Desarrollo inmunológico. El eje entero-mamario.
Transcripción
Desarrollo inmunológico. El eje entero-mamario.
CAALMA 2/13/08 12:20 AM Page 30 Curso avanzado de apoyo a la lactancia materna 30 uso de la alimentación al seno materno. Esas ventajas incluyen beneficios en la salud, nutrición, respuesta inmunológica, crecimiento y desarrollo, aspectos psicológicos, sociales, económicos y ambientales. Diversas investigaciones en países desarrollados y en vías de desarrollo han proporcionado evidencia de que la alimentación con leche maternal disminuye la incidencia y/o gravedad de numerosas enfermedades infecciosas, incluyendo meningitis bacteriana, bacteremia, diarrea, infección del aparato respiratorio, enterocolitis necrosante, otitis media, infección urinaria, etc. Lo que se refleja en una reducción de la tasa de mortalidad infantil en los niños alimentados al seno materno2, 3. Otros trabajos sugieren que puede haber una disminución en la tasa de muerte súbita infantil en el primer año de vida, de la incidencia de diabetes mellitus, dependiente y no dependiente de insulina, leucemia, linfoma, enfermedad de Hodgkin, obesidad e hipercolesterolemia2. Además, una revisión sistemática reciente concluyó que la leche materna protege a los lactantes del desarrollo de enfermedades atópicas (eccema, alergia alimentaria y respiratoria), particularmente si existe historia familiar de atopia.4 Otros estudios epidemiológicos han asociado a la leche materna con una reducción en la incidencia de enfermedades con fondo inmunológico, por ejemplo enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria del intestino, artritis reumatoide y esclerosis múltiple5, 6. Desarrollo inmunológico. El sistema inmunológico del niño se desarrolla durante la vida fetal, pero no madura completamente hasta los 2 años de vida, por lo que algunas citocinas tienen niveles bajos, los fagocitos pueden ser insuficientes y su función es incompleta. El mayor estímulo para su maduración es la exposición a la flora que coloniza el intesti- no. Es obvio que el neonato necesita de ayuda materna para su protección inmediata, para la colonización con la flora intestinal de la madre y para la construcción a largo plazo de su propio sistema de defensa, esta ayuda la recibe a través de la placenta y por la leche materna, dos claros ejemplos de la inmunidad pasiva natural, una de IgG y otra de IgA7. El transporte activo transplacentario de IgG de la madre al feto hace que al momento de nacer el neonato de término tenga el 90% de la concentración de IgG que tiene su madre. Estos anticuerpos confieren inmunidad durante los primeros meses de vida. Se ligan a los patógenos presentes en las mucosas, tejidos y sangre, a partir de lo cual son capaces de activar al complemento y a los neutrófilos, produciendo una reacción inflamatoria que conlleva consumo de energía y daño tisular, de tal modo que las infecciones frecuentes pueden dificultar el crecimiento, a causa del gasto energético7, 8. El eje entero-mamario. Los linfocitos emigran desde los tejidos linfoides y placas de Peyer intestinales a las glándulas mamarias de la madre lactante, donde producen una gran cantidad de IgA de secreción (IgAs), lo que brinda protección contra microbios y proteínas alimentarias que la madre tiene en el intestino, de tal modo que estos elementos no causan problemas al lactante. La IgAs bloquea la unión de los patógenos a las superficies mucosas, especialmente del intestino. Este sistema no promueve inflamación ya que no activa complemento, por lo tanto no consume energía, es un sistema de evitación de antígeno, eficaz para E. coli, Campilobacter, Vibrio cólera, Shigella y G. lamblia. Diversos estudios han demostrado que los antígenos (bacteria, virus, etc.) que son ingeridos por las madres que lactan a sus hijos, son capturados por un grupo de células intestinales altamente especializadas,