega generosa hacia el pobre y necesitado, y el cuidado del
enfermo… En la misión hay que hablar de todo. Reconozco que me
alargué. Un numeroso grupo de personas se acercaron a comulgar. Y
así terminamos la Eucaristía. El padre Arsenio ya estaba de vuelta del
caserío de la Florida y ahora empezaba a preparar a los animadores
de las Asambleas Familiares Cristianas.
Ahora empieza el calvario. Es lo de todos los días y de todos los
caseríos. La gente se congrega alrededor de la capilla, y quieren
saludar al Padre. Hablo con todos, me acerco a los niños, a las
mamás. Dos mamás con ocho niños cada una van a ser las
protagonistas. Una de ellas está enferma y en sus brazos tiene al hijo
menor, también enfermo. El padre de las criaturas no se sabe dónde
anda. Fortunato, el catequista, me la presenta y me dice que la
bendiga; tiene no “sé qué clase de espíritu maligno” que no la deja
descansar, ni a ella ni a sus hijos pequeños. Accedí, la bendije, le eché
agua bendita y le hablé un poco. La brujería con frecuencia se
entremezcla con la religión en sus vidas. Acuden a Dios y al brujo casi,
casi indistintamente. La otra madre está también rodeada de unos
54
La voz de los marginados
cuantos niños. La hija mayor, no tiene más de 13 años, tiene en sus
brazos a un bebito, es su hijo. Su misma madre me lo confirmó. Estoy
un ratito con ellos, me siento impotente ante su pobreza y miseria.
Me están esperando Juan, el esposo de consuelo, y Pascual. Pronto
me doy cuenta de la conversación. Les dejo que hablen. Al principio
hablan del campo, de los productos de la tierra. Pascual nos dice que
la tierra produce muy poco: papas para el consumo, maíz, que casi
los monitos se lo comen, bituca, arracacha, algo de yucas, y un poco
de caña de azúcar, y nada más. Tienen algunas vacas pero la leche
que recogen la venden para comprar lo necesario y poder vivir. Lo
que más venden es la madera de cedro, pero muchas veces se la
roban. En este contexto, Juan le responde con fuerza y energía.
Pascual, vamos a ver. ¿Cómo no hacéis un pequeño programa de lo
que se puede cultivar? Más todavía. ¿Cuántos hijos tienes? ¿Crees
que así se puede vivir? ¿No ves que no se puede alimentar a una
familia de esta manera?
Por supuesto que no intervine en la conversación. Sólo estaba en el
escenario. Prefería no hacer juicio alguno de lo que hablaban. Juan
es criollo, ingeniero, vive la realidad de su pueblo, es consciente de la
pobreza de todas estas gentes. Pascual le responde que así no
podemos dar un paso hacia adelante. Y como a ti, ¿qué sucede en la
mayoría de las familias? Pascual antes fue un buen catequista pero
ahora lo ha dejado porque tiene que dedicar todo su tiempo a sacar
algo para sus hijitos. No puede tomarse la libertad de ir un día a las
reuniones de formación; tendrían que gastarse veinte soles o algo
más. Después de esta conversación larga entramos en el hogar de
unas familias, y, lo de siempre. La descripción es la de todos los días.
55
La voz de los marginados
Una habitación grande, una mesa, la cocina –el fuego- en un rincón
en el suelo, y cuatro cosas más; los perros, cuyes…; esto es todo. En
esta zona casi todas las casas son de tabla y el piso de tierra. Y así
termina el día de Santa Rosa. Muy agridulce.
Al finalizar el día hablé un rato largo con Consuelo y su esposo para
que me dieran sus impresiones. Creo que fueron claros y sinceros. Así
me hablaron.
La pastoral de los caseríos es buena pero está muy limitada. Los
catequistas no tienen recursos económicos para realizar una
formación mínima humana y de alguna manera poder influir en la
comunidad. Sólo reciben los cursillos que Usted les imparte. No
pueden hacer más. Ya sabe que a algunos les cuesta leer, no saben.
No existen recursos. La familia necesita una fuerte “evangelización”.
Sus problemas tal como están ahora no tienen solución. Educan a sus
hijos como pueden. No tienen futuro cuando llegan a mayores, y
huyen de la casa paterna con una muchacha a los suburbios de la
gran ciudad. No existe otra salida. Es muy fuerte la debilidad de los
hogares. Las parejas se forman sin conocerse y muy rápidamente
vienen los hijos. La madre es la que carga con todos ellos y con
muchísima frecuencia el padre los abandona. Se empieza mal y se
termina peor. Falta una gran formación en el amor y el afecto. El
hombre muchas veces busca a la mujer por el sexo.
Shucayacu.
Para el sábado 28 de Julio teníamos preparada la visita a los caseríos
de la Esperanza y de Shucayacu. El Padre Luis había aprovechado la
oportunidad de la celebración de las “honras” de un matrimonio. (El
56
La voz de los marginados
cuarto aniversario de su muerte). Muchas veces había pasado por
Shucayacu, pero no lo había visitado. Se encargaba el Padre Arsenio.
Este caserío es muy pobre, tiene muy pocos habitantes, depende de
la Esperanza y no tiene capilla. El Padre Arsenio se dirigió a la
Esperanza. Cambiamos de comunidad.
Con cautela y mucha
prudencia me acerco; no sabía lo que me podía esperar. El
encuentro estaba preparado en un local del municipio. Allí el
catequista estaba esperando. El local estaba “llenito”, más de
cuarenta personas. Muchos hombres, algún joven y mujeres. Fue una
sorpresa. Estaban las familias de los difuntos. Antes de celebrar la
Eucaristía les hablé un rato largo. En estas situaciones los temas brotan
espontáneamente, con la mayor facilidad. Después les invité a
dialogar, a que me preguntaran algo. Surgen siempre las mismas
preguntas. El tema de las sectas. Que si la Virgen María tuvo más hijos
porque viene en los evangelios… Que si los católicos adoramos a los
santos… Algunas sectas nos dicen que es pecado beber alcohol y
comer carne de chancho…, y por qué celebramos el domingo y no el
sábado… Siempre les invito a no meterse con ellos y a no discutir
porque todo es inútil, más bien, que tengan con todos gestos de
amistad, cercanía o de caridad. Algunos de las sectas son agresivos y
muy fanáticos. Después de este diálogo sencillo y muy normal,
celebramos la Eucaristía. Es admirable verlos cómo participan. No se
mueven para nada, su atención es máxima. Al finalizar la Eucaristía
uno de los nietos de los fallecidos repartió, como es costumbre, un
recuerdo – recordatorio- no supe en qué consistía. Normalmente es un
objeto religioso. Estas celebraciones terminan siempre invitando a
comer. Todos fuimos invitados, e insistieron, para que todos
participaran en la comida.
La comida siempre es la misma: La
gallina, la papa, la yuca… todo sancochado, y después el plato de
57
La voz de los marginados
arroz con un poco de carne. No falta la “agüita”. Este tipo de comida
es sagrada para las familias y no pueden prescindir de ella. En muchos
de estos acontecimientos no faltan los “borrachitos”. Aquí todo fue
muy normal, por lo menos mientras estuvimos nosotros.
Gualulo.
En todos estos años con relativa frecuencia hemos visitado a la
comunidad cristiana de Gualulo. El catequista Juvencio y otros
hermanos catequistas la tienen muy bien cuidada. En este mes por
dos veces he visitado el poblado y varias veces me he encontrado
con los catequistas, por supuesto en el cursillo, que nunca lo pierden.
Tanto es así, que participa el catequista mayor, el Señor Víctor, con su
hija Alanís y su nietita y el yerno. En esta comunidad participa siempre
un grupo muy numeroso; también los hombres y algunos muchachos,
aunque más bien contados. El problema preocupante son las sectas;
algunas les atacan fuerte. Veo a esta comunidad muy “linda”, sana.
Necesita un pequeño apoyo que la estimule y empuje a la ilusión. Ellos
siempre están dispuestos e ilusionados. Es muy triste y lamentable que
no haya alguien que visite y aliente a todos estos caseríos; sólo
necesitan oír clara y diáfanamente la novedad del Evangelio para
crear en ellos un poco de luz y de esperanza. También visité una
escuelita. ¡Qué pobre estaba! Estoy viendo la carita de aquella
docena de niños. Sí, también me fijé en la profesora. Hablaremos de
ella y de ellas. La comunidad de Gualulo no sólo merece mi afecto y
recuerdo, sino todo el apoyo posible.
Aquí primero tuvimos con la comunidad un rato largo y prolongado
de charla y diálogo. Con los temas evangélicos, a partir siempre de la
Palabra de Dios, surgen los temas humanos: la familia, los hijos, la
58
La voz de los marginados
educación, la caridad fraterna, la convivencia en el poblado, el
respeto mutuo, la atención a los pobres y enfermos, la reconciliación
entre todos… La comunidad cristiana tiene que ser ejemplo para
todas las sectas. (Esto lo tienen profundamente grabado). A pesar de
sus muchas dificultades y “pobreterías”, las comunidades cristianas
tienen que ser luz para todos. Tienen bien claro que cuando uno anda
enredado, o bien con problemas de “mujeres” o similares, o con
problemas de alcohol, tiene que dejar las asambleas de la liturgia. El
“problemático” se retira él solo, ya lo sabe. Y como Gualulo está cerca
de Poma, volvimos de nuevo para celebrar la Eucaristía. Allí estaban
todos de nuevo con sus guitarras y cancioneros. A la esposa de
Juvencio, el catequista, y a otras más les “eché en cara” por no haber
estado en la celebración el día de las familias. Les dije que se
perdieron el baile conmigo. Como testigo del baile allí estaba la
esposa del Señor Víctor. ¡Envidia…, envidia…! les dije. Todo terminó en
sonoras carcajadas. En la Eucaristía pusimos toda la atención posible
para vivir intensamente la presencia del Señor. Juvencio proclamó la
primera lectura y el Señor Víctor el salmo. (Todavía recuerdo que iba
deletreando cada uno de los versículos. Creo que nadie entendió lo
que leía). Muchas veces me admiro de la forma de participar de estos
hermanos nuestros. Crean misterio y viven el misterio, se identifican,
aunque sea sólo por unos momentos, con el misterio que celebramos.
Habrá que preguntar a los antropólogos de las religiones a ver qué
significa todo esto.
Terminamos la Eucaristía y el Señor Víctor y su yerno ya nos tenían
preparados los tamalitos, yuquita, yemitas y plátanos. Al final le
hicimos una recomendación a Juvencio y a los ayudantes: arreglar el
presbiterio, revocarlo con argamasa, blanquearlo para después
59
La voz de los marginados
colocar un crucifijo grande y otro cuadro del Perpetuo Socorro. Como
hemos hecho otras veces les prestaremos nuestra ayuda. Nos
prometieron hacerlo.
Los misioneros Arsenio y Alfonso en los caserios, año 2012
60
La voz de los marginados
8- Último encuentro con los catequistas.
Habíamos decidido terminar el cursillo a las 13 horas con la
celebración de la Eucaristía. De nuevo éramos prisioneros del tiempo.
Nos quedaban muchas cosas que decir y no podíamos prescindir de
alguna de ellas, la celebración y
evaluación final. Centramos la
atención en la evaluación. Algunos catequistas ya han hablado, otros,
son silenciosos o no tienen facilidad para expresarse, o se dejan llevar
de su timidez. Personalmente recojo mis impresiones.
Participan unos 35 catequistas, casi todos son hombres, creo que
había seis mujeres y dos bebitos que estaban con sus mamás y eran
de Gualulo. El ambiente, inmejorable. El tema central del cursillo, ante
el año de la “Fe” y la “Nueva Evangelización”, versa sobre cómo
anunciar hoy a Dios y el Evangelio. Los temas diversos estaban
totalmente iluminados por los Evangelios, la Persona de Jesús. Jesús
nos revela a Dios, y en Jesús nos encontramos con el Padre. Jesús nos
revela el amor misericordioso del Padre amando y sirviendo a las
personas, levantándolas de la enfermedad, del pecado,
ofreciéndoles siempre la amistad y comprensión. Jesús centra su
atención en el Reino de Dios, que es proclamar la presencia salvadora
de Dios en medio de nosotros. Su forma de hablar en parábolas, sus
milagros, sus actitudes y sentimientos muestran a Dios preocupado
por los hombres. El anuncio de las Bienaventuranzas es el camino para
seguir a Jesús. Estos fueron los temas del cursillo de este año.
¿Cómo respondieron los catequistas? Es difícil responder. Soy
consciente de los problemas, son muchos y muy variados. No es fácil
solucionarlos. Los catequistas, muchos de ellos, no saben leer o lo
61
La voz de los marginados
hacen muy mal, excepto algunos que son más vivos, tienen más
formación, hicieron secundaria. Tienen muy buena voluntad; son
buenos, sencillos, acogedores. Algunos, bastantes, viven en extrema
pobreza; esto supone que no pueden dedicar demasiado tiempo a
la formación, a su trabajo como catequistas. La formación que
reciben es muy elemental. Es verdad que durante el año se
congregan con el Párroco, el Padre Luis. Pero la realidad social,
económica y cultural les ahoga. Ellos son la única fuerza
evangelizadora de los caseríos. Muchos de ellos están rodeados de
sectas devoradoras, que lo único que hacen es destrozar con mil
sandeces la vida cristiana; porque si se limitaran a proclamar el
evangelio, pero… Creo que los catequistas merecen otra atención
por parte de la Iglesia. Y hablo de esta pequeña parcela que conozco
desde hace 14 años. Ellos y sus comunidades tienen conciencia de
pertenecer y de ser la Iglesia de Jesús, pero se encuentran solos. Al
Párroco no se le puede pedir más. Por eso mismo me pregunto: ¿No se
pueden cambiar algunas estructuras para que algún sacerdote con
laicos visite estos caseríos durante el año? ¿No se puede dedicar más
material formativo para cada una de las comunidades, para sus
catequistas? ¿Es que la Iglesia no puede invertir un poquito en personal
y medios económicos? ¿Quiénes son los verdaderos responsables de
todo esto?
No apunto ni acuso a nadie; sí ratifico que caminando por todos estos
caseríos y poblados uno no puede cerrar los ojos y desviar el
pensamiento. Es muy bonito decir que la Iglesia es esencialmente
evangelizadora, que ha de preocuparse por los más pobres… Y es
verdad; lo hace y siempre lo ha hecho; pero existen otras muchas
parcelas que nos urgen y piden a gritos nuestra atención. La voz de la
62
La voz de los marginados
Iglesia, el mensaje del Evangelio no llega a estas comunidades. Sé de
sobra que mis afirmaciones son fuertes. Sé también muy bien que hay
misioneros, catequistas, poblados y comunidades cristianas muy bien
organizadas. Soy consciente de que aquí se acumulan otros muchos
problemas que impiden la proclamación del Evangelio.
A veces sueño, cuando visito algunas de estas comunidades, muy
pequeñitas, no más de doce o veinte personas, que escuchan y
aceptan el mensaje de Jesús con un corazón limpio y sencillo; me
recuerdan las comunidades paulinas de los primeros siglos. No
encuentro camino alguno para ellas, solo el silencio y la soledad.
Desde estas páginas, ya sé que mi aportación es muy modesta,
rechazo el abandono humano y cristiano que sufren todos estos
caseríos.
Y ellos, ¿qué han comentado del cursillo? ¿Cómo respondieron? ¿Qué
han dicho? Muchas impresiones ya las han manifestado. Conviene
escuchar sus frases y pensamientos. Ellos son los que hablan.
S El cursillo es una bendición de Dios. Descubrimos el amor de Dios.
S He descubierto que Dios me quiere tal y como soy. Con el cursillo me
encuentro feliz.
S Con el cursillo valoramos lo que significa vivir en comunidad. Me
cuesta marchar y dejar el cursillo.
S El ambiente familiar del cursillo es inmejorable. La fraternidad, la
amistad y confianza en nosotros es algo nuevo.
S Las celebraciones de la Eucaristía y la del perdón son lo mejor del
cursillo.
63
La voz de los marginados
S Con el cursillo encontramos a Dios y perseveramos en el camino de
Jesús.
S Me interesa conocer a Jesús. Si no conozco a Jesús, ¿cómo después
lo puedo anunciar en mi comunidad? Jamás perderé el cursillo.
S Al principio nos cuesta dejar la casa y la chacra, pero después nos
sentimos felices por haber venido. El cursillo es fundamental para
nuestra vida de cristianos y para nuestra formación.
S En cada cursillo encuentro algo nuevo. Nos evangelizamos y
evangelizamos mejor a nuestra comunidad.
S El cursillo nos ofrece una formación permanente. El cursillo nos abre
un mundo nuevo de paz, de justicia, de una mayor responsabilidad en
nuestra vida familiar.
S Me siento muy feliz con el cursillo por todo lo que nos dice, por el
material que nos entregan. El cursillo es para nosotros un aire fresco.
S El tema que más me agrada del cursillo es el de Dios Padre, de su
amor y misericordia. Me satisface siempre el tema del perdón.
Después de escuchar sus impresiones, fueron muchas más,
celebramos la Eucaristía, a la que se unió el Padre Luis y el Padre
Arsenio. Impresiona contemplar la forma de participar de estos
hermanos nuestros. El misterio los rodea, parece que en aquellos
momentos el mundo con toda su problemática desaparece para
ellos. Todo se inmoviliza. Para nosotros es un poco difícil de entender.
Proclaman la palabra, cantan, participan en la oración de los fieles…
Tuve intención de decirles que no se pusieran de rodillas, ya que
estaban entre las mesas y bancos del salón, pero al llegar el momento
de la Consagración todos a una se pusieron de rodillas en silencio
absoluto. Así son nuestros catequistas. Sí, con muchos defectos y
limitaciones, pero muy receptivos. Creo que no se puede perder
64
La voz de los marginados
tiempo esperando a que los seminarios se llenen de vocaciones
sacerdotales y misioneras. El Señor nos ofrece a sus hijos pobres,
humildes, sencillos, con un corazón grande y generoso. Están en
nuestras manos, en manos de la Iglesia. Hace falta cambiar muy
pocas cosas para proclamar en estos caseríos y en otros muchos la
“Nueva Evangelización”.
Con los catequistas y las gentes de los Caserios
65
La voz de los marginados
9.- La fiesta de las familias.
Al finalizar los días de la misión celebramos el día de las familias, el día
de la parroquia. Buscamos un pretexto para congregar a las gentes
de los caseríos, a los catequistas y a las familias de Pomacohcas. Esta
fiesta la ponemos siempre el último domingo del mes de misión. Para
los de Pomacochas el domingo es un día algo problemático, es el día
del mercado. Muchas familias acuden al mercado para vender los
productos del campo: Papas, arracacha, bitucas, yucas, frijoles…
gallinas, huevos, frutas… Esto les impide participar en la fiesta de la
familia. Las familias de Poma están más libres por la tarde, hacia el
anochecer. En este momento sí que participan muy bien en la
Eucaristía dominical. Posiblemente participan en la Eucaristía más de
200 personas. En esta celebración se encuentra un número
considerable de jóvenes y de hombres. Sabemos que
estadísticamente, según los habitantes del poblado, es muy bajo.
(Unas cien personas se congregan en las seis o siete capillas de las
diversas sectas que existen en el poblado de Poma). Y continuamos
con la fiesta de la familia o de la parroquia. A excepción de muchos
de Poma, por motivos del mercado, los habitantes de los caseríos con
sus catequistas vienen a la celebración. La programación es muy
sencilla. Antes un grupo de muchachitos adorna el salón de reuniones.
El Padre Arsenio se encarga de la charla, que este año por cierto fue
larga. El tema siempre es el mismo: la familia, la convivencia familiar,
el respeto mutuo, la dignidad de la mujer, la paternidad responsable,
la educación de los hijos, la vida cristiana en la familia, el encuentro y
las relaciones con las familias del poblado… Los niños, por su parte,
tienen sus actividades; los mayores cuando quedan libres también
participan y juegan con los pequeños. También me divertí e hice el
66
La voz de los marginados
payaso... Seguidamente celebramos la Eucaristía. Este año en las
ofrendas presentamos a los niños con sus mamás. Como dato curioso
en este momento de ofrendas se acercaron dos viejecitas a quienes
se les dijo que solamente la presentación era para las mamás y sus
hijos, y nos respondieron: Nosotras hemos criado y cuidado a estas dos
bebitas. Efectivamente, la presentación en el templo en el día de la
Candelaria no solamente se presentan las madres jóvenes con sus
hijos, sino que también se presentan, con su candela bien encendida,
las madres “abuelas” con sus hijitas. El Padre Arsenio siempre tiene
algo guardado para el final. Nos esperaba el momento de la comida
y del baile, y para este gran acontecimiento, porque habrá concurso y
premios para quien mejor lo haga, los hombres debían presentarse
con un ojo pintado y las mujeres con los dos. Me costó terminar la
Eucaristía y dar la bendición. Llegó el momento de la comida y del
baile. El Señor José Coronel nos regaló un torito de más de cien kilos;
las mujeres de la cocina lo prepararon muy bien con sus papitas y
arroz. Colaboró también muy generosamente el matrimonio Lorenzo y
Teodora. Y todos, sentados a la mesa. comieron un buen plato de
arroz con carne y yuca. Muchos repitieron y otros llevaron para sus
casas su buena ración en sus bolsas de plástico. (Lo que no sabemos
cómo llegó aquel guisado a los caseríos después de varias horas de
camino). También hubo un buen vaso de café y torta. El baile estuvo
muy concurrido. También yo di unas cuantas vueltas con las abuelitas,
con la esposa del Señor José Coronel y del Señor Víctor. Consuelo,
Luzbinda y Teodora también bailaron conmigo. Todo fue un
espectáculo. Casi, casi… me dan el premio. Todas querían bailar con
el “Padresito”. Reconozco que lo hice muy bien y faltó poco para
creérmelo.
67
La voz de los marginados
10.- Conclusión.
He leído detenidamente y varias veces estas páginas. De verdad que
me he quedado un poco sorprendido, dudando sobre su
publicación. ¿Miedo? ¿Por qué? ¿Romper estas páginas y que
descansen en la papelera? Me interrogan fuertemente. Desde un
principio he dicho que no quiero asomo alguno de curiosidad;
tampoco llamar la atención sobre la forma de vivir de unos cuantos
pueblos. He vivido con ellos; en sus casas me he sentado a la mesa, y
me han hablado desde su intimidad. He compartido la oración, la
Eucaristía, la vida del Evangelio. Siento y continúo sintiendo su estima y
aprecio. Tampoco quiero ser negativo con estas gentes tan queridas
para mí. Ni puedo ni debo generalizar.
Mis conocimientos sobre el Perú son muy reducidos; conozco sólo una
zona muy pequeña y concreta. De ahí que no pueda calificar a todo
el país de la misma manera. Estos pueblos que conozco, sus gentes,
tienen muchos valores, que posiblemente estén ocultos por los
condicionamientos en que viven y la misma pobreza. Ahora hablan
del poder económico del Perú, de su riqueza en minas de todo tipo,
de su agricultura, pesca y maderas. ¿Toda esta riqueza repercutirá en
beneficio de todos estos pueblos sumidos en la pobreza y miseria? Los
medios de comunicación, las estructuras viarias, la enseñanza, la
sanidad y la vivienda; en general: la justicia, el bien común, ¿tomarán
el rumbo que beneficie al pueblo del Perú? No lo sé. Sí me atrevo a
pensar en el que hacer de la Iglesia, del cristiano. En mis manos tengo
la revista “Concilium” con el tema monográfico de “Ser Cristiano”. Casi
al final viene un artículo de Jon Sobrino. Recojo algunos pensamientos
de su artículo que pueden servir para concluir estas notas sobre mi
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La voz de los marginados
estancia este año en la Amazonía alta y baja del Perú. (Jon Sobrino
habla de la realidad de los pobres de Latino América y
concretamente del Salvador).
Conversión.
S (Ellacuría pidió a la Iglesia y a muchas personas que se hicieran estas
tres preguntas) “¿Qué hemos hecho para que el pueblo esté
crucificado?” “¿Qué vamos a hacer para bajar al pueblo de la cruz?”
“¿Qué hacer para que el pueblo crucificado resucite?” Tres preguntas
que a veces parecen no tener eco ni en el mundo ni en la misma
Iglesia.
La compasión.
S Jesús siempre reaccionó ante los enfermos, posesos, pecadores y
las mujeres. Siempre le caracterizó la misericordia. “La misericordia no
puede quedar reducida a las obras de misericordia, a la caridad.
Existen otras dimensiones como son la lucha por la justicia, el bien
común”. Esta misericordia termina con la cruz. (Son muchos los
ejemplos).
Esperanza.
S “El símbolo por antonomasia en el cristianismo es la resurrección de
Jesús, vida en plenitud y más allá de la muerte”. “La cruz de Jesús
generó esperanza”. Su amor y entrega por todos culminó en vida y
resurrección.
Redención, liberación, salvación.
S “No hay salvación sin efusión de sangre, sin amor, sin entrega…”
(Ellacuría). Esto es lo que hizo Jesús. Debemos recordar a los mártires.
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La voz de los marginados
“Hace falta una actitud personal de entrega de uno mismo”. “Volver a
los pobres, por difícil que sea, es lo más importante que puede y debe
hacer la Iglesia”.
Chavales en la Cieneguilla
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La voz de los marginados
11.- Epílogo. Preguntas desde la calle.
Alfonso, he leído detenidamente tu libro, también el anterior, “Con los
marginados, algo más que una crónica”. Si me permites, te hago unas
cuantas preguntas.
1.- ¿Por qué has ido todos estos años en el mes de julio o agosto al
Perú?
En el año 1999 el Equipo Misionero Redentorista organizó con su
Obispo la misión de la Diócesis de Chachapoyas. El encargado, el
Padre Pedro López, me invitó; en ese momento yo estaba de Párroco y
Superior de la Comunidad de Sevilla. Al principio no me parecía bien
dejar la Parroquia y la Comunidad durante dos meses largos. Consulté
a la Comunidad, y todos consideraron oportuno y bueno que me
fuera a las misiones con el Equipo Redentorista. Acepté la misión. Por
supuesto que no sabía lo que me aguardaba. Había estado tres años
en Venezuela, pero salí muy poco a nuestras misiones; el Padre
Clemente Aparicio, Viceprovincial en aquel momento, me mandó a
estudiar Psicología a la Universidad. Por eso mi experiencia como
misionero fue limitada y no sabía lo que era la misión. En el primer libro
ya expresé cómo trascurrieron aquellos meses. Estuvieron llenos de
gozo, de entusiasmo, aunque no faltó el dolor y sufrimiento. ¿Por qué
he vuelto estos años? Desde el principio comprendí que existía un
campo hermoso y amplísimo donde trabajar, y era el de los propios
catequistas. En ellos centré mi atención. Sin duda alguna ellos son la
fuerza de aquellas comunidades. Si faltan ellos se termina la
evangelización. Allí no hay sacerdote y misioneros. Los catequistas son
los que mantienen la lámpara encendida de la fe en los caseríos y
71
La voz de los marginados
poblados lejanos. Y así lo he visto durante todos estos años.
Precisamente en los catequistas es donde debemos poner todo
nuestro empeño. También me han obligado a ir las mismas
comunidades cristianas; gente buena, sencilla, que merece nuestro
apoyo y solidaridad, aunque sólo sea por unos cuantos días. Siempre
me ha impresionado y conmovido su pobreza y, en muchas
ocasiones, la miseria en la que viven. Este es el motivo fundamental.
Pero no todo ha sido fácil con preparar las maletas y los cuadernillos
para los cursillos. Existen otras dificultades tentadoras, no las voy a
expresar, que casi, casi, uno se siente inclinado a abandonar todos los
proyectos programados y ya preparados. Felizmente, todo ha llegado
a buen término.
2.- Escribiste un libro y ahora vas a presentar otro, bueno, tú le
llamas cuadernillo. ¿Qué pretendes?
Sí, son algunas páginas, unas notas nada más. No tengo intención
alguna de publicidad; pretendo que las comunidades cristianas
donde he estado de Párroco, y me conocen muy bien, estén en
comunión con aquellas gentes, hermanos en la fe. Creo que a veces
olvidamos en nuestra pastoral esta dimensión universal de la Iglesia. Es
verdad que existen campañas muy importantes durante el año,
como son el Domund, Manos Unidas, Cáritas y otras muchas que nos
abren al mundo pobre y necesitado. Pese a todo, es necesario centrar
la atención en temas muy concretos, como las misiones cercanas. Mi
experiencia es que las parroquias vibran ante algo real y urgente.
Responden muy bien a la llamada. Muchas de las personas, por no
decir todas, que normalmente participan en nuestras celebraciones
diarias o dominicales tienen una voluntad de oro. Aún así les falta el
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La voz de los marginados
conocimiento de todas estas comunidades de cristianos que viven
esparcidos por el mundo en situaciones de pobreza, y con un gran
espíritu cristiano. Estas comunidades no tienen Misa diaria, y la mayoría
de los caseríos una vez al año o cada dos. Estos cristianos no
cuestionan si comulgar o no comulgar en la mano, y otros gestos que
no preciso mencionar. Debemos conocer a estos hermanos nuestros,
vivir en comunión con ellos; forman también parte como nosotros de
la Iglesia de Jesús. Este es el motivo, y no otro, por el cual he escrito
estas páginas. Así mis amigos y hermanos de la parroquia serán
conocedores de lo que hacemos en la misión del Perú. Todos estos
años al despedirme de ellos y celebrar la Eucaristía y o en otras
reuniones de la misión, siempre les hablo e inculco vivir mutuamente
en comunión.
3.- En tu libro, ya en el anterior como en éste, existen páginas muy
fuertes. A veces me dan la sensación de ser un poco negativas o
exageradas. Perdona. ¿Qué intentas manifestar de esa manera?
Te cuento. Hace meses me acerqué aquí en Zaragoza a la Cope; me
hicieron una entrevista sencilla con ocasión del rastrillo y de la novena
del Perpetuo Socorro. En la salita de espera, encima de la mesa, me
encontré, por casualidad, con un folleto sobre el Perú. Empiezo a leer y
muy inesperadamente me encuentro con el tema del tráfico de
niños y el abuso sexual de menores. Se me quedó grabado.
Efectivamente. Conozco bastante bien esa realidad que veía
publicada y acababa de de leer. A partir de aquí, me propuse este
año visitar más los hogares, hablar con la gente. Además, siempre ha
sido mi propósito y deseo; reconozco también que no he podido
cumplirlo conforme a mis deseos. Este año sí que me he acercado a
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La voz de los marginados
la realidad de estos rincones peruanos. La gente sangra de dolor; los
hogares están destrozados; y no relato en estas páginas otras muchas
escenas porque yo mismo no me atrevo, ni acertaría a describirlas.
Me han dicho que circula por ahí una película donde cuenta todo
esto. No soy negativo ni catastrofista. También veo a las gentes
sencillas, buenas, cercanas y generosas. Cuántos hombres y mujeres
buenos nos acompañan y acogen en nuestras tareas pastorales. Los
aprecio a todos ellos. He de puntualizar también que si existen muchas
“pobrezas” detestables es por causa de la pobreza material en la que
viven; en otras condiciones de vida fácilmente su conducta sería bien
distinta.
4.- ¿No habéis pensado alguna vez en promocionar en los caseríos
alguna obra social? Me hablas de vuestra labor con los catequistas,
de las Asambleas Familiares Cristianas que tenéis formadas en
todos los caseríos… Y, ¿las obras sociales?
Te diré. Nuestros recursos económicos son muy escasos. Desde la
Parroquia de Zaragoza atendemos el comedor de la Virgen del Pilar
del barrio de Santa Anita de Lima. Hemos puesto el techo de unas
cuantas viviendas de los Aguarunos; también el techo con calamina
de algunas capillas. Hemos comprado colchones para que puedan
dormir en mejores condiciones los catequistas cuando vienen al
cursillo, platos y vasos (anteriormente eran de plástico, estaban
rayados, negros, sucios…). Hemos hecho unas cuantas mesas y
bancos para el salón parroquial y arreglado la cocina para que los
catequistas puedan hacer su “zancocho” de arroz, papas, yuca….
Durante los días del cursillo damos de comer a los catequistas, y les
llevamos a los Aguarunos unos sacos de arroz, y a otras muchas
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La voz de los marginados
familias algo de ropa. Se habló con alguien para hacer unos pozos
donde viven los Aguarunos. Prometieron mucho y no se ha realizado
nada. Se habló también con un matrimonio, él es médico, y con otros
matrimonios, para hacer unos cursillos con la gente de Poma y
caseríos; todo ha quedado en buenas intenciones. Vuelvo a repetir
que vemos serías dificultades, como el tiempo, la continuidad, los
medios económicos…
5.- ¿Tienes intención de volver otra vez?
Como sabes me acompaña el Padre Arsenio, o yo le acompaño a él.
El Padre Arsenio es incansable. Este año regresó de Honduras y a los
cuatro días ya estaba en el Perú después de una misión muy dura. De
verdad, él es el alma de todo. Pues bien. Muchas veces desde los
primeros años de presencia en estas comunidades nos hemos
planteado si merecía la pena o no volver cada año a realizar esta
misión. No más de un mes podíamos permanecer de misión en el
Perú. Las dificultades eran varias, y entre otras el capítulo económico…
Esto mismo se lo he manifestado a los catequistas, más bien para
estimularlos al trabajo y empeño. En otra ocasión, creo que ya lo he
manifestado, hablando con la Hermana Carmen, gallega, de las
religiosas Doroteas, que lleva muchos años en el Perú, le comentaba
las diversas razones y dificultades. Su respuesta fue inmediata. ¿Quién
viene de Europa, de España, o quién les escribe una carta de la
Iglesia, de su Obispo a estas pobres gentes? ¿Quién las visita? Puede
ser que vosotros no os deis cuenta, pero ellos se sienten muy felices
con vuestra presencia, más todavía, sienten que los estimáis y
recordáis, y que son importantes para la vida de la Iglesia. Pienso,
decía la Hermana Carmen, que vuestra labor y presencia son muy
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La voz de los marginados
importantes. A partir de esta reflexión que frecuentemente hemos
contrastado, vimos desde hace años que sería muy bueno que seis
misioneros nos desplazáramos un mes o mes y medio a aquella zona
con el propósito de misionarla con más calma. Esto es un poco difícil.
Necesitamos personal, medios, dinero… ¡Cuánto me gustaría realizar
este sueño! Por otra parte personalmente ya no estoy en condiciones
de andar por aquellos caminos y me siento incapaz de decidir. Me
duele, no obstante, dejar aquellas gentes, a los catequistas que
trabajan con tanto entusiasmo, a las comunidades cristianas tantas
veces visitadas y con las que he celebrado la Eucaristía y compartido
dolor, alegría y esperanza. Es muy difícil, por no decir imposible,
olvidarse de ellas.
6.- Mi pregunta no va directamente sobre las misiones de la
Amazonía peruana, pero creo que está relacionada con las
misiones. En la pastoral parroquial ves como algo importante y casi
imprescindible la relación de las misiones con la parroquia.
Creo en la pastoral parroquial. Llevo muchos años trabajando en la
parroquia, estructura muy válida. No es el momento para analizar las
muchas posibilidades que se ofrecen en la parroquia para anunciar el
Evangelio de Jesús, aunque haya que cambiar las estructuras dentro
de la parroquia. Aunque creo que es mucho más importante cambiar
la mentalidad de los que estamos dentro de la parroquia; me refiero a
los presbíteros. (Lo expreso con perdón y delicadeza. Muchos pueden
hablar más y mejor). Se hacen muchas cosas y se dicen muchas más
que apenas tienen sentido, y no tienen nada que ver con el Evangelio.
De esto no hablo; ya dije que no era el momento. Pero si creo que es
muy importante meter dentro del corazón de la pastoral parroquial el
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La voz de los marginados
sentido de las misiones, de proclamar el Evangelio a los pobres en el
tercer mundo. Personalmente no me convence cuando dicen que
aquí hay mucho que hacer, y por consiguiente no hay que pensar en
los otros. Es verdad que aquí tenemos un campo amplísimo de
trabajo, lo cual no excluye que abramos los ojos y miremos al mundo
entero, y muy especialmente a los pobres que carecen de todos los
medios y también de sacerdotes misioneros. La pastoral parroquial
necesita de las misiones del tercer mundo, y las misiones necesitan de
la parroquia.
7.- Mi última pregunta y a modo de curiosidad.
¿Nos puedes
presentar el esquema de trabajo que has desarrollado este año
con los catequistas y animadores de las Asambleas Familiares
Cristianas?
Me encanta tu propuesta, aunque más o menos ya expuse la
programación en el último encuentro con los catequistas. Repito las
mismas ideas de una forma breve. Desde el principio el programa
estaba enfocado sobre el “Año de la Fe” y “La Nueva Evangelización”.
Aquellas comunidades cristianas, dentro de su pobreza y sus
tradiciones, -son vírgenes-, tienen la frescura de la receptividad y
acogen con gran naturalidad y casi sin prejuicios la novedad del
Evangelio. Se les puede hablar de Dios dentro de la historia de la
salvación, de su amor creador y misericordioso con el pueblo, con la
humanidad; de su alianza, fiel y para siempre, sellada con Cristo
Jesús. Ahora Jesús nos revela al Padre, es el rostro de Dios. En Jesús, en
sus parábolas, milagros, en su proclamación del Reino de Dios, se
revela en plenitud el amor de Dios para con la humanidad pobre y
necesitada de salvación. Jesús nos revela la misericordia infinita del
Padre para con la humanidad tantas veces descarriada. Dios es amor
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La voz de los marginados
y Jesús nos lo revela hasta su entrega total por la humanidad. Este es
ahora el camino del cristiano: Seguir a Jesús en amor, entrega y
servicio por los hermanos. Es verdad que aquellas comunidades
cristianas están muchas veces salpicadas por una lectura literal de la
Sagrada Escritura. Les encanta leer la Palabra de Dios. Cuantas veces
presentan dificultades desde la lectura del Apocalipsis. Con una
palabra quedan tranquilos pero vuelven a caer en una doble o triple
caída, si la dificultad se la presenta algún dirigente de las sectas. Sin
embargo, creo, que estas comunidades son receptivas, y el esquema
de trabajo que se les ha dado es muy positivo para ellas. Sería mejor
acompañarlas de cerca. Los animadores de las Asambleas Familiares
Cristianas recibieron el mismo esquema de formación, más
temario y
el
explicación para las reuniones de todo el año, las
Bienaventuranzas.
Celebrando la eucaristia en los caserios
78
La voz de los marginados
12. Una carta de última hora.
Querido Padre Alfonso:
Primero, gracias por hacerme partícipe de su borrador, segunda
parte, de su libro LA VOZ DE LOS MARGINADOS –A LA LUZ DE UNA
ENCUESTA.
Sinceramente –como hoy se dice- estoy que alucino. Leí bien
despacio, con puntos y comas, CON LOS MARGINADOS. A parte de
creerme todo
gocé y sufrí lo tan no fácil de describir. Entendí
perfectamente el subtítulo “detrás de unas encuestas”.
Hoy me encuentro con el borrador de un segundo libro, o segunda
parte del primero. ¡Qué encuesta a los Catequistas, y sobre todo, qué
respuestas de los mismos Catequistas! ¡Para echarse a llorar! Ahora
entiendo que haya repetido unas cuantas veces el viaje al Perú, y muy
concretamente a aquellos poblados o caseríos, desconocidos al
completo en los mapas de Europa, y especialmente de España y los
cristianos españoles. Y luego repetimos hasta la saciedad que desde
aquí, con las diversas jornadas solidarias, damos de comer al
hambriento y vestimos al desnudo…
Por favor, deseche esos miedos y temores de publicar esas páginas.
Más claridad y mejor mensaje no puede brotar de un corazón
misionero hasta la médula. Todos, creyentes o no, cristianos o
sectarios, necesitamos conocer al vivo y en directo las vidas y
situaciones de personas y seres humanos como nosotros. Sus páginas
me han hecho reflexionar más de lo que pueda imaginarse. Son
Evangelio puro, creíble, a la vez que demoledor para los que decimos
79
La voz de los marginados
tener fe. Seguro que, como a mí, esa segunda parte de su libro,
ayudará a reflexionar a sus parroquianos de las distintas parroquias de
España, que ha dirigido, y a cuantos tengan la fortuna de tener en su
manos LA VOZ DE LOS MARGINADOS o el título que estime más
oportuno.
¡Enhorabuena! El éxito ya está conseguido con la decisión de publicar
la “voz” de tantos hermanos nuestros, que sufren a diario tan
inimaginable calvario…
Desde el Mar Menor
A.J. Andreu Murcia
80
La voz de los marginados
81
isión
Muchas veces he recorrido
caseríos de la Amazonía alta y
selvática baja del Perú; y siempre
con el firme propósito de entrar
en aquellos hogares, hablar con
las familias, acercándome lo
más posible a sus vidas. Mi
intención, está claro, ha sido
llevarles una palabra, un gesto de
amistad y cercanía, y
permanecer en comunión con
ellos aunque sólo fuera por unos
momentos, horas o días. Hacerse
solidario con ellos resulta un poco
difícil; ¿cuál sería el fruto con mi
visita? Aquí caben muchos
interrogantes. Yo les puedo
aportar mi vida humana, y el
Evangelio como sacerdote y
misionero Redentorista.

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